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Falling secrets - Larry Stylinson
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Dom 29 Sep 2013, 1:41 am
Ficha de la serie
• Titulo: Falling Secrets
• Autor: Skyler (sí, yo)
• Adaptación: No
• Género: Drama, Romance, étc.
• Contenido: Escenas eróticas, alto lenguaje, contenido homosexual, étc.
• Advertencias: No apto para homofóbicos... ni para cardíacos (larry smut c;)
• Otras páginas: Wattpad.
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Dom 29 Sep 2013, 1:41 am
SINOPSIS:
Harry Styles siempre fue un chico que dio de qué hablar. Había sido elegido cinco años consecutivos como el tío más sexy de Eastern por el diario local y era el vocalista principal en su banda Holy Insane. La lista de tipas con las que se había enrollado era interminable y hasta era perseguido por un pequeño club de fans. Siempre había sabido aprovechar su encanto natural para obtener todo lo que quisiese. Pero su plan mi-hermoso-rostro-con-hoyuelos-me-darán-todo se vio frustrado por primera vez cuando intentó saber quién era en realidad Louis Tomlinson. Ese patán, que iba siempre tan silencioso y despreocupado, fumando cigarros y haciendo rugir su moto, había captado toda la atención desde que entró al instituto. Pero Harry no estaba dispuesto a perder su perfecta reputación, no en el último año y tan cerca de la graduación. Se dispuso a averiguar el jodido misterio de Louis ‒si es que tenía uno y no se trataba de una estúpida actuación que comenzaba cuando aparcaba en el estacionamiento‒, pero entró en una enorme frustración cuando se dio cuenta de que él también había caído en los extraños encantos del tío más raro de Eastern.
Harry Styles siempre fue un chico que dio de qué hablar. Había sido elegido cinco años consecutivos como el tío más sexy de Eastern por el diario local y era el vocalista principal en su banda Holy Insane. La lista de tipas con las que se había enrollado era interminable y hasta era perseguido por un pequeño club de fans. Siempre había sabido aprovechar su encanto natural para obtener todo lo que quisiese. Pero su plan mi-hermoso-rostro-con-hoyuelos-me-darán-todo se vio frustrado por primera vez cuando intentó saber quién era en realidad Louis Tomlinson. Ese patán, que iba siempre tan silencioso y despreocupado, fumando cigarros y haciendo rugir su moto, había captado toda la atención desde que entró al instituto. Pero Harry no estaba dispuesto a perder su perfecta reputación, no en el último año y tan cerca de la graduación. Se dispuso a averiguar el jodido misterio de Louis ‒si es que tenía uno y no se trataba de una estúpida actuación que comenzaba cuando aparcaba en el estacionamiento‒, pero entró en una enorme frustración cuando se dio cuenta de que él también había caído en los extraños encantos del tío más raro de Eastern.
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Vicious ϟ Dom 29 Sep 2013, 10:59 am
Se lee interesante, ojalá puedas actualizar pronto (:
*:
*:
Vicious ϟ
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Dom 29 Sep 2013, 3:36 pm
CAPÍTULO I: CHICO NUEVO
—¿Qué tal, hermano? —saludó mientras observaba cómo el rubio se tumbaba en el asiento del copiloto y cerraba la puerta de un golpe seco —. Uh, ¿estás de malas?
—Creo con suerte dormí quince minutos —su voz estaba ronca y sus ojos hinchados. Tiró la guitarra a la parte de atrás y aplastó su rostro contra el vidrio.
—¿Saliste de fiesta o participaste en una orgía? —soltó el embrague y aceleró.
—Ojalá fuera una resaca, tío. Sufrí un insomnio de la gran puta y cuando logré conciliar el sueño sonó el despertador —hablaba lento y pausadamente y su voz se apagó al final de la oración.
Harry dobló a la derecha y buscó a su alrededor sin sacar la vista del camino. Agarró el pequeño control del radio y sin que su amigo se diera cuenta subió el volumen al máximo aunque ninguna estación sonaba. Tocó el botón PLAY y una canción electrónica retumbó de repente en la camioneta. Niall saltó de su asiento.
—¿¡PERO QUÉ MIERDA HACES, TÍO!? —gritó mientras bajaba el volumen.
—No voy a dejar que babosees mi auto y, además, ya llegamos —volvió a poner la música pero no tan fuerte como para despertar a toda la cuadra.
Dobló a la izquierda y se metió al estacionamiento del instituto. Sintió la atención de las personas florecer mientras avanzaba. El rubio se frotó las sienes.
—La cabeza me va a estallar —dijo.
El rizado aparcó al lado del Porsche plateado y luego de quitar las llaves salió de su camioneta y la rodeó.
—Hola, Zayn —chocó su mano como saludo casual.
—¿Qué tal, Harry? —le dio una última calada al cigarro y lo tiró lejos.
—¿Dónde está Liam?
—Creo que se estaba meando, o algo así. ¿Y Niall?
Harry titubeó y volvió a su camioneta. Abrió la puerta del copiloto y el cuerpo del rubio se cayó encima de él. ¿Cómo podía quedarse dormido en menos de dos minutos?
—Carajo —maldijo el ojiazul mientras bajaba de un salto de la camioneta, que parecía un monstruo al lado de todos esos coches tan pequeños. Se estiró y saludó a Zayn. Harry puso la alarma.
—¿Qué pasa, Irlanda? —preguntó el morocho.
—No dormí anoche —contestó mientras se apoyaba al lado de él, en el auto de Liam.
—Que mal —el ojimiel estaba con los brazos cruzados, con la mirada ligeramente perdida, seguramente en algún culo—. Harry, ¿por qué trajiste la camioneta de Robin?
—¿Estás jodiendo, Zayn? Hola, hoy tocamos en The Vine.
—Ooooh, cierto —posó la vista en el rizado— ¿y por qué trajiste la camioneta de Robin?
—¿Estás de broma? ¿Cómo quieres que transportemos tu jodida batería?
—Oh, claro —dijo y se concentró en su móvil, que acababa de sonar.
—Hola, chicos —Liam se metió al espacio entre los dos vehículos en el que estaban sus amigos y saludó a Harry y a Niall.
—¿Eso es café? —preguntó el rubio y le arrebató el vaso de la mano— ¡Gracias al cielo!
—Oh no, no, no y no —Harry se lo quitó antes de que pudiera llevárselo a la boca. Niall lo miró con el ceño fruncido—. Niall, no dormiste una mierda, mejor aprovecha estas interminables horas de clase que vienen a continuación para descansar. A ver si te duermes en el escenario.
—Tienes razón —aceptó y volvió a apoyarse en el auto.
Harry tomó un gran sorbo de café y se lo devolvió al castaño.
—Gracias —ironizó Liam—. Ah, y por cierto, tengo el bajo en el auto, ¿te lo doy ahora?
—Sip, así ya queda guardado.
Mientras Liam buscaba en su auto el instrumento, una niña que aparentaba ser de primero o segundo, se acercó a Zayn impulsada por un grupo de niñas de su misma estatura y con su misma cara de emoción.
—Hola —sonrió— Zayn, ¿podrías firmar mi foto?
El morocho garabateó su firma en una foto que tenía su propia cara y volvió la vista a su móvil.
Liam le dio el bajo a Harry, que lo guardó en los asientos traseros, al lado de la guitarra de Niall.
—Entonces, hoy nos saltamos la última clase y vamos a dar un último ensayo a la casa de Zayn, ¿vale?
—¿Por qué mi casa?
—Porque tienes tu batería ahí y porque amo las galletas que hace tu mamá.
—¿A qué hora empieza el show? —preguntó el rubio.
—A las doce y media —contestó el castaño mientras sorbía de su bebida.
—Oh, ¿hoy tocan? —se interesó la niña.
Los cuatro la observaron y luego se miraron entre ellos. Ninguno se había percatado de que estaba ahí, excepto Zayn, pero él pensó que se había largado. El morocho guardó su móvil en el bolsillo y les guiñó un ojo a sus amigos antes de abandonar su cómoda posición encima del auto de Liam para acercarse a la chica, que permaneció inmóvil. Le corrió los castaños cabellos del rostro y le acarició las mejillas con los pulgares mientras se posicionaba en una distancia peligrosa. La niña pestañeó varias veces.
—Sí, hoy tocamos en The Vine —susurró el ojimiel muy cerca de su oído—, ¿te importaría decirle a todas tus amigas?
Observó al grupo de histéricas niñas que miraban la situación con sus mandíbulas hasta el piso. Luego vio cómo la castaña asentía lentamente y se agachó un poco para plantar un dulce beso en su mejilla. Ella cerró los ojos y luego salió dispara hacia sus amigas.
—¡Y también cuéntale a todos tus amigos! —pidió el morocho.
—Y a todo Eastern —rió Niall.
—¡Zayn Malik me besó! —se escuchó desde lejos y todos rieron.
—¿Qué fue eso? —preguntó Liam.
—Ya era hora de que estas chicas sirvieran para algo más que para rompernos las bolas, ¿no creen?
Siguieron comentando cosas mientras se carcajeaban, pero Harry notó que el barullo casual del aparcamiento había cesado.
—Cállense —susurró y observó al inmóvil y silencioso alumnado que miraban expectantes hacia la entrada.
Una moto negra rugió y avanzó entre las personas. Estacionó en un lugar vacío, cerca de dónde estaban ellos. El tipo que la conducía la apagó y se bajó de ella. Era castaño, de ojos azules y rostro inexpresivo. Sacó un cigarro del paquete y lo prendió en su boca mientras caminaba hacia el edificio de secretaria. Largó el humo despreocupado y pareció no darse cuenta de la atención que estaba radicando. El timbre retumbó en el lugar y el barullo se hizo presente de nuevo.
—¿Y ese quién era? —preguntó Niall.
—Debe de ser nuevo —dijo Liam mientras caminaban hacia su primera clase.
—No creo que alguien entre en mitad de semestre, por ahí nunca lo notamos —añadió el ojiverde.
—Lo hubiéramos notado si hubiera entrado todos los días de esa forma —puntualizó el castaño.
—Ya déjenlo, es un imbécil más que se cree malo porque maneja una moto —Zayn dio por sentada la conversación y siguieron hablando del show que darían esa noche.
—¿Qué tal, hermano? —saludó mientras observaba cómo el rubio se tumbaba en el asiento del copiloto y cerraba la puerta de un golpe seco —. Uh, ¿estás de malas?
—Creo con suerte dormí quince minutos —su voz estaba ronca y sus ojos hinchados. Tiró la guitarra a la parte de atrás y aplastó su rostro contra el vidrio.
—¿Saliste de fiesta o participaste en una orgía? —soltó el embrague y aceleró.
—Ojalá fuera una resaca, tío. Sufrí un insomnio de la gran puta y cuando logré conciliar el sueño sonó el despertador —hablaba lento y pausadamente y su voz se apagó al final de la oración.
Harry dobló a la derecha y buscó a su alrededor sin sacar la vista del camino. Agarró el pequeño control del radio y sin que su amigo se diera cuenta subió el volumen al máximo aunque ninguna estación sonaba. Tocó el botón PLAY y una canción electrónica retumbó de repente en la camioneta. Niall saltó de su asiento.
—¿¡PERO QUÉ MIERDA HACES, TÍO!? —gritó mientras bajaba el volumen.
—No voy a dejar que babosees mi auto y, además, ya llegamos —volvió a poner la música pero no tan fuerte como para despertar a toda la cuadra.
Dobló a la izquierda y se metió al estacionamiento del instituto. Sintió la atención de las personas florecer mientras avanzaba. El rubio se frotó las sienes.
—La cabeza me va a estallar —dijo.
El rizado aparcó al lado del Porsche plateado y luego de quitar las llaves salió de su camioneta y la rodeó.
—Hola, Zayn —chocó su mano como saludo casual.
—¿Qué tal, Harry? —le dio una última calada al cigarro y lo tiró lejos.
—¿Dónde está Liam?
—Creo que se estaba meando, o algo así. ¿Y Niall?
Harry titubeó y volvió a su camioneta. Abrió la puerta del copiloto y el cuerpo del rubio se cayó encima de él. ¿Cómo podía quedarse dormido en menos de dos minutos?
—Carajo —maldijo el ojiazul mientras bajaba de un salto de la camioneta, que parecía un monstruo al lado de todos esos coches tan pequeños. Se estiró y saludó a Zayn. Harry puso la alarma.
—¿Qué pasa, Irlanda? —preguntó el morocho.
—No dormí anoche —contestó mientras se apoyaba al lado de él, en el auto de Liam.
—Que mal —el ojimiel estaba con los brazos cruzados, con la mirada ligeramente perdida, seguramente en algún culo—. Harry, ¿por qué trajiste la camioneta de Robin?
—¿Estás jodiendo, Zayn? Hola, hoy tocamos en The Vine.
—Ooooh, cierto —posó la vista en el rizado— ¿y por qué trajiste la camioneta de Robin?
—¿Estás de broma? ¿Cómo quieres que transportemos tu jodida batería?
—Oh, claro —dijo y se concentró en su móvil, que acababa de sonar.
—Hola, chicos —Liam se metió al espacio entre los dos vehículos en el que estaban sus amigos y saludó a Harry y a Niall.
—¿Eso es café? —preguntó el rubio y le arrebató el vaso de la mano— ¡Gracias al cielo!
—Oh no, no, no y no —Harry se lo quitó antes de que pudiera llevárselo a la boca. Niall lo miró con el ceño fruncido—. Niall, no dormiste una mierda, mejor aprovecha estas interminables horas de clase que vienen a continuación para descansar. A ver si te duermes en el escenario.
—Tienes razón —aceptó y volvió a apoyarse en el auto.
Harry tomó un gran sorbo de café y se lo devolvió al castaño.
—Gracias —ironizó Liam—. Ah, y por cierto, tengo el bajo en el auto, ¿te lo doy ahora?
—Sip, así ya queda guardado.
Mientras Liam buscaba en su auto el instrumento, una niña que aparentaba ser de primero o segundo, se acercó a Zayn impulsada por un grupo de niñas de su misma estatura y con su misma cara de emoción.
—Hola —sonrió— Zayn, ¿podrías firmar mi foto?
El morocho garabateó su firma en una foto que tenía su propia cara y volvió la vista a su móvil.
Liam le dio el bajo a Harry, que lo guardó en los asientos traseros, al lado de la guitarra de Niall.
—Entonces, hoy nos saltamos la última clase y vamos a dar un último ensayo a la casa de Zayn, ¿vale?
—¿Por qué mi casa?
—Porque tienes tu batería ahí y porque amo las galletas que hace tu mamá.
—¿A qué hora empieza el show? —preguntó el rubio.
—A las doce y media —contestó el castaño mientras sorbía de su bebida.
—Oh, ¿hoy tocan? —se interesó la niña.
Los cuatro la observaron y luego se miraron entre ellos. Ninguno se había percatado de que estaba ahí, excepto Zayn, pero él pensó que se había largado. El morocho guardó su móvil en el bolsillo y les guiñó un ojo a sus amigos antes de abandonar su cómoda posición encima del auto de Liam para acercarse a la chica, que permaneció inmóvil. Le corrió los castaños cabellos del rostro y le acarició las mejillas con los pulgares mientras se posicionaba en una distancia peligrosa. La niña pestañeó varias veces.
—Sí, hoy tocamos en The Vine —susurró el ojimiel muy cerca de su oído—, ¿te importaría decirle a todas tus amigas?
Observó al grupo de histéricas niñas que miraban la situación con sus mandíbulas hasta el piso. Luego vio cómo la castaña asentía lentamente y se agachó un poco para plantar un dulce beso en su mejilla. Ella cerró los ojos y luego salió dispara hacia sus amigas.
—¡Y también cuéntale a todos tus amigos! —pidió el morocho.
—Y a todo Eastern —rió Niall.
—¡Zayn Malik me besó! —se escuchó desde lejos y todos rieron.
—¿Qué fue eso? —preguntó Liam.
—Ya era hora de que estas chicas sirvieran para algo más que para rompernos las bolas, ¿no creen?
Siguieron comentando cosas mientras se carcajeaban, pero Harry notó que el barullo casual del aparcamiento había cesado.
—Cállense —susurró y observó al inmóvil y silencioso alumnado que miraban expectantes hacia la entrada.
Una moto negra rugió y avanzó entre las personas. Estacionó en un lugar vacío, cerca de dónde estaban ellos. El tipo que la conducía la apagó y se bajó de ella. Era castaño, de ojos azules y rostro inexpresivo. Sacó un cigarro del paquete y lo prendió en su boca mientras caminaba hacia el edificio de secretaria. Largó el humo despreocupado y pareció no darse cuenta de la atención que estaba radicando. El timbre retumbó en el lugar y el barullo se hizo presente de nuevo.
—¿Y ese quién era? —preguntó Niall.
—Debe de ser nuevo —dijo Liam mientras caminaban hacia su primera clase.
—No creo que alguien entre en mitad de semestre, por ahí nunca lo notamos —añadió el ojiverde.
—Lo hubiéramos notado si hubiera entrado todos los días de esa forma —puntualizó el castaño.
—Ya déjenlo, es un imbécil más que se cree malo porque maneja una moto —Zayn dio por sentada la conversación y siguieron hablando del show que darían esa noche.
_____________________________________________________
Siento que sea corto y un poco mierda, pero es que casi siempre así son los primeros capítulos. Muchas gracias si estás leyendo y por favor no sean fantasmas ((:.
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Dom 29 Sep 2013, 3:36 pm
Gracias por leer, cielo, ya la actualicé c:Vicious ϟ escribió:Se lee interesante, ojalá puedas actualizar pronto (:
*:
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por DianaJonasdeMisifus♥ Dom 29 Sep 2013, 3:51 pm
asgdhgdhdgjsgdj Hola :3 Me intereso demaciado es tan ajsdghs siguela & eres una gran escritora (:
DianaJonasdeMisifus♥
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Lun 30 Sep 2013, 7:28 am
Muchas gracias bby, hoy la seguiré c:DianaJonasdeMisifus♥ escribió:asgdhgdhdgjsgdj Hola :3 Me intereso demaciado es tan ajsdghs siguela & eres una gran escritora (:
ps: ¿realmente te llamas Diana? :o pregunto por la canción de 1d, es tan saldlkasdl c':
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por Skyler Drew Mar 01 Oct 2013, 4:28 pm
CAPÍTULO II: HOLY INSANE
Después de saltarse su última clase, de haber esperado quince minutos a sus compañeros en el aparcamiento —de enojarse con ellos por eso— y de repasar las letras de las canciones en su mente, Harry estacionó la Range Rover en la casa de Zayn. Se bajó y vio como Liam estacionaba su auto detrás de él. Niall sacó los instrumentos de la parte trasera del vehículo del rizado y todos entraron a la casa detrás del morocho.
—¿Zayn, qué haces en casa tan temprano? —La señora Malik se asomó desde la cocina.
—Ya te dije, mamá, hoy ensayamos y después vamos a tocar en un club.
—¿Y cuál era la necesidad de faltar a tu clase? Zayn Malik, te dije que la escuela es antes que la banda.
—Bueno, mamá —alargó mientras se tiraba en el sofá. La mujer lo miró de mala gana y luego sonrió cálidamente a los tres amigos de su hijo.
— ¿Quieren comer algo, chicos? ¿Tienen sed? Hice algunas galletas —desapareció nuevamente por la cocina y regresó rápidamente con un plato repleto de galletas con forma de estrellas y corazones.
—No, gracias, Trisha, no tengo hambre —dijo Liam mientras se dejaba caer en el sofá al lado del ojimiel.
—¿En serio, Li? Oh bueno, ¿y tú Harry?
El rizado agarró un gran puñado de galletas que sostuvo entre su mano y antebrazo mientras agradecía a la sonriente mujer. Niall le quitó el plato verde de la mano y comenzó a comer lentamente.
—Lo siento, tengo hambre —se disculpó mientras algunas cuantas migas se escapaban de su boca.
—¡Niall! —se quejó Liam— tenías que dejar para las hermanas de Zayn.
—Descuiden —Trisha le acarició el rubio cabello—, hay más horneándose.
—¡Mamá! ¡Mamá! —una pequeña voz aguda proveniente del piso superior se hizo presente en la sala acompañada de cortitos pasos retumbantes — ¡Daisy, la unicornia, se lastimó su patita! ¡Tienes que ayu…
La niña de pequeña estatura se quedó inmóvil a mitad de la escalera, observando con sus grandes ojos azules y sosteniendo un poni de juguete que era totalmente rosado, desde los pelos artificiales que irradiaban de su cola, hasta el grande y brilloso cuerno que tenía en su cabeza. Observó panorámicamente una vez más a todos los presentes en la sala y el tono de su rostro se tornó igual al de su juguete, e incluso un poco más intenso. Se dio vuelta rápidamente y desapareció corriendo por el mismo lugar por el que había llegado.
—¡Safaa, cariño! ¿No quieres galletas? —ofreció su madre, pero lo único que obtuvo como respuesta fue el seco golpe de la puerta al cerrarse.
—¡Yo sí quiero! —se oyó otra voz arriba e inmediatamente otra puerta se abrió y pasos más pesados sonaron en el techo.
Una muchacha muy parecida a la que niña que acababa de irse comenzó a bajar las escaleras de dos en dos. Aunque ella era como tres veces más grande y no tenía ojos azules, pero sí bastante maquillaje.
—Hola —saludó cuando llegó a la sala y directamente inspeccionó el lugar con la mirada en busca de la comida.
El ambiente se tensó un poco cuando Niall la observó justo después de que ella se percatara de que el único plato con galletas lo tenía él, bien acorralado entre sus brazos. Ella elevó una ceja y el rubio bajó la vista, parecía que estaba afrontando un duro combate en su mente. Hasta que se decidió y agarró un puñado de las delicias de Trisha mientras estiraba el plato con las restantes a la muchacha que lo recibió sonriente. Liam agitó su mano.
—Él no comparte su comida con todo el mundo —dijo.
—Sí, Niall es un buen partido. ¿Por qué no te casas con él? —preguntó Zayn enlazando sus dedos como súplica.
Las mejillas del rubio se tiñeron más rosadas que lo normal y la chica se fue un momento a la cocina.
—Yo ya tengo novio, imbécil —largó cuando al instante regresó con un vaso de leche.
—Doniya, deja de hablar de novios y comida y sube a estudiar que tienes que aprobar ese bendito examen de ingreso a la universidad.
—Ya voy, ya voy —dijo mientras subía por la escalera cuidadosa de no tirar nada.
—No sabía que tenía novio, ¿cómo lo estás digiriendo? —preguntó Harry al morocho una vez que la puerta se oyó cerrarse, otra vez.
—Es un imbécil con suerte. No lo aguanto. En serio, Niall, preferiría ver cómo te comes toda mi comida en las cenas familiares todos los días al lado de ella, antes de verlos a ellos dos besuqueándose en la puerta.
—No es un mal chico —espetó la Sra. Malik—, pero, yo también te preferiría a ti, Niall.
Todo el mundo sabía que Zayn era el ser humano más celoso y posesivo de la galaxia en lo que respectaba a su familia y en especial sus hermanas, y el hecho de que le estuviera entregando a Doniya servida en una bandeja lo único que producía en Niall eran unas enormes ganas de querer desaparecer de allí. Y, aunque la chica no le gustara (pero había que admitir que era bastante guapa), no podía evitar sonrojarse continuamente.
—Mejor vamos a ensayar —propuso Liam—, es demasiada presión para este irlandés.
Estuvieron como tres horas metidos en el garaje de los Malik, y luego de ensayar exageradas veces todas las canciones que iban a tocar hoy en el show, los cuatro chicos cargaron la batería, la guitarra eléctrica, el bajo, los amplificadores y los micrófonos en la camioneta del padrastro de Harry, que había accedido amablemente a prestársela, ya que ese era día de golf en el trabajo y no necesitaría de sus servicios. Cuando el rizado dejó de paso a Niall en su casa y condujo hasta la suya, el cielo ya estaba oscuro.
—¡Auch! —se quejó cuando Anne pasó por milésima vez el secador rosado por su cabello.
Hubiese preferido un millón de veces que sus rizos se secasen naturalmente como siempre, pero el tiempo estaba en juego y no era exactamente de buena presencia llegar al club con los pelos chorreando agua en su ropa. A su madre y a su hermana les llevó bastante tiempo hacer que alguien tan testarudo como Harry perdiera su dignidad sentándose en una silla mientras dos mujeres toqueteaban su cabello de aquí para allá como si fuera una muñeca, y mucho peor, con un secador rosa chillón. Pero, estaba claro que la exagerada imaginación de Gemma había ayudado a su hermano a ceder; ella le había dicho que si iba a cantar con el cabello mojado quizá, en esas casualidades de la vida, gotitas del agua de su cabello podrían caer en algún cable pelado del escenario y podría causar el corte de la luz y hasta aún peor, un incendio. En realidad, el muchacho no creía que eso fuera a pasar, pero sabía que si no cedía iban a seguir molestándolo hasta que apoyara el trasero en el asiento, así que con un suspiro decidió terminar rápido el trabajo. El trabajo que no fue tan rápido como él creía, su madre se tomo todo su tiempo y parecía secar delicadamente hebra por hebra, pero eso no disminuyó el dolor que sentía repetidamente en el cuero cabelludo.
—No seas marica, Haz —masculló la castaña mientras revolvía en su bolso.
—Tú porque estás ahí sentada disfrutando del oxígeno —se quejó el ojiverde.
Ambas mujeres se estallaron en risa.
—Por Dios, Harry —rió su madre—, nosotras hacemos esto, y cosas muchísimo peores, todos los días.
—Creo que un día te voy a poner cera caliente en la pierna mientras duermes.
—¡Ni se te ocurra, Gemma! —exclamó dificultándole un poco el trabajo a Anne— ¡Te estoy hablando en serio! ¡Que ni se te cruce por la mente!
—Está bien, está bien —rió la muchacha mientras sacaba una base del color de su piel del bolso—. Pero déjame ponerte un poco de esto ahí.
—No, no, no y no. No me vas a maquillar. Es un profundo, rotundo y definitivo NO.
—¡Pero tienes un grano enorme ahí! ¡Vamos, déjame taparlo!
—¡Deja mi acné juvenil en paz! ¡Mamaaaaaá, dile que deje de molestarme! —Pero la joven mujer no contestó, parecía muy concentrada tratando de hacer que el rebelde fleco de su hijo se elevara un poco en un intento de jopo.
—Vamos, Hazzi, por favorrrr —alargó la muchacha mientras puchereaba con su labio inferior— vas a quedar sexy.
—Ya soy sexy.
—No, con esos granitos eres una monada, pero una estrella de rock debe estar como un tren, no sólo ser mono.
—Pareces saber demasiado de estrellas de rock —inquirió su madre—. No quiero que traigas a casa ningún tipo que no se corta el cabello, ni que suplante el agua por la cerveza, y que tampoco viva con su guitarra tirado en el sofá sin hacer nada. Definitivamente no quiero que salgas con una estrella de rock, Gemma.
—¡Mamá! —se quejó— ¡Tu hijo es una estrella de rock! ¿y se supone que me reprochas a mí estar con uno? Ni siquiera estoy con uno, sólo me gustan.
—Él no es una estrella de rock, tan sólo es mi bebé.
—Sólo soy una pequeña estrellita, pero me convertiré en un brillante cometa, eso se los prometo —y guiñó uno de sus verdosos ojos.
—Lo sé, cariño —respondió su madre mientras, distraídamente, agarraba la brocha manchada de polvo compacto que Gemma tenía en la mano y la pasaba ágilmente en la frente de su hijo.
—¡Mamá! —se quejó uniendo el entrecejo.
—Per-fecto —sonrió.
Harry se paró de la silla y se observó al espejo. Su madre había hecho un excelente trabajo en su cabello, que normalmente estaba enmarañado y al viento, pero ahora se acomodaba perfectamente en su cabeza, hasta ni siquiera tenía esos casuales cabellos rebeldes tapando su frente, ahora estaban desprolijos —pero perfectos— peinados para un costado hacia arriba. Aunque la gracia de sus rizos rebeldes no se había perdido, definitivamente estaban mejor. Y el maquillaje ese sí que había hecho desaparecer esas pequeñas espinillas en la frente del muchacho que amenazaban con no irse nunca.
—Gracias —dijo Harry mientras observaba a las dos mujeres por el espejo. Ambas tenían la misma sonrisa, sólo que en Anne se reflejaban unos cuantos años más de vida.
Su hermana tenía un monísimo pañuelo de la bandera de Estados Unidos enredado en el cuello.
—¿Me lo prestas? —preguntó el menor señalando la prenda.
—Claro —respondió amablemente Gemma mientras lo desenredaba. Ya estaba acostumbrada a cumplir todo lo que su hermano pequeño quería, y se había dispuesto a no quejarse en este día que era bastante importante para él. Harold lo alisó y comenzó a enrollarlo hasta que quedó una larga tira que ató entre los rizos.
—Buena idea —aseguró la castaña.
—Estás precioso, mi amor —La mujer sonreía tan ampliamente que unas pequeñas arrugas se formaban al costado de sus ojos que comenzaban a cristalizarse de a poco—, ¡vamos, ya es hora!
El muchacho se despidió con un abrazo de las dos mujeres y luego de juntar sus cosas en los bolsillos de los skinny negros, desapareció por la puerta para montarse nuevamente en la Range Rover. A medida que recogía a sus amigos, se daba cuenta de que su madre no era la única que estaba emocionada. En la primera casa que estacionó fue en la de Niall, como de costumbre, ya que el rubio sólo vivía a tres cuadras de su casa. Maura besó a su hijo como diez veces mientras salían, y Bobby le palmeaba la espalda con un resplandor de orgullo. Al principio no había estado de acuerdo con la decisión de su hijo, hubiese preferido que sea abogado, o contador, o un gran empresario como era Greg, pero al darse cuenta de que la música era algo que realmente apasionaba al rubio, le dejó las puertas abiertas a sus sueños. Aunque tuvo la condición de estudiar una carrera al terminar la preparatoria. Si su afán de ser cantante y guitarrista era momentáneo, tendría un título al cual aferrarse. Y parecía que a Niall le agradaba un poco la ingeniería. Ingeniero y músico era mucho mejor que sólo músico.
—Mucha suerte, cariño —dijo la mujer de cabello corto mientras sorbía la nariz—. Lo harás estupendo.
—Gracias, mamá —respondió el irlandés mientras los abrazaba a ambos como despedida.
Harry bajó el vidrio y saludó con la mano mientras su amigo se sentaba en el lado del acompañante.
—Buena suerte, muchachos —Bobby devolvió el saludo con su mano mientras rodeaba los hombros de su mujer con la otra.
Luego fueron a buscar a Zayn. Trisha lo despidió muy sonriente con la pequeña Safaa escondida en su espalda. El morocho se dejó caer en la parte de atrás y sacó un cigarro del paquete.
—Ni se te ocurra —advirtió el conductor—. Robin me mata si encuentra olor a tabaco.
El ojimiel volvió a guardar el cigarro en el paquete y se concentró en su móvil. Luego llegaron a la casa de los Payne y ahí fue dónde comenzó el problema. En realidad no era un problema, sólo una tardanza. Una gran tardanza. Karen estaba que lloraba mares y Geoff y Liam trataban de consolarla pero no había caso.
—Má —dijo el castaño mientras agarraba dulcemente a la mujer por sus hombros—. Sólo es una presentación en un club, te prometo que irás a la próxima.
—Sí, Karen, iremos a la próxima —asintió el hombre—, es que realmente no quieres que me rompa la cadera entre todos esos adolescentes desquitados, ¿verdad?
La castaña sonrió y le echó una mirada cómplice a su marido, quizá recordando los momentos en los que ambos bailaban hasta el cansancio en aquellas discotecas tan pobladas.
—Lo sé, sólo es que estoy muy emocionada porque estás haciendo lo que te gusta y eso te hace feliz —se secó las lágrimas por debajo de los anteojos.
Y es que sólo la familia sabía todo lo que Liam había sufrido de pequeño, y en especial ella, que era la que lo cuidaba día y noche, sin descansar, sólo para verlo devolverle esa sonrisa iluminada cuando le terminaba de leer el libro de todas las noches.
—Ya sé, mamá —Liam la abrazó—. Te amo.
—También a ti —abrazó a su padre y luego se subió en la camioneta.
—Madre mía, que nervios —soltó cuando se dejó caer al lado del morocho— Harry, ¿qué tienes en el cabello?
El rizado aceleró por la oscura noche. Faltaba una hora y media para la presentación, pero mejor estar temprano.
—Sólo es un pañuelo de Gemma —respondió distraídamente.
—No, me refiero a tus rizos. Están… diferentes.
—Los sequé después de bañarme.
—Tendrías que hacer eso siempre —dijo Niall mientras se llevaba a la boca unos doritos.
—¿De dónde sacaste eso? —se interesó el ojiverde y vio como el rubio señalaba la guantera.
—¿Por lo menos te fijaste el vencimiento? —preguntó Zayn con una ceja elevada.
Niall giró varias veces el paquete en sus manos hasta encontrar el pequeño sello.
—Faltan dos meses —dijo llenándose la boca de más triángulos naranjas.
Después de varios minutos de conducir en las iluminadas calles londinenses, el grupo de amigos llegó al centro de la capital, y con eso, al famoso club The Vine. Las calles estaban pobladas. Mujeres con altísimos tacones, shorts, vestidos y faldas cortas hasta los muslos, grandes escotes, excesivo maquillaje y algunas que otras prendas bien brillosas. Los hombres bien arreglados y perfumados, con camisas y pantalones entubados. Todos afuera, esperando en las colas para entrar al lugar, charlando animadamente y almacenando los momentos en fotografías. No fue hasta que la camioneta atravesó toda la calle, pasando por la entrada principal, que los muchachos se percataron de esas playeras negras con el logo tan conocido que habían diseñado hace unos meses.
Estaban en el garaje de Zayn, donde habían comenzado a ensayar canciones de conocidos artistas hace pocas semanas, cuando la playstation 3 de Niall había decidido descomponerse, justo en medio del partido de FIFA más importante que ellos habían organizado, entonces, cuando entraron en esa absoluta indignación de aburrimiento, decidieron comenzar a cantar por diversión.
—¿Y si hacemos el cover de alguna canción y la subimos a YouTube? —había propuesto Liam mientras bebía del refresco que Maura les había preparado para luchar con el pesado calor de las vacaciones de verano.
Y así fue cómo Niall agarró las dos guitarras que tenía y todos se dirigieron a la casa del morocho, ya que él les había hecho saber que tenía una vieja batería guardada en el garaje y que su padre le había dado algunas cuantas lecciones de niño. Cantaron algunas cuantas canciones que sonaban desastrosas al principio, hasta que le agarraron el gusto. Siguieron juntándose en el garaje por el resto de las vacaciones de verano, Liam se había comprado un bajo y entre todos habían juntado para micrófonos y amplificadores y entonces todo se tornó más serio. Habían tenido varias reproducciones en sus vídeos y se acercaba el inicio de las clases, así que querían presentarse formalmente, pero no tenían ni idea de cómo llamarse.
—Esto es una locura, enserio, llevamos como dos horas aquí sentados sin pensar en nada bueno —dijo Liam tocando distraídamente algunas notas en su instrumento.
—Holy shit, me rindo —saltó el rubio.
—Una locura… —Harry se tocó la barbilla, realmente estaba estrujando su mente en busca de algo medianamente bueno—. ¡Eso es! —se inclinó rápidamente en el sillón y todos lo miraron interesados, pero por dentro creían que sería una mierda como las tantas otras que ya habían dicho y que tendrían que volver a posicionarse en sus lugares para seguir pensando sin mucho ánimo— ¡Holy Insane!
—¡Genial! ¡Holy Insane es increíble! —exclamó el ojiazul alegremente.
—¿Por qué no lo pensaste antes, Harry? —rió Liam.
—Porque se me ocurrió por lo que ustedes acaban de decir.
Mientras ellos hablaban de la gran ocurrencia del rizado, Zayn se había ocupado de agarrar una hoja media amarillenta y un lápiz que se encontraban esparcidos por ahí y había trazados unas suaves y entrecortadas líneas. Alzó la hoja y les enseñó a sus amigos lo que era un “HI” trazado en simples letras adentro de un triangulo invertido. Todos sonrieron maravillados y con una increíble sensación de satisfacción.
El mismo sentimiento era el que estaban experimentando los cuatro chicos en ese momento, al ver tantas playeras con el triangulo al revés y el enorme HI al centro, con la misma caligrafía de Zayn de aquella tarde.
—Vinieron a vernos un montón de personas —los ojos azules del rubio brillaban cuando observaban la masa de gente que se iba alejando a medida que Harry dirigía el auto a la entrada trasera del lugar.
Todos estaban realmente nerviosos. Era la primera vez que se presentaban oficialmente en algún lugar, y el cartel luminoso de la entrada que desplazaba las palabras “Esta noche: Holy Insane” les había puesto un puñado de presión y orgullo extra en sus bolsas.
Cuarenta minutos más tarde estaban detrás del escenario, en un oscuro y pequeño pasillo, bebiendo agua y preparando sus voces. A Harry le sudaban las manos, las secó discretamente en los pantalones negros. Niall no dejaba de ingerir de la botella y Liam se las arreglaba para caminar sin cesar en el pequeño espacio, Zayn tenía las baquetas en la mano y las golpeaba distraídamente en la silla en la que estaba sentado.
—¡Hola, Zayn!
—¿Qué demonios? ¿Waliyha? ¿Qué mierda haces aquí? —el morocho había abandonado su asiento de un salto y no podía creer lo que estaba observando.
—Vine a verte, ¿qué crees que hago?
—¿Cómo te dejaron pasar? ¿Mamá sabe? Santo cielo, yo tengo que matarte.
—Me dejaron pasar con ayuda de estos —señaló los tacones negros que la hacían ver como diez centímetros más alta de lo normal, casi igualaba a su hermano—. Y mamá no sabe, así que por favor no le digas.
—¿Estás loca? Claro que le diré.
—No, Zayn, por favor —hizo un puchero con sus labios ligeramente maquillados de rojo— sólo quería verte y, además, todo Eastern está aquí, no podía perdérmelo.
—Waliyha, por el amor de Dios, tienes trece años, ¡no puedes mentirle a mamá y escaparte de casa para ir a un club para mayores de dieciséis! Por cierto, ¿Qué le dijiste a mamá?
—Que iba a dormir a lo de Jessica, y es en parte verdad, voy a dormir en su casa después de esto.
—¿Los padres de esa Jessica saben que están aquí?
—Sólo vive con su madre, y sí, porque es moderna, los únicos que tienen las mentes así de pequeñas son tú y mamá.
—Mejor hablamos cuando en un par de años veas en qué se convirtió tu amiguita, ¿Vale? Pero déjame decirte que de esta no te zafas.
—¡No, Zayn! ¡Si le dices, yo voy a…
—¿A qué? ¿Qué harás? —la chica lo observó ceñuda y se acercó un poco.
—Le diré que fumas —susurró. El morocho largó una carcajada.
—Yo no fumo, ¿de dónde sacaste eso?
—Ay Diosito, ¿te crees que soy estúpida? Si no quisieras que la gente se enterara no lo hubieras hecho delante de todo el instituto, ¿no crees?
—¿Por qué son así en este lugar? ¿Es que no pueden mirarse sus propias narices?
—Todo corre muy rápido en Eastern, hermanito. ¡¡¡¡Oh por cierto!!!! ¡¿Es verdad que besaste a Hannah?!
—¿Quién es Hannah? —se extrañó.
—La de primero, no dejó de gritarlo todo el día.
—Oh, esa niña, sí, apenas le besé la mejilla. Ya sabes, publicidad para la banda.
—No lo hagas más, no la soporto.
—Okay, escucha. Esta vez no le diré a mamá, pero nosotros hablaremos luego, y la próxima no te la perdonaré, ¿vale?
—Vale. Me voy porque Jess me espera. ¡Suerte chicos!
—¡Gracias! —respondió Liam a lo lejos y la muchacha se dio vuelta para volverse a la multitud.
—OH-POR-DIOS, ¡BAJATE ESE VESTIDO! —gritó Zayn mientras veía a su hermanita alejarse mientras reía y justo en ese momento la música dejó de sonar.
—¡Buenas noches, The Vine! —una voz masculina con un pequeño eco retumbó en todo el lugar— Como todos saben, hoy tenemos el agrado de presentárselos a ellos. Arrasando en las redes sociales, causando histeria en las chicas y envidia en los chicos. Su primera aparición en público, exclusivamente para The Vine, con ustedes… ¡¡Hooooly Insane!!
Después de saltarse su última clase, de haber esperado quince minutos a sus compañeros en el aparcamiento —de enojarse con ellos por eso— y de repasar las letras de las canciones en su mente, Harry estacionó la Range Rover en la casa de Zayn. Se bajó y vio como Liam estacionaba su auto detrás de él. Niall sacó los instrumentos de la parte trasera del vehículo del rizado y todos entraron a la casa detrás del morocho.
—¿Zayn, qué haces en casa tan temprano? —La señora Malik se asomó desde la cocina.
—Ya te dije, mamá, hoy ensayamos y después vamos a tocar en un club.
—¿Y cuál era la necesidad de faltar a tu clase? Zayn Malik, te dije que la escuela es antes que la banda.
—Bueno, mamá —alargó mientras se tiraba en el sofá. La mujer lo miró de mala gana y luego sonrió cálidamente a los tres amigos de su hijo.
— ¿Quieren comer algo, chicos? ¿Tienen sed? Hice algunas galletas —desapareció nuevamente por la cocina y regresó rápidamente con un plato repleto de galletas con forma de estrellas y corazones.
—No, gracias, Trisha, no tengo hambre —dijo Liam mientras se dejaba caer en el sofá al lado del ojimiel.
—¿En serio, Li? Oh bueno, ¿y tú Harry?
El rizado agarró un gran puñado de galletas que sostuvo entre su mano y antebrazo mientras agradecía a la sonriente mujer. Niall le quitó el plato verde de la mano y comenzó a comer lentamente.
—Lo siento, tengo hambre —se disculpó mientras algunas cuantas migas se escapaban de su boca.
—¡Niall! —se quejó Liam— tenías que dejar para las hermanas de Zayn.
—Descuiden —Trisha le acarició el rubio cabello—, hay más horneándose.
—¡Mamá! ¡Mamá! —una pequeña voz aguda proveniente del piso superior se hizo presente en la sala acompañada de cortitos pasos retumbantes — ¡Daisy, la unicornia, se lastimó su patita! ¡Tienes que ayu…
La niña de pequeña estatura se quedó inmóvil a mitad de la escalera, observando con sus grandes ojos azules y sosteniendo un poni de juguete que era totalmente rosado, desde los pelos artificiales que irradiaban de su cola, hasta el grande y brilloso cuerno que tenía en su cabeza. Observó panorámicamente una vez más a todos los presentes en la sala y el tono de su rostro se tornó igual al de su juguete, e incluso un poco más intenso. Se dio vuelta rápidamente y desapareció corriendo por el mismo lugar por el que había llegado.
—¡Safaa, cariño! ¿No quieres galletas? —ofreció su madre, pero lo único que obtuvo como respuesta fue el seco golpe de la puerta al cerrarse.
—¡Yo sí quiero! —se oyó otra voz arriba e inmediatamente otra puerta se abrió y pasos más pesados sonaron en el techo.
Una muchacha muy parecida a la que niña que acababa de irse comenzó a bajar las escaleras de dos en dos. Aunque ella era como tres veces más grande y no tenía ojos azules, pero sí bastante maquillaje.
—Hola —saludó cuando llegó a la sala y directamente inspeccionó el lugar con la mirada en busca de la comida.
El ambiente se tensó un poco cuando Niall la observó justo después de que ella se percatara de que el único plato con galletas lo tenía él, bien acorralado entre sus brazos. Ella elevó una ceja y el rubio bajó la vista, parecía que estaba afrontando un duro combate en su mente. Hasta que se decidió y agarró un puñado de las delicias de Trisha mientras estiraba el plato con las restantes a la muchacha que lo recibió sonriente. Liam agitó su mano.
—Él no comparte su comida con todo el mundo —dijo.
—Sí, Niall es un buen partido. ¿Por qué no te casas con él? —preguntó Zayn enlazando sus dedos como súplica.
Las mejillas del rubio se tiñeron más rosadas que lo normal y la chica se fue un momento a la cocina.
—Yo ya tengo novio, imbécil —largó cuando al instante regresó con un vaso de leche.
—Doniya, deja de hablar de novios y comida y sube a estudiar que tienes que aprobar ese bendito examen de ingreso a la universidad.
—Ya voy, ya voy —dijo mientras subía por la escalera cuidadosa de no tirar nada.
—No sabía que tenía novio, ¿cómo lo estás digiriendo? —preguntó Harry al morocho una vez que la puerta se oyó cerrarse, otra vez.
—Es un imbécil con suerte. No lo aguanto. En serio, Niall, preferiría ver cómo te comes toda mi comida en las cenas familiares todos los días al lado de ella, antes de verlos a ellos dos besuqueándose en la puerta.
—No es un mal chico —espetó la Sra. Malik—, pero, yo también te preferiría a ti, Niall.
Todo el mundo sabía que Zayn era el ser humano más celoso y posesivo de la galaxia en lo que respectaba a su familia y en especial sus hermanas, y el hecho de que le estuviera entregando a Doniya servida en una bandeja lo único que producía en Niall eran unas enormes ganas de querer desaparecer de allí. Y, aunque la chica no le gustara (pero había que admitir que era bastante guapa), no podía evitar sonrojarse continuamente.
—Mejor vamos a ensayar —propuso Liam—, es demasiada presión para este irlandés.
Estuvieron como tres horas metidos en el garaje de los Malik, y luego de ensayar exageradas veces todas las canciones que iban a tocar hoy en el show, los cuatro chicos cargaron la batería, la guitarra eléctrica, el bajo, los amplificadores y los micrófonos en la camioneta del padrastro de Harry, que había accedido amablemente a prestársela, ya que ese era día de golf en el trabajo y no necesitaría de sus servicios. Cuando el rizado dejó de paso a Niall en su casa y condujo hasta la suya, el cielo ya estaba oscuro.
—¡Auch! —se quejó cuando Anne pasó por milésima vez el secador rosado por su cabello.
Hubiese preferido un millón de veces que sus rizos se secasen naturalmente como siempre, pero el tiempo estaba en juego y no era exactamente de buena presencia llegar al club con los pelos chorreando agua en su ropa. A su madre y a su hermana les llevó bastante tiempo hacer que alguien tan testarudo como Harry perdiera su dignidad sentándose en una silla mientras dos mujeres toqueteaban su cabello de aquí para allá como si fuera una muñeca, y mucho peor, con un secador rosa chillón. Pero, estaba claro que la exagerada imaginación de Gemma había ayudado a su hermano a ceder; ella le había dicho que si iba a cantar con el cabello mojado quizá, en esas casualidades de la vida, gotitas del agua de su cabello podrían caer en algún cable pelado del escenario y podría causar el corte de la luz y hasta aún peor, un incendio. En realidad, el muchacho no creía que eso fuera a pasar, pero sabía que si no cedía iban a seguir molestándolo hasta que apoyara el trasero en el asiento, así que con un suspiro decidió terminar rápido el trabajo. El trabajo que no fue tan rápido como él creía, su madre se tomo todo su tiempo y parecía secar delicadamente hebra por hebra, pero eso no disminuyó el dolor que sentía repetidamente en el cuero cabelludo.
—No seas marica, Haz —masculló la castaña mientras revolvía en su bolso.
—Tú porque estás ahí sentada disfrutando del oxígeno —se quejó el ojiverde.
Ambas mujeres se estallaron en risa.
—Por Dios, Harry —rió su madre—, nosotras hacemos esto, y cosas muchísimo peores, todos los días.
—Creo que un día te voy a poner cera caliente en la pierna mientras duermes.
—¡Ni se te ocurra, Gemma! —exclamó dificultándole un poco el trabajo a Anne— ¡Te estoy hablando en serio! ¡Que ni se te cruce por la mente!
—Está bien, está bien —rió la muchacha mientras sacaba una base del color de su piel del bolso—. Pero déjame ponerte un poco de esto ahí.
—No, no, no y no. No me vas a maquillar. Es un profundo, rotundo y definitivo NO.
—¡Pero tienes un grano enorme ahí! ¡Vamos, déjame taparlo!
—¡Deja mi acné juvenil en paz! ¡Mamaaaaaá, dile que deje de molestarme! —Pero la joven mujer no contestó, parecía muy concentrada tratando de hacer que el rebelde fleco de su hijo se elevara un poco en un intento de jopo.
—Vamos, Hazzi, por favorrrr —alargó la muchacha mientras puchereaba con su labio inferior— vas a quedar sexy.
—Ya soy sexy.
—No, con esos granitos eres una monada, pero una estrella de rock debe estar como un tren, no sólo ser mono.
—Pareces saber demasiado de estrellas de rock —inquirió su madre—. No quiero que traigas a casa ningún tipo que no se corta el cabello, ni que suplante el agua por la cerveza, y que tampoco viva con su guitarra tirado en el sofá sin hacer nada. Definitivamente no quiero que salgas con una estrella de rock, Gemma.
—¡Mamá! —se quejó— ¡Tu hijo es una estrella de rock! ¿y se supone que me reprochas a mí estar con uno? Ni siquiera estoy con uno, sólo me gustan.
—Él no es una estrella de rock, tan sólo es mi bebé.
—Sólo soy una pequeña estrellita, pero me convertiré en un brillante cometa, eso se los prometo —y guiñó uno de sus verdosos ojos.
—Lo sé, cariño —respondió su madre mientras, distraídamente, agarraba la brocha manchada de polvo compacto que Gemma tenía en la mano y la pasaba ágilmente en la frente de su hijo.
—¡Mamá! —se quejó uniendo el entrecejo.
—Per-fecto —sonrió.
Harry se paró de la silla y se observó al espejo. Su madre había hecho un excelente trabajo en su cabello, que normalmente estaba enmarañado y al viento, pero ahora se acomodaba perfectamente en su cabeza, hasta ni siquiera tenía esos casuales cabellos rebeldes tapando su frente, ahora estaban desprolijos —pero perfectos— peinados para un costado hacia arriba. Aunque la gracia de sus rizos rebeldes no se había perdido, definitivamente estaban mejor. Y el maquillaje ese sí que había hecho desaparecer esas pequeñas espinillas en la frente del muchacho que amenazaban con no irse nunca.
—Gracias —dijo Harry mientras observaba a las dos mujeres por el espejo. Ambas tenían la misma sonrisa, sólo que en Anne se reflejaban unos cuantos años más de vida.
Su hermana tenía un monísimo pañuelo de la bandera de Estados Unidos enredado en el cuello.
—¿Me lo prestas? —preguntó el menor señalando la prenda.
—Claro —respondió amablemente Gemma mientras lo desenredaba. Ya estaba acostumbrada a cumplir todo lo que su hermano pequeño quería, y se había dispuesto a no quejarse en este día que era bastante importante para él. Harold lo alisó y comenzó a enrollarlo hasta que quedó una larga tira que ató entre los rizos.
—Buena idea —aseguró la castaña.
—Estás precioso, mi amor —La mujer sonreía tan ampliamente que unas pequeñas arrugas se formaban al costado de sus ojos que comenzaban a cristalizarse de a poco—, ¡vamos, ya es hora!
El muchacho se despidió con un abrazo de las dos mujeres y luego de juntar sus cosas en los bolsillos de los skinny negros, desapareció por la puerta para montarse nuevamente en la Range Rover. A medida que recogía a sus amigos, se daba cuenta de que su madre no era la única que estaba emocionada. En la primera casa que estacionó fue en la de Niall, como de costumbre, ya que el rubio sólo vivía a tres cuadras de su casa. Maura besó a su hijo como diez veces mientras salían, y Bobby le palmeaba la espalda con un resplandor de orgullo. Al principio no había estado de acuerdo con la decisión de su hijo, hubiese preferido que sea abogado, o contador, o un gran empresario como era Greg, pero al darse cuenta de que la música era algo que realmente apasionaba al rubio, le dejó las puertas abiertas a sus sueños. Aunque tuvo la condición de estudiar una carrera al terminar la preparatoria. Si su afán de ser cantante y guitarrista era momentáneo, tendría un título al cual aferrarse. Y parecía que a Niall le agradaba un poco la ingeniería. Ingeniero y músico era mucho mejor que sólo músico.
—Mucha suerte, cariño —dijo la mujer de cabello corto mientras sorbía la nariz—. Lo harás estupendo.
—Gracias, mamá —respondió el irlandés mientras los abrazaba a ambos como despedida.
Harry bajó el vidrio y saludó con la mano mientras su amigo se sentaba en el lado del acompañante.
—Buena suerte, muchachos —Bobby devolvió el saludo con su mano mientras rodeaba los hombros de su mujer con la otra.
Luego fueron a buscar a Zayn. Trisha lo despidió muy sonriente con la pequeña Safaa escondida en su espalda. El morocho se dejó caer en la parte de atrás y sacó un cigarro del paquete.
—Ni se te ocurra —advirtió el conductor—. Robin me mata si encuentra olor a tabaco.
El ojimiel volvió a guardar el cigarro en el paquete y se concentró en su móvil. Luego llegaron a la casa de los Payne y ahí fue dónde comenzó el problema. En realidad no era un problema, sólo una tardanza. Una gran tardanza. Karen estaba que lloraba mares y Geoff y Liam trataban de consolarla pero no había caso.
—Má —dijo el castaño mientras agarraba dulcemente a la mujer por sus hombros—. Sólo es una presentación en un club, te prometo que irás a la próxima.
—Sí, Karen, iremos a la próxima —asintió el hombre—, es que realmente no quieres que me rompa la cadera entre todos esos adolescentes desquitados, ¿verdad?
La castaña sonrió y le echó una mirada cómplice a su marido, quizá recordando los momentos en los que ambos bailaban hasta el cansancio en aquellas discotecas tan pobladas.
—Lo sé, sólo es que estoy muy emocionada porque estás haciendo lo que te gusta y eso te hace feliz —se secó las lágrimas por debajo de los anteojos.
Y es que sólo la familia sabía todo lo que Liam había sufrido de pequeño, y en especial ella, que era la que lo cuidaba día y noche, sin descansar, sólo para verlo devolverle esa sonrisa iluminada cuando le terminaba de leer el libro de todas las noches.
—Ya sé, mamá —Liam la abrazó—. Te amo.
—También a ti —abrazó a su padre y luego se subió en la camioneta.
—Madre mía, que nervios —soltó cuando se dejó caer al lado del morocho— Harry, ¿qué tienes en el cabello?
El rizado aceleró por la oscura noche. Faltaba una hora y media para la presentación, pero mejor estar temprano.
—Sólo es un pañuelo de Gemma —respondió distraídamente.
—No, me refiero a tus rizos. Están… diferentes.
—Los sequé después de bañarme.
—Tendrías que hacer eso siempre —dijo Niall mientras se llevaba a la boca unos doritos.
—¿De dónde sacaste eso? —se interesó el ojiverde y vio como el rubio señalaba la guantera.
—¿Por lo menos te fijaste el vencimiento? —preguntó Zayn con una ceja elevada.
Niall giró varias veces el paquete en sus manos hasta encontrar el pequeño sello.
—Faltan dos meses —dijo llenándose la boca de más triángulos naranjas.
Después de varios minutos de conducir en las iluminadas calles londinenses, el grupo de amigos llegó al centro de la capital, y con eso, al famoso club The Vine. Las calles estaban pobladas. Mujeres con altísimos tacones, shorts, vestidos y faldas cortas hasta los muslos, grandes escotes, excesivo maquillaje y algunas que otras prendas bien brillosas. Los hombres bien arreglados y perfumados, con camisas y pantalones entubados. Todos afuera, esperando en las colas para entrar al lugar, charlando animadamente y almacenando los momentos en fotografías. No fue hasta que la camioneta atravesó toda la calle, pasando por la entrada principal, que los muchachos se percataron de esas playeras negras con el logo tan conocido que habían diseñado hace unos meses.
Estaban en el garaje de Zayn, donde habían comenzado a ensayar canciones de conocidos artistas hace pocas semanas, cuando la playstation 3 de Niall había decidido descomponerse, justo en medio del partido de FIFA más importante que ellos habían organizado, entonces, cuando entraron en esa absoluta indignación de aburrimiento, decidieron comenzar a cantar por diversión.
—¿Y si hacemos el cover de alguna canción y la subimos a YouTube? —había propuesto Liam mientras bebía del refresco que Maura les había preparado para luchar con el pesado calor de las vacaciones de verano.
Y así fue cómo Niall agarró las dos guitarras que tenía y todos se dirigieron a la casa del morocho, ya que él les había hecho saber que tenía una vieja batería guardada en el garaje y que su padre le había dado algunas cuantas lecciones de niño. Cantaron algunas cuantas canciones que sonaban desastrosas al principio, hasta que le agarraron el gusto. Siguieron juntándose en el garaje por el resto de las vacaciones de verano, Liam se había comprado un bajo y entre todos habían juntado para micrófonos y amplificadores y entonces todo se tornó más serio. Habían tenido varias reproducciones en sus vídeos y se acercaba el inicio de las clases, así que querían presentarse formalmente, pero no tenían ni idea de cómo llamarse.
—Esto es una locura, enserio, llevamos como dos horas aquí sentados sin pensar en nada bueno —dijo Liam tocando distraídamente algunas notas en su instrumento.
—Holy shit, me rindo —saltó el rubio.
—Una locura… —Harry se tocó la barbilla, realmente estaba estrujando su mente en busca de algo medianamente bueno—. ¡Eso es! —se inclinó rápidamente en el sillón y todos lo miraron interesados, pero por dentro creían que sería una mierda como las tantas otras que ya habían dicho y que tendrían que volver a posicionarse en sus lugares para seguir pensando sin mucho ánimo— ¡Holy Insane!
—¡Genial! ¡Holy Insane es increíble! —exclamó el ojiazul alegremente.
—¿Por qué no lo pensaste antes, Harry? —rió Liam.
—Porque se me ocurrió por lo que ustedes acaban de decir.
Mientras ellos hablaban de la gran ocurrencia del rizado, Zayn se había ocupado de agarrar una hoja media amarillenta y un lápiz que se encontraban esparcidos por ahí y había trazados unas suaves y entrecortadas líneas. Alzó la hoja y les enseñó a sus amigos lo que era un “HI” trazado en simples letras adentro de un triangulo invertido. Todos sonrieron maravillados y con una increíble sensación de satisfacción.
El mismo sentimiento era el que estaban experimentando los cuatro chicos en ese momento, al ver tantas playeras con el triangulo al revés y el enorme HI al centro, con la misma caligrafía de Zayn de aquella tarde.
—Vinieron a vernos un montón de personas —los ojos azules del rubio brillaban cuando observaban la masa de gente que se iba alejando a medida que Harry dirigía el auto a la entrada trasera del lugar.
Todos estaban realmente nerviosos. Era la primera vez que se presentaban oficialmente en algún lugar, y el cartel luminoso de la entrada que desplazaba las palabras “Esta noche: Holy Insane” les había puesto un puñado de presión y orgullo extra en sus bolsas.
Cuarenta minutos más tarde estaban detrás del escenario, en un oscuro y pequeño pasillo, bebiendo agua y preparando sus voces. A Harry le sudaban las manos, las secó discretamente en los pantalones negros. Niall no dejaba de ingerir de la botella y Liam se las arreglaba para caminar sin cesar en el pequeño espacio, Zayn tenía las baquetas en la mano y las golpeaba distraídamente en la silla en la que estaba sentado.
—¡Hola, Zayn!
—¿Qué demonios? ¿Waliyha? ¿Qué mierda haces aquí? —el morocho había abandonado su asiento de un salto y no podía creer lo que estaba observando.
—Vine a verte, ¿qué crees que hago?
—¿Cómo te dejaron pasar? ¿Mamá sabe? Santo cielo, yo tengo que matarte.
—Me dejaron pasar con ayuda de estos —señaló los tacones negros que la hacían ver como diez centímetros más alta de lo normal, casi igualaba a su hermano—. Y mamá no sabe, así que por favor no le digas.
—¿Estás loca? Claro que le diré.
—No, Zayn, por favor —hizo un puchero con sus labios ligeramente maquillados de rojo— sólo quería verte y, además, todo Eastern está aquí, no podía perdérmelo.
—Waliyha, por el amor de Dios, tienes trece años, ¡no puedes mentirle a mamá y escaparte de casa para ir a un club para mayores de dieciséis! Por cierto, ¿Qué le dijiste a mamá?
—Que iba a dormir a lo de Jessica, y es en parte verdad, voy a dormir en su casa después de esto.
—¿Los padres de esa Jessica saben que están aquí?
—Sólo vive con su madre, y sí, porque es moderna, los únicos que tienen las mentes así de pequeñas son tú y mamá.
—Mejor hablamos cuando en un par de años veas en qué se convirtió tu amiguita, ¿Vale? Pero déjame decirte que de esta no te zafas.
—¡No, Zayn! ¡Si le dices, yo voy a…
—¿A qué? ¿Qué harás? —la chica lo observó ceñuda y se acercó un poco.
—Le diré que fumas —susurró. El morocho largó una carcajada.
—Yo no fumo, ¿de dónde sacaste eso?
—Ay Diosito, ¿te crees que soy estúpida? Si no quisieras que la gente se enterara no lo hubieras hecho delante de todo el instituto, ¿no crees?
—¿Por qué son así en este lugar? ¿Es que no pueden mirarse sus propias narices?
—Todo corre muy rápido en Eastern, hermanito. ¡¡¡¡Oh por cierto!!!! ¡¿Es verdad que besaste a Hannah?!
—¿Quién es Hannah? —se extrañó.
—La de primero, no dejó de gritarlo todo el día.
—Oh, esa niña, sí, apenas le besé la mejilla. Ya sabes, publicidad para la banda.
—No lo hagas más, no la soporto.
—Okay, escucha. Esta vez no le diré a mamá, pero nosotros hablaremos luego, y la próxima no te la perdonaré, ¿vale?
—Vale. Me voy porque Jess me espera. ¡Suerte chicos!
—¡Gracias! —respondió Liam a lo lejos y la muchacha se dio vuelta para volverse a la multitud.
—OH-POR-DIOS, ¡BAJATE ESE VESTIDO! —gritó Zayn mientras veía a su hermanita alejarse mientras reía y justo en ese momento la música dejó de sonar.
—¡Buenas noches, The Vine! —una voz masculina con un pequeño eco retumbó en todo el lugar— Como todos saben, hoy tenemos el agrado de presentárselos a ellos. Arrasando en las redes sociales, causando histeria en las chicas y envidia en los chicos. Su primera aparición en público, exclusivamente para The Vine, con ustedes… ¡¡Hooooly Insane!!
_______________________________
Sé que dije que subiría ayer, pero mis profesores parece que se complotaron para torturarme con sus tareas, así que disculpas por eso. Y realmente muchísimas gracias a las pocas que comentaron, realmente lo aprecio mucho y por favor sigan haciéndolo, y en cuanto a los demás, no sean fantasmas! paz(:
Skyler Drew
Re: Falling secrets - Larry Stylinson
por EmmaDirectioner Vie 04 Oct 2013, 9:51 pm
Asdfghjklñ me encanta! Siguela :3
EmmaDirectioner
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