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If I Stay. |Harry Styles|
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 7 de 20. • 1 ... 6, 7, 8 ... 13 ... 20
Re: If I Stay. |Harry Styles|
Bienvenida sea usted Mack y yo la seguriemos pronto C:JiiiDirectioner escribió:Nueva lectoraa. :) me encataa siguela prontoo
anamelissap
Re: If I Stay. |Harry Styles|
Pronto vine el cap! Les prometo que este es casi el doble de largo que los anteriores o: xx
anamelissap
Re: If I Stay. |Harry Styles|
:O ¿¡El doble de largo?! tendré que buscarme un buen asiento y sin sueño porque siempre tardo mucho en leer, y más si tengo sueño.
Aiii ya quiero leerlo:D
Aiii ya quiero leerlo:D
FlopiiGuzman
Re: If I Stay. |Harry Styles|
¡¿EL DOBLE?! kasjkjajkjasanamelissap escribió:Pronto vine el cap! Les prometo que este es casi el doble de largo que los anteriores o: xx
Y yo que amo esta novela :3
¡Espero que sea pronto!
Besos c:
Invitado
Invitado
Re: If I Stay. |Harry Styles|
hhahhahah ya sube jajaj que desesperacion diossss !!:wut:
alondra-styles
04.
Cementery of Broken Hearts
Eran las nueve de la noche y aún el sol proporcionaba las últimas ondas de calor a la ciudad. Nueva York puede ser un verdadero desierto en el mes de julio: días extremadamente largos y calientes, y noches cortas dignas del Polo Norte; pero nada puede detener a Harry ‘El Imparable’ Styles ni a Ginger ‘La dulce’ Drew… nadie.
El teatro había estado lleno esa tarde, por así decirlo. Al inicio de la obra no cabía un alma en la sala, pero cuando terminó, Gin y yo notamos que la mitad estaba en sus asientos durmiendo profundamente. ¡La gente no tiene cultura ni respeto por los que se paran en un escenario! Aunque… sé que nadie se duerme en nuestros conciertos, es decir, quién lo haría teniendo a cinco súper modelos en frente.
— ¡Mira a ese!— Exclamó Ginger mientras caminábamos hacia la salida. Apuntaba a un señor mayor que se encontraba durmiendo de una manera bastante peculiar: tenía una ceja levantada y una sonrisa bastante pervertida, eso sin mencionar que tenía saliva corriendo por su mentón—. ¡Está soñando con una estrella porno!
— ¡Gin!— Llamé tratando de no reír. Ella me miró tratando de imitar el rostro del señor—. ¡No grites eso! ¡Y tampoco hagas esa clase de muecas!
—Lo que digas, papá. — Respondió con cierta desgana y avanzó rápidamente mientras refunfuñaba.
—Oye...—Dije detrás de ella, cerca de su oído, causando que sus ojos estuvieran posados en mí—. ¿No soy hermoso?—Traté de sacar mis dotes de “estrella porno” para imitar la mueca señor que antes habíamos visto, y que de hecho mi novia despertó con sus gritos.
— ¡Yo me veo mejor que tú!— Afirmó Ginger mientras se reía de mi intento fallido y sacaba su lengua. Tomé su mano y besé su frente como si fuera de mármol justo antes de salir hacia el calor y la aglomeración característica de la ciudad.
Cuando ya estábamos en el taxi hacia el hotel donde nos habíamos hospedado, empezó a caer un diluvio. Gin y yo intercambiamos miradas por el repentino cambio de clima, sin embargo no dijimos nada. Eso sí… parecía que Zeus se había enojado con Hércules y… ah, debo dejar de escuchar a Gemma cuando habla de mitología.
— Qué raro...— Dijo el taxista—. Es verano y hay lluvia. ¡Ja! ¡Quién lo diría!— Al sentir su mirada a través del retrovisor, asentí suavemente para indicar que le estaba prestando atención a sus palabras—. ¿De dónde son ustedes, tórtolos?— Indagó el señor en busca de una conversación. Supongo que manejar todo el día debe ser un trabajo bastante aburrido y agotador.
—Inglaterra— Respondimos ambos.
— ¿En qué estación están por allá?—Preguntó interesado, parece que le gustaba ver el pronóstico del tiempo o algo así. Aún no le encuentro la lógica a estudiar el clima, todos deberían salir preparados de sus casas para calor, lluvia, nieve o granizo.
— Verano— respondió Ginger antes de que yo pudiera emitir un sonido—, igual que aquí, sólo que a veces...— Y con eso me desconecté totalmente de la conversación tan poco interesante que tenía mi novia con el conductor.
Dediqué mi tiempo a observar las gotas de lluvia escurriéndose por la ventana del viejo taxi. Cuando estás aburrido empiezas a fijarte en las cosas más insignificantes del mundo, como: el color de los taxis, el color de las nubes… la falta de fans. No había caído en cuenta que, durante todo el día, nadie me había fotografiado, ni me había pedido un autógrafo… Raro.
Pronto me percaté del gran silencio que reinaba en el taxi, pero mi vista seguía perdida en algún punto de la calle. Extendí mi brazo para poner mi mano sobre la rodilla de Gin, pero ella no estaba, en su lugar encontré un líquido, un extraño líquido con un extraño olor que tan pronto inhalé con fuerza supe de qué se trataba: sangre.
— ¡¿Qué le hiciste?!—Exclamé al taxista, desgarrándome la garganta. La sonrisa de este incrementaba su tamaño a la vez de que su cuerpo se iba desvaneciendo, dejando al auto sin conductor. Miré a mi lado, había un charco, miré al frente, el taxi estaba a punto de chocar con otro que se encontraba adelante. Bajé del auto lo más rápido que pude causando que mis pies se enredaran y que mi barbilla recibiera un fuerte golpe por parte del asfalto. Al levantarme, cada parte de mi rostro que había tocado el suelo estaba llena de sangre, y al mirar alrededor de mí, pude notar que las huellas de mis botas estaban marcadas con aquel líquido que tanto odiaba.
De pronto un relámpago golpeó con gran fuerza la calle, abriendo un enorme agujero en ella. Corrí rápidamente hacia el pavimento y busqué refugio bajo un edificio para poder mirar la avenida con claridad sin la interrupción de miles de gotas cayendo sobre mí. El edificio no tenía nombre, de hecho... ninguno tenía, al menos no los que estaban en esa calle.
Me preguntaba si ella estaba bien, si estaba viva, si algún día la volvería a ver y por qué el taxista había desaparecido como si fuera el gato de Alicia en el País de las Maravillas. No solía llorar en momentos tristes ni estresantes, pero mi rostro básicamente tenía un fuerte sabor a sal. Ginger era demasiado importante en mi vida, bueno… más bien, ella era mi vida. ¿Qué es la vida sin vida? Pues obviamente nada. Muerte, eso era.
Una gota de lluvia cayó sobre la pantalla de mi móvil, con el cual estaba tratando de llamar a Gin. La limpié con mi playera restándole atención; le cayeron unas cuantas más que volví a limpiar, pero esta vez con mi mano. Lo que ignoraba se volvió intriga y terror cuando miré devuelta y vi que no estaba del color natural de siempre. Conozco el color de la palma de mi mano mejor que la palma de mi mano, y puedo decir con un cien por ciento de seguridad que esta no es roja.
―Harry…―Escuché que alguien murmuraba detrás de mí. Fue tan baja la forma en la que habló que no pude descifrar si se trataba de un hombre o una mujer. Miré hacia atrás y ahí estaba ella con la expresión más indescifrable que jamás había visto. No encuentro palabras para describirla, pero intentaré: estaba triste, pero mostraba confusión, su rostro tenía cierta mirada que podía ponerte hasta los cabellos cortos de tu nuca… de punta. Lucía como si todas las heridas que alguna vez se causó a sí misma, se hubieran abierto, causándole un terrible dolor.
Ginger vestía la misma ropa que había usado para ir al teatro, y me extrañó no ver ni una mancha de sangre en ella debido a que el taxi, la calle y hasta mi mano estaba manchada de esta. Pero el destino calló mis pensamientos cuando un pequeño punto se hizo presente en su playera de Los Beatles, este crecía y seguía creciendo, al igual que el sufrimiento en el rostro de mi novia.
― ¡Harry!―Gritó Ginger, haciéndome saltar del susto. Todo parecía una película de terror en donde yo era el personaje principal. Se suponía que me estaba pidiendo ayuda, pero estaba logrando asustarme más de lo necesario.
Me sentía atascado en el tiempo, como si no pudiera hacer nada al respecto. Ella se seguía desangrando y yo seguía ahí paralizado y aterrorizado por lo que estaba sucediendo frente a mis ojos. Estaba básicamente pegado en mi posición, y así vi como mi novia se desplomaba en el frío asfalto.
Grité en busca de ayuda, pero todos me ignoraban como si fuera un fantasma. Traté de ir hacia ella con todas mis fuerzas, pero se sentía como si mis botas hubieran sido fundidas para adherirlas eternamente al pavimento. Cientos de lágrimas recorrieron mi rostro, la iba a perder para siempre y no podía quedarme parado frente a ella para ver como moría desangrada.
Cerré fuertemente mis ojos para no ver lo que estaba a punto de suceder, pero escuché que alguien decía mi nombre y puedo jurar que traté de abrirlos.
―Harry, amor.― Escuché que una voz familiar me decía muy cerca del oído. Mierda. Mi corazón latía a mil por hora―. Harry...― Llamó otra vez mientas acariciaba mi mejilla con el dedo pulgar, su tacto fue suficiente para despertarme de aquella pesadilla, pero no para logar que el susto desapareciera.
Al abrir los ojos pude sentir que mi rostro estaba lleno de lágrimas y que bajo mi cuerpo, la sábana estaba empapada por mi sudor. Ginger seguía haciéndome preguntas a gran velocidad debido a que al parecer... estaba sollozando mientras dormía, pero yo no podía hacer mucho, ya que estaba hiperventilando y llorando al mismo tiempo. ¡Parecía una niñita! Se supone que los hombres no lloran, Styles, compórtate, pensé.
―Estoy bien, pequeña. Sigue durmiendo. ―Dije mientras besaba sus labios con suavidad. Cuando ya había cerrado sus ojos, me puse de pie, necesitaba despejar mi mente. Salí de la habitación y me paré frente a un espejo que se encontraba en uno de los pasillos. Mi cara estaba roja y mis ojos, hinchados; ese no era el “Sexy Harry Styles” que todos conocían, esa era mi debilidad surgiendo desde lo más profundo de mí, ya que… temía perderla.
De esa noche no recuerdo mucho más que Pan y Dora corriendo detrás de mí durante la madrugada y unas cuantas tazas de café bien cargadas. Cuando desperté aún era temprano, Ginger seguía durmiendo y yo estaba en el sofá “arropado” con los cojines que había cerca. Me puse de pie para volver a la habitación, pero Dora llamó mi atención al estar arriba de una estantería que se encontraba en la sala de estar. Quisiera ser un gato... ¿o sería muy extraño?
― ¿Qué haces ahí?―Indagué como si hablara el idioma de los gatos. Parecía un verdadero idiota hablando con animales, pero debo admitir que me gustaba―. ¿Quieres ver fotos? ―Dora se limitó a responder “miau”―. Tomaré eso como un sí.
Sentado en el sofá con Dora en mi regazo, abrí el primer álbum de fotos, y mis ojos se abrieron como canicas, para después soltar lágrimas nuevamente. Había abierto el álbum al revés… Y las fotos que se mostraban eran de nuestra última visita a la sala de Urgencias del hospital St. Mary.
Cerré el álbum de inmediato y suspiré con dificultad. Aquella vez que estuvimos en el hospital fue el día en que Ginger estuvo a punto de fallecer desangrada…ya se imaginan por qué.
— ¿Qué tal si vemos un video, Dora?—Le pregunté al gato. Mi voz sonaba gangosa, como si fuera un nerd con mi nariz siendo atacada por la primavera.
Tomé mi celular que había dejado en la mesita de centro situada en la sala de estar, y entré a la galería de archivos, donde había uno que otro video. Primero aparecían esos videos que no duraban más de diez segundos; Niall roncando, Louis cepillándose los dientes, Liam hablando dormido y Zayn cantando una canción de Britney Spears, y al final estaban los videos de Ginger. El primero que apareció fue precisamente el que grabé en el hospital St. Mary. Sabía que era un martirio ver cosas relacionadas con aquel día, pero el video almacenado en el celular era del día en que por fin pude comenzar a respirar con calma…así que le puse “play”.
“—Gin, sonríe a la cámara—Enfoqué a mi novia, quien yacía sobre la camilla, arropada por una bata.
—No, Harry. Deja de grabar—Rió Ginger cubriendo su rostro con sus manos, las cuales aún tenían las marcas de las agujas por donde se había transportado el suero y todas esas mierdas.
—Por favor, hermosa, dile a la cámara que me amas—Bromeé. Sabía que no diría que me amaba.
—Estoy sin maquillaje, no sigas grabando, luzco terrible.
—No, eso no es cierto—Repliqué, tratando de que al menos mirara hacia mí por un mísero segundo—. Hey, hoy vuelves a casa… ¿Estás feliz?
—Sip.
—No hay médicos presente, así que… ¿me das un beso?
—Todos los que quieras—La cámara se removió, y la pantalla se volvió negra. Lo último que se escuchó fue la risa de Ginger y el video se detuvo.”
—No, Dora. No estoy llorando, es sólo que… se me metió un “no quiero perderla” en el ojo—Debía verme patético. Dora maulló otra vez, y empezó a morder el álbum de fotos, era insistente—. Bueno, veremos las fotos—Bufé y abrí el álbum nuevamente, pero esta vez por el sentido contrario al de hace un rato.
La primera foto fue la que nos tomó Louis, el día después de que Ginger había aceptado ser mi novia. Yo aparecía besándola, y me fijé en mis manos posicionadas en su cintura, parecía como si mi mundo dependiera de tocarla. La segunda fotografía era una donde Gin aparecía mordisqueando mi mejilla—no evité reír al verla—. La siguiente fotografía, fue de la vez que los chicos y yo nos colamos a la graduación de Ginger, la de la escuela. En esos tiempos yo seguía en plan de conquista. Ese día, una chica—creo que se llamaba Lindsay—le gritó a Ginger: ¡Mujer, el tipo vino por ti, llévatelo a una habitación y hazlo tuyo ahora!, y yo sólo fui capaz de decir: O tan sólo acepta ir a una cita conmigo, eso es todo, querida— Y así fue como Gin no aceptó salir conmigo, y como al día siguiente tuve que ir hasta su casa, elevarla por los aires, y asistir a nuestra primera “cita”.
Y pasando por todas las fotografías, llegué hasta la última. La del St. Mary. Ahora que la analizaba con más atención; mis ojos estaban cerrados, y mi boca estaba besando el vendaje que cubría la muñeca de Ginger, lo único que se veía de mi chica, era un poco de su cabello, y su brazo. No recordaba haber tomado esa fotografía, así que la saqué del álbum, y me percaté de las letras escritas en la parte trasera de la foto.
Era la letra de Ginger…
“Dudo que algún día Harry lea esto, pero creo que esta fotografía debía estar en el álbum de ‘Ginger y Harry<3’. Hazz estuvo besando mis heridas por sobre el vendaje por horas, hasta que finalmente se durmió en esa misma posición. No pude evitar tomarle una fotografía. Simplemente no puedo describir cuanto…Bueno, nunca se lo he dicho a la cara pero…lo amo”.
Caminé hacia el estudio de música con la esperanza de que Dora quisiera hacerme compañía, pero se quedó cómodamente acurrucada en el sofá, así que ahí iba a Styles a sumergirse en su propia miseria, completamente solo.
Partí por contemplar las paredes del estudio de música, las cuales pinté junto con Gin; había palmas de manos dispersadas, de diferentes colores. Me provocó una sensación de ternura divisar lo pequeñas que se veían las manos de Gin al lado de las mías. Y por alguna razón, también sentí ganas de romper todo a mi alrededor. Ya no sabía qué debía hacer para que no siguiera dañándose. ¿Hablar personalmente con las fans y pedirles que dejaran de enviarle odio? Lo había intentado una vez, pero no me sentí capaz de creer que las fans podían ser tan ingenuas como para creer que sólo estaba con Ginger para dejar de lado mi rol de “mujeriego”. Era increíble que por una simple apariencia, y por tener muchas amigas, la gente y las fans creyeran que yo era la clase de tipo se acostaba con una chica por sólo una noche y luego la dejaba.
Yo…yo sólo no sabía qué más pensar, así que escribí unas dos o tres canciones. No es por alardear, eran muy buenas, dignas de un Grammy, pero eran las canciones más deprimentes que alguna vez escribí. ¿“Desperate”, “Lost” y “Cementery of Broken Hearts”? Estaba deprimido y cansado, no sabía qué hacer luego de pasar un día entero encerrado. No vi a Ginger en todo el día, sólo cuando iba hacia la cocina la podía divisar a través de la puerta de vidrio. Hasta que llegó un punto en el que dije: Basta, Harry, has algo por tu vida y por la de ella. Sin tomar una ducha ni cambiar mi ropa, salí hacia el consultorio del psicólogo de Ginger, y desde ese momento, todo empezó a cambiar.
Llegué al consultorio y entré a la oficia del Dr. Reynolds sin siquiera hablar con la secretaria, quien estaba más distraída de lo que recordaba. Toda mi vida había sido puntual… bueno… tratado de serlo, pero el punto es que… nunca había llegado sin avisar a un lugar.
— ¿Harry? — Dijo el Dr. Reynolds mientras se ponía de pie—. ¿Ginger tiene cita hoy? — Me sentí mal por haber interrumpido la consulta de la señora que se encontraba ahí, aún sentada, con la mirada perdida. Parecía alterada, pero… vamos Styles, estabas en el consultorio de un psicólogo, es normal estar alterado ahí.
—No. —Respondí cortante, estaba tan preocupado por Gin, que ni siquiera me importó desordenar la agenda de Reynolds—. Sólo… necesito hablar con usted. Urgente.
—Amor… ¿Me esperas afuera? Es un asunto importante. —Comentó él a la señora, al parecer, de Reynolds. Es extraño como dos personas “casadas”, que han mantenido una relación “amorosa”, pueden llegar a tener momentos incómodos—. ¿Está Ginger bien? —Indagó luego de que su esposa saliera.
—No. Usted me dijo que estaba bien… y—Tomé una bocanada de aire para tener las fuerzas necesarias para decir lo que iba a decir—. Temo que vuelva a pasar…
— ¿Qué cosa, Harry? — Inquirió Reynolds.
—Usted sabe… St. Mary— Dije tratando de no derramar lágrimas.
— ¿Se ha cortado otra vez? Pero… ella vino aquí la semana pasada y la notaba feliz. Tenía heridas recientes, sin embargo su ánimo era mejor que el de antes. Vino acompañada de un tal Jere…— Tan pronto comentó eso, sentí como mis mejillas se tornaban más rojas que las de Niall.
— ¿Jere-quién?
—Eso no es lo importante, Señor Styles. ¿La Señorita Drew se volvió a auto-mutilar? — Odiaba cuando se refería a mí y a Gin como “señor” y “señorita”. Odiaba lo formal.
—Sí. ¿Me puede decir… algo de lo que le ha dicho que le molesta? ¿Son las giras, verdad?— Respondí mientras me torturaba a mí mismo pensando quién mierda podía ser ese tal tipo que acompañó a Ginger a las consultas. Entre tantos pensamientos… ahí iba la primera lágrima: por Gin. Luego le siguió otra: estrés. Y cuando vino la tercera, se desató una avalancha: la pesadilla.
— ¿Desea un vaso con a… — Preguntó el doctor, pero levanté mi mano en señal de “no es el momento”—. Harry…— Dijo mientras me secaba lágrimas con el dorso de la mano—. Sé que eres una de las personas más importantes en la vida de Ginger, sé todo eso por lo que escribe, pero no puedo revelar…
— ¿Lo que escribe? Ginger no escribe nada por el estilo, no que yo sepa. — Comenté algo confundido. Sólo recuerdo que una vez intentó escribir un libro de cuentos para niños y que terminó siendo una réplica de Caperucita Roja, pero titulado El Lobo Feroz. Luego de eso jamás volvió a escribir.
—Es un tratamiento relativamente nuevo, sin embargo ha dado buenos resultados. Es la segunda opción para pacientes como Ginger, que no quieren tomar medicamentos ni ir al psiquiatra. —Explicó mientras acomodaba los papeles en su escritorio. No respondí por unos largos dos minutos, me dediqué a pensar. — ¿Todo bien, Harry? Estás muy callado.
— Tuve un sueño… bueno, una pesadilla. — Dije con cierto temor.
— Te escucho. — Afirmó interesado.
—Ginger y yo estábamos en un taxi y de pronto, en su lugar había sangre y cuando salí del taxi a buscarla, cayó un rayo en medio de la calle. Cuando la encontré, tenía una mancha enorme de sangre en su playera, en el área del estómago.
—Sí, la última vez que vino, se había cortado ahí. — Me enojé un poco al escuchar eso… ¿Por qué no me dijo? De igual manera, seguí contando el sueño… pesadilla… lo que sea que haya sido eso.
—Entonces cayó al suelo y yo traté de ayudarla, pero no podía mover mis pies de la acera, y nadie me escuchaba. Y luego de eso desperté. —Suspiré profundamente luego de haberlo contado, me sentía aliviado, pero sólo un poco.
—Veo…— Dijo mientras rascaba su mentón—. La sangre en la playera de Ginger, significa que tienes miedo de que vuelva a auto-mutilarse y el hecho de que no te pudieras mover para ayudarla, simboliza lo que sientes cuando estás de gira, sientes que nadie podrá impedir que se lastime ya que no estás ahí.
—Entiendo. — Ya no necesitaba más información a parte de “Jere” —. Doc, ¿quién es Jere?
— ¿Jeremy? Un amigo de Ginger, al parecer…—En eso entró la secretaria que siempre estaba mascando chicle y orbitando en la Nebulosa de Andrómeda.
—Doctor Reynolds… un chico quiere hablar con usted. ¿Lo hago pasar? — Indagó la muchacha, quien luego me guiñó un ojo. Estoy seguro de que no lo hubiera hecho si no fuera “Harry ‘El Indomable’ Styles”.
— Sí. — Contestó mientras se ponía de pie. Imité su acto sólo por cortesía, ya que enserio quería saber quién mierda era Jeremy—. Harry, llámame si algo más sucede con Ginger, ten por seguro que te responderé. — Extendió su mano para despedirse de mí, pero la retiró cuando alguien abrió la puerta—. ¡Jeremy! — ¡Ja! Jamás olvidas cuando ves cara a cara a una persona que puede estar intentando acostarse con tu novia… jamás. ¡Era un idiota! ¡Tenía cara de idiota! Y para terminar… ¡Olía a un idiota!
— ¡Patrick! ¿Cómo has estado? — Mis cejas se levantaron… ¿Patrick?
— Bien, con mucho trabajo. — Respondió el doctor a la pregunta del idiota. Hizo una pausa y me miró rápidamente. — Jeremy, te presento a Harry.
—Sí, sé quién es. Soy Jeremy, Jeremy Hoffman. — Comentó el idiota. Tenía ganas de responderle: Obvio que sabes quién soy, es que compras la Seventeen y Fabulous. Pero en vez de eso respondí:
—No te pregunté tu nombre.
—Harry, Jeremy y tú deberían hablar sobre la auto-mutilación de Ginger, ya que Jeremy estuvo aquí mientras estabas de gira. — Dijo el Dr. Reynols, a quien también quería meterle un puñete en la nariz.
—No. Gracias por la ayuda… “doctor”. —Hice la típica mímica de comillas y me fui de ahí lo más rápido posible. No quería un escándalo que fuera a lastimar a Ginger, pero eso sí: estaba enojado con ella, con el doctor y con toda persona que me hablara.
¿Quién se creía el tal Hoffman? ¿Súper modelo? ¿Seductor? Conozco a Ginger, sé que es fiel, pero nunca pensé que fuera a ocultarme algo a mí, que no se lo ocultara a un amigo que… de seguro acababa de conocer.
Salí como una exhalación del consultorio. Ni idea quien era ese idiota, ni tampoco me interesaba saber de quien se trataba. Así que tomé una gran cantidad de aire, que quedó aprisionado en mis pulmones por un rato. Y emprendí mi camino, marcando con frialdad y dureza mis pies en la acera. De pronto noté que había un grupo de unas diez chicas caminando detrás de mí, con cámaras y bolígrafos. Oh…
— ¡Harry!—Llamó una, quien corrió hacia mí levantaba su cámara.
—Hola, linda—Contesté lo mejor que pude, al mismo tiempo que me acomodaba a su lado para que ella tomara la foto pronto.
— ¡Yo también quiero una foto!—Exclamó la más alta de todas.
—Claro, con calma…—Pedí. No quería sonar frustrado frente a ninguna, por mis propios motivos.
— ¡Harry! ¡¿Es cierto que tu relación con Ginger se ha dado por terminada?!—Claramente esa no era la voz de ninguna fan, sino que provenía de un maldito paparazzi, de rostro colorado y brillante, y que además parecía tucán. No me gustaban los tucanes.
—Oh, mierda—Farfullé entre dientes, tratando de salir de ahí. Parecía como si las fans se organizaron para crear un campo de protección a mi alrededor. Wow.
— ¡Harry!—Llamó el paparazzi otra vez. ¿Qué no se cansaba de gritar? Estaba a un metro de él, gritar no era necesario.
—No, no es cierto—Hablé con un tono de voz normal. La única manera para que el tucán me dejara tranquilo, era respondiendo.
— ¡¿Y qué nos dices acerca de su nuevo amigo?!— ¿Amigo?—. ¡Se han visto muchas fotos de tu novia y otro chico desconocido, y se le ve muy feliz!— El tipo del psicólogo, James…Jeremy, ni idea, ¿tenía algo que ver?
—Sí, vimos fotos—Habló una fan del grupito. Mi corazón estaba funcionando retardado, y mis pulmones necesitaban aire.
—Con permiso, chicas—Les pedí a la fans amablemente, pero el tucán no se rendía.
—Ya déjalo en paz—Otra chica del grupo habló hacia al paparazzi.
— ¡No te metas, mocosa! —Gritó el tipo. Alcancé a ver como el maldito empujaba a las chicas para poder llegar hasta mí, pero en su acelerado intento de alcanzarme, me puse frente a él completamente decidido.
—Si vuelves a tocarlas a ellas—señalé a las fans—, esa grabadora que tienes en la mano…
— ¡Te la meterán en el culo, por idiota!—Exclamó una fan completamente divertida con la escena. Intenté no reírme, debía parecer serio.
— ¿Amenazando a la prensa, Harry Styles?—El tono de voz que usaba el maldito tucán me estaba provocando cólera.
—Tómalo como quieras—Concluí dignamente y le di la espalda.
— ¿Así te pones por saber que tu querida noviecita se acostó con otro tipo mientras estabas de gira?
Entonces ya fue suficiente.
Mi puño se apretó, al igual que mi mandíbula, e inconscientemente, mi puño azotó contra la nariz del paparazzi, al mismo tiempo que un flash me cegaba. Fue de deducir que alguna de mis chicas había tomado una fotografía del épico momento, pero no pude saber de quien se trataba.
Sí, probablemente sentí vergüenza, vergüenza de que las fans hubieran visto todo. Siempre prometí que no me importaría lo que la prensa dijera…pero ya era el colmo. Creo que ya imaginaba el próximo titular; “Harry Styles, golpeó a un amable paparazzi, sí, cómo leyó, a un amable paparazzi”.
Los días difíciles aún no terminaban para Harry Styles, damas y caballeros.
El teatro había estado lleno esa tarde, por así decirlo. Al inicio de la obra no cabía un alma en la sala, pero cuando terminó, Gin y yo notamos que la mitad estaba en sus asientos durmiendo profundamente. ¡La gente no tiene cultura ni respeto por los que se paran en un escenario! Aunque… sé que nadie se duerme en nuestros conciertos, es decir, quién lo haría teniendo a cinco súper modelos en frente.
— ¡Mira a ese!— Exclamó Ginger mientras caminábamos hacia la salida. Apuntaba a un señor mayor que se encontraba durmiendo de una manera bastante peculiar: tenía una ceja levantada y una sonrisa bastante pervertida, eso sin mencionar que tenía saliva corriendo por su mentón—. ¡Está soñando con una estrella porno!
— ¡Gin!— Llamé tratando de no reír. Ella me miró tratando de imitar el rostro del señor—. ¡No grites eso! ¡Y tampoco hagas esa clase de muecas!
—Lo que digas, papá. — Respondió con cierta desgana y avanzó rápidamente mientras refunfuñaba.
—Oye...—Dije detrás de ella, cerca de su oído, causando que sus ojos estuvieran posados en mí—. ¿No soy hermoso?—Traté de sacar mis dotes de “estrella porno” para imitar la mueca señor que antes habíamos visto, y que de hecho mi novia despertó con sus gritos.
— ¡Yo me veo mejor que tú!— Afirmó Ginger mientras se reía de mi intento fallido y sacaba su lengua. Tomé su mano y besé su frente como si fuera de mármol justo antes de salir hacia el calor y la aglomeración característica de la ciudad.
Cuando ya estábamos en el taxi hacia el hotel donde nos habíamos hospedado, empezó a caer un diluvio. Gin y yo intercambiamos miradas por el repentino cambio de clima, sin embargo no dijimos nada. Eso sí… parecía que Zeus se había enojado con Hércules y… ah, debo dejar de escuchar a Gemma cuando habla de mitología.
— Qué raro...— Dijo el taxista—. Es verano y hay lluvia. ¡Ja! ¡Quién lo diría!— Al sentir su mirada a través del retrovisor, asentí suavemente para indicar que le estaba prestando atención a sus palabras—. ¿De dónde son ustedes, tórtolos?— Indagó el señor en busca de una conversación. Supongo que manejar todo el día debe ser un trabajo bastante aburrido y agotador.
—Inglaterra— Respondimos ambos.
— ¿En qué estación están por allá?—Preguntó interesado, parece que le gustaba ver el pronóstico del tiempo o algo así. Aún no le encuentro la lógica a estudiar el clima, todos deberían salir preparados de sus casas para calor, lluvia, nieve o granizo.
— Verano— respondió Ginger antes de que yo pudiera emitir un sonido—, igual que aquí, sólo que a veces...— Y con eso me desconecté totalmente de la conversación tan poco interesante que tenía mi novia con el conductor.
Dediqué mi tiempo a observar las gotas de lluvia escurriéndose por la ventana del viejo taxi. Cuando estás aburrido empiezas a fijarte en las cosas más insignificantes del mundo, como: el color de los taxis, el color de las nubes… la falta de fans. No había caído en cuenta que, durante todo el día, nadie me había fotografiado, ni me había pedido un autógrafo… Raro.
Pronto me percaté del gran silencio que reinaba en el taxi, pero mi vista seguía perdida en algún punto de la calle. Extendí mi brazo para poner mi mano sobre la rodilla de Gin, pero ella no estaba, en su lugar encontré un líquido, un extraño líquido con un extraño olor que tan pronto inhalé con fuerza supe de qué se trataba: sangre.
— ¡¿Qué le hiciste?!—Exclamé al taxista, desgarrándome la garganta. La sonrisa de este incrementaba su tamaño a la vez de que su cuerpo se iba desvaneciendo, dejando al auto sin conductor. Miré a mi lado, había un charco, miré al frente, el taxi estaba a punto de chocar con otro que se encontraba adelante. Bajé del auto lo más rápido que pude causando que mis pies se enredaran y que mi barbilla recibiera un fuerte golpe por parte del asfalto. Al levantarme, cada parte de mi rostro que había tocado el suelo estaba llena de sangre, y al mirar alrededor de mí, pude notar que las huellas de mis botas estaban marcadas con aquel líquido que tanto odiaba.
De pronto un relámpago golpeó con gran fuerza la calle, abriendo un enorme agujero en ella. Corrí rápidamente hacia el pavimento y busqué refugio bajo un edificio para poder mirar la avenida con claridad sin la interrupción de miles de gotas cayendo sobre mí. El edificio no tenía nombre, de hecho... ninguno tenía, al menos no los que estaban en esa calle.
Me preguntaba si ella estaba bien, si estaba viva, si algún día la volvería a ver y por qué el taxista había desaparecido como si fuera el gato de Alicia en el País de las Maravillas. No solía llorar en momentos tristes ni estresantes, pero mi rostro básicamente tenía un fuerte sabor a sal. Ginger era demasiado importante en mi vida, bueno… más bien, ella era mi vida. ¿Qué es la vida sin vida? Pues obviamente nada. Muerte, eso era.
Una gota de lluvia cayó sobre la pantalla de mi móvil, con el cual estaba tratando de llamar a Gin. La limpié con mi playera restándole atención; le cayeron unas cuantas más que volví a limpiar, pero esta vez con mi mano. Lo que ignoraba se volvió intriga y terror cuando miré devuelta y vi que no estaba del color natural de siempre. Conozco el color de la palma de mi mano mejor que la palma de mi mano, y puedo decir con un cien por ciento de seguridad que esta no es roja.
―Harry…―Escuché que alguien murmuraba detrás de mí. Fue tan baja la forma en la que habló que no pude descifrar si se trataba de un hombre o una mujer. Miré hacia atrás y ahí estaba ella con la expresión más indescifrable que jamás había visto. No encuentro palabras para describirla, pero intentaré: estaba triste, pero mostraba confusión, su rostro tenía cierta mirada que podía ponerte hasta los cabellos cortos de tu nuca… de punta. Lucía como si todas las heridas que alguna vez se causó a sí misma, se hubieran abierto, causándole un terrible dolor.
Ginger vestía la misma ropa que había usado para ir al teatro, y me extrañó no ver ni una mancha de sangre en ella debido a que el taxi, la calle y hasta mi mano estaba manchada de esta. Pero el destino calló mis pensamientos cuando un pequeño punto se hizo presente en su playera de Los Beatles, este crecía y seguía creciendo, al igual que el sufrimiento en el rostro de mi novia.
― ¡Harry!―Gritó Ginger, haciéndome saltar del susto. Todo parecía una película de terror en donde yo era el personaje principal. Se suponía que me estaba pidiendo ayuda, pero estaba logrando asustarme más de lo necesario.
Me sentía atascado en el tiempo, como si no pudiera hacer nada al respecto. Ella se seguía desangrando y yo seguía ahí paralizado y aterrorizado por lo que estaba sucediendo frente a mis ojos. Estaba básicamente pegado en mi posición, y así vi como mi novia se desplomaba en el frío asfalto.
Grité en busca de ayuda, pero todos me ignoraban como si fuera un fantasma. Traté de ir hacia ella con todas mis fuerzas, pero se sentía como si mis botas hubieran sido fundidas para adherirlas eternamente al pavimento. Cientos de lágrimas recorrieron mi rostro, la iba a perder para siempre y no podía quedarme parado frente a ella para ver como moría desangrada.
Cerré fuertemente mis ojos para no ver lo que estaba a punto de suceder, pero escuché que alguien decía mi nombre y puedo jurar que traté de abrirlos.
―Harry, amor.― Escuché que una voz familiar me decía muy cerca del oído. Mierda. Mi corazón latía a mil por hora―. Harry...― Llamó otra vez mientas acariciaba mi mejilla con el dedo pulgar, su tacto fue suficiente para despertarme de aquella pesadilla, pero no para logar que el susto desapareciera.
Al abrir los ojos pude sentir que mi rostro estaba lleno de lágrimas y que bajo mi cuerpo, la sábana estaba empapada por mi sudor. Ginger seguía haciéndome preguntas a gran velocidad debido a que al parecer... estaba sollozando mientras dormía, pero yo no podía hacer mucho, ya que estaba hiperventilando y llorando al mismo tiempo. ¡Parecía una niñita! Se supone que los hombres no lloran, Styles, compórtate, pensé.
―Estoy bien, pequeña. Sigue durmiendo. ―Dije mientras besaba sus labios con suavidad. Cuando ya había cerrado sus ojos, me puse de pie, necesitaba despejar mi mente. Salí de la habitación y me paré frente a un espejo que se encontraba en uno de los pasillos. Mi cara estaba roja y mis ojos, hinchados; ese no era el “Sexy Harry Styles” que todos conocían, esa era mi debilidad surgiendo desde lo más profundo de mí, ya que… temía perderla.
De esa noche no recuerdo mucho más que Pan y Dora corriendo detrás de mí durante la madrugada y unas cuantas tazas de café bien cargadas. Cuando desperté aún era temprano, Ginger seguía durmiendo y yo estaba en el sofá “arropado” con los cojines que había cerca. Me puse de pie para volver a la habitación, pero Dora llamó mi atención al estar arriba de una estantería que se encontraba en la sala de estar. Quisiera ser un gato... ¿o sería muy extraño?
― ¿Qué haces ahí?―Indagué como si hablara el idioma de los gatos. Parecía un verdadero idiota hablando con animales, pero debo admitir que me gustaba―. ¿Quieres ver fotos? ―Dora se limitó a responder “miau”―. Tomaré eso como un sí.
Sentado en el sofá con Dora en mi regazo, abrí el primer álbum de fotos, y mis ojos se abrieron como canicas, para después soltar lágrimas nuevamente. Había abierto el álbum al revés… Y las fotos que se mostraban eran de nuestra última visita a la sala de Urgencias del hospital St. Mary.
Cerré el álbum de inmediato y suspiré con dificultad. Aquella vez que estuvimos en el hospital fue el día en que Ginger estuvo a punto de fallecer desangrada…ya se imaginan por qué.
— ¿Qué tal si vemos un video, Dora?—Le pregunté al gato. Mi voz sonaba gangosa, como si fuera un nerd con mi nariz siendo atacada por la primavera.
Tomé mi celular que había dejado en la mesita de centro situada en la sala de estar, y entré a la galería de archivos, donde había uno que otro video. Primero aparecían esos videos que no duraban más de diez segundos; Niall roncando, Louis cepillándose los dientes, Liam hablando dormido y Zayn cantando una canción de Britney Spears, y al final estaban los videos de Ginger. El primero que apareció fue precisamente el que grabé en el hospital St. Mary. Sabía que era un martirio ver cosas relacionadas con aquel día, pero el video almacenado en el celular era del día en que por fin pude comenzar a respirar con calma…así que le puse “play”.
“—Gin, sonríe a la cámara—Enfoqué a mi novia, quien yacía sobre la camilla, arropada por una bata.
—No, Harry. Deja de grabar—Rió Ginger cubriendo su rostro con sus manos, las cuales aún tenían las marcas de las agujas por donde se había transportado el suero y todas esas mierdas.
—Por favor, hermosa, dile a la cámara que me amas—Bromeé. Sabía que no diría que me amaba.
—Estoy sin maquillaje, no sigas grabando, luzco terrible.
—No, eso no es cierto—Repliqué, tratando de que al menos mirara hacia mí por un mísero segundo—. Hey, hoy vuelves a casa… ¿Estás feliz?
—Sip.
—No hay médicos presente, así que… ¿me das un beso?
—Todos los que quieras—La cámara se removió, y la pantalla se volvió negra. Lo último que se escuchó fue la risa de Ginger y el video se detuvo.”
—No, Dora. No estoy llorando, es sólo que… se me metió un “no quiero perderla” en el ojo—Debía verme patético. Dora maulló otra vez, y empezó a morder el álbum de fotos, era insistente—. Bueno, veremos las fotos—Bufé y abrí el álbum nuevamente, pero esta vez por el sentido contrario al de hace un rato.
La primera foto fue la que nos tomó Louis, el día después de que Ginger había aceptado ser mi novia. Yo aparecía besándola, y me fijé en mis manos posicionadas en su cintura, parecía como si mi mundo dependiera de tocarla. La segunda fotografía era una donde Gin aparecía mordisqueando mi mejilla—no evité reír al verla—. La siguiente fotografía, fue de la vez que los chicos y yo nos colamos a la graduación de Ginger, la de la escuela. En esos tiempos yo seguía en plan de conquista. Ese día, una chica—creo que se llamaba Lindsay—le gritó a Ginger: ¡Mujer, el tipo vino por ti, llévatelo a una habitación y hazlo tuyo ahora!, y yo sólo fui capaz de decir: O tan sólo acepta ir a una cita conmigo, eso es todo, querida— Y así fue como Gin no aceptó salir conmigo, y como al día siguiente tuve que ir hasta su casa, elevarla por los aires, y asistir a nuestra primera “cita”.
Y pasando por todas las fotografías, llegué hasta la última. La del St. Mary. Ahora que la analizaba con más atención; mis ojos estaban cerrados, y mi boca estaba besando el vendaje que cubría la muñeca de Ginger, lo único que se veía de mi chica, era un poco de su cabello, y su brazo. No recordaba haber tomado esa fotografía, así que la saqué del álbum, y me percaté de las letras escritas en la parte trasera de la foto.
Era la letra de Ginger…
“Dudo que algún día Harry lea esto, pero creo que esta fotografía debía estar en el álbum de ‘Ginger y Harry<3’. Hazz estuvo besando mis heridas por sobre el vendaje por horas, hasta que finalmente se durmió en esa misma posición. No pude evitar tomarle una fotografía. Simplemente no puedo describir cuanto…Bueno, nunca se lo he dicho a la cara pero…lo amo”.
Caminé hacia el estudio de música con la esperanza de que Dora quisiera hacerme compañía, pero se quedó cómodamente acurrucada en el sofá, así que ahí iba a Styles a sumergirse en su propia miseria, completamente solo.
Partí por contemplar las paredes del estudio de música, las cuales pinté junto con Gin; había palmas de manos dispersadas, de diferentes colores. Me provocó una sensación de ternura divisar lo pequeñas que se veían las manos de Gin al lado de las mías. Y por alguna razón, también sentí ganas de romper todo a mi alrededor. Ya no sabía qué debía hacer para que no siguiera dañándose. ¿Hablar personalmente con las fans y pedirles que dejaran de enviarle odio? Lo había intentado una vez, pero no me sentí capaz de creer que las fans podían ser tan ingenuas como para creer que sólo estaba con Ginger para dejar de lado mi rol de “mujeriego”. Era increíble que por una simple apariencia, y por tener muchas amigas, la gente y las fans creyeran que yo era la clase de tipo se acostaba con una chica por sólo una noche y luego la dejaba.
Yo…yo sólo no sabía qué más pensar, así que escribí unas dos o tres canciones. No es por alardear, eran muy buenas, dignas de un Grammy, pero eran las canciones más deprimentes que alguna vez escribí. ¿“Desperate”, “Lost” y “Cementery of Broken Hearts”? Estaba deprimido y cansado, no sabía qué hacer luego de pasar un día entero encerrado. No vi a Ginger en todo el día, sólo cuando iba hacia la cocina la podía divisar a través de la puerta de vidrio. Hasta que llegó un punto en el que dije: Basta, Harry, has algo por tu vida y por la de ella. Sin tomar una ducha ni cambiar mi ropa, salí hacia el consultorio del psicólogo de Ginger, y desde ese momento, todo empezó a cambiar.
†
Llegué al consultorio y entré a la oficia del Dr. Reynolds sin siquiera hablar con la secretaria, quien estaba más distraída de lo que recordaba. Toda mi vida había sido puntual… bueno… tratado de serlo, pero el punto es que… nunca había llegado sin avisar a un lugar.
— ¿Harry? — Dijo el Dr. Reynolds mientras se ponía de pie—. ¿Ginger tiene cita hoy? — Me sentí mal por haber interrumpido la consulta de la señora que se encontraba ahí, aún sentada, con la mirada perdida. Parecía alterada, pero… vamos Styles, estabas en el consultorio de un psicólogo, es normal estar alterado ahí.
—No. —Respondí cortante, estaba tan preocupado por Gin, que ni siquiera me importó desordenar la agenda de Reynolds—. Sólo… necesito hablar con usted. Urgente.
—Amor… ¿Me esperas afuera? Es un asunto importante. —Comentó él a la señora, al parecer, de Reynolds. Es extraño como dos personas “casadas”, que han mantenido una relación “amorosa”, pueden llegar a tener momentos incómodos—. ¿Está Ginger bien? —Indagó luego de que su esposa saliera.
—No. Usted me dijo que estaba bien… y—Tomé una bocanada de aire para tener las fuerzas necesarias para decir lo que iba a decir—. Temo que vuelva a pasar…
— ¿Qué cosa, Harry? — Inquirió Reynolds.
—Usted sabe… St. Mary— Dije tratando de no derramar lágrimas.
— ¿Se ha cortado otra vez? Pero… ella vino aquí la semana pasada y la notaba feliz. Tenía heridas recientes, sin embargo su ánimo era mejor que el de antes. Vino acompañada de un tal Jere…— Tan pronto comentó eso, sentí como mis mejillas se tornaban más rojas que las de Niall.
— ¿Jere-quién?
—Eso no es lo importante, Señor Styles. ¿La Señorita Drew se volvió a auto-mutilar? — Odiaba cuando se refería a mí y a Gin como “señor” y “señorita”. Odiaba lo formal.
—Sí. ¿Me puede decir… algo de lo que le ha dicho que le molesta? ¿Son las giras, verdad?— Respondí mientras me torturaba a mí mismo pensando quién mierda podía ser ese tal tipo que acompañó a Ginger a las consultas. Entre tantos pensamientos… ahí iba la primera lágrima: por Gin. Luego le siguió otra: estrés. Y cuando vino la tercera, se desató una avalancha: la pesadilla.
— ¿Desea un vaso con a… — Preguntó el doctor, pero levanté mi mano en señal de “no es el momento”—. Harry…— Dijo mientras me secaba lágrimas con el dorso de la mano—. Sé que eres una de las personas más importantes en la vida de Ginger, sé todo eso por lo que escribe, pero no puedo revelar…
— ¿Lo que escribe? Ginger no escribe nada por el estilo, no que yo sepa. — Comenté algo confundido. Sólo recuerdo que una vez intentó escribir un libro de cuentos para niños y que terminó siendo una réplica de Caperucita Roja, pero titulado El Lobo Feroz. Luego de eso jamás volvió a escribir.
—Es un tratamiento relativamente nuevo, sin embargo ha dado buenos resultados. Es la segunda opción para pacientes como Ginger, que no quieren tomar medicamentos ni ir al psiquiatra. —Explicó mientras acomodaba los papeles en su escritorio. No respondí por unos largos dos minutos, me dediqué a pensar. — ¿Todo bien, Harry? Estás muy callado.
— Tuve un sueño… bueno, una pesadilla. — Dije con cierto temor.
— Te escucho. — Afirmó interesado.
—Ginger y yo estábamos en un taxi y de pronto, en su lugar había sangre y cuando salí del taxi a buscarla, cayó un rayo en medio de la calle. Cuando la encontré, tenía una mancha enorme de sangre en su playera, en el área del estómago.
—Sí, la última vez que vino, se había cortado ahí. — Me enojé un poco al escuchar eso… ¿Por qué no me dijo? De igual manera, seguí contando el sueño… pesadilla… lo que sea que haya sido eso.
—Entonces cayó al suelo y yo traté de ayudarla, pero no podía mover mis pies de la acera, y nadie me escuchaba. Y luego de eso desperté. —Suspiré profundamente luego de haberlo contado, me sentía aliviado, pero sólo un poco.
—Veo…— Dijo mientras rascaba su mentón—. La sangre en la playera de Ginger, significa que tienes miedo de que vuelva a auto-mutilarse y el hecho de que no te pudieras mover para ayudarla, simboliza lo que sientes cuando estás de gira, sientes que nadie podrá impedir que se lastime ya que no estás ahí.
—Entiendo. — Ya no necesitaba más información a parte de “Jere” —. Doc, ¿quién es Jere?
— ¿Jeremy? Un amigo de Ginger, al parecer…—En eso entró la secretaria que siempre estaba mascando chicle y orbitando en la Nebulosa de Andrómeda.
—Doctor Reynolds… un chico quiere hablar con usted. ¿Lo hago pasar? — Indagó la muchacha, quien luego me guiñó un ojo. Estoy seguro de que no lo hubiera hecho si no fuera “Harry ‘El Indomable’ Styles”.
— Sí. — Contestó mientras se ponía de pie. Imité su acto sólo por cortesía, ya que enserio quería saber quién mierda era Jeremy—. Harry, llámame si algo más sucede con Ginger, ten por seguro que te responderé. — Extendió su mano para despedirse de mí, pero la retiró cuando alguien abrió la puerta—. ¡Jeremy! — ¡Ja! Jamás olvidas cuando ves cara a cara a una persona que puede estar intentando acostarse con tu novia… jamás. ¡Era un idiota! ¡Tenía cara de idiota! Y para terminar… ¡Olía a un idiota!
— ¡Patrick! ¿Cómo has estado? — Mis cejas se levantaron… ¿Patrick?
— Bien, con mucho trabajo. — Respondió el doctor a la pregunta del idiota. Hizo una pausa y me miró rápidamente. — Jeremy, te presento a Harry.
—Sí, sé quién es. Soy Jeremy, Jeremy Hoffman. — Comentó el idiota. Tenía ganas de responderle: Obvio que sabes quién soy, es que compras la Seventeen y Fabulous. Pero en vez de eso respondí:
—No te pregunté tu nombre.
—Harry, Jeremy y tú deberían hablar sobre la auto-mutilación de Ginger, ya que Jeremy estuvo aquí mientras estabas de gira. — Dijo el Dr. Reynols, a quien también quería meterle un puñete en la nariz.
—No. Gracias por la ayuda… “doctor”. —Hice la típica mímica de comillas y me fui de ahí lo más rápido posible. No quería un escándalo que fuera a lastimar a Ginger, pero eso sí: estaba enojado con ella, con el doctor y con toda persona que me hablara.
¿Quién se creía el tal Hoffman? ¿Súper modelo? ¿Seductor? Conozco a Ginger, sé que es fiel, pero nunca pensé que fuera a ocultarme algo a mí, que no se lo ocultara a un amigo que… de seguro acababa de conocer.
Salí como una exhalación del consultorio. Ni idea quien era ese idiota, ni tampoco me interesaba saber de quien se trataba. Así que tomé una gran cantidad de aire, que quedó aprisionado en mis pulmones por un rato. Y emprendí mi camino, marcando con frialdad y dureza mis pies en la acera. De pronto noté que había un grupo de unas diez chicas caminando detrás de mí, con cámaras y bolígrafos. Oh…
— ¡Harry!—Llamó una, quien corrió hacia mí levantaba su cámara.
—Hola, linda—Contesté lo mejor que pude, al mismo tiempo que me acomodaba a su lado para que ella tomara la foto pronto.
— ¡Yo también quiero una foto!—Exclamó la más alta de todas.
—Claro, con calma…—Pedí. No quería sonar frustrado frente a ninguna, por mis propios motivos.
— ¡Harry! ¡¿Es cierto que tu relación con Ginger se ha dado por terminada?!—Claramente esa no era la voz de ninguna fan, sino que provenía de un maldito paparazzi, de rostro colorado y brillante, y que además parecía tucán. No me gustaban los tucanes.
—Oh, mierda—Farfullé entre dientes, tratando de salir de ahí. Parecía como si las fans se organizaron para crear un campo de protección a mi alrededor. Wow.
— ¡Harry!—Llamó el paparazzi otra vez. ¿Qué no se cansaba de gritar? Estaba a un metro de él, gritar no era necesario.
—No, no es cierto—Hablé con un tono de voz normal. La única manera para que el tucán me dejara tranquilo, era respondiendo.
— ¡¿Y qué nos dices acerca de su nuevo amigo?!— ¿Amigo?—. ¡Se han visto muchas fotos de tu novia y otro chico desconocido, y se le ve muy feliz!— El tipo del psicólogo, James…Jeremy, ni idea, ¿tenía algo que ver?
—Sí, vimos fotos—Habló una fan del grupito. Mi corazón estaba funcionando retardado, y mis pulmones necesitaban aire.
—Con permiso, chicas—Les pedí a la fans amablemente, pero el tucán no se rendía.
—Ya déjalo en paz—Otra chica del grupo habló hacia al paparazzi.
— ¡No te metas, mocosa! —Gritó el tipo. Alcancé a ver como el maldito empujaba a las chicas para poder llegar hasta mí, pero en su acelerado intento de alcanzarme, me puse frente a él completamente decidido.
—Si vuelves a tocarlas a ellas—señalé a las fans—, esa grabadora que tienes en la mano…
— ¡Te la meterán en el culo, por idiota!—Exclamó una fan completamente divertida con la escena. Intenté no reírme, debía parecer serio.
— ¿Amenazando a la prensa, Harry Styles?—El tono de voz que usaba el maldito tucán me estaba provocando cólera.
—Tómalo como quieras—Concluí dignamente y le di la espalda.
— ¿Así te pones por saber que tu querida noviecita se acostó con otro tipo mientras estabas de gira?
Entonces ya fue suficiente.
Mi puño se apretó, al igual que mi mandíbula, e inconscientemente, mi puño azotó contra la nariz del paparazzi, al mismo tiempo que un flash me cegaba. Fue de deducir que alguna de mis chicas había tomado una fotografía del épico momento, pero no pude saber de quien se trataba.
Sí, probablemente sentí vergüenza, vergüenza de que las fans hubieran visto todo. Siempre prometí que no me importaría lo que la prensa dijera…pero ya era el colmo. Creo que ya imaginaba el próximo titular; “Harry Styles, golpeó a un amable paparazzi, sí, cómo leyó, a un amable paparazzi”.
Los días difíciles aún no terminaban para Harry Styles, damas y caballeros.
Holassss <3 lo siento por tardar tanto con el capítulo. El colegio y esas cosas me tenían atrasada con todo. Así que Mack y yo decidimos escribir este capítulo (muy largo, lol) como recompensa por haber esperado tanto(? Las amo Garry shippers. wí :3
Última edición por anamelissap el Dom 04 Mayo 2014, 2:50 pm, editado 5 veces
anamelissap
Re: If I Stay. |Harry Styles|
¡Hola!
asakjk Oh por dios. ¿Quien carajos es ese Jeremy? >:(
Lo odié, ya esta.
—No, Dora. No estoy llorando, es sólo que… se me metió un “no quiero perderla” en el ojo—
Aww :3 ¿Acaso no es lo más tierno en el mundo? kasjakjkas Lo amo <3
ODIO a los paparazzi's (?) Como se escriba xd. Son tan odiosos.
Ame el capitulo largo <3 ¡Siganla pronto!
Besos c:
PD: Aguante las Garry Shippers
asakjk Oh por dios. ¿Quien carajos es ese Jeremy? >:(
Lo odié, ya esta.
—No, Dora. No estoy llorando, es sólo que… se me metió un “no quiero perderla” en el ojo—
Aww :3 ¿Acaso no es lo más tierno en el mundo? kasjakjkas Lo amo <3
ODIO a los paparazzi's (?) Como se escriba xd. Son tan odiosos.
Ame el capitulo largo <3 ¡Siganla pronto!
Besos c:
PD: Aguante las Garry Shippers
Invitado
Invitado
Re: If I Stay. |Harry Styles|
Jeremy is someone that has a nose and eyes and ears and a tongue and mouth and i wont tell you xdNadiaHenderson escribió:¡Hola!
asakjk Oh por dios. ¿Quien carajos es ese Jeremy? >:(
Lo odié, ya esta.
—No, Dora. No estoy llorando, es sólo que… se me metió un “no quiero perderla” en el ojo—
Aww :3 ¿Acaso no es lo más tierno en el mundo? kasjakjkas Lo amo <3
ODIO a los paparazzi's (?) Como se escriba xd. Son tan odiosos.
Ame el capitulo largo <3 ¡Siganla pronto!
Besos c:
PD: Aguante las Garry Shippers
Harry es cúl y tierno cuando habla con gatos
Creo que es paparazzi xd
Me alegra que te haya gustado <3 Pronto será seguida la novela de las Garry Shippers(? xd
anamelissap
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