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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Re: 50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

Mensaje por kek93 Mar 04 Mar 2014, 3:21 pm

Gracias por subir ,!!! Síguela pronto
kek93
kek93


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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Capítulo 21 segunda parte.

Mensaje por Zayn Malik Is Hot Jue 10 Abr 2014, 9:10 am

Capítulo 21 segunda parte.


Lo siento si hay algún error. Espero que disfruten este capítulo. Los amo, gracias por los votos, comentarios y por no dejar esta historia, se los agradezco mucho, muchísimas gracias.

Advertencia: Contiene smut.

Lo miro con los labios fruncidos.

—Me alegra ver que te hago tanta gracia.

No logro ocultar que me siento dolido.
Deja de reírse.

—Mis disculpas. Lo siento, señorito Styles —dice tratando de parecer arrepentido, pero sus ojos aún chispean—. ¿Algún problema con los juguetes?

—No —espeto.

—Harry —dice, zalamero—, lo siento. Créeme. No pretendía burlarme. Nunca he tenido esta conversación de forma tan explícita. Eres tan inexperto... Lo siento.

Me mira con ojos grandes, marrones, sinceros.
Me relajo un poco y bebo otro sorbo de champán.

—Vale... bondage —dice volviendo a la lista.

La examino, y el dios que llevo dentro da saltos como un niño a la espera de un helado.

¿Acepta el Sumiso lo siguiente? 
• Bondage con cuerda
• Bondage con cinta adhesiva
• Bondage con muñequeras de cuero 
• Otros tipos de bondage
• Bondage con esposas y grilletes

Zayn me mira arqueando las cejas.

— ¿Y bien?

—De acuerdo —susurro y vuelvo a mirar rápidamente la lista.

¿Acepta el Sumiso los siguientes tipos de Bondage?
• Manos al frente
• Muñecas con tobillos
• Tobillos
• Objetos, muebles, etc.
• Codos
• Barras rígidas
•Manos a la espalda
• Suspensión
• Rodillas



¿Acepta el Sumiso que se le venden los ojos? ¿Acepta el Sumiso que se lo amordace?

—Ya hemos hablado de la suspensión y, si quieres ponerla como límite infranqueable, me parece bien. Lleva mucho tiempo y, de todas formas, solo te tengo a ratos pequeños. ¿Algo más?

—No te rías de mí, pero ¿qué es una barra rígida?

—Prometo no reírme. Ya me he disculpado dos veces. —Me mira furioso—. No me obligues a hacerlo de nuevo —me advierte. Y tengo la sensación de encogerme visiblemente... madre mía, qué tirano—. Una barra rígida es una barra con esposas para los tobillos y/o las muñecas. Es divertido.

—Vale... De acuerdo con lo de amordazarme... Me preocupa no poder respirar. 

—A mí también me preocuparía que no respiraras. No quiero asfixiarte. 

—Además, ¿cómo voy a usar las palabras de seguridad estando amordazado? Hace una pausa.

—Para empezar, confío en que nunca tengas que usarlas. Pero si estás amordazado, lo haremos por señas —dice sin más. Lo miro espantado. Pero, si estoy atado, ¿cómo lo voy a hacer? Se me empieza a nublar la mente... Mmm, el alcohol. —Lo de la mordaza me pone nervioso.

—Vale. Tomo nota.

Lo miro fijamente y entonces empiezo a comprender.

— ¿Te gusta atar a tus sumisos para que no puedan tocarte?

Me mira abriendo mucho los ojos.

—Esa es una de las razones —dice en voz baja.

— ¿Por eso me has atado las manos?

—Sí.

—No te gusta hablar de eso —murmuro.

—No, no me gusta. ¿Te apetece más champán? Te está envalentonando, y necesito saber lo que piensas del dolor.

Maldita sea... esta es la parte chunga. Me rellena la taza, y doy un sorbo.

—A ver, ¿cuál es tu actitud general respecto a sentir dolor? —Zayn me mira expectante—. Te estás mordiendo el labio —me dice en tono amenazante. Paro de inmediato, pero no sé qué decir. Me ruborizo y me miro las manos.

— ¿Recibías castigos físicos de niño?

—No.

—Entonces, ¿no tienes ningún ámbito de referencia?

—No.

—No es tan malo como crees. En este asunto, tu imaginación es tu peor enemigo —susurra.

— ¿Tienes que hacerlo?

—Sí.

— ¿Por qué?

—Es parte del juego, Harry. Es lo que hay. Te veo nervioso. Repasemos los métodos.

Me enseña la lista. Mi subconsciente sale corriendo, gritando, y se esconde detrás del sofá.

• Azotes
• Azotes con pala
• Latigazos
• Azotes con vara
• Mordiscos
• Pinzas para pezones
• Pinzas genitales
• Hielo
• Otros tipos/métodos de dolor

—Vale, has dicho que no a las pinzas genitales. Muy bien. Lo que más duele son los varazos. 

Palidezco.

—Ya iremos llegando a eso.

—O mejor no llegamos —susurro.

—Esto forma parte del trato, nene, pero ya iremos llegando a todo eso. Harry, no te voy a obligar a nada horrible.

—Todo esto del castigo es lo que más me preocupa —digo con un hilo de voz.

—Bueno, me alegro de que me lo hayas dicho. Quitamos los varazos de la lista de momento. Y, a medida que te vayas sintiendo más cómodo con todo lo demás, incrementaremos la intensidad. Lo haremos despacio.

Trago saliva, y él se inclina y me besa en la boca.

—Ya está, no ha sido para tanto, ¿no?

Me encojo de hombros, con el corazón en la boca otra vez.

—A ver, quiero comentarte una cosa más antes de llevarte a la cama.

— ¿A la cama? —pregunto parpadeando muy deprisa, y la sangre me bombea por todo el cuerpo, calentándome sitios que no sabía que existían hasta hace muy poco.

—Vamos, Harry, después de repasar todo esto, quiero cojerte hasta la semana que viene, desde ahora mismo. Debe de haber tenido algún efecto en ti también.

Me estremezco. El dios que llevo dentro jadea.

— ¿Ves? Además, quiero probar una cosa.

— ¿Me va a doler?

—No... Deja de ver dolor por todas partes. Más que nada es placer. ¿Te he hecho daño hasta ahora?

Me ruborizo.

—No.

—Pues entonces. A ver, antes me hablabas de que querías más.
Se interrumpe, de pronto indeciso.
Madre mía... ¿adónde va a llegar esto?

Me agarra la mano.

—Podríamos probarlo durante el tiempo en que no seas mi sumiso. No sé si funcionará. No sé si podremos separar las cosas. Igual no funciona. Pero estoy dispuesto a intentarlo. Quizá una noche a la semana. No sé.

Madre mía... me quedo boquiabierto, mi subconsciente está en estado de shock. ¡Zayn Malik acepta más! ¡Está dispuesto a intentarlo! Mi subconsciente se asoma por detrás del sofá, con una expresión aún conmocionada en su rostro de arpía. 

—Con una condición.

Estudia con recelo mi expresión de perplejidad.

— ¿Qué? —digo en voz baja.

Lo que sea. Te doy lo que sea.

—Que aceptes encantado el regalo de graduación que te hago.

—Ah.

Y muy en el fondo sé lo que es. Brota el temor en mi vientre.
Me mira fijamente, evaluando mi reacción.

—Ven —murmura, y se levanta y tira de mí.

Se quita la cazadora, me la echa por los hombros y se dirige a la puerta.
Aparcado fuera hay un descapotable rojo de tres puertas, un Audi.

—Para ti. Feliz graduación —susurra, estrechándome en sus brazos y besándome el pelo.
Me ha comprado un puñetero coche, completamente nuevo, a juzgar por su aspecto. Vaya... si ya me costó aceptar los libros. Lo miro alucinado, intentando desesperadamente decidir cómo me siento. Por un lado, me horrorizo; por otro, lo agradezco, me flipa que realmente lo haya hecho, pero la emoción predominante es el enfado. Sí, estoy enfadado, sobre todo después de todo lo que le dije de los libros... pero, claro, ya lo ha comprado. Cogiéndome de la mano, me lleva por el camino de entrada hasta esa nueva adquisición.

—Harry, ese Escarabajo tuyo es muy viejo y francamente peligroso. Jamás me lo perdonaría si te pasara algo cuando para mí es tan fácil solucionarlo...

Él me mira, pero, de momento, yo no soy capaz de mirarlo. Contemplo en silencio el coche, tan asombrosamente nuevo y de un rojo tan luminoso.

—Se lo comenté a tu padrastro. Le pareció una idea genial —me susurra.

Me vuelvo y lo miro furioso, boquiabierto de espanto.

— ¿Le mencionaste esto a Ray? ¿Cómo has podido?

Me cuesta que me salgan las palabras. ¿Cómo te atreves? Pobre Ray. Siento náuseas, muerta de vergüenza por mi padre.

—Es un regalo, Harry. ¿Por qué no me das las gracias y ya está?

—Sabes muy bien que es demasiado.

—Para mí, no; para mí tranquilidad, no.

Lo miro ceñudo, sin saber qué decir. ¡Es que no lo entiende! Él ha tenido dinero toda la vida. Vale, no toda la vida —de niño, no—, y entonces mi perspectiva cambia. La idea me serena y veo el coche con otros ojos, sintiéndome culpable por mi arrebato de resentimiento. Su intención es buena, desacertada, pero con buen fondo.

—Te agradezco que me lo prestes, como el portátil. Suspira hondo.

—Vale. Te lo presto. Indefinidamente.

Me mira con recelo.

—No, indefinidamente, no. De momento. Gracias.

Frunce el ceño. Me pongo de puntillas y le doy un beso en la mejilla.

—Gracias por el coche, señor —digo con toda la ternura de la que soy capaz.

Me agarra de pronto y me estrecha contra su cuerpo, con una mano en la espalda reteniéndome y la otra agarrándome el pelo.

—Eres un hombre difícil, Harold Styles.

Me besa apasionadamente, obligándome a abrir la boca con la lengua, sin contemplaciones.
Me excito al instante y le devuelvo el beso con idéntica pasión. Lo deseo inmensamente, a pesar del coche, de los libros, de los límites tolerables... de los varazos... lo deseo.

—Me está costando una barbaridad no cojerte encima del capó de este coche ahora mismo, para demostrarte que eres mío y que, si quiero comprarte un puto coche, te compro un puto coche —gruñe—. Venga, vamos dentro y desnúdate.

Me planta un beso rápido y brusco.
Vaya, sí que está enfadado. Me coge de la mano y me lleva de nuevo dentro y derecho al dormitorio... sin ningún tipo de preámbulo. Mi subconsciente está otra vez detrás del sofá, con la cabeza escondida entre las manos. Zayn enciende la luz de la mesilla y se detiene, mirándome fijamente.

—Por favor, no te enfades conmigo —le susurro.

Me mira impasible; sus ojos marrones son como fríos pedazos de cristal ahumado.

—Siento lo del coche y lo de los libros... —Me interrumpo. Guarda silencio, pensativo—. Me das miedo cuando te enfadas —digo en voz baja, mirándolo. Cierra los ojos y mueve la cabeza. Cuando los abre, su expresión se ha suavizado. Respira hondo y traga saliva.

—Date la vuelta —susurra—. Quiero quitarte los pantalones.

Otro cambio brusco de humor; me cuesta seguirlo. Obediente, me vuelvo y el corazón se me alborota; el deseo reemplaza de inmediato a la inquietud, me recorre la sangre y se instala, oscuro e intenso, en mi abdomen. Me saca la camisa de mi cuerpo. Me pone el dedo índice en la nuca y lo arrastra dolorosamente por mi columna vertebral. Su uña me araña la piel.

—Me gusta este pantalón —murmura—. Me gusta ver tu piel inmaculada.

Acerca el dedo al borde de mi pantalón, a mitad de la cintura, lo engancha y tira de él para arrimarme a su cuerpo. Inclinándose, me huele el pelo.

—Qué bien hueles, Harry. Muy agradable.

Me roza la oreja con la nariz, desciende por mi cuello y va regándome el hombro de besos tiernos, suavísimos.
Se altera mi respiración, se vuelve menos honda, precipitada, llena de expectación. Tengo sus dedos en la cremallera. La baja, terriblemente despacio, mientras sus labios se deslizan, lamiendo, besando, succionando hasta el otro hombro. Esto se le da seductoramente bien. Mi cuerpo vibra y empiezo a estremecerme lánguidamente bajo sus caricias.

—Vas... a... tener... que... a...prender... a estarte... quieto —me susurra, besándome la nuca entre cada palabra. Tira del cierre  y el pantalón cae y se queda entre mis pies.

—Sin bóxers, señorito Styles. Me gusta.

Alarga las manos y me coge los pezones que se yerguen bajo su tacto.

—Levanta los brazos y cógete a mi cabeza —me susurra al cuello.

Obedezco de inmediato y mi pecho se eleva y se acomodan en sus manos; los pezones se me endurecen aún más. Hundo los dedos en su cabeza y, con mucha delicadeza, le tiro del suave y sexy pelo. Ladeo la cabeza para facilitarle el acceso a mi cuello.

—Mmm... —me ronronea detrás de la oreja mientras empieza a pellizcarme los pezones con sus dedos largos, imitando los movimientos de mis manos en su pelo.
Percibo la sensación con nitidez en la entrepierna, y gimo.

— ¿Quieres que te haga correrte así? —me susurra.

Arqueo la espalda para acomodar mis pezones a sus manos expertas.

—Le gusta esto, ¿verdad, señorito Styles?

—Mmm...

—Dilo.

Continúa la tortura lenta y sensual, pellizcando suavemente.

—Sí.

—Sí, ¿qué?

—Sí... señor.

—Buen chico.

Me pellizca con fuerza, y mi cuerpo se retuerce convulso contra el suyo.
Jadeo por el exquisito y agudo dolor placentero. Lo noto pegado a mí. Gimo y le tiro del pelo con fuerza.

—No creo que estés listo para correrte aún —me susurra dejando de mover las manos, me muerde flojito el lóbulo de la oreja y tira—. Además, me has disgustado.

Oh, no... ¿Qué querrá decir con eso?, me pregunto envuelto en la bruma del intenso deseo mientras gruño de placer.

—Así que igual no dejo que te corras.

Vuelve a centrar sus dedos en mis pezones, tirando, retorciéndolos, masajeándolos. Aprieto el trasero contra su cuerpo y lo muevo de un lado a otro.
Noto su sonrisa en el cuello mientras sus manos se desplazan a mis caderas. Me mete los dedos tentándolos por mi entrada trasera. Baja su otra mano hasta me pene y, desde atrás siento que me mete despacio un dedo. Luego otro, y por último el tercer, haciendo que gruña de placer.
— Ah… por favor, no pares Zayn

—Oh, sí. Mi dulce niño ya está listo. Tan apretado para mí —me dice dándome la vuelta para que lo mire. Su respiración se ha acelerado. Se mete el dedo en la boca—. Qué bien sabe, señorito Styles.

Suspira. Madre mía.

—Desnúdame —me ordena en voz baja, mirándome fijamente, con los ojos entreabiertos.
Lo único que llevo puesto son las medias... bueno, las medias de Louis. Estoy desconcertado. Nunca he desnudado a un hombre.

—Puedes hacerlo —me incita suavemente.

Pestañeo deprisa. ¿Por dónde empiezo? Alargo las manos a su camiseta y me las coge, sonriéndome seductor.

—Ah, no. —Menea la cabeza, sonriente—. La camiseta, no; para lo que tengo planeado, vas a tener que acariciarme.

Los ojos le brillan de excitación.
Vaya, esto es nuevo: puedo acariciarlo con la ropa puesta. Me coge una mano y la planta en su erección.

—Este es el efecto que me produce, señorito Styles.

Jadeo y le envuelvo el paquete con los dedos. Él sonríe.

—Quiero metértela. Quítame los vaqueros. Tú mandas.

Madre mía, yo mando. Me deja boquiabierto.

— ¿Qué me vas a hacer? —me tienta.

Uf, la de cosas que se me ocurren... El dios que llevo dentro ruge y, no sé bien cómo, fruto de la frustración, el deseo y la pura valentía Styles, lo tiro a la cama.
Ríe al caer y yo lo miro desde arriba, sintiéndome victorioso. El dios que llevo dentro está a punto de estallar. Le quito los zapatos, deprisa, torpemente, y los calcetines. Me mira; los ojos le brillan de diversión y de deseo. Lo veo... glorioso... mío. Me subo a la cama y me monto a horcajadas encima de él para desabrocharle los vaqueros, deslizando los dedos por debajo de la cinturilla, notando, ¡sí!, su vello púbico. Cierra los ojos y mueve las caderas.

—Vas a tener que aprender a estarte quieto —lo reprendo, y le tiro del vello.

Se le entrecorta la respiración, y me sonríe.

—Sí, señorito Styles —murmura con los ojos encendidos—. Condón, en el bolsillo —susurra.

Le hurgo en el bolsillo, despacio, observando su rostro mientras voy palpando. Tiene la boca abierta. Saco los dos paquetitos con envoltorio de aluminio que encuentro y los dejo en la cama, a la altura de sus caderas. ¡Dos! Mis dedos ansiosos buscan el botón de la cinturilla y lo desabrocho, después de manosearlo un poco. Estoy más que excitado.

—Qué ansioso, señorito Styles —susurra con la voz teñida de complacencia.

Le bajo la cremallera y de pronto me encuentro con el problema de cómo bajarle los pantalones... Mmm Me deslizo hasta abajo y tiro. Apenas se mueven. Frunzo el ceño. ¿Cómo puede ser tan difícil?

—No puedo estarme quieto si te vas a morder el labio —me advierte, y luego levanta la pelvis de la cama para que pueda bajarle los pantalones y los bóxers a la vez, guau... liberarlo. Tira la ropa al suelo de una patada.
Cielo santo, todo eso para jugar yo solito. De pronto, es como si fuera Navidad.

— ¿Qué vas a hacer ahora? —me dice, todo rastro de diversión ya desaparecido.

Alargo la mano y lo acaricio, observando su expresión mientras lo hago. Su boca forma una O, e inspira hondo. Su piel es tan tersa y suave... y recia... Mmm, qué deliciosa combinación. Me inclino hacia delante, los rulos de enfrente me caen por la cara; y me lo meto en la boca. Chupo, con fuerza. Cierra los ojos, sus caderas se agitan debajo de mí.

—Dios, Harry, tranquilo —gruñe.

Me siento poderoso; qué sensación tan estimulante, la de provocarlo y probarlo con la boca y la lengua. Se tensa mientras chupo arriba y abajo, empujándolo hasta el fondo de la garganta, con los labios apretados... una y otra vez.

—Para, Harry, para. No quiero correrme.

Me incorporo, mirándolo extrañado y jadeando como él, pero confundido. ¿No mandaba yo? El dios que llevo dentro se siente como si le hubieran quitado el helado de las manos.

—Tu inocencia y tu entusiasmo me desarman —jadea—. Tú, encima... eso es lo que tenemos que hacer. Ah...

—Toma, pónmelo.

Me pasa un condón.
Maldita sea. ¿Cómo? Rasgo el paquete y me encuentro con la goma pegajosa entre las manos.

—Pellizca la punta y ve estirándolo. No conviene que quede aire en el extremo de ese mamón —resopla.

Así que, muy despacio, concentradísimo, hago lo que me dice.

—Dios mío, me estás matando, Harry —gruñe.

Admiro mi obra y a él. Ciertamente es un espécimen masculino fabuloso. Mirarlo me excita muchísimo.

—Venga. Quiero hundirme en ti —susurra.

Me lo quedo mirando, atemorizado, y él se incorpora de pronto, de modo que estamos nariz con nariz.

—Así —me dice y, pasando una mano por mis caderas, me levanta un poco; con la otra, se coloca debajo de mí y, muy despacio, me penetra con suavidad. Gruño cuando me dilata, llenándome, y la boca se me desencaja ante esa sensación abrumadora, agonizante, sublime y dulce. Ah... por favor.

—Eso es, nene, siénteme, entero —gime y cierra los ojos un instante.

Y lo tengo dentro, ensartado hasta el fondo, y él me tiene inmóvil, segundos... minutos... no tengo ni idea, mirándome fijamente a los ojos.

—Así entra más adentro —masculla.

Dobla y mece las caderas con ritmo, y yo gimo... madre mía... la sensación se propaga por todo mi vientre... a todas partes. ¡Joder!

—Otra vez —susurro.

Sonríe despacio y me complace.
Gimiendo, alzo la cabeza, el pelo me cae por encima de mi cara, y muy despacio él se deja caer sobre la cama.

—Muévete tú, Harry, sube y baja, lo que quieras. Cógeme las manos —me dice con voz ronca, grave, sensualísima.

Me agarro con fuerza, como si me fuera la vida en ello. Muy despacio, subo y vuelvo a bajar. Le arden los ojos de salvaje expectación. Su respiración es entrecortada, como la mía, y levanta la pelvis cuando yo bajo, haciéndome subir de nuevo. Cogemos el ritmo... arriba, abajo, arriba, abajo... una y otra vez... y me gusta... mucho. Entre mis jadeos, la penetración honda y desbordante, la ardiente sensación que me recorre entera y que crece rápidamente, lo miro, nuestras miradas se encuentran... y veo asombro en sus ojos, asombro ante mí.
Me lo estoy follando. Mando yo. Es mío, y yo suyo. La idea me empuja, me exalta, me catapulta, y me corro sin que él me haya tocado, sin que yo lo haya hecho, con tal de solo verlo a el... entre gritos incoherentes. Me agarra por las caderas y, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás, con la mandíbula apretada, se corre en silencio. Me derrumbo sobre su pecho, sobrecogido, en algún lugar entre la fantasía y la realidad, un lugar sin límites tolerables ni infranqueables.
Zayn Malik Is Hot
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Re: 50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

Mensaje por kek93 Jue 10 Abr 2014, 10:13 pm

Woooow esta genial el capítulo gracias por seguirla continúa pronto saludos !!!
kek93
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Capítulo 22 primera parte

Mensaje por Zayn Malik Is Hot Sáb 03 Mayo 2014, 1:48 pm

Capítulo 22 primera parte.


Poco a poco el mundo exterior invade mis sentidos y, madre mía, menuda invasión. Floto, con las extremidades desmadejadas y lánguidas, completamente exhausto. Estoy tumbado encima de él, con la cabeza en su pecho, y huele de maravilla: a ropa limpia y fresca y a algún gel corporal caro, y al mejor y más seductor aroma del planeta... a Zayn. No quiero moverme, quiero respirar ese elixir eternamente. Lo acaricio con la nariz y pienso que ojalá no tuviera el obstáculo de su camiseta. Mientras el resto de mi cuerpo recobra la cordura, extiendo la mano sobre su pecho. Es la primera vez que se lo toco. Tiene un pecho firme, fuerte. De pronto levanta la mano y me agarra la mía, pero suaviza el efecto llevándosela a la boca y besándome con ternura los nudillos. Luego se revuelve y se me pone encima, de forma que ahora me mira desde arriba.

—No —murmura, y me besa suavemente.

—¿Por qué no te gusta que te toquen? —susurro, contemplando desde abajo sus ojos marrones.

—Porque estoy muy jodido, Harry. Tengo muchas más sombras que luces. Cincuenta sombras más.

Ah... Su sinceridad me desarma por completo. Lo miro extrañado.

—Tuve una introducción a la vida muy dura. No quiero aburrirte con los detalles. No lo hagas y ya está.

Frota su nariz con la mía, luego sale de mí y se incorpora.

—Creo que ya hemos cubierto lo más esencial. ¿Qué tal ha ido?

Parece plenamente satisfecho de sí mismo y suena muy pragmático a la vez, como si acabara de poner una marca en una lista de objetivos. Aún estoy aturdido con el comentario sobre la «introducción a la vida muy dura». Resulta tan frustrante... Me muero por saber más, pero no me lo va a contar. Ladeo la cabeza, como él, y hago un esfuerzo inmenso por sonreírle.

—Si piensas que he llegado a creerme que me cedías el control es que no has tenido en cuenta mi nota media. —Le sonrío tímidamente—. Pero gracias por dejar que me hiciera ilusiones.

—Señorito Styles, no es usted solo una cara bonita. Ha tenido seis orgasmos hasta la fecha y los seis me pertenecen —presume, de nuevo juguetón. Me sonrojo y me asombro a la vez, mientras él me mira desde arriba. Frunce el ceño.

—¿Tienes algo que contarme? —me dice de pronto muy serio.

Lo miro ceñudo. Mierda.

—He soñado algo esta mañana. 

—¿Ah, sí?

Me mira furioso.

Mierda, Mierda. ¿A que ya la he liado? 

—Me he corrido en sueños.

—¿En sueños?

—Y me he despertado.

—Apuesto a que sí. ¿Qué soñabas?

Puta.

—Contigo.

—¿Y qué hacía yo?

Me vuelvo a tapar los ojos con el brazo y, como si fuera un niño pequeño, acaricio por un instante la fantasía de que, si yo no lo veo, él a mí tampoco. 

—Harry, ¿qué hacía yo? No te lo voy a volver a preguntar.

—Tenías una fusta.

Me aparta el brazo.

—¿En serio?

—Sí.

Estoy muy colorado.

—Vaya, aún me queda esperanza contigo —murmura—. Tengo varias fustas.

—¿Marrón, de cuero trenzado?

Ríe.

—No, pero seguro que puedo hacerme con una.

Se inclina hacia delante, me da un beso breve, se pone de pie y coge sus boxers. Oh, no... se va. Miro rápidamente la hora: son solo las diez menos veinte. Salgo también escopeteado de la cama y cojo mis pantalones de chándal y mi camiseta a botones, y luego me siento en la cama, con las piernas cruzadas, observándolo. No quiero que se vaya. ¿Qué puedo hacer?

—¿Cuándo podre hacertelo? —interrumpe mis pensamientos. 

¿Qué?

—Me revienta ponerme estas cosas —protesta, sosteniendo en alto el condón.

Lo deja en el suelo y se pone los vaqueros.

— ¿Eh? —dice al ver que no respondo, y me mira expectante, como si esperara mi opinión sobre el tiempo.

-¿Cuándo es tu periodo?

Madre mía, eso es algo tan personal...

—La semana que viene.

Me miro las manos.

—Vas a tener que buscarte algún anticonceptivo.

Qué mandón es. Lo miro trastornado. Se sienta en la cama para ponerse los calcetines y los zapatos.

—¿Tienes médico?

Niego con la cabeza. Ya estamos otra vez con las fusiones y adquisiciones, otro cambio de humor de ciento ochenta grados.
Frunce el ceño.

—Puedo pedirle a la mía que pase a verte por tu piso. El domingo por la mañana, antes de que vengas a verme tú. O le puedo pedir que te visite en mi casa, ¿qué prefieres?
Sin agobios, ¿no? Otra cosa que me va a pagar... claro que esto es por él.

—En tu casa.

Así me aseguro de que lo veré el domingo.

—Vale. Ya te diré a qué hora.

—¿Te vas?

No te vayas... Quédate conmigo, por favor.

—Sí.

¿Por qué?

—¿Cómo vas a volver? —le susurro.

—Taylor viene a recogerme.

—Te puedo llevar yo. Tengo un coche nuevo precioso.

Me mira con expresión tierna.

—Eso ya me gusta más, pero me parece que has bebido demasiado.

—¿Me has achispado a propósito?

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque les das demasiadas vueltas a las cosas y te veo tan reticente como a tu padrastro. Con una gota de alcohol ya estás hablando por los codos, y yo necesito que seas sincero conmigo. De lo contrario, te cierras como una ostra y no tengo ni idea de lo que piensas. In vino veritas, Harry. 

—¿Y crees que tú eres siempre sincero conmigo?

—Me esfuerzo por serlo. —Me mira con recelo—. Esto solo saldrá bien si somos sinceros el uno con el otro.

—Quiero que te quedes y uses esto.

Sostengo en alto el segundo condón.
Me sonríe divertido y le brillan los ojos.

—Harry, esta noche me he pasado mucho de la raya. Tengo que irme. Te veo el domingo. Tendré listo el contrato revisado y entonces podremos empezar a jugar de verdad.

—¿A jugar?

Dios mío. Se me sube el corazón a la boca.

—Me gustaría tener una sesión contigo, pero no lo haré hasta que hayas firmado, para asegurarme de que estás listo. 

—Ah. ¿O sea que podría alargar esto si no firmo?

Me mira pensativo, luego se dibuja una sonrisa en sus labios.

—Supongo que sí, pero igual reviento de la tensión.

—¿Reventar? ¿Cómo?

El dios que llevo dentro ha despertado y escucha atento.
Asiente despacio y sonríe, provocador.

—La cosa podría ponerse muy fea.

Su sonrisa es contagiosa.

—¿Cómo... fea?

—Ah, ya sabes, explosiones, persecuciones en coche, secuestro, cárcel...

—¿Me vas a secuestrar?

—Desde luego —afirma sonriendo.

—¿A retenerme en contra de mi voluntad?

Madre mía, cómo me pone esto.

—Por supuesto. —Asiente con la cabeza—. Y luego viene el IPA 24/7.

—Me he perdido —digo con el corazón retumbando en el pecho.

¿Lo dirá en serio?

—Intercambio de Poder Absoluto, las veinticuatro horas.

Le brillan los ojos y percibo su excitación incluso desde donde estoy.
Madre mía.

—Así que no tienes elección —me dice con aire burlón.

—Claro —digo sin poder evitar el sarcasmo mientras alzo la vista a las alturas.

—Ay, Harry Styles, ¿me acabas de poner los ojos en blanco?

Joder.

—¡No! —chillo.

—Me parece que sí. ¿Qué te he dicho que haría si volvías a poner los ojos en blanco?

Joder. Se sienta al borde de la cama.

—Ven aquí —me dice en voz baja.

Palidezco. Uf, va en serio. Me siento y lo miro, completamente inmóvil.

—Aún no he firmado —susurro.

—Te he dicho lo que haría. Soy un hombre de palabra. Te voy a dar unos azotes, y luego te voy a cojer muy rápido y muy duro. Me parece que al final vamos a necesitar ese condón.

Me habla tan bajito, en un tono tan amenazador, que me excita muchísimo. Las entrañas casi se me retuercen de deseo puro, vivo y pujante. Me mira, esperando, con los ojos encendidos. Descruzo las piernas tímidamente. ¿Salgo corriendo? Se acabó: nuestra relación pende de un hilo, aquí, ahora. ¿Le dejo que lo haga o me niego y se terminó? Porque sé que, si me niego, se acabó. ¡Hazlo!, me suplica el dios que llevo dentro. Mi subconsciente está tan paralizado como yo.

—Estoy esperando —dice—. No soy un hombre paciente.

Oh, Dios, por todos los santos... Jadeo, asustado, excitado. La sangre me bombea frenéticamente por todo el cuerpo, siento las piernas como flanes. Despacio, me voy acercando a él hasta situarme a su lado.

—Buen chico —masculla—. Ahora ponte de pie.

¿Por qué no acaba ya con esto? No sé si voy a sostenerme en pie. Titubeando, me levanto. Me tiende la mano y yo le doy el condón. De pronto me agarra y me tumba sobre su regazo. Con un solo movimiento suave, ladea el cuerpo de forma que mi tronco descansa sobre la cama, a su lado. Me pasa la pierna derecha por encima de las mías y planta el brazo izquierdo sobre mi cintura, sujetándome para que no me mueva. Joder.

—Sube las manos y colócalas a ambos lados de la cabeza —me ordena. Obedezco inmediatamente.

—¿Por qué hago esto, Harry? —pregunta.

—Porque he puesto los ojos en blanco.

Casi no puedo hablar.

—¿Te parece que eso es de buena educación?

—No.

—¿Vas a volver a hacerlo?

—No.

—Te daré unos azotes cada vez que lo hagas, ¿me has entendido?

Muy despacio, me baja los pantalones de chándal. Jo, qué degradante. Degradante, espeluznante y excitante. Se está pasando un montón con esto. Tengo el corazón en la boca. Me cuesta respirar. ¡Dios!... ¿me va a doler?
Me pone la mano en el trasero desnudo, me manosea con suavidad, acariciándome en círculos con la mano abierta. De pronto su mano ya no está ahí... y entonces me da, fuerte. ¡Au! Abro los ojos de golpe en respuesta al dolor e intento levantarme, pero él me pone la mano entre los omoplatos para impedirlo. Vuelve a acariciarme donde me ha pegado; le ha cambiado la respiración: ahora es más fuerte y agitada. Me pega otra vez, y otra, rápido, seguido. Dios mío, duele. No rechisto, con la cara contraída de dolor. Retorciéndome, trato de esquivar los golpes, espoleada por el subidón de adrenalina que me recorre el cuerpo entero.

—Estate quieto —protesta—, o tendré que azotarte más rato.

Primero me frota, luego viene el golpe. Empieza a seguir un ritmo: caricia, manoseo, azote. Tengo que concentrarme para sobrellevar el dolor. Procuro no pensar en nada y digerir la desagradable sensación. No me da dos veces seguidas en el mismo sitio: está extendiendo el dolor.

—¡Aaaggg! —grito al quinto azote, y caigo en la cuenta de que he ido contando mentalmente los golpes.

—Solo estoy calentando.

Me vuelve a dar y me acaricia con suavidad. La combinación de dolorosos azotes y suaves caricias me nubla la mente por completo. Me pega otra vez; cada vez me cuesta más aguantar. Me duele la cara de tanto contraerla. Me acaricia y me suelta otro golpe. Vuelvo a gritar.

—No te oye nadie, nene, solo yo.

Y me azota otra vez, y otra. Muy en el fondo, deseo rogarle que pare. Pero no lo hago. No quiero darle esa satisfacción. Prosigue con su ritmo implacable. Grito seis veces más. Dieciocho azotes en total. Me arde el cuerpo entero, me arde por su despiadada agresión.

—Ya está —dice con voz ronca—. Bien hecho, Harry. Ahora te voy a cojerte.

Me acaricia con suavidad el trasero, que me arde mientras me masajea en círculos y hacia abajo. De pronto me mete dos dedos, cogiéndome completamente por sorpresa. Ahogo un grito; la nueva agresión se abre paso a través de mi entumecido cerebro.

—Siente esto. Mira cómo le gusta esto a tu cuerpo, Harry.

Hay asombro en su voz. Mueve los dedos, metiendo y sacando deprisa.
Gruño y me quejo. No, seguro que no... Entonces los dedos desaparecen, y yo me quedo con las ganas. 

—La próxima vez te haré contar. A ver, ¿dónde está ese condón?

Alarga la mano para cogerlo y luego me levanta despacio para ponerme boca abajo sobre la cama. Lo oigo bajarse la cremallera y rasgar el envoltorio del preservativo. Me baja los pantalones de chándal de un tirón y me levanta las rodillas, acariciándome despacio el trasero dolorido.

—Te la voy a meter. Te puedes correr —masculla.

¿Qué? Como si tuviera otra elección...
Y me penetra, hasta el fondo, y yo gimo ruidosamente. Se mueve, entra y sale a un ritmo rápido e intenso, empujando contra mi trasero dolorido. La sensación es más que deliciosa, cruda, envilecedora, devastadora. Tengo los sentidos asolados, desconectados, me concentro únicamente en lo que me está haciendo, en lo que siento, en ese tirón ya familiar en lo más hondo de mi abdomen, que se agudiza, se acelera. NO... y mi cuerpo traicionero estalla en un orgasmo intenso y desgarrador.

—¡Ay, Harry! —grita cuando se corre él también, agarrándome fuerte mientras se vacía en mi interior.

Se desploma a mi lado, jadeando intensamente, y me sube encima de él y hunde la cara en mi pelo, estrechándome en sus brazos.

—Oh, nene —dice—. Bienvenida a mi mundo.

Nos quedamos ahí tumbados, jadeando los dos, esperando a que nuestra respiración se normalice. Me acaricia el pelo con suavidad. Vuelvo a estar tendido sobre su pecho. Pero esta vez no tengo fuerzas para levantar la mano y palparlo. Uf, he sobrevivido. No ha sido para tanto. Tengo más aguante de lo que pensaba. El dioso que llevo dentro está postrado, o al menos calladito. Zayn me acaricia de nuevo el pelo con la nariz, inhalando hondo.

—Bien hecho, nene —susurra con una alegría muda en la voz.

Sus palabras me envuelven como una toalla suave y mullida del hotel Heathman, y me encanta verlo contento.
Me coge la camiseta.

—¿Esto es lo que te pones para dormir? —me pregunta en tono amable.

—Sí —respondo medio adormilado.

—Deberías llevar seda y satén, mi hermoso niño. Te llevaré de compras.

—Me gusta lo que llevo —mascullo, procurando sin éxito sonar indignado.

Me da otro beso en la cabeza.

—Ya veremos —dice.

Seguimos así unos minutos más, horas, a saber; creo que me quedo traspuesto.

—Tengo que irme —dice e, inclinándose hacia delante, me besa con suavidad en la frente—. ¿Estás bien? —añade en voz baja.
Medito la respuesta. Me duele el trasero. Bueno, lo tengo al rojo vivo. Sin embargo, asombrosamente, aunque agotado, me siento radiante. El pensamiento me resulta aleccionador, inesperado. No lo entiendo. 

—Estoy bien —susurro.

No quiero decir más.
Se levanta.

—¿Dónde está el baño?

—Por el pasillo, a la izquierda.

Recoge el otro condón y sale del dormitorio. Me incorporo con dificultad y vuelvo a ponerme los pantalones de chándal. Me rozan un poco el trasero aún escocido. Me confunde mucho mi reacción. Recuerdo que me dijo —aunque no recuerdo cuándo— que me sentiría mucho mejor después de una buena paliza. ¿Cómo puede ser? De verdad que no lo entiendo. Sin embargo, curiosamente, es cierto. No puedo decir que haya disfrutado de la experiencia —de hecho, aún haría lo que fuera por evitar que se repitiera—, pero ahora... tengo esa sensación rara y serena de recordarlo todo con una plenitud absolutamente placentera. Me cojo la cabeza con las manos. No lo entiendo.
Zayn vuelve a entrar en la habitación. No puedo mirarlo a los ojos. Bajo la vista a mis manos. 

—He encontrado este aceite para niños. Déjame que te dé un poco en el trasero.

¿Qué?

—No, ya se me pasará.

—Harry —me advierte, y estoy a punto de poner los ojos en blanco, pero me reprimo enseguida.

Me coloco mirando hacia la cama. Se sienta a mi lado y vuelve a bajarme con cuidado los pantalones. Sube y baja, como las bragas de un puto, observ con amargura mi subconsciente. Le digo mentalmente adónde se puede ir. Zayn se echa un poco de aceite en la mano y me embadurna el trasero con delicada ternura: de desmaquillador a bálsamo para un cojido azotado... ¿quién iba a pensar que resultaría un líquido tan versátil?

—Me gusta tocarte —murmura.

Y debo coincidir con él: a mí también que lo haga.

—Ya está —dice cuando termina, y vuelve a subirme los pantalones. Miro de reojo el reloj. Son las diez y media.

—Me marcho ya.

—Te acompaño
Zayn Malik Is Hot
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Re: 50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

Mensaje por kek93 Sáb 03 Mayo 2014, 7:52 pm

Buen capitulo algo confuso pero emocionante sigue pronto
kek93
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Capítulo 22 segunda parte

Mensaje por Zayn Malik Is Hot Vie 16 Mayo 2014, 6:55 pm

Capítulo 22 segunda parte

Sigo sin poder mirarlo.
Cogiéndome de la mano, me lleva hasta la puerta. Por suerte, Louis aún no está en casa. Aún debe de andar cenando con sus padres y con Ethan. Me alegra de verdad que no estuviera por aquí y pudiera oír mi castigo.

— ¿No tienes que llamar a Taylor? —pregunto, evitando el contacto visual.

—Taylor lleva aquí desde las nueve. Mírame —me pide.

Me esfuerzo por mirarlo a los ojos, pero, cuando lo hago, veo que él me contempla admirado.

—No has llorado —murmura, y luego de pronto me agarra y me besa apasionadamente—. Hasta el domingo —susurra en mis labios, y me suena a promesa y a amenaza.

Lo veo enfilar el camino de entrada y subirse al enorme Audi negro. No mira atrás. Cierro la puerta y me quedo indefenso en el salón de un piso en el que solo pasaré dos noches más. Un sitio en el que he vivido feliz casi cuatro años. Pero hoy, por primera vez, me siento solo e incómodo aquí, a disgusto conmigo mismo. ¿Tanto me he distanciado de la persona que soy? Sé que, bajo mi exterior entumecido, no muy lejos de la superficie, acecha un mar de lágrimas. ¿Qué estoy haciendo? La paradoja es que ni siquiera puedo sentarme y hartarme de llorar. Tengo que estar de pie. Sé que es tarde, pero decido llamar a mi madre.

— ¿Cómo estás, cielo? ¿Qué tal la graduación? —me pregunta entusiasmada al otro lado de la línea. Su voz me resulta balsámica.

—Siento llamarte tan tarde —le susurro.

Hace una pausa.

— ¿Harry? ¿Qué pasa? —dice, de pronto muy seria. 

—Nada, mamá, me apetecía oír tu voz.

Guarda silencio un instante.

—Haz, ¿qué ocurre? Cuéntamelo, por favor.

Su voz suena suave y tranquilizadora, y sé que le preocupa. Sin previo aviso, se me empiezan a caer las lágrimas. He llorado tanto en los últimos días... 

—Por favor, Harry —me dice, y su angustia refleja la mía.

—Ay, mamá, es por un hombre.

— ¿Qué te ha hecho?

Su alarma es palpable.

—No es eso.

Aunque en realidad, sí lo es. Oh, Mierda. No quiero preocuparla. Solo quiero que alguien sea fuerte por mí en estos momentos.

—Harry, por favor, me estás preocupando.

Inspiro hondo.

—Es que me he enamorado de un hombre que es muy distinto de mí y no sé si deberíamos estar juntos.

—Ay, cielo, ojalá pudiera estar contigo. Siento mucho haberme perdido tu graduación. Te has enamorado de alguien, por fin. Cielo, los hombres tienen lo suyo. Son de otra especie. ¿Cuánto hace que lo conoces?

Desde luego Zayn es de otra especie... de otro planeta.

—Casi tres semanas o así.

—Harry, cariño, eso no es nada. ¿Cómo se puede conocer a nadie en ese tiempo? Tómatelo con calma y mantenlo a raya hasta que decidas si es digno de ti.

Uau. La repentina perspicacia de mi madre me desconcierta, pero, en este caso, llega tarde. ¿Que si es digno de mí? Interesante concepto. Siempre me pregunto si yo soy digno de él.

—Cielo, te noto triste. Ven a casa, haznos una visita. Te echo de menos, cariño. A Bob también le encantaría verte. Así te distancias un poco y quizá puedas ver las cosas con un poco de perspectiva. Necesitas un descanso. Has estado muy liado.

Madre mía, qué tentación. Huir a Georgia. Disfrutar de un poco de sol, salir de copas. El buen humor de mi madre, sus brazos amorosos... 

—Tengo dos entrevistas de trabajo en Seattle el lunes.

—Qué buena noticia.

Se abre la puerta y aparece Louis, sonriéndome. Su expresión se vuelve sombría cuando ve que he estado llorando.

—Mamá, tengo que colgar. Me pensaré lo de ir a verlos. Gracias.

—Cielo, por favor, no dejes que un hombre te trastoque la vida. Eres demasiado joven. Sal a divertirte.

—Sí, mamá. Te quiero.

—Te quiero muchísimo, Harry. Cuídate, cielo.

Cuelgo y me enfrento a Louis, que me mira furioso.

— ¿Te ha vuelto a disgustar ese capullo indecentemente rico?

—No... es que... eh... sí.

—Mándalo a paseo, Harry. Desde que lo conociste, estás muy trastornado. Nunca te había visto así.

El mundo de Louis Tomlinson es muy claro: blanco o negro. No tiene los tonos de gris vagos, misteriosos e intangibles que colorean el mío. «Bienvenido a mi mundo.»

—Siéntate, vamos a hablar. Nos tomamos un vino. Ah, ya has bebido champán. —Examina la botella—. Del bueno, además. 

Sonrío sin ganas, mirando aprensiva el sofá. Me acerco a él con cautela. Uf, sentarme.

— ¿Te encuentras bien?

—Me he caído de putas.

No se le ocurre poner en duda mi explicación, porque soy una de las personas más descoordinadas del estado de Washington. Jamás pensé que un día me vendría bien. Me siento, con mucho cuidado, y me sorprende agradablemente ver que estoy bien. Procuro prestar atención a Louis, pero la cabeza se me va al Heathman: «Si fueras mío, después del numerito que montaste ayer no podrías sentarte en una semana». Me lo dijo entonces, pero en aquel momento yo no pensaba más que en ser suyo. Todas las señales de advertencia estaban ahí, y yo estaba demasiado despistado y demasiado enamorado para reparar en ellas.
Louis vuelve al salón con una botella de vino tinto y las tazas lavadas.

—Venga.

Me ofrece una taza de vino. No sabrá tan bueno como el Bolly.

—Haz, si es el típico capullo que pasa de comprometerse, mándalo a paseo. Aunque la verdad es que no entiendo por qué tendría que suceder. En el entoldado no te quitaba los ojos de encima, te vigilaba como un halcón. Yo diría que estaba completamente embobado, pero igual tiene una forma curiosa de demostrarlo. 

¿Embobado? ¿Zayn? ¿Una forma curiosa de demostrarlo? Ya te digo.

—Es complicado, Louis. ¿Qué tal tu noche? —pregunto.

No puedo hablar de esto con Louis sin revelarle demasiado, pero basta con una pregunta sobre su día para que se olvide del tema. Resulta tranquilizador sentarse a escuchar su parloteo habitual. La gran noticia es que Ethan igual se viene a vivir con nosotras cuando vuelvan de vacaciones. Será divertido: con Ethan es un no parar de reír. Frunzo el ceño. No creo que a Zayn le parezca bien. Me da igual. Tendrá que tragar. Me tomo un par de tazas de vino y decido irme a la cama. Ha sido un día muy largo. Louis me da un abrazo y coge el teléfono para llamar a Elliot.
Después de lavarme los dientes, echo un vistazo al cacharro infernal. Hay un correo de Zayn.

De: Zayn Malik
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:14 Para: Harry Styles
Asunto: Usted
Querido señorito Styles:
Es sencillamente exquisito. El hombre más hermoso, inteligente, ingenioso y valiente que he conocido jamás. Tómese un ibuprofeno (no es un mero consejo). Y no vuelva a coger el Escarabajo. Me enteraré.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

¡Que no vuelva a coger mi coche! Tecleo mi respuesta.

De: Harry Styles
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:20 Para: Zayn Malik
Asunto: Halagos
Querido señor Malik:
Con halagos no llegarás a ninguna parte, pero, como ya has estado en todas, da igual. Tendré que coger el Escarabajo para llevarlo a un concesionario y venderlo, de modo que no voy hacer ni caso de la bobada que me propones. Prefiero el tinto al ibuprofeno.
____
P.D.: Para mí, los varazos están dentro de los límites INFRANQUEABLES.

Le doy a «Enviar».

De: Zayn Malik
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:26 Para: Harry Styles
Asunto: Los hombres frustrados no saben aceptar cumplidos
Querido señorito Styles:
No son halagos. Debería acostarse.
Acepto su incorporación a los límites infranqueables.
No beba demasiado.
Taylor se encargará de su coche y lo revenderá a buen precio.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:40
Para: Zayn Malik
Asunto: ¿Será Taylor el hombre adecuado para esa tarea?
Querido señor:
Me asombra que te importe tan poco que tu mano derecha conduzca mi coche, pero sí que lo haga un hombre al que te follas de vez en cuando. ¿Cómo sé yo que Taylor me va a conseguir el mejor precio por el coche? Siempre me he dicho, seguramente antes de conocerte, que estaba conduciendo una auténtica ganga.
____

De: Zayn Malik
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:44
Para: Harry Styles
Asunto: ¡Cuidado!
Querido señorito Styles:
Doy por sentado que es el TINTO lo que le hace hablar así, y que el día ha sido muy largo. Aunque me siento tentado de volver allí y asegurarme de que no se siente en una semana, en vez de una noche.
Taylor es ex militar y capaz de conducir lo que sea, desde una moto a un tanque Sherman. Su coche no supone peligro alguno para él.
Por favor, no diga que es «un hombre al que me follo de vez en cuando», porque, la verdad, me ENFURECE, y le aseguro que no le gustaría verme enfadado.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 26 de mayo de 2011 23:57 Para: Zayn Malik
Asunto: Cuidado, tú
Querido señor Malik: No estoy seguro de que yo te guste, sobre todo ahora.
Señorito Styles

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 00:03 Para: Harry Styles
Asunto: Cuidado, tú
¿Por qué no me gustas?
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 00:09 Para: Zayn Malik
Asunto: Cuidado, tú
Porque nunca te quedas en casa.

Hala, eso le dará algo en lo que pensar. Cierro el cacharro con una indiferencia que no siento y me meto en la cama. Apago la lamparita y me quedo mirando al techo. Ha sido un día muy largo, un vaivén emocional constante. Me ha gustado pasar un rato con Ray. Lo he visto bien y curiosamente, le ha gustado Zayn. Jo, y la cotilla de Louis... Oír a Zayn decir que había pasado hambre. ¿De qué mierda va todo eso? Dios, y el coche. Ni siquiera le he comentado a Louis lo del coche nuevo. ¿En qué estaría pensando Zayn?
Y encima esta noche me ha pegado de verdad. En mi vida me habían pegado. ¿Dónde me he metido? Muy despacio, las lágrimas, retenidas por la llegada de Louis, empiezan a rodarme por los lados de la cara hasta las orejas. Me he enamorado de alguien tan emocionalmente cerrado que no conseguiré más que sufrir — en el fondo, lo sé—, alguien que, según él mismo admite, está completamente jodido. ¿Por qué está tan jodido? Debe de ser horrible estar tan tocado como él; la idea de que de niño fuera víctima de crueldades insoportables me hace llorar aún más. Quizá si fuera más normal no le interesarías, contribuye con sarcasmo mi subconsciente a mis reflexiones. Y en lo más profundo de mi corazón sé que es cierto. Me doy la vuelta, se abren las compuertas... y, por primera vez en años, lloro desconsoladamente con la cara hundida en la almohada.
Los gritos de Louis me distraen momentáneamente de mis oscuros pensamientos.
«¿Qué mierda crees que haces aquí?»
«¡Vale, pues no puedes!»
«¿Qué carajos le has hecho ahora?»
«Desde que te conoció, se pasa el día llorando.»
«¡No puedes venir aquí!»
Zayn irrumpe en mi dormitorio y, sin ceremonias, enciende la luz del techo, obligándome a apretar los ojos.

—Dios mío, Harry —susurra.

La apaga otra vez y, en un segundo, lo tengo a mi lado.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto espantado entre sollozos.

Mierda, no puedo parar de llorar.
Enciende la lamparita y me hace guiñar los ojos de nuevo. Viene Louis y se queda en el umbral de la puerta.

— ¿Quieres que eche a este gilipollas de aquí? —me dice irradiando una hostilidad termonuclear.

Zayn la mira arqueando una ceja, sin duda asombrado por el halagador epíteto y su brutal antipatía. Niego con la cabeza y ella me pone los ojos en blanco.
Huy, yo no haría eso delante del señor G.

—Dame una voz si me necesitas —me dice más serena—. Malik, estás en mi lista negra y te tengo vigilado —le susurra furiosa.

Él la mira extrañado, y ella da media vuelta y entorna la puerta, pero no la cierra.
Zayn me mira con expresión grave, el rostro demacrado. Lleva la americana de raya diplomática y del bolsillo interior saca un pañuelo y me lo da. Creo que aún tengo el otro por alguna parte.

—¿Qué pasa? —me pregunta en voz baja.

— ¿A qué has venido? —le digo yo, ignorando su pregunta.

Mis lágrimas han cesado milagrosamente, pero las convulsiones siguen sacudiendo mi cuerpo.

—Parte de mi papel es ocuparme de tus necesidades. Me has dicho que querías que me quedara, así que he venido. Y te encuentro así. 
—Me mira extrañado,
verdaderamente perplejo—. Seguro que es culpa mía, pero no tengo ni idea de por qué. ¿Es porque te he pegado?

Me incorporo, con una mueca de dolor por mi trasero escocido. Me siento y lo miro.

— ¿Te has tomado un ibuprofeno?

Niego con la cabeza. Entorna los ojos, se pone de pie y sale de la habitación. Lo oigo hablar con Louis, pero no lo que dicen. Al poco, vuelve con pastillas y una taza de agua.

—Tómate esto —me ordena con delicadeza mientras se sienta en la cama a mi lado.

Hago lo que me dice.

—Cuéntame —susurra—. Me habías dicho que estabas bien. De haber sabido que estabas así, jamás te habría dejado.

Me miro las manos. ¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? Quiero más. Quiero que se quede porque él quiera quedarse, no porque esté hecha una magdalena. Y no quiero que me pegue, ¿acaso es mucho pedir?

—Doy por sentado que, cuando me has dicho que estabas bien, no lo estabas.

Me ruborizo.

—Pensaba que estaba bien.

—Harry, no puedes decirme lo que crees que quiero oír. Eso no es muy sincero —me reprende—. ¿Cómo voy a confiar en nada de lo que me has dicho? Lo miro tímidamente y lo veo ceñudo, con una mirada sombría en los ojos. Se pasa ambas manos por el pelo.

— ¿Cómo te has sentido cuando te estaba pegando y después?

—No me ha gustado. Preferiría que no volvieras a hacerlo. 

—No tenía que gustarte.

— ¿Por qué te gusta a ti?

Lo miro.
Mi pregunta lo sorprende.

— ¿De verdad quieres saberlo?

—Ah, créeme, me muero de ganas.

Y no puedo evitar el sarcasmo.
Vuelve a fruncir los ojos.

—Cuidado —me advierte.

Palidezco.

— ¿Me vas a pegar otra vez?

—No, esta noche no.

Uf... Mi subconsciente y yo suspiramos de alivio.

— ¿Y bien? —insisto.

—Me gusta el control que me proporciona, Harry. Quiero que te comportes de una forma concreta y, si no lo haces, te castigaré, y así aprenderás a comportarte como quiero. Disfruto castigándote. He querido darte unos azotes desde que me preguntaste si era heterosexual.

Me sonrojo al recordarlo. Uf, hasta yo quise darme de tortas por esa pregunta. Así que la culpable de esto es Louis Tomlinson: si hubiera ido él a la entrevista y le hubiera hecho la pregunta, sería él, el que estaría aquí sentado con el trasero dolorido. No me gusta la idea. ¿No es un lío todo esto? 

—Así que no te gusta como soy.

Se me queda mirando, perplejo de nuevo.

—Me pareces encantador tal como eres.

—Entonces, ¿por qué intentas cambiarme?

—No quiero cambiarte. Me gustaría que fueras respetuoso y que siguieras las normas que te he impuesto y no me desafiaras. Es muy sencillo —dice.

—Pero ¿quieres castigarme?

—Sí, quiero.

—Eso es lo que no entiendo.

Suspira y vuelve a pasarse las manos por el pelo.

—Así soy yo, Harry. Necesito controlarte. Quiero que te comportes de una forma concreta, y si no lo haces... Me encanta ver cómo se sonroja y se calienta tu hermosa piel blanca bajo mis manos. Me excita. 

Madre mía. Ya voy entendiendo algo... 

—Entonces, ¿no es el dolor que me provocas? 

Traga saliva.

—Un poco, el ver si lo aguantas, pero no es la razón principal. Es el hecho de que seas mío y pueda hacer contigo lo que quiera: control absoluto de otra persona. Y eso me pone. Muchísimo, Harry. Mira, no me estoy explicando muy bien. Nunca he tenido que hacerlo. No he meditado mucho todo esto. Siempre he estado con gente de mi estilo. —Se encoge de hombros, como disculpándose—. Y aún no has respondido a mi pregunta: ¿cómo te has sentido después?

—Confundido.

—Te ha excitado, Harry.

Cierra los ojos un instante y, cuando vuelve a abrirlos y me mira, le arden. Su expresión despierta mi lado oscuro, enterrado en lo más hondo de mi abdomen: mi libido, despierta domado por él, pero aún insaciable.

—No me mires así —susurra.

Frunzo el ceño. Dios mío, ¿qué he hecho ahora?

—No llevo condones, Harry, y sabes que estás disgustado. En contra de lo que piensa tu compañero de piso, no soy ningún degenerado. Entonces, ¿te has sentido confundido?

Me estremezco bajo su intensa mirada.

—No te cuesta nada sincerarte conmigo por escrito. Por e-mail, siempre me dices exactamente lo que sientes. ¿Por qué no puedes hacer eso cara a cara? ¿Tanto te intimido?

Intento quitar una mancha imaginaria de la colcha azul y crema de mi madre.

—Me cautivas, Zayn. Me abrumas. Me siento como Ícaro volando demasiada cerca del sol —le susurro. Ahoga un jadeo.

—Pues me parece que eso lo has entendido al revés —dice.

— ¿El qué?

—Ay, Harry, eres tú el que me ha hechizado. ¿Es que no es obvio?

No, para mí no. Hechizado. El dios que llevo dentro está boquiabierto. Ni siquiera él se lo cree.

—Todavía no has respondido a mi pregunta. Mándame un correo, por favor. Pero ahora mismo. Me gustaría dormir un poco. ¿Me puedo quedar?

— ¿Quieres quedarte?

No puedo ocultar la ilusión que me hace.

—Querías que viniera.

—No has respondido a mi pregunta.

—Te mandaré un correo —masculla malhumorado.

Poniéndose en pie, se vacía los bolsillos: BlackBerry, llaves, cartera y dinero. Por Dios, los hombres llevan un montón de mierda en los bolsillos. Se quita el reloj, los zapatos, los calcetines, y deja la americana encima de mi silla. Rodea la cama hasta el otro lado y se mete dentro.

—Túmbate —me ordena.

Me deslizo despacio bajo las sábanas con una mueca de dolor, mirándolo fijamente. Madre mía, se queda. Me siento paralizado de gozoso asombro. Se incorpora sobre un codo, me mira.

—Si vas a llorar, llora delante de mí. Necesito saberlo.

— ¿Quieres que llore?

—No en particular. Solo quiero saber cómo te sientes. No quiero que te me escapes entre los dedos. Apaga la luz. Es tarde y los dos tenemos que trabajar mañana.

Ya lo tengo aquí, tan dominante como siempre, pero no me quejo: está en mi cama. No acabo de entender por qué. Igual debería llorar más a menudo delante de él. Apago la luz de la mesita.

—Quédate en tu lado y date la vuelta —susurra en la oscuridad.

Pongo los ojos en blanco a sabiendas de que no puede verme, pero hago lo que me dice. Con sumo cuidado, se acerca, me rodea con los brazos y me estrecha contra su pecho.

—Duerme, nene —susurra, y noto su nariz en mis rizos, inspirando hondo.

Dios mío. Zayn Malik se queda a dormir. Al abrigo de sus brazos, me sumo en un sueño tranquilo.

 
Zayn Malik Is Hot
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Re: 50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

Mensaje por kek93 Vie 16 Mayo 2014, 10:48 pm

Cada vez está mejor síguela pronto
kek93
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Capítulo 23 primera parte

Mensaje por Zayn Malik Is Hot Sáb 14 Jun 2014, 8:51 am

Capítulo 23 primera parte

La llama de la vela quema demasiado. Parpadea y fluctúa con el aire abrasador, un aire que no alivia el calor. Las suaves alas de gasa se baten de un lado a otro en la oscuridad, rociando de escamas polvorientas el círculo de luz. Me esfuerzo por resistir, pero me atrae. Luego todo es muy luminoso y vuelo demasiado cerca del sol, deslumbrado por la luz, abrasándome y derritiéndome de calor, agotado de intentar mantenerme en el aire. Estoy ardiendo. El calor es asfixiante,
sofocante. Me despierta.
Abro los ojos y me encuentro abrazado por Zayn Malik. Me envuelve como el patriota victorioso lo hace en su bandera. Está profundamente dormido, con la cabeza en mi pecho, el brazo por encima de mí, estrechándome contra su cuerpo, con una pierna echada por encima de las mías. Me asfixia con el calor de su cuerpo, y me pesa. Me tomo un momento para digerir que aún está en mi cama y dormido como un tronco, y que ya hay luz fuera, luz de día. Ha pasado la noche entera conmigo.
Tengo el brazo derecho extendido, sin duda en busca de algún sitio fresco y, mientras proceso el hecho de que aún está conmigo, se me ocurre que puedo tocarlo. Está dormido. Tímidamente, levanto la mano y paseo las yemas de los dedos por su espalda. Oigo un gruñido gutural de angustia, y se revuelve. Me acaricia el pecho con la nariz e inspira hondo mientras se despierta. Sus ojos marrones, soñolientos y parpadeantes, se topan con los míos por debajo de su mata de pelo alborotado.

—Buenos días —masculla, y frunce el ceño—. Dios, hasta mientras duermo me siento atraído por ti.

Se mueve despacio, despegando sus extremidades de mí mientras se orienta. Noto su erección contra mi cadera. Percibe mi cara de asombro y me dedica una sonrisa lenta y sensual.

—Mmm, esto promete, pero creo que deberíamos esperar al domingo. —Se inclina hacia delante y me acaricia la oreja con la nariz.

Me ruborizo, aunque ya estoy rojo como un tomate por su calor corporal. 

—Estás ardiendo —susurro.

—Tú tampoco te quedas corto —me susurra él, y se aprieta contra mi cuerpo, sugerente.

Me sonrojo aún más. No me refería a eso. Se incorpora sobre un codo y me mira, divertido. Se inclina y, para mi sorpresa, me planta un suave beso en los labios.

— ¿Has dormido bien? —me pregunta.

Asiento con la cabeza, mirándolo, y me doy cuenta de que he dormido muy bien salvo por la última media hora, en la que tenía demasiado calor.

—Yo también. —Frunce el ceño—. Sí, muy bien. —Arquea la ceja, a la vez sorprendido y confuso—. ¿Qué hora es?

Miro el despertador.

—Son las siete y media.

—Las siete y media... ¡Mierda! —Salta de la cama y se pone los vaqueros.

Ahora me toca a mí sonreír divertido mientras me incorporo. 

Zayn Malik llega tarde y está nervioso. Esto es algo que no he visto antes. De pronto caigo en la
cuenta de que el trasero ya no me duele.

—Eres muy mala influencia para mí. Tengo una reunión. Tengo que irme. Debo estar en Portland a las ocho. ¿Te estás riendo de mí?

—Sí.

Sonríe.

—Llego tarde. Yo nunca llego tarde. También esto es una novedad, señorito Styles.

Se pone la americana, se agacha y me coge la cabeza con ambas manos

—El domingo —dice, y la palabra está preñada de una promesa tácita.

Las entrañas se me expanden y luego se contraen de deliciosa expectación. La sensación es exquisita.
Madre mía, si mi cabeza pudiera estar a la altura de mi cuerpo. Se inclina y me da un beso rápido. Coge sus cosas de la mesita y los zapatos, que no se pone. 

—Taylor vendrá a encargarse de tu Escarabajo. Lo dije en serio. No lo cojas. Te veo en mi casa el domingo. Te diré la hora por correo.

Y, como un torbellino, desaparece.
Zayn Malik ha pasado la noche conmigo, y me siento descansado. Y no ha habido sexo, solo hemos hecho la cucharita. Me dijo que nunca había dormido con nadie, pero ya ha dormido tres veces conmigo. Sonrío y salgo despacio de la cama. Estoy más animado de lo que he estado en las últimas veinticuatro horas o así. Me dirijo a la cocina; necesito una taza de té.
Después de desayunar, me ducho y me visto rápidamente para mi último día en Clayton’s. Es el fin de una era: adiós a los señores Clayton, a la universidad, a Vancouver, a mi piso, a mi Escarabajo. Echo un vistazo al cacharro: son las 07:52. Tengo tiempo.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:05
Para: Zayn Malik
Asunto: Asalto y agresión: efectos secundarios
Querido señor Malik:
Querías saber por qué me sentí confundido después de que me... ¿qué eufemismo utilizo: me dieras unos azotes, me castigaras, me pegaras, me agredieras? Pues bien, durante todo el inquietante episodio, me sentí humillado, degradado y ultrajado. Y para mayor vergüenza, tienes razón, estaba excitado, y eso era algo que no esperaba. Como bien sabes, todo lo sexual es nuevo para mí. Ojalá tuviera más experiencia y, en consecuencia, estuviera más preparado. Me extrañó que me excitara.
Lo que realmente me preocupó fue cómo me sentí después. Y eso es más difícil de explicar con palabras. Me hizo feliz que tú lo fueras. Me alivió que no fuera tan doloroso como había pensado que sería. Y mientras estuve tumbado entre tus brazos, me sentí... pleno. Pero esa sensación me incomoda mucho, incluso hace que me sienta culpable. No me encaja y, en consecuencia, me confunde. ¿Responde eso a tu pregunta?
Espero que el mundo de las fusiones y adquisiciones esté siendo tan estimulante como siempre, y que no hayas llegado demasiado tarde.
Gracias por quedarte conmigo.
____

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:24 Para: Harry Styles
Asunto: Libere su mente
Interesante, aunque el asunto del mensaje sea algo exagerado, señorito Styles.
Respondiendo a su pregunta: yo diría «azotes», y eso es lo que fueron.
• ¿Así que se sintió humillado, degradado, injuriado y agredido? ¡Es tan Tess Durbeyfield...! Si no recuerdo mal, fue usted la que optó por la corrupción. ¿De verdad se siente así o cree que debería sentirse así? Son dos cosas muy distintas. Si es así como se siente, ¿cree que podría intentar abrazar esas sensaciones y digerirlas, por mí? Eso es lo que haría un sumiso.
• Agradezco su inexperiencia. Lo valoro, y estoy empezando a entender lo que significa. En pocas palabras: significa que es mío en todos los sentidos.
• Sí, estaba excitado, lo que a su vez me excitó a mí; no hay nada malo en eso.
• «Feliz» es un adjetivo que apenas alcanza a expresar lo que sentí. «Extasiado» se aproxima más.
• Los azotes de castigo duelen bastante más que los sensuales, así que nunca le dolerá más de eso, salvo, claro, que cometa alguna infracción importante, en cuyo caso me serviré de algún instrumento para castigarlo. Luego me dolía mucho la mano. Pero me gusta.
• También yo me sentí pleno, más de lo que jamás podrías imaginar.
• No malgaste sus energías con sentimientos de culpa y pecado. Somos mayores de edad y lo que hagamos a puerta cerrada es cosa nuestra. Debe liberar su mente y escuchar a su cuerpo.
• El mundo de las fusiones y adquisiciones no es ni mucho menos tan estimulante como usted, señorito Styles.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

Oh, Dios... «Mío en todos los sentidos». Se me entrecorta la respiración.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:26 Para: Zayn Malik
Asunto: Mayores de edad
¿No estás en una reunión?
Me alegro mucho de que te doliera la mano.
Y, si escuchara a mi cuerpo, ahora mismo estaría en Alaska.
____
P.D.: Me pensaré lo de abrazar esas sensaciones.

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:35 Para: Harry Styles
Asunto: No ha llamado a la poli
Señorito Styles:
Ya que lo pregunta, estoy en una reunión, hablando del mercado de futuros.
Por si no lo recuerda, se acercó a mí sabiendo muy bien lo que iba a hacer.
En ningún momento me pidió que parara; no utilizó ninguna palabra de seguridad. Es adulto; toma sus propias decisiones.
Sinceramente, espero con ilusión la próxima vez que se me caliente la mano.
Es evidente que no está escuchando a la parte correcta de su cuerpo.
En Alaska hace mucho frío y no es un buen escondite. Lo encontraría.
Puedo rastrear su móvil, ¿recuerda?
Váyase a trabajar.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

Miro ceñudo la pantalla. Tiene razón, claro. Yo decido. Mmm ¿Dirá en serio lo de ir a buscarme? ¿Debería optar por escaparme una temporada? Contemplo un instante la posibilidad de aceptar el ofrecimiento de mi madre. Le doy a «Responder».

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:36 Para: Zayn Malik
Asunto: Acosador
¿Has buscado ayuda profesional para esa tendencia al acoso? Hxx

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:38 Para: Harry Styles
Asunto: ¿Acosador, yo?
Le pago al eminente doctor Flynn una pequeña fortuna para que se ocupe de mi tendencia al acoso y de las otras. Vete a trabajar.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:40 Para: Zayn Malik
Asunto: Charlatanes caros
Si me lo permites, te sugiero que busques una segunda opinión. No estoy seguro de que el doctor Flynn sea muy eficiente.
Señorito Styles.

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:43 Para: Harry Styles
Asunto: Segundas opiniones
Te lo permita o no, no es asunto tuyo, pero el doctor Flynn es la segunda opinión.
Vas a tener que acelerar en tu coche nuevo y ponerte en peligro innecesariamente. Creo que eso va contra las normas. VETE A TRABAJAR.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:47 Para: Zayn Malik
Asunto: MAYÚSCULAS CHILLONAS
Como soy el blanco de tu tendencia al acoso, creo que sí es asunto mío. No he firmado aún, así que las normas me la repampinflan. Y no entro hasta las nueve y media.

Señorito Styles.

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:49 Para: Harry Styles
Asunto: Lingüística descriptiva
¿«Repampinflan»? Dudo mucho que eso venga en el diccionario.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:52 Para: Zayn Malik
Asunto: Lingüística descriptiva
Sale después de «acosador» y de «controlador obsesivo».
Y la lingüística descriptiva está dentro de mis límites infranqueables.
¿Me dejas en paz de una vez? Me gustaría irme a trabajar en mi coche nuevo.
____

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 08:56 Para: Harry Styles
Asunto: Hombres difíciles pero divertidos
Me escuece la palma de la mano. Conduzca con cuidado, señorito Styles.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

Es una gozada conducir el Audi. Tiene dirección asistida. Wanda, mi Escarabajo, no tiene nada de eso, así que se acabó el único ejercicio físico que hacía al día, que era el de conducir. Ah, pero, según las normas de Zayn, tendré que lidiar con un entrenador personal. Frunzo el ceño. Odio hacer ejercicio.
Mientras conduzco, trato de analizar los correos que hemos intercambiado. A veces es un *beep* condescendiente. Luego pienso en Trisha y me siento culpable. Claro que ella no lo parió. Uf, eso es todo un mundo de dolor desconocido para mí. Sí, soy adulto, gracias por recordármelo, Zayn Malik, y yo decido. El problema es que yo solo quiero a Malik, no todo su... bagaje, y ahora mismo tiene la bodega completa de un 747. ¿Qué me relaje y lo acepte, como un sumiso? Dije que lo intentaría, pero es muchísimo pedir.
Me meto en el aparcamiento de Clayton’s. Mientras entro, caigo en que me cuesta creer que hoy sea mi último día. Por suerte, hay jaleo en la tienda y el tiempo pasa rápido. A la hora de comer, el señor Clayton me llama desde el almacén. Está al lado de un mensajero en moto.

— ¿Señorito Styles? —pregunta el mensajero.

Miro intrigado al señor Clayton, que se encoge de hombros, tan perplejo como yo. Se me cae el alma a los pies. ¿Qué me habrá mandado Zayn ahora? Firmo el albarán del paquetito y lo abro enseguida. Es una BlackBerry. Se me desploma el ánimo por completo. La enciendo.

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 11:15. Para: Harry Styles
Asunto: BlackBerry PRESTADO
Quiero poder localizarte a todas horas y, como esta es la forma de comunicación con la que más te sinceras, he pensado que necesitabas una BlackBerry.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

De: Harry Styles
Fecha: 27 de mayo de 2011 13:22 Para: Zayn Malik
Asunto: Consumismo desenfrenado
Me parece que te hace falta llamar al doctor Flynn ahora mismo. Tu tendencia al acoso se está descontrolando.
Estoy en el trabajo. Te mando un correo cuando llegue a casa. Gracias por este otro cacharrito.
No me equivocaba cuando te dije que eres un consumista compulsivo. ¿Por qué haces esto?
____

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 13:24 Para: Harry Styles
Asunto: Muy sagaz para ser tan joven
Una muy buena puntualización, como de costumbre, señorito Styles. El doctor Flynn está de vacaciones.
Y hago esto porque puedo.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

Me meto el cacharrito en el bolsillo, y ya lo odio. Escribir a Zayn me resulta adictivo, pero se supone que estoy trabajando. Me vibra una vez en el trasero — qué propio, me digo con ironía—, pero me armo de valor y lo ignoro.
A las cuatro, los señores Clayton reúnen a los demás empleados de la tienda y, con un discurso emotivo y embarazoso, me entregan un cheque por importe de trescientos dólares. En ese momento, se amontonan en mi interior los acontecimientos de las tres últimas semanas: exámenes, graduación, multimillonarios jodidos e intensos, desfloramiento, límites tolerables e infranqueables, cuartos de juego sin consolas, paseos en helicóptero, y el hecho de que mañana me mudo. Asombrosamente, logro mantener la compostura. Mi subconsciente está pasmado. Abrazo con fuerza a los Clayton. Han sido unos jefes amables y generosos, y los echaré de menos.
Louis está saliendo del coche cuando llego a casa.

— ¿Qué es eso? —pregunta acusador, señalando el Audi.

No puedo resistirme.

—Un coche —espeto. Entrecierra los ojos y, por un momento, me pregunto si también el me va a tumbar en sus rodillas—. Mi regalo de graduación —digo con fingido desenfado.

Sí, me regalan coches caros todos los días. Se queda boquiabierto. 

—Ese capullo generoso y arrogante, ¿no?

Asiento con la cabeza.

—He intentado rechazarlo, pero, francamente, es inútil esforzarse. 

Louis frunce los labios.

—No me extraña que estés abrumado. He visto que al final se quedó. 

—Sí.

Sonrío melancólica.

— ¿Terminamos de empaquetar?

Asiento y la sigo dentro. Miro el correo de Zayn.

De: Zayn Malik
Fecha: 27 de mayo de 2011 13:40 Para: Harry Styles
Asunto: Domingo
¿Quedamos el domingo a la una?
La doctora te esperará en el Escala a la una y media.
Yo me voy a Seattle ahora. Confío en que la mudanza vaya bien, y estoy deseando que llegue el domingo.
Zayn Malik
Presidente de Malik Enterprises Holdings, Inc.

Madre mía, como si hablara del tiempo. Decido contestarle cuando hayamos terminado de empaquetar. Tan pronto resulta divertidísimo como se pone en plan formal e insoportable. Cuesta seguirlo. La verdad, es como si le hubiera enviado un correo a un empleado. Para fastidiar, pongo los ojos en blanco y me voy a empaquetar con Louis.
Louis y yo estamos en la cocina cuando alguien llama a la puerta. Veo a Taylor en el porche, impoluto con su traje. Detecto vestigios de su pasado militar en el corte de pelo al cero, su físico cuidado y su mirada fría.

—Señorito Styles —dice—, he venido a por su coche.

—Ah, sí, claro. Pasa, iré a por las llaves.

Seguramente esto va mucho más allá de la llamada del deber. Vuelvo a preguntarme en qué consistirá exactamente el trabajo de Taylor. Le doy las llaves y nos acercamos en medio de un silencio incómodo —para mí— al Escarabajo azul claro. Abro la puerta y saco la linterna de la guantera. Ya está. No llevo ninguna otra cosa personal dentro de Wanda. Adiós, Wanda. Gracias. Acaricio su techo mientras cierro la puerta del copiloto.

— ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para el señor Malik? —le pregunto.

—Cuatro años, señorito Styles.
Zayn Malik Is Hot
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Mensaje por kek93 Dom 15 Jun 2014, 9:58 pm

Síguela pronto por favor !!!,!,!, saludos
kek93
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50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica] - Página 6 Empty Re: 50 Sombras de Malik [Zarry] [Erótica]

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