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"Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Angi escribió:oh my God Aury too an da de cumple años???!!! y como nu dicen eso
mi vida HAPPY BIRTHDAY!!!!!! que cumplas muuuchooosss peroo muuchos años mas y la pases super bien!!! sabes que de este lado del continente esta jonatica te quiere un monton FELICIDADES!!!!
tkm :hug:
aww gracias!
eres muy tierna
yo tambien tkmmmmm :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
LaChicaQSEnamoroNViernes escribió:AURY CUMPLISTE ANOS Y NO AVISASTE!? O YO NO ME ENTERE?
PERO BUENO...
¡¡¡¡FELIZ CUMPLE!!!!!
FELICIDADES!!! :cumple: :hug:
yo no avise
muchas gracias
tkm :hug:
Última edición por Mrs. Nick Jonas el Lun 05 Sep 2011, 7:55 pm, editado 1 vez
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
aww gracias!bia_mtz escribió:eeeeeh Aury HAPPY BIRTHDAY!!!
espera como son en mexico..? algo como
estas son las mañanitas que cantaba el rey david hoy por ser dia de tu santo te las cantamos aqui tan tan jaja pasatela muuuuy bien te quiero muchisisimo
oooh y perdona que no te lo habia dicho pero no lo sabia perdon..:oops: eeh oye y te hicieron 15..? si es asi cuentame tooodo!!!! de que color es tu vestido o el vals o...o...o..jaja bueee siempre quize que me hubieran echo xv años pero me tocaran mis super dulces 16 jaja que fastido jaja bueno cuidate y ojala te la hayas pasado de maravilla..!!! te quiero aaa y te mando un gran abrazo virtual jaja
no te preocupes ni que fueras adivina :P
ja no quise fiesta preferi un viaje :D
y me vas a invitar a tus super dulces 16? :roll: (es broma eh )
tkm :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
I'mJonasGrint escribió:Hay por dios!
Como que es tu Birthday y no me abisaron!
HAPPY BIRTHDAY :cumple:
Mi regalo es Joe Jonas empacado y bien envuelto :D
Ehh.... si aparece en noticas que secuestraron a un Jonas... FUI YO! JJAJA
Que la pases super en un dia tan especial como hoy ^.^ No siempre se cumple... 15?
Espero mi bocado de pastel ok?
TE QUIERO MUCHO!
:hug:
gracias :D
ya me llego mi regalo y esta :arre:
tkm :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
angie.lore6 escribió:oye aury HAPPY BIRTHDAY atrasado pero bueno
aww gracias
tkm :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Dayi_JonasLove!* escribió:DIOS BENDITOOO CUANTO ME HE PERDIDOOOO D:
Empece a tener proble con el internet y es ahora que puedo pnerme al dia!
Y COMO ME COSTO! Pero lo hiceee hahahaha.
Estoy estancadisima con esta nove! obsesionada y vuelta loca... L A A M O! :love:
Y digame el cap cuando tuvieron su primera vez... OH MY NICHOLAS! Pude haber explotado lo juro hahahahaha. No se cuanto agradecerte que sigas colocando esta nove tan contastemenTE! :D creo que ya no vivo sin ella! PORFAVOR siguelaaaa prontoooooo!!!
Y por cierto... creo que algo retrasado pero FELIZ CUMPLEEEEEE :D :D Espero la hayas pasado chevereee! BESOS, CUIDATE!
me alegra que te guste :D
gracias!
tkm :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Cincuenta y nueve
Se ha comprado una bonita cazadora, nueva, de tela tejana azul claro, una Fake London Genius. Había oído hablar tanto de ella... En el pelo lleva ese gel azul que llevan casi todos en Giardinetti. Un poco de gomina nunca está de más. Lo canta incluso ese rapero, ¿cómo se llama?, uno no muy famoso. Fabio algo. A lo mejor algún día se acuerda. A saber... Mauro mira su reflejo en un escaparate. ¿Parece un macarra de periferia? Bah... También me he puesto el pendiente grande, el del brillante. Lo llevo sólo cuando voy al fútbol, cuando juega el «mágico» Roma. En mi casa no les gusta. Mi madre se pone de los nervios. Y mi padre, la única vez que me lo vio se echó a reír como un loco, estaba comiendo y casi se ahoga. Mi hermano Cario tuvo que darle un montón de palmadas en la espalda. A mi hermana pequeña Elisa le faltó poco para echarse a llorar. «Pedazo de maricón», me dijo mi padre cuando se hubo recuperado. Tomó un sorbo de agua y salió, dándome un buen golpe con el hombro, como hace cada vez que se pilla un cabreo. Cabreo. Se cabrea conmigo. Sólo conmigo. Lo noto en su manera de mirarme siempre. Cuando salgo por la mañana. Cuando vuelvo. Cuando como. Una vez me desperté y me lo encontré junto a la cama, sentado en el sofá donde acostumbra a dormir Elisa. Me estaba mirando. Mi hermana estaba en la escuela. Y también Cario estaba ya en su trabajo. Mamá había ido a hacer la compra. En cambio, él estaba allí. Mirándome fijamente. Cuando abrí los ojos y lo vi, por un momento pensé que se trataba de un sueño. Luego me di cuenta de que no y lo saludé. «Hola, papá». Le sonreí incluso. Y eso que no es fácil hacerlo apenas levantado. Entonces él se levantó. Se pasó la mano por la mejilla áspera y la barba sin afeitar. Se fue sin decir una palabra. Nada. No me dijo nada. Pienso a menudo en aquella mañana. A saber cuánto tiempo llevaba allí observándome.
Mauro sigue mirándose en la luna del escaparate, se arregla bien la camisa, se peina lo poco que puede el cabello engominado. Vuelve la cara hacia el otro lado. ¿Un poco de barba descuidada será de macarra? Bah. Vaya usted a saber. A esos no los entiende ni Dios. Por si las moscas, me la he dejado crecer a su aire. Sonríe ante sus pensamientos. Luego se coloca bien el paquete. Hace un gesto a lo John Travolta. Ojalá me diese suerte. Porque para hortera macarra, él... Me refiero a John. Un hortera internacional. Además, también lo tengo a él. Se palpa con la mano el bolsillo interno de la cazadora. El osito Totti está allí. Con una sonrisa y un suspiro de confianza, Mauro empuja la puerta y entra en el edificio.
—Derecha, izquierda, así, divididos en grupos. Los morenos por aquí, los rubios por allí. —Una mujer joven está clasificando de manera rápida y decidida a los chicos que van llegando—. Va, por favor, tened preparada una foto con vuestro número de teléfono, edad, zona en la que vivís y altura escrito detrás.
Un chico levanta la mano.
—Sí, dime, ¿qué ocurre?
—No, que antes usted ha dicho que los rubios a un lado y los morenos a otro, ¿no? ¿Y yo que soy castaño?
La chica resopla y alza los ojos al cielo.
—Muy bien, veamos. Los castaños y similares, incluidos a los pelirrojos, van con los rubios, ¿ok? Otra cosa más. Si por casualidad lograseis evitar hacer preguntas de este tipo, os quedaría muy agradecida.
Dos macarras de pelo oscuro, que se han quedado en la sala, se miran y se ríen.
—Eh, una última pregunta. ¿No tendrás un boli?
—Y para mí otro.
La chica coge algunos bolígrafos, los deja sobre la mesa y se aleja. Los dos tipos la miran.
—Vaya, no nos ha dicho cómo nos lo iba a agradecer, ¿no?
—No, pero te digo yo que a ésa le hace falta un buen polvo. ¡¿Qué apostamos a que si te la tiras te quedará eternamente agradecida?!
—Ya, y luego no hay quien se la saque de encima.
—¡Ya te digo! —Y chocan los cinco ruidosamente, satisfechos con su broma. Algunos chicos se sientan en el borde de un sofá. Uno está apoyado en la pared. Dos macarras empiezan a escribir sus datos detrás de las fotos. Mauro escribe a toda velocidad. Él ya lo había hecho. O mejor dicho, sabía que se hacía así. Se lo había visto hacer a Paola. Mil veces. Lo que no sabía es que las fotos fuesen tan caras. Doscientos euros por media hora de sesión. Mauro es el primero en entregar su foto. Luego se da un golpecito en el bolsillo y le habla en voz baja al osito Totti para que le dé suerte.
—Eh... Esperemos que haya sido una buena inversión...
La chica recoge algunos folios dispersos por la mesa junto con las fotos que le da su ayudante, quien las ha metido en una carpeta. Luego, antes de pasar a una sala más grande, se vuelve.
—Esperad aquí.
—Cómo no... —suelta uno de los macarras—. ¿Cuándo nos podremos dar el piro? Ahora que ya hemos hecho los escritos, no vemos la hora de hacer los orales...
La chica sacude la cabeza y entra en otra sala.
Mauro los cuenta. Serán una decena. Pocos. Pensaba que iban a ser más. Además, lo que importa es que estoy aquí. Uno de cada diez lo consigue. ¿No decía eso la canción? Bah. Le entran ganas de reír. Se siente seguro. Qué pasa, yo soy mejor que todos estos. Los mira uno por uno. A ver ése. El pelo largo ya no se lleva. Y mira este otro. Pero ¿adonde vas pardillo? Con los pelos de punta. ¿Qué pasa, te han dado un susto? Mauro estudia el look de todos. Uno ha ido incluso con chaqueta y corbata. Un hortera de manual. Se les nota tanto que quieren fingir lo que no son, que dan pena. Un hortera tiene que serlo hasta las últimas consecuencias. Si se pone chaqueta, por lo menos debe llevar una camiseta bien ajustada debajo. Poca broma con eso. Mauro se abre la cazadora y se toca la suya, blanca, de tela medio plastificada, perfecta. Bien pegada al cuerpo. Que se le marque la «tableta de chocolate». Así tiene que ser un hombre, sin más pamplinas. Se tiene que ver a la legua. La chica vuelve a salir.
—Bien... Giorgi, Maretti, Bovi y todos los demás rubios ya se pueden ir. De todos modos, nos quedamos con las fotos por si saliese otro tipo de trabajo. Gracias por venir.
Los rubios, los castaños y los pelirrojos salen de la sala mascullando. Alguno se va a toda prisa con una carpeta bajo el brazo. A lo mejor tiene otra prueba. Quedan tan sólo Mauro y el tipo con chaqueta y corbata. Mauro lo mira. Quién lo iba a decir, piensa. Mauro se sienta apocado en el brazo del sillón. La persiana veneciana del despacho del mánager se sube. Por detrás de un cristal transparente aparece una mujer hermosa. Es rubia, tiene una cara serena, los cabellos semirrecogidos. Debe de tener unos treinta años. Es guapa, piensa Mauro, no está nada mal. Debe de ser la jefa. Mauro se aparta un poco del sillón intentando leer el nombre de la tarjeta que hay en la puerta. Miley y algo más. Bonito nombre. La mujer le dice algo a su ayudante, que hace un gesto afirmativo. Después ésta vuelve a la sala y la puerta se cierra a sus espaldas.
—Bien, dice que si os podéis poner de pie aquí, en el centro de la sala.
Mauro y el tipo con chaqueta y corbata hacen lo que les dice.
—Aquí, sobre esta alfombra roja, gracias.
Tan sólo ahora Mauro se percata de que el tipo con chaqueta y corbata tiene el pelo muy oscuro, largo, aceitoso, recogido con una goma. Parece casi un peinado japonés. Sus cejas son muy espesas. Ahora están el uno al lado del otro. El tipo es un poco más alto que él. Tiene los hombros más anchos. Tiene las piernas ligeramente abiertas y balancea las caderas hacia el cristal. Mastica un chicle y sonríe a la mujer que está al otro lado. La mujer sonríe también y se sienta a su escritorio. El tipo se vuelve hacia Mauro y le sonríe a él también. Peor aun. Le guiña un ojo. Seguro. Demasiado seguro. Desde la otra sala, Miley hace un gesto con la mano a su ayudante, indicándole que vuelva a entrar. Mauro vuelve a sentarse en el borde del sofá y mira a través del cristal. Ve que Miley ha cogido su foto. Bien. Mi foto... La mujer le da un golpe encima con la mano. Parece convencida. Entonces su ayudante le dice algo. Miley vuelve a mirar las dos fotos. Parece indecisa. A continuación vuelve a mirar a través del cristal. Mauro se da cuenta y aparta rápidamente la vista. Mira hacia el otro lado. El otro tipo está sentado cómodamente en el sillón, con una pierna apoyada en el brazo del mismo, columpiándola, mostrando bajo sus pantalones tejanos una botas con remaches brillantes a los lados. Mauro se vuelve de nuevo hacia la sala. Ve que Miley rompe una foto. La ve caer en la papelera que hay debajo de la mesa, al lado de esas hermosas piernas. Y con esos trozos de papel se va su sueño. La foto rota era la suya. La ayudante sale del despacho de Miley.
—Bien, lo siento, pero hemos decidido que...
El tipo con chaqueta y corbata está sentado en el sofá, un poco más compuesto, si bien sigue teniendo las piernas estiradas.
—¿Adonde ha ido el otro chico?
El macarra de la coleta sonríe.
—¡Bah, se ha ido!
—No hay remedio, ya no queda educación. —La ayudante se encoge de hombros—. De todos modos, te hemos elegido a ti. Ven, vamos a hacer una prueba para tomarte medidas.
El hortera se levanta y se ajusta los pantalones como un patán. Luego sonríe a las mujeres.
—¿Medidas de qué, chati?
La ayudante se vuelve, se detiene con una mano apoyada en la cadera y lo mira fijamente, seria, con la cabeza inclinada hacia un lado.
—Las medidas para la ropa.
Él sonríe y mueve arriba y abajo la cabeza.
—Ah, vale, me imaginaba otra cosa... —Y la sigue feliz, sea cual sea el papel que le toque.
Se ha comprado una bonita cazadora, nueva, de tela tejana azul claro, una Fake London Genius. Había oído hablar tanto de ella... En el pelo lleva ese gel azul que llevan casi todos en Giardinetti. Un poco de gomina nunca está de más. Lo canta incluso ese rapero, ¿cómo se llama?, uno no muy famoso. Fabio algo. A lo mejor algún día se acuerda. A saber... Mauro mira su reflejo en un escaparate. ¿Parece un macarra de periferia? Bah... También me he puesto el pendiente grande, el del brillante. Lo llevo sólo cuando voy al fútbol, cuando juega el «mágico» Roma. En mi casa no les gusta. Mi madre se pone de los nervios. Y mi padre, la única vez que me lo vio se echó a reír como un loco, estaba comiendo y casi se ahoga. Mi hermano Cario tuvo que darle un montón de palmadas en la espalda. A mi hermana pequeña Elisa le faltó poco para echarse a llorar. «Pedazo de maricón», me dijo mi padre cuando se hubo recuperado. Tomó un sorbo de agua y salió, dándome un buen golpe con el hombro, como hace cada vez que se pilla un cabreo. Cabreo. Se cabrea conmigo. Sólo conmigo. Lo noto en su manera de mirarme siempre. Cuando salgo por la mañana. Cuando vuelvo. Cuando como. Una vez me desperté y me lo encontré junto a la cama, sentado en el sofá donde acostumbra a dormir Elisa. Me estaba mirando. Mi hermana estaba en la escuela. Y también Cario estaba ya en su trabajo. Mamá había ido a hacer la compra. En cambio, él estaba allí. Mirándome fijamente. Cuando abrí los ojos y lo vi, por un momento pensé que se trataba de un sueño. Luego me di cuenta de que no y lo saludé. «Hola, papá». Le sonreí incluso. Y eso que no es fácil hacerlo apenas levantado. Entonces él se levantó. Se pasó la mano por la mejilla áspera y la barba sin afeitar. Se fue sin decir una palabra. Nada. No me dijo nada. Pienso a menudo en aquella mañana. A saber cuánto tiempo llevaba allí observándome.
Mauro sigue mirándose en la luna del escaparate, se arregla bien la camisa, se peina lo poco que puede el cabello engominado. Vuelve la cara hacia el otro lado. ¿Un poco de barba descuidada será de macarra? Bah. Vaya usted a saber. A esos no los entiende ni Dios. Por si las moscas, me la he dejado crecer a su aire. Sonríe ante sus pensamientos. Luego se coloca bien el paquete. Hace un gesto a lo John Travolta. Ojalá me diese suerte. Porque para hortera macarra, él... Me refiero a John. Un hortera internacional. Además, también lo tengo a él. Se palpa con la mano el bolsillo interno de la cazadora. El osito Totti está allí. Con una sonrisa y un suspiro de confianza, Mauro empuja la puerta y entra en el edificio.
—Derecha, izquierda, así, divididos en grupos. Los morenos por aquí, los rubios por allí. —Una mujer joven está clasificando de manera rápida y decidida a los chicos que van llegando—. Va, por favor, tened preparada una foto con vuestro número de teléfono, edad, zona en la que vivís y altura escrito detrás.
Un chico levanta la mano.
—Sí, dime, ¿qué ocurre?
—No, que antes usted ha dicho que los rubios a un lado y los morenos a otro, ¿no? ¿Y yo que soy castaño?
La chica resopla y alza los ojos al cielo.
—Muy bien, veamos. Los castaños y similares, incluidos a los pelirrojos, van con los rubios, ¿ok? Otra cosa más. Si por casualidad lograseis evitar hacer preguntas de este tipo, os quedaría muy agradecida.
Dos macarras de pelo oscuro, que se han quedado en la sala, se miran y se ríen.
—Eh, una última pregunta. ¿No tendrás un boli?
—Y para mí otro.
La chica coge algunos bolígrafos, los deja sobre la mesa y se aleja. Los dos tipos la miran.
—Vaya, no nos ha dicho cómo nos lo iba a agradecer, ¿no?
—No, pero te digo yo que a ésa le hace falta un buen polvo. ¡¿Qué apostamos a que si te la tiras te quedará eternamente agradecida?!
—Ya, y luego no hay quien se la saque de encima.
—¡Ya te digo! —Y chocan los cinco ruidosamente, satisfechos con su broma. Algunos chicos se sientan en el borde de un sofá. Uno está apoyado en la pared. Dos macarras empiezan a escribir sus datos detrás de las fotos. Mauro escribe a toda velocidad. Él ya lo había hecho. O mejor dicho, sabía que se hacía así. Se lo había visto hacer a Paola. Mil veces. Lo que no sabía es que las fotos fuesen tan caras. Doscientos euros por media hora de sesión. Mauro es el primero en entregar su foto. Luego se da un golpecito en el bolsillo y le habla en voz baja al osito Totti para que le dé suerte.
—Eh... Esperemos que haya sido una buena inversión...
La chica recoge algunos folios dispersos por la mesa junto con las fotos que le da su ayudante, quien las ha metido en una carpeta. Luego, antes de pasar a una sala más grande, se vuelve.
—Esperad aquí.
—Cómo no... —suelta uno de los macarras—. ¿Cuándo nos podremos dar el piro? Ahora que ya hemos hecho los escritos, no vemos la hora de hacer los orales...
La chica sacude la cabeza y entra en otra sala.
Mauro los cuenta. Serán una decena. Pocos. Pensaba que iban a ser más. Además, lo que importa es que estoy aquí. Uno de cada diez lo consigue. ¿No decía eso la canción? Bah. Le entran ganas de reír. Se siente seguro. Qué pasa, yo soy mejor que todos estos. Los mira uno por uno. A ver ése. El pelo largo ya no se lleva. Y mira este otro. Pero ¿adonde vas pardillo? Con los pelos de punta. ¿Qué pasa, te han dado un susto? Mauro estudia el look de todos. Uno ha ido incluso con chaqueta y corbata. Un hortera de manual. Se les nota tanto que quieren fingir lo que no son, que dan pena. Un hortera tiene que serlo hasta las últimas consecuencias. Si se pone chaqueta, por lo menos debe llevar una camiseta bien ajustada debajo. Poca broma con eso. Mauro se abre la cazadora y se toca la suya, blanca, de tela medio plastificada, perfecta. Bien pegada al cuerpo. Que se le marque la «tableta de chocolate». Así tiene que ser un hombre, sin más pamplinas. Se tiene que ver a la legua. La chica vuelve a salir.
—Bien... Giorgi, Maretti, Bovi y todos los demás rubios ya se pueden ir. De todos modos, nos quedamos con las fotos por si saliese otro tipo de trabajo. Gracias por venir.
Los rubios, los castaños y los pelirrojos salen de la sala mascullando. Alguno se va a toda prisa con una carpeta bajo el brazo. A lo mejor tiene otra prueba. Quedan tan sólo Mauro y el tipo con chaqueta y corbata. Mauro lo mira. Quién lo iba a decir, piensa. Mauro se sienta apocado en el brazo del sillón. La persiana veneciana del despacho del mánager se sube. Por detrás de un cristal transparente aparece una mujer hermosa. Es rubia, tiene una cara serena, los cabellos semirrecogidos. Debe de tener unos treinta años. Es guapa, piensa Mauro, no está nada mal. Debe de ser la jefa. Mauro se aparta un poco del sillón intentando leer el nombre de la tarjeta que hay en la puerta. Miley y algo más. Bonito nombre. La mujer le dice algo a su ayudante, que hace un gesto afirmativo. Después ésta vuelve a la sala y la puerta se cierra a sus espaldas.
—Bien, dice que si os podéis poner de pie aquí, en el centro de la sala.
Mauro y el tipo con chaqueta y corbata hacen lo que les dice.
—Aquí, sobre esta alfombra roja, gracias.
Tan sólo ahora Mauro se percata de que el tipo con chaqueta y corbata tiene el pelo muy oscuro, largo, aceitoso, recogido con una goma. Parece casi un peinado japonés. Sus cejas son muy espesas. Ahora están el uno al lado del otro. El tipo es un poco más alto que él. Tiene los hombros más anchos. Tiene las piernas ligeramente abiertas y balancea las caderas hacia el cristal. Mastica un chicle y sonríe a la mujer que está al otro lado. La mujer sonríe también y se sienta a su escritorio. El tipo se vuelve hacia Mauro y le sonríe a él también. Peor aun. Le guiña un ojo. Seguro. Demasiado seguro. Desde la otra sala, Miley hace un gesto con la mano a su ayudante, indicándole que vuelva a entrar. Mauro vuelve a sentarse en el borde del sofá y mira a través del cristal. Ve que Miley ha cogido su foto. Bien. Mi foto... La mujer le da un golpe encima con la mano. Parece convencida. Entonces su ayudante le dice algo. Miley vuelve a mirar las dos fotos. Parece indecisa. A continuación vuelve a mirar a través del cristal. Mauro se da cuenta y aparta rápidamente la vista. Mira hacia el otro lado. El otro tipo está sentado cómodamente en el sillón, con una pierna apoyada en el brazo del mismo, columpiándola, mostrando bajo sus pantalones tejanos una botas con remaches brillantes a los lados. Mauro se vuelve de nuevo hacia la sala. Ve que Miley rompe una foto. La ve caer en la papelera que hay debajo de la mesa, al lado de esas hermosas piernas. Y con esos trozos de papel se va su sueño. La foto rota era la suya. La ayudante sale del despacho de Miley.
—Bien, lo siento, pero hemos decidido que...
El tipo con chaqueta y corbata está sentado en el sofá, un poco más compuesto, si bien sigue teniendo las piernas estiradas.
—¿Adonde ha ido el otro chico?
El macarra de la coleta sonríe.
—¡Bah, se ha ido!
—No hay remedio, ya no queda educación. —La ayudante se encoge de hombros—. De todos modos, te hemos elegido a ti. Ven, vamos a hacer una prueba para tomarte medidas.
El hortera se levanta y se ajusta los pantalones como un patán. Luego sonríe a las mujeres.
—¿Medidas de qué, chati?
La ayudante se vuelve, se detiene con una mano apoyada en la cadera y lo mira fijamente, seria, con la cabeza inclinada hacia un lado.
—Las medidas para la ropa.
Él sonríe y mueve arriba y abajo la cabeza.
—Ah, vale, me imaginaba otra cosa... —Y la sigue feliz, sea cual sea el papel que le toque.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Sesenta
—Eh, ¿qué haces?
—Estoy en una reunión. ¿Y tú?
—En el baño. ¿Vienes a buscarme a la salida? No tenemos clase a última hora.
—No puedo, estamos discutiendo cómo organizar toda la campaña promocional; siempre y cuando los japoneses digan que sí, claro.
—Jo, siempre estás ocupado. ¿Y para comer?
—Ídem. Esto va para largo.
—Madre mía, eres peor que un baño ocupado en la discoteca. Acuérdate de que yo soy tu musa inspiradora. Conmigo se te ocurren un montón de ideas.
Nick se ríe.
—Sobre todo ciertas ideas en particular.
—Oye, mira que ésas se vuelven pecado si no nos vemos.
—¡Qué beata te me has vuelto!
—En el sentido de que es un pecado malgastarlas. ¿Estás seguro de que seguirás reunido también para la comida?
—Segurísimo. Te llamo por la tarde. Quizá nos veamos esta noche.
—¡No, quita el «quizá», nos vemos!
—Vale, vale —Nick sonríe—. Ni siquiera los japoneses son tan exigentes.
—En cuanto te vea te hago hacer el harakiri.
—A ver... Sí, eso todavía me falta. Debe de estar bien.
—El vecino se enfadará un poco cuando te oiga gritar.
______ cuelga. Vuelve al aula justo cuando la Bernardi está empezando la clase.
—Bien, estamos en la postguerra, y el neorrealismo se vuelve hacia el modelo verista. Se intenta reflejar la realidad y se denuncian los problemas sociales y políticos de Italia, el atraso de las zonas rurales, la explotación, la miseria. Una denuncia que sin embargo en Verga no resulta tan explícita. La obra de Verga se vio revalorizada gracias a un importante ensayo crítico de Trombatore...
Olly adopta una expresión cómica al oír el nombre del cineasta, y hace un gesto inequívoco con la mano. Erica se inclina hacia ______.
—¿Y bien? ¿Qué te ha dicho?
—Nada, está ocupado.
—Uy, uy.
—¿Qué quiere decir «uy, uy»?
—Quiere decir uy, uy. Interprétalo como te plazca.
—Venga, Erica, no seas así. Me da rabia. ¿A qué te refieres? A veces se te va la olla.
—Que para él sólo eres una niña. Te lo dije desde el principio. Antes o después se le iba a pasar. Demasiada diferencia. Funciona tan sólo en la tele y en el cine. Los mayores se lían con las más jóvenes, pero no es para toda la vida... Además, lo he leído en una revista de mamá.
—Te recuerdo que también Olly dijo que estaba casado y no es cierto.
—¿Y eso qué tiene que ver? Sólo está un poco atrasado con respecto a la mayoría. De todos modos, en la revista ponía que, cuando tienen una historia con alguien más joven, los hombres esperan rejuvenecer con ella, pero que acaban por darse cuenta de que eso no es posible. Y todo lo que me cuentas, las canciones de Rice y de Battisti, los jazmines, esas cenas tan chulas en su casa... Demasiado bonito, es la búsqueda de un sueño.
—¿Y entonces?
—Entonces... Tarde o temprano, una acaba despertando de sus sueños.
—De verdad que cuando dices estas cosas, te odio.
______ coge su agenda y golpea con fuerza en el pupitre. La Bernardi deja de hablar.
—¿Qué ocurre ahí atrás?
—Disculpe, se me ha caído la agenda.
La profesora entorna un poco los ojos, aguarda un instante en silencio, la escruta y al fin decide creerla.
Prosigue con su explicación.
—...un hito respecto al neorrealismo. Os recuerdo también Hombres y no, de Elio Vittorini, El sendero de los nidos de araña, de Calvino. De todos modos, en el poco tiempo que nos queda... —Olly hace el signo de cuernos a escondidas, por debajo del pupitre y mira a Diletta con una mueca—, empezaremos con la primera fase del neorrealismo.
Erica aguarda un instante, luego se agacha y se acerca a ______; en voz baja le dice:
—Siempre te pone canciones de Battisti, te está mandando un mensaje.
—Pero ¿qué dices?
—Sí... Por ejemplo, ¿te ha puesto esa que dice «Tener miedo de enamorarse demasiado...» o aquella otra, «Acéptalo como es, no podemos montar un drama, dijiste que ya conocías mis problemas...», o tal vez «Te elegí a ti, a una mujer como amigo, pero mi destino es vivir la vida...»?
—Sí, tiene todos sus CD. ¿Y qué?
—¿Cómo que «y qué»? ¡Está más claro que el agua! ¡Te está utilizando y nada más!
—Ya, pues te recuerdo que esa canción acaba con un «Te amo, compañera fuerte y débil».
—Sí, pero también dice «La excitación es un síntoma del amor al que no sabemos renunciar... —Erica le sonríe— y las consecuencias a menudo hacen sufrir...». —Y extiende los brazos—. ¿Qué crees tú entonces?
—¡Que no te sienta bien Battisti!
—Ok, como quieras, yo ya te lo he dicho. No hay peor sordo que el que no quiere oír. Y, sobre todo, la esperanza es el sueño de quien está despierto.
—Pero eso no es de Battisti.
—No, desde luego. Es de Aristóteles.
—¡Me parece que, como sigas así, Battisti acabará saliendo en Selectividad!
—Eh, ¿qué haces?
—Estoy en una reunión. ¿Y tú?
—En el baño. ¿Vienes a buscarme a la salida? No tenemos clase a última hora.
—No puedo, estamos discutiendo cómo organizar toda la campaña promocional; siempre y cuando los japoneses digan que sí, claro.
—Jo, siempre estás ocupado. ¿Y para comer?
—Ídem. Esto va para largo.
—Madre mía, eres peor que un baño ocupado en la discoteca. Acuérdate de que yo soy tu musa inspiradora. Conmigo se te ocurren un montón de ideas.
Nick se ríe.
—Sobre todo ciertas ideas en particular.
—Oye, mira que ésas se vuelven pecado si no nos vemos.
—¡Qué beata te me has vuelto!
—En el sentido de que es un pecado malgastarlas. ¿Estás seguro de que seguirás reunido también para la comida?
—Segurísimo. Te llamo por la tarde. Quizá nos veamos esta noche.
—¡No, quita el «quizá», nos vemos!
—Vale, vale —Nick sonríe—. Ni siquiera los japoneses son tan exigentes.
—En cuanto te vea te hago hacer el harakiri.
—A ver... Sí, eso todavía me falta. Debe de estar bien.
—El vecino se enfadará un poco cuando te oiga gritar.
______ cuelga. Vuelve al aula justo cuando la Bernardi está empezando la clase.
—Bien, estamos en la postguerra, y el neorrealismo se vuelve hacia el modelo verista. Se intenta reflejar la realidad y se denuncian los problemas sociales y políticos de Italia, el atraso de las zonas rurales, la explotación, la miseria. Una denuncia que sin embargo en Verga no resulta tan explícita. La obra de Verga se vio revalorizada gracias a un importante ensayo crítico de Trombatore...
Olly adopta una expresión cómica al oír el nombre del cineasta, y hace un gesto inequívoco con la mano. Erica se inclina hacia ______.
—¿Y bien? ¿Qué te ha dicho?
—Nada, está ocupado.
—Uy, uy.
—¿Qué quiere decir «uy, uy»?
—Quiere decir uy, uy. Interprétalo como te plazca.
—Venga, Erica, no seas así. Me da rabia. ¿A qué te refieres? A veces se te va la olla.
—Que para él sólo eres una niña. Te lo dije desde el principio. Antes o después se le iba a pasar. Demasiada diferencia. Funciona tan sólo en la tele y en el cine. Los mayores se lían con las más jóvenes, pero no es para toda la vida... Además, lo he leído en una revista de mamá.
—Te recuerdo que también Olly dijo que estaba casado y no es cierto.
—¿Y eso qué tiene que ver? Sólo está un poco atrasado con respecto a la mayoría. De todos modos, en la revista ponía que, cuando tienen una historia con alguien más joven, los hombres esperan rejuvenecer con ella, pero que acaban por darse cuenta de que eso no es posible. Y todo lo que me cuentas, las canciones de Rice y de Battisti, los jazmines, esas cenas tan chulas en su casa... Demasiado bonito, es la búsqueda de un sueño.
—¿Y entonces?
—Entonces... Tarde o temprano, una acaba despertando de sus sueños.
—De verdad que cuando dices estas cosas, te odio.
______ coge su agenda y golpea con fuerza en el pupitre. La Bernardi deja de hablar.
—¿Qué ocurre ahí atrás?
—Disculpe, se me ha caído la agenda.
La profesora entorna un poco los ojos, aguarda un instante en silencio, la escruta y al fin decide creerla.
Prosigue con su explicación.
—...un hito respecto al neorrealismo. Os recuerdo también Hombres y no, de Elio Vittorini, El sendero de los nidos de araña, de Calvino. De todos modos, en el poco tiempo que nos queda... —Olly hace el signo de cuernos a escondidas, por debajo del pupitre y mira a Diletta con una mueca—, empezaremos con la primera fase del neorrealismo.
Erica aguarda un instante, luego se agacha y se acerca a ______; en voz baja le dice:
—Siempre te pone canciones de Battisti, te está mandando un mensaje.
—Pero ¿qué dices?
—Sí... Por ejemplo, ¿te ha puesto esa que dice «Tener miedo de enamorarse demasiado...» o aquella otra, «Acéptalo como es, no podemos montar un drama, dijiste que ya conocías mis problemas...», o tal vez «Te elegí a ti, a una mujer como amigo, pero mi destino es vivir la vida...»?
—Sí, tiene todos sus CD. ¿Y qué?
—¿Cómo que «y qué»? ¡Está más claro que el agua! ¡Te está utilizando y nada más!
—Ya, pues te recuerdo que esa canción acaba con un «Te amo, compañera fuerte y débil».
—Sí, pero también dice «La excitación es un síntoma del amor al que no sabemos renunciar... —Erica le sonríe— y las consecuencias a menudo hacen sufrir...». —Y extiende los brazos—. ¿Qué crees tú entonces?
—¡Que no te sienta bien Battisti!
—Ok, como quieras, yo ya te lo he dicho. No hay peor sordo que el que no quiere oír. Y, sobre todo, la esperanza es el sueño de quien está despierto.
—Pero eso no es de Battisti.
—No, desde luego. Es de Aristóteles.
—¡Me parece que, como sigas así, Battisti acabará saliendo en Selectividad!
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Sesenta y uno
Última hora. Suena el timbre. Los pasillos se llenan en un instante, hay una estampida general, peor que si se hubiese desatado a saber qué alarma. A la salida, detrás de la verja, Erica, Diletta y Olly se detienen un momento.
—Eh, ¿nos vemos más tarde?
—No, yo tengo que estudiar.
—Yo he quedado con Giorgio esta tarde.
—¿Y ______?
—¡Allí está!
—¡Eh, ______! —Pero ella les hace un gesto con la mano como diciendo: «Nos llamamos más tarde.» Después la ven salir a toda velocidad con su ciclomotor.
—Olas, esa chica tiene un problema grave.
—Sí... lo peor que le podía pasar.
—¿A qué te refieres?
—Se ha enamorado.
Diletta se mete las manos en los bolsillos del pantalón tejano.
—¿Y lo llamas problema? ¡Dichosa ella!
—Cuanto más ames, más te duele después. —Olly se sube en su ciclomotor—. Y con esta máxima que os dejo en herencia, me voy a comer con mi padre, a conocer a su nueva novia. Nos llamamos. —Y sale a todo gas.
______ vuela casi con su ciclomotor. Nunca había tardado tan poco en llegar a su meta. Mira a su alrededor. A derecha. A izquierda. Nada. El corazón le late a mil por hora. El Mercedes no está. ______ escruta todo el aparcamiento una vez más. Lo habrá metido en el garaje. Saca su cartera de la mochila. Busca veloz entre sus papeles: algún resguardo de una tienda de ropa, la tarjeta del gimnasio, la del puesto de kebab. Ah, mira, sólo me faltan dos puntos para un bocata gratis. ¡Una foto de Fabio! Demonios, no me acordaba de ésta. La rompe a toda prisa y la arroja a una papelera cercana. Sigue buscando hasta que por fin la encuentra. Marca veloz el número de la oficina de Nick. No lo había guardado en el móvil. Quién iba a pensar en que lo llamaría allí... Por fin alguien responde.
—¿Sí? Buenos días, quiero decir, buenas tardes. Mire, soy ______ Cavalli, quisiera hablar con el señor Nick Jonas.
—Disculpe, ¿quién ha dicho que es?
—______. ______ Cavalli.
—Sí, un momento, por favor. —La dejan en espera. Una música moderna. ______ espera impaciente. Prueba a llevar el ritmo con el pie, pero está nerviosa. Es difícil esperar cuando el tiempo parece no pasar nunca. Por fin la secretaria vuelve al teléfono—. No, lo siento, el señor Jonas ha salido a comer.
—Ah... ¿Y sabe adónde ha ido?
—No, lo siento. ¿Desea dejar algún mensaje?
Pero ______ ya ha colgado. Vuelve a guardarse su Nokia en el bolsillo y sale como una exhalación en su ciclomotor. Recorre veloz todas las calles de los alrededores. Mira a derecha, a izquierda, se detiene en los stops, lo justo para no dejarse la piel, pero, en cuanto el coche ha pasado, acelera de nuevo. Otra vez a la derecha. Y después a la izquierda. Y luego todo recto. Demonios. ¿Dónde se habrá metido? No tiene tiempo de responderse. Ahí está su coche. El Mercedes ML matrícula CS 2115 está aparcado en un lado de la calle. ______ mira a ambos lados. Allí cerca sólo hay un restaurante. Triple Seco. Está en la otra acera. ______ aparca su ciclomotor y corre hacia el restaurante. Mira a través de los cristales, buscándolo, lo hace de manera discreta, para no hacerse notar. De repente lo ve. Allí está. En aquella mesita del fondo. En la última mesa del restaurante, cerca del ventanal. No me lo puedo creer. Erica tenía razón. Dentro, Nick le está sirviendo algo de beber a una hermosa mujer rubia. Y le sonríe.
—¿Quieres algo más?
—Sí... —Ella también le sonríe—. Un tiramisú, si tienen. Hoy me apetece un tiramisú. Me da igual la dieta.
Nick sonríe y levanta la mano.
—¡Camarero!
En seguida se les acerca un muchacho joven.
—Un tiramisú para ella. Y una piña para mí, gracias.
El camarero desaparece al instante. Nick vuelve a mirar a la chica. Luego apoya su mano sobre la suya y se la acaricia.
—Venga, no seas así, a lo mejor ahora que me lo has contado todo las cosas cambian. En serio que no me lo esperaba.
La chica sonríe.
______, que ha asistido a toda la escena desde fuera, está como loca. Se aleja de la ventana. Da vueltas sobre sí misma, mueve una y otra vez la cabeza, los ojos se le llenan de lágrimas. Está fuera de sí. Siente que la cara se le pone roja y que las sienes le laten fuerte.
Nick aprieta con fuerza la mano de la mujer.
—Estoy contento de estar aquí contigo, ¿sabes?
—Yo, en cambio, me siento un poco culpable.
Nick la mira con curiosidad.
—¿Y eso por qué?
Entonces se oye un ruido extraño. Viene de fuera. La chica es la primera en mirar por la ventana.
—Nick... pero ¿qué está haciendo esa chica...?
—¿Dónde?
—¡Allá fuera! ¡Mira! ¿No es ése tu coche?
______ la ha emprendido a patadas con las puertas, los neumáticos, los faros. Con todas sus fuerzas, esas que sólo te proporciona la rabia; y da vueltas alrededor del Mercedes tirándose contra él.
—¡______! ¡Es ______!
—¿La conoces?
Nick tira su servilleta en la mesa y sale raudo y veloz del restaurante. Mira a derecha y a izquierda y luego atraviesa la calle corriendo.
—¡______! ¡Quieta! ¿Qué estás haciendo? ¡Ya vale! ¿Te has vuelto loca?
______ sigue dando patadas en un lateral. Nick casi le salta encima, la estrecha con fuerza para sujetarla, y se la lleva de allí en volandas.
—¡______, estáte quieta, ya basta!
Ella patalea en el aire como una loca.
—¡Déjame! ¡Vete de aquí! Conque estabas reunido, ¿eh? ¡No podías venir a buscarme! Nada de comer juntos, esto va para largo... ¡Con los japoneses, ¿no?! ¡Devuélveme mis ideas! ¡Devuélvemelas! ¡Cabrón! —Y sigue gritando y pataleando.
Nick la suelta.
—He tenido que salir. Un asunto imprevisto.
______ se vuelve y resopla, por un lado de la boca, se aparta el pelo que le cae sobre la cara.
—Por supuesto que sí; de hecho, te he visto mano a mano con tu asunto imprevisto...
Justo en ese momento, la mujer que estaba sentada con Nick cruza la calle y se les acerca.
—Pero ¿qué ocurre? —Nick suelta a ______, que resopla de nuevo y se arregla el pelo. Pero continúa hecha una furia.
—Nada. Te presento a ______. ______, ella es Claudia, mi asunto importante y, sobre todo, mi hermana.
______ quisiera que se la tragase la tierra. Deja caer sus brazos a lo largo del cuerpo. Luego, con una voz que parece salida de ultratumba, acierta a articular un extraño y sofocado «Encantada».
Las dos chicas se dan la mano. ______ se siente torpe, la mano le suda, el azoramiento la tiene paralizada. Claudia intenta quitar hierro al asunto.
—Nick te ha hecho enfadar, ¿eh? Él es así...
Nick sonríe.
—No creas, se trata de un método importado directamente del Japón. Ellos lo hacen así. Se desfogan sobre inútiles objetos caros y lujosos para quitarse el estrés. ______ me ha ayudado mucho en un trabajo, se ha implicado por completo en él y también está cansada... Digamos que ésta es la forma de pago que ha elegido.
______ sorbe por la nariz y poco a poco empieza a sonreír.
—Sí, pero desgraciadamente éste era el último plazo... Bueno, Nick, me tengo que ir. Mis padres me están esperando. Por la tarde estaré en casa estudiando. Llámame cuando quieras. Si te apetece trabajar en otras ideas... ¿Sabes?, podemos estudiar otras formas de pago.
Nick se rasca la cabeza.
—Ok. Casi me da miedo decirte que tal vez esté ocupado. ¡Me parece que voy a estar libre por completo!
______ levanta la mano y se despide de Claudia. Luego se sube en su ciclomotor y se va. Esta vez más tranquila. Mierda, mierda, mierda. He quedado fatal. Maldita sea Erica y todas sus interpretaciones de Battisti. No puede más. Se echa a reír. Menuda escena ridícula he montado. Luego empieza a canturrear, alegre como nunca. Una cosa es segura: nadie se ha sentido más feliz que ella de haber conocido a la hermana de alguien.
Nick y Claudia vuelven a entrar en el restaurante. Él retoma en seguida la conversación que habían dejado a medias.
—¿Por qué me decías que te sentías culpable conmigo?
—Bueno, porque David era amigo tuyo. Tú me lo presentaste y yo me casé con él. Y si ahora las cosas no funcionan...
—Claudia, no es que las cosas no funcionen, es sólo una etapa. En las parejas sucede. Lo importante es haber decidido construir algo con él... ¿Tú lo has decidido?
—Sí.
—Entonces, estáte tranquila, lo más difícil está hecho. Ahora todo vendrá rodado. Elegir es la cima de la montaña. Verás como todo se arregla por sí solo. Pasará.
Vuelven a sentarse a la mesa. Mientras tanto, han traído el tiramisú y la piña. Siguen comiendo. Claudia lo mira con curiosidad, pero también ligeramente divertida.
—¿Y tú en qué andas?
—¿Yo? Trabajo mucho. Salgo con los amigos... No pienso demasiado en Miley.
Claudia señala con la cucharilla hacia el ventanal.
—¿Y esa especie de ciclón, ______?
—¿Ella? Una amiga.
Claudia levanta las cejas.
—Una amiga, ¿eh? —Y empieza a imitarla—. Me tengo que ir. Mis padres me están esperando. Esta tarde tengo que estudiar... ¿No es demasiado joven para ser tu amiga?
—Puede ser, pero es muy madura.
—No parece que haya hecho siquiera la Selectividad...
—Precisamente ahora tiene los exámenes. La estoy ayudando a estudiar.
Claudia deja la cucharilla en el plato.
—¿Nick?
—Perdona, Claudia, pero eres tú la que me cuenta que las cosas no marchan bien entre mi amigo, alias tu marido, y tú, ¿no? Y, sin embargo, la diferencia de edad entre vosotros es la adecuada, y cumplís con todos los requisitos para ser un matrimonio exitoso, ¿no es eso? Entonces, ¿qué? Ya ves que en el amor no existe ninguna fórmula mágica.
Claudia niega con la cabeza. Pero al final sonríe.
—Tienes razón. Sólo espero poder estar presente.
—¿Cuándo?
—El día que la presentes en casa.
listo!
ya estan los 3 caps por los dias que desapareci :D
las quiero :hug:
Última hora. Suena el timbre. Los pasillos se llenan en un instante, hay una estampida general, peor que si se hubiese desatado a saber qué alarma. A la salida, detrás de la verja, Erica, Diletta y Olly se detienen un momento.
—Eh, ¿nos vemos más tarde?
—No, yo tengo que estudiar.
—Yo he quedado con Giorgio esta tarde.
—¿Y ______?
—¡Allí está!
—¡Eh, ______! —Pero ella les hace un gesto con la mano como diciendo: «Nos llamamos más tarde.» Después la ven salir a toda velocidad con su ciclomotor.
—Olas, esa chica tiene un problema grave.
—Sí... lo peor que le podía pasar.
—¿A qué te refieres?
—Se ha enamorado.
Diletta se mete las manos en los bolsillos del pantalón tejano.
—¿Y lo llamas problema? ¡Dichosa ella!
—Cuanto más ames, más te duele después. —Olly se sube en su ciclomotor—. Y con esta máxima que os dejo en herencia, me voy a comer con mi padre, a conocer a su nueva novia. Nos llamamos. —Y sale a todo gas.
______ vuela casi con su ciclomotor. Nunca había tardado tan poco en llegar a su meta. Mira a su alrededor. A derecha. A izquierda. Nada. El corazón le late a mil por hora. El Mercedes no está. ______ escruta todo el aparcamiento una vez más. Lo habrá metido en el garaje. Saca su cartera de la mochila. Busca veloz entre sus papeles: algún resguardo de una tienda de ropa, la tarjeta del gimnasio, la del puesto de kebab. Ah, mira, sólo me faltan dos puntos para un bocata gratis. ¡Una foto de Fabio! Demonios, no me acordaba de ésta. La rompe a toda prisa y la arroja a una papelera cercana. Sigue buscando hasta que por fin la encuentra. Marca veloz el número de la oficina de Nick. No lo había guardado en el móvil. Quién iba a pensar en que lo llamaría allí... Por fin alguien responde.
—¿Sí? Buenos días, quiero decir, buenas tardes. Mire, soy ______ Cavalli, quisiera hablar con el señor Nick Jonas.
—Disculpe, ¿quién ha dicho que es?
—______. ______ Cavalli.
—Sí, un momento, por favor. —La dejan en espera. Una música moderna. ______ espera impaciente. Prueba a llevar el ritmo con el pie, pero está nerviosa. Es difícil esperar cuando el tiempo parece no pasar nunca. Por fin la secretaria vuelve al teléfono—. No, lo siento, el señor Jonas ha salido a comer.
—Ah... ¿Y sabe adónde ha ido?
—No, lo siento. ¿Desea dejar algún mensaje?
Pero ______ ya ha colgado. Vuelve a guardarse su Nokia en el bolsillo y sale como una exhalación en su ciclomotor. Recorre veloz todas las calles de los alrededores. Mira a derecha, a izquierda, se detiene en los stops, lo justo para no dejarse la piel, pero, en cuanto el coche ha pasado, acelera de nuevo. Otra vez a la derecha. Y después a la izquierda. Y luego todo recto. Demonios. ¿Dónde se habrá metido? No tiene tiempo de responderse. Ahí está su coche. El Mercedes ML matrícula CS 2115 está aparcado en un lado de la calle. ______ mira a ambos lados. Allí cerca sólo hay un restaurante. Triple Seco. Está en la otra acera. ______ aparca su ciclomotor y corre hacia el restaurante. Mira a través de los cristales, buscándolo, lo hace de manera discreta, para no hacerse notar. De repente lo ve. Allí está. En aquella mesita del fondo. En la última mesa del restaurante, cerca del ventanal. No me lo puedo creer. Erica tenía razón. Dentro, Nick le está sirviendo algo de beber a una hermosa mujer rubia. Y le sonríe.
—¿Quieres algo más?
—Sí... —Ella también le sonríe—. Un tiramisú, si tienen. Hoy me apetece un tiramisú. Me da igual la dieta.
Nick sonríe y levanta la mano.
—¡Camarero!
En seguida se les acerca un muchacho joven.
—Un tiramisú para ella. Y una piña para mí, gracias.
El camarero desaparece al instante. Nick vuelve a mirar a la chica. Luego apoya su mano sobre la suya y se la acaricia.
—Venga, no seas así, a lo mejor ahora que me lo has contado todo las cosas cambian. En serio que no me lo esperaba.
La chica sonríe.
______, que ha asistido a toda la escena desde fuera, está como loca. Se aleja de la ventana. Da vueltas sobre sí misma, mueve una y otra vez la cabeza, los ojos se le llenan de lágrimas. Está fuera de sí. Siente que la cara se le pone roja y que las sienes le laten fuerte.
Nick aprieta con fuerza la mano de la mujer.
—Estoy contento de estar aquí contigo, ¿sabes?
—Yo, en cambio, me siento un poco culpable.
Nick la mira con curiosidad.
—¿Y eso por qué?
Entonces se oye un ruido extraño. Viene de fuera. La chica es la primera en mirar por la ventana.
—Nick... pero ¿qué está haciendo esa chica...?
—¿Dónde?
—¡Allá fuera! ¡Mira! ¿No es ése tu coche?
______ la ha emprendido a patadas con las puertas, los neumáticos, los faros. Con todas sus fuerzas, esas que sólo te proporciona la rabia; y da vueltas alrededor del Mercedes tirándose contra él.
—¡______! ¡Es ______!
—¿La conoces?
Nick tira su servilleta en la mesa y sale raudo y veloz del restaurante. Mira a derecha y a izquierda y luego atraviesa la calle corriendo.
—¡______! ¡Quieta! ¿Qué estás haciendo? ¡Ya vale! ¿Te has vuelto loca?
______ sigue dando patadas en un lateral. Nick casi le salta encima, la estrecha con fuerza para sujetarla, y se la lleva de allí en volandas.
—¡______, estáte quieta, ya basta!
Ella patalea en el aire como una loca.
—¡Déjame! ¡Vete de aquí! Conque estabas reunido, ¿eh? ¡No podías venir a buscarme! Nada de comer juntos, esto va para largo... ¡Con los japoneses, ¿no?! ¡Devuélveme mis ideas! ¡Devuélvemelas! ¡Cabrón! —Y sigue gritando y pataleando.
Nick la suelta.
—He tenido que salir. Un asunto imprevisto.
______ se vuelve y resopla, por un lado de la boca, se aparta el pelo que le cae sobre la cara.
—Por supuesto que sí; de hecho, te he visto mano a mano con tu asunto imprevisto...
Justo en ese momento, la mujer que estaba sentada con Nick cruza la calle y se les acerca.
—Pero ¿qué ocurre? —Nick suelta a ______, que resopla de nuevo y se arregla el pelo. Pero continúa hecha una furia.
—Nada. Te presento a ______. ______, ella es Claudia, mi asunto importante y, sobre todo, mi hermana.
______ quisiera que se la tragase la tierra. Deja caer sus brazos a lo largo del cuerpo. Luego, con una voz que parece salida de ultratumba, acierta a articular un extraño y sofocado «Encantada».
Las dos chicas se dan la mano. ______ se siente torpe, la mano le suda, el azoramiento la tiene paralizada. Claudia intenta quitar hierro al asunto.
—Nick te ha hecho enfadar, ¿eh? Él es así...
Nick sonríe.
—No creas, se trata de un método importado directamente del Japón. Ellos lo hacen así. Se desfogan sobre inútiles objetos caros y lujosos para quitarse el estrés. ______ me ha ayudado mucho en un trabajo, se ha implicado por completo en él y también está cansada... Digamos que ésta es la forma de pago que ha elegido.
______ sorbe por la nariz y poco a poco empieza a sonreír.
—Sí, pero desgraciadamente éste era el último plazo... Bueno, Nick, me tengo que ir. Mis padres me están esperando. Por la tarde estaré en casa estudiando. Llámame cuando quieras. Si te apetece trabajar en otras ideas... ¿Sabes?, podemos estudiar otras formas de pago.
Nick se rasca la cabeza.
—Ok. Casi me da miedo decirte que tal vez esté ocupado. ¡Me parece que voy a estar libre por completo!
______ levanta la mano y se despide de Claudia. Luego se sube en su ciclomotor y se va. Esta vez más tranquila. Mierda, mierda, mierda. He quedado fatal. Maldita sea Erica y todas sus interpretaciones de Battisti. No puede más. Se echa a reír. Menuda escena ridícula he montado. Luego empieza a canturrear, alegre como nunca. Una cosa es segura: nadie se ha sentido más feliz que ella de haber conocido a la hermana de alguien.
Nick y Claudia vuelven a entrar en el restaurante. Él retoma en seguida la conversación que habían dejado a medias.
—¿Por qué me decías que te sentías culpable conmigo?
—Bueno, porque David era amigo tuyo. Tú me lo presentaste y yo me casé con él. Y si ahora las cosas no funcionan...
—Claudia, no es que las cosas no funcionen, es sólo una etapa. En las parejas sucede. Lo importante es haber decidido construir algo con él... ¿Tú lo has decidido?
—Sí.
—Entonces, estáte tranquila, lo más difícil está hecho. Ahora todo vendrá rodado. Elegir es la cima de la montaña. Verás como todo se arregla por sí solo. Pasará.
Vuelven a sentarse a la mesa. Mientras tanto, han traído el tiramisú y la piña. Siguen comiendo. Claudia lo mira con curiosidad, pero también ligeramente divertida.
—¿Y tú en qué andas?
—¿Yo? Trabajo mucho. Salgo con los amigos... No pienso demasiado en Miley.
Claudia señala con la cucharilla hacia el ventanal.
—¿Y esa especie de ciclón, ______?
—¿Ella? Una amiga.
Claudia levanta las cejas.
—Una amiga, ¿eh? —Y empieza a imitarla—. Me tengo que ir. Mis padres me están esperando. Esta tarde tengo que estudiar... ¿No es demasiado joven para ser tu amiga?
—Puede ser, pero es muy madura.
—No parece que haya hecho siquiera la Selectividad...
—Precisamente ahora tiene los exámenes. La estoy ayudando a estudiar.
Claudia deja la cucharilla en el plato.
—¿Nick?
—Perdona, Claudia, pero eres tú la que me cuenta que las cosas no marchan bien entre mi amigo, alias tu marido, y tú, ¿no? Y, sin embargo, la diferencia de edad entre vosotros es la adecuada, y cumplís con todos los requisitos para ser un matrimonio exitoso, ¿no es eso? Entonces, ¿qué? Ya ves que en el amor no existe ninguna fórmula mágica.
Claudia niega con la cabeza. Pero al final sonríe.
—Tienes razón. Sólo espero poder estar presente.
—¿Cuándo?
—El día que la presentes en casa.
listo!
ya estan los 3 caps por los dias que desapareci :D
las quiero :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
omg!!! ves eso pasa por andar de celosa!! omg tragame tierra!!!
yo tbn quiero ver cuando le presente en casa :P
quede con ganas de mas, como siempre :B
siguelaa pronto :D
yo tbn quiero ver cuando le presente en casa :P
quede con ganas de mas, como siempre :B
siguelaa pronto :D
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Mrs. Nick Jonas escribió:aww gracias!bia_mtz escribió:eeeeeh Aury HAPPY BIRTHDAY!!!
espera como son en mexico..? algo como
estas son las mañanitas que cantaba el rey david hoy por ser dia de tu santo te las cantamos aqui tan tan jaja pasatela muuuuy bien te quiero muchisisimo
oooh y perdona que no te lo habia dicho pero no lo sabia perdon..:oops: eeh oye y te hicieron 15..? si es asi cuentame tooodo!!!! de que color es tu vestido o el vals o...o...o..jaja bueee siempre quize que me hubieran echo xv años pero me tocaran mis super dulces 16 jaja que fastido jaja bueno cuidate y ojala te la hayas pasado de maravilla..!!! te quiero aaa y te mando un gran abrazo virtual jaja
no te preocupes ni que fueras adivina :P
ja no quise fiesta preferi un viaje :D
y me vas a invitar a tus super dulces 16? :roll: (es broma eh )
tkm
uuuuy muy bien un viaje esta perfecto n_n y a donde has decidido ir eeeh cuentame alguna playa a ver a chicos guapos o aamm.no se jajaja :P y por supuesto que estaras a mis dulces 16 jaja se oye muy fresa ese nombre no jaja hasta me da penita :P bien cuidate mucho y quiero detalles del viaje :lol: eeh jaja te quiero mucho :D
Bianca
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Me encantaron los caps :D :love:
Jajajajajaja que PENA con Claudia! D:
De verdad que siento que Olly lo que tiene es envidia :s!
S I G U E L A A A A A :arre:
Jajajajajaja que PENA con Claudia! D:
De verdad que siento que Olly lo que tiene es envidia :s!
S I G U E L A A A A A :arre:
Dayi_JonasLove!*
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
jajajajajajajajajaja
que caaaapiiissss
me rei cuando las presento
jajajajajajajajajaja
queeeeeeeee ooooooossssoooooteeeeeeeeeeee
jajajajajaja
siguela porfaaaaaaaa
que caaaapiiissss
me rei cuando las presento
jajajajajajajajajaja
queeeeeeeee ooooooossssoooooteeeeeeeeeeee
jajajajajaja
siguela porfaaaaaaaa
chelis
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
:cumple: Happy B-day!!! super atrasado :cumple:
espero Qe te la hayas pasado SUPER!!!
sorry por no pasarme antes :oops:
espero Qe te la hayas pasado SUPER!!!
sorry por no pasarme antes :oops:
Vanee LovatoD'Jonas
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