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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Mensaje en una botella"(Nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 4 de 21. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 12 ... 21
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
Ese Nick si que está Enamorado :sad:
Cuantas Cartas Habra escrito
Buenas Noches :zz:
Cuantas Cartas Habra escrito
Buenas Noches :zz:
Love Is Easy (TJBM)
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
por un momento pense que era nicholas (muy apresurada yo :P)
siguelaa
siguelaa
Invitado
Invitado
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
De nuevoo yoo :D
hahahaha si NEW READER!
También me encanto la trama de esta nove
SIGUELAAAAAA
hahahaha si NEW READER!
También me encanto la trama de esta nove
SIGUELAAAAAA
Dayi_JonasLove!*
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
aiiiiiiiiiiii
otra carta
wuuuuaaauuuuu
siguela porfa ya quiero saber que dice esta carta
otra carta
wuuuuaaauuuuu
siguela porfa ya quiero saber que dice esta carta
chelis
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
Después de darle a Michelle el número del fax, _____ ya no pudo concentrarse en corregir su escrito. Michelle tenía que ir a una tienda de fotocopiado para enviar la carta, y Theresa caminaba de un lado a otro entre su escritorio y el fax, cada cinco minutos, mientras esperaba que llegara el fax. Cuarenta y seis minutos más tarde escuchó que la máquina cobraba vida. Sólo pasaron diez segundos para que saliera la página, pero hasta esa espera le pareció excesivamente larga.
Tomó la hoja cuando el fax comenzó a sonar para indicar el fin de la transmisión. La llevó a su escritorio sin leerla.
Aspiró profundo y la levantó. Una rápida mirada al logotipo del barco le probó que, en efecto, pertenecía al mismo escritor. Acercó el papel a la luz y comenzó a leer.
6 de marzo de 1994.
Mi querida Catherine:
¿Dónde estás? ¿Por qué nos han obligado a separarnos?
No sé la respuesta a estas preguntas, sin importar cuánto trate de entenderlas. La razón es evidente, pero mi mente me obliga a desecharla y me destroza la ansiedad cada momento que paso despierto. Quiero decirte que me siento perdido sin ti. No tengo alma, soy un hombre sin rumbo, sin hogar, un ave solitaria en un vuelo sin destino.
Trato de recordar cómo fuimos alguna vez, en la fresca cubierta del Happenstance. ¿Te acuerdas de cuánto trabajamos juntos en ella? Nos convertimos en parte del mar mientras reconstruíamos la nave, porque los dos sabíamos que fue el mar el que nos unió. Por las noches navegábamos en el agua oscura, y yo veía cómo la luz de la Luna reflejaba tu belleza. Te observaba con reverencia y sabía en mi corazón que estaríamos juntos para siempre, que estábamos destinados a seguir juntos.
Pero ahora, solo en casa, me doy cuenta de que el destino puede herir a una persona tanto como puede bendecirla, y me pregunto por qué, de toda la gente en el mundo a la que pude haber amado, me enamoré de aquella que me fue arrebatada.
Nicholas
Después de leer la carta, _____ se retrepó en su silla y se llevó los dedos a los labios. Los ruidos de la sala de redacción sonaron lejanos. Tomó su bolso, buscó la carta que había encontrado y la colocó al lado de la otra sobre el escritorio.
«¿Habrá mas?», se preguntó. «¿Qué clase de hombre será el que las envía en una botella?» Sabía que en realidad no debería importarle mucho, pero de pronto sí le importó.
Cuando niña había llegado a creer en el hombre ideal: el príncipe o caballero de los cuentos de su infancia. Sin embargo, que en el mundo no existían hombres como aquellos. La gente de carne y hueso tenía sus propios planes, exigencias muy reales y expectativas acerca de cómo debía comportarse el resto del mundo. Sin embargo, en ese momento se dio cuenta de que sí existía un hombre así, un hombre que ahora estaba solo, y el saberlo tocó una fibra en su interior.
Le parecía claro que Catherine, fuera quien fuera, probablemente estaba muerta o tal vez desaparecida. Y, sin embargo, Nicholas seguía amándola lo suficiente para enviarle cartas por tres años. Por lo menos había demostrado que era capaz de amar a alguien profundamente y, lo más importante, seguir comprometido por completo incluso mucho después de haber perdido a su amada.
Pensó en la primera línea de la segunda carta. «¿Dónde estás?»
______ no lo sabía exactamente, pero él existía y una de las cosas que había aprendido desde muy joven era que si uno descubre algo que toca una fibra en su interior, es mejor tratar de indagar más al respecto.
En su fuero interno entendía que la fascinación que sentía por Nicholas no la iba a llevar a ningún lado. Seguiría con su vida, escribiendo su columna, pasando el tiempo con Kevin, haciendo todo lo que una madre soltera tenía que hacer.
Y casi estuvo en lo cierto. Su vida pudo seguir exactamente como la había imaginado, pero tres días más tarde ocurrió algo que la hizo emprender un viaje a lo desconocido con sólo una maleta llena de ropa y un montón de papeles que pudieran o no tener algún significado.
Descubrió una tercera carta de Nicholas.
Por supuesto, el día que descubrió la tercera carta, no esperaba que ocurriera nada fuera de lo normal. Era un típico día de mediados de verano en Boston, cálido y húmedo. ______ estaba en la sala de redacción haciendo una investigación para un artículo que escribía acerca de niños autistas. Su computadora tenía acceso a la biblioteca de Harvard University y en un par de horas logró encontrar casi treinta artículos escritos en los últimos tres años. Seis de los títulos lucían muy prometedores y tal vez pudiera usarlos. Como iba a pasar cerca de Harvard de camino a casa, decidió que los recogería ella misma.
Estaba a punto de apagar la computadora cuando se le ocurrió una idea y se detuvo. «¿Por qué no?», se dijo, «es poco probable, pero ¿qué puedo perder?». Volvió a entrar en la base de datos de la universidad y escribió las palabras “mensajes en botellas”.
Después de presionar la tecla para entrar, se retrepó en su asiento y esperó a que la computadora le desplegara la información que le había solicitado.
La respuesta la sorprendió. Durante los últimos años se había escrito una docena de artículos diferentes sobre ese tema. La mayoría, publicados por alguna revista científica, y los títulos parecían sugerir que se usaban botellas en un intento por aprender más acerca de las corrientes marinas, pero tres parecían interesantes. Le pareció bien tener esa información y anotó los títulos.
El tránsito era lento y pesado y tardó más tiempo del que pensó en llegar a la biblioteca y obtener una copia de los nueve artículos que iba a buscar. Llegó bastante tarde a su casa y, después de pedir de cenar a un restaurante chino cercano, se sentó en el sofá con los tres artículos sobre botellas frente a ella.
El primero, publicado en la revista Yankee en marzo del año anterior, narraba historias acerca de botellas que habían sido encontradas en las costas de Nueva Inglaterra durante los últimos años. Casi al final del artículo, ______ llegó a dos párrafos que hablaban de un mensaje que se había encontrado en Long Island.
La mayor parte de los mensajes que se envían en una botella piden a quien los encuentre que responda. Sin embargo, en ocasiones quienes los envían no quieren una respuesta. Una carta semejante, un conmovedor tributo a un amor perdido, se encontró el año pasado en una playa de Long Island. He aquí una parte:
Sin tenerte a ti en los brazos siento un vacío en el alma. Me sorprendo buscando tu rostro entre la multitud... sé que es algo imposible, pero no puedo evitarlo. Tú y yo hablamos acerca de lo que pasaría si las circunstancias nos obligaran a separarnos, pero no puedo cumplir la promesa que te hice esa noche. Lo siento, mi amor, pero nunca podrá haber nadie que ocupe tu lugar. Tú y sólo tú eres lo único que he deseado, y a hora que te has ido no siento deseos de encontrar a nadie más.
Dejó de leer y de súbito bajó el tenedor.
«¡No puede ser! », pensó mientras observaba las palabras. «Sencillamente no es posible».
Se secó la frente y se dio cuenta de que le temblaban las manos. ¿Otra carta? Dio vuelta a la hoja para ver el frente del artículo y el nombre del autor. Fue escrito por el doctor Arthur Shendakin, profesor de historia de Boston University.
Se puso en pie de un salto y tomó la guía telefónica del estante cercano a la mesa del comedor. Había menos de doce Shendakin, sólo dos tenían una A como primera inicial. Miró la hora antes de Marcar. Las nueve y media. Era tarde, pero no demasiado. Marcó el número y esperó mientras el teléfono comenzaba a sonar.
Una vez.
Dos veces.
Tres veces.
A la cuarta vez comenzó a perder la esperanza, pero en la quinta oyó que descolgaban el teléfono.
Tomó la hoja cuando el fax comenzó a sonar para indicar el fin de la transmisión. La llevó a su escritorio sin leerla.
Aspiró profundo y la levantó. Una rápida mirada al logotipo del barco le probó que, en efecto, pertenecía al mismo escritor. Acercó el papel a la luz y comenzó a leer.
6 de marzo de 1994.
Mi querida Catherine:
¿Dónde estás? ¿Por qué nos han obligado a separarnos?
No sé la respuesta a estas preguntas, sin importar cuánto trate de entenderlas. La razón es evidente, pero mi mente me obliga a desecharla y me destroza la ansiedad cada momento que paso despierto. Quiero decirte que me siento perdido sin ti. No tengo alma, soy un hombre sin rumbo, sin hogar, un ave solitaria en un vuelo sin destino.
Trato de recordar cómo fuimos alguna vez, en la fresca cubierta del Happenstance. ¿Te acuerdas de cuánto trabajamos juntos en ella? Nos convertimos en parte del mar mientras reconstruíamos la nave, porque los dos sabíamos que fue el mar el que nos unió. Por las noches navegábamos en el agua oscura, y yo veía cómo la luz de la Luna reflejaba tu belleza. Te observaba con reverencia y sabía en mi corazón que estaríamos juntos para siempre, que estábamos destinados a seguir juntos.
Pero ahora, solo en casa, me doy cuenta de que el destino puede herir a una persona tanto como puede bendecirla, y me pregunto por qué, de toda la gente en el mundo a la que pude haber amado, me enamoré de aquella que me fue arrebatada.
Nicholas
Después de leer la carta, _____ se retrepó en su silla y se llevó los dedos a los labios. Los ruidos de la sala de redacción sonaron lejanos. Tomó su bolso, buscó la carta que había encontrado y la colocó al lado de la otra sobre el escritorio.
«¿Habrá mas?», se preguntó. «¿Qué clase de hombre será el que las envía en una botella?» Sabía que en realidad no debería importarle mucho, pero de pronto sí le importó.
Cuando niña había llegado a creer en el hombre ideal: el príncipe o caballero de los cuentos de su infancia. Sin embargo, que en el mundo no existían hombres como aquellos. La gente de carne y hueso tenía sus propios planes, exigencias muy reales y expectativas acerca de cómo debía comportarse el resto del mundo. Sin embargo, en ese momento se dio cuenta de que sí existía un hombre así, un hombre que ahora estaba solo, y el saberlo tocó una fibra en su interior.
Le parecía claro que Catherine, fuera quien fuera, probablemente estaba muerta o tal vez desaparecida. Y, sin embargo, Nicholas seguía amándola lo suficiente para enviarle cartas por tres años. Por lo menos había demostrado que era capaz de amar a alguien profundamente y, lo más importante, seguir comprometido por completo incluso mucho después de haber perdido a su amada.
Pensó en la primera línea de la segunda carta. «¿Dónde estás?»
______ no lo sabía exactamente, pero él existía y una de las cosas que había aprendido desde muy joven era que si uno descubre algo que toca una fibra en su interior, es mejor tratar de indagar más al respecto.
En su fuero interno entendía que la fascinación que sentía por Nicholas no la iba a llevar a ningún lado. Seguiría con su vida, escribiendo su columna, pasando el tiempo con Kevin, haciendo todo lo que una madre soltera tenía que hacer.
Y casi estuvo en lo cierto. Su vida pudo seguir exactamente como la había imaginado, pero tres días más tarde ocurrió algo que la hizo emprender un viaje a lo desconocido con sólo una maleta llena de ropa y un montón de papeles que pudieran o no tener algún significado.
Descubrió una tercera carta de Nicholas.
Por supuesto, el día que descubrió la tercera carta, no esperaba que ocurriera nada fuera de lo normal. Era un típico día de mediados de verano en Boston, cálido y húmedo. ______ estaba en la sala de redacción haciendo una investigación para un artículo que escribía acerca de niños autistas. Su computadora tenía acceso a la biblioteca de Harvard University y en un par de horas logró encontrar casi treinta artículos escritos en los últimos tres años. Seis de los títulos lucían muy prometedores y tal vez pudiera usarlos. Como iba a pasar cerca de Harvard de camino a casa, decidió que los recogería ella misma.
Estaba a punto de apagar la computadora cuando se le ocurrió una idea y se detuvo. «¿Por qué no?», se dijo, «es poco probable, pero ¿qué puedo perder?». Volvió a entrar en la base de datos de la universidad y escribió las palabras “mensajes en botellas”.
Después de presionar la tecla para entrar, se retrepó en su asiento y esperó a que la computadora le desplegara la información que le había solicitado.
La respuesta la sorprendió. Durante los últimos años se había escrito una docena de artículos diferentes sobre ese tema. La mayoría, publicados por alguna revista científica, y los títulos parecían sugerir que se usaban botellas en un intento por aprender más acerca de las corrientes marinas, pero tres parecían interesantes. Le pareció bien tener esa información y anotó los títulos.
El tránsito era lento y pesado y tardó más tiempo del que pensó en llegar a la biblioteca y obtener una copia de los nueve artículos que iba a buscar. Llegó bastante tarde a su casa y, después de pedir de cenar a un restaurante chino cercano, se sentó en el sofá con los tres artículos sobre botellas frente a ella.
El primero, publicado en la revista Yankee en marzo del año anterior, narraba historias acerca de botellas que habían sido encontradas en las costas de Nueva Inglaterra durante los últimos años. Casi al final del artículo, ______ llegó a dos párrafos que hablaban de un mensaje que se había encontrado en Long Island.
La mayor parte de los mensajes que se envían en una botella piden a quien los encuentre que responda. Sin embargo, en ocasiones quienes los envían no quieren una respuesta. Una carta semejante, un conmovedor tributo a un amor perdido, se encontró el año pasado en una playa de Long Island. He aquí una parte:
Sin tenerte a ti en los brazos siento un vacío en el alma. Me sorprendo buscando tu rostro entre la multitud... sé que es algo imposible, pero no puedo evitarlo. Tú y yo hablamos acerca de lo que pasaría si las circunstancias nos obligaran a separarnos, pero no puedo cumplir la promesa que te hice esa noche. Lo siento, mi amor, pero nunca podrá haber nadie que ocupe tu lugar. Tú y sólo tú eres lo único que he deseado, y a hora que te has ido no siento deseos de encontrar a nadie más.
Dejó de leer y de súbito bajó el tenedor.
«¡No puede ser! », pensó mientras observaba las palabras. «Sencillamente no es posible».
Se secó la frente y se dio cuenta de que le temblaban las manos. ¿Otra carta? Dio vuelta a la hoja para ver el frente del artículo y el nombre del autor. Fue escrito por el doctor Arthur Shendakin, profesor de historia de Boston University.
Se puso en pie de un salto y tomó la guía telefónica del estante cercano a la mesa del comedor. Había menos de doce Shendakin, sólo dos tenían una A como primera inicial. Miró la hora antes de Marcar. Las nueve y media. Era tarde, pero no demasiado. Marcó el número y esperó mientras el teléfono comenzaba a sonar.
Una vez.
Dos veces.
Tres veces.
A la cuarta vez comenzó a perder la esperanza, pero en la quinta oyó que descolgaban el teléfono.
Mariel Jonas
Re: "Mensaje en una botella"(Nick y tu)
SparksFly escribió:Esa Catherine es una afortunada :(
siguela!
Si Muy Afortunada :sad:
Love Is Easy (TJBM)
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