The adventures of Louis: Retrive the wings. [Louis Tomlinson]

Ficha

Y fue enviado con un solo objetivo... Recuperar las alas.

¿Qué es lo primero que la gente piensa cuando se desatan catástrofes naturales?
“Dios está enojado”
¿Y si eso sea cierto? ¿Qué o quién ha hecho que Dios se haya enojado de tal manera?
Quizá sea que la gente ha dejado de amarlo, y por ello se matan entre sí. O que los diablos ataquen la tierra y hagan que los humanos no se comporten de buena manera. Y, por qué no, los ángeles incumpliendo las reglas del Señor.
Normalmente lo último no sucede con frecuencia allí; pero cuando Louis Tomlinson hace enojar al barba, todo allá arriba se pone de cabeza, logrando sacar de quicio a Dios y provocando una gran revolución.

Los actos vandálicos y la rebeldía de este muchacho se acaban cuando los ángeles que quieren vivir en paz su nueva vida en el cielo se ponen de acuerdo en eliminar violentamente a Louis del reino de Dios.
Obviamente, Dios ni ningún miembro de la corte suprema “PHES” permitieron que tal cosa se realice, mandando a votación una solución para que el ángel Tomlinson deje de lado la rebeldía. ¡Es que ya nadie soportaba sus engaños y bromas pesadas!
Fue por esa razón, que lo han enviado a la tierra. Y junto a él, una misión que debía cumplir si quería volver al cielo.

Mayoritariamente, dejar confundida a una persona es mucho mejor que explicar el tema.

Encerrado.

Además de defraudado por toda la gente. Vecinos, y hasta personas que alguna vez llegué a llamar amigos. El veredicto del señor estaba a la espera, la corte estaba definiendo mi estado, y determinando si mi situación era tal como para llegar al punto de encerrarme. Quizá de por vida, o quizá sólo por unos días. Y ya era tanto que sentía el odio de la gente en mí.

Al fín y al cabo, solo tengo veintiún años de vida. La diversión forma parte de mi vida, y aún la palabra madurez no se encuentra en mi diccionario.

Sin embargo, la mayoría de la gente que entra por la puerta de oro a lo que es llamado “Palacio”, no lo ve de esa manera. Son personas mayores de cincuenta años, y muy pocas veces encuentras a alguien con tu misma edad rondando por este ameno lugar.

Pero, a los pocos que había encontrado, decidieron no meterse en problemas y al preguntarle la gente sobre mí, responderles “No lo conozco”. Imbéciles.

Pese a eso, me sentía bien. Aquí no había críticas, ni tampoco maldad o violencia. Claro, siempre y cuando el que concepto de maldad tengas. Porque aquí, maldad significa hacer unas insignificantes bromas.

Pero, los que no saben mi historia se atreven a hablar así: Morí en la cuna. No tuve ni tiempo ni nada de hacer amigos, ni que me eduquen, ya que aquí nadie se tomó la molestia de hacerlo. No tuve tiempo de divertirme ni de jugar. No pude.

No obstante, no era rencoroso. Creía que esas personas eran... ¿Aburridas? No, más bien... Envidiosas. Creía que todo tiene un porqué en la vida, y que cada uno tiene sus propios problemas.

Pero, no importaba que, los quería y amaba a todos. Son mis hermanos, son mis vecinos, son las personas con las que crecí y a las que querré durante toda la vida, aunque me lastimasen.


Al fín, los jueces salieron. Una carta en mano llevaban, y adornando el momento, caras serias. Lo mejor, sin lugar a dudas.

—Y a fín de cuentas, se ha decidido que el ángel Louis William Tomlinson Lewis, no irá a la cárcel.—Se pudo oír un largo murmullo, en objeción.—Pero, tranquilidad, tampoco se quedará en el cielo.—Y allí ya no sabía qué hacer. ¿A dónde me llevarían?— Sin alas, el ya nombrado viajará a la tierra con una sola misión: Recuperar las alas. Y, junto a ello, experimentar el amor. Pero una persona en especial deberá hacerle experimentar aquella sensación: Lena Thomas. Chico, solo puedo decir suerte, y que peor condena no te pudimos haber puesto, ya que en el final de esto, deberás elegir entre Ella, o el cielo.

Y sin más, se retiró del lugar, dejándome a mí junto a los guardias, que me llevaban hacia la puerta, y a la gente, muda.