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Mensaje por Invitado Jue 26 Sep 2013, 6:44 pm

Holiii :(L): 
oh no

:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: 
porque?
son tan lindos :"(
quien mierda les hizo eso?!?!?!?!?!
:muere: :muere: :muere: :muere: 
VOY A ASESINARLO CARAJO
solo queria protejer a hazza me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 
porque no le dijo SE LO HUBIERA DICHOOOOOOOO
ademas ahora se volvieron a ver y no le quiere hablar :meh: :meh: :meh: 
seguila porfis
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Mensaje por Emmelie Jue 26 Sep 2013, 7:45 pm


Capitulo 4





Presente.
Club Dominium
 
Harry apretó los labios mientras cogía el bolso y la ropa del armario, haciendo una pelota con ésta. Era eso o mirar fijamente a Louis Tomlinson. Y si lo hacía, tendría que admitir que estaba todavía más guapo que la última vez que le vio y que aún conseguía que le temblaran las rodillas... Y eso sólo haría que se cabreara más. No pensaba darle esa satisfacción.

Doce años antes él había sido un chico guapo, pero algo torpe. Aunque había sido alto y delgado, se intuía la anchura que tendría su pecho y lo devastadora que sería su sonrisa traviesa. Por lo que veía, así había sido. Los hombros, anchos y bronceados, eran inmensos bajo la camiseta blanca que se ceñía a los musculosos pectorales. Los ángulos de su rostro, los pómulos severos, la mandíbula afilada como un cuchillo y el hoyuelo de la barbilla habían hecho que antaño pareciera interesante. Ahora le hacían parecer un depredador, efecto al que contribuían también sus peligrosos ojos azules.

¡Santo Dios!, ¿por qué se lo había encontrado allí? No importaba. Se iba a largar en ese mismo minuto.

Harry colocó la pelota de ropa bajo el brazo. Le habría gustado ponérsela. Estar vestido con sólo una bata que cubría la camiseta deportiva y un pequeño boxer negro delante del gilipollas que le había arrebatado la virginidad no era precisamente cómodo, pero de ninguna manera iba a dejar que supiera que su ardiente mirada lo enervaba. Nada en el mundo conseguiría que  se quedara ni dos segundos más en aquel palacio del BDSM.

Bueno, era lógico que él acabara pasando una buena cantidad de tiempo en un lugar donde primaban los juegos mentales y en el que los hombres utilizaban a otros para obtener placer. Ya apuntaba maneras para ello incluso en el instituto. Y se negaba a permitir que volviera a utilizarlo.

Se dirigió hacia la puerta sin siquiera mirarle.

—Harry.

Su primer instinto fue darse la vuelta y mirarle. ¿Porque su voz destilaba poder y hacía que su bulto creciera? ¿Porque se estaba intentando engañar a sí mismo pensando que contenía una nota de dolor?

Harry continuó caminando.

Estaba tan enfadado que escupía fuego. Sabía que era irracional.

Louis no le había hecho nada hoy, salvo tomarlo por sorpresa. Suponía que lo que le pasaba era el resultado de demasiada frustración acumulada, dormir poco y temer lo que le habría ocurrido a su amigo y compañero, Niall Horan; que podría estar muriéndose cada minuto que él pasaba en esa mazmorra intentando aprender a ser sometido para interpretar bien su papel.

Pero su nuevo jefe, Jon Bocelli, no había vacilado a la hora de encomendarle la misión. Le habían dado esa oportunidad porque se le daba bien resolver acertijos, mantenía la calma, era buenísimo con un arma y se ajustaba al perfil de las víctimas. Por supuesto, habría más agentes que cumplían todos esos requisitos, pero al parecer, era el cebo perfecto porque poseía los atributos físicos que los hombres buscaban. Era voluptuoso pero tenía la mirada suave. Y, por muy poco que le gustara la descripción, era castaño. Pero lo que había inclinado la balanza a su favor era que poseía algo que faltaba a los demás y que, según su perfil psicológico, él poseía: una veta sumisa. Se estremeció; incluso la idea la hacía temblar de sorpresa. Odiaba que le dijeran lo que tenía que hacer, pero si le habían asignado la misión gracias a ese error, podían creer lo que quisieran. Si negaba su «naturaleza», Bocelli lo mandaría ipso Jacto detrás de un escritorio a filtrar información.

Se había presentado voluntario a más misiones porque se había entrenado para ser agente... Y le gustaría seguir los pasos que enorgullecerían a Adam Sterling, su padrastro. Le habían dado ésta porque Bocelli no había conseguido una opción mejor. Nadie sudaría tanto como él para rescatar a Niall.

Y Louis se interponía en su camino.

Si quería deshacerse de él, tendría que hablar con el dueño del club. El señor Thorpe parecía un hombre tranquilo y racional. Así que, con un poco de suerte, no volvería a ver a su pesadilla del instituto.

Pero Louis fue más rápido y lo agarró por el codo.

No ejerció presión; no lo necesitaba. Su contacto hizo que vibrara como si hubiera sufrido un calambrazo. Para su completo horror, notó que se excitaba.

—Alto.

La orden seca atravesó su cuerpo; su voz, hipnótica y profunda, lo impulsaba a obedecer. La necesidad fue casi imposible de resistir. Sus pezones se erizaron y notó su pene crecer entre las piernas.

Vaciló, aunque todo su cuerpo permaneció en tensión.

—Mírame —ordenó él.

¡Maldición! No quería. Pero aquel tono casi lo sedujo y, desde luego, le aflojó las rodillas. Negarse sólo lo haría parecer ridículamente terco. O asustado. Lo último que quería era dar a Louis una razón para que pensara que le seguía siendo importante, para que pudiera presumir que medía a todos sus amantes por el mismo rasero que él y que ninguno daba la talla.

Respiró hondo buscando valor, se giró y le miró.

—Bien —murmuró él—. Vamos a sentarnos a hablar. Me puedes contar un poco más sobre esta misión y comentaremos los pasos a seguir.

De ninguna manera iba a arriesgarse a desperdiciar un tiempo precioso para Niall hablando con Louis. Sí, era un profesional, pero tendría que estar muerto para no percibir lo atractivo que era el hombre que le clavaba los ojos. Si tenía en cuenta además su despiadado pasado, aquello era como si lloviera sobre mojado.

—O podrías soltarme y dejarme en paz. —Harry se zafó de él y continuó caminando hacia la puerta.

No se engañó; si Louis quería sacar provecho de su inesperado encuentro, lo haría. Bien sabía Dios la implacabilidad con la que lo había perseguido cuando tenía dieciséis años hasta que logró conquistar su corazón. Pero a diferencia de entonces, sabía muy bien que dedicarle siquiera un segundo era una pérdida de tiempo y energía.

Y no, no pensaba en él cuando permanecía despierto en la cama y comenzaba a acariciarse en busca de satisfacción. ¡Maldición!

Tras colarse en el cuarto del baño que había en el pasillo, Harry se puso el traje chaqueta gris y se arregló el pelo tal y como lo hacía siempre para ir a trabajar. Se calzó los zapatos. Con mucha más confianza en sí mismo, abrió la puerta medio esperando encontrarse con Louis bloqueándole el camino, pero el corredor estaba vacío.

Esperando que se hubiera dado por aludido, se aproximó al despacho del señor Thorpe. Sus zapatos resonaron contra el suelo de cemento. Al llegar a la puerta, llamó y esperó.

—Adelante, agente Styles.

Harry contuvo la sorpresa mientras abría la puerta. O bien tenía cámaras en el pasillo o Louis le había dicho que lo esperara. Pero no le importaba la razón.

—Hola.

La apremiante sonrisa que estaba a punto de esbozar, murió en sus labios.

—Siéntese.

Era una orden, no una invitación. Si quería obtener su cooperación, no debía correr el riesgo de enfadarle.

Harry se acomodó en la silla de cuero ante un gigantesco escritorio de nogal y cruzó las piernas. El resto del despacho tenía acabados metálicos, además de unas librerías de vidrio en las que se podían ver libros, plantas de tela y piezas de alfarería muy caras. En la pared había colgado un Picasso; no le cupo ninguna duda de que era auténtico.

—Señor Thorpe, sé que está ocupado, así que iré al grano.

—Quiere que lo entrene otra persona. —Lo miró de manera penetrante mientras apoyaba la firme mandíbula en los dedos índices—. Cuénteme por qué.

Así que Louis había hablado con él.

—El señor Tomlinson y yo nos conocemos del instituto. Si le soy sincero, no confío en él. Jamás lo haré.

Como resultado de su investigación, Harry sabía que la confianza era lo más importante en una relación entre un sumiso y su Amo. Así que empezaría por ahí. Se recostó en la silla y esperó.

En cuanto el pareció tranquilo, Thorpe se puso en pie y usó la ventaja que le proporcionaba su altura. Parecía muy civilizado, pero bajo esa carísima camisa blanca y los impecables pantalones de pinzas se intuían un montón de músculos. Él lo inmovilizó con una aguda mirada, como si intentara leerle la mente. Al diablo.

—¿Por qué?

—Porque es un mentiroso. —Un tipo cruel que no parpadeaba cuando destrozaba el corazón de un jovencito. Thorpe se acarició la barbita corta.

—Agente Styles, ¿es usted la misma persona que iba al instituto?

Harry supo por dónde iban los tiros e intentó pararle los pies.

—Todos hemos madurado desde el instituto, pero en lo básico, los rasgos del carácter de una persona no varían. Da igual los años que se tengan.

—Hmm... —Thorpe se paseó por la estancia—. Además de ese lejano pasado, ¿tiene alguna objeción actual para que sea Louis quién lo entrene?

¿Qué pasaba con el tema de la confianza?

—¿No me ha oído? Sé que mientras aprendo a decir «Señor» y «por favor», cada segundo estoy totalmente en manos del Amo. Intuyo que el agente York necesitará un montón de entrenamiento antes de poder interpretar su papel y soy muy consciente de que tenemos poco tiempo. He asumido que tengo que entrenarme y estoy dispuesto a hacerlo, pero no con el señor Tomlinson.

Thorpe crispó los labios como si estuviera conteniendo una sonrisa. No era necesario que ese imbécil se riera a su costa.

—Responda a mi pregunta. —La orden restalló en el aire como un látigo—. ¿Tiene alguna objeción actual contra Louis? Es un SEAL muy bien cualificado que acude a este club desde hace ocho años. Yo le entrené, así que le conozco muy bien. ¿Y usted?

Santo Dios, ¿Louis se había metido en ese rollo sólo un par de años después de salir del instituto? ¿Por qué? ¿Qué necesidad tenía? Harry negó con la cabeza. No importaba. Él no era asunto suyo.

—Su trabajo en la Marina, aunque admirable, no me dice nada. Estoy seguro de que por muy buen entrenador que sea no lograré nunca llegar a confiar en él; no puedo cambiar mis sentimientos. Señor Thorpe, estoy informado de que su club es el mejor de la zona y de que la Agencia le contrató para prepararme para esta misión, pero...

—Lo hicieron —le interrumpió él—, y mi obligación es que esté lo mejor preparado posible. Liam se ha sentido muy frustrado con usted durante toda la semana por su obstinación y falta de madurez. Ha sido usted muy poco cooperador.

Decidido a comportarse como todo un profesional, Harry se negó a mostrar la cólera que sentía.

—Disiento. He estado aquí, medio desnudo y de rodillas, durante diez horas al día, todos los días de esta semana. He pasado mis noches y fines de semana investigando este estilo de vida... He leído, me he informado y buscado todo lo que podía servir para aumentar mis conocimientos.

Él mostró su aprobación.

—Si lo vemos desde un punto de vista teórico, ha sido correcto. Posee los conocimientos adecuados. Sin embargo, mental y emotivamente ha mostrado unas fuertes reticencias a ceder el control. Le aseguro que casi me da vergüenza ver la manera en que niega su naturaleza sumisa.

Aquella ridícula afirmación una vez más. Ni Bocelli ni Thorpe la conocían lo suficiente para decir eso.

—Señor Thorpe, mi naturaleza no es el tema de discusión, sino mi confianza. Estoy aquí para aprender a fingir lo que sea necesario y ponerlo en práctica para rescatar al agente Horan.

—Fingir es, seguramente, la razón por la que capturaron al agente Horan. Un Amo con experiencia puede detectar a la legua a un falso sumiso. Cuando se finge la necesidad de complacer a un Amo, él se da cuenta. Si realmente quiere ayudar al agente secuestrado, será mejor que se centre en encontrar al sumiso que lleva dentro.

Las palabras le envolvieron como una mordaza y se sintió ahogado. Su padrastro siempre había dicho que era una persona muy complaciente y que por eso había permitido que Louis se aprovechara de él. Por supuesto, le gustaba la idea de que un hombre lo conociera en cuerpo y alma y pudiera satisfacer cada una de sus fantasías. No podía negar que tenía un par de ellas en las que era un sumiso, pero eso no lo convertía en uno. Pensar en ceder su poder de decisión a otra persona... Harry se estremeció. ¡Ni hablar!

Pero estaba en el Dominium por su amigo, su compañero de habitación en la universidad, con quien se emborrachó por primera vez, con el que había compartido fiestas, consejos, enfermedades y rupturas. Eso no tenía nada que ver con Louis...

—Intentaré interpretar bien el papel. Trabajaré lo más duro que pueda para interiorizar todo con respecto a la sumisión antes de infiltrarme. Pero le ruego que mi entrenador sea cualquier otro, y no el señor Tomlinson.

Thorpe se había apoyado en el borde del escritorio. Sin duda, sabía que la manera en que lo superaba en altura lo desconcertaría.

—Una bonita súplica... pero no. Antes vamos a llegar al fondo del asunto.

—No me he resistido a ceder el control.

Entonces él sonrió, fue una amplia y ladina sonrisa que lo irritó sobremanera.

—Claro que sí, y si fuera yo su Amo, lo azotaría por haber dicho esa mentira. De hecho, su obstinación es la razón de la falta de progresos por parte del agente York. Intenta aplacarlo en vez de hacer las cosas como es debido. Por otro lado, Louis es el mejor entrenador de sumisos que conozco; el único capaz de corregir su actitud. Es paciente, lógico e inquebrantable. Y usted, agente Styles, necesita mano firme. No dude que eso será lo que él le dé.

«¡Cabrón!»

—Usted está prolongando este «entrenamiento» de una manera innecesaria. En lugar de enseñarme su estilo de vida, quiere obligarme a tratar con un Amo en el que jamás confiaré. ¿Con qué objeto?

—Su Agencia me pagó una buena suma para prepararlo para una misión lo más rápido que pudiera. Lo que yo hago es eso, prepararlo. Y para eso tengo que decidir. Usted tiene que acostumbrarse a ser uno sumiso, y eso no consiste sólo en decir que sí y claudicar. Eso es lo que no entiende. En el contrato consta que, dentro de los límites legales, puedo hacer lo que considere necesario para asegurar su entrenamiento. Y eso es lo que voy a hacer. ¿O prefiere abandonar la misión antes de intentarlo?

Eso era un golpe bajo. Harry no quería renunciar a ayudar a Niall y Thorpe lo sabía. Luchó por contener la ira que lo inundaba.

—No.

Él arqueó una ceja color whisky. Quería que dijera «Señor», maldito fuera. Pero decirlo implicaba que comprendía el protocolo, y que podría seguirlo.

Y si quería otro Amo, tenía que seguir su juego.

—No, Señor —murmuró—. Pero...

—Su respuesta ha sido lenta y poco sincera. Necesita trabajar la actitud, agente Styles. Puede que se sienta incómodo con Louis, pero será lo más efectivo. Lo he observado con Liam esta semana. Y estaba en la habitación adyacente cuando usted se dio cuenta de que sería Louis quién lo entrenaría. Su reacción fue muy... elocuente. —Volvió a rodear el escritorio—. Por primera vez desde que está aquí, prestó atención y escuchó. Le apuesto lo que quiera a que incluso se excitó. Hay una razón para que un sumiso como usted niegue su naturaleza, y Louis logrará descubrirla. Además, si realmente es incapaz de confiar en él, será también una buena preparación para su misión. No confiará tampoco en un tratante internacional de esclavos que le exigirá que se arrodille ante él para venderlo al mejor postor. Será bueno que aprenda a fingir obediencia.

—Pero no puedo perder el tiempo preparándome si...

—No se quedará sin recursos —la interrumpió Thorpe—. Siempre será monitoreado, para su mayor seguridad. Si Louis llegara a presionarlo más allá de lo tolerable, o le impone cualquier acto a la fuerza, deberá decir su palabra segura. Si realmente necesita usarla, entonces discutiremos sus opciones. —Se levantó y abrió la puerta—. Adiós.

Harry se puso en pie con rigidez. Aquel tipo pensaba que lo tenía todo controlado. ¡Genial! Si no quería creerle no iba a perder más tiempo discutiendo. La única prioridad era llevar a cabo la misión y rescatar a Niall. Thorpe le había facilitado la salida a ese disparate. Ahora sólo necesitaba la oportunidad de ponerla en práctica.

Se giró para enfrentarse al dueño del club y abrió la boca... La cerró al ver que no estaban solos. Louis estaba apoyado en el marco de la puerta, con los ojos azules clavados en él de una manera que prometía un castigo ejemplar. Notó que se le tensaba el vientre contra su voluntad.

—Venga, Hazza. Parece que necesitamos darnos prisa. Vamos.
Emmelie
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Mensaje por Emmelie Jue 26 Sep 2013, 7:49 pm

ValeeS escribió:*-* nueva lectora ya leí el original de esta novela pero sinceramente la leería mil beses y mas si es Larry a si que siiguela pronto 
Besitos con sal:3
Holaaa Vale emm ahora subi el nuevo capi 
y en realidad la saga de estos libros es super AWESOME!!  :corre: 
gracias por leer 
:bye:
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Mensaje por Emmelie Jue 26 Sep 2013, 7:58 pm

HarrysBoxer escribió:Holiii :(L): 
oh no

:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: 
porque?
son tan lindos :"(
quien mierda les hizo eso?!?!?!?!?!
:muere: :muere: :muere: :muere: 
VOY A ASESINARLO CARAJO
solo queria protejer a hazza me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1926951358 
porque no le dijo SE LO HUBIERA DICHOOOOOOOO
ademas ahora se volvieron a ver y no le quiere hablar :meh: :meh: :meh: 
seguila porfis
me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1187795894 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1187795894 me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1187795894
SIIII! Lou como no lo piensa mejor!! me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 4120812466 
tal vez suba otro capitulo mas tarde 
si es que ojala me sigan comentando y dando su opinion  me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 4229596405 
Y GRACIAS!! por pasarte por la novela   :enamorado:   :corre:    🍌 
besos  :bye:
Emmelie
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Mensaje por LuciaHoranAvoletta Jue 26 Sep 2013, 9:20 pm

JELOUS!
me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 Tumblr_inline_mtp91gz2S11r5hady
OH!! DIOS!! 
:wut: :wut: 
ME ENCANTA
🍌 :corre: 
POR QUE LA DEJA AHI!!??
me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 4120812466 
SIGUELA POR FAVOR
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BESITOS VIRTUALES
:bye: :eaea: 
LuciaHoranAvoletta
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Mensaje por sunshinelovemix Jue 26 Sep 2013, 10:30 pm

oh por diosssssss, siguela pronto por favor me encanta me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1857533193 
:hug:
sunshinelovemix
sunshinelovemix


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Mensaje por ValeeS Vie 27 Sep 2013, 10:34 am

Oh dios tienes que seguirrrla sdjkfhdjksd
Besitos con sal
ValeeS
ValeeS


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Mensaje por Emmelie Vie 27 Sep 2013, 8:13 pm

CAPÍTULO 5
 

Harry tragó saliva. El corazón le dio un vuelco mientras seguía a Louis por el pasillo tras salir del despacho de Thorpe. No veía más que su espalda, pero incluso sin percibir los afilados ángulos de su cara sentía la rabia y la cólera que bullían en su interior. Estaba furioso porque había intentado reemplazarle. Pero, ¿por qué demonios le importaba? Lo había despachado doce años antes. Sí, de acuerdo, él estaba hecho polvo por el asesinato de su madre; lo hubiera disculpado cualquier ataque de cólera o distanciamiento, pero no la crueldad con que lo trató. ¿Qué demonios quería ahora? ¿La enfermiza satisfacción de volver a hacerle daño? No pensaba permitírselo porque  —y aún más importante, Niall— no necesitaba los juegos mentales de Louis.
 
Pero no podía negar que le gustaba haber lastimado su orgullo Tomlinson.
 
Louis lo guió poniéndole la mano en la cintura, y las yemas de sus dedos le dejaron su impronta en la piel mientras lo conducía por el largo pasillo hasta las oscuras habitaciones que contenían aquellos artilugios que tanto lo conmocionaban. Se estremeció al notar un cálido y humillante chispazo de ansiedad. Harry lo odió casi tanto como le gustaría odiar su contacto.
 
—Vamos a pasar un montón de tiempo en mi mazmorra, Hazza.
 
—No me llames así —siseó.
 
—Mientras esté entrenándote, no eres tú quién decide cómo debo llamarte ni lo que haces o lo que llevas puesto.
 
En ese momento, Harry intuyó su juego.
 
—Vas a presionarme de todas las maneras posibles para que tire la toalla, ¿verdad?
 
Él arqueó una ceja de forma intimidadora, pero no dijo nada. «Cabrón.»
 
Estaba claro que él no sabía cuánto había cambiado desde el instituto. Y a pesar de ello...
 
—Crees que no podré soportarlo.
 
—Preferiría que no te vieras implicado.
 
—Mi trabajo es hacer lo imposible para salvar al agente Horan. Me importa una mierda lo que prefieras.
 
Louis apretó los dientes.
 
—Infiltrarse cuando no se tiene experiencia en operaciones encubiertas ni se sabe mostrar un comportamiento sumiso demuestra mucha valentía. Pero también es muy peligroso. Primero deberías haber adquirido más experiencia en otras misiones. Como ya no hay tiempo para eso, mi trabajo es prepararte lo mejor posible.
 
—¿Por qué no permites que sea otro el que realice el trabajo? —Harry le apartó la mano de la cintura—. Hace años que me dejaste muy claro que no te importo nada.
 
—Imagina que considero esto como mi expiación por nuestro pasado en común. Vamos.
 
Le presionó la espalda para que pasara delante. Louis parecía irritado y su presencia inundaba el aire que le rodeaba, imponente.
 
«¿Expiación? ¡Ja!»
 
Conteniendo una oleada de aprensión, Harry avanzó y sus zapatos resonaron sobre el suelo de cemento mientras él lo seguía. Puede que Louis tuviera el mando... por ahora, pero según Thorpe, poseía un recurso que él debía respetar. En el momento en el que él intentara imponerle su voluntad, pronunciaría la palabra segura más rápido de lo que podía pensar. Thorpe, al oírlo, se vería forzado a reemplazarle por otro Amo. Entonces podría dedicarse a entrenar en serio. Fuera lo que fuera a lo que estuviera jugando su primer amante, no pensaba participar.
 
Louis  lo condujo a un lugar que no había visto antes y encendió las luces. El espacio era funcional; suelo de cemento gris y paredes negras. Una mesa acolchada, un banco de azotes que parecía un caballete, una gran cruz de madera y una cama en la que había sábanas de seda negra. ¿Esa era su mazmorra?
 
—Pasa.
 
Entró y dio un respingo cuando él cerró de un portazo... y echó el cerrojo.
 
 
Harry le lanzó una mirada gélida.
 
—No intentes asustarme haciéndote el duro.
 
Él lo inmovilizó con los ojos mientras cruzaba el cuarto hasta detenerse junto a la cruz de madera. Había unas cadenas colgando de unos ganchos en la parte superior e inferior.
 
—No estoy haciendo nada. Ven aquí y preséntate.
 
Echó un vistazo al aparato y contuvo un estremecimiento de desconfianza.
 
—Si somos un equipo, necesito saber lo que va a pasar. Quiero que hablemos de cómo será el entrenamiento.
 
La mirada de Louis se volvió helada.
 
—Puede que seamos un equipo, pero yo estoy al mando. No te he dado permiso para hablar. Primera advertencia. Ven aquí y haz lo que te he ordenado o comenzaremos nuestro tiempo juntos con una maldita zurra.
 
«¿Una zurra? ¿Me zurrará en el trasero?»
 
El pensamiento hizo que lo atravesara una involuntaria oleada de calor. Harry no gastó saliva en desafiar a Louis diciéndole que no se atreviera. Sabía que lo haría.
 
Maldita sea, ¿por qué eso provocaba que se excitara?
 
Se acercó a él y se detuvo a menos de medio metro. Louis arqueó una ceja.
 
—No eres capaz ni de seguir mis instrucciones más simples, ¿cómo pretendes infiltrarte en el club de BDSM de un traficante de esclavos? ¿Crees que lograrás hacer creer a alguien que eres el sumiso perfecto?
 
Harry se tomó su tiempo. A pesar de lo mucho que quería odiarle, tenía razón. Hasta que Thorpe le asignara un Amo distinto, estaba ineludiblemente comprometido con Louis. Y fuera cual fuera su situación, tenía que controlar la cólera y el deseo que le provocaba la idea de que él lo tocara.
 
 
Respiró hondo antes de adoptar la posición que Liam le había enseñado, se sentó sobre los talones con las piernas tan abiertas como le permitían los pantalones y las palmas de las manos hacia arriba encima de los muslos; echó los hombros hacia atrás y bajó la mirada.
 
Louis caminó lentamente a su alrededor, acariciándolo con la mirada de arriba abajo. Por mucho ejercicio que hiciera para mantenerse en forma, tenía un trasero generoso. Pero no le importaba si Louis odiaba su figura. A Brad, su prometido, le parecía maravilloso.
 
Louis se agachó ante él.
 
—Mírame.
 
Harry clavó los ojos en los de él de manera retadora.
 
Aquella mirada azul traspasó sus defensas y, a pesar de llevar pantalones, camisa y zapatos, se sintió totalmente desnudo. Su piel se encendió y erizó mientras él lo miraba.
 
—No hay nada incorrecto en la pose en sí misma y estoy seguro de que lo sabes. Siempre lo has estudiado todo a fondo. Pero eso no será suficiente para hacer creer que eres un sumiso. Lo importante no es sólo obedecer, sino obedecer de corazón.
»Has adoptado la posición correcta en cuanto te recordé el bienestar del agente desaparecido —siguió él—, pero no has llegado a mí con deseo de complacerme. Has hablado después de que te dijera que guardaras silencio. Y puedo leer la cólera en tu expresión.
 
Harry mantuvo un gesto inexpresivo mientras le miraba fijamente.
 
—Lo haré mejor la próxima vez.
 
—Puede que no tengas una próxima vez. El agente Horan no la tuvo.
 
Él tenía razón. Maldición, esto no iba a resultar. Sí, necesitaba seguir el entrenamiento hasta el final, pero habían pasado demasiadas cosas entre ellos que no podía olvidar. Tenía que dejar de perder el tiempo y deshacerse de él, y tenía que hacerlo ya.
 
 
Harry le devolvió una mirada inocente.
 
—¿No querías darme una zurra?
—Sí, te zurraré hasta que seas un buen sumiso y te lo pienses dos veces antes de dejarte llevar por tu temperamento. Eso sería fatal en la misión. A menos que, por supuesto, quieras renunciar al trabajo y permitir que envíen a un agente con más experiencia que tú.
 
—Ni hablar. A diferencia de ti, yo no les doy la espalda a mis amigos.
 
A Louis le palpitó un músculo en la mejilla.
 
—Todavía no te he dado permiso para hablar. Es algo que no te tolerarán cuando estés infiltrado. Por ello, recibirás dos azotes además de los cinco que pensaba darte por ir corriendo a quejarte a Thorpe en lugar de quedarte y resolver tus diferencias conmigo. Por responderme de esa manera, añado dos más. Y por no llamarme «Louis», otros tres.
 
Ni Liam ni Robert la habían tocado en toda la semana. Tampoco él quiso que lo hicieran. Pero contra su voluntad, se excitó al pensar en el vertiginoso número de azotes que Louis había prometido darle en el trasero. Se le tensó el vientre. Maldición, no debería de reaccionar de esa manera con él.
 
—¿Los frikis del control, como tú, no preferís que se os llame Señor o Amo?
 
Él se rió. No fue un sonido agradable.
 
—Sí, suele ser así. Pero haré una excepción contigo. Quiero oír mi nombre en tus labios y así tendré la certeza de que sabes perfectamente quién es el que consigue que te corras.
 
Harry se mordió la lengua. Le gustaría decirle a la cara que no cabía la más mínima posibilidad de que lo excitara lo suficiente como para alcanzar el clímax. Pero si él consiguió que se derritiera en sus brazos y arrebatarle la virginidad cuando sólo tenía dieciséis años, ¿qué no conseguiría ahora que era un hombre en la plenitud de la vida con un hombre hambriento por un orgasmo? No importaba. No estarían juntos mucho tiempo.
 
—No harás que me corra. Eso sólo lo consigue mi novio.
 
 
—Sí, ya he leído que te has comprometido con Brad Thompson. Siempre había pensado que te enamorarías de alguien con un poco más de decencia.
 
—Bueno, teniendo en cuenta que él no me mintió para robarme la inocencia ni me abandonó al día siguiente, diría que es mucho más decente que tú.
 
Louis se tensó, apretó los puños con los músculos rígidos y las venas hinchadas.
 
—Mientras estés conmigo, ese hombre es irrelevante. Su nombre no saldrá de tus labios. Y no quiero que lleves su anillo. ¿Has entendido?
 
Parecía que a Louis  le molestaba ver que lucía el símbolo de la posesión de Brad. Harry sonrió y se lo quitó lentamente para guardarlo en el bolsillo del pantalón.
 
—Espero que te haya quedado claro que no debes tocarme sexualmente. Yo elijo quién me proporciona mis orgasmos.
 
Y sería Brad si lo excitara lo suficiente como para conseguirlo.
 
La petulante sonrisa de Louis hizo que le diera un vuelco el corazón.
 
—Estuviste de acuerdo en ser entrenado. Eso quiere decir que te presionaré mucho más allá del límite para que te acostumbres a actos que, ahora mismo, te pueden resultar incómodos. Ya veremos qué dice tu cuerpo cuando esté entre tus piernas con la lengua en tu pene. Otra vez.
 
Harry se mordió los labios para contener un jadeo. Aquellas palabras le provocaron una ardiente llamarada entre las piernas cuando los recuerdos bombardearon su mente. Aumento más el bulto en su boxer. Maldición, ¿por qué su cuerpo no reaccionaba con repugnancia ante él?
 
—¿Algo que alegar? —Preguntó con una ceja arqueada—. Bien. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Por faltarme el respeto llamándome «friki del control», otros tres azotes más. ¿Cuántos llevamos ya?
 
Santo Dios, quería escupirle a la cara.
 
—Quince.
 
 
Louis sonrió.
 
—Vas a tener el culo al rojo vivo cuando termine contigo, Hazza.
Harry deseó poder permitirse el lujo de decirle que no había manera de que le dejara tocarle el culo, pero necesitaba deshacerse de él y conseguir otro Amo. Por ello, aguantaría hasta el final, no importaba lo difícil o desagradable que fuera.
 
—Tu temperamento está a punto de jugarte otra mala pasada. Trabajaremos eso también. Pero primero, te he dicho que te presentes, no que poses.
 
Se quedó paralizado cuando entendió el verdadero significado de sus palabras.
 
—¿Quieres que me desnude?
 
—Sí. Y vigila tu tono, o añadiré más azotes.
 
—Liam permitió que tuviera puestos la camiseta y un boxer para que estuviera más relajado y cómodo en las sesiones de entrenamiento.
 
Louis soltó un bufido.
 
—En el entrenamiento de los SEALs no se permite relajarse ni estar cómodo durante muchas horas para simular mejor el estrés y los problemas reales que se pueden encontrar durante los combates de verdad y las misiones secretas. Estoy a favor de la teoría que dice que los entrenamientos son más efectivos cuanto más se aproximan a la realidad. ¿Cómo se llama esto? —Señaló la cruz de madera con cadenas colgadas.
 
Era la cruz de algo. La terrible curiosidad que lo embargaba sobre lo que sentiría si él lo amarraba desnudo hacía que se le hubiera quedado la mente en blanco.
 
Deseó recordar el término, pero la ansiedad y una lujuria indeseada habían ocupado su mente y pasó un largo minuto en silencio absoluto.
 
—Es una cruz de San Andrés —dijo él ante su silencio—. ¿Y qué es esto? —Louis señaló los gruesos aros metálicos que había en la parte superior e inferior de los que colgaban las cadenas.
 
 
Harry siguió en blanco.
 
—¿Una anilla metálica?
 
—Es un anillo en O —informó él—. Dime, ¿qué es lo que has aprendido durante todo ese tiempo que estuviste en boxer?
«¡Mierda!»
 
—Estuvimos de acuerdo en entrenar en bañador o ropa interior. Además, Robert, el agente York, es un compañero de trabajo. Tendremos que seguir trabajando juntos después de que esto acabe y queremos evitar cualquier tipo de incomodidad posterior.
 
—York y tú os entrenáis ahora por separado, así que problema resuelto. Y ya he visto todo lo que tienes, Hazza.
 
—Thorpe nos verá a través de la cámara.
 
—No creo que vaya a ser el único hombre que te vea desnudo antes de que acabe la misión. Será mucho más útil que centres la atención en complacer a tu Amo, así que cuando estés listo, desnúdate por completo, dobla toda la ropa y vuelve a presentarte ante mí. Vacilar te costará diez azotes más.
 
La furia estuvo a punto de acabar con su compostura. ¡Por Dios! ¿Qué había visto en él además de esos impresionantes ojos azules?
 
En otra época había sido absolutamente sincero con él. Cuando estaban en el instituto habían estudiado juntos literatura inglesa y Harry había aprendido mucho sobre el corazón de Louis. Habían discutido sobre la mala suerte de los amantes adolescentes de Shakespeare, se habían entristecido juntos por Tiny Tim, incluso le había visto retorcerse las manos mientras esperaba un final feliz entre Elizabeth Bennet y el señor Darcy. A Harry le había encantado su sensibilidad.
 
Aquel chico ya no existía, si es que alguna vez lo había hecho.
 
Se había transformado en el hombre que iba a conseguir que su trabajo se convirtiera en un infierno. Harry apretó los labios y borró la expresión testaruda de su rostro.
 
«Piensa que esto no es más que otra prueba que superar en la misión. Piensa en Niall.»
 
 
—Vamos —apremió él—. Demuéstrame que estás dispuesto no sólo a mostrar obediencia, sino a aceptar la voluntad de tu Amo sin importar de qué manera quiera tenerte. Y también le tentarás luciendo tu cuerpo. No puedo verlo porque lo tienes cubierto, Hazza. Desnúdate.
 
Harry contuvo el aliento. Volver a desnudarse para Louis. Se formó en su vientre un gélido nudo de temor y, entre sus piernas, notó una oleada de deseo. Desnudarse ante él lo haría sentirse muy vulnerable, pero era necesario acatar sus órdenes para seguir con aquella farsa. Se tragó los nervios.
 
Permitiría que le diera algunos azotes en el trasero y luego conseguiría que estuviera fuera de su vida otra vez... en esta ocasión para siempre.
 
Se puso en pie y se quitó los zapatos antes de dejarlos a un lado, luego se quitó la pulsera y el collar de plata. Se deshizo de la chaqueta del traje y se desabrochó la camisa, cerrando los ojos para no verle.
 
—Mírame.
 
Su voz parecía impulsarlo y obedeció casi contra su voluntad. Louis permanecía a sólo medio metro escaso, y observaba fijamente cómo pasaba la camisa por sus pálidos hombros, revelando el duro torso. Notó que la mirada de Louis se volvía más caliente, que ensanchaba las fosas nasales, y su propio corazón se aceleró. Doblo la camisa. Respiró hondo y apretó los puños.
 
Louis lo deseaba. Una rápida mirada a la bragueta de los pantalones demostró lo excitado que estaba. Harry no quería que eso le importara, pero una peligrosa sensación de poder masculino lo atravesó.
 
Era la primera debilidad que él mostraba; quizá pudiera utilizarla en beneficio propio.
 
Respondió a su mirada con un cierto reto insinuante. Notó que él se ponía tenso.
 
—El resto —gruñó él.
 
Con el corazón desbocado, abrió la cremallera del pantalón gris antes de contonear las caderas para que cayera al suelo. Se inclinó para recogerlo, doblándolo lentamente para no perder el anillo de compromiso y alargar el momento en que él vería el boxer de encaje. Harry lo puso sobre la camisa conteniendo el aliento.
 
Clavó los ojos en Louis. Él se lo comía con la vista; desde la cara ruborizada al duro torso y el pene todavía cubierto. El pelo corto de Louis enfatizaba los pómulos altos y la dura mandíbula, pero parecía como si estuviera a punto de devorarlo. Una nueva oleada de deseo lo atravesó, sutil como un martillo.
 
¿Lo había mirado Brad alguna vez de esa manera?
 
Ignoró ese pensamiento y enganchó el elástico del boxer  con los pulgares. Lo único que tenía que hacer era excitar a Louis y permitir que le diera un par de azotes, y para ello tenía que mostrarle su cuerpo. Sólo lo tocaría una vez más.
 
Se bajó el boxer.
 
 
 
 
 
«Mierda.»
Cuando Hazza deslizó aquella diminuta prenda por los muslos, Louis casi se tragó la lengua. Definitivamente se había convertido en un hombre. Debía de pesar alrededor de diez kilos más que cuando tenía dieciséis años, todos repartidos entre las caderas, el trasero y los músculos. La cintura y los fuertes hombros de Harry eran el contraste perfecto para ese perfectamente esculpido torso. ¿Y qué era lo mejor de todo? El vello intensamente color chocolate que le cubría el pene. Era precioso por todas partes, y él quería recorrer su cuerpo con la boca, follarlo hasta que gimiera de placer.
 
Apretó los labios en una línea sombría e intentó controlar sus sentimientos. Harry le odiaba... y con toda la razón. Además, estaba comprometido. Pensar en que un memo como Brad Thompson poseía el corazón de Harry hacía que casi se le saltaran las lágrimas. Louis sabía desde hacía mucho tiempo que no había superado el amor que sentía por él, pero había esperado que su obsesión afectara sólo a su pene.
 
Ahora sabía que no había sido tan afortunado.
 
Todas esas emociones que había intentado obtener de Collin, y de otros muchos sumisos, para masturbarse eran una pálida comparación con lo que sentía ahora. Harry sólo se había desnudado y él ya quería penetrarlo, perderse en su interior y quedarse allí hasta... oh, hasta el mes próximo. Pero también quería tener derecho a cubrir su exuberante boca con la suya, a rodearlo con los brazos y... simplemente, estar con él.
 
Imposible. Harry iba a emprender una peligrosa misión. Si no lo entrenaba bien, acabaría traicionándose a sí mismo y muriendo; a menos, claro está, que lograra disuadirlo para que no participara en esa misión suicida. Quizá si Harry supiera de primera mano cómo lo tratarían aquellos hombres capaces de gastarse millones de dólares en un «agujero desechable» confiaría un poco más en él. El Hazza que él conocía era fantasioso, pero no le gustaba la violencia y no sabía mentir. Aunque era evidente que sabía ocultar lo que pensaba mejor que en el instituto, no quería que participara en esa misión. No es que fuera estúpido o inútil, pero estaba seguro de que no comprendía con claridad a qué escoria se enfrentaba.
 
Lo último que Louis quería era volver a hacerle daño, pero tenía que abrirle los ojos.
 
Cuando se acercó a él, parecía preparado para la batalla. En sus hermosos ojos claros había un brillo retador. Se lo quedó mirando fijamente; sabía que se traía algo entre manos. Fuera lo que fuera, no podía permitir que se saliera con la suya. Una vez se había comportado con él como un cabrón para salvarle la vida y parecía que la historia estaba destinada a repetirse.
 
Deslizó la mirada sobre los enhiestos y rosados pezones mientras él colocaba el diminuto boxer sobre la ropa. Luego, siguiendo sus órdenes, Harry adoptó la posición correcta, de rodillas, con la cabeza baja y las palmas hacia arriba.
 
Santo Dios, ¿qué daría él porque aquella sumisión fuera auténtica?
 
—Mucho mejor, Hazza.
 
Miró al otro lado de la mazmorra, a la mesa acolchada que Collin había ocupado antes. Pensar en que Harry estuviera en el mismo lugar le encogió las entrañas. Lo mismo pasaba con el banco de azotes.
 
Louis no quería hacer lo usual con Harry. Su mirada cayó sobre la cama, que no acostumbraba a utilizar. Zayn había insistido en instalar algo más cómodo y a él no le había importado lo suficiente como para negarse.
 
Perfecto.
 
—De pie.
 
 
Harry vaciló, la sorpresa parpadeó por un momento en sus delicados rasgos, antes de que se levantara con la mirada baja. Había hecho bien sus deberes y él estaba orgulloso. Aunque eso quería decir que ponerlo nervioso podría ser mucho más difícil de lo que había pensado.
 
—Dirígete a la cama. Detente a un lado y espérame.
 
Con los hombros erguidos, atravesó la estancia con decisión.
 
Louis observó el balanceo de sus caderas, las curvas de sus nalgas.
 
Cuando llegó a los pies de la cama, se giró hacia él. Tenía la piel ruborizada y expresión seductora. Era evidente que le gustaba saber que él lo deseaba. Que pensara en mantenerlo desnudo y excitado, con su dulce culo preparado para...
 
No, no podía pensar eso; tenía que entrenarlo para una misión o conseguir que claudicara.
 
Louis se acercó a él, luego se sentó sobre la sábana de seda.
 
—Acércate.
 
—¿No tengo que elegir antes una palabra segura?
 
¿Hazza estaba más interesado en elegir su palabra segura que en empezar el entrenamiento? Sí, definitivamente se traía algo entre manos.
 
—¿Qué te parece «Romeo»? Si esa palabra sale de tus labios, nos detenemos.
 
Él le lanzó una mirada de sorpresa, luego adoptó una expresión neutra.
 
—Romeo. Vale.
 
—Bien. Tiéndete sobre mi regazo y preséntame tus nalgas para empezar el castigo. Y no quiero que te corras.


Última edición por Emmelie el Sáb 28 Sep 2013, 2:15 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Emmelie Vie 27 Sep 2013, 8:16 pm

LuciaHoranAvoletta escribió:
JELOUS!
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OH!! DIOS!! 
:wut: :wut: 
ME ENCANTA
🍌 :corre: 
POR QUE LA DEJA AHI!!??
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SIGUELA POR FAVOR
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BESITOS VIRTUALES
:bye: :eaea: 
Aqui esta el new capi 
en un rato mas subire otro  ;) 
muuuuchos besos!!  me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 350222609   :bye:
Emmelie
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Mensaje por Emmelie Vie 27 Sep 2013, 8:19 pm

sunshinelovemix escribió:oh por diosssssss, siguela pronto por favor me encanta me perteneces  - Me perteneces (Larry) - Página 3 1857533193 
:hug:
Muchas grracias!!    :corre: 
ya esta el nuevo capi 
keep reading!!   :bye:
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Mensaje por Emmelie Vie 27 Sep 2013, 8:21 pm

ValeeS escribió:Oh dios tienes que seguirrrla sdjkfhdjksd
Besitos con sal
Ok!! Hoy dos capis!!   
Tambien muuchos beshoss!   :bye:
Emmelie
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Mensaje por LuciaHoranAvoletta Vie 27 Sep 2013, 9:55 pm

:quee: :quee: 
OH POR DIOS! OH POR DIOS OH POR DIOSS!!! 
:wut: :wut: 
ME ENCANTAAA!! DIOS COMO LOS AMOOO!!
:jajajaj: :enamorado: :enamorado: 
SIGUELA POR FAVOR TE LO SUPLICOOOO!!
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BESITOS VIRTUALES
:eaea: :bye: 
LuciaHoranAvoletta
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Mensaje por ValeeS Sáb 28 Sep 2013, 12:39 pm

 Louis casi se tragó la lengua.


GDJKFGHKDJGHDFJK MORI DE LA RISA SAJDHKASJD TENES QUE SEGUIRLA 
BESITOS CON SAL:3
ValeeS
ValeeS


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Mensaje por Emmelie Dom 29 Sep 2013, 6:17 pm

Capitulo 6 




—¿Qué dem...? —Harry se interrumpió y contuvo la irritación.
 
—Y nada de hablar. Si yo fuera un tipo que acabara de pagar cinco millones de dólares por el privilegio de violarte, ¿crees que te dejaría hablar? Sigue las instrucciones o el castigo será mayor.
 
Louis se puso tenso cuando él se colocó torpemente sobre sus muslos. Al instante supo que Hazza jamás había hecho eso. No sabía cómo repartir su peso ni dónde situar los brazos. Ser consciente de ello le complació más de lo que debiera.
Lo sujetó para indicarle cómo ponerse y, al sentir su piel suave contra la palma, deseó con todas sus fuerzas poder follarlo.
 
—Cuenta, Hazza. No pierdas la cuenta o volveré a empezar.
 
Necesitaba asustarlo hasta que tuviera miedo de verdad, pero ver aquellas pálidas nalgas sobre sus muslos tuvo en él el mismo efecto que si se hubiera tragado una ardiente bola de lujuria. Sin embargo, nada podría ayudar a su pene. Se alzaba desesperado hacia Harry, buscando su calidez. Hazza intentó cambiarse de lugar, pero lo único que consiguió fue friccionarse contra él.
Lo detuvo poniéndole la mano en el hueco de la espalda. Se quedó quieto, pero Louis le oyó jadear cuando deslizó la palma hasta acariciar aquel dulce trasero. Él casi gimió. Santo Dios, si pudiera hundir los dedos, los dientes, la polla en esa carne, sería un hombre feliz.
 
«Concéntrate.»
 
Louis vaciló cuando levantó la mano. No quería hacerle daño, pero, maldición, no podía permitirse el lujo de vacilar. Si realmente quería conseguir que renunciara, tenía que convencerlo mostrándole toda la mierda.
Se preparó y, saltándose las palmadas preparatorias, lo golpeó con más fuerza de la que nunca había usado contra un sumiso. El repentino azote cayó sobre la nalga derecha con un ruido ensordecedor. Harry gritó y se arqueó. Louis se estremeció. Le picaba la palma de la mano, así que no quería ni imaginar lo que sentía su pobre Hazza.
 
—Cuenta —dijo con voz ronca.
 
—Uno. —A Harry le tembló la voz.
 
Él sofocó la sensación de culpabilidad con decisión.
 
—¿Listo para más?
 
Hazza se puso tenso, como si se preparara para sufrir más dolor.
 
—Sí.
 
No lo estaba, pero jamás lo admitiría. Él admiró su tenacidad, pero esa obstinación podría hacer que acabara muriendo en la misión.
Cuando levantó la mano otra vez y observó la huella roja de su mano estampada en la nalga, su pene dio un brinco. Le gustaría dejarle su marca por todo el cuerpo. Sin duda, Harry pensaría que estaba enfermo, pero Louis había asumido lo que le gustaba hacía ya mucho tiempo.
Le dio otro azote en la nalga izquierda. Harry gritó, arqueando el cuerpo al recibir el golpe. Le clavó las uñas en la pantorrilla como si así le resultara más fácil soportar el dolor.
 
—No me claves la uñas y cuenta —le ordenó.
 
Harry puso la espalda rígida y se estremeció, jadeando.
 
—Dos.
 
Pero él le había añadido «gilipollas» para sus adentros. Louis lo escuchó resonar en el aire como si lo hubiera dicho en voz alta. Y cuando vio lo que le costaba aceptar los golpes, se sintió como un matón.
Louis alzó el brazo para darle otro azote. Él se puso tenso, cada línea de su cuerpo exponía la cólera que lo embargaba. Vaciló. No sólo no estaba consiguiendo asustarlo, sino que además estaba reafirmando su baja opinión sobre él. Esperaba dolor de él. De hecho, contenía el aliento con impaciencia, como si esperara...
¿Qué coño esperaba? ¿Cómo intentaría controlar una escena un sumiso?
De inmediato, Louis supo a qué jugaba Harry. «¡Joder!» Bajó el brazo.
 
—En pie —ordenó.
 
Harry pareció quedarse paralizadao.
 
—¿Q-qué pasa con el resto de la zurra?
 
 
Como buen alumno en matemáticas —de hecho era un as en álgebra— Harry sabía de sobra que no habían completado los quince azotes. No es que estuviera ansiando una paliza brutal; no, sólo esperaba la excusa perfecta para gritar la palabra segura.
Louis sintió admiración por su Hazza; siempre había sido muy listo.
 
—Pospondremos el resto del castigo. Cuando estemos juntos quiero que me mires. Siempre a mí.
 
Aquellas pupilas color cielo se enfrentaron a las suyas, con dureza y resolución. No conseguiría doblegarlo de esa manera y no quería hacerle daño ni darle una excusa para usar la palabra segura de manera que resultara creíble. Si él hubiera tenido éxito, ¿cuánto hubiera tardado Thorpe en irrumpir en la mazmorra? Sin duda hubiera sido veloz como un rayo. Y entonces, era probable que no le volviera a ver.
Necesitaba usar otra táctica. ¿Cómo aceptaría Harry su genuino deseo por él? Puede que odiara lo que le había hecho en el instituto, pero igual que él admiraba su cuerpo, Harry no era inmune a él. Le deseaba. Sus tetillas rosadas se erguían desafiantes y le llamaban con cantos de sirena. Las gotitas de pre semen brillaban de deseo en la punta de su pene. Algo de todo eso —de él— le excitaba. En su mente, Harry consideraría la paliza un abuso y le encasquetaría el papel de villano. Pero, ¿qué ocurriría si le daba lo que quería? Apostaría todo lo que tenía a que, en lo más profundo, él también le deseaba. ¿Cuánto tiempo resistirían entonces los muros que había levantado a su alrededor? Quizá de esa manera podrían crear algo honesto y llevar adelante esa misión. Y, de paso, él también tendría su propia cura.
 
Louis tensó los muslos.
—Hazza, quítame la camiseta.
 
Sus pupilas, que seguían trabadas con las de él, se dilataron. Aquella mirada le excitó y aplacó a su miembro palpitante. Se prometió a sí mismo que saborearía el deseo que había provocado. Con tal de poder tenerlo, iba a paladear cada una de las reacciones de Harry y cualquier otra cosa que él le diera.
Harry apretó los labios, claramente renuente. Él observó cómo se preparaba, luego lo vio llevar las manos al bajo de la camiseta y estremecerse cuando comenzó a alzar el tejido de algodón con dedos impersonales. Agradeció que la prenda fuera tan ceñida; eso lo obligó a poner las palmas contra su abdomen para deslizar la prenda por el torso, rozándole la piel, cada músculo, muy cerca de las tetillas. Dibujó un rastro de fuego en cada parte que tocaba y él contuvo un estremecimiento. Cuando la camiseta quedó arrugada en las axilas, él se detuvo.
 
—¿Cuál es el problema, Hazza? Continúa.
Él sabía que seguir la obligaría a acercarse, de tal manera que su rostro quedaría a centímetros del suyo.
Acercándose, Harry agarró bruscamente la camiseta y tiró de ella.
Louis le sujetó la muñeca.
 
—Lentamente.
 
Cuando le miró, la expresión de Harry gritaba «cabrón». Y tenía los puños cerrados.
Él no lo ayudó de ninguna manera cuando siguió alzando el oscuro algodón, pasándolo por un brazo y luego por el otro, con los labios a sólo unos centímetros de los suyos. Louis podía oler su aliento. Y el aroma a menta que siempre había percibido cuando estaban juntos. Se le hizo la boca agua.
La mirada de Harry cayó sobre el tatuaje que acababa de dejar al descubierto; unos signos de tinta negra cubrían sus costillas desde la axila a la cadera.
Louis se puso tenso.
 
—¿Sabes japonés?
 
Harry negó con la cabeza.
 
—¿Qué pone?
 
—No te rindas —mintió él. La verdad lo haría escapar.
 
Por fin, él le pasó la camiseta por la cabeza y se alejó un paso en el mismo momento en que la prenda rozó su pelo. Pero no era eso lo que él quería que hiciera.
Con una mano, Louis cogió la tela y la lanzó a un rincón de la estancia; con la otra, le rodeó la nuca.
 
—No retrocedas jamás sin mi permiso.
 
—¿Vas a azotarme de nuevo? —le desafió él.
 
De ninguna manera proporcionaría a Harry la manera de deshacerse de él.
 
—Tiéndete sobre la cama. La espalda contra el colchón y las piernas separadas.
 
 
 
Aunque Harry no contuvo la respiración ni protestó, su sorpresa flotó en el tenso silencio. Él casi pudo leer los pensamientos que se arremolinaban en su mente mientras se preguntaba, preocupado, qué demonios iba a hacerle.
 
—Hazza, ¿algún problema? —Louis contuvo una sonrisa y cruzó los brazos.
 
Lentamente, Harry puso una rodilla sobre la cama y apoyó las manos para gatear hasta el centro. Tras una pausa, se giró hasta que su espalda quedó sobre la fría sábana. Él siseó ante aquella sensación inesperada y se arqueó ligeramente antes de acomodarse de nuevo.
¡Joder! Louis se maravilló del contraste entre el espeso pelo castaño y la seda negra, la pureza de su pálida piel. Aunque resultara increíble, se puso todavía más duro. Su miembro acabaría con la huella permanente de la cremallera si no se quitaba pronto el pantalón.
Harry respondía a todas las fantasías que habían rondado su mente durante todos esos años... e incluso las mejoraba. Cuando era un adolescente había sido un poco tímido. Jamás entendió por qué tenía tan poca confianza en sí mismo; para él  Harry era perfecto. Ahora, Hazza sabía quién era, no le daba miedo ser independiente. Era listo y misterioso... pero él lo conocía y sabía lo que sentía.
En ese momento, la temblorosa reticencia de Harry y la anticipación que le embargaba a él estaban a punto de dejarle sin respiración y de estrangularle la polla. ¡Joder! Sería mejor que se controlara, a ver si conseguía que el ruloso claudicara y le obedeciera, o se olvidaría de su propósito y haría cualquier cosa de las que estaba pensando para poseerlo.
Pero, como bien sabía, salvarle la vida era más importante que conseguir su corazón.
 
—No recordaba que tuvieras problemas para seguir las indicaciones, Hazza. No has completado la orden.
 
Él debía de estar tan cabreado como para escupir fuego por la boca, pero ocultó cualquier atisbo de cólera o desconfianza y accedió, separando lentamente los esbeltos muslos para revelar el interior de las rodillas, la cremosa piel del interior de los muslos... Más... poco a poco, hasta que la pequeña marca de nacimiento en su muslo izquierdo apareció en el lugar que él recordaba tan bien.
Una sensación de satisfacción le atravesó. Era cierto. No importaba lo que ocurriera, una parte de él siempre sería de Hazza, y él, suyo.
Por fin, él separó las piernas lo suficiente como para ver aquel paraíso rosado y apretado en el que él se moría por hundirse. El cielo y el orgasmo que le esperaban. Allí estaba su sitio. Conectado a su Hazza en cuerpo, alma y corazón.
 
Louis se acercó más y se tumbó en la cama. Con el corazón acelerado, rodó hasta él y apoyó la cabeza en una mano. Los reservados ojos claros de Hazza buscaron los suyos, diciéndole que se moría por saber lo que había planeado.
Podría hacer que se rindiera a sus caricias y, si jugaba duro —que era exactamente lo que pensaba hacer—, conseguiría que se dejara llevar lenta y dulcemente por un innegable deseo que lo dejaría sin respiración. Entonces se aferraría a él implorante mientras seguía cada una de sus órdenes para poder así alcanzar el placer una y otra vez.
Pero tenía que conseguir no sólo que se entregara a él, sino que quisiera renunciar a la misión. La pena le embargó y sintió el alocado deseo de rodearlo con los brazos, de apretar su cuerpo contra el suyo y simplemente abrazarlo hasta que perdiera toda la rigidez.
Pero no podía permitirse ese lujo.
Le puso la mano en la nuca y le alzó la cabeza hasta que fue él quien tuvo totalmente el mando, luego le cubrió la boca con un ávido beso. No se contuvo ni esperó su aceptación; se sumergió en sus labios por completo.
Al instante, el deseo invadió su vientre, arrasando sus buenas intenciones, haciéndose cada vez más profundo hasta consumirle. Al principio, se puso rígido y luchó contra él, pero se dio cuenta enseguida que la había colocado de tal manera que no podía moverse. Cuando Harry abrió la boca para respirar, Louis se zambulló de nuevo, casi famélico por él, con el cuerpo tenso y dolorido. Harry se aferró a sus hombros. Louis intentó forzarlo a apartar las manos. Pero en lugar de eso, y tras un momento de pausa, Harry le rodeó el cuello con los brazos, urgiéndole a acercarse y enredó su lengua con la de él con avidez.
A Louis le bajó un escalofrío por la espalda, seguido por una abrasadora excitación.
Su Hazza sabía a... a todo. A todo lo que él había querido durante años. A la esencia que había perseguido. Eso era lo que se había estado perdiendo: Harry.
Se hundió en su boca más profundamente, lamiéndolo, saboreándolo, poseyéndolo. Harry le reconocía y respondía frenético a cada una de las embestidas de su lengua mientras él le envolvía la cintura con un brazo y aplastaba su torso ardiente y desnudo contra el suyo. Deslizó una pierna entre las de él. Harry gimió cuando él friccionó el muslo contra su pene. La humedad de su polla cubrió la extremidad de Logan embutida en el pantalón de cuero, de manera que se deslizó contra él con más facilidad que si estuviera embadurnado de mantequilla derretida. Era jodidamente doloroso saber que él también le deseaba.
Por primera vez en más de una década, Louis se sintió bien.
¿Cómo demonios iba a conseguir que el ruloso abandonara la misión, sabiendo que si era así jamás volvería a verlo? Sabía que debería, pero ahora que lo tocaba, necesitaba más, al menos unos preciosos momentos más que recordar y saborear cuando desapareciera para siempre.
 
—Hazza, cariño... —murmuró contra sus labios suaves, tan dulces como ninguna otra cosa en el mundo—. Ábrete para mí.
 
Él lo hizo sin titubear, zambullendo la lengua en su boca otra vez y aferrándose a Louis como si le importara, como si fuera a morirse de hambre sin él.
El sentimiento era mutuo. Ya tendría tiempo más tarde para hacerle renunciar a la misión y conseguir que le odiara.
Se alzó ligeramente sobre Harry, sus labios y sus alientos todavía estaban entrelazados, y él saboreó cada roce. Le acarició la nuca con las palmas y deslizó los dedos por la delicada curva de la clavícula hasta extenderlos por el suave pecho. Entonces apresó un pectoral con la mano, frotándolo. El pezón le ardía contra la palma.
Quería sentirlo contra la lengua. Hazza gimió y se contoneó de manera frenética bajo él.
Disfrutó de un último beso profundo y le chupó los labios antes de besarle la piel ardiente, lamiendo la suave superficie sedosa que desearía explorar durante horas, días.
Harry le enterró los dedos en el pelo cuando se acercó a ese delicioso pezón rosado.
No pudo ignorar aquella silenciosa súplica. Sí, se suponía que era él quien estaba al mando, y sabía que aquello era una temeridad, pero ya se reafirmaría en su papel después de probarlo un par de veces...
Observo el masculino pecho como si fuera una ofrenda antes de mojar el brote enrojecido con la boca y pasar la lengua por la dura punta.
 
—Sí —jadeó el ruloso—. Louis, sí.
 
Al oírlo gemir su nombre, el deseo lo atravesó con más fuerza, endureciendo su miembro de una manera imposible. Harry se arqueó hacia él como si fuera a morirse si lo soltaba.
Le succionó el pezón profundamente en su boca hasta que pudo aplastarlo entre la lengua y el paladar mientras deslizaba la mano por su cuerpo para acariciar la dulce polla erecta.
¡Joder! Harry estaba muy duro. Empapado. Y era demasiado receptivo. Rezó para que le deseara al menos una décima parte de lo que él lo deseaba. Siguió bajando por sus nalgas y encontró la prieta entrada.  
Sumergió dos dedos en su interior, hundiéndolos hasta donde podía. Harry alzó las caderas bruscamente hacia él.
 
—Estás tan caliente, cariño. Me llenas de deseo. Y eres tan estrecho...
 
—Hace mucho tiempo —jadeó él.
 
«¿Mucho tiempo? ¿No estaba comprometido?»
 
—Abrete para mí, Hazza. Así... —Aparto la mano de entre las nalgas de Harry y deslizó la yema de los dedos entre el resbaladizo glande antes de frotarlos contra el pezón, luego lo volvió a capturar con la boca, paladeando su sabor. La dulzura inundó su lengua, haciendo que perdiera cualquier pizca de control.
¡Santo Dios!, lo necesitaba. Por completo. Quería pasar noches y días interminables a su lado, dentro de él. Si fuera suyo, lo mantendría constantemente duro, excitado y dispuesto para el placer que le proporcionaría.
Envuelto en el deseo, Louis deslizó los dedos por dentro del culo del ruloso, notando que este se tensó al rozar su entrada y contoneo el trasero para que se acercara más. Siguió tocándolo, dispuesto a hacer cualquier cosa para que le entregara su voluntad.
 
 
 
 
 
Ahogado en las sensaciones que lo recorrían de pies a cabeza, Harry apenas podía respirar.
Intentó coger aire, pero no era suficiente. Tenía la cabeza en una nube, y lo inundaba el olor a hombre, a especias, a tierra. Louis exudaba testosterona que narcotizaba sus sentidos. Él le siguió en cada movimiento, cada vez más alto, con la respiración jadeante y la sangre agitada, con el cuerpo en llamas.
Santo Dios, tenía que detener eso, y aun así... Las caricias de Louis lo hacían sentir no sólo poderosamente caliente, sino deseado de una manera que no había experimentado desde la última vez que él lo abrazó.
Mientras Louis deslizaba los dedos otra vez por su entrada, contuvo el aliento, esperando. La euforia y la necesidad habían formado una bola de fuego entre sus muslos. Cuando él le rozó el glande con la otra mano, él se acercó peligrosamente al límite.
Por lo general, él era un profesional capaz de esconder sus emociones, pero Louis lo desnudaba por completo. ¿Por qué Louis? ¿Por qué era capaz de llegar a él de una manera que no conseguía ningún otro hombre?
Era demasiado complicado descifrarlo y dejo de intentarlo al tiempo que se alzaba hacia él.
 
—Louis, por favor.
 
Él gruñó contra su pezón.
 
—Voy a excitarte sin piedad, Hazza. Te llevaré al límite una y otra vez. Cuando ya no lo resistas más me limitaré a acariciarte la polla con los dedos, con la lengua, llevándote cada vez más arriba, hasta que enloquezcas de placer. Y, cuando creas que no puedes soportarlo más, te llenaré con cada centímetro de mi polla, hasta que eso sea todo lo que puedas sentir y ver. Será un paseo duro y salvaje... la primera vez.
 
Él tomó aliento contra la piel húmeda de su cuello como si quisiera aspirarla. En ningún momento dejó de frotarle despacio la polla, aumentando y disminuyendo la velocidad que sólo provocaron en él una anhelante excitación. Harry apretó los pies contra el colchón, separando más las piernas y se contoneó en silencio, arqueándose y ofreciéndose a Louis.
 
—Después me deslizaré otra vez en tu interior y volveré a dejarte sin aliento, haciéndote jadear mientras este dulce agujero me apresa con fuerza. Una y otra vez. Y, aun así, no me detendré.
 
Con cada palabra él lo dejaba sin respiración y le resultaba más difícil coger aire. Hacía que quisiera olvidarse del doloroso pasado común, de su prometido, de la peligrosa misión, y hundirse en el placer que sabía que podría proporcionarle, en esa conexión que sólo había sentido con él. El deseo lo atravesó como un tren a punto de descarrilar, difuminando su resistencia y buenas intenciones. Puede que aquello fuera incorrecto, pero era tan bueno...
Cuando la boca de Louis apresó de nuevo la suya, cedió a su beso. Pero él no sólo entraba en su boca, sino que vencía y destruía. Poseía.
Harry se entregó, ávido y hambriento, se ofreció por completo y le exigió más. Mientras, él seguía frotándole el pene, jugueteando, rozándolo y volviéndolo más sensible. La excitación serpenteó apremiante por su vientre.
 
—Eres tan bueno. —Louis rozó la sombra oscura de la barba sobre el receptivo pezón.
 
Un millón de escalofríos lo atravesaron en cascada. Jadeó su nombre y se aferró a él con todas sus fuerzas, perdido en las sensaciones.
 
—Así, así —murmuró él—. Estás a punto de correrte por mí, Hazza. Espera mi orden. Voy a hacerte alcanzar el mejor orgasmo que hayas tenido nunca, cariño.
 
Era cierto. ¡Oh, Dios! Lo anhelaba con todas sus fuerzas. Cada nervio de su cuerpo temblaba de anticipación. Se estremeció conteniendo el aliento, dispuesto a entregarle lo que le pidiera; todo, si satisfacía esa necesidad.
Pero si se lo permitía, ¿no sería traicionar a Brad? ¿Cuánto más podría Louis exprimir su cuerpo doce años después? ¿Qué parte de su alma capturaría ahora? Harry había bromeado con él en el instituto diciéndole que si alguien le daba la mano, él tomaría todo el brazo. Nada había cambiado... Sólo que ahora Louis era más poderoso.
Sólo una hora juntos y ya estaba a punto de entregarse a él por completo. A pesar de lo mucho que lo deseaba su cuerpo, necesitaba que fuera otra la persona que lo entrenara para poder enfrentarse con éxito a su primera misión secreta y salvar a su amigo.
Cerró los ojos, aspiró temblorosamente y pronunció aquella palabra esperando no arrepentirse.
 
—Romeo.
Emmelie
Emmelie


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Mensaje por ValeeS Dom 29 Sep 2013, 6:45 pm

MIERDA ME PUSE A GRITAR CUANDO DIJO ROMEOOO JKDSFGJSD TIENES QUE SEGUIRLA BESOS:3
ValeeS
ValeeS


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