Destino: Toulouse

Ficha

 Prólogo

Enredó las manos en el cabello cobrizo, prestando especial atención a los mechones con los que estaba trabajando. Disfrutaba la sensación de su pelo entre sus dedos y la conmoción que lo embriagaba cada vez que rosaba su cuello. Era diferente a lo que podía llegar a sentir con cualquier otra persona y muy especial como para apurar su tarea y tomarse menos tiempo en su deleite. La jovencita temblaba como una hoja, consciente del frío que comenzaba a estar presente en las calles parisinas. No dejaban de sonreír, con un leve rubor en ambos pares de mejillas.

— ¡Terminé!—exclamó el muchacho una vez hubo finalizada su labor.

La muchacha se llevó una mano blanca a la trenza de espiga, desprolija de una manera que parecía hecho sin querer, pero segura de que él así lo había planeado. Admiró en silencio la facilidad que el manejaba para realizar aquellos nudos que lucían tan complicados para ella y dio vuelta de inmediato, acomodando las rodillas como pudo entre las piernas de él.

—Te prometo que con la práctica saldrá mejor. —susurró el joven de once años con una con una mano en la nuca y con una expresión que lo hacía lucir incómodo.

Ella casi quiso sonreír por eso.

—Y podrás hacerle una así a Sophie.

—Cuando tenga pelo—soltó junto a una carcajada.

En ese momento se escuchó el golpe seco de la puerta mosquitero. Una mujer esbelta salió de allí, con pasos largos y la mirada oculta detrás de unos anteojos de descanso demasiados grandes para su flacucho rostro. Se detuvo frente a los chicos, ahogando un gemido de sorpresa. Susurró un "hola" apagado y siguió su camino hacia un granero cercano para desaparecer de su vista.

La niña miró a su amigo, cuyos ojos lucían más opacos que de costumbre y hubiesen preferido estar ocultos detrás de un flequillo que no era lo suficientemente largo, e intentó no abatirse ni entristecerse como él, sino intentar animarlo.

—Mañana será tu cumpleaños—susurró con voz dulce ella, pretendiendo que la viera por fin—. Ya cumples doce años—susurró.

—No hay forma de que sea un buen cumpleaños—soltó él con una sorpresiva amargura.

Ella hizo una pausa y luego le sonrío de la manera más sincera y cálida que le salía. Él se sobresaltó.

—¡Claro que lo será!—exclamó con repentina emoción para contagiarle sus ánimos—¡Yo estaré allí para que así sea!

Se puso de pie y le estiró la mano a su amigo para que éste hiciera lo mismo. Luego se echó a sus brazos y lo apretó con fuerzas intentando brindarle el cariño y la paz que el más necesitaba.

Un beso en sus cabellos sobre la parte alta de la cabeza le confirmó que sus métodos habían funcionado, y que, al menos por el momento, él estaría esperando el día siguiente y que lo disfrutaría.

—Prométeme que serás mi compañera siempre, Gwen.

—Y tú prométeme que serás siempre así de cariñoso.

Ambos sonrieron simultáneamente.

—De acuerdo...—susurró él.

—Siempre, Logan.

Ninguno de los dos podía imaginar que su promesa llegaría a romperse tan pronto.