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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Let's come to the Abyss | N.C
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Re: Let's come to the Abyss | N.C
LO SIENTOO
Sky es una olvidadisa de primera, sadkljaslkjd, lo siento :c
yo te amoo<3
Sky es una olvidadisa de primera, sadkljaslkjd, lo siento :c
yo te amoo<3
Sky.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
MIS AMOREEEES, El viernes se sube prologo y primer capitulo, y el sábado el segundo cap, siento tardar, pero la escuela esta muy problematica ahorita :'ccc
Sky.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Ni que lo digas, te comprendo a la perfección. Estúpida escuela nos esta matando poco a poco...
Esperare con ansias el viernes*O*!
Esperare con ansias el viernes*O*!
Oblivion.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Prólogo
"Yo no miento, no como los humanos.— Michael Michaelis.
"Yo no miento, no como los humanos.— Michael Michaelis.
“Vivimos en un mundo lleno de rencor, lleno de sufrimiento, lleno de envidias y mentiras, así ha sido siempre y así será siempre…”
¿Acaso estás frases serán ciertas?
Oscuridad, eso era lo que predominaba en aquella enorme habitación, un par de velas hacían un poco de luz iluminará el lugar, mostrando en ello una cara algo inexpresiva a pesar de mantener una sonrisa burlona en su rostro.
Michael Michaelis, uno de los demonios más temidos por ser hijo de Sebastian y Ermine Michaelis, vaya que tu apellido puede traerte ya sea seguridad o inseguridad, ¿no es así?
El pelinegro tomó uno de los cigarros que traía en su bolsillo y decidió encenderlo con la pequeña flama de la vela.
Su sonrisa burlona no abandonaba su rostro…
—Los humanos… son seres tan predecibles.—suspiró dejando salir de sus labios una pequeña risa.
Se levantó lentamente de su asiento y apagó con tranquilidad una de las velas que iluminaba el lugar.
—¿Qué tanto estarían dispuestos a hacer para obtener lo que desean?—preguntó con un tono intrigante y con esa pregunta chasqueó sus dedos, apagando así las velas restantes, dejando que la oscuridad se adueñará de la habitación.
¿Acaso estás frases serán ciertas?
Oscuridad, eso era lo que predominaba en aquella enorme habitación, un par de velas hacían un poco de luz iluminará el lugar, mostrando en ello una cara algo inexpresiva a pesar de mantener una sonrisa burlona en su rostro.
Michael Michaelis, uno de los demonios más temidos por ser hijo de Sebastian y Ermine Michaelis, vaya que tu apellido puede traerte ya sea seguridad o inseguridad, ¿no es así?
El pelinegro tomó uno de los cigarros que traía en su bolsillo y decidió encenderlo con la pequeña flama de la vela.
Su sonrisa burlona no abandonaba su rostro…
—Los humanos… son seres tan predecibles.—suspiró dejando salir de sus labios una pequeña risa.
Se levantó lentamente de su asiento y apagó con tranquilidad una de las velas que iluminaba el lugar.
—¿Qué tanto estarían dispuestos a hacer para obtener lo que desean?—preguntó con un tono intrigante y con esa pregunta chasqueó sus dedos, apagando así las velas restantes, dejando que la oscuridad se adueñará de la habitación.
Sky.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Capitulo OO1
Mi mayor placer es tomar aquellas almas que todavía brillan de pureza, y mancharlas de oscuridad.— Michelle Michaelis.
Mi mayor placer es tomar aquellas almas que todavía brillan de pureza, y mancharlas de oscuridad.— Michelle Michaelis.
Lo único que podía observar a su alrededor era la oscuridad, sentía la extraña sensación que producen las lágrimas una vez que se han secado, le ardían los ojos, había llorado y gritado con desesperación hasta no poder más, lo había hecho con todas sus fuerzas esperando ser escuchado y alguien se apiadase de él. Se preguntaba cuanto tiempo había transcurrido ¿horas, días? no lo sabía a ciencia cierta y eso hacía que su desesperación solo aumentará. Su cuerpo estaba adolorido y tenía algo de sed. Trataba de moverse, pero le era completamente imposible, se preguntaba a si mismo cuanto más duraría aquella agonía.
Miedo, terror y pánico emociones que son capaces de paralizarte, de hacer que en tan solo en un instante todo se vuelva una completa pesadilla, y que en la dosis adecuada puede ser la perdición o quizá la salvación, esas eran las sensaciones que lo estaban comenzando a dominar.
Rogó desesperadamente a Dios ser salvado, ser alejado de esa oscuridad, pero no importó que tan fervientemente pidiese ningún milagro le sucedió y comenzó a hundirse en la oscuridad. No era capaz de entender como era posible que él permitiera tanto sufrimiento sin hacer nada, no entendían como los seres humanos eran capaces de hacerle daño a sus semejantes sólo por no ser iguales. Cada pensamiento lo iba haciendo caer más en el abismo y poco a poco el miedo se fue convirtiendo en rabia, rabia contra todo y contra todos.
Escuchó una risa macabra que lo hizo temblar de tan sólo oírlo, se suponía que estaba solo, ¿acaso todavía le harían mas daño? ¿qué había hecho para merecer tan cruel destino?
No pudo continuar con sus pensamientos ya que una voz le dijo: —Oh, pobre criatura, ¿Quieres ser salvado?
—¡Si! ¡Te lo ruego! ¡Ayúdame!— contestó desesperado no estaba seguro si debía o no confiar sin embargo esa quizás podría ser su salida, su única esperanza, quiso aferrarse ciegamente a ello. Después de todo era consciente de que había sido demasiado bueno como para ser verdad y que había sido iluso el creer que alguien lo ayudaría simplemente en un acto de buena fe.
Aquella risa volvió a inundar el lugar en el que se encontraba, y después volvió a hablar: —Está bien, si tanto deseas ser salvado te ayudaré, sin embargo sólo lo haré con una pequeña condición…
—Si, haré lo que desees, pero sálvame— contestó con convicción fuera lo que fuese no creía que pudiese ser peor la condición que le pidiera, o al menos esperaba.
El silencio reinó por algunos instantes y de nuevo escuchó la estruendosa risa, —Oh, pequeño ser, deberías pensar dos veces antes de responder, no es bueno ser tan impulsivo. Aunque es tan propio de ustedes humanos el aferrarse con todas sus fuerzas a la salvación. En fin, mi condición es simple humano: Aléjate de tu fe y yo te ayudaré.
La voz guardó silencio como esperando que él respondiese, pero él por más que lo intentará era incapaz de formular una sola palabra coherente. Su mente viajaba sin control ¿qué diablos estaba sucediendo? Aquella voz se refería a él como ‘humano’, ¿acaso no se trataba de un ser humano como él? Todas esas incógnitas hacían que el miedo volviese a surgir en él…
—No te preocupes pequeño ser, que no te haré daño, sólo deseo ayudarte, pero me es imposible hacer las cosas por simple caridad, además mi condición no es nada del otro mundo tampoco.
—Y-yo…—dijo titubeando— no sé si pueda creer en ti, ¿a qué te refieres con abandonar mi fe? Además, ¿cómo puedo confiar?
—¿Acaso no tu fe te ha traicionado? Yo puedo ayudarte, yo puedo darte una segunda oportunidad, puedo hacer que hagas pagar a aquellos que tanto daño te hicieron. ¿Acaso no deseas eso?
Él volvió a quedarse en silencio, ¿realmente era lo que deseaba? Es decir, si, estaba molesto y sentido, había rogado ser salvado y ningún milagro le había sucedido, y justo cuando comenzaba a perder completamente la esperanza aquella voz se había aparecido ofreciéndole ayuda, pero estaba consciente de que no era seguro confiar en ella.
Aquella voz se aventuró de nuevo a hablar y como respondiendo a sus dudas dijo: —Yo no miento, no como los humanos. Sin embargo no es divertido para mi obligarlo a elegir, si no lo desea no soy quien para obligarlo, pero no creo que existan más opciones en su actual posición, puede seguir esperando un milagro y aferrarse a su fe o puede firmar un pacto y aceptar mi ayuda.
‘Firmar un pacto’… después de oír eso se dio cuenta de que era lo que estaba sucediendo, a pesar de siempre haberse considerado un devoto creyente en alguna ocasión había escuchado hablar a sus compañeros acerca de eso, ‘contratistas’ personas que a fin de lograr que les cumplieran algún deseo pactaban con algún ser de extraña procedencia, demonios, cadenas y otros seres similares pero a cambio de que sus deseos fuesen cumplidos tenían que pagar con algo que igualara el valor del deseo que habían pedido, incluso había logrado escuchar que el pago podía llegar a ser la vida del contratante. Siempre creyó que se trataban de simples cosas que la gente se inventaba con el afán de explicar cosas más allá de su entendimiento, pero ¿acaso era cierto todo aquello que había oído?
De sólo pensar en ello, sintió miedo y cerró sus ojos con temor, ¿en qué diablos estaba metido?, ¿en qué momento lo había invocado? Estaba atemorizado y no sabía qué responder, trató de tranquilizarse pensando en que quizás sólo eran delirios de su mente. Trató de pensar coherentemente pero todo era demasiado irreal. Trató de pensar en una explicación y comenzó a rememorar todo lo que había sucedido, y se dio cuenta de que la voz se oía distante, casi con un eco, ¿de dónde provenía? Debía estar solo, probablemente el aislamiento al que había sido sometido lo hacía delirar, si, debía ser eso, se dijo así mismo con convicción tratando de ignorar todo, pero no fue posible porque la risa se volvió escuchar, sólo que en esa ocasión la sintió más cerca.
—No seas iluso, no soy ninguna alucinación ni algo que haya sido ocasionado por tu atrofiada mente, sé que es difícil de creer pero soy real, cree que las leyendas y mitos existen por algo, las personas no se inventan historias de ese tipo sólo porque tengan una gran imaginación; aunque es propio de ustedes no creer en aquello que no pueden ver, tienen tan poca perspectiva de su alrededor que me sorprende lo poco que saben, creer que son los únicos dentro de este vasto universo es un poco tonto, pero no es momento de discutir eso. Aún así me alegra que te hayas dado cuenta de lo que soy, eso me ahorra parte del trabajo.
—S-Si, realmente eres un contratista, ¿qué haces aquí? Yo no te he invocado. ¡Ni siquiera sé como es que se les invoca!— contestó desesperado.
—No trates de darle explicación a esto, sabrás todo más adelante, dale tiempo al tiempo hijo mío. Mejor vamos a lo importante, minutos atrás suplicabas que alguien te salvase, que viniese a tu rescate, oí tu súplica y por eso estoy aquí yo puedo ayudarte si tú me lo permites.
—Pero no lo harás gratis, —comentó inseguro.
—Nada es gratis en esta vida, y tampoco estoy pidiendo algo fuera de este mundo, sólo te pido que abandonas tu fe, y después cumpliré todos tus deseos.
—¿Y qué no acaso si hago eso seré incapaz de ir al cielo?— replicó él.
—Pequeños detalles pequeño individuo, —dijo con voz burlona, y después añadió: —¿Acaso quieres ir a un lugar en el que no se preocupan por ti? No importa cuanto supliques él no vendrá en tu ayuda, y si te sirve de consuelo qué no dice: “Ayúdate que yo te ayudaré” Y yo estoy dispuesta ayudarte.
—N-no sé, además no puedo confiar en alguien que ni siquiera me da la cara, —dijo sin estar muy convencido, hasta cierto punto ella tenía algo de razón no importaba la forma en que hubiese suplicado, o que tanta fe pusieses en ello, él no había aparecido, casi parecía como si Dios lo hubiese abandonado, pero eso no era posible ¿verdad? Él lo amaba incondicionalmente al igual que a todos los seres de su creación, no podía serle simplemente indiferente verdad.
—Entonces, ¿si me muestro ante ti creerás en mi?— le dijo la voz sin temor alguno y de la nada comenzó a notar como un extraño resplandor se mostraba y notó como caían plumas de color negro como si de lluvia se tratase, por un instante se arrepintió de sus palabras, ¿qué era lo que se le presentaría? ¿se trataría de algún ser repugnante? O quizá una vez que se le presentase con el fin de terminarlo de una buena vez, eran tantas las posibilidades y temía que todas ellas tuviesen un mal final para él. Cerró los ojos con temor y se preparó para el final.
—¿En serio? Me pides verme y ahora te niegas ha hacerlo. ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta?— Escuchó a la voz decirle a manera de reproche, notando esta vez que la distancia era mínima, probablemente estaba a menos de dos metros de él. —Abre los ojos, te prometo que no te haré daño. Confía en mi, yo no soy como los humanos, yo no te traicionaré.
Se quedó paralizado por unos instantes pero después se dio cuenta de algo, aquella voz, oyéndola de cerca parecía ser la voz de una mujer. ¿Era eso posible? Abrió los ojos con temor, y se sorprendió al darse cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar. Ahora estaba en un lugar completamente diferente, momentos atrás se encontraba repleto de oscuridad y ahora parecía estar en un hermoso jardín con muchas luces y, ¿eran mariposas de colores? ¿qué acaso el infierno no era un lugar lúgubre y tenebroso?
—¿Sabes? No sé porque temo que te basas mucho en lo que has oído y eso es muy cliché, no estamos tan estereotipadas como suelen creer pequeño Liam.— escuchó decir a la voz a sus espaldas.
Al instante se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con el ‘contratista’, honestamente se esperó muchas cosas, pero ninguna era aquello que vio, porque en vez de encontrarse con un ser tenebroso o que diera miedo se encontró con una joven. Se quedó sin palabras, debía admitir que se trataba de una chica muy bella, piel blanca, bonitas facciones, cabello largo negro que estaba ligeramente recogido con un broche de mariposa color azul que hacían juego con sus ojos que eran del mismo color. Vestía un hermoso vestido color negro con encaje azul que hacía relucir la figura de la chica. Si la hubiese conocido bajo otras circunstancias la hubiese confundido con alguien de su raza, pero al mismo tiempo algo en ella daba la sensación de no ser de ese mundo.
—¿Sorprendido?— preguntó divertida.
—Yo…ya no comprendo nada, ¿por qué no somos tan diferentes?— inquirió él.
—No lo sé, no soy el Creador, y jamás he comprendido sus acciones sería imposible para mi el responder, — ella se le acercó y tomando su rostro le dijo: —¿Ahora crees en mi?
—¿Cómo puedo creer que esto no sea una broma?— dijo él sonrojándose levemente.
Ella soltó una carcajada y agregó: —Si crees en Él, aún si jamás lo has visto pero ¿no eres capaz de creer en mi que estoy frente a ti? He de admitir que la fe de los hombres actúa de formas extrañas. ¿Qué debo hacer para que me creas?
—No lo sé, dijiste que me ayudarías si abandonaba mi fe, ¿cómo podrías tú ayudarme?— dijo mientras la observaba fijamente, ahora que la veía con esa apariencia, ya no sentía temor.
—¿Eso? Que sencillo, primero porque no te liberamos de esto, —dijo tomándole las manos y delineando con uno de sus dedos la soga que lo tenía atado de las manos, esperó que lo desatará, pero después de que ella lo tocará, como si de un acto de magia se tratase desaparecieron sus ataduras, notó las marcas que le habían dejado y se las sobó tratando de borrar el rastro que estos habían dejado.
—¿Y-y ahora?— preguntó inseguro.
—¿Y ahora? Todo depende de ti, aunque mientras suplicabas noté algo interesante…—comentó mientras daba una pausa como para ponerse a reflexionar acerca de algo.
—¿Qué pasó?— preguntó preocupado.
—¿Acaso no lo recuerdas? Aquel momento en que la oscuridad estuvo por consumirte cuando te comenzaste a preguntar como era posible que te hicieran daño sólo por no ser igual a ellos.— La joven le sonrió con dulzura y después lo rodeó en un abrazo y continuó hablando, —Debió haber sido difícil aguantar, ser fuerte ante lo que todos te hacían, pero para eso estoy aquí, yo sólo deseo ayudarte, yo puedo hacer que todos aquellos que te lastimaron paguen su osadía. ¿No quieres eso?
—Y-yo…no lo sé— le respondió, sentía su cabeza doler, estaba cansado y que ella le hablase de aquello no había sido lo mejor, no sabía que pensar estaba consciente de que ella no era una buena persona, pero al mismo tiempo le decía la realidad, ella le ofrecía una jugosa oportunidad, pero ¿realmente estaba dispuesto a abandonarlo todo por ello? No pudo continuar pensando en ello porque comenzó a sentir su cuerpo pesado y después sintió como volvía a caer de lleno en la oscuridad.
Despertó totalmente sobresaltado, su respiración estaba completamente agitada y sentía un pequeño dolor de cabeza. Se llevó la mano a su frente y notó que tenía algo de fiebre, eso debía haber causado que tuviese aquellos extraños sueños, porque no podía ser real, más bien no debía ser real. Observó su alrededor desorientado, y notó que estaba en un lugar en el que no había estado antes, se preguntó como había terminado ahí.
Escuchó uno pasos dirigirse apresurados a donde él se encontraba, la puerta se abrió bruscamente y por ella entró un pequeño niño, el cual corrió hacía donde se encontraba y le saltó encima quedando de frente a él.
—¡Que divertido! ¡Ya has despertado! Iré a avisarle a la señorita, se pondrá muy feliz por esto, no se vaya a mover de aquí—dijo hablando con rapidez y de la misma manera que entró volvió a salir corriendo, dejándolo con más interrogantes, pero decidió esperar, quizás la persona de la que el chico hablaba podría resolver sus preguntas.
Escuchó la puerta abrirse y por ella entró una joven, lo observó detenidamente y habló: —Oh, hasta que reaccionas, ya te daba por muerto y eso en realidad hubiese sido un desperdicio.
Y, como si le hubiesen lanzando un balde de agua de fría todas las memorias de los últimos eventos que habían sucedido inundaron su mente y no pudo evitar gritar, ¡eso no podía estar pasando!
La joven primero rodó los ojos ante su tan ‘masculino’ grito y después le sonrió, se le acercó lentamente, y tomó asiento a su lado en la cama. —Tranquilo Liam, no te haré daño… —y dio una breve pausa para sonreírle con dulzura, que por la mirada intimidante que le dio le hizo darse cuenta de que no había nada real en ese gesto, y después continuó: —o al menos no de momento, lo prometí, ¿no es así?
Él asintió levemente, probablemente fuera demasiado peligrosa así que de momento lo mejor sería seguirle la corriente. La sonrisa de ella se amplió, lo cual lo hizo temer aún más.
—Debes tener hambre. Acompáñame.— le dijo y después comenzó a avanzar, justo cuando estaba en la puerta de entrada notó como ella chasqueaba los dedos y su alrededor cambiaba, ya no estaban en una habitación, ahora se encontraban en un comedor y la mesa estaba de platillos que por la pinta se notaban deliciosos, él ya estaba sentado en uno de los extremos y su acompañante estaba de frente a él en el extremo contrario.
—¿Cómo hiciste eso?—preguntó confundido.
—No hay imposibles para nosotros, pero come debes estar hambriento, y todo esto fue preparado especialmente para ti.— le dijo mientras ella se servía un poco de té.
Él iba a replicar, pero su estomago hizo un sonido que delató el hambre que tenía en esos momentos, se sonrojó por la vergüenza y agachó la cabeza. Sin mediar palabra comenzó a comer y se dio cuenta de que la comida sabía exquisita, comió deleitándose del delicioso sabor, sin embargo notó que ella no había probado siquiera un bocado.
—¿No vas a comer?— le preguntó.
Ella, que minutos atrás estaba absorta mirando su té como si fuera lo más interesante del mundo pareció sorprenderse, parpadeó confundida tratando de recordar la pregunta para después contestar: —No, aunque parezcamos similares yo no necesito comer.
—¿Por qué?— inquirió interesado.
—Ustedes comen para obtener nutrientes, nosotros nos nutrimos de manera completa diferente.
—¿Entonces no puedes comer?
—Si puedo, pero no obtengo la misma satisfacción que ustedes al hacerlo, por lo que no lo veo como una necesidad.
—Oh…— comentó y agachó la mirada, se sentía raro comiendo solo. Ella pareció notarlo y suspiró antes de tomar un plato y comenzar a servirse.
—Creo que comer, no es malo de vez en cuando,— comentó mientras le daba un bocado.
Él le sonrió, quizás no fuese tan mala. Sin embargo después recordó algo y no dudo en preguntárselo, —Entonces, si ustedes no comen como nosotros, ¿de qué se alimentan?
Ella paró de comer y respondió: —De la maldad en los corazones de los hombres, o de nuestros contratos.
Él, que justo en ese momento estaba tomando un sorbo de su bebida no pudo evitar el escupirla. Causando que su acompañante se soltará a reír.
—Vamos, no tienes de que sorprenderte, ya habías oído algo de eso, ¿no es verdad?
—S-si, pero uno cosa es haberlo oído y otro es que lo afirmes con tanta desfachatez.
—No es desfachatez, tú me has preguntado y yo te he respondido con sinceridad, ¿acaso preferirías que mintiese?
—N-no… aunque sigue siendo difícil de asimilar, —le comentó.
—Bueno, supongo que es difícil de aceptar que los monstruos y demonios a los que le temes siendo un niño sean reales.— le dijo con una sonrisa.
—¿Todos ellos existen?— preguntó.
—Creo que en su mayoría si, sino fuera así dudo que alguien siquiera se preocuparía de transmitir su existencia.
—¿Acaso no es solo causado por la imaginación?— inquirió sintiendo tanto miedo como interés al mismo tiempo.
—Lo dudo mucho, la mayoría lo hace con el fin de transmitir el conocimiento y proteger a sus siguientes generaciones. El mundo es más grande de lo que puedes imaginar y hay cosas que a pesar de no verlas están ahí. Pero demasiado filosofar por hoy, ¿ya has pensado en lo que te dije?— preguntó interesada.
—Creí que sólo había sido un mal sueño.— dijo ligeramente resignado, cada vez era más consciente de su situación actual.— Además, he oído que ustedes son capaces de realizar mucho daño y sufrimiento, que son los culpables de tantas guerras y masacres dentro de nuestra raza, cómo podría siquiera el pensar en confiar en ti.
Contrario a lo esperado, la joven tan sólo se echó a reír causando que él la mirase completamente extrañado, después le sonrió, y a pesar de que le sonría con algo parecido a la dulzura, algo le decía que no había nada de dulce en ese pequeño gesto.—Oh, pequeño e iluso humano, ¿realmente crees que todo es culpa nuestra? No diré que seamos inocentes, pero es tan común de ustedes buscar el mal en otros lados cuando son ustedes quienes deciden obrar, aunque no me puedo quejar, nos dan más mérito del que tenemos.
—Espera, ¿eso exactamente qué significa? Quieres decir que ustedes no tienen que ver con el mal en el mundo.
—Si y no, mi señorito Payne, ustedes tiene algo que se llama ‘libre albedrío’ pueden decidir entre el bien y el mal eso es cuestión suya, aunque no quieran aceptarlo ustedes son capaces de ser malos por si solos, no necesariamente tenemos que influir en sus decisiones pero en cuanto a algunas guerras si hemos apoyado las causas, hemos sido una herramienta de apoyo.
—¿Cómo es eso?
—Fácil, hemos hecho pactos desde tiempos inmemorables, pero tu raza no es inocente pequeña criatura.
Después de lo que ella le dijo no pudo evitar ponerse a pensar, quizás tuviese razón, pero era difícil el aceptar que los humanos fueran malos por naturaleza, aunque quizás el culpar a algún ente extraño con el fin de justificar las malas acciones.
Tenía muchas preguntas y al mismo tiempo tenía miedo de las respuestas, pero su curiosidad era mayor, así que reuniendo su valor le dijo: —Tú…—se dio cuenta de que aquella joven sabía todo de él, pero él sabía poco o más bien prácticamente nada de ella, lo único que sabía de ella era que se trataba de una contratista, —¿por qué no me hablas un poco de ti?
—¿De mi?— preguntó confundida. —¿Qué quieres saber?
—¿Tienes algún nombre? Y, ¿qué eres exactamente?—inquirió con interés.
—Puedes llamarme Michelle, y por si no te habías dado cuenta soy un demonio, aunque creo que es más preciso decir que soy un ángel caído.
—¿No eres un contratista?
—Si, trabajo como contratista, pero no solo los ángeles caídos somos contratistas.
—Ya veo, entonces…podrías explicarme qué son exactamente los contratistas.
—Veamos, qué son los contratistas, digamos que en términos simples somos seres mágicos o mitológicos que estamos dispuestos a cumplir los deseos del contratante a cambio de algo que cubra el valor.
—¿vidas?
—En su mayoría si, pero ese no es lo único que podemos cobrar, podemos cobrar con objetos de valor, emociones, depende del tipo de deseo que se pida cumplir.
—Ya…—y se quedó pensativo unos instantes, —Pero yo siempre creí que uno debía invocarlos y yo…jamás hice algo como eso…— le dijo, la joven que hasta segundos comenzó a emitir un aura oscura que lo hizo temblar.
—Sólo seres bajos con capaces de ser invocados y mangoneados por simples humanos, me da vergüenza el sólo pensar en ello. Ser comparado con un ser de esa clase es un insulto a la grandeza de mi linaje. — añadió molesta y al instante notó como la habitación temblaba levemente.
—¡Yo no quise ofenderte! ¡Lo juro!—comentó él mientras se cubría, ella se dio cuenta de que lo había asustado por lo que inhaló lentamente y le ofreció una sonrisa no era momento para asustar a su posible víctima.
—Lo lamento, me exalte un poco. Mejor permíteme explicarte las cosas con mayor claridad. Existen dos tipos de contratistas los legales y los ilegales, los legales son aquellos que tienen ciertas pautas a seguir, y usualmente el tiempo se pacta entre las partes, supongamos que tu quieres salvar a alguien, cuando el deseo sea cumplido el pago se deberá realizar, un contrato ilegal no tiene tiempo límite puede que el deseo sea cumplido o no pero el contratante deberá pagar, y usualmente al terminar suele terminar perdido en el abismo. Los contratos ilegales son realizados por demonios de bajo rango o cadenas de cualquier rango. Y no necesariamente se hace el contrato con un demonio, también existen las cadenas.
—Espera, ¿dijiste abismo? ¿qué no eso es lo mismo que el infierno?
—No precisamente, suele confundirse pero el infierno es una sociedad jerárquica que es gobernada por nuestro rey, el señor oscuro, Lucifer, mientras que el Abismo es un lugar de caos, es la ‘nada’. Pero también existe un tercer lugar que está entre estos y el cielo que es el purgatorio, algunos seres que protegen ese lugar también forman pactos.
—Bueno, creo que he entendido, sin embargo, porqué te me apareciste, ¿qué hice?
—No lo sé, parecía interesante, y ¿acaso no parece divertida mi propuesta?
—Si yo pacto contigo no podré entrar al cielo, y cabe la posibilidad de que mi alma se utilice como alimento.
—Puede ser, pero dime, ¿en verdad crees que las cosas cambien? Esta vez te he salvado y aún si decides irte, ¿estás seguro de qué las cosas serán distintas? ¿crees que ellos podrán aceptarte por quién eres?— chasqueó los dedos e inmediatamente un espejo apareció frente a ellos. —Ellos no te amarán, —le dijo mientras se colocaba atrás de él, y lo abraza por la espalda, —Nadie entiende el daño que ha hecho hasta que lo sienten en carne propia, ellos no entienden el daño que te han hecho y esperar a que ellos cambien es imposible, ¿no quieres que ellos entiendan? ¿qué sientan todo el dolor, el miedo y la tristeza que te han causado?
Puede que tuviese razón, pensó mientras observaba su reflejo, las personas no lo veían como si igual, sólo su familia lo había amado, pero ellos ya no estaban, intento ser fuerte, intento encajar, pero no le fue permitido, recordaba las noches que había pasado con miedo, esperando que alguien le tendiera una mano amiga, y nadie se apiadó de él. Las palabras de Michelle se le grababan en la mente, quizás debía aceptar, quizás era momento de hacer justicia. Siempre creyó que si tenía fe, esta lo llevaría a la gloria, pero su vida no era más que un sufrimiento continuo.
—¿Me prometes que no me vas a traicionar?
—Por supuesto que no, como ya te dije, nosotros no mentimos. Si pactas conmigo, mientras nuestro contrato exista yo te protegeré.
Él asintió levemente, —¿Cómo formalizó el contrato? ¿Algo más que deba saber?
Ella sonrió ampliamente, —No demasiado, sólo no haga cosas innecesarias y no se enamore. En fin, continuemos… Este será nuestro signo mi señor, aquello que nos unirá hasta que su deseo sea cumplido, esto puede dolor un poco, pero pronto pasará—y tomando su mano, pudo observar como los ojos de ella cambiaban de color y comenzó a sentir un intenso dolor en su espalda. Y sintió como se desvanecía.
—Descanse ahora Mi Señor, que a partir de mañana todo cambiará.— le dijo mientras lo sostenía y lo llevaba a una habitación para descansar, lo arropó y después abandonó la estancia.
Mientras caminaba no pudo evitar pensar en lo divertido que eran los humanos. La naturaleza humana siempre le había parecido interesante, preocupándose mayormente por cosas vanas, intentando evitar lo inevitable. Como creían ciegamente en su fe. El ver como se herían los unos a los otros se le hacia completamente hilarante. Y lo que más le emocionaba era como en sus momentos de desesperación eran capaces de aferrarse a cualquier cosa con tal de salvarse, ese rayo de luz que algunos solían tener a pocos instantes del final era lo que más adoraba de ellos.
Caminaba cuando sintió posarse en su hombro una pequeña ave.
—¿En verdad harás un contrato con él?— escuchó hablar al ave.
—¿Por qué no?, ¿tiene algo de malo?— contestó con simpleza.
—No, es simplemente que no es algo propio de ti…Siempre haces que sean tus sirvientes los que hagan los contratos.
—Lo sé, eso lo hace más interesante, un cambio de vez en cuando no es tan mala idea. Además tiene algo que lo hace realmente apetecible. Sabes que mi mayor placer es tomar aquellas almas que todavía brillan de pureza, y mancharlas de oscuridad. Y él tiene el potencial para ser un exquisito alimento.
Miedo, terror y pánico emociones que son capaces de paralizarte, de hacer que en tan solo en un instante todo se vuelva una completa pesadilla, y que en la dosis adecuada puede ser la perdición o quizá la salvación, esas eran las sensaciones que lo estaban comenzando a dominar.
Rogó desesperadamente a Dios ser salvado, ser alejado de esa oscuridad, pero no importó que tan fervientemente pidiese ningún milagro le sucedió y comenzó a hundirse en la oscuridad. No era capaz de entender como era posible que él permitiera tanto sufrimiento sin hacer nada, no entendían como los seres humanos eran capaces de hacerle daño a sus semejantes sólo por no ser iguales. Cada pensamiento lo iba haciendo caer más en el abismo y poco a poco el miedo se fue convirtiendo en rabia, rabia contra todo y contra todos.
Escuchó una risa macabra que lo hizo temblar de tan sólo oírlo, se suponía que estaba solo, ¿acaso todavía le harían mas daño? ¿qué había hecho para merecer tan cruel destino?
No pudo continuar con sus pensamientos ya que una voz le dijo: —Oh, pobre criatura, ¿Quieres ser salvado?
—¡Si! ¡Te lo ruego! ¡Ayúdame!— contestó desesperado no estaba seguro si debía o no confiar sin embargo esa quizás podría ser su salida, su única esperanza, quiso aferrarse ciegamente a ello. Después de todo era consciente de que había sido demasiado bueno como para ser verdad y que había sido iluso el creer que alguien lo ayudaría simplemente en un acto de buena fe.
Aquella risa volvió a inundar el lugar en el que se encontraba, y después volvió a hablar: —Está bien, si tanto deseas ser salvado te ayudaré, sin embargo sólo lo haré con una pequeña condición…
—Si, haré lo que desees, pero sálvame— contestó con convicción fuera lo que fuese no creía que pudiese ser peor la condición que le pidiera, o al menos esperaba.
El silencio reinó por algunos instantes y de nuevo escuchó la estruendosa risa, —Oh, pequeño ser, deberías pensar dos veces antes de responder, no es bueno ser tan impulsivo. Aunque es tan propio de ustedes humanos el aferrarse con todas sus fuerzas a la salvación. En fin, mi condición es simple humano: Aléjate de tu fe y yo te ayudaré.
La voz guardó silencio como esperando que él respondiese, pero él por más que lo intentará era incapaz de formular una sola palabra coherente. Su mente viajaba sin control ¿qué diablos estaba sucediendo? Aquella voz se refería a él como ‘humano’, ¿acaso no se trataba de un ser humano como él? Todas esas incógnitas hacían que el miedo volviese a surgir en él…
—No te preocupes pequeño ser, que no te haré daño, sólo deseo ayudarte, pero me es imposible hacer las cosas por simple caridad, además mi condición no es nada del otro mundo tampoco.
—Y-yo…—dijo titubeando— no sé si pueda creer en ti, ¿a qué te refieres con abandonar mi fe? Además, ¿cómo puedo confiar?
—¿Acaso no tu fe te ha traicionado? Yo puedo ayudarte, yo puedo darte una segunda oportunidad, puedo hacer que hagas pagar a aquellos que tanto daño te hicieron. ¿Acaso no deseas eso?
Él volvió a quedarse en silencio, ¿realmente era lo que deseaba? Es decir, si, estaba molesto y sentido, había rogado ser salvado y ningún milagro le había sucedido, y justo cuando comenzaba a perder completamente la esperanza aquella voz se había aparecido ofreciéndole ayuda, pero estaba consciente de que no era seguro confiar en ella.
Aquella voz se aventuró de nuevo a hablar y como respondiendo a sus dudas dijo: —Yo no miento, no como los humanos. Sin embargo no es divertido para mi obligarlo a elegir, si no lo desea no soy quien para obligarlo, pero no creo que existan más opciones en su actual posición, puede seguir esperando un milagro y aferrarse a su fe o puede firmar un pacto y aceptar mi ayuda.
‘Firmar un pacto’… después de oír eso se dio cuenta de que era lo que estaba sucediendo, a pesar de siempre haberse considerado un devoto creyente en alguna ocasión había escuchado hablar a sus compañeros acerca de eso, ‘contratistas’ personas que a fin de lograr que les cumplieran algún deseo pactaban con algún ser de extraña procedencia, demonios, cadenas y otros seres similares pero a cambio de que sus deseos fuesen cumplidos tenían que pagar con algo que igualara el valor del deseo que habían pedido, incluso había logrado escuchar que el pago podía llegar a ser la vida del contratante. Siempre creyó que se trataban de simples cosas que la gente se inventaba con el afán de explicar cosas más allá de su entendimiento, pero ¿acaso era cierto todo aquello que había oído?
De sólo pensar en ello, sintió miedo y cerró sus ojos con temor, ¿en qué diablos estaba metido?, ¿en qué momento lo había invocado? Estaba atemorizado y no sabía qué responder, trató de tranquilizarse pensando en que quizás sólo eran delirios de su mente. Trató de pensar coherentemente pero todo era demasiado irreal. Trató de pensar en una explicación y comenzó a rememorar todo lo que había sucedido, y se dio cuenta de que la voz se oía distante, casi con un eco, ¿de dónde provenía? Debía estar solo, probablemente el aislamiento al que había sido sometido lo hacía delirar, si, debía ser eso, se dijo así mismo con convicción tratando de ignorar todo, pero no fue posible porque la risa se volvió escuchar, sólo que en esa ocasión la sintió más cerca.
—No seas iluso, no soy ninguna alucinación ni algo que haya sido ocasionado por tu atrofiada mente, sé que es difícil de creer pero soy real, cree que las leyendas y mitos existen por algo, las personas no se inventan historias de ese tipo sólo porque tengan una gran imaginación; aunque es propio de ustedes no creer en aquello que no pueden ver, tienen tan poca perspectiva de su alrededor que me sorprende lo poco que saben, creer que son los únicos dentro de este vasto universo es un poco tonto, pero no es momento de discutir eso. Aún así me alegra que te hayas dado cuenta de lo que soy, eso me ahorra parte del trabajo.
—S-Si, realmente eres un contratista, ¿qué haces aquí? Yo no te he invocado. ¡Ni siquiera sé como es que se les invoca!— contestó desesperado.
—No trates de darle explicación a esto, sabrás todo más adelante, dale tiempo al tiempo hijo mío. Mejor vamos a lo importante, minutos atrás suplicabas que alguien te salvase, que viniese a tu rescate, oí tu súplica y por eso estoy aquí yo puedo ayudarte si tú me lo permites.
—Pero no lo harás gratis, —comentó inseguro.
—Nada es gratis en esta vida, y tampoco estoy pidiendo algo fuera de este mundo, sólo te pido que abandonas tu fe, y después cumpliré todos tus deseos.
—¿Y qué no acaso si hago eso seré incapaz de ir al cielo?— replicó él.
—Pequeños detalles pequeño individuo, —dijo con voz burlona, y después añadió: —¿Acaso quieres ir a un lugar en el que no se preocupan por ti? No importa cuanto supliques él no vendrá en tu ayuda, y si te sirve de consuelo qué no dice: “Ayúdate que yo te ayudaré” Y yo estoy dispuesta ayudarte.
—N-no sé, además no puedo confiar en alguien que ni siquiera me da la cara, —dijo sin estar muy convencido, hasta cierto punto ella tenía algo de razón no importaba la forma en que hubiese suplicado, o que tanta fe pusieses en ello, él no había aparecido, casi parecía como si Dios lo hubiese abandonado, pero eso no era posible ¿verdad? Él lo amaba incondicionalmente al igual que a todos los seres de su creación, no podía serle simplemente indiferente verdad.
—Entonces, ¿si me muestro ante ti creerás en mi?— le dijo la voz sin temor alguno y de la nada comenzó a notar como un extraño resplandor se mostraba y notó como caían plumas de color negro como si de lluvia se tratase, por un instante se arrepintió de sus palabras, ¿qué era lo que se le presentaría? ¿se trataría de algún ser repugnante? O quizá una vez que se le presentase con el fin de terminarlo de una buena vez, eran tantas las posibilidades y temía que todas ellas tuviesen un mal final para él. Cerró los ojos con temor y se preparó para el final.
—¿En serio? Me pides verme y ahora te niegas ha hacerlo. ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta?— Escuchó a la voz decirle a manera de reproche, notando esta vez que la distancia era mínima, probablemente estaba a menos de dos metros de él. —Abre los ojos, te prometo que no te haré daño. Confía en mi, yo no soy como los humanos, yo no te traicionaré.
Se quedó paralizado por unos instantes pero después se dio cuenta de algo, aquella voz, oyéndola de cerca parecía ser la voz de una mujer. ¿Era eso posible? Abrió los ojos con temor, y se sorprendió al darse cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar. Ahora estaba en un lugar completamente diferente, momentos atrás se encontraba repleto de oscuridad y ahora parecía estar en un hermoso jardín con muchas luces y, ¿eran mariposas de colores? ¿qué acaso el infierno no era un lugar lúgubre y tenebroso?
—¿Sabes? No sé porque temo que te basas mucho en lo que has oído y eso es muy cliché, no estamos tan estereotipadas como suelen creer pequeño Liam.— escuchó decir a la voz a sus espaldas.
Al instante se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con el ‘contratista’, honestamente se esperó muchas cosas, pero ninguna era aquello que vio, porque en vez de encontrarse con un ser tenebroso o que diera miedo se encontró con una joven. Se quedó sin palabras, debía admitir que se trataba de una chica muy bella, piel blanca, bonitas facciones, cabello largo negro que estaba ligeramente recogido con un broche de mariposa color azul que hacían juego con sus ojos que eran del mismo color. Vestía un hermoso vestido color negro con encaje azul que hacía relucir la figura de la chica. Si la hubiese conocido bajo otras circunstancias la hubiese confundido con alguien de su raza, pero al mismo tiempo algo en ella daba la sensación de no ser de ese mundo.
—¿Sorprendido?— preguntó divertida.
—Yo…ya no comprendo nada, ¿por qué no somos tan diferentes?— inquirió él.
—No lo sé, no soy el Creador, y jamás he comprendido sus acciones sería imposible para mi el responder, — ella se le acercó y tomando su rostro le dijo: —¿Ahora crees en mi?
—¿Cómo puedo creer que esto no sea una broma?— dijo él sonrojándose levemente.
Ella soltó una carcajada y agregó: —Si crees en Él, aún si jamás lo has visto pero ¿no eres capaz de creer en mi que estoy frente a ti? He de admitir que la fe de los hombres actúa de formas extrañas. ¿Qué debo hacer para que me creas?
—No lo sé, dijiste que me ayudarías si abandonaba mi fe, ¿cómo podrías tú ayudarme?— dijo mientras la observaba fijamente, ahora que la veía con esa apariencia, ya no sentía temor.
—¿Eso? Que sencillo, primero porque no te liberamos de esto, —dijo tomándole las manos y delineando con uno de sus dedos la soga que lo tenía atado de las manos, esperó que lo desatará, pero después de que ella lo tocará, como si de un acto de magia se tratase desaparecieron sus ataduras, notó las marcas que le habían dejado y se las sobó tratando de borrar el rastro que estos habían dejado.
—¿Y-y ahora?— preguntó inseguro.
—¿Y ahora? Todo depende de ti, aunque mientras suplicabas noté algo interesante…—comentó mientras daba una pausa como para ponerse a reflexionar acerca de algo.
—¿Qué pasó?— preguntó preocupado.
—¿Acaso no lo recuerdas? Aquel momento en que la oscuridad estuvo por consumirte cuando te comenzaste a preguntar como era posible que te hicieran daño sólo por no ser igual a ellos.— La joven le sonrió con dulzura y después lo rodeó en un abrazo y continuó hablando, —Debió haber sido difícil aguantar, ser fuerte ante lo que todos te hacían, pero para eso estoy aquí, yo sólo deseo ayudarte, yo puedo hacer que todos aquellos que te lastimaron paguen su osadía. ¿No quieres eso?
—Y-yo…no lo sé— le respondió, sentía su cabeza doler, estaba cansado y que ella le hablase de aquello no había sido lo mejor, no sabía que pensar estaba consciente de que ella no era una buena persona, pero al mismo tiempo le decía la realidad, ella le ofrecía una jugosa oportunidad, pero ¿realmente estaba dispuesto a abandonarlo todo por ello? No pudo continuar pensando en ello porque comenzó a sentir su cuerpo pesado y después sintió como volvía a caer de lleno en la oscuridad.
Despertó totalmente sobresaltado, su respiración estaba completamente agitada y sentía un pequeño dolor de cabeza. Se llevó la mano a su frente y notó que tenía algo de fiebre, eso debía haber causado que tuviese aquellos extraños sueños, porque no podía ser real, más bien no debía ser real. Observó su alrededor desorientado, y notó que estaba en un lugar en el que no había estado antes, se preguntó como había terminado ahí.
Escuchó uno pasos dirigirse apresurados a donde él se encontraba, la puerta se abrió bruscamente y por ella entró un pequeño niño, el cual corrió hacía donde se encontraba y le saltó encima quedando de frente a él.
—¡Que divertido! ¡Ya has despertado! Iré a avisarle a la señorita, se pondrá muy feliz por esto, no se vaya a mover de aquí—dijo hablando con rapidez y de la misma manera que entró volvió a salir corriendo, dejándolo con más interrogantes, pero decidió esperar, quizás la persona de la que el chico hablaba podría resolver sus preguntas.
Escuchó la puerta abrirse y por ella entró una joven, lo observó detenidamente y habló: —Oh, hasta que reaccionas, ya te daba por muerto y eso en realidad hubiese sido un desperdicio.
Y, como si le hubiesen lanzando un balde de agua de fría todas las memorias de los últimos eventos que habían sucedido inundaron su mente y no pudo evitar gritar, ¡eso no podía estar pasando!
La joven primero rodó los ojos ante su tan ‘masculino’ grito y después le sonrió, se le acercó lentamente, y tomó asiento a su lado en la cama. —Tranquilo Liam, no te haré daño… —y dio una breve pausa para sonreírle con dulzura, que por la mirada intimidante que le dio le hizo darse cuenta de que no había nada real en ese gesto, y después continuó: —o al menos no de momento, lo prometí, ¿no es así?
Él asintió levemente, probablemente fuera demasiado peligrosa así que de momento lo mejor sería seguirle la corriente. La sonrisa de ella se amplió, lo cual lo hizo temer aún más.
—Debes tener hambre. Acompáñame.— le dijo y después comenzó a avanzar, justo cuando estaba en la puerta de entrada notó como ella chasqueaba los dedos y su alrededor cambiaba, ya no estaban en una habitación, ahora se encontraban en un comedor y la mesa estaba de platillos que por la pinta se notaban deliciosos, él ya estaba sentado en uno de los extremos y su acompañante estaba de frente a él en el extremo contrario.
—¿Cómo hiciste eso?—preguntó confundido.
—No hay imposibles para nosotros, pero come debes estar hambriento, y todo esto fue preparado especialmente para ti.— le dijo mientras ella se servía un poco de té.
Él iba a replicar, pero su estomago hizo un sonido que delató el hambre que tenía en esos momentos, se sonrojó por la vergüenza y agachó la cabeza. Sin mediar palabra comenzó a comer y se dio cuenta de que la comida sabía exquisita, comió deleitándose del delicioso sabor, sin embargo notó que ella no había probado siquiera un bocado.
—¿No vas a comer?— le preguntó.
Ella, que minutos atrás estaba absorta mirando su té como si fuera lo más interesante del mundo pareció sorprenderse, parpadeó confundida tratando de recordar la pregunta para después contestar: —No, aunque parezcamos similares yo no necesito comer.
—¿Por qué?— inquirió interesado.
—Ustedes comen para obtener nutrientes, nosotros nos nutrimos de manera completa diferente.
—¿Entonces no puedes comer?
—Si puedo, pero no obtengo la misma satisfacción que ustedes al hacerlo, por lo que no lo veo como una necesidad.
—Oh…— comentó y agachó la mirada, se sentía raro comiendo solo. Ella pareció notarlo y suspiró antes de tomar un plato y comenzar a servirse.
—Creo que comer, no es malo de vez en cuando,— comentó mientras le daba un bocado.
Él le sonrió, quizás no fuese tan mala. Sin embargo después recordó algo y no dudo en preguntárselo, —Entonces, si ustedes no comen como nosotros, ¿de qué se alimentan?
Ella paró de comer y respondió: —De la maldad en los corazones de los hombres, o de nuestros contratos.
Él, que justo en ese momento estaba tomando un sorbo de su bebida no pudo evitar el escupirla. Causando que su acompañante se soltará a reír.
—Vamos, no tienes de que sorprenderte, ya habías oído algo de eso, ¿no es verdad?
—S-si, pero uno cosa es haberlo oído y otro es que lo afirmes con tanta desfachatez.
—No es desfachatez, tú me has preguntado y yo te he respondido con sinceridad, ¿acaso preferirías que mintiese?
—N-no… aunque sigue siendo difícil de asimilar, —le comentó.
—Bueno, supongo que es difícil de aceptar que los monstruos y demonios a los que le temes siendo un niño sean reales.— le dijo con una sonrisa.
—¿Todos ellos existen?— preguntó.
—Creo que en su mayoría si, sino fuera así dudo que alguien siquiera se preocuparía de transmitir su existencia.
—¿Acaso no es solo causado por la imaginación?— inquirió sintiendo tanto miedo como interés al mismo tiempo.
—Lo dudo mucho, la mayoría lo hace con el fin de transmitir el conocimiento y proteger a sus siguientes generaciones. El mundo es más grande de lo que puedes imaginar y hay cosas que a pesar de no verlas están ahí. Pero demasiado filosofar por hoy, ¿ya has pensado en lo que te dije?— preguntó interesada.
—Creí que sólo había sido un mal sueño.— dijo ligeramente resignado, cada vez era más consciente de su situación actual.— Además, he oído que ustedes son capaces de realizar mucho daño y sufrimiento, que son los culpables de tantas guerras y masacres dentro de nuestra raza, cómo podría siquiera el pensar en confiar en ti.
Contrario a lo esperado, la joven tan sólo se echó a reír causando que él la mirase completamente extrañado, después le sonrió, y a pesar de que le sonría con algo parecido a la dulzura, algo le decía que no había nada de dulce en ese pequeño gesto.—Oh, pequeño e iluso humano, ¿realmente crees que todo es culpa nuestra? No diré que seamos inocentes, pero es tan común de ustedes buscar el mal en otros lados cuando son ustedes quienes deciden obrar, aunque no me puedo quejar, nos dan más mérito del que tenemos.
—Espera, ¿eso exactamente qué significa? Quieres decir que ustedes no tienen que ver con el mal en el mundo.
—Si y no, mi señorito Payne, ustedes tiene algo que se llama ‘libre albedrío’ pueden decidir entre el bien y el mal eso es cuestión suya, aunque no quieran aceptarlo ustedes son capaces de ser malos por si solos, no necesariamente tenemos que influir en sus decisiones pero en cuanto a algunas guerras si hemos apoyado las causas, hemos sido una herramienta de apoyo.
—¿Cómo es eso?
—Fácil, hemos hecho pactos desde tiempos inmemorables, pero tu raza no es inocente pequeña criatura.
Después de lo que ella le dijo no pudo evitar ponerse a pensar, quizás tuviese razón, pero era difícil el aceptar que los humanos fueran malos por naturaleza, aunque quizás el culpar a algún ente extraño con el fin de justificar las malas acciones.
Tenía muchas preguntas y al mismo tiempo tenía miedo de las respuestas, pero su curiosidad era mayor, así que reuniendo su valor le dijo: —Tú…—se dio cuenta de que aquella joven sabía todo de él, pero él sabía poco o más bien prácticamente nada de ella, lo único que sabía de ella era que se trataba de una contratista, —¿por qué no me hablas un poco de ti?
—¿De mi?— preguntó confundida. —¿Qué quieres saber?
—¿Tienes algún nombre? Y, ¿qué eres exactamente?—inquirió con interés.
—Puedes llamarme Michelle, y por si no te habías dado cuenta soy un demonio, aunque creo que es más preciso decir que soy un ángel caído.
—¿No eres un contratista?
—Si, trabajo como contratista, pero no solo los ángeles caídos somos contratistas.
—Ya veo, entonces…podrías explicarme qué son exactamente los contratistas.
—Veamos, qué son los contratistas, digamos que en términos simples somos seres mágicos o mitológicos que estamos dispuestos a cumplir los deseos del contratante a cambio de algo que cubra el valor.
—¿vidas?
—En su mayoría si, pero ese no es lo único que podemos cobrar, podemos cobrar con objetos de valor, emociones, depende del tipo de deseo que se pida cumplir.
—Ya…—y se quedó pensativo unos instantes, —Pero yo siempre creí que uno debía invocarlos y yo…jamás hice algo como eso…— le dijo, la joven que hasta segundos comenzó a emitir un aura oscura que lo hizo temblar.
—Sólo seres bajos con capaces de ser invocados y mangoneados por simples humanos, me da vergüenza el sólo pensar en ello. Ser comparado con un ser de esa clase es un insulto a la grandeza de mi linaje. — añadió molesta y al instante notó como la habitación temblaba levemente.
—¡Yo no quise ofenderte! ¡Lo juro!—comentó él mientras se cubría, ella se dio cuenta de que lo había asustado por lo que inhaló lentamente y le ofreció una sonrisa no era momento para asustar a su posible víctima.
—Lo lamento, me exalte un poco. Mejor permíteme explicarte las cosas con mayor claridad. Existen dos tipos de contratistas los legales y los ilegales, los legales son aquellos que tienen ciertas pautas a seguir, y usualmente el tiempo se pacta entre las partes, supongamos que tu quieres salvar a alguien, cuando el deseo sea cumplido el pago se deberá realizar, un contrato ilegal no tiene tiempo límite puede que el deseo sea cumplido o no pero el contratante deberá pagar, y usualmente al terminar suele terminar perdido en el abismo. Los contratos ilegales son realizados por demonios de bajo rango o cadenas de cualquier rango. Y no necesariamente se hace el contrato con un demonio, también existen las cadenas.
—Espera, ¿dijiste abismo? ¿qué no eso es lo mismo que el infierno?
—No precisamente, suele confundirse pero el infierno es una sociedad jerárquica que es gobernada por nuestro rey, el señor oscuro, Lucifer, mientras que el Abismo es un lugar de caos, es la ‘nada’. Pero también existe un tercer lugar que está entre estos y el cielo que es el purgatorio, algunos seres que protegen ese lugar también forman pactos.
—Bueno, creo que he entendido, sin embargo, porqué te me apareciste, ¿qué hice?
—No lo sé, parecía interesante, y ¿acaso no parece divertida mi propuesta?
—Si yo pacto contigo no podré entrar al cielo, y cabe la posibilidad de que mi alma se utilice como alimento.
—Puede ser, pero dime, ¿en verdad crees que las cosas cambien? Esta vez te he salvado y aún si decides irte, ¿estás seguro de qué las cosas serán distintas? ¿crees que ellos podrán aceptarte por quién eres?— chasqueó los dedos e inmediatamente un espejo apareció frente a ellos. —Ellos no te amarán, —le dijo mientras se colocaba atrás de él, y lo abraza por la espalda, —Nadie entiende el daño que ha hecho hasta que lo sienten en carne propia, ellos no entienden el daño que te han hecho y esperar a que ellos cambien es imposible, ¿no quieres que ellos entiendan? ¿qué sientan todo el dolor, el miedo y la tristeza que te han causado?
Puede que tuviese razón, pensó mientras observaba su reflejo, las personas no lo veían como si igual, sólo su familia lo había amado, pero ellos ya no estaban, intento ser fuerte, intento encajar, pero no le fue permitido, recordaba las noches que había pasado con miedo, esperando que alguien le tendiera una mano amiga, y nadie se apiadó de él. Las palabras de Michelle se le grababan en la mente, quizás debía aceptar, quizás era momento de hacer justicia. Siempre creyó que si tenía fe, esta lo llevaría a la gloria, pero su vida no era más que un sufrimiento continuo.
—¿Me prometes que no me vas a traicionar?
—Por supuesto que no, como ya te dije, nosotros no mentimos. Si pactas conmigo, mientras nuestro contrato exista yo te protegeré.
Él asintió levemente, —¿Cómo formalizó el contrato? ¿Algo más que deba saber?
Ella sonrió ampliamente, —No demasiado, sólo no haga cosas innecesarias y no se enamore. En fin, continuemos… Este será nuestro signo mi señor, aquello que nos unirá hasta que su deseo sea cumplido, esto puede dolor un poco, pero pronto pasará—y tomando su mano, pudo observar como los ojos de ella cambiaban de color y comenzó a sentir un intenso dolor en su espalda. Y sintió como se desvanecía.
—Descanse ahora Mi Señor, que a partir de mañana todo cambiará.— le dijo mientras lo sostenía y lo llevaba a una habitación para descansar, lo arropó y después abandonó la estancia.
Mientras caminaba no pudo evitar pensar en lo divertido que eran los humanos. La naturaleza humana siempre le había parecido interesante, preocupándose mayormente por cosas vanas, intentando evitar lo inevitable. Como creían ciegamente en su fe. El ver como se herían los unos a los otros se le hacia completamente hilarante. Y lo que más le emocionaba era como en sus momentos de desesperación eran capaces de aferrarse a cualquier cosa con tal de salvarse, ese rayo de luz que algunos solían tener a pocos instantes del final era lo que más adoraba de ellos.
Caminaba cuando sintió posarse en su hombro una pequeña ave.
—¿En verdad harás un contrato con él?— escuchó hablar al ave.
—¿Por qué no?, ¿tiene algo de malo?— contestó con simpleza.
—No, es simplemente que no es algo propio de ti…Siempre haces que sean tus sirvientes los que hagan los contratos.
—Lo sé, eso lo hace más interesante, un cambio de vez en cuando no es tan mala idea. Además tiene algo que lo hace realmente apetecible. Sabes que mi mayor placer es tomar aquellas almas que todavía brillan de pureza, y mancharlas de oscuridad. Y él tiene el potencial para ser un exquisito alimento.
- Spoiler:
- Hermosas, sentimos haber tardado tanto, pero bueno, ahi esta el primer capitulo, lo subi yo, pues ale no tenía tanto tiempo, pero ella sigue, no me gusto mucho peo espero que a ustedes si, besos!
Última edición por CraazyLaanD el Mar 26 Nov 2013, 7:17 pm, editado 1 vez
Michaelis.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
El prologo fue tan tenebroso e intrigante no se Michael me da miedo, tiene algo que me llama tanto la atención. Fue perfect, todo bien narrado & me imagine completamente todo
El capitulo, Dios lo ame! pobre Liam solo sufre con los humanos :'c pero llega Michelle al rescate(? & ella es un ángel caído!:O rápidamente me acorde de mi amor platónico Patch Cipriano*O*
Todo fue maravilloso, largo y entretenido , ahora a esperar el segundo capitulo
El capitulo, Dios lo ame! pobre Liam solo sufre con los humanos :'c pero llega Michelle al rescate(? & ella es un ángel caído!:O rápidamente me acorde de mi amor platónico Patch Cipriano*O*
Todo fue maravilloso, largo y entretenido , ahora a esperar el segundo capitulo
Oblivion.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Que bueno que te haya gustado :D, habrá que ver como nos sorprenderá ahora mon petite Sky! :D Y sí, Michelle ha llegado para salvarlo…o llevarlo a la perdición lo que suceda primero :D. En fin, me iré porque debería estar en camita :D…Bye bye :P
MariajoseMercyForever escribió:El prologo fue tan tenebroso e intrigante no se Michael me da miedo, tiene algo que me llama tanto la atención. Fue perfect, todo bien narrado & me imagine completamente todo
El capitulo, Dios lo ame! pobre Liam solo sufre con los humanos :'c pero llega Michelle al rescate(? & ella es un ángel caído!:O rápidamente me acorde de mi amor platónico Patch Cipriano*O*
Todo fue maravilloso, largo y entretenido , ahora a esperar el segundo capitulo
Michaelis.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Mis hermosas y bellas escritoras.
Soy la persona más irresponsable de todo el mundo, matenme, golpeenme o lo que quieran, asdfghjklñ, merezco un buen regaño por esto, en verdad no quiero que esta enecé quede estancada por lo que bueno, ya me regañe yo, haré que Jahi igual lo haga y bueno, por el momento mi turno se pasa como último y sigue Stefy, la cual, hermosa tienes todo el tiempo que necesites para poder subir tu capitulo. Las amo mucho y en verdad lo siento.
Soy la persona más irresponsable de todo el mundo, matenme, golpeenme o lo que quieran, asdfghjklñ, merezco un buen regaño por esto, en verdad no quiero que esta enecé quede estancada por lo que bueno, ya me regañe yo, haré que Jahi igual lo haga y bueno, por el momento mi turno se pasa como último y sigue Stefy, la cual, hermosa tienes todo el tiempo que necesites para poder subir tu capitulo. Las amo mucho y en verdad lo siento.
Sky.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Bueno creo que no es necesario que te regañemos ya que sí no subiste capitulo tendrás tus razones, y no te preocupes la novela no quedara estancada -eso espero-, ahora a esperar el capítulo ansiosamente
Oblivion.
Re: Let's come to the Abyss | N.C
¡Estoy aquí! Vaya, fue un capítulo auténticamente maravilloso. Espero la siguiente escritora con ansias
Invitado
Invitado
Re: Let's come to the Abyss | N.C
Capitulo OO2
Despierta al mundo real, que lo que un día escuchaste, ahora es cierto...
Despierta al mundo real, que lo que un día escuchaste, ahora es cierto...
Mis piernas parecían casi de gelatina, la calle estaba en su punto más oscuro mientras avanzaba con cautela, sabía que no fue buena idea quedarme más tiempo de lo necesario en aquella apestosa cantina pero no podía dejar de pensar en las cosas tan extrañas que pasaban por mi cabeza, solo quería callarlas y relajarme un momento para poder pensar, aunque fuera bajo el efecto del alcohol.
Cuantas llamadas hizo mi madre adoptiva, tal vez diez o quince pero creo que estoy lo suficientemente mayor como para que ella se preocupe, si aun así no tengo ni media idea de porque me adopto a mí, ¿Qué vio en mi? Era la pregunta que me hacía todos los días. Estaba Rooney ese niño regordete que les caía bien a todos o Clare esa niña que bien podía ser una ángel interpretaba muy bien ese papel.
Pero yo, una niña flacucha y deprimente que se sentó en la cama hecha un ovillo, sin prestarle atención a esa señora, no encuentro razón a su decisión tan ilógica.
Y cinco años después aquí me encuentro, una adolescente con miles de problemas, miles de pensamientos ilógicos y cargada de rencor y malicia, sin poder callar esos pensamientos tan raros, a veces no le encuentro sentido a mis pensamientos.
Trastabille un poco y me apoye de un poste de luz, el cual parpadeaba lentamente, haciendo la calle más siniestra y sobre todo más terrorífica, el gobierno debería de arreglarla algún día, si una persona se interesaba por reportarlo. Intente recuperar un poco el aliento mientras me prepara lentamente para un leve dolor de cabeza, signos de resaca.
- Vaya, vaya que tenemos aquí – una voz se escucho del otro lado de la calle e hizo que todo mi cuerpo se tensara, agarrándose con mayor fuerza de aquel poste – Una pequeña humana con un gran rencor – su voz sonaba suave, pero era un signo peligroso – Perfecto – el susurro sonó alejado como si se estuviera moviendo
- ¿Qué demonios quieres? – el terror se apodero de todo aquello razonable e intente defenderme con lo único bueno que sabía, no dejarme ver como alguien débil
- Demonios, que hermosa palabra no lo crees – su risa suave se escucho con tal claridad que sabía que estaba a punto de vomitar pero del miedo
- ¿Qué quieres de mí?
- ¿Yo? – sonó sorprendido, o quizá fue sarcasmo
- No escucho a nadie más que a ti en esta calle – la luz del poste no servía de buena iluminación, en ocasiones se desvanecía y en otras regresaba solo para mostrarme una figura del otro lado de la calle que se mantenía en las sombras
- Yo no quiero nada de ti, a menos de que tu aceptes lo que te tengo que proponer
- No necesito nada de un extraño que me habla en mitad de la noche, a mitad de una calle oscura – técnicamente escupí mis palabras, eran sinceras y claras
- Claro que las necesitaras Melanie – su risa había regresado, ni si quiera sintió la tremenda directa
- ¿Cómo sabes mi nombre? – estaba a punto de explotar
- Sé mas de tu vida que tú misma en todos tus años viviendo como humana
¿Por qué se refería a mí como humana? ¿Qué acaso los dos no éramos lo mismo, no éramos humanos los dos? Estaba segura que este señor no era un ángel, un ángel no necesitaba hablar de una forma tan…oscura y malévola.
- No saques conclusiones que no tienes, se que en el fondo sabes que soy, solo que no quieres aceptarlo – la voz se movía o sonaba en varios lugares
- Como se que eres si ni si quiera he visto tu cara
- No necesariamente necesitas verme para saber que soy, nunca has escuchado las historias de ángeles caídos y demonios e incluso de las cadenas
- ¿Qué tiene que ver esas leyendas con lo que está pasando?
- Piensa un momento Melanie, aquellas historias de los ángeles caídos como se iban del cielo a pertenecer a este lugar, las cadenas aquellos seres tan fascinantes y los demonios siendo como siempre los malos de los cuentos – su voz sonaba ahora más cercana – como los monstros eran los que se escondían debajo de tu cama, todas las historias que te relataba tu padre antes de ir a dormir…
- No hables de mi padre – grite con claridad enfadada
- Tu padre – una inhalación sonó claramente enfrente de mí, pero no veía nada – Ese señor, aún recuerdo cuando un amigo mío lo visito, impresionante fuerza de voluntad
- ¿Tú…lo conocías? – mi voz tembló un poco
- Nunca lo conocí, yo no me relaciono con personas que quieren herir sin sentido, mi especialidad es la venganza no ese término tan sencillo de complacer
- Cuando buscas venganza hieres a las personas, no encuentro la diferencia
- No la notas, porque no trabajas con ella y si te explicara todo acerca de cómo trabajo mis contratos me tardaría años explicarte, soy complejo no simple
Contratos. La palabra desato miles de recuerdos, era obvio que no estaba hablando de un abogado en medio de la noche, un loco abogado que buscaba personas que quisieran buscar la venganza estaba tratando con un contratista y fue simple para saber que estaba metida en un tremendo problema.
De pronto me sentía como cuando tenía cinco años y mi padre me relataba las pequeñas historias de los contratistas, aquellos seres capaces de cumplirte cualquier deseo que quisieras, todo lo cumplían, a excepción de algunos.
En un momento a otro todos aquellos cuentos que me relato mi padre parecieron ser verdaderos, los demonios sedientos de las personas con poco fe, los contratistas alimentándose de los humanos tan débiles de voluntad, todo aquello que un día me relato se me estampo en la cara como si fuera verdadero.
- No vayas a comenzar a lloriquear como una nena de cinco años – bufo molesto mientras se oían pasos a mis lados – todos dicen lo mismo, ¿Por qué estás aquí? No me hagas daño, no te me acerques, siempre lo mismo – su tono sonó irritado
- ¿Quién dijo que me iba a echar a llorar? – tenía su carácter, pero yo lo tenía aun peor que él
- Por tu cara me deja a la imaginación que estabas pensando correr como loca y gritar, creo que debo de volver a estudiar a los humanos más a menudo
- No hace falta que investigues, ustedes son los que no se entienden – mi respuesta hizo que se riera como un loco en manicomio
- Ahora resulta que nosotros somos los incomprensibles – su risa no paraba – Querida he vivido con los de tu especie por siglos y ahora me dices que no entiendo sus reacciones, sus caras cuando están aterrados, como sus emociones guían todos sus impulsos o incluso como ustedes solos pueden llegar a destruirse unos a otros
- Es comprensible – esto parecía una discusión más que una especie de charla normal – Ustedes llevan más tiempo que nosotros en esta vida, nos han visto movernos y en cambio solo los humanos los conocemos por medio de historias o mitos, los pocos que interactúan llegan a la…
- Muerte – la palabra estaba cargada de satisfacción, por su reacción veía que estaba yendo en la dirección correcta, justo donde él me estaba guiando – Algunos mueren, si, pero hay miles de recompensas que se pueden obtener de ustedes no solamente su vida a cambio de un simple chasquido de dedos
- ¿Qué quieres? – volví al inicio haciendo que bufara frustrado
- No es lo que yo quiero, es lo que tú quieras de mí
- Yo no quiero nada…
- Oh, vamos no me digas que no quieres echarles en cara todo lo que tus compañeros de escuela te hicieron sufrir, vengarte de tu madre la cual te robo al hombre más importante de tu vida, silenciar todas tus palabras en tu cabeza, olvidar todo lo que te hicieron en aquel orfanato, ¿Acaso no quieres eso?
- Si pero…
- Entonces ¿Qué esperamos charlando cosas que se que nunca comprenderás?
- No espero nada, solo que no quiero atar mi vida a un contratista que posiblemente me vaya a matar cuando haya cumplido mi deseo
- Volviendo a lo que antes te dije, si yo quiero yo te mataría terminando el contrato, pero aún no abandonas en todo lo que crees – su voz sonó enfrente mío pero seguía sin verlo – debes de confiar y creer solamente en mí, si eres capaz de creerme solo a mí, entonces estarás conmigo hasta el final, de lo contrario no puedo obligarte a hacerlo
- ¿Tengo opciones? – pregunte con un leve temblor en mi voz y por cómo me escuche, estaba casi convencida de aceptar el trato
- Tienes dos claramente – pude casi adivinar que sonreía – una de ellas es aceptar mi contrato, la más obvia de todas, o la dos es irte dejar esta estupenda oportunidad de dejar atrás el rencor y vivir tu vida de miseria, que viendo tu camino no tardaras en que el alcohol te consuma por completo
- ¿Qué le pasara a mi familia? – el temor por mis cercanos se hizo latente
- Absolutamente nada, a menos de que se quieran interponer en nuestro convenio, para mí no es agradable que se estén entrometiendo en mis asuntos
- No, no quiero que les hagas daño, se interpongan o no – soné firme y segura, pero el solo soltó una risa, se estaba riendo de mi actitud
- Es mi deber, así lo marcan las reglas
- ¿Cuáles reglas? – estaba a punto de correr y arrepentirme
- Las mías, querida ¿No te han explicado los tipos de contratistas? – ahora me estaba haciendo más enredos que ningún otro momento de mi vida, mi padre no alcanzo a decirme la historia completa, escuche un bufido, estaba de nuevo frustrado – Ya sabes contratista legales e ilegales
- Ahora también se dividen ustedes, como policías y ladrones
- No es algo así, esa comparación es ilógica, nadie de nosotros son policías, no somos los justicieros que hacen todo bien, en ese caso serían ángeles y demonios, pero en este tipo de tema solo son ilegales y legales no más allá, no me insultes con semejante comparación
- Y resulta que el demonio se siente ofendido – me reí mientras alguien gruñía a lo cercano, sin duda me estaba volviendo histérica
Un dolor se abrió paso a través de mi cabeza, sintiendo de pronto como me latía punzante y doloroso, no tenía lógica, aunque claramente sabía que yo misma me lo había buscado.
- Eres alguien irritante Melanie Colson, pero tú no eres alguien que supone un reto para mí
Me deje caer lentamente mientras mis manos se ponían a los lados de mi cabeza, intentando parar aquel dolor.
- Puedo matarte aquí mismo, yo no pago condenas como los de tu especie, no necesito ir a un reformatorio – el dolor se intensifico y le di lo que quería, temor – nosotros nos alimentamos de ustedes, de sus emociones y de sus almas, solo necesito un chasquido de dedos para obtener todo lo que quiero – trate de gritar, pero mi boca fue silenciada, como si nunca hubiera tenido voz – pero sabes, eres una persona interesante, con la que me puedo entretener mucho cuando termine nuestro trato – el dolor ceso de pronto, y el sonido volvió y solo se me escapo un pequeño grito ahogado, jadee un poco intentando volver a pararme pero no tenía fuerzas, me sentía vacía
- ¿Cómo puedo confiar en alguien que me puede matar cuando se le dé la gana?
- Sencillo – escuche que se arrodillaba y se ponía a mi altura que era estar sentado – No me hagas enfadar y seguirás viva hasta el final – eso parecía una amenaza más que cualquier advertencia
- Anótamelo en un recordatorio – levante la cabeza y por primera vez lo pude conocer
No era tan diferente a mí, era alguien que en cualquier lugar lo pude ver, un chico rondando mi edad, con un cabello castaño corto y muy arreglado, sus ojos eran almendrados pero con un toque siniestro, todo en el resultaba ser tan humano que me sorprendí. Creía que me estaba enfrentando a un monstruo de siete tentáculos y diez mil ojos, pero al parecer me había equivocado.
- Eso déjaselo a los monstruos de verdad, yo no tenía ganas de ser un cosa espeluznante – se estremeció lentamente mientras me extendía una de sus manos para poder ponerme en pie
- Ahora resulta que le tienes miedo a los monstruos – me reí por lo bajo tomando su mano para tener un punto de apoyo, después de todo no lo podía dejar con la mano colgando
- No son como tu imaginación los plantea, estos son más…espeluznante – tiro suavemente hasta ponerme de pie
- Entonces volviendo a lo del contrato – quite mi mano de entre las suyas
- Espera – giro levemente y pateo con fuerza el poste, al principio pensé que eso se había ganado una fractura, pero la luz se arreglo y dejo de parpadear – Es molesto que parpadee cada dos segundos
- ¿Cómo…? – esto parecía de chiste
- Te dije que podíamos tener todo lo que nosotros quisiéramos y lo que quería era que dejara de parpadear – sonrió con ironía y se recargo de lado con el poste recién arreglado – El contrato es simple, solo es uno, no necesito más que eso
- ¿Por qué? ¿Acaso ustedes tienen miles de clausulas?
- No, por lo general son las que nosotros queramos aplicar, pero como soy un contratista ilegal puedo hacer lo que se me dé la gana – volvió la sonrisa pero esta mostraba malicia
- Bien, y ¿Cuál es la clausula?
- Nada de romance, en especial en usted, las mujeres suelen ser tan enamoradizas – rodo los ojos mientras los volvía a dirigir a mi rostro
- Es fácil de cumplir, no necesito nada de romance por el momento – sonreí con malicia igual que él intentándolo imitar
- Bien, entonces me suena que aceptas el trato – se enderezo y me vio con seriedad
Sabía que no había vuelta atrás o eso es lo que me había dicho mi padre, pero era tan tentador, ver a todas aquellas personas que me hicieron sufrir, aquellas que me insultaron o maltrataron por mi pasado, todos los que me excluyeron pensando que me iba a convertir en alguien como mi madre. Quería verlas arrepentirse, de eso estaba completamente segura.
- ¿Dónde firmo? – mi voz estaba cargada de seguridad
Este muchacho se echo a reír como loco, ¿Qué había de gracioso? Que no se supone que se tenía que firmar una especie de documento para formalizarlo, siempre era así.
- No somos como los abogados, no “firmamos papeles” – hizo comillas áreas – solo es una especie de símbolo – se encogió de hombros mientras caminaba hasta donde estaba – Piensa en algo alegre
- ¿Por qué tengo que…?
- Solo hazlo, te ayudara – sonrió de nuevo con malicia mientras apoyaba una de sus manos en mi hombro derecho – Esto puede doler y mucho – me puse rígida, intente escapar pero me retuvo con una fuerza increíble, ni si quiera pude mover los dedos de los pies – Y por cierto, mi nombre es Marcus, Marcus O’Mally – antes de que pudiera hacer cualquier cosa un dolor abrasador me recorrió entera, no sabía de dónde venía pero sentía mi piel arder, por todos lados
Quería escapar, sentía que mis pies me fallaban y mi cuerpo se convertía en una antorcha viviente, pero no me podía mover, ni si quiera abrir la boca y gritar, estaba paralizada.
Cuando retiro su mano sentí como el dolor se esfumaba y me dejaba libre, podía sentir mis pies y como pude corrí de donde estaba, intentando dejarlo atrás.
- ¡Mañana te veo! – grito mientras seguía corriendo
Las piernas me temblaban, ahora estaba peor que cuando estaba ebria, y creo que el dolor se desvaneció pero otro lo reemplazo, uno más amortiguado pero era doloroso. Cruce calles corriendo el peligro de ser atropellada, pero no me importo, solo corría como si no hubiera mañana, con una mano en mi hombro adolorido.
Di vuelta en un calle y visualice por fin mi hogar, estaba cerca. En la casa vecina alguien salía y pude ver quién era el que estaba en la puerta, viendo como corría.
- ¿Melanie? ¿Te encuentras bien? – la voz del castaño sonó preocupada
- No puedo hablar ahora – hable forzada mientras subía los escalones de la entrada de mi casa.
Empuje la puerta y cruce como rayo la estancia, estaba vacía como siempre lo estaba a esta hora de la madrugada, lo que me preguntaba era ¿Por qué estaba despierto mi vecino a esta hora?
Subí las escaleras de dos en dos, pero el ruido de mis pasos debió de despertar a mi madre sustituta, ya que fue la que abrió la puerta abruptamente, con cara preocupado aunque si llena de ira.
- ¡¿Dónde demonios te metiste en toda la noche?! – grito como loca, mientras la pasaba de largo ya abría la puerta de mi habitación, que con un hábil giro cerré la puerta y le logre poner el seguro - ¡Melanie!
La palabra demonios me hizo pegar un salto de temor, y sentí como el dolor de mi hombro se intensificaba, recordándome todo aquello que acabo de hacer.
Camine hasta el baño de mi recamara y ya dentro me retire el saco que traía puesto, baje un poco la camisa y en ese lugar donde había dejado su mano, se notaba una marca rojiza color sangre, ahí donde reposo su mano, ese mismo lugar ahora tenía un sello o una firma, la firma de mi contrato.
Cuantas llamadas hizo mi madre adoptiva, tal vez diez o quince pero creo que estoy lo suficientemente mayor como para que ella se preocupe, si aun así no tengo ni media idea de porque me adopto a mí, ¿Qué vio en mi? Era la pregunta que me hacía todos los días. Estaba Rooney ese niño regordete que les caía bien a todos o Clare esa niña que bien podía ser una ángel interpretaba muy bien ese papel.
Pero yo, una niña flacucha y deprimente que se sentó en la cama hecha un ovillo, sin prestarle atención a esa señora, no encuentro razón a su decisión tan ilógica.
Y cinco años después aquí me encuentro, una adolescente con miles de problemas, miles de pensamientos ilógicos y cargada de rencor y malicia, sin poder callar esos pensamientos tan raros, a veces no le encuentro sentido a mis pensamientos.
Trastabille un poco y me apoye de un poste de luz, el cual parpadeaba lentamente, haciendo la calle más siniestra y sobre todo más terrorífica, el gobierno debería de arreglarla algún día, si una persona se interesaba por reportarlo. Intente recuperar un poco el aliento mientras me prepara lentamente para un leve dolor de cabeza, signos de resaca.
- Vaya, vaya que tenemos aquí – una voz se escucho del otro lado de la calle e hizo que todo mi cuerpo se tensara, agarrándose con mayor fuerza de aquel poste – Una pequeña humana con un gran rencor – su voz sonaba suave, pero era un signo peligroso – Perfecto – el susurro sonó alejado como si se estuviera moviendo
- ¿Qué demonios quieres? – el terror se apodero de todo aquello razonable e intente defenderme con lo único bueno que sabía, no dejarme ver como alguien débil
- Demonios, que hermosa palabra no lo crees – su risa suave se escucho con tal claridad que sabía que estaba a punto de vomitar pero del miedo
- ¿Qué quieres de mí?
- ¿Yo? – sonó sorprendido, o quizá fue sarcasmo
- No escucho a nadie más que a ti en esta calle – la luz del poste no servía de buena iluminación, en ocasiones se desvanecía y en otras regresaba solo para mostrarme una figura del otro lado de la calle que se mantenía en las sombras
- Yo no quiero nada de ti, a menos de que tu aceptes lo que te tengo que proponer
- No necesito nada de un extraño que me habla en mitad de la noche, a mitad de una calle oscura – técnicamente escupí mis palabras, eran sinceras y claras
- Claro que las necesitaras Melanie – su risa había regresado, ni si quiera sintió la tremenda directa
- ¿Cómo sabes mi nombre? – estaba a punto de explotar
- Sé mas de tu vida que tú misma en todos tus años viviendo como humana
¿Por qué se refería a mí como humana? ¿Qué acaso los dos no éramos lo mismo, no éramos humanos los dos? Estaba segura que este señor no era un ángel, un ángel no necesitaba hablar de una forma tan…oscura y malévola.
- No saques conclusiones que no tienes, se que en el fondo sabes que soy, solo que no quieres aceptarlo – la voz se movía o sonaba en varios lugares
- Como se que eres si ni si quiera he visto tu cara
- No necesariamente necesitas verme para saber que soy, nunca has escuchado las historias de ángeles caídos y demonios e incluso de las cadenas
- ¿Qué tiene que ver esas leyendas con lo que está pasando?
- Piensa un momento Melanie, aquellas historias de los ángeles caídos como se iban del cielo a pertenecer a este lugar, las cadenas aquellos seres tan fascinantes y los demonios siendo como siempre los malos de los cuentos – su voz sonaba ahora más cercana – como los monstros eran los que se escondían debajo de tu cama, todas las historias que te relataba tu padre antes de ir a dormir…
- No hables de mi padre – grite con claridad enfadada
- Tu padre – una inhalación sonó claramente enfrente de mí, pero no veía nada – Ese señor, aún recuerdo cuando un amigo mío lo visito, impresionante fuerza de voluntad
- ¿Tú…lo conocías? – mi voz tembló un poco
- Nunca lo conocí, yo no me relaciono con personas que quieren herir sin sentido, mi especialidad es la venganza no ese término tan sencillo de complacer
- Cuando buscas venganza hieres a las personas, no encuentro la diferencia
- No la notas, porque no trabajas con ella y si te explicara todo acerca de cómo trabajo mis contratos me tardaría años explicarte, soy complejo no simple
Contratos. La palabra desato miles de recuerdos, era obvio que no estaba hablando de un abogado en medio de la noche, un loco abogado que buscaba personas que quisieran buscar la venganza estaba tratando con un contratista y fue simple para saber que estaba metida en un tremendo problema.
De pronto me sentía como cuando tenía cinco años y mi padre me relataba las pequeñas historias de los contratistas, aquellos seres capaces de cumplirte cualquier deseo que quisieras, todo lo cumplían, a excepción de algunos.
En un momento a otro todos aquellos cuentos que me relato mi padre parecieron ser verdaderos, los demonios sedientos de las personas con poco fe, los contratistas alimentándose de los humanos tan débiles de voluntad, todo aquello que un día me relato se me estampo en la cara como si fuera verdadero.
- No vayas a comenzar a lloriquear como una nena de cinco años – bufo molesto mientras se oían pasos a mis lados – todos dicen lo mismo, ¿Por qué estás aquí? No me hagas daño, no te me acerques, siempre lo mismo – su tono sonó irritado
- ¿Quién dijo que me iba a echar a llorar? – tenía su carácter, pero yo lo tenía aun peor que él
- Por tu cara me deja a la imaginación que estabas pensando correr como loca y gritar, creo que debo de volver a estudiar a los humanos más a menudo
- No hace falta que investigues, ustedes son los que no se entienden – mi respuesta hizo que se riera como un loco en manicomio
- Ahora resulta que nosotros somos los incomprensibles – su risa no paraba – Querida he vivido con los de tu especie por siglos y ahora me dices que no entiendo sus reacciones, sus caras cuando están aterrados, como sus emociones guían todos sus impulsos o incluso como ustedes solos pueden llegar a destruirse unos a otros
- Es comprensible – esto parecía una discusión más que una especie de charla normal – Ustedes llevan más tiempo que nosotros en esta vida, nos han visto movernos y en cambio solo los humanos los conocemos por medio de historias o mitos, los pocos que interactúan llegan a la…
- Muerte – la palabra estaba cargada de satisfacción, por su reacción veía que estaba yendo en la dirección correcta, justo donde él me estaba guiando – Algunos mueren, si, pero hay miles de recompensas que se pueden obtener de ustedes no solamente su vida a cambio de un simple chasquido de dedos
- ¿Qué quieres? – volví al inicio haciendo que bufara frustrado
- No es lo que yo quiero, es lo que tú quieras de mí
- Yo no quiero nada…
- Oh, vamos no me digas que no quieres echarles en cara todo lo que tus compañeros de escuela te hicieron sufrir, vengarte de tu madre la cual te robo al hombre más importante de tu vida, silenciar todas tus palabras en tu cabeza, olvidar todo lo que te hicieron en aquel orfanato, ¿Acaso no quieres eso?
- Si pero…
- Entonces ¿Qué esperamos charlando cosas que se que nunca comprenderás?
- No espero nada, solo que no quiero atar mi vida a un contratista que posiblemente me vaya a matar cuando haya cumplido mi deseo
- Volviendo a lo que antes te dije, si yo quiero yo te mataría terminando el contrato, pero aún no abandonas en todo lo que crees – su voz sonó enfrente mío pero seguía sin verlo – debes de confiar y creer solamente en mí, si eres capaz de creerme solo a mí, entonces estarás conmigo hasta el final, de lo contrario no puedo obligarte a hacerlo
- ¿Tengo opciones? – pregunte con un leve temblor en mi voz y por cómo me escuche, estaba casi convencida de aceptar el trato
- Tienes dos claramente – pude casi adivinar que sonreía – una de ellas es aceptar mi contrato, la más obvia de todas, o la dos es irte dejar esta estupenda oportunidad de dejar atrás el rencor y vivir tu vida de miseria, que viendo tu camino no tardaras en que el alcohol te consuma por completo
- ¿Qué le pasara a mi familia? – el temor por mis cercanos se hizo latente
- Absolutamente nada, a menos de que se quieran interponer en nuestro convenio, para mí no es agradable que se estén entrometiendo en mis asuntos
- No, no quiero que les hagas daño, se interpongan o no – soné firme y segura, pero el solo soltó una risa, se estaba riendo de mi actitud
- Es mi deber, así lo marcan las reglas
- ¿Cuáles reglas? – estaba a punto de correr y arrepentirme
- Las mías, querida ¿No te han explicado los tipos de contratistas? – ahora me estaba haciendo más enredos que ningún otro momento de mi vida, mi padre no alcanzo a decirme la historia completa, escuche un bufido, estaba de nuevo frustrado – Ya sabes contratista legales e ilegales
- Ahora también se dividen ustedes, como policías y ladrones
- No es algo así, esa comparación es ilógica, nadie de nosotros son policías, no somos los justicieros que hacen todo bien, en ese caso serían ángeles y demonios, pero en este tipo de tema solo son ilegales y legales no más allá, no me insultes con semejante comparación
- Y resulta que el demonio se siente ofendido – me reí mientras alguien gruñía a lo cercano, sin duda me estaba volviendo histérica
Un dolor se abrió paso a través de mi cabeza, sintiendo de pronto como me latía punzante y doloroso, no tenía lógica, aunque claramente sabía que yo misma me lo había buscado.
- Eres alguien irritante Melanie Colson, pero tú no eres alguien que supone un reto para mí
Me deje caer lentamente mientras mis manos se ponían a los lados de mi cabeza, intentando parar aquel dolor.
- Puedo matarte aquí mismo, yo no pago condenas como los de tu especie, no necesito ir a un reformatorio – el dolor se intensifico y le di lo que quería, temor – nosotros nos alimentamos de ustedes, de sus emociones y de sus almas, solo necesito un chasquido de dedos para obtener todo lo que quiero – trate de gritar, pero mi boca fue silenciada, como si nunca hubiera tenido voz – pero sabes, eres una persona interesante, con la que me puedo entretener mucho cuando termine nuestro trato – el dolor ceso de pronto, y el sonido volvió y solo se me escapo un pequeño grito ahogado, jadee un poco intentando volver a pararme pero no tenía fuerzas, me sentía vacía
- ¿Cómo puedo confiar en alguien que me puede matar cuando se le dé la gana?
- Sencillo – escuche que se arrodillaba y se ponía a mi altura que era estar sentado – No me hagas enfadar y seguirás viva hasta el final – eso parecía una amenaza más que cualquier advertencia
- Anótamelo en un recordatorio – levante la cabeza y por primera vez lo pude conocer
No era tan diferente a mí, era alguien que en cualquier lugar lo pude ver, un chico rondando mi edad, con un cabello castaño corto y muy arreglado, sus ojos eran almendrados pero con un toque siniestro, todo en el resultaba ser tan humano que me sorprendí. Creía que me estaba enfrentando a un monstruo de siete tentáculos y diez mil ojos, pero al parecer me había equivocado.
- Eso déjaselo a los monstruos de verdad, yo no tenía ganas de ser un cosa espeluznante – se estremeció lentamente mientras me extendía una de sus manos para poder ponerme en pie
- Ahora resulta que le tienes miedo a los monstruos – me reí por lo bajo tomando su mano para tener un punto de apoyo, después de todo no lo podía dejar con la mano colgando
- No son como tu imaginación los plantea, estos son más…espeluznante – tiro suavemente hasta ponerme de pie
- Entonces volviendo a lo del contrato – quite mi mano de entre las suyas
- Espera – giro levemente y pateo con fuerza el poste, al principio pensé que eso se había ganado una fractura, pero la luz se arreglo y dejo de parpadear – Es molesto que parpadee cada dos segundos
- ¿Cómo…? – esto parecía de chiste
- Te dije que podíamos tener todo lo que nosotros quisiéramos y lo que quería era que dejara de parpadear – sonrió con ironía y se recargo de lado con el poste recién arreglado – El contrato es simple, solo es uno, no necesito más que eso
- ¿Por qué? ¿Acaso ustedes tienen miles de clausulas?
- No, por lo general son las que nosotros queramos aplicar, pero como soy un contratista ilegal puedo hacer lo que se me dé la gana – volvió la sonrisa pero esta mostraba malicia
- Bien, y ¿Cuál es la clausula?
- Nada de romance, en especial en usted, las mujeres suelen ser tan enamoradizas – rodo los ojos mientras los volvía a dirigir a mi rostro
- Es fácil de cumplir, no necesito nada de romance por el momento – sonreí con malicia igual que él intentándolo imitar
- Bien, entonces me suena que aceptas el trato – se enderezo y me vio con seriedad
Sabía que no había vuelta atrás o eso es lo que me había dicho mi padre, pero era tan tentador, ver a todas aquellas personas que me hicieron sufrir, aquellas que me insultaron o maltrataron por mi pasado, todos los que me excluyeron pensando que me iba a convertir en alguien como mi madre. Quería verlas arrepentirse, de eso estaba completamente segura.
- ¿Dónde firmo? – mi voz estaba cargada de seguridad
Este muchacho se echo a reír como loco, ¿Qué había de gracioso? Que no se supone que se tenía que firmar una especie de documento para formalizarlo, siempre era así.
- No somos como los abogados, no “firmamos papeles” – hizo comillas áreas – solo es una especie de símbolo – se encogió de hombros mientras caminaba hasta donde estaba – Piensa en algo alegre
- ¿Por qué tengo que…?
- Solo hazlo, te ayudara – sonrió de nuevo con malicia mientras apoyaba una de sus manos en mi hombro derecho – Esto puede doler y mucho – me puse rígida, intente escapar pero me retuvo con una fuerza increíble, ni si quiera pude mover los dedos de los pies – Y por cierto, mi nombre es Marcus, Marcus O’Mally – antes de que pudiera hacer cualquier cosa un dolor abrasador me recorrió entera, no sabía de dónde venía pero sentía mi piel arder, por todos lados
Quería escapar, sentía que mis pies me fallaban y mi cuerpo se convertía en una antorcha viviente, pero no me podía mover, ni si quiera abrir la boca y gritar, estaba paralizada.
Cuando retiro su mano sentí como el dolor se esfumaba y me dejaba libre, podía sentir mis pies y como pude corrí de donde estaba, intentando dejarlo atrás.
- ¡Mañana te veo! – grito mientras seguía corriendo
Las piernas me temblaban, ahora estaba peor que cuando estaba ebria, y creo que el dolor se desvaneció pero otro lo reemplazo, uno más amortiguado pero era doloroso. Cruce calles corriendo el peligro de ser atropellada, pero no me importo, solo corría como si no hubiera mañana, con una mano en mi hombro adolorido.
Di vuelta en un calle y visualice por fin mi hogar, estaba cerca. En la casa vecina alguien salía y pude ver quién era el que estaba en la puerta, viendo como corría.
- ¿Melanie? ¿Te encuentras bien? – la voz del castaño sonó preocupada
- No puedo hablar ahora – hable forzada mientras subía los escalones de la entrada de mi casa.
Empuje la puerta y cruce como rayo la estancia, estaba vacía como siempre lo estaba a esta hora de la madrugada, lo que me preguntaba era ¿Por qué estaba despierto mi vecino a esta hora?
Subí las escaleras de dos en dos, pero el ruido de mis pasos debió de despertar a mi madre sustituta, ya que fue la que abrió la puerta abruptamente, con cara preocupado aunque si llena de ira.
- ¡¿Dónde demonios te metiste en toda la noche?! – grito como loca, mientras la pasaba de largo ya abría la puerta de mi habitación, que con un hábil giro cerré la puerta y le logre poner el seguro - ¡Melanie!
La palabra demonios me hizo pegar un salto de temor, y sentí como el dolor de mi hombro se intensificaba, recordándome todo aquello que acabo de hacer.
Camine hasta el baño de mi recamara y ya dentro me retire el saco que traía puesto, baje un poco la camisa y en ese lugar donde había dejado su mano, se notaba una marca rojiza color sangre, ahí donde reposo su mano, ese mismo lugar ahora tenía un sello o una firma, la firma de mi contrato.
- Hola:
- Aquí ta' bueno la verdad es que me base un poco en el capítulo anterior ya que no he visto la serie en que esta basada y me sirvió muchisimo de punto de referencia C: espero que les agrade, ya que por el momento me quede satisfecha CCC:
Saludotes a todas
Love u <33
Kurisu
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