Internado de ¿Hombres? |1D| |C4 Subido|

Tardamos aproximadamente 1 hora en llegar al colegio. En el camino veníamos escuchando a las chicas que yo más amo con todo mi ser. Little Mix. Peter ya estaba harto de esa música, pero como me adora la dejo. Ventajas de ser su mejor amiga, bueno aparte de Rejo.

Al llegar me pude ver rodeada de puros hombre, ni una chica, puros chicos. Algunos, la gran mayoría eran guapos. No me culpen soy una adolescente con las hormonas alborotadas, pero por esta vez tendré que controlarme y no arrasar con el sexo opuesto.

-Bien ahora tenemos que ir al auditorio para la ceremonia de apertura y… ¿Michelle me estás escuchando?- dijo Peter llamando mi atención.
-¿Eh? ¿Eh? A sí, si te estoy escuchando.- dije con una sonrisa. En realidad no tenía ni la menor idea de que estaba diciendo.
-¿A ver que dije?- pregunto viéndome desafiante, con los brazos cruzados.
-Que tenemos que ir a ver a ese chico rubio de aya.- dije moviendo las cejas de arriba-abajo con cara pícara.
-¡Compórtate! Recuerda eres hombre, si haces eso te tacharan de gay, tonta.- dijo serio, dándome un zape a la cabeza.
-¡Auch!- me queje sobándome la cabeza.
-Eso es para que me pongas atención, ahora como decía, tenemos que ir al auditorio para la ceremonia de apertura. Vendremos por las maletas después, ¿Ok?- pregunto viéndome a los ojos.
-De acuerdo. Solo te recuerdo que no sé qué haré, tengo 17 años, hormonas alborotadas, ¿Cómo me comportaré en el dormitorio?- pregunte alterada.
-Tranquila, lo más seguro es que te toque compartir habitación conmigo, nada de que preocuparse.- dijo tranquilizándome.
-Eso espero Peeta.- le dije. Peeta le decía de cariño, por el de mi libro favorito “Los Juegos del Hambre”

Caminamos hacía el auditorio. La escuela de verdad era gigante. Estaba conformada por 4 edificios de 15 pisos. El edificio A que eran las aulas, los casilleros, por decir la escuela; el edificio B,C y D eran nada más y nada menos que habitaciones para los estudiantes.

No se si era mi imaginación o en verdad estaba sucediendo que algunos chicos se me
quedaban viendo, de forma extraña.

-Oye Peeta ¿Es mi imaginación o esos chicos me observan?- pregunte paranoica, volteando rápidamente hacia todos lados.
Peter soltó una sonora carcajada.
-Michelle, digo Finnick, creo que estas alucinando.- dijo golpeando mi hombro suavemente.
-Si eso debe ser, tengo hambre.- dije sobándome el abdomen.
-¿Cuándo no?- pregunto sarcástico Peter.
-Calla y aliméntame.- dije mandándolo.
-Si claro, su majestad.- dijo sarcástico.
-¡Ya déjame!- dije como niña pequeña, por lo que unos tipos que estaban cerca se me quedaron viendo.

Me puse roja y comencé otra vez a hablar como hombre.

-Bien como decía, amo el soccer amigo, le voy a Pittsburgh.- dije con voz gruesa.
-Finnick, Pittsburgh es un equipo de fútbol americano no del soccer.- dijo obvio.
-Calla y sígueme la corriente.- dije en un susurro.
-¿Y quedar en ridículo? No gracias, no apetezco.- dijo mostrando una gran sonrisa blanca.
-¿Qué papel quieres conseguir en el colegio?- pregunte cruzada de brazos. Se me olvido decir que Peter entro a esté colegio solo para protegerme y cubrirme las espaldas en caso de una tontería que cometa. La cuales son muchas.
-El chico guapo que todas desean.- dijo orgulloso de si mismo.

Yo me le quede viendo, minutos después solté una gran risotada.

-¿Qué?- pregunto confundido.
-Cariño recuerda, es un colegio de puros hombres, no hay chicas, a excepción de mi.- dije más que obvia.
-¡Oh cierto, lo olvidaba! Sabes esto de juntarme contigo afecta mi memoria.- dijo culpándome de su memoria a corto plazo.
-Hay si no, échame a mi la culpa, ¿No?- dije ofendida.
-Desde que me junto contigo, mi memoria se me ha hecho cada vez más corta.- dijo haciéndose el triste.
-¿Quién te manda a juntarte conmigo?- dije seria.
-Sabes que nunca te dejaría sola, tonta.- dijo abrazándome.
-Recuerda, colegio de hombres, vuelves a ser eso y serás clasificado junto conmigo como el gay del internado.- dije separándome de el.
Saqué mi celular y le mande un mensaje a Peter que decía “Te Loveo Tonto”. Minutos después sonó su celular, lo sacó, abrió el mensaje, solo sonrío y a voz muda dijo “Yo igual”

Por fin llegamos a el gran auditorio. De verdad era grande, yo le calculo que es como para más de 500 personas. Peter y yo nos sentamos en la primera fila, yo en la orilla y el alado de mi. 10 minutos después se llenó toda la sala, el director a continuación dará su discurso..