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Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Título: Need It To Be Prove.
Autor: Yo.
Advertencias: Contenido homosexual, mas específicamente: SEXO GAY.
Otras páginas: Tumblr
Sumario: Louis debe salir en una cita con Eleanor por pedido de management. Harry no se preocupa al principio, pero Louis termina llegando más tarde de lo que debería.
N/A: Me salió mas largo de lo esperado, disculpen si eso les molesta :/ y si les parece un tema viejo el de Eleanor, tienen que saber que esto lo escribí hace bastante tiempo, me llevó semanas porque la inspiración iba y venía en mi cabeza.
__
Louis entró en el garaje, apagó el motor y dejó caer su cabeza sobre el volante del auto. No soportaba el cansancio que sentía en todo su cuerpo. Había estado prácticamente el día entero fuera de casa, y sentía un alivio enorme al estar por fin aquí. El único problema era que en cuanto entrara por esa puerta no todo iba a estar bien. Sabía que no podría besar a Harry, llevárselo a la habitación, y dormir acurrucado a su lado. Simplemente lo sabía. Había roto una promesa. A Harry. Eso no podía perdonárselo.
Se enderezó en el asiento, respiro bien profundo, y salió del auto. Cerró la puerta del garaje apretando el botón situado al lado de la puerta que conectaba con la cocina de la casa, y finalmente se adentró a dicho lugar. La casa estaba inundada en un silencio que llegaba a ser aterrador. A Louis no le gustaba para nada, deseaba tener a Harry corriendo hacia él y colgándosele como un adorable koala, pero eso no pasaría. Porque estaba llegando a las diez de la noche, cuando se había ido a las tres de la tarde. Caminó hasta el living para encontrarlo completamente vacío y silencioso también. Esto estaba mal. Pero Louis sabía que lo peor no ocurría aún. Soltó un suspiro y se dirigió a las escaleras. Subió y fue directo a su habitación, con pasos lentos, queriendo poder hacer que las cosas resultaran como él desee. Algo imposible. Llegó a la puerta de su cuarto, la puerta estaba entreabierta a medio camino, y podía ver a Harry en la cama. Era una imagen que deseaba no haber visto. Abrió por completo la puerta pero no ingresó, se quedó parado en el umbral. Callado por unos minutos. Harry sabía que estaba ahí, pero lo último de lo que tenía ganas en ese momento era de hablarle a Louis.
– Harry… – Louis dijo, su voz baja y gentil, con un toque de preocupación.
– Déjame solo. – La voz de Harry sonaba rasposa, desgastada, y Louis podía decir que era a causa de las lágrimas, aun sin poder ver su rostro. Solo lo sabía, era cuestión de sentido común.
El chico de rizos estaba acostado sobre su estómago, con su rostro enterrado en la almohada. Louis apenas podía verlo, y era gracias a la luz que provenía del pasillo, ya que la habitación estaba sumida en la oscuridad. Finalmente decidió moverse de su posición en la puerta y comenzó a acercarse a Harry, con pasos lentos y vacilantes.
– Pero yo… – Louis comenzó a decir.
– ¡Vete con Eleanor! Como siempre haces. – Y aunque sus palabras se distorsionaban debido a la almohada, Louis notó claramente que en la última palabra la voz del menor se quebró. Y sintió como su corazón se achicó, su mente daba vueltas y sus sentimientos se entremezclaban entre desconcierto, dolor y algo de enojo porque ¿cómo es posible que Harry piense de esa manera?
– Harry, eso no-
– ¡VETE! – Harry gritó, interrumpiéndolo nuevamente. Y Louis se estaba odiando un poco mas ahora. – ¡No te quiero aquí! – El mayor detuvo su andar, eso sí que había dolido. Miró a su izquierda, estaba parado justo al lado de la mesita de noche. Dudó unos cuantos segundos antes de encender la pequeña lámpara que se encontraba allí.
– Por favor, Harry. Hablemos. – Tentativamente se sentó en la orilla de la cama, y las terribles ganas de acariciar los rulos del menor casi queman su interior y hacen picar sus manos. Pero no podría soportar el rechazo que sabe recibiría.
– ¡Siete horas, Louis! – Harry dijo completamente dolido, ese momento fue el que eligió para levantar su rostro y enfrentar la mirada azul de Louis. Y ahora sí que el mayor estaba odiándose, al ver esos rastros secos de lágrimas sobre las mejillas de su novio, al ver que tan rojizos e hinchados estaban sus ojos, resaltando aún mas ese verde esmeralda en el que Louis se pierde tantas veces. Lo único que quería hacer era eliminar todo rastro de dolor en Harry, peinar sus rulos desordenados y plantar una sonrisa en su cara. – ¡Siete malditas horas! – Harry continuó, y sus ojos volvían a humedecerse. – Me dijiste que te ibas solamente por una o dos, pero me dejaste solo el resto del día... esperando. ¿Siquiera pensaste un mísero minuto en mí? Probablemente no, porque no te interesas por mí, o lo que hago, ni siquiera por cómo me siento.
– ¡¿Qué?! – y sí, Louis elevó su tono de voz, no podía evitar el enojo. – Harry, estás bromeando, ¿verdad? ¿Cómo puedes-
– ¡Cállate y vete con tu encantadora noviecita! – La frustración en la voz de Harry era tan evidente. Y aunque Louis estaba enojado por las palabras del ojiverde, no podía culparlo por sentirse así. Por eso, también tenía sentido que él mismo se sintiera una basura por dejarlo esperando tanto tiempo. Pero Harry no era el único que estaba frustrado.
– ¡Ella no es mi novia y tú sabes eso muy bien!
– ¡Pues yo no lo veo así! Tú solo pasas tiempo con ella... ya no más conmigo. – Harry bajó su tono de voz repentinamente y dirigió su mirada al acolchado.
– ¡TENGO QUE HACERLO, HARRY! – Louis, en cambio, gritó exasperado y lo miró intensamente. – Hago esto por nuestro bien y-
– Dime algo, Louis... – comenzó Harry, con nuevo valor para devolverle la mirada. Parecía calmado, pero por dentro estaba gritando. – ¿Cuándo fue la última vez que vimos una película juntos? – Y, ciertamente, su propia pregunta lo hizo sentir dolido y abandonado.
– ¿No me estás escuchando o qué? Te dije que si ya no paso tanto tiempo contigo es porqu-
– Espera, espera. – sí, Harry era obstinado. Estaba decidido a hacer sentir a Louis la miseria que pasó durante esas horas que parecieron eternas. – Tengo una mejor: ¿Cuándo fue la-
– ¡Déjame hablar, Harry!
– ¡NO! Primero respóndeme esto: ¿Cuándo fue la última vez que hicimos el amor? – Dijo el menor, conteniendo las lágrimas que había logrado apartar antes. Esta vez no cree tener tanta fuerza. Como, al parecer, dejó al ojiazul sin palabras, decidió continuar. – ¡O al menos follar! ¿Cuánto pasó desde nuestro último revolcón?
¿Revolcón? Fue lo primero que cruzó la mente de Louis. Esa palabra hace sonar el sexo entre ellos como algo insignificante, y entre Harry y Louis, hasta un simple beso puede tener mucho significado.
– Ni siquiera recuerdo la última vez que me besaste con pasión... o me diste un abrazo, un verdadero abrazo. De esos que me dabas cuando nuestra relación era apenas una amistad. Esos abrazos que me demostraban que iba a crecer y ser mucho más que eso, – Harry hablaba con la voz rota y las lágrimas finalmente se habían atrevido a salir. Él simplemente no tenía la fuerza para pararlas. Louis lo observaba con dolor en su mirada, y lo único que quería en ese momento era parar esto, parar el llanto de su ojiverde, porque la verdad es que Louis odia ver a Harry llorando, más aún cuando es por su causa. Y, ciertamente, las siguientes palabras de Harry no le hicieron más fácil la situación. – Te extraño, Louis. Extraño tanto a mi Lou-Lou. Y no te atrevas a decirme que esto es por Modest! y ese maldito contrato, porque tú sabes que puedes rehusarte a hacer lo que te mandan pero no quieres hacer, ¿entonces por qué no lo haces? ¿Por qué no te rehúsas? – El enojo había vuelto a hacerse notar en su tono de voz.
– Yo... yo...
– Tú... gustas de Eleanor. ¡Eso es lo que pasa! – Harry casi gritó. Sabía que lo que decía no tenía sentido, pero Louis lo había lastimado. Mucho. Y él solo quería ver al otro chico tan dolido como su corazón se sentía, por eso no le importaba si lo veía llorar, aunque no le gustara mostrar debilidad frente a Louis, porque sabía que al ojiazul le dolía verlo así. Y para Harry eso estaba bien. Además... aceptémoslo, el chico Styles aún tiene inseguridades sobre si mismo cuando se trata el tema Eleanor. Por el simple hecho de Eleanor es mujer, y puede darle a Louis cosas que él no.
– Dime, Louis. Dime la verdad... tú... – dudaba, claro que lo hacía, porque ¿Qué demonios cruzaba por su cabeza? Pero antes de poder detenerlas, las palabras salieron contra su voluntad. – ¿Tú dormiste con ella? – Era una pregunta tan estúpida, y no porque la respuesta fuera un obvio 'si', sino porque no tenía sentido que él creyera que Louis pudiera hacerle algo así. Pero parecía que su dolor había matado hasta la última gota de sentido común que tenía en su interior.
Louis lo miró totalmente desconcertado, ¿de donde había sacado Harry semejante idea? Mantuvo su mirada fija en esos ojos verdes, esperando que el chico se retracte o diga que había sido alguna especie de broma tonta y sin nada de gracia, pero nada pasó. Harry lo miró fijo también, mientras una solitaria lágrima recorría su mejilla izquierda.
– ¿Te estás escuchando, Harry? – dijo Louis, exasperado e incrédulo.
– Mira... si eres feliz con ella, entonces yo-
– ¡Harold, BASTA! – Eso había sido el colmo, no tenía idea de por qué el menor estaba diciendo esas cosas, solo quería que parase. – Tú sabes que quien me hace feliz ere-
– Estoy terminando con esto, Louis, – dijo Harry en voz baja, y realmente quería darse un golpe. – Así puedes estar con Eleanor sin ningún problema. – Su mirada se dirigió hacia el suelo. ¿Por qué estaba diciendo todo eso? No quería hacerlo, pero sus labios expulsaban las palabras como si él no tuviera el control sobre ellos. Y parecía que así era. O bien era un caso severo de vómito verbal.
– Bien, esto es ridículo, – en serio lo era, no podía creer que estuviera manteniendo una discusión así con Harry. – ¡No seas estúpido! Deja de hablar de ese modo. A mí no me gusta Eleanor, ella apenas es una amiga, – y era verdad. Era solo una amiga, y una que había hecho por obligación, aunque eso sonara cruel, debía admitirlo. Estaba obligado a pasar tiempo con ella, y lo mejor era que fueran amigos. Pero Louis estaba tan cansado, de todo, más que nada de las peleas con Harry, las cuales eran frecuentes últimamente y causadas por la más mínima tontería. Solo quería que todo volviera a estar bien. – Me gustas tú y te amo a ti. Lo sabes.
Harry sintió su cuerpo encogerse ante esas palabras. ¿Lo sabía? – No, – respondió en voz alta. Tanto a él mismo como a Louis. – Ya no estoy tan seguro.
Y Louis debía arreglar eso. – Bueno, te lo estoy diciendo ahora. Y tienes que creerme, porque es la pura verdad. Harry... creo que te amé desde que te conocí, aunque en ese momento no lo sabía. Tú eras tan hermoso, y tan amable, tan humilde, tan carismático, tan... niño. Lucías como un niño pequeño, tan frágil e inseguro, incluso cuando te mostrabas diferente frente a los demás. Va a sonar raro pero, yo vi el verdadero tú desde el principio, no sé cómo, pero así fue. Y lo amé, sentí que era mi deber cuidar de él... y lo haría. Aún lo hago, todos y cada uno de los días que pasan. Tú sigues siendo ese niño inseguro, y yo sigo amándolo. Yo sigo amándote. Te amaré por siempre, Haz. ¿Cómo es que no lo ves? – Louis terminó su pequeña confesión al borde de las lágrimas.
– ¡Es difícil! – Exclamó Harry, no gritando, pero aún algo frustrado. – Es difícil verlo cuando no estás aquí para probármelo.
– ¡Pero lo hago! Dime un día en que no haya dicho que te amaba. Uno solo. – Louis demandó, pero Harry se quedó callado sin saber qué responder. – ¿Ves? No puedes decir que no te lo demuestro.
Harry tuvo que hablar esta vez, mirando directamente a esos ojos tan azules que poseía el mayor. – ¡Un 'te amo' no es suficiente, Louis! Tú ya no te acurrucas conmigo, ya no me abrazas ni me besas como antes. No me haces el amor, siempre dices 'oh lo siento, Haz. Demasiado cansado'. Ugh, ni quiero imaginar con qué te cansas tanto al estar con ella. – Escupió con veneno cada palabra de esa última frase.
– Si, demasiado cansado, – comenzó Louis, su tono severo pero calmo al mismo tiempo. – Demasiado cansado de hacer cosas que no quiero hacer.
– Oh vamos. No creas que no sé lo bien que se llevan tú y Eleanor. – Contestó Harry, insinuante y con una pizca de... ¿asco? Louis pensó por un momento que tal vez este no era su Harry, que tal vez lo habían secuestrado los extraterrestres y lo reemplazaron con alguien totalmente idéntico en apariencia, pero con el cerebro cambiado.
Hey, Harry no es el único al que se le cruzan locuras tontas por la cabeza. Sépanlo.
– ¡Por Dios! ¿Qué ideas te estás haciendo en esa cabecita rulosa tuya? No pasa nada entre Eleanor y yo. Absolutamente nada. Es estúpido que pienses que si. Ni siquiera muestro amor por ella, ¿lo hago?... contéstame, Harry, – otra vez Louis había hecho la pregunta correcta. – Harry, vamos, contéstame.
– ¡No, ¿ok?! No lo haces, pero… – Harry respondió por fin, con angustia en su voz, sus ojos aguados, amenazando con dejar las lágrimas salir nuevamente. – Tampoco conmigo, todos ya lo notaron.
– ¿Todos? – Harry asintió. – ¿Estuviste leyendo esos comentarios en Twitter otra vez? – Esta vez Harry bajó la mirada, sintiéndose indefenso, justo como Louis lo había descrito, y se encogió de hombros. – ¿Qué te he dicho sobre eso, Harry?
– No todo es malo, hay comentarios buenos también. Sabes que hay chicas y chicos que apoyan nuestra relación, aunque no esté confirmada, y son amables. Pero... hasta ellos notaron que tú estás diferente conmigo. No es solo mi imaginación.
– No he cambiado en nada contigo. – Se defendió Louis, tal vez hablando más fuerte de lo que debería.
– ¡Deja de mentirte a ti mismo, Louis!
La mirada zafiro se entrelazó con la esmeralda por unos segundos antes de caer al espacio que había entre los dos, rindiéndose tan rápido. – Pero no es por lo que tú piensas. Eleanor no tiene nada que ver en eso.
– Entonces dime la verdadera razón.
– Estoy cansado... y asustado. Sobre todo, asustado. – Dijo el castaño, comenzando a jugar con un hilo suelto del cubrecama.
– ¿Por qué? – Preguntó simplemente Harry.
– Estoy harto de Modest!, harto de esconderme, harto de las mentiras. Realmente lo estoy.
– Entiendo eso. Me siento igual. ¿Pero por qué estás asustado?
De repente, el ambiente estaba increíblemente calmo. Nada de gritos, nada de frustración, ni miradas furiosas. Y Louis no contestó, solo siguió mirando hacia abajo.
– Louis... – lo alentó, con un tono suave y bajo, pero el mayor seguía callado. Entonces Harry se deslizó sobre la cama para acercársele un poco. Tomó su mentón en dos de sus dedos, así esos ojos azules como el océano estaban mirando los verdes propios ahora, reteniendo las lágrimas.
Y de repente, todo estaba olvidado para Harry. Porque si había algo peor que Louis odiando ver a Harry llorar, eso era Harry odiando ver a Louis llorar.
– Oh Boo... por favor, dime. Está bien. – suplicó.
– De perderte, – dejó escapar Louis con su voz suave, casi rota. Harry frunció el ceño. – Tengo miedo de perderte.
– Pero Louis... – era el turno de Harry de estar desconcertado. – Louis, yo nunca voy a dejarte, – agregó, acunando su rostro entre las enormes manos que poseía y clavando su vista en la del otro. – No necesitas estar preocupado por eso.
– ¿Acaso ya olvidaste todo lo que dijiste hace diez minutos atrás? – Para este momento, las lágrimas ya caían por el rostro de Louis.
– Eso fue… – pero Harry se quedó súbitamente sin palabras.
Es decir, ¿cómo explicárselo a Louis sin que pensara que era un completo idiota por decir esas cosas? Más de lo que ya lo pensaba, claro. Porque estaba seguro que así era. Todas las palabras pronunciadas por sus labios solo fueron eso, palabras. Vacías. Sin significado, sin valor, sin sentido. Él no quería terminar con Louis realmente, nunca lo haría. Al menos no sin luchar primero. La situación es así: la verdadera razón por la que Harry se sentía tan dolido, más allá de tener que haber esperado a su novio por tantas horas esa tarde, era que se sentía abandonado, y desde hacía poco más de un mes. Cuando Louis comenzó a alejarse. Y él hasta llegó a hacerse la idea de que era por Eleanor, a pesar de saber que no tenía reales argumentos para pensarlo, a pesar de tener la certeza de que no debía pensarlo. Pero en esos momentos nunca se imaginó que todo era por los temores de Louis, de los cuales ahora tenía conocimiento. Y eso cambiaba todo.
– Nada, – finalizó el rizado. Seguridad plasmada en su voz. – No fue nada. No lo dije en serio, Lou. Olvídate de esas estúpidas palabras. Eso solo fue mi lado dramático, – agregó con una suave y corta risa, mas como un resoplo. – Mi lado paranoico. No tenía idea sobre tus miedos. Solo olvídalo, ¿ok? Lo único de necesitas recordar es que nunca seré capaz de dejarte ir. No podría.
– ¿Lo prometes? ¿Estarás para siempre conmigo? – Preguntó Louis, su voz un poco débil aún, y sus ojos con un destello de esperanza.
– Por supuesto que lo prometo, mi amor. Siempre y para siempre. Hasta el día de mi muerte e incluso después, – y selló esa pequeña pero tan valiosa promesa con un casto beso en los labios de Louis, mientras más lágrimas caían sin piedad desde los ojos de éste último al escuchar esas palabras dejando la boca de Harry. – ¿Prometes tú estar para siempre a mi lado? – Continuó Harry cuando se separaron. Louis asintió inmediatamente.
– Lo prometo. No sería nada sin ti, Harry. Nunca te dejaré ir, incluso si quisiera no podría. Nunca. – Ante eso, Harry sonrió resplandecientemente. Louis le devolvió el gesto con una sonrisa tímida.
Tal vez usar el para siempre o el nunca, era algo muy grande para una pareja tan joven como lo eran ellos. Pero también era a lo que ellos se aferraban para mantenerse fuertes. Era la base de su relación: el prometerse amor eterno y estar juntos por el resto de sus vidas. Y raramente tenían la certeza de que si existía una vida después de la muerte, también estarían juntos en ella. Imaginaban que sus almas harían hasta lo imposible para mantenerse juntas. Así de fuerte era el amor que compartían.
– Lo siento, por todo lo que dije. No quise hacerlo. Lo siento mucho, Lou.
– Está bien, Haz. Sé que solo estabas molesto, y fueron cosas del momento. Lamento haber gritado.
Otra pequeña y suave risa del menor. – Yo también grité, así que no te preocupes por eso. – Tomó las pequeñas manos de Louis en las suyas y entrelazó sus dedos, uniendo sus frentes suavemente, y todavía mirándose fijamente a los ojos el uno al otro. Azul y verde colisionando. Y se sentía tan bien, tan pacífico. Era maravilloso perderse en los ojos de Harry. Era increíble perderse en los de Louis. Era totalmente inigualable la sensación de creer que solo eran ellos dos y nadie más en el mundo.
– Te amo tanto, Harry, – susurró Louis, rompiendo el cómodo silencio que se había formado entre ellos. – ¿Me crees? Porque lo digo realmente en serio.
– Te creo, – contestó sinceramente el de ojos verdes. También susurrando. Se preguntaba cómo fue que lo dudó en algún momento. Es que los sentimientos de Louis los notaba tan claramente ahora. Tal vez solo necesitó echar un buen vistazo antes. – Lo veo en tus ojos. Y yo también te amo. Casi demasiado. – Confesó. El mayor rio bajo. – Y Louis… si tienes miedo de perderme ya no te alejes de mí, ¿sí? – pidió Harry. Louis asintió y se acercó a besarlo suavemente en los labios.
– Pasaré más tiempo contigo, ¿sí? – Soltó de pronto, y la sonrisa de Harry era enorme ahora, mostrando esa hilera perfecta de dientes tan blancos, incluyendo esos hermosos hoyuelos en cada una de sus mejillas también. Harry siempre mostraba esa sonrisa cuando estaba realmente feliz. Era la sonrisa favorita de Louis. El menor dejó ir con pesar las manos cálidas de Louis para abrazarlo por la cintura y enterró el rostro en su cuello. Inhalando su esencia natural. Su adicción. – Les diré que no si quieres que lo haga. O si quiero quedarme con contigo en lugar de salir con ella. – Agregó luego de unos minutos, empezando a mimar los rulos de Harry y besándolos.
– ¿No es eso siempre? – Louis pudo sentir una sonrisa ladeada contra la piel de su cuello, y rio por lo bajo.
– Si, tienes razón. Siempre prefiero quedarme contigo. Pero a veces siento que debo ir. Y no es así. Quiero decir, es mi decisión también, no solo de ellos.
– Les estás dando demasiado control sobre tu vida, Louis. No te permitas hacer eso, por favor.
– No lo haré. – Louis rodeó por completo con sus brazos a Harry, enterrando su nariz en sus rulos chocolate, oliéndolos. Tenían un aroma delicioso, como a frambuesa (por el champú de niños que una vez Harry compró por accidente cuando pasó apurado al supermercado, pero siguió comprándolo cuando notó que sus rulos quedaban más suaves y olían rico) mezclado con su aroma natural. Era simplemente perfecto. – Tomaré mis propias decisiones, – continuó, – porque mi novio me necesita con él... y yo lo necesito a él conmigo. – Louis pudo sentir la sonrisa de Harry nuevamente.
– Gracias, gracias, gracias. – Las palabras de Harry sonaban amortiguadas contra la piel de Louis.
– No hay nada que agradecer. – Besó nuevamente sus rulos. Pasaron unos pocos minutos así, abrazados, disfrutando de la cercanía del otro, mimándose, acariciándose, Louis repartiendo de a rato pequeños besos en el cabello de Harry, y Harry repartiendo húmedos y cortos besos en el cuello de Louis. Hasta que...
– Tú en serio me amas, ¿no es así? – Murmuró Harry súbitamente. Louis no entendía el porqué de esa pregunta, pensó que era bastante obvio ya, pero de todas maneras contestó.
– Sí, realmente lo hago.
Harry levantó un poco su rostro, rozando apenas la oreja de Louis con sus labios. – Muéstrame, – susurró. Su aliento cálido mandando un estremecimiento a través de la espina de Louis. Éste frunció el entrecejo. – Muéstrame que tu amor es solo para mí. Muéstrame a quien pertenezco. A quien tú perteneces, – se alejó un poco, solo para ser capaz de poder ver a Louis directamente a los ojos. – Pruébame que me amas, y que tanto lo haces.
Louis entendió perfectamente a qué se refería su novio, y bajo ningún motivo existente se negaría al pedido del más joven. En realidad, estaba encantado de cumplir con él.
Sin dudarlo ni un segundo más, Louis se inclinó hacia Harry y estrelló sus labios contra los de él. Harry no tardó en corresponderle, de hecho lo esperaba. En serio necesitaba esto, necesitaba a Louis, a su Louis, a ese que hasta con el mas mínimo detalle le demostraba cuanto lo quería, cuanto lo deseaba, ese que había desaparecido hacía cinco semanas, pero que ahora parecía haber vuelto. Él solo cerró los ojos disfrutando el sabor de los labios del mayor. Louis acunó las mejillas de Harry con sus manos, mientras sus labios danzaban moviéndose juntos al compás, lentamente. Era un beso cálido, cariñoso y tierno, que hizo un pequeño cambio cuando Louis lamió el labio inferior de Harry, pidiendo permiso para ingresar, el cual fue concedido casi inmediatamente. Ahora sus lenguas peleaban entre sí por el control. Sin embargo, no era un beso desesperado, sino uno lleno de amor. Un beso apasionado que equilibraba de forma perfecta la dulzura, la delicadeza y la lujuria, para mostrarse el uno al otro ese eterno amor que compartían, y para probar que todo lo dicho recientemente era lo más honesto que en su vida dejaron salir de sus bocas.
– Lou... – dijo Harry bajo su aliento, muy suavemente, cuando ambos se apartaron solo un centímetro para tomar algo de aire, y amarró al mayor por la cintura con sus brazos, acercándolo más a él.
Entonces Louis hundió sus dedos en el cabello de Harry, dándole esta vez un beso más profundo. Ese fue el momento en que el cuarto se llenó de deseo y necesidad, ambos emanados por los cuerpos de aquellos chicos. El mayor comenzó a recostar a su novio cuidadosamente sobre el suave colchón. Sus dientes atraparon juguetonamente el labio inferior de Harry, mordiendo despacio, y Louis prácticamente tragó el pequeño gemido que la boca del otro dejó salir. Un gemido involuntario que el rizado no pudo evitar, debido al simple conocimiento de lo que estaba por venir.
Louis rompió el beso solo para bajar al cuello del ojiverde. Trazó todo un camino de pequeños y dulces besos en esa región, subiendo por su mandíbula hasta llegar a su oído, donde mordió suavemente el lóbulo de su oreja. Mientras, Harry mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de los mimos que su novio le brindaba y de esos susurros que ahora escuchaba escapar de aquellos labios que le daban tanto placer con su tacto.
– Tan hermoso… eres tan hermoso, – suspiró Louis mientras continuaba repartiendo besos por el rostro de Harry. Pero no era suficiente, necesitaba más. Mas piel, mas Harry.
Definitivamente necesitaba más del menor, de ese frágil ángel que estaba debajo de su cuerpo ahora. Así que movió sus manos hacia el final de la camiseta de Harry y comenzó a levantarla, mientras se apoyaba en sus rodillas y hacía que el chico elevara un poco su torso también para poder apartar ese molestoso trozo de tela. Louis tiró la prenda Dios sabe dónde, y cuando iba a volver a besar a Harry… simplemente no pudo. La vista lo maravilló. Harry estaba debajo de él, con el torso desnudo, ese que parece no tener fin, con cada musculo tan bien definido y decorado con esos perfectos tatuajes, sus ojos cerrados, sus rizos un tanto alborotados, su labio inferior atrapado entre sus dientes y su pecho subía y bajaba en un ritmo casi irregular. Para Louis no había manera de que se viera más hermoso. Tan sexy sin dejar de ser angelical, pensó Louis. Pero es de Harry de quien estamos hablando y Harry es capaz de lograr casi cualquier cosa, así que tal vez si pueda verse mejor. Y Louis sabe exactamente cómo hacer que eso suceda.
Su siguiente movimiento fue acomodarse de modo que estuviera a horcajadas del ruloso y como si nada, apenas apoyó su trasero, comenzó a mover sus caderas en círculos, haciendo que el menor instintivamente llevara sus grandes manos a ellas, ayudando con los movimientos. De pronto, el mayor presionó fuertemente hacia abajo, causando que ambos miembros se rozasen a través de la ropa y sacando gemidos guturales de la pareja. Se concentró en Harry nuevamente y el chico seguía mordiéndose el labio, pero ahora lo hacía para no dejar escapar esos sonidos que a los oídos del mayor eran la más perfecta melodía. Tenía razón, el ojiverde sí podía verse mejor, tratando de reprimir sus gemidos y moviendo las caderas en sincronía con las propias. Pero Louis sabía que podía verse aún mejor. Entonces se apartó unos centímetros, sentándose en sus muslos, y sonriendo de lado cuando escuchó un sonido de desaprobación de parte del menor. Desabrochó los pantalones de Harry y se los sacó rápidamente, tirándolos por ahí, lejos de donde pudiesen molestar. Se agachó y comenzó a besar sus muslos, mordiendo delicadamente de vez en cuando.
– Amo tanto tus piernas, – le susurró Louis contra su piel, rozando con las yemas de sus dedos cada centímetro de esas extremidades. – Tan largas, largas, largas… – y subió hasta su oído, – son realmente sexys. – Le dijo seductoramente, y comenzó a besar su mandíbula. Y entonces Harry finalmente habló.
– No es justo, – su voz sonó realmente débil, la excitación era mucha. – Tengo solo mis bóxers puestos y tú sigues todo vestido. – Prácticamente le estaba rogando porque se quitara la ropa, hasta tenía un pequeño puchero formado en su boca, y sí que se veía jodidamente bien de esa manera.
De todas formas, el mayor no iba a conceder mucho, solo se despojó de sus zapatos y remera, porque esto se trataba de Harry. Esto se trataba de demostrarle al chico debajo de él cuanto lo amaba. Cuanto amaba esos ojos verdes esmeralda realmente únicos en los cuales podía perderse sin tener noción del tiempo, los cuales podía estar mirando por horas sin prestar atención a nada más, aquellos que quería ver brillar siempre acompañados de una dulce sonrisa, con hoyuelos y todo, los mismos de los que bastaba una mirada a los azules propios para que su mundo se iluminase completamente. Se trataba de cuanto amaba su cabello, aunque el menor siempre se frustrara porque no podía controlarlo, Louis lo adoraba. Esos rizos rebeldes eran tan suaves y delicados, con un aroma inigualable. Incluso cuando estaban sucios, la adoración del castaño por ellos no se extinguía, y no le importaba cuan asqueroso sonara eso. Y esos labios, gruesos y rosados, tan rosados. Siempre sabían tan bien, no era el sabor de lo que Harry haya comido o bebido, sino que tenían el suyo propio, un sabor único e indescriptible. Y ahora los estaba mirando hipnotizado, se había perdido en sus pensamientos, y si no fuera porque Harry se mordió su labio inferior, no habría salido de allí. Elevó su mirada a los ojos del menor una vez más, y entonces también notó un pequeño sonrojo en sus mejillas. Dios, Louis pensó, no entiendo cómo alguien puede lograr verse tan adorable y tan sexy al mismo tiempo. Y luego otra vez, este es Harry, esa es la única explicación que el mayor necesita.
Repentinamente, Harry empujó sus caderas hacia arriba, haciendo chocar su erección con la de Louis, las cuales iban creciendo minuto a minuto con cada movimiento, con cada beso, cada caricia y cada mirada lasciva que compartían ambos jóvenes. Louis comenzó a atacar el cuello de Harry nuevamente, esta vez mordiendo, chupando y lamiendo, dejando marcas que obviamente tardarían varios días en desaparecer. Y no, a Louis no le importaba quien las viera, ya lidiaría con management después, esa era su menor preocupación en estos momentos. Siguió marcando al ojiverde en su cuello, su clavícula, su pecho. Mientras, una de sus traviesas manos empezó a acariciarle el vientre, bajando cada vez más. Y cuando llegó a la cintura de los bóxers negros de Harry, sin dudar ni un segundo, introdujo la mano y encerró la rígida longitud del menor en ella.
– Oh, Dios mío… Louis, – gimió Harry, su voz baja y más grave de lo normal. Enredó sus dedos en el pelo de su amante y lo atrajo hacia su rostro, atrapando su boca hambrientamente. Los movimientos de la mano de Louis eran lentos y con experiencia, acariciando de arriba hacia abajo, presionando su pulgar en la punta del pene de Harry, quien lanzaba gemidos suaves entre besos, viendo como el ojiazul los aceptaba gustosamente dentro de su boca. Harry jadeaba y su pecho se alzaba y caía con desespero. Tomlinson había acelerado el ritmo de su manoseo y Harry podía sentir un calor familiar formándose en su estómago, pero definitivamente no quería venirse todavía.
– Para, – pidió en un susurro débil. – Louis, por favor, para, – y eso último terminó en un gemido alto cuando el otro chico giró su muñeca a un lado, enviando un estremecimiento de placer que recorrió el cuerpo del rizado desde la punta de los pies hasta su nuca, logrando que arqueara su espalda. Louis volvió a repetir la acción, y ahora Harry estaba 100% seguro de que no podría aguantar por mucho más. – Louis, para… por favor… no quiero venirme de esta manera, Lou. Detente, por favor… – Suplicó entre jadeos.
Louis sonrió satisfecho. Escuchar a Harry rogar es como el paraíso para él. Se acercó a su oído izquierdo mientras aumentaba un poco más sus movimientos manuales. – Puedo hacer que te vengas dos veces, amor. – Susurró, en un tono tan seductor que Harry se sentía desfallecer. – Quiero hacerlo. Así que ni pienses que voy a detenerme. – Con eso dicho, su mano empezó a dar movimientos frenéticos. Uno, dos, tres y Harry alcanzó por fin el tan ansiado clímax, con un gemido tan grave y gutural que hizo gemir a Louis también, porque fue directo a su erección, haciéndola vibrar con placer. Harry se sentía en las nubes, añoraba tanto un contacto así con Louis. Añoraba que lo hiciera sentir así, que lo tocara simplemente de la manera correcta, solo como él sabía y le brindara miles de sensaciones que eran como si tocara el cielo con las manos.
Su respiración acelerada se fue calmando de a poco, y su mirada se enfocaba. Pudo ver como Louis lo observaba con una sonrisa traviesa y sus pupilas estaban completamente dilatadas, provocando que el azul se oscureciera. Harry no se resistió, lo tomó de la nuca y juntó sus labios. Enredó sus brazos en el cuello de Louis, mientras este paseaba sus manos por su pecho, estómago, cintura, caderas. Simplemente se besaron por unos buenos diez minutos, lento y apasionado. Así Harry se recuperaba del reciente orgasmo y… bueno, se excitaba de nuevo y volvía a estar duro. O semi. Durante, Louis se sacó por fin su pantalón, y Harry aprovechó para devolverle los chupetones en el cuello y la clavícula. Louis había sacado el lubricante y un condón, que regresó después de que Harry dijera “aleja esa porquería de mí”, con el ceño fruncido, como si fuera lo más horrible que pudo haber visto alguna vez, Louis había reído y tirado el preservativo quien sabe dónde. A veces solo lo usaban para evitar el desastre que podían llegar a hacer, porque en realidad les gustaba la sensación de sentir al otro sin una barrera de látex de por medio.
Se separaron solo para que Louis pudiera empezar a preparar a Harry. Tomó el lubricante y empapó con él tres de sus dedos, lo cerró y lo dejó a un costado del menor. Harry apoyó sus pies en la cama, quedando sus rodillas flexionadas hacia arriba, y separó sus piernas. Louis se acomodó entre ellas y llevó su dedo índice a la entrada de Harry, mientras dejaba caer delicados besos en su cuello para distraerlo un poco. Sabía que esto le iba a doler, debido a que habían pasado semanas sin hacer nada. Y efectivamente, al introducir su dedo lentamente en Harry, este siseó por el pequeño dolor y ardor que le provocó. Louis comenzó a susurrar bajo en su oído.
– Eres tan hermoso, Harry. Tan sexy. Totalmente perfecto. – Comenzó a mover lentamente su dedo, y sintió como el menor se relajaba de a poco. Y pronto se encontraba jadeando de placer. Louis introdujo un segundo dedo, y Harry soltó un grito ahogado, eso había dolido un poquito más. Pero se adaptó lo suficientemente rápido y de nuevo soltaba gemidos y suspiros complacidos. – Dios, extrañaba esto, – susurró Louis contra su cuello, – tenerte así, jadeando y gimiendo debajo de mí. Te amo, Harry.
– También te amo… y también extrañe tanto esto, – respondió entre jadeos. Louis movió sus dedos un poco más rápido. – Dios, eso se siente tan bien… más, Louis, por favor.
Ciertamente, Harry esperaba que Louis introdujera un tercer dedo, para nada se esperaba lo que pasó en realidad. Louis comenzó a bajar besando su pecho, estomago, caderas. Y tal vez hasta había esperado una mamada cuando Louis besó la punta de su miembro, pero en cambio Louis siguió bajando y bajando, hasta quedar frente a la vista de la entrada de Harry, con sus dedos aun moviéndose dentro y fuera de ella.
– Oh Dios, si, si, si, – balbuceó Harry cuando cayó en lo que el mayor iba a hacer. Louis no se hizo esperar más, se inclinó y lamió el exterior de la zona más íntima de Harry, arrancando un gemido largo y bajo de la garganta de éste. Siguió unos pocos minutos solo lamiendo, con sus dedos aun trabajando allí, y poniéndose cada vez más duro debido a los gemidos desvergonzados que lanzaba Harry. Después de jugar un poco con Harry, dándole menos de lo que él realmente quería, decidió ceder e introdujo su lengua, moviéndola dentro y fuera junto a sus dedos. – Ahh, maldito hijo de puta, – gimió Harry, arqueando su espalda y llevando sus manos al cabello de Louis, jalando suavemente, – Si, si, si… Louis… – jadeó.
Por un momento, se permitió pensar en lo que estaba pasando, en lo que estaba haciendo Louis por él, porque esto simplemente era tan íntimo. Es decir, no es algo que haces por querer que el otro se sienta bien, es más que eso. Hacer esto es demostrarle a esa persona que te interesas por ella, lo suficiente como para permitirle el lujo de disfrutar este placer. Harry le había pedido que le demostrara cuanto lo amaba y cuanto se preocupaba por él, que tanto significaba él para Louis. Y esta era la manera correcta de hacerlo. Louis simplemente sabía qué hacer. Era perfecto. Nunca más voy a dudar de ti, Louis, pensó Harry. Nunca, nunca más.
Louis se apartó de la entrada del rizado para reemplazar su lengua con un tercer dedo, lo que sacó bruscamente de sus pensamientos al menor, quien no se reprimió al casi gritar el nombre de Louis, gimiendo de placer, ya no le dolía debido no solo al lubricante y la excitación sino también a la saliva de Louis. El castaño movía sus dedos dentro y fuera de Harry, rápido, sacándole jadeos, gemidos, suspiros y maldiciones. El menor empujaba su trasero contra la mano de Louis y su miembro estaba tan erecto que comenzaba a dolerle. – Louis, por favor… ya, estoy listo, estoy listo… t-te necesito.
Louis asintió, retiró sus dedos, y tomó nuevamente el lubricante para colocar una generosa cantidad en su miembro, luego lo arrojó al suelo antes de acomodarse entre las piernas de Harry, inclinándose hacia él y sosteniendo su peso en un brazo que colocó a un lado de la cabeza de éste, mientras bajaba el otro y con su mano alineaba su erección con la entrada del rizado. Lo miró directo a los ojos y le dio un corto beso en los labios. – Esto va a doler, cariño. Ha sido bastante tiempo. Avísame si es demasiado, ¿sí? – susurró contra sus labios.
Harry asintió y le dio otro casto beso. – No te preocupes, voy a estar bien. – Aseguró con una sonrisa. Louis asintió y rozó la punta de su pene contra su entrada, la introdujo y pudo sentir como Harry se tensaba y siseaba bajito, tratando pasar desapercibido el hecho de que sí estaba doliendo. En ese momento se prometió nunca otra vez pasar tanto tiempo sin sexo.
– ¿Estás bien, amor? Si quieres puedo parar.
– No, no, está bien. Sigue, te prometo que estoy bien. – Louis dudó por unos segundos pero se rindió finalmente. Comenzó a adentrarse lentamente y no le gustaba ver a Harry con sus ojos fuertemente cerrados y mordiendo su labio inferior solo para retener sus gemidos de dolor. Quería parar, no podía seguir lastimando a Harry, no más de lo que ya lo había hecho, pero sabía que el menor no lo dejaría, él necesitaba esto. Ambos lo hacían. Cuando estuvo completamente dentro de Harry, paró y se quedó quieto para dejar que el ojiverde se adaptara a la sensación.
– Shh, amor, relájate. – Pidió, limpiando una lágrima que caía por la mejilla de su novio.
Harry abrió los ojos y posó su mirada fija en la del mayor. – No vuelvas a dejarme sin sexo por tanto tiempo, Louis. Duele como si fuera mi primera vez, y esa vez dolió como el infierno.
Louis soltó una pequeña risa. – No lo haré, lo prometo. – Se inclinó y le dio un beso lento. Supo cuando el menor estaba preparado porque enredó sus piernas alrededor de su cintura, y sus manos se aferraron fuerte a su espalda. Louis comenzó a moverse en pequeños círculos, sin salir todavía. – Solo debes saber algo, – habló después de unos minutos, levantó su rostro para poder mirar a Harry a los ojos, – esto no es sexo, hoy te haré el amor, Harry. – Y salió del aludido, solo para volver a entrar. Harry jadeó y arqueó un poco su espalda.
– Lento. – Pidió en un susurro, aferrándose aún más fuerte a la espalda de Louis.
– Lento. – Confirmó el mayor. Y así empezó con sus estocadas, nada forzado o salvaje, como era algunas veces entre ellos, ahora era lento y delicado, como se lo había pedido Harry. Era lo que necesitaban ambos, así cada uno podía sentir físicamente al otro y simplemente disfrutar de la sensación. Esa sensación que añoraban desde lo más profundo de su ser y ahora la tenían de vuelta con ellos.
Esto era hacer el amor, donde aprecias cada segundo de ello. Donde cada pequeña caricia o beso, movimiento, suspiro, gemido vale más que nada en el mundo. Donde podían pretender que eran solo ellos dos en ese mundo, que podían combatir cualquier cosa que intentara separarlos. Donde se olvidaban por unos minutos de toda la mierda que estaban viviendo solo por estar enamorados, de todas las mentiras y el encubrimiento. Donde no tenían que preocuparse por cuanto tocarse, porque solo eran ellos dos, en su casa, en su cama, compartiendo la calidez de cada uno sobre el otro. Y momentos como este eran los que ellos querían que duraran para siempre, vivir en momentos así para toda la vida, sin preocuparse porque la realidad pueda arruinarlos. Pero al parecer eso era demasiado pedir.
Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es despertarte del sueño y caer en la realidad.
Por eso trataban de que estos momentos fueran lo más largos posible. Si no podían quedarse en ellos para siempre, al menos podían hacer lo que estuviera a su alcance para prolongarlos y hacer que sean inolvidables, dulces y placenteros.
– Te amo. – Susurró Louis. Mientras aceleraba sus movimientos solo un poco. – Te amo, te amo, te amo.
– Yo… – la respuesta de Harry se cortó al sentir a Louis golpear su punto dulce, y gimió desvergonzadamente, tirando su cabeza hacia atrás y arqueando su espalda, haciendo su pecho chocar contra el de Louis. – También te amo. – Finalizó con un jadeo. Louis aceleró el ritmo. Estaba cerca, y podía decir que Harry igual por su respiración acelerada.
– Louis…
– Harry…
– No pares, por favor, no pares.
– No lo haré, ugh, no lo haré. – Prometió entre gruñidos. Harry se sentía tan putamente estrecho.
El menor enterraba sus uñas en la espalda de Louis con cada embestida, ya que pegaba perfectamente en su próstata, y se estaba volviendo demasiado para él. – Louis, ugh, es-estoy cerca.
– Mhm, yo también, cariño, yo también. – Con eso, sus estocadas comenzaron a ser un poco más descoordinadas. La habitación se llenaba de jadeos y gemidos cada vez más altos. Dos, tres, cuatro embestidas más y llegaron al mismo tiempo, gimiendo el nombre del otro, Harry pintando su estómago y el de Louis, y Louis llenando el interior de Harry. Maravillados por la increíble experiencia que acababan de vivir. Para los dos, era uno de los mejores orgasmos que habían tenido en su corta vida. Louis siguió con sus movimientos aun después, lento y sin ritmo, prolongando dicho orgasmo, hasta que paró completamente. Salió cuidadosamente del interior de Harry, quien dejó caer un quejido de desaprobación de sus labios, y se desplomó a su lado, recuperando el aliento poco a poco.
Cuando ambos estaban un poco más tranquilos, Louis salió de la cama y se dirigió al baño, regresando después con una pequeña toalla húmeda. Limpió su estómago y pecho rápidamente, y luego fue hacia Harry para limpiarle el estómago, su entrada y sus muslos, mientras éste le dedicaba una sonrisa cansada pero sincera de agradecimiento. Al terminar, dejó la toalla sobre la mesa de noche y se recostó de vuelta en la cama al lado de Harry, trayendo las sabanas para abrigar sus cuerpos un poco. Harry se acurrucó de inmediato a su lado, pasando un brazo por encima de su cintura, una pierna entre las suyas y enterrando su rostro en el espacio entre su cuello y hombro. Louis sonrió y lo abrazó por la cintura, atrayéndolo aún más cerca y hundiendo su nariz en esos despeinados rizos. Harry suspiró feliz, no podía dejar de sonreír.
– ¿Ahora me crees por completo? – Preguntó Louis, dibujando círculos imaginarios en la espalda del menor. Harry se acurrucó aún más cerca de él.
– Mhm, nunca volveré a dudar de ti. Lo prometo.
Louis sonrió. – Yo prometo nunca volver a hacerte dudar. Y siempre demostrarte cuanto significas para mí. – Besó sus rizos. – Y créeme que significas mucho.
– Tú también. Eres mi todo, Louis. – El aludido se apartó unos centímetros y levantó el mentón de Harry para hacer que lo mirara a los ojos.
– Tú eres mi universo entero, Harry. – Y le dio un delicado beso en los labios. Cuando se separaron, volvieron a su posición anterior, ahora con el menor acariciando el pecho de Louis.
– Louis. – Lo llamó después de unos minutos de silencio.
– ¿Hm?
– Te amo hasta el infinito y más allá.
Louis bufó y rodó sus ojos, para después decir con una sonrisa, – No te dejaré ver más películas infantiles.
Harry levantó su rostro y lo miró haciendo un mohín realmente adorable. – Malo.
Louis rio. Se acercó y mordió el labio inferior de Harry. – Yo te amo aún más. – Murmuró. Con sus ojos llenos de un cariño infinito.
Harry se mordió el labio para contener la enorme sonrisa que pretendía aparecer en su rostro. Fallando miserablemente, y dejando a la vista esos hermosos hoyuelos que tanto adoraba Louis. Tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas también, y eso le hacía ver aún más adorable. Tomó el rostro de Louis con sus manos y le plantó un beso en los labios. Uno de esos que cuando te apartas provocan un chasquido entre ambas bocas que te deja con ganas de más. Por eso Louis se acercó nuevamente y repartió varios de esos en los labios de Harry. Cuando el último beso fue dado, se dedicaron una sonrisa, y volvieron a acurrucarse bajo las sabanas.
Harry no podía sentirse más feliz. Por fin tenía a su Louis de vuelta, y podía jurar por lo más sagrado en la Tierra que no lo dejaría ir otra vez.
Louis, por su parte, se prometía nunca volver a apartarse de su Harry de la manera que lo hizo. Nunca lo haría dudar de nuevo ni lo lastimaría. Y se juraba seguir protegiendo a su niño para toda la vida y hacer que disfrutara de cada momento estando juntos como si pudiera durar para siempre.
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Así que... ¿que les pareció? :)
Autor: Yo.
Advertencias: Contenido homosexual, mas específicamente: SEXO GAY.
Otras páginas: Tumblr
Sumario: Louis debe salir en una cita con Eleanor por pedido de management. Harry no se preocupa al principio, pero Louis termina llegando más tarde de lo que debería.
N/A: Me salió mas largo de lo esperado, disculpen si eso les molesta :/ y si les parece un tema viejo el de Eleanor, tienen que saber que esto lo escribí hace bastante tiempo, me llevó semanas porque la inspiración iba y venía en mi cabeza.
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Louis entró en el garaje, apagó el motor y dejó caer su cabeza sobre el volante del auto. No soportaba el cansancio que sentía en todo su cuerpo. Había estado prácticamente el día entero fuera de casa, y sentía un alivio enorme al estar por fin aquí. El único problema era que en cuanto entrara por esa puerta no todo iba a estar bien. Sabía que no podría besar a Harry, llevárselo a la habitación, y dormir acurrucado a su lado. Simplemente lo sabía. Había roto una promesa. A Harry. Eso no podía perdonárselo.
Se enderezó en el asiento, respiro bien profundo, y salió del auto. Cerró la puerta del garaje apretando el botón situado al lado de la puerta que conectaba con la cocina de la casa, y finalmente se adentró a dicho lugar. La casa estaba inundada en un silencio que llegaba a ser aterrador. A Louis no le gustaba para nada, deseaba tener a Harry corriendo hacia él y colgándosele como un adorable koala, pero eso no pasaría. Porque estaba llegando a las diez de la noche, cuando se había ido a las tres de la tarde. Caminó hasta el living para encontrarlo completamente vacío y silencioso también. Esto estaba mal. Pero Louis sabía que lo peor no ocurría aún. Soltó un suspiro y se dirigió a las escaleras. Subió y fue directo a su habitación, con pasos lentos, queriendo poder hacer que las cosas resultaran como él desee. Algo imposible. Llegó a la puerta de su cuarto, la puerta estaba entreabierta a medio camino, y podía ver a Harry en la cama. Era una imagen que deseaba no haber visto. Abrió por completo la puerta pero no ingresó, se quedó parado en el umbral. Callado por unos minutos. Harry sabía que estaba ahí, pero lo último de lo que tenía ganas en ese momento era de hablarle a Louis.
– Harry… – Louis dijo, su voz baja y gentil, con un toque de preocupación.
– Déjame solo. – La voz de Harry sonaba rasposa, desgastada, y Louis podía decir que era a causa de las lágrimas, aun sin poder ver su rostro. Solo lo sabía, era cuestión de sentido común.
El chico de rizos estaba acostado sobre su estómago, con su rostro enterrado en la almohada. Louis apenas podía verlo, y era gracias a la luz que provenía del pasillo, ya que la habitación estaba sumida en la oscuridad. Finalmente decidió moverse de su posición en la puerta y comenzó a acercarse a Harry, con pasos lentos y vacilantes.
– Pero yo… – Louis comenzó a decir.
– ¡Vete con Eleanor! Como siempre haces. – Y aunque sus palabras se distorsionaban debido a la almohada, Louis notó claramente que en la última palabra la voz del menor se quebró. Y sintió como su corazón se achicó, su mente daba vueltas y sus sentimientos se entremezclaban entre desconcierto, dolor y algo de enojo porque ¿cómo es posible que Harry piense de esa manera?
– Harry, eso no-
– ¡VETE! – Harry gritó, interrumpiéndolo nuevamente. Y Louis se estaba odiando un poco mas ahora. – ¡No te quiero aquí! – El mayor detuvo su andar, eso sí que había dolido. Miró a su izquierda, estaba parado justo al lado de la mesita de noche. Dudó unos cuantos segundos antes de encender la pequeña lámpara que se encontraba allí.
– Por favor, Harry. Hablemos. – Tentativamente se sentó en la orilla de la cama, y las terribles ganas de acariciar los rulos del menor casi queman su interior y hacen picar sus manos. Pero no podría soportar el rechazo que sabe recibiría.
– ¡Siete horas, Louis! – Harry dijo completamente dolido, ese momento fue el que eligió para levantar su rostro y enfrentar la mirada azul de Louis. Y ahora sí que el mayor estaba odiándose, al ver esos rastros secos de lágrimas sobre las mejillas de su novio, al ver que tan rojizos e hinchados estaban sus ojos, resaltando aún mas ese verde esmeralda en el que Louis se pierde tantas veces. Lo único que quería hacer era eliminar todo rastro de dolor en Harry, peinar sus rulos desordenados y plantar una sonrisa en su cara. – ¡Siete malditas horas! – Harry continuó, y sus ojos volvían a humedecerse. – Me dijiste que te ibas solamente por una o dos, pero me dejaste solo el resto del día... esperando. ¿Siquiera pensaste un mísero minuto en mí? Probablemente no, porque no te interesas por mí, o lo que hago, ni siquiera por cómo me siento.
– ¡¿Qué?! – y sí, Louis elevó su tono de voz, no podía evitar el enojo. – Harry, estás bromeando, ¿verdad? ¿Cómo puedes-
– ¡Cállate y vete con tu encantadora noviecita! – La frustración en la voz de Harry era tan evidente. Y aunque Louis estaba enojado por las palabras del ojiverde, no podía culparlo por sentirse así. Por eso, también tenía sentido que él mismo se sintiera una basura por dejarlo esperando tanto tiempo. Pero Harry no era el único que estaba frustrado.
– ¡Ella no es mi novia y tú sabes eso muy bien!
– ¡Pues yo no lo veo así! Tú solo pasas tiempo con ella... ya no más conmigo. – Harry bajó su tono de voz repentinamente y dirigió su mirada al acolchado.
– ¡TENGO QUE HACERLO, HARRY! – Louis, en cambio, gritó exasperado y lo miró intensamente. – Hago esto por nuestro bien y-
– Dime algo, Louis... – comenzó Harry, con nuevo valor para devolverle la mirada. Parecía calmado, pero por dentro estaba gritando. – ¿Cuándo fue la última vez que vimos una película juntos? – Y, ciertamente, su propia pregunta lo hizo sentir dolido y abandonado.
– ¿No me estás escuchando o qué? Te dije que si ya no paso tanto tiempo contigo es porqu-
– Espera, espera. – sí, Harry era obstinado. Estaba decidido a hacer sentir a Louis la miseria que pasó durante esas horas que parecieron eternas. – Tengo una mejor: ¿Cuándo fue la-
– ¡Déjame hablar, Harry!
– ¡NO! Primero respóndeme esto: ¿Cuándo fue la última vez que hicimos el amor? – Dijo el menor, conteniendo las lágrimas que había logrado apartar antes. Esta vez no cree tener tanta fuerza. Como, al parecer, dejó al ojiazul sin palabras, decidió continuar. – ¡O al menos follar! ¿Cuánto pasó desde nuestro último revolcón?
¿Revolcón? Fue lo primero que cruzó la mente de Louis. Esa palabra hace sonar el sexo entre ellos como algo insignificante, y entre Harry y Louis, hasta un simple beso puede tener mucho significado.
– Ni siquiera recuerdo la última vez que me besaste con pasión... o me diste un abrazo, un verdadero abrazo. De esos que me dabas cuando nuestra relación era apenas una amistad. Esos abrazos que me demostraban que iba a crecer y ser mucho más que eso, – Harry hablaba con la voz rota y las lágrimas finalmente se habían atrevido a salir. Él simplemente no tenía la fuerza para pararlas. Louis lo observaba con dolor en su mirada, y lo único que quería en ese momento era parar esto, parar el llanto de su ojiverde, porque la verdad es que Louis odia ver a Harry llorando, más aún cuando es por su causa. Y, ciertamente, las siguientes palabras de Harry no le hicieron más fácil la situación. – Te extraño, Louis. Extraño tanto a mi Lou-Lou. Y no te atrevas a decirme que esto es por Modest! y ese maldito contrato, porque tú sabes que puedes rehusarte a hacer lo que te mandan pero no quieres hacer, ¿entonces por qué no lo haces? ¿Por qué no te rehúsas? – El enojo había vuelto a hacerse notar en su tono de voz.
– Yo... yo...
– Tú... gustas de Eleanor. ¡Eso es lo que pasa! – Harry casi gritó. Sabía que lo que decía no tenía sentido, pero Louis lo había lastimado. Mucho. Y él solo quería ver al otro chico tan dolido como su corazón se sentía, por eso no le importaba si lo veía llorar, aunque no le gustara mostrar debilidad frente a Louis, porque sabía que al ojiazul le dolía verlo así. Y para Harry eso estaba bien. Además... aceptémoslo, el chico Styles aún tiene inseguridades sobre si mismo cuando se trata el tema Eleanor. Por el simple hecho de Eleanor es mujer, y puede darle a Louis cosas que él no.
– Dime, Louis. Dime la verdad... tú... – dudaba, claro que lo hacía, porque ¿Qué demonios cruzaba por su cabeza? Pero antes de poder detenerlas, las palabras salieron contra su voluntad. – ¿Tú dormiste con ella? – Era una pregunta tan estúpida, y no porque la respuesta fuera un obvio 'si', sino porque no tenía sentido que él creyera que Louis pudiera hacerle algo así. Pero parecía que su dolor había matado hasta la última gota de sentido común que tenía en su interior.
Louis lo miró totalmente desconcertado, ¿de donde había sacado Harry semejante idea? Mantuvo su mirada fija en esos ojos verdes, esperando que el chico se retracte o diga que había sido alguna especie de broma tonta y sin nada de gracia, pero nada pasó. Harry lo miró fijo también, mientras una solitaria lágrima recorría su mejilla izquierda.
– ¿Te estás escuchando, Harry? – dijo Louis, exasperado e incrédulo.
– Mira... si eres feliz con ella, entonces yo-
– ¡Harold, BASTA! – Eso había sido el colmo, no tenía idea de por qué el menor estaba diciendo esas cosas, solo quería que parase. – Tú sabes que quien me hace feliz ere-
– Estoy terminando con esto, Louis, – dijo Harry en voz baja, y realmente quería darse un golpe. – Así puedes estar con Eleanor sin ningún problema. – Su mirada se dirigió hacia el suelo. ¿Por qué estaba diciendo todo eso? No quería hacerlo, pero sus labios expulsaban las palabras como si él no tuviera el control sobre ellos. Y parecía que así era. O bien era un caso severo de vómito verbal.
– Bien, esto es ridículo, – en serio lo era, no podía creer que estuviera manteniendo una discusión así con Harry. – ¡No seas estúpido! Deja de hablar de ese modo. A mí no me gusta Eleanor, ella apenas es una amiga, – y era verdad. Era solo una amiga, y una que había hecho por obligación, aunque eso sonara cruel, debía admitirlo. Estaba obligado a pasar tiempo con ella, y lo mejor era que fueran amigos. Pero Louis estaba tan cansado, de todo, más que nada de las peleas con Harry, las cuales eran frecuentes últimamente y causadas por la más mínima tontería. Solo quería que todo volviera a estar bien. – Me gustas tú y te amo a ti. Lo sabes.
Harry sintió su cuerpo encogerse ante esas palabras. ¿Lo sabía? – No, – respondió en voz alta. Tanto a él mismo como a Louis. – Ya no estoy tan seguro.
Y Louis debía arreglar eso. – Bueno, te lo estoy diciendo ahora. Y tienes que creerme, porque es la pura verdad. Harry... creo que te amé desde que te conocí, aunque en ese momento no lo sabía. Tú eras tan hermoso, y tan amable, tan humilde, tan carismático, tan... niño. Lucías como un niño pequeño, tan frágil e inseguro, incluso cuando te mostrabas diferente frente a los demás. Va a sonar raro pero, yo vi el verdadero tú desde el principio, no sé cómo, pero así fue. Y lo amé, sentí que era mi deber cuidar de él... y lo haría. Aún lo hago, todos y cada uno de los días que pasan. Tú sigues siendo ese niño inseguro, y yo sigo amándolo. Yo sigo amándote. Te amaré por siempre, Haz. ¿Cómo es que no lo ves? – Louis terminó su pequeña confesión al borde de las lágrimas.
– ¡Es difícil! – Exclamó Harry, no gritando, pero aún algo frustrado. – Es difícil verlo cuando no estás aquí para probármelo.
– ¡Pero lo hago! Dime un día en que no haya dicho que te amaba. Uno solo. – Louis demandó, pero Harry se quedó callado sin saber qué responder. – ¿Ves? No puedes decir que no te lo demuestro.
Harry tuvo que hablar esta vez, mirando directamente a esos ojos tan azules que poseía el mayor. – ¡Un 'te amo' no es suficiente, Louis! Tú ya no te acurrucas conmigo, ya no me abrazas ni me besas como antes. No me haces el amor, siempre dices 'oh lo siento, Haz. Demasiado cansado'. Ugh, ni quiero imaginar con qué te cansas tanto al estar con ella. – Escupió con veneno cada palabra de esa última frase.
– Si, demasiado cansado, – comenzó Louis, su tono severo pero calmo al mismo tiempo. – Demasiado cansado de hacer cosas que no quiero hacer.
– Oh vamos. No creas que no sé lo bien que se llevan tú y Eleanor. – Contestó Harry, insinuante y con una pizca de... ¿asco? Louis pensó por un momento que tal vez este no era su Harry, que tal vez lo habían secuestrado los extraterrestres y lo reemplazaron con alguien totalmente idéntico en apariencia, pero con el cerebro cambiado.
Hey, Harry no es el único al que se le cruzan locuras tontas por la cabeza. Sépanlo.
– ¡Por Dios! ¿Qué ideas te estás haciendo en esa cabecita rulosa tuya? No pasa nada entre Eleanor y yo. Absolutamente nada. Es estúpido que pienses que si. Ni siquiera muestro amor por ella, ¿lo hago?... contéstame, Harry, – otra vez Louis había hecho la pregunta correcta. – Harry, vamos, contéstame.
– ¡No, ¿ok?! No lo haces, pero… – Harry respondió por fin, con angustia en su voz, sus ojos aguados, amenazando con dejar las lágrimas salir nuevamente. – Tampoco conmigo, todos ya lo notaron.
– ¿Todos? – Harry asintió. – ¿Estuviste leyendo esos comentarios en Twitter otra vez? – Esta vez Harry bajó la mirada, sintiéndose indefenso, justo como Louis lo había descrito, y se encogió de hombros. – ¿Qué te he dicho sobre eso, Harry?
– No todo es malo, hay comentarios buenos también. Sabes que hay chicas y chicos que apoyan nuestra relación, aunque no esté confirmada, y son amables. Pero... hasta ellos notaron que tú estás diferente conmigo. No es solo mi imaginación.
– No he cambiado en nada contigo. – Se defendió Louis, tal vez hablando más fuerte de lo que debería.
– ¡Deja de mentirte a ti mismo, Louis!
La mirada zafiro se entrelazó con la esmeralda por unos segundos antes de caer al espacio que había entre los dos, rindiéndose tan rápido. – Pero no es por lo que tú piensas. Eleanor no tiene nada que ver en eso.
– Entonces dime la verdadera razón.
– Estoy cansado... y asustado. Sobre todo, asustado. – Dijo el castaño, comenzando a jugar con un hilo suelto del cubrecama.
– ¿Por qué? – Preguntó simplemente Harry.
– Estoy harto de Modest!, harto de esconderme, harto de las mentiras. Realmente lo estoy.
– Entiendo eso. Me siento igual. ¿Pero por qué estás asustado?
De repente, el ambiente estaba increíblemente calmo. Nada de gritos, nada de frustración, ni miradas furiosas. Y Louis no contestó, solo siguió mirando hacia abajo.
– Louis... – lo alentó, con un tono suave y bajo, pero el mayor seguía callado. Entonces Harry se deslizó sobre la cama para acercársele un poco. Tomó su mentón en dos de sus dedos, así esos ojos azules como el océano estaban mirando los verdes propios ahora, reteniendo las lágrimas.
Y de repente, todo estaba olvidado para Harry. Porque si había algo peor que Louis odiando ver a Harry llorar, eso era Harry odiando ver a Louis llorar.
– Oh Boo... por favor, dime. Está bien. – suplicó.
– De perderte, – dejó escapar Louis con su voz suave, casi rota. Harry frunció el ceño. – Tengo miedo de perderte.
– Pero Louis... – era el turno de Harry de estar desconcertado. – Louis, yo nunca voy a dejarte, – agregó, acunando su rostro entre las enormes manos que poseía y clavando su vista en la del otro. – No necesitas estar preocupado por eso.
– ¿Acaso ya olvidaste todo lo que dijiste hace diez minutos atrás? – Para este momento, las lágrimas ya caían por el rostro de Louis.
– Eso fue… – pero Harry se quedó súbitamente sin palabras.
Es decir, ¿cómo explicárselo a Louis sin que pensara que era un completo idiota por decir esas cosas? Más de lo que ya lo pensaba, claro. Porque estaba seguro que así era. Todas las palabras pronunciadas por sus labios solo fueron eso, palabras. Vacías. Sin significado, sin valor, sin sentido. Él no quería terminar con Louis realmente, nunca lo haría. Al menos no sin luchar primero. La situación es así: la verdadera razón por la que Harry se sentía tan dolido, más allá de tener que haber esperado a su novio por tantas horas esa tarde, era que se sentía abandonado, y desde hacía poco más de un mes. Cuando Louis comenzó a alejarse. Y él hasta llegó a hacerse la idea de que era por Eleanor, a pesar de saber que no tenía reales argumentos para pensarlo, a pesar de tener la certeza de que no debía pensarlo. Pero en esos momentos nunca se imaginó que todo era por los temores de Louis, de los cuales ahora tenía conocimiento. Y eso cambiaba todo.
– Nada, – finalizó el rizado. Seguridad plasmada en su voz. – No fue nada. No lo dije en serio, Lou. Olvídate de esas estúpidas palabras. Eso solo fue mi lado dramático, – agregó con una suave y corta risa, mas como un resoplo. – Mi lado paranoico. No tenía idea sobre tus miedos. Solo olvídalo, ¿ok? Lo único de necesitas recordar es que nunca seré capaz de dejarte ir. No podría.
– ¿Lo prometes? ¿Estarás para siempre conmigo? – Preguntó Louis, su voz un poco débil aún, y sus ojos con un destello de esperanza.
– Por supuesto que lo prometo, mi amor. Siempre y para siempre. Hasta el día de mi muerte e incluso después, – y selló esa pequeña pero tan valiosa promesa con un casto beso en los labios de Louis, mientras más lágrimas caían sin piedad desde los ojos de éste último al escuchar esas palabras dejando la boca de Harry. – ¿Prometes tú estar para siempre a mi lado? – Continuó Harry cuando se separaron. Louis asintió inmediatamente.
– Lo prometo. No sería nada sin ti, Harry. Nunca te dejaré ir, incluso si quisiera no podría. Nunca. – Ante eso, Harry sonrió resplandecientemente. Louis le devolvió el gesto con una sonrisa tímida.
Tal vez usar el para siempre o el nunca, era algo muy grande para una pareja tan joven como lo eran ellos. Pero también era a lo que ellos se aferraban para mantenerse fuertes. Era la base de su relación: el prometerse amor eterno y estar juntos por el resto de sus vidas. Y raramente tenían la certeza de que si existía una vida después de la muerte, también estarían juntos en ella. Imaginaban que sus almas harían hasta lo imposible para mantenerse juntas. Así de fuerte era el amor que compartían.
– Lo siento, por todo lo que dije. No quise hacerlo. Lo siento mucho, Lou.
– Está bien, Haz. Sé que solo estabas molesto, y fueron cosas del momento. Lamento haber gritado.
Otra pequeña y suave risa del menor. – Yo también grité, así que no te preocupes por eso. – Tomó las pequeñas manos de Louis en las suyas y entrelazó sus dedos, uniendo sus frentes suavemente, y todavía mirándose fijamente a los ojos el uno al otro. Azul y verde colisionando. Y se sentía tan bien, tan pacífico. Era maravilloso perderse en los ojos de Harry. Era increíble perderse en los de Louis. Era totalmente inigualable la sensación de creer que solo eran ellos dos y nadie más en el mundo.
– Te amo tanto, Harry, – susurró Louis, rompiendo el cómodo silencio que se había formado entre ellos. – ¿Me crees? Porque lo digo realmente en serio.
– Te creo, – contestó sinceramente el de ojos verdes. También susurrando. Se preguntaba cómo fue que lo dudó en algún momento. Es que los sentimientos de Louis los notaba tan claramente ahora. Tal vez solo necesitó echar un buen vistazo antes. – Lo veo en tus ojos. Y yo también te amo. Casi demasiado. – Confesó. El mayor rio bajo. – Y Louis… si tienes miedo de perderme ya no te alejes de mí, ¿sí? – pidió Harry. Louis asintió y se acercó a besarlo suavemente en los labios.
– Pasaré más tiempo contigo, ¿sí? – Soltó de pronto, y la sonrisa de Harry era enorme ahora, mostrando esa hilera perfecta de dientes tan blancos, incluyendo esos hermosos hoyuelos en cada una de sus mejillas también. Harry siempre mostraba esa sonrisa cuando estaba realmente feliz. Era la sonrisa favorita de Louis. El menor dejó ir con pesar las manos cálidas de Louis para abrazarlo por la cintura y enterró el rostro en su cuello. Inhalando su esencia natural. Su adicción. – Les diré que no si quieres que lo haga. O si quiero quedarme con contigo en lugar de salir con ella. – Agregó luego de unos minutos, empezando a mimar los rulos de Harry y besándolos.
– ¿No es eso siempre? – Louis pudo sentir una sonrisa ladeada contra la piel de su cuello, y rio por lo bajo.
– Si, tienes razón. Siempre prefiero quedarme contigo. Pero a veces siento que debo ir. Y no es así. Quiero decir, es mi decisión también, no solo de ellos.
– Les estás dando demasiado control sobre tu vida, Louis. No te permitas hacer eso, por favor.
– No lo haré. – Louis rodeó por completo con sus brazos a Harry, enterrando su nariz en sus rulos chocolate, oliéndolos. Tenían un aroma delicioso, como a frambuesa (por el champú de niños que una vez Harry compró por accidente cuando pasó apurado al supermercado, pero siguió comprándolo cuando notó que sus rulos quedaban más suaves y olían rico) mezclado con su aroma natural. Era simplemente perfecto. – Tomaré mis propias decisiones, – continuó, – porque mi novio me necesita con él... y yo lo necesito a él conmigo. – Louis pudo sentir la sonrisa de Harry nuevamente.
– Gracias, gracias, gracias. – Las palabras de Harry sonaban amortiguadas contra la piel de Louis.
– No hay nada que agradecer. – Besó nuevamente sus rulos. Pasaron unos pocos minutos así, abrazados, disfrutando de la cercanía del otro, mimándose, acariciándose, Louis repartiendo de a rato pequeños besos en el cabello de Harry, y Harry repartiendo húmedos y cortos besos en el cuello de Louis. Hasta que...
– Tú en serio me amas, ¿no es así? – Murmuró Harry súbitamente. Louis no entendía el porqué de esa pregunta, pensó que era bastante obvio ya, pero de todas maneras contestó.
– Sí, realmente lo hago.
Harry levantó un poco su rostro, rozando apenas la oreja de Louis con sus labios. – Muéstrame, – susurró. Su aliento cálido mandando un estremecimiento a través de la espina de Louis. Éste frunció el entrecejo. – Muéstrame que tu amor es solo para mí. Muéstrame a quien pertenezco. A quien tú perteneces, – se alejó un poco, solo para ser capaz de poder ver a Louis directamente a los ojos. – Pruébame que me amas, y que tanto lo haces.
Louis entendió perfectamente a qué se refería su novio, y bajo ningún motivo existente se negaría al pedido del más joven. En realidad, estaba encantado de cumplir con él.
Sin dudarlo ni un segundo más, Louis se inclinó hacia Harry y estrelló sus labios contra los de él. Harry no tardó en corresponderle, de hecho lo esperaba. En serio necesitaba esto, necesitaba a Louis, a su Louis, a ese que hasta con el mas mínimo detalle le demostraba cuanto lo quería, cuanto lo deseaba, ese que había desaparecido hacía cinco semanas, pero que ahora parecía haber vuelto. Él solo cerró los ojos disfrutando el sabor de los labios del mayor. Louis acunó las mejillas de Harry con sus manos, mientras sus labios danzaban moviéndose juntos al compás, lentamente. Era un beso cálido, cariñoso y tierno, que hizo un pequeño cambio cuando Louis lamió el labio inferior de Harry, pidiendo permiso para ingresar, el cual fue concedido casi inmediatamente. Ahora sus lenguas peleaban entre sí por el control. Sin embargo, no era un beso desesperado, sino uno lleno de amor. Un beso apasionado que equilibraba de forma perfecta la dulzura, la delicadeza y la lujuria, para mostrarse el uno al otro ese eterno amor que compartían, y para probar que todo lo dicho recientemente era lo más honesto que en su vida dejaron salir de sus bocas.
– Lou... – dijo Harry bajo su aliento, muy suavemente, cuando ambos se apartaron solo un centímetro para tomar algo de aire, y amarró al mayor por la cintura con sus brazos, acercándolo más a él.
Entonces Louis hundió sus dedos en el cabello de Harry, dándole esta vez un beso más profundo. Ese fue el momento en que el cuarto se llenó de deseo y necesidad, ambos emanados por los cuerpos de aquellos chicos. El mayor comenzó a recostar a su novio cuidadosamente sobre el suave colchón. Sus dientes atraparon juguetonamente el labio inferior de Harry, mordiendo despacio, y Louis prácticamente tragó el pequeño gemido que la boca del otro dejó salir. Un gemido involuntario que el rizado no pudo evitar, debido al simple conocimiento de lo que estaba por venir.
Louis rompió el beso solo para bajar al cuello del ojiverde. Trazó todo un camino de pequeños y dulces besos en esa región, subiendo por su mandíbula hasta llegar a su oído, donde mordió suavemente el lóbulo de su oreja. Mientras, Harry mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de los mimos que su novio le brindaba y de esos susurros que ahora escuchaba escapar de aquellos labios que le daban tanto placer con su tacto.
– Tan hermoso… eres tan hermoso, – suspiró Louis mientras continuaba repartiendo besos por el rostro de Harry. Pero no era suficiente, necesitaba más. Mas piel, mas Harry.
Definitivamente necesitaba más del menor, de ese frágil ángel que estaba debajo de su cuerpo ahora. Así que movió sus manos hacia el final de la camiseta de Harry y comenzó a levantarla, mientras se apoyaba en sus rodillas y hacía que el chico elevara un poco su torso también para poder apartar ese molestoso trozo de tela. Louis tiró la prenda Dios sabe dónde, y cuando iba a volver a besar a Harry… simplemente no pudo. La vista lo maravilló. Harry estaba debajo de él, con el torso desnudo, ese que parece no tener fin, con cada musculo tan bien definido y decorado con esos perfectos tatuajes, sus ojos cerrados, sus rizos un tanto alborotados, su labio inferior atrapado entre sus dientes y su pecho subía y bajaba en un ritmo casi irregular. Para Louis no había manera de que se viera más hermoso. Tan sexy sin dejar de ser angelical, pensó Louis. Pero es de Harry de quien estamos hablando y Harry es capaz de lograr casi cualquier cosa, así que tal vez si pueda verse mejor. Y Louis sabe exactamente cómo hacer que eso suceda.
Su siguiente movimiento fue acomodarse de modo que estuviera a horcajadas del ruloso y como si nada, apenas apoyó su trasero, comenzó a mover sus caderas en círculos, haciendo que el menor instintivamente llevara sus grandes manos a ellas, ayudando con los movimientos. De pronto, el mayor presionó fuertemente hacia abajo, causando que ambos miembros se rozasen a través de la ropa y sacando gemidos guturales de la pareja. Se concentró en Harry nuevamente y el chico seguía mordiéndose el labio, pero ahora lo hacía para no dejar escapar esos sonidos que a los oídos del mayor eran la más perfecta melodía. Tenía razón, el ojiverde sí podía verse mejor, tratando de reprimir sus gemidos y moviendo las caderas en sincronía con las propias. Pero Louis sabía que podía verse aún mejor. Entonces se apartó unos centímetros, sentándose en sus muslos, y sonriendo de lado cuando escuchó un sonido de desaprobación de parte del menor. Desabrochó los pantalones de Harry y se los sacó rápidamente, tirándolos por ahí, lejos de donde pudiesen molestar. Se agachó y comenzó a besar sus muslos, mordiendo delicadamente de vez en cuando.
– Amo tanto tus piernas, – le susurró Louis contra su piel, rozando con las yemas de sus dedos cada centímetro de esas extremidades. – Tan largas, largas, largas… – y subió hasta su oído, – son realmente sexys. – Le dijo seductoramente, y comenzó a besar su mandíbula. Y entonces Harry finalmente habló.
– No es justo, – su voz sonó realmente débil, la excitación era mucha. – Tengo solo mis bóxers puestos y tú sigues todo vestido. – Prácticamente le estaba rogando porque se quitara la ropa, hasta tenía un pequeño puchero formado en su boca, y sí que se veía jodidamente bien de esa manera.
De todas formas, el mayor no iba a conceder mucho, solo se despojó de sus zapatos y remera, porque esto se trataba de Harry. Esto se trataba de demostrarle al chico debajo de él cuanto lo amaba. Cuanto amaba esos ojos verdes esmeralda realmente únicos en los cuales podía perderse sin tener noción del tiempo, los cuales podía estar mirando por horas sin prestar atención a nada más, aquellos que quería ver brillar siempre acompañados de una dulce sonrisa, con hoyuelos y todo, los mismos de los que bastaba una mirada a los azules propios para que su mundo se iluminase completamente. Se trataba de cuanto amaba su cabello, aunque el menor siempre se frustrara porque no podía controlarlo, Louis lo adoraba. Esos rizos rebeldes eran tan suaves y delicados, con un aroma inigualable. Incluso cuando estaban sucios, la adoración del castaño por ellos no se extinguía, y no le importaba cuan asqueroso sonara eso. Y esos labios, gruesos y rosados, tan rosados. Siempre sabían tan bien, no era el sabor de lo que Harry haya comido o bebido, sino que tenían el suyo propio, un sabor único e indescriptible. Y ahora los estaba mirando hipnotizado, se había perdido en sus pensamientos, y si no fuera porque Harry se mordió su labio inferior, no habría salido de allí. Elevó su mirada a los ojos del menor una vez más, y entonces también notó un pequeño sonrojo en sus mejillas. Dios, Louis pensó, no entiendo cómo alguien puede lograr verse tan adorable y tan sexy al mismo tiempo. Y luego otra vez, este es Harry, esa es la única explicación que el mayor necesita.
Repentinamente, Harry empujó sus caderas hacia arriba, haciendo chocar su erección con la de Louis, las cuales iban creciendo minuto a minuto con cada movimiento, con cada beso, cada caricia y cada mirada lasciva que compartían ambos jóvenes. Louis comenzó a atacar el cuello de Harry nuevamente, esta vez mordiendo, chupando y lamiendo, dejando marcas que obviamente tardarían varios días en desaparecer. Y no, a Louis no le importaba quien las viera, ya lidiaría con management después, esa era su menor preocupación en estos momentos. Siguió marcando al ojiverde en su cuello, su clavícula, su pecho. Mientras, una de sus traviesas manos empezó a acariciarle el vientre, bajando cada vez más. Y cuando llegó a la cintura de los bóxers negros de Harry, sin dudar ni un segundo, introdujo la mano y encerró la rígida longitud del menor en ella.
– Oh, Dios mío… Louis, – gimió Harry, su voz baja y más grave de lo normal. Enredó sus dedos en el pelo de su amante y lo atrajo hacia su rostro, atrapando su boca hambrientamente. Los movimientos de la mano de Louis eran lentos y con experiencia, acariciando de arriba hacia abajo, presionando su pulgar en la punta del pene de Harry, quien lanzaba gemidos suaves entre besos, viendo como el ojiazul los aceptaba gustosamente dentro de su boca. Harry jadeaba y su pecho se alzaba y caía con desespero. Tomlinson había acelerado el ritmo de su manoseo y Harry podía sentir un calor familiar formándose en su estómago, pero definitivamente no quería venirse todavía.
– Para, – pidió en un susurro débil. – Louis, por favor, para, – y eso último terminó en un gemido alto cuando el otro chico giró su muñeca a un lado, enviando un estremecimiento de placer que recorrió el cuerpo del rizado desde la punta de los pies hasta su nuca, logrando que arqueara su espalda. Louis volvió a repetir la acción, y ahora Harry estaba 100% seguro de que no podría aguantar por mucho más. – Louis, para… por favor… no quiero venirme de esta manera, Lou. Detente, por favor… – Suplicó entre jadeos.
Louis sonrió satisfecho. Escuchar a Harry rogar es como el paraíso para él. Se acercó a su oído izquierdo mientras aumentaba un poco más sus movimientos manuales. – Puedo hacer que te vengas dos veces, amor. – Susurró, en un tono tan seductor que Harry se sentía desfallecer. – Quiero hacerlo. Así que ni pienses que voy a detenerme. – Con eso dicho, su mano empezó a dar movimientos frenéticos. Uno, dos, tres y Harry alcanzó por fin el tan ansiado clímax, con un gemido tan grave y gutural que hizo gemir a Louis también, porque fue directo a su erección, haciéndola vibrar con placer. Harry se sentía en las nubes, añoraba tanto un contacto así con Louis. Añoraba que lo hiciera sentir así, que lo tocara simplemente de la manera correcta, solo como él sabía y le brindara miles de sensaciones que eran como si tocara el cielo con las manos.
Su respiración acelerada se fue calmando de a poco, y su mirada se enfocaba. Pudo ver como Louis lo observaba con una sonrisa traviesa y sus pupilas estaban completamente dilatadas, provocando que el azul se oscureciera. Harry no se resistió, lo tomó de la nuca y juntó sus labios. Enredó sus brazos en el cuello de Louis, mientras este paseaba sus manos por su pecho, estómago, cintura, caderas. Simplemente se besaron por unos buenos diez minutos, lento y apasionado. Así Harry se recuperaba del reciente orgasmo y… bueno, se excitaba de nuevo y volvía a estar duro. O semi. Durante, Louis se sacó por fin su pantalón, y Harry aprovechó para devolverle los chupetones en el cuello y la clavícula. Louis había sacado el lubricante y un condón, que regresó después de que Harry dijera “aleja esa porquería de mí”, con el ceño fruncido, como si fuera lo más horrible que pudo haber visto alguna vez, Louis había reído y tirado el preservativo quien sabe dónde. A veces solo lo usaban para evitar el desastre que podían llegar a hacer, porque en realidad les gustaba la sensación de sentir al otro sin una barrera de látex de por medio.
Se separaron solo para que Louis pudiera empezar a preparar a Harry. Tomó el lubricante y empapó con él tres de sus dedos, lo cerró y lo dejó a un costado del menor. Harry apoyó sus pies en la cama, quedando sus rodillas flexionadas hacia arriba, y separó sus piernas. Louis se acomodó entre ellas y llevó su dedo índice a la entrada de Harry, mientras dejaba caer delicados besos en su cuello para distraerlo un poco. Sabía que esto le iba a doler, debido a que habían pasado semanas sin hacer nada. Y efectivamente, al introducir su dedo lentamente en Harry, este siseó por el pequeño dolor y ardor que le provocó. Louis comenzó a susurrar bajo en su oído.
– Eres tan hermoso, Harry. Tan sexy. Totalmente perfecto. – Comenzó a mover lentamente su dedo, y sintió como el menor se relajaba de a poco. Y pronto se encontraba jadeando de placer. Louis introdujo un segundo dedo, y Harry soltó un grito ahogado, eso había dolido un poquito más. Pero se adaptó lo suficientemente rápido y de nuevo soltaba gemidos y suspiros complacidos. – Dios, extrañaba esto, – susurró Louis contra su cuello, – tenerte así, jadeando y gimiendo debajo de mí. Te amo, Harry.
– También te amo… y también extrañe tanto esto, – respondió entre jadeos. Louis movió sus dedos un poco más rápido. – Dios, eso se siente tan bien… más, Louis, por favor.
Ciertamente, Harry esperaba que Louis introdujera un tercer dedo, para nada se esperaba lo que pasó en realidad. Louis comenzó a bajar besando su pecho, estomago, caderas. Y tal vez hasta había esperado una mamada cuando Louis besó la punta de su miembro, pero en cambio Louis siguió bajando y bajando, hasta quedar frente a la vista de la entrada de Harry, con sus dedos aun moviéndose dentro y fuera de ella.
– Oh Dios, si, si, si, – balbuceó Harry cuando cayó en lo que el mayor iba a hacer. Louis no se hizo esperar más, se inclinó y lamió el exterior de la zona más íntima de Harry, arrancando un gemido largo y bajo de la garganta de éste. Siguió unos pocos minutos solo lamiendo, con sus dedos aun trabajando allí, y poniéndose cada vez más duro debido a los gemidos desvergonzados que lanzaba Harry. Después de jugar un poco con Harry, dándole menos de lo que él realmente quería, decidió ceder e introdujo su lengua, moviéndola dentro y fuera junto a sus dedos. – Ahh, maldito hijo de puta, – gimió Harry, arqueando su espalda y llevando sus manos al cabello de Louis, jalando suavemente, – Si, si, si… Louis… – jadeó.
Por un momento, se permitió pensar en lo que estaba pasando, en lo que estaba haciendo Louis por él, porque esto simplemente era tan íntimo. Es decir, no es algo que haces por querer que el otro se sienta bien, es más que eso. Hacer esto es demostrarle a esa persona que te interesas por ella, lo suficiente como para permitirle el lujo de disfrutar este placer. Harry le había pedido que le demostrara cuanto lo amaba y cuanto se preocupaba por él, que tanto significaba él para Louis. Y esta era la manera correcta de hacerlo. Louis simplemente sabía qué hacer. Era perfecto. Nunca más voy a dudar de ti, Louis, pensó Harry. Nunca, nunca más.
Louis se apartó de la entrada del rizado para reemplazar su lengua con un tercer dedo, lo que sacó bruscamente de sus pensamientos al menor, quien no se reprimió al casi gritar el nombre de Louis, gimiendo de placer, ya no le dolía debido no solo al lubricante y la excitación sino también a la saliva de Louis. El castaño movía sus dedos dentro y fuera de Harry, rápido, sacándole jadeos, gemidos, suspiros y maldiciones. El menor empujaba su trasero contra la mano de Louis y su miembro estaba tan erecto que comenzaba a dolerle. – Louis, por favor… ya, estoy listo, estoy listo… t-te necesito.
Louis asintió, retiró sus dedos, y tomó nuevamente el lubricante para colocar una generosa cantidad en su miembro, luego lo arrojó al suelo antes de acomodarse entre las piernas de Harry, inclinándose hacia él y sosteniendo su peso en un brazo que colocó a un lado de la cabeza de éste, mientras bajaba el otro y con su mano alineaba su erección con la entrada del rizado. Lo miró directo a los ojos y le dio un corto beso en los labios. – Esto va a doler, cariño. Ha sido bastante tiempo. Avísame si es demasiado, ¿sí? – susurró contra sus labios.
Harry asintió y le dio otro casto beso. – No te preocupes, voy a estar bien. – Aseguró con una sonrisa. Louis asintió y rozó la punta de su pene contra su entrada, la introdujo y pudo sentir como Harry se tensaba y siseaba bajito, tratando pasar desapercibido el hecho de que sí estaba doliendo. En ese momento se prometió nunca otra vez pasar tanto tiempo sin sexo.
– ¿Estás bien, amor? Si quieres puedo parar.
– No, no, está bien. Sigue, te prometo que estoy bien. – Louis dudó por unos segundos pero se rindió finalmente. Comenzó a adentrarse lentamente y no le gustaba ver a Harry con sus ojos fuertemente cerrados y mordiendo su labio inferior solo para retener sus gemidos de dolor. Quería parar, no podía seguir lastimando a Harry, no más de lo que ya lo había hecho, pero sabía que el menor no lo dejaría, él necesitaba esto. Ambos lo hacían. Cuando estuvo completamente dentro de Harry, paró y se quedó quieto para dejar que el ojiverde se adaptara a la sensación.
– Shh, amor, relájate. – Pidió, limpiando una lágrima que caía por la mejilla de su novio.
Harry abrió los ojos y posó su mirada fija en la del mayor. – No vuelvas a dejarme sin sexo por tanto tiempo, Louis. Duele como si fuera mi primera vez, y esa vez dolió como el infierno.
Louis soltó una pequeña risa. – No lo haré, lo prometo. – Se inclinó y le dio un beso lento. Supo cuando el menor estaba preparado porque enredó sus piernas alrededor de su cintura, y sus manos se aferraron fuerte a su espalda. Louis comenzó a moverse en pequeños círculos, sin salir todavía. – Solo debes saber algo, – habló después de unos minutos, levantó su rostro para poder mirar a Harry a los ojos, – esto no es sexo, hoy te haré el amor, Harry. – Y salió del aludido, solo para volver a entrar. Harry jadeó y arqueó un poco su espalda.
– Lento. – Pidió en un susurro, aferrándose aún más fuerte a la espalda de Louis.
– Lento. – Confirmó el mayor. Y así empezó con sus estocadas, nada forzado o salvaje, como era algunas veces entre ellos, ahora era lento y delicado, como se lo había pedido Harry. Era lo que necesitaban ambos, así cada uno podía sentir físicamente al otro y simplemente disfrutar de la sensación. Esa sensación que añoraban desde lo más profundo de su ser y ahora la tenían de vuelta con ellos.
Esto era hacer el amor, donde aprecias cada segundo de ello. Donde cada pequeña caricia o beso, movimiento, suspiro, gemido vale más que nada en el mundo. Donde podían pretender que eran solo ellos dos en ese mundo, que podían combatir cualquier cosa que intentara separarlos. Donde se olvidaban por unos minutos de toda la mierda que estaban viviendo solo por estar enamorados, de todas las mentiras y el encubrimiento. Donde no tenían que preocuparse por cuanto tocarse, porque solo eran ellos dos, en su casa, en su cama, compartiendo la calidez de cada uno sobre el otro. Y momentos como este eran los que ellos querían que duraran para siempre, vivir en momentos así para toda la vida, sin preocuparse porque la realidad pueda arruinarlos. Pero al parecer eso era demasiado pedir.
Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es despertarte del sueño y caer en la realidad.
Por eso trataban de que estos momentos fueran lo más largos posible. Si no podían quedarse en ellos para siempre, al menos podían hacer lo que estuviera a su alcance para prolongarlos y hacer que sean inolvidables, dulces y placenteros.
– Te amo. – Susurró Louis. Mientras aceleraba sus movimientos solo un poco. – Te amo, te amo, te amo.
– Yo… – la respuesta de Harry se cortó al sentir a Louis golpear su punto dulce, y gimió desvergonzadamente, tirando su cabeza hacia atrás y arqueando su espalda, haciendo su pecho chocar contra el de Louis. – También te amo. – Finalizó con un jadeo. Louis aceleró el ritmo. Estaba cerca, y podía decir que Harry igual por su respiración acelerada.
– Louis…
– Harry…
– No pares, por favor, no pares.
– No lo haré, ugh, no lo haré. – Prometió entre gruñidos. Harry se sentía tan putamente estrecho.
El menor enterraba sus uñas en la espalda de Louis con cada embestida, ya que pegaba perfectamente en su próstata, y se estaba volviendo demasiado para él. – Louis, ugh, es-estoy cerca.
– Mhm, yo también, cariño, yo también. – Con eso, sus estocadas comenzaron a ser un poco más descoordinadas. La habitación se llenaba de jadeos y gemidos cada vez más altos. Dos, tres, cuatro embestidas más y llegaron al mismo tiempo, gimiendo el nombre del otro, Harry pintando su estómago y el de Louis, y Louis llenando el interior de Harry. Maravillados por la increíble experiencia que acababan de vivir. Para los dos, era uno de los mejores orgasmos que habían tenido en su corta vida. Louis siguió con sus movimientos aun después, lento y sin ritmo, prolongando dicho orgasmo, hasta que paró completamente. Salió cuidadosamente del interior de Harry, quien dejó caer un quejido de desaprobación de sus labios, y se desplomó a su lado, recuperando el aliento poco a poco.
Cuando ambos estaban un poco más tranquilos, Louis salió de la cama y se dirigió al baño, regresando después con una pequeña toalla húmeda. Limpió su estómago y pecho rápidamente, y luego fue hacia Harry para limpiarle el estómago, su entrada y sus muslos, mientras éste le dedicaba una sonrisa cansada pero sincera de agradecimiento. Al terminar, dejó la toalla sobre la mesa de noche y se recostó de vuelta en la cama al lado de Harry, trayendo las sabanas para abrigar sus cuerpos un poco. Harry se acurrucó de inmediato a su lado, pasando un brazo por encima de su cintura, una pierna entre las suyas y enterrando su rostro en el espacio entre su cuello y hombro. Louis sonrió y lo abrazó por la cintura, atrayéndolo aún más cerca y hundiendo su nariz en esos despeinados rizos. Harry suspiró feliz, no podía dejar de sonreír.
– ¿Ahora me crees por completo? – Preguntó Louis, dibujando círculos imaginarios en la espalda del menor. Harry se acurrucó aún más cerca de él.
– Mhm, nunca volveré a dudar de ti. Lo prometo.
Louis sonrió. – Yo prometo nunca volver a hacerte dudar. Y siempre demostrarte cuanto significas para mí. – Besó sus rizos. – Y créeme que significas mucho.
– Tú también. Eres mi todo, Louis. – El aludido se apartó unos centímetros y levantó el mentón de Harry para hacer que lo mirara a los ojos.
– Tú eres mi universo entero, Harry. – Y le dio un delicado beso en los labios. Cuando se separaron, volvieron a su posición anterior, ahora con el menor acariciando el pecho de Louis.
– Louis. – Lo llamó después de unos minutos de silencio.
– ¿Hm?
– Te amo hasta el infinito y más allá.
Louis bufó y rodó sus ojos, para después decir con una sonrisa, – No te dejaré ver más películas infantiles.
Harry levantó su rostro y lo miró haciendo un mohín realmente adorable. – Malo.
Louis rio. Se acercó y mordió el labio inferior de Harry. – Yo te amo aún más. – Murmuró. Con sus ojos llenos de un cariño infinito.
Harry se mordió el labio para contener la enorme sonrisa que pretendía aparecer en su rostro. Fallando miserablemente, y dejando a la vista esos hermosos hoyuelos que tanto adoraba Louis. Tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas también, y eso le hacía ver aún más adorable. Tomó el rostro de Louis con sus manos y le plantó un beso en los labios. Uno de esos que cuando te apartas provocan un chasquido entre ambas bocas que te deja con ganas de más. Por eso Louis se acercó nuevamente y repartió varios de esos en los labios de Harry. Cuando el último beso fue dado, se dedicaron una sonrisa, y volvieron a acurrucarse bajo las sabanas.
Harry no podía sentirse más feliz. Por fin tenía a su Louis de vuelta, y podía jurar por lo más sagrado en la Tierra que no lo dejaría ir otra vez.
Louis, por su parte, se prometía nunca volver a apartarse de su Harry de la manera que lo hizo. Nunca lo haría dudar de nuevo ni lo lastimaría. Y se juraba seguir protegiendo a su niño para toda la vida y hacer que disfrutara de cada momento estando juntos como si pudiera durar para siempre.
__
Así que... ¿que les pareció? :)
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
IM CRYING...
mis sentimientos estan por los suelos,
esta tan tierno y tan asdfghkl
que bonito escribes, felicidades<3
enserio es hermosooooooooo*-*
Un beso :**
mis sentimientos estan por los suelos,
esta tan tierno y tan asdfghkl
que bonito escribes, felicidades<3
enserio es hermosooooooooo*-*
Un beso :**
LarryStyles
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Me hiciste llorar :lloro: fue demasiado hermoso!!!!!!!!!!!!!!!
Dimples'sHarold
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
QUÉ BELLOOOOOOOO AWWWWWEEEHHHHHH.
Me dieron hasta mariposas en la barriga leyendo este one shot te pasaste te quedó bello bonito bello hermoso súper súper ultra uffffff.
Me e n c a n t ó.
¡Deberías escribir otro! Eso sería genial :D.
Me dieron hasta mariposas en la barriga leyendo este one shot te pasaste te quedó bello bonito bello hermoso súper súper ultra uffffff.
Me e n c a n t ó.
¡Deberías escribir otro! Eso sería genial :D.
flowercrown lou
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Omg en serio? Que bueno que te gustó, la verdad estaba nerviosa de que nadie lo leyera jajajaLarryStyles escribió:IM CRYING...
mis sentimientos estan por los suelos,
esta tan tierno y tan asdfghkl
que bonito escribes, felicidades<3
enserio es hermosooooooooo*-*
Un beso :**
Muchas gracias, en serio :)
Besos!
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Nooo, no llores pequeña (o pequeño lol)Dimples'sHarold escribió:Me hiciste llorar :lloro: fue demasiado hermoso!!!!!!!!!!!!!!!
Wow, no creí que provocara eso, en serio.
Gracias por tu comentario :) Me alegro que te haya gustado!
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Muchas gracias!! :DVicious ϟ escribió:Ow, que cosa más tierna. Muy muy bonito *:
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Ay que- awww :$ mierda, eso fue muy lindo!flowercrown lou escribió:QUÉ BELLOOOOOOOO AWWWWWEEEHHHHHH.
Me dieron hasta mariposas en la barriga leyendo este one shot te pasaste te quedó bello bonito bello hermoso súper súper ultra uffffff.
Me e n c a n t ó.
¡Deberías escribir otro! Eso sería genial :D.
Gracias! En serio me pone feliz que te haya gustado!
Vos crees? Que dirías si te digo que en realidad ya tengo otro hecho? jajaja
Gracias por tu comentario, otra vez! Beso!
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Shit Nigga ;-;
Me hiciste llorar... en mis interiores... si... eso (?)
Mierda, creo que es el OS más hermoso que leí en mi puta vida ;-;
Me hiciste llorar... en mis interiores... si... eso (?)
Mierda, creo que es el OS más hermoso que leí en mi puta vida ;-;
Invitado
Invitado
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Jajaja al principio estaba como 'jajaja nigga' y después 'me hiciste llorar' y yo 'aww' pero después leí 'en mis interiores' y quedé como 'ah? ._.' jajajaja eso fue gracioso!Twerk it. escribió:Shit Nigga ;-;
Me hiciste llorar... en mis interiores... si... eso (?)
Mierda, creo que es el OS más hermoso que leí en mi puta vida ;-;
Me alegro que te haya gustado, y muchas gracias por tu comentario! :)
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Ya lo leí pero bueno lo volví a encontrar y lo amo no pude aguantar las ganas de volverlo a leer y sería pequeña soy chica Alba concretamente :)
Dimples'sHarold
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Awww me hace muy feliz lo que decís :amor:Dimples'sHarold escribió:Ya lo leí pero bueno lo volví a encontrar y lo amo no pude aguantar las ganas de volverlo a leer y sería pequeña soy chica Alba concretamente :)
Bien, pequeña jajaja. Mucho gusto Alba! Yo soy Daniela :)
BlahBlahBlah
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Encantada! xxBlahBlahBlah escribió:Awww me hace muy feliz lo que decís :amor:Dimples'sHarold escribió:Ya lo leí pero bueno lo volví a encontrar y lo amo no pude aguantar las ganas de volverlo a leer y sería pequeña soy chica Alba concretamente :)
Bien, pequeña jajaja. Mucho gusto Alba! Yo soy Daniela :)
Dimples'sHarold
Re: Need it to be prove {Larry Stylinson} OS
Pero esto fue demasiado tierno, omg.
Es un buen balance entre drama, fluff y smut (?)
Y rimming, omg JAJAJAJAJAJAJ eso es sagrado, ah.
En fin, fue hermoso. Y escribís muy bien, me encanto!
Adios ♥
Es un buen balance entre drama, fluff y smut (?)
Y rimming, omg JAJAJAJAJAJAJ eso es sagrado, ah.
En fin, fue hermoso. Y escribís muy bien, me encanto!
Adios ♥
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