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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 20 de 23. • Comparte
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Te Gusta La Novela ???
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
ok ...Ann escribió:Hey!
Lamemto mucho esto pero se pasarian por aca
onlywn.activoforo.com/t71983-los-fantasmas-de-alcatraz-larry-stylinson-capitulo-13
es una gran escritora pero no tiene lectoras
lamento la molestia
:)
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
jejjeej somos perves :Dlokita escribió:de nadaaaaa me super encantaaaaaaaaaaa !!! si soy perver!! jajajaja... estas novelas me vuelven mas perver :vibracionmodeo :vibracionmodeo :vibracionmodeo besos!!!**Hale** escribió:Olis :3 el lunes la sigo :3lokita escribió:siguelaaaaaaaaaaaaa esta jhfhjznvhhsd.... cuidate!
Besitos linda gracias por comentar y ser mi fiel.lectora :')
ya mismo la sigo linda :D
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
olis cariñoo no te preocupes yo no me enojo ni nada aun asi te super entiendo yo tampo ando con mucho tiempo pero aki me tienenrosmery de styles escribió:Holiiis mil disculpas perdon sorry soy la peor lectora lo se lose pero la tarea esta terminando conmigo y no me deja tiempo si te contara!! Y creeme que me hace una falta leer y siempre pienso en esta novela siguela y espero me perdones
asi que ya mismo la sigooo ¡¡¡¡ :galletica:
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
CAPITULO 44
Tras un examen en profundidad y una larga charla, la doctora Greene y yo nos
decidimos por la minipíldora. Me hace una receta previamente abonada y me
indica que vaya a recoger las píldoras mañana. Me encanta su seriedad: me ha
sermoneado hasta ponerse azul como su traje sobre la importancia de tomarla
siempre a la misma hora. Y noto que se muere de curiosidad por saber qué
«relación» tengo con el señor Styles . Yo no le doy detalles. No sé por qué intuyo que
no estaría tan serena y relajada si hubiera visto el cuarto rojo del dolor. Me
ruborizo al pasar por delante de su puerta cerrada y volvemos abajo, a la galería de
arte que es el salón de Harry.
Está leyendo, sentado en el sofá. Un aria conmovedora suena en el equipo de
música, flotando alrededor de Harry , envolviéndolo con sus notas, llenando la
estancia de una melodía dulce y vibrante. Por un momento, parece sereno. Se
vuelve cuando entramos, nos mira y me sonríe cariñoso.
—¿Ya habéis terminado? —pregunta como si estuviera verdaderamente
interesado.
Apunta el mando hacia la elegante caja blanca bajo la chimenea que alberga su
iPod y la exquisita melodía se atenúa, pero sigue sonando de fondo. Se pone de pie
y se acerca despacio.
—Sí, señor Styles . Cuídela; es una joven hermosa e inteligente.
Harry se queda tan pasmado como yo. Qué comentario tan inapropiado para
una doctora. ¿Acaso le está lanzando una advertencia no del todo sutil? Harry
se recompone.
—Eso me propongo —masculla él, divertido.
Lo miro y me encojo de hombros, cortada.
—Le enviaré la factura —dice ella muy seca mientras le estrecha la mano.
Se vuelve hacia mí.
—Buenos días, y buena suerte, _____Tn.
Me sonríe mientras nos damos la mano, y se le forman unas arruguitas en torno
a los ojos,
Surge Taylor de la nada para conducirla por la puerta de doble hoja hasta el
ascensor. ¿Cómo lo hace? ¿Dónde se esconde?
—¿Cómo ha ido? —pregunta Harry.
—Bien, gracias. Me ha dicho que tengo que abstenerme de practicar cualquier
tipo de actividad sexual durante las cuatro próximas semanas.
A Harry se le descuelga la mandíbula y yo, que ya no puedo aguantarme
más, le sonrío como una boba.
—¡Has picado!
Entrecierra los ojos y dejo de reír de inmediato. De hecho, parece bastante
enfadado. Oh, mierda. Mi subconsciente se esconde en un rincón y yo, blanca
como el papel, me lo imagino tumbándome otra vez en sus rodillas.
—¡Has picado! —me dice, y sonríe satisfecho. Me agarra por la cintura y me
estrecha contra su cuerpo—. Es usted incorregible, señorita Steele —murmura,
mirándome a los ojos mientras me hunde los dedos en el pelo y me sostiene con
firmeza.
Me besa, con fuerza, y yo me aferro a sus brazos musculosos para no caerme.
—Aunque me encantaría hacértelo aquí y ahora, tienes que comer, y yo también.
No quiero que te me desmayes después —me dice a los labios.
—¿Solo me quieres por eso… por mi cuerpo? —susurro.
—Por eso y por tu lengua viperina —contesta.
Me besa apasionadamente, y luego me suelta de pronto, me coge de la mano y
me lleva a la cocina. Estoy alucinando. Tan pronto estamos bromeando como… Me
abanico la cara encendida. Harry es puro sexo ambulante, y ahora tengo que
recobrar el equilibrio y comer algo. El aria aún suena de fondo.
—¿Qué música es esta?
—Es una pieza de Villa-Lobos, de sus Bachianas Brasileiras. Buena, ¿verdad?
—Sí —musito, completamente de acuerdo.
La barra del desayuno está preparada para dos. Harry saca un cuenco de
ensalada del frigorífico.
—¿Te va bien una ensalada César?
Uf, nada pesado, menos mal.
—Sí, perfecto, gracias.
Lo veo moverse con elegancia por la cocina. Parece que se siente muy a gusto
con su cuerpo, pero luego no quiere que lo toquen, así que igual, en el fondo, no
está tan a gusto. Todos necesitamos del prójimo… salvo, quizá, Harry Styles.
—¿En qué piensas? —dice, sacándome de mi ensimismamiento.
Me ruborizo.
—Observaba cómo te mueves.
Arquea una ceja, divertido.
—¿Y? —pregunta con sequedad.
Me ruborizo aún más.
—Eres muy elegante.
—Vaya, gracias, señorita Steele —murmura. Se sienta a mi lado con una botella
de vino en la mano—. ¿Chablis?
—Por favor.
—Sírvete ensalada —dice en voz baja—. Dime, ¿por qué método has optado?
La pregunta me deja descolocada temporalmente, hasta que caigo en la cuenta
de que me habla de la visita de la doctora Greene.
—La minipíldora.
Frunce el ceño.
—¿Y te acordarás de tomártela todos los días a la misma hora?
Maldita sea, pues claro que sí. ¿Cómo lo sabe? Me acaloro de pensarlo:
probablemente de una o más de las quince.
—Ya te encargarás tú de recordármelo —espeto.
Me mira entre divertido y condescendiente.
—Me pondré una alarma en la agenda. —Sonríe satisfecho—. Come.
La ensalada César está deliciosa. Para mi sorpresa, estoy muerta de hambre y,
por primera vez desde que hemos comido juntos, termino antes que él. El vino
tiene un sabor fresco, limpio y afrutado.
—¿Impaciente como de costumbre, señorita Steele? —sonríe mirando mi plato
vacío.
Lo miro con los ojos entornados.
—Sí—susurro.
Se le entrecorta la respiración. Y, mientras me mira fijamente, noto que la
atmósfera entre los dos va cambiando, evolucionando… se carga. Su mirada pasa
de impenetrable a ardiente, y me arrastra consigo. Se levanta, reduciendo la
distancia entre los dos, y me baja del taburete a sus brazos.
—¿Quieres hacerlo? —dice mirándome fijamente.
—No he firmado nada.
—Lo sé… pero últimamente te estás saltando todas las normas.
—¿Me vas a pegar?
—Sí, pero no para hacerte daño. Ahora mismo no quiero castigarte. Si te hubiera
pillado anoche… bueno, eso habría sido otra historia.
Madre mía. Quiere hacerme daño… ¿y qué hago yo ahora? Me cuesta disimular
el horror que me produce.
—Que nadie intente convencerte de otra cosa, ______tn : una de las razones por
las que la gente como yo hace esto es porque le gusta infligir o sentir dolor.
. A ti no, así que ayer dediqué un buen rato a pensar en todo esto.
Me arrima a su cuerpo y su erección me aprieta el vientre. Debería salir
corriendo, pero no puedo. Me atrae a un nivel primario e insondable que no
alcanzo a comprender.
—¿Llegaste a alguna conclusión? —susurro.
—No, y ahora mismo no quiero más que atarte y follarte hasta dejarte sin
sentido. ¿Estás preparada para eso?
—Sí —digo mientras todo mi cuerpo se tensa al instante.
Uau…
—Bien. Vamos.
Me coge de la mano y, dejando todos los platos sucios en la barra de desayuno,
nos dirigimos arriba.
Se me empieza a acelerar el corazón. Ya está. Lo voy a hacer de verdad. La diosa
que llevo dentro da vueltas como una bailarina de fama mundial, encadenando
piruetas. Harry abre la puerta de su cuarto de juegos, se aparta para dejarme
pasar y una vez más me encuentro en el cuarto rojo del dolor.
Sigue igual: huele a cuero, a pulimento de aroma cítrico y a madera noble, todo
muy sensual. Me corre la sangre hirviendo por todo el organismo: adrenalina
mezclada con lujuria y deseo. Un cóctel poderoso y embriagador. La actitud de
Harry ha cambiado por completo, ha ido variando paulatinamente, y ahora es
más dura, más cruel. Me mira y veo sus ojos encendidos, lascivos… hipnóticos.
—Mientras estés aquí dentro, eres completamente mía —dice, despacio,
midiendo cada palabra—. Harás lo que me apetezca. ¿Entendido?
Su mirada es tan intensa… Asiento, con la boca seca, con el corazón desbocado,
como si se me fuera a salir del pecho.
—Quítate los zapatos —me ordena en voz baja.
Trago saliva y, algo torpemente, me los quito. Se agacha, los coge y los deja
junto a la puerta.
—Bien. No titubees cuando te pido que hagas algo. Ahora te voy a quitar el
vestido, algo que hace días que vengo queriendo hacer, si no me falla la memoria.
Quiero que estés a gusto con tu cuerpo, ______tn . Tienes un cuerpo que me gusta
mirar. Es una gozada contemplarlo. De hecho, podría estar mirándolo todo el día,
y quiero que te desinhibas y no te avergüences de tu desnudez. ¿Entendido?
—Sí.
—Sí, ¿qué?
Se inclina hacia mí con mirada feroz.
—Sí, señor.
—¿Lo dices en serio? —espeta.
—Sí, señor.
—Bien. Levanta los brazos por encima de la cabeza.
Hago lo que me pide y él se agacha y agarra el bajo. Despacio, me sube el
vestido por los muslos, las caderas, el vientre, los pechos, los hombros y la cabeza.
Retrocede para examinarme y, con aire ausente, lo dobla sin quitarme el ojo de
encima. Lo deja sobre la gran cómoda que hay junto a la puerta. Alarga la mano y
me coge por la barbilla, abrasándome con su tacto.
—Te estás mordiendo el labio —dice—. Sabes cómo me pone eso —añade con
voz ronca—. Date la vuelta.
Me doy la vuelta al momento, sin titubear. Me desabrocha el sujetador, coge los
dos tirantes y tira de ellos hacia abajo, rozándome la piel con los dedos y con las
uñas de los pulgares mientras me lo quita. El contacto me produce escalofríos y
despierta todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Está detrás de mí, tan
cerca que noto el calor que irradia de él, y me calienta, me calienta entera. Me echa
el pelo hacia atrás para que me caiga todo por la espalda, me coge un mechón de la
nuca y me ladea la cabeza. Recorre con la nariz mi cuello descubierto, inhalando
todo el tiempo, y luego asciende de nuevo a la oreja. Los músculos de mi vientre se
contraen, impulsados por el deseo. Maldita sea, apenas me ha tocado y ya lo deseo.
—Hueles tan divinamente como siempre, _______tn —susurra al tiempo que me
besa con suavidad debajo de la oreja.
Gimo.
—Calla —me dice—. No hagas ni un solo ruido.
Me recoge el pelo a la espalda y, para mi sorpresa, sus dedos rápidos y hábiles
empiezan a hacerme una gruesa trenza. Cuando termina, me la sujeta con una
goma que no había visto y le da un tirón, con lo que me veo obligada a echarme
hacia atrás.
—Aquí dentro me gusta que lleves trenza —susurra.
Mmm…¿por qué?
Me suelta el pelo.
—Date la vuelta —me ordena.
Hago lo que me manda, con la respiración agitada por una mezcla de miedo y
deseo. Una mezcla embriagadora.
—Cuando te pida que entres aquí, vendrás así. Solo en braguitas. ¿Entendido?
—Sí.
—Sí, ¿qué?
Me mira furibundo.
—Sí, señor.
Se dibuja una sonrisa en sus labios.
—Buena chica. —Sus ojos ardientes atraviesan los míos—. Cuando te pida que
entres aquí, espero que te arrodilles allí. —Señala un punto junto a la puerta—.
Hazlo.
Extrañada, proceso sus palabras, me doy la vuelta y, con torpeza, me arrodillo
como me ha dicho.
—Te puedes sentar sobre los talones.
Me siento.
—Las manos y los brazos pegados a los muslos. Bien. Separa las rodillas. Más.
Más. Perfecto. Mira al suelo.
Se acerca a mí y, en mi campo de visión, le veo los pies y las espinillas. Los pies
descalzos. Si quiere que me acuerde de todo, debería dejarme tomar apuntes. Se
agacha y me coge de la trenza otra vez, luego me echa la cabeza hacia atrás para
que lo mire. No duele por muy poco.
—¿Podrás recordar esta posición, ______tn ?
—Sí, señor.
—Bien. Quédate ahí, no te muevas.
Sale del cuarto.
Estoy de rodillas, esperando. ¿Adónde habrá ido? ¿Qué me va a hacer? Pasa el
tiempo. No tengo ni idea de cuánto tiempo me deja así… ¿unos minutos, cinco,
diez? La respiración se me acelera cada vez más; la impaciencia me devora de
dentro afuera.
De pronto vuelve, y súbitamente me noto más tranquila y más excitada, todo a
la vez. ¿Podría estar más excitada? Le veo los pies. Se ha cambiado de vaqueros.
Estos son más viejos, están rasgados, gastados, demasiado lavados. Madre mía,
cómo me ponen estos vaqueros. Cierra la puerta y cuelga algo en ella.
—Buena chica, _________tn . Estás preciosa así. Bien hecho. Ponte de pie.
Me levanto, pero sigo mirando al suelo.
—Me puedes mirar.
Alzo la vista tímidamente y veo que él me está mirando fijamente,
evaluándome, pero con una expresión tierna. Se ha quitado la camisa. Dios mío,
quiero tocarlo. Lleva desabrochado el botón superior de los vaqueros.
—Ahora voy a encadenarte, _______tn . Dame la mano derecha.
Le doy la mano. Me vuelve la palma hacia arriba y, antes de que pueda darme
cuenta, me golpea en el centro con una fusta que ni siquiera le había visto en la
mano derecha. Sucede tan deprisa que apenas me sorprendo. Y lo que es más
asombroso, no me duele. Bueno, no mucho, solo me escuece un poco.
—¿Cómo te ha sentado eso?
Lo miro confundida.
—Respóndeme.
—Bien.
Frunzo el ceño.
—No frunzas el ceño.
Extrañada, pruebo a mostrarme impasible. Funciona.
—¿Te ha dolido?
—No.
—Esto te va a doler. ¿Entendido?
—Sí —digo vacilante.
¿De verdad me va a doler?
—Va en serio —me dice.
Maldita sea. Apenas puedo respirar. ¿Acaso sabe lo que pienso? Me enseña la
fusta. Marrón, de cuero trenzado. Lo miro de pronto y veo deseo en sus ojos
brillantes, deseo y una pizca de diversión.
—Nos proponemos complacer, señorita Steele —murmura—. Ven.
Me coge del codo y me coloca debajo de la rejilla. Alarga la mano y baja unos
grilletes con muñequeras de cuero negro.
—Esta rejilla está pensada para que los grilletes se muevan a través de ella.
Levanto la vista. Madre mía, es como un plano del metro.
—Vamos a empezar aquí, pero quiero follarte de pie, así que terminaremos en
aquella pared.
Señala con la fusta la gran X de madera de la pared.
—Ponte las manos por encima de la cabeza.
Lo complazco inmediatamente, con la sensación de que abandono mi cuerpo y
me convierto en una observadora ocasional de los acontecimientos que se
desarrollan a mi alrededor. Esto es mucho más que fascinante, mucho más que
erótico. Es con mucho lo más excitante y espeluznante que he hecho nunca. Me
estoy poniendo en manos de un hombre hermoso que, según él mismo me ha
confesado, está jodido de cincuenta mil formas. Trato de contener el momentáneo
espasmo de miedo. Brenda y zayn saben que estoy aquí.
Mientras me ata las muñequeras, se sitúa muy cerca. Tengo su pecho pegado a
la cara. Su proximidad es deliciosa. Huele a gel corporal y a Harry , una mezcla
embriagadora, y eso me vuelve a traer al presente. Quiero pasear la nariz y la
lengua por ese suaves pectoral. Bastaría con que me inclinara
hacia delante…
Retrocede y me mira, con ojos entornados, lascivos, carnales, y yo me siento
impotente, con las manos atadas, pero al contemplar su hermoso rostro y percibir
lo mucho que me desea, noto que se me humedece la entrepierna. Camina
despacio a mi alrededor.
—Está fabulosa atada así, señorita Steele. Y con esa lengua viperina quieta de
momento. Me gusta.
De pie delante de mí, me mete los dedos por las bragas y, sin ninguna prisa, me
las baja por las piernas, quitándomelas angustiosamente despacio, hasta que
termina arrodillado delante de mí. Sin quitarme los ojos de encima, estruja mis
bragas en su mano, se las lleva a la nariz e inhala hondo. Dios mío, ¿en serio ha
hecho eso? Me sonríe perversamente y se las mete en el bolsillo de los vaqueros.
Se levanta despacio, como un guepardo, me apunta al ombligo con el extremo
de la fusta y va describiendo círculos, provocándome. Al contacto con el cuero, me
estremezco y gimo. Vuelve a caminar a mi alrededor, arrastrando la fusta por mi
cintura. En la segunda vuelta, de pronto la sacude y me azota por debajo del
trasero… en el sexo. Grito de sorpresa y todas mis terminaciones nerviosas se
ponen alerta. Tiro de las ataduras. La conmoción me recorre entera, y es una
sensación de lo más dulce, extraña y placentera.
—Calla —me susurra mientras camina a mi alrededor otra vez, con la fusta algo
más alta recorriendo mi cintura.
Esta vez, cuando me atiza en el mismo sitio, lo espero. Todo mi cuerpo se
sacude por el azote dolorosamente dulce.
Mientras da vueltas a mi alrededor, me atiza de nuevo, esta vez en el pezón, y
yo echo la cabeza hacia atrás ante el zumbido de mis terminaciones nerviosas. Me
da en el otro: un castigo breve, rápido y dulce. Su ataque me endurece y alarga los
pezones, y gimo ruidosamente, tirando de las muñequeras de cuero.
—¿Te gusta esto? —me dice.
—Sí.
Me vuelve a azotar en el culo. Esta vez me duele.
—Sí, ¿qué?
—Sí, señor —gimoteo.
Se detiene, pero ya no lo veo. Tengo los ojos cerrados, intentando digerir la
multitud de sensaciones que recorren mi cuerpo. Muy despacio, me rocía de
pequeños picotazos con la fusta por el vientre, hacia abajo. Sé adónde se dirige y
trato de mentalizarme, pero cuando me atiza en el clítoris, grito con fuerza.
—¡Por favor! —gruño.
—Calla —me ordena, y me vuelve a dar en el trasero.
No esperaba que esto fuera así… Estoy perdida. Perdida en un mar de
sensaciones. De pronto arrastra la fusta por mi sexo, entre el vello púbico, hasta la
entrada de la vagina.
—Mira lo húmeda que te ha puesto esto, ________tn . Abre los ojos y la boca.
Hago lo que me dice, completamente seducida. Me mete la punta de la fusta en
la boca, como en mi sueño. Madre mía.
—Mira cómo sabes. Chupa. Chupa fuerte, nena.
Cierro la boca alrededor de la fusta y lo miro fijamente. Noto el fuerte sabor del
cuero y el sabor salado de mis fluidos. Le centellean los ojos. Está en su elemento.
Me saca la fusta de la boca, se inclina hacia delante, me agarra y me besa con
fuerza, invadiéndome la boca con su lengua. Me rodea con los brazos y me
estrecha contra su cuerpo. Su pecho aprisiona el mío y yo me muero de ganas por
tocar, pero con las manos atadas por encima de la cabeza, no puedo.
—Oh, _______tn , sabes fenomenal —me dice—. ¿Hago que te corras?
—Por favor —le suplico.
La fusta me sacude el trasero. ¡Au!
—Por favor, ¿qué?
—Por favor, señor —gimoteo.
Me sonríe, triunfante.
—¿Con esto?
Sostiene en alto la fusta para que pueda verla.
—Sí, señor.
—¿Estás segura?
Me mira muy serio.
—Sí, por favor, señor.
—Cierra los ojos.
Cierro los ojos al cuarto, a él, a la fusta. De nuevo empieza a soltarme picotazos
con la fusta en el vientre. Desciende, golpecitos suaves en el clítoris, una, dos, tres
veces, una y otra vez, hasta que al final… ya, no aguanto más, y me corro, de forma
espectacular, escandalosa, encorvándome debilitada. Las piernas me flaquean y él
me rodea con sus brazos. Me disuelvo en ellos, apoyando la cabeza en su pecho,
maullando y gimoteando mientras las réplicas del orgasmo me consumen. Me
levanta, y de pronto nos movemos, mis brazos aún atados por encima de la cabeza,
y entonces noto la fría madera de la cruz barnizada contra mi espalda, y él se está
desabrochando los botones de los vaqueros. Me apoya un instante en la cruz
mientras se pone un condón, luego me coge por los muslos y me levanta otra vez.
—Levanta las piernas, nena, enróscamelas en la cintura.
Me siento muy débil, pero hago lo que me dice mientras él me engancha las
piernas a sus caderas y se sitúa debajo de mí. Con una fuerte embestida me
penetra, y vuelvo a gritar y él suelta un gemido ahogado en mi oído. Mis brazos
descansan en sus hombros mientras entra y sale. Dios, llega mucho más adentro de
esta forma. Noto que vuelvo a acercarme al clímax. Maldita sea, no… otra vez,
no… no creo que mi cuerpo soporte otro orgasmo de esa magnitud. Pero no tengo
elección… y con una inevitabilidad que empieza a resultarme familiar, me dejo
llevar y vuelvo a correrme, y resulta placentero, agonizante, intenso. Pierdo por
completo la conciencia de mí misma. Harry me sigue y, mientras se corre, grita
con los dientes apretados y se abraza a mí con fuerza.
Me la saca rápidamente y me apoya contra la cruz, su cuerpo sosteniendo el
mío. Desabrocha las muñequeras, me suelta las manos y los dos nos desplomamos
en el suelo. Me atrae a su regazo, meciéndome, y apoyo la cabeza en su pecho. Si
tuviera fuerzas lo acariciaría, pero no las tengo. Solo ahora me doy cuenta de que
aún lleva los vaqueros puestos.
—Muy bien, nena —murmura—. ¿Te ha dolido?
—No —digo.
Apenas puedo mantener los ojos abiertos. ¿Por qué estoy tan cansada?
—¿Esperabas que te doliera? —susurra mientras me estrecha en sus brazos,
apartándome de la cara unos mechones de pelo sueltos.
—Sí.
—¿Lo ves, _______tn ? Casi todo tu miedo está solo en tu cabeza. —Hace una
pausa—. ¿Lo harías otra vez?
Medito un instante, la fatiga nublándome el pensamiento… ¿Otra vez?
—Sí —le digo en voz baja.
Me abraza con fuerza.
—Bien. Yo también —musita, luego se inclina y me besa con ternura en la
nuca—. Y aún no he terminado contigo.
Que aún no ha terminado conmigo. Madre mía. Yo no aguanto más. Me
encuentro agotada y hago un esfuerzo sobrehumano por no dormirme. Descanso
en su pecho con los ojos cerrados, y él me envuelve toda, con brazos y piernas, y
me siento… segura, y a gusto. ¿Me dejará dormir, acaso soñar? Tuerzo la boca ante
semejante idea y, volviendo la cara hacia el pecho de Harry , inhalo su aroma
único y lo acaricio con la nariz, pero él se tensa de inmediato… oh, mierda. Abro
los ojos y lo miro. Él me está mirando fijamente.
—No hagas eso —me advierte.
Me sonrojo y vuelvo a mirarle el pecho con anhelo. Quiero pasarle la lengua por
el besarlo y, por primera vez, me doy cuenta de que tiene algunas tenues
cicatrices pequeñas y redondas, esparcidas por el pecho. ¿Varicela? ¿Sarampión?,
pienso distraídamente.
—Arrodíllate junto a la puerta —me ordena mientras se incorpora, apoyando las
manos en mis rodillas y liberándome del todo.
Siento frío de pronto; la temperatura de su voz ha descendido varios grados.
Me levanto torpemente, me escabullo hacia la puerta y me arrodillo como me ha
ordenado. Me noto floja, exhausta y tremendamente confundida. ¿Quién iba a
pensar que encontraría semejante gratificación en este cuarto? ¿Quién iba a pensar
que resultaría tan agotador? Siento todo mi cuerpo saciado, deliciosamente pesado.
La diosa que llevo dentro tiene puesto un cartel de NO MOLESTAR en la puerta
de su cuarto.
Harry se mueve por la periferia de mi campo de visión. Se me empiezan a
cerrar los ojos.
—La aburro, ¿verdad, señorita Steele?
Me despierto de golpe y tengo a Harry delante, de brazos cruzados,
mirándome furioso. Mierda, me ha pillado echando una cabezadita; esto no va a
terminar bien. Su mirada se suaviza cuando lo miro.........
continuara .....
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
CAPITULO 45
—Levántate —me ordena.
Me pongo en pie con cautela. Me mira y esboza una sonrisa.
—Estás destrozada, ¿verdad?
Asiento tímidamente, ruborizándome.
—Aguante, señorita Steele. —Frunce los ojos—. Yo aún no he tenido bastante de
ti. Pon las manos al frente como si estuvieras rezando.
Lo miro extrañada. ¡Rezando! Rezando para que tengas compasión de mí. Hago
lo que me pide. Coge una brida para cables y me sujeta las muñecas con ella,
apretando el plástico. Madre mía. Lo miro de pronto.
—¿Te resulta familiar? —pregunta sin poder ocultar la sonrisa.
Dios… las bridas de plástico para cables. ¡Aprovisionándose en Clayton’s!
Ahogo un gemido y la adrenalina me recorre de nuevo el cuerpo entero; ha
conseguido llamar mi atención, ya estoy despierta.
—Tengo unas tijeras aquí. —Las sostiene en alto para que yo las vea—. Te las
puedo cortar en un segundo.
Intento separar las muñecas, poniendo a prueba la atadura y, al hacerlo, se me
clava el plástico en la piel. Resulta doloroso, pero si me relajo mis muñecas están
bien; la atadura no me corta la piel.
—Ven.
Me coge de las manos y me lleva a la cama de cuatro postes. Me doy cuenta
ahora de que tiene puestas sábanas de un rojo oscuro y un grillete en cada esquina.
—Quiero más… muchísimo más —me susurra al oído.
Y el corazón se me vuelve a acelerar. Madre mía.
—Pero seré rápido. Estás cansada. Agárrate al poste —dice.
Frunzo el ceño. ¿No va a ser en la cama entonces? Al agarrarme al poste de
madera labrado, descubro que puedo separar las manos.
—Más abajo —me ordena—. Bien. No te sueltes. Si lo haces, te azotaré.
¿Entendido?
—Sí, señor.
—Bien.
Se sitúa detrás de mí y me agarra por las caderas, y entonces, rápidamente, me
levanta hacia atrás, de modo que me encuentro inclinada hacia delante, agarrada al
poste.
—No te sueltes, ________tn —me advierte—. Te voy a follar duro por detrás.
Sujétate bien al poste para no perder el equilibrio. ¿Entendido?
—Sí.
Me azota en el culo con la mano abierta. Au… Duele.
—Sí, señor —musito enseguida.
—Separa las piernas. —Me mete una pierna entre las mías y, agarrándome de
las caderas, empuja mi pierna derecha a un lado—. Eso está mejor. Después de
esto, te dejaré dormir.
¿Dormir? Estoy jadeando. No pienso en dormir ahora. Levanta la mano y me
acaricia suavemente la espalda.
—Tienes una piel preciosa, _______tn —susurra e, inclinándose, me riega de
suaves y ligerísimos besos la columna.
Al mismo tiempo, pasa las manos por delante, me palpa los pechos, me agarra
los pezones entre los dedos y me los pellizca suavemente.
Contengo un gemido y noto que mi cuerpo entero reacciona, revive una vez más
para él.
Me mordisquea y me chupa la cintura, sin dejar de pellizcarme los pezones, y
mis manos aprietan con fuerza el poste exquisitamente tallado. Aparta las manos y
lo oigo rasgar una vez más el envoltorio del condón y quitarse los vaqueros de una
patada.
—Tienes un culo muy sexy y cautivador, ________tn Steele. La de cosas que me
gustaría hacerle. —Acaricia y moldea cada una de mis nalgas, luego sus manos se
deslizan hacia abajo y me mete dos dedos—. Qué húmeda… Nunca me
decepciona, señorita Steele —susurra, y percibo fascinación en su voz—. Agárrate
fuerte… esto va a ser rápido, nena.
Me sujeta las caderas y se sitúa, y yo me preparo para la embestida, pero
entonces alarga la mano y me agarra la trenza casi por el extremo y se la enrosca en
la muñeca hasta llegar a mi nuca, sosteniéndome la cabeza. Muy despacio, me
penetra, tirándome a la vez del pelo… Ay, hasta el fondo. La saca muy despacio, y
con la otra mano me agarra por la cadera, sujetando fuerte, y luego entra de golpe,
empujándome hacia delante.
—¡Aguanta, _____tn ! —me grita con los dientes apretados.
Me agarro más fuerte al poste y me pego a su cuerpo todo lo que puedo
mientras continúa su despiadada arremetida, una y otra vez, clavándome los
dedos en la cadera. Me duelen los brazos, me tiemblan las piernas, me escuece el
cuero cabelludo de los tirones… y noto que nace de nuevo esa sensación en lo más
hondo de mi ser. Oh, no… y por primera vez, temo el orgasmo… si me corro… me
voy a desplomar. Harry sigue embistiendo contra mí, dentro de mí, con la
respiración entrecortada, gimiendo, gruñendo. Mi cuerpo responde… ¿cómo?
Noto que se acelera. Pero, de pronto, tras metérmela hasta el fondo, Harry se
detiene.
—Vamos, _____tn , dámelo —gruñe y, al oírlo decir mi nombre, pierdo el control y
me vuelvo toda cuerpo y torbellino de sensaciones y dulce, muy dulce liberación, y
después pierdo total y absolutamente la conciencia.
Cuando recupero el sentido, estoy tumbada encima de él. Él está en el suelo y yo
encima de él, con la espalda pegada a su pecho, y miro al techo, en un estado de
glorioso poscoito, espléndida, destrozada. Ah, los mosquetones, pienso distraída;
me había olvidado de ellos.
—Levanta las manos —me dice en voz baja.
Me pesan los brazos como si fueran de plomo, pero los levanto. Abre las tijeras y
pasa una hoja por debajo del plástico.
—Declaro inaugurada esta _______tn —dice, y corta el plástico.
Río como una boba y me froto las muñecas al fin libres. Noto que sonríe.
—Qué sonido tan hermoso —dice melancólico.
Se incorpora levantándome con él, de forma que una vez más me encuentro
sentada en su regazo.
—Eso es culpa mía —dice, y me empuja suavemente para poder masajearme los
hombros y los brazos.
Con delicadeza, me ayuda a recuperar un poco la movilidad.
¿El qué?
Me vuelvo a mirarlo, intentando entender a qué se refiere.
—Que no rías más a menudo.
—No soy muy risueña —susurro adormecida.
—Oh, pero cuando ocurre, señorita Steele, es una maravilla y un deleite
contemplarlo.
—Muy florido, señor Styles —murmuro, procurando mantener los ojos abiertos.
Su mirada se hace más tierna, y sonríe.
—Parece que te han follado bien y te hace falta dormir.
—Eso no es nada florido —protesto en broma.
Sonríe y, con cuidado, me levanta de encima de él y se pone de pie,
espléndidamente desnudo. Por un instante, deseo estar más despierta para
apreciarlo de verdad. Coge los vaqueros y se los pone a pelo.
—No quiero asustar a Taylor, ni tampoco a la señora Jones —masculla.
Mmm… ya deben de saber que es un cabrón pervertido. La idea me preocupa.
Se agacha para ayudarme a ponerme en pie y me lleva hasta la puerta, de la que
cuelga una bata de suave acolchado gris. Me viste pacientemente como si fuera una
niña. No tengo fuerzas para levantar los brazos. Cuando estoy tapada y decente, se
inclina y me da un suave beso, y en sus labios se dibuja una sonrisa.
—A la cama —dice.
Oh… no…
—Para dormir —añade tranquilizador al ver mi expresión.
De repente, me coge en brazos y, acurrucada contra su pecho, me lleva a la
habitación del pasillo donde esta mañana me ha examinado la doctora Greene. La
cabeza me cuelga lánguidamente contra su torso. Estoy agotada. No recuerdo
haber estado nunca tan cansada. Retira el edredón y me tumba y, lo que es aún
más asombroso, se mete en la cama conmigo y me estrecha entre sus brazos.
—Duerme, preciosa —me susurra, y me besa el pelo.
Y, antes de que me dé tiempo a hacer algún comentario ingenioso, estoy
Dormida.
Unos labios tiernos me acarician la sien, dejando un reguero de besitos a su paso, y
en el fondo quiero volverme y responder, pero sobre todo quiero seguir dormida.
Gimo y me refugio debajo de la almohada.
—________tn , despierta —me dice Harry en voz baja, zalamero.
—No —gimoteo.
—En media hora tenemos que irnos a cenar a casa de mis padres —añade
divertido.
Abro los ojos a regañadientes. Fuera ya es de noche. Harry está inclinado
sobre mí, mirándome fijamente.
—Vamos, bella durmiente. Levanta. —Se agacha y me besa de nuevo—. Te he
traído algo de beber. Estaré abajo. No vuelvas a dormirte o te meterás en un lío
—me amenaza, pero en un tono moderado.
Me da otro besito y se va, y me deja intentando abrir del todo los ojos en la fría y
oscura habitación.
Estoy despejada, pero de pronto me pongo nerviosa. Madre mía, ¡voy a conocer
a sus padres! Hace nada me estaba atizando con una fusta y me tenía atada con
unas bridas para cables que yo misma le vendí, por el amor de Dios… y ahora voy
a conocer a sus padres. Será la primera vez que brenda los vea también; al menos ella
estará allí… qué alivio. Giro los hombros. Los tengo rígidos. Su insistencia en que
tenga un entrenador personal ya no me parece tan disparatada; de hecho, va a ser
imprescindible si quiero albergar la menor esperanza de seguir su ritmo.
Salgo despacio de la cama y observo que mi vestido cuelga fuera del armario y
mi sujetador está en la silla. ¿Dónde tengo las bragas? Miro debajo de la silla.
Nada. Entonces me acuerdo de que se las metió en el bolsillo de los vaqueros. El
recuerdo me ruboriza: después de que él… me cuesta incluso pensar en ello; de
que él fuera tan… bárbaro. Frunzo el ceño. ¿Por qué no me ha devuelto las bragas?
Me meto en el baño, desconcertada por la ausencia de ropa interior. Mientras
me seco después de una gozosa pero brevísima ducha, caigo en la cuenta de que lo
ha hecho a propósito. Quiere que pase vergüenza teniendo que pedirle que me
devuelva las bragas, y poder decirme que sí o que no. La diosa que llevo dentro me
sonríe. Dios… yo también puedo jugar a ese juego. Decido en ese mismo instante
que no se las voy a pedir, que no voy a darle esa satisfacción; iré a conocer a sus
padres sans culottes. ¡_______tn Steele!, me reprende mi subconsciente, pero no le
hago ni caso; casi me abrazo de alegría porque sé que eso la va a desquiciar.
De nuevo en el dormitorio, me pongo el sujetador, me pongo el vestido y me
encaramo en mis zapatos. Me deshago la trenza y me cepillo el pelo rápidamente,
luego le echo un vistazo a la bebida que me ha traído. Es de color rosa pálido. ¿Qué
será? Zumo de arándanos con gaseosa. Mmm… está deliciosa y sacia mi sed.
Vuelvo corriendo al baño y me miro en el espejo: ojos brillantes, mejillas
ligeramente sonrosadas, sonrisa algo pícara por mi plan de las bragas. Me dirijo
abajo. Quince minutos. No está nada mal, _______tn.
Harry está de pie delante del ventanal, vestido con esos pantalones de
franela gris que me encantan, esos que le caen de una forma tan increíblemente
sexy, y, por supuesto, una camisa de lino blanco. ¿No tiene nada de otros colores?
Frank Sinatra canta suavemente por los altavoces del sistema sonido surround.
Se vuelve y me sonríe cuando entro. Me mira expectante.
—Hola —digo en voz baja, y mi sonrisa de esfinge se encuentra con la suya.
—Hola —contesta—. ¿Cómo te encuentras?
Le brillan los ojos de regocijo.
—Bien, gracias. ¿Y tú?
—Fenomenal, señorita Steele.
Es obvio que espera que le diga algo.
—Frank. Jamás te habría tomado por fan de Sinatra.
Me mira arqueando las cejas, pensativo.
—Soy ecléctico, señorita Steele —musita, y se acerca a mí como una pantera
hasta que lo tengo delante, con una mirada tan intensa que me deja sin aliento.
Frank empieza de nuevo a cantar… un tema antiguo, uno de los favoritos de
Ray: «Witchcraft». Harry pasea despacio las yemas de los dedos por mi mejilla,
y la sensación me recorre el cuerpo entero hasta llegar ahí abajo.
—Baila conmigo —susurra con voz ronca.
Se saca el mando del bolsillo, sube el volumen y me tiende la mano, sus ojos
verdes prometedores, apasionados, risueños. Resulta absolutamente cautivador, y
me tiene embrujada. Poso mi mano en la suya. Me dedica una sonrisa indolente y
me atrae hacia él, pasándome la mano por la cintura.
Le pongo la mano libre en el hombro y le sonrío, contagiada de su ánimo
juguetón. Empieza a mecerse, y allá vamos. Uau, sí que baila bien. Recorremos el
salón entero, del ventanal a la cocina y vuelta al salón, girando y cambiando de
rumbo al ritmo de la música. Me resulta tan fácil seguirlo…
CONTINUARA ........
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
OLIS AMORES
aqui les deje dos capitulo por perderme tanto
sori pero no he tenido tiempo de subirlo :s
pero aki recompesando la situacion
espero que les guste y
que comente :D
les tengo una propuesta bueno qui quieren :jiji:
hare un grupo de whatsap con las chicas que aman la novela
las aque les gusta tambien la trilogia de 50 sombras de grey
las que quieran me lo dice asi las agrago asi podemos discutir sobre la novel y estar mas al tanto les parese ?? bueno la que quiera me lo dice bueno
las amoooo chicas besitos :luuv: :luuv: :luuv:
aqui les deje dos capitulo por perderme tanto
sori pero no he tenido tiempo de subirlo :s
pero aki recompesando la situacion
espero que les guste y
que comente :D
les tengo una propuesta bueno qui quieren :jiji:
hare un grupo de whatsap con las chicas que aman la novela
las aque les gusta tambien la trilogia de 50 sombras de grey
las que quieran me lo dice asi las agrago asi podemos discutir sobre la novel y estar mas al tanto les parese ?? bueno la que quiera me lo dice bueno
las amoooo chicas besitos :luuv: :luuv: :luuv:
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
Holiiis gracias por entenderme eres la mejor siguela y me parece bien lo del grupo me agregarias???
rosmery de styles
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
mi amor no tengo whatsap pero cuando lo tenga te lo doy besos y SIGUELAAA**Hale** escribió:OLIS AMORES
aqui les deje dos capitulo por perderme tanto
sori pero no he tenido tiempo de subirlo :s
pero aki recompesando la situacion
espero que les guste y
que comente :D
les tengo una propuesta bueno qui quieren :jiji:
hare un grupo de whatsap con las chicas que aman la novela
las aque les gusta tambien la trilogia de 50 sombras de grey
las que quieran me lo dice asi las agrago asi podemos discutir sobre la novel y estar mas al tanto les parese ?? bueno la que quiera me lo dice bueno
las amoooo chicas besitos :luuv: :luuv: :luuv:
lokita
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
siguelaaaaaaaaaaa esta idhfosdhfv como te explico!!! no tengo palabras!!!! seguidlaaaaaaaaaaaaaaaaaa
lokita
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
awwww olis gracias por comentar :Drosmery de styles escribió:Holiiis gracias por entenderme eres la mejor siguela y me parece bien lo del grupo me agregarias???
ya mismo la sigo :3
siii claro que te agrego pasame tu numero y te agrego :cosi:
besitos
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
okis dale estare esperandote para agregarte :Dlokita escribió:mi amor no tengo whatsap pero cuando lo tenga te lo doy besos y SIGUELAAA**Hale** escribió:OLIS AMORES
aqui les deje dos capitulo por perderme tanto
sori pero no he tenido tiempo de subirlo :s
pero aki recompesando la situacion
espero que les guste y
que comente :D
les tengo una propuesta bueno qui quieren :jiji:
hare un grupo de whatsap con las chicas que aman la novela
las aque les gusta tambien la trilogia de 50 sombras de grey
las que quieran me lo dice asi las agrago asi podemos discutir sobre la novel y estar mas al tanto les parese ?? bueno la que quiera me lo dice bueno
las amoooo chicas besitos :luuv: :luuv: :luuv:
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
ok :yeyeah:lokita escribió:siguelaaaaaaaaaaa esta idhfosdhfv como te explico!!! no tengo palabras!!!! seguidlaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ya la sigooo no me mates
jjeje besitos :D
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
CAPITULO 46
atrás frente a la pared de cristal, con Seattle centelleando allá fuera, como el fondo
oscuro y mágico de nuestro baile. No puedo controlar mi risa alegre. Cuando la
canción termina, me sonríe.
—No hay bruja más linda que tú —murmura, y me da un tierno beso—. Vaya,
esto ha devuelto el color a sus mejillas, señorita Steele. Gracias por el baile. ¿Vamos
a conocer a mis padres?
—De nada, y sí, estoy impaciente por conocerlos —contesto sin aliento.
—¿Tienes todo lo que necesitas?
—Sí, sí —respondo con dulzura.
—¿Estás segura?
Asiento con todo el desenfado del que soy capaz bajo su intenso y risueño
escrutinio. Se dibuja en su rostro una enorme sonrisa y niega con la cabeza.
—Muy bien. Si así es como quiere jugar, señorita Steele.
Me toma de la mano, coge su chaqueta, colgada de uno de los taburetes de la
barra, y me conduce por el vestíbulo hasta el ascensor. Ah, las múltiples caras de
Harry Styles … ¿Seré algún día capaz de entender a este hombre tan voluble?
Lo miro de reojo en el ascensor. Algo le hace gracia: un esbozo de sonrisa
coquetea en su preciosa boca. Temo que sea a mi costa. ¿Cómo se me ha ocurrido?
Voy a ver a sus padres y no llevo ropa interior. Mi subconsciente me pone una
inútil cara de «Te lo dije». En la relativa seguridad de su casa, me parecía una idea
divertida, provocadora. Ahora casi estoy en la calle… ¡sin bragas! Me mira de
reojo, y ahí está, la corriente creciendo entre los dos. Desaparece la expresión
risueña de su rostro y su semblante se nubla, sus ojos se oscurecen… oh, Dios.
Las puertas del ascensor se abren en la planta baja. Harry menea apenas la
cabeza, como para librarse de sus pensamientos y, caballeroso, me cede el paso. ¿A
quién quiere engañar? No es precisamente un caballero. Tiene mis bragas.
Taylor se acerca en el Audi grande. Harry me abre la puerta de atrás y yo
entro con toda la elegancia de la que soy capaz, teniendo presente que voy sin
bragas como una cualquiera. Doy gracias por que el vestido de brenda sea tan ceñido
y me llegue hasta las rodillas.
Cogemos la interestatal 5 a toda velocidad, los dos en silencio, sin duda
cohibidos por la presencia de Taylor en el asiento del piloto. El estado de ánimo de
Harry es casi tangible y parece cambiar; su buen humor se disipa poco a poco
cuando tomamos rumbo al norte. Lo veo pensativo, mirando por la ventanilla, y
soy consciente de que se aleja de mí. ¿Qué estará pensando? No se lo puedo
preguntar. ¿Qué puedo decir delante de Taylor?
—¿Dónde has aprendido a bailar? —inquiero tímidamente.
Se vuelve a mirarme, su expresión indescifrable bajo la luz intermitente de las
farolas que vamos dejando atrás.
—¿En serio quieres saberlo? —me responde en voz baja.
Se me cae el alma al suelo. Ya no quiero saberlo, porque me lo puedo imaginar.
—Sí —susurro a regañadientes.
—A la señora Robinson le gustaba bailar.
Vaya, mis peores sospechas se confirman. Ella le enseñó, y la idea me deprime:
yo no puedo enseñarle nada. No tengo ninguna habilidad especial.
—Debía de ser muy buena maestra.
—Lo era.
Siento que me pica el cuero cabelludo. ¿Se llevó lo mejor de él? ¿Antes de que se
volviera tan cerrado? ¿O consiguió sacarlo de su ostracismo? Tiene un lado tan
divertido y travieso… Sonrío sin querer al recordarme en sus brazos mientras me
llevaba dando vueltas por el salón, tan inesperadamente, con mis bragas
guardadas en algún sitio.
Y luego está el cuarto rojo del dolor. Me froto las muñecas pensativa… es el
resultado de que te hayan atado las manos con una fina cinta de plástico. Ella le
enseñó todo eso también, o lo estropeó, dependiendo del punto de vista. O quizá
habría llegado a ser como es a pesar de la señora R. En ese instante me doy cuenta
de que la odio. Espero no conocerla nunca, porque, de hacerlo, no soy responsable
de mis actos. No recuerdo haber sentido nunca semejante animadversión por
nadie, y menos por alguien a quien no conozco. Mirando sin ver por la ventanilla,
alimento mi rabia y mis celos irracionales.
Mi pensamiento vuelve a centrarse en esta tarde. Teniendo en cuenta cuáles creo
que son sus preferencias, me parece que ha sido benévolo conmigo. ¿Estaría
dispuesta a hacerlo otra vez? No voy a fingir remilgos que no siento. Pues claro
que lo haría, si él me lo pidiera… siempre que no me haga daño y sea la única
forma de estar con él.
Eso es lo importante. Quiero estar con él. La diosa que llevo dentro suspira de
alivio. Llego a la conclusión de que rara vez usa la cabeza para pensar, sino más
bien otra parte esencial de su anatomía, que últimamente anda bastante expuesta.
—No lo hagas —murmura.
Frunzo el ceño y me vuelvo hacia él.
—¿Que no haga el qué?
No lo he tocado.
—No les des tantas vueltas a las cosas, _______tn. —Alarga el brazo, me coge la
mano, se la lleva a los labios y me besa los nudillos con suavidad—. Lo he pasado
estupendamente esta tarde. Gracias.
Y ya ha vuelto a mí otra vez. Lo miro extrañada y sonrío tímidamente. Me
confunde. Le pregunto algo que me ha estado intrigando.
—¿Por qué has usado una brida?
Me sonríe.
—Es rápido, es fácil y es una sensación y una experiencia distinta para ti. Sé que
parece bastante brutal, pero me gusta que las sujeciones sean así. —Sonríe
levemente—. Lo más eficaz para evitar que te muevas.
Me sonrojo y miro nerviosa a Taylor, que se muestra impasible, con los ojos en
la carretera. ¿Qué se supone que debo decir a eso? Harry se encoge de hombros
con gesto inocente.
—Forma parte de mi mundo, _____Tn.
Me aprieta la mano, me suelta, y vuelve a mirar por la ventana.
Su mundo, claro, al que yo quiero pertenecer, pero ¿con sus condiciones? Pues
no lo sé. No ha vuelto a mencionar ese maldito contrato. Mis reflexiones íntimas no
me animan mucho. Miro por la ventanilla y el paisaje ha cambiado. Cruzamos uno
de los puentes, rodeados de una profunda oscuridad. La noche sombría refleja mi
estado de ánimo introspectivo, cercándome, asfixiándome.
Miro un instante a Harry, y veo que me está mirando.
—¿Un dólar por tus pensamientos? —dice.
Suspiro y frunzo el ceño.
—¿Tan malos son? —dice.
—Ojalá supiera lo que piensas tú.
Sonríe.
—Lo mismo digo, nena —susurra mientras Taylor nos adentra a toda velocidad
en la noche con rumbo a Bellevue.
Son casi las ocho cuando el Audi gira por el camino de entrada a una gran mansión
de estilo colonial. Impresionante, hasta las rosas que rodean la puerta. De libro
ilustrado.
—¿Estás preparada para esto? —me pregunta Harry mientras Taylor se
detiene delante de la imponente puerta principal.
Asiento con la cabeza y él me aprieta la mano otra vez para tranquilizarme.
—También es la primera vez para mí —susurra, y sonríe maliciosamente—.
Apuesto a que ahora te gustaría llevar tu ropita interior —dice, provocador.
Me ruborizo. Me había olvidado de que no llevo bragas. Por suerte, Taylor ha
salido del coche para abrirme la puerta y no ha podido oír nada de esto. Miro
ceñuda a Harry , que sonríe de oreja a oreja mientras yo me vuelvo y salgo del
coche.
La doctora Anne Cox-Styles nos espera en la puerta. Lleva un vestido de
seda azul oscuro que le da un aire elegante y sofisticado ( http://www.polyvore.com/anee_cox/set?id=117174010 ). Detrás de ella está el señor
Styles , supongo, alto, rubio y tan guapo a su manera como Harry .
—______tn , ya conoces a mi madre, Anne. Este es mi padre, Des Styles .
—Señor Styles , es un placer conocerlo.
Sonrío y le estrecho la mano que me tiende.
—El placer es todo mío, ______tn .
—Por favor, llámeme ____Ta.
Sus ojos grises son dulces y afables.
—____Ta, cuánto me alegro de volver a verte. —Anne me envuelve en un cálido
abrazo—. Pasa, querida.
—¿Ya ha llegado? —oigo gritar desde dentro de la casa.
Miro nerviosa a Harry.
—Esa es Gemma, mi hermana pequeña —dice en tono casi irritado, pero no lo
suficiente.
Cierto afecto subyace bajo sus palabras; se le suaviza la voz y le chispean los
ojos al pronunciar su nombre. Es obvio que Harry la adora. Un gran
descubrimiento. Y ella llega arrasando por el pasillo, con su pelo rubio es, alta y curvilínea http://www.polyvore.com/gemma_styles/set?id=117175206 . Debe de ser de mi edad.
—¡______tn ! He oído hablar tanto de ti…
Me abraza fuerte.
Madre mía. No puedo evitar sonreír ante su desbordante entusiasmo.
—______Ta, por favor —murmuro mientras me arrastra al enorme vestíbulo.
Todo son suelos de maderas nobles y alfombras antiquísimas, con una escalera
de caracol que lleva al segundo piso.
— Harry nunca ha traído a una chica a casa —dice Gemma , y sus ojos oscuros
brillan de emoción.
Veo que Harry pone los ojos en blanco y arqueo una ceja. Él me mira risueño.
—Gemma, cálmate —la reprende Anne discretamente—. Hola, cariño —dice
mientras besa a Harry en ambas mejillas.
Él le sonríe cariñoso y luego le estrecha la mano a su padre.
Nos dirigimos todos al salón. Gemma no me ha soltado la mano. La estancia es
espaciosa, decorada con gusto en tonos crema, marrón y azul claro, cómoda,
discreta y con mucho estilo. Brenda y zayn están acurrucados en un sofá, con sendas
copas de champán en la mano. Brenda se levanta como un resorte para abrazarme y
Gemma por fin me suelta la mano......
continuara .......
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
listo chicas subiii
capi corto pero mañana subo otroo
espoero que les guste
y comenten :D
besitos las amooo ahhh no se olviden
dejen su whatsapp asi las agrego y armo el grupo de las lectoras de la novela y fasn de la novela 50 sombras de grey ¡¡¡¡
capi corto pero mañana subo otroo
espoero que les guste
y comenten :D
besitos las amooo ahhh no se olviden
dejen su whatsapp asi las agrego y armo el grupo de las lectoras de la novela y fasn de la novela 50 sombras de grey ¡¡¡¡
**Hale**
Re: Perdida En Tus Sombras -Harry Styles Y ____Tn Steele-Hot ||¡ Prohibida Para Menores De 18 Años !||
quiero mas capitulos pronto!!
ch.alzapiedi
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