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Fear {Harry Styles}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Fear {Harry Styles}
oooooooh esta bien...ay ni siquiera se como describirla, por favor no la canceles por que lloro:( y no me quieres hacer llorar ¿verdad? siguela cuando puedas pero hazlo (((: x
YangArmy
Re: Fear {Harry Styles}
Chaper O3
—Claramente no hay vida en el exterior —sentenció Joan, quitando el envoltorio de la magdalena y mirándola a contra luz, admirando los pedacitos de azúcar que se pegaban al molde.
—Eso quieren hacer que creas tu la NASA, para no asustarnos —repuso Kym, robándole una patata a Clary, quien miraba confundida su bandeja, ensimismada en sus pensamientos, una vez más.
—Jum... No creo —la lengua de Joan pasó por la magdalena, deleitándose del sabor a azúcar y a los trozos de chocolate, que se habían colado.
—Claro que no lo crees —Kym la señaló con otra patata, de manera acusadora, y achinó sus grandes ojos castaños— pero no puedes demostrar lo contrario.
Joan le dió un mordisco a su magdalena, y masticó el bocado, mientras se encogía de hombros en respuesta a la afirmación de Kym, la cuál sonrió victoriosa ante la derrota inminente de su amiga coreana.
—No puedo negarlo —una migafa cayó de la comisura de Joan— pero tampoco lo afirmaré.
—Se vé que tu vena democrática ha fallecido —dijo Kym, limpiándose las yemas de los dedos con una servilleta arrugada de papel blanco.
Joan bufó, con los labios manchados de chocolate, que se encontraba en el interior de la magdalena.
—Por lo menos, presto atención, no como ciertas Clarissas.
Clary pestañeó, seguidamente, y miró confusamente a sus amigas, las cuales estallaban en carcajadas.
—¿Qué ocurre? —balbuceó la castaña, recogiéndose el pelo tras las orejas, y los ojos brillantes.
Joan se encogió de hombros, e hizó una bola con el emboltorio de la magdalena, que ya había comido.
—Hablabamos de la vida fuera del planeta —aclaró Kym, siempre la que solía contestar sin vergüenza— pero vemos que has estado demasiado ocupada quedándote empanada mirando tu bandeja.
—Yo... —Clary agachó la cabeza, avergonzada—. Lo siento.
Kym negó con la cabeza, y echó su cabello rubio hacía atrás, dejando que sus ojos violáceos se marcarán más bajo la raya azul clara.
—No pasa nada —sonrió, y apoyó sus codos en la mesa redonda, dejando que la luz solar que se filtraba por la ventana alumbrará su rostro—. Ahora dinos, Clary, ¿en qué pensabas?
—Nadie —contestó la joven, deslizándose un poco en la silla, lejos del alcance de su amiga—. Simplemente meditaba donde he dejado mi cuaderno de dibujo porque...
Kym levantó una mano, haciéndola callar, y cuestionó, descortermente:
—Y yo, Kymberlie Snow nací ayer, precisamente —su dedo índice se movió en signo de negación—. Vamos, cuéntanos.
Clary hizó un ligero mohín con la boca, resaltando sus pecas.
—¿Y que tal si te digo qué...?
Un flash cubrió sus ojos, blanco y cegador. Pronto, la joven vislumbró una silueta oscura, que se acercaba hacía ella, rápidamente.
"Salvanos"
"Rescatanos de las sombras en las que hemos sido encarceladas"
Las voces ascendieron de tono, hasta transformarse en una atmósfera llena de contundentes voces que hablaban a la vez, lamentándose y suplicando ser salvadas. La figura estiró el brazo hacía Clary, la cual miraba todo con los ojos abiertos y hundidos de terror y la piel notablemente más pálida que de costumbre.
—Lilibeth, libéramos —su voz era aspera y grutural, como si hablará a traves de un enorme tubo de gas.
La mano de la sombra tocó la piel de Clary y la joven despertó.
Cuando regresó a la realidad, y los puntos negros dejaron de bañar su visión, se encontró con todos los ojos del comedor, que la observaban con precaución. Pronto se escuchó un murmullo, y unas risitas bajas ha modo de respuesta. Clary se preguntó que había pasado.
—¿Estas bien? —cuestionó Kym, mirándola con las cejas rubias claras fruncidas.
—Em... sí —musitó Clary, pasándose las manos por las mejillas sin color salpicadas de pecas—. Creo que necesito un poco de aire libre.
Joan la miró atentamente y se ofreció:
—¿Quieres que te acompañe?
Clary negó con la cabeza, y sonrió enfermamente, para después salir corriendo hacía la puerta de la salida, y adentrarse en el campus sur. Para cuando salió, sus mejillas habían recuperado cierto color y sus ojos, ya no eran tan vidriosos como antes. La camiseta blanca con el dibujo del Starbucks, estaba arrugada y tenía una horrible mancha de chocolate, en la letra U y los vaqueros largos, le quedaban holgados. Clary pasó una delgada mano por la mata de pelo, señalando su pequeña frustración. No comprendía lo que había pasado en el comedor. Aquella imagen, y las voces, que la abrumaban con fuerza. A lo mejor se estaba volviendo loca, y ella ni lo sabía.
La falta de sueño, se justificó, mientras escuchaba el timbre, dando por finalizada la hora del comedor y dando por empezada la última clase del día. Clary se planteó la idea de decirle al profesor de Biología, el señor Brook, que se encontraba mal y que prefería marcharse a casa pero enseguida descartó la idea, a la vez que avanzaba por los pasillos. No podía permitirse perder una clase entera, de la clase en la que iba demasiado floja, por un pequeño desliz contundente que nadie tomaría enserio.
Clary estaba en su penúltimo año de instituto, en el Mrs. Janey Bembridge, uno de los quince pobres institutos de la Isla de Wight, que pertenecía a Inglaterra. La ciudad de Bembridge se encontraba al este de la isla, cercana a otras cuatro ciudades, que estaban como a cincuenta kilómetros, quizás setenta de distancia. Clary vivía con su madre, Dianna y su hermana mayor, Chelsey. Su padre, según le había contado su madre, había muerto en batalla, ya que estaba alistado en la marina británica. La joven no recordaba nada sobre el hombre, ya que no lo había conocido, pero según como hablaban su madre y su hermana, era un gran hombre.
Cuando entró a la clase de Biología, con una coleta malhecha por el camino, todos se encontraban sentados en parejas, mientras el profesor Brook, daba las explicaciones de como debía hacerse una disseción a la pobre rana que se encontraba atada a la bandeja metálica. Clary sintió como su cuerpo perdía energía, al recordar aquel dichoso día. A lo mejor, no había sido tan mala idea marcharse a casa.
—Stones —la llamó el profesor—, llega tarde.
—Sí, lo siento. No me encontraba bien y...
El hombre la interrumpió, con un gesto de cabeza.
—De acuerdo, comprendo. Póngase la bata y coloquesé con... —el profesor entrecerró los ojos, buscando a algún alumno libre— el señor Styles.
Harry levantó su verde mirada de sus apuntes, mientras arrugaba el ceño, mostrando verdadera confusión. Clary asintió, cogiendo su mochila y colgándosela del hombro, intentando parecer indiferente.
Caminó hasta Harry, el cual había regresado toda su atención a los apuntes de su cuaderno de cuadrícula. Clary tragó saliva, y se sentó en la silla que estaba al lado, dejando caer su mochila al suelo. Se encontraba nerviosa, irracionalmente. Echó una mirada veloz al pobre animal que se encontraba atado a la bandeja, y tragó con dificultad saliva.
—Bien chicos —dijo el señor Brook, rascándose sus rizos grisáceos, peinados con gomina—. Hoy vamos a inspeccionar una rana. Quiero que hagan un pequeño informe con su compañero de mesa, sobre el peso de los órganos internos, su estado y quiero que me hagan aparte, una ficha de cuanto tiempo ha tardado su anfibio en morir oficialmente —un brillo maniático inundó sus ojos, provocando que los pelos de los brazos de Clary se erizaran de puro horror.
La joven se colocó la bata blanca, que colgaba de un perchero. En el pecho izquierdo, se leía su nombre, con letra cursica hecha por ordenador. Clary se volvió a sentar en la silla, y miró en el interior de su mochila, fingiendo buscar algo, aunque en realidad evitaba la mirada de la rana o peor, la atención de Harry.
La muchacha recordó con tono lastimero como Harry había puesto final a aquella amistad, desde pequeños.
Flashback#
Clary tenía doce años, cuando todo aquello había empezado. Era un día de febrero, a finales, y la joven castaña se encontraba columpiándose en un columpio, en el jardín trasero de una bonita casa en New Caster. La casa había sido comprada por la madre de Clary y, la madre de Harry, Anne.
Ellas habían sido amigas, incluso antes de que Harry naciera, y después Clary y las culpables de que los dos chicos se hicieran amigos.
Pronto, un niño de ojos verdes y con cabello lleno de rizos castaños apareció en el jardín. Sus pálidas mejillas estaban sonrojadas, junto a la punta de su nariz, debido al frío que hacía entonces. La niña sonrió, mientras le miraba alegremente entre rizos castaños que le cubrían las mejillas pecosas. Todos hablaban del extraordinario parecido entre Clary y Harry, y con frecuencia los confudian con hermanos.
Algo pasó en la mirada de Harry, que cuando la miró, su sonrisa había sido borrada de un plumazo y, el nivel de altura menguando, hasta que se quedó sentada en el columpio, a la vez que sus pies distraidamente cavaban en la nieve sucia.
—¿Pasa algo? —le preguntó la niña, con las manos rodeando la gruesa cuerda.
Harry la miró, detenidamente, y luego, con la voz monótoma dijo:
—Quiero que dejemos de ser amigos.
Luego, se marchó.
End Flashback#
—Clarissa, ¿piensas quedarte hay sentada todo el día? —cuestionó el señor Brook, sacándola de sus pensamientos y recuerdos masoquistas.
Clary se puso roja, y miró al señor Brook, el cual esperaba una respuesta impacientememre.
—No señor —el tono de Clary sonó agudo, provocando que su cara estuviera más colorada que antes.
—Entonces ayude al señor Styles a diseccionar su rana.
Clary asintió, y miró a la rana, con pena. Estaba tumbada, boca arriba, con las patas estiradas y pegadas con cinta adesiba gris. Sus ojos, grandes y rojos, observaban todo con desesperación, mientras la garganta emitía un Croak lastimero. Clary se preguntó de que serviría todo aquello, y se colocó los guantes de látex en sus pecosas manos.
—De acuerdo Clarissa, matemos a la rana —anunció Harry, cogiendo una jeringuilla.
Clary perdió color y farfullo, estirando una mano hacía la de Harry y deteniendo el recorrido hasta la pobre rana.
—¿Es obligatorio hacer esto? —susurró Clary, mirando durante dos segundos a la rana desprotegida y después a los espectrales ojos de su amigo—. Podriamos liberar a la rana y luego inventarnos todo... o copiarselo a alguien...
Harry la miró, y algo durante unos segundos se suavizó, pareciendo menos mortal.
—No —contestó finalmente—. El profesor se dará cuenta y que yo recuerde, tus notas no son geniales.
—¿Cómo sabes...?
—Dianna habla con mi madre y, en mi casa se oye todo —contestó Harry, entrecerrando los ojos—. Ahora, ¿podrías soltarme la mano y dejar matar al anfibio. Y por favor, cronométralo.
Clary suspiró y soltó la mano de Harry. Apartó la vista, que comenzaba a inundarsele de lágrimas. Ella pudo sentir el terror de la rana, esperando sus últimos momentos de vida cuando, algo interrumpió los pensamientos de la rana, y la trayectoría de la aguja en la piel del animal.
La alarma de incendios había sido disparada, provocando que todos gritarán, de puro terror.
—Tranquilizaos —dijo el hombre, dirigéndose a la puerta— hagamos una fila ordenada y marchemos por la puerta de urgencias.
Todos obedecieron al profesor, y marcharon. Clary suspiró aliviada.
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
HOLI, lectora número 2, ahora somos lara y yo (chocalas)mujer cada vez me sorprendes más con esas ideas tuyas, verdaderamente que tienes tales, bueno mejor dejo de alagarte porque te subiré el ego, porfavor siguela y no la canceles (bastante asustada que me tienes con cancelar la segunda temporada de harmenlock) ya me di cuenta que en ninguna de tus novelas puede faltar nada de cazadores de sombras, pero te entiendo, me compre un poster de jace (jamie campbell) y lo amooo, aunque no viene al caso siguela cabeza de friki que bastantes comentarios tendrás con lara y conmigo
Wicked
Re: Fear {Harry Styles}
Ouh my fuck Rita*-* Siempre apareces en mis novelas.ritamoustache_ escribió:HOLI, lectora número 2, ahora somos lara y yo (chocalas)mujer cada vez me sorprendes más con esas ideas tuyas, verdaderamente que tienes tales, bueno mejor dejo de alagarte porque te subiré el ego, porfavor siguela y no la canceles (bastante asustada que me tienes con cancelar la segunda temporada de harmenlock) ya me di cuenta que en ninguna de tus novelas puede faltar nada de cazadores de sombras, pero te entiendo, me compre un poster de jace (jamie campbell) y lo amooo, aunque no viene al caso siguela cabeza de friki que bastantes comentarios tendrás con lara y conmigo
La verdad es que tengo mucho tiempo y me encanta estar ajeteadra.
*-*La seguire pronto.
Yno te acojones, que sigo Evangelock.
TE MATO TIENES UN PUTO POSTERS DE JAMIE CAMBELL :C yo me confomo con fotos.
Es que estoy viciada a Cazadores de Sombras (ya te had dao cuenta)
Gracias por aparecer :D
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
Chaper O4
—Esto es demasiado extraño —comentó Kym, arrugando su ceño ligeramente y mirando hacía su alrededor.
—Um... Claro que no lo es —se opuso Clary, arrancando la hierba del campus, en brinzas rebeldes que se caían de sus manos.
Ellas se encontraban en el campus sur del instituto, donde habían reunido a todos los cursos que se encontraban en las aulas del edificio del cual Clary daba clases de biología. Habían alumnos, de cuarto grado hasta segundo de Bachillerato, hablando a la vez y aprovechando el tiempo que perdían gracias a el inoportuno accidente de la alarma de incendios.
—¿No te parece extraño que la alarma de incendios se activará misteriosamente? —cuestionó Kym, ladeando la cabeza y entrecerrando los ojos.
Su tono sonaba acusador, como si quisiera decir algo.
—Puede que algún graciosillo la activará —explicó Clary, limpiándose la palma manchada de barro en los vaqueros.
—¿Y quién, si todo el mundo se encontraba en clase?
Clary se encogió de hombros, de manera que expresaba que no tenía ni idea y miró hacía su derecha, donde sentía que alguien la observaba entre las sombras, no muy lejos de su paradero. Un escalofrío recorrió su espalda, poniéndola los pelos de gallina.
—Por favor, Kymberlie —rezongó Joan, uniéndose a la conversación— no empieces con tus paranoyas.
—¿Paranoyas? —preguntó la rubia, prácticamente chillando y provocando que algunas miradas de adolescentes que se encontraban cerca cayeran sobre ellas.
—Eso mismo —arrugó la nariz Clary— probablemente la alarma la activó algún idiota.
Kym bufó, poniendo sus ojos en blanco, de manera irritante. La coreana miró unos breves instantes a la rubia con la intención de decir algo pero la cerró rápidamente, para después negar con la cabeza y tumbarse en la hierba, observando el cielo azul despejado.
Clary contempló unos breves instantes el frente, con la mirada perdida y su mente intentando buscar una respuesta para lo que había pasado en el laboratorio hace minutos. Se sentía la joven jadeando, excitada sin ninguna explicación lógica.
Apretó sus labios, y dejó que la luz solar le diera en su rostro. Ella cerró los ojos y se permitió regodearse de aquellos momentos de tranquilidad y relajación que necesitaba, mientras su cuerpo dejaba se destensaba y sus pensamientos cobraban rienda suelta.
Las imagenes a su cabeza, pronto no tardaron en aparecer, inúndando su mente dolorosamente. Eras borrosas, y pasaban a gran velocidad por sus ojos, sin dejar permitir a la muchacha distinguir algo en ellas. Aquello le produció mareo, y sintió naúseas.
El cuello cabelludo le picaba, y las uñas de sus dedos se clavaban dolorosamente en las palmas de sus manos, hundiendose en la piel.
Una sombra cruzó su rostro, y la sensación de soledad fue sustituida vagamente por una de frío.
Clary abrió un ojo, con una mueca en su rostro que intentaba detener patéticamente un bostezo de puro cansancio.
—¿Qué...?
Frente a ella se encontraba Zayn, el cual la miraba con un brillo enigmático en los ojos que aceleró el corazón de la castaña.
—Hola pecosa —saludó el morocho, de manera seductora.
—Em... hola —susurró la chica, incorporándose por completo y alzando la cara y abriendo ambos ojos.
—¿Estas sola? —cuestionó Zayn.
Clary entrecerró los ojos, y miró sobre su hombro, donde Kym y Joan observaban la escena atentas, examinando todos los movimientos del chico con sus ojos y sus dientes mordiendi sus labios coquetamente.
—Pues... —le envió una mirada de axulió a Kym, la cuál se encogió de hombros— no, no estoy sola —vió a Zayn, aclarándose la garganga—. ¿Por qué quieres saberlo?
Zayn se agachó, doblando sus rodillas lentamente y quedando a la misma altura que la cara de Clary. La castaña pudo distinguir las motas más claras en sus ojos, y las largas pestañas proyectando sombras en sus pómulos. Era hermoso, pensó la chica estremeciéndose por dentro al sentir los ojos del muchacho en los suyos.
—Soy nuevo —aclaró Zayn— y la directora me ha dicho que Clarissa Stones me ponga al día en esto. ¿Eres tú Clarissa Stones? —cuestionó.
Clary pudo oler el aliento de Zayn, que olía a chicle de menta Orbic y a manzana.
—Em... sí... soy yo Clarissa —tartamudeó Clary, quitándose un mechón molesto de los ojos verdes.
—Genial, ¿cuándo empezarás a hacerme un tour por el instituto?
Ella se sonrojó, y propuso, tímida:
—Pues... ¿te parece bien mañana?
—Claro.
El timbre sonó, estridenremente.
—Bien —ella se puso en pie, limpiándose la hierba de los pantalones—. Ya nos veremos.
Zayn asintió y se giró, con una sonrisa seductora dibujada en los labios y las manos metidas en los bolsillos de los pantalones. Clary sintió una presencia a su lado, y pronto el tacto de unas uñas clavándose en su brazo.
—No me creo que Hot Boy te haya dirigido la palabra —chilló Kym, con los ojos violáceos abiertos de par en par mientras observaba el lugar por el que el nombrado se marchado.
—¿Qué te ha dicho? —exigió Joan, arrastrando a su amiga hacía la marea de personas—. Cuéntanoslo todo.
Clary miró a sus amigas, y se sonrojó, al sentir las penetrantes miradas cernidas sobre ella.
—Tan sólo me ha dicho que la directora le ha dicho que yo seré su guía —contestó, con la voz intentando mantenerla normal, inutilmente.
—¿Y por aué tú y no nosotras? —los labios de Joan se convirtieron en una fina línea blanca.
—Porque yo me apunté voluntaria a ser de guía para los nuevos, al comenzar el curso.
Joan asintió levemente con la cabeza, y sacó las llaves de su coche, del bolsillo delantero de su bolso con volantes.
—Cierto —hizo girar las llaves en su dedo índice.
—Igualmente —comenzó a decir Kym, la cual no había tardado muchl tiempo en colocarse el casco de su moto— yo quiero saber de todo lo que hablais, ¿entiendes Stones?
Clary asintió perezosamente y miró como su amiga bajaba el cristal del casco y se subía encima de su apreciada Harley. Esta era negra, con tonos plateados a los costados, cercas de los tubos de gas que se encontraban a los laterales.
—Nos vemos a las seis en mi casa.
—Yo no puedo —repuso la joven Stones.
—¿Por qué? —preguntó Joan, coloando sus brazos en jarras y arrugando el ceño.
—Estoy castigada, por lo que pasó en la clase de Historia —suspiró, agotada.
—¿Cuál es tu castigo?
—Limpiar el aula de Historia por una semana después de las clases —hizo un gesto de negación con la cabeza y entrecerró los ojos, ante un rayo de sol molesto que le dió en la cara.
Clary pudo jurar que vió como Kym sonreía, ante la desdicha contada por su mejor amiga.
—Ya veo que empiezas a cambiar en dirección al lado oscuro —bromeó Joan, sonriendo ligeramente.
Clary sintió un escalofrío, al recordar que aquello le había dicho Styles, hace unas horas.
—Ha sido injustamente —protestó Clary, con el ceño arrugado y la vista clavada en sus Converses All Star negras.
—¿Y qué has hecho para que te castiguen injustamente? —dijo Kym, metiendo desconcentrada la llave en el contacto.
—Me quede dormida —susurró la oji-verde, desviando la vista.
Kym rió, entre dientes.
—Suerte, Stones —arrancó el motor—. Nos vemos mañana.
Clary asintió y permitió que su amiga saliera disparada en la moto, hacía la salida salida del instituto. Joan le dió dos besos en la mejilla a su amiga y después también se marchó, dejando sola a Clary en el aparcamiento. Ella se encogió de frío, y giró sobre sus talones, para marcharse a limpiar el aula de Historia.
—Tienes que limpiar los pupitres, barrer el suelo, colocar los diccionarios y las enciclopedias de Historia Inglesa por orden alfabético y por siglo —ordenó la profesora Martin, mientras dejaba en una mesa un trapo rosa roído y una botella de limpiacristales—. Después, cuando acabes, limitate a copiar la teoría que has perdido hoy al quedarte dormida y al ir al aula de castigo.
Clary asintió, sorprendida de todas las tareas que le mandaba la señora Martin en una sola sesión de castigo. La joven, pensó con horror que todo aquello tan solo acababa de comenzar y que le quedaban todavía cuatro días más por sufrir.
—Quiero la clase impoluta —la mujer escupió y una gota de saliva cayó en el rostro de la joven. Ésta se la quitó con la manga del mono de limpieza que le había entregado la profesora, disimuladamente—. A las ocho de la tarde, podrás marcharte. A las ocho menos diez pasaré por aquí, para ver como has realizado tu castigo. Si veo algún error, repetirás la tarea al día siguiente, como si fuera el primero —sonrió, maleficamente—. Que disfrute su tarde, señorita Stones.
La muchacha asintió y visualizó como la señora Martin giraba sobre sus tacones y caminaba alegremente hacía la salida del aula. Ella sintió horror, al escuchar la puerta cerrarse a escasos metros de ella, y quedar en completo silencio. Clary nunca había estado sola en el instituto, después de las clases, y aquella nueva situación le creaba un poco de ansiedad.
Caminó hacía la mesa del profesor y cogió el trapo rosa, que se encontraba ligeramente humedo bajo su tacto. Eran treinta y dos mesas, sucias y llenas de garabatos con bolígrafo. En silencio, Clary avanzó hacía una mesa, con las manos ocupadas por el limpiacristales y el trapo.
La joven se cuestionó que había hecho para merecer semejante castigo, y limpió la primera mesa, con la mente pensando en otra cosa. La señora Martin era una bruja, una persona maléfica que acogía a inofensivos e inocentes personas bajo un techo cálido y acogedor, para después comerlos asados en un horno. La imagen de una señora Martin vestida de bruja pronto se creó en su mente y eso la aterrorizó.
Siguió limpiando, con la mente creando la escena de la señora Martin retorciéndose de dolor en cuanto su piel entrará en contacto que se encontraba acumulada en un cubo de metal.
Tres horas después, la señora Martin apareció por la puerta, con sus gafas colgando a modo de collar. Sus ojos, de un fuerte tono café examinaron meticulosamente el aula, para después reparar en la joven chica de cabellos castaños y ojos verdes, que la miraba con ansiedad. Las mejillas de Clary estaban rojizas y el mono, le quedaba grande y le picaba en la piel. Una gota de sudor recorrió su sien y marcó un sendero líquido hasta acabar en el cuello.
—¿Qué le parece? —logró decir la chica, con las uñas clavadas en las palmas.
La señora Martin colocó un dedo en la estantería y lo pasó rapidamente, para después figarje en la yema de su dedo.
—Jum... no esta mal, Clarissa —comentó la mujer, dándose la vuelta—. Puedes marcharte. Nos vemos mañana a las tres, no llegue tarde.
La joven asintió, y desapareció por la puerta, con la idea fresca de cambiarse y darse una ducha en los cambiadores femeninos del gimnasio. Odiaba a la señora Martin, oficialmente. Pronto descartó la idea de ducharse en los baños femeninos, al darse cuenta de que ya era de noche y el gimnasio se encontraba a oscuras.
Se cambiaría rápido, se prometió, entrando en los vestuarios mientras su corazón se agitaba de puro terror. La terrible alucinación de un violador acechándose por la puerta corrompía los pensamientos de Clary, y aceleraba tormentosamente su corazón. Se cambió de ropa velozmente y miró su móvil, donde su hermana le había enviado un mensaje diciéndola que la esperaría en el aparcamiento.
Suspiró con alivio y corrió por los pasillos en penumbra. Tan sólo se escuchaban sus solitarios pasos, en un mar de silencio escalofriante, cuando de repente, una figura masculina cogió del brazo a Clary, quién sintió que iba a desfallecer en aquel momento.
El tacto era tibio, y la joven pudo distinguir unas uñas pintadas de laca de uñas negra y un tatuaje en la muñeca, con letras griegas.
Un grito agudo escapó de sus labios y lo acompañó un ligero temblor en las rodillas, que amenzaban por derrumbarse.
—No grites, Clarissa —ordenó la voz ronca, con un marcado acento inglés.
Clary pestañeó seguidamente y reconoció la voz en seguida:
—¿Harold?
El joven soltó el brazo de la castaña, y dió un paso hacía delante, acortando distancia y permitiendo que la chica pudiera ver su rostro con mayor claridad.
—Sí.
Clary tragó saliva, y sintió como la sangre burbujeaba de ira en sus venas.
—¿Qué diablos haces aquí?
Harry la miró unos instantes, con seriedad.
—Tenía que darte algo.
—¿No podias habermelo dado mañana? —siseó—. Me has dado un susto de muerte.
—¿Por qué? —parecía sorprendido.
La joven no contestó, sabiendo que sonaba estúpido decir que pensaba que era un violador dispuesto a robarle su virginidad en el instituto.
—¿Qué tenias que darme? —cambió de tema.
Harry abrió la boca, pero después la cerró y metió su mano en la mochila, para sacar después un cuaderno que le resultó familiar.
—¿Qué hacias tu con mi cuaderno de dibujo?
—Por error lo metí en mi mochila.
Clary lo agarró bruscamente y abrió el cuaderno, pasando las hojas.
—No falta nada —aseguró Harry—. Son muy buenos los dibujos, Clarissa.
Ella abrió sorprendida la boca.
—¿Has estado cotilleando?
Él tan sólo se encogió de hombros y la joven se sintió repentinamente seca y nerviosa. Quería marcharse.
—Em... Gracias Harry —agradeció la joven—. Ya nos veremos mañana.
Harry no hizo nada y la chica, confusa por la escena se giró, con la intención de marcharse y olvidarlo todo.
—Espera.
La voz de Harry retumbó en sus oídos y sus pies automaticamente se frenaron.
—Dime —miró sobre su hombro, con el ceño arrugado.
—Yo... —carraspeó—. Quizás mañana por la mañana podriamos quedar, como amigos.
La joven miró de manera extraña al chico de cabello rizado, y por unos segundos, atisvó lo que era antes. La imagen pronto se evaporó de su mirada.
—Em... Claro —aceptó desconfiada—. Nos vemos a las siete.
Luego, se marchó.
—Um... Claro que no lo es —se opuso Clary, arrancando la hierba del campus, en brinzas rebeldes que se caían de sus manos.
Ellas se encontraban en el campus sur del instituto, donde habían reunido a todos los cursos que se encontraban en las aulas del edificio del cual Clary daba clases de biología. Habían alumnos, de cuarto grado hasta segundo de Bachillerato, hablando a la vez y aprovechando el tiempo que perdían gracias a el inoportuno accidente de la alarma de incendios.
—¿No te parece extraño que la alarma de incendios se activará misteriosamente? —cuestionó Kym, ladeando la cabeza y entrecerrando los ojos.
Su tono sonaba acusador, como si quisiera decir algo.
—Puede que algún graciosillo la activará —explicó Clary, limpiándose la palma manchada de barro en los vaqueros.
—¿Y quién, si todo el mundo se encontraba en clase?
Clary se encogió de hombros, de manera que expresaba que no tenía ni idea y miró hacía su derecha, donde sentía que alguien la observaba entre las sombras, no muy lejos de su paradero. Un escalofrío recorrió su espalda, poniéndola los pelos de gallina.
—Por favor, Kymberlie —rezongó Joan, uniéndose a la conversación— no empieces con tus paranoyas.
—¿Paranoyas? —preguntó la rubia, prácticamente chillando y provocando que algunas miradas de adolescentes que se encontraban cerca cayeran sobre ellas.
—Eso mismo —arrugó la nariz Clary— probablemente la alarma la activó algún idiota.
Kym bufó, poniendo sus ojos en blanco, de manera irritante. La coreana miró unos breves instantes a la rubia con la intención de decir algo pero la cerró rápidamente, para después negar con la cabeza y tumbarse en la hierba, observando el cielo azul despejado.
Clary contempló unos breves instantes el frente, con la mirada perdida y su mente intentando buscar una respuesta para lo que había pasado en el laboratorio hace minutos. Se sentía la joven jadeando, excitada sin ninguna explicación lógica.
Apretó sus labios, y dejó que la luz solar le diera en su rostro. Ella cerró los ojos y se permitió regodearse de aquellos momentos de tranquilidad y relajación que necesitaba, mientras su cuerpo dejaba se destensaba y sus pensamientos cobraban rienda suelta.
Las imagenes a su cabeza, pronto no tardaron en aparecer, inúndando su mente dolorosamente. Eras borrosas, y pasaban a gran velocidad por sus ojos, sin dejar permitir a la muchacha distinguir algo en ellas. Aquello le produció mareo, y sintió naúseas.
El cuello cabelludo le picaba, y las uñas de sus dedos se clavaban dolorosamente en las palmas de sus manos, hundiendose en la piel.
Una sombra cruzó su rostro, y la sensación de soledad fue sustituida vagamente por una de frío.
Clary abrió un ojo, con una mueca en su rostro que intentaba detener patéticamente un bostezo de puro cansancio.
—¿Qué...?
Frente a ella se encontraba Zayn, el cual la miraba con un brillo enigmático en los ojos que aceleró el corazón de la castaña.
—Hola pecosa —saludó el morocho, de manera seductora.
—Em... hola —susurró la chica, incorporándose por completo y alzando la cara y abriendo ambos ojos.
—¿Estas sola? —cuestionó Zayn.
Clary entrecerró los ojos, y miró sobre su hombro, donde Kym y Joan observaban la escena atentas, examinando todos los movimientos del chico con sus ojos y sus dientes mordiendi sus labios coquetamente.
—Pues... —le envió una mirada de axulió a Kym, la cuál se encogió de hombros— no, no estoy sola —vió a Zayn, aclarándose la garganga—. ¿Por qué quieres saberlo?
Zayn se agachó, doblando sus rodillas lentamente y quedando a la misma altura que la cara de Clary. La castaña pudo distinguir las motas más claras en sus ojos, y las largas pestañas proyectando sombras en sus pómulos. Era hermoso, pensó la chica estremeciéndose por dentro al sentir los ojos del muchacho en los suyos.
—Soy nuevo —aclaró Zayn— y la directora me ha dicho que Clarissa Stones me ponga al día en esto. ¿Eres tú Clarissa Stones? —cuestionó.
Clary pudo oler el aliento de Zayn, que olía a chicle de menta Orbic y a manzana.
—Em... sí... soy yo Clarissa —tartamudeó Clary, quitándose un mechón molesto de los ojos verdes.
—Genial, ¿cuándo empezarás a hacerme un tour por el instituto?
Ella se sonrojó, y propuso, tímida:
—Pues... ¿te parece bien mañana?
—Claro.
El timbre sonó, estridenremente.
—Bien —ella se puso en pie, limpiándose la hierba de los pantalones—. Ya nos veremos.
Zayn asintió y se giró, con una sonrisa seductora dibujada en los labios y las manos metidas en los bolsillos de los pantalones. Clary sintió una presencia a su lado, y pronto el tacto de unas uñas clavándose en su brazo.
—No me creo que Hot Boy te haya dirigido la palabra —chilló Kym, con los ojos violáceos abiertos de par en par mientras observaba el lugar por el que el nombrado se marchado.
—¿Qué te ha dicho? —exigió Joan, arrastrando a su amiga hacía la marea de personas—. Cuéntanoslo todo.
Clary miró a sus amigas, y se sonrojó, al sentir las penetrantes miradas cernidas sobre ella.
—Tan sólo me ha dicho que la directora le ha dicho que yo seré su guía —contestó, con la voz intentando mantenerla normal, inutilmente.
—¿Y por aué tú y no nosotras? —los labios de Joan se convirtieron en una fina línea blanca.
—Porque yo me apunté voluntaria a ser de guía para los nuevos, al comenzar el curso.
Joan asintió levemente con la cabeza, y sacó las llaves de su coche, del bolsillo delantero de su bolso con volantes.
—Cierto —hizo girar las llaves en su dedo índice.
—Igualmente —comenzó a decir Kym, la cual no había tardado muchl tiempo en colocarse el casco de su moto— yo quiero saber de todo lo que hablais, ¿entiendes Stones?
Clary asintió perezosamente y miró como su amiga bajaba el cristal del casco y se subía encima de su apreciada Harley. Esta era negra, con tonos plateados a los costados, cercas de los tubos de gas que se encontraban a los laterales.
—Nos vemos a las seis en mi casa.
—Yo no puedo —repuso la joven Stones.
—¿Por qué? —preguntó Joan, coloando sus brazos en jarras y arrugando el ceño.
—Estoy castigada, por lo que pasó en la clase de Historia —suspiró, agotada.
—¿Cuál es tu castigo?
—Limpiar el aula de Historia por una semana después de las clases —hizo un gesto de negación con la cabeza y entrecerró los ojos, ante un rayo de sol molesto que le dió en la cara.
Clary pudo jurar que vió como Kym sonreía, ante la desdicha contada por su mejor amiga.
—Ya veo que empiezas a cambiar en dirección al lado oscuro —bromeó Joan, sonriendo ligeramente.
Clary sintió un escalofrío, al recordar que aquello le había dicho Styles, hace unas horas.
—Ha sido injustamente —protestó Clary, con el ceño arrugado y la vista clavada en sus Converses All Star negras.
—¿Y qué has hecho para que te castiguen injustamente? —dijo Kym, metiendo desconcentrada la llave en el contacto.
—Me quede dormida —susurró la oji-verde, desviando la vista.
Kym rió, entre dientes.
—Suerte, Stones —arrancó el motor—. Nos vemos mañana.
Clary asintió y permitió que su amiga saliera disparada en la moto, hacía la salida salida del instituto. Joan le dió dos besos en la mejilla a su amiga y después también se marchó, dejando sola a Clary en el aparcamiento. Ella se encogió de frío, y giró sobre sus talones, para marcharse a limpiar el aula de Historia.
✖✖✖
—Tienes que limpiar los pupitres, barrer el suelo, colocar los diccionarios y las enciclopedias de Historia Inglesa por orden alfabético y por siglo —ordenó la profesora Martin, mientras dejaba en una mesa un trapo rosa roído y una botella de limpiacristales—. Después, cuando acabes, limitate a copiar la teoría que has perdido hoy al quedarte dormida y al ir al aula de castigo.
Clary asintió, sorprendida de todas las tareas que le mandaba la señora Martin en una sola sesión de castigo. La joven, pensó con horror que todo aquello tan solo acababa de comenzar y que le quedaban todavía cuatro días más por sufrir.
—Quiero la clase impoluta —la mujer escupió y una gota de saliva cayó en el rostro de la joven. Ésta se la quitó con la manga del mono de limpieza que le había entregado la profesora, disimuladamente—. A las ocho de la tarde, podrás marcharte. A las ocho menos diez pasaré por aquí, para ver como has realizado tu castigo. Si veo algún error, repetirás la tarea al día siguiente, como si fuera el primero —sonrió, maleficamente—. Que disfrute su tarde, señorita Stones.
La muchacha asintió y visualizó como la señora Martin giraba sobre sus tacones y caminaba alegremente hacía la salida del aula. Ella sintió horror, al escuchar la puerta cerrarse a escasos metros de ella, y quedar en completo silencio. Clary nunca había estado sola en el instituto, después de las clases, y aquella nueva situación le creaba un poco de ansiedad.
Caminó hacía la mesa del profesor y cogió el trapo rosa, que se encontraba ligeramente humedo bajo su tacto. Eran treinta y dos mesas, sucias y llenas de garabatos con bolígrafo. En silencio, Clary avanzó hacía una mesa, con las manos ocupadas por el limpiacristales y el trapo.
La joven se cuestionó que había hecho para merecer semejante castigo, y limpió la primera mesa, con la mente pensando en otra cosa. La señora Martin era una bruja, una persona maléfica que acogía a inofensivos e inocentes personas bajo un techo cálido y acogedor, para después comerlos asados en un horno. La imagen de una señora Martin vestida de bruja pronto se creó en su mente y eso la aterrorizó.
Siguió limpiando, con la mente creando la escena de la señora Martin retorciéndose de dolor en cuanto su piel entrará en contacto que se encontraba acumulada en un cubo de metal.
✖✖✖
Tres horas después, la señora Martin apareció por la puerta, con sus gafas colgando a modo de collar. Sus ojos, de un fuerte tono café examinaron meticulosamente el aula, para después reparar en la joven chica de cabellos castaños y ojos verdes, que la miraba con ansiedad. Las mejillas de Clary estaban rojizas y el mono, le quedaba grande y le picaba en la piel. Una gota de sudor recorrió su sien y marcó un sendero líquido hasta acabar en el cuello.
—¿Qué le parece? —logró decir la chica, con las uñas clavadas en las palmas.
La señora Martin colocó un dedo en la estantería y lo pasó rapidamente, para después figarje en la yema de su dedo.
—Jum... no esta mal, Clarissa —comentó la mujer, dándose la vuelta—. Puedes marcharte. Nos vemos mañana a las tres, no llegue tarde.
La joven asintió, y desapareció por la puerta, con la idea fresca de cambiarse y darse una ducha en los cambiadores femeninos del gimnasio. Odiaba a la señora Martin, oficialmente. Pronto descartó la idea de ducharse en los baños femeninos, al darse cuenta de que ya era de noche y el gimnasio se encontraba a oscuras.
Se cambiaría rápido, se prometió, entrando en los vestuarios mientras su corazón se agitaba de puro terror. La terrible alucinación de un violador acechándose por la puerta corrompía los pensamientos de Clary, y aceleraba tormentosamente su corazón. Se cambió de ropa velozmente y miró su móvil, donde su hermana le había enviado un mensaje diciéndola que la esperaría en el aparcamiento.
Suspiró con alivio y corrió por los pasillos en penumbra. Tan sólo se escuchaban sus solitarios pasos, en un mar de silencio escalofriante, cuando de repente, una figura masculina cogió del brazo a Clary, quién sintió que iba a desfallecer en aquel momento.
El tacto era tibio, y la joven pudo distinguir unas uñas pintadas de laca de uñas negra y un tatuaje en la muñeca, con letras griegas.
Un grito agudo escapó de sus labios y lo acompañó un ligero temblor en las rodillas, que amenzaban por derrumbarse.
—No grites, Clarissa —ordenó la voz ronca, con un marcado acento inglés.
Clary pestañeó seguidamente y reconoció la voz en seguida:
—¿Harold?
El joven soltó el brazo de la castaña, y dió un paso hacía delante, acortando distancia y permitiendo que la chica pudiera ver su rostro con mayor claridad.
—Sí.
Clary tragó saliva, y sintió como la sangre burbujeaba de ira en sus venas.
—¿Qué diablos haces aquí?
Harry la miró unos instantes, con seriedad.
—Tenía que darte algo.
—¿No podias habermelo dado mañana? —siseó—. Me has dado un susto de muerte.
—¿Por qué? —parecía sorprendido.
La joven no contestó, sabiendo que sonaba estúpido decir que pensaba que era un violador dispuesto a robarle su virginidad en el instituto.
—¿Qué tenias que darme? —cambió de tema.
Harry abrió la boca, pero después la cerró y metió su mano en la mochila, para sacar después un cuaderno que le resultó familiar.
—¿Qué hacias tu con mi cuaderno de dibujo?
—Por error lo metí en mi mochila.
Clary lo agarró bruscamente y abrió el cuaderno, pasando las hojas.
—No falta nada —aseguró Harry—. Son muy buenos los dibujos, Clarissa.
Ella abrió sorprendida la boca.
—¿Has estado cotilleando?
Él tan sólo se encogió de hombros y la joven se sintió repentinamente seca y nerviosa. Quería marcharse.
—Em... Gracias Harry —agradeció la joven—. Ya nos veremos mañana.
Harry no hizo nada y la chica, confusa por la escena se giró, con la intención de marcharse y olvidarlo todo.
—Espera.
La voz de Harry retumbó en sus oídos y sus pies automaticamente se frenaron.
—Dime —miró sobre su hombro, con el ceño arrugado.
—Yo... —carraspeó—. Quizás mañana por la mañana podriamos quedar, como amigos.
La joven miró de manera extraña al chico de cabello rizado, y por unos segundos, atisvó lo que era antes. La imagen pronto se evaporó de su mirada.
—Em... Claro —aceptó desconfiada—. Nos vemos a las siete.
Luego, se marchó.
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
¡Holap! No sé que tiene tu novela, pero me enamoré de ella, fue amor a primera vista, ahqué. Me encantó demasiado la trama, así de mucho me encantó c’: Absolutamente todito, en serio todo lo qué llevas de la novela lo he amado tanto, es qué me dejas con una tremenda intriga y con ganas de seguir leyendo y pidiendo más capítulos, además está Hazz dentro de ella, fghjk
Vale, me estoy poniendo demasiado sentimental al escribirte éste pequeño testamento… :meh:
Desde ahora en adelante, considérame tu nueva y fiel lectora, sheí. Por cierto, se me olvidó presentarme, me llamo Dakota, lo demás es confidencial, fghjk ;v;
A lot of Horan hugs to you, xx {}
Vale, me estoy poniendo demasiado sentimental al escribirte éste pequeño testamento… :meh:
Desde ahora en adelante, considérame tu nueva y fiel lectora, sheí. Por cierto, se me olvidó presentarme, me llamo Dakota, lo demás es confidencial, fghjk ;v;
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Invitado
Invitado
Re: Fear {Harry Styles}
Jolap :3{} Rock Me escribió:¡Holap! No sé que tiene tu novela, pero me enamoré de ella, fue amor a primera vista, ahqué. Me encantó demasiado la trama, así de mucho me encantó c’: Absolutamente todito, en serio todo lo qué llevas de la novela lo he amado tanto, es qué me dejas con una tremenda intriga y con ganas de seguir leyendo y pidiendo más capítulos, además está Hazz dentro de ella, fghjk
Vale, me estoy poniendo demasiado sentimental al escribirte éste pequeño testamento… :meh:
Desde ahora en adelante, considérame tu nueva y fiel lectora, sheí. Por cierto, se me olvidó presentarme, me llamo Dakota, lo demás es confidencial, fghjk ;v;
A lot of Horan hugs to you, xx {}
Ains te enamoraste de mi novela a primera vista Me emociona saberlo (?
La trama se va a complicar por momentos, aunque tepuedo decir que los capítulos de ahora son aburridos y no tienen gran cosa :meh: Espera a ver que ocurre
Ña, no te pones sentimental :′3
Séh, te considero mi nueva lectora fiel, Only Dakota:3
Me presento: Yo me llamo Jocelyne, aunque casi todo el mundo me llama Joe, menos mi mamá (Dichosa mamá) (?
La sigo pronto.
Besos
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
Chaper O5
Clary se sentó en el asiento del copiloto, y dejó la mochila a sus pies, con los ojos cansados y permitiendo que un suspiro de agotamiento se escapará de sus labios juvenilmente.
—¿Ya has terminado? —cuestionó la hermana mayor de Clary.
La joven giró la cabeza, y miró a su hermana con cuidado, para después asentir y abrocharse el cinturón con las manos frías, debido a la noche.
—Bien —arrancó el motor del coche—. Estaba harta de esperarte fuera.
Clary murmuró algo, y bostezó. Chelsey encendió la radio, pulsando con un largo dedo pálido el botón de la encender, y giró provisionalmente la ruedecilla, para detenerlo en un emisora donde se escuchaba la canción Rolling In The Deep de Adele.
Clary se hundió un poco en el asiento y miró por la ventana, a el edificio donde hacía cinco minutos se encontraba con Harry. Su corazón se encogió de pura emoción, al recordar que mañana Harry pasaría a recogerla pero, a la vez un capullo de desesperación y duda afloró en su pecho, dejándole un molesto sabor de boca.
—Mañana te llevo al instituto, ¿no? —cuestionó su hermana, bajando el volumen de la radio.
Clary observó a su hermana por el reflejo y contestó:
—No hace falta, ya van a venir a recogerme.
Chelsey arrugó el ceño.
—¿Quién te va a venir a recoger, Clar?
Clary calló repentinamente y barajeó la idea de contarle a su hermana que Harry, el Harry al que había visto crecer desde siempre, había decidido regresar a su vida de manera rara e inoportuna.
—Harry —el nombre sonaba extraño en sus labios—. Harry vendrá a recogerme.
Chelsey la miró dos instantes, que parecieron infinitos y regresó su verdosa mirada hacía el frente, mientras sus labios se fruncian ligeramente.
—Harry qué.
—Styles.
El pecoso rostro de Chelsey se mostró confuso, y después estupefacto, como si aquel nombre no lo hubiera escuchado en mucho tiempo.
—¿Hazza?
—Sí.
Chelsey volvió a mirar a su hermana, y luego subió el volumen, dando por terminada la conversación entre las dos Stones. Clary fingió interesarse en las calles, tan familiares como los dorsos de sus manos y la curva de la mandíbula de su hermana mayor. Chelsey era una joven de veintiún años, que estudiaba en la universidad de Bembridge. Ella era una chica alta, a diferencia que su hermana pequeña, y con cuerpo de bailarina. Ambas poseían pecas en la nariz y las mejillas, y el mismo tono verdoso de herencia paterna. Lo que diferenciaba a Chelsey Stones de Clarissa Stones era que la primera, había heredado una melena rojiza y lacia, como la de su madre y que su conflectura era más esbelta y semejante a la de una bailarina. Según la madre de Clary, ésta había salido más parecida a su difunto padre, con su espeso cabello castaño y el mismo carácter cabezota y tímido.
Clary arrugó la nariz, y bajó del vehículo, en cuando éste frenó frente a la puerta del garaje con un chirrido molesto para los oídos de la joven.
Una brisa helada recibió a Clary, revolviéndole juguetonamente los mechones que se escapaban de la coleta y caían a su lado. Ella estornudó y entrecerró los ojos, medio dormida.
—Clar —la llamó su hermana.
La joven se giró, y con disimulo siguió la dirección en la que apuntaba el dedo indice de su hermana mayor. Sus ojos verdes vieron un camión de mudanzas, y unos robustos hombres vestidos de gitanos bajando cajas de mudanza y depositándolas en el suelo.
—¿Nuevos vecinos? —dijo Clary, colocándose la mochila en un hombro.
—Gitanos —anunció Chelsey, cerrando el coche con la alarma.
Las luces naranjas dañaron los ojos de Clary, la cual apartó la mirada y se fijó distraidamente en los puntos oscuros que manchaban molestamente su visión.
—Jum... —Clary siguió a su hermana, rodeando el coche de ella—. Espero que no molesten —comentó Chelsey—. Los gitanos siempre causan problemas.
Clary se soprendió ante el comentario de su hermana y continuó caminando, hasta detenerse al subir al umbral y contemplar como su hermana metía la llave en la cerradura, con torpeza.
—¿A qué viene eso de que Esperas que los gitanos no causen problemas?
Chelsey la miró, y después susurró, de modo cómplice:
—Los gitanos siempre causan problemas —se encogió de hombros, como si todo hubiera sido explicado con claridad—. Simplemente alejate de ellos.
Chelsey continuó girando torpemente la llave, hasta que abrió la puerta y permitió que la luz de la entrada se filtrará en la oscuridas e ilumimará el porche.
—Hogar dulce hogar —susurró la pelirroja, entrando y dejando las llaves en los ganchos plateados que se encontraban en la pared, donde debajo había una mesita de madera auxiliar con una foto de Chelsey, Clary y su madre en Disneylandia.
—Por fin —Clary dejó la mochila a un lado y cerró la puerta con su pie—. Estoy cansadísima.
Chelsey sonrió de lado, y se quitó la chaqueta vaquera.
—Hola mama —gritó la pelirroja, caminando hacía la cocina, donde Clary no tardó mucho en seguirla.
En la cocina, se encontraba Dianna, la madre de Clary y Chelsey. Dianna era una mujer bajita, con alocados rizos naranjas ahora sujetos en un moño desecho, sujeto por un lápiz de dibujo y unos enormes ojos verdes oscuros. Su tez, blanca como la harina, estaba salpicada por pecas notables y sus manos, delgadas y de artista sujetaban un cuenco azul claro y una cuchara de madera.
—Hola chicas —saludó Dianna, con una cálida sonrisa que llegó hasta sus ojos.
Clary sonrió y Chelsey le plató un beso en la mejilla.
—Huele bien —comentó Clary, descalzándose los pies y dejando las Converses tras la puerta.
—Me alegro de que te guste lo que hueles —dijo Dianna, dándole vueltas a la masa.
Chelsey abrió la tapa de una cacerola, y fisgó dentro. Pronto, Dianna le dió un golpe en la mano con la cuchara, y le susurró algo en rumano, a lo cual Chelsey respondió con un quejido. Clary rió, ante la escena de Chelsey masajeándose la mano atacada con cara de pena. La pelirroja la miró con mala cara y husmeó en la nevera. Clary se puso a registrar las frutas del frutero, a contra luz.
—¿Qué tal el instituto? —preguntó Dianna, dejando el cuenco en la encimera y limpiándose las manos manchadas de harina con el delantal de cuadros donde se podía leer con letra infantil: The Best Mun.
Clary dejó de examinar la fruta, y le lanzó una mirada fulminante a Chelsey.
—Bien —contestó.
—Me alegro.
Clary curvó sus labios hacía arriba, de forma nerviosa y le dió un mordisco a la manzana verde que estaba en su mano.
—Hay demasiada comida —comentó Chelsey, cambiando bruscamente de tema.
Dianna clavó la vista en su primogénita.
—El viernes los Styles vienen a cenar —anunció la mujer—. Y el domingo los vecinos de enfrente celebran una fiesta, para darse a conocer al vecindario.
Chelsey entrecerró los ojos, con la mandíbula tensa y preguntó, bruscamente:
—¿Los gitanos? —su voz resprendía odio y asco.
—Chelsey Caroline Stones —la regañó la mujer, como si se tratará de una cría de cinco años la cuál se había hurgado el dedo en la nariz—. No hables así de los nuevos vecinos.
—Pero...
—Nada —la interrumpió, con los ojos pintados de pura amenaza.
Algo que no soportaba Dianna Stones era la gente que juzgaba por las apariencias, y menos de su propia sangre.
—Lo siento —se disculpó Chelsey, con la cabeza gacha.
Dianna se encogió de hombros y Clary bostezó de puro cansancio.
—Me marcho a la cama —anunció la joven, y se fue a su cuarto.
Se tumbó en la cama. con el pijama puesto y pensó, con recelo, en los ojos verdosos de Harry antes de dormir.
—¿Ya has terminado? —cuestionó la hermana mayor de Clary.
La joven giró la cabeza, y miró a su hermana con cuidado, para después asentir y abrocharse el cinturón con las manos frías, debido a la noche.
—Bien —arrancó el motor del coche—. Estaba harta de esperarte fuera.
Clary murmuró algo, y bostezó. Chelsey encendió la radio, pulsando con un largo dedo pálido el botón de la encender, y giró provisionalmente la ruedecilla, para detenerlo en un emisora donde se escuchaba la canción Rolling In The Deep de Adele.
Clary se hundió un poco en el asiento y miró por la ventana, a el edificio donde hacía cinco minutos se encontraba con Harry. Su corazón se encogió de pura emoción, al recordar que mañana Harry pasaría a recogerla pero, a la vez un capullo de desesperación y duda afloró en su pecho, dejándole un molesto sabor de boca.
—Mañana te llevo al instituto, ¿no? —cuestionó su hermana, bajando el volumen de la radio.
Clary observó a su hermana por el reflejo y contestó:
—No hace falta, ya van a venir a recogerme.
Chelsey arrugó el ceño.
—¿Quién te va a venir a recoger, Clar?
Clary calló repentinamente y barajeó la idea de contarle a su hermana que Harry, el Harry al que había visto crecer desde siempre, había decidido regresar a su vida de manera rara e inoportuna.
—Harry —el nombre sonaba extraño en sus labios—. Harry vendrá a recogerme.
Chelsey la miró dos instantes, que parecieron infinitos y regresó su verdosa mirada hacía el frente, mientras sus labios se fruncian ligeramente.
—Harry qué.
—Styles.
El pecoso rostro de Chelsey se mostró confuso, y después estupefacto, como si aquel nombre no lo hubiera escuchado en mucho tiempo.
—¿Hazza?
—Sí.
Chelsey volvió a mirar a su hermana, y luego subió el volumen, dando por terminada la conversación entre las dos Stones. Clary fingió interesarse en las calles, tan familiares como los dorsos de sus manos y la curva de la mandíbula de su hermana mayor. Chelsey era una joven de veintiún años, que estudiaba en la universidad de Bembridge. Ella era una chica alta, a diferencia que su hermana pequeña, y con cuerpo de bailarina. Ambas poseían pecas en la nariz y las mejillas, y el mismo tono verdoso de herencia paterna. Lo que diferenciaba a Chelsey Stones de Clarissa Stones era que la primera, había heredado una melena rojiza y lacia, como la de su madre y que su conflectura era más esbelta y semejante a la de una bailarina. Según la madre de Clary, ésta había salido más parecida a su difunto padre, con su espeso cabello castaño y el mismo carácter cabezota y tímido.
Clary arrugó la nariz, y bajó del vehículo, en cuando éste frenó frente a la puerta del garaje con un chirrido molesto para los oídos de la joven.
Una brisa helada recibió a Clary, revolviéndole juguetonamente los mechones que se escapaban de la coleta y caían a su lado. Ella estornudó y entrecerró los ojos, medio dormida.
—Clar —la llamó su hermana.
La joven se giró, y con disimulo siguió la dirección en la que apuntaba el dedo indice de su hermana mayor. Sus ojos verdes vieron un camión de mudanzas, y unos robustos hombres vestidos de gitanos bajando cajas de mudanza y depositándolas en el suelo.
—¿Nuevos vecinos? —dijo Clary, colocándose la mochila en un hombro.
—Gitanos —anunció Chelsey, cerrando el coche con la alarma.
Las luces naranjas dañaron los ojos de Clary, la cual apartó la mirada y se fijó distraidamente en los puntos oscuros que manchaban molestamente su visión.
—Jum... —Clary siguió a su hermana, rodeando el coche de ella—. Espero que no molesten —comentó Chelsey—. Los gitanos siempre causan problemas.
Clary se soprendió ante el comentario de su hermana y continuó caminando, hasta detenerse al subir al umbral y contemplar como su hermana metía la llave en la cerradura, con torpeza.
—¿A qué viene eso de que Esperas que los gitanos no causen problemas?
Chelsey la miró, y después susurró, de modo cómplice:
—Los gitanos siempre causan problemas —se encogió de hombros, como si todo hubiera sido explicado con claridad—. Simplemente alejate de ellos.
Chelsey continuó girando torpemente la llave, hasta que abrió la puerta y permitió que la luz de la entrada se filtrará en la oscuridas e ilumimará el porche.
—Hogar dulce hogar —susurró la pelirroja, entrando y dejando las llaves en los ganchos plateados que se encontraban en la pared, donde debajo había una mesita de madera auxiliar con una foto de Chelsey, Clary y su madre en Disneylandia.
—Por fin —Clary dejó la mochila a un lado y cerró la puerta con su pie—. Estoy cansadísima.
Chelsey sonrió de lado, y se quitó la chaqueta vaquera.
—Hola mama —gritó la pelirroja, caminando hacía la cocina, donde Clary no tardó mucho en seguirla.
En la cocina, se encontraba Dianna, la madre de Clary y Chelsey. Dianna era una mujer bajita, con alocados rizos naranjas ahora sujetos en un moño desecho, sujeto por un lápiz de dibujo y unos enormes ojos verdes oscuros. Su tez, blanca como la harina, estaba salpicada por pecas notables y sus manos, delgadas y de artista sujetaban un cuenco azul claro y una cuchara de madera.
—Hola chicas —saludó Dianna, con una cálida sonrisa que llegó hasta sus ojos.
Clary sonrió y Chelsey le plató un beso en la mejilla.
—Huele bien —comentó Clary, descalzándose los pies y dejando las Converses tras la puerta.
—Me alegro de que te guste lo que hueles —dijo Dianna, dándole vueltas a la masa.
Chelsey abrió la tapa de una cacerola, y fisgó dentro. Pronto, Dianna le dió un golpe en la mano con la cuchara, y le susurró algo en rumano, a lo cual Chelsey respondió con un quejido. Clary rió, ante la escena de Chelsey masajeándose la mano atacada con cara de pena. La pelirroja la miró con mala cara y husmeó en la nevera. Clary se puso a registrar las frutas del frutero, a contra luz.
—¿Qué tal el instituto? —preguntó Dianna, dejando el cuenco en la encimera y limpiándose las manos manchadas de harina con el delantal de cuadros donde se podía leer con letra infantil: The Best Mun.
Clary dejó de examinar la fruta, y le lanzó una mirada fulminante a Chelsey.
—Bien —contestó.
—Me alegro.
Clary curvó sus labios hacía arriba, de forma nerviosa y le dió un mordisco a la manzana verde que estaba en su mano.
—Hay demasiada comida —comentó Chelsey, cambiando bruscamente de tema.
Dianna clavó la vista en su primogénita.
—El viernes los Styles vienen a cenar —anunció la mujer—. Y el domingo los vecinos de enfrente celebran una fiesta, para darse a conocer al vecindario.
Chelsey entrecerró los ojos, con la mandíbula tensa y preguntó, bruscamente:
—¿Los gitanos? —su voz resprendía odio y asco.
—Chelsey Caroline Stones —la regañó la mujer, como si se tratará de una cría de cinco años la cuál se había hurgado el dedo en la nariz—. No hables así de los nuevos vecinos.
—Pero...
—Nada —la interrumpió, con los ojos pintados de pura amenaza.
Algo que no soportaba Dianna Stones era la gente que juzgaba por las apariencias, y menos de su propia sangre.
—Lo siento —se disculpó Chelsey, con la cabeza gacha.
Dianna se encogió de hombros y Clary bostezó de puro cansancio.
—Me marcho a la cama —anunció la joven, y se fue a su cuarto.
Se tumbó en la cama. con el pijama puesto y pensó, con recelo, en los ojos verdosos de Harry antes de dormir.
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
Noú, no creo qué sean aburridos, de seguro deben de tener información factible e interesante {?} Cómo quiera, yo sigueré leyendo cada capi qué subas, desde ahora te stalkearé, ¿te parece? :meh:JocelyneAdams escribió:Jolap :3
Ains te enamoraste de mi novela a primera vista :A:Me emociona saberlo (?
La trama se va a complicar por momentos, aunque tepuedo decir que los capítulos de ahora son aburridos y no tienen gran cosa :meh:Espera a ver que ocurre
Ña, no te pones sentimental :′3
Séh, te considero mi nueva lectora fiel, Only Dakota:3
Me presento: Yo me llamo Jocelyne, aunque casi todo el mundo me llama Joe, menos mi mamá (Dichosa mamá) (?
La sigo pronto.
Besos
Jocelyne, Jocelyne, Jocelyne tá lindo tu nombre Está bien, te diré Joe, descuida, mi madre me llama por todo mi nombre y apellidos, sha sabes, lo hace cuándo está enojada, bueno, la mayoría de las veces está enojada evé
Santa madre de dios, ni me dí cuenta cuándo subiste nuevo capi, soy una condenada a muerte, llévame a fusilarme, lo tengo merecido ;-;
Ohmaigadness, Hazza la recogerá, algo trae entre manos ése Hazza Styles, le dirá algo qué no se esperaba a Clary ó se quedará callado y conduciendo al mismo tiempo, una de esas es... Y la familia de los Styles vendrán a cenar el viernes, nou, nou, nou, definitivamente habrá algo interesante qué sucederá ése viernes por la noche, a mí no me engañas
Invitado
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Re: Fear {Harry Styles}
Un poco de vida de Claryxd{} Rock Me escribió:Noú, no creo qué sean aburridos, de seguro deben de tener información factible e interesante {?} Cómo quiera, yo sigueré leyendo cada capi qué subas, desde ahora te stalkearé, ¿te parece? :meh:JocelyneAdams escribió:Jolap :3
Ains te enamoraste de mi novela a primera vista :A:Me emociona saberlo (?
La trama se va a complicar por momentos, aunque tepuedo decir que los capítulos de ahora son aburridos y no tienen gran cosa :meh:Espera a ver que ocurre
Ña, no te pones sentimental :′3
Séh, te considero mi nueva lectora fiel, Only Dakota:3
Me presento: Yo me llamo Jocelyne, aunque casi todo el mundo me llama Joe, menos mi mamá (Dichosa mamá) (?
La sigo pronto.
Besos
Jocelyne, Jocelyne, Jocelyne tá lindo tu nombre Está bien, te diré Joe, descuida, mi madre me llama por todo mi nombre y apellidos, sha sabes, lo hace cuándo está enojada, bueno, la mayoría de las veces está enojada evé
Santa madre de dios, ni me dí cuenta cuándo subiste nuevo capi, soy una condenada a muerte, llévame a fusilarme, lo tengo merecido ;-;
Ohmaigadness, Hazza la recogerá, algo trae entre manos ése Hazza Styles, le dirá algo qué no se esperaba a Clary ó se quedará callado y conduciendo al mismo tiempo, una de esas es... Y la familia de los Styles vendrán a cenar el viernes, nou, nou, nou, definitivamente habrá algo interesante qué sucederá ése viernes por la noche, a mí no me engañas
Skalteame me encanta que lo hagan
Nah, me gusta más tu nombre. Dakota. DAKOTA DEL NORTE (? Oc no, es de noche y mi mente funciona mal :c
Mi madre me llama Jocelyne Margaret Adams, y yo tengo ganas de tirarle la chancla en la boca (? Las mamás son malvadas.
No te fusionaré, por ahora ._.
Séh Haroldo Styles la recogerá. Aims pobre Hazza, :c siempre mal pensando de sus motivos (?
JAJAJA Nah, la seguiré pronto. Besos
Joe
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
Chaper O6
Todo se encontraba en penumbra, sin poder distinguirse las sombras escurridizas que se movían en su territorio, ansiosas de deborar las almas inocentes de los vivos. A lo lejos, ella podía escuchar los aullidos lamentosos, que embriagaban el silencio espectral de la oscuridad. Aquello la estremecía. La hacía sentir desprotegida e inseguro.
Pronto, la sensanción de mareo se agudizó con intensidad, provocando que la muchacha diera un paso hacía atras. Una gota de sudor helada surcó su rostro, y colgó de su barbilla, hasta caer y hundirse en la tela del vestido negro que llevaba.
Sintió como algo rozaba su desnudo tobillo, y aquel tacto, le congeló la sangre y la inundó de terror. Un terror salvaje que apenas pudo contener.
—Lilibeth —se escuchaba decir en alguna parte, una voz femenina.
La joven tragó saliva fuertemente y cerró los ojos, sumergiéndose en mayor oscuridad. Sentía el corazón acelerado, y las piernas temblorosas. Quería huir lejos.
—Lilibeth —volvió a llamar una voz—. Sálvanos.
Sus ojos bizquearon, nublándole la vista. Comenzó a andar a ciegas, por la oscuridad remota e infinita que se extendía hacía ella, y se preguntó a si misma como había podido acabar allí. No recordaba nada, tan sólo despertarse tumbada en aquel lugar, vestida con un vestido que le cortaba la respiración en el estómago, como si de un corsé de tratará.
Algo la agarró del brazo, bruscamente, y le apretó la piel, dejándole una estela roja y la huella de cuatro dedos cortando la circulación de la sangre.
—Clarissa —sonaba como una serpiente.
La joven se giró, obligada por la sombra y miró horrorizada a lo que se encontraba frente a ella. Era un ser, alto y con las conflecturas de un ser humano. Podría haber engañado a cualquiera, salvo que su rostro, era una visión de terror que hizo que una lágrima de miedo se escapara de los ojos de Clary. El rostro del monstruo estaba escondido, tras una capucha negra de algún material extraño que Clary no pudo reconocer exactamente. La joven pudo atisvar un poco de hueso blanco, y aquello le hizo entrar en ansiedad.
—Clarissa —volvió a sisear, bruscamente—. Ven a mi.
El monstruo se abalanzó sobre ella, en un chillido fantasmórico que provocó que las otras voces gritarán más alto, con la intención de que sus súplicas fueran escuchadas antes que las demás. La capucha que mantenía el rostro del fantasma se hechó hacía atrás, dejando ver el rostro de la muerte, la cual la miraba con las cuencas vacías. Clary ahogó una arcada, cuando las esqueléticas manos de La Muerte agarraron el cuello de la chica, rodeándolo y cortándole la respiración.
—Suéltame —consiguió farfullar la joven, con las lágrimas acumulándose en sus ojos y emborronándole la visión.
—Clarissa, eres uno de nosotros —le susurró La Muerte.
Su aliento olía a carne podrida y a sangre. Clary ahogó otra arcada más. Todo le daba vueltas, como si se encontrará tumbada en un tiovivo el cual cogía a cada vuelta más intensidad en lo que se refería a velocidad.
—Infernum descendent —corearon las voces a pleno pulmón.
Clary se desmayó.
—¡Clar despierta! —se escuchó gritar fuertemente, detrás de la puerta.
Clary se incorporó rapidamente, con el pecho subiendo y bajando por la adrenalina que se disparaba en sus venas, debido a la sensanción de terror que la inundaba. Podía sentir como las gotas de sudor recorrían sus sienes y sus manos tenían un temblor apenas visible. Ella pudo notar el aliento frío de La Muerte en su nariz, y las manos esqueléticas rodenado su cuello brutalmente.
La joven se llevó las manos al cuello, sintiéndose mareada y después las dejo caer, segura de que todo aquello era una simple pesadilla y que ahora se encontraba segura.
—Clar, levanta tu retardado culo de la cama ahora mismo. Harry te está esperando abajo —anunció Chelsey, a gritos.
El corazón de Clary dió un sorprendente vuelco, que robo el aliento a la joven, la cual no tardó mucho en ponerse en pie y mirarse de manera horrenda ante el espejo. Su cabello castaño estaba enrredado, en un torbellino de nudos que se podían apreciar a simple vista; debajo de sus ojos se encontraban el comienzo de medias lunas violáceas, apenas visibles; su tez estaba pálida, debido a la pesadilla, y producía aquello que sus pecas se notaran más y sus ojos parecieran saltones y fuera de lugar. Aquella no soy yo, pensó con horror, alejándose del espejo y recogiendo un albornoz de algodón de color gris océano.
Se lo colocó y salió del cuarto, haciéndose un moño provisional que se caía hacía abajo sin gracia y por el que fugitivos mechones cortos caían sobre su nuca.
En el pasillo, Chelsey la esperaba, apoyada contra la pared. Su cabello naranja estaba recogido, cayéndole lacio sobre la espalda hasta la cintura y sus ojos parecian más brillantes que de costumbre.
—Por fin te decides a salir —comentó la mayor, despegándose de la pared y viendo a su hermana con superioridas—. Creía que cuando salieras ya hubiera cumplido los treinta años.
Clary la fulminó con la mirada, y siguió caminando, hasta el cuarto de baño.
—¿Harry está esperándome desde hace mucho tiempo? —preguntó Clary, entrando en el baño y buscando el cepillo para el pelo.
—Em... ¿quién? —Chelsey levantó la vista de sus uñas, pausando la revisión.
—Harry —repitió Clary, irritada.
Chelsey frunció el ceño, buscándole la lógica hasta que su rostro se iluminó, bruscamente.
—Aaah, Styles —rió, levemente—. Harry aún no ha llegado. Era una escusa para que salieras rápido —confesó, volviendo a mirarse las uñas.
Clary gruñió ligeramente, y sacó el cepillo y comenzó a desenredarse el pelo rápidamente.
—No tiene gracia —Clary miró a su hermama—. Podía haberme quedado dormida unos treinta minutos más.
La joven se echó el cabello hacía atrás, y puedo atisvar un pequeño moratón en el cuello, cerca de la yugular. Un escalofrío subió por su espalda, erizándole los pelos del cuero cabelludo. Pronto la chica se lo volvió a tapar, esperando que la pelirroja no se diera cuenta.
De repende, se escuchó el familiar Ding Dong, que la hizo dar un saltito de sorpresa a Clary.
—Que sean diez minutos —farfullo Chelsey para si misma, mientras comenzaba a caminar hacía las escaleras—. ¡Abro yo! —gritó.
Clary escuchó los pasos de su hermana, correr escaleras abajo y ahogo un bostezo, evitando volver a mirarse en el espejo.
—¡Es Harry! —gritó una vez más la mayor, provocando que Clary entrecerrará los ojos ante la imagen que se formaba en su mente y pusiera los ojos en blanco.
Le dió la espalda, y se puso la ropa que tenía preparada encima de la tapa del retreter. Eran unos pantalones ceñidos vaqueros, con una camisa a cuadros morado lila y sus desgastadas Converses All Star. Añadió de complemente un pañuelo, con la intención de tapar el moratón y se cepillo los dientes, recordándose con vehemencia que debería comportarse con naturalidad frente a Harry.
Clary salió del baño, con su desastroso cabello recogido en una trenza de espiga.
La joven bajo las escaleras más rápido de lo que debía y escuchó algo que le hizo detenerse, detrás de la puerta.
— ...Alejarte —era la voz de Dianna.
—No creo que todavía nos hayan encontrado —articuló Harry, con su voz impresionantemente ronca.
—Simplemente es cosa de tiempo —farfulló Chelsey, intentando esconder su terror ante la idea de ser descubierta.
Clary frunció las cejas, juntándolas rápidamente sin entender de lo que hablaban su hermana, Dianna y Harry. ¿Quienes les encontraría tarde o temprano? ¿Por qué Chelsey estaba tan nerviosa?
—Yo creo que... —Clary estornudó, fuertemente, obligando a que Dianna no terminará la frase.
Clary salió de detrás de la puerta, tapándose los orificios nasales con dos de sus dedos.
—¿Cuánto tiempo llevas hay escondida? —preguntó Chelsey, notablemente pálida.
Clary susurró, con la voz entrecortada:
—Acabo de llegar —se sentó en un taburete y miró a su hermana—. ¿Por?
Chelsey se encogió de hombros y se metió en la boca una cucharada de cereales Special K.
—¿Cereales? —dijo Dianna.
Clary asintió y miró con desconfianza a su hermana, la cual pronto se percató de la intensa mirada y se puso en pie, para a continuación huir de la cocina como un pobre animal.
Clary se echó un poco de zumo en un vaso y se dió cuenta de que Harry la observaba, con sus estrechos ojos esmeraldas. Hoy Harry llevaba una camiseta negra de manga larga y unos estrechos pantalones vaqueros que no supo la joven si eran de mujee u hombre. Los ojos perfilados de raya negra de Harry, miraron con intensidad el cuello desnudo de la chica, la cual se dió cuenta de que el pañuelo se había soltado un poco, dejando a la vista una dimimuta parte del moratón.
Clary se lo subió, con los dedos temblorosos y su madre le preguntó:
—¿Piensas salir así vestida? —miró con vehemencia el conjunto de su hija menor—. Vas muy abrigada.
Clary notó las manos sudorosas.
—Um... voy así bien —Harry apoyó sus codos en la mesa, mirando más fijamente a Clary. Está pensó con horror que Harry intentaría mirar en su interior, como si tuviera poderes sobrenaturales.
—Pues yo creo que... —Dianna pestañeó seguidamente, y miró hacía la nada, pausadamente—. Deberiais ir a clase, chicos —arrugó el ceño—. Llegais tarde.
Clary comprobó nerviosamente la hora, y asintió agotadamente. Se puso en pie, agiadamente. Sentía pavor, ante la idea retorcida de quedarse en un coche con Harry, durante veinte minutos enteros.
—Cierto —Harry dejó a un lado el vaso de naranjac y se colocó su mochila sobre su hombro—. Gracias Dianna por el desayuno —sonrió educadamente—. Ya nos veremos el viernes.
Dianna se limitó a asentir con la cabeza y Clary cogió su mochila, para después salir por la puerta seguida del joven punk. Aquel cielo estaba nublado, constituido por varias nubes grisáceas y gruesas, que amenazaban por descargar una ruidosa tormenta. Clary se limitó a tragar saliva y meterse en el coche.
Pronto, la sensanción de mareo se agudizó con intensidad, provocando que la muchacha diera un paso hacía atras. Una gota de sudor helada surcó su rostro, y colgó de su barbilla, hasta caer y hundirse en la tela del vestido negro que llevaba.
Sintió como algo rozaba su desnudo tobillo, y aquel tacto, le congeló la sangre y la inundó de terror. Un terror salvaje que apenas pudo contener.
—Lilibeth —se escuchaba decir en alguna parte, una voz femenina.
La joven tragó saliva fuertemente y cerró los ojos, sumergiéndose en mayor oscuridad. Sentía el corazón acelerado, y las piernas temblorosas. Quería huir lejos.
—Lilibeth —volvió a llamar una voz—. Sálvanos.
Sus ojos bizquearon, nublándole la vista. Comenzó a andar a ciegas, por la oscuridad remota e infinita que se extendía hacía ella, y se preguntó a si misma como había podido acabar allí. No recordaba nada, tan sólo despertarse tumbada en aquel lugar, vestida con un vestido que le cortaba la respiración en el estómago, como si de un corsé de tratará.
Algo la agarró del brazo, bruscamente, y le apretó la piel, dejándole una estela roja y la huella de cuatro dedos cortando la circulación de la sangre.
—Clarissa —sonaba como una serpiente.
La joven se giró, obligada por la sombra y miró horrorizada a lo que se encontraba frente a ella. Era un ser, alto y con las conflecturas de un ser humano. Podría haber engañado a cualquiera, salvo que su rostro, era una visión de terror que hizo que una lágrima de miedo se escapara de los ojos de Clary. El rostro del monstruo estaba escondido, tras una capucha negra de algún material extraño que Clary no pudo reconocer exactamente. La joven pudo atisvar un poco de hueso blanco, y aquello le hizo entrar en ansiedad.
—Clarissa —volvió a sisear, bruscamente—. Ven a mi.
El monstruo se abalanzó sobre ella, en un chillido fantasmórico que provocó que las otras voces gritarán más alto, con la intención de que sus súplicas fueran escuchadas antes que las demás. La capucha que mantenía el rostro del fantasma se hechó hacía atrás, dejando ver el rostro de la muerte, la cual la miraba con las cuencas vacías. Clary ahogó una arcada, cuando las esqueléticas manos de La Muerte agarraron el cuello de la chica, rodeándolo y cortándole la respiración.
—Suéltame —consiguió farfullar la joven, con las lágrimas acumulándose en sus ojos y emborronándole la visión.
—Clarissa, eres uno de nosotros —le susurró La Muerte.
Su aliento olía a carne podrida y a sangre. Clary ahogó otra arcada más. Todo le daba vueltas, como si se encontrará tumbada en un tiovivo el cual cogía a cada vuelta más intensidad en lo que se refería a velocidad.
—Infernum descendent —corearon las voces a pleno pulmón.
Clary se desmayó.
—¡Clar despierta! —se escuchó gritar fuertemente, detrás de la puerta.
Clary se incorporó rapidamente, con el pecho subiendo y bajando por la adrenalina que se disparaba en sus venas, debido a la sensanción de terror que la inundaba. Podía sentir como las gotas de sudor recorrían sus sienes y sus manos tenían un temblor apenas visible. Ella pudo notar el aliento frío de La Muerte en su nariz, y las manos esqueléticas rodenado su cuello brutalmente.
La joven se llevó las manos al cuello, sintiéndose mareada y después las dejo caer, segura de que todo aquello era una simple pesadilla y que ahora se encontraba segura.
—Clar, levanta tu retardado culo de la cama ahora mismo. Harry te está esperando abajo —anunció Chelsey, a gritos.
El corazón de Clary dió un sorprendente vuelco, que robo el aliento a la joven, la cual no tardó mucho en ponerse en pie y mirarse de manera horrenda ante el espejo. Su cabello castaño estaba enrredado, en un torbellino de nudos que se podían apreciar a simple vista; debajo de sus ojos se encontraban el comienzo de medias lunas violáceas, apenas visibles; su tez estaba pálida, debido a la pesadilla, y producía aquello que sus pecas se notaran más y sus ojos parecieran saltones y fuera de lugar. Aquella no soy yo, pensó con horror, alejándose del espejo y recogiendo un albornoz de algodón de color gris océano.
Se lo colocó y salió del cuarto, haciéndose un moño provisional que se caía hacía abajo sin gracia y por el que fugitivos mechones cortos caían sobre su nuca.
En el pasillo, Chelsey la esperaba, apoyada contra la pared. Su cabello naranja estaba recogido, cayéndole lacio sobre la espalda hasta la cintura y sus ojos parecian más brillantes que de costumbre.
—Por fin te decides a salir —comentó la mayor, despegándose de la pared y viendo a su hermana con superioridas—. Creía que cuando salieras ya hubiera cumplido los treinta años.
Clary la fulminó con la mirada, y siguió caminando, hasta el cuarto de baño.
—¿Harry está esperándome desde hace mucho tiempo? —preguntó Clary, entrando en el baño y buscando el cepillo para el pelo.
—Em... ¿quién? —Chelsey levantó la vista de sus uñas, pausando la revisión.
—Harry —repitió Clary, irritada.
Chelsey frunció el ceño, buscándole la lógica hasta que su rostro se iluminó, bruscamente.
—Aaah, Styles —rió, levemente—. Harry aún no ha llegado. Era una escusa para que salieras rápido —confesó, volviendo a mirarse las uñas.
Clary gruñió ligeramente, y sacó el cepillo y comenzó a desenredarse el pelo rápidamente.
—No tiene gracia —Clary miró a su hermama—. Podía haberme quedado dormida unos treinta minutos más.
La joven se echó el cabello hacía atrás, y puedo atisvar un pequeño moratón en el cuello, cerca de la yugular. Un escalofrío subió por su espalda, erizándole los pelos del cuero cabelludo. Pronto la chica se lo volvió a tapar, esperando que la pelirroja no se diera cuenta.
De repende, se escuchó el familiar Ding Dong, que la hizo dar un saltito de sorpresa a Clary.
—Que sean diez minutos —farfullo Chelsey para si misma, mientras comenzaba a caminar hacía las escaleras—. ¡Abro yo! —gritó.
Clary escuchó los pasos de su hermana, correr escaleras abajo y ahogo un bostezo, evitando volver a mirarse en el espejo.
—¡Es Harry! —gritó una vez más la mayor, provocando que Clary entrecerrará los ojos ante la imagen que se formaba en su mente y pusiera los ojos en blanco.
Le dió la espalda, y se puso la ropa que tenía preparada encima de la tapa del retreter. Eran unos pantalones ceñidos vaqueros, con una camisa a cuadros morado lila y sus desgastadas Converses All Star. Añadió de complemente un pañuelo, con la intención de tapar el moratón y se cepillo los dientes, recordándose con vehemencia que debería comportarse con naturalidad frente a Harry.
Clary salió del baño, con su desastroso cabello recogido en una trenza de espiga.
La joven bajo las escaleras más rápido de lo que debía y escuchó algo que le hizo detenerse, detrás de la puerta.
— ...Alejarte —era la voz de Dianna.
—No creo que todavía nos hayan encontrado —articuló Harry, con su voz impresionantemente ronca.
—Simplemente es cosa de tiempo —farfulló Chelsey, intentando esconder su terror ante la idea de ser descubierta.
Clary frunció las cejas, juntándolas rápidamente sin entender de lo que hablaban su hermana, Dianna y Harry. ¿Quienes les encontraría tarde o temprano? ¿Por qué Chelsey estaba tan nerviosa?
—Yo creo que... —Clary estornudó, fuertemente, obligando a que Dianna no terminará la frase.
Clary salió de detrás de la puerta, tapándose los orificios nasales con dos de sus dedos.
—¿Cuánto tiempo llevas hay escondida? —preguntó Chelsey, notablemente pálida.
Clary susurró, con la voz entrecortada:
—Acabo de llegar —se sentó en un taburete y miró a su hermana—. ¿Por?
Chelsey se encogió de hombros y se metió en la boca una cucharada de cereales Special K.
—¿Cereales? —dijo Dianna.
Clary asintió y miró con desconfianza a su hermana, la cual pronto se percató de la intensa mirada y se puso en pie, para a continuación huir de la cocina como un pobre animal.
Clary se echó un poco de zumo en un vaso y se dió cuenta de que Harry la observaba, con sus estrechos ojos esmeraldas. Hoy Harry llevaba una camiseta negra de manga larga y unos estrechos pantalones vaqueros que no supo la joven si eran de mujee u hombre. Los ojos perfilados de raya negra de Harry, miraron con intensidad el cuello desnudo de la chica, la cual se dió cuenta de que el pañuelo se había soltado un poco, dejando a la vista una dimimuta parte del moratón.
Clary se lo subió, con los dedos temblorosos y su madre le preguntó:
—¿Piensas salir así vestida? —miró con vehemencia el conjunto de su hija menor—. Vas muy abrigada.
Clary notó las manos sudorosas.
—Um... voy así bien —Harry apoyó sus codos en la mesa, mirando más fijamente a Clary. Está pensó con horror que Harry intentaría mirar en su interior, como si tuviera poderes sobrenaturales.
—Pues yo creo que... —Dianna pestañeó seguidamente, y miró hacía la nada, pausadamente—. Deberiais ir a clase, chicos —arrugó el ceño—. Llegais tarde.
Clary comprobó nerviosamente la hora, y asintió agotadamente. Se puso en pie, agiadamente. Sentía pavor, ante la idea retorcida de quedarse en un coche con Harry, durante veinte minutos enteros.
—Cierto —Harry dejó a un lado el vaso de naranjac y se colocó su mochila sobre su hombro—. Gracias Dianna por el desayuno —sonrió educadamente—. Ya nos veremos el viernes.
Dianna se limitó a asentir con la cabeza y Clary cogió su mochila, para después salir por la puerta seguida del joven punk. Aquel cielo estaba nublado, constituido por varias nubes grisáceas y gruesas, que amenazaban por descargar una ruidosa tormenta. Clary se limitó a tragar saliva y meterse en el coche.
- ″Niall Come Potatos″:
Aquí tienen mi capítulo, hermozaz lectoraz miaz
Bien, quiero anunciarlas que, a pesar de poner en advertencias que no necesito ninguna chica, he cambiado de opinión y sí necesitaré UNA.
Les dejo el link para que me dejen sus fichaz
Please, nada de ponerlas en el tema de la novela.
Comenten mucho. Besos
Audiciones
Jockie.
Re: Fear {Harry Styles}
¡Oh dios!
Me encantó esta historia, se ve tiene mucho drama y misterio..y eso me encanta.
me llamo muchísimo la atención que es de punk harry, debo decirte que tengo debilidad por las fics así, él se ve tan sensual cubierto de tatuajes y con piercings, oh dios, muero muerta<3
bueno..espero y la sigas, pronto. Me muero de ansiedad por leer más capítulos.
Un beso.
Spready0urwings
Re: Fear {Harry Styles}
Te gustó la historia c′: Es que estará llena de misterio y drama. I Drama.Spready0urwings escribió:¡Oh dios!Me encantó esta historia, se ve tiene mucho drama y misterio..y eso me encanta.me llamo muchísimo la atención que es de punk harry, debo decirte que tengo debilidad por las fics así, él se ve tan sensual cubierto de tatuajes y con piercings, oh dios, muero muerta<3bueno..espero y la sigas, pronto. Me muero de ansiedad por leer más capítulos.Un beso.
Hazza siempre llama la atención (? Oc no, a mi también me encanta Harry Punk*-* Se ve tan sersi con todos esos tatuajes y piercimgs :3
La seguiré esta noche (lo más probable) si no me quitan el Internet antes :c
Un beso.
Joe
Jockie.
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