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Me perteneces (Larry)

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Me perteneces (Larry) - Página 4 Empty Re: Me perteneces (Larry)

Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 8:18 pm


Capítulo 7


 
Vio que Louis se quedaba paralizado.
 
—¿Qué has dicho?
 
Harry notó que cada músculo de su cuerpo protestaba al verse privado de las caricias. Pero si no se distanciaba ahora de él, estaba seguro de que no encontraría la voluntad necesaria para alejarle otra vez.
Miró al espejo de doble cara a través del cual debía de estar observándoles Thorpe.
 
—¡Romeo! —gritó.
 
La afligida cara de Louis parecía decir que le había arrancado el corazón del pecho. No podía estar más sorprendido. Él se levantó de golpe y se puso en pie tambaleándose.
Un minuto más tarde, Thorpe irrumpió en la estancia con una manta con la que  envolvió a Harry  protectoramente.
 
—Venga conmigo.
 
Louis se abalanzó hacia ellos.
 
—¡No lo toques! Está jugando con nosotros obligándote a reemplazarme.
 
Thorpe alzó una mano para detenerle.
 
—Da igual. Ya sabes cómo funciona esto. Has terminado. Mantente alejado del chico.
 
 
 
 
Apartamento de Louis. Jueves al anochecer.
 
Dos horas después, Louis se paseaba de un lado a otro de la sala y se frotaba la nuca con una mano. Con la otra sostenía el teléfono.
A su hermano mayor, Hunter, ni siquiera le dio tiempo a saludar antes de que le empezara a hablar.
 
 
—Tengo una pregunta.
 
—Dispara.
 
Suspirando con agitación, Louis se paseó otra vez por la sala; de la cruz de San Andrés a la pared, pasando ante el banco de azotes y la mesa acolchada en la esquina. ¡Maldición! Su Hazza debería de estar allí, atado y tomándole de todas las maneras que él necesitaba. Que Harry necesitaba. Harry era una fiebre que le hacía hervir la sangre en las venas, y antes muerto que cedérselo a otro. Ningún Amo del club podía prepararlo mejor que él para la misión, para la vida que Hazza anhelaba. Ningún hombre podía amarlo tanto como él.
Porque después de lo ocurrido esa tarde, Louis no dudaba que todavía lo amaba con la misma intensidad que cuando tenía dieciséis años. Tal vez más. Y Harry también sentía algo por él. Pero para conseguir que lo reconociera y llegara a ser suyo, iba a tener que vencer algunos obstáculos.
 
—No tengo tiempo para explicártelo extensamente, así que iré directo al grano. Hoy he visto a Harry. —Louis se esforzó en respirar con normalidad mientras los recuerdos le bombardeaban.
 
—¡Vaya, has dicho su nombre! Es todo un progreso, ¡enhorabuena!
 
—No empieces, ¿vale? No quiere tener nada que ver conmigo. Para él, el pasado está muerto y enterrado.
 
—Te comportaste como un cabrón, ¿qué esperabas? Sabías que la ruptura era definitiva.
 
—Odié el dolor que le causé. Por mi culpa se largó al día siguiente a una de esas academias para chicos remilgados. No volví a verlo. —Salvo la Navidad que había ido a visitarlo y él le dio con la puerta en las narices—. Pero lo di todo por bueno creyendo que así estaba a salvo.
 
—Con el asesinato de mamá sin resolver y sabiendo que ese cabrón enfermo lo había fijado como objetivo, no te quedaba otra opción.
 
—Todavía no comprendo esa obsesión por parte del asesino. ¿Por qué se interpuso entre nosotros? —Louis negó con la cabeza—. Bueno, ésa no es ahora la cuestión. Lo es su seguridad. Ya que el caso jamás llegó a resolverse, debemos suponer que el asesino de mamá sigue suelto. Pero no me ha vuelto a amenazar desde que puse punto final a nuestra relación hace ya doce años. ¿Crees que Harry correría algún riesgo si volviera con él?
 
—Puede ser; y, de todas maneras, ¿estás preparado para volver con ese chico?
 
Desde la ruptura, Louis había esperado que Hazza fuera feliz. Sabía que Harry fue a la universidad, que obtuvo un buen trabajo y que, a pesar de lo que había sufrido por su culpa, estaba comprometido con otro hombre. Sabiendo que era feliz, él podría hacer frente al negro agujero que tenía en el lugar donde antes estaba su corazón. Después de todo, Harry no podía satisfacer sus necesidades... o eso creía. Pero cuando lo había besado unas horas antes y notado que su dominación lo excitaba, se dio cuenta de que Harry poseía una naturaleza sumisa.
Y la manera en que había respondido a él... Ese tipo de besos no los daba un hombre felizmente enamorado, sino una macho hambriento que anhela satisfacción y no la tiene. Él removería cielo y tierra para dársela.
 
—Sí. —Louis no vaciló—. Quiero volver con Harry. Para siempre.
 
—Bueno, no debería sorprenderme. Jamás llegaste a superar lo vuestro. Quizá él sea lo que necesitas.
 
—Estoy trazando un plan para conseguirlo, pero no puedo ponerlo en práctica sí creo que al hacerlo lo pongo en peligro.
 
—¿Qué has pensado?
 
Louis suspiró.
 
—Ahora mismo no puedo pensar más que con la polla.
 
La profunda risa de Hunter resonó en su oído.
 
—Si es cierto que estás dispuesto a follarlo y poner fin a cinco años de abstinencia, estoy a favor, sea lo que sea.
 
Sólo decía eso porque apenas era capaz de salir de la cama que compartía con su esposo.
 
 
—Pero, ¿qué me dices de Harry? —indagó Louis—. ¿No lo pondré en peligro?
 
—Han pasado ya doce años. No creo que pueda responder a esa pregunta más que diciéndote: adelante, veamos qué ocurre. Si no lo hicieras, acabarías volviéndote loco preguntándote siempre qué habría pasado.
 
Joder, Hunter tenía razón. Sintió una gran agitación. A él no le gustaba correr ningún riesgo innecesario, pero igual que ocurría en sus misiones como SEAL, no podía predecir el resultado antes de poner en práctica los planes. Estructurar, guardar la calma, poner atención en los detalles... eso era lo único que vaha. Cuando todo estaba bien entrelazado, cualquier cosa resultaba un éxito.
Caminó hasta la cruz de madera e imaginó a Harry allí. Sería asombroso verlo atado y desnudo, duro e implorante.
Esa fantasía no le ayudaba a pensar con claridad.
Respiró hondo. Cuando tenía dieciséis años no sabía cómo protegerlo. Ahora era adulto, un soldado con un entrenamiento especializado. Podía matar a sus enemigos con sus propias manos, algo que, de hecho, ya había tenido que hacer. Y estaba dispuesto a protegerlo fueran cuales fueran las consecuencias.
 
—Tienes razón. Además, si alguien lo amenaza, le arrancaré la garganta de un mordisco.
 
—Ese es mi Louis. No lo dudes, te ayudaré en lo que necesites. Ve a por él.
 
Sólo había un problema menor...
 
—Harry ha dicho su palabra segura. Thorpe no va a permitir que me acerque a él.
 
—Oh, esto sí que es bueno. ¿Se sometió? ¿Voluntariamente? ¿Sabía de antemano que serías tú quien lo sometería?
 
Louis deseó que su hermano no disfrutara tanto con esas elucubraciones.
 
—Estábamos en ello, pero perdí la cabeza. Lo presioné mucho demasiado pronto. Tengo que tranquilizarme un poco y sopesar bien las opciones que tengo antes de acercarme de nuevo a él.
 
—Además tendrás que convencer a Thorpe. Una vez que lo consigas, tienes que decirle a Harry por qué lo dejaste; si no, nunca confiará en ti.
 
Una vez más, Hunter tenía razón, pero no era tan sencillo. Thorpe siempre llevaba las reglas del club a rajatabla. E incluso aunque encontrara la manera de sortear esa parte, se enfrentaría a lo realmente difícil: explicarle a Harry la verdadera razón de su cruel ruptura. Se negaba a comentárselo en el Dominium. No pensaba revelarle ante Thorpe algo tan personal. No le importaba compartir los entrenamientos, pero mostrar sus sentimientos reales era otra cosa muy distinta.
Y no tenía ninguna duda de que revelar a Harry la verdad sobre el pasado iba a resultar peliagudo. Hazza ya no era una chico influenciable que escucharía su explicación sólo porque él se lo pidiera. Al contrario, se había vuelto muy testarudo. Ahora podía llegar a someterlo para que le hiciera una mamada, pero no para que le perdonara. Y, por mucho que le gustara lo primero, era lo segundo lo que él quería. Si lo presionaba, acabaría odiándole más.
 
Louis hizo una mueca.
 
—He pensado sobre ello. Dudo mucho que le importe saber por qué lo dejé. Aunque lograra que me escuchara: ¿piensas que me creería? Si no me hubiera pasado a mí, saber que lo amenazaba un asesino me sonaría descabellado. Puede que él me desee, pero no confía en mí. No sé cómo enfrentarme a esta situación. Al contrario que tú, no soy tan rebuscado como para casarme con un hombre cuando está borracho.
 
—¡Eh, que fue idea de Kevin!
 
—Claro, claro, y tú te resististe, ¿verdad? —ironizó.
 
Hunter se rió.
 
—Pues no mucho, pero funcionó. Hablando de eso, mi hombre está de vuelta en casa, así que si no quieres nada más, te voy a colgar.
 
—¿Qué? ¿Vas a esperarlo desnudo?
 
—No es mala idea, hermanito.
 
—Eres un jodido enfermo. Acabarás asustándolo.
 
—No, Kev me conoce muy bien.
 
—Lo tiene que hacer si va a seguir casado contigo.
 
—¡Qué gracioso! —Hunter suspiró—. En serio, sé que ahora mismo no puedes tragarte el nudo que tienes en la garganta, pero tienes que encontrar la manera de decirle a Harry por qué rompiste con él en el instituto.
 
Sí. Todo sería mejor una vez que volviera a estar con su Hazza y hubiera restablecido la confianza. ¿Le creería algún día? ¡Maldición! Si la situación fuera al contrario, lo más seguro es que jamás creyera nada de lo que le dijera. ¿Un misterioso desconocido amenazando a un crío del instituto? Parecía una excusa para largarse con otros chicos. Pero puede que si lograba que confiara en él de nuevo le escuchara. Por el momento, estaba demasiado enfadado para oír sus explicaciones o aceptar excusas sobre lo acaecido años atrás. ¡Joder! Deseaba que Harry quisiera saber la verdad.
 
—Lo haré cuando sea el momento adecuado —murmuró Louis.
 
—Buena suerte.
 
—Gracias.
 
Colgó el teléfono y se dirigió al dormitorio, donde lanzó el aparato sobre la cama. Comenzó a rebuscar en los cajones del escritorio. Guardaba allí las reglas del Dominium.
Cuarenta y seis minutos más tarde, había encontrado lo que necesitaba. Se metió el documento en el bolsillo de atrás y corrió hacia la puerta, que cerró de golpe. El tráfico resultaba imposible en hora punta y era imprescindible que llegara al club antes de que Thorpe se fuera; tenía que hablar con él muy seriamente.
 
 
Club Dominium. Jueves por la noche.
 
 
 
Menos de ocho minutos después, Louis se bajaba de la moto en el aparcamiento del Dominium para dirigirse a grandes zancadas a la puerta principal. Se encontró con los socios habituales y los empleados de la noche. Liam se preparaba para una escena con látigo. Jason revisaba el cuarto de juegos del club. Debía ayudarle, pero sería después de que hablara con Thorpe.
Recorrió el pasillo golpeando con las botas el suelo de hormigón; las luces emitían un suave charco de luz tras otro sobre el interminable suelo gris. Cuando llegó ante la puerta del despacho del dueño del club, entró sin llamar.
 
Su amigo levantó la cabeza y, al instante, le lanzó una mirada llena de ira.
 
—Sea lo que sea lo que vayas a decirme, no quiero escucharlo. El agente Styles me avisó de que no podría trabajar contigo. En cuanto estuvo desnudo, perdiste el control. Aquello no fue un entrenamiento. No sé cuál es tu problema, pero no es asunto mío ni del agente. Largo.
 
Louis dejó caer sobre el escritorio las reglas del club.
 
—Reclamo la regla veintiuno, punto tres cinco.
 
—¿Derecho preferente? —Thorpe no se habría quedado más sorprendido aunque le hubiera dicho que era el conejito de Pascua—. ¿Porque te has tirado a ese chico en el pasado?
 
—Sí.
 
Thorpe ladeó la cabeza, mirándole fijamente.
 
—Si no hubiera escuchado como el joven lo reconocía durante la sesión, pensaría que me estabas mintiendo. ¿Sabes con cuántos hombres te has negado a compartir las sábanas?
 
Louis contuvo la impaciencia y se inclinó sobre el escritorio.
 
—Si escuchaste todo lo que él dijo, entonces sabes que tengo el derecho preferente fundamental: tomé su virginidad.
 
—¿De veras? —Thorpe apoyó los codos en el escritorio—. Esa cláusula está ahí por una razón: evitar que dos Amos se enfrenten por un sumiso; no para que tú consigas tus objetivos. Y dado que nadie amenaza con...
 
—Yo. Si alguien toca a mí Harry, le destrozaré.
 
—Intentar marcar tu territorio de esa manera no es propio de ti.
 
Thorpe le observó fijamente como si esperara que apartara la vista, pero Louis le sostuvo la mirada con furia.
 
—Todavía no hemos comentado el resto de las condiciones de la cláusula —señaló el dueño del club—. El derecho preferente sólo puede ser reclamado si el Amo que lo hace tiene intención de hacer suyo al sumiso o casarse con él.
 
¿Era eso lo que él quería? Sí, si pudiera conseguir de nuevo su confianza y lo hiciera más feliz que Brad Thompson. Sí, si pudiera estar con Harry al finalizar la misión. Harry, o bien había jugado con él o bien había renunciado a un deseado orgasmo cuando dijo la palabra segura. Había una razón para que él la hubiera usado: mantener el control. Estaba seguro de ello. No dudaba que él mantenía la cabeza clara y había pronunciado la palabra porque estaba asustado o a punto de claudicar. Y era un hombre que jamás se rendía. Lo conocía. Harry se entrenaría y haría el trabajo sin importar lo que él dijera. Sólo había querido deshacerse de él y que lo preparara otro entrenador.
 
—Tengo intención de hacer ambas cosas.
 
—¿Quieres vincularte al agente Styles de manera permanente a pesar de que él te odia?
 
—Eso no es cierto. Y sí, tengo intención de atarme a él en todos los aspectos posibles.
 
—¿Harás el amor con él y no recurrirás a Zayn?
 
Louis sonrió ampliamente.
 
—En cada posición que pueda. En cuanto me sea posible.
 
Thorpe le observó durante largo rato.
 
—Has reclamado una regla viable del club y pareces hablar en serio. Esa cláusula estipula que tienes una semana para conquistarlo sin obstrucciones ni interferencias. Pero el FBI me paga para que ese hombre salga de aquí bien entrenado. Su vida amorosa no es importante para ellos. Está en juego la vida de otro agente.
 
—Ya he considerado ese punto. Ningún otro Amo lo preparará mejor que yo. Nadie tiene más interés en que salga con vida de la misión. Sé que sólo tengo una semana. Si me veo obligado a elegir entre conquistarlo o entrenarlo para la tarea... Que siga con vida será siempre prioritario.
 
Thorpe lo miró fijamente.
 
—Dejar en tus manos todas las decisiones durante los próximos siete días, aunque diga su palabra segura, no me parece correcto.
 
—Si piensa que diciéndola se saldrá con la suya, está perdido. Me encargaré de él, pero lo haré en mis términos o jamás se someterá. No puedes dejar que se descontrole sólo porque te den un cheque. Tiene que sumergirse en nuestro mundo, no en una versión sesgada de él. O aprende las reglas o cualquiera se dará cuenta de sus intenciones. No jugamos con las reglas del FBI, sino con las nuestras.
 
Louis permaneció firme mientras esperaba. Los Amos eran víctimas de sus propias reglas en algunas ocasiones, como ahora.   Harry no aprendería —ni tendría éxito— si no comprendía ese estilo de vida. La ejecución selectiva de las normas para salirse con la suya no sería bien recibida por los demás miembros del club, y él lo sabía.
 
—Eres un cabrón muy listo. —Thorpe se levantó, agitado—. De acuerdo. Dispones de siete días, pero no tendrás tanta manga ancha. Si llego a considerar que has cruzado los límites con el agente Styles, o creo que no lo estás preparando de manera adecuada, revocaré tu reclamación y dejarás de pertenecer al club. Y, por supuesto, si no consigues tus objetivos dentro de una semana, las consecuencias serán las mismas. ¿Lo has entendido bien?
 
El muy capullo no le dejaba muchas opciones, pero Louis sonrió.
 
—Perfectamente.
Emmelie
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Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 8:19 pm

YAAA ESTA!! 2 capitulos
por favor no dejen de leer! 
emmm..... y eso ñ.ñ hhaaha
muchos besos 
:bye:
Emmelie
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Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 8:25 pm

LuciaHoranAvoletta escribió:
:quee: :quee: 
OH POR DIOS! OH POR DIOS OH POR DIOSS!!! 
:wut: :wut: 
ME ENCANTAAA!! DIOS COMO LOS AMOOO!!
:jajajaj: :enamorado: :enamorado: 
SIGUELA POR FAVOR TE LO SUPLICOOOO!!
Me perteneces (Larry) - Página 4 961472736 Me perteneces (Larry) - Página 4 4120812466 Me perteneces (Larry) - Página 4 2785603980 Me perteneces (Larry) - Página 4 2785603980 Me perteneces (Larry) - Página 4 1244184562 Me perteneces (Larry) - Página 4 3275125450 Me perteneces (Larry) - Página 4 1129725545 Me perteneces (Larry) - Página 4 4242539333 Me perteneces (Larry) - Página 4 3275125450 
BESITOS VIRTUALES
:eaea: :bye: 
Holaa ya deje dos capis  superrr hot  creepygusta   ... bueno solo el primeroo pero ya era hora de algo 
de accion para larry  Me perteneces (Larry) - Página 4 2841648573 
Pronto se viene mas!
muchoos besos!!  Me perteneces (Larry) - Página 4 350222609
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Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 8:28 pm

ValeeS escribió: Louis casi se tragó la lengua.


GDJKFGHKDJGHDFJK MORI DE LA RISA SAJDHKASJD TENES QUE SEGUIRLA 
BESITOS CON SAL:3
HAHAHA el cuerpaso de Hazz puede provocar esa reaccion hahjahsja creepygusta 
ya subi 2 capis con muuuucha accion 
tambien besoss!  :muack:
Emmelie
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Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 8:31 pm

ValeeS escribió:MIERDA ME PUSE A GRITAR CUANDO DIJO ROMEOOO JKDSFGJSD TIENES QUE SEGUIRLA BESOS:3
HAHAhha sii!  :xd: 
ya esta lo que sigue luegoo 
disfruta el siguiente capii!    :bye:
Emmelie
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Mensaje por LuciaHoranAvoletta Dom 29 Sep 2013, 9:44 pm

OH POR DIOS OH POR DIOS!!!
ME FALTA EL AIRE DIOSSS VOY A MORIR!!
AME LOS DOS CAPS Y TE AME A TI!!
DIOSSSS!!! MI CORAZON SE SALDRA DE LA CAJA TORAXICA!!!
GRACIAS
BESITOS VIRTUALES
PD: SU VES ALGO MAL EN EL MENSAJE ES XQ ESTOY DEL CELU :D
LuciaHoranAvoletta
LuciaHoranAvoletta


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Mensaje por ValeeS Lun 30 Sep 2013, 4:17 pm

'.' gfsjdfgdhfgsd Siiguelaaa porfa:c jashdjkdhajksdhak
Besitos
ValeeS
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Mensaje por LuciaHoranAvoletta Jue 03 Oct 2013, 11:09 pm

Cuando la sigues??
Besitos virtuales
LuciaHoranAvoletta
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Mensaje por larrygirl Vie 04 Oct 2013, 5:03 pm

Continuala :(
larrygirl
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Mensaje por Emmelie Sáb 05 Oct 2013, 9:27 pm

Capitulo 8 








Club Dominium Viernes por la mañana.
 
 
 
A la mañana siguiente, Harry cerró de golpe la puerta de la mazmorra de Louis. Estaba tan furioso que la sangre le hervía en las venas.
Había esperado entrenar con otro Amo, uno contra el que no se hubiera restregado como una gata en celo. Pero no. Thorpe le acababa de explicar que estaría en manos de Louis durante toda la semana. Y sólo tenía que mirarle para recordar lo completamente que había respondido a él.
Peor todavía, la noche anterior había discutido con Brad cuando él percibió las rozaduras de barba en la barbilla, cuello y pecho. Si hubiera llegado a saber quién se las había hecho, se hubiera vuelto loco; sobre todo si tenía en cuenta que ya le había pedido que renunciara al caso y Harry se había negado.
¡Maldición! Su vida sería mucho más fácil si Louis desapareciera de ella.
Intentó controlar su temperamento mientras dejaba la bolsa en el suelo y se alisaba la camiseta de algodón. La cólera que lo embargaba no sería de ayuda. Pero verle a él con una ceja arqueada como si supiera por qué estaba enfadado y no le importara, casi lo hizo olvidar sus buenas intenciones. Eso sin mencionar que aquella hambrienta mirada azul le decía que apenas podía esperar para estimular su sexualidad otra vez. Y cuando estaba con él notaba como si le ardiera la piel.
 
—Buenos días. —Louis miró el reloj—. Llegas tres minutos tarde. Desnúdate y comencemos.
 
Lo dijo como si el día anterior no hubiera ocurrido nada especial. Harry no había logrado dormir intentando descubrir en qué se había equivocado, incapaz de olvidar la boca y las manos de Louis sobre su cuerpo ni la manera en que se había sentido vivo otra vez. ¡Maldición! Tenía un trabajo que hacer y él parecía empeñado en echarlo a perder.
Tiró de las solapas de la chaqueta de su traje para cerrar la prenda.
 
—No. Acabo de hablar con Thorpe. ¿A qué estás jugando?
 
Él ladeó la cabeza.
 
—No estoy jugando. Hablaremos, pero ahora no es el momento y éste no es el lugar.
 
—Te equivocas, éste es el único sitio donde nos veremos. Lo que ocurrió ayer...
 
—Eso no importa. Lo que se interpone entre nosotros es la manera en que rompimos en el instituto.
 
Sus palabras no podrían haberlo conmocionado más, sobre todo cuando no sabía por qué él querría discutir sobre eso.
 
 
—Yo era un chico inocente y tú un adolescente impulsado por las hormonas. Después de la muerte de tu madre, estabas dolido y la tomaste conmigo. Fin de la historia.
 
Louis negó con la cabeza.
 
—Fue mucho más que eso. Me gustaría explicártelo. ¿Querrás escucharme?
 
¿Se había vuelto loco? ¿De verdad quería que le diera la oportunidad de justificar sus mentiras? ¿Qué le permitiera adularlo hasta llevárselo a la cama otra vez para que volviera a hacerle daño?
 
—No.
 
Pareció decepcionado, pero no lo presionó.
 
—Eso no forma parte de tu entrenamiento. Es una cuestión personal entre nosotros. Si cambias de opinión, pregúntame; pero no cuando nos estén mirando. Creo que, de verdad, te sentirás mejor cuando lo sepas.
 
Harry abrió la boca y la volvió a cerrar. El chico humillado y enfadado que tenía en su interior quería escuchar su explicación, pero sólo si terminaba con una confesión de amor eterno por su parte. Soltó un cínico bufido. «Estúpido.» Lo más probable era que él se hubiera sentido confuso y triste y hubiera preferido la comodidad de la relación con la legendaria Brittany Fuller. Además, ¿de qué serviría discutir sobre el pasado? Lo que  necesitaba era mantenerle a distancia y concentrarse en su trabajo.
 
—Lo dudo mucho, así que paso.
 
—La oferta queda sobre la mesa. Ahora, comencemos el entrenamiento. Te he ordenado que te desnudes. Y, aunque no estaba en mis planes, si no sigues mis órdenes terminaremos el castigo de ayer. Añadiendo más azotes.
 
—Ayer dije mi palabra segura. Deberías respetarlo, igual que debería hacerlo Thorpe. ¿Por qué demonios ha violado las reglas del club volviéndome a entregar a ti?
 
Louis se acercó; Harry no quiso fijarse en la manera en que la camiseta negra se amoldaba a los músculos de su torso ni en cómo los pantalones de cuero abrazaban cada centímetro de su erección. No dejaba nada a la imaginación. No podía negar que estaba bien. Bueno, era impresionante. Apetitoso. Pero iba por muy mal camino.
 
—Thorpe y yo tuvimos... una conversación personal ayer noche. Llegamos a un entendimiento. Durante los próximos siete días estás completamente en mis manos. ¿Alguna pregunta más, Hazza?
 
—¿Cuál es tu intención? ¿Qué esperas acorralándome así? ¿Pincharme de nuevo para ver si sangro? ¿Humillarme?
 
—Jamás he querido hacerte daño. Ni entonces, ni ahora. Además ¿realmente piensas que humillarte era lo que ocupaba ayer mi mente cuando tenía la lengua en tu boca y los dedos en tu ano?
 
Harry quiso encogerse, pero se repuso con rapidez.
 
—Gracias a Dios mi gusto en hombres ha mejorado mucho desde los dieciséis años.
 
—Cuando estábamos en el instituto, Brad se agenció las respuestas de los exámenes y se metió metadona, así que permíteme que disienta. —Louis sonrió forzadamente—. Quiero que entiendas que recurrir a la palabra segura hará que pongamos fin a la escena que nos ocupe, pero seguiré siendo tu entrenador. Detenme cuando te sientas muy incómodo con lo que esté ocurriendo, pero que grites «Romeo» no hará que me pierdas de vista, ¿lo has comprendido?
 
Es decir, que a menos que quisiera dejar morir a Niall y perder la oportunidad de seguir los pasos que harían que su padrastro estuviera orgulloso, estaba ineludiblemente comprometido con Louis durante una semana. ¡Genial! Tragó saliva. Sin embargo, sabía que era el cebo perfecto para la misión y no pensaba fallar a sus colegas.
 
—Sí.
 
Además, no pensaba permitirle volver a excedérsele de la misma manera.
 
—Sí, Louis —lo corrigió—. Quiero escuchar mi nombre en tus labios.
 
Harry suspiró con resignación.
 
—Sí, Louis.
 
—Ten en cuenta que los resultados de tu actitud los notarás en el trasero. Si yo fuera tú, me pensaría cuidadosamente qué hacer y qué decir.
 
—Pero tú no eres yo, Louis.
 
Él apretó los dientes.
 
—Cierto. Vamos a comenzar trabajando tu actitud. Para empezar, me gustaría disculparme por haber perdido el control de la situación. Te presioné mucho demasiado rápido.
 
Harry se retrajo. ¿Estaría tratando de hacerle bajar la guardia para seducirlo otra vez? ¿Sería esa la explicación de por qué quería hablar de pronto del pasado? Parecía sincero pero... sólo se había disculpado por presionarlo, no por besarlo.
 
—Asumiendo que sea verdad lo que dices, y dado que vamos a trabajar hombro con hombro, tengo una condición: no vuelvas a besarme. Tu trabajo es enseñarme a someterme para que realice una misión, no seducirme.
 
Él esbozó una leve sonrisa, aunque no parecía divertido.
 
—Enseñarte a someterte es mi objetivo, pero eso implica tocarte de todas las maneras posibles. No eres tú quien dicta las órdenes. Así que si lo que quieres es salvar al agente Horan, es mejor que dejes de discutir y te desnudes.
 
¡Dios! Odió esa orden. Lo hizo sentirse vulnerable ante él, que era justo lo que Louis pretendía. Pero él también parecía afectado y Harry pensaba usar esa ventaja si volvía a presionarle.
 
—No va a gustarte si tengo que volver a repetir la orden. —Louis cruzó los brazos sobre el pecho, esperando.
 
Harry se contuvo para no rechinar los dientes. Una vez infiltrado, podría ser ofrecido a un Amo que insistiera en tenerlo desnudo todas las horas del día. Tenía que superar su inhibición y la incomodidad que suponía no tener un cuerpo perfecto. Y tenía que dejar de interactuar con Louis a nivel personal. Era su entrenador. Quería que se desnudara y Harry lo haría.
 
 
—¿Tengo que doblar la ropa y colocarla a tus pies? —Incluso decir las palabras hacía que ardiera de cólera y le provocaba una peligrosa punzada de deseo en el vientre.
 
Los ojos azules se ensombrecieron.
 
—Sí.
 
Sin otra palabra, se desnudó prenda a prenda, que dobló pulcramente y dejó en un pequeño montón ante él. Una vez hecho, esperó mientras el frío le erizaba los pezones. Los tenía palpitantes. Louis le lanzó una mirada tan ardiente que Harry encogió los dedos de los pies.
¡Maldición!, ¿por qué era capaz de provocarle esas sensaciones? Tenía que superar el deseo que sentía por él. Su cuerpo y sus emociones no eran lo importante, sino la misión.
Pero eso era más fácil pensarlo que hacerlo cuando Louis estaba tan cerca y notaba la calidez y la dureza de su cuerpo. Él alzó una mano y le puso la punta por el pecho, desde donde le trazó una lenta y tentadora línea por el abdomen hasta detenerse encima del vello que cubría su polla. Lo dejó allí, inmóvil. Aunque pareciera increíble, el ligero roce hizo enviar ondas de placer a su dolorosa polla. La sangre se agolpó entre sus muslos y la glande se cubrió de humedad, aunque él apenas lo había tocado.
Finalmente, movió el dedo más abajo. Louis sonrió mientras lo deslizaba entre la dura erección para frotarle el glande, que se hinchó y endureció bajo su roce.
 
La sonrisa se hizo más amplia.
 
—Muy bien, Hazza. Hoy comenzaremos con una prueba. Las instrucciones que te daré me ayudarán a comprender mejor cómo proceder contigo. Vamos.
 
Lo giró hacia la puerta y Harry se zafó de su mano.
 
—No puedo salir desnudo.
 
En el mismo momento en que dijo las palabras, supo que no eran las más adecuadas.
 
—Estar desnudo no debe preocuparte. —La cara de Louis mostraba un terrible desagrado—. Mientras te entrenas conmigo tu cuerpo me pertenece, igual que tú. Como siempre, puedes decir la palabra segura. En ese caso, discutiremos y resolveremos el asunto, luego seguirá el entrenamiento. O puedes abandonar la misión, en cuyo caso, estoy seguro de que Thorpe y el FBI interrumpirán cualquier contacto entre nosotros.
 
Aquel frío discurso le hizo apretar los dientes. Harry era un hombre hecho y derecho. Ponerse en manos de alguien era para él algo completamente extraño. Trabajaba todos los días en un ambiente en el que se esperaba que controlara las emociones y usara la lógica, así que tener que hacer lo contrario no le resultaba fácil. El entrenamiento de Louis la asustaba de muerte, pero si quería solucionar ese caso y llegar a ser un agente de éxito, tenía que contener el carácter y tragarse el orgullo.
 
—Entendido, Louis.
 
Esperó que la diversión brillara en los rasgos de su Amo, pero lo único que vio fue un resplandeciente deseo en sus ojos profundamente azules y el rubor que le cubría los pómulos. Una mirada más abajo le dijo que la erección pugnaba contra los pantalones de cuero.
Su respiración se hizo más superficial cuando se volvió hacia Harry para hacerle poner la mano en su brazo y, tras colocarle la suya en su cadera, guiarlo hacia el corredor. Una aterradora sensación de vulnerabilidad lo inundó mientras caminaban. Aunque el club no estaba aún abierto al público, Thorpe y algunos otros Amos estaban por allí. Se había cruzado con ellos mientras iba hacia la mazmorra de Louis. Pero entonces estaba vestido. Ahora, Louis lo hacía desfilar por los pasillos sin que lo cubriera prenda alguna y él iba a su lado, marcándolo con su mano.
Lo aterraba, y aun así... Sentía el deseo de Louis flotando en el aire, entre ellos, acompañado de una extraña sensación de orgullo y placer por ser capaz de conseguir que acatara la orden a pesar del miedo. Por mucho que odiara admitirlo, aquello lo excitaba.
 
Harry le lanzó una mirada de desconcierto por encima del hombro.
 
—No comprendo lo que me está ocurriendo.
 
Él observó las mejillas enrojecidas.
 
—¿No entiendes por qué respondes a esta situación? Porque en tu interior sientes la sexualidad. Sabes que me complaces cuando confías en mí, lo que para un sumiso es un placer por derecho propio.
 
—Me importa muy poco si te complazco o no. Y a ti no te importo nada.
 
Louis clavó en Harry sus ojos azules.
 
—Eso es mentira. Hay cosas que no sabes, cosas que quiero decirte... —Negó con la cabeza—. Lo haré cuando estés dispuesto a escucharme. Sólo déjame decirte que tu felicidad es lo más importante del mundo para mí. Si me lo permitieras, cumpliría todas tus fantasías. Tu sumisión, si realmente me la das, me otorgará el privilegio de hacerte disfrutar.
Sus palabras hicieron que le atravesara una oleada de calor que aplastó con determinación.
 
«Céntrate en la misión.»
 
—Nada de esto tiene sentido.
 
—Lo tendrá. Ven conmigo.
 
Cuando doblaron una esquina se tropezaron con otro Amo. Harry no conocía su nombre, pero poseía una especie de aura que indicaba lo que era. Sería peligroso hacer negociaciones con él. Bajo esa inmaculada camisa y aquellos pantalones a medida era un depredador. Louis y él tenían eso en común.
 
—Jason —le saludó Louis.
 
—Tomlinson. —Sus ojos grises brillaron cuando miro a Harry.
 
Harry se movió con inquietud cuando sintió la mirada del otro hombre en la cara, en el pecho, en el vientre, y luego, tras un breve momento, en los rizos castaños que protegían su polla. Cruzó las piernas y puso las manos para cubrirse.
 
—Aparta las manos y separa los pies —ordenó Louis.
 
¿Quería que Jason lo mirara? Sabiendo que tenía que superar ese obstáculo para llevar a buen término la misión, se obligó a obedecer. Louis lo recompensó con una sonrisa de aprobación que lo encendió de pies a cabeza.
Maldición, ¿por qué? En condiciones normales correría en busca de algo con qué cubrirse, se negaría a permitir que lo mirara un extraño y se preguntaría si lo encontraba defectuoso o no. Pero comenzaba a arder cuando Louis le ordenaba algo y, aunque no debía importarle nada lo que él pensara sobre su comportamiento, esas buenas costumbres e inseguridades se disolvían cuando veía el destello de su sonrisa. ¿Por qué?
 
—Deja de pensar, acabarás volviéndote loco —le aseguró Louis—. No le busques la lógica. Sólo siente.
 
Cierto. La incomodidad que pudiera notar no era importante. Tenía que aprender a someterse a él por el bien de la misión.
 
Jason esbozó una sonrisa y dio una palmadita a Louis en la espalda.
 
—¿Un sumiso en período de entrenamiento?
 
—Y necesita mucho entrenamiento. Lo cierto es que iba a preguntarte si ibas a reunirte hoy con el policía que estás instruyendo.
 
—Gustav tendría que estar aquí dentro de diez minutos. Es el único momento que tiene libre, he almorzado pronto para venir. —Sonrió ampliamente—. Me encanta el sexo al mediodía.
 
—¿Te importa si entramos en el cuarto de seguimiento? Este chico necesita ver qué significa realmente la sumisión.
 
—No, claro. Creo que descubrirás que Gustav ha sido un buen alumno.
 
Harry intentó contener la curiosidad cuando entraron en el cuarto. Era un espacio diminuto que estaba a oscuras y dominado por una enorme ventana a través de la que se veía una sala de juegos que no conocía. En ese pequeño recinto sólo había un futón para permitir algún tipo de comodidad a los observadores, que podría convertirse en una cama si fuera necesario.
 
—¿De qué va todo esto, Louis?
 
Él cerró la puerta cuando entraron, quedándose solos en aquel estrecho espacio. La pared lo acorralaba por un lado, Louis por el otro. Él lo miró en medio de la oscuridad.
 
—Quieres saber por qué he permitido que Jason te viera desnudo.
 
—Para empezar.
 
—No es nada personal con él y, en condiciones normales, no te compartiría. Pero tienes que sentirte cómodo estando desnudo durante la misión, no importa a quién tengas al lado. Por lo tanto, seguiremos así hasta que superes tu incomodidad. Es algo que delataría enseguida a un falso sumiso.
 
Probablemente eso había sido lo que delató a Niall y desencadenó su desaparición. El pasado existente entre ellos no tenía importancia. Lo primordial era que aquella misión fuera un éxito.
 
—¿Vas a prepararme realmente para poder infiltrarme? ¿Sin ningún juego mental por tu parte?
 
—Me aseguraré de que estés preparado para cualquier situación que te puedas encontrar. —Lo miró con seriedad—. Pero ese tipo de juegos forman parte de todo esto. La dominación y la sumisión no dejan de ser juegos mentales.
 
—Si lo sé de antemano, podré soportarlo.
 
—¿Eres bueno disparando y en defensa personal?
 
—Sí, y voy a un gimnasio todas las noches para estar en forma. Practico boxeo. Robert es un hacha en esa disciplina.
 
—York nunca será un Amo convincente.
 
Era lo que él se temía.
 
—Quizá si Liam sigue trabajando con...
 
—Nunca —subrayó Louis—. Y es algo que discutiré en breve con Thorpe. A partir de mañana, Liam y yo informaremos a Bocelli sobre los progresos que hagáis. Si York no es el adecuado, seremos brutalmente honestos con él.
 
—No podéis apartar a Robert de este caso. Tardaríamos demasiado tiempo en conseguir a otro agente. Hemos invertido muchas horas en esto y...
 
—Ya nos ocuparemos de eso si se da el caso. Ahora tienes suficiente con concentrarte en lograr ser un sumiso convincente para dentro de siete días.
 
—Pero...
 
—Durante esta semana, ¿quién es tu Amo? —Incluso en la oscuridad, Harry vio la ceja arqueada y la postura, más agresiva.
 
—Tú. —Cuando él le lanzó una penetrante mirada, Harry suspiró—. Louis.
 
—¿Qué es lo que desea un Amo por encima de todo?
 
—Obediencia.
 
Él negó con la cabeza.
 
—Confianza. Una vez que se obtiene, la obediencia es la continuación natural. Y bajo esa fachada de rudo agente del FBI, estás tú. Quién eres de verdad. Sé que conseguir que confíes en mí será más difícil debido a nuestra historia del pasado, pero quiero que sepas que jamás haría nada que te pusiera en peligro. Nunca. Prefiero morirme.
 
¡Santo Dios! La gravedad de su tono confundió a Harry, parecía que hubiera un mensaje oculto en sus palabras. Frunció el ceño.
 
—Háblame sobre la desaparición del agente Horan —le pidió él, cambiando de tema.
 
Era una orden, una que Harry encontró muy fácil de cumplir.
 
—A Niall lo enviaron cerca de Key West para asistir a un fin de semana de solteros en un complejo turístico que atiende necesidades de dominación y sumisión. Fue allí donde desaparecieron otros dos hombres. Informó durante los dos primeros días desde el lugar, nos comunicó que había asistido a conferencias y hecho algunas investigaciones. Lo asignaron a algunos Amos, pero no ocurrió nada fuera de lo normal. Entonces nos dijo que había sido invitado a una reunión especial por el director del complejo, un tal Lincoln Kantor. Tres horas después, recibimos una señal de socorro durante ocho segundos antes de que se interrumpiera bruscamente. No sabemos nada de él desde entonces. Eso ocurrió hace siete días.
 
—Y ahora os estáis preparando contrarreloj.
 
Harry asintió con la cabeza, preocupado por el nudo que le apretaba el estómago.
 
     —Sé que necesito como mínimo una semana para entrenarme, pero no estoy seguro de que Niall disponga de tanto tiempo.
 
Louis le tomó la mano y entrelazó sus dedos. Harry encontró el gesto ridículamente reconfortante.
 
—Pero no te dejaré ir si no estás preparado. El FBI sólo perdería otro agente.
 
—Lo sé.
 
Con un apretón de mano, él admitió la dificultad para reconocer esa realidad.
 
—Si hay una manera de salvar a Niall, la encontraremos. Centrémonos en tu preparación.
 
Harry asintió con la cabeza y, momentos después, Jason y su policía entraron en la estancia. En el mismo momento en que la puerta se cerró, Jason cuadró los hombros. De repente pareció más grande y autoritario.
No le dijo una palabra al chico, sólo lo miró como si esperara algo. De inmediato, el policía se quitó el uniforme, prenda a prenda, hasta quedarse desnudo, con la punta de su cabello rubio rozando sus hombros. Entonces se arrodilló a sus pies con las piernas separadas, las palmas hacia arriba y la cabeza gacha. Aun desde allí, Harry sintió lo desesperadamente que ansiaba agradar a su amo.
 
Jason le acarició el pelo.
 
—Muy bien, cielo. ¿Has hecho lo que te pedí durante la última sesión?
 
—Sí, Amo.
 
 —Enséñamelo.
 
Gustav no vaciló, estiró las piernas y se reclinó sobre la espalda con las piernas separadas para que Jason lo viera.
 
Él se arrodilló y su mano desapareció entre las piernas del joven.
 
 
—Muy agradable. ¿Te has afeitado o te has hecho la cera?
 
—Me he hecho la depilación brasileña con cera —jadeó el chico.
 
—Y veo que también has accedido con respecto al dilatador anal. ¿Es éste el más grande?
 
—Sí, Amo. Me lo he puesto por la mañana. Fue difícil, pero ahora estoy preparado para ti.
 
Harry percibió en la voz de Gustav la necesidad de obtener la aceptación y el placer de Jason. Sus conocimientos sobre el oscuro mundo del BDSM eran casi académicos e incluso así... Harry comprendía perfectamente cómo se sentía el otro hombre. Se sintió identificada con él, como cada vez que había hecho lo que pensaba que complacería a Brad o a alguno de sus otros amantes, peinándose de determinada manera o comprando unos jeans más sexys. La mayoría de sus esfuerzos habían pasado desapercibidos.
Por un alocado momento, Harry quiso un hombre que lo viera de verdad, hasta el último detalle. Un hombre como...
No se atrevió a terminar el pensamiento.
Pero los recuerdos la acosaron mientras miraba de reojo la figura de Louis. En el instituto él había notado cualquier cambio, incluso un suéter nuevo. La tarde que tomó su virginidad, él enumeró todo lo que había percibido en Harry, desde la marca de nacimiento hasta la manera en que se sonrojaba.
Jason sonrió y acarició a Gustav otra vez entre las piernas. El muslo del chico bloqueaba la vista, pero fuera lo que fuera lo que le hubiera hecho, él gimió.
 
—Estoy muy orgulloso de ti, cielo —canturreó Jason con dulzura—. Mereces un premio, que recibirás en cuanto nos ocupemos de tu castigo por lo ocurrido el martes.
 
A pesar de que tensó la espalda, Gustav bajó la mirada. Era la viva estampa del arrepentimiento.
 
—Lo siento, Amo. No te fallaré. Tuve... miedo.
 
 
 
 
—Tú defiendes la ley. Jamás permitiría que te arrestaran por escándalo público. El ejercicio era para probar tu confianza en mí, y fallaste. ¿Creíste de verdad que permitiría que te afectara profesionalmente?
 
Gustav se mordisqueó el labio.
 
—No pensé. Sólo me dejé llevar por el pánico.
 
—No confiaste en mí.
 
El policía se inclinó y bajó la rubia cabeza.
 
—Deseo complacerte, Amo. Aceptaré cualquier castigo que decidas.
 
Jason asintió.
 
—Antes te daré la oportunidad de realizar lo que te negaste a hacer el martes, así me darás placer. Ahora mismo estamos siendo observados. No te diré por qué ni por quién. Acaríciate el pene.
 
El joven lanzó una rápida mirada al espejo. Los ojos de aquella sensacional belleza estaban abiertos como platos y tenía las pupilas dilatadas. Puede que tuviera miedo pero... aquello también le excitaba.
 
Jason chasqueó los dedos.
 
—Quién esté ahí no es asunto tuyo. Yo sí.
 
Con un tembloroso asentimiento, Gustav se apoyó en los codos e introdujo la mano tímidamente entre las piernas abiertas.
 
—Vuélvete hacia el espejo —ordenó él.
 
Gustav se quedó paralizado.
 
—¿Por qué lo presiona de esa manera cuando es evidente que sufre? —susurró Harry.
 
 
—Esto es lo que quiere y Jason lo sabe. El sumiso está intentando controlar la escena al no dejar su bienestar en las manos del Amo. Por supuesto, sabe que no tiene nada que temer de la situación. El trabajo de Jason es presionarlo hasta vencer sus inhibiciones y satisfacer sus fantasías de sumisión.
 
Harry lo entendió, pero se sintió identificado con la incomodidad de Gustav. Pensar en masturbarse delante de un amante, ante testigos desconocidos, lo hizo retorcerse de aprensión y sentir una perturbadora excitación.
Por fin, Gustav pareció armarse de valor y se puso de cara al cristal. Harry percibió la piel de gallina del joven, cada aliento jadeante, los pezones puntiagudos, la resbaladiza olla sin vello y la base rosada del dilatador introducido en el ano.
Gustav deslizó la mano entre las piernas. Cerró los ojos y comenzó a mover lentamente con la mano su dura polla.
 
—¿Por qué quiere Jason que haga esto en público? —Harry no lo entendía, pero la idea de tener esa clase de confianza en su pareja provocaba en su interior una extraña espiral de deseo.
 
—El martes quedó con el chico en un parque después del turno. Era un lugar oscuro y vacío. No se lo había dicho a Gustav, pero había limpiado el lugar y tenía un par de amigos protegiendo la entrada. A Jason le gusta mucho practicar sexo al aire libre, y a Gustav lo excita pensar que alguien lo pueda estar observando.
 
—Pero es evidente su desasosiego. —Harry frunció el ceño. Notó que al policia le temblaban todos los músculos del cuerpo.
 
—Pero también está ruborizado y separa las piernas todo lo que puede. Sus pezones están duros como guijarros.
 
Harry clavó los ojos en el otro hombre. Louis tenía razón. Ahora que veía las reacciones del sumiso a través de los ojos de un Amo, notó más cosas.
 
—Comienza a acariciarse más rápido.
 
—Exactamente. ¿Realmente lo ves incómodo? ¿Perturbado? ¿Inhibido?
 
Tras otra larga mirada, Harry negó con la cabeza.
 
 
—Ya no.
 
—Jason lo ayuda a liberar su naturaleza y a cumplir sus fantasías. Ese es su papel.
 
—¿Es por eso por lo que te gusta a ti? —La pregunta se le escapó antes de que pudiera contenerla.
 
Louis se volvió hacia a su lado bruscamente.
 
—Eso es lo que ansía cada Amo. Algunos lo hacen por eso, otros no.
 
Harry estaba seguro de que tenía razón, pero no había respondido a su pregunta.
 
—Detente —ordenó Jason al joven.
 
Gustav sollozó, pero apartó los dedos que revoloteaban sobre su polla. Arqueó la espalda y rechinó los dientes. Debía de haber estado justo al límite. Harry se tensó por la empatía. Sentado al lado de Louis, en el pequeño espacio, comenzó a moverse con nerviosismo, muy consciente del latido que comenzaba en su estómago y crecía entre sus muslos.
 
—Estate quieto —le exigió Louis.
 
Como si él supiera exactamente el incómodo deseo que bullía en su interior.
 
—De pie —ordenó Jason a Gustav.
 
Lentamente, el policía se puso en pie al tiempo que lanzaba una mirada suplicante a su Amo. Él pareció impertérrito cuando se sentó sobre una lujosa chaise cercana. Se palmeó los muslos.
 
—Sobre mis rodillas, cielo.
 
—Amo... —Gustav parecía a punto de llorar.
 
—Lo has hecho muy bien. No lo estropees ahora.
 
 
Gustav cerró los ojos como si buscara coraje para seguir adelante. Al final se tendió sobre los pantalones oscuros de Jason.
 
—Cuenta cada uno de mis azotes. Y no te corras.
 
El Amo comenzó a dejar caer una ráfaga de azotes sobre las insolentes nalgas del hombre. Gustav contó todas y cada una, jadeando con cada número.
Harry se retorció.
 
—Por si te lo preguntas —murmuró Louis—, no te excitaste cuando te di los azotes porque mi intención era castigarte, no darte placer. La próxima vez, sentirás la diferencia. Y si me fío por la manera en que te mueves ahora, creo que te gustará.
 
Si alguien le hubiera asegurado diez minutos antes que lo excitaría ver una paliza erótica, se habría reído, pero ahora no podía negar que sentía más que curiosidad. Había un ritmo en los cuerpos, un movimiento en contrapunto, casi como un baile. Cuando él terminó, el policia contuvo el aliento jadeante. Entonces Jason gimió, quito con cuidado el dilatador y le pasó la palma sobre las nalgas enrojecidas, Gustav arqueó el trasero hacia la mano, una y otra vez.
 
De repente, Gustav se tensó. Jason lo alzó hasta ponerlo a horcajadas sobre sus muslos y fundió su boca con la del chico. Unos segundos después, se había bajado los pantalones y puesto un condón.
Lo cogió de las caderas con los dientes apretados.
 
—Móntame.
 
Con un gemido de alivio, el policia se empaló sobre la gruesa erección y la introdujo hasta el fondo con una embestida brutal.
Jason dejó caer la cabeza y gimió. En el siguiente movimiento, lo detuvo y le envolvió la polla con la mano dándole una caricia por todo su falo.
 
—Córrete, Gustav.
 
No tuvo que decírselo dos veces. Su cuerpo se crispó y le clavó los dedos en los hombros mientras le sostenía la mirada, impotente, luego cerró los ojos llevado por el placer, entregándose a él.
 
 
Jason siguió penetrándolo mientras lo atravesaba el primer orgasmo y lo conducía al segundo. Cuando Gustav alcanzó el tercero, con la cara roja y el aliento entrecortado, el Amo se enterró profundamente y extendió la mano sobre su espalda, enredando la otra en su pelo. Entre ellos no pasó ni una gota de aire mientras lo besaba durante el lapso de tiempo que duró aquel clímax conjunto.
Harry soltó el aliento que no sabía que contenía. Todo su cuerpo vibraba de necesidad. Ardía de deseo. Ver a Jason y a Gustav lo había excitado... Pero era mucho más. Era más profundo. Él había dado; el otro había tomado... y ofrecido todo a cambio. El acto parecía una especie de compañerismo. Esa conexión de cuerpos, mentes y almas de la que hablaban los poetas y que describían los compositores en sus creaciones. Jamás había visto o sentido nada igual.
Y deseaba sentir lo mismo... con desesperación.
Se arriesgó a mirar a Louis. Él le sostuvo la mirada con una silenciosa confianza que parecía decir «sí, puedo darte eso».
 
—¿Lo entiendes ahora?
 
No tenía palabras para decirle lo profundamente conmovido que estaba y lo bien que lo comprendía.
 
—Sí, Louis.
 
Él le tendió la mano.
 
—Comencemos.




PERDON!!! por la demora  :misery:  Me perteneces (Larry) - Página 4 1187795894   pero han pasado muchas cosas en mi casa

pero creo que todo ya esta mejor   Me perteneces (Larry) - Página 4 Tumblr_m392y7nR8j1r7kx8go1_500

En un ratito mas otro capitulo suuper largo para que sepan como va la primera sesion 
"fetiche" de Lou y Hazz 

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Para que queden asi 

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Bye bye y muuchos besos  :corre:
Emmelie
Emmelie


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Mensaje por FUTURESTYLES Dom 06 Oct 2013, 9:44 am

wow just wow siguela!!!
FUTURESTYLES
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Mensaje por Emmelie Dom 06 Oct 2013, 10:20 am

Capitulo 8







A Louis le palpitaba el corazón con más fuerza y rapidez que un martillo percutor. Intentó no aplastar la mano de Harry con la suya cuando lo arrastró lleno de impaciencia por el pasillo. Apenas podía contener las ganas de tocarlo, de penetrarlo y quedarse dentro de él, pero tenía que concentrarse en entrenarlo.
Al llegar a la puerta de su mazmorra, la abrió y lo dejó pasar delante. La ropa de Harry seguía en el suelo, y el anillo de compromiso, que se vislumbraba a través de la ranura del bolsillo del pantalón, titilaba bajo la luz cenital. La certeza de que Harry pensaba casarse con Brad Thompson, le aceleraba todavía más el corazón.
 
«Tranquilo. Respira hondo. Céntrate.»
 
Tenía que actuar con inteligencia, prestar atención a los detalles. Harry había sido testigo de la cesión de poder y había comprendido la belleza de la escena. Era algo que quería para sí mismo. Necesitaba aprenderlo para la misión. El mayor impedimento ahora era la impaciencia que él no lograba contener... Y la renuencia de Harry a escuchar sus explicaciones sobre la ruptura. Pero eso era algo que tratarían otro día. Por ahora, se centraría en someterlo sexualmente porque era la única manera de hacer aflorar sus emociones. Porque no pensaba cometer el mismo error que había cometido su hermano con su hombre e intentar forzarlos. Tenía siete días; no iba a dejarse llevar por el pánico. Tenía que creer que conquistaría su corazón antes de agotar el tiempo.
 
—Arrodíllate —le pidió con suavidad—. Colócate en la posición correcta.
 
Sin titubear, él se puso de rodillas y separó las piernas, luego le miró a los ojos. Tenía los pezones tan enhiestos que parecían suplicar las caricias de su boca. Su polla estaba tiesa y el glande de un intenso tono rosado.
 
—Eres muy hermoso —lo alabó—. Cuéntame en qué aparato te instruyó Liam.
 
—¿Te refieres a en dónde me usó? Lo cierto es que no llegó a hacerme nada, Louis.
 
Al escuchar su nombre en los labios de Harry, pronunciado en ese tono reverente en el que los demás sumisos decían Amo, se le aceleró la respiración. Había estado duro cada instante que había pasado con él, pero cuando decía así su nombre... ¡Joder!, tenía que concentrarse para mantener la calma.
 
—De pie. Acércate a la cruz.
 
Harry se levantó y clavó los ojos en la cruz de nogal, en las esposas acolchadas fijadas con cadenas en la parte superior e inferior. Cruzó la estancia un tanto indeciso.
Louis lo detuvo tomándolo por las caderas y lo apretó contra su torso. El dulce aroma a chocolate y antaño de su piel le tensó los testículos.
 
—¿De qué tienes miedo, Hazz?
 
—De sentirme indefenso. —Incluso le temblaba la voz.
 
—No lo estarás. Debes confiarme tu seguridad y entrenamiento —le murmuró al oído—. ¿Crees que dejaría que te pasara algo malo?
 
Él tragó saliva.
 
—Define malo.
 
Él contuvo una sonrisa. Su Hazza siempre tan minucioso.
 
—¿Crees que te haré sangrar?
 
—No.
 
No vaciló al responder, lo que hizo que Louis se viera inundado de alivio y orgullo. Estaba asustado, pero la secuencia lógica de sus razonamientos era perfecta.
 
—¿Crees que te dejaré marcas en la piel?
 
—Sé que no lo harás.
 
—¿Te provocaré más dolor del que puedas tolerar?
 
Una pequeña pausa.
 
—No. Pero, ¿qué me harás sentir?
 
 
 
Harry lo miró por encima del hombro y clavó los ojos en los suyos. Desde que habían comenzado a trabajar juntos, él había intentado ocultar su aprensión y su deseo con desesperación, pero en ese momento no llevaba ninguna máscara. Su cara brillaba de deseo y de preocupación. Las dos emociones eran tan sinceras que él se sintió eufórico. En el fondo, Harry comenzaba a confiar en él.
 
—Sentirás lo necesario para ceder voluntariamente a mi control. Aunque nuestra interacción puede ser diferente a la de Jason y Gustav, conseguiré que te entregues a mí. Adelante, Hazza. —Lo empujó hacia la cruz—. Por lo general, te diría que me dieras la espalda, pero quiero observar cada una de tus reacciones. Apóyate en la madera.
 
Él respiró hondo, luego se dio la vuelta y presionó la columna contra la suave madera oscura. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso.
Louis tenía la certeza de que bajo esa piel, pálida y preciosa, pugnaban el deseo y la inquietud. Ese instinto serviría para sus propósitos.
 
—Ponte las esposas y ciérralas.
 
Con rapidez, alzó una sorprendida mirada hacia él. Sabiamente, no dijo nada. Tras vacilar un momento, aseguró el tobillo izquierdo y luego el derecho. Se enderezó y observó las esposas que colgaban desde arriba. Louis supo que se estaba planteando si era inteligente encadenarse allí.
Le dio un momento para pensarlo. Según avanzara el entrenamiento, los tiempos de respuesta tendrían que ser más rápidos y fluidos. Comportarse como un sumiso no entrenado sólo lo haría destacar. Cuando un soldado completaba un entrenamiento de esa clase, su intención principal era siempre no llamar la atención.
 
—¿Por qué vacilas, Hazza?
 
—Nunca he estado encadenado.
 
Ese hecho le embriagó. Era el primer —y único— hombre que le mostraría la alegría de la cesión de poder que Harry ansiaba en secreto. Podría experimentar una retorcida versión durante la misión, pero sólo se sometería de verdad a él.
Se dirigió a él en voz baja, presionándolo con confianza.
 
—Ya hemos superado esto. Sabes que no te haré daño. ¿Cuál es la razón real?
 
 
—Es el temor lógico a ponerme en manos de otra persona.
 
«En especial de alguien que me ha hecho daño.» Harry no lo dijo, pero Louis lo intuyó.
 
—Cierto, pero recompensaré tu confianza. Y estarás un paso más cerca de salvar al agente Horan.
 
Al oír eso, él asintió con la cabeza, luego respiró hondo al tiempo que alargaba una mano hacia una de las esposas para cerrarla con la otra. Le miró buscando su aprobación y, viendo el deseo de agradarle en su expresión, él se puso todavía más duro.
 
Louis se quitó la camiseta y se sintió gratificado cuando notó que él abría más los ojos; se acercó a él para poner un dedo bajo la barbilla.
—Muy bien, Hazz. Estás siendo muy valiente.
 
Se inclinó sobre sus labios y los rozó con los suyos. Aunque fue casi imperceptible, él notó que Harry contenía el aliento; comenzaba a entregarse. Tomó la mano ubre de Harry y la apretó contra el nudo que sentía en el pecho. Él le acarició ligeramente. Dios, esos suaves dedos marcaban su piel como un rastro de fuego, avivando las llamas de su vientre cuando le acariciaron la tetilla. La dura palma sobre el latido de su corazón le quemaba.
Cada instante que estaban juntos, crecía la certeza de que debía hacer lo que fuera necesario para volver a conquistarlo. Sonriendo, llevó la mano masculina hasta la boca y le besó la palma. Luego la alzó hasta la esposa que quedaba libre.
Justo cuando el «clic» resonó en la estancia, una pequeña luz roja comenzó a brillar en la esquina, indicando que alguien había entrado en el cuarto de seguimiento. Quien fuera no tenía su permiso. No era Thorpe; el dueño del club había prometido mantenerse al margen y darle tiempo para entrenar a Harry. ¿Habría enviado a alguien para que les observara en su lugar? Era posible, pero Jason tenía que regresar al trabajo, Zayn visitaba a su abuelo en la residencia los viernes por la mañana y, en ese momento, no había más Amos disponibles en el club; Thorpe jamás permitiría que uno de los socios no habituales les observara. Y tampoco creía que Liam desperdiciara el tiempo que disponía con el agente York para observar los progresos de Harry. ¿Quién demonios les estaba espiando?
 
—Espera un momento.
 
—Pero...
 
—Hazz —lo interrumpió—. Te prometo que regresaré enseguida. No te ocurrirá nada, sólo voy un momento a la habitación de al lado.
 
A Louis le angustió dejarlo desnudo y encadenado a la cruz, tan hermoso e inseguro que dolía mirarlo. Pero había alguien espiándoles sin permiso, sin seguir el protocolo, y eso le irritaba profundamente.
Salió de la mazmorra y se dirigió a grandes zancadas al cuarto de seguimiento. Empujó la puerta y vio a la última persona que esperaba encontrarse: el prometido de Harry, Brad Thompson.
 
—¿Qué coño haces aquí? —le exigió.
 
Brad se acercó a él con una mirada furibunda, la cara roja y los puños cerrados.
 
—No, la cuestión es ¿qué coño haces tú aquí, Tomlinson? He llamado a esa maldita puerta y no te has molestado en abrir.
 
—Es antirruido por esa razón.
 
—Eres un cabrón. No sé cómo has logrado convencer a Harry para que participe en esta denigrante charada, tú de entre todas las personas del mundo, pero te exijo que lo sueltes y le devuelvas la ropa ahora mismo. —El hombre le miró de arriba abajo con desdén—. ¡Santo Dios! ¿Qué clase de depravado eres?
 
La clase de depravado que hacía que Hazz se endureciera y sonrojara. La clase que esperaba con anhelo llegar a excitarlo hasta que gritara de placer. Pero guardó silencio.
Se cruzó de brazos y miró a Brad como si fuera un insecto.
 
—¿Qué quieres?
 
—Harry no es tu juguete. Es mi prometido y no permitiré que le hagas daño. Suéltalo.
 
«Ni hablar.»
 
—¿Cómo has llegado hasta aquí? Estás en una zona de acceso restringido.
 
—Mostrando mis credenciales de ayudante del fiscal del distrito a esa estúpida recepcionista. Casi se tragó la lengua en su afán por ayudarme a encontrarte en este laberinto.
 
 
Misty, o Guisantito, como la llamaban todos, era una eficiente recepcionista, pero se ponía nerviosa cuando veía una placa. Casi se había desmayado al conocer a York.
 
—Lárgate antes de que llame a seguridad.
 
Louis se volvió para salir de allí.
 
Thompson le agarró por el hombro, haciéndole girar, y le lanzó un gancho de izquierda. Louis anticipó su movimiento. Se agachó y, al incorporarse, clavó el puño derecho en el estómago de Brad. Este gruñó y su cara se puso todavía más roja.
 
—Escúchame bien porque sólo te lo diré una vez. Esto es un entrenamiento. A tus superiores no les gustará saber que espías a tu prometido mientras trabaja, mientras aprende las habilidades necesarias para salir con vida de la misión.
 
Brad apretó los puños.
 
—Vi las marcas de tu barba anoche en su cuerpo. No le estás enseñando nada, sólo quieres hacerlo caer en una trampa para volver a hacerle daño.
 
Louis negó con la cabeza.
 
—Te equivocas. Y, ya a nivel personal: ¿crees que espiar a Harry te hará ganar puntos ante él?
 
—Me preocupo por su bienestar. Es mi responsabilidad protegerlo. —Brad le miró furioso.
 
—Mientras estamos trabajando, la responsabilidad es mía. Siempre lo protegeré.
 
—¿Es eso una insinuación? ¿Una amenaza encubierta de que vas a intentar seducirlo?
 
—No es una insinuación en absoluto. Conseguiré que te deje. —Louis pegó la nariz a la de Brad—. Harry está hecho para lo que yo le puedo ofrecer, y ese sexo vainilla que mantienes con él no le hace sentir lo que necesita. Su corazón fue mío primero. Si él me quiere, no descansaré hasta que vuelva a serlo.
 
 
—Harry será mío, formaremos una familia. Y tú no tienes nada que hacer.
 
Thompson volvió a golpearle y él le dio un puñetazo en la mandíbula. Brad se tambaleó, casi cayendo encima del futón. Louis le aplastó entonces contra la pared y le presionó el otro antebrazo contra la garganta.
 
—No sé cómo lo has engañado para que se case contigo, pero sé el tipo de escoria que eres.
 
—Claro, y tú eres un perfecto caballero que se dedica a encadenar a las hombres —graznó—. ¿Crees de verdad que a él le gusta eso? —Entrecerrando los ojos con cruel placer, Thompson sonrió—. Pero sigue, dame más ventaja. Él te odiará todavía más, pero no es algo que me importe. Sin tener en cuenta lo que le hagas, Harry jamás volverá a amarte.
 
Esa era una de sus mayores preocupaciones. Podría enseñarle a ser una sumiso. Poseía la actitud y la aptitud necesarias. Incluso podría conseguir que le deseara; de hecho, ya respondía a él; pero, ¿lograría que volviera a amarle en tan sólo una semana? Louis estaba tentado de decirle la verdad sobre la ruptura aunque ella no quisiera oírle. Pero le había robado tantas opciones que creía que no debería presionarlo. Y forzarlo a separarse de Thompson sería contraproducente. Tenía que contener la impaciencia y dejar que las cosas siguieran su cauce.
 
—Lárgate de una vez y no vuelvas a aparecer en mi mazmorra.
 
Louis cerró de golpe la puerta del cuarto de seguimiento. Ya en el pasillo, tomó aire para tranquilizarse, flexionó los hombros e intentó desprenderse de la tensión. ¡Menudo capullo! Siempre había odiado a Brad Thompson en el instituto, era un cabrón con dos caras.
Pero ahora tenía que centrarse en Hazza.
Entró en la mazmorra y cerró con llave. Si Thompson era listo, se iría. Bueno, podría llamar a seguridad y hacer que le echaran del club, pero Louis apostaría lo que fuera a que el prometido de Harry no iba a actuar con inteligencia. Se quedaría y espiaría lo que hacían por un ridículo sentido del deber. O puede que lo hiciera porque no estaba tan seguro del amor de Harry como aparentaba. A Louis le daba igual. Pero si Thompson era tan tonto como para quedarse... él estaría encantado de alardear y hacer lo necesario para demostrarle que era capaz de complacer a Harry sexualmente de una manera que Brad jamás podría imaginar. Sería un gran placer abrir los ojos a ese gilipollas.
Suspiró. La reacción de Harry le preocupaba. Se sentía culpable. Al principio se enfadaría, pero él no haría eso si no creyera realmente que se pertenecían el uno al otro.
 
Dejando a un lado sus preocupaciones, se acercó a Hazz y le apartó el pelo de la cara con una suave caricia.
 
—¿Qué tal estás, cariño?
 
Él se estremeció.
 
—Tengo un poco de frío.
 
Y también estaba un poco asustado, aunque no lo dijera. Era testarudo, pero él admiraba su valor.
 
—Lo siento. He tenido que deshacerme de un incordio. Ahora tienes toda mi atención, te compensaré.
 
—Entonces pongámonos manos a la obra. —Le brindó una valiente sonrisa.
 
Louis se inclinó hacia él, sonriente.
 
—Intentaré con todas mis fuerzas que no te aburras.
 
Él mostró una expresión recelosa y abrió la boca, pero antes de que pudiera decir una palabra, él le puso el dedo sobre los labios y negó con la cabeza.
 
—¿A quién vas a obedecer?
 
Harry se humedeció los labios con las pupilas un poco dilatadas.
 
—A ti, Louis.
 
Escucharlo hizo que le palpitara la polla, pero fue su corazón el que cantó.
 
—Buen chico.
 
Louis le cubrió el hombro de besos aproximándose poco a poco a su oreja, luego le susurró al oído.
 
—Me resultas muy hermoso cuando estás encadenado.
 
Él arrugó la nariz.
 
—Así por lo menos no me ves el culo.
 
Por regla general, aplicaría disciplina ante cualquier pensamiento negativo sobre su cuerpo. De hecho, ya debería castigarlo por la pequeña rebelión del día anterior. Pero después de haber visto a Jason y Gustav, Harry reconocía por fin la belleza en esa clase de relaciones. Antes de mostrarle la parte más desagradable, la que lo ayudaría a enfrentarse con éxito a la misión, quería ofrecerle la parte más maravillosa por el bien de los dos. Y si con eso conseguía cabrear al capullo de Thompson, mejor que mejor.
 
—Ya lo he visto, y me encanta... Mmmm... —Le mordisqueó el lóbulo—. Apenas puedo esperar para acariciarlo y besarlo. —«Y follarlo.»
 
—Louis, esto es un trabajo —advirtió él.
 
—Y también placer. —Le encerró la cara entre las manos y capturó su cautelosa mirada—. Respira conmigo.
 
Harry lo hizo. Cuando él cogió aire, Hazz también. Cuando lo soltó, lo hizo con él. Pronto estuvieron en sincronía, pero él no apartó la mirada. Tenía los ojos clavados en el hermoso chico, apresándolo. Se acercó más y sus pies se rozaron. Harry tenía los dedos helados.
 
—Me has dicho que tenías frío, no que te estuvieras congelando. ¿Por qué no me has avisado de que estabas incómodo? —le exigió, arrodillándose para envolverle los pies entre las manos calientes.
 
Él gimió de puro alivio.
 
—No creí que fuera importante para ti.
 
—Tu comodidad siempre es importante. Puede que alguna vez te provoque un poco de dolor, pero será para excitarte. Jamás te descuidaré.
 
 
 
Louis cruzó la estancia hasta el pequeño armario. Cogió un par de calcetines sin estrenar que había allí desde el invierno pasado. Los desdobló y se acercó a Harry para ponérselos, metiéndolos bajo las esposas.
 
—¿Mejor?
 
No se quedaría tranquilo hasta que se hubiera encargado de él. De acuerdo, ponerle unos calcetines era un gesto amable, no algo con lo que ganarse su corazón, pero él suavizó la expresión.
 
—Gracias, Louis.
 
Cada palabra era un suspiro. Sus caricias y su preocupación hacían mella en él, o eso parecía. ¿Estaría buscando señales de que él era importante para Harry?
El pensamiento le hizo sonreír. Si con eso conseguía que él mostrara algo de afecto, Louis estaba dispuesto a darle todo el placer que pudiera soportar.
Harry bajó la mirada hacia Louis. Oh, oh, había un brillo peligroso en sus ojos, lo que le indicó que él se traía algo entre manos.
 
—Ya no tengo frío. ¿Podemos volver al trabajo? —pidió él.
 
—¿De verdad no te estremeces?
 
¿Se refería a física o metafóricamente? Si era lo primero, ¡oh, sí! Estaba congelado. Pero daba igual, no pensaba demostrar debilidad, rendirse ni abandonar esa misión. Además, tenía la esperanza de experimentar el tipo de cesión de poder que habían compartido Jason y Gustav. Necesitaba sentirlo aunque fuera una sola vez.
 
—Empieza.
 
En el momento en que dijo la palabra, Harry supo que no debía haberla dicho. Si se hubiera mostrado de acuerdo con él y hubiera utilizado un tono deferente para decir su nombre... Eso agradaba a Louis. Le apaciguaba. ¿En qué estaba pensando para retarle de esa manera? Acababa de despertar a la bestia.
Louis le deslizó las manos por las pantorrillas, por las sensibles corvas, subiendo lentamente por los muslos hasta agarrarlo por las caderas, hundiéndole los dedos en el trasero. Él clavó los ojos en lo que tenía enfrente... es decir, en su polla. Lo vio humedecerse los labios mientras lo miraba fijamente, como si no pudiera esperar a
 
devorarlo. El corazón se le aceleró y comenzó a latir desbocado. En esa posición, Harry era plenamente consciente de que tenía las piernas abiertas y de que estaba desnudo. No podría hacer nada para detenerle.
Comenzó a temblar de pies a cabeza al saber que él pondría la boca sobre su carne más secreta otra vez.
 
—Espera, Lou... ¡Oh, Santo Dios! —Tragó saliva cuando él pasó la lengua tortuosamente despacio por la hendidura del glande, jugueteando con la punta del capuchón. A la vez, introdujo dos dedos en su interior, acariciando muy despacio las apretadas paredes. Él tuvo que esforzarse para seguir respirando.
Ningún hombre le había hecho sentir como él. Mientras estuvo en la universidad y durante los años posteriores, se había acostado con algunos tipos; por experimentar. Unos habían actuado mejor que otros. Algunos habían conseguido acelerarle el corazón, pero ninguno le proporcionó las ardientes emociones que Louis le hacía sentir. Él era el Ferrari de los amantes.
 
—Estás duro, Hazz.
 
—Po tu boca —argumentó con una voz más temblorosa de lo que le gustaría. Louis arqueó una ceja con desagrado.
 
—¿Antes no estabas duro?
 
Él conocía la respuesta, pero quería que Harry la dijera. ¡Maldito fuera! ¿Por qué? ¿Podría experimentar alguna vez el tipo de conexión que había visto hoy si no era honesta? No. El policía había mostrado el deseo que provocaban en él las demandas de Jason, determinado a complacerle y a encontrar el placer que anhelaba.
 
—Sí, Louis. —Harry cerró los ojos—. Estaba duro antes de que me tocaras con la boca.
 
—Abre los ojos. Mírame siempre.
 
Lo hizo, alzó los párpados poco a poco hasta que no pudo mirar a ningún otro sitio que no fueran los ojos azules de Louis.
 
—Bien. —Él respiró contra su polla, crispando cada uno de sus nervios y creando una hoguera de deseo—. El beso de ayer me dijo que anhelabas satisfacción. Sé que la quieres también ahora. ¿Serás lo suficientemente valiente como para aceptarla?
 
 
¡Oh, Santo Dios! Había leído en él como en un libro abierto.
Respiró hondo. Tenía que hacerlo. Por Niall y por alcanzar el éxito como agente tenía que ser capaz de llevar a cabo cualquier acto que le pidieran. Por él mismo, necesitaba saber si con Louis lograba llenar el hueco que el deseo insatisfecho había creado en su cuerpo.
 
—Sí, Louis.
 
—Excelente.
 
Él no vaciló ni un instante antes de acercar de nuevo la boca a su pene y rozarle el glande con la lengua. Luego comenzó a friccionarlo, a lamer el duro brote casi con más intensidad de la que Harry podía resistir. Pero, de alguna manera, él sabía exactamente hasta dónde podía presionarlo antes de que el placer fuera demasiado intenso. Entonces, retrocedía y soplaba sobre el erecto falo y la rosada punta; y frotaba con el pulgar el necesitado saco debajo de su polla. Todo su cuerpo se sacudía por el ardor que él avivaba entre sus temblorosas piernas.
 
—Mmm, Hazza. Eres tan dulce como recordaba. —Pasó la lengua por la marca de nacimiento, aquella que tenía en el interior del muslo y que tan fascinado le había dejado cuando tenían dieciséis años—. Me pasaría el día con la boca en tu pene, bebiendo tu néctar mientras tú te estremeces. Lamería toda esta dulce crema. Quiero que te corras. Quiero estar contigo hasta que te estremezcas, hasta que gimas y me implores sin estar seguro de si deseas que me detenga o que siga saboreándote una vez más.
Una enorme oleada de deseo se estrelló entre sus piernas, añadiéndose al tortuoso dolor que lo inundaba. ¿Cómo conseguía encenderlo con tanta facilidad y rapidez? Sólo habían pasado unos minutos y ya estaba jadeando. La excitación se extendía a cada célula de su cuerpo. No podía engañarse: anhelaba cada hormigueante mordisco de pecado que su profunda voz prometía.
 
—Louis...
 
—Aquí estoy, cariño.


 
Emmelie
Emmelie


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Me perteneces (Larry) - Página 4 Empty Re: Me perteneces (Larry)

Mensaje por Emmelie Dom 06 Oct 2013, 10:21 am

Capitulo 8 (continuación)






No pasó ni siquiera un momento antes de que él sujetara la base con la mano y deslizara la lengua por toda su longitud hasta succionar el glande. Un mareo de placer lo barrió haciendo que cerrara los puños con una sensación de euforia e irrealidad. Dios, ya a los dieciséis años lo había hecho alcanzar el cielo, le había proporcionado su primer orgasmo con esa lengua paciente y llena de talento. Entonces se había tomado su tiempo, y los lentos e interminables lametazos habían hecho crecer el placer hasta convertirlo en algo espectacular.
El orgasmo que alcanzaría en un instante era como una bola de fuego de sensaciones. Hacía que cada clímax que había obtenido masturbándose durante los últimos años se convirtiera en un chiste sin gracia. Apretó los puños. El creciente deseo tensó su cuerpo hasta que todos sus músculos estuvieron rígidos. Por muy nocivo que fuera Louis para Harry, necesitaba ese orgasmo y parecía que sólo él era capaz de proporcionárselo.
En lugar de dejar que lo alcanzara, Louis se sentó sobre los talones y miró hacia arriba con impaciencia. ¿Qué quería de él? Harry cerró los puños por encima de las inquebrantables cadenas, muñéndose por el placer mientras jadeaba y se contorsionaba.
—Louis...
—Dime lo que necesitas.
Bajó las cejas oscuras, él clavó los ojos en él como penetrantes rayos azules. Tenía las fosas nasales dilatadas y la boca tensa de crispación, como si estuviera logrando contenerse sólo a duras penas.
La expresión de Louis le decía que estaba haciendo algo mal. Peor todavía, parecía renuente a hacer nada más a menos que Harry se comportara como él quería.
Pero no le decía cómo.
Harry tenía la respiración jadeante y no lograba llenar los pulmones de aire. Él quería someterlo y, de alguna manera Harry lo comprendía, estar encadenado a esa cruz, bajo su yugo, lo despojaba de cualquier barrera y revelaba al hombre que había debajo. Incluso aunque su mente se rebelara, su cuerpo le deseaba con ardor. Lo peor era no que él la hubiera hecho arder antes, sino que lo forzaba a confiar en él, en su fuerza, su tenacidad y en el deseo abrasador que mostraba su rostro.
 
—Te... te necesito —admitió.
 
De rodillas, él deslizó la mano hacia arriba. Harry no pudo apartar la vista del contraste que ofrecían esos dedos firmes y bronceados con la pálida piel de su muslo. Comenzó a jadear cuando él siguió avanzando lentamente hasta el fuego que llameaba en su polla.
Louis lo besó en la cadera y comenzó a juguetear con los dedos dentro de las paredes de su entrada otra vez.
 
—Gracias por tu honradez. Tu cuerpo es dulce y maduro. Se ruboriza, moja y estremece. Apenas puedo esperar a volver a tomarte en mi boca.
 
Harry gimió ante sus palabras. No podía moverse demasiado, pero sí podía contonear las caderas, ofrecer su polla a los labios que esperaban a sólo unos centímetros.
Logan se alejó y quito la mano de su pene.
 
—Por favor... —Estaba implorándole y lo sabía. Él también lo sabía. Pero jamás había necesitado nada con tanta desesperación como ese placer. Sentía como si su cuerpo hubiera estado frío esos doce años que había pasado sin él.
Muy despacio, él llevó el dedo, empapado en su pre semen, a la lengua. Cerró los labios alrededor y lo chupó con los ojos cerrados mientras emitía un gemido.
 
—¡Joder, sí!
 
El éxtasis que atravesó sus rasgos lo excitó todavía más. Antes de que Harry pudiera tomar aire, él colocó el dedo de nuevo en el expuesto brote y comenzó a trazar lentos círculos. 
 
—¿Lo necesitas de verdad, Hazz?
 
—¡Sí! —Harry apenas podía respirar, estaba dispuesto a decir lo que él quisiera. Ya se ocuparía más tarde del daño que aquello suponía para su orgullo y su compromiso.
 
—Lo único que tienes que hacer es decir que necesitas que sea yo quien te lo dé.
 
Lo atravesó un estremecimiento. Era cierto, pero admitirlo era darle mucho poder sobre él.
 
—Ya te he dicho que necesito correrme.
 
Louis negó con la cabeza.
 
—Eso es sólo la mitad de la confesión. Reconoce el resto.
 
Louis quería que se entregara a él en cuerpo y alma. Quiso despreciarle por ello, pero le necesitaba demasiado. La sonrisa que esbozó, le dijo que él lo sabía.
 
—Bien. N-necesito que seas tú.
 
—No es suficiente. Sé más concreto. Dime las palabras correctas.
 
Tenerle tan cerca era como un afrodisíaco, por no mencionar el ritmo hipnótico del pulgar sobre la perceptiva carne. Con cada gesto, cada pequeña fricción que otorgaba al 
 
tenso brote, éste se hinchaba más; acentuándose el rosado, exponiendo la delicada hendidura sensible del órgano. Harry jadeó cuando él lo tocó allí. Deseó alargar la mano y acariciarle. Pero no podía y tuvo que clavarse las uñas en las palmas. Tensó los muslos.
Él comenzó a retroceder de nuevo.
 
—¡No! —protestó Harry—. Necesito correrme. Necesito que tú hagas que me corra, Louis. Por favor.
 
—Todavía te debo trece azotes en el trasero por las provocaciones de ayer, pero tu petición ha sido tan dulce que te concederé tu deseo ahora mismo con una condición: no contengas los gritos.
 
Hazz asintió con la cabeza, incapaz de hablar pero dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera.
Cuando él le agarró el interior de los muslos con las palmas de las manos y sumergió entre ellos la boca otra vez para tragar toda su polla, Harry perdió cualquier sentido del decoro. Si quería saber si él era capaz de aliviar el constante dolor de su cuerpo, entonces tenía que ser capaz de aceptar todo lo que él le daba. Debía superar la ansiedad y aprender que ceder el control también era necesario para correrse.
 
—Sí. Hazme gritar —murmuró.
 
Los ojos azules de Logan se oscurecieron hasta adquirir el tono de la medianoche. Entonces sonrió y se inclinó hacia él.
En el momento en que retiro su boca y la deslizó de nuevo con más rapidez; arriba y abajo sobre su polla, Harry dejó de respirar. Santo Dios, fue como si él no se hubiera detenido. El deseo volvió a estar al límite, esperando sólo ese último empujón final.
Louis gimió y las vibraciones hicieron palpitar su pene. Si tuviera las manos Ubres, le habría clavado los dedos en el cuero cabelludo para presionar su rostro contra la entrepierna, obligándole a apurarse. Pero él siguió mordisqueándolo suavemente, chupando dónde más lo necesitaba, y Harry gimió sin parar. De alguna manera, estar atado y no poder dirigir a Louis hacía que se desvinculara de todo. No tenía ninguna responsabilidad. Ninguna alternativa más que permanecer quieto y aceptar el placer que él le daba.
 
—Eres tan dulce, Hazz —susurró él contra su polla antes de sumergir los dedos en el cálido pozo de su ano.
 
 
 
Le llevó menos de dos segundos encontrar un punto en el que cualquier roce lo hacía boquear de placer; aquello era diferente a cualquier cosa que Harry hubiera sentido nunca.
 
—Sssíiii —gimió Harry—. Oh, Dios mío...
 
—¿No te habían estimulado nunca tan duro, la próstata?
 
Nunca.
 
—Jamás me habían hecho eso —confirmó él.
 
—Hmm, me encanta ser el primero en tantas cosas.
 
Antes de que él pudiera procesar las palabras, él rozó las yemas de los dedos sobre ese lugar a la vez que rodeaba el glande con la lengua. Cada fricción provocaba que un escalofrío de fuego atravesara su cuerpo.
 
—Ya estás listo. Córrete, Hazz.
 
Con esas mágicas palabras, Harry estalló en la boca de Louis. Cada nervio de su cuerpo se tensó en un destructivo in crescendo, diferente a cualquier cosa que hubiera sentido antes. Como le había prometido, gritó. Y gritó. Y él no se detuvo hasta que le exprimió cada gota de placer, cada espasmo, cada temblor y cada gemido.
Las violentas sensaciones recorrieron su cuerpo en una explosión aparentemente interminable hasta que, por fin, quedó laxo. Cuando se derrumbó, colgando de las cadenas, la cólera lo inundó. Las bravatas habían sido sometidas a la fuerza. Él lo había despojado de cualquier posibilidad de ocultarse, dejándolo con una terrible sensación de desnuda vulnerabilidad.
Louis se apartó de su polla relamiéndose los labios. Le depositó un beso reverente en el vientre, que todavía se crispaba con algún temblor secundario. Le acarició los lisos risos que protegían su polla con dedos suaves, besándole todo el cuerpo según iba subiendo.
 
—Eres hermoso. Todavía más que antes, Hazz.
 
Cuando estuvo de pie, Harry no supo adonde mirar. ¿Al suelo? ¿A la cama? Desde luego, no a él. Temía suplicar por más. Así que cerró los ojos, pero una terrible sensación de desnudez lo azotó, y se le inundaron de lágrimas. Contuvo un sollozo. Santo Dios, aquel orgasmo había frotado su psique como si fuera un estropajo metálico. Se sentía limpio y tosco.
Respiró hondo, intentando controlar sus atolondradas emociones. Louis no tenía por qué saberlo.
Él le soltó las cadenas con rapidez. Sus piernas parecían de goma y no soportaron su peso, haciendo que se desplomara en sus brazos. Lo atrapó y lo llevó a la cama. Una vez que lo depositó sobre el colchón, se arrastró por las sábanas hasta ponerlo encima de su cuerpo, consolándolo con una rítmica caricia arriba y abajo de la columna.
 
—No te contengas —lo alentó.
 
Harry negó con la cabeza, intentando controlar las emociones.
 
—Lo siento. Necesito tranquilizarme. Esto no es nada profesional.
 
—Es necesario. —Le sostuvo la cara en el duro calor de sus manos—. Los Amos esperan siempre una respuesta honesta. No mientas ni te contengas... o habrá un castigo. Debes sentir de verdad cualquier cosa que necesites.
 
Su voz era suave y consoladora, pero Harry todavía quería meterse en un agujero. Tenía que dejar de llorar y de aferrarse a él. Pero lo único que pudo hacer fue enterrar la cara en el cuello de Louis y empaparse del terroso aroma a almizcle que emanaba. Se acurrucó más cerca. ¿Cómo podía consolarlo cuando él era el origen de su desasosiego?
 
—S-soy un maldito agente del FBI. Necesito ac-actuar como tal.
 
Era simple, Louis sacaba a la luz sus emociones. Harry solía ser muy hábil conteniendo todo en su interior; tenía que serlo. Pero con él, no podía lograrlo.
Louis le enjugó las lágrimas con la yema del pulgar. 
 
—Lo eres. Esto es entrenamiento. Tienes que aprender a dejar fluir tu naturaleza sumisa. Eso es lo que requiere la misión.
 
Quizá, pero no había pensado en la misión cuando Louis hundía la boca contra su polla. Había estado centrado en el placer, en que necesitaba más. Esa realidad lo avergonzaba.
 
—Pero lo siento como algo personal. —Se incorporó y se sentó junto a Louis, estrechando las rodillas dobladas contra el pecho.
 
 
—Te sientes perdido y no estás acostumbrado. —Louis le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja—. Todo está bien. Te gusta ser independiente, te sentirás incómodo en una relación de dominación y sumisión hasta que aprendas a dejarte llevar y a confiar en mí. Te ayudaré. Recuéstate. —Con una mano suave, pero insistente, lo obligó a tumbarse sobre la espalda—. Ahora, respira conmigo. Inhala...
 
Él le enseñó, recostado a su lado, a tomar el aire profundamente por la nariz, Harry le imitó.
 
—Ahora, suelta el aire. —Louis expulsó el aire hasta que se vaciaron sus pulmones y los hombros cayeron.
 
Otra vez, Harry hizo lo mismo. Por sorprendente que pareciera, comenzaron a secársele las lágrimas. Una sensación de calma lo inundó. No duraría. Tenía que escalar montañas con esa misión... y con Louis. Pero, en ese momento, se sentía más decidido que en los últimos meses, quizá que en años.
Pero también se sintió más conectado a él que a ningún amante.
Antes de que las campanas de alarma resonaran en su cabeza, Louis rodó hacia él, cubriéndolo con la mitad de su cuerpo y apresó su boca en un beso lento y reverente. Fue interminable y profundo. No buscaba excitarlo. Harry tuvo que combatir el deseo de perderse en su abrazo y aferrarse a él. Quería relacionarse con él otra vez en todos los aspectos.
Aquellos sentimientos no iban a ninguna parte. Louis lo entrenaría y desaparecería de su vida. Tenía que estar preparado para fingir una respuesta apropiada para York o cualquier otro Amo que lo sometiera.
Rompió el beso y se levantó, rezando para que las piernas lo sostuvieran.
 
—Necesito un minuto, por favor. Luego volveremos al trabajo. —Trató de coger la ropa del suelo de cemento.
 
Louis lo agarró antes de que lo consiguiera y lo apretó contra el pecho.
 
—Cuando estás en mi mazmorra, en la mazmorra de cualquier Amo, no puedes vestirte más que con lo que él te permita. Si tienes que ir al baño, te facilitaré una bata. —Dejó la ropa en el armario y le ofreció una prenda de seda color azul. No era transparente, pero se aferraba a cada curva de su cuerpo, en especial a los doloridos pezones. Harry cruzó los brazos sobre ellos.
Chasqueando la lengua, Louis lo obligó a bajarlos.
 
—No me ocultes tu cuerpo.
 
 
Él meció un pecho con la mano, estudiando el hinchado pezón a través de la seda. Un nuevo deseo atravesó su cuerpo. La mente le decía que debería de apartarse. Estaba comprometido. Ninguno de los suaves roces que Louis le prodigaba formaban parte del entrenamiento. Pero a su cuerpo no le importaba. Lo deseaba.
 
—Sí, Louis.
 
—Muy bien, Hazza.
 
En recompensa, separó las solapas de la bata, colocándolas a ambos lados de su pecho y dejándolos expuestos. Entonces, se inclinó y besó un pezón antes de succionarlo y morderlo suavemente. La punta se hinchó y sensibilizó. Luego hizo lo mismo con el otro, y el placer se unió al deseo que sentía entre los muslos.
Cuando Harry se arqueó en silenciosa ofrenda, él le cubrió el pecho y lo hizo girar hacia la puerta.
 
—¿Todavía necesitas unos minutos a solas? —le murmuró al oído.
 
Poner distancia entre ellos era una buena idea, pero ya no lo necesitaba. Sin embargo, ¿era realmente inteligente experimentar toda esa pasión otra vez cuando pensaba casarse con otra persona? Alguien como Brad, a quien su padrastro aprobaba, que compartía el mismo deseo que Harry de formar una familia y tener niños. No lo satisfacía en la cama y nunca utilizaría el sexo para controlarlo. Louis lo haría cada minuto del día. Suspiró. Quizá debería satisfacer él mismo en el cuarto de baño el latido que palpitaba entre sus muslos y regresar con nuevas fuerzas y la cabeza más clara.
 
—Sí, Louis.
 
—Tienes diez minutos. No te masturbes. Si lo haces, recibirás veinticinco azotes y te privaré del orgasmo. Y eso sería una vergüenza... —Sonrió como si supiera que había frustrado sus planes.
 
¡Qué capullo! Le quería a su merced por completo. ¿Por el caso... o por sí mismo? ¿Estaba sólo entrenándolo para la misión? ¿Querría hablar del pasado para aclarar las cosas de manera que el mutuo entendimiento requiriera menos esfuerzo y el entrenamiento fuera más fluido? ¿Era aquello algo personal para Louis? Las caricias parecían decir que sí. Harry no podía más que preguntarse por qué. ¿Qué iba a hacer, ahora que tanto el chico asustado que había sido como el dolorido hombre que era querían aferrarse a Louis y pedirle respuestas a todas sus preguntas?

Harry respiró hondo y abrió la puerta de la mazmorra. Para su absoluto horror, Brad estaba justo delante de él.
Emmelie
Emmelie


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Mensaje por ValeeS Dom 06 Oct 2013, 12:50 pm

:o jajajashdjkdhka mierda siiguelaa hfksdjhksd
porfavor ame el capitulo siiguelaaa
ValeeS
ValeeS


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Me perteneces (Larry) - Página 4 Empty Re: Me perteneces (Larry)

Mensaje por sunshinelovemix Mar 08 Oct 2013, 4:03 pm

oh por diosssssssss, siguela pronto por favor<3 me encanta!
sunshinelovemix
sunshinelovemix


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