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Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Hooola!! Soy una nueva lectora!! Y soy medio nueva en esto, asi que perdón si me equivoco en algo!! Jajajja me encanta esta novee!! Hay por dio, este ultimo capitulo me dejo helada! Quiero saber que pasa!! Jajajaj espero que la sigas ! Un beso grande! Pau :)
PaulaMillerTomlinson
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Me faltó subir un capitulo de la maratón porque tuve unos inconvenientes, pero mañana lo subo
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
hi!! soy nueva lectora,me encanta tu novela siguela porfis
tephita**
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Helou!!! Soy nueva lectora y amo tu novela!!!
Siguela :) xxx
Siguela :) xxx
AndreDirection
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Anna. escribió:Oh dios ese ultimo capitulo me ha matado
es que no puede ser que a Victoria la trate como a una princesa y a ella como un prostituta. ¡Cabrón!
Es un cabrón, pero lo quiero
me ha encantado lo del maratón. Muchas gracias de verdad :)
Me alegra que te haya encantado el maratón, pero aún falta un capitulo :P
En un ratito mas lo subo
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Tori Malik escribió:Acepto, pero presiento que ese tiempo viviendo en la misma casa con el no será nada fácil... Si! okno
Oh si que ___ le gusta preguntar...
Si que Louis trataba su ex-novia como una princesa, creo que ___ a sacado una conclusión precipitada de que ella es para Lou.
Me encanto el maratón... has vuelto con todo! Eh!
Espero que hayas mejorado?
Que bueno que te gustó y si, volví con todo!!
Aún falta un capítulo del maratón, así que lo subiré en unos minutos más
Ya estoy mucho mejor, gracias por preguntar linda :P
Última edición por ♡ Mariana ♡ el Miér 26 Feb 2014, 4:42 pm, editado 1 vez
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
PaulaMillerTomlinson escribió:Hooola!! Soy una nueva lectora!! Y soy medio nueva en esto, asi que perdón si me equivoco en algo!! Jajajja me encanta esta novee!! Hay por dio, este ultimo capitulo me dejo helada! Quiero saber que pasa!! Jajajaj espero que la sigas ! Un beso grande! Pau :)
Hola linda!! Me alegra mucho tener nuevas lectoras, hace mucho tiempo que no tenía :P
Tranquila no te has equivocado en nada
La novela se pone cada vez más buena, mi intención no era dejarla hasta ahí, pero no pude subir el ultimo capítulo del maratón, así que lo haré ahora
Gracias por leer
Bye hermosa xx
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
tephita** escribió:hi!! soy nueva lectora,me encanta tu novela siguela porfis
Hola hermosa!! Bienvenida ;)
Me alegra que te guste la nove
Ahora la sigo
:bye:
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
AndreDirection escribió:Helou!!! Soy nueva lectora y amo tu novela!!!
Siguela :) xxx
Hola!!
Gracias por leer mi nove :P
Me alegra que te guste
Ahora la sigo
:hug:
♡ Mariana ♡
MARATÓN 5/5
Capítulo 26
Se detuvieron un par de veces a lo largo del camino, en cafeterías que servían alimentos, además de gasolina.
__________ permanecía en silencio. El campo se puso realmente monótono. Las ciudades por las que pasaban parecían todas iguales.
Eran poco más de las dos, cuando ________ se llevó el susto de su vida.
Un enorme animal gris apareció de repente frente a ellos. Louis frenó, pero de todos modos le dio un ligero golpe, que no detuvo su carrera.
_________ miraba, mientras el animal saltaba limpiamente la valla de alambre de púas y cruzaba la dehesa.
En segundos, desapareció.
—. Me alegro de que no lo hayamos herido de gravedad.
—Se necesitaría más que un golpecito para herir de gravedad a uno de esos grandes mestizos —murmuró Louis, antes de volver a acelerar.
—¿Por qué los llamas así? —objetó ella—. Es un bello animal.
—Los de ciudad son todos iguales. ¿Supongo que piensas que los conejos son criaturas bonitas, adorables, inofensivas?
—Por supuesto.
—Entonces nunca has visto veinte mil pequeños limosneros, comiendo hectáreas de tus mejores pastizales.
La única razón por la que en este momento los ranchos ovejeros de aquí no han tenido problemas con ellos es porque hay sequía. En cuanto venga la lluvia. Se convertirán en una plaga.
—Bien, no es necesario que te enfades conmigo —indicó ella, malhumorada—. ¡No es culpa mía!
De repente, Louis la miró y le sonrió con una sonrisa descarada, amplia, que no se parecía en nada a la sonrisa de Cody. __________ no pudo evitarlo. Correspondió a su sonrisa, y en esa fracción de segundo supo que no sólo deseaba a ese hombre, sino que le agradaba también. Demasiado.
Su sonrisa se desvaneció y la depresión volvió a tomar el lugar del placer. Si ella le gustara a Louis. Si pudiera inspirarle una fracción de respeto que le inspiraba Victoria…
—¿Qué he hecho ahora? —gruñó él, con frustración.
—Nada —murmuró ________—. Nada.
—Parece que no necesito hacer nada para molestarte, ¿verdad? ¿Qué ha sido? He sonreído como Cody. ¿Es eso? Vamos, puedes decírmelo.
___________ volvió el rostro. ¿Qué podía decirle? No, me recuerdas cada vez menos a Cody… suspiró y se volvió hacia él.
—Esto no va a funcionar, ¿verdad, Louis?
Louis apretó la boca, con obstinación.
—Funcionará, si te das una oportunidad. Además, ¿qué alternativa tienes… ocho meses aguantando a tu madre?
Se detuvieron un par de veces a lo largo del camino, en cafeterías que servían alimentos, además de gasolina.
__________ permanecía en silencio. El campo se puso realmente monótono. Las ciudades por las que pasaban parecían todas iguales.
Eran poco más de las dos, cuando ________ se llevó el susto de su vida.
Un enorme animal gris apareció de repente frente a ellos. Louis frenó, pero de todos modos le dio un ligero golpe, que no detuvo su carrera.
_________ miraba, mientras el animal saltaba limpiamente la valla de alambre de púas y cruzaba la dehesa.
En segundos, desapareció.
—. Me alegro de que no lo hayamos herido de gravedad.
—Se necesitaría más que un golpecito para herir de gravedad a uno de esos grandes mestizos —murmuró Louis, antes de volver a acelerar.
—¿Por qué los llamas así? —objetó ella—. Es un bello animal.
—Los de ciudad son todos iguales. ¿Supongo que piensas que los conejos son criaturas bonitas, adorables, inofensivas?
—Por supuesto.
—Entonces nunca has visto veinte mil pequeños limosneros, comiendo hectáreas de tus mejores pastizales.
La única razón por la que en este momento los ranchos ovejeros de aquí no han tenido problemas con ellos es porque hay sequía. En cuanto venga la lluvia. Se convertirán en una plaga.
—Bien, no es necesario que te enfades conmigo —indicó ella, malhumorada—. ¡No es culpa mía!
De repente, Louis la miró y le sonrió con una sonrisa descarada, amplia, que no se parecía en nada a la sonrisa de Cody. __________ no pudo evitarlo. Correspondió a su sonrisa, y en esa fracción de segundo supo que no sólo deseaba a ese hombre, sino que le agradaba también. Demasiado.
Su sonrisa se desvaneció y la depresión volvió a tomar el lugar del placer. Si ella le gustara a Louis. Si pudiera inspirarle una fracción de respeto que le inspiraba Victoria…
—¿Qué he hecho ahora? —gruñó él, con frustración.
—Nada —murmuró ________—. Nada.
—Parece que no necesito hacer nada para molestarte, ¿verdad? ¿Qué ha sido? He sonreído como Cody. ¿Es eso? Vamos, puedes decírmelo.
___________ volvió el rostro. ¿Qué podía decirle? No, me recuerdas cada vez menos a Cody… suspiró y se volvió hacia él.
—Esto no va a funcionar, ¿verdad, Louis?
Louis apretó la boca, con obstinación.
—Funcionará, si te das una oportunidad. Además, ¿qué alternativa tienes… ocho meses aguantando a tu madre?
♡ Mariana ♡
Re: Atracción Irresistible (Louis Tomlinson y tu)
Ahí está el ultimo capítulo del maratón, pero no se preocupen subiré tres capítulos más porque sé que querrán matarme si la dejo hasta ahí y porque estoy feliz por tener nuevas lectoras.
♡ Mariana ♡
MARATÓN 1/3
Capítulo 27
_________ se estremeció.
—¿Ves? Al menos yo no te perseguiré como hace ella. Ni el resto de la gente de Doncaster. Tienen demasiado quehacer. Esperarán que tú ayudes ahí, embarazada o no. Así es en el campo. No eres una inválida y no serás tratada como si lo fueras.
—¿Crees que eso me molestará? Yo no soy débil, Louis. Soy trabajadora.
—¿Entonces qué es lo que te molesta? ¿Qué he dicho para que me mires con esa expresión tan infeliz?
—Yo… yo quería que fuéramos amigos.
—¿Y crees que yo no?
—Los amigos se respetan.
—Yo te respeto —declaró Louis, frunciendo el entrecejo.
—No, no lo haces.
—¡Dios, __________!, ¿qué es esto? ¿Crees que pienso que estás manchada de algún modo porque te acostaste conmigo?
—Sí —contestó ella, directamente—. Si no pensaras así, te habrías acostado con Victoria, y al diablo su inocencia. La virginidad no es un premio, Louis. Hacer el amor es la expresión más maravillosa de afecto que puede existir entre un hombre y una mujer. Sin embargo, tú preferiste no hacerlo con la mujer que dices amar, y lo hiciste con una perfecta desconocida, con una «zorra» de ciudad que probablemente conoce más movimientos que un campeón de ajedrez. ¡Si eso es respetarme, entonces yo soy Napoleón!
El rostro de Louis palideció visiblemente.
—No fue así, __________ —respondió, rígido.
—¿Oh? ¿Entonces cómo fue, Louis?
—Puede que algún día te lo diga —murmuró él—. Pero por ahora, creo que estás olvidando algo.
—¿Qué?
—El niño. Nuestro hijo. No es culpa suya. Lo menos que podemos hacer, es proporcionarle unos padres que no estén constantemente peleando. Me doy cuenta de que no soy el padre que tú habrías escogido para tu hijo, _________. Ni soy tampoco capaz de comprender tu decisión de seguir adelante con este embarazo.
Creo que tiene algo que ver con mi parecido con el hombre del que estás enamorada. ¡No, no digas una palabra! —gruñó él, cuando ella iba a protestar—. Puede que ni siquiera reconozcas tus propios motivos. Todos tenemos lados oscuros y tortuosos, algunos permanecen ocultos hasta para nosotros mismos. Pero yo no haré sufrir a un niño inocente. Vamos a ser maduros en esto, __________. Tú vas a ser madura. No quiero más de tus humores cambiantes o tus locas acusaciones fuera de lugar. Tú vas a tratarme con la misma decencia y respeto que yo te concederé a ti. ¿Está claro?
___________ lo miró con ferocidad, hirviendo en su interior con amargo resentimiento. ¿Quién pensaba que era, diciéndole cómo comportarse?
Pero aparte de todo eso, ____________ se daba cuenta de que él tenía cierta razón. Hasta la hizo sentirse un poco culpable. Ella en realidad no había pensado mucho en el niño, preocupada por sus sentimientos ambivalentes hacia el hombre sentado a su lado. Un momento estaba desesperada por gustarle, y al siguiente, él le provocaba una furia irracional.
—¡Y no pongas esa expresión de inocencia ofendida! —exclamó él, lanzándole una mirada de desagrado—.
Eres tan inocente como un vampiro. ¡E igual de letal! Así que sugiero que mantengas esos dientes de perla bajo esos labios rojos durante el resto del viaje. Si los abres de nuevo, te juro, que olvidaré la promesa que te hice ayer, y te daré otra dosis de lo que obviamente extrañas. Estoy seguro de que eres capaz de cerrar esos enormes ojos y fingir que soy Cody una vez más. ¡Y soy capaz de disfrutarlo en lugar de él!
_________ se estremeció.
—¿Ves? Al menos yo no te perseguiré como hace ella. Ni el resto de la gente de Doncaster. Tienen demasiado quehacer. Esperarán que tú ayudes ahí, embarazada o no. Así es en el campo. No eres una inválida y no serás tratada como si lo fueras.
—¿Crees que eso me molestará? Yo no soy débil, Louis. Soy trabajadora.
—¿Entonces qué es lo que te molesta? ¿Qué he dicho para que me mires con esa expresión tan infeliz?
—Yo… yo quería que fuéramos amigos.
—¿Y crees que yo no?
—Los amigos se respetan.
—Yo te respeto —declaró Louis, frunciendo el entrecejo.
—No, no lo haces.
—¡Dios, __________!, ¿qué es esto? ¿Crees que pienso que estás manchada de algún modo porque te acostaste conmigo?
—Sí —contestó ella, directamente—. Si no pensaras así, te habrías acostado con Victoria, y al diablo su inocencia. La virginidad no es un premio, Louis. Hacer el amor es la expresión más maravillosa de afecto que puede existir entre un hombre y una mujer. Sin embargo, tú preferiste no hacerlo con la mujer que dices amar, y lo hiciste con una perfecta desconocida, con una «zorra» de ciudad que probablemente conoce más movimientos que un campeón de ajedrez. ¡Si eso es respetarme, entonces yo soy Napoleón!
El rostro de Louis palideció visiblemente.
—No fue así, __________ —respondió, rígido.
—¿Oh? ¿Entonces cómo fue, Louis?
—Puede que algún día te lo diga —murmuró él—. Pero por ahora, creo que estás olvidando algo.
—¿Qué?
—El niño. Nuestro hijo. No es culpa suya. Lo menos que podemos hacer, es proporcionarle unos padres que no estén constantemente peleando. Me doy cuenta de que no soy el padre que tú habrías escogido para tu hijo, _________. Ni soy tampoco capaz de comprender tu decisión de seguir adelante con este embarazo.
Creo que tiene algo que ver con mi parecido con el hombre del que estás enamorada. ¡No, no digas una palabra! —gruñó él, cuando ella iba a protestar—. Puede que ni siquiera reconozcas tus propios motivos. Todos tenemos lados oscuros y tortuosos, algunos permanecen ocultos hasta para nosotros mismos. Pero yo no haré sufrir a un niño inocente. Vamos a ser maduros en esto, __________. Tú vas a ser madura. No quiero más de tus humores cambiantes o tus locas acusaciones fuera de lugar. Tú vas a tratarme con la misma decencia y respeto que yo te concederé a ti. ¿Está claro?
___________ lo miró con ferocidad, hirviendo en su interior con amargo resentimiento. ¿Quién pensaba que era, diciéndole cómo comportarse?
Pero aparte de todo eso, ____________ se daba cuenta de que él tenía cierta razón. Hasta la hizo sentirse un poco culpable. Ella en realidad no había pensado mucho en el niño, preocupada por sus sentimientos ambivalentes hacia el hombre sentado a su lado. Un momento estaba desesperada por gustarle, y al siguiente, él le provocaba una furia irracional.
—¡Y no pongas esa expresión de inocencia ofendida! —exclamó él, lanzándole una mirada de desagrado—.
Eres tan inocente como un vampiro. ¡E igual de letal! Así que sugiero que mantengas esos dientes de perla bajo esos labios rojos durante el resto del viaje. Si los abres de nuevo, te juro, que olvidaré la promesa que te hice ayer, y te daré otra dosis de lo que obviamente extrañas. Estoy seguro de que eres capaz de cerrar esos enormes ojos y fingir que soy Cody una vez más. ¡Y soy capaz de disfrutarlo en lugar de él!
♡ Mariana ♡
MARATÓN 2/3
Capítulo 28
Era el crepúsculo cuando Louis y _________ salieron, al fin, de la carretera hacia un camino privado que serpenteaba con lentitud a través de campos planos, casi sin yerba, donde ___________ sólo vio un pequeño rebaño de ovejas. Declinó preguntar dónde estaba el resto de los animales. No se rebajaría a conversar con ese hombre. Todavía estaba enfadada con él.
¿Cómo se atrevía a amenazarla? Seguramente no lo había dicho en serio, pero ella no podía soportar a los hombres que usaban el abuso verbal y las amenazas físicas para intimidar a las mujeres. Eso mostraba la clase de hombre que era Louis, por debajo de su encanto superficial.
Volvió la cabeza y se puso a mirar por la ventanilla con los labios apretados. Las llanas praderas dieron paso a inclinadas colinas. Una estaba bastante inclinada y, al llegar a la cima, pudo ver abajo, en la distancia, una casa de tal grandeza y elegancia, que ___________ contuvo el aliento, sorprendida.
—Te dije que era grande —comentó Louis, áspero.
—Sí —repuso ella, en el mismo tono, luego se volvió a mirarlo—. Ya se me permite hablar, ¿verdad? ¿No seré castigada por mi temeridad de abrir mis labios?
Louis suspiró, pero no dijo nada.
___________ se volvió a mirar otra vez la enorme casa y sintió un extraño escalofrío. No iba a gustarle vivir en allí. Si se quedaba el mes completo, sería sorprendente. Sin embargo, no podía negar que era una casa hermosa. Muy hermosa.
Era de estilo eduardiano y de dos pisos, con largas y graciosas columnas blancas, que corrían desde el patio empedrado hasta la terraza de madera del piso superior.
Louis detuvo el coche sobre la grava del camino de entrada.
—¿Bien? ¿Qué te parece?
—Es… pues… muy grande.
—No te gusta —repuso él, con asombro en la voz y en el rostro.
—No, no —mintió ella—. Es muy espectacular. Es sólo que estoy muy cansada, Louis.
El rostro de él se suavizó y _________ volvió el suyo. Deseaba que Louis no la mirara de aquel modo, con tan repentino calor y compasión. Convertía sus huesos en agua, haciéndola sentirse débil y vulnerable.
—Debes estarlo —declaró Louis, mientras le abría la puerta—. Te acompañaré adentro y regresaré luego por el equipaje. Una vez que estés instalada en la cocina, con una taza de té, te sentirás mejor.
Cuando bajó del coche, ___________ reconoció que era cierta la excusa que le diera a Louis. Estaba más que cansada. Estaba exhausta. Sentía las piernas muy pesadas y debía empujarlas para que arrastraran su cansado cuerpo por los anchos escalones. Cuando vaciló en el escalón final, meciéndose ligeramente,
Louis estiró una mano para sostenerla.
—¿Estás bien, __________?
Ella respiró un par de veces.
—Sí, eso creo. Sólo estoy un poco mareada.
Antes de que pudiera decir otra palabra, le pasó un brazo por la cintura, y el otro bajo sus rodillas, levantándola en brazos.
—Te llevaré a la cama. Helga puede llevarte el té a tu habitación. Conocerás a papá mañana.
De repente, __________ se sintió demasiado agotada para protestar. Se quedó lacia en los brazos de Louis, con la cabeza colgando contra su pecho y las manos unidas débilmente alrededor del cuello de él, a punto de caer a sus costados como pesos muertos.
—Eres muy fuerte —susurró ella.
El no respondió.
Era el crepúsculo cuando Louis y _________ salieron, al fin, de la carretera hacia un camino privado que serpenteaba con lentitud a través de campos planos, casi sin yerba, donde ___________ sólo vio un pequeño rebaño de ovejas. Declinó preguntar dónde estaba el resto de los animales. No se rebajaría a conversar con ese hombre. Todavía estaba enfadada con él.
¿Cómo se atrevía a amenazarla? Seguramente no lo había dicho en serio, pero ella no podía soportar a los hombres que usaban el abuso verbal y las amenazas físicas para intimidar a las mujeres. Eso mostraba la clase de hombre que era Louis, por debajo de su encanto superficial.
Volvió la cabeza y se puso a mirar por la ventanilla con los labios apretados. Las llanas praderas dieron paso a inclinadas colinas. Una estaba bastante inclinada y, al llegar a la cima, pudo ver abajo, en la distancia, una casa de tal grandeza y elegancia, que ___________ contuvo el aliento, sorprendida.
—Te dije que era grande —comentó Louis, áspero.
—Sí —repuso ella, en el mismo tono, luego se volvió a mirarlo—. Ya se me permite hablar, ¿verdad? ¿No seré castigada por mi temeridad de abrir mis labios?
Louis suspiró, pero no dijo nada.
___________ se volvió a mirar otra vez la enorme casa y sintió un extraño escalofrío. No iba a gustarle vivir en allí. Si se quedaba el mes completo, sería sorprendente. Sin embargo, no podía negar que era una casa hermosa. Muy hermosa.
Era de estilo eduardiano y de dos pisos, con largas y graciosas columnas blancas, que corrían desde el patio empedrado hasta la terraza de madera del piso superior.
Louis detuvo el coche sobre la grava del camino de entrada.
—¿Bien? ¿Qué te parece?
—Es… pues… muy grande.
—No te gusta —repuso él, con asombro en la voz y en el rostro.
—No, no —mintió ella—. Es muy espectacular. Es sólo que estoy muy cansada, Louis.
El rostro de él se suavizó y _________ volvió el suyo. Deseaba que Louis no la mirara de aquel modo, con tan repentino calor y compasión. Convertía sus huesos en agua, haciéndola sentirse débil y vulnerable.
—Debes estarlo —declaró Louis, mientras le abría la puerta—. Te acompañaré adentro y regresaré luego por el equipaje. Una vez que estés instalada en la cocina, con una taza de té, te sentirás mejor.
Cuando bajó del coche, ___________ reconoció que era cierta la excusa que le diera a Louis. Estaba más que cansada. Estaba exhausta. Sentía las piernas muy pesadas y debía empujarlas para que arrastraran su cansado cuerpo por los anchos escalones. Cuando vaciló en el escalón final, meciéndose ligeramente,
Louis estiró una mano para sostenerla.
—¿Estás bien, __________?
Ella respiró un par de veces.
—Sí, eso creo. Sólo estoy un poco mareada.
Antes de que pudiera decir otra palabra, le pasó un brazo por la cintura, y el otro bajo sus rodillas, levantándola en brazos.
—Te llevaré a la cama. Helga puede llevarte el té a tu habitación. Conocerás a papá mañana.
De repente, __________ se sintió demasiado agotada para protestar. Se quedó lacia en los brazos de Louis, con la cabeza colgando contra su pecho y las manos unidas débilmente alrededor del cuello de él, a punto de caer a sus costados como pesos muertos.
—Eres muy fuerte —susurró ella.
El no respondió.
♡ Mariana ♡
MARATÓN 3/3
Capítulo 29
Lo siguiente que supo era que su cabeza se hundía en una blanda almohada. Sintió que le quitaba las sandalias, y le ponía una manta sobre sus piernas. Suspiró cuando el último resto de su energía abandonó su cuerpo y se quedó profundamente dormida, inconsciente del hombre parado al lado de la cama, que la miraba con una expresión de dolor.
Después de un tiempo interminable, él se inclinó y le acarició una mejilla; luego, le retiró un mechón de cabello. No apartó su mano, cediendo a la urgencia de frotarla gentilmente contra la carne. _________ se revolvió, emitió una especie de maullido, como un gato soñoliento, y asomó la punta de la lengua para humedecer sus labios secos, lo que provocó un arrebato de deseo en las entrañas de Louis, tan agudo, que gruñó en voz alta.
Giró sobre sus talones y salió indignado de la habitación.
___________ despertó al oír voces. Por un momento, no supo dónde estaba, ni de quién eran las voces. Pero gradualmente, todo volvió a su memoria.
Contempló el enorme dormitorio: la cama matrimonial en que estaba acostada, la luz de la luna filtrándose por las puertas francesas abiertas, los suelos pulidos de madera y el balcón. También vio que sobre la mesita de noche había una bandeja con un vaso de leche y un plato con un emparedado, un trozo de tarta de fruta, y un par de panecillos.
Pero ni la habitación ni la comida tenían interés para _________ en ese momento. Su atención entera estaba concentrada en la discusión que se escuchaba con gran claridad, a través de la quietud del aire nocturno.
—No entiendo por qué la has traído —exclamó una voz masculina—. ¿Cómo crees que se sentirá Victoria cuando lo averigüe? Le has destrozado el corazón, ¿lo sabes? he estado con ella…
—¿Cómo que has estado con ella? —interrumpió Louis—. Tenías que inspeccionar los taladros.
—Sí. Bien. Lo haré mañana.
—Mañana… Tú siempre tienes alguna excusa, ¿verdad? ¡Dios, Harry!, ¿cuándo vas a aprender a tener sentido de responsabilidad? ¿No sabes que un día sin agua podría ser la diferencia entre la vida y la muerte, con una sequía como ésta? ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué no creces?
—Soy un adulto. Y puedo ser responsable. Es sólo que papá y tú no me dan la oportunidad de tener una verdadera responsabilidad. ¡Todo lo que me dan son órdenes!
—Que no puedes cumplir.
—Puedo hacerlo.
—¡No, no puedes! Fíjate en los taladros.
—¡Oh, al diablo los taladros! De todos modos casi no nos quedan ovejas. Tú las vendiste todas.
—Mejor vendidas que muertas.
—Esa era tu opinión. Nunca me pediste la mía. Yo las hubiera conservado, alimentándolas a mano.
—¿A qué precio? Piensa, Harry. Tomé la decisión comercial correcta, la única posible.
—¡Comercial! ¿Desde cuándo la vida en la tierra se reduce sólo a decisiones comerciales? Desde que tú viniste a dirigir las cosas, desde entonces. Eres un canalla despiadado de corazón duro, Louis, que no se detiene ante nada para conseguir lo que quiere. Y yo sé qué es lo que deseas. Tú quieres todo. La tierra y la casa. No sólo tu mitad, ¡lo quieres todo! Por eso ibas a casarte con Victoria. No porque estuvieras enamorado de ella, sino porque sabías que papá quería que uno de nosotros se casara y tuviera un heredero, antes de que él muera. Por eso echaste a Victoria y trajiste a esa zorra de la ciudad. Porque ella va a tener a tu hijo.
Piensas que eso decidirá a papá cambiar su testamento. Sí, ahora lo veo. ¡Lo veo todo claro!
—¡Estás loco! —exclamó Louis—. O borracho. ¿Es eso? ¿Has estado bebiendo de nuevo?
—¿Y qué si lo he hecho?
—Debí imaginarlo. Sólo eres así de irracional… cuando estás ebrio.
—No como tú, ¿eh, hermano? Tú tienes el don de la locuacidad todo el tiempo, ¿verdad? Puedes encantar a los pájaros en los mismos árboles. Apuesto a que esa pobre zorra de allá arriba, ni siquiera sabe el papel que está jugando en todo esto. El heredero que necesitabas y un buen lecho cada noche. Seguro que es buena en la cama. Seguro que ella…
Lo siguiente que supo era que su cabeza se hundía en una blanda almohada. Sintió que le quitaba las sandalias, y le ponía una manta sobre sus piernas. Suspiró cuando el último resto de su energía abandonó su cuerpo y se quedó profundamente dormida, inconsciente del hombre parado al lado de la cama, que la miraba con una expresión de dolor.
Después de un tiempo interminable, él se inclinó y le acarició una mejilla; luego, le retiró un mechón de cabello. No apartó su mano, cediendo a la urgencia de frotarla gentilmente contra la carne. _________ se revolvió, emitió una especie de maullido, como un gato soñoliento, y asomó la punta de la lengua para humedecer sus labios secos, lo que provocó un arrebato de deseo en las entrañas de Louis, tan agudo, que gruñó en voz alta.
Giró sobre sus talones y salió indignado de la habitación.
___________ despertó al oír voces. Por un momento, no supo dónde estaba, ni de quién eran las voces. Pero gradualmente, todo volvió a su memoria.
Contempló el enorme dormitorio: la cama matrimonial en que estaba acostada, la luz de la luna filtrándose por las puertas francesas abiertas, los suelos pulidos de madera y el balcón. También vio que sobre la mesita de noche había una bandeja con un vaso de leche y un plato con un emparedado, un trozo de tarta de fruta, y un par de panecillos.
Pero ni la habitación ni la comida tenían interés para _________ en ese momento. Su atención entera estaba concentrada en la discusión que se escuchaba con gran claridad, a través de la quietud del aire nocturno.
—No entiendo por qué la has traído —exclamó una voz masculina—. ¿Cómo crees que se sentirá Victoria cuando lo averigüe? Le has destrozado el corazón, ¿lo sabes? he estado con ella…
—¿Cómo que has estado con ella? —interrumpió Louis—. Tenías que inspeccionar los taladros.
—Sí. Bien. Lo haré mañana.
—Mañana… Tú siempre tienes alguna excusa, ¿verdad? ¡Dios, Harry!, ¿cuándo vas a aprender a tener sentido de responsabilidad? ¿No sabes que un día sin agua podría ser la diferencia entre la vida y la muerte, con una sequía como ésta? ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué no creces?
—Soy un adulto. Y puedo ser responsable. Es sólo que papá y tú no me dan la oportunidad de tener una verdadera responsabilidad. ¡Todo lo que me dan son órdenes!
—Que no puedes cumplir.
—Puedo hacerlo.
—¡No, no puedes! Fíjate en los taladros.
—¡Oh, al diablo los taladros! De todos modos casi no nos quedan ovejas. Tú las vendiste todas.
—Mejor vendidas que muertas.
—Esa era tu opinión. Nunca me pediste la mía. Yo las hubiera conservado, alimentándolas a mano.
—¿A qué precio? Piensa, Harry. Tomé la decisión comercial correcta, la única posible.
—¡Comercial! ¿Desde cuándo la vida en la tierra se reduce sólo a decisiones comerciales? Desde que tú viniste a dirigir las cosas, desde entonces. Eres un canalla despiadado de corazón duro, Louis, que no se detiene ante nada para conseguir lo que quiere. Y yo sé qué es lo que deseas. Tú quieres todo. La tierra y la casa. No sólo tu mitad, ¡lo quieres todo! Por eso ibas a casarte con Victoria. No porque estuvieras enamorado de ella, sino porque sabías que papá quería que uno de nosotros se casara y tuviera un heredero, antes de que él muera. Por eso echaste a Victoria y trajiste a esa zorra de la ciudad. Porque ella va a tener a tu hijo.
Piensas que eso decidirá a papá cambiar su testamento. Sí, ahora lo veo. ¡Lo veo todo claro!
—¡Estás loco! —exclamó Louis—. O borracho. ¿Es eso? ¿Has estado bebiendo de nuevo?
—¿Y qué si lo he hecho?
—Debí imaginarlo. Sólo eres así de irracional… cuando estás ebrio.
—No como tú, ¿eh, hermano? Tú tienes el don de la locuacidad todo el tiempo, ¿verdad? Puedes encantar a los pájaros en los mismos árboles. Apuesto a que esa pobre zorra de allá arriba, ni siquiera sabe el papel que está jugando en todo esto. El heredero que necesitabas y un buen lecho cada noche. Seguro que es buena en la cama. Seguro que ella…
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