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Mensaje por soothsayer_ Vie 03 Ene 2014, 9:58 pm


Nombre: 2wayStreet♥.
Autor: Ivette Tavárez.
Género: Drama, Romance, suspenso, violencia.
Advertencias: Contiene escenas subidas de tono.




Prólogo.


Tiempo.
Se rumora que este poderoso y poco placentero acto, posee la habilidad de sanarlo todo. Siempre me pregunté el por qué de todas las cosas… y resignada ante la idea, decidía esperar que la vida u otro suceso me explicara detalladamente lo que quería saber. Pero la mayoría de las cosas no tienen un significado específico, y sí todo pasa por una razón… esa razón no siempre es explicada.
De la única manera que se puede ganar la batalla de la vida: es entender que no siempre las armas que creemos más poderosas, no siempre son las que nos llevarán a la victoria. Sino, aquello que creemos más trivial. 
Por eso, supongo que lo mejor es no buscar respuestas o significados. A veces, las cosas sí pasan porque sí.


Última edición por soothsayer_ el Dom 05 Ene 2014, 4:33 pm, editado 6 veces
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Mensaje por soothsayer_ Vie 03 Ene 2014, 10:01 pm

Capítulo I: “Flash”



Me encontraba en un fashion event, tomando fotografías para la empresa de mi padre, quién tenía toda una línea de ropa y me pagaba unas buenas cantidades, para hacerme pasar por fotógrafa profesional y/o publicista, y así poder observar cuales tácticas utilizaban sus competencias a la hora de diseñar.
Las luces de los demás fotógrafos me cegaban, pero supuse que era parte de lo que debía aguantar no solo aquí. Puesto que mi sueño siempre había sido ser fotógrafa… 
La verdad es que todo era hermoso y las modelos completamente despampanantes. No pude evitar compararme con ellas, todas altas, rubias y esbeltas. Yo era exactamente lo contrario, pequeña, pelo oscuro y bien voluptuosa en el buen sentido.
La pasarela era más bien aburrida, no solía ni siquiera verlas desfilando por televisión así que básicamente estar aquí era todo un suplicio. Aparté de mi mirada de las modelos, observando la audiencia del otro lado de la pasarela. Críticos anotaban opiniones y argumentos en sus pequeñas libretas que a simple vista parecían una reunión de garabatos, fotógrafos competían por un mejor ángulo y me sorprendió totalmente, ver dos jóvenes sentados justo en primera fila. Sus expresiones faciales no podían ser más confusas.
El de pelo castaño claro, lucía muy interesado en lo que sucedía en tarima, mientras el rubio parecía luchar contra el deseo de dormirse.
Casi por obligación tuve que reírme, y de paso les tiré unas cuantas fotos para burlarme de ellas en un futuro.


[…]


Algunos 40 minutos pasaron, cuando por fin el evento terminó. Ahora entendía el sentimiento del Rubio Dormilón de primera fila. ¡Esto era lo más aburrido de la historia! 
Decidí llamar a mi Papá, y comentarle que este infierno había dejado de arder y me dispuse a irme, no sin antes revisar todas las fotografías que había tomado.
Pero al parecer, algo no andaba bien. Mi cámara no encendía. Intenté alrededor de 6 veces, lo que para mí fue más que suficiente para echar unas cuantas maldiciones en voz alta y de vez en cuando golpear la cámara con la palma de mi mano.
-¿¡En serio?! ¡Maldita sea!
Para ser honesta, estaba tan concentrada en mi disgusto que no me di cuenta de que alguien se había acercado a mí.
-Disculpa, ¿necesitas ayuda? –escuché en un acento extrañamente único.
Cuando levanté el rostro, me encontré con unos ojos tremendamente azules, y no pude disimular una sonrisa. Era el Rubio Dormilón.
-De hecho, la necesito. Mi cámara acaba de morir, o algo parecido.-murmuré entregándosela para que pudiera examinarla, dándome cuenta de que su amigo había desaparecido.
Le dio algunas vueltas, estudiando donde podía haber daños. Por su cara parecía más relacionado con el tema de cosas dañadas, que el mundo de la ropa. Cada vez estaba más confundida de su presencia en un lugar como este.
-Creo que puedo resolverlo. ¿Ves aquí? –mencionó tocando justo el botón de encender- Está hundido, al parecer se atoró con algo. ¿Tienes algo afilado en el pelo, o algo por el estilo?
-No realmente.-lamenté haberme comido las uñas esta tarde, si es que aquello podía ayudarme. Me miró directamente a los ojos, al parecer ideando algo. Frunció sus labios, y luego suspiró.
-¿Estás usando sostén?
-¿Qué? –pregunté, sorprendida
-No, no me mal intérpretes –sonrió.- Los sostenes suelen tener unas varillas en cada lado, que pueden ser muy útiles.
-Tienes razón, lo siento.-me reí avergonzada- Puedo ir al baño e intentar sacármelo.
-Bien, toma la cámara. Te espero.
Le sonreí de vuelta, maravillada con su servicio. Tomé la cámara, y busqué con los ojos el baño de damas. Me tomé la libertad de mirarlo de reojo unas cuantas veces… parecía buena persona y bastante divertido a simple vista. 


El baño de damas constaba de 3 cubículos a mano derecha, y el espejo/lava manos a la izquierda. 
Un sonido suave recorría todo el baño, de ropa estrujándose o tapones de baño despegarse de los orificios. Pero, como toda ignorante opté por dejar pasar estos sonidos y me aventuré a abrir el primer cubículo. Era un total asco, y lo cerré apenas tocándolo completamente asqueada de lo que había sucedido allí. Empujé algunas veces el segundo cubículo y nada. Quizás estaba en reparación, así que no quise seguir intentando, por miedo a encontrarme con algo parecido a lo que había en el primero, por lo que me dirigí al tercero. El sonido seguía ocupando el lugar y al empujar levemente la tercera puerta comprendí el error que había cometido al ignorar los sonidos.
El amigo del rubio, besaba a una de las modelos mientras descaradamente introducía dos dedos en su húmedo miembro, a una velocidad enloquecedora. Pude darme cuenta de que tanto ella como él, llevaban chupones en sus cuellos… Lo que explicaba perfectamente el sonido de tapones de baño.
Me llevé una mano a la boca, cuando un par de ojos verdes, claramente dilatados por la excitación, se dirigieron a mí.
-Lo siento.-dejé escapar en un susurro, y por instinto cerré la puerta.


Solo salir al pasillo, y me destornillé de la risa. Seriamente agregué en mis planes, solicitar una habitación en un manicomio. Después de lo que acababa de presenciar, era justo que algo en mí no fuera normal.
Iba a morir de un ataque de risa, cuando el rubio dormilón apareció por el pasillo, sonriendo al verme en aquel estado.
-¿Qué ha pasado? –preguntó mostrando su perfecta dentadura, y la forma en la que sus ojos sonreían con él
-Adentro… -expliqué entre risas- …habían… 
Me di cuenta de que iba a ser imposible para mí explicarle lo sucedido. Además, tratándose de su amigo no quise ni comentarlo.
-No importa.-le dije luego de suspirar- No pude hacer nada, los cubículos están… inhabilitados. Aprecio que quisieras ayudarme, pero creo que tendré que llevarme la cámara en el estado en la que está.
-No te des por vencida así. Ven, te ayudaré a entrar al baño de caballeros.
-¿En serio? –sonreí
-Sí, vamos.-inmediatamente tomó mi mano y me guió hasta la puerta, ambos riendo como críos.- Espera aquí, revisaré que no haya nadie adentro.
Asentí y esperé unos cuantos segundos a que examinara.
-Entra, estaré aquí para evitar que entren.
-¿Y cómo se supone que harás eso? Es un baño público.
-Inventaré algo, no te preocupes.
-Bien.-sonreí divertida y entré


¡Este tipo estaba loco! Aunque no podía negar ni por un segundo lo creativo que era.
Revisé nuevamente por debajo de las puertas, con miedo a repetir la historia del baño de damas. Entré al primer cubículo y me quité el sostén. Lo rompí en una dura batalla con mis dientes y ambas manos, por lo que pude sacar la varilla. Sus puntas eran muy finas, quizás era justo lo que el rubio dormilón necesitaba.
-¿Crees que esto funcionará?
Él lo tomó en sus manos y asintió. Buscamos un sitio para sentarnos e inmediatamente intentó zafar el hundido botón.
Mantuvo silencio todo el tiempo, lo que lo hacía muy serio y concentrado.
Su amigo aún no había aparecido. Parecía que aún estaban sucediendo cosas en aquel cubículo. Lo mejor que podía hacer era distraer mi mente de aquello y enfocarme en lo que el rubio hacía.
-¡Listo! –mencionó y su dentadura relució nuevamente
-¿De verdad?, uff.-suspiré
-La encenderé para ver que no hayan daños internos.
Asentí de acuerdo a su propósito, permitiendo que la cámara fuera examinada nuevamente.
El Rubio tocó algunos cuantos botones, e ingresó a las fotografías, ampliando la última. Inmediatamente estalló en carcajadas. Yo sonreí, preguntando qué pasaba y cuando señaló la cámara: pude ver la última foto que les había tirado a él y su amigo.
La foto representaba su amigo, con ojos muy despiertos y una pequeña sonrisa malditamente atractiva, mientras él se encontraba recostado en su asiento con ambos ojos cerrados y sostenía su cara con su mano izquierda. No pude evitar carcajearme con él, más por la vergüenza que por la fotografía.
-¡Me encanta esta foto! –exclamó divertido.- No sabía que Harry y yo, éramos parte de los modelos que debías fotografiar
-Lo siento.-me disculpé entre risas, repitiendo el nombre del castaño en mi cabeza.- Es que se veían demasiado graciosos.
-No tengo dudas sobre eso.-tras apagar mi cámara, la colocó en mis manos- Mi nombre es Niall.
-Emma.-murmuré a modo de respuesta
-Emma.-repitió sorprendido, dándole más mente de la necesaria- ¿Vienes a estas cosas muy seguido?
-La verdad es que no.-opté por ignorar su reacción.- No estoy muy interesada por el mundo de la moda.
-Definitivamente, estoy en tu equipo.
-Dímelo a mí.-reí
-Entonces, ¿por qué aceptaste fotografiar aquí?
-Las personas hacen muchas cosas por buenas cantidades de dinero.-respondí, dándome cuenta de lo mal que sonaba. Su repentina sonrisa tampoco ayudó.
-Es cierto.
Un silencio nos abrazó luego de su respuesta. No sabía si debía cavar un pozo y permitirme ser tragada por la tierra o qué. Cuando alguien se acercó a nosotros, a algunos 10 pasos de distancia y con una seña, llamó a Niall. Era Harry.
Niall asintió y se dirigió hacia mí.
-¿Qué te parece si intercambiamos números?
Me dejé convencer por sus ojos y en algunos segundos, ya ambos teníamos el móvil del otro.
Se despidió de mí con un beso en la mejilla, y caminó hacia Harry. Quién me miraba curioso pero serio, al parecer creía que estaba hablando con Niall sobre lo que había visto en el cubículo.
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Mensaje por soothsayer_ Vie 03 Ene 2014, 10:27 pm

Capítulo II: “Rides”



Solía correr en las mañanas con el fin de mantenerme tonificada y luego regresar a cocinar en mi solitaria casa.
Para ser honesta, siempre fui una niña de Mami y Papi con muchas libertades. Por lo que financieramente, siempre tuve dinero y al cumplir 20 años, edad que aún mantenía en la fecha, mis padres me regalaron mi vivienda.
Constaba de dos enormes pisos, para mi sola. Y difícil de entender para mis amigos, no siempre era tan divertido. Claro, mis fiestas eran las mejores, pero a la hora de recoger el desastre, debía pagar mucamas para que hiciera el trabajo sucio por mí.
A pesar de no estar muy sorprendida por el hecho, habían pasado dos días desde el evento y no había tenido noticias de Niall en absoluto. Realmente me sentía muy curiosa tanto por Niall como por Harry. Algo en ellos los hacía malditamente llamativos, cada uno a su manera.
“0 llamadas perdidas”, señalaba mi móvil.
Suspiré indignada, intentando mantenerme positiva ya que sí quería reunirme con él y llegarlo a conocer. Opté por distraerme y tener una tarde divertida con mis amigos, quienes siempre sabían ocupar mi mente con sus payasadas.


[…]


Estuvimos en un bar, bebiendo y conversando. Kate me contaba de lo triste que su vida amorosa resultaba ser, mientras Sebastian se burlaba de ella. Aleph mantenía silencio, puesto que uno de sus secretos resultaba ser su profundo amor por Kate. Lamentablemente esta lo mantenía siendo rey de la friendzone.
-Veamos una película.-sugerí- Pueden quedarse todos en mi casa.
-¡Me apunto! –dijo Aleph, mirando directamente a Kate. Seguro atemorizado de que esta negara
-Bien,-intervine- ¡eso significa que vamos todos sin peros!
-Okay.-murmuraron Kate y Sebastian


Ya en mi casa decidimos ver una película de terror. Yo especialmente las amaba, y ya que los muchachos se quedarían en casa, supuse que no tendría tanto miedo. Aun viendo la película, miraba de reojo el móvil en espera de alguna vibración o sonido. Decidí olvidarme de eso y concentrarme en la película cuando mi móvil timbró. Grande fue decepción al leer “Papá” en la pantalla.
-Hey pap.-saludé
Me había encaminado hasta el primer piso, con el fin de no molestar la concentración de los muchachos, en la película.
-¿Qué tal todo, mi pequeña?
-Tranquilo. ¿Qué hay de ti?
-Excelente.-pausó- Te llamo para cerciorarme de que mañana temprano llevarás las fotos al estudio.
-Sí, mañana temprano estoy allá. No te preocupes.
-Está bien, me despido.
-Bien. Besos a Mamá. 


Agradecí a Dios lo corta que había sido la llamada, pues hablar con mi papá por celular solía ser lo más aburrido de la historia. Me quedé husmeando en mi celular, mientras ponía más palomitas a hacer en el microondas. Podía escuchar los quejidos de Kate desde allí, al parecer la película que habíamos escogido era realmente terrorífica. Las palomitas estuvieron, y al poner un pie en la escalera me devolví. Si no llamaba a Niall ahora, estaba segura que nunca lo iba a llamar. Busqué su nombre en mi agenda, y lo dejé sonar.
Escuché el timbre algunas tres veces sin respuesta alguna. Vamos, eran las 6 de la tarde, ¿qué tan ocupado podía estar?
4.5.6.7.8
-¡Hey, Emma! –escuché, definitivamente era Niall
-Hey, ¿qué tal?
-Lamento no haberte llamado antes.-se disculpó- Las cosas han estado un poco locas.
-Entiendo.-hice un corto silencio.- Solo llamaba para saber qué hacías…
-Bueno, ya la locura bajó un poco. Justo esta noche iba a llamarte para quedar. ¿Te parece la idea?
-Sí, me parece excelente.-sonreí
-Bien. Esto es lo que haremos: Te enviaré mi dirección por txt. Pasa por aquí a las 3pm, así nos vamos toda la tarde y en la noche te llevo a casa.
-Suena divertido para mí.
-Lo será, lo prometo.
-Pues, está bien. Espero el txt.
Colgué antes de que pudiera decir algo, y al minuto me llegó el txt. Sabía cómo llegar, aunque me sorprendió la localización. Era un barrio de ricos, ¿qué haría Niall viviendo allí?
Honestamente tenía que aprender de este chico. Y la existencia del tal Harry me picaba demasiado como para ignorarla. Quería averiguar sobre ellos, lamentando el caso no tenía nada más que sus nombres. Ni siquiera las iniciales de sus apellidos.
Estaba casi segura que no eran hermanos. No tenían absolutamente nada en común, ni el pelo, ni el color de ojos, ni estructura, nada. Eran dos gotas muy diferentes, aunque existía la posibilidad de que fueran primos. Por alguna razón, me irritaba el hecho de que se conocieran.
Acordé conmigo misma el fin de esperar a saber las cosas, a pesar de ser asesinada por la curiosidad.


[…]


Eran exactamente las 3pm, y yo me encontraba perfectamente vestida y perfumada ante la puerta de la residencia. Toqué el timbre un tanto nerviosa, sin idea de quién podría abrir la puerta. No sabía quién residía con Niall, si tenía hermanos o aún vivía con sus padres.
La puerta se abrió, y unos ojos verdes con los que ya me había encontrado anteriormente, se toparon con los míos.
-Hola.-saludé con una sonrisa forzada
Ligeros hoyuelos aparecieron en sus mejillas, cuando este me regaló una sonrisa con un toque de ironía. Sus hoyuelos hacían un contraste perfecto con el color rojo de sus labios.
-Entra.
Ahí fue cuando caí en que nunca había escuchado su voz, y la verdad fue más áspera de lo que la había imaginado. Harry se hizo a un lado, dándome espacio para entrar a la casa.
Observé todo y me encaminé a la sala, con Harry siguiéndome.
-¿Emma, cierto?
-Cierto.
-Creo que hay algo que tendrás que ver.
Me voltee ahora siguiéndolo yo a él, aspirando la loción que dejaba su rastro. Me adentró en el pasillo, haciéndome subir las escaleras delante de él. Solo subir al segundo piso, envié una mirada a la primera puerta.  
No se me hizo difícil identificar a Niall tirado a un lado del váter, con la mirada en el suelo y ambas manos apoyadas en este. Por el olor, y su rostro húmedo por las lágrimas supe exactamente lo que pasaba.
-Niall.-nombré con tono apagado.
Entré al baño con el propósito de ayudarlo, descargando el váter al llegar a él. Me agaché a su nivel y levanté su rostro con mis manos.
-¿Estás bien?
-¡Ems! –exclamó mientras sus ojos se cerraban solos y repentinamente volvía a abrirlos en su totalidad.- ¡Qué bueno verte! ¿Cuándo llegaste?
Tuve que recostarlo en la tina. A penas podía sentarse y mantenerse así por sí mismo. Cerró los ojos y algunos segundos después se quedó dormido.
-¿Qué le pasó? –me dirigí a Harry
-Lo trajeron así al mediodía. Parece que tuvo una noche muy divertida.
Mantuve silencio unos segundos, observándolo dormir. Parecía un pequeño niño, luego de un largo día en el parque.
-Debemos llevarlo a su habitación.-sugerí.- ¿Me das una mano?
Como pudimos, lo levantamos del suelo y colocamos sus brazos sobre nuestros hombros.
Harry era bastante alto, por lo que daba la impresión de que Niall descansaba todo su peso en mí.
Lo dejamos en su cama, donde se acurrucó en mi cadera, permitiéndome acariciar su rubio cabello.
Harry se sentó al otro lado de la cama en silencio. Al cabo de algunos reflexivos minutos, me di cuenta de que nuestra cita no iba a aparar a ningún lado, y lo mejor que podía hacer era marcharme. Como pude me zafé de su abrazo, y caminé hasta el borde de la cama.
-Disculpa.-le dije a Harry.- Creo que será mejor que me vaya.
Harry asintió y me acompañó hasta el piso de abajo. Agradecí infinitamente en mis adentros, que esta vez yo iba delante. Observé como tomaba unas llaves y una caja de cigarrillos del desayunador. Al abrir la puerta, salió detrás de mí encendiendo uno de sus cigarrillos.
-¿Necesitas un aventón? –preguntó, haciendo que me diera la vuelta.
-No es necesario, pero gracias de todos modos.
-No me haría problema llevarte,-me debatía entra mirar sus ojos bajo su fruncido ceño, o el movimiento de sus labios exhalando el humo- de hecho, debo salir también.
Dudé un momento, mirando a diferentes puntos que no fuera a Harry.
-Bien. 
Caminamos juntos hacia un Audi deportivo, color gris, que al parecer era suyo. Me abrió la puerta del copiloto y tras rodear el vehículo, entró. Repentinamente estuve nerviosa. No vivía tan cerca de allá, por lo que iban a ser unos largos minutos de incómodo silencio con Harry, quien al entrar al auto y encenderlo me colocó en la pierna un iPod.
-Tú eliges.
Me pareció una genial idea husmear en su música, utilizándolo como distracción para que los minutos no fueran tan largos. Sorprendentemente conocía la mayoría de los artistas que llevaba su iPod, dándome cuenta de lo mucho que teníamos en común.
-¿En serio, te gusta Maydup? –pregunté sorprendida, inmediatamente poniendo una de las canciones 
-De hecho, me considero su fan #1.
-Debes estar bromeando.-sonreí.- Eres la única persona que conozco, a parte de mí, que le gustan.
-Considérate con buen gusto entonces.
En cuestión de segundos, nos encontramos cantando a todo pulmón. Nunca me había avergonzado de mi voz, pero tuve que ser honesta. Sonaba como una gallina siendo degollada junto a la voz de Harry. El tipo cantaba como los dioses. Parecía que acariciaba las palabras justo antes de dejarlas salir.
-¡Espera! –grité- ¿A dónde se supone que vas? Ni siquiera me has preguntando donde vivo y estás conduciendo en una dirección completamente opuesta.
-Hmm…-murmuró.- ¿Realmente creías que el aventón iba a ser gratuito?
-¿¡Qué!? ¡Nunca hablaste de precio! –el me dio una corta mirada y sonrió mirando al frente, claramente disfrutando mi confusión, la cual se reflejaba en cada rasgo de mi expresión facial- ¡Dime!
-Tranquila, pequeña. Solo necesito que me acompañes a un sitio.
-¿Y no podías pedir algo como… no sé… ¡Mi opinión!? –la ironía abrazó mi exclamación
Harry suspiró. Desde el momento en que lo vi supuse que era el típico muchacho que no le importaba nada que no fuera él y hasta ahora no me había demostrado lo contrario.
-Puedes tomar en cuenta que a pesar de todo, te dejaré en tu casa sana y salva.
-¿“A pesar de todo”? ¿qué diablos quieres decir con eso?
-¿Qué pasa? ¿No confías en ti?
Claro, por supuesto que confiaba en mí. Era en él que no confiaba, mucho menos si estábamos solos.
-¡Bien, vayamos!
Harry condució por un buen rato, dándome tiempo suficiente para pensar. Estaba muy nerviosa, y su auto desprendía su olor directamente a mis fosas nasales, convocando que mis ojos se cerraran a ese único sentido. Había algo tan agridulce en esto. Sentía un poco miedo, total era un completo extraño para mí. Pero era un extraño que me causaba curiosidad y tenía el poder de tornarme nerviosa con una simple sonrisa.
Me obligué a mí misma a mirar por la ventana. Limitarme a cero contacto visual y/o físico, a menos que sea necesario. Preferí conversar conmigo misma en mi cabeza sobre la linda tarde que tenía ante mis ojos, ya que daba la impresión de que podía llover pero las nubes no se atrevían a regalar gotas.
Llegamos a lo que parecía un barrio de mala clase, donde el trajeado Harry y yo parecíamos sacados de una revista de moda. Nos detuvimos en un parqueo, a la entrada de un antro donde Harry me abrió la puerta. Estaba loca por huir, o al menos preguntarle qué cojones hacíamos ahí, pero no quería probar lo cobarde que podía llegar a ser. Inesperadamente, Harry tomó mi mano acercándome hacia él, quién no dejaba de caminar.
-Lo pasaremos muy bien.

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Mensaje por soothsayer_ Sáb 04 Ene 2014, 8:12 am

Capítulo III: “Habits”



Nos adentramos en el antro, que más bien parecía el punto de reunión de alguna pandilla. Por los autos que habían supuse que el lugar estaría repleto de personas, que al entrar simplemente lo confirmaron. Cada milímetro de la estancia apestaba a la combinación de alcohol y humo. Me aferré al brazo derecho de Harry, del cual su mano seguía entrelazada con la mía. Muchos hombres jugaban billar, calvos, sin camisa, hediondos, y muchos daban la impresión de estar borrachos. Harry caminaba tranquilo, sin mirar a nadie. Parecía que conocía el lugar como la palma de su mano.
Pasamos algunas 9 mesas, colocadas de 3 en 3, cuando mi acompañante se volvió hacía mí, aún sin soltar nuestro agarre.
-Debes seguirme el juego con todo lo que diga.-pidió de pronto, con más determinación que ruego.- Aunque no sea verdad. ¿Estamos?
-¿A qué te refieres?
-Estas personas son un tanto peligrosas. Sígueme la corriente y actúa como si todo lo que yo dijera fuera la verdad.
La ofrecí un leve asentimiento, perpleja en su totalidad. Me pregunté si este era el momento en que hacía una huida dramática y Harry era asesinado a mis espaldas. Pero ya era demasiado tarde, considerando que debía pasar entre demasiadas mesas y personas que disminuirían mi velocidad. Como he dicho, no sabía nada sobre Harry. No importa lo que dijera, no podía saber si eran verdades o mentiras. Y tampoco me sentía con la confianza suficiente de hacer preguntas después de.
Entramos a una cueva de paredes color Rojo vino, sumergiéndonos hasta una habitación en la cual había una sola mesa meticulosamente iluminada.
Habían exactamente 3 hombres sentados, dejando un asiento libre. Un hombre se encontraba parado, sosteniendo un manojo de cartas. A simple vista, parecía un mayordomo. Llevaba una camisa blanca, con un lazo negro en su cuello. Mientras los demás hombres fumaban tabacos y lucían como villanos de película. Quise devolverme, por lo que me detuve haciendo que Harry se detuviera y se volteara.
-Todo saldrá bien, confía en mí.
Confiar es el acto más peligroso del mundo, y justo debía confiar en alguien que le salía el peligro por los poros.
-Disculpen la demora,-comenzó Harry, sentándose en la silla vacía, colocándome en su pierna izquierda- mi esposa y yo tuvimos una mañana muy activa.
El sonido de un cristal rompiéndose se reprodujo en mi cabeza. ¡¿Su esposa?! Y no solo eso… ¡Había insinuado que tuvimos sexo! 
Mi mirada hacia él expresaba tanto desesperación y confusión como miedo. No había necesidad lógica para insinuar estas cosas y visiblemente ignorando mi estado, depositó un suave y prolongado beso en la parte baja de mi hombro, aproximándose a mi pecho.
Contuve la respiración los segundos que duró el beso, notando como mis labios se abrían al ver los suyos despegarse de mi piel.
Con una sola vista a las otras personas, supe que teníamos que pretender o estábamos fritos por lo que descansé mi brazo derecho en sus hombros, y así empezó el juego. Era Póker, lo que me dejaba en blanco todo el tiempo. Ellos fumaban, bebían, apostaban y maldecían. Solo interrumpían el juego para rellenar sus cervezas. Apostaban cantidades desgraciadas y excesivas, haciéndome preguntar quién diablos era Harry y qué hacía metido en este sitio “por diversión”. 
Por más que intentaba, no le seguía la línea al juego y sus expresiones eran tan cambiantes que nunca podía saber con exactitud quién estaba ganando y quién perdiendo. Decidí aprovechar mejor mi tiempo, y debido a esto me dediqué a mirar a Harry quien acariciaba o besaba mi mano de vez en cuando, quizás intentando decirme que todo estaba bajo control o simplemente haciendo su rol de esposo enamorado. 
-Lo siento, fellows. Full House. -se disculpó Harry colocando sus cartas en la mesa.- Toma nuestro dinero, mi amor.
Dudé un segundo, logrando entender que Harry había ganado la única mano. ¿Suerte de principiantes? No lo creo. Me apresuré a levantarme, emocionada ante la idea de salir de aquel sitio pero un sonido me detuvo en seco. Una pistola, había sido cargada.
-Detente, belleza. O tu esposo tendrá tus sesos de cena esta noche.-mencionó el chino, quién apuntaba de mí a Harry, y viceversa. Me paralicé, conmovida tras ver mi existencia pasar como una película ante mis ojos.
-Este era el trato, y yo acabo de ganarlo.-de su boca salió una voz ronca y malhumorada, que en cualquier otra ocasión podría habérmela encontrado sexy.- Todos aquí son testigos.
-Déjalos en paz.-rogó el más adulto, dirigiéndose al chino
-¡No!
El sonido de dos disparos abrazó el lugar, permitiéndome soltar un leve gemido. Le di una preocupada mirada a Harry, por si había sido lastimado pero todo indicaba que el chino solo había disparado a causa de su frustración.
-Tómalos.-me indicó mi supuesto esposo.
-Harry, yo…
-Tómalos y éntralos en lo más profundo de tu lencería, bebé. Es todo nuestro.-mencionó mirando directamente al armado. Yo titubee algunas veces, sin poder tomar el dinero.- Hazlo antes de que lo haga yo. Espérame en la puerta y no importa lo que escuches, no entres. 
Sin más preámbulos, me apresuré a entrar todo el dinero en mi sostén y dentro de mis bragas. Era una buena cantidad, ya que cada billete representaba un gran número. Salí como alma que lleva el diablo, y esperé a Harry en la puerta de la entrada imaginándome lo peor del destino del mismo.
En las mesas de billar, había un ambiente diferente. Ignoraban lo que había sucedido o pudiera estar sucediendo adentro. Recé por ver a Harry salir de la habitación, y así fue. 
Se dirigió hacia mí, mirando al suelo. De vez en cuando enviaba una mirada hacia atrás, consciente de que quién sea podía volarle la cabeza con solo un disparo. Era muy obvio que todos estaban armados y bien entrenados en el arte de asesinar.
-Salgamos de aquí.-ordenó
Lo seguí sin pensarlo dos veces, subiendo al auto de inmediato. Salimos en silencio luego de que lo encendiera, y tomamos la avenida más próxima. Empecé a reírme sin querer, sacando el dinero de mi ropa interior lanzándola al aire. Harry pronto se contagió con mi risa, negando con la cabeza. Seguramente me creía demente, pero era normal… ya que la adrenalina de mi cuerpo había estado fuera de órbita todo el día. Era solo una reacción.
-Sí que la pasamos bien.-mencioné
-Y sobrevivimos, sobretodo.
-¿Cómo se supone que llegaste a hacer este tipo de cosas? –no podía quedarme con ello dentro
-Hmm…-titubeó.- Es una larga historia.
-¿Larga historia o muy fea para contarla? –contraataqué
-Creo que tiene de ambas… 
-Acabo de descubrir que frente a los mafiosos de tus amigos, soy tu esposa. Merezco saber aunque sea una pequeña parte de tu larga y fea historia.
-Hay muchas cosas que son mejor de lado, ¿hm? Quizás algún día sepas, quizás no.
-¿De qué depende? –Harry pareció pensarlo unos segundos.
-Que tanto estés alrededor, quizás algún día te toque ver algo feo también. 
Definitivamente iba a evitar eso a toda costa, pero de una manera u otra, ya estaba en el juego. Ya estaba involucrada en un rol por el que no pedí y la verdad no sonaba a algo que fuera a durar poco.
-Y…-su voz me sacó de mis pensamientos.- ¿Qué planes tienes para todo este dinero?
-Nada…-respondí, insegura- Este dinero no es mío.
-Sí lo es.
-No hice nada para ganarlo.
-Lo hiciste todo ahí dentro. Me gasto una buena esposa.
-Calla.-reí- Es tu dinero, tú lo ganaste en un juego limpio.
-Ni tan justo. Si quieres ganar, debes jugar sucio.
-No quita que te pertenezca.
-Como pienses, sigue siendo tuyo.
Decidí que era mejor terminar la conversación en ese punto, dado que bastaba tener una simple conversación con él para saber lo terco que podía llegar a ser. Era un buen muchacho, solo buscaba el peor lugar, en el peor momento.
-Te invito un helado.
-¿Podemos… pasar a ver a Niall antes de que me lleves a casa? –Harry asintió.- Entonces acepto.


[…]


El helado estuvo bien, y la compañía mucho mejor. Conversamos bastante, aunque muchos temas quedaron inconclusos. Hablar con él constaba ir a toda velocidad en un auto y frenar de golpe. Además de compartir el humor más oscuro que había presenciado alguna vez.
Cuando llegamos de vuelta a la casa, Harry se quedó en el primer piso permitiéndome subir las escaleras. Abrí la puerta de la habitación de Niall sin tocar, encontrándolo frente al televisor desde su cama con las piernas de par en par.
-Hey… -saludé, el me respondió de igual forma enderezándose en la cama.- ¿Cómo sigues?
-Estoy mejor, mucho mejor.
-Qué bueno. Te traje helado, Harry dijo que el de caramelo es tu favorito.
-Lo es, gracias Emma.
Me senté frente a él, del otro lado de la cama observando como visiblemente se debatía en decir algo.
-Mierda, lamento lo de hoy.
-No te preocupes, todo está bien.
-¿Tengo oportunidad para arreglarlo?
-Hmm…-dudé divertida.-¡Claro que la tienes, tonto!
Niall me devolvió con esa sonrisa de niño tan característica de él,  no parecía tener un milímetro de maldad en todo su cuerpo. Me quedé un rato con él, viendo el televisor y bromeando. Se empeñó en compartir su helado conmigo, ignorando donde había pasado toda la tarde y mucho menos con quién. Cuando se quedó dormido, lo arropé y apagué sus luces y la tv, llevándome las sobras del helado. Bajé las escaleras intentando localizar la cocina, donde encontré a Harry de espaldas tomando un vaso de agua.
-¿Puedes llevarme a casa?
En silencio asintió tomando sus llaves del desayunador, y caminó junto a mí hacia su vehículo. A los pocos minutos ya estábamos en camino, mientras yo le explicaba mi dirección. La cual sorprendentemente el conocía con exactitud. Intercambiamos números con la excusa de que en cualquier momento los hombres debían presenciar de la esposa de Harry. 
Nada me cerraba, por más vueltas que le daba. ¿Por qué solo tuve que aparecer en escena para convertirme en una pieza indispensable del tablero? ¿Quién era para Harry la modelo con la que tuvo el encuentro y por qué no podía ella hacer de su esposa en vez de mí, si claramente estaban bien familiarizados?
El auto de Harry seguía cubierto de papeletas y estaba segura de que allí mismo iban a amanecer.
-Gracias por… todo.-mencioné sin saber exactamente por qué agradecer.
-Espera.-pidió él.- Gracias por todo lo que hiciste sin mencionar peros. Solo quiero pedirte una cosa más.
-Sí, por supuesto… -la verdad es que no tenía idea de qué podía pedirme después de todo.
-No le menciones una sola palabra de esto a Niall. Actúa como si este día nunca sucedió, a menos que sea necesario. ¿Harías eso?
Era justo. No era quién para cuestionar, ni sabía qué tan grave era este enredo. 
-De acuerdo.-accedí
Bajé del vehículo, el cual se quedó fuera de mi casa hasta que estuve dentro, donde pude escuchar el motor alejarse. Opté por darme una larga ducha de agua fría, con el intento de despertarme de este día. Grande fue mi confusión al no encontrarme abriendo los ojos en una linda mañana, sino en la ducha, desnuda. Despierta.
No contarle esto a nadie parecía ser lo mejor para todos. Ni siquiera a Kate podía decirle, era 100% paranoia.  Me fui a la cama al rato, y pronto me quedé dormida.
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Mensaje por soothsayer_ Dom 05 Ene 2014, 4:13 pm

Capítulo IV: “Here”





Eran las 12 del mediodía, sábado.
Hacía casi 1 semana que no sabía nada de Niall y Harry, y me convencí de que era lo mejor para mí.
Me ocupé de ir a hacer fotografías en varios estudios y dar vueltas por la ciudad a lo largo de la semana. De vez en cuando iba a algún bar con Sebastian, Alej o Kate a fumar y conversar, o simplemente alquilaba una película para quedarme en casa. Esa noche íbamos a hacer una fiesta en el apartamento de Alej, y siendo sincera las expectativas eran altas. Debía prepararme desde alguna hora prudente, convencida de que esta iba a ser la noche. Pensaba divertirme como hace mucho no lo hacía.
Kate estuvo en mi casa desde temprano, ya que solíamos arreglarnos juntas con el fin de ayudarnos una a la otra. Almorzamos, y juntas lavamos los platos.
-En serio, debes decirme la verdad.
-No tengo lo que buscas.-respondí
-Todos me lo están ocultando, no soy estúpida. Alej está enamorado de mí.
-Cálmate fiera. No me metas a  mí donde no pinto nada, habla con Sebs.
-No, Em. Somos chicas. Es tu deber decirme lo que sabes. Esto puede destruir el grupo si me encuentro en una posición más grave que esta.
-Mira, piénsalo. Si tienes alguna duda, pregúntale directamente a él. Piensa tu respuesta por si debes dar tu opinión y listo.
-¡Es que no quiero verme en esa posición! –Kate sostuvo una postura pensativa, apoyándose en la meseta.- Está bien, no me digas nada. Pero si sabes algo que yo no sé… aconséjalo a él. Dile que me gusta alguien más o lo que sea, algo que lo retenga.
-Bien.
-¿Lo prometes?
-Sí, lo haré. 
La verdad es que ese era mi plan. Hablar con Alej, decirle que debía alejar sus sentimientos de Kate o iba a salir lastimado. No era saludable para ninguno de los dos, ni siquiera para Sebastian, ni para mí. Solo esperaba que su ceguera le permitiera sentar cabeza.
-¿Qué usarás hoy? –preguntó ella, cambiando el tema.
-Estaba pensando utilizar esto.-le indiqué mostrándole un corto vestido negro, ceñido al cuerpo. Junto a una chaqueta de tela Jean, y unos tacones aguja a gua.
-¡Irás a matar!
-¿Y tú, bebé? Déjame ver lo que trajiste 
Kate sacó de su bolso, un vestido color crema bastante corto con una franja rosado fucsia que cubría todo el pecho. Sus tacos compartían ambos colores.
-Alguien morirá hoy, seguro.-comenté con un toque de malicia
Ambas poseíamos unos cuerpos despampanantes y era casi inevitable para la mayoría de los hombres mirarnos. Pronto comenzamos a alistarnos, nos bañamos y nos maquillamos antes de hacerle el pelo a la otra. Teníamos la música a todo volumen, y caminábamos de aquí para allá buscando cosas y mirándonos en el espejo. 
Algunas 2 horas después estuvimos listas. Eran exactamente las 10 cuando Sebastian nos recogió para así llegar los 3 juntos. Solo entrar por la puerta y cada quién tomó su camino. Estaba segura de que Kate había ido al baño a verse por décima octava vez en el espejo mientras Sebastian fue directo a buscar alguna chica con la cual ligar. Yo preferí buscar algo de tomar y empezar a socializar con las personas que conocía. Saludé a todos, dando vueltas por todo el lugar. Más en la sala, se formaba lo que yo llamaría una pista de baile. Los sofás, muebles y sillas se encontraban en una especie de círculo, y una mesa con snacks hacía presencia a la derecha. Pronto encontré ambiente al ver algunas viejas amigas de la facultad.
-¡Emma! –me saludó Amber
-Hey, ¡cuánto tiempo! –me senté a su lado, esperando que comenzara una de sus largas conversaciones.
-Tengo tantas cosas que contarte.-aseguró.
-Soy toda oídos.
-Bueno… es un poco fuerte la noticia pero aquí va…-Amber respiró profundo antes de mirarme directamente a los ojos.- Estoy embarazada.
-¡¿Qué?! –definitivamente no me esperaba eso.- ¿Es de Kevin?
-Sí, nos comprometimos este verano.
-Wow… no puedo creerlo. Kevin comprometido, nunca pensé que escucharía eso.
-Pues es cierto. Prometió dejar las drogas por mi bebé… -tocó suavemente su plano abdomen, frotándolo suave
-¿Y qué se supone que haces aquí? Esta es una fiesta, Amber. Hay alcohol por todos lados.
-Lo sé, lo sé.-admitió.- Quiero disfrutar el poco tiempo que me queda, prometo no beber. Pero pronto no podré ni bailar cuando el bebé crezca más.
-Hm, suena justo. Pero juro que si te veo con un simple vaso aunque sea soda, te lo quito.
Amber sonrió a modo de respuesta, consciente de que en verdad lo decía en serio. Estaba muy feliz porque tenga un bebé, aunque el hecho de que Kevin fuera el padre no lo hacía tan feliz. Busqué otro trago para mí, y la invité a bailar conmigo. La fiesta estaba bastante encendida, y las personas prontamente empezaron a emborracharse. Yo buscaba y buscaba más tragos, sin dejar de bailar. De vez en cuando me fijaba en Kate y Alej conversar en un rincón, quienes más bien parecían discutir. Y siendo sincera, no quería ni acercarme. La noche era joven, el propósito de estar aquí esta noche era para dejar cualquier frustración atrás y Alej parecía no estar al tanto de cómo hacerlo.
Cansada de bailar me dirigí a la cocina en busca de más bebidas y hielo para rellenar el bowl de la mesa de snacks. Kate y Alej habían desaparecido de la habitación, de modo que fui en busca de Sebastian. Me adentré en todas las habitaciones en su búsqueda pero solo encontré parejas teniendo sexo o personas tiradas en el suelo demasiado borrachas para mantenerse de pie. Al parecer Sebastian se había marchado. Seguro si salía podía fijarme si su auto seguía parqueado en el mismo sitio, total yo sabía exactamente donde había sido. Me dirigí hacia la puerta, esquivando a todo el mundo en mi camino cuando justo al lado de esta, vi a alguien familiar conversando así que me acerqué más a él para cerciorarme de que no estaba volviéndome loca y al escuchar su voz no tuve más dudas.
-Niall.-nombré a modo de saludo
El aún sonreía de algo que le había dicho su compañero, y cuando me vio sus ojos acompañaron su sonrisa.
-¡Hey! –me saludó abrazándome
-¿Qué haces aquí? –su amigo le hizo señas, indicándole que iba a rondar por la fiesta, a lo que Niall respondió sin hablar
-Mi amigo Louis es primo del dueño.
-Louis, el primo de Sebastian. Creo que lo conozco.
-¿Castaño, delgado? –asentí.- El mismo. ¿Cómo los conoces?
-Sebastian es mi mejor amigo.
-Este mundo es una cuadra.-comentó
-La verdad es que lo es. Y… ¿quieres algo de tomar?
-Sí, vamos.
Juntos nos dirigimos hacia la cocina, donde me encargué de servirnos unos tragos sintiendo la mirada de Niall sobre mí. Escuché su risa sobre la música, y pronto me quitó los tragos de las manos.
-¿Qué? –pregunté
-Sirves tragos como una niña.
-Supongo que lo soy.
-Ven, vamos a emborracharte un poco.-derramó líquido de ambos vasos, rellenando todo el espacio que había dejado con ron.- Toma, esto es un trago de verdad.
Con solo probarlo, hice todas las muecas que mi rostro me permitió, dejando claro lo pesado que me había caído.
-Está demasiado fuerte.
-Debes aprender a tomar.-mencionó
-¿Cómo tú? No creo que seas el mejor profesor –bromee
-¡Hey! Esa fue una noche muy activa.-rio, dándome suavemente con su codo
-Como digas, borrachín.
Levanté mi trago en plan de brindar, y el imitó mi acto antes de dar un gran sorbo a su bebida.
-Bueno… ¿Terminamos lo que comenzamos? –preguntó él luego de un incómodo silencio
-¿Cómo así?
Niall me agarró con su mano restante y dando algunos pases de baile, me encaminó hacia la “pista”. Nos frotamos uno con el otro, cantando los pedazos que nos sabíamos de la canción y dando largos tragos a nuestras bebidas. De vez en cuando intercambiábamos y él se dirigía por más alcohol. Nos acercábamos cada vez más… el recorría mis curvas con sus manos, dando un ligero espectáculo a los que no estaban haciendo lo mismo que nosotros. Pronto sentí algo endurecer en sus pantalones y supe de inmediato que debía ir por otro trago.
-Vámonos de aquí.-murmuró a mi oído.
Me mantuve mirándolo, un poco mareada. Preguntándome qué podía pasar, y que no. Me dejé guiar por el a través de las personas, tropezando sin querer con cualquier persona que viera. De camino tomamos más vasos, que a simple vista se veían aguados pero su esencia seguía presente. Una cosa llevó a la otra y cuando quise darme cuenta, me encontraba contra una pared mientras mi cuello era bombardeado con besos. Pronto sentí como mi sexo se humedecía, y un cosquilleo recorría todo mi cuerpo. La imagen de Harry en el baño con la modelo apareció en mi cabeza. Esos ojos dilatados, ese rostro de satisfacción en la cara de ella me entregaron un roce de ira. Por impulso tomé el rostro de Niall en mis manos y lo besé, devorando todo lo que había a mi paso. Sus labios suaves y dulces se derretían en los míos, llenándome de fuego y pasión.
Pude sentir su erección hacer presión contra mi pelvis, dejándome claro cuánto estaba disfrutando del momento. Sus manos me acariciaban frenéticas, mientras algunos de sus dedos se colaban bajo mi falda, en contacto directo con mi piel.
-Niall… -me detuve, por fín consciente de lo que estaba haciendo. Nuestra primera cita había fracaso, lo que la hacía prácticamente inexistente
-No dañemos el momento.-pidió él, besándome de nuevo esta vez de forma más sutil 
-No debemos.
Sentía como si lo decía más para convencerme a mí misma, que a él. A este punto solo quería besarlo hasta que el mundo se apartara de nosotros. Pero parte de mí no veía ciencia en involucrarme con él.
¡Al diablo! Me entregué a él en un beso profundo, que pedía más. Y pronto nos adentramos en la habitación más próxima, donde entre besos colapsamos en la cama.


[…]


Desperté de un susto a la mañana siguiente, con un fuerte dolor en la cabeza que parecía martillarme. Me encontré en la casa de Sebastian, donde ya había amanecido muchas veces, específicamente en la habitación de invitados con un cuerpo descansando a mi lado. No pude evitar entrar en pánico al reconocer el cuerpo. Era Niall.
Recordaba fragmentos de lo que había sucedido la noche anterior. Sabía que habíamos bailado y bebido mucho, recordaba mi conversación con Amber… también recordaba besos, infinitos besos. Me pregunté qué había pasado luego, ya que no veía el fin de la sesión. Busqué mi teléfono, que se había colado entre las sábanas, dándome cuenta que no tenía una sola llamada perdida. Marqué el número de Kate un tanto desesperada, ¿cómo se había desprendido de mí así? Buzón. Marqué de nuevo, y algunas tres veces más sin respuesta. Empezaba a molestarme, puesto que era un momento en el que necesitaba de mi amiga, y por alguna razón no tenía ningún recuerdo de ella. 
Me dispuse a despertar a Niall, ya que me preocupaba que había pasado anoche, incluso si habíamos llegado a algo.
-¿Qué pasó anoche? –pregunté sin rodeos, desde el instante en que sus ojos se abrieron.
Niall bostezó y se sentó en la cama, dándome la espalda. Sentía mis ojos salirse de mi rostro debido las ansias que tenía.
-Nos besamos.
-No. Me refiero a lo que pasó después de.-un toque de nervios vibró en mis palabras
-No hicimos nada.-sonrió.- Vinimos aquí buscando intimidad, supongo. Entramos, y solo duraste algunos minutos despierta.
-¿Cómo así?
Qué vergüenza. 
-Emma, mírate. Estás completamente vestida, y yo también. Te juro que nada más pasó entre nosotros.
Dejé caer mi celular en la cama, procesando la información. Realmente estábamos ambos completamente vestidos, incluso aún llevaba mis tacones puestos. Me senté, quitándomelos mientras Niall me miraba con atención.
-Lo siento.-me excusé, avanzando hacia él
Nos fundimos en un tierno abrazo. Estaba tan confundida.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Sí, lo que quieras.-respondí
-¿Por qué te asusta tanto que algo pudo haber pasado?
-Hm,… -pensé muy bien mi respuesta antes de darla, aún no lo conocía tan bien para admitirle que era virgen.- no me gusta apresurar las cosas con las personas. 
-Eso lo entiendo, Emma. Pero yo nunca te forzaría a hacer algo que no quieras hacer. Me llamas mucho la atención,-confesó- y me gustaría conocerte más a fondo. Pero estoy dispuesto a ir a tu paso, sin presión. Y si algún día llegamos a algo más de lo que pasó anoche, quiero que sea tú elección.
-Wow, yo…
-No digas nada.-interrumpió.- Solo quiero que lo tengas en mente.
Me gustaba la idea, Niall era un ángel. Parecía siempre compartir un aura perfecta de paz. Incluso en el infierno podía sentirme segura si estaba con él. Sonreí asintiendo, antes de acercarme a él y entregarle un suave beso.
-¿Tienes hambre? –el respondió positivamente.- Vamos, te haré algo de comer.


Era de esperarse que en la casa de mi mejor amigo, yo supiera donde estaba todo. Aproveché para despertar a Sebastian y hacer algo para todos. El camino a la cocina parecía un matadero, gracias al grave desorden y las 3 personas, entre ellas Amber, que habían en el suelo.
Opté por hacer pancakes y café, para así reducir un poco sus respectivas resacas. Niall me ayudó a hacerlos, conversando abiertamente conmigo y cuando todo estuvo listo se dio una rápida ducha en la habitación de Sebastian, quién se había unido a nosotros. Sebastian despertó a sus amigos que dormían en el suelo y yo me dirigí hacia Amber.
-Buen día. Te traje un poco de café, y tienes pancakes en la cocina.
-Hola, Em.-saludó
-¿Cómo te sientes?
-Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien.
-Quedamos en que no tomarías, ¿o me equivoco?
-Lo sé.-su voz dio un tono de melancolía.- Pensé en solo darme un trago… pero luego los tragos iban y venían. Perdí el control.
Dio un largo trago de su café, mirándome directamente a los ojos.
-Debes comprometerte con tu bebé, Ambs.-ella sonrió, con un destello especial en sus ojos.
-Pronto sabré el sexo de mi pequeño.
Sus manos danzaban en su ligeramente abultada panza, con una suavidad impresionante. Estaba segura de que Amber iba a tratar de mejorar por su bebé… de Kevin no estaba tan segura.
-Estoy muy feliz por ti. Yo debo irme, pero ve a la cocina y come algo antes de irte, ¿sí?
-Bien.
-Te veo luego.
Niall esperaba por mí en la puerta, con mis tacones en sus manos. Nos dimos unos cortos besos antes de salir y unos 20 minutos después, me había dejado en casa.

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Mensaje por Iviii<3 Lun 06 Ene 2014, 12:34 pm

holiii soy tu nueva lectora siguelaa
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