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Special A!
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Re: Special A!
Sí, porque pasaste tu turno al final, ¿no, Soph?
PD. Luego comento. Ahora no estoy con ánimos de nada...
Las quiero.<3
PD. Luego comento. Ahora no estoy con ánimos de nada...
Las quiero.<3
Kurt.
Re: Special A!
Lucy, me gusta el recurso de repetir las ideas y palabras, ese sentimiento de desconsuelo tiene un efecto poderoso. A pesar de ser tan breve engancha de principio a fin. Quizá el párrafo final no me parece que llevara el mismo ritmo que los anteriores y por ello me descoloca sin embarga en una pequeña joyita lo que escribiste. Por cierto creo que esta es una de las secciones en las que más te desenvuelves puesto que he leído varias cosas tuyas (que muchas otras no tienen opiniones y es una lastima porque escribes de modo muy dinámico) y espero seguir haciéndolo.
En cuanto a Britt, estos textos de chicas dulces son difíciles de comentar para mí. Me limito a disfrutar de su lectura, a intentar percibir los sentimientos del escritor que han llevado a hacerlo. Las verdades disfrazadas de mentiras. A ti te resulta fácil escribir sobre sentimientos, sobre amor y sobre dolor. A mí me resulta fácil leerte y disfrutar de un dulce caramelo literario. Me gusta siempre tu vena poética y tu aire tan pasivo a la hora de dejarnos algún pequeño pedazo de ti mismo. Bienvenida, por cierto, mi nombre es Loretto. c:
En cuanto a Britt, estos textos de chicas dulces son difíciles de comentar para mí. Me limito a disfrutar de su lectura, a intentar percibir los sentimientos del escritor que han llevado a hacerlo. Las verdades disfrazadas de mentiras. A ti te resulta fácil escribir sobre sentimientos, sobre amor y sobre dolor. A mí me resulta fácil leerte y disfrutar de un dulce caramelo literario. Me gusta siempre tu vena poética y tu aire tan pasivo a la hora de dejarnos algún pequeño pedazo de ti mismo. Bienvenida, por cierto, mi nombre es Loretto. c:
Invitado
Invitado
Re: Special A!
Créeme, tampoco me encuentro en el mejor estado.Kurt. escribió:Sí, porque pasaste tu turno al final, ¿no, Soph?
PD. Luego comento. Ahora no estoy con ánimos de nada...
Las quiero.<3
Invitado
Invitado
Re: Special A!
Espero que estés bien, Wen. Cualquier cosa, creo que es más que obvio que me tienes para lo que desees.
Kurt.
Re: Special A!
Gracias, pero dudo que alguien pueda ayudarme ahora. Tú estate bien, nena, es devastador verlas a alguna de ustedes mal. c:Kurt. escribió:Espero que estés bien, Wen. Cualquier cosa, creo que es más que obvio que me tienes para lo que desees.
Invitado
Invitado
Re: Special A!
BRITTTTTTTTTTT. Ya estoy de mejor humor (bipolaridad aka hormonas y edad suficiente pa' Andre'), so... ya puedo comentar sin temer no sonar lo suficiente amable. :aah: Me ha encantado el capítulo. Gracias por haber no haber tardado. asdfñllkj. Y... Dios, insisto en que amo las relaciones que tienen todos los chicos con sus respectivas chicas.(': Y debo admitir que, de todos modos, la actitud egocéntrica de los chicos sí que me molesta. Igual, sé que esta nc tendrá un montón de aventuras.(': dshjgfahsdgfasj. Adoré el cap.<3
Espero a Soph.
Espero a Soph.
Kurt.
Re: Special A!
Capítulo VII
Arizona Hussien.
—Debes estar bromeando —le digo a Kelsey.
—Ya quisiera —me responde, sin humor.
Mientras caminamos, la miro a la cara; ha mantenido una expresión glacial desde que salimos de Historia Universal, aparentemente debida al trabajo en parejas impuesto por la Señorita Clare, en donde para su buena suerte (oh, claro que lo era), le había tocado con el muchacho de cabellos rizados castaños, Harry. Aun me cuesta un poco asimilar la relación que aquellos dos mantienen; digamos que a los ojos de cualquier fémina, Harry es un modelo ejemplar para definir fácilmente al hombre ideal, incluso podía yo misma afirmarlo; aun así, Kelsey no para de despotricarlo siempre que puede.
Nos sentamos en dos de los sillones de cuero fino ubicados frente al gran ventanal del Special A, el cual mantiene una vista simplemente fascinante. Me tomo el tiempo adecuado para contemplarlo como se debe; la ubicación del instituto solo ayuda a acentuar la belleza palpable del ambiente, presente en todo momento; como es de esperarse, el sol brilla con una intensidad verdaderamente pura, no como en la ciudad, que no parece más que un carbón ya consumido; se escucha también uno que otro sonido emitido por los pájaros, tal vez también algún otro animal presente a las afueras, y aunque el cantar de los mismos no es de mi agrado, apacigua con eficacia la totalidad del salón.
—¿No te parece? —Kelsey agita una mano ante mis ojos, tratando de llamar mi atención.
—Oh, sí, claro… —contesto en un pequeño susurro, limpiando ambas manso sobre mis pantalones.
—Arizona, te pregunte con quién te habían asignado para el trabajo de Historia.
—Lo siento —bramo, enojada conmigo misma por mi patética distracción. Ella masculla un: «seguro» entre dientes, para después brindarme una mirada maternal, la cual no sale verdaderamente de sí.
Había anotado el nombre de mi compañero en la última página de mi cuaderno, aunque claramente solo nos emparejaban con los mismos miembros de Special A, brindándonos ecuanimidad en el trabajo. Miro la hoja con ligereza, tal vez demasiada para leer el nombre completo, y luego respondo un poco alarmada ante la sorpresa—: ¡Demonios! Landon…
El verde de los pinos se contrasta con la tonalidad más clara aplicada en el único roble, ajeno a los demás; al igual que el sinnúmero de flores esparcidas esporádicamente en el fondo, la cuales acentuaban el dulce atardecer de fondo; después se encontraba el imponente corcel atado de uno de los árboles cercanos al río, esperando por la bella damisela a unos cuantos pasos suyos…
—Arizona…
Ante el inesperado llamado, acompañado por el brusco sonido producido de la puerta, mi mano realizo un movimiento en falso, casi como si las señales emitidas por mi cerebro no lograran controlarla en su totalidad, y que a final de cuentas, provocaron una insulsa pincelada blanca sobre el rostro de la plebeya.
Giro entonces sobre mis talones, dispuesta a lanzar un par de blasfemias a quienquiera que fuera el responsable de ello.
Probablemente, si mi mandíbula no estuviera unida al resto de mi cráneo, se hubiera desprendido e impactado contra el fino suelo de caoba. Sobra decir que la presencia de Landon en el estudio me producía una no tan agradable sorpresa; la cual se denota perfectamente en mis acciones, dotadas de una rigidez que solo lograba aumentarles el gusto insípido a las mismas.
Mi cabeza elaboro gran número de suposiciones y posibles situaciones, todas lanzando una fuerte desgracia hacia el castaño. Bueno, tal vez un poco de color a su tan prolijo rostro (y sí que lo era), no le vendría nada mal.
Una gran línea azulina se plantó en su rostro, tan pronto mi mano tiro con fuerza el pincel hacia él. Debía admitir que dicha escena (el rostro de Landon utilizado como una espacie de lienzo, perfecto para recibir un par de colores más), me causo cierta gracia, aunque tratara de evitar la carcajada que había quedado en la profundidad de mi garganta.
Por un determinado lapso de tiempo, mis emociones traspasaron la barrera implícita que me encargaba normalmente de formar en contra de la mayor parte de la población, exceptuando únicamente a Tsuki, Kelsey y otras personas más, que en su totalidad, cabrían perfectamente en los dedos de una sola mano.
—¡Vamos! Solo un poco más de purpura en tu mejilla —me dice, al tiempo que exprime el envase de pintura sobre su mano derecha, y lo unta sin patrón alguno sobre mi rostro.
Trato débilmente de recordar la última vez en la que me había reído con tanta efusividad, ajena al sinfín de preocupaciones que azotaba normalmente mi cabeza a cada segundo. Dentro de los recuerdos más próximos que inundaban mi cabeza, ninguno podía destacarse entre ellos; tal vez algún con Kelsey, o una que otra travesura con Tsuki u otro miembro del Special A.
Tallo ambos ojos con mis manos, tratando de adaptarme para la luz del sol, proveniente una de las dos ventanas ubicadas en la pared del frente.
—¡Arizona! —ladra mi madre, con su infaltable ímpetu jovial que siempre la ha caracterizado —. Vaya, te hacia todavía dormida.
—No, debo ir al instituto. El trabajo de Historia es para la próxima semana, y realmente quiero librarme lo más rápido posible del mismo.
Landon me había llamado minutos después de salir del instituto, una vez terminada la parte escrita de aquel dichoso trabajo (con las pinceladas al aire aun sobre nuestros cuerpos, habíamos sido lo suficientemente sensatos como para realizarlo en una de las mesas fuera del invernadero, alumbrados por la luz de la luna). Realmente fueron minutos de total calma entre ambos, claro, cabe destacar que cuando se trata de asuntos escolares se nos hace imposible desviarnos del tema o asunto central.
—¿Sí? ¿Por qué tanta prisa? Tienes una semana entera para terminarlo —me dice, sentándose sobre los cobertores de mi cama.
Bufo ante la pregunta y ruedo los ojos.
—Mi compañero es realmente insufrible —digo, a lo que mi madre solo asiente sonriéndome—. Es que de ser alguien más, ya le hubiera dejado la mejilla ardiendo con un golpe soso.
Con rapidez, mis pies tocan el suelo, si percatarme en enfundarme dentro de mis pantuflas. Camino de igual manera hacia la ventana, abriéndola luego. Bueno, sin duda alguna, la vista que me otorgaba no era mejor que aquella que se podía apreciar desde el invernadero, o básicamente desde cualquier parte al aire libre dentro del instituto.
Quizá no era la mejor manera de comenzar el día, pero ¿qué más daba? De igual manera, siempre acostumbra bajarme del lado izquierdo de la cama.
—El chofer llegará en unos veinte minutos. Arréglate para ir entonces. —Se encamina hacia la puerta, contoneando alegremente sus caderas mientras tararea entre dientes una extraña melodía. Pero, justo antes de partir, me mira y brama—: Por cierto, tu padre llamo y dijo que quiere verte. Recuerda que el Jueves regresa de Portugal, por lo que estaba organizando una cena entre tú y el.
—Está bien, dile que no faltaré.
Uno ambas manos sobre mi pecho, mientras camino al armario. Sinceramente nunca le ha visto gran importancia a intentar entablar una relación con mi padre. Después de todo, cabe destacar que aquello no era algo sumamente importante para mí, incluso con el peso en los hombros de las tradiciones conservadoras a las que desde niña había profesado.
La silueta de los árboles se ve borrosa debido a la gran velocidad a la que el automóvil se mantiene. La misma velocidad a la que mis pensamientos vuelan sin riendas que los detengan en el interior de mi cabeza.
¿Qué habría sido de mí, en caso tal de mantener hoy en día una relación aparentemente estable con mi padre? Probablemente la prohibiciones dentro del hogar aumentaran, o quizá mi paradero se encontraría en Bragança todavía. Analizo por un momento el mayor número de posibilidades que aquello me daría: desde una vida deplorable, hasta el regocijo que me daría una educación en casa. Aparto mi focalización de eso un par de segundos después. Sé que todos aquellos pensamientos solo logran desfavorecer la imagen que tengo de mi progenitor en mi cabeza, pero son lo único que mantiene su figura vida dentro de la misma también.
—Señorita Hussien, ya llegamos.
—Muchas gracias por traerme. —Le doy una mirada que denota calidez disipada, para después enfrentar mí paso apearme —. ¿Qué haces aquí, Liboiron? —le digo al muchacho que está sosteniendo la puerta, esperando mi descenso.
Ruedo los ojos y bufo por lo bajo, lo que últimamente estaba haciendo más de lo habitual.
—¿Acaso no puedo ser amable contigo? —brama; el tono de su voz denota clara diversión, aunque no lo parezca—. Vamos—me dice una vez ya me había apeado del vehículo.
—Está bien.
Durante nuestra caminata hasta las instalaciones de Special A, mis ojos se pasean libremente sobre el complejo. Peculiarmente, percibo algo diferente (exceptuando la compañía del ser que se encontraba a mi lado).
Mi vista aterriza en Hayley, quien se encuentra a unos ochenta metros del blanco. La llenar sus pulmones de aire, para después expulsarlo mientras suelta la flecha. Acierta, sin desviaciones en su camino.
«Lo más seguro es que —pienso— debe estar visualizando aquel punto rojo como la cabeza de Liam; así nunca más podría fallar»
Mis acciones, durante el tiempo recorrido en el año en el Tomlinson College, no habían denotado más que indiferencia hacia la pequeña de cabellos casi caramelos. Defendiéndose ante la bandada de inquietudes que la misma me generaba, al igual que lo hacía su «relación» con Liam.
Tal vez mi obsesión con la misma, es igual a la que Skyler siente por mí con Landon, solo que ella se ha encargado de comunicármelo en repetidas ocasiones. Debe estar tratando de probar un punto, supongo yo.
—Bien —le digo, sentándome a su lado—. Lee.
—Bueno, el trabajo práctico consiste en dos partes. La primera, elaborar una representación clara de unos de los momentos culmines en la historia del país asignado —dice, leyendo el papel amarillezco que nos habían entregado en sobres a un miembro de cada pareja—. Lo segundo, dice, en su caso, por pertenecer a Special A, se debe complementar con una colaboración en la próxima feria de ciencias, ya que este año el Tomlinon College se enorgullece de tener como invitados a estudiantes y maestros de todo el país.
—¡Dios! —exclamo —No estaré por allí, dando recorridos inútiles a un montón de descerebrados con acentos extraños.
—Pues, Señorita Perfección, lamento informarle, que a menos de que quieras reprobar y salir inmediatamente de Special A. por ello, pues no lo hagas —me dice, aparentemente exasperado—. Pero yo no quiero que me saque de aquí.
—Idiota —mascullo, ante su patética reacción. Trago un maní que segundos antes había introducido en mi boca —. Bien, manos a la obra.
—Ya quisiera —me responde, sin humor.
Mientras caminamos, la miro a la cara; ha mantenido una expresión glacial desde que salimos de Historia Universal, aparentemente debida al trabajo en parejas impuesto por la Señorita Clare, en donde para su buena suerte (oh, claro que lo era), le había tocado con el muchacho de cabellos rizados castaños, Harry. Aun me cuesta un poco asimilar la relación que aquellos dos mantienen; digamos que a los ojos de cualquier fémina, Harry es un modelo ejemplar para definir fácilmente al hombre ideal, incluso podía yo misma afirmarlo; aun así, Kelsey no para de despotricarlo siempre que puede.
Nos sentamos en dos de los sillones de cuero fino ubicados frente al gran ventanal del Special A, el cual mantiene una vista simplemente fascinante. Me tomo el tiempo adecuado para contemplarlo como se debe; la ubicación del instituto solo ayuda a acentuar la belleza palpable del ambiente, presente en todo momento; como es de esperarse, el sol brilla con una intensidad verdaderamente pura, no como en la ciudad, que no parece más que un carbón ya consumido; se escucha también uno que otro sonido emitido por los pájaros, tal vez también algún otro animal presente a las afueras, y aunque el cantar de los mismos no es de mi agrado, apacigua con eficacia la totalidad del salón.
—¿No te parece? —Kelsey agita una mano ante mis ojos, tratando de llamar mi atención.
—Oh, sí, claro… —contesto en un pequeño susurro, limpiando ambas manso sobre mis pantalones.
—Arizona, te pregunte con quién te habían asignado para el trabajo de Historia.
—Lo siento —bramo, enojada conmigo misma por mi patética distracción. Ella masculla un: «seguro» entre dientes, para después brindarme una mirada maternal, la cual no sale verdaderamente de sí.
Había anotado el nombre de mi compañero en la última página de mi cuaderno, aunque claramente solo nos emparejaban con los mismos miembros de Special A, brindándonos ecuanimidad en el trabajo. Miro la hoja con ligereza, tal vez demasiada para leer el nombre completo, y luego respondo un poco alarmada ante la sorpresa—: ¡Demonios! Landon…
El verde de los pinos se contrasta con la tonalidad más clara aplicada en el único roble, ajeno a los demás; al igual que el sinnúmero de flores esparcidas esporádicamente en el fondo, la cuales acentuaban el dulce atardecer de fondo; después se encontraba el imponente corcel atado de uno de los árboles cercanos al río, esperando por la bella damisela a unos cuantos pasos suyos…
—Arizona…
Ante el inesperado llamado, acompañado por el brusco sonido producido de la puerta, mi mano realizo un movimiento en falso, casi como si las señales emitidas por mi cerebro no lograran controlarla en su totalidad, y que a final de cuentas, provocaron una insulsa pincelada blanca sobre el rostro de la plebeya.
Giro entonces sobre mis talones, dispuesta a lanzar un par de blasfemias a quienquiera que fuera el responsable de ello.
Probablemente, si mi mandíbula no estuviera unida al resto de mi cráneo, se hubiera desprendido e impactado contra el fino suelo de caoba. Sobra decir que la presencia de Landon en el estudio me producía una no tan agradable sorpresa; la cual se denota perfectamente en mis acciones, dotadas de una rigidez que solo lograba aumentarles el gusto insípido a las mismas.
Mi cabeza elaboro gran número de suposiciones y posibles situaciones, todas lanzando una fuerte desgracia hacia el castaño. Bueno, tal vez un poco de color a su tan prolijo rostro (y sí que lo era), no le vendría nada mal.
Una gran línea azulina se plantó en su rostro, tan pronto mi mano tiro con fuerza el pincel hacia él. Debía admitir que dicha escena (el rostro de Landon utilizado como una espacie de lienzo, perfecto para recibir un par de colores más), me causo cierta gracia, aunque tratara de evitar la carcajada que había quedado en la profundidad de mi garganta.
Por un determinado lapso de tiempo, mis emociones traspasaron la barrera implícita que me encargaba normalmente de formar en contra de la mayor parte de la población, exceptuando únicamente a Tsuki, Kelsey y otras personas más, que en su totalidad, cabrían perfectamente en los dedos de una sola mano.
—¡Vamos! Solo un poco más de purpura en tu mejilla —me dice, al tiempo que exprime el envase de pintura sobre su mano derecha, y lo unta sin patrón alguno sobre mi rostro.
Trato débilmente de recordar la última vez en la que me había reído con tanta efusividad, ajena al sinfín de preocupaciones que azotaba normalmente mi cabeza a cada segundo. Dentro de los recuerdos más próximos que inundaban mi cabeza, ninguno podía destacarse entre ellos; tal vez algún con Kelsey, o una que otra travesura con Tsuki u otro miembro del Special A.
Tallo ambos ojos con mis manos, tratando de adaptarme para la luz del sol, proveniente una de las dos ventanas ubicadas en la pared del frente.
—¡Arizona! —ladra mi madre, con su infaltable ímpetu jovial que siempre la ha caracterizado —. Vaya, te hacia todavía dormida.
—No, debo ir al instituto. El trabajo de Historia es para la próxima semana, y realmente quiero librarme lo más rápido posible del mismo.
Landon me había llamado minutos después de salir del instituto, una vez terminada la parte escrita de aquel dichoso trabajo (con las pinceladas al aire aun sobre nuestros cuerpos, habíamos sido lo suficientemente sensatos como para realizarlo en una de las mesas fuera del invernadero, alumbrados por la luz de la luna). Realmente fueron minutos de total calma entre ambos, claro, cabe destacar que cuando se trata de asuntos escolares se nos hace imposible desviarnos del tema o asunto central.
—¿Sí? ¿Por qué tanta prisa? Tienes una semana entera para terminarlo —me dice, sentándose sobre los cobertores de mi cama.
Bufo ante la pregunta y ruedo los ojos.
—Mi compañero es realmente insufrible —digo, a lo que mi madre solo asiente sonriéndome—. Es que de ser alguien más, ya le hubiera dejado la mejilla ardiendo con un golpe soso.
Con rapidez, mis pies tocan el suelo, si percatarme en enfundarme dentro de mis pantuflas. Camino de igual manera hacia la ventana, abriéndola luego. Bueno, sin duda alguna, la vista que me otorgaba no era mejor que aquella que se podía apreciar desde el invernadero, o básicamente desde cualquier parte al aire libre dentro del instituto.
Quizá no era la mejor manera de comenzar el día, pero ¿qué más daba? De igual manera, siempre acostumbra bajarme del lado izquierdo de la cama.
—El chofer llegará en unos veinte minutos. Arréglate para ir entonces. —Se encamina hacia la puerta, contoneando alegremente sus caderas mientras tararea entre dientes una extraña melodía. Pero, justo antes de partir, me mira y brama—: Por cierto, tu padre llamo y dijo que quiere verte. Recuerda que el Jueves regresa de Portugal, por lo que estaba organizando una cena entre tú y el.
—Está bien, dile que no faltaré.
Uno ambas manos sobre mi pecho, mientras camino al armario. Sinceramente nunca le ha visto gran importancia a intentar entablar una relación con mi padre. Después de todo, cabe destacar que aquello no era algo sumamente importante para mí, incluso con el peso en los hombros de las tradiciones conservadoras a las que desde niña había profesado.
La silueta de los árboles se ve borrosa debido a la gran velocidad a la que el automóvil se mantiene. La misma velocidad a la que mis pensamientos vuelan sin riendas que los detengan en el interior de mi cabeza.
¿Qué habría sido de mí, en caso tal de mantener hoy en día una relación aparentemente estable con mi padre? Probablemente la prohibiciones dentro del hogar aumentaran, o quizá mi paradero se encontraría en Bragança todavía. Analizo por un momento el mayor número de posibilidades que aquello me daría: desde una vida deplorable, hasta el regocijo que me daría una educación en casa. Aparto mi focalización de eso un par de segundos después. Sé que todos aquellos pensamientos solo logran desfavorecer la imagen que tengo de mi progenitor en mi cabeza, pero son lo único que mantiene su figura vida dentro de la misma también.
—Señorita Hussien, ya llegamos.
—Muchas gracias por traerme. —Le doy una mirada que denota calidez disipada, para después enfrentar mí paso apearme —. ¿Qué haces aquí, Liboiron? —le digo al muchacho que está sosteniendo la puerta, esperando mi descenso.
Ruedo los ojos y bufo por lo bajo, lo que últimamente estaba haciendo más de lo habitual.
—¿Acaso no puedo ser amable contigo? —brama; el tono de su voz denota clara diversión, aunque no lo parezca—. Vamos—me dice una vez ya me había apeado del vehículo.
—Está bien.
Durante nuestra caminata hasta las instalaciones de Special A, mis ojos se pasean libremente sobre el complejo. Peculiarmente, percibo algo diferente (exceptuando la compañía del ser que se encontraba a mi lado).
Mi vista aterriza en Hayley, quien se encuentra a unos ochenta metros del blanco. La llenar sus pulmones de aire, para después expulsarlo mientras suelta la flecha. Acierta, sin desviaciones en su camino.
«Lo más seguro es que —pienso— debe estar visualizando aquel punto rojo como la cabeza de Liam; así nunca más podría fallar»
Mis acciones, durante el tiempo recorrido en el año en el Tomlinson College, no habían denotado más que indiferencia hacia la pequeña de cabellos casi caramelos. Defendiéndose ante la bandada de inquietudes que la misma me generaba, al igual que lo hacía su «relación» con Liam.
Tal vez mi obsesión con la misma, es igual a la que Skyler siente por mí con Landon, solo que ella se ha encargado de comunicármelo en repetidas ocasiones. Debe estar tratando de probar un punto, supongo yo.
—Bien —le digo, sentándome a su lado—. Lee.
—Bueno, el trabajo práctico consiste en dos partes. La primera, elaborar una representación clara de unos de los momentos culmines en la historia del país asignado —dice, leyendo el papel amarillezco que nos habían entregado en sobres a un miembro de cada pareja—. Lo segundo, dice, en su caso, por pertenecer a Special A, se debe complementar con una colaboración en la próxima feria de ciencias, ya que este año el Tomlinon College se enorgullece de tener como invitados a estudiantes y maestros de todo el país.
—¡Dios! —exclamo —No estaré por allí, dando recorridos inútiles a un montón de descerebrados con acentos extraños.
—Pues, Señorita Perfección, lamento informarle, que a menos de que quieras reprobar y salir inmediatamente de Special A. por ello, pues no lo hagas —me dice, aparentemente exasperado—. Pero yo no quiero que me saque de aquí.
—Idiota —mascullo, ante su patética reacción. Trago un maní que segundos antes había introducido en mi boca —. Bien, manos a la obra.
- Spoiler:
- No tengo mucho que decir sobre el capitulo, salvo que me perdonen si hay errores. Esta semana no fue muy buena, por lo que no me entraban ganas de nada, literalmente. Por eso también esta corto, perdón por eso. :c eso, digan cualquier cosa. prometo que los próximos serán mucho mejores.
sigue: Britt.
Sophia.
Re: Special A!
Me ha gustado, es corto y conciso, pero tiene sentimiento y creo que es ese momento en donde se vuelve egoísta y se da cuenta (después de un rato) que está con él y que sencillamente nadie le dará luz porque así él lo quiso. Me gusta el final porque es cuando Arizona pretende juzgar a Landon y porque así aunque no quisiera; ya no hay vuelta atrás. Me gusta. Me encantó la forma en que produjiste esto, este personaje es algo contradictorio todo el momento y aunque es parte de su personalidad e incluso de su psicología me hubiera gustado un más de coherencia de este (por ejemplo dice que no siente nada por los demás y sin embargo sus últimas líneas demuestran lo opuesto) sin embargo tienes unos cuantos errores gramaticales. Aun así es corto pero dramático, así que sin quejas alguna. Fenomenal Sofí. :3
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