The Lying Game |One Direction|

Desde hace unos días, nuestras cámaras han estado captado fotos de la cantante country Taylor Swift junto con Harry Styles, miembro de la boy–band inglesa del momento. Fuentes cercanas a Swift rumoreaban un posible romance, pero no había pruebas concluyentes que lo demostraran hasta ahora.
Harry y Taylor han sido vistos besándose ayer por la tarde, y hoy, mediante una conferencia de prensa, la cantante country ha afirmado lo que todos ya sospechábamos: “Somos novios. Aun nos estamos conociendo, pero tenemos mucha confianza el uno en el otro y cada momento que pasamos juntos es mágico.”
Y cuando una de nuestras periodistas le preguntó a Swift sobre su relación con los miembros de One Direction, ésta contestó: “Hasta ahora solo me he visto con Niall, Zayn, Liam, sus respectivas novias y Libby. Aunque al principio fue un poco incómodo por la pronta noticia, todos me recibieron con los brazos abiertos. Lo único que hicieron Libby y Harry toda la noche de las presentaciones fue intentar hacerme sentir cómoda.”
– Lo asesinaré.
– Libby…
– Tiraré su cuerpo al río y nunca nadie lo encontrará – sujeto el control en mi mano izquierda y pulso el botón de apagado con fuerza – ¡Maldito hijo de puta! ¡Estúpido aprovechador de personas! ¡Vulgar...!
Emma tapa mi boca con un pedazo de cinta de embalar y posa sos verdosos ojos llenos de preocupación sobre los míos. Sus uñas de clavan en mis hombros mientras me zarandea de un lado al otro.
– Lib, cálmate. Esto no es la gran cosa, ya sabías que pasaría. A la chica le caíste bien, ¿Qué hay de malo en ello?
Le respondo, pero de mi boca no salen más que gruñidos consecuentes de la cinta. Intento quitármela y me arranco unos cuantos pelos en el proceso.
Grito el nombre de Styles seguido de una blasfemia. Ya ni siquiera sé a quién culpo.
– Lo odio, Emma, ¡Lo odio!
La rubia no hace más que cruzarse los brazos y esperar a que se me pase la rabieta. En momentos como estos deseo que su mellizo, Tyler, esté aquí para consolarme y animarme a sacar todo de adentro. Él sabe que decir y hacer en cada ocasión que se le presenta; mientras que Emma, en cambio, es más pacífica e intenta evitar las peleas a toda costa.
– ¿Qué son esos gritos?
Me doy vuelta, encontrándome con un Niall medio desnudo – con tan solo una toalla sobre su parte íntima – en el marco de mi habitación. Zayn está detrás de él; lleva un delantal de cocina en su cuerpo y huele a especias y pan recién horneado.
Emma agacha la cabeza, intentando que ninguno de los recién llegados note sus mejillas al rojo vivo. A diferencia de su hermano, es bastante inocente y el género opuesto puede llegar a intimidarla.
– ¡Swift habló de mí en televisión!
Malik y Horan intercambian miradas. La expresión de sus rostros me hace preguntar si no tienen algo que ver con esto. Es una idea estúpida y algo paranoica, pero no puedo quitármela de la cabeza. “¿Qué tal sí…?”
Lo descarto, debo hacerlo. No puedo desconfiar de dos personas que, desde que he llegado, no han hecho más que encargarse de mí y cuidarme como si fuera una de sus hermanas. Toda esta semana se han quedado conmigo, tanto por la tarde como por la noche, ¿Y tengo la osadía de pensar mal de ellos?
– Libby, tranquila – el moreno se acerca unos cuantos pasos para hablar rostro contra rostro –. No puedes culpar a Harry. Tú sola te ganaste el aprecio de Taylor, él no tiene nada que ver en esto.
– ¿Y tú cómo sabes que culpo a Styles, eh?
– ¡Maldito hijo de puta! ¡Lo odio, Emma, lo odio! – imita el ojiazul. Su voz sale más chillona de lo normal e intenta asemejarse a mi tono; sin éxito, claro – No creo que con «hijo de puta» te refieras a Taylor.
Llevo los brazos a mi pecho, cruzándolos, y le lanzo una mirada de odio a cada uno. Me tiro sobre el enredón de mi cama, apoyando la espalda sobre el mullido colchón de agua que Tyler me regaló hace unas tres o cuatro semanas.
Momentos como estos me hacen extrañar a la abuela Lara. Fuera el momento que fuese y bajo cualquier circunstancia, ella tenía la frase justa que resolvía todos tus problemas. Es una verdadera lástima que haya fallecido, puesto que, aparte de Eleanor, era la única en la familia que realmente se interesaba en mí. Mamá y papá la odiaban, así que no la veíamos mucho; pero las pocas visitas a escondidas que nos obsequiaba eran regalos para el alma.
– Extraño a Lara.
– ¿Lara?
– Su abuela – Emma se sienta en un costado de la cama y comienza a acariciar mi cabello con sus pálidas manos –. Tal vez no sea tan inteligente como lo fue ella, pero estoy lo suficientemente cuerda como para decirte que esto no vale tu odio y enojo.
La miro. Me pregunto cómo es que ha sacado la valentía para hablar en frente de los chicos. Ella nunca lo ha hecho. Tan solo ha cruzado alguna que otra palabra con Louis y, en menor medida, con Liam.
Supongo que esta es una de las características que la asemeja con su mellizo: puede llegar a vencer hasta su más temible miedo con tal de hacer sentir mejor al prójimo. La maldad y la avaricia no circulan por los genes Marshall.
Exhalo, respiro. Doy dos caladas más de aire hasta que consigo tranquilizarme. Quiero asesinarlos – tanto a él como a ella –, darles una muerte lenta y tortuosa; pero sé que luego de la venganza me sentiré fría y vacía. Debo dejarlos con vida solo para recordarme que hay peores personas que yo en el mundo. Tal vez, incluso, consigan levantarme el autoestima.
– Necesito pensar en otra cosa. Lo que sea.
– ¡Al cine!
Le fulmino con la mirada nuevamente, esperando a que se dé cuenta de la estupidez que ha dicho. ¿Al cine? ¿En serio? Horan puede llegar a ser bastante inocente cuando se lo propone. No podríamos caminar más de dos cuadras sin que los camarógrafos o las fans se nos tiraran encima. Eso sin contar, por supuesto, el gran desfile mediático que haríamos las siguientes dos semanas por todos los canales televisivos.
– ¿Maratón de películas en casa?
Buena idea, Malik.