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Pero a tu lado (Zayn y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Pero a tu lado (Zayn y tu)
Titulo:Pero a tu Lado
Autor: Amy Lab (escritora del libro)
Genero: Romance y Drama
Adaptación: Sip es un libro, que la verdad hasta ahora es mi favorito porque realmente lo ame, y como a algunas no les gusta leer cosas que no sean con los chicos... yo ahora se los adapto con Zayn porque creo que es el que más le viene a la personalidad de Oliver, que es el nombre del personaje real.
Advertencias: Si no comentan no subo capitulos :P
Otras paginas: Que yo sepa no, solo si quieren comprar el libro o descargarlo o que se yo ;)
Sinopsis:
Sus vidas se han cruzado y ya no querrán separarse.
Zayn, un misterioso y atractivo chico, aparece en la vida de _______. Al principio parece duro y distante, pero poco a poco _______ irá conociendo su lado más tierno... aunque también su lado más salvaje, mientras intenta desvelar los secretos que esconde tras su esquiva mirada.
Autor: Amy Lab (escritora del libro)
Genero: Romance y Drama
Adaptación: Sip es un libro, que la verdad hasta ahora es mi favorito porque realmente lo ame, y como a algunas no les gusta leer cosas que no sean con los chicos... yo ahora se los adapto con Zayn porque creo que es el que más le viene a la personalidad de Oliver, que es el nombre del personaje real.
Advertencias: Si no comentan no subo capitulos :P
Otras paginas: Que yo sepa no, solo si quieren comprar el libro o descargarlo o que se yo ;)
Sinopsis:
Sus vidas se han cruzado y ya no querrán separarse.
Zayn, un misterioso y atractivo chico, aparece en la vida de _______. Al principio parece duro y distante, pero poco a poco _______ irá conociendo su lado más tierno... aunque también su lado más salvaje, mientras intenta desvelar los secretos que esconde tras su esquiva mirada.
Amandita 1D
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Hola!!! Ya quiero que subas en primer cap ya que tu me recomendaste este libro y se que tienes buen gusto ;) Bueno Amanda sube luego el cap Te quiero mucho Besitos
SofiaXD2000
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
¡Nueva Lectora!
Dios ame la sinopsis estoy deseando leer mas. ¡Siguelaa!
YamilaHoran
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Capitulo 1:
Solo tenía dos alternativas: confesarlo todo o salir huyendo del coche. Él miraba por la ventanilla de su izquierda mientras jugueteaba con la llave del contacto. Parecía enfrascado en sus pensamientos mientras yo me dedicaba a retorcer nerviosamente el envoltorio de un caramelo sin saber qué hacer ni qué decir.
Había sido una tarde increíble, al igual que las tres últimas. Desde el primer día que me llamó para quedar, supe que me metía en terreno pantanoso, pero no había podido negarme. Estábamos a finales de agosto y todos los demás se habían ido de vacaciones, así que tampoco había muchas opciones. Al principio, los dos nos mostramos algo cortados. Hacía mucho tiempo que no quedábamos solos y nos costaba encontrar conversaciones que se alargaran más allá de tres frases. Pero enseguida volvió a surgir la conexión que siempre habíamos tenido, las risas, las bromas, la complicidad… Uno de los grandes dones de Álvaro era conseguir que todo aquel que estuviera a su lado se sintiera cómodo y especial. Incluso a personas que acababa de conocer las trataba como viejos amigos, y eso infundía una agradable sensación de seguridad que te permitía relajarte. Y yo me estaba relajando demasiado. Sabía que debía tener cuidado, que aún quedaban muchos fuegos sin apagar y que cualquier soplo de aire, por pequeño que fuera, podía reavivarlos.
—Mira —dijo al fin volviéndose hacia mí—, tenemos que hablar.
Permanecí con la mirada clavada en el papel de brillantes colores. No me atrevía a volverme hacia él.
—_______, mírame, por favor…
Levantó mi cara empujándome con suavidad del mentón y clavó sus preciosos ojos color avellana sobre los míos. Me miraba tan fijamente que me sentía desnuda. Pero no podía apartar la vista. Estaba atrapada. Supe que ese era el fin, que no había nada que pudiera hacer para escapar. La foto de Jade que tenía en mi mesilla, con su preciosa melena rubia, su amplia sonrisa y ese gesto de no haber roto nunca un plato, se coló por un instante en mi pensamiento.
Álvaro me acarició la mejilla con la palma de su mano. El contacto de su tibia y suave piel hizo que me estremeciera. Entonces se fue acercando lentamente hacia mí. Sentía el calor de su aliento cada vez más fuerte sobre mi cara. Colocó su mano en mi nuca y me empujó con delicadeza hacia sus labios, que rozaron los míos.
Nos sobresaltó la dulce voz de Jade cantando por el Bluetooth:
«Alvarito, cógelo. Alvarito, cógelo». Jade, su novia y una de mis mejores amigas. Jade, tan inocente, tan encantadora y tan buena. No podía hacerle eso.
—Contesta —le dije—. Yo ya me subo.
—¡Espera! No te vayas…
Pero yo ya tenía medio cuerpo fuera del coche. Me miraba suplicante; sin embargo, la voz de Jade, que seguía sonando en el móvil, disipó en mí cualquier atisbo de duda.
—Cógelo. Hablamos mañana…
Subí los escalones de dos en dos y me adentré en el soportal que separaba los cuatro bloques que conforman mi urbanización. Me senté en un poyete de piedra, donde Álvaro no podía verme. Necesitaba recobrar el aliento.
¡Maldito Álvaro! ¿Qué debía hacer ahora? ¿Llamar a Jade y contarle lo que había ocurrido? Pero ¿qué iba a decirle? ¿Que Álvaro me había cogido de la mano? ¿Que había estado jugueteando con mis dedos? ¿Que había rozado sus labios con los míos? ¿Que había empezado a hablar de «nosotros» refiriéndose a mí y no a ella? Él siempre podría excusarse argumentando que le había malinterpretado y yo terminaría siendo la culpable, como había ocurrido tantas y tantas veces en otras historias.
Sentía un hormigueo en el estómago y de vez en cuando me recorrían escalofríos. ¿Sería posible que Álvaro estuviera planteándose tener algo conmigo? Y, en caso afirmativo, ¿qué era lo que pretendía realmente?, ¿entraba en sus planes dejar a Jade? No podía negar que la idea de estar con él me seducía, aunque no había forma de hacerlo sin desatar una terrible tempestad. Tenía que intentar por todos los medios mantener mis sentimientos bajo control, pero si él seguía acercándose tanto, iba a ser imposible.
Mientras ordenaba mis pensamientos, me dirigí hacia casa. Al entrar en el portal descubrí con sorpresa que había algunas cajas de cartón apiladas, de distintos tamaños y con diferentes letreros, entre las que sobresalía una funda de guitarra y un enorme teclado. Parecía que algún vecino se estaba mudando, aunque era un poco extraño que lo hiciera a esas horas de la noche. Oí a alguien que silbaba en la escalera, en el piso inferior, que correspondía al garaje. Era una melodía que me resultaba extrañamente familiar; sin embargo, no fui capaz de identificarla. No sabría decir si era triste o si es que aquella insólita noche me había llevado a un estado de caos mental, pero algo muy dentro de mí se conmovió. Un sentimiento que era incapaz de
describir invadió lo más profundo de mi ser y, mientras esperaba el ascensor, noté un nudo en el estómago.
Aun así, la sensación desapareció de golpe en cuanto la melodía cesó. Entré cuando las puertas se cerraban a mi espalda y la luz del descansillo se apagaba. Observé mi aspecto en el enorme espejo. Me vi sorprendentemente pequeña, como si fuera una niña. Pero también me sentí fuerte, fuerte porque había estado a punto de conseguir lo que llevaba soñando mucho tiempo, lo que nunca debería haber deseado.
Las puertas del ascensor se detuvieron de pronto y volvieron a abrirse. En el espejo vi una enorme bota negra que se interponía entre ellas. Cuando quise darme cuenta, de la oscuridad surgió un tipo de aspecto inquietante. Llevaba unos pantalones negros, de esos que van por dentro del calzado, como los de la policía, y una camiseta de tirantes que dejaba ver un enorme tatuaje en uno de sus morenos brazos. Su rostro quedaba semi oculto por su pelo alborotado. El corazón se me detuvo. ¿Y si me atacaba? Cogí el móvil del bolso con disimulo, marqué el 112 y dejé el dedo sobre el botón de llamada para presionarlo ante la menor señal. Sin embargo, él ni siquiera pareció reparar en mi presencia. Miraba con curiosidad el techo, como si le interesara enormemente lo que allí pudiera haber. No había pulsado ningún piso, así que supuse que se dirigía al último, como yo; pero allí solo estaba mi casa. La de enfrente llevaba vacía desde que yo era muy pequeña. Mi madre decía que muchos años atrás había vivido una familia, aunque yo no lo recordaba.
Después de lo que se me hizo una eternidad, por fin llegamos al tercero. Él salió sin despedirse. Si no fuera porque en un metro cuadrado era imposible no percatarse de la presencia de alguien, habría pensado que no me había visto. Mejor. La única puerta que compartía el descansillo con la mía estaba abierta y otro puñado de cajas como las del portal impedía que se cerrase. Desapareció dentro de aquella casa mientras yo hacía girar con manos temblorosas la llave en la cerradura. «Ojalá sea el chico de las mudanzas y no el nuevo vecino», pensé antes de cerrar la puerta tras de mí.
-----------------------------------------------------------------------------------
Bueno ahí esta el primer cap. primero ke nada kiero decirles que solo cambio algunso personajes, aqui apareceran perrie, Jade, la cual salio ya nombrada en este episodio y leigh-Anne, las 3 de little mix, x si de repente me llegara a qequibocar y vean nombre como; Gabriela (Leigh-Anne), Laura (Jade) o Morgan (Perrie)
Y segundo que yo cambio algunas apriencias del personaje de Zayn, pke en el libro tiene los ojso grises pero en esta adaptación los tendra de su color, pero lo que si esque no puedo cambiar su color de piel, pke debido a eso el tiene muchos conflictos además en las novelas siempre ponen a Zayn como "moreno" aunke no lo sea, asique si aqui lo dejo como medio mulato, no creo ek halla mucho problem, Bueno solamente esooo.... por si llegarana tener una confisuión o cualkier cosa :3
Solo tenía dos alternativas: confesarlo todo o salir huyendo del coche. Él miraba por la ventanilla de su izquierda mientras jugueteaba con la llave del contacto. Parecía enfrascado en sus pensamientos mientras yo me dedicaba a retorcer nerviosamente el envoltorio de un caramelo sin saber qué hacer ni qué decir.
Había sido una tarde increíble, al igual que las tres últimas. Desde el primer día que me llamó para quedar, supe que me metía en terreno pantanoso, pero no había podido negarme. Estábamos a finales de agosto y todos los demás se habían ido de vacaciones, así que tampoco había muchas opciones. Al principio, los dos nos mostramos algo cortados. Hacía mucho tiempo que no quedábamos solos y nos costaba encontrar conversaciones que se alargaran más allá de tres frases. Pero enseguida volvió a surgir la conexión que siempre habíamos tenido, las risas, las bromas, la complicidad… Uno de los grandes dones de Álvaro era conseguir que todo aquel que estuviera a su lado se sintiera cómodo y especial. Incluso a personas que acababa de conocer las trataba como viejos amigos, y eso infundía una agradable sensación de seguridad que te permitía relajarte. Y yo me estaba relajando demasiado. Sabía que debía tener cuidado, que aún quedaban muchos fuegos sin apagar y que cualquier soplo de aire, por pequeño que fuera, podía reavivarlos.
—Mira —dijo al fin volviéndose hacia mí—, tenemos que hablar.
Permanecí con la mirada clavada en el papel de brillantes colores. No me atrevía a volverme hacia él.
—_______, mírame, por favor…
Levantó mi cara empujándome con suavidad del mentón y clavó sus preciosos ojos color avellana sobre los míos. Me miraba tan fijamente que me sentía desnuda. Pero no podía apartar la vista. Estaba atrapada. Supe que ese era el fin, que no había nada que pudiera hacer para escapar. La foto de Jade que tenía en mi mesilla, con su preciosa melena rubia, su amplia sonrisa y ese gesto de no haber roto nunca un plato, se coló por un instante en mi pensamiento.
Álvaro me acarició la mejilla con la palma de su mano. El contacto de su tibia y suave piel hizo que me estremeciera. Entonces se fue acercando lentamente hacia mí. Sentía el calor de su aliento cada vez más fuerte sobre mi cara. Colocó su mano en mi nuca y me empujó con delicadeza hacia sus labios, que rozaron los míos.
Nos sobresaltó la dulce voz de Jade cantando por el Bluetooth:
«Alvarito, cógelo. Alvarito, cógelo». Jade, su novia y una de mis mejores amigas. Jade, tan inocente, tan encantadora y tan buena. No podía hacerle eso.
—Contesta —le dije—. Yo ya me subo.
—¡Espera! No te vayas…
Pero yo ya tenía medio cuerpo fuera del coche. Me miraba suplicante; sin embargo, la voz de Jade, que seguía sonando en el móvil, disipó en mí cualquier atisbo de duda.
—Cógelo. Hablamos mañana…
Subí los escalones de dos en dos y me adentré en el soportal que separaba los cuatro bloques que conforman mi urbanización. Me senté en un poyete de piedra, donde Álvaro no podía verme. Necesitaba recobrar el aliento.
¡Maldito Álvaro! ¿Qué debía hacer ahora? ¿Llamar a Jade y contarle lo que había ocurrido? Pero ¿qué iba a decirle? ¿Que Álvaro me había cogido de la mano? ¿Que había estado jugueteando con mis dedos? ¿Que había rozado sus labios con los míos? ¿Que había empezado a hablar de «nosotros» refiriéndose a mí y no a ella? Él siempre podría excusarse argumentando que le había malinterpretado y yo terminaría siendo la culpable, como había ocurrido tantas y tantas veces en otras historias.
Sentía un hormigueo en el estómago y de vez en cuando me recorrían escalofríos. ¿Sería posible que Álvaro estuviera planteándose tener algo conmigo? Y, en caso afirmativo, ¿qué era lo que pretendía realmente?, ¿entraba en sus planes dejar a Jade? No podía negar que la idea de estar con él me seducía, aunque no había forma de hacerlo sin desatar una terrible tempestad. Tenía que intentar por todos los medios mantener mis sentimientos bajo control, pero si él seguía acercándose tanto, iba a ser imposible.
Mientras ordenaba mis pensamientos, me dirigí hacia casa. Al entrar en el portal descubrí con sorpresa que había algunas cajas de cartón apiladas, de distintos tamaños y con diferentes letreros, entre las que sobresalía una funda de guitarra y un enorme teclado. Parecía que algún vecino se estaba mudando, aunque era un poco extraño que lo hiciera a esas horas de la noche. Oí a alguien que silbaba en la escalera, en el piso inferior, que correspondía al garaje. Era una melodía que me resultaba extrañamente familiar; sin embargo, no fui capaz de identificarla. No sabría decir si era triste o si es que aquella insólita noche me había llevado a un estado de caos mental, pero algo muy dentro de mí se conmovió. Un sentimiento que era incapaz de
describir invadió lo más profundo de mi ser y, mientras esperaba el ascensor, noté un nudo en el estómago.
Aun así, la sensación desapareció de golpe en cuanto la melodía cesó. Entré cuando las puertas se cerraban a mi espalda y la luz del descansillo se apagaba. Observé mi aspecto en el enorme espejo. Me vi sorprendentemente pequeña, como si fuera una niña. Pero también me sentí fuerte, fuerte porque había estado a punto de conseguir lo que llevaba soñando mucho tiempo, lo que nunca debería haber deseado.
Las puertas del ascensor se detuvieron de pronto y volvieron a abrirse. En el espejo vi una enorme bota negra que se interponía entre ellas. Cuando quise darme cuenta, de la oscuridad surgió un tipo de aspecto inquietante. Llevaba unos pantalones negros, de esos que van por dentro del calzado, como los de la policía, y una camiseta de tirantes que dejaba ver un enorme tatuaje en uno de sus morenos brazos. Su rostro quedaba semi oculto por su pelo alborotado. El corazón se me detuvo. ¿Y si me atacaba? Cogí el móvil del bolso con disimulo, marqué el 112 y dejé el dedo sobre el botón de llamada para presionarlo ante la menor señal. Sin embargo, él ni siquiera pareció reparar en mi presencia. Miraba con curiosidad el techo, como si le interesara enormemente lo que allí pudiera haber. No había pulsado ningún piso, así que supuse que se dirigía al último, como yo; pero allí solo estaba mi casa. La de enfrente llevaba vacía desde que yo era muy pequeña. Mi madre decía que muchos años atrás había vivido una familia, aunque yo no lo recordaba.
Después de lo que se me hizo una eternidad, por fin llegamos al tercero. Él salió sin despedirse. Si no fuera porque en un metro cuadrado era imposible no percatarse de la presencia de alguien, habría pensado que no me había visto. Mejor. La única puerta que compartía el descansillo con la mía estaba abierta y otro puñado de cajas como las del portal impedía que se cerrase. Desapareció dentro de aquella casa mientras yo hacía girar con manos temblorosas la llave en la cerradura. «Ojalá sea el chico de las mudanzas y no el nuevo vecino», pensé antes de cerrar la puerta tras de mí.
-----------------------------------------------------------------------------------
Bueno ahí esta el primer cap. primero ke nada kiero decirles que solo cambio algunso personajes, aqui apareceran perrie, Jade, la cual salio ya nombrada en este episodio y leigh-Anne, las 3 de little mix, x si de repente me llegara a qequibocar y vean nombre como; Gabriela (Leigh-Anne), Laura (Jade) o Morgan (Perrie)
Y segundo que yo cambio algunas apriencias del personaje de Zayn, pke en el libro tiene los ojso grises pero en esta adaptación los tendra de su color, pero lo que si esque no puedo cambiar su color de piel, pke debido a eso el tiene muchos conflictos además en las novelas siempre ponen a Zayn como "moreno" aunke no lo sea, asique si aqui lo dejo como medio mulato, no creo ek halla mucho problem, Bueno solamente esooo.... por si llegarana tener una confisuión o cualkier cosa :3
Amandita 1D
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Respuestas:
SofiaXD2000: HOli sofi, gracias por pasarte por mi adaptación kjhfg pke en serio queria ke lo leyeras porque es muy bueno.
YamilaHoran: jaja ke bueno que te halla gustado, ya sbi el primer cap. asike espero ke lo disfrutes =))
micaacosta21: Jeje que bueno que te halla encantado :))
Y para todas... hoy día subo el segundo cap ;)besos
SofiaXD2000: HOli sofi, gracias por pasarte por mi adaptación kjhfg pke en serio queria ke lo leyeras porque es muy bueno.
YamilaHoran: jaja ke bueno que te halla gustado, ya sbi el primer cap. asike espero ke lo disfrutes =))
micaacosta21: Jeje que bueno que te halla encantado :))
Y para todas... hoy día subo el segundo cap ;)besos
Amandita 1D
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Capitulo 2:
Esa noche dormí mal. Entre sueños, la melodía lejana que había oído en las escaleras se repetía una y otra vez. Yo sabía que significaba algo, pero cada vez que estaba a punto de averiguarlo, me despertaba. Al cabo de un rato, conseguía dormir de nuevo, y vuelta a empezar. También aparecía Álvaro, aunque todo era confuso y no tenía mucho sentido.
Aun dormida, sabía que para obtener respuestas debía entrar en esa parte del cerebro a la que nunca sé cómo acceder. Siempre he tenido la idea de que mi mente es una especie de habitación donde los pensamientos y recuerdos están clasificados ordenadamente. Al fondo de esa estancia, hay una zona franqueada por una especie de niebla en la que por mucho que intento entrar no sé cómo hacerlo. Ahí se agrupan las sensaciones y los recuerdos relacionados con la separación de mis padres: situaciones que me resultan tan difíciles de asimilar que permanecen en estado latente hasta el día en que decida afrontarlas. Intuyo que hay información importante que debería conocer, solo que me da miedo.
Por fin llegó la mañana. Me quedé un rato en la cama remoloneando, pero el hiriente ruido de un taladro hizo insoportable aguantar ni un minuto más allí, así que bajé a desayunar y a disfrutar de una relajante ducha en la cabina de hidromasaje de mi madre.
Ya me estaba secando cuando oí el timbre. Me apresuré a vestirme para abrir a lo que imaginé sería el pedido de compra semanal. Era la tercera vez que llamaban cuando por fin alcancé la puerta, aunque aún me demoré un instante para enrollar la toalla alrededor de mi pelo. Nada más abrir, me arrepentí de no haber echado un vistazo antes a través de la mirilla, pues, para mi sorpresa, no era el repartidor del supermercado.
Al principio no me di cuenta de que era él, porque la noche anterior apenas me había fijado en su cara. Sin embargo, el enorme tatuaje de su brazo derecho me hizo caer en la cuenta de que se trataba de la misma persona del ascensor: dos serpientes enroscadas que se extendían en direcciones opuestas desde el hombro hasta la muñeca. Al mirar con más detenimiento, reparé en que los cuerpos de los reptiles eran en realidad dos pentagramas sobre los que descansaban notas y otros símbolos musicales. Aquel dibujo tenía algo hipnótico. Incluso parecía que las serpientes se retorcían alrededor del brazo y abrían sus mandíbulas para dejar ver mejor
aquellos blancos y afilados dientes, que se clavaban en su oscura piel.
—Hola. Soy…, bueno, supongo que soy tu nuevo vecino —su voz era amable, incluso dulce, melódica y educada. Chocaba con su aspecto, salvaje y transgresor.
Me costó levantar la vista de su brazo para mirar sus ojos, café claros, con unas hermosas pestañas, que me atraparon en su profundidad.
—Hola —respondí.
El magnetismo de su mirada me impedía desviar la mía, pero llegué a ver, o quizá a intuir, que sonreía ligeramente; sin embargo, la dureza de su expresión no cambió.
—Se me ha roto la broca y tal vez tú puedas prestarme una. Solo será un momento. Necesito terminar algo…
Entonces él parpadeó y cambió de postura para cargar el peso del cuerpo sobre el otro pie, y el hechizo pareció esfumarse. Hasta ese instante no había podido tomar perspectiva y contemplar el conjunto de su cara. Sus rasgos eran afilados y angulosos, como si estuvieran perfilados con líneas rectas y aristas. Habrían parecido armónicos y hermosos de no ser por una larga e irregular cicatriz que atravesaba en diagonal sus gruesos labios desde el orificio nasal izquierdo hasta el hoyuelo central de la barbilla. A pesar de ello, su media sonrisa, con las comisuras hacia abajo, era dulce e infantil y, aunque en conjunto pudiera parecer mucho mayor, aposté a que solo tendría dos o tres años más que yo.
—Sí, claro —contesté al fin.
Desobedeciendo las instrucciones que mi madre llevaba repitiéndome siglos para que no admitiera la entrada a extraños, le dejé pasar.
—¡Anda! —miró a su alrededor—. Esta casa es igual que la mía, solo que al revés.
—Espera un segundo. No tengo ni idea de dónde puede estar eso que pides…
Fui hasta el despacho de Eduardo, mi padrastro, y busqué en el armario. Allí había multitud de herramientas que era incapaz de distinguir, así que le llamé.
—¿Puedes venir un momento? No sé exactamente qué necesitas…
Él se acercó. Era alto y, aunque delgado, su complexión era fuerte. Andaba despacio, con las manos en los bolsillos, y movía rítmicamente todo el cuerpo, como si sus pies fueran amortiguadores
que le hicieran rebotar apenas con cada paso. Sus facciones eran exóticas. Podría haber sido árabe o hispano. Su piel era demasiada morena como para tratarse de un simple bronceado. Me intrigaba de dónde sería, porque, además, no tenía acento extranjero.
Se puso en cuclillas y examinó detenidamente las herramientas. Yo intentaba encontrar un tema de conversación cuando volvió a sonar el timbre. «Será el pedido», pensé, pero volví a equivocarme. Se trataba de un hombre que, para mi sorpresa, se identificó como policía.
—Perdona, guapa. Debo de haberme equivocado. No vive aquí José Luis Sandoval, ¿verdad? Creo que se acaba de mudar. Debe de ser en el tercero izquierda… —su voz era aguda y desafinada.
Tal vez fuera mi afición a los thrillers y a la novela negra, el caso es que no me pareció un policía «de verdad». No sabría explicar qué, pero algo en él me inspiró desconfianza. En primer lugar, iba solo y, según sabía por el padre de Jade, que también es policía, siempre trabajan en parejas, por lo que pueda pasar. Por otro lado, aunque sonreía y se mostraba amable, su mirada era dura e incisiva.
—No. Aquí no es —dije con mi mejor sonrisa—. De todos modos, yo acabo de volver de viaje. Cuando me fui, la casa seguía vacía. No sé si ahora vivirá alguien…
—No te preocupes, guapa. Siento haberte molestado. Voy a intentarlo en la puerta de enfrente. Gracias.
—Adiós —me despedí y cerré la puerta.
Había mentido. Y sin ningún motivo. Pero algo me decía que era mejor así. Me acerqué sigilosamente al despacho de Eduardo, donde mi nuevo vecino había hecho ya su elección y estaba cerrando la caja.
—Me voy a llevar esto y ahora te lo devuelvo —dijo alzando un estuche naranja.
—¿Tú te llamas José Luis Sandoval? —le pregunté en voz baja mientras entornaba la puerta tras de mí. Él me miró sin entender nada, pero no respondió.
—El que acaba de llamar era un policía que se ha equivocado de puerta y buscaba a alguien con ese nombre…
—Está buscando al viejo, no a mí —me interrumpió cortante—. ¿Qué quería? ¿Qué le has dicho?
—Que hasta donde yo sabía, no vivía nadie allí…
Me miró fijamente, supongo que intentando adivinar por qué había mentido.
—Bien. Gracias por el juego de brocas.
Estaba claro que no pensaba decir nada más; por su parte, el tema estaba zanjado. Sin embargo, antes de abrir la puerta que llevaba al descansillo, se asomó a la mirilla para comprobar que no había nadie.
—Si no eres ese José Luis, ¿quién eres? ¿Cómo te llamas?
Se detuvo un instante antes de responder, como si dudara en hacerlo o no.
—Me llamo Zayn.
—Pues… hola. Yo soy ______.
No llegó a oírme. Ya había cerrado la puerta tras de sí.
Esa noche dormí mal. Entre sueños, la melodía lejana que había oído en las escaleras se repetía una y otra vez. Yo sabía que significaba algo, pero cada vez que estaba a punto de averiguarlo, me despertaba. Al cabo de un rato, conseguía dormir de nuevo, y vuelta a empezar. También aparecía Álvaro, aunque todo era confuso y no tenía mucho sentido.
Aun dormida, sabía que para obtener respuestas debía entrar en esa parte del cerebro a la que nunca sé cómo acceder. Siempre he tenido la idea de que mi mente es una especie de habitación donde los pensamientos y recuerdos están clasificados ordenadamente. Al fondo de esa estancia, hay una zona franqueada por una especie de niebla en la que por mucho que intento entrar no sé cómo hacerlo. Ahí se agrupan las sensaciones y los recuerdos relacionados con la separación de mis padres: situaciones que me resultan tan difíciles de asimilar que permanecen en estado latente hasta el día en que decida afrontarlas. Intuyo que hay información importante que debería conocer, solo que me da miedo.
Por fin llegó la mañana. Me quedé un rato en la cama remoloneando, pero el hiriente ruido de un taladro hizo insoportable aguantar ni un minuto más allí, así que bajé a desayunar y a disfrutar de una relajante ducha en la cabina de hidromasaje de mi madre.
Ya me estaba secando cuando oí el timbre. Me apresuré a vestirme para abrir a lo que imaginé sería el pedido de compra semanal. Era la tercera vez que llamaban cuando por fin alcancé la puerta, aunque aún me demoré un instante para enrollar la toalla alrededor de mi pelo. Nada más abrir, me arrepentí de no haber echado un vistazo antes a través de la mirilla, pues, para mi sorpresa, no era el repartidor del supermercado.
Al principio no me di cuenta de que era él, porque la noche anterior apenas me había fijado en su cara. Sin embargo, el enorme tatuaje de su brazo derecho me hizo caer en la cuenta de que se trataba de la misma persona del ascensor: dos serpientes enroscadas que se extendían en direcciones opuestas desde el hombro hasta la muñeca. Al mirar con más detenimiento, reparé en que los cuerpos de los reptiles eran en realidad dos pentagramas sobre los que descansaban notas y otros símbolos musicales. Aquel dibujo tenía algo hipnótico. Incluso parecía que las serpientes se retorcían alrededor del brazo y abrían sus mandíbulas para dejar ver mejor
aquellos blancos y afilados dientes, que se clavaban en su oscura piel.
—Hola. Soy…, bueno, supongo que soy tu nuevo vecino —su voz era amable, incluso dulce, melódica y educada. Chocaba con su aspecto, salvaje y transgresor.
Me costó levantar la vista de su brazo para mirar sus ojos, café claros, con unas hermosas pestañas, que me atraparon en su profundidad.
—Hola —respondí.
El magnetismo de su mirada me impedía desviar la mía, pero llegué a ver, o quizá a intuir, que sonreía ligeramente; sin embargo, la dureza de su expresión no cambió.
—Se me ha roto la broca y tal vez tú puedas prestarme una. Solo será un momento. Necesito terminar algo…
Entonces él parpadeó y cambió de postura para cargar el peso del cuerpo sobre el otro pie, y el hechizo pareció esfumarse. Hasta ese instante no había podido tomar perspectiva y contemplar el conjunto de su cara. Sus rasgos eran afilados y angulosos, como si estuvieran perfilados con líneas rectas y aristas. Habrían parecido armónicos y hermosos de no ser por una larga e irregular cicatriz que atravesaba en diagonal sus gruesos labios desde el orificio nasal izquierdo hasta el hoyuelo central de la barbilla. A pesar de ello, su media sonrisa, con las comisuras hacia abajo, era dulce e infantil y, aunque en conjunto pudiera parecer mucho mayor, aposté a que solo tendría dos o tres años más que yo.
—Sí, claro —contesté al fin.
Desobedeciendo las instrucciones que mi madre llevaba repitiéndome siglos para que no admitiera la entrada a extraños, le dejé pasar.
—¡Anda! —miró a su alrededor—. Esta casa es igual que la mía, solo que al revés.
—Espera un segundo. No tengo ni idea de dónde puede estar eso que pides…
Fui hasta el despacho de Eduardo, mi padrastro, y busqué en el armario. Allí había multitud de herramientas que era incapaz de distinguir, así que le llamé.
—¿Puedes venir un momento? No sé exactamente qué necesitas…
Él se acercó. Era alto y, aunque delgado, su complexión era fuerte. Andaba despacio, con las manos en los bolsillos, y movía rítmicamente todo el cuerpo, como si sus pies fueran amortiguadores
que le hicieran rebotar apenas con cada paso. Sus facciones eran exóticas. Podría haber sido árabe o hispano. Su piel era demasiada morena como para tratarse de un simple bronceado. Me intrigaba de dónde sería, porque, además, no tenía acento extranjero.
Se puso en cuclillas y examinó detenidamente las herramientas. Yo intentaba encontrar un tema de conversación cuando volvió a sonar el timbre. «Será el pedido», pensé, pero volví a equivocarme. Se trataba de un hombre que, para mi sorpresa, se identificó como policía.
—Perdona, guapa. Debo de haberme equivocado. No vive aquí José Luis Sandoval, ¿verdad? Creo que se acaba de mudar. Debe de ser en el tercero izquierda… —su voz era aguda y desafinada.
Tal vez fuera mi afición a los thrillers y a la novela negra, el caso es que no me pareció un policía «de verdad». No sabría explicar qué, pero algo en él me inspiró desconfianza. En primer lugar, iba solo y, según sabía por el padre de Jade, que también es policía, siempre trabajan en parejas, por lo que pueda pasar. Por otro lado, aunque sonreía y se mostraba amable, su mirada era dura e incisiva.
—No. Aquí no es —dije con mi mejor sonrisa—. De todos modos, yo acabo de volver de viaje. Cuando me fui, la casa seguía vacía. No sé si ahora vivirá alguien…
—No te preocupes, guapa. Siento haberte molestado. Voy a intentarlo en la puerta de enfrente. Gracias.
—Adiós —me despedí y cerré la puerta.
Había mentido. Y sin ningún motivo. Pero algo me decía que era mejor así. Me acerqué sigilosamente al despacho de Eduardo, donde mi nuevo vecino había hecho ya su elección y estaba cerrando la caja.
—Me voy a llevar esto y ahora te lo devuelvo —dijo alzando un estuche naranja.
—¿Tú te llamas José Luis Sandoval? —le pregunté en voz baja mientras entornaba la puerta tras de mí. Él me miró sin entender nada, pero no respondió.
—El que acaba de llamar era un policía que se ha equivocado de puerta y buscaba a alguien con ese nombre…
—Está buscando al viejo, no a mí —me interrumpió cortante—. ¿Qué quería? ¿Qué le has dicho?
—Que hasta donde yo sabía, no vivía nadie allí…
Me miró fijamente, supongo que intentando adivinar por qué había mentido.
—Bien. Gracias por el juego de brocas.
Estaba claro que no pensaba decir nada más; por su parte, el tema estaba zanjado. Sin embargo, antes de abrir la puerta que llevaba al descansillo, se asomó a la mirilla para comprobar que no había nadie.
—Si no eres ese José Luis, ¿quién eres? ¿Cómo te llamas?
Se detuvo un instante antes de responder, como si dudara en hacerlo o no.
—Me llamo Zayn.
—Pues… hola. Yo soy ______.
No llegó a oírme. Ya había cerrado la puerta tras de sí.
Amandita 1D
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
UUh chico misterioso eh JAJAJA me encanta Seguilaaa♥ Se hace el malo ah
Happiness
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Hola, Soy nueva! Mar, 18, Argentina. Te encontré de casualidad en otra novela pero me gustaron estos dos cap y la novela en sí me parece muy interesante. Y también me encantó que hayas aclarado lo que adaptaste, por lo general no leo adaptadas por eso justamente pero ya te digo, estuvo bueno que lo aclares :) Vas a subir algún día en especial? Así sé cuando pasarme a dejarte algún comentario. Un beso grande!
Marina Malik
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Chicas Sorry Sorry!!!! por no subir!!!!!!!!!!!! en serio.... pero no he tenido tiempo... mañana subo si o si ;) y
Marina Malik Por siacaso yo casi siempre subo cuando subo capitulo, escribo un cap y digo cuando subire el otro sieske puedo, bueno eso chau :*
Marina Malik Por siacaso yo casi siempre subo cuando subo capitulo, escribo un cap y digo cuando subire el otro sieske puedo, bueno eso chau :*
Amandita 1D
Re: Pero a tu lado (Zayn y tu)
Gracias por contestarme! Ya quiero que subas el tercero :cosi:Amandita 1D escribió:Chicas Sorry Sorry!!!! por no subir!!!!!!!!!!!! en serio.... pero no he tenido tiempo... mañana subo si o si ;)y
Marina Malik Por siacaso yo casi siempre subo cuando subo capitulo, escribo un cap y digo cuando subire el otro sieske puedo, bueno eso chau :*
Marina Malik
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