Dos desconocidos en Londres (Liam Payne) (OS)

por **Nialler's wife** Vie 15 Nov 2013, 1:20 pm

Nombre: Dos desconocidos en Londres.
Autor: Yo, Rebecca Insfrán :)
Adaptación: No.
Género: Romance.
Advertencias: Ninguna.
Otras páginas: sí, en wattpad :) http://www.wattpad.com/29551835-dos-desconocidos-en-londres-imagina-de-liam

Dos desconocidos en Londres.

Una morena caminaba de prisa por una concurrida calle de Londres, muchas personas alrededor suyo, ajenos a lo que esa hermosa chica de ojos negros le sucedía.

Él volvió a pasarse con ella, volvió a tocarla como si fuese de su propiedad, volvió a tocarla como si fuese una puta de alguna esquina nocturna, volvió a tocarla como si fuera su mujer, y no su hija biológica.

La morena ya no soportaba el dolor, y el asco que sentía. Escapó, sin rumbo alguno, alejándose de esa bestia que tenía por padre.

“Nunca volveré, no puedo volver” pensó la morena, mientras lloraba en silencio.

Iba distraída, sorbiéndose la nariz y llevando sus manos a la cara cada vez que una lágrima se escapaba, no notó al chico castaño que venía en su misma dirección, también distraído con su móvil.

Iban a chocarse, era algo inevitable.

Y sucedió.

El móvil del muchacho cayó estrepitosamente al suelo, el castaño miró de su móvil, que yacía en el suelo, a la muchacha, que lloraba aún más. El celular estaba destruido, el chico lo sabía, más no blasfemó, sólo atinó a suspirar pesadamente.

-Lo –sollozó –siento… mucho –lloró la morena.

-Hey –dijo el muchacho acariciándole los brazos.

Ese pequeño gesto, a la morena le llenó de asco, el mínimo contacto, y le recordaba a él.

Se soltó del castaño casi con demasiada violencia.

-Está bien –dijo el muchacho confundido –compraré un nuevo móvil, tranquila, ¿si?

Ella asintió mirando el suelo.

- ¿Estás bien? –se atrevió a preguntar el chico.

Ella negó con la cabeza muy lentamente y sollozó una vez más.

- ¿Qué pasa? –examinó el castaño preocupado, pues la chica no se calmaba, a pesar de que no la conocía nada, podía apostar su casa a que lo que fuera que le sucedía a la morena, era algo serio.

Y el castaño no podía dejarla así sin más.

- Hey, ¿quieres un café? –preguntó el chico a la morena que no lo miraba a la cara.

Ella tenía hambre, moría de hambre, pero no iba a dejar que otro hombre se aprovechara de ella, si su propio padre no dudó en hacerle daño, ¿por qué sería diferente este completo extraño?

Negó fieramente con la cabeza y comenzó a alejarse del extraño.

El chico, que no se daba por vencido, empezó a caminar tras la chica, que al sentirlo cerca, empezó a correr, y se metió a un callejón.

El castaño la siguió e ingresó al callejón, la vio ahí tan indefensa y con miedo que se le achicó el corazón.

Alguien le hizo daño, y eso le dolía… aunque aún no sabía bien por qué.

La morena debía ingeniar un plan para escapar de ahí… sin mayores daños.

Trató de pasarle, pero el chico fue más rápido y se puso en su camino. Ella entonces lo golpeó en el estómago muy fuerte, el chico gruñó y luego empezó a reír.

-Eres buena –dijo en tono alegre.

-Aléjate de mí –medio rugió, medio suplicó la morena.

Tenía los ojos llorosos, y eso al chico castaño le rompía el alma… seguía sin entender por qué razón.

-Escúchame –rogó el chico –no sé quién te lastimó o asustó tanto –dijo el castaño –pero yo quiero ayudarte… déjame ayudarte –pidió.

Ella sentía el peso de sus palabras, no entendía por qué pero sentía que decía la verdad, era estúpido, desde todo punto de vista.

Ella tenía que salir de ahí.

Intentó una vez más pasarle, pero falló miserablemente, ya que el castaño logró acorralarle por la pared, y le agarró del mentón, levantándole la cara, haciendo que sus ojos se conectaran, mirándose ambos a los ojos con una intensidad increíble para ser dos jóvenes que nunca se habían visto en la vida.

Ella miró los ojos cafés del chico que la tenía acorralada, con tanto odio y miedo, que el chico sintió que hizo algo mal… hizo todo mal.

-No me… toques –imploró la chica –no me hagas daño –rogó entre llanto –no me…

-Oh, Dios mío –expresó el castaño alejándose.

Entonces el chico entendió. Ella no quería que se le toque… porque alguien ya le había tocado.

Reprimió las náuseas, y la rabia, porque le causaba rabia.

-Oh… no… espera, yo no quería eso –explicó el chico –yo no quería tocarte… no –dijo buscando sus ojos.

La morena miraba el suelo, mientras se abrazaba a sí misma. Se sentía sucia, sucia por todos lados.

- ¿Quién te tocó? –demandó.

Silencio.

- ¿Quién fue? –indagó.

Más silencio.

-¿Quién? Dime y lo mataré –bramó.

Ella levantó un poco la cabeza, dejando entrever su nariz roja y los ojos hinchados.

-No te importa –soltó.

El chico abrió los ojos y la miró con la boca abierta. Le respondió, eso era bueno, no está tan rota por lo menos. Algo rota, pero no tanto.

-Con todo respeto, no estaría aquí si no me importase –respondió.

-No me conoces, no te importa mi vida.

-Bueno –dijo estirando la mano hacia la morena –soy Liam, ¿y tú eres?

Ella miro su mano, más no la agarró.

-No te diré mi nombre.

-Es un gusto “No te diré mi nombre”, es usted encantadora –dijo con una sonrisa.

Ella casi sonrió, casi.

-Acéptame un café, por favor –dijo el chico.

La muchacha meditó unos segundos hasta que decidió acompañarlo a un barcito cercano de donde se encontraban.

Una vez sentados, y taza en mano, los muchachos se pusieron a platicar de cosa triviales, en realidad sólo Liam decía cosas y la muchacha asentía o ponía una pequeña sonrisa en su cara, dándole a entender que lo estaba escuchando.

Pero Liam no quería hablar del tráfico de Londres, o del clima. El castaño quería saber qué, exactamente, sucedió con esa morena.

- ¿Me puedes contar qué te pasó? –demandó Liam.

La morena lo miró a la cara abiertamente, luego apartó el rostro mirando hacia la entrada del barcito. Se había tensado, Liam pudo notar cómo apretaba la mesa tan fuerte, que los nudillos se le volvieron blancos.

No quería incomodarla, pero necesitaba saber qué le pasó, y quién fue el responsable de inyectarle tanto miedo en la mirada.

-No –respondió la morena.

- ¿Por qué? –insistió el castaño.

-No –dijo solamente la chica, que empezaba a llorar nuevamente.

Liam casi se desesperó. Le molestaba ver a una chica así de vulnerable. Se levantó rápidamente y se acercó a la muchacha para abrazarla. La rodeó suavemente con ambos brazos y le acarició el cabello negro.

Ella se tensó aún más y empezó a respirar aceleradamente, como si no tuviese suficiente aire, como si Liam se lo estuviese robando.

El chico la miró apenado. Y se apartó.

-No quería… -dijo achicándose.

Ella levantó la vista y se encontró de lleno con los ojos cafés de ese desconocido que la miraba lleno de preocupación. Aún respiraba aceleradamente, aunque trataba de estar calma.

-Quiero que me acompañes a mi casa –ella lo miró aterrorizada, pero antes de que diga algo, Liam prosiguió. –No te haré nada, lo juro.

-No –dijo ella.

- ¿Sabes otro monosílabo aparte de “no”? ¿Qué tal “sí”?, ¿eh? –dijo divertido el castaño.

Ella sonrió.

Un castaño salió de un barcito el Londres, caminando con una morena, en dirección a calle abajo.

El muchacho se dirigió a una motocicleta, la chica miraba embobada como el castaño hacía arrancar la máquina y se acercaba a ella.

- ¿Te subes? –preguntó el chico.

-Caeré y moriré –replicó la negativa morena.

-No dejaré que eso te pase –contestó el castaño mirándola intensamente a los ojos.

Ella le sostuvo la mirada hasta que no pudo más con tanta intensidad, era algo increíble, se podía palpar en el aire una corriente de energía que parecía provenir de ambos chicos, una energía que chocaba.

Entre aquellos dos desconocidos sucedía algo que ninguno lograba entender.

Un castaño ingresó a un departamento de Londres, con una morena.

Para muchos vecinos chismosos significaba una conquista más del montón, no era algo propio de Liam llevar chicas a su hogar, pero las malas lenguas inventan tantas cosas, que no le sorprendió a Liam algunos murmullos por ahí.

“¿Quién será esa?” “Seguro un rollo de una noche” Liam apretó los dientes a esto último, la morena sólo bajó la cabeza avergonzada.

Liam lo notó así que le agarró de la barbilla y le levantó la cara.

-No prestes atención, ¿sabes? Eres la primera chica que traigo a mi departamento, no te sientas mal por lo que esta gente dice, ellos no me conocen.

Ella lo miró y asintió lentamente.

Le creía, después de cómo se había comportado con ella, era lo menos que podía hacer, aunque aún no se fiaba del castaño.

-Por favor, toma asiento –dijo el castaño, señalando un sofá de color marrón oscuro, que se ubicaba en medio de una pequeña, pero confortable sala de estar.

Ella obedeció en silencio.

El chico desapareció en cualquier dirección, dejándola sola.

Luego ella lo escuchó decir:

“Me gustaría mucho que me hablaras.”

Ella lo sabía, sabía que el castaño no la dejaría hasta que ella escupiese toda la mierda, pero, ¿luego qué? El muchacho la miraría con asco y la echaría de ahí por estar sucia. Y ella planeaba irse, pero no quería sufrir una humillación más. Sin pensar bien, se levantó a toda prisa y se dirigió a la puerta principal, giró el picaporte y, ¡sorpresa! Estaba llaveada, la puerta estaba con llave. Sintió que la respiración le fallaba una vez más, quiso gritar, pero no podía articular palabra. Se dejó caer en el suelo y se agarró de las rodillas.

El castaño volvió con algo que parecía una aspirina, y un vaso de agua, se fijó en el sofá y no había nadie, se puso tensó, luego se fijó en la puerta principal y la vio, ahí, tirada al suelo, meciéndose como una insana mental.

No podía con esa imagen.

Demasiado perturbadora.

Esa imagen

Qué dolor.

Corriendo, con vaso en mano y todo se acercó a la morena, se agachó junto a ella dejando el vaso con la pastilla a un lado, la miró y deseo no haberlo hecho.

Era tan hermosa.

Aún así.

-¿Qué pasó? Háblame, ¿qué tienes? –demandó el castaño.

Ella apretó los ojos de una manera tan fuerte, era fácil. Imaginar que el castaño no estaba ahí, imaginar que ella no estaba ahí, y entonces, ninguno estaba ahí, en ese momento.

No fue hasta que el chico puso una mano sobre su brazo, que la chica se dio cuenta de qué, sí era real.

El castaño, la morena, el momento. Era real.

Pánico, pánico en estado puro corriendo por sus venas. Patético. Ella accedió ir a su departamento. Patético. Todo era su culpa.

Patética.

Trató de levantarse, pero el castaño ya la tenía agarrada en un abrazo. Ella lloró , parecía una magdalena, pero tenía miedo.

Y el miedo generalmente da paso al llanto.

Y el llanto al dolor.

Dolor y debilidad.

No podía ser débil.

-Suéltame –imploró ella.

El chico la soltó de manera mecánica. Odiaba tanto que pasara de ser tan vulnerable a ser de roca en sólo cuestión de segundos.

Era exasperante.

-Dime qué pasa de una jodida vez –soltó el muchacho.

Ella lo miró y respiro hondo.

-Me tocó, ¿sí?, ¿de acuerdo? Mi padre, me tocó. Padre, hija biológica. No le importa, nunca le importó, pero soy su hija, su sangre, y me tocó. De esa manera en la que se tocan seres que no tienen otro parentesco más que espiritual. Pero él me tocó, como si fuera su mujer. No soy su mujer. Soy su hija. ¿De acuerdo?

Ella habló tan rápido que a Liam le costó procesar toda la información, pero lo hizo. Oh, lo hizo.

Respiró intensamente cerrando los ojos.

Padre biológico, tocar, hija, sangre de su sangre, no le importa.

Claro que no le importa. Bastardo.

-Déjame salir –respiró la chica –déjame ir a cualquier lado, sé que me tienes asco, estoy sucia.

El chico abrió los ojos y apretó los dientes.

- ¿Sucia? ¿Qué carajos? ¿Dónde está? –dijo.

-No…

- ¿Dónde está? –dijo de nuevo.

-Liam, de verd…

- ¿Dónde carajos está ese desgraciado? –gritó Liam.

Ella se levantó alejándose del, ya nervioso, castaño. Liam también se levantó y caminó hacia el sofá y la mesita…

Un sonido sordo, la mesita fue tirada por el suelo.

- ¿Cómo carajos puede hacer eso? –el chico está furioso.

La morena solloza en silencio mientras el chico trata de calmarse, es obvio que la asusta.

- ¿Dónde? –exige.

El castaño al ver la negativa de la chica, se dirige hacia ella y la abraza.

Y ella se deja abrazar.

Y él hace una promesa silenciosa basándose en ese abrazo.

La protegerá, lo hará, no importa qué, lo hará.

Ella también hace una promesa.

Se dejará proteger, por él, sólo por él.

“Algún día, pronto, ese bastardo la va a pagar, lo hará” piensa el castaño mientras abraza a la chica.

Luego, le da un beso en la cabeza, a ella, a quién empezó a querer, y ni siquiera sabe su nombre…

por **Momo.** Sáb 16 Nov 2013, 2:49 pm

¿Que?

No me puedes cortar ahi, voy a llorar.

Me encanto. Escribes hermoso.

Hola, mi nombre es Laura, dime Lau o Fox.

Y tienes que decirme que de este Shot va a haber una segunda parte, o algo.

Es demasiado asdjklds.

por **Nialler's wife** Sáb 16 Nov 2013, 4:59 pm

Sunny. escribió:
¿Que?
No me puedes cortar ahi, voy a llorar.
Me encanto. Escribes hermoso.
Hola, mi nombre es Laura, dime Lau o Fox.
Y tienes que decirme que de este Shot va a haber una segunda parte, o algo.
Es demasiado asdjklds.

Hola Fox :) PUEDE SER que haga una segunda parte :) ¿De verdad crees que escribo hermoso? Gracias :) :aah:

por **Dannae1999** Lun 18 Nov 2013, 1:06 pm

Es hermosooooo!! Escribes tan skkdosjsidis bello! Segunda parte plss lo ame con mi seeer dkksoks besitoos x

por **Momo.** Lun 18 Nov 2013, 3:59 pm

Si la haces avisame :3

Y si, escribes Magicamente

:aah: :ilusion:

por **Nialler's wife** Lun 18 Nov 2013, 4:48 pm

Dannae1999 escribió:Es hermosooooo!! Escribes tan skkdosjsidis bello! Segunda parte plss lo ame con mi seeer dkksoks besitoos x

ohhh :) gracias :) puede ser que haga :)

por **Nialler's wife** Lun 18 Nov 2013, 4:50 pm

Sunny. escribió:
Si la haces avisame :3
Y si, escribes Magicamente

:aah: :ilusion:

Oh, gracias :) te invito a pasarte por mi otros imaginas con Michael y Zayn :) Te avisaré :)

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