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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por LupizzVM Dom 23 Mar 2014, 8:23 pm

Esperando el maratón (:
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por aranzhitha Dom 23 Mar 2014, 10:02 pm

Síguela!
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por chelis Dom 23 Mar 2014, 10:05 pm

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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por aranzhitha Lun 24 Mar 2014, 12:57 pm

Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 1926951358  Y el Maratón?  Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 3619577255  :lloro:  Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 4242539333  Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 3797107778
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por chelis Lun 24 Mar 2014, 3:04 pm

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Mensaje por LupizzVM Lun 24 Mar 2014, 4:28 pm

Maratón please!!!
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por ElitzJb Lun 24 Mar 2014, 4:58 pm

Maraton 1/3

CAPÍTULO 2


Como cada mañana, Thor y Megan se encontraron en el Central Park para su rutina de ejercicios, sin embargo, aquella mañana el rubio tenía pensado saltárselos. Así que llevó su auto al parque y cuando su novia estuvo lo suficientemente lejos de su chofer, la tomó por la mano y la instó a correr hasta donde había aparcado.
—¿Puedo robarte un par de horas? —preguntó abrochándole el cinturón de seguridad y acercándose para darle un beso que ella correspondió con notable entusiasmo.
—Me parece perfecto, pero primero déjame apagar el GPS —Le dijo distraída, luego le mordió los labios y le sonrió con contradictoria inocencia, perdiéndose en la mirada celeste y brillante, llena de cosas no dichas que ella definitivamente quería descubrir. Se alejó un poco y dejó a su padre desorientado sólo con un toque de pantalla—. ¿A dónde me llevarás?
—¿A dónde quieres ir? —indagó Thor con picardía, ella se mordió el labio inferior, mientras pensaba en un montón de posibilidades
Thor levantó las cejas, y repasándose los labios con la lengua bajó la mirada negando repetidas veces. —Deja esos pensamientos. —Le pidió con una sonrisa, tocándole con la yema de uno de sus dedos, la punta de la nariz—. Dos horas no serán suficientes. —Le susurró posando su mano en su cuello, besándola con embeleso, robándose el oxígeno de la boca de Megan, introduciendo su lengua, hurgando hasta hacerla jadear.
Emociones desconocidas brotaron en Megan desde sus muslos hasta su pecho, dos horas no serán suficientes.
—No estaba pensando. lo que imaginas —murmuró contra los labios rojos e hinchados de Thor, rectificándose inútilmente.
—¿Y qué pensabas entonces?
—Ay Thor ¿por qué no me dices a dónde vamos? —Le preguntó, cambiando el tema sin nada de tacto.
Thor sonrió rosando sus dientes superiores con la lengua. Él sabía perfectamente en lo que ella estaba pensando, pero más le valía a él desviar a su mente de esos pensamientos. —Está bien, vamos a desayunar. —Le informó acomodándose y encendiendo el vehículo—. Yo no tuve tiempo de hacerlo esta mañana.
Esa noticia no le gustó mucho a Megan, no estaba acostumbrada a desayunar y sabía que él insistiría en que lo hiciera, pero trató de disimular su temor por comer con media sonrisa que no llegó a su mirada.
El restaurante Norma’s del hotel Le Parker Meridien les daba la bienvenida con sus techos altos y paneles de madera, las mesas estaban enmarcadas con bordes de plata, todo era elegante y acogedor, con un toque clásico pero con detalles modernos que lo hacían más que agradable.
—Buenos días Diego —saludó Thor palmeándole la espalda al joven de rasgos latinos que lo recibía, tomando por sorpresa a Megan ya que trataba al empleado como si fuese alguien de su entorno.
—Buenos días Thor. —Pese a la familiaridad de su saludo, el chico marcaba cierta distancia, tal vez manteniendo la diferencia entre cliente y empleado.
—Te presento a mi novia. —Le dijo Thor desviando su hermosa mirada celeste hacia Megan, que le regaló una sonrisa tímida al chico, y aunque dudo un poco en hacerlo, le tendió la mano. Aquello era nuevo para ella, no estaba acostumbrada, nunca había interactuado con empleados en ningún sitio, su padre había inculcado en ella un respeto casi ortodoxo por la diferencia de clases, donde a las personas de un estatus social inferior se les trataba con distancia y no por respeto, sino porque no merecían que se les brindase confianza.
—Mucho gusto, me llamo Megan —respondió sintiendo que no se iba a morir, ni a desgastarse por recibir el cordial apretón del amable mesero.
—Un placer conocerla señorita. —Diego le estrechó la mano sonriéndole con franqueza—. Por favor acompáñenme.
Thor le tomó la mano y a ella se regodeó en el agarre tibio y protector de él, siendo consciente de que muchas personas los miraban, temió que alguien la reconociese y se lo dijese a su padre. Pero en menos de un minuto se percató que el único que se llevaba las miradas era su novio y no sólo de mujeres, también las de los hombres, y no porque estos fuesen homosexuales sino porque reconocían en el chico al heredero del señor Jonas . Sabía que su suegro era un hombre muy influyente, no sólo en Brasil sino en toda América, no pudo evitar sonreír al pensar en la denominación que ella misma le dio al padre de Thor. Su mente siempre alzaba vuelo con velocidad.
Diego los ubicó en un booth en el extremo izquierdo del restaurante, Thor se deslizó en el sillón de cuero y se pegó a ella con ánimo juguetón. Megan, por primera vez visitaba el lugar y le pareció realmente agradable, tanto como había escuchado.
—¿Qué vas a desayunar? —preguntó Diego entregándole la carta tuteando al joven Jonas , sabía que no le gustaba que lo tratase con distancia.
—Hoy que se vaya a la mierda el régimen. Tráeme un par de esos panqueques con arándanos y crema que ustedes preparan. —Le pidió sin siquiera abrir el menú, descargándolo inmediatamente sobre la mesa.
—Un par de Waz-za. —informó sonriente Diego, refiriéndose a una de las exclusividades del lugar, que eran panqueques con los más frescos arándanos, cubiertos con una tentadora crema de fresas, decorado con plátanos caramelizados y crema batida.
—Esos mismos, ustedes con sus nombres raros —acotó sonriendo Thor y el chico se alejó. Inmediatamente miró a la callada Megan—. No los he probado pero se ve que son buenísimos. —Hablaba entusiasmado, pero su expresión cambió al ver la actitud taciturna de Megan, estiró su mano y le acarició la mejilla con el pulgar—. ¿Pasa algo?
—No —murmuró ella bajando la mirada, pero en realidad estaba aterrorizada con lo que iba a desayunar, eso era una bomba atómica para su organismo, engordaría y toda una vida no le alcanzaría para deshacerse de esas calorías.
—Megan, aún es temprano, no vas a engordar diez kilos por eso. —Le dijo percibiendo a qué se debía su actitud.
—Sí los engordaré. —La barbilla le tembló ante las ganas de llorar, sentía pánico con el solo hecho de pensar que subiría de peso.
—Unos kilos de más no te vienen mal, tal vez unos cinco. Pero no los queremos de grasa, los quiero de masa muscular, así que hoy nos damos el gusto con los Waz-za y después te vas a poner en mis manos, yo, te voy a entrenar ¿quieres qué lo haga?
—¿Quieres decir que estoy muy flaca?
—Claro que lo estás, mira nada más —Le habló cerrándole con su mano la parte superior del brazo y aún le quedaba espacio—. Si entrenas, podrás mantener un peso ideal y también podrás comer. Trotar es bueno, pero no sólo eso, necesitas un poco de pesas.
—Está bien, me pongo en tus manos, pero debemos inscribirnos en un gimnasio.
—No, los gimnasios donde va todo el mundo no me van, podríamos entrenar por las tardes en mi apartamento, Joe  estará en la torre o en la fiscalía. Bueno, eso sólo será hasta que hable con él, y espero hacerlo esta semana, es justo que sepa lo que tenemos, porque si se entera de otra manera se va a molestar conmigo, y Joe  es a veces bastante irascible, no quiero discutir con él cuando puedo evitarlo.
En ese momento llegó Diego con dos tazas de café francés que humeaban y los envolvían con su olor, también puso sobre la mesa panes de nuez y plátano, queso-crema dulce, mantequilla suave y dos compotas, una de arándanos y otra de albaricoque, descargó todo y les sonrió una vez más antes de darse media vuelta.
Aunque la propuesta de entrenar con Thor le encantaba, y creía en cada palabra que le decía acerca de que no engordaría, éstas no tenían el mismo poder que el de su cargo de consciencia, por lo que no se atrevía a tocar el pan de nuez y plátano aunque este le tentase y le aguara la boca, imaginó que debía estar delicioso, pero no quería verse obligada a vomitar.
Thor notó las dudas y el temor recorriendo el rostro de Megan, así que sin pensarlo mucho, tomó un pedazo de pan y le untó un poco de queso crema llevándoselo a la boca.
—Está buenísimo —dijo apenas tragó, y preparó otro pedazo igual y lo llevó a la boca de ella—. Abre la boca.
—Thor, que vergüenza, pensarán que. Esto es cursi. — masculló al ver más de una mirada disimulada sobre ellos.
—Sí que lo es y puedo serlo aún más si no desayunas.
—Está bien lo haré yo sola —Accedió, quitándole el pan de las manos y engulléndolo de un bocado, gimió de placer por la invasión de sabores, Thor sonrió instantáneamente.
—¿Hace cuánto tiempo que nos los probabas?
—Años —contestó agarrando otro pedazo y esta vez lo acompaño con compota de arándanos.
Lo difícil, lo verdaderamente difícil, para ella, era decidirse a comer, después que lo hacía no podía parar hasta sentirse saciada. Sólo esperaba mantenerse realmente ocupada para no pensar, y de esa manera no sentirse culpable y querer quitarse ese peso de encima devolviéndolo todo en el retrete.
El café, el jugo de fresa, los Waz-za, todo, era una delicia. Deliciosas galletas crujientes fueron puestas en un plato de porcelana, cargadas con un plátano muy maduro, flan de fresa, crema, arándanos y jarabe de arce, el plato deslumbró los ojos y la boca de Megan, no pudo evitar devorarlo al igual que Thor. Su novio era de muy buen comer, pero ella desistió de las
galletas de chocolate con mantequilla de maní y caramelo, y no porque no le provocaran, sino porque estaba demasiado llena.
El desayuno duró algo más de una hora, se despidieron de Diego y subieron al auto. Megan revisó su teléfono, tenía nueve llamadas perdidas, todas de su chofer, seguramente el pobre estaría al borde de un colapso nervioso, así que lo llamó para quitarle la angustia, aunque fuese un boca floja, muchas veces mostraba más preocupación e interés por sus cosas que su propio padre.
Como era de esperarse la había estado buscando y le hizo saber que estuvo a punto de llamar al señor Brockman, ella sabía que si su padre se enteraba que aprovechaba sus horas de cardiovasculares para escaparse, nunca más la dejaría ir, así que le suplicó a Robert que no se comunicase con él, que ella estaba por llegar, aunque sabía que era una medida de presión porque él tampoco quería ganarse el regaño de Henry Brockman.
Antes de bajar del auto dedicó unos cinco minutos a despedirse de Thor en medio de besos que la dejaban sin aliento y palpitante, anhelando más, mucho más, ya no eran suficientes los momentos que pasaba con él, ni las sutiles caricias o los besos, últimamente lo deseaba tanto que había osado tocarse mientras lo imaginaba, lo hacía al bañarse o antes de dormir, cuando él asaltaba en sus pensamiento, otras veces mientras estaba realizando sus deberes de la universidad, sabía que tal vez no era sano hacerlo hasta tres veces por día, pero no podía evitarlo, cuando su cuerpo se calentaba a consecuencia de revivir los momentos con su novio y entonces ella tenía el poder de ir más allá, tanto como quería hacerlo con él físicamente.
El musical de Broadway, Spider Man: Turn Off the Dark, les dejaba claro por qué era la sensación del momento entre niños y adultos. Joe  debía admitir que lo que más le gustó fue la banda sonora, excepto claro, los temas algo cursis entre Mary Jane y Peter Parker. Se emocionaba y reía como un niño más y le agradaba ver el mismo entusiasmo en Julian,
eso era lo menos que se merecía el niño.
Al salir el pequeño no dejaba de hablar, contándole acerca del musical, como si él no hubiese estado presente, pero Joe  le seguía la conversación y también le hacía preguntas. Al llegar al estacionamiento, Logan cargó al niño y lo ubicó en el asiento del copiloto de la camioneta, mientras Joe  subía, el guardaespaldas se encargó de compactar la silla de ruedas y subirla al vehículo.
—Me gustaron más las canciones del Duende Verde, sobre todo los efectos de sonido. —continuó Julian mientras se ajustaba el cinturón de seguridad y Joe  lo verificaba.
—A mí también —acordó regalándole una sonrisa y poniendo en marcha el automóvil.
—¿Sabes que me dijo el oftalmólogo? —Le preguntó jugando con el cordón de la capucha de su abrigo.
—No, pero por tu semblante intuyo que son buenas noticias. —Le dijo Joe  mirándolo de soslayo.
—Me ha dicho que si sigo con el tratamiento, sólo tendré que utilizar los lentes para leer y para ver televisión, o cuando esté delante del monitor.
—Eso es una excelente noticia, ya no tendrás que usar todo el tiempo los lentes, yo por ejemplo sólo uso los de lectura, pero no se lo digas a nadie, sólo me los ha visto mi primo. —Le confió frunciendo la nariz. Se detuvieron en un semáforo ante la luz roja, distraído miró a través de la ventana y una iluminada pantalla lo dejó sin aire.
(_Tn)  se presentaba ante él iluminada y en versión valla gigante, atontándolo con su belleza y sensualidad, opacaba a la modelo a su lado, la seguridad que mostraba era incomparable. Era bellísima, su cuerpo perfecto expresaba con exactitud ese algo tan espontaneo en su personalidad, recordándole justamente porqué estaba loco por ella, porqué su insoportable tendencia a decir lo que se le pegara la gana lo había cautivado tanto. Su piel lucía suave, y sus peligrosas curvas lo invitaban y
lo dejaba sediento, la extrañaba en su vida y en su cama. Con demasiada desesperación.
—Es más bonita la de cabello negro, algún día tendré una novia como ella. —Habló Julian, dejándole saber que se había percatado de su fijación sobre la valla publicitaria.
—Tienes razón, es hermosa —murmuró sintiéndose frustrado, enterró la cara en el volante queriendo deshacerse de las fastidiosas emociones en su pecho, tratando de controlar la respiración, intentando poner a raya sus estribos, ninguna mujer lo había desestabilizado de tal forma y quería encontrar la manera de alejar el maldito sentimiento ambiguo en el que se debatía, no se decidía entre anhelarla o repudiarla.
En ese momento la bocina del auto tras él le hizo saber que la luz había cambiado, elevó la cabeza, puso en marcha la camioneta y se dirigió a su destino mientras intentaba hacerle creer al niño que todo en él estaba normal, cuando en realidad por dentro estaba realmente liado.
Al llegar los recibió una de las enfermeras, juntos, llevaron al niño a su habitación, donde esperó a que se quedara dormido antes de regresar a su apartamento.
Mientras manejaba sus ganas parecían ganar la batalla con el paso de los minutos, necesitaba buscar una oportunidad con (_Tn) , él podría mantenerla segura si estaba a su lado, por lo que, sin detenerse a pensarlo más, cambió el rumbo hacia el apartamento de ella, con suerte la encontraría despierta. Aceleró, tomando las calles menos transitadas, luchando con su necesidad de llegar en el menor tiempo posible.
Pensaba, pensaba y pensaba ¿Qué le diría? ¿Con qué palabras le haría entender que necesitaba ser perdonado? Cómo podría hacerla comprender que en menos palabras, era un inadaptado, que ni él mismo se entendía, que él era un completo caos, no tenía idea qué decirle para que ella comprendiera por un momento que había mucho más de él para ella que su estúpida tendencia a desconfiar de todas las personas que le rodeaban. No era algo personal, no dudaba de su fidelidad, sabía que ella lo deseaba tanto como él a ella, dudaba de su lealtad, la verdad, no creía en que nadie en
realidad pudiera serle leal algún día.
Pero por ella lo intentaría, por (_Tn)  daría todo de sí por actuar como alguien normal, por hacer las cosas bien y conservarla a su lado tanto tiempo como fuera posible, o hasta que la maldita obsesión que sentían el uno por el otro se disipara.
Pero a menos de dos cuadras por llegar al apartamento de (_Tn) , dio una brusca e inesperada vuelta en U llevándose con eso varios toques de cornetas e improperios. Mientras se alejaba, su orgullo salió al ruedo haciéndolo cambiar drásticamente de opinión, porque no sabía qué coño le iba a decir y en la situación en que se encontraba sólo haría el ridículo, y no estaba para hacer el papel de derrotado. No sabía pedir perdón y no estaba preparado para hacerlo por primera vez. No lo estaba.
Necesitaba sacarse a (_Tn)  de la cabeza, buscar alguna manera de distraerse, así que sin pensarlo mucho condujo hasta uno de los locales nocturnos que frecuentaba.
El bar se encontraba a reventar, se sentó en la barra y mientras tomaba un vodka negro, buscaba sutilmente con la mirada a su presa, a los pocos minutos, el contacto visual le hizo reconocer a una de las tantas que había llevado al departamento, la chica se acercaba contoneando sus caderas, gritándole que estaba dispuesta a irse con él.
—¿Hola, cómo estás? —preguntó la mujer sentándose a su lado.
—Contigo aquí, he mejorado considerablemente. —Le dijo casi sin pensar. Maldita labia que le salía con las demás, sólo con (_Tn)  era un completo caos y un cúmulo de estúpidos nervios.
—Me alegra saberlo, ¿tu primo no vino? —Le preguntó ella buscando con la mirada al rubio, más que dispuesta y ansiosa por compartir con los Jonas .
—No, está en el apartamento ¿quieres saludarlo? —Le susurró posando la mirada en el muy pronunciado escote.
—La verdad es que hace mucho que no te veía por aquí, los había extrañado.
—Estábamos visitando la competencia —habló elevando la comisura derecha en una sonrisa sensual—. ¿Qué estás tomando?
—Martini. —Le contestó ella, alargando la mano y acariciándole el cuello a Joe .
Su toque no le agradó, sutilmente le tomó la mano y la dejó descansar sobre su rodilla derecha. Él le pidió un Martini Cosmopolitan, y ella lo aceptó gustosamente, al tiempo que hacia sus avances más evidentes, anhelando que se la llevase cuanto antes.
La chica hablaba y Joe  hacia los intentos por seguirle la conversación, ya que su cabeza no se encontraba en ese lugar, la mujer ya había sobrepasado el tiempo de excitarlo y no lo había logrado. Entre frustrado y divertido, le dio una mirada a su entrepierna.
Ahora también te pones en huelga. —Conversaba silenciosamente con su miembro irreverente.
Sabía que no encontraría la manera de rendir esa noche, que si su amigo no estaba dispuesto, pues no lo estaba, y éste tenía la última palabra. Tenía la seguridad, que de cierta manera era porque en su cabeza, donde solo giraba (_Tn) , le daba las órdenes aún en contra de sus propios planes.
Sintiéndose traicionado por su mejor amigo, dejó libre un suspiro y se puso de pie. —Regreso en un minuto. —Se levantó, dejando a la chica algo aturdida.
Tenía pensado ir al baño, pero prefirió largarse del lugar. Llegó al departamento entrada la media noche y para su sorpresa, las luces se encontraban apagadas, adivinando con esto que ya Thor estaría durmiendo, algo que él también debería hacer porque tenía que estar a primera hora en fiscalía para entregarle un informe al fiscal general y de ahí, dirigirse a una reunión en la torre Jonas , para después ahogarse en más trabajo.
Ya en su habitación, se dejó caer en la cama y se quitó las botas, se acostó extendiendo los brazos a ambos lados, dejó libre un pesado suspiro y su mirada se posó en la luz que le brindaban los ojos de buey en las placas de mármol negro, creándole un halo de luz alrededor de las pupilas cerradas que iluminaban su mirada, haciéndola más clara.
La presión que sentía en el pecho empezaba a ser tormentosa, aunado a eso se encontraba el cansancio, ese que creaba un cosquilleo que recorría su espalda. Durante tres años había trabajado sin un merecido descanso, anhelaba poder tener al menos dos semanas en alguna isla paradisíaca, extrañaba su época de universidad cuando se iba a cualquier rincón del mundo a pasarla bien, sin preocupaciones, ni presiones.
Si bien ansiaba ser exitoso y encontrar el puesto que tenía, porque las leyes le apasionaban, sabía que se extralimitaba, todo por conseguir hacer justicia, por cumplir ese juramento que se había hecho así mismo. Pero sentía que estaba acabándose en el intento, aunque al final de cuentas, incluso si se desintegraba, no lo iba a dejar, de eso estaba seguro.
Por el momento necesitaba dormir, pero el vórtice de dudas y ansias no le permitían descansar, así que decidió noquearse, giró medio cuerpo y abrió la última gaveta de una de las mesas de noche y sacó la pequeña caja de acero inoxidable, la abrió y se preparó un tabaco de marihuana, sabía que eso le daría un poco de tranquilidad.
Al estar listo lo encendió e inhaló profundamente, reteniendo el humo por varios segundos y luego soltándolo lentamente, repitió la acción hasta acabarlo. Había logrado el efecto esperado, pero no se durmió como esperaba, sólo se puso de pie y salió de su habitación e irrumpió en la de Thor.
—¿Primo estás dormido? —preguntó con voz pausada por los efectos del narcótico—. Thor. —Le llamó dejándose caer acostado sobre él.
—¡Mierda! Joe . —exclamó el rubio aturdido—. ¿Qué carajos te pasa?
—Tenemos tiempo que no conversamos.
—¿Y quieres hacerlo ahora que estás drogado? ¡No jodas! Ve a darte un baño y a dormir, mañana cuando puedas procesar la información hablamos.
—No estoy drogado. Bueno, sí, un poco —dijo soltando media carcajada—. Si tú no quieres hablar yo lo haré, hoy fui al musical de Spider Man.
—Joe , cállate. —refunfuñóThor sin poder creer una sola palabra, agarró una almohada y se la puso encima de la cabeza tratando de no escucharlo —. Ahora cuando te drogas si no te crees Ethan Hunt, te crees Spiderman, te falta Batman, tiene que ser poderosa la hierba que tienes, te hace creer superhéroe. —Hablaba y Joe  soltaba cortas carcajadas.
—Me dieron tirones de bolas cada vez que Mary Jane y Peter Parker salían con sus canciones, jodieron el musical, aunque te entretie. —La voz se le sofocó cuando Thor le puso una almohada en la cara y la presionó amenazando con asfixiarlo.
—No me interesa Spiderman, ni Superman, menos Batman, sólo duérmete— gruñó saliendo de la cama, agarró a Joe , lo haló por una mano arrastrándolo al baño y lo metió bajó la regadera con agua fría—. Te quedas ahí y después te duermes, yo tengo que madrugar.
—Quiero ver a (_Tn) . —murmuró sintiendo el agua fría empaparlo—. Admito que la extraño.
—Mierda nada más patético que un hombre enamorado y de paso drogado. —habló el rubio, sintiendo que el sueño se le iba al diablo, queriendo reírse, pero vio que Joe  hablaba enserio.
—Bueno mañana la buscas y le dices que te perdone, que eres un completo imbécil. Hasta ahí lo dejas, no tiene por qué enterarse que te has gozado a otras mujeres, porque si no, te da una patada por el culo y te manda al triángulo de las Bermudas para que entonces desaparezcas definitivamente.
—No puedo hacerlo, no sé qué debo decirle.
—Lo que te salga de momento, ya sabrás que decirle cuando la veas, no me digas que ahora te has acobardado.
—Soy un imbécil. —Le dijo soltando una sonora carcajada, que con bastante obviedad era producto de la marihuana.
—Sí, eso ella ya lo tiene muy claro, ya sal de allí, te quitas la ropa y te metes a la cama, te puedes quedar aquí, yo me voy a otra habitación.
Joe  salió y empezó a desvestirse dejando un charco de agua por el corredor entre el tocador y la ducha, su primo le entregó una toalla y salió dejándolo solo.
Dos y cuarto de la mañana y el montón de bocetos arrugados en el suelo aumentaba, empezaba un diseño y a los minutos lo arrancaba del block y lo lanzaba lejos, no tenía idea a dónde diablos se había ido su inspiración, no podía concentrarse, no tenía sueño, ni siquiera tenía apetito, era un completo caos con ojeras, horribles ojeras.
Suspiró y tiró el lápiz contra la pared, sintiéndose molesta, el plectro se le convirtió en un bufido de frustración. Mientras la música retumbaba en su departamento, trataba por todos los medios de concentrarse en otra cosa, sin más alternativas, empezó a tararear pero el ritmo del tema de Portishead, Glory Box solo hizo que un Joe  y una (_Tn) , siendo sometida al más crudo de los placeres se materializaran sobre la cama en medio de sábanas revueltas, con jadeos, gemidos, respiraciones forzadas, palabras lascivas y el sonido maravilloso de los cuerpos al chocarse en la más deliciosa de las batallas. Era la única manera en la que le gustaba reñir con él y aún no se había dado cuenta el muy estúpido, imbécil, testarudo y cientos de calificativos más que interrumpió cuando aplaudió, para que esa escena, ese delirante holograma, desapareciera.
—Mejor me voy a dormir en el sofá. —Se dijo bajándose del banco que utilizaba para estar a la altura del caballete—. Ni siquiera mereces que me
masturbe pensando en ti, si es por esa razón que te metes en mis pensamientos ¡prefiero ver porno! —exclamó tomando una sábana y una almohada.
Al pasar por el amplificador, sencillamente lo apagó y todo quedó en silencio, un silencio que últimamente la estaba torturando. Sólo unos meses atrás, ella amaba su soledad, aún adoraba estar sola, pero extrañaba los momentos que había vivido con Joe , y se dio cuenta que el peor error que pudo cometer fue haberlo metido en el apartamento, ya hasta lo imaginaba, le estaba pasando lo mismo que cuando Richard se había ido, debía someterse a una extraña y engorrosa readaptación y recuperar su seguridad.
Al llegar a la sala se acostó en el sofá, con la respiración agitada por las emociones que la recorrían dándole la pelea, sabía que si seguía imaginando a Joe  Jonas , no lo sacaría de su cabeza nunca, y definitivamente necesitaba hacerlo para seguir adelante.
ElitzJb
ElitzJb


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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por ElitzJb Lun 24 Mar 2014, 5:00 pm

Maraton 2/3

CAPÍTULO3


Después de abandonar la fiscalía, Joe se dirigió a la torre Jonas . En el momento en que cruzó el vestíbulo fue interceptado por Vivian, quien intentaba con mucho esfuerzo, igualar el caminar enérgico y seguro de su joven jefe. Joe , se detuvo tras su escritorio mientras se desabotonaba el saco para tomar asiento, tocó la pantalla de uno de los monitores y el ordenador cobró vida instantáneamente.
—Señor ya todo está listo para la reunión, dará inicio en cuarenta minutos, las carpetas están sobre la mesa y el refrigerio llegará en veinte minutos para que coincida con el final de la reunión. —Vivian suspiró profundamente deslizando su dedo índice por la tableta electrónica—. ¿Necesita algo más, señor?
—No —respondió Joe acomodando el nudo de su corbata—. Nada más, confío en tu trabajo Vivian —volvió sus ojos al ordenador—. ¿Podrías traerme un poco de agua? Hablar con el fiscal general me deja la garganta seca. —Le pidió con una increíble sonrisa, que de inmediato evocó una igual en Vivian, que abandonó la oficina rápidamente.
Revisó su agenda, sabía que esa misma semana tendría una entrevista con su tutor en la maestría de ciencias de la justicia penal, pero no recordaba la hora, también tenía una reunión pendiente con su contador. Así, dejaba que su mente recorriera sus compromisos mientras divagaba en los altos y bajos de su apretada agenda. Sintió el iPhone vibrar dentro de su saco, lo extrajo, extrañándose por la llamada entrante de Morgan.
—¿Pasa algo Morgan? —preguntó frunciendo el ceño con desconcierto.
—¿Jonas , estás en la torre? —indagó Morgan con una evidente nota de preocupación en su voz.
—Sí, acabo de llegar ¿por qué?
—Estoy reunido con la señorita Sophia Cuthbert, la asistente de (_Tn)
Winstead, creo que debes estar presente en esta reunión.
—¿Pasa algo?—preguntó reconociendo aquel característico tono de voz en Morgan, y no pudo ignorar como todos sus sentidos se ponían en alerta.
—Es mejor que vengas a mi oficina.
—Está bien —acordó cubriendo su voz con falso estoicismo—.Voy para allá. —finalizó, y escuchó a través del teléfono cuando Sophia susurraba “No es necesario”
Se puso de pie encaminándose rápidamente. Vivian traía un vaso con agua en una pequeña bandeja de plata, y él se detuvo porque verdaderamente tenía sed, los efectos de la fumada en la madrugada le pasaban factura, así que dio un celestial y revitalizante sorbo. Casi gimió de alivio al sentir el agua fresca deslizarse por su garganta.
—¿Cuánto tiempo tenemos para la reunión? —Le preguntó devolviendo el vaso a la bandeja.
—Poco más de media hora.
—Bien —afirmó chequeando su reloj—.Voy a reunirme con Morgan, estaré de vuelta a la hora pautada.
—Sí señor.
Joe una vez más emprendió camino, entró en el ascensor y descendió tres pisos para llegar hasta la oficina del abogado, el asistente del hombre le abrió la puerta y tanto Morgan como Sophia se pusieron de pie al verlo entrar, el semblante de la pelirroja era indescifrable.
—Hola Sophia. —saludó, acercándose y depositándole un beso en la mejilla que ella recibió algo recelosa, después de todo estaba molesta con él por haber insinuado que su amiga era una fácil.
—¿Cómo está fiscal? —Le devolvió ella el saludo sin ocultar su pausada animosidad.
—Bien, gracias —Sonrió Joe leyendo la prevención en la pelirroja —. Pero habíamos quedado en que sería Joe . —Le recordó, después desvió la mirada a Morgan—. ¿Pasa algo? —indagó llevándose las manos a los bolsillos del pantalón queriendo tontamente esconder su delatador y repentino sudor.
—Es mejor que te sientes. —Le pidió Morgan señalando una de las sillas al lado de Sophia con su mano. Joe asintió y todos tomaron asiento al mismo tiempo—. Te mande llamar porque creo que esto podría interesarte. —Levantó una significativa ceja deslizando un cheque sobre el escritorio para que Joe lo viese.
El chico observó la cantidad en el comprobante, y ladeó la cabeza con la irritación burbujeando en su pecho al percatarse que equivalía al monto total del préstamo que le había hecho a (_Tn) semanas atrás.
—¿Qué significa esto Sophia? —preguntó con la voz suave y acompasada, desviando la mirada a la chica.
—Obviamente es el pago del préstamo, está claro, ahí lo dice. —El vello en su nuca se erizó en cuanto los ojos dorados de Joe , aparentemente calmados, se posaron en los suyos. El tipo estaba cabreado. (_Tn) le había dicho que sólo tenía que entregar el cheque, no le dijo que le armarían una emboscada.
—Sí, ya sé que es el monto, pero me refiero a ¿cómo ha encontrado (_Tn) el dinero? —La cuestionó frontal y conciso.
—Ha tenido buena venta la boutique —murmuró Sophia una improvisada respuesta bajando la mirada. Ella era pésima mintiendo y lo sabía, cómo diablos iba a hacerlo frente a un encabronado fiscal.
—Sophia, ni con la venta de un año la boutique tendría las ganancias para pagar esta cantidad. —continuó Joe con aquel tono calmo y profundo.
—Se han vendido algunos diseños exclusivos —masculló la pelirroja jurando que (_Tn) se las pagaría.
—Ni que haya subastado la ropa de Michael Jackson y lo sabes. —Habló con la voz más ronca, acorralándola con la mirada fija en sus atemorizados ojos verdes.
—No estoy autorizada para dar ningún tipo de información —Se defendió con fingida indignación—. Sólo he venido a traer el pago, nada más y deja al fiscal fuera que no he cometido ningún delito, ahórrate el interrogatorio.
—Pues tengo que constatar si este dinero fue o no encontrado de manera ilícita. —¿Quería al fiscal? Él sabía perfectamente cómo hostigar a alguien.
—Por supuesto que no —Le respondió de inmediato, sintiéndose realmente molesta—. Fue de manera estúpida, pero no ilícita. —Siguió antes de poder detener su propia lengua.
—¿A qué te refieres con que fue de manera estúpida? —inquirió Joe inclinando casi imperceptiblemente su cuerpo hacia Sophia, sintiendo que la sangre empezaba a hervirle entre las ideas, que en contra de su voluntad, empezaban a forjarse en su cabeza.
Sophia bajó la mirada a su regazo alisando la falda, tratando de evitar la mirada de Jonas , guardando silencio mientras levantaba crispada su barbilla y se mordía la lengua por su imprudencia.
—¿Qué te ha dicho? —Trasladó su atención a Morgan, sabiendo que Sophia sería una causa perdida.
—Nada, no quiere hablar. —contestó el abogado con igual impaciencia.
—Sophia, si no me dices, tan sencillo como que rompo el cheque y se lo tendrás que llevar a (_Tn) en pedazos.
Sophia hundió sus hombros, preparándose para la tormenta que se desataría.
—Hipotecó el apartamento —murmuró finalmente sin levantar la vista,
sabía que aunque (_Tn) se molestara, lo más sensato era que Joe supiera que por su culpa, su amiga podría perder su apartamento.
—¿Qué mierda le pasa a (_Tn) ? ¿Está loca? ¿Acaso no es consciente del porcentaje actual de las tasas de interés? —soltó la ráfaga de preguntas, sintiendo como perdía la paciencia en cada palabra, y miró a Sophia como si ella pudiese darle alguna respuesta.
—Esa es una decisión de ella, le aconsejé, pero. —Se detuvo ante el resonante bramido de Joe , que sin levantar la voz la había hecho sentir minúscula.
—¡Pero es una testaruda, intransigente, impulsiva, inconsciente! — escupió irritado al tiempo que se ponía de pie. Tomó el cheque, lo dobló y lo guardó en su saco—. Morgan te dejo la reunión, Vivian tiene todo preparado, voy a ver qué puedo hacer con esta situación —Dirigió su mirada furiosa a la pobre mujer—. Vamos Sophia. —Le exigió cortante y autoritario.
—¡No! Ya va —chilló ella sarcástica, luego centró sus ojos verdes en el cabroncete mandón—. Yo no voy contigo a ninguna parte, si estás pensando ir con (_Tn) , a mí no me metas en esto, ni en sus problemas.
—Vamos Sophia. —Le ordenó tomándola por un brazo, poniéndola en pie y prácticamente arrastrándola fuera de la oficina de Morgan—. Prometo no meterte en problemas. —Intentó en vano tranquilizarla—. ¿Por qué (_Tn) tomó esta decisión?
—No lo sé. —respondió irritada soltándose de su agarre ¿quién se creía el miserable?
—Si lo sabes, sé que lo sabes. —enfatizó mientras entraban al ascensor.
—Tal vez se deba a que no quiera deberle nada a un imbécil que vive creyendo que ella es una puta. —Le contestó enojada, mirándolo a los ojos y cruzándose de brazos.
—Sophia. —Respiró impaciente—. Yo no creo que (_Tn) sea una
cualquiera, estoy seguro que no lo es, es sólo que desconfío de algunas de las personas con las que se relaciona.
—¿Y por eso le bordas en la frente la letra escarlata? Que pusilánime eres ¿lo sabías? —Frunció el ceño, conteniéndose apenas de sacarle los ojos.
—Algunas veces lo soy —Le concedió mientras extendía la mano al pasillo al que se abría el ascensor. Caminaron un breve tramo a través del parqueadero, le abrió la puerta del vehículo invitándola a entrar, la cerró y bordeó el auto para subir y proseguir con sus palabras—. Pero reconozco lo que soy, ahora tu amiga no reconoce que es una obtusa y orgullosa y me hace perder los estribos. —Puso en marcha el auto, saliendo del estacionamiento seguido por los guardaespaldas que no le perdían el rastro.
La mano de Sophia estaba firmemente asida a la manila sobre la ventana, el tipo conducía como un demente. Estacionaron y entraron rápidamente en la boutique, que se encontraba con varias mujeres que acariciaban prendas y miraban con interés casi hipnótico los estantes. La música de Lykke Li inundaba el lugar haciendo una deliciosa sinfonía con el suave olor a vainilla que se dispersaba por el local, la buscó con la mirada y la vio en su oficina sentada detrás del escritorio, sintió que su corazón se desbocaba, el peso de cuanto la había extrañado cayó directo sobre él, su respiración se agitó haciéndolo sentir como un tonto adolescente, al igual que su irreverente pene que respondía ante la excitante imagen de (_Tn) concentrada en su oficina, moviéndose fluida y profesional en su escritorio. Con manos temblorosas buscó el cheque en el bolsillo interno de su saco, irritándose por el absurdo descontrol al que ella lo sometía, pero nada podía hacer con las voluntariosas emociones que lo enloquecían al estar cerca de ella.
Al verlo, Oscar se interpuso en su obvio camino a la oficina de (_Tn) retándolo con la mirada, obligando a Joe a desistir en la infructuosa búsqueda del cheque en su bolsillo.
—Oscar déjalo pasar, ellos tienen que arreglar sus problemas no debemos meternos en eso. —Le pidió Sophia halándolo por el brazo.
—Espero que mantenga sus modales, fiscal, porque al menos le sube un poco la voz y me quito las ganas que tengo de romperle el cuello. —Le dijo Oscar peligrosamente mientras caminaba hacia el mostrador con Sophia.
Joe prefirió ignorar la amenaza y lo miró con serenidad, evaluando la obvia lealtad del hombre hacia (_Tn) , pero harían falta más que casi dos metros de estatura para intimidarlo en realidad.
Abrió la puerta de la oficina de la chica sin llamar. (_Tn) no pudo ocultar su sobresalto y como sus ojos se abrieron sorprendidos al encontrarse a Joe frente a ella en el momento menos esperado. Respiró profundo, acomodándose en su silla y cruzando las piernas. Una ráfaga de fuego la azotó y su corazón se deshizo en latidos, tragó en seco para bajarlo, porque en una milésima de segundo se le había instalado en la garganta.
Apretó los puños y petrificó su gestó con severidad. —No he dado mi autorización para que irrumpa de esta manera en mi oficina, fiscal. —Su voz se dejó escuchar convincente, pero por dentro era un estúpido manojo de nervios.
—¿(_Tn) , te has vuelto loca? —Arremetió Joe sin vacilaciones, apoyando sus palmas abiertas sobre el escritorio de cristal, inclinando su cuerpo hacia ella y sintiendo la cruda necesidad de acortar la distancia entre ambos, perdiéndose en esos ojos que lo capturaban, ella con su mirada lo hacia su prisionero, no le dejaba escapatoria. Intentó sacudir el embotamiento de su cerebro, endureciendo su gesto—. ¿Por qué diablos has hipotecado el apartamento?
—Ese no es su problema, señor Jonas . —Le respondió inmediatamente, tan segura de sus palabras que lo encaró aun cuando se sintiese aturdida por la energía que él desprendía, y aun cuando su cuerpo entero temblaba por la apabullante cercanía—. No voy a discutir con usted mis decisiones, tiene el cheque, su cuenta esta saldada, ahora deme el placer de no verle la cara nunca más.
Joe sintió el punzante aguijonazo ante el rechazo y los deseos de (_Tn) de no verlo nunca más, la sola idea le provocó un nudo de angustia
que se ancló en su garganta, sin embargo, no desvió su mirada, la mantuvo puesta en ella, tomó aire y su cuerpo se inclinó por completo sobre el escritorio, dejando su rostro a sólo centímetros del de ella.
(_Tn) se mantuvo imperturbable, pero con el corazón vibrándole en los oídos. —Ya puede salir de mi oficina —Levantó una ceja despectiva—.Y de mi vida —murmuró cerca del rostro de Joe con toda la seguridad que poseía, luchando, porque las lágrimas que subían por su garganta no le ganaran la partida.
—¿Cuál cheque? —preguntó él mientras buscaba el comprobante de pago en el bolsillo de su saco—. ¿Este cheque? —Extendió el papel frente a ella, envolviéndolo entre sus dedos y haciéndolo pedazos, dejando caer los jirones sobre el escritorio ante la mirada atónita de (_Tn) . En un movimiento desconcertantemente rápido, le llevó una mano a la nuca y la jaló hacia él, besándola sin permiso, obligándola a que le diese espacio en su boca sin darle opción de rechazar sus labios, mientras con la mano libre sostenía su peso sobre la mesa.
(_Tn) había perdido el sentido, la agarró, realmente fuera de lugar y el traicionero de su cuerpo soltó un ¡Aleluya! Joe empezó a besarla, hurgando en ella, recorriendo el interior de su boca con resbaladizas y precisas caricias que derretían su consciencia, lo más sensato, sería quedarse con la mitad de la lengua de él en su boca después de amputársela de un mordisco, pero su jodida boca se abría obediente para recibirlo, su lengua le daba la más calurosa de las bienvenidas mientras su vientre vibraba, el centro de su placer palpitaba e irremediablemente tendría que visitar el tocador y cambiar su ropa interior, porque el simple contacto de su caliente boca la hacía mojarse escandalosamente.
Maldito poder el de ese hombre para descontrolarla, su lengua, músculo divino que recorría su boca y acariciaba puntos exactos que juraba, estaban conectados con sus pezones, que se despertaban y dolían al encontrar la barrera de su brassier, sólo quería abrirle las piernas y guiarlo a ese lugar, que la hiciese suya, de todas las maneras posibles ¡estaba pérdida! A punto de convulsionar ante la falta de oxígeno, pero no se alejaba, era una suicida porque no se alejaría del beso aunque muriera, de eso estaba segura.
Joe Jonas era impetuoso, locura y fuego, con su boca abría abismos en ella, su saliva era dulce miel y peligroso veneno que la dejaba sin fuerzas, brindándole delicias y haciéndola delirar, imprimiendo a sus labios la fuerza exacta para arrastrarla a los acantilados donde suplicaría por más, más y más.
Con la respiración castigándolo y haciendo eco en la suya propia, él se alejó jadeante, era una de las facetas que más le gustaba, verlo extasiado y saber que ella era la causa la hacía sentirse la mujer más poderosa del planeta. Pero dejarla huérfana de su boca fue el peor error, porque la lucidez llegó de golpe.
A ella llegó la repentina consciencia de estar en su oficina, completamente expuesta a través de los paneles de vidrio, súbitamente abochornada y sublevada por el atrevimiento de él al besarla de esa manera frente a sus colegas, amigos y clientela, sin siquiera evaluar la situación, su mano se movió casi por voluntad propia abofeteándolo tan fuerte que el aplastante sonido de la palma estrellándose en la piel de su rostro, silenció por completo cualquier otro rastro de ruido en su oficina. Una extraña y explosiva mezcla de miedo y excitación se arremolinó en su interior al ver cómo él tensaba la mandíbula por el dolor, su mirada ardiente y brillante logró intimidarla, con el corazón de nuevo enloquecido, intentó moverse y poner distancia entre ellos, pero él tenía más fuerza, y ágilmente la haló una vez más, arrastrándola y desquiciándola con un nuevo beso.
La piel de su mano picaba y ardía, pero esas y otras sensaciones se hacían cenizas mientras podía precisar el instante mismo en que sus piernas perdían fuerza y el brazo libre de Joe se enroscaba en su cintura, atrayéndola hacia su pecho a través de la mesa, invadiendo su boca con voraces, pero expertas penetraciones de su lengua, acariciando la suya y resbalándose tan profundo como para robarle inoportunos gemidos.
Era una danza perfecta aquel beso, succionaba sus labios luego de morderlos y entonces la asaltaba con su lengua, un paso tras otro con exquisita maestría. Su propia respuesta era equivalente en furia y pasión, ella era una excelente pareja de baile y lo enfrentaba con su propia lengua sin darle tregua. Este beso era más intenso, abrasador y demandante, la excitación y la ira se mezclaron en su mente al darse cuenta de cuanto
poder él tenía sobre ella.
Joe se perdió cautivado en la boca de (_Tn) . Olvidaba en qué hora, día, mes o lugar se encontraba. La turbación que lo recorría era prueba del deseo irrefrenable que ella despertaba en él, ese palpitar enloquecido de su corazón que sólo con ella latía de aquella forma, nunca había vivido de manera tan intensa un beso. En la boca de otra mujer no había encontrado esas sensaciones que lo gobernaban, y tenía una larga lista para comparar. Los besos de (_Tn) eran distintos, no era sólo cómo se movían sus bellos labios sobre los suyos, era un algo narcotizante en su sabor, en las emociones adictivas por tenerla de nuevo cerca, que lo hacían ansiar más de su boca, más de ella. Su beso era intenso, fuerte, pasional, cada caricia de su lengua traía una nueva oleada de hambre por ella y enloquecía al sentir las ganas inmensas con las que ella lo besaba, no hallaba palabras para describir lo que (_Tn) le hacía sentir sólo con un beso. ¡Debía encontrarlas!
Con labios palpitantes y húmedos, rompió el beso, pero sus rostros seguían tan cerca que aún conseguía beber de su aliento. En breves segundos y aún sin haber conseguido siquiera abrir los ojos, lo impactó de nuevo el escozor en la mejilla. No se alejó, si acaso era lo que ella esperaba. Clavó sus ojos en (_Tn) , jadeando y apretándola contra su pecho con sus manos, leyendo las señales de su cuerpo excitado, ella igual que él, quería más, su cuerpo se lo gritaba, estaba tan excitada como él.
—Vuelva a besarme, y le aseguro un golpe peor —siseó entre dientes con la voz agitada y vibrante.
Sus ojos leonados brillaron, y tres segundos después supo que había sido un error haberlo retado de esa manera porque una vez más la besó, y si era posible, con más ímpetu, obligándola a corresponderle de la manera en la que él quería. Sabía perfectamente cómo dominarla y su cuerpo traicionero le respondía casi automáticamente, deslizando su piel contra la de él y arrebatándole el placer de los labios. Por encima de la neblina de su propio ardor, sentía como ella era toda latidos enardecidos y cálida piel palpitante.
Joe quería eliminar la distancia entre sus cuerpos, pero el escritorio en medio le impedía pegarla a él y hacerle sentir como lo excitaba, como
su erección dolía y palpitaba por ella, pero debía retomar el control, ella le nublaba la mente y bajo todo su recio autodominio, eso lo asustaba. Los dos necesitaban respirar normalmente de nuevo, así que otra vez despegó sus labios de los de ella, aguzó sus ojos y prediciendo su respuesta, le detuvo la mano por la muñeca a medio viaje hasta su cara. Centró su mirada en sus brillantes ojos violeta, pero no logró entender nada, ella se mantenía irritantemente indescifrable para él. Recobró el aire irguiéndose frente a ella y acomodó las solapas de su saco, volvió a mirarla y le habló con un tono bajo, enojado y ronroneante.
—Vuelves a pegarme y no voy a dudar en cogerte aquí mismo, me importará una mierda quien esté o quién pueda ver. —Inclinó la cabeza sobre su hombro derecho en un gesto malvadamente infantil que le dejó seca la boca—. Sabes perfectamente que no me importa tener público.
—No lo hará —rebatió (_Tn) mirándolo a los ojos y apretando los dientes—. No sería capaz. —continuó con el pecho agitado, y allá en el fondo de su cerebro, por alguna razón, empecinada en retarlo.
—No me retes —Le respondió en un siseante susurro—. No me tientes, porque sabes que no hablo dos veces.
—No lo voy a permitir, salga en este instante de mi oficina o llamaré a la policía —Le exigió elevando la voz—. O mejor aún, le abriré la cabeza. —Tomó en su mano la pequeña esfera de pesado cristal que contenía una mariposa negra en el centro—. Y debería saber que tampoco hablo dos veces.
Joe miró divertido la escultura en sus gráciles manos, luego volvió con fiera determinación sus ojos sobre ella.
—¿Por qué lo has hecho (_Tn) ? ¿En qué demonios estabas pensando?
—No voy a darle explicaciones —Le contestó ella con frialdad.
—Devuelve el dinero al banco, no actúes como una tonta caprichosa, una cosa son los negocios y otra es lo que pasa entre nosotros, nuestra relación no tiene por qué afectar los negocios que hacemos ¿podrías desligar una
cosa de la otra?
—Permítame aclararle señor Jonas . —Levantó sus índices haciendo énfasis mientras giraba graciosamente las muñecas y señalaba el espacio entre ellos—. Ese “entre nosotros” no existe y “nuestra relación” mucho menos —recalcó con sarcasmo—. Quien no puede desligar las cosas aquí es usted, señor Jonas , yo le estoy pagando, tal como el uso de mi libertad me lo permite, en cambio usted irrumpe en mi oficina con reclamaciones inadmisibles. —Metió las manos bajo su cabello ahuecándolo sobre su pecho y fingiendo indiferencia—. Lo único que debe interesarle es que le devuelva el dinero acordado, cómo o cuándo lo consiga, no es de su incumbencia —Empujó la silla con sus piernas dando dos pasos hacía uno de los percheros, sintiendo el corazón martillar en su pecho, pero con el ceño en un gesto duro e inescrutable.
—No seas absurda —Le dijo Joe perdiendo la paciencia—. Es de mi total incumbencia, no voy a permitir que por nuestros actuales problemas arriesgues todo lo que tienes, no me metí en tu vida para causarte pérdidas.
—No me interesa con que motivos se metió en mi vida, eso ya no importa —Lo fulminó con la mirada mientras señalaba la puerta—. Quiero que salga de mi oficina ahora —Luego levantó las cejas intencionadamente mientras le hablaba con lentitud—. Deje la puerta abierta para quien quiera entrar.
¡Mierda! ¿Por había dicho eso? Pensó después de haber soltado las palabras.
Joe la observó en silencio, tratando de calmarse y no mandarla al carajo, respirando y pensando que seguramente lo estaba haciendo con la clara intención de irritarlo. Recobrar la calma le llevó más de un minuto entero.
—Necesitarás más que eso para echarme, arma un mejor plan —Le aseguró con engañosa serenidad, pero su interior crujía de incertidumbre y temor, ella había volcado todas sus emociones, haciéndolo exponerse, volviéndolo vulnerable. Tenía que salir de allí de inmediato.
Joe se dio media vuelta y abandonó el lugar tratando de mantener la calma y mostrarse impasible.
Una vorágine de confusión la sacudía, (_Tn) necesitaba entender a Joe , de lo contrario, la volvería loca. Él doblegaba su fortaleza y la hacía frágil.
Se había ido, sin más, sin despedirse, dejándole una advertencia colgante, mientras la voz de Lykke Li en el reproductor de audio hacía eco en su cabeza con el coro “Yo te sigo, te sigo”. Joe era ese río que corría con fuerza, profundo y salvaje y ella era el océano que lo recibía. Como en la naturaleza, sus fuerzas se chocaban inevitablemente, abrazándose y volviéndose una.
Aún temblorosa y excitada, se dejó caer en la silla, su mirada se ancló en el cheque hecho pedazos, dejó libre un pesado suspiro, exhausto y temeroso. Él llegaba impetuoso, sin pedir permiso arrebataba de ella lo que quería, declarándola su propiedad y una vez más la ponía en contradicción con su esencia, no quería pertenecerle a ningún hombre, odiaba encontrarse en un callejón sin salida. Enterró la cabeza entre sus manos presintiendo las lágrimas, sólo lloraba cuando estaba llena de impotencia y éste era uno de esos momentos.
—Lo siento (_Tn) , me dijiste que sería fácil —La voz de Sophia irrumpía en el lugar rescatándola de sucumbir al llanto—. No fue sólo dejar el cheque y ya.
—No te preocupes Sophie, sé que no es tu culpa. Me estoy cansando de todo esto, ya no quiero seguir nadando en contra del río impetuoso que es Joe Jonas , quiero alejarme completamente. Tal vez deba darme un tiempo o pagar la hipoteca, para después venderlo todo y regresar a Las Vegas y empezar de cero nuevamente.
Sophia tomó asiento, profundamente molesta con el empecinamiento de (_Tn) en no admitir sus propios sentimientos. Realmente estaba llegando demasiado lejos.
—(_Tn) ¿estás loca? —siseó perdiendo la paciencia —No, yo no voy a
permitir que tires por la borda todo el esfuerzo que has hecho estos años, en Las Vegas no te conocen como aquí en Nueva York, ahora que la boutique está en su mejor momento tu empecinamiento en ir en contra de lo que estás sintiendo lo complica todo, ten por una vez el valor de enfrentar lo que está pasando y haz el esfuerzo en comprender de una vez por todas, que Joe Jonas se te salió de las manos y que en el fondo no hay nada malo en ello ¿dónde está toda la seguridad de la que constantemente alardeas?
Las palabras de su amiga la aturdieron, pero estaba demasiado cansada para contradecirla. —No sé, no lo sé Sophie, él baja mis defensas, tal vez no soy tan fuerte como aparento, porque ¡lo viste! Me besó sin pedir permiso y yo lo consentí, sé que si hubiésemos estado en otro lugar me le hubiese entregado sin siquiera pensarlo, no es esto lo que yo quiero, no quiero sentir que soy un objeto de su propiedad que puede usar cuando se le pegue la maldita gana.
—Hay muchas maneras de pertenecerle a un hombre (_Tn) , no tiene que ser exactamente esa a la que le temes, el problema contigo es que tienes miedo de entregarte y sé que tal vez es cursi lo que voy a decir y que es muy pronto, pero para el amor no hay tiempo, llega de la nada como un meteorito y lo cambia todo, he notado esos cambios en ti, pero tú te empeñas en ignorarlos, porque tienes miedo a los cambios en tu vida, no todo será como lo has planeado.
—No eres de gran ayuda Sophia —susurró sintiéndose perdida.
—Tal vez no lo sea, pero soy sincera.
—Ni loca voy a admitir que estoy enamorada si es lo que estas esperando. Porque no lo estoy, es sólo que me involucré demasiado, una cosa llevó a la otra y me acostumbre a su presencia y a sus besos. Sus caricias. —Iba bajando la voz cada vez más sin mirar a Sophia, percatándose de todo lo que extrañaba de Joe , hablando prácticamente con ella misma—. Sus palabras...
—Y su manera de coger. —intervino Sophia, completando las cualidades del chico.
—¡También! No tiene sentido negarlo, pero no es el único hombre sobre la tierra que hace todas esas cosas en la cama. Habrán otros, Joe Jonas no puede ser insuperable. Nadie es indispensable, eso lo tengo muy claro, y ya verás como él puede ser olvidable.
—Y vuelves al punto de partida, te exiges cosas que de momento no puedes cumplir.
—¡Sophia por Dios! —exclamó exasperada—. ¡¿Qué sugieres?! ¡¿Que me deje arrastrar por él?! No, eso no lo voy a hacer, porque Joe no va a cambiar, siempre va a desconfiar de mí y su falta de respeto es injustificable y me hiere profundamente.
—Yo creo que el pobre fiscal es un incomprendido, un inseguro de mierda que busca que alguien le dé seguridad y un poco de cariño, no es mala persona, si lo fuese no se preocuparía por ti como lo hace —suspiró Sophia—. Busca la manera de entenderlo un poco ¡Se más flexible mujer! ¿Te cuesta tanto dejar de ser hipócrita contigo misma? Sé más amable. Un poquito así —Separó apenas un par de centímetros sus dedos índice y pulgar —. Nada mas así, sé cariñosa, regálale palabras que yo sé que quieren salir de ese corazoncito pero no las dejas, te garantizo que después de hacerlo él estará hecho polvo y rendido ante ti, será más receptivo y más abierto ¿tengo que decirte cómo comprender a un hombre? Vamos (_Tn) no sólo tienes que saber cómo manipularlos, también es bueno comprenderlos, y sé que te sorprenderás con todo lo que puedes encontrar, los hombres son fascinantes, extrañas criaturas que te van a cautivar y más si son tan cerrados como tu fiscal, porque esos son lo más vulnerables.
(_Tn) la miró con impaciencia. —Sophia, sólo te falta que lo envuelvas en papel celofán y que le pongas un lazo rojo.
—No está muy lejos de parecer un muñeco. —Bromeó Sophia—. Te soy sincera amiga, no pude controlar mi vista, ya sabes lo necia que es. ¡Qué culo tiene! Quiero una foto, pero sin nada de ropa, para constatar que no se pone algo de relleno.
—No. no se pone relleno, pero si quieres averígualo por ti misma, te lo regalo.
—Ah no. —Le dijo poniéndose de pie para salir—. Ese trauma es completamente tuyo.
—Ves, ni tú lo quieres. —Alzó la voz mientras Sophia se acercaba a la puerta.
—Porque sé que tú lo quieres —Arqueó una ceja—. Y de manera excesiva.
—No es igual que Richard, no es lo mismo.
—Richard, sólo era un imbécil que limpiaba con la lengua el suelo por donde caminabas, estoy segura que hizo una Biblia con cada una de tus palabras, tal vez si hubiese tenido un poquito de personalidad y hubiese exigido de ti lo que quería, no dejándote siempre la última palabra, estarías casada con él, porque aunque nos cueste admitirlo, nos encantan los hombres que nos dan la pelea, esos que te hagan saber las cosas que quieren y no quieren. Piénsalo —Le dijo mientras salía de la oficina, dejando a (_Tn) una vez más, sola con sus pensamientos y emociones.

ElitzJb
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por ElitzJb Lun 24 Mar 2014, 5:08 pm

Fin del Maraton 3/3.

CAPÍTULO 4


El amplificador Marshall aumentaba el sonido de los acordes que Joe afinaba para alcanzar las notas del tema elegido por Megan. Desviaba cada tanto la mirada hacia a donde ella se encontraba conversando con Thor, quien estaba sentado encima del piano con una enorme sonrisa de satisfacción, que a medias lo confundía y lo ponía en guardia. Aunque estuviese concentrado en la guitarra, no le gustaba la cercanía de su primo con la chica y mucho menos verla a ella reír tanto con él, sin duda alguna los días en que había faltado al Central Park, ellos se habían conocido mejor, habían forjado lazos de amistad o al menos así habría sido de parte de Megan, porque Thor no tenía amigas, sólo que estás fuesen del tipo que conceden derechos especiales.
—¿Thor, no tienes que practicar? —preguntó Joe silenciando abruptamente a la guitarra.
—No, ya he practicado lo suficiente, sólo esperamos por ti, así que mueve esos dedos.
—Ya está listo, ve a sentarte en la batería. —Le exigió señalando con un movimiento de cabeza el fondo del escenario.
El rubio bajó de un brinco y el impacto de sus pies sobre el piso de madera hizo eco en el lugar mientras ponía mala cara, y Megan sonreía al ver el trato a veces infantil de los primos Jonas , realmente era más feliz después de haberlos conocido. Nunca pensó que por estar a punto de ser ultrajada fuera de un club, su vida cambiaría radicalmente. Él seguía demostrando que sólo quería protegerla y aunque se ilusionó con él al principio, al conocer a Thor esa ilusión se esfumó dando pasó a un sentimiento más intenso, apenas si podía controlar el temblor de sus dedos al ver a su novio y se preguntaba si algún día, dejaría de parecer una tonta cada vez que él estaba cerca.
Thor aún no hablaba con Joe acerca de ellos y ella comprendía por
qué, el fiscal era demasiado sobreprotector, era ese hermano que sus padres no le ofrecieron y que muchas veces anheló, tal vez un hermano hubiese escuchado sus problemas y hubiese evitado que cayera en aquel obscuro y doloroso agujero.
—Listo, pulgar arriba, iniciamos. —Les informó Joe haciéndole una seña al chico que se encontraba en la cabina de la parte superior, encargado de las luces y el sonido.
El joven bajó la intensidad de las luces, dejando sólo las directas sobre las tres personas en el escenario. Habían alquilado un teatro de estilo art deco en el corazón de Broadway para llevar a cabo la pequeña función que Megan quería.
Joe elevó el pulgar y los nervios recorrieron el estómago de Megan, paralizando sus dedos sobre el teclado y cerrando su garganta. Los chicos esperaban escucharla cantar, desconcertados, la miraron mientras la música vacía sin una voz que la guiara, seguía repetitiva y cacofónica.
—Megan si no cantas, no podremos seguir. —acotó Joe cada vez más impaciente, pero no porque le molestase en realidad, ese era simplemente su carácter.
—Es que yo no sé cantar Joe ... Lo hago muy mal. —Se defendió Megan.
—Sólo estamos nosotros, no es un concierto con miles de espectadores, haz de cuenta que estás sola en tu habitación, no es nada profesional, sólo estamos pasando el rato.
—No es así de sencillo, seguramente se burlaran de mi voz de Dora la exploradora. —Le respondió con un nudo en la garganta.
—Prometo no burlarme y si Thor lo hace le partiré la cara. —Le dijo desviando la mirada al rubio, quién en ese momento estaba por completo concentrado en ella.
—Sabes que no me burlaré, Megan. —Y le regaló una de esas miradas
risueñas que a ella le encantaban y que en esta ocasión no pasó desapercibida para Joe , pero antes de que pudiese ver la reacción en ella, Megan bajó la mirada a las teclas de marfil.
—Está bien, lo haré. —Respiró profundo y una vez más marcó la primera nota, acercándose al micrófono —. Don't cry to me... —entonó. Luego se detuvo.
—Vas bien Megan... vamos, una vez más. —La animó Thor—. He practicado mucho cómo para que me dejes sin tocar. —Le dijo guiñándole un ojo.
—Vamos, una vez más. —Se unió Joe elevando el pulgar.
—Don ’t cry to me, ifyou loved me You would be here with me You want me, come find me Make upyour mind
Megan se sumergió en la canción, en la poderosa letra y la música que salía del piano, entonces, al terminar la primera estrofa, Joe y Thor le dieron vida al recinto con la guitarra y la batería, imprimiéndole fuerza, vitalidad y pasión arrolladora a las caóticas tonadas, los dedos de Joe se deslizaban con increíble agilidad por la guitarra, como si de hecho la acariciara, los brazos de Thor en cambio, atacaban con fuerza la percusión, girando cada tanto las baquetas entre sus manos, eran diestros, talentosos y malditamente sensuales al hacer música.
Megan interpretaba el piano con dulzura y acierto, alcanzando las notas en el momento justo, aunque carecía de la fuerza que Amy Lee transmitía con su voz, la suya en cambio se escapaba delicada y grácil, escarbando entre los demás sonidos, contrastando hermosamente con la rudeza de los acordes.
Los ojos de Thor estuvieron sobre Megan cada vez que golpeaba la batería, sonreía sintiendo el corazón brincarle en la garganta, sabía que no era por consecuencia del esfuerzo realizado, no, todo era acerca de contemplarla a ella mientras cantaba, hasta el momento no había compartido con una mujer tanto tiempo sin antes llevársela a la cama, él era de los que primero las conocía sexualmente y después, sólo después, si no le aburría, se dignaba a conocer a la persona tras la chica que le daba placer, y ninguna de ellas lo había acompañado más allá de dos semanas. La ternura en Megan lo ataba, unas ganas irrefrenables de querer pasar todo el tiempo con ella lo dominaban, muchas veces se sorprendía anhelando las horas libres para poder verla en las tardes, las dos horas de las mañanas ya no eran suficientes.
Había algo en Megan, que no lograba identificar aún, que lo hacía desear vincularse a ella, formar parte de su vida, sentir que ella lo necesitaba, que ella estaría dispuesta incondicionalmente para él, para darle su dulzura, su abrigo, sus besos, sin una fecha límite, sin caducidades. Megan estaría ahí para él siempre, porque él podría cuidar de ella y ella a cambio cuidaría de él, como ninguna mujer lo hizo antes.
Megan, vacilante, fijaba su mirada en Thor, atraída por la magnética energía que él desbordaba, tímida sin embargo, regresaba rápidamente la vista a las teclas del piano, no podía permitirse equivocarse, quería ser perfecta para él, cantar perfecto para él y nadie más que él, quería darle todo lo que él quisiese.
Estar con Thor significaba estar en una lucha continua contra sus inseguridades, enemigos mortales que la acechaban susurrándole que era inadecuada para él, porque jamás sería lo suficiente hermosa, sensual o experimentada. Temía más que nada, que él lo descubriera y que cuando se diera cuenta de cuantas hermosas y llamativas mujeres lo rodeaban, descubriera cuan insignificante era ella. Su terapeuta le había sugerido no apresurarse en sacar conclusiones, ni determinar su valía en función de qué o quiénes la rodeaban, le había pedido que reflexionara acerca de por qué se había acercado Thor a ella, era clave ser plenamente consciente de que la había conocido sin artificios, agregarlos ahora para pretender ser alguien que no era para compensar sus conflictos de amor propio, podría desmoronar lo que hasta ahora habían construido los dos.
La voz de su terapeuta estaba allí, susurrándole cada mañana que no debía definirse a sí misma por nada en el exterior, así que un vestido más sugerente, o un maquillaje más marcado, sólo conseguirían desdibujarla, y en últimas, mostrarle a Thor a alguien que en realidad nada tenía que ver con ella.
Al terminar, Joe se quitó la guitarra dejándola a un lado y con una sonrisa tímida caminó hasta el piano, sintiéndose orgulloso de Megan, interpretaba el piano hermosamente y su voz, a pesar de no ser prodigiosa, no había desafinado ni una sola vez.
—Lo has hecho perfecto. —Le dijo tendiéndole los brazos, sonriéndole ampliamente y sorprendiéndola, era la primera vez que lo veía tan efusivo, descubrió que tenía una sonrisa realmente hermosa, que lo hacía lucir más joven, más humano y de alguna manera, más accesible.
—¡Gracias! —habló ella, y sin poder evitarlo se le colgó del cuello emocionada, sintiendo como él la elevaba cerrándole con los brazos la cintura.
El abrazo y el entusiasmo fue interrumpido por el sonido de las baquetas al caer sobre uno de los toms, los chicos desviaron la mirada hacia Thor que se ponía de pie mostrándose inusualmente serio.
Thor sintió como sus orejas se calentaban, seguramente producto del maldito calor que se le instalaba en la boca del estómago al ver a Joe y Megan tan compenetrados. Su reacción lo desconcertó tanto a él como a ellos, tenía algo atorado en la garganta y un poderoso deseo de patearlo todo. Saltó de la tarima dando un brinco y en tres largas zancadas atravesó una de las puertas laterales, abandonando el teatro sin decir una palabra. Joe corrió a alcanzarlo.
—¡Thor! ¿A dónde vas? —Lo detuvo Joe confundido, mientras Megan los seguía, aún desde el interior del teatro, sin poder decidir qué hacer o cómo reaccionar.
—¡Voy por agua! —Le contestó con evidente fastidio.
—¡Trae para nosotros! —Lo aguijoneó Joe .
Quería reírse en la cara de Thor, sabía que quería a Megan para él, estaba empeñado en llevársela a la cama, pero él no lo permitiría, no consentiría que la ilusionara para después dejarla botada.
En ese momento, sintió el iPhone vibrar en el bolsillo de sus pantalones de mezclilla.
—¡Mierda! —Exclamó al ver la llamada entrante del fiscal general, se suponía que era su día libre—. Dame un minuto, Megan. —Se disculpó alejándose unos pasos—. Buenas tardes señor fiscal. —Se presionó el tabique entre los dedos índice y pulgar preparándose, sabía que era trabajo y se sentía exhausto.
—Jonas ...
—¿Un caso? —Preguntó con una leve nota de hastío.
—Sí, y lleva algo para las náuseas, limón puede ser... un cuerpo descompuesto dentro de una pipa, te pasó la dirección, hace cinco minutos me llamó William Cooper, sé que era tu día libre...
—¡Ah, qué bien! —Dijo con ironía. —Al menos está al tanto de mi horario.
—Bueno, no te quejes, Jonas , que no te están desvirgando. —Le dijo sardónico para aligerar la tensión.
—No, más bien es una patada en las bolas —le devolvió la broma con sarcasmo—. Salgo para allá.
—Mi asistente te acaba de enviar en un correo la dirección y los demás detalles del caso.
—Bien, hasta luego, bonita tarde señor fiscal. —La ironía bailaba en su voz.
—Respira Jonas . —Le ordenó el hombre antes de colgar.
Joe se guardó el teléfono nuevamente en el bolsillo y vio a Megan sentada en el banco del piano, tecleando rápidamente en su iPhone, él se acercó y ella detuvo sus dedos abruptamente.
—¿Pasó algo? —Preguntó elevando la mirada y mostrando sus hermosos ojos grises.
—Tengo trabajo, Thor te llevará a casa —respiró hondo—. Si te dice cosas fuera de lugar, me lo haces saber inmediatamente.
—Entendido. —Lo interrumpió ella con una sonrisa, sabía a lo que Joe se refería. —No te preocupes, Thor es un excelente amigo.
—Está bien. —Se sacó las llaves del bolsillo y se las entregó—. Ustedes regresen en el carro, yo me voy con uno de los guardaespaldas, el otro los esperará afuera.
—Bien... gracias por todo Joe , sé que tienes mucho trabajo, realmente sé cuan valioso es tu tiempo, gracias por compartirlo conmigo —. Dijo poniéndose de pie.
—No es nada, ya quería ver que tan bien tocabas el piano, lo haces excelente, no dejes las clases. —Se acercó a ella pasándole un brazo por encima de los hombros y le dio un beso en la coronilla.
—No lo haré, ahora ve. —Le pidió Megan sonriendo
Joe , como antes lo había hecho Thor, bajó de un brinco del escenario y salió trotando, al llegar a la salida lo esperaban Jackson y Salvatore, uno de los guardaespaldas de Thor.
—Jackson, salió trabajo, me llevas y Salvatore se queda con Thor.
—Sí, señor. —Respondieron al unísono los hombres, el chico asintió y subió al automóvil.
La camioneta se ponía en marcha cuando Joe llamó a Thor, después de varios tonos la llamada se fue al buzón, odiaba dejar mensajes de voz, así que colgó y volvió a marcar.
—¿Qué pasa? —Le contestó su primo con la voz cortante y agresiva.
—Thor, me salió trabajo, he dejado a Megan sola, llévala a su casa por favor, pero no quiero que andes seduciéndola, tenemos un pacto con ella y debes cumplirlo.
—Sí, se nota que quieres cumplirlo.
—¿Qué mierda te pasa? Fue sólo un abrazo de amigos, algo muy distinto de tus intenciones, demonios, no me la cogeré y tu mucho menos, eso ya lo habíamos hablado y no tengo ganas de repetir ese asunto.
—Está bien, iré por ella. —Evadió Thor el tema, aún con la molestia zumbando en su voz.
—Bien. —Finalizó Joe con sequedad cortando la llamada, y luego deslizó los dedos por la pantalla táctil, chequeando su correo.
—Jackson, vamos a la 8a Avenida entre las calles 52 y 53, ya te diré exactamente dónde.
—Sí señor.
—¿Ya almorzaste? —Le preguntó al guardaespaldas mientras buscaba el número del director de la policía técnica.
—Sí señor, algo de la cafetería del teatro.
—No me digas que los sándwiches, porque son de la mierda. —Los labios de Jackson formaron una línea recta que le dio la respuesta afirmativa a Joe , quien divertido sacudió la cabeza varias veces.
—¿Jonas , para cuándo? ¿Te crees la reina del baile? —Ese fue el saludo del oficial al otro lado de la línea.
—Cooper, no me jodas, ya voy en camino... te llamo porque no llevo la placa, así que me despejas a los nuevos del cordón de seguridad.
—Dos tanques ilegales de nitrógeno en el maldito Lamborghini y aún no
llegas —Joe escuchó sonidos indistintos de gente moviéndose con prisa—. ¡Me cago en la madre del que metió al tipo ahí! —Soltó Cooper asqueado por la putrefacción que inundaba sus fosas nasales.
—Espera, déjame pensar... ¡Porque no estaba a la vuelta de la esquina! —Sonrió secretamente Joe —. Si lo agarramos, te lo dejo para que te la cobres, todo cabe en el interrogatorio, en unos diez minutos estoy ahí.
—Bien, que sea rápido Jonas .
Megan se comunicó con Thor por varias vías de mensajería instantánea pero no había recibido ninguna respuesta y empezaba a sentirse angustiada, con tantas ganas de llorar que sentía que el nudo en su garganta la ahogaba. Necesitaba distraerse de alguna manera o terminaría haciendo algo que, definitivamente, no beneficiaría a nadie.
Ansiosa, empezó a caminar por el recinto, observándolo con detenimiento por primera vez desde que entrara esa mañana, subió las escaleras centrales y se adentró en las butacas de terciopelo rojo, tomando asiento en el centro del lugar desde donde podía observarlo todo, intentó concentrarse en las bonitas cornisas de madera obscura que bordeaban el techo abovedado, pintado por completo con bellos diseños geométricos en tonos granate, que se extendían como laberintos cúbicos, daba la impresión de estar en un lugar atemporal, suspendido entre los años sesenta y un futuro desconocido. Sin embargo, Thor volvió obsesivamente a su mente y la impaciencia se apoderaba de ella una vez más.
Hasta que lo vio entrar con una botella de agua en la mano, su semblante mostraba que no era el mismo chico radiante de siempre, debía admitir aunque fuera extraño, que muy en el fondo la enamoró aún más verle el ceño fruncido, esa seriedad alteraba con dramatismo su pulso, extendiéndose en latidos ecolálicos a lo largo de su cuerpo.
—Toma. —Le entregó él la botella con enojada indiferencia al tiempo que se dejaba caer sentado a su lado.
—Gracias. —susurró Megan destapando la botella, le dio un pequeño
sorbo y volvió a taparla—. ¿Pasa algo, Thor? —preguntó con la angustia creciendo en su garganta, pero por respuesta sólo recibió silencio y ella no encontró más palabras, no pudo más que quedarse mirando su precioso perfil, mientras él concentraba su furiosa mirada en el escenario—. ¿Es por mi comportamiento? —Lo intentó una vez más, pero él seguía en silencio, ni siquiera se atrevía a mirarla y la seriedad que en un principio la había cautivado, ahora sólo la lastimaba, sintió ganas de llorar, las lágrimas subían por su garganta y trató de retenerlas, sabía que no podía seguirles dando la pelea, su única opción era huir del lugar, bien sabía que los únicos que tenían finales felices eran los estúpidos cuentos de hadas, bastante claro había tenido que la felicidad no era para ella, debía suponer que en su caso la felicidad era efímera, que nadie la quería a su lado, no era más que un estorbo para su padre, su madre y ahora también para Thor. Apoyó sus manos en los reposabrazos al levantarse, dispuesta a salir corriendo del lugar, entonces sintió la mano de él cerrarle la muñeca, reteniéndola, pero aún sin mirarla.
Tan rápido cómo parpadeo, sintió la mano de Thor apoderarse de su cintura, halándola con fuerza innecesaria hacia él, no le pidió permiso, sencillamente la besó. No hubo preámbulos, nada de miradas, ni siquiera un roce de labios, no hubo palabras cariñosas, sólo él devorándole la boca con un desespero hasta ahora desconocido para ella. Le resultaba realmente difícil seguir el ritmo del beso mientras la lengua de él penetraba en su boca con precisión y fuerza, abrazándose a la de ella, invadiendo sus propias sensaciones cada vez que la lengua de Thor empujaba la suya dentro, rozándola y hurgándola. El beso era violento y exigente, la estaba reclamando, la marcaba como suya.
Sus labios dolían, su lengua ardía, pero le encantaba y desorientaba, empezó a sentirse débil, muy débil temiendo desmayarse ante la falta de oxígeno, sentía que se escurriría del asiento y terminaría inconsciente en el suelo y cuando todo se puso negro, estando a un segundo de desmayarse, él abandonó su boca, ella con los ojos aún cerrados inhaló todo el aire posible para llenar sus pulmones, y una sonrisa que demostraba lo extasiada que estaba se apoderó de sus labios.
—Megan, no quiero que vuelvas a comportarte de esa manera con Joe ... con Joe no... no te quiero... —La voz ahogada de Thor
demostraba el esfuerzo invertido en el beso y prefirió detenerse antes de decirle que no quería compartirla con su primo, que había encontrado a la mujer que no deseaba compartir, esa que sólo quería para él, porque la sensación que lo había golpeado al verla con otro le había resultado abrumadoramente devastadora—. Por favor. —Pidió y buscó una vez más sus labios.
Pero antes de que él pudiese besarla, fue ella quien lo hizo, entregándose a él en medio del beso, poniéndose de pie sin despegar su boca de la suya, impregnándose de ese desespero que también lo embargaba a él, le mordisqueaba los labios y no le importaba si lo hacía bien o mal, le gustaba esa sensación de los labios de él entre sus dientes, el simple contacto primario de sus bocas, la técnica era lo de menos, sólo quería sentir y sentirlo.
Megan se sentó sobre las piernas de Thor cerrándole con sus brazos el cuello, dejándose llevar por los pálpitos enloquecidos que se habían apoderado de su cuerpo, de esa sensación indescriptible que nacía en su estómago y se expandía por todo su ser, evadiendo el pudor que allá en el fondo de su mente le reclamaba porque empezaba a humedecer sus pantaletas, pero se pretendió sorda, no dejaría de entregarse a la locura que la recorría, a la adrenalina que la enloquecía.
Thor no podía controlarse al sentir a Megan tan atrevida y entregada, sus manos no entendieron razones cuando empezó a recorrer el cuerpo delgado de la chica. Introdujo sus manos bajo la blusa y sintió la piel tibia y temblorosa, recorrió el abdomen y subió, sin hacerle caso a las contenciones, hasta posar una de sus grandes manos sobre su seno derecho. Megan se estremeció violentamente al sentirlo, él lo encerró y masajeó, era pequeño, tal vez el más pequeño que había tenido en su mano, y era el cuerpo de Megan contra su piel, era perfecto.
La descarga eléctrica que sintió en su vientre fue más poderosa que cualquiera de las que hubiera sentido con mujeres de tallas más grandes, de las cuales muchas, muchas estaban rellenas de silicona. La piel de Megan aún estaba cubierta por el encaje del brassier, no quería imaginar lo que se sentiría al tener entre los dedos sus pezones, juguetear con ellos, mimarlos, llevárselos a la boca, profanarlos y convertirlos en un altar para él.
Ella chilló su nombre una y otra vez, y él con su mano libre se hizo espacio entre sus jeans hasta tocarle la suave piel de la nalga izquierda, Megan jadeó, dejándolo sediento, la deseaba, había roto todos sus records en darle tiempo, pero ya no aguantaba más, no podía, sentía que iba a explotar, su sangre circulaba muy rápido por sus venas, nunca había deseado tanto a una mujer, nunca se había sentido tan excitado.
—Megan quiero que... —se interrumpió con la voz fragmentada por los jadeos —. Te deseo. —murmuró roncamente mirándole los labios.
—Quiero —gimió Megan—. Ser tu mujer... Thor, hazme saber lo que se siente —siseó haciendo palpitar casi dolorosamente su pene bajo los pantalones—. Quiero sentirte, ya no quiero esperar más, no quiero. —Le hablaba ahogada entre las miles de sensaciones que bullían en ella, sentía su piel extremadamente caliente, era cómo si se le fuese a prender en llamas.
Nunca había imaginado que podría perder la virginidad en la butaca de un teatro, imaginó velas, rosas... Era una soñadora romántica, pero ahora no pretendía perder el tiempo, las velas, las rosas y las baladas no cambiarían en nada lo que sentía, así que sin titubear subió la camiseta gris que Thor llevaba puesta, rozándole los costados con los dedos, la piel de Thor hervía. Y pensaba que ella se encontraba caliente, él reducía a una simple fiebre su temperatura.
Se acomodó a horcajadas sobre él apoyándose con sus rodillas en el cojín, y sintió la erección, su cuerpo cobró vida y empezó a danzar mientras se deshacía por completo de la camiseta. Él era maravilloso, era acero en estado puro, rubio y hermoso acero, los pocos vellos en su pecho brillaban ante ella encantándola, un largo jadeo se escapó de su boca cuando él llevo sus manos y las ancló en sus caderas hundiéndola contra su pelvis, dejándola inmóvil, y fue entonces Thor quien empezó a frotarse contra ella, mordisqueándole los labios y luego mirándola a los ojos mientras se balanceaba bajo su cuerpo.
El perturbador y desconocido roce mandaba densas olas de placer desde el centro de sus piernas hacia el resto de su cuerpo, gimió alto y sus muslos se tensaron, apretó su pelvis contra Thor y algo en ella estalló
concentrando los latidos de su corazón justo en su vientre, los gemidos se sucedieron unos a otros, incontrolables, dramáticos y escandalosos.
Sonrojada y aturdida regresó a la excitante realidad, siendo liberada de la espesa nube de placer que la había absorbido.
—¿Qué...? ¡Dios! —Exclamó con el pecho a punto de reventar y sumamente sonrojada por la explosión que había experimentado en su interior.
—Te has corrido, Megan... es normal, es normal. —Le dijo Thor encerrándola entre sus brazos, posesivo y deleitado en su placer, ella no se había guardado nada, absolutamente nada, y eso lo enloquecía.
Claro que se había corrido, no era la primera vez que tenía un orgasmo, pero jamás lo había experimentado con algo más que su propia y solitaria compañía, y no había nada que se le comparara. Quería más, quería repetir esas vibraciones que la dejaron sin aliento, revivir el momento en que todo desapareció y su vientre se contrajo de manera violenta, haciendo que los dedos de sus pies se tensaran y su cuerpo temblara sin control. Sintió a Thor besándole el cuello, los suspiros se escapaban de ella mientras con manos temblorosas se desabotonaba la blusa, olvidando de momento el pudor, solo quería sentir, que él pudiera acariciarla sin ninguna barrera.
En el momento en que Thor se aferraba al botón de su jean, las luces del recinto se encendieron, interrumpiendo el afán de los chicos, sintiendo la luz como un balde de agua fría que los bañaba y una descarga de adrenalina los atacó, con liosos movimientos intentaron recomponer sus ropas, pero los nervios infantiles se apoderaban de los dos haciendo sus dedos torpes e ineficientes.
—Olvidé al ingeniero en la cabina ¡Nos han visto! ¡Qué vergüenza! — mascullaba Megan con voz vibrante y completamente sonrojada.
—Te aseguro que no nos han visto —La calmó Thor—. Desde el palco no se ve, seguro pensarán que ya nos hemos marchado, pero no deben tardar en entrar. —Le hizo saber colocándose la franela gris.
Temblorosos por la excitación que aún los recorría, se pusieron de pie y bajaron las escaleras tomados de la mano casi corriendo.
Descendían los últimos escalones cuando una de las puertas se abrió. — Ya nos vamos, mi primo acordó el envío de los instrumentos al apartamento. —La voz de Thor mostraba las emociones que aún lo azotaban tratando de poner a Megan delante de él para que no se percatasen de su muy evidente erección.
—Sí señor, de hecho vamos a llevarlos inmediatamente. —Le contestó el chico con naturalidad, dejándoles claro que no había disfrutado de una función para adultos en tercera dimensión.
—Bien, muchas gracias por todo. —Se despidió halando a Megan.
—Gracias. —Alcanzó Megan a articular mientras su novio la sacaba del lugar.
Al llegar al pasillo, empezaron a correr y a reír como niños emocionados por las travesuras que habían cometido. Se miraron brevemente, acordando en silencio que se irían a otro lado a terminar lo que ya habían empezado. No obstante, sus ganas se vieron frenadas brutalmente cuando en la entrada los esperaba Salvatore, subieron al Lexus y el hombre se encargó de conducirlos. Sin hacer preguntas, ni esperar órdenes se dirigió a la casa de Megan Brockman, donde Thor tuvo que dejarla en contra de su voluntad, pero se conformó con varios besos castos delante del guardaespaldas, que ya había sido advertido de no soltar una sola palabra delante de su primo.

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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por chelis Lun 24 Mar 2014, 9:27 pm

Pero bueno esos dos se quieren muchooooooo.... Pero matarse!!!!!!.... Jajajajajajaja y Thor es un amor con Megan!!!!!!!.....
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por aranzhitha Lun 24 Mar 2014, 10:11 pm

Thor es un amor!!
Joe y rayiz q cabezotas son! 
Síguela!
aranzhitha
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por chelis Mar 25 Mar 2014, 10:11 am

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Mensaje por goree! Miér 02 Abr 2014, 11:15 pm

Siguela porfavor!!
goree!
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Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn - Página 14 Empty Re: Dulce Mentiras Amargas Verdades REVELACIONES Joe y _Tn

Mensaje por chelis Jue 03 Abr 2014, 7:36 am

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Mensaje por aranzhitha Jue 03 Abr 2014, 2:45 pm

Síguela!
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