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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
hay siguela!!!
ya quiero saber que pasa en los otros 4 capitulos
hay llego danielle! :gasp:
ya quiero saber que pasa en los otros 4 capitulos
hay llego danielle! :gasp:
Vas happenin?
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
Por Dios como la dejas así!! XD
Sougu^^
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
Ahhhhhh ame el capitulo siguela pleasssss
ele tomlinson
Invitado
Invitado
Capítulo 9.
Harry agarró a ____ por la muñeca y la empujó detrás de él. Su rostro se oscureció con ira y Liam avanzó, esforzándose para salvar una situación potencialmente peligrosa. Sabía que a Harry no le gustaba Danielle, y si ella amenazaba a ____, temía lo que su hermano pudiera hacer.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Y qué es lo quieres? —exigió Liam.
Danielle levantó la ceja, sorprendida por su rabia.
—La pregunta es ¿qué está ella haciendo aquí? —Preguntó Danielle señalando a ____ con la cabeza—. A menos que esté equivocada, tiene una misteriosa semejanza con la mujer desaparecida, del informe que está en mi escritorio.
Maldición, Maldición, Maldición. ¿Por qué tuvo qué aparecer Danielle justamente ahora?
—Su esposo declaró que fue secuestrada —continuó Danielle—. ¿Qué tiene que decir la señora sobre eso?
—No fui secuestrada —dijo ____.
Harry la mantuvo detrás de él y miró duramente a Danielle.
—Como puedes ver, está perfectamente —dijo Harry, frío—. Estoy seguro de que sus servicios son necesarios en otro lugar. No aquí.
Danielle titubeó.
—Nunca te gusté —agitó la cabeza—. Pero no es ésta la cuestión. La cuestión es que tengo a un esposo preocupado, buscando a su esposa perdida. Ahora si está aquí por propia elección, no es mí problema, pero necesito que venga hasta la comisaría, para dar una declaración. Lejos de cualquier influencia impropia —completó, mirando intencionalmente los tres hermanos.
—Sobre mi cadáver —murmuró Liam.
—No va a ninguna parte, cerca a este bastardo —dijo Louis.
Danielle suspiró y llevó la mano a la cadera, cerca de la pistola.
—Veo que no van a facilitarme esto.
—Iré —dijo ____, moviéndose para quedar en frente de Harry.
Liam sintió un aprieto en el corazón y el miedo invadió sus ojos.
—No, cariño. No irás.
Lo miró preocupada.
—No les causaré problemas. Iré.
—Maldita sea —dijo Harry—. Danielle te puede tomar aquí la maldita declaración.
—Mira, no sé que demonios está pasando aquí, pero necesito la versión de la Sra. Bardwell. Sin la presencia de tres trogloditas mirando sobre mi hombro. Necesito que venga conmigo. No me fuerces a usar la fuerza, Liam. Sabes que no quiero hacer esto.
—Que demonios es tú problema, Danielle —exclamó Louis, sorprendiendo a Liam por la ira de su voz.
—Estoy haciendo mi trabajo —declaró—. Me mentiste cuando pregunté si la habían visto. Tengo a un hombre muy importante, atosigando a todos en la ciudad, buscando a su esposa perdida. Su nueva esposa, podría añadir. Ahora la encuentro aquí. Me parece muy asustada, así que quiero hablar con ella a solas, porque necesito oír de su propia boca que está pasando.
—No tiene miedo de nosotros —precisó Harry.
—Bien. Entonces, puede venir conmigo y explicármelo.
A ____ se lo cortó la respiración, intentando no dejarse llevada por el pánico. No podía dejar que los hermanos tuvieran problemas, solo por estar protegiéndola. Ya era la hora de actuar por sí misma. Liam dijo que su amigo podía manejar su divorcio. Tendría que ir con Danielle y explicarle algo de todo esto. En caso contrario, se liberaría todo un infierno.
Se movió en dirección de la mujer, determinada a no dejarse intimidada. Harry agarró su brazo e intentó traerla de vuelta. Se volvió a él, intentado alejar el miedo de los ojos.
—Tengo que hacer esto —dijo.
—Iremos contigo —afirmó Harry.
Negó con la cabeza.
—No, no pueden. Es algo que tengo que hacer sola.
La incertidumbre brilló en los ojos de Harry, y por un momento, creyó ver miedo. Entonces, su expresión se endureció en una máscara impenetrable.
—Volveré —dijo suavemente.
—No me gusta eso —protestó Louis.
—Su esposo no puede acercarse a ella —murmuró Liam—. ¿Me oíste, Danielle? Conseguirás tú maldita declaración, pero mantén al bastardo alejado de ella. Estoy encargándote de su seguridad.
____ se sorprendió por la dureza de su voz. Danielle asintió, después señaló la puerta.
—Después de usted, señora.
____ volvió a mirar los tres hermanos, con una súbita ola de incertidumbre. No quería dejar la seguridad que había encontrado aquí.
Antes de que pudiera seguir a Danielle, Liam dio un paso y la abrazó contra él. Sus labios se encontraron en un beso hambriento, como infundiéndole fuerzas.
Danielle se puso el abrigo y ____ se giró para marcharse. Saliendo, tembló de frío. Se olvidó el abrigo.
Caminó hasta el jeep Cherokee, sus botas pisaban la nieve. Danielle le señaló la silla del pasajero y se dio la vuelta para sentarse en el volante.
____ se deslizó en el cálido interior, contenta de que Danielle dejó encendido el motor. Miró por la ventana, sintiendo un nudo en la garganta, según aumentaba la distancia de la cabaña.
— ¡No podemos dejarla ir! —exclamo Louis.
Harry permanecía donde lo dejó ____, con los ojos en la puerta.
Liam se pasó la mano por el pelo, preguntándose que demonios habían hecho.
—No confío en aquel bastardo. Voto que bajemos la montaña y nos quedemos vigilando las cosas. Si ____ nos necesita, iremos. Será mejor que quedarnos sentados aquí.
Louis asintió.
Liam miró a Harry, que aún no se movía.
— ¿Vienes con nosotros?
—Se fue —dijo con voz cansada—. ¿Cómo sabremos que quiere volver?
Aunque la declaración de Harry enojó a Liam, supo que expresaba sus miedos.
—Se fue para protegernos —dijo Louis—. Y es nuestro deber protegerla.
—Vamos. Estamos perdiendo el tiempo —dijo Liam. No tenía ningún deseo de arbitrar una pelea entre sus hermanos menores.
____ y Danielle viajaron en silencio hasta la ciudad. Danielle paró delante de un edificio de madera, pequeño, que alojaba la oficina del sheriff. ____ se tensó. Su corazón se disparó. El BMW de Mason estaba aparcado a pocos metros.
—No me dijiste que él estaría aquí —protestó, mirando a Danielle con ojos furiosos.
Danielle se encogió los hombros.
—Es tu esposo. ¿En qué otro lugar estaría? Está enfermo de preocupación por su culpa.
—No sabes nada sobre mi esposo —escupió ____.
Danielle le lanzó una rápida mirada.
—Mire, dice que fue secuestrada. Si no lo fue, bien. Solo entre, firme la declaración y puede seguir su camino.
____ abrió la puerta con las manos temblando, anduvo hasta la entrada y esperó a Danielle.
Cuando entró, secó las manos en los vaqueros. Encontraría suficiente valor. Lo haría. Podía hacer eso. Mason no podía hacerle daño delante de testigos, y no iría con él, pasara lo qué pasara. Era su oportunidad de libertarse de él.
—Querida. ¡Estás aquí!
____ se estremeció cuando la voz de Mason produjo eco por de la sala, y se encontró rápidamente en sus brazos. Se alejó deprisa y puso la mayor distancia posible entre ellos.
Mason se giró hacia Danielle.
—Gracias por traer de vuelta a mi esposa. Si no le importa, nos vamos. Quiero estar seguro de que no está herida.
____ jadeó.
—No voy a ninguna parte contigo.
Mason dio la espalda a Danielle, y sus ojos brillaban peligrosamente.
—Estoy seguro que pasaste por toda una prueba, mí amor. Te voy a llevar lejos de toda esta mierda.
____ se alejó, mirando a Danielle, pidiendo su ayuda.
Danielle interfirió:
—Sr. Bardwell, su esposa alega que no fue secuestrada. Está aquí por propia voluntad, y, aparentemente, no tiene ningún deseo de irse.
Mason se volvió, pero ____ pudo ver qué enseñaba su más encantadora sonrisa.
—Aprecio su preocupación por mi esposa, pero éste es un asunto personal, y es mejor resolverlo entre nosotros. Quizá podríamos estar a solas durante algunos minutos.
—No —exclamó ____.
—Me temo que esto es imposible, Sr. Bardwell, a menos que su esposa estuviera de acuerdo.
Miró a ____ en busca de confirmación. ____ negó vehementemente.
—Dijiste que todo lo que tenía que hacer era firmar una declaración. No me iré con él.
Mason la alcanzó y agarró su brazo, haciéndole daño. Sus dedos se clavaron en el brazo y ella jadeó de dolor.
—Tengo un vuelo listo para Denver. Estaremos de camino en cuanto firmes esto.
Ella miró fijamente a Danielle y le pidió:
— ¿Puede dejarnos a solas durante un momento? Dos minutos. Si no estoy fuera en dos minutos, ven a ayudarme.
Danielle levantó la ceja con sorpresa, pero asintió:
—Estaré fuera —lanzó una dura mirada a Mason—. No intente nada estúpido, Sr. Bardwell.
En cuanto Danielle salió por la puerta, ____ liberó su brazo y se alejó de Mason.
— ¡Quédate lejos de mí! —gritó ella—. ¡Nunca volveré contigo!
—Quizá no recuerdas qué pasa cuando me desafías —dijo él, y su voz tenía una clara advertencia.
Levantó la barbilla, dispuesta a no mostrar el terrible miedo que sentía. Al contrario, ella apostó todo por una carta:
—Sé lo que hiciste el día de nuestra boda —dijo—. Te vi matar a aquel hombre.
Mason apretó los labios en una línea fina.
—No me amenaces, ____. Haré que te arrepientes del día en que naciste.
— ¡Tú no me amenaces! —contraatacó ella—. Voy a pedir el divorcio y me lo vas a dar, o juro por Dios, iré a los periódicos, a la policía, al FBI o a quien tenga que ir y voy a contar al mundo que bastardo eres.
Los ojos de Mason llamearon por la sorpresa.
—Pequeña y chantajeante puta.
Ella apretó los dientes.
—Voy a salir de aquí, y nunca voy a volver contigo. Si te vuelves a acercar a mí, si osas decir mi nombre, voy a hacer que pudras en la prisión.
La sorpresa creció en los ojos de Mason. Él iba a herirla. Podía leer eso en su expresión. Bien, eso estaba bien. Porque se aseguraría de que no volvería a hacerlo.
La puerta se abrió y entró Danielle.
— ¿Esta todo bien? —preguntó, mirando a ____.
—Me voy —dijo Mason, con la voz llena de ira—. Aparentemente cometí un error.
Pasó por al lado de Danielle y cerró la puerta detrás de él.
____ escuchó un zumbido y sintió que iba a desmayarse.
—Aquí —dijo Danielle, empujando una silla—. Quizá debería sentarse.
____ se sentó en la silla, y sus manos estaban apretadas en puños. Lo hizo. Se enfrentó a Mason, y le resistió. Ahora todo lo que quería era volver con Louis, Liam y Harry.
— ¿Puedo usar tu teléfono? —pregunto.
Danielle gesticuló hacia el escritorio.
—Allí lo tienes.
____ se levantó y se acercó al escritorio, y se dio cuenta de qué no sabía el número del teléfono de la cabaña. Con las mejillas ardiendo, miró a Danielle.
— ¿Sabe el número del teléfono de Liam?
Danielle se lo dijo, con una familiaridad que molestó a ____. Marcó el número y esperó ansiosa mientras llamaba. Después de diez toques, colgó suavemente, y su corazón se apretaba con preocupación.
—Puede llamarle al móvil —dijo Danielle secamente.
El calor volvió a invadir el rostro de ____ pero cogió el teléfono y miró con esperanza a Danielle. Después de marcar el número, esperó.
Los hermanos llegaban a la ciudad, cuando se escuchó el móvil de Liam. Él respondió y murmuró un hola.
— ¿Liam?
Oyó la suave voz de ____.
— ¿Cariño, estás bien? —preguntó él.
—Puedes... ¿puedes venir a recogerme?
— ¿Dónde estás?
—Estoy en la oficina del sheriff —contestó.
—Llegaremos allí en cinco minutos —prometió él—. ¿Estás bien?
—Estoy bien —dijo, con voz más fuerte que antes.
—Espera solo un minuto, cariño. Estamos llegando.
Colgó y tiró el móvil. Tenía docenas de preguntas que hacerle, pero su prioridad era llegar a ella lo más rápido posible.
— ¿Qué está pasando? —pregunto Louis.
—Quiere que la busquemos en la oficina del sheriff —contestó Liam.
Echó un vistazo a Harry por el espejo retrovisor, y vio alivio en el rostro de su hermano.
Llegaron a la ciudad y se acercaron a la oficina del sheriff. Liam frunció el ceño, cuando vio un BMW pasar por delante del Land Rover.
—Hijo de puta —soltó Louis—. Es su esposo.
Liam pisó el freno, abriendo la puerta del coche antes de que se parara completamente. ¿Se la llevó el bastardo? ¿Danielle lo dejó salir con ella?
Los hermanos salieron corriendo hacia la oficina del sheriff.
Liam llegó primero a la puerta y la abrió, buscando a ____ en el interior. La tensión lo abandonó cuando la vio sentada, detrás del escritorio. Ella levantó los ojos, y con un grito, se lanzó en sus brazos.
Él la abrazó.
—Gracias a Dios que estás bien —él dijo en un murmullo.
Ella lo agarró con más fuerza, su rostro estaba enterrado en su cuello.
—Lo hice —susurró—. Dije que quería el divorcio.
Liam acarició su pelo y besó su sien, y la satisfacción recorría sus venas. Con desgana, la sentó. Igual de rápido, Louis la tomó en los brazos, abrazándola tan fuerte como Liam. La besó ligeramente, su alivio era evidente.
Del otro lado de la sala, Danielle se quedó con la boca abierta.
Sus ojos se abrieron mucho, al entender. Liam sabía que la compresión le dolía.
—No era yo —dijo despacio—. Nunca fui yo... eran ellos.
Liam no fingió no haberlo comprendido. Pasó la mano por el pelo y se acercó a Danielle.
—Cometí un error —admitió honestamente—. Eres una buena mujer, Danielle.
—Aparentemente, no lo suficiente —dijo afligida.
Liam suspiró. No quería una escena, especialmente delante de ____. Una vez se sintió atraído por Danielle, hasta pensó que sus hermanos podían sentir lo mismo, pero no lo hicieron. Louis reaccionó con indiferencia y a Harry no le gustó. Sabía que nunca iba a funcionar entre ellos, pero seguía pasando tiempo con ella. Fue una buena compañía y alguien con quien tomar una cerveza. Pero no estaba destinada a ocupar un lugar en su corazón. Este lugar estaba reservado a ____.
Vio el dolor en los ojos de Danielle y anheló no haber sido él el culpable.
—Debemos irnos —dijo Harry, hablando por primera vez—. Va a nevar.
—Necesito que ella firme la declaración —dijo Danielle—. Después, se podrán ir —buscó en su mesa y encontró un papel y un bolígrafo. ____ los agarró y miró el papel en blanco.
— ¿Qué debo escribir? —preguntó suavemente.
—Cualquier cosa que quiera —contestó Danielle—. No quiero estar casada. O estoy jodiendo las mentes de cuatro hombres —encogió los hombros—. Solo hazlo rápido. Tengo trabajo que hacer.
—Ya es suficiente, Danielle —dijo Liam y su voz era más dura de que pretendió.
____ garabateó tres líneas, firmó y puso el papel sobre la mesa, y se volvió. Caminó hacia la puerta, en donde Louis y Harry la esperaban. Estaba lista para irse.
—Déjame traer tu abrigo —le pidió Harry—. Olvidaste traerlo.
Salió de la oficina y volvió treinta segundos más tarde con el abrigo, la ayudó a vestirse y pasó protectoramente el brazo alrededor de ella.
La llevó al jeep. asintió y miró como Louis los seguía. Se volvió hacia Danielle, con los labios apretados.
—Entiendo qué estás disgustada, pero no es una razón para ser una bruja con ____.- le dijo Liam.
Danielle se enrojeció por la reprimenda.
— ¿Por qué no me avisaste de qué tenían qué aceptarme? —preguntó ella.
—Porque ellos no lo quisieron.
—Entonces nunca tuve la oportunidad.
Liam agitó la cabeza.
—No.
Sus dedos se cerraron.
— ¿Entonces no hay nada más a decir, verdad? Que tengas una buena vida al lado de tú pequeña y débil muñeca.
Liam estrechó los ojos ante el insulto, pero se negó a discutir. ____ lo esperaba para volver a casa. Y eso era todo lo que importaba.
Se giró y se fue.
Última edición por Little BadGirl el Miér 18 Dic 2013, 3:00 pm, editado 1 vez
byers.
Capítulo 10.
____ se deslizó en el asiento de detrás, junto a Harry, mientras que Louis se sentó delante. A pesar del calor del abrigo, temblaba. Principalmente, por los acontecimientos de la última hora.
A su lado, Harry se sacó el abrigo, quedando en una camisa que moldeaba perfectamente sus músculos.
Ella no quería nada más que esconderse en aquel pecho, pero dudó. Aún no estaba segura de que relación tenía con Harry. Parecía desconfiar de ella. Así que miró por la ventana y esperó la llegada de Liam.
Tendría que ser idiota para no percibir las chispas entre Liam y Danielle, y eso a molestó. Mucho. ¿Fueron amantes? Había más que vago interés ardiendo en aquellos ojos. Entonces recordó su comentario sobre Harry y Louis, de que Liam quería Danielle, pero ellos no.
Frunció el ceño y cerró los ojos. Estaba cansada y exhausta mentalmente, y no le gustaban los ardientes celos que sentía.
Apenas se dio cuenta que se abría la puerta y que entró Liam. Él la miró, pero ella no encontró su mirada, no estaba segura de querer ver lo que había en ella. Se sentía demasiado insegura para intentar comprender lo que había entre Liam y Danielle.
Salieron del aparcamiento y comenzaron el viaje. Alejándose de Mason.
Empezó a temblar, cuando la realidad de lo que hizo la golpeó. Se enfrentó al bastardo y ganó. Ahora quizá iba a desaparecer aquel terrible miedo.
Una mano caliente la alcanzó y masajeó su cuello. Levantó los ojos y vio a Harry, que la observaba fijamente. Buscó en su rostro alguna señal de lo que estaba pensando, pero no encontró ninguna pista.
—Ven aquí —dijo él.
Voló en sus brazos y enterró el rostro en su tórax. Brazos fuertes la envolvieron y una mano flotó su espalda.
—Estoy orgulloso de ti —susurró él.
Lágrimas bajaron por su rostro, mientras que el alivio se derramaba en su interior. Tantas semanas de miedo constante, habían dejado su huella. Ahora estaba libre.
Se enterró más hondo entre los brazos de Harry, abrazándolo lo más fuerte que podía.
La siguiente cosa que recordaba, fue que el coche paró y que el frío aire rozaba su rostro, mientras que se abría la puerta. ¿Se había quedado dormida? Todo lo que sabía era que no tenía ganas de moverse de los brazos de Harry. Con reticencia, levantó la cabeza. Llegaron a la cabaña.
Se deslizó, cuando Liam abrió la puerta y bajó del jeep. Se metió más en el abrigo y se apresuró hacía la puerta, ansiosa para estar dentro, donde había calor.
—Tengo hambre —anunció ella, dándose cuenta que no había comido nada desde el día anterior.
—Ve a calentarte cerca del fuego, prepararé el almuerzo —dijo Louis, empujándola en dirección a la sala.
Liam y Harry la siguieron. Liam fue añadir más leña en las agonizantes llamas.
— ¿Entonces, qué pasó allí? —preguntó Harry.
Liam se paró y se volvió hacia ____, queriendo oír la respuesta.
—Mason estaba allí cuando llegamos a la oficina —comenzó ____.
Liam maldijo.
—Danielle debía saber que estaba allí, desde el principio.
—Intentó salir inmediatamente, pero rechacé acompañarlo. Pensé que no me podía forzar, qué Danielle no lo dejaría. Entonces pedí a Danielle que nos dejara a solas durante unos algunos minutos.
— ¿Hiciste qué? —preguntó Harry, y su expresión se oscureció.
—Era la única manera —dijo—. Le dije que sabía lo que hizo en el día de nuestra boda, que le vi matar a aquel hombre, le dije que quería el divorcio y él tenía que dármelo, si no, le diría al mundo entero lo que hizo.
— ¡Mierda! —exclamo Harry.
—Sí, mierda —asintió Liam, masajeando su nuca.
Ella les miró sorprendida.
—Pensaba que querían que me divorciara.
—Y lo queremos, cariño. —dijo Liam, abrazándola—. Pero te queremos segura, y acabas de decir que el bastardo sabe que lo puedes sacar de tu vida.
—Era solo para convencerle de que me diera el divorcio —dijo ella defensivamente.
Liam le acarició los hombros, con ternura
.
—No te preocupes, cariño. Conseguiré tu divorcio, pero lo más importante, es que nunca más volverás a ver la cara del bastardo.
Louis les llamó de la entrada.
—He preparado unos bocadillos, vengan a comer.
____ se giró y caminó hacia la cocina. ¿Se equivocó al amenazar a Mason? La preocupación volvió a su mente.
Se sentó y Louis le empujó un plato delante. Los hermanos tomaron asiento y empezaron a comer.
— ¿Qué vamos a hacer? —preguntó, incapaz de detener la pregunta por más tiempo.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó Liam.
Ella hesitó, sintiéndose insegura con la entera situación.
—Con relación a mí... a nosotros.
—Vamos para Denver para ver a Carl y pedirle para que procese tu divorcio lo más rápido posible. Entonces iniciaremos nuestras vidas. Juntos.
Miró el plato y jugó con el bocadillo. Mil preguntas llenaban su mente y no sabía por cual empezar.
— ¿Quieres cabalgar después del almuerzo? —la interrumpió Harry.
Ella lo miró aliviada. Aire fresco y una pausa, sonaban muy bien. Asintió, después se dio cuenta.
— ¿Quieres decir montar un caballo? Llevo mucho tiempo sin montar.
Harry encogió los hombros.
—Me aseguraré de que tengas una buena montura.
—No vayan demasiado lejos —los advirtió Liam—. Habrá una tormenta.
—No necesito una niñera —contestó Harry, enfadado.
____ empujó el plato, ya no tenía hambre. Quizá ayudara alejarse un tiempo. Quería relajarse por una vez, sin preocuparse de mirar por encima del hombro.
Harry se levantó.
— ¿Estás lista?
Ella asintió y se levantó.
—Déjame ponerme algo más caliente.
—Estaré en el granero. Me encuentras allí cuando estás lista.
—Son muy similares, lo sabes.
Liam miró a Louis, después de observar a ____ dejando el cuarto.
— ¿Qué quieres decir?
— Harry y ____ —contestó—. Conocen el dolor. Lo puedes ver en sus ojos.
Liam apretó los labios. No le gustaba pensar que cualquiera de ellos conociera el dolor, pero sabía que Louis tenía razón. ____ y su hermano menor luchaban contra sus demonios. Esperaba que ganaran.
— ¿Qué supones que pasó allí? —murmuró Liam.
Louis sacudió la cabeza, con los ojos llenos de pena.
—Me gustaría saberlo. Me gustaría que habláramos sobre ello. Quizá entonces saldría el veneno que tiene dentro. De todos modos, nunca deseé que se uniera al maldito ejército.
Liam asintió en acuerdo. Pero Harry era testarudo, y una vez que había tomado la decisión, nadie podía hacerlo cambiar de opinión. Se fue como un joven engreído y arrogante y regresó pensativo, un alma atormentada.
—Quizá ella es lo que necesita —murmuró Louis—. Quizá ella es lo que todos necesitamos.
—Y quizá nos necesita igual de fuerte —agregó Liam.
____ pasó por la nieve, tiritando mientras que la rozó un frío viento. Caminó por el pequeño declive que llevaba al granero. Delante, la tierra comenzaba a bajar, testimonio a las montañas que había cerca. En el horizonte, cumbres cubiertas de nieve se elevaban hacia el cielo. El mundo era blanco a su alrededor.
Su respiración creaba nubes de humo, mientras daba los últimos pasos hasta la puerta del granero. Entró, disfrutando del calor que la saludaba.
Había ocho caballerizas, de cada lado del granero. Detrás, había una amplia zona abierta, donde había muchas pilas de heno. Harry salió de una caballeriza, trayendo un caballo por las riendas.
Miró en su dirección.
—He ensillado el tuyo, coge las riendas mientras ensillo al mío y salimos.
____ se adelantó y tomó las riendas de Harry.
Harry le señaló.
—Lleva el caballo hasta allí y espérame.
____ se movió y el caballo la siguió obediente. Mientras esperaba a Harry, acarició el cuello de la yegua. Era una belleza. Ojos gentiles. La cabeza se le mecía apreciativa, mientras ____ le acariciaba las crines.
Unos segundos más tarde, vino Harry con su montura.
— ¿Estás lista?
____ asintió. Mientras Harry caminaba por delante de ella, miró apreciativamente su cuerpo. Maldita sea, el hombre llenaba un par de vaqueros como ninguno. Parecía extremadamente masculino con su abrigo forrado, Stetson y botas. Y su trasero. ¿Qué podía decir sobre un hombre qué tenía un culo qué imploraba ser tocado, acariciado y apretado?
Apretó las piernas y caminó. Estaba llena de hormonas. ¿Pero quién podría culparla después de la noche anterior? Sus mejillas se enrojecieron cuando recordó todo lo que hicieron. No podía esperar a volver a hacerlo.
— ¿Necesitas de ayuda para montar? —preguntó Harry, cerca de su oreja.
Saltó y miró alrededor. ¡Maldición! Ni siquiera se dio cuenta que salieron. Es difícil darse cuenta del frío, cuando tu cuerpo estaba ardiendo.
Suspiró y miró su yegua. Ella era menuda y había mucho hasta la montura. Echó un vistazo a Harry. Él le sonrió ampliamente y en un rápido movimiento, envolvió sus grandes manos alrededor de su cintura y la alzó fácilmente.
—Misty es una buena montura. Me seguirá, así que no tienes que preocuparte. Solo disfruta —dijo Harry.
Ella le sonrió. Su mano se demoró en la pierna, a la que apretó antes de de montar su propio caballo.
Escogieron su camino a través de la nieve, por delante de la cabaña. ____ miró la cabaña. Estaba totalmente escondida en las montañas, como si los hermanos la hubieran tallado de la propia montaña. La nieve cubría el tejado y salía humo de la chimenea de piedra. Parecía una escena sacada de una tarjeta postal. Y ahora era su casa.
Su pecho se apretó y ella tuvo el absurdo impulso de reírse como un niño en una tienda de dulces.
Casa.
La vida era una extraña cadena de ironías. Lo aprendió bastante rápido. Solamente con la muerte de sus sueños, los encontró.
¿Pero funcionaría?
Una sombra de duda arruinó su alegría. Pensó que Mason era la respuesta a sus sueños. Rico, aparentemente enamorado de ella, protector. El hombre de los sueños de cualquier joven. O pesadillas.
¿Volvía a hacer el mismo error? No pensó en la decisión de casarse con Mason y se quemó.
Frunció el ceño. ¿Si no hubiera existido Mason, si no habría necesitado desesperadamente un lugar en donde esconderse, habría conocido a los hermanos y lo qué ofrecían?
Intentó encontrar la mujer que fue antes de Mason, pero encontró que era imposible igualar la mujer que era con la que fue.
Le dolía la cabeza. Intentaba demasiado analizar sus sentimientos. Sabía lo qué pensaba que sentía por los hermanos, pero ¿y si estaba equivocada? ¿Y si la atracción qué sentía por ellos era solo una medida de conservación? ¿Gratitud por el seguro refugio qué le proporcionaba?
¡Mierda!
No era justo para ellos. Querían una mujer que los podía amar a los tres, no una mujer que no podía pensar por sí misma, que era un desastre, una que tomaba malas decisiones.
—Si frunces más el rostro, tu bonita cara va a quedar arrugada para siempre —dijo Harry.
Ella le echó un vistazo, y un calor culpable bañaba sus mejillas. No había prestado ninguna atención, a él, a su caballo o a donde iban. Y Harry se dio cuenta.
—Discúlpame —dijo bajito—. Estaba pensando.
Harry encogió los hombros.
—Fue por eso que te invité a salir un poco. Parecía que necesitabas una pausa.
Se volvió en la silla, mirando fijamente hacia delante, y el silencio bajó otra vez entre ellos.
Suspiró. Él no insistía. Le gustaba eso. Pero ninguno de los hermanos insistía demasiado. Liam podía ser exigente. Cualquier idiota podía ver esto, pero no sobrepasaba sus límites.
—Es bonito aquí —comentó ella, enfocando su atención en Harry.
Él asintió.
—Ningún lugar en la tierra es más hermoso que las Montañas Rocosas.
Amaba aquel lugar. Lo podía decir por como sus ojos se empañaron mientras miraba el paisaje. Algo de su desolación y tormento que llevaba como un permanente tatuaje desapareció, reemplazado por la satisfacción.
— ¿Cómo llegaron aquí? —preguntó ella.
Él volvió a encoger los hombros.
—Crecimos en un rancho. Era natural que quisiéramos uno. Y nos gusta cazar. Así que decidimos combinar esos factores y vivir de ello.
Ella pensó durante un instante. La cabaña en la que vivían era grande. Aunque no comían en el comedor, el cuarto tenía una mesa en la que cabían fácilmente dos docenas de personas. Y había varios cuartos a los que aún no había explorado. Un pensamiento preocupante apareció en su mente.
— ¿Así que cuándo llega la temporada de caza, hay muchos cazadores en la cabaña? —preguntó.
La estudió durante un momento, como si hurgara en sus pensamientos.
— ¿Estás preocupada sobre lo que pensarán? —preguntó, su tono era ligeramente desafiante.
—No lo sé —dijo honestamente—. Quiero decir, yo no sé como me presentarán. ¿Cómo me presentarán a otras personas?
—Como nuestra mujer —respondió él.
Sintió temblar a su estómago. Por un lado, parecía broma, la idea de que tres hombres tan sensuales, la reclamaban como su mujer, pero por otra parte podía ser muy embarazoso.
—Te acostumbrarás —dijo él.
Se sintió que sus mejillas volvían a calentarse mientras se le ocurría otro pensamiento. Uno que no había considerado, pero a la vista de su muy distinta relación, no estaba segura.
Se tocó la garganta, pensando en como formular la pregunta.
Harry suspiró.
—Solo dilo. Cualquier cosa. No te voy a morder.
Ella lo miró, mientras que se ponía más roja con cada segundo.
—Solo me estaba preguntando... no estaba segura... —se paró—. ¿No habrá otros, verdad?
Sus ojos se oscurecieron y su cara se endureció.
—Mataré a cualquier hombre que se atreva a tocarte.
La respuesta la aliviaba.
Harry continuó:
—Solo porque tenemos una situación distinta, una en la que nos estamos acostando con la misma mujer, no significa que vamos a compartirla con cualquier hombre. Eres nuestra. Nos perteneces, corazón y alma, y si otro hombre se atreve a mirarte, le arrancaremos la polla y se la meteremos por la garganta.
Ella no podía pararse. Se rió. Entonces se puso seria:
—Espero que no cometan un error.
Él se quitó el Stetson para mirarla mejor.
— ¿Estamos cometiendo un error, ____?
Ella se encogió bajo su franca evaluación.
—No quiero que cometan un error —susurró ella—. No quiero que todo esto sea un error.
—Quizá estás apresurando las cosas —dijo él—, no hay ninguna prisa. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Aceptó el confort de sus palabras. Y quizá se estuviera apresurando. Mientras se sentía bien con la situación en la que se encontraba —no, que escogió—. Las relaciones llevaban su tiempo, aunque tenía la costumbre de lanzarse en ellas. Sonó como si estuvieran dispuestos a concederle tiempo, y le era agradecida.
Quedó sorprendida al ver que volvía a estar cerca de la cabaña. No se fijó en el paseo, perdida en sus pensamientos.
Fueron por detrás y pararon en el exterior del granero. Harry se deslizó de su caballo y la ayudó a bajar. Aterrizó a pocos centímetros de él y el calor de su cuerpo la alcanzó y la envolvió. Olía tan malditamente sexy. Justo como debería un hombre. Madera, cuero y una pizca de salvajismo.
Puso la mano en su pecho, incapaz de resistir la tentación. Su calor le quemó la mano. Harry gruñó.
—Vamos a llevar los caballos antes que te folle aquí mismo, en la nieve.
El deseo llenó cada pulgada de su cuerpo. Sus pezones se endurecieron, y rayos de placer ardían entre sus piernas, ante sus explicitas palabras.
Sus manos temblaban y lo siguió en el granero. Lo miró, mientras cepillaba los caballos. Imaginó que eran sus manos por su cuerpo, en vez del caballo. El sudor cubrió sus cejas. Lo quería. Aquí. Ahora.
¿Y si podía reunir el coraje, que la paraba de tomar lo que quería?
Última edición por Little BadGirl el Miér 18 Dic 2013, 3:27 pm, editado 1 vez
byers.
Capítulo 11.
A ____ la abandonó todo el coraje, mientras se acercaba a Harry. Como si la sintiera acercándose, se volvió, después de cerrar la puerta y la estudió durante un momento.
— ¿Quieres algo?
¡Qué pregunta! Ella tragó una vez, y otra vez.
—Te deseo —dijo rápidamente.
Él le dedicó una sonrisa sensual y arrogante.
—Entonces ven y cógeme —dijo, y extendió sus brazos en señal de rendición.
Temblaba nerviosa, pero caminó lentamente hacía él. Miró fijamente hacía la excitación que no ocultaban sus pantalones, excitación que se hizo más evidente con su proclamación. Sabía exactamente lo que quería hacer con él. Quería saborearlo de nuevo, como hizo anteriormente.
Alcanzó el botón de sus vaqueros, y lo oyó como comenzaba a jadear, cuando abrió la cremallera hasta el borde de la ropa interior.
—Sácatelos —susurró ella—. Quiero verte desnudo.
De alguna manera, la imagen de él sacando su verga, la excitaba de una manera salvaje. Quería que aquella imagen cobrara vida.
—Ponte de rodillas —le ordenó él.
Accedió apresurosamente, y metió la mano en su pantalón, retiró su verga. Se acercó, queriendo tocarlo. Lo rodeó con las manos y lo acercó a sus labios, estaba duro como una piedra. Sacó su lengua y delicadamente la enrolló en torno de la cabeza. Él se estremeció, gimió y empujó, buscando su boca.
Ella colocó su mano alrededor de su verga y la dirigió hacia su boca. Lo dejó deslizarse por sus labios por algunos instantes, antes de chuparlo suavemente.
—¡Oh, Dios mío! Soy tuyo, cómelo todo.
Enredó su mano en sus pelos mientras empujaba la verga en su boca.
Le encantaba el contraste entre la piel suave y lisa, y su dureza de hierro. Tenía un gusto exótico, todo macho, como su olor. Deslizó la verga hasta el fondo de su garganta. Quería más. Quería hacerlo gozar. Quería hacerlo sentir tan descontroladamente, como él la hacía sentirse en sus brazos.
Los suaves sonidos de su chupada llenaban el granero. El sonido le parecía erótico y aumentó su excitación. Lo acarició todo y deslizó la lengua por toda su largura.
—Eres una seductora —susurró él, con voz ronca.
Ella sonrió. Se sentía seductora. Adoraba eso. Puso lo que conseguía de su polla en la boca y continuó acariciándolo con la lengua, luego acarició la vena espesa, hasta sus bolas. Tomó una en la boca, disfrutando sentir su cuerpo cada vez más tenso. Después, fijó su atención en la otra, chupando y acariciando con la lengua.
—Tienes que parar —gimió—. Si no, me voy a correr.
Ella se sentó sobre sus talones y le dirigió una sonrisa traviesa:
—Eso es lo que deseo.
Él la cogió en sus brazos y selló su boca con un beso ardiente, y sus lenguas chocaban en medio de jadeos.
—Quítate esos malditos pantalones —exigió él.
Rápidamente, ella se quitó las botas y los vaqueros. Harry desgarró sus bragas, el leve material se rompió fácilmente. Antes de darse cuenta de que estaba haciendo él, fue alzada en sus brazos, con las piernas alrededor de su cintura.
En una dura embestida, se empujó profundamente en su humedad. Ella gritó, haciendo eco en el granero. Su vagina se convulsionó, en una invitación adicional.
Él la sostuvo con un brazo y con el otro, arrancó su abrigo. En cuanto la vio libre, rodeó su cintura con los dos brazos y empezó a empujar. Sintió la cremallera del pantalón rozando su culo, mientras se movía en ella.
Pasó los brazos en torno a su cuello y se abandonó a las sensaciones.
—Eres tan jodidamente bella... —declaró él.
Enterrado hondamente en ella, se movió hasta arrimarla en la pared del granero. Entonces comenzó a joderla con fuerza.
Besaba y chupaba su hombro, su cuello y cuando alcanzó la piel delicada cercana a la oreja, le dio una mordedura.
Lo agarró por el pelo. Ella no era apacible, pero él tampoco. Movió la cabeza de su cuello y fundió sus labios. Tenía hambre. Hambrienta de él. Y parecía que no podía conseguir bastante.
Empujaba más duro, y más duro, su espalda chocaba contra la pared, pero a ella no le importaba. Ella lo quería más adentro.
Las manos de él bajaron por la cintura y se dirigieron a su trasero, envolviendo las dos nalgas y acercándola, después alejándola. Sintió que él intentaba penetrar su apretado ano con un dedo y se puso tensa.
—Relájate —susurró él contra su oído.
Antes de que pudiera reaccionar, sintió que él empujaba un dedo en su interior. Resistió, y el dolor casi la hizo alcanzar el orgasmo.
Entonces, otro dedo se juntó al primero. Su verga bombeaba su vagina, sus dedos penetraban su culo. Era más de lo que podía aguantar. Él se retiró y empujó de nuevo, mientras continuaba penetrándola con sus dedos en su culo. Ella estalló:
—¡Oh, Dios! ¡No pares! —gimió.
Él la agarraba firmemente en sus brazos, mientras la penetraba con golpes largos y duros. Gracias a Dios porque ella estaba completamente exhausta. Su cuerpo se partió en millones de pedazos, cuando el orgasmo la consumió. Flashes coloridos estallaban ante sus ojos antes de cerrarlos, incapaz de aguantar las sensaciones.
—Oh, Dios, muñeca, me estoy corriendo —gritó en su oído.
Ella se abandonó en su pecho, sus brazos lo enlazaron suavemente, mientras él inundaba su coño.
Descansó el rostro en su cuello, jadeando. Los brazos de él la mantenían firme, la verga aún enterrada profundamente dentro de ella. Permanecieron así un largo tiempo, hasta que él apartó su cara de su cuello, y le dio un beso suave.
—¿Puedes mantenerte de pie? —preguntó, mientras se alejaba ligeramente, liberando su verga.
Asintió con la cabeza, aunque no estaba completamente segura de poder hacerlo. Él la deslizó cuidadosamente por su cuerpo y la mantuvo agarrada hasta tener la certeza de que conseguiría sostener su peso.
Metió su verga dentro de los pantalones y cerró la cremallera. Entonces la abrazó, acercándola contra su pecho, descansó la barbilla sobre su cabeza y permanecieron en silencio.
Mientras que su cuerpo se calmó, sintió el frío viento que penetraba por las paredes del granero. Se estremeció en sus brazos y él la apartó, apresurándose en recuperar sus vaqueros, que descansaban en el suelo.
Ella se los puso y volvieron a abrazarse. Dobló su cabeza y la besó. Un beso profundo, tranquilo. Más lento que el habitual, caliente como el infierno.
Suspiró contra sus labios y se apoyó en su pecho. Se sentía débil como una gatita, completamente saciada.
—Vamos a volver a casa —dijo Harry, con la voz profunda, contra su rostro.
Agarró sus botas y el abrigo y siguió a Harry hacia fuera del granero. Entraron en la cocina, sacudiendo la nieve de los zapatos. Sacó el abrigo y las botas y se dirigió hacia la sala.
Buscaba a los otros. Quería saber donde estaban, se sentía segura junto a ellos.
Liam estaba en el ordenador y Louis acostado en el sofá viendo la televisión. Se acercó y se acostó en el sofá con Louis, su confianza afianzada después de lo que había ocurrido en el granero. Además, quería un abrazo afectuoso después del sexo con Harry.
Louis la envolvió en sus brazos y la acercó a su pecho. Levantó las cejas cuando vio su apariencia arrugada.
—¿Tú y Harry, tuvisteis un buen paseo?
Enrojeció, asintió con la cabeza, y se apoyó en su hombro.
Él se rió acariciando su cara y su pelo.
Bostezó, y se acurrucó más contra el cuerpo de Louis.
Última edición por Little BadGirl el Miér 18 Dic 2013, 3:28 pm, editado 1 vez
byers.
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
OMG me encantó ese cap. Fue muy hot *--* Síguelaa x
Invitado
Invitado
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
Por Dios hasta yo me calente!! okno pero tienes que seguirla mujer
Sougu^^
Capítulo 12.
Cuando ____ se despertó, estaba sola en la cama. Parpadeando a causa del sueño, se dirigió al cuarto, para encontrarlo vacío. Bostezando, se sentó en la cama para consultar el reloj. Por lo menos no había dormido el día entero.
Fue hasta a cocina. Miró por la ventana y descubrió a Liam cortando madera. Harry y Louis debían estar cuidando los caballos o realizando otras tareas.
Se sentó en uno de los taburetes, y apoyó la barbilla en las manos. ¿Qué podría hacer allí? ¿Qué tipo de contribución podría dar? Sabía por las charlas de los hombres que eran guías durante la temporada de caza, pero no sabía que hacían durante el resto del año.
Suspiró. Resolvió enumerar sus cualidades y paró cuando alcanzó a cinco. No era una imbécil, pero necesitaba admitir que sola, nunca hizo muchas cosas. Pobre niña rica. Hizo una mueca de dolor, entonces agitó la cabeza negándolo. No, ya no era aquella criatura dependiente.
Sus padres murieron en un accidente, cuando aún era una adolescente. Un primo distante cuidó su herencia hasta que cumplió los veintiún años, cuando necesitó asumirlo sola. Solo que no le llevo mucho hasta que buscó la ayuda de Mason.
Torció los labios en una sonrisa. Fue una idiota. Gracias a Dios por haber descubierto la verdad y se preparó para protegerse antes que fuera demasiado tarde.
Si se hubiera quedado con Mason, probablemente ya estaría muerta. O peor. Completamente dominada por él.
Aquí se sentía libre. Libre de ser ella misma. Libre de su estúpido pasado. Era su oportunidad de comenzar de nuevo y hacer las cosas bien. Tomar las decisiones correctas.
—No vuelvas a estropearlo todo, ____ —se dijo.
Mirando de nuevo el reloj, se levantó. Tenía tiempo de darse una ducha antes de la cena. Cuando volverían los hombres, los preguntaría que podría hacer para ayudar en la cabaña.
Entró en el baño y abrió la ducha. Se alejó, se quitó los pantalones y se acercó al lavabo para dejar su camisa, mientras esperaba que se calentara el agua.
Se miró en el espejo y estremeció a causa del horrible color de su pelo. Cuando fueran a Denver, iría a una peluquería para arreglar aquel tinte.
Descubriendo qué el vapor empezaba a ascender en la ducha, empezó a desabotonar la camisa, cuando se abrió la puerta y vio entrar a Louis.
Se paró un momento antes de ponerse detrás de ella, abrazó sus hombros y empezó a besar su cuello.
Ella gimió, su piel se ponía de gallina.
—¿Quieres compañía? —murmuró él.
Sonrió dando la vuelta para abrazarlo.
—¿Te estás ofreciendo para frotar mi espalda?
—Me estoy ofreciendo para hacer mucho más —dijo perversamente.
—Entonces te veré allí.
Rápidamente, se quito la camisa y pasó por delante de él, entrando en la ducha. Apenas tuvo tiempo para entrar bajo del agua caliente de la ducha, antes de que la puerta se abriera y entrara un desnudo y excitado Louis.
Sus ojos lo devoraron. El agua adornaba de cuentas de sus pelos y se deslizaba goteando por los músculos, desde su tórax hasta el abdomen. Allí, desaparecían en la mata de pelo que rodeaba su hinchada erección.
Agarró sus manos y las sujetó sobre la cabeza, mientras la empujaba contra la pared de la ducha. El agua bailaba encima de ambos, cuando se agachó para besarla.
Su cuerpo duro cubrió el de ella, rozándola con la promesa de lo que estaba por venir.
Intentó libertar una de las manos. Quería tocarlo. Pero él las mantuvo agarradas en lo alto.
Su polla rozaba su suave vientre, mientras que su boca dejaba un sendero de erótico fuego en el cuello.
Entonces, la soltó:
—Date la vuelta —ordenó.
Giró el cuerpo hasta sentir la espalda acurrucada contra el tórax. Estiró la mano para alcanzar el jabón y enjabonarla.
Comenzó por el estomago, amasando y enjabonando suavemente. Entonces recorrió el camino hasta los pechos, los envolvió con las manos, rodando los pezones entre los dedos.
Gimió y se acercó más a su cuerpo.
Con la mano derecha, la acarició hasta la pelvis, restregando ligeramente, y la deslizó entre las piernas. Con la mano izquierda continuaba atendiendo sus pechos, mientras penetraba aún más entre sus piernas, deslizándose, embromando y abriendo sus pliegues.
Ella se retorció contra él, la tensión la invadía, estirándola hasta lo imposible. Entonces sintió deslizarse un dedo sobre su clítoris y sus piernas se estremecieron, amenazando con doblarse.
Sin preaviso, las manos la dejaron y se sintió empujada contra la pared de la ducha, mientras que el agua continuaba fluyendo alrededor de ellos.
La pared estaba fresca, el agua caliente y su cuerpo temblaba de anticipación cuando lo sintió abriendo sus piernas.
De nuevo tuvo sus manos levantadas y sujetadas mientras lo sentía apartar sus piernas con el muslo. Sintió su polla acariciando su culo, antes de pararse entre sus piernas. Con la rodilla, sostuvo su culo suficiente para ubicarse en la apertura de su coño.
Entonces la penetró hondamente, haciéndola balancearse contra la pared de azulejos. ¡Oh, Dios! ¡Era tan profundo! ¡Se sentía tan bien! Cerró los ojos y apretó la mejilla contra la pared.
—Mantén las manos en alto —ordenó, soltándoselas.
Obedeció, manteniéndolas encima de la cabeza, firmemente apretadas contra la pared. Él puso las manos en sus caderas, levantándola más, sujetándola con firmeza mientras se hundía en ella una y otra vez.
Estaba tan caliente. Era difícil respirar. Nunca sintió tal exquisito placer.
Su culo descansaba contra su duro abdomen y su polla la penetraba tan hondamente como era posible. Aún así, quería más. Él se retiró despacio y empujó adelante, saliéndose de nuevo y penetrándola una vez más.
Se mordía los labios para evitar gritar en deliciosa agonía. Se sentía lista para estallar, pero él deliberadamente, no se lo permitía aún, moviéndose lentamente. Podía llevarla a un clímax vertiginoso en cualquier momento, pero lo retrasaba, optando por un ritmo lento y pausado.
Una mano la agarró por la cadera, y la otra resbaló entre sus piernas. Encontró su clítoris y empezó a rozarlo en un movimiento circular mientras la follaba por detrás.
—¡Louis! —gritó ella.
—Suave, cariño, te tengo —susurró él—. Todavía no. Todavía no. —Ella gimió cuando él se detuvo.
Estaba tan cerca. Tan malditamente cerca. La mano dejó el coño y subió a los pechos. Rodeó vagamente un pezón con los dedos, rozando suavemente la punta fruncida. Sintió la caricia hasta su centro.
Se movió al otro, tomando el pecho en la mano, rozando el pezón, embromándola despiadadamente.
—Por favor, Louis —jadeó ella—. ¡Déjame correrme!
Él se rió suavemente.
—¿Lo quieres duro, cariño?
—¡Ah Dios, sí, fóllame, por favor! —Él apretó sus pezones hasta que se pusieron erguidos y tiesos, pidiendo más. Entonces puso las ambas manos en sus caderas y se meció contra ella, hundiéndose profundo, duramente—. ¡Sí, sí! —lloraba ella. Estaba cerca. Cerró los ojos y arqueó su cabeza. Las manos resbalaron por las paredes mientras que él la cogía más duro. El agua se enfriaba, pero no le importaba.
El golpe de las caderas contra su culo, llenó el cuarto de baño, el suave ruido de carne contra carne se escuchaba más fuerte por la humedad de sus cuerpos. La tensión acumulada era casi dolorosa por su intensidad. El fuego rabiaba en la ingle y se extendía rápidamente al estómago y pechos. Cada músculo en su cuerpo se apretó más y más.
—Déjate llevar, cariño, ven conmigo —gruñó Louis en la oreja. Empujó más duro, en medio de su propia liberación. Ella sentía el chorro caliente de semen de su verga, y explotó.
La sujetaba con un brazo, por debajo de los pechos, para que no se cayera. Estaba fijado profundamente dentro de ella, y su cuerpo se sacudió por la fuerza de su orgasmo. La cabeza se movió, deslizando por la mojada superficie de la pared del baño. Ella usó las manos para sujetarse, mientras respiraba entrecortado.
La iban a matar. Lo sentía deslizándose de su cuerpo, sentía su tibia crema goteando por sus piernas. Entonces él la levantó, la giró y la abrazó contra su pecho.
—Te quiero. —Las palabras murmuradas contra su pelo, la hicieron tensarse por la sorpresa. ¿Lo escuchó bien? Movió la cabeza y lo miró en los ojos. La quemaban con deseo, pero brillaron con algo más. Amor.
La emoción le secó la garganta. Las lágrimas quemaban sus párpados y amenazaban con caerse. No sabía que decir, que responder. Pero sabía que lo dijo en serio.
—Déjame limpiarte, muñeca —dijo él gentilmente. La lavó, cubriendo tiernamente cada trocito de su cuerpo. Entonces enjabonó el pelo y lo aclaró para ella. Cuándo acabó, paró el agua y la sacó de la ducha. La envolvió en una toalla tupida y grande alrededor de ella y la abrazó, teniéndola apretadamente durante varios segundos. Ella se sentía absurdamente mareada, y vacilante. Se sentía obligaba de decirle, decirle que ella también lo amaba, pero las palabras se atascaban en la garganta.
Todavía no estaba lista, no estaba completamente segura de la profundidad de sus sentimientos, y más que nada, quería hacerlo bien.
Última edición por Little BadGirl el Miér 18 Dic 2013, 3:29 pm, editado 1 vez
byers.
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
Vas happenin? escribió:hay siguela!!!
ya quiero saber que pasa en los otros 4 capitulos
hay llego danielle! :gasp:
Ya la seguí!
Gracias por esperar, de verdad.
¡¡Al fin terminé las clases!!
Besos :3
DaiXx
byers.
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
HUA!!! ESTUVO GENIAL LA MARATÓN :chkt: ... ME ENCANTO... ELLOS TRES SON TAN ASDFGHJKL... TODOS :latigo: JAJAJA!!! SIGUELA!!!
Vas happenin?
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
enserio tienes que seguirla amo tu novela
ele tomlinson
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
Hola! Nueva lectora! me encanta la nove, aunque sea totalmente sexualllll es muy tierna!
Espero que sigas subiendo capitulos.. eres una genia! un besoooooooo
Espero que sigas subiendo capitulos.. eres una genia! un besoooooooo
Invitado
Invitado
Re: Our Women |Louis T. Harry S. Liam P. & _____| [SÚPER HOT] ¡TERMINADA!
¡Chicas!
Esto no lo pude escribir ayer por razones personales. No, me corrieron de la compu -.- jeje
Bien, ahí está su maratón. Quería hacerlo más adelante pero como me demore, demasiado hasta para mi gusto, se los regalé :3
Primero, pobre y maldita Danielle ¬¬. Segundo, puto Mason e.e Tercero, ¡SEXO HARD! Jajaja, llena de emociones la maratón ¿no? No sé a ustedes pero yo la amé <3
Recuerdo cuando la leí que fue... uf! Estoy muy de acuerdo con un comentario ¡Yo también me calenté! jajaja de verdad :$ Así que no te preocupes Mery jeje
Oh y... ¡Bienvenida Serenity! Amo tu name :3 jeje is so cute
Bien, eso. Ya veo cuando la sigo, si puedo probablemente hoy.
Besos, las quiero y perdón nuevamente por la demora. Pero ya no pasará porque estoy de vacaciones wii :party:, gracias por las que no me abandonaron y siguen leyendo la nove, bye :).
DaiXx
byers.
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