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EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
Poooooooor Dios!!!! Siguela antes de que me muera de un ataque de ansiedad!! Esta hermosa la nove y no tines fallos en la adaptación, aparte amo a Lysa Kleypas!!! Abbdjcjwbsdjjcfnbdfnkgsjalcbs!!! Siguela pronto o morire!! :lloro: :lloro: :lloro:
Ese Liam tan sensuaaaaasalon y mi Zayn, no puede rayis de puuuura casualidad quedarse con los 2? Jejejejeje e.e , Vane espero que subas pronto!! Besos! Y aqui tienes a una nueva fiel lectora c: Un abrazo! :]
Ese Liam tan sensuaaaaasalon y mi Zayn, no puede rayis de puuuura casualidad quedarse con los 2? Jejejejeje e.e , Vane espero que subas pronto!! Besos! Y aqui tienes a una nueva fiel lectora c: Un abrazo! :]
Faby Zouis Maliksom
Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
Chicas lo siento por no subir pero estaba muy ocupada,bienvenida a mi nueva lectora gracias por leerla.
CAPÍTULO
Zayn encontró a Jared Letto junto a la cuadra. Jared respiraba con dificultad y tenía los ojos desorbitados. Jamás habían sido amigos. Su relación había sido la de hermanos enfrentados que vivían bajo el mismo techo, con Jenner como figura paternal. De niños, habían jugado y se habían peleado juntos. De adultos, habían trabajado el uno al lado del otro. Tras las muchas muestras de afecto que Jenner le había dispensado a Jared, Zayn no habría esperado una traición tan baja. Sentía una mezcla de confusión y rabia, y sacudió despacio la cabeza mientras lo miraba fijamente.
—No sé por qué lo hiciste —empezó—. ¿Qué creías que ibas a ganar con ello?
—Gané un soberano —replicó Jared—. Y valía la pena para librarse de esa ******* tartamuda.
—¿Estás loco? —repuso Zayn con rabia—. ¿Qué te pasa? Se trata de la hija de Jenner. ¡No deberías haberlo hecho ni a cambio de mil libras!
—Ella nunca hizo nada por Jenner —replicó Jared con dureza—.Y tampoco por el club. Pero viene al final para ver cómo la palma y se lo queda todo. ¡Maldita sea esa zorra y también el *beep* de su marido!
Zayn lo escuchó, pero no logró entender el motivo de sus celos. A un gitano le costaba comprender que alguien sintiera resentimiento por cuestiones materiales. El dinero sólo daba el placer pasajero de gastarlo. En la tribu nómada a la que Zayn había pertenecido hasta los doce años, a nadie se le ocurría siquiera desear más de lo que necesitaba. Un hombre sólo podía llevar un traje o montar un caballo cada vez.
—Es la única hija de Jenner —dijo—. Lo que le haya dado o no, no es asunto nuestro. Pero no hay nada peor que traicionar la confianza de alguien que depende de tu protección. Ayudar a que alguien se la lleve contra su voluntad...
—¡Volvería a hacerlo! —aseguró Jared, y escupió en el suelo entre ambos.
Zayn lo observó y se percató de su mal aspecto. Estaba pálido y tenía los ojos apagados.
—¿Estás enfermo? —le preguntó—. Si es así, dímelo. Hablaré con St. Payne por ti. Quizá consiga que...
—¡Maldito seas! Estaré mejor sin ti, basura gitana. Estaré mejor sin ninguno de vosotros.
Aquel odio violento no dejaba lugar a dudas. No tenía arreglo. La única duda era si llevarlo al club o dejar que huyera. Al recordar el brillo despiadado en los ojos de St. Payne, Zayn pensó que el vizconde podría matar a Jared,lo que conllevaría sufrimiento a todo el mundo, sobre todo a ______. No; sería mejor dejarlo ir.
Con los ojos clavados en la cara chupada de aquel hombre al que conocía desde hacía tantos años, Zayn sacudió la cabeza, perplejo y enfadado. Su gente lo llamaba «pérdida del alma»: la esencia de un hombre quedaba atrapada en algún reino sombrío de otro mundo. Pero ¿cómo le había pasado a Jared? ¿Y cuándo?
—Será mejor que te mantengas alejado del club —murmuró—. Si St. Payne te ve...
—St. Payne puede pudrirse en el infierno —gruñó Jared, y le lanzó un golpe rápido.
Zayn esquivó el puño y saltó hacia un lado. Entornó los ojos al ver cómo el otro se volvía y huía. El relincho nervioso de un caballo bayo atado a un palo cercano lo distrajo. Pensativo, se acercó y acarició el suave cuello del animal. Sus anillos de oro brillaron a la luz de la tarde.
—Era un insensato —dijo al caballo en voz baja para tranquilizarlo.
Se le escapó un suspiro al pensar en algo más: «Jenner le dejó un legado, y yo prometí cerciorarme de que lo recibiera. ¿Qué debo hacer ahora?»
Liam llevó a ______ al club, cuyo silencio resaltaba tras el incidente del callejón. A ______ le costó seguir las largas zancadas de su marido y, para cuando llegaron a la sala de lectura de la planta baja, jadeaba. Los estantes empotrados de caoba estaban llenos de tomos encuadernados en piel. También había diarios y revistas dispuestos en soportes especiales. Liam la hizo entrar y cerró la puerta tras ellos.
—¿Te lastimaron? —preguntó con brusquedad.
—No. —______ intentó contenerse, pero las palabras le salieron en un arranque de resentimiento—¿Por qué estuviste tanto rato fuera? ¡Te necesitaba y no estabas aquí!
—Había treinta empleados para protegerte. ¿Por qué bajaste? Deberías haberte quedado arriba hasta comprobar quién te llamaba.
—Jared me dijo que era Belén Tomlinson y entonces, cuando vi que eran mis tíos, Louis no me dejó volver a entrar en el club. Me empujó hacia ellos.
—Dios mío —soltó Liam con los ojos desorbitado—Voy a despedazar a ese *******.
—Y mientras todo esto pasaba, —prosiguió ______, colérica—tú estabas en la cama con una prostituta. —En cuanto lo dijo, se percató de que, para ella, éste era el quid de la cuestión, más importante aún que la traición de Louis o la intentona de sus tíos. Lo que en realidad la indignaba era que Liam la hubiese engañado tan pronto.
—No es así —replicó él.
—No me mientas. —le espetó ______, y la rabia mutua cargaba el aire—Sé que sí.
—¿Por qué estás tan segura?
—¡Porque estuviste en el local de madame Bradshaw más de dos horas!
—Estaba hablando de negocios. ¡Hablando, ______! Si no lo crees, allá tú. Si me hubiera acostado con alguien, te garantizo que estaría mucho más relajado de lo que estoy.
Al ver los ojos de Liam, tan duros como un estanque helado, ______ empezó a serenarse. No le quedaba más remedio que creerlo: era evidente que su acusación lo había ofendido.
—Ya —murmuró.
—¿Ya? ¿Es lo único que vas a decir?
—Supongo que no debería haber sacado conclusiones precipitadas. Pero conociendo tu pasado, pensé que...
Sus malas excusas parecieron acabar con el escaso dominio que conservaba Liam.
—¡Pues te equivocaste! Por si no te has dado cuenta, estoy tan ocupado que no tengo un solo minuto de descanso en todo el día. No tengo tiempo para ningún revolcón. Y si lo tuviera... —Se detuvo de golpe. Cualquier parecido con el elegante vizconde que ella había visto de lejos en el salón de lord Harry había desaparecido. Estaba despeinado, magullado y furioso. Respiraba con dificultad—. Si lo tuviera... —Se interrumpió de nuevo, con el rostro encendido.
Ella vio el instante exacto en que perdía el control. Alarmada, intentó dirigirse hacia la puerta, pero al punto él la sujetó e inmovilizó contra la pared. El olor a lino húmedo de sudor y a hombre excitado anegó las fosas nasales de ______.
Liam le apoyó los labios en la sien. El corazón de su mujer se saltó un latido. Otro instante de quietud. ______ sintió el excitante roce de su lengua en una ceja. Y la respiración sobre ese punto mojado le provocó escalofríos. Liam le acercó la boca a la oreja y siguió sus intrincados contornos.
Los susurros de Liam parecieron llegarle de los rincones más oscuros de su propia mente.
—Si lo tuviera, ______, ya te habría arrancado la ropa con las manos y los dientes. Ya te habría tumbado en la alfombra, te habría cogido los pechos para lamerlos y besarlos hasta dejarte los pezones erectos, y entonces los mordería con suavidad...
______ se sintió desvanecer mientras él seguía murmurando Con voz queda.—Te besaría el cuerpo hasta los muslos, centímetro a centímetro. Y cuando llegara al vello rojizo, te lamería cada vez más hondo, hasta encontrar la perla de tu clítoris, donde dejaría la lengua hasta que lo sintiera palpitar. Lo rodearía, lo acariciaría, lo lamería hasta oírte suplicar. Y entonces te chuparía, tan suave y tiernamente que empezarías a gritar de deseo. Introduciría la lengua en tu vagina y te saborearía, te comería. No me detendría hasta que todo tu cuerpo estuviera empapado y tembloroso. Y cuando te hubiera torturado lo bastante, te separaría las piernas, te penetraría y te amaría... te amaría...
Liam se detuvo y ambos permanecieron inmóviles, excitados y jadeantes.
—Estás mojada, ¿verdad? —preguntó por fin con voz casi inaudible.
Si hubiera sido físicamente posible sonrojarse más, ______ lo habría hecho. El pudor vulnerado le abrasó la piel. Movió la cabeza levemente para asentir.
—Te deseo más que a nada en este mundo. —musitó Liam antes de inspirar entrecortadamente—Dime qué debo hacer para tenerte. Dime cómo puedo conseguir que yazcas conmigo.
______ lo empujó en vano, incapaz de zafarse de aquel cuerpo estimulante.
—No lo conseguirás —susurró—. Porque lo que querría es lo único que no podrías darme: que me fueras fiel.
—Podría —contestó él con demasiada rapidez. Olía a falsedad.
—No lo creo —susurró ______. El le cogió la cara entre las manos y le acarició las mejillas con los pulgares, las bocas casi tocándose.
—______, no podré cumplir nuestro acuerdo. No puedo vivir contigo, verte todos los días, y no tenerte. No puedo...
Notó que su esposa temblaba y agachó la cabeza para besarle el cuello. Ella reaccionó al calor persuasivo de sus labios, y al contacto de sus dedos, que le acariciaban los pechos.
Al oír su gemido apagado, él la besó apasionadamente. Ella volvió la cabeza casi por inercia, con un hormigueo de placer en los labios.
—No, Liam...
Él le pasó la mejilla por los cabellos, y de pronto soltó una carcajada suave e irónica.
—Tendrás que pensar en una forma de solucionar esto, ______. Piensa en algo deprisa porque si no... —Se detuvo para mordisquearle la oreja—. Si no, voy a ****te hasta dejarte sin sentido.
—Esa palabra no... —se indignó ella con los ojos desorbitados, pero él la acalló con un beso.
Liam retrocedió y la observó con una exasperación divertida.
—¿No te gusta la palabra en sí, o el sentimiento que expresa?
______ se escurrió entre su cuerpo y la pared.
—No me gusta que sólo me desees porque no puedes tenerme —le dijo—. No quiero ser una novedad...
—Esa no es la única razón —repuso él con rapidez.
Ella le lanzó una mirada escéptica.
—Además, nunca seré pa... parte de un harén de mujeres a las que visitas al azar.
De repente, Liam desvió la mirada, como tocado en un punto vital. ______ esperó a que él aceptase la verdad de sus palabras. Su marido alzó despacio los ojos y los fijó en los suyos.
—De acuerdo —dijo con voz ronca—. Acepto tus condiciones. Seré... monógamo. —Le costó pronunciar esta palabra, como si perteneciese a otro idioma.
—No te creo.
—¡Recórcholis, ______! ¿Sabes cuántas mujeres han intentado arrancarme esta promesa? Y ahora, la primera vez que estoy dispuesto a hacerla, no me crees. Admito que tengo un historial agitado...
—Promiscuo —lo corrigió ella.
—Vale, promiscuo, libertino, como prefieras —soltó él con un resoplido de impaciencia—. Me lo he pasado muy bien, y no voy a pedir perdón por ello. Jamás me he acostado con una mujer que no lo deseara. Ni, que yo sepa, he dejado a ninguna insatisfecha.
—No es eso —comentó ______, ceñuda—. No te culpo por tu pasado ni intento castigarte por él —No hizo caso de su resoplido escéptico y prosiguió—Pero has de admitir que no te hace especialmente idóneo para la fidelidad, ¿no crees?
—¿Qué quieres de mí? ¿Qué me disculpe por ser hombre? ¿Un voto de celibato hasta que hayas decidido que merezco tus favores?
La pregunta sorprendió a ______. Las mujeres solían entregarse con facilidad a Liam. Si lo hacía esperar, ¿perdería el interés por ella? ¿O quizá podrían llegar a conocerse y comprenderse de un modo distinto? ¿Podría llegar él a valorarla por aspectos más allá de los carnales? Quería ser para él algo más que alguien con quien compartir la cama.
—Liam —preguntó con prudencia—, ¿alguna vez has hecho algún sacrificio por una mujer?
El apoyó un hombro contra la pared con aspecto de ángel triste.
—¿Qué clase de sacrificio?
—Cualquiera.
—Pues... no.
—¿Cuál es el período más largo que has estado sin... sin... —buscó una expresión aceptable— sin hacer el amor?
—Yo no lo llamo así—soltó Liam—. El amor no tiene nada que ver en ello.
—¿Cuánto tiempo? —insistió.
—Un mes, quizá.
—Muy bien —dijo ______ tras reflexionar un instante—, sino tienes relaciones con ninguna mujer en seis meses, me acostaré contigo.
—¿Seis meses? —exclamó Liam abriendo unos ojos como platos—. Cariño, ¿qué te hace pensar que vales medio año de celibato?
—Tal vez no lo valga. Tú tienes la respuesta.
A Liam le habría encantado informarle de que no lo valía. Sin embargo, mientras la repasaba con la mirada, ______ vio el inconfundible brillo de la lujuria en sus ojos. La deseaba con locura.
—Imposible —sentenció.
—¿Porqué?
—Porque soy lord St. Payne. No puedo ser célibe. Todo el mundo lo sabe.
Era tan arrogante y estaba tan indignado, que ______ tuvo que morderse el labio para evitar reírse. Finalmente, logró hablar con calma.
—Seguro que no te pasaría nada si lo probaras.
—Ya lo creo que sí —la contradijo, y trató de explicárselo—. Eres demasiado inexperta para entenderlo, pero algunos hombres poseen un apetito sexual mayor que otros. Resulta que yo soy uno de ellos. No puedo pasar largos períodos de tiempo sin... —Se interrumpió con impaciencia al ver su expresión—. Maldita sea, ______, no es sano que un hombre no libere regularmente su simiente.
—Tres meses —cedió ella—. Y es mi última oferta.
—¡No!
—Pues ve a buscarte otra mujer —repuso ______ con tono inexpresivo.
—Te deseo a ti. Solamente a ti. Vete a saber por qué. —Liam la fulminó con la mirada, con los ojos como hendiduras brillantes—. Debería forzarte. No tienes derecho legal a rechazarme.
A ______ le dio un vuelco el corazón y palideció. Pero no iba a ceder. Algo en su interior la compelía a hacerle frente como a un igual.
—Adelante, pues —lo desafió con serenidad—Fuérzame.
Vio el parpadeo de sorpresa de su marido, el movimiento de su garganta al tragar saliva, y entonces lo supo.
—No puedes. Jamás habrías violado a Donna Era sólo un farol. Eres incapaz de forzar a una mujer —sentenció con una sonrisa, asombrada de su descubrimiento— Donna no corrió el menor peligro, ¿verdad? No eres el bribón que finges ser St. Payne.
—¡Sí que lo soy! —La sujetó y la besó con rabia.
Pero ______ no se resistió. Cerró los ojos y lo dejó hacer. Poco después, Liam gemía y la besaba con una excitante pasión llena de ternura. Cuando Liam por fin apartó la cabeza, ambos estaban temblando.
—______... —graznó—. No me pidas esto.
—Tres meses —insistió ella—. Si lo consigues, me acostare co... contigo siempre que lo desees.
—¿Durante cuánto tiempo?
—Todo el tiempo de vida que nos conceda el Señor. Pero si no lo logras... —Se detuvo para pensar la peor consecuencia posible, algo que lo sublevara profundamente—. Si no lo logras, irás a ver a tu antiguo amigo lord Niall para disculparte por raptar a Donna Bowman.
—¡*******! (xD)
—Ése es mi precio.
—Demasiado alto. Yo jamás me disculpo.
—Pues entonces rechaza mi desafío. O si lo aceptas, esmérate por conseguirlo.
—¿Cómo sabrás que no hago trampa?
—Lo sabré.
Hubo un largo momento de silencio.
—¿Dónde está tu alianza? —preguntó de repente Liam.
La sonrisa de ______ se desvaneció.
—Me la quité —masculló sin más explicaciones, ya que le daba vergüenza admitir que lo había hecho por despecho.
—¿Qué hiciste con ella?
—Yo... Está aquí—dijo, y rebuscó torpemente en el bolsillo—Volveré a ponérmela si quieres.
—Dámela.
______ supuso que quería quitársela para siempre y cerró con fuerza la mano. De repente, descubrió que le había tomado mucho apego al maldito anillo. Aun así, el orgullo le impidió pedirle que la dejara conservarlo. A regañadientes, se sacó la alianza de oro del bolsillo y tocó con la yema del dedo por última vez aquellas palabras grabadas: Tha Gad Agam Ort...
Liam tomó el anillo e intentó ponérselo. Como tenía las manos mucho más grandes, sólo le cabía en la punta del dedo meñique. Entonces le sujetó el mentón y la miró con dureza.
—Acepto la apuesta —dijo con gravedad—. Voy a ganarla. Y de aquí a tres meses, volveré a ponerte esta alianza en el dedo, te llevaré a la cama y te haré cosas prohibidas en el mundo civilizado.
La determinación de Liam no la protegió de la alarma que cualquier mujer hubiese sentido ante una afirmación tan inquietante. Y tampoco impidió que las rodillas le fallaran cuando él la atrajo bruscamente para besarla. Llevó las manos hacia la cabeza de su marido con un movimiento tembloroso. Era imposible resistir la textura de su pelo, los rizos tan frescos y densos en la superficie, y tan cálidos y húmedos en la raíz. Deslizó los dedos entre aquellos relucientes cabellos dorados y lo atrajo más hacia ella, gozando con la presión ardorosa de sus labios.
Sus lenguas se encontraron, se deslizaron, se rozaron, y con cada caricia ______ notó una oleada de calor en la entrepierna. No, en un sitio más profundo aún: en su vagina tensa y húmeda. La asombró percatarse de lo mucho que deseaba volver a tenerlo ahí.
Cuando se separaron, la frustración se apoderó de ambos.
—No dijiste que no pudiera besarte —comentó Liam con ojos ardorosos—. Voy a besarte todo lo que quiera y tan a menudo como quiera, y tú no rechistarás. Es la concesión que harás a cambio de mi celibato. Maldita sea.
Sin darle tiempo a aceptar o negarse, la soltó y se dirigió rápidamente hacia la puerta.
—Y ahora, si me disculpas —añadió desde el umbral—engo que ir a matar a Jared Letto.
CAPÍTULO
Zayn encontró a Jared Letto junto a la cuadra. Jared respiraba con dificultad y tenía los ojos desorbitados. Jamás habían sido amigos. Su relación había sido la de hermanos enfrentados que vivían bajo el mismo techo, con Jenner como figura paternal. De niños, habían jugado y se habían peleado juntos. De adultos, habían trabajado el uno al lado del otro. Tras las muchas muestras de afecto que Jenner le había dispensado a Jared, Zayn no habría esperado una traición tan baja. Sentía una mezcla de confusión y rabia, y sacudió despacio la cabeza mientras lo miraba fijamente.
—No sé por qué lo hiciste —empezó—. ¿Qué creías que ibas a ganar con ello?
—Gané un soberano —replicó Jared—. Y valía la pena para librarse de esa ******* tartamuda.
—¿Estás loco? —repuso Zayn con rabia—. ¿Qué te pasa? Se trata de la hija de Jenner. ¡No deberías haberlo hecho ni a cambio de mil libras!
—Ella nunca hizo nada por Jenner —replicó Jared con dureza—.Y tampoco por el club. Pero viene al final para ver cómo la palma y se lo queda todo. ¡Maldita sea esa zorra y también el *beep* de su marido!
Zayn lo escuchó, pero no logró entender el motivo de sus celos. A un gitano le costaba comprender que alguien sintiera resentimiento por cuestiones materiales. El dinero sólo daba el placer pasajero de gastarlo. En la tribu nómada a la que Zayn había pertenecido hasta los doce años, a nadie se le ocurría siquiera desear más de lo que necesitaba. Un hombre sólo podía llevar un traje o montar un caballo cada vez.
—Es la única hija de Jenner —dijo—. Lo que le haya dado o no, no es asunto nuestro. Pero no hay nada peor que traicionar la confianza de alguien que depende de tu protección. Ayudar a que alguien se la lleve contra su voluntad...
—¡Volvería a hacerlo! —aseguró Jared, y escupió en el suelo entre ambos.
Zayn lo observó y se percató de su mal aspecto. Estaba pálido y tenía los ojos apagados.
—¿Estás enfermo? —le preguntó—. Si es así, dímelo. Hablaré con St. Payne por ti. Quizá consiga que...
—¡Maldito seas! Estaré mejor sin ti, basura gitana. Estaré mejor sin ninguno de vosotros.
Aquel odio violento no dejaba lugar a dudas. No tenía arreglo. La única duda era si llevarlo al club o dejar que huyera. Al recordar el brillo despiadado en los ojos de St. Payne, Zayn pensó que el vizconde podría matar a Jared,lo que conllevaría sufrimiento a todo el mundo, sobre todo a ______. No; sería mejor dejarlo ir.
Con los ojos clavados en la cara chupada de aquel hombre al que conocía desde hacía tantos años, Zayn sacudió la cabeza, perplejo y enfadado. Su gente lo llamaba «pérdida del alma»: la esencia de un hombre quedaba atrapada en algún reino sombrío de otro mundo. Pero ¿cómo le había pasado a Jared? ¿Y cuándo?
—Será mejor que te mantengas alejado del club —murmuró—. Si St. Payne te ve...
—St. Payne puede pudrirse en el infierno —gruñó Jared, y le lanzó un golpe rápido.
Zayn esquivó el puño y saltó hacia un lado. Entornó los ojos al ver cómo el otro se volvía y huía. El relincho nervioso de un caballo bayo atado a un palo cercano lo distrajo. Pensativo, se acercó y acarició el suave cuello del animal. Sus anillos de oro brillaron a la luz de la tarde.
—Era un insensato —dijo al caballo en voz baja para tranquilizarlo.
Se le escapó un suspiro al pensar en algo más: «Jenner le dejó un legado, y yo prometí cerciorarme de que lo recibiera. ¿Qué debo hacer ahora?»
Liam llevó a ______ al club, cuyo silencio resaltaba tras el incidente del callejón. A ______ le costó seguir las largas zancadas de su marido y, para cuando llegaron a la sala de lectura de la planta baja, jadeaba. Los estantes empotrados de caoba estaban llenos de tomos encuadernados en piel. También había diarios y revistas dispuestos en soportes especiales. Liam la hizo entrar y cerró la puerta tras ellos.
—¿Te lastimaron? —preguntó con brusquedad.
—No. —______ intentó contenerse, pero las palabras le salieron en un arranque de resentimiento—¿Por qué estuviste tanto rato fuera? ¡Te necesitaba y no estabas aquí!
—Había treinta empleados para protegerte. ¿Por qué bajaste? Deberías haberte quedado arriba hasta comprobar quién te llamaba.
—Jared me dijo que era Belén Tomlinson y entonces, cuando vi que eran mis tíos, Louis no me dejó volver a entrar en el club. Me empujó hacia ellos.
—Dios mío —soltó Liam con los ojos desorbitado—Voy a despedazar a ese *******.
—Y mientras todo esto pasaba, —prosiguió ______, colérica—tú estabas en la cama con una prostituta. —En cuanto lo dijo, se percató de que, para ella, éste era el quid de la cuestión, más importante aún que la traición de Louis o la intentona de sus tíos. Lo que en realidad la indignaba era que Liam la hubiese engañado tan pronto.
—No es así —replicó él.
—No me mientas. —le espetó ______, y la rabia mutua cargaba el aire—Sé que sí.
—¿Por qué estás tan segura?
—¡Porque estuviste en el local de madame Bradshaw más de dos horas!
—Estaba hablando de negocios. ¡Hablando, ______! Si no lo crees, allá tú. Si me hubiera acostado con alguien, te garantizo que estaría mucho más relajado de lo que estoy.
Al ver los ojos de Liam, tan duros como un estanque helado, ______ empezó a serenarse. No le quedaba más remedio que creerlo: era evidente que su acusación lo había ofendido.
—Ya —murmuró.
—¿Ya? ¿Es lo único que vas a decir?
—Supongo que no debería haber sacado conclusiones precipitadas. Pero conociendo tu pasado, pensé que...
Sus malas excusas parecieron acabar con el escaso dominio que conservaba Liam.
—¡Pues te equivocaste! Por si no te has dado cuenta, estoy tan ocupado que no tengo un solo minuto de descanso en todo el día. No tengo tiempo para ningún revolcón. Y si lo tuviera... —Se detuvo de golpe. Cualquier parecido con el elegante vizconde que ella había visto de lejos en el salón de lord Harry había desaparecido. Estaba despeinado, magullado y furioso. Respiraba con dificultad—. Si lo tuviera... —Se interrumpió de nuevo, con el rostro encendido.
Ella vio el instante exacto en que perdía el control. Alarmada, intentó dirigirse hacia la puerta, pero al punto él la sujetó e inmovilizó contra la pared. El olor a lino húmedo de sudor y a hombre excitado anegó las fosas nasales de ______.
Liam le apoyó los labios en la sien. El corazón de su mujer se saltó un latido. Otro instante de quietud. ______ sintió el excitante roce de su lengua en una ceja. Y la respiración sobre ese punto mojado le provocó escalofríos. Liam le acercó la boca a la oreja y siguió sus intrincados contornos.
Los susurros de Liam parecieron llegarle de los rincones más oscuros de su propia mente.
—Si lo tuviera, ______, ya te habría arrancado la ropa con las manos y los dientes. Ya te habría tumbado en la alfombra, te habría cogido los pechos para lamerlos y besarlos hasta dejarte los pezones erectos, y entonces los mordería con suavidad...
______ se sintió desvanecer mientras él seguía murmurando Con voz queda.—Te besaría el cuerpo hasta los muslos, centímetro a centímetro. Y cuando llegara al vello rojizo, te lamería cada vez más hondo, hasta encontrar la perla de tu clítoris, donde dejaría la lengua hasta que lo sintiera palpitar. Lo rodearía, lo acariciaría, lo lamería hasta oírte suplicar. Y entonces te chuparía, tan suave y tiernamente que empezarías a gritar de deseo. Introduciría la lengua en tu vagina y te saborearía, te comería. No me detendría hasta que todo tu cuerpo estuviera empapado y tembloroso. Y cuando te hubiera torturado lo bastante, te separaría las piernas, te penetraría y te amaría... te amaría...
Liam se detuvo y ambos permanecieron inmóviles, excitados y jadeantes.
—Estás mojada, ¿verdad? —preguntó por fin con voz casi inaudible.
Si hubiera sido físicamente posible sonrojarse más, ______ lo habría hecho. El pudor vulnerado le abrasó la piel. Movió la cabeza levemente para asentir.
—Te deseo más que a nada en este mundo. —musitó Liam antes de inspirar entrecortadamente—Dime qué debo hacer para tenerte. Dime cómo puedo conseguir que yazcas conmigo.
______ lo empujó en vano, incapaz de zafarse de aquel cuerpo estimulante.
—No lo conseguirás —susurró—. Porque lo que querría es lo único que no podrías darme: que me fueras fiel.
—Podría —contestó él con demasiada rapidez. Olía a falsedad.
—No lo creo —susurró ______. El le cogió la cara entre las manos y le acarició las mejillas con los pulgares, las bocas casi tocándose.
—______, no podré cumplir nuestro acuerdo. No puedo vivir contigo, verte todos los días, y no tenerte. No puedo...
Notó que su esposa temblaba y agachó la cabeza para besarle el cuello. Ella reaccionó al calor persuasivo de sus labios, y al contacto de sus dedos, que le acariciaban los pechos.
Al oír su gemido apagado, él la besó apasionadamente. Ella volvió la cabeza casi por inercia, con un hormigueo de placer en los labios.
—No, Liam...
Él le pasó la mejilla por los cabellos, y de pronto soltó una carcajada suave e irónica.
—Tendrás que pensar en una forma de solucionar esto, ______. Piensa en algo deprisa porque si no... —Se detuvo para mordisquearle la oreja—. Si no, voy a ****te hasta dejarte sin sentido.
—Esa palabra no... —se indignó ella con los ojos desorbitados, pero él la acalló con un beso.
Liam retrocedió y la observó con una exasperación divertida.
—¿No te gusta la palabra en sí, o el sentimiento que expresa?
______ se escurrió entre su cuerpo y la pared.
—No me gusta que sólo me desees porque no puedes tenerme —le dijo—. No quiero ser una novedad...
—Esa no es la única razón —repuso él con rapidez.
Ella le lanzó una mirada escéptica.
—Además, nunca seré pa... parte de un harén de mujeres a las que visitas al azar.
De repente, Liam desvió la mirada, como tocado en un punto vital. ______ esperó a que él aceptase la verdad de sus palabras. Su marido alzó despacio los ojos y los fijó en los suyos.
—De acuerdo —dijo con voz ronca—. Acepto tus condiciones. Seré... monógamo. —Le costó pronunciar esta palabra, como si perteneciese a otro idioma.
—No te creo.
—¡Recórcholis, ______! ¿Sabes cuántas mujeres han intentado arrancarme esta promesa? Y ahora, la primera vez que estoy dispuesto a hacerla, no me crees. Admito que tengo un historial agitado...
—Promiscuo —lo corrigió ella.
—Vale, promiscuo, libertino, como prefieras —soltó él con un resoplido de impaciencia—. Me lo he pasado muy bien, y no voy a pedir perdón por ello. Jamás me he acostado con una mujer que no lo deseara. Ni, que yo sepa, he dejado a ninguna insatisfecha.
—No es eso —comentó ______, ceñuda—. No te culpo por tu pasado ni intento castigarte por él —No hizo caso de su resoplido escéptico y prosiguió—Pero has de admitir que no te hace especialmente idóneo para la fidelidad, ¿no crees?
—¿Qué quieres de mí? ¿Qué me disculpe por ser hombre? ¿Un voto de celibato hasta que hayas decidido que merezco tus favores?
La pregunta sorprendió a ______. Las mujeres solían entregarse con facilidad a Liam. Si lo hacía esperar, ¿perdería el interés por ella? ¿O quizá podrían llegar a conocerse y comprenderse de un modo distinto? ¿Podría llegar él a valorarla por aspectos más allá de los carnales? Quería ser para él algo más que alguien con quien compartir la cama.
—Liam —preguntó con prudencia—, ¿alguna vez has hecho algún sacrificio por una mujer?
El apoyó un hombro contra la pared con aspecto de ángel triste.
—¿Qué clase de sacrificio?
—Cualquiera.
—Pues... no.
—¿Cuál es el período más largo que has estado sin... sin... —buscó una expresión aceptable— sin hacer el amor?
—Yo no lo llamo así—soltó Liam—. El amor no tiene nada que ver en ello.
—¿Cuánto tiempo? —insistió.
—Un mes, quizá.
—Muy bien —dijo ______ tras reflexionar un instante—, sino tienes relaciones con ninguna mujer en seis meses, me acostaré contigo.
—¿Seis meses? —exclamó Liam abriendo unos ojos como platos—. Cariño, ¿qué te hace pensar que vales medio año de celibato?
—Tal vez no lo valga. Tú tienes la respuesta.
A Liam le habría encantado informarle de que no lo valía. Sin embargo, mientras la repasaba con la mirada, ______ vio el inconfundible brillo de la lujuria en sus ojos. La deseaba con locura.
—Imposible —sentenció.
—¿Porqué?
—Porque soy lord St. Payne. No puedo ser célibe. Todo el mundo lo sabe.
Era tan arrogante y estaba tan indignado, que ______ tuvo que morderse el labio para evitar reírse. Finalmente, logró hablar con calma.
—Seguro que no te pasaría nada si lo probaras.
—Ya lo creo que sí —la contradijo, y trató de explicárselo—. Eres demasiado inexperta para entenderlo, pero algunos hombres poseen un apetito sexual mayor que otros. Resulta que yo soy uno de ellos. No puedo pasar largos períodos de tiempo sin... —Se interrumpió con impaciencia al ver su expresión—. Maldita sea, ______, no es sano que un hombre no libere regularmente su simiente.
—Tres meses —cedió ella—. Y es mi última oferta.
—¡No!
—Pues ve a buscarte otra mujer —repuso ______ con tono inexpresivo.
—Te deseo a ti. Solamente a ti. Vete a saber por qué. —Liam la fulminó con la mirada, con los ojos como hendiduras brillantes—. Debería forzarte. No tienes derecho legal a rechazarme.
A ______ le dio un vuelco el corazón y palideció. Pero no iba a ceder. Algo en su interior la compelía a hacerle frente como a un igual.
—Adelante, pues —lo desafió con serenidad—Fuérzame.
Vio el parpadeo de sorpresa de su marido, el movimiento de su garganta al tragar saliva, y entonces lo supo.
—No puedes. Jamás habrías violado a Donna Era sólo un farol. Eres incapaz de forzar a una mujer —sentenció con una sonrisa, asombrada de su descubrimiento— Donna no corrió el menor peligro, ¿verdad? No eres el bribón que finges ser St. Payne.
—¡Sí que lo soy! —La sujetó y la besó con rabia.
Pero ______ no se resistió. Cerró los ojos y lo dejó hacer. Poco después, Liam gemía y la besaba con una excitante pasión llena de ternura. Cuando Liam por fin apartó la cabeza, ambos estaban temblando.
—______... —graznó—. No me pidas esto.
—Tres meses —insistió ella—. Si lo consigues, me acostare co... contigo siempre que lo desees.
—¿Durante cuánto tiempo?
—Todo el tiempo de vida que nos conceda el Señor. Pero si no lo logras... —Se detuvo para pensar la peor consecuencia posible, algo que lo sublevara profundamente—. Si no lo logras, irás a ver a tu antiguo amigo lord Niall para disculparte por raptar a Donna Bowman.
—¡*******! (xD)
—Ése es mi precio.
—Demasiado alto. Yo jamás me disculpo.
—Pues entonces rechaza mi desafío. O si lo aceptas, esmérate por conseguirlo.
—¿Cómo sabrás que no hago trampa?
—Lo sabré.
Hubo un largo momento de silencio.
—¿Dónde está tu alianza? —preguntó de repente Liam.
La sonrisa de ______ se desvaneció.
—Me la quité —masculló sin más explicaciones, ya que le daba vergüenza admitir que lo había hecho por despecho.
—¿Qué hiciste con ella?
—Yo... Está aquí—dijo, y rebuscó torpemente en el bolsillo—Volveré a ponérmela si quieres.
—Dámela.
______ supuso que quería quitársela para siempre y cerró con fuerza la mano. De repente, descubrió que le había tomado mucho apego al maldito anillo. Aun así, el orgullo le impidió pedirle que la dejara conservarlo. A regañadientes, se sacó la alianza de oro del bolsillo y tocó con la yema del dedo por última vez aquellas palabras grabadas: Tha Gad Agam Ort...
Liam tomó el anillo e intentó ponérselo. Como tenía las manos mucho más grandes, sólo le cabía en la punta del dedo meñique. Entonces le sujetó el mentón y la miró con dureza.
—Acepto la apuesta —dijo con gravedad—. Voy a ganarla. Y de aquí a tres meses, volveré a ponerte esta alianza en el dedo, te llevaré a la cama y te haré cosas prohibidas en el mundo civilizado.
La determinación de Liam no la protegió de la alarma que cualquier mujer hubiese sentido ante una afirmación tan inquietante. Y tampoco impidió que las rodillas le fallaran cuando él la atrajo bruscamente para besarla. Llevó las manos hacia la cabeza de su marido con un movimiento tembloroso. Era imposible resistir la textura de su pelo, los rizos tan frescos y densos en la superficie, y tan cálidos y húmedos en la raíz. Deslizó los dedos entre aquellos relucientes cabellos dorados y lo atrajo más hacia ella, gozando con la presión ardorosa de sus labios.
Sus lenguas se encontraron, se deslizaron, se rozaron, y con cada caricia ______ notó una oleada de calor en la entrepierna. No, en un sitio más profundo aún: en su vagina tensa y húmeda. La asombró percatarse de lo mucho que deseaba volver a tenerlo ahí.
Cuando se separaron, la frustración se apoderó de ambos.
—No dijiste que no pudiera besarte —comentó Liam con ojos ardorosos—. Voy a besarte todo lo que quiera y tan a menudo como quiera, y tú no rechistarás. Es la concesión que harás a cambio de mi celibato. Maldita sea.
Sin darle tiempo a aceptar o negarse, la soltó y se dirigió rápidamente hacia la puerta.
—Y ahora, si me disculpas —añadió desde el umbral—engo que ir a matar a Jared Letto.
Vanessa directioner
Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
CAPÍTULO
Liam se encontró con Zayn en el pasillo, delante de la sala de lectura.
—¿Dónde está? —preguntó.
—Se ha ido —respondió el romaní con cara inexpresiva—. No logré atraparlo.
—¿Por qué no lo perseguiste? —Una furia devastadora centelleó en los ojos de Liam.
Zayn, que había estado expuesto al carácter explosivo de Ivo Jenner durante años, no se inmutó.
—Era innecesario, a mi juicio. No volverá.
—No te pago para que actúes según tu juicio. Te pago para que actúes según el mío. Deberías haberlo arrastrado hasta aquí por el cuello y dejar que yo decidiese qué hacer con ese *beep*.
Zayn permaneció callado y dirigió una mirada rápida y sutil a ______, que se sintió aliviada por el giro que habían dado las cosas. Ambos eran conscientes de que si Zayn hubiera llevado a Jared de vuelta al club, Liam lo habría estrangulado, y lo último que quería ______ era que su marido fuese acusado de asesinato.
—Quiero encontrarlo —solto Liam mientras se paseaba como una fiera enjaulada—. Contrata a dos hombres para que lo busquen día y noche. Juro que servirá de ejemplo para cualquiera que piense siquiera en levantarle un dedo a mi esposa. Tráeme una lista de nombres antes de una hora. Los mejores detectives privados disponibles. No quiero a ningún ******* de ese nuevo cuerpo de policia que lo estropee todo como siempre. Venga, muevete.
Aunque sin duda Zayn tenia su opinión sobre el asunto, se la guardó para el.
—Muy bien, milord. —dijo, y se marcho.
—No tienes por qué desahogar tu rabia en Zayn —dijo ______ para calmar a su furioso marido mientras regresaban a la sala de lectura—. El…
—No se te ocurra intentar defenderlo —la interrumpió Liam —. Tú y yo sabemos que habría atrapado a esa rata de alcantarilla si hubiera querido. Y que me aspen si tolero que le llames por su nombre de pila; no es tu hermano, y tampoco un amigo. Es un empleado, y a partir de ahora te referirás a el como «señor Malik» .
—Es amigo mío —replico ______, indignada—. ¡Hace años que lo es!
—Las mujeres casadas no tienen amistad con jóvenes solteros.
—¿Cómo te atreves a insultar mi honor insinuando que… que…? —La multitud de protestas que se agolparon en su interior la confundieron—. No he hecho na… nada para merecer semejante falta de confianza.
—Confío en ti. De quien sospecho es de todos los demás.
________ frunció el ceño, ya que imaginó que se estaba burlando de ella.
—Hablas como si me presiguiera una jauría de hombres. Pero en Stony Cross Park los hombres se desviaban de su camino para evitar encontrarse conmigo, y tú eras uno de ellos.
La acusación, aunque cierta, pareció sorprender a Liam. Se le tensó el rostro y la miró con un silencio glacial.
—No lo ponías nada fácil para que alguien se te acercara— soltó pasado un instante—. La vanidad de un hombre es mas frágil de lo que te imaginas. Confundimos con facilidad la timidez con la frialdad, y el silencio con la indiferencia. Podrías haberte esforzado un poco, ¿sabes? Un breve encuentro, una sonrisa tuya… Era todo el estímulo que habría necesitado para abalanzarme sobre ti como un urogallo sobre el laurel.
________ jamás se lo había planeadote este modo. ¿A caso ella era en parte responsable de su escaso éxito con los hombres?
—Supongo que podría esforzarme un poco por superar la timidez—admitio.
—Haz lo que quieras. Pero cuando estés con Malik o cualquier otro hombre, sera mejor que tengas presente que me perteneces por completo.
—Pero bueno…— se sorprendió ______ tras interpretar el comentario—. ¿sera posible que estés celoso?
Los rasgos de Liam reflejaron rabia mezclada con perplejidad.
—Sí— admitió con brusquedad—. Eso parece.
Y tras una mirada de advertencia, salió de la habitación.
El funeral se celebró la mañana siguiente. Liam había acertado en los preparativos, logrando equilibrar una austera dignidad con una ligera pompa. Era la clase de cortejo que había encantado a Ivo Jenner, tan numerosos que ocupó toda la anchura de St. James.
Había una carroza fúnebre negra y dorada, tirada por cuatro caballos, y dos carruajes para la comitiva, tirados también por cuatro caballos, con las bridas adornadas con plumones de avestruz teñidos. El bonito ataúd de roble, adornado con clavos de latón y una placa reluciente con una inscripción, estaba forrado de plomo y soldado para frustrar a los profanadores de tumbas, una lacra habitual en los cementerios londinenses. Antes de que cerraran la tapa, ______ había visto uno de los anillos de oro de Zayn en el dedo de su padre; un regalo de despedida que la había emocionado. Lo mismo que cuando había visto a Liam arreglarle el pelo al finado con un peine cuando pensó que nadie lo miraba.
Hacía mucho frío y el viento traspasaba la gruesa capa de lana de ______ en su recorrido a lomos de un caballo cuyas riendas sujetaba Liam, que caminaba a su lado. Dos docenas de hombres que hacían las veces de pajes y cocheros cerraban el cortejo principal, y su aliento formaba bocanadas de vaho. Iban seguidos de una gran cantidad de dolientes, una curiosa mezcla de personas adineradas, comerciantes, caballeros ostentosos y bribones declarados. Había tanto amigos como enemigos. Pero daba igual la ocupación o la disposición de alguien, había que respetar la tradición del duelo.
Se esperaba que ______ no asistiera al funeral, ya que se consideraba que la naturaleza de una dama era demasiado delicada para soportar una realidad tan dura. Pero ella había insistido en participar. Encontraba consuelo en el ritual. Liam se había opuesto hasta que Zayn había intervenido.
—Hay que liberar a Jenner de las cadenas del dolor de su hija —había dicho a Liam cuando la discusión subía de tono—. Los romaníes creen que si alguien llora demasiado la muerte de un ser querido, el difunto se ve obligado a volver para consolar al afligido. Si asistir al funeral le permite dejarlo marchar... —Y se encogió de hombros prosaicamente.
Liam lo fulminó con la mirada.
—Fantasmas otra vez —refunfuñó con hastío, pero no volvió a mencionar el tema.
Como había llorado hasta quedarse sin lágrimas, ______ consiguió seguir estoicamente el funeral, incluso cuando empezaron a echar tierra sobre el ataúd ya depositado en la fosa. Sin embargo, unas lágrimas le resbalaron por las mejillas cuando estuvo totalmente tapado. En ese momento Zayn se adelantó con una petaca plateada y, según la tradición romaní, vertió solemnemente un chorrito de brandy sobre la tumba.
El gesto enojó al anciano pastor, que reprendió a Zayn.
—Deténgase! ¡No queremos ninguna de sus costumbres paganas! Manchar un lugar santo con alcohol barato...
—Padre —lo interrumpió Liam poniéndole una mano en el hombro—, no creo que a nuestro amigo Jenner le hubiera importado. —Dejó que una sonrisa conspiradora le ilumínara el rostro antes de añadir—: Es coñac francés, y de una cosecha excelente. Quizá podría enviarle unas botellas a su residencia para degustarlo...
El encanto del vizconde calmó al pastor, que le devolvió la sonrisa.
—Muy amable, milord. Gracias —dijo.
Aunque la mayoría de dolientes ya se había ido, todavía quedaban unas cuantas personas esparcidas por el cementerio. Mientras Liam hablaba con el pastor y Zayn terminaba el ritual del brandy, ______ recorrió con la mirada las fachadas de las tiendas, las casas y la fábrica que rodeaban la plaza. La cara de un hombre de pie junto a una farola al otro lado de la plaza captó su atención. Iba vestido con una chaqueta oscura y una gorra gris, y no lo reconoció hasta que esbozó una sonrisa.
Era Jared Letto. Al parecer, había querido presentar sus respetos a Ivo Jenner, aunque de lejos. Sin embargo, no parecía un hombre acongojado, sino que tenía un aspecto malévolo, con una mueca de maldad. Sin dejar de mirarla, se pasó un dedo por el cuello en un gesto que a ______ le hizo dar un involuntario paso atrás.
Liam lo advirtió y se volvió para sujetarla por los hombros con las manos enguantadas.
—______ —murmuró, mirándola con preocupación—. ¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza y dirigió de nuevo la mirada hacia la farola. Jared ya no estaba.
—Sólo tengo algo de frío —respondió, y los dientes le castañetearon cuando un golpe de viento le quitó la capucha de la cabeza.
Liam volvió a colocársela y le ciñó más la capa.
—Te llevaré al club —dijo—. Daré unas monedas a los pajes y cocheros y nos vamos.
Sacó una bolsita de piel del sobretodo y se dirigió hacia el grupo de hombres que esperaba respetuosamente cerca de la tumba.
Al captar la mirada de ansiedad de ______, Zayn se acercó.
—Acabo de ver a Jared -informó ella en voz baja—. Ahí, junto a la farola.
El joven romaní pareció sorprenderse, y asintió en silencio.
No tuvieron ocasión de hablar más, pues Liam regresó y rodeó los hombros de ______.
—El carruaje está esperando —anunció.
—No era necesario que ordenaras un carruaje —protestó ella—. Podría haber ido andando.
—He pedido que preparen el calientapiés —repuso él. Y a Zayn—: Ven en el carruaje con nosotros.
—Gracias, pero prefiero caminar.
—Nos veremos en el club entonces.
—Muy bien, milord.
Mientras se dirigían hacia el coche, ______ se obligó a no volverse para mirar a Zayn. ¿Conseguiría encontrar a Jared y qué pasaría si lo hacía? Pisó el codillo para subir al vehículo y, una vez en su interior, se apresuró a arreglar el vestido sobre el calientapiés y se estremeció de agrado cuando el calor le subió hacia las rodillas. Liam se sentó a su lado y le sonrió levemente.
Recordó su disparatado viaje a Gretna Green y le pareció que había pasado una eternidad. Se acurrucó contra su marido, que no intentó apartarla.
—Has aguantado bastante bien —comentó él cuando el carruaje arrancó.
—Ha sido el cortejo fúnebre más elaborado que he visto. A papá le habría encantado.
Liam resopló, divertido.
—Decidí pecar por exceso, con la esperanza de que a él le habría gustado —explicó, y añadió— mañana haré que vacíen los aposentos de tu padre. De lo contrario, nunca nos libraremos del olor a enfermedad.
—Buena idea.
—El club reabrirá sus puertas la semana que viene. Para entonces deberías estar cómodamente instalada en mi casa de la ciudad.
—¿Cómo? —Sorprendida, ______ se incorporó para mirarlo—. ¿La de Mayfair?
—Está bien equipada y dotada de personal eficiente. Si no te gusta, encontraremos otra cosa. Pero hasta entonces tendrás que quedarte ahí.
—¿Piensas vivir conmigo?
—No. Seguiré en el club. Así me será más cómodo dirigirlo todo.
______ se esforzó por desentrañar su aparente indiferencia. ¿Cuál era la razón de esa repentina frialdad? No le había causado ningún problema, le había pedido pocas cosas, incluso en su dolor. Desconcertada y enfadada, se miró las manos y entrelazó los dedos enguantados.
—Quiero quedarme —afirmó en voz baja.
—No hay ninguna razón para ello —replicó Liam a la vez que sacudía la cabeza—. No eres necesaria. Será mejor para todos que vivas en un hogar como Dios manda, donde puedas recibir a tus amigas y por la noche no te despierten las actividades de la planta baja.
—Duermo profundamente. Eso no me molesta. Y puedo recibir a mis amigas en el club.
—No abiertamente.
Daba igual que tuviera razón. ______ guardó silencio mientras las palabras «no eres necesaria» le retumbaban desagradablemente en la cabeza.
—Quiero que vivas en un entorno seguro y respetable —prosiguió Liam— El club no es lugar para una dama.
—No soy ninguna dama —objetó ______, e intentó adoptar un tono irónico—Soy la hija de un jugador y la mujer de un calavera.
—Razón de más para alejarte de mi influencia.
—De todos modos, no me iré. Tal vez podríamos discutirlo al llegar la primavera, pero hasta entonces...
—_____—dijo Liam en voz baja— No te estoy dando a elegir.
Se puso rígida y se separó de él. Ni una habitación entera llena de calientapiés habría acabado con el frío que le recorría las venas. Buscó ansiosamente argumentos para disuadirlo, pero él tenía razón, no había ningún motivo para que se quedara en el club.
Se le hizo un nudo en la garganta y pensó que ya debería estar acostumbrada a que no la quisieran, a estar sola. ¿Por qué le seguía doliendo? ¡Oh, cómo le gustaría ser como Liam y tener una capa de hielo protector alrededor del corazón!
—¿Y nuestro trato? —preguntó cabizbaja— ¿Vas a ignorarlo o...?
—De eso nada. Voy a llevar una vida de monje hasta que llegue el momento de cobrar mi premio. Incluso me resultará más fácil resistir la tentación si no te tengo cerca.
—A lo mejor soy yo quien no resiste la tentación —murmuró ______—. Quizás encuentre un caballero complaciente que me haga compañía. No te importaría, ¿verdad?
Hasta que las palabras le salieron de los labios, jamás se habría creído capaz de decir algo así. Sin embargo, en medio de su desesperación sentía un impulso irresistible de lastimarlo y hacerlo rabiar. Pero no lo logró. Tras un breve silencio, oyó su respuesta aterciopelada.
—En absoluto, encanto. Sería egoísta por mi parte negarte semejante diversión en tus horas de ocio. Haz lo que quieras, siempre y cuando estés disponible cuando yo te necesite.
Detrás de las calles de moda y de las plazas respetables de las zonas acaudaladas de Londres, había un mundo oculto de callejones y edificios ruinosos, donde la gente vivía en una miseria atroz. El crimen y la prostitución eran las únicas formas de supervivencia en esas zonas. El aire estaba cargado de olor a desperdicios y aguas residuales, y los edificios estaban tan apretujados que en algunos puntos un hombre sólo podía pasar entre ellos andando de lado.
Zayn se aventuró en ese complejo laberinto de calles, consciente de los múltiples peligros y trampas que esperaban al visitante desprevenido. Entró en un patio a través de un pasadizo abovedado de unos treinta metros de largo y tres de ancho. Estaba cubierto de estructuras altas de madera, cuyos contrafuertes superiores tapaban el cielo invernal. Los edificios eran albergues o casas de beneficencia donde los indigentes, hacinados, dormían amontonados como los cadáveres de una fosa común. Unos colgajos de tela pútrida pendían de los contrafuertes. Las ratas recorrían las paredes y desaparecían en las grietas de los cimientos. El patio estaba vacío salvo por un par de chicas sentadas en un umbral, y varios niños escuálidos que buscaban trastos, huesos o harapos. Tras dirigir una mirada recelosa a Zayn, los niños desaparecieron por el fondo del patio.
Una de las jóvenes prostitutas de pelo rizado sonrió, dejando al descubierto una dentadura irregular.
—¿Qué hace un muchacho tan atractivo como tú en Angman's Court?
—Estoy buscando a un hombre moreno, así de alto. —Zayn hizo un gesto para indicar un metro setenta—¿Ha pasado por aquí hace un momento?
Las chicas rieron.
—Mira qué quiere —exclamó una de ellas con regocijo.
—Es un rarito —dijo la otra—. Vamos, cariño, no necesitas a ningún hombre cuando podrías estar con Lushing Lou—. Se bajó la blusa para mostrar un tórax esquelético y unos pechos escasos y caídos—. Ven a mover la cama conmigo. Seguro que lo haces muy bien, ¿verdad?
Zayn se sacó una moneda de plata del bolsillo.
—Dime por dónde se fue —pidió mientras las muchachas miraban la moneda con avidez.
—Te lo diré por otra moneda —dijo una—. Tienes unos ojos preciosos. Nunca he estado con un chico que...
Una carcajada áspera retumbó en el patio y se oyó la voz burlona de Jared.
—¡No me encontrarás, gitano asqueroso!
Zayn se volvió y escrutó los edificios, donde asomaban varias caras manchadas de hollín por las puertas y ventanas, y por encima de los tejados sin tejas. Ninguna de ellas era reconocible.
—Jared—dijo con cautela, girando el cuerpo a medida que recorría la escena con la mirada—. ¿Qué quieres de la hija de Jenner?
Se oyó otra carcajada desagradable, al parecer de otra dirección esta vez. Zayn avanzó por el patio, incapaz de discernir dónde estaba Jared.
—¡Quiero cargármela!
—¿Porqué?
—Porque esa sanguijuela me lo ha quitado todo. Quiero verla muerta. La lanzaré a las ratas para que sólo dejen los huesos.
—Por qué? —insistió Zayn, atónito—. Me ha pedido que te ayude, Jared pese a tu traición. Quiere entregarte el legado que te dejó su padre para que tengas dinero y...
—¡Que el diablo se lleve a esa putilla!
Zayn sacudió la cabeza, incapaz de entender de dónde salía tanto resentimiento.
Al oír un roce detrás de él, se agachó justo para que un palo lanzado violentamente pasara por el lugar que había ocupado su cabeza. El agresor no era Jared,sino un hombre que rebuscaba en las basuras y que había decidido probar suerte como ladrón de callejones. Tenía el característico aspecto joven y viejo a la vez de alguien que ha vivido en la calle desde siempre. Zayn lo derribó con un par de ****azos que dieron con él por tierra. Unos cuantos hombres más aparecieron en el otro lado del patio, al parecer decididos a atacar en grupo. En clara desventaja numérica, Zayn retrocedió hacia el pasaje abovedado, seguido por la voz de Jared.
—¡Acabaré con ella! ¡Lo haré!
—¡Jamás la tocarás! —replicó Zayn con cólera impotente mientras dirigía una última mirada a Hangman's Court—. ¡Te mandaré al infierno antes de que logres ponerle un dedo encima!
—¡Pues tú me acompañarás! —se regodeó Louis, y volvió a reírse cuando Zayn ya se alejaba.
Más tarde, Zayn buscó a ______. Liam estaba atareado con los carpinteros encargados de reparar el intricado parquet del comedor principal. La encontró en la sala de juego vacía, revisando fichas y separándolas en montones. Se acercó a ella sin hacer ruido.
______ se sobresaltó levemente cuando le tocó el hombro, y sonrió aliviada al ver que era él. Era extraño que Zayn pareciera preocupado, pues no era nada dado a la angustia o la ansiedad. Sin embargo, los acontecimientos del día habían dejado su huella y le habían transmitido una visible tensión.
—No conseguí atraparlo —se lamentó en voz baja—. Se ocultó en un edificio de los barrios bajos y me habló desde las sombras. Nada de lo que dijo tenía sentido. Te guarda mucho rencor, gadji, aunque no entiendo por qué. Nunca ha sido un hombre afable, pero esto es distinto. Es una especie de locura. Tengo que contárselo a St. Payne.
—No lo hagas, por favor. Sólo serviría para ponerlo furioso. Ya tiene bastantes cosas entre manos en este momento.
—Pero si Jared trata de lastimarte...
—Aquí estoy segura, ¿no? No se atreverá a venir al club.
—Hay pasadizos secretos para entrar en el edificio.
-Pues ciérralos. Puedes, ¿no?
Zayn arrugó el entrecejo.
—La mayoría. Pero no es cuestión de ir arriba y abajo con mi juego de llaves...
—Comprendo. Haz lo que puedas. —Pasó los dedos por un montón de fichas desechadas y añadió con aire taciturno—: En realidad no importa, porque me iré pronto. Mi marido quiere que me instale en su casa de aquí a quince días. Cree que no debo vivir en el club ahora que mi padre... —La voz se le apagó con desconsuelo.
—Puede que tenga razón —dijo Zayn en un tono hábilmente desprovisto de pena—. No es el lugar más seguro para ti.
—No lo hace por mi seguridad. —Hizo girar una ficha negra como una peonza en el tapete verde—. Lo hace para que guardemos las distancias.
La leve sonrisa que asomó a los labios de Zayn la frustró y la animó a la vez.
—Paciencia —le aconsejó Zayn. Y la dejó observando cómo la ficha giraba hasta que se le acababa el impulso.
Liam se encontró con Zayn en el pasillo, delante de la sala de lectura.
—¿Dónde está? —preguntó.
—Se ha ido —respondió el romaní con cara inexpresiva—. No logré atraparlo.
—¿Por qué no lo perseguiste? —Una furia devastadora centelleó en los ojos de Liam.
Zayn, que había estado expuesto al carácter explosivo de Ivo Jenner durante años, no se inmutó.
—Era innecesario, a mi juicio. No volverá.
—No te pago para que actúes según tu juicio. Te pago para que actúes según el mío. Deberías haberlo arrastrado hasta aquí por el cuello y dejar que yo decidiese qué hacer con ese *beep*.
Zayn permaneció callado y dirigió una mirada rápida y sutil a ______, que se sintió aliviada por el giro que habían dado las cosas. Ambos eran conscientes de que si Zayn hubiera llevado a Jared de vuelta al club, Liam lo habría estrangulado, y lo último que quería ______ era que su marido fuese acusado de asesinato.
—Quiero encontrarlo —solto Liam mientras se paseaba como una fiera enjaulada—. Contrata a dos hombres para que lo busquen día y noche. Juro que servirá de ejemplo para cualquiera que piense siquiera en levantarle un dedo a mi esposa. Tráeme una lista de nombres antes de una hora. Los mejores detectives privados disponibles. No quiero a ningún ******* de ese nuevo cuerpo de policia que lo estropee todo como siempre. Venga, muevete.
Aunque sin duda Zayn tenia su opinión sobre el asunto, se la guardó para el.
—Muy bien, milord. —dijo, y se marcho.
—No tienes por qué desahogar tu rabia en Zayn —dijo ______ para calmar a su furioso marido mientras regresaban a la sala de lectura—. El…
—No se te ocurra intentar defenderlo —la interrumpió Liam —. Tú y yo sabemos que habría atrapado a esa rata de alcantarilla si hubiera querido. Y que me aspen si tolero que le llames por su nombre de pila; no es tu hermano, y tampoco un amigo. Es un empleado, y a partir de ahora te referirás a el como «señor Malik» .
—Es amigo mío —replico ______, indignada—. ¡Hace años que lo es!
—Las mujeres casadas no tienen amistad con jóvenes solteros.
—¿Cómo te atreves a insultar mi honor insinuando que… que…? —La multitud de protestas que se agolparon en su interior la confundieron—. No he hecho na… nada para merecer semejante falta de confianza.
—Confío en ti. De quien sospecho es de todos los demás.
________ frunció el ceño, ya que imaginó que se estaba burlando de ella.
—Hablas como si me presiguiera una jauría de hombres. Pero en Stony Cross Park los hombres se desviaban de su camino para evitar encontrarse conmigo, y tú eras uno de ellos.
La acusación, aunque cierta, pareció sorprender a Liam. Se le tensó el rostro y la miró con un silencio glacial.
—No lo ponías nada fácil para que alguien se te acercara— soltó pasado un instante—. La vanidad de un hombre es mas frágil de lo que te imaginas. Confundimos con facilidad la timidez con la frialdad, y el silencio con la indiferencia. Podrías haberte esforzado un poco, ¿sabes? Un breve encuentro, una sonrisa tuya… Era todo el estímulo que habría necesitado para abalanzarme sobre ti como un urogallo sobre el laurel.
________ jamás se lo había planeadote este modo. ¿A caso ella era en parte responsable de su escaso éxito con los hombres?
—Supongo que podría esforzarme un poco por superar la timidez—admitio.
—Haz lo que quieras. Pero cuando estés con Malik o cualquier otro hombre, sera mejor que tengas presente que me perteneces por completo.
—Pero bueno…— se sorprendió ______ tras interpretar el comentario—. ¿sera posible que estés celoso?
Los rasgos de Liam reflejaron rabia mezclada con perplejidad.
—Sí— admitió con brusquedad—. Eso parece.
Y tras una mirada de advertencia, salió de la habitación.
El funeral se celebró la mañana siguiente. Liam había acertado en los preparativos, logrando equilibrar una austera dignidad con una ligera pompa. Era la clase de cortejo que había encantado a Ivo Jenner, tan numerosos que ocupó toda la anchura de St. James.
Había una carroza fúnebre negra y dorada, tirada por cuatro caballos, y dos carruajes para la comitiva, tirados también por cuatro caballos, con las bridas adornadas con plumones de avestruz teñidos. El bonito ataúd de roble, adornado con clavos de latón y una placa reluciente con una inscripción, estaba forrado de plomo y soldado para frustrar a los profanadores de tumbas, una lacra habitual en los cementerios londinenses. Antes de que cerraran la tapa, ______ había visto uno de los anillos de oro de Zayn en el dedo de su padre; un regalo de despedida que la había emocionado. Lo mismo que cuando había visto a Liam arreglarle el pelo al finado con un peine cuando pensó que nadie lo miraba.
Hacía mucho frío y el viento traspasaba la gruesa capa de lana de ______ en su recorrido a lomos de un caballo cuyas riendas sujetaba Liam, que caminaba a su lado. Dos docenas de hombres que hacían las veces de pajes y cocheros cerraban el cortejo principal, y su aliento formaba bocanadas de vaho. Iban seguidos de una gran cantidad de dolientes, una curiosa mezcla de personas adineradas, comerciantes, caballeros ostentosos y bribones declarados. Había tanto amigos como enemigos. Pero daba igual la ocupación o la disposición de alguien, había que respetar la tradición del duelo.
Se esperaba que ______ no asistiera al funeral, ya que se consideraba que la naturaleza de una dama era demasiado delicada para soportar una realidad tan dura. Pero ella había insistido en participar. Encontraba consuelo en el ritual. Liam se había opuesto hasta que Zayn había intervenido.
—Hay que liberar a Jenner de las cadenas del dolor de su hija —había dicho a Liam cuando la discusión subía de tono—. Los romaníes creen que si alguien llora demasiado la muerte de un ser querido, el difunto se ve obligado a volver para consolar al afligido. Si asistir al funeral le permite dejarlo marchar... —Y se encogió de hombros prosaicamente.
Liam lo fulminó con la mirada.
—Fantasmas otra vez —refunfuñó con hastío, pero no volvió a mencionar el tema.
Como había llorado hasta quedarse sin lágrimas, ______ consiguió seguir estoicamente el funeral, incluso cuando empezaron a echar tierra sobre el ataúd ya depositado en la fosa. Sin embargo, unas lágrimas le resbalaron por las mejillas cuando estuvo totalmente tapado. En ese momento Zayn se adelantó con una petaca plateada y, según la tradición romaní, vertió solemnemente un chorrito de brandy sobre la tumba.
El gesto enojó al anciano pastor, que reprendió a Zayn.
—Deténgase! ¡No queremos ninguna de sus costumbres paganas! Manchar un lugar santo con alcohol barato...
—Padre —lo interrumpió Liam poniéndole una mano en el hombro—, no creo que a nuestro amigo Jenner le hubiera importado. —Dejó que una sonrisa conspiradora le ilumínara el rostro antes de añadir—: Es coñac francés, y de una cosecha excelente. Quizá podría enviarle unas botellas a su residencia para degustarlo...
El encanto del vizconde calmó al pastor, que le devolvió la sonrisa.
—Muy amable, milord. Gracias —dijo.
Aunque la mayoría de dolientes ya se había ido, todavía quedaban unas cuantas personas esparcidas por el cementerio. Mientras Liam hablaba con el pastor y Zayn terminaba el ritual del brandy, ______ recorrió con la mirada las fachadas de las tiendas, las casas y la fábrica que rodeaban la plaza. La cara de un hombre de pie junto a una farola al otro lado de la plaza captó su atención. Iba vestido con una chaqueta oscura y una gorra gris, y no lo reconoció hasta que esbozó una sonrisa.
Era Jared Letto. Al parecer, había querido presentar sus respetos a Ivo Jenner, aunque de lejos. Sin embargo, no parecía un hombre acongojado, sino que tenía un aspecto malévolo, con una mueca de maldad. Sin dejar de mirarla, se pasó un dedo por el cuello en un gesto que a ______ le hizo dar un involuntario paso atrás.
Liam lo advirtió y se volvió para sujetarla por los hombros con las manos enguantadas.
—______ —murmuró, mirándola con preocupación—. ¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza y dirigió de nuevo la mirada hacia la farola. Jared ya no estaba.
—Sólo tengo algo de frío —respondió, y los dientes le castañetearon cuando un golpe de viento le quitó la capucha de la cabeza.
Liam volvió a colocársela y le ciñó más la capa.
—Te llevaré al club —dijo—. Daré unas monedas a los pajes y cocheros y nos vamos.
Sacó una bolsita de piel del sobretodo y se dirigió hacia el grupo de hombres que esperaba respetuosamente cerca de la tumba.
Al captar la mirada de ansiedad de ______, Zayn se acercó.
—Acabo de ver a Jared -informó ella en voz baja—. Ahí, junto a la farola.
El joven romaní pareció sorprenderse, y asintió en silencio.
No tuvieron ocasión de hablar más, pues Liam regresó y rodeó los hombros de ______.
—El carruaje está esperando —anunció.
—No era necesario que ordenaras un carruaje —protestó ella—. Podría haber ido andando.
—He pedido que preparen el calientapiés —repuso él. Y a Zayn—: Ven en el carruaje con nosotros.
—Gracias, pero prefiero caminar.
—Nos veremos en el club entonces.
—Muy bien, milord.
Mientras se dirigían hacia el coche, ______ se obligó a no volverse para mirar a Zayn. ¿Conseguiría encontrar a Jared y qué pasaría si lo hacía? Pisó el codillo para subir al vehículo y, una vez en su interior, se apresuró a arreglar el vestido sobre el calientapiés y se estremeció de agrado cuando el calor le subió hacia las rodillas. Liam se sentó a su lado y le sonrió levemente.
Recordó su disparatado viaje a Gretna Green y le pareció que había pasado una eternidad. Se acurrucó contra su marido, que no intentó apartarla.
—Has aguantado bastante bien —comentó él cuando el carruaje arrancó.
—Ha sido el cortejo fúnebre más elaborado que he visto. A papá le habría encantado.
Liam resopló, divertido.
—Decidí pecar por exceso, con la esperanza de que a él le habría gustado —explicó, y añadió— mañana haré que vacíen los aposentos de tu padre. De lo contrario, nunca nos libraremos del olor a enfermedad.
—Buena idea.
—El club reabrirá sus puertas la semana que viene. Para entonces deberías estar cómodamente instalada en mi casa de la ciudad.
—¿Cómo? —Sorprendida, ______ se incorporó para mirarlo—. ¿La de Mayfair?
—Está bien equipada y dotada de personal eficiente. Si no te gusta, encontraremos otra cosa. Pero hasta entonces tendrás que quedarte ahí.
—¿Piensas vivir conmigo?
—No. Seguiré en el club. Así me será más cómodo dirigirlo todo.
______ se esforzó por desentrañar su aparente indiferencia. ¿Cuál era la razón de esa repentina frialdad? No le había causado ningún problema, le había pedido pocas cosas, incluso en su dolor. Desconcertada y enfadada, se miró las manos y entrelazó los dedos enguantados.
—Quiero quedarme —afirmó en voz baja.
—No hay ninguna razón para ello —replicó Liam a la vez que sacudía la cabeza—. No eres necesaria. Será mejor para todos que vivas en un hogar como Dios manda, donde puedas recibir a tus amigas y por la noche no te despierten las actividades de la planta baja.
—Duermo profundamente. Eso no me molesta. Y puedo recibir a mis amigas en el club.
—No abiertamente.
Daba igual que tuviera razón. ______ guardó silencio mientras las palabras «no eres necesaria» le retumbaban desagradablemente en la cabeza.
—Quiero que vivas en un entorno seguro y respetable —prosiguió Liam— El club no es lugar para una dama.
—No soy ninguna dama —objetó ______, e intentó adoptar un tono irónico—Soy la hija de un jugador y la mujer de un calavera.
—Razón de más para alejarte de mi influencia.
—De todos modos, no me iré. Tal vez podríamos discutirlo al llegar la primavera, pero hasta entonces...
—_____—dijo Liam en voz baja— No te estoy dando a elegir.
Se puso rígida y se separó de él. Ni una habitación entera llena de calientapiés habría acabado con el frío que le recorría las venas. Buscó ansiosamente argumentos para disuadirlo, pero él tenía razón, no había ningún motivo para que se quedara en el club.
Se le hizo un nudo en la garganta y pensó que ya debería estar acostumbrada a que no la quisieran, a estar sola. ¿Por qué le seguía doliendo? ¡Oh, cómo le gustaría ser como Liam y tener una capa de hielo protector alrededor del corazón!
—¿Y nuestro trato? —preguntó cabizbaja— ¿Vas a ignorarlo o...?
—De eso nada. Voy a llevar una vida de monje hasta que llegue el momento de cobrar mi premio. Incluso me resultará más fácil resistir la tentación si no te tengo cerca.
—A lo mejor soy yo quien no resiste la tentación —murmuró ______—. Quizás encuentre un caballero complaciente que me haga compañía. No te importaría, ¿verdad?
Hasta que las palabras le salieron de los labios, jamás se habría creído capaz de decir algo así. Sin embargo, en medio de su desesperación sentía un impulso irresistible de lastimarlo y hacerlo rabiar. Pero no lo logró. Tras un breve silencio, oyó su respuesta aterciopelada.
—En absoluto, encanto. Sería egoísta por mi parte negarte semejante diversión en tus horas de ocio. Haz lo que quieras, siempre y cuando estés disponible cuando yo te necesite.
Detrás de las calles de moda y de las plazas respetables de las zonas acaudaladas de Londres, había un mundo oculto de callejones y edificios ruinosos, donde la gente vivía en una miseria atroz. El crimen y la prostitución eran las únicas formas de supervivencia en esas zonas. El aire estaba cargado de olor a desperdicios y aguas residuales, y los edificios estaban tan apretujados que en algunos puntos un hombre sólo podía pasar entre ellos andando de lado.
Zayn se aventuró en ese complejo laberinto de calles, consciente de los múltiples peligros y trampas que esperaban al visitante desprevenido. Entró en un patio a través de un pasadizo abovedado de unos treinta metros de largo y tres de ancho. Estaba cubierto de estructuras altas de madera, cuyos contrafuertes superiores tapaban el cielo invernal. Los edificios eran albergues o casas de beneficencia donde los indigentes, hacinados, dormían amontonados como los cadáveres de una fosa común. Unos colgajos de tela pútrida pendían de los contrafuertes. Las ratas recorrían las paredes y desaparecían en las grietas de los cimientos. El patio estaba vacío salvo por un par de chicas sentadas en un umbral, y varios niños escuálidos que buscaban trastos, huesos o harapos. Tras dirigir una mirada recelosa a Zayn, los niños desaparecieron por el fondo del patio.
Una de las jóvenes prostitutas de pelo rizado sonrió, dejando al descubierto una dentadura irregular.
—¿Qué hace un muchacho tan atractivo como tú en Angman's Court?
—Estoy buscando a un hombre moreno, así de alto. —Zayn hizo un gesto para indicar un metro setenta—¿Ha pasado por aquí hace un momento?
Las chicas rieron.
—Mira qué quiere —exclamó una de ellas con regocijo.
—Es un rarito —dijo la otra—. Vamos, cariño, no necesitas a ningún hombre cuando podrías estar con Lushing Lou—. Se bajó la blusa para mostrar un tórax esquelético y unos pechos escasos y caídos—. Ven a mover la cama conmigo. Seguro que lo haces muy bien, ¿verdad?
Zayn se sacó una moneda de plata del bolsillo.
—Dime por dónde se fue —pidió mientras las muchachas miraban la moneda con avidez.
—Te lo diré por otra moneda —dijo una—. Tienes unos ojos preciosos. Nunca he estado con un chico que...
Una carcajada áspera retumbó en el patio y se oyó la voz burlona de Jared.
—¡No me encontrarás, gitano asqueroso!
Zayn se volvió y escrutó los edificios, donde asomaban varias caras manchadas de hollín por las puertas y ventanas, y por encima de los tejados sin tejas. Ninguna de ellas era reconocible.
—Jared—dijo con cautela, girando el cuerpo a medida que recorría la escena con la mirada—. ¿Qué quieres de la hija de Jenner?
Se oyó otra carcajada desagradable, al parecer de otra dirección esta vez. Zayn avanzó por el patio, incapaz de discernir dónde estaba Jared.
—¡Quiero cargármela!
—¿Porqué?
—Porque esa sanguijuela me lo ha quitado todo. Quiero verla muerta. La lanzaré a las ratas para que sólo dejen los huesos.
—Por qué? —insistió Zayn, atónito—. Me ha pedido que te ayude, Jared pese a tu traición. Quiere entregarte el legado que te dejó su padre para que tengas dinero y...
—¡Que el diablo se lleve a esa putilla!
Zayn sacudió la cabeza, incapaz de entender de dónde salía tanto resentimiento.
Al oír un roce detrás de él, se agachó justo para que un palo lanzado violentamente pasara por el lugar que había ocupado su cabeza. El agresor no era Jared,sino un hombre que rebuscaba en las basuras y que había decidido probar suerte como ladrón de callejones. Tenía el característico aspecto joven y viejo a la vez de alguien que ha vivido en la calle desde siempre. Zayn lo derribó con un par de ****azos que dieron con él por tierra. Unos cuantos hombres más aparecieron en el otro lado del patio, al parecer decididos a atacar en grupo. En clara desventaja numérica, Zayn retrocedió hacia el pasaje abovedado, seguido por la voz de Jared.
—¡Acabaré con ella! ¡Lo haré!
—¡Jamás la tocarás! —replicó Zayn con cólera impotente mientras dirigía una última mirada a Hangman's Court—. ¡Te mandaré al infierno antes de que logres ponerle un dedo encima!
—¡Pues tú me acompañarás! —se regodeó Louis, y volvió a reírse cuando Zayn ya se alejaba.
Más tarde, Zayn buscó a ______. Liam estaba atareado con los carpinteros encargados de reparar el intricado parquet del comedor principal. La encontró en la sala de juego vacía, revisando fichas y separándolas en montones. Se acercó a ella sin hacer ruido.
______ se sobresaltó levemente cuando le tocó el hombro, y sonrió aliviada al ver que era él. Era extraño que Zayn pareciera preocupado, pues no era nada dado a la angustia o la ansiedad. Sin embargo, los acontecimientos del día habían dejado su huella y le habían transmitido una visible tensión.
—No conseguí atraparlo —se lamentó en voz baja—. Se ocultó en un edificio de los barrios bajos y me habló desde las sombras. Nada de lo que dijo tenía sentido. Te guarda mucho rencor, gadji, aunque no entiendo por qué. Nunca ha sido un hombre afable, pero esto es distinto. Es una especie de locura. Tengo que contárselo a St. Payne.
—No lo hagas, por favor. Sólo serviría para ponerlo furioso. Ya tiene bastantes cosas entre manos en este momento.
—Pero si Jared trata de lastimarte...
—Aquí estoy segura, ¿no? No se atreverá a venir al club.
—Hay pasadizos secretos para entrar en el edificio.
-Pues ciérralos. Puedes, ¿no?
Zayn arrugó el entrecejo.
—La mayoría. Pero no es cuestión de ir arriba y abajo con mi juego de llaves...
—Comprendo. Haz lo que puedas. —Pasó los dedos por un montón de fichas desechadas y añadió con aire taciturno—: En realidad no importa, porque me iré pronto. Mi marido quiere que me instale en su casa de aquí a quince días. Cree que no debo vivir en el club ahora que mi padre... —La voz se le apagó con desconsuelo.
—Puede que tenga razón —dijo Zayn en un tono hábilmente desprovisto de pena—. No es el lugar más seguro para ti.
—No lo hace por mi seguridad. —Hizo girar una ficha negra como una peonza en el tapete verde—. Lo hace para que guardemos las distancias.
La leve sonrisa que asomó a los labios de Zayn la frustró y la animó a la vez.
—Paciencia —le aconsejó Zayn. Y la dejó observando cómo la ficha giraba hasta que se le acababa el impulso.
Vanessa directioner
Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
CAPÍTULO
______ se alegró de la actividad constante que hubo en el club los siguientes quince días, ya que le permitió distraerse de su dolor. Cuando dijo a Liam que quería ser útil, él la envió a la oficina a organizar y clasificar la correspondencia y los documentos de contabilidad. También tuvo que supervisar a los pintores, decoradores, carpinteros y albañiles en sus distintas tareas, una responsabilidad que la habría aterrado poco tiempo atrás. Hablar con tantos desconocidos le supuso un esfuerzo angustiante al principio, y se pasó unos días intentando controlar su tartamudez. Sin embargo, cuanto más a menudo lo hacía, más fácil le resultaba. La ayudó que los trabajadores la escucharan con un respeto que nadie antes le había mostrado.
Lo primero que hizo Liam después del funeral de Ivo Jenner fue concertar una reunión con el jefe de policía para comentar el reciente endurecimiento de la legislación sobre el juego. Con encanto y persuasión, argumentó que el Jenner's era un club social y no únicamente un club de juego. Por tanto, debía quedar exento de las redadas policiales, ya que sus miembros eran, como Liam afirmó con solemnidad, «hombres de notable integridad». Convencido por su ingeniosa lógica, el jefe de policía prometió que no habría redadas en el Jenner's siempre y cuando mantuviera una apariencia de respetabilidad.
—Estoy empezando a creer en su capacidad de persuadir a cualquiera de hacer casi cualquier cosa —le comentó Zayn Malik con admiración al enterarse de su éxito.
—Me parece que lady St. Payne es prueba de ello —comentó Liam sonriéndole a ______, sentada cerca de él.
Liam y Zayn parecían haber establecido una alianza provisional a efectos de recuperar el buen funcionamiento del club. Sus relaciones no eran lo que se dice amistosas, pero tampoco hostiles. Zayn había tomado nota de la capacidad de liderazgo de Liam, que resultó providencial los días posteriores a la defunción de Ivo Jenner.Liam, por su parte, había abandonado su aire de indolencia aristocrática y asumido la dirección del club con determinación y autoridad.
Como cabía esperar, Liam era la clase de hombre que los empleados del club despreciaban y, al principio, lo consideraron uno más de los «pardillos» o «pollos» que iban al club. Creían que era un aristócrata consentido y autocomplaciente que no tenía idea de trabajar. Era probable que todos supusieran, como ______ había hecho, que Liam se cansaría pronto de la responsabilidad de dirigir el local. Sin embargo, nadie se atrevió a desafiarlo cuando fue evidente que despediría a cualquiera que no obedeciera sus órdenes. La muestra más efectiva de su autoridad fue la forma en que había echado sumariamente a Clive Egan.
Además, no podía negarse la entrega sincera de Liam. Se interesaba por todo, desde la cocina hasta los costes desglosados de la sala de juegos. Como aún tenía mucho que aprender de su funcionamiento, se propuso comprender las matemáticas del juego. ______ se acercó una noche a la sala de juegos y se encontró allí a Liam y Zayn en la mesa central mientras este ultimo le explicaba cómo efectuar el cálculo de probabilidades.
—Sólo hay treinta y seis combinaciones posibles de dos dados, y cada dado tiene seis caras. Cuando se lanzan dos dados a la vez, la combinación resultante recibe el nombre de «probabilidad acumulada», y las probabilidades de que salga son de treinta y cinco a uno —Se detuvo y dirigió una mirada inquisitiva a Liam.
—Continúa —pidió éste.
—Como cualquier jugador sabe, la suma de las dos caras boca arriba se llama punto. Dos unos suman un punto de dos. Dos seis suman un punto de doce. Pero las probabilidades de sacar un número concreto varían, ya que sólo hay una forma de obtener un dos, pero hay seis formas de obtener un punto de siete.
—Siete es un número natural —murmuró Liam con ceño de concentración—. Y como el mayor número de combinaciones dará un natural, la probabilidad de sacar un siete en una tirada es de...
—Del dieciséis por ciento —apuntó Zayn a la vez que recogía los dados. Sus anillos de oro captaron la luz cuando hizo la tirada hacia el otro lado de la mesa. Tras rebotar en el borde negro, los dados de marfil se detuvieron en el tapete verde. Las dos caras mostraban un seis—. Por otro lado, la probabilidad de sacar un doce es sólo del dos coma siete por ciento. Y, por supuesto, cuantas más veces lanzas los dados, más aumenta la probabilidad. Así que para cuando los has tirado ciento sesenta y seis veces, la probabilidad de sacar un punto de doce es del noventa y nueve por ciento. En ese caso, la probabilidad será distinta para los demás puntos, claro. Puedo enseñárselo sobre un papel; de ese modo es más fácil de entender. Se dispone de una gran ventaja cuando se sabe calcular las probabilidades. Pocos jugadores lo hacen, y eso es lo que distingue a los tramposos de los pardillos. El juego de azar no es equitativo, ni siquiera cuando se juega honradamente, y la ventaja suele ser de la banca en... —Se interrumpió al ver llegar a ______. Una sonrisa le brilló en los ojos—. Buenas noches, milady.
Zayn torció el gesto al ver el aire de familiaridad que había entre ambos.
—Buenas noches —murmuró ______, y se sentó junto a Liam. Lo miró sonriente—. ¿Se te dan bien los números?
—Siempre había creído que sí—respondió él—. Hasta ahora. Malik, ¿los demás crupiers son expertos en el cálculo de probabilidades?
—Lo suficiente, milord. Todos ellos saben cómo inducir a un jugador a apostar de forma ventajosa para la casa, cómo distinguir a un buen jugador de uno malo...
— ¿Quién les enseñó? —preguntó ______. La sonrisa de Zayn mostró un sorprendente destello blanco en su rostro de tez morena.
—Yo, por supuesto. Nadie conoce el juego tan bien como yo.
—Al chico sólo le falta confianza en sí mismo —observó ______ a su marido con una sonrisa.
Pero Liam no reaccionó a la broma. En lugar de eso, dijo con brusquedad a Zayn:
—Quiero una lista, en orden descendente, de todos los préstamos pendientes de pago con sus fechas de vencimiento. El libro contable está en el estante de arriba de la oficina. Empieza ahora mismo.
—Sí, milord.
Y, con una pequeña reverencia a ______, se marchó con su gracia y agilidad habituales.
Al quedarse con su marido en la sala de juego medio a oscuras, ______ sintió un cosquilleo en el vientre. Los días anteriores, sus encuentros habían sido frecuentes pero impersonales, y rara vez habían estado a solas. Se inclinó hacia la mesa y recogió los dados para guardarlos en un estuche de piel. Al enderezarse, la mano de Liam le acarició la espalda. Su contacto le erizó el vello de la nuca.
—Es tarde —musitó él—. Deberías descansar. Tienes que estar exhausta después de todo lo que has hecho hoy.
—Tampoco he hecho tanto. —Se encogió de hombros, inquieta, y Liam volvió a pasarle la mano despacio por la espalda.
—Ya lo creo que sí. Te estás excediendo, cariño.
______ sacudió la cabeza.
—Me alegra tener la oportunidad de trabajar —consiguió decir pese a lo difícil que le resultaba pensar con claridad cuando su marido la tocaba—. Me impide pensar demasiado en... en...
—Sí, lo sé. Por eso lo he permitido. —Le rodeó la nuca con los dedos y a ______ le faltó el aliento—. Necesitas acostarte —añadió él, y la acercó hacia él. Le dirigió despacio la mirada hacia los pechos, volvió a subirla hacia la cara y soltó una risita amarga—. Y yo necesito acostarme contigo, maldita sea. Pero como no puedo... Ven aquí.
— ¿Para qué? —preguntó ______ mientras él la sujetaba contra el borde de la mesa y encajaba las piernas entre los pliegues del vestido.
—Quiero torturarte un poco.
______ dio un respingo.
—Me... —se aclaró la garganta— me imagino que dices «tortura» en sentido figurado.
—Literal, me temo.
— ¿Cómo?
—Amor mío —dijo él con dulzura—. Supongo que no esperarás que durante estos tres meses el sufrimiento sea sólo mío. Apóyate en mí.
— ¿Dónde?
—Donde quieras. —Esperó hasta que, indecisa, ella le puso las manos en la chaqueta de lana fina. Entonces la miró fijamente a los ojos—. Voy a avivar en ti el mismo fuego que me consume,______.
—Liam... —Intentó zafarse, pero él la inmovilizó con más fuerza contra la mesa.
—Tengo derecho a besarte —le recordó—. Todo lo que quiera y tan a menudo como quiera. Ese fue nuestro trato.
Ella dirigió una mirada nerviosa alrededor.
—Me importa un comino que alguien nos vea —le dijo él—. Eres mi esposa. —Y se inclinó para acariciarle la mejilla—. Mi premio. Mi placer y mi dolor. Mi deseo infinito. Nunca he conocido a alguien como tú, ______. —Le rozó el puente de la nariz con los labios—. Te atreves a exigirme cosas que ninguna otra mujer osaría. De momento pagaré ese precio, cariño. Pero después tú pagarás el mío, multiplicado por mil.
Le tomó los temblorosos labios con los suyos mientras le sujetaba la nuca con una mano. Era un hombre al que le gustaba besar casi tanto como el propio acto sexual. El beso empezó siendo el roce suave y seco de unos labios cerrados y fue aumentando de presión hasta abrirle despacio la boca. ______ notó la invasión sutil de su lengua. Echó atrás la cabeza para apoyarla, impotente, en la palma de su mano mientras el repentino martilleo de su corazón le bombeaba la sangre a toda velocidad. Liam la besó con ardor.
Le acarició suavemente los pechos mientras con el pulgar le buscaba el pezón a través del grueso corsé. Ansioso, separó los labios de su boca y se los deslizó por el cuello hasta encontrarle el pulso. A ______ se le tensaron las piernas y lo aferró por los hombros para no perder el equilibrio. Liam suspiró y la atrajo con más fuerza hacia su cuerpo. Cuando volvió a besarla, ella ya no pudo contener los gemidos de súplica mientras se excitaba más y más.
Al oír un carraspeo incómodo, ______ interrumpió el beso y soltó un gritito ahogado. Liam, comprendiendo que había entrado alguien en la sala, le recostó la cabeza en su pecho y le acarició la mejilla sonrojada con un dedo. Habló con frialdad mientras ______ oía cómo el corazón le latía con fuerza.
—¿Qué ocurre, Gully?
—Perdone, milord, —respondió sin aliento Jim Gully, uno de los miembros del personal de la sala de juego— tenemos problemas. Los carpinteros encontraron una botella de ron y están los tres como cubas. Han empezado a pelearse en la cafetería. Dos de ellos se han liado a ****azos y el otro está rompiendo los platos del aparador.
—Dígale a Malik que se ocupe de ello —ordenó Liam.
—El señor Malik dice que está ocupado.
—¿Hay una pelea de borrachos y está demasiado ocupado para tomar cartas en el asunto? —preguntó Liam incrédulo.
—Sí, milord.
—Pues encárguese usted.
—No puedo, milord. —Levantó un dedo vendado—. Ayer por la tarde me rompí el nudillo en una pelea en el callejón.
—¿Dónde está Hayes?
—No lo sé, milord.
—¿Me está diciendo que, de treinta empleados que trabajan aquí, no hay ninguno disponible para impedir que los carpinteros destrocen la cafetería cuando deberían estar reformándola? —exclamó Liam.
—Sí, milord.
En la pausa furiosa que siguió a la respuesta de Gully, los ruidos de porcelana rompiéndose y de muebles estrellados contra las paredes hicieron tintinear levemente las arañas del techo. Unos gritos incomprensibles acompañaban el estruendo a medida que la riña se intensificaba.
Liam apretó los dientes.
—¿Qué diablos le están haciendo a mi club?—dijo ______. Confundida, sacudió la cabeza y miró el rostro colérico de su marido y luego el cuidadosamente inexpresivo de Gully.
—Llámalo rito de iniciación—dijo Liam, y se marchó a paso rápido. ______ se recogió el vestido y corrió tras él.
¿Rito de iniciación? ¿A qué se refería? ¿Y por qué no intervenía Zayn? Siguió a Liam procurando no tropezar con el vestido. El ruido resonó más fuerte cuando se acercaba al reducido grupo de hombre reunidos en la cafetería, cuyos gritos y exclamaciones llenaban el aire.
Liam se quitó la chaqueta y se la dio a alguien antes de abrirse paso a empujones hacia la pelea. En el centro del corrillo, tres hombres se daban ****azos y se empujaban mientras los espectadores los jaleaban entusiasmados.
Liam se acercó estratégicamente al contendiente que tenía más dificultades para mantenerse de pie, lo hizo girar y le asestó un par golpes que lo tumbaron sobre la alfombra. El par restante se volvió contra Liam. Uno de ellos intentó sujetarle los brazos mientras el otro lo amenazaba con los puños.
______ soltó un grito de alarma, que, de algún modo, llegó a oídos de Liam por encima del estrépito general. Dirigió la vista hacia ella y en ese instante uno de los carpinteros lo sujetó brutalmente por el cuello. De esta guisa, el otro empezó a atizarle en la cabeza.
—¡No! —gritó ______, e intentó avanzar hacia su marido, pero un brazo férreo la retuvo por la cintura.
—Espera —le dijo una voz conocida al oído—. Dale una oportunidad.
—¡Zayn! —Se volvió como una posesa y lo miró con ojos llenos de pánico—. Le harán daño —dijo con desesperación—. Ve a ayudarlo, Zayn. Tienes que hacerlo...
—Ya se ha soltado —observó el joven romaní suavemente. -Mira, no lo está haciendo mal.
Uno de los contendientes le lanzó un potente derechazo, pero Liam se agachó y le respondió con un ****azo rápido.
—Zayn, ¿por qué diablos no vas a a... ayudarle?
—No puedo.
—¡Sí que puedes! Tú estás acostumbrado a pelear, mucho más qu... que él.
—Tiene que hacerlo él —explicó Zayn con calma—. En caso contrario, no tendrá ninguna autoridad. Los empleados del club tienen una idea del liderazgo que exige acción además de palabras. St. Payne no puede pedirles que hagan algo que no esté dispuesto a hacer él mismo. Y él lo sabe. De lo contrario, no estaría enzarzado con esos tipos.
______ se tapó los ojos cuando un carpintero se acercó a su marido por detrás mientras el otro le soltaba una serie de golpes al pecho y la cara.
—¿Sólo le serán leales si sabe usar los puños en una ridícula exhibición de fuerza bruta?
—Básicamente, sí. Quieren ver de qué pasta está hecho. Tranquila, todo irá bien —comentó con voz divertida.
Ella no lo soportaba. Se estremecía y se retorcía con cada impacto, con cada gruñido de dolor.
—Esto es insoportable —gimió—. Zayn, por favor...
—Nadie lo obligó a despedir a Egan y dirigir el club él mismo —señaló—. Forma parte del trabajo, cielo.
Ella lo entendía. Su padre había participado en numerosas peleas la mayor parte de su vida. Pero Liam no había nacido para eso; no poseía la brutalidad necesaria ni el gusto por la violencia que distinguían a Ivo Jenner. Sin embargo, cuando hubo tumbado a otro carpintero y se encaró con cautela al último adversario en pie, fue evidente que, tanto si formaba parte de su carácter como si no, estaba dispuesto a demostrar su valía. El borracho se precipitó hacia él, y Liam lo derribó con una combinación rápida: dos izquierdazos y un derechazo. El tipo cayó al suelo con un gemido, y el público celebró la victoria de su jefe con gritos de aprobación y aplausos. Liam, que recibió la aclamación con un gesto adusto de la cabeza, vio que el brazo protector de Zayn rodeaba a ______ y su semblante se ensombreció.
______ se alegró de la actividad constante que hubo en el club los siguientes quince días, ya que le permitió distraerse de su dolor. Cuando dijo a Liam que quería ser útil, él la envió a la oficina a organizar y clasificar la correspondencia y los documentos de contabilidad. También tuvo que supervisar a los pintores, decoradores, carpinteros y albañiles en sus distintas tareas, una responsabilidad que la habría aterrado poco tiempo atrás. Hablar con tantos desconocidos le supuso un esfuerzo angustiante al principio, y se pasó unos días intentando controlar su tartamudez. Sin embargo, cuanto más a menudo lo hacía, más fácil le resultaba. La ayudó que los trabajadores la escucharan con un respeto que nadie antes le había mostrado.
Lo primero que hizo Liam después del funeral de Ivo Jenner fue concertar una reunión con el jefe de policía para comentar el reciente endurecimiento de la legislación sobre el juego. Con encanto y persuasión, argumentó que el Jenner's era un club social y no únicamente un club de juego. Por tanto, debía quedar exento de las redadas policiales, ya que sus miembros eran, como Liam afirmó con solemnidad, «hombres de notable integridad». Convencido por su ingeniosa lógica, el jefe de policía prometió que no habría redadas en el Jenner's siempre y cuando mantuviera una apariencia de respetabilidad.
—Estoy empezando a creer en su capacidad de persuadir a cualquiera de hacer casi cualquier cosa —le comentó Zayn Malik con admiración al enterarse de su éxito.
—Me parece que lady St. Payne es prueba de ello —comentó Liam sonriéndole a ______, sentada cerca de él.
Liam y Zayn parecían haber establecido una alianza provisional a efectos de recuperar el buen funcionamiento del club. Sus relaciones no eran lo que se dice amistosas, pero tampoco hostiles. Zayn había tomado nota de la capacidad de liderazgo de Liam, que resultó providencial los días posteriores a la defunción de Ivo Jenner.Liam, por su parte, había abandonado su aire de indolencia aristocrática y asumido la dirección del club con determinación y autoridad.
Como cabía esperar, Liam era la clase de hombre que los empleados del club despreciaban y, al principio, lo consideraron uno más de los «pardillos» o «pollos» que iban al club. Creían que era un aristócrata consentido y autocomplaciente que no tenía idea de trabajar. Era probable que todos supusieran, como ______ había hecho, que Liam se cansaría pronto de la responsabilidad de dirigir el local. Sin embargo, nadie se atrevió a desafiarlo cuando fue evidente que despediría a cualquiera que no obedeciera sus órdenes. La muestra más efectiva de su autoridad fue la forma en que había echado sumariamente a Clive Egan.
Además, no podía negarse la entrega sincera de Liam. Se interesaba por todo, desde la cocina hasta los costes desglosados de la sala de juegos. Como aún tenía mucho que aprender de su funcionamiento, se propuso comprender las matemáticas del juego. ______ se acercó una noche a la sala de juegos y se encontró allí a Liam y Zayn en la mesa central mientras este ultimo le explicaba cómo efectuar el cálculo de probabilidades.
—Sólo hay treinta y seis combinaciones posibles de dos dados, y cada dado tiene seis caras. Cuando se lanzan dos dados a la vez, la combinación resultante recibe el nombre de «probabilidad acumulada», y las probabilidades de que salga son de treinta y cinco a uno —Se detuvo y dirigió una mirada inquisitiva a Liam.
—Continúa —pidió éste.
—Como cualquier jugador sabe, la suma de las dos caras boca arriba se llama punto. Dos unos suman un punto de dos. Dos seis suman un punto de doce. Pero las probabilidades de sacar un número concreto varían, ya que sólo hay una forma de obtener un dos, pero hay seis formas de obtener un punto de siete.
—Siete es un número natural —murmuró Liam con ceño de concentración—. Y como el mayor número de combinaciones dará un natural, la probabilidad de sacar un siete en una tirada es de...
—Del dieciséis por ciento —apuntó Zayn a la vez que recogía los dados. Sus anillos de oro captaron la luz cuando hizo la tirada hacia el otro lado de la mesa. Tras rebotar en el borde negro, los dados de marfil se detuvieron en el tapete verde. Las dos caras mostraban un seis—. Por otro lado, la probabilidad de sacar un doce es sólo del dos coma siete por ciento. Y, por supuesto, cuantas más veces lanzas los dados, más aumenta la probabilidad. Así que para cuando los has tirado ciento sesenta y seis veces, la probabilidad de sacar un punto de doce es del noventa y nueve por ciento. En ese caso, la probabilidad será distinta para los demás puntos, claro. Puedo enseñárselo sobre un papel; de ese modo es más fácil de entender. Se dispone de una gran ventaja cuando se sabe calcular las probabilidades. Pocos jugadores lo hacen, y eso es lo que distingue a los tramposos de los pardillos. El juego de azar no es equitativo, ni siquiera cuando se juega honradamente, y la ventaja suele ser de la banca en... —Se interrumpió al ver llegar a ______. Una sonrisa le brilló en los ojos—. Buenas noches, milady.
Zayn torció el gesto al ver el aire de familiaridad que había entre ambos.
—Buenas noches —murmuró ______, y se sentó junto a Liam. Lo miró sonriente—. ¿Se te dan bien los números?
—Siempre había creído que sí—respondió él—. Hasta ahora. Malik, ¿los demás crupiers son expertos en el cálculo de probabilidades?
—Lo suficiente, milord. Todos ellos saben cómo inducir a un jugador a apostar de forma ventajosa para la casa, cómo distinguir a un buen jugador de uno malo...
— ¿Quién les enseñó? —preguntó ______. La sonrisa de Zayn mostró un sorprendente destello blanco en su rostro de tez morena.
—Yo, por supuesto. Nadie conoce el juego tan bien como yo.
—Al chico sólo le falta confianza en sí mismo —observó ______ a su marido con una sonrisa.
Pero Liam no reaccionó a la broma. En lugar de eso, dijo con brusquedad a Zayn:
—Quiero una lista, en orden descendente, de todos los préstamos pendientes de pago con sus fechas de vencimiento. El libro contable está en el estante de arriba de la oficina. Empieza ahora mismo.
—Sí, milord.
Y, con una pequeña reverencia a ______, se marchó con su gracia y agilidad habituales.
Al quedarse con su marido en la sala de juego medio a oscuras, ______ sintió un cosquilleo en el vientre. Los días anteriores, sus encuentros habían sido frecuentes pero impersonales, y rara vez habían estado a solas. Se inclinó hacia la mesa y recogió los dados para guardarlos en un estuche de piel. Al enderezarse, la mano de Liam le acarició la espalda. Su contacto le erizó el vello de la nuca.
—Es tarde —musitó él—. Deberías descansar. Tienes que estar exhausta después de todo lo que has hecho hoy.
—Tampoco he hecho tanto. —Se encogió de hombros, inquieta, y Liam volvió a pasarle la mano despacio por la espalda.
—Ya lo creo que sí. Te estás excediendo, cariño.
______ sacudió la cabeza.
—Me alegra tener la oportunidad de trabajar —consiguió decir pese a lo difícil que le resultaba pensar con claridad cuando su marido la tocaba—. Me impide pensar demasiado en... en...
—Sí, lo sé. Por eso lo he permitido. —Le rodeó la nuca con los dedos y a ______ le faltó el aliento—. Necesitas acostarte —añadió él, y la acercó hacia él. Le dirigió despacio la mirada hacia los pechos, volvió a subirla hacia la cara y soltó una risita amarga—. Y yo necesito acostarme contigo, maldita sea. Pero como no puedo... Ven aquí.
— ¿Para qué? —preguntó ______ mientras él la sujetaba contra el borde de la mesa y encajaba las piernas entre los pliegues del vestido.
—Quiero torturarte un poco.
______ dio un respingo.
—Me... —se aclaró la garganta— me imagino que dices «tortura» en sentido figurado.
—Literal, me temo.
— ¿Cómo?
—Amor mío —dijo él con dulzura—. Supongo que no esperarás que durante estos tres meses el sufrimiento sea sólo mío. Apóyate en mí.
— ¿Dónde?
—Donde quieras. —Esperó hasta que, indecisa, ella le puso las manos en la chaqueta de lana fina. Entonces la miró fijamente a los ojos—. Voy a avivar en ti el mismo fuego que me consume,______.
—Liam... —Intentó zafarse, pero él la inmovilizó con más fuerza contra la mesa.
—Tengo derecho a besarte —le recordó—. Todo lo que quiera y tan a menudo como quiera. Ese fue nuestro trato.
Ella dirigió una mirada nerviosa alrededor.
—Me importa un comino que alguien nos vea —le dijo él—. Eres mi esposa. —Y se inclinó para acariciarle la mejilla—. Mi premio. Mi placer y mi dolor. Mi deseo infinito. Nunca he conocido a alguien como tú, ______. —Le rozó el puente de la nariz con los labios—. Te atreves a exigirme cosas que ninguna otra mujer osaría. De momento pagaré ese precio, cariño. Pero después tú pagarás el mío, multiplicado por mil.
Le tomó los temblorosos labios con los suyos mientras le sujetaba la nuca con una mano. Era un hombre al que le gustaba besar casi tanto como el propio acto sexual. El beso empezó siendo el roce suave y seco de unos labios cerrados y fue aumentando de presión hasta abrirle despacio la boca. ______ notó la invasión sutil de su lengua. Echó atrás la cabeza para apoyarla, impotente, en la palma de su mano mientras el repentino martilleo de su corazón le bombeaba la sangre a toda velocidad. Liam la besó con ardor.
Le acarició suavemente los pechos mientras con el pulgar le buscaba el pezón a través del grueso corsé. Ansioso, separó los labios de su boca y se los deslizó por el cuello hasta encontrarle el pulso. A ______ se le tensaron las piernas y lo aferró por los hombros para no perder el equilibrio. Liam suspiró y la atrajo con más fuerza hacia su cuerpo. Cuando volvió a besarla, ella ya no pudo contener los gemidos de súplica mientras se excitaba más y más.
Al oír un carraspeo incómodo, ______ interrumpió el beso y soltó un gritito ahogado. Liam, comprendiendo que había entrado alguien en la sala, le recostó la cabeza en su pecho y le acarició la mejilla sonrojada con un dedo. Habló con frialdad mientras ______ oía cómo el corazón le latía con fuerza.
—¿Qué ocurre, Gully?
—Perdone, milord, —respondió sin aliento Jim Gully, uno de los miembros del personal de la sala de juego— tenemos problemas. Los carpinteros encontraron una botella de ron y están los tres como cubas. Han empezado a pelearse en la cafetería. Dos de ellos se han liado a ****azos y el otro está rompiendo los platos del aparador.
—Dígale a Malik que se ocupe de ello —ordenó Liam.
—El señor Malik dice que está ocupado.
—¿Hay una pelea de borrachos y está demasiado ocupado para tomar cartas en el asunto? —preguntó Liam incrédulo.
—Sí, milord.
—Pues encárguese usted.
—No puedo, milord. —Levantó un dedo vendado—. Ayer por la tarde me rompí el nudillo en una pelea en el callejón.
—¿Dónde está Hayes?
—No lo sé, milord.
—¿Me está diciendo que, de treinta empleados que trabajan aquí, no hay ninguno disponible para impedir que los carpinteros destrocen la cafetería cuando deberían estar reformándola? —exclamó Liam.
—Sí, milord.
En la pausa furiosa que siguió a la respuesta de Gully, los ruidos de porcelana rompiéndose y de muebles estrellados contra las paredes hicieron tintinear levemente las arañas del techo. Unos gritos incomprensibles acompañaban el estruendo a medida que la riña se intensificaba.
Liam apretó los dientes.
—¿Qué diablos le están haciendo a mi club?—dijo ______. Confundida, sacudió la cabeza y miró el rostro colérico de su marido y luego el cuidadosamente inexpresivo de Gully.
—Llámalo rito de iniciación—dijo Liam, y se marchó a paso rápido. ______ se recogió el vestido y corrió tras él.
¿Rito de iniciación? ¿A qué se refería? ¿Y por qué no intervenía Zayn? Siguió a Liam procurando no tropezar con el vestido. El ruido resonó más fuerte cuando se acercaba al reducido grupo de hombre reunidos en la cafetería, cuyos gritos y exclamaciones llenaban el aire.
Liam se quitó la chaqueta y se la dio a alguien antes de abrirse paso a empujones hacia la pelea. En el centro del corrillo, tres hombres se daban ****azos y se empujaban mientras los espectadores los jaleaban entusiasmados.
Liam se acercó estratégicamente al contendiente que tenía más dificultades para mantenerse de pie, lo hizo girar y le asestó un par golpes que lo tumbaron sobre la alfombra. El par restante se volvió contra Liam. Uno de ellos intentó sujetarle los brazos mientras el otro lo amenazaba con los puños.
______ soltó un grito de alarma, que, de algún modo, llegó a oídos de Liam por encima del estrépito general. Dirigió la vista hacia ella y en ese instante uno de los carpinteros lo sujetó brutalmente por el cuello. De esta guisa, el otro empezó a atizarle en la cabeza.
—¡No! —gritó ______, e intentó avanzar hacia su marido, pero un brazo férreo la retuvo por la cintura.
—Espera —le dijo una voz conocida al oído—. Dale una oportunidad.
—¡Zayn! —Se volvió como una posesa y lo miró con ojos llenos de pánico—. Le harán daño —dijo con desesperación—. Ve a ayudarlo, Zayn. Tienes que hacerlo...
—Ya se ha soltado —observó el joven romaní suavemente. -Mira, no lo está haciendo mal.
Uno de los contendientes le lanzó un potente derechazo, pero Liam se agachó y le respondió con un ****azo rápido.
—Zayn, ¿por qué diablos no vas a a... ayudarle?
—No puedo.
—¡Sí que puedes! Tú estás acostumbrado a pelear, mucho más qu... que él.
—Tiene que hacerlo él —explicó Zayn con calma—. En caso contrario, no tendrá ninguna autoridad. Los empleados del club tienen una idea del liderazgo que exige acción además de palabras. St. Payne no puede pedirles que hagan algo que no esté dispuesto a hacer él mismo. Y él lo sabe. De lo contrario, no estaría enzarzado con esos tipos.
______ se tapó los ojos cuando un carpintero se acercó a su marido por detrás mientras el otro le soltaba una serie de golpes al pecho y la cara.
—¿Sólo le serán leales si sabe usar los puños en una ridícula exhibición de fuerza bruta?
—Básicamente, sí. Quieren ver de qué pasta está hecho. Tranquila, todo irá bien —comentó con voz divertida.
Ella no lo soportaba. Se estremecía y se retorcía con cada impacto, con cada gruñido de dolor.
—Esto es insoportable —gimió—. Zayn, por favor...
—Nadie lo obligó a despedir a Egan y dirigir el club él mismo —señaló—. Forma parte del trabajo, cielo.
Ella lo entendía. Su padre había participado en numerosas peleas la mayor parte de su vida. Pero Liam no había nacido para eso; no poseía la brutalidad necesaria ni el gusto por la violencia que distinguían a Ivo Jenner. Sin embargo, cuando hubo tumbado a otro carpintero y se encaró con cautela al último adversario en pie, fue evidente que, tanto si formaba parte de su carácter como si no, estaba dispuesto a demostrar su valía. El borracho se precipitó hacia él, y Liam lo derribó con una combinación rápida: dos izquierdazos y un derechazo. El tipo cayó al suelo con un gemido, y el público celebró la victoria de su jefe con gritos de aprobación y aplausos. Liam, que recibió la aclamación con un gesto adusto de la cabeza, vio que el brazo protector de Zayn rodeaba a ______ y su semblante se ensombreció.
Vanessa directioner
Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
Esooooo mi Liam, pobre tortura
Y esos celos
Siguela pronto
Puchy_ve
Re: EL DIABLO EN EL INVIERNO~LIAM PAYNE Y TÚ~HOT~
Liam celibato, celoso joder me va a matar *^* :Na: y la rayis que sufra :'D, madre quiero lio con zayn xD. Siguela pronto, gracias por los 3 capis:3
saritaa
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