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"Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
siguelaaa!! ♫♪
Florjudith96
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
plizzzzz
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela cap
cap
cap
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela cap
cap
cap
nickian
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
sigueeeee..me han encantado los caps..n_n saludos tk
Bianca
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
wiiii regrese!!! sube pronto please
Qiero sabee a donde van!!
Qiero sabee a donde van!!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
hola chicas!!!
disculpenme por no haber subido ayer pero es que fui a ver a joe!!!!
dio un concierto aqui en mexico y tenia que ir :D
pero ahorita les subo 2 caps el de ayer y el de hoy :)
las quiero mucho :hug:
disculpenme por no haber subido ayer pero es que fui a ver a joe!!!!
dio un concierto aqui en mexico y tenia que ir :D
pero ahorita les subo 2 caps el de ayer y el de hoy :)
las quiero mucho :hug:
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Cuarenta y cuatro
Diletta da tres pasos, salta en el momento justo y golpea la pelota con fuerza y violencia. Con determinación. Después se recompone un poco y regresa atrás, a la última fila. El entrenador lanza otra pelota.
—¡Venga, chicas, vamos! Otra vez, así, otra vez... Vamos, que esto empieza dentro de nada.
Otra muchacha coge carrerilla y salta, golpeando la pelota pero con menos convicción.
—¡Con más decisión! Venga, que la semana que viene es la final.
El entrenador recoge otra pelota y la tira hacia arriba. Otra chica salta y golpea la pelota. Con estrépito. Y más pelotas rebotan en el parquet de esa cancha enorme. Gritos de muchachas jóvenes, y otros ecos lejanos dentro de aquella pelota enorme, de tantas pelotas pequeñas, sabores diversos de sudor nuevo, de fatiga calurosa, de sana deportividad.
Diletta se acerca a Erica y a Olly, que están sentadas en las gradas.
—¿Todavía no ha aparecido ______? ¿En qué anda ahora, estará fuera? Sin ella estamos perdidas. —Después se da la vuelta y mira al entrenador—. Pierangelo está que trina.
Olly se mete un chicle en la boca y empieza a masticar.
—Ya lo creo. Con lo colado que está por ______, estará celoso.
—Pero ¡qué dices! Tú estás obsesionada; ves sexo por todas partes.
Olly mastica con la boca abierta.
—No, eres tú la que no se entera de nada... ¡Que dónde se habrá metido ______! Se ha encontrado con uno que le mola un montón... ¡y es allí donde se entrena!
Diletta coge la pelota que tiene entre las manos y se la arroja suavemente a Olly, golpeándola. Ésta se deja caer hacia atrás y apoya las manos en el suelo.
—¡Ay!
—Da gracias de que no la he golpeado como se debe, que si no te borraba del mapa.
Justo en ese momento, el entrenador arroja una pelota hacia otra chica. Después la ve llegar. Se pone las manos en las caderas.
—¡Menos mal, ______! ¿Te parece que éstas son horas?
______ llega casi sin aliento, con su bolsa a la espalda y Nick detrás.
—¡Tiene razón, lo siento profe! Voy a cambiarme y vuelvo en seguida. —Le da su bolso con los libros, algo de maquillaje y todo lo demás a Nick—. Eh, ¿me lo guardas?
—Claro. —Y se saca de la chaqueta el teléfono móvil y la cartera y los mete también en el bolso.
______ ve a Olly y a Erica en las gradas. Las saluda desde lejos. Las dos amigas responden y, naturalmente, siguen mirando fijamente a ______ y a Nick con curiosidad. Entonces Olly se vuelve hacia Erica.
—¡Es él! No me lo puedo creer. Entonces, ¡es verdad todo lo que nos ha contado!
Erica sacude la cabeza.
—Me he quedado sin palabras... Pero ¡si es mayor!
Olly sonríe.
—Si es verdad lo que nos ha contado... lo es en todos los sentidos.
—¡Olly!
—Me refería a que es mayor en el sentido de alguien que sabe cómo hacerte sentir tan bien como ha dicho ella... Bueno, da igual, es mayor.
—Bueno, ¿y a ti qué te importa? Además, mira quién habla. En mi opinión, visto cómo se comporta, Giorgio tiene más años que él.
Nick se ha percatado del estupor de las amigas de ______.
—Pero ¿cuánto hace que no te veían? Te miran de una manera...
—Desde esta mañana en el instituto. Mira, la que lleva la camiseta roja —y señala a Olly—, ¡es la dibujante!
—Ah, ¡la artista!
—Sí. Ahora tengo que ir a cambiarme, pero después te cuento. Y no están hablando de mí, sino de ti. Es que me torturaron y tuve que explicarlo todo... Bueno, me tengo que ir, nos vemos luego.
______ coge su bolsa y se va a toda prisa hacia los vestuarios.
—¿Te torturaron? Tuviste que explicarlo todo... Pero ¿qué es «todo»?
Pero ______ ya está lejos y no lo oye.
Nick recoge las cosas y se acerca a las dos muchachas. Se siente un poco cortado. En cierto sentido, le parece estar «anticuado», por decirlo de algún modo.
—Hola, soy Nick.
—Hola, yo soy Olly, ella Erica y aquella que está jugando allí abajo —y señala hacia el centro de la cancha—, aquella alta y espigada es la otra amiga de ______, Diletta. Y ése es nuestro profe y también entrenador. A nosotras nos ha puesto de suplentes. Pero ni siquiera entrenamos porque nos tiene castigadas.
—¿Y es buen entrenador? —Nick supera el primer momento de embarazo y se sienta al lado de ellas. Erica le sonríe.
—Es buenísimo. El año pasado, con él, quedamos segundas, y este año esperamos ganar.
—Sí. —Olly se apoya en el respaldo y estira las piernas, poniéndolas en el asiento de delante—. Pero aunque ganase el campeonato, ¡a él lo único que le gustaría sería estar en tu sitio!
Erica le da un codazo. Nick las mira curioso.
—¿A qué te refieres? ¿Le gustaría trabajar en publicidad?
Olly mira a Erica.
—Digamos que le gustaría hacer ciertos anuncios...
—Sí, claro, porque él sólo ve el resultado final —dice Nick—, pero en realidad, detrás de todo eso, hay un trabajo de reuniones interminables. De cansancio... Creatividad. En ocasiones se trabaja incluso toda la noche.
—Ya. —Olly se ríe y mira a Erica—. A veces se trabaja toda la noche... pero es un cansancio agradable, ¿no?
Nick no comprende de qué está hablando.
—Tú, por ejemplo, hiciste dos dibujos buenísimos. —Nick mira a Olly—. Porque fuiste tú, ¿verdad?
Olly asiente.
—¿Y cuánto tiempo te llevó?
—Bah, la hora de mate y la de después del recreo.
—¿Sólo dos horas? Es verdaderamente excepcional.
—No me costó nada. Pintar me gusta mucho.
Nick se sienta más cómodo en su asiento y cruza los brazos entre las piernas.
—Oye, Olly, no sé cómo darte las gracias, ______ y tú me habéis sacado de un buen apuro. Me gustaría recompensarte. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
—Oh, bueno. —Olly mira a Erica y enarca las cejas—. A mí no me iría mal una de esas interminables reuniones nocturnas, pero ¡no creo que ______ estuviese muy de acuerdo!
Justo en ese momento, ______ sale de los vestuarios. Lleva una camiseta blanca con ribetes azules en la que pone «Mamiani», el nombre del instituto, unos pantalones azules muy ajustados y calcetines largos a rayas azules y blancas. ______ le hace una seña a Nick para que se acerque.
—¡Dame el bolso!
Nick se pone en pie y sonríe a Olly y a Erica:
—Disculpad. ¡Ten! —dice acercándose a ______. Ésta rebusca dentro y halla la goma del pelo que buscaba.
—Ehhh, así estás muy bien. Ya te imagino en la cancha.
______ le sonríe.
—Yo soy rematadora. —Y se recoge el pelo a toda prisa.
—¿Qué es lo que me decías antes sobre que te torturaron y tuviste que explicarlo todo?
—Sí, tuve que contarles lo de ayer por la noche... Y, ya puestos, pues mentí.
—¿Y?
—Les expliqué algunos detalles, básicamente cosas que todavía no hemos hecho; fliparon cantidad. ¿Te acuerdas de Nueve semanas y media? Bueno, pues comparado con lo que les dije que tú me hiciste, es una peli aburrida.
—Pero ¡______!
Demasiado tarde, ella echa a correr y se reúne con su equipo, que de inmediato se sitúa en la cancha.
—Venga, vamos. —El entrenador coge la pelota y se la pasa a Diletta—. Tú sacas. Venga, ahora que por fin podemos empezar, ya que la princesa se ha dignado llegar. —Y pasa junto a ______ echándole una mala mirada. El entrenador va a sentarse en el banquillo, mientras ______ le saca la lengua a escondidas, cosa que hace que algunas compañeras se rían. En seguida se ponen de acuerdo en la táctica a seguir y empiezan a jugar.
Nick ha comprendido por fin qué es lo que ______ les ha explicado a sus amigas, y ata cabos. Ahora entiende a qué se referían con «las reuniones interminables».
Decide no regresar a las gradas y ver el partido desde allí. Vaya, no me lo puedo creer... Me ha dejado como un maníaco. Luego la mira mejor y mueve la cabeza. ______ se inclina hacia delante para subirse los calcetines. Los pantalones elásticos se le pegan aún más. Nick siente un ligero escalofrío. Por un momento, le parece sentir el perfume de los jazmines. Intenta distraerse. Piensa en los dibujos. En Leonardo. En sus colaboradores. En el desafío. En el joven director creativo. En librarse de Lugano. Mejor que una ducha fría. Ahhh... mejor, sí. Justo en ese momento, suena su teléfono móvil. Es Enrico. Nick sonríe. Lo abre.
—Ya está.
—¿El qué?
—¿Cómo que el qué? Tony Costa... Fui ayer a verlo.
—Ah, muy bien. Gracias, eres un amigo, sabía que podía contar contigo. Después me lo explicas con detalle. ¿Dónde estás?
—¿Yo? Ejem... —Justo en ese momento, ______ se lanza hacia delante tratando de dar un toque de antebrazo a una pelota corta. Acaba cayéndose y deslizándose sobre el estómago por el suelo liso de la cancha. La camiseta se le sube un poco, pero consigue alcanzar esa pelota difícil. Y el juego continúa—. Estoy en una reunión creativa...
Diletta da un salto y remata la pelota.
—¡Punto! —aplauden todos.
—¿Con ese ruido?
—Bueno, sí... Es una reunión creativa con más gente.
—Pero me dijiste que te escaparías. Ya tendrías que estar aquí.
—¿Aquí, dónde?
—¿Cómo que dónde? ¡En la fiesta sorpresa! Hoy es el cumpleaños de Camilla.
Nick mira su reloj.
—Demonios, se me había olvidado por completo... Vale, primero tengo que entregar una cosa y luego voy para allá.
—Venga, espabila. —Y Enrico cuelga.
Nick intenta llamar la atención de ______, pero el partido está tan reñido que podría incluso no acabar nunca. Entonces Nick coge el bolso de ______ y se dirige veloz hacia donde están Olly y Erica.
—Disculpad, chicas, me tengo que ir: me había olvidado de que tenía una cita. Decidle a ______ que la llamo después.
—Ok, se lo diremos. No te preocupes, vete, vete, no vayas a llegar tarde.
—¡Gracias!
Lo miran mientras sale a toda prisa de allí.
—Para mí que está casado.
—¡Olly! ¿Por qué siempre tienes que intuir algo turbio?
—Qué turbio ni qué ocho cuartos. Mira por dónde, un casado podría ser ideal. No te toca las narices, no te pregunta con quién sales, con quién hablabas por teléfono, adónde vas, qué haces, y demás... Hace lo que tiene que hacer y ya está. Y al parecer, él lo hace bien. Y, sobre todo, ¡no pretende casarse contigo! Ya te digo, es ideal.
Erica la mira con tristeza.
—¿Sabes lo que pienso? No sé lo que te habrá pasado, pero tú le tienes miedo al amor.
—¿Miedo al amor yo? Si acaso miedo a encontrarme en una situación como la tuya. Ya no puedes pasar sin ello, te has acostumbrado. En realidad, te gustaría poder pasar, pero te da miedo. ¡Tú eres la que tiene miedo! Y no al amor, sino a no saber estar sola, querida Erica. Se sabe lo que se deja, pero no lo que se encuentra.
—Cuando dices esas cosas te pareces a Giorgio.
—Ah, ¿sí? ¿Te puedo dar un consejo entonces? ¡Déjanos a los dos!
Diletta da tres pasos, salta en el momento justo y golpea la pelota con fuerza y violencia. Con determinación. Después se recompone un poco y regresa atrás, a la última fila. El entrenador lanza otra pelota.
—¡Venga, chicas, vamos! Otra vez, así, otra vez... Vamos, que esto empieza dentro de nada.
Otra muchacha coge carrerilla y salta, golpeando la pelota pero con menos convicción.
—¡Con más decisión! Venga, que la semana que viene es la final.
El entrenador recoge otra pelota y la tira hacia arriba. Otra chica salta y golpea la pelota. Con estrépito. Y más pelotas rebotan en el parquet de esa cancha enorme. Gritos de muchachas jóvenes, y otros ecos lejanos dentro de aquella pelota enorme, de tantas pelotas pequeñas, sabores diversos de sudor nuevo, de fatiga calurosa, de sana deportividad.
Diletta se acerca a Erica y a Olly, que están sentadas en las gradas.
—¿Todavía no ha aparecido ______? ¿En qué anda ahora, estará fuera? Sin ella estamos perdidas. —Después se da la vuelta y mira al entrenador—. Pierangelo está que trina.
Olly se mete un chicle en la boca y empieza a masticar.
—Ya lo creo. Con lo colado que está por ______, estará celoso.
—Pero ¡qué dices! Tú estás obsesionada; ves sexo por todas partes.
Olly mastica con la boca abierta.
—No, eres tú la que no se entera de nada... ¡Que dónde se habrá metido ______! Se ha encontrado con uno que le mola un montón... ¡y es allí donde se entrena!
Diletta coge la pelota que tiene entre las manos y se la arroja suavemente a Olly, golpeándola. Ésta se deja caer hacia atrás y apoya las manos en el suelo.
—¡Ay!
—Da gracias de que no la he golpeado como se debe, que si no te borraba del mapa.
Justo en ese momento, el entrenador arroja una pelota hacia otra chica. Después la ve llegar. Se pone las manos en las caderas.
—¡Menos mal, ______! ¿Te parece que éstas son horas?
______ llega casi sin aliento, con su bolsa a la espalda y Nick detrás.
—¡Tiene razón, lo siento profe! Voy a cambiarme y vuelvo en seguida. —Le da su bolso con los libros, algo de maquillaje y todo lo demás a Nick—. Eh, ¿me lo guardas?
—Claro. —Y se saca de la chaqueta el teléfono móvil y la cartera y los mete también en el bolso.
______ ve a Olly y a Erica en las gradas. Las saluda desde lejos. Las dos amigas responden y, naturalmente, siguen mirando fijamente a ______ y a Nick con curiosidad. Entonces Olly se vuelve hacia Erica.
—¡Es él! No me lo puedo creer. Entonces, ¡es verdad todo lo que nos ha contado!
Erica sacude la cabeza.
—Me he quedado sin palabras... Pero ¡si es mayor!
Olly sonríe.
—Si es verdad lo que nos ha contado... lo es en todos los sentidos.
—¡Olly!
—Me refería a que es mayor en el sentido de alguien que sabe cómo hacerte sentir tan bien como ha dicho ella... Bueno, da igual, es mayor.
—Bueno, ¿y a ti qué te importa? Además, mira quién habla. En mi opinión, visto cómo se comporta, Giorgio tiene más años que él.
Nick se ha percatado del estupor de las amigas de ______.
—Pero ¿cuánto hace que no te veían? Te miran de una manera...
—Desde esta mañana en el instituto. Mira, la que lleva la camiseta roja —y señala a Olly—, ¡es la dibujante!
—Ah, ¡la artista!
—Sí. Ahora tengo que ir a cambiarme, pero después te cuento. Y no están hablando de mí, sino de ti. Es que me torturaron y tuve que explicarlo todo... Bueno, me tengo que ir, nos vemos luego.
______ coge su bolsa y se va a toda prisa hacia los vestuarios.
—¿Te torturaron? Tuviste que explicarlo todo... Pero ¿qué es «todo»?
Pero ______ ya está lejos y no lo oye.
Nick recoge las cosas y se acerca a las dos muchachas. Se siente un poco cortado. En cierto sentido, le parece estar «anticuado», por decirlo de algún modo.
—Hola, soy Nick.
—Hola, yo soy Olly, ella Erica y aquella que está jugando allí abajo —y señala hacia el centro de la cancha—, aquella alta y espigada es la otra amiga de ______, Diletta. Y ése es nuestro profe y también entrenador. A nosotras nos ha puesto de suplentes. Pero ni siquiera entrenamos porque nos tiene castigadas.
—¿Y es buen entrenador? —Nick supera el primer momento de embarazo y se sienta al lado de ellas. Erica le sonríe.
—Es buenísimo. El año pasado, con él, quedamos segundas, y este año esperamos ganar.
—Sí. —Olly se apoya en el respaldo y estira las piernas, poniéndolas en el asiento de delante—. Pero aunque ganase el campeonato, ¡a él lo único que le gustaría sería estar en tu sitio!
Erica le da un codazo. Nick las mira curioso.
—¿A qué te refieres? ¿Le gustaría trabajar en publicidad?
Olly mira a Erica.
—Digamos que le gustaría hacer ciertos anuncios...
—Sí, claro, porque él sólo ve el resultado final —dice Nick—, pero en realidad, detrás de todo eso, hay un trabajo de reuniones interminables. De cansancio... Creatividad. En ocasiones se trabaja incluso toda la noche.
—Ya. —Olly se ríe y mira a Erica—. A veces se trabaja toda la noche... pero es un cansancio agradable, ¿no?
Nick no comprende de qué está hablando.
—Tú, por ejemplo, hiciste dos dibujos buenísimos. —Nick mira a Olly—. Porque fuiste tú, ¿verdad?
Olly asiente.
—¿Y cuánto tiempo te llevó?
—Bah, la hora de mate y la de después del recreo.
—¿Sólo dos horas? Es verdaderamente excepcional.
—No me costó nada. Pintar me gusta mucho.
Nick se sienta más cómodo en su asiento y cruza los brazos entre las piernas.
—Oye, Olly, no sé cómo darte las gracias, ______ y tú me habéis sacado de un buen apuro. Me gustaría recompensarte. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
—Oh, bueno. —Olly mira a Erica y enarca las cejas—. A mí no me iría mal una de esas interminables reuniones nocturnas, pero ¡no creo que ______ estuviese muy de acuerdo!
Justo en ese momento, ______ sale de los vestuarios. Lleva una camiseta blanca con ribetes azules en la que pone «Mamiani», el nombre del instituto, unos pantalones azules muy ajustados y calcetines largos a rayas azules y blancas. ______ le hace una seña a Nick para que se acerque.
—¡Dame el bolso!
Nick se pone en pie y sonríe a Olly y a Erica:
—Disculpad. ¡Ten! —dice acercándose a ______. Ésta rebusca dentro y halla la goma del pelo que buscaba.
—Ehhh, así estás muy bien. Ya te imagino en la cancha.
______ le sonríe.
—Yo soy rematadora. —Y se recoge el pelo a toda prisa.
—¿Qué es lo que me decías antes sobre que te torturaron y tuviste que explicarlo todo?
—Sí, tuve que contarles lo de ayer por la noche... Y, ya puestos, pues mentí.
—¿Y?
—Les expliqué algunos detalles, básicamente cosas que todavía no hemos hecho; fliparon cantidad. ¿Te acuerdas de Nueve semanas y media? Bueno, pues comparado con lo que les dije que tú me hiciste, es una peli aburrida.
—Pero ¡______!
Demasiado tarde, ella echa a correr y se reúne con su equipo, que de inmediato se sitúa en la cancha.
—Venga, vamos. —El entrenador coge la pelota y se la pasa a Diletta—. Tú sacas. Venga, ahora que por fin podemos empezar, ya que la princesa se ha dignado llegar. —Y pasa junto a ______ echándole una mala mirada. El entrenador va a sentarse en el banquillo, mientras ______ le saca la lengua a escondidas, cosa que hace que algunas compañeras se rían. En seguida se ponen de acuerdo en la táctica a seguir y empiezan a jugar.
Nick ha comprendido por fin qué es lo que ______ les ha explicado a sus amigas, y ata cabos. Ahora entiende a qué se referían con «las reuniones interminables».
Decide no regresar a las gradas y ver el partido desde allí. Vaya, no me lo puedo creer... Me ha dejado como un maníaco. Luego la mira mejor y mueve la cabeza. ______ se inclina hacia delante para subirse los calcetines. Los pantalones elásticos se le pegan aún más. Nick siente un ligero escalofrío. Por un momento, le parece sentir el perfume de los jazmines. Intenta distraerse. Piensa en los dibujos. En Leonardo. En sus colaboradores. En el desafío. En el joven director creativo. En librarse de Lugano. Mejor que una ducha fría. Ahhh... mejor, sí. Justo en ese momento, suena su teléfono móvil. Es Enrico. Nick sonríe. Lo abre.
—Ya está.
—¿El qué?
—¿Cómo que el qué? Tony Costa... Fui ayer a verlo.
—Ah, muy bien. Gracias, eres un amigo, sabía que podía contar contigo. Después me lo explicas con detalle. ¿Dónde estás?
—¿Yo? Ejem... —Justo en ese momento, ______ se lanza hacia delante tratando de dar un toque de antebrazo a una pelota corta. Acaba cayéndose y deslizándose sobre el estómago por el suelo liso de la cancha. La camiseta se le sube un poco, pero consigue alcanzar esa pelota difícil. Y el juego continúa—. Estoy en una reunión creativa...
Diletta da un salto y remata la pelota.
—¡Punto! —aplauden todos.
—¿Con ese ruido?
—Bueno, sí... Es una reunión creativa con más gente.
—Pero me dijiste que te escaparías. Ya tendrías que estar aquí.
—¿Aquí, dónde?
—¿Cómo que dónde? ¡En la fiesta sorpresa! Hoy es el cumpleaños de Camilla.
Nick mira su reloj.
—Demonios, se me había olvidado por completo... Vale, primero tengo que entregar una cosa y luego voy para allá.
—Venga, espabila. —Y Enrico cuelga.
Nick intenta llamar la atención de ______, pero el partido está tan reñido que podría incluso no acabar nunca. Entonces Nick coge el bolso de ______ y se dirige veloz hacia donde están Olly y Erica.
—Disculpad, chicas, me tengo que ir: me había olvidado de que tenía una cita. Decidle a ______ que la llamo después.
—Ok, se lo diremos. No te preocupes, vete, vete, no vayas a llegar tarde.
—¡Gracias!
Lo miran mientras sale a toda prisa de allí.
—Para mí que está casado.
—¡Olly! ¿Por qué siempre tienes que intuir algo turbio?
—Qué turbio ni qué ocho cuartos. Mira por dónde, un casado podría ser ideal. No te toca las narices, no te pregunta con quién sales, con quién hablabas por teléfono, adónde vas, qué haces, y demás... Hace lo que tiene que hacer y ya está. Y al parecer, él lo hace bien. Y, sobre todo, ¡no pretende casarse contigo! Ya te digo, es ideal.
Erica la mira con tristeza.
—¿Sabes lo que pienso? No sé lo que te habrá pasado, pero tú le tienes miedo al amor.
—¿Miedo al amor yo? Si acaso miedo a encontrarme en una situación como la tuya. Ya no puedes pasar sin ello, te has acostumbrado. En realidad, te gustaría poder pasar, pero te da miedo. ¡Tú eres la que tiene miedo! Y no al amor, sino a no saber estar sola, querida Erica. Se sabe lo que se deja, pero no lo que se encuentra.
—Cuando dices esas cosas te pareces a Giorgio.
—Ah, ¿sí? ¿Te puedo dar un consejo entonces? ¡Déjanos a los dos!
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Cuarenta y cinco
Nick llega jadeante. Ha pasado por su casa, se ha dado una ducha rápida, se ha puesto una camisa limpia y ha salido corriendo, confiando en llegar a tiempo. Y lo ha conseguido.
—Venga, que sólo faltabas tú. —Enrico le sale al encuentro a la puerta del círculo Canottieri Roma. Lo coge por la chaqueta y se lo lleva consigo, arrastrándolo por la escalera. Entran corriendo en el restaurante. Alguna pareja aburrida está comiendo en alguna mesa. Cuatro hombres ancianos y vestidos con elegancia cenan educadamente entre risas ligeras, casi estudiándose, antes de su habitual partida de bridge. Nick y Enrico llegan a donde están los demás invitados, cerca de una treintena, ocultos tras un enorme biombo en la esquina más recóndita del restaurante. Enrico lo empuja con los demás.
—Quedaos aquí bien escondidos, que ya llega...
Nick saluda a Flavio, a Pietro, a sus mujeres respectivas, a aquellos a quienes conoce y le quedan más cerca.
—Hola, chicos... ay, no empujéis... esto parece el metro.
—¿Cómo lo sabes? ¿Desde cuándo coges tú el metro?
—No lo cojo nunca, pero siempre me lo he imaginado así.
—Chissst, que se oye, chissst.
Poco después, Enrico y Camilla bajan por la escalera que conduce al restaurante. Los amigos, escondidos en silencio, reconocen sus voces.
—Cariño, por un momento pensaba que te habías olvidado.
—Para nada. Esta mañana he fingido a propósito, lo que quería en realidad era felicitarte en seguida.
—Qué detallista... hasta has hecho poner en la mesa las flores que me gustan. Pero aclárame una cosa: ¿por qué aquí, en el Canottieri? No es que no me guste, ¿eh?, no me malinterpretes, es sólo por saberlo. Hay un montón de restaurantes que cuestan bastante menos; vaya, que podrías haber elegido cualquiera, a excepción quizá del de Alberto, que no es caro, pero se come fatal...
—¡Porque aquí estamos todos nosotros! —Una chica que está detrás del biombo decide intervenir, dado que el pobre Alberto está allí mismo, escondido con los demás. Salen todos.
—¡Felicidades, Camilla!
—¡Feliz cumpleaños!
Alguno se pone a cantar «¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz!».
Camilla se pone roja de vergüenza.
—¡Gracias, menuda sorpresa! ¡No había sospechado nada! ¡Dios mío, he caído de lleno!
Empiezan a darle paquetes, un ramo de flores, algunos no han traído nada, pues han colaborado en la compra de un regalo mejor sugerido por el propio Enrico. En poco rato, Camilla está inundada de regalos. También el pobre Alberto le da el suyo, una botella de vino, sonriéndole y con un beso en la mejilla. Es posible que esté fingiendo no haber oído nada. Lo que es cierto es que esa botella es mejor que lo que se suele beber en su local. Enrico se acerca a Nick, que está conversando con Flavio y Pietro. Lo coge del brazo.
—Disculpad. —Y se lo lleva de allí.
Pietro los mira.
—¡Tienen secretitos!
Flavio se encoge de hombros. Nick y Enrico se detienen a poca distancia de los demás.
—¿Y bien?
—Todo en orden, Enrico. Fui a verlo y ha aceptado el encargo.
—¿Por cuánto?
—Tres mil euros. Mil quinientos al contado, que ya le di, y mil quinientos al acabar el trabajo.
—Está bien. —Enrico saca su cartera.
—Venga, Enrico, aquí no, que pueden vernos. Una de estas noches lo arreglamos todo con calma.
—Ok, gracias. —Enrico vuelve a guardarse la cartera en el bolsillo. Después mira a su mujer de lejos. Está rodeada de amigos. Muchos todavía la están besando y le están dando sus regalos.
—¿Has visto? ¿Te has dado cuenta?
Nick mira en la misma dirección que Enrico.
—¿De qué? La están felicitando, ¿qué pasa?
—No, fíjate bien.
Nick se esfuerza, entrecierra los ojos para captar el más mínimo detalle, pero no nota nada.
—A mí me parece todo normal, se ríe, bromea con sus amigas, conversa. Está contenta.
—El pelo. Mírale el pelo.
Nick se esfuerza aún más, pero no nota nada en absoluto.
—Oye, a mí me parece que lo lleva como siempre, ¿por qué lo dices? ¿Qué se supone que se ha hecho?
—¿Cómo que qué se ha hecho? Lleva flequillo.
—¿Y qué? Se ha cortado el pelo... ¿Qué pasa, es eso un crimen?
—No, una comedia. 1973. Una dama y un bribón. La bonne année, en francés. Una película de Claude Lelouch con Lino Ventura y Francoise Fabián. Él acaba en la cárcel y ella va a visitarlo. Recuerdo su diálogo. Él: «¿Te has cambiado el corte de pelo?» Ella: «Sí, ¿por qué? ¿No te gusto?» Él: «Sí, sí, es sólo que cuando una mujer se cambia de peinado, quiere decir que está a punto de cambiar de hombre.»
Enrico se queda mirándolo en silencio. Luego, de vez en cuando le echa una mirada a Camilla, sentada allí al fondo.
Nick lo mira y menea la cabeza.
—Pues vaya, pero francamente, yo me acuerdo de otras frases, del tipo «¿Qué es una mujer?», «Es un hombre que a veces llora». Perdona pero es mejor. ¡Y, de todos modos, estás hablando de una película!
—Sí, pero las películas se basan precisamente en la realidad. Se ha cortado el pelo, por lo que quizá está con otro.
—Mira, llegados a este punto, a mí no me cabe ya la menor duda: nunca un dinero se habrá gastado mejor. Estoy seguro de que Tony Costa te sacará por fin de cualquier duda irracional, ¿ok?
—Ok...
—Ahora me voy a beber algo.
Pero, justo en ese momento, Enrico ve que Camilla deja de hablar con sus amigas, se saca el móvil del bolsillo y mira en la pantalla el nombre de quien la está llamando. Sonríe y responde. Después se da la vuelta y se aleja un poco de la gente, buscando un poco de privacidad. Enrico mira a Nick, que intenta tranquilizarlo.
—Hoy es su cumpleaños. Sabes que la llamará un montón de gente para felicitarla. A lo mejor es una amiga suya a la que has olvidado invitar, o una prima lejana que acaba de acordarse...
—Sí, claro. O a lo mejor es alguien que llama para decirle lo mucho que le ha gustado su nuevo corte de pelo...
Nick pone los ojos en blanco y lo abandona en busca de un vaso de vino. Se acerca a la mesa del bufé.
—Un poco de vino tinto, por favor.
Un educado camarero coge una botella.
—En seguida, señor. —Nick observa el vaso mientras se llena. Luego un recuerdo lejano. Imprevisto, ahora invasor. Miley. Unos días antes de que se fuera... Miley entra en la habitación mientras Nick está en el ordenador.
—Cariño... ¿te gusta? ¿Qué te parece?
—¿El qué, amor?
—¿No te has dado cuenta? ¡Me he cortado el pelo! Me he dado además un tinte más oscuro.
Nick se levanta, se le acerca y le da un beso en los labios.
—Si eso fuese posible, estarías aún más guapa que antes. —Miley se aleja y sonríe. Segura. Demasiado segura. ¿Fue en eso en lo que me equivoqué? ¿En darle demasiada seguridad?
—Aquí tiene...
—¿Cómo?
—Su vino, señor. —El camarero le pasa la copa y el recuerdo se desvanece.
—Gracias. —Mientras bebe, se percata de que Enrico lo está mirando desde lejos. Le sonríe. Todo bien, Enrico, todo va bien. Porque hay recuerdos que carece de sentido compartir, ni siquiera con un amigo. Aunque hagan daño. Aunque resulten dolorosos. Podría decirse que en el amor, el dolor es proporcional a la belleza de la historia que has vivido. Una buena máxima.
Nick mira de nuevo a Enrico. «Y tú, amigo mío, ¿sufrirás? Y si sufres, ¿cuánto sufrirás?» Luego Nick le sonríe. Enrico le devuelve la sonrisa, un poco perplejo. Nick deja el vaso vacío en una mesa cercana. Claro que decirle una máxima como ésa a uno que cree que su mujer lo engaña, quiere decir otra cosa: que no eres un verdadero amigo.
Nick llega jadeante. Ha pasado por su casa, se ha dado una ducha rápida, se ha puesto una camisa limpia y ha salido corriendo, confiando en llegar a tiempo. Y lo ha conseguido.
—Venga, que sólo faltabas tú. —Enrico le sale al encuentro a la puerta del círculo Canottieri Roma. Lo coge por la chaqueta y se lo lleva consigo, arrastrándolo por la escalera. Entran corriendo en el restaurante. Alguna pareja aburrida está comiendo en alguna mesa. Cuatro hombres ancianos y vestidos con elegancia cenan educadamente entre risas ligeras, casi estudiándose, antes de su habitual partida de bridge. Nick y Enrico llegan a donde están los demás invitados, cerca de una treintena, ocultos tras un enorme biombo en la esquina más recóndita del restaurante. Enrico lo empuja con los demás.
—Quedaos aquí bien escondidos, que ya llega...
Nick saluda a Flavio, a Pietro, a sus mujeres respectivas, a aquellos a quienes conoce y le quedan más cerca.
—Hola, chicos... ay, no empujéis... esto parece el metro.
—¿Cómo lo sabes? ¿Desde cuándo coges tú el metro?
—No lo cojo nunca, pero siempre me lo he imaginado así.
—Chissst, que se oye, chissst.
Poco después, Enrico y Camilla bajan por la escalera que conduce al restaurante. Los amigos, escondidos en silencio, reconocen sus voces.
—Cariño, por un momento pensaba que te habías olvidado.
—Para nada. Esta mañana he fingido a propósito, lo que quería en realidad era felicitarte en seguida.
—Qué detallista... hasta has hecho poner en la mesa las flores que me gustan. Pero aclárame una cosa: ¿por qué aquí, en el Canottieri? No es que no me guste, ¿eh?, no me malinterpretes, es sólo por saberlo. Hay un montón de restaurantes que cuestan bastante menos; vaya, que podrías haber elegido cualquiera, a excepción quizá del de Alberto, que no es caro, pero se come fatal...
—¡Porque aquí estamos todos nosotros! —Una chica que está detrás del biombo decide intervenir, dado que el pobre Alberto está allí mismo, escondido con los demás. Salen todos.
—¡Felicidades, Camilla!
—¡Feliz cumpleaños!
Alguno se pone a cantar «¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz!».
Camilla se pone roja de vergüenza.
—¡Gracias, menuda sorpresa! ¡No había sospechado nada! ¡Dios mío, he caído de lleno!
Empiezan a darle paquetes, un ramo de flores, algunos no han traído nada, pues han colaborado en la compra de un regalo mejor sugerido por el propio Enrico. En poco rato, Camilla está inundada de regalos. También el pobre Alberto le da el suyo, una botella de vino, sonriéndole y con un beso en la mejilla. Es posible que esté fingiendo no haber oído nada. Lo que es cierto es que esa botella es mejor que lo que se suele beber en su local. Enrico se acerca a Nick, que está conversando con Flavio y Pietro. Lo coge del brazo.
—Disculpad. —Y se lo lleva de allí.
Pietro los mira.
—¡Tienen secretitos!
Flavio se encoge de hombros. Nick y Enrico se detienen a poca distancia de los demás.
—¿Y bien?
—Todo en orden, Enrico. Fui a verlo y ha aceptado el encargo.
—¿Por cuánto?
—Tres mil euros. Mil quinientos al contado, que ya le di, y mil quinientos al acabar el trabajo.
—Está bien. —Enrico saca su cartera.
—Venga, Enrico, aquí no, que pueden vernos. Una de estas noches lo arreglamos todo con calma.
—Ok, gracias. —Enrico vuelve a guardarse la cartera en el bolsillo. Después mira a su mujer de lejos. Está rodeada de amigos. Muchos todavía la están besando y le están dando sus regalos.
—¿Has visto? ¿Te has dado cuenta?
Nick mira en la misma dirección que Enrico.
—¿De qué? La están felicitando, ¿qué pasa?
—No, fíjate bien.
Nick se esfuerza, entrecierra los ojos para captar el más mínimo detalle, pero no nota nada.
—A mí me parece todo normal, se ríe, bromea con sus amigas, conversa. Está contenta.
—El pelo. Mírale el pelo.
Nick se esfuerza aún más, pero no nota nada en absoluto.
—Oye, a mí me parece que lo lleva como siempre, ¿por qué lo dices? ¿Qué se supone que se ha hecho?
—¿Cómo que qué se ha hecho? Lleva flequillo.
—¿Y qué? Se ha cortado el pelo... ¿Qué pasa, es eso un crimen?
—No, una comedia. 1973. Una dama y un bribón. La bonne année, en francés. Una película de Claude Lelouch con Lino Ventura y Francoise Fabián. Él acaba en la cárcel y ella va a visitarlo. Recuerdo su diálogo. Él: «¿Te has cambiado el corte de pelo?» Ella: «Sí, ¿por qué? ¿No te gusto?» Él: «Sí, sí, es sólo que cuando una mujer se cambia de peinado, quiere decir que está a punto de cambiar de hombre.»
Enrico se queda mirándolo en silencio. Luego, de vez en cuando le echa una mirada a Camilla, sentada allí al fondo.
Nick lo mira y menea la cabeza.
—Pues vaya, pero francamente, yo me acuerdo de otras frases, del tipo «¿Qué es una mujer?», «Es un hombre que a veces llora». Perdona pero es mejor. ¡Y, de todos modos, estás hablando de una película!
—Sí, pero las películas se basan precisamente en la realidad. Se ha cortado el pelo, por lo que quizá está con otro.
—Mira, llegados a este punto, a mí no me cabe ya la menor duda: nunca un dinero se habrá gastado mejor. Estoy seguro de que Tony Costa te sacará por fin de cualquier duda irracional, ¿ok?
—Ok...
—Ahora me voy a beber algo.
Pero, justo en ese momento, Enrico ve que Camilla deja de hablar con sus amigas, se saca el móvil del bolsillo y mira en la pantalla el nombre de quien la está llamando. Sonríe y responde. Después se da la vuelta y se aleja un poco de la gente, buscando un poco de privacidad. Enrico mira a Nick, que intenta tranquilizarlo.
—Hoy es su cumpleaños. Sabes que la llamará un montón de gente para felicitarla. A lo mejor es una amiga suya a la que has olvidado invitar, o una prima lejana que acaba de acordarse...
—Sí, claro. O a lo mejor es alguien que llama para decirle lo mucho que le ha gustado su nuevo corte de pelo...
Nick pone los ojos en blanco y lo abandona en busca de un vaso de vino. Se acerca a la mesa del bufé.
—Un poco de vino tinto, por favor.
Un educado camarero coge una botella.
—En seguida, señor. —Nick observa el vaso mientras se llena. Luego un recuerdo lejano. Imprevisto, ahora invasor. Miley. Unos días antes de que se fuera... Miley entra en la habitación mientras Nick está en el ordenador.
—Cariño... ¿te gusta? ¿Qué te parece?
—¿El qué, amor?
—¿No te has dado cuenta? ¡Me he cortado el pelo! Me he dado además un tinte más oscuro.
Nick se levanta, se le acerca y le da un beso en los labios.
—Si eso fuese posible, estarías aún más guapa que antes. —Miley se aleja y sonríe. Segura. Demasiado segura. ¿Fue en eso en lo que me equivoqué? ¿En darle demasiada seguridad?
—Aquí tiene...
—¿Cómo?
—Su vino, señor. —El camarero le pasa la copa y el recuerdo se desvanece.
—Gracias. —Mientras bebe, se percata de que Enrico lo está mirando desde lejos. Le sonríe. Todo bien, Enrico, todo va bien. Porque hay recuerdos que carece de sentido compartir, ni siquiera con un amigo. Aunque hagan daño. Aunque resulten dolorosos. Podría decirse que en el amor, el dolor es proporcional a la belleza de la historia que has vivido. Una buena máxima.
Nick mira de nuevo a Enrico. «Y tú, amigo mío, ¿sufrirás? Y si sufres, ¿cuánto sufrirás?» Luego Nick le sonríe. Enrico le devuelve la sonrisa, un poco perplejo. Nick deja el vaso vacío en una mesa cercana. Claro que decirle una máxima como ésa a uno que cree que su mujer lo engaña, quiere decir otra cosa: que no eres un verdadero amigo.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Fuiste a ver a Joe? Que envidia! Eres de Mexico? Y yo , sollo x tele en Colombia u.u
Ame los capis <3 Su relasion ya esta siendo conocida! Que hermosura!
Pobre Enrico, no se si esta exagerando alguin, sera que Camille deverdad lo engana?
Siguela! :D
Ame los capis <3 Su relasion ya esta siendo conocida! Que hermosura!
Pobre Enrico, no se si esta exagerando alguin, sera que Camille deverdad lo engana?
Siguela! :D
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
pobre de enricooo
sera que lo engañan???????
aaaaaaiiiiiii siguela porfaaaa
y como reacciiiiiooonara ____ cuando vea que nick se fue???
siguela porfaaaaaa
sera que lo engañan???????
aaaaaaiiiiiii siguela porfaaaa
y como reacciiiiiooonara ____ cuando vea que nick se fue???
siguela porfaaaaaa
chelis
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
pobreee Nick extraña demaciado a Miley
Que chusmas que son las amigas de _____.
Siguelaaa no aguanto para que pongas otro capi :D
Que chusmas que son las amigas de _____.
Siguelaaa no aguanto para que pongas otro capi :D
Florjudith96
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
PERO K ENRICO TAN DESCONFIADO!
ME ENCANTA LA NOVE!...
SIGUELA!!!!
ME ENCANTA LA NOVE!...
SIGUELA!!!!
Just Me! Melissa! :)
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