Me perteneces (Larry)

por **Emmelie** Miér 11 Sep 2013, 8:15 pm

Nombre: Me perteneces

Adaptación: Del libro original Me Perteneces de La autora Shayla Black

Género: Hot, Romántica, Drama y Acción

Advertencias: Escenas de sexo homosexual explícitas, erotismo, violencia y accion (al estilo del FBI y todo eso...)

Otras paginas: Tumblr

Epilogo

El estaba de incógnito en una investigación que le venía muy grande...

Cuando el agente compañero del analista del FBI Harry Styles y su mejor amigo desaparecen en medio de una investigación sobre temas sexuales, Harry se infiltra de incógnito como sumiso en el Dominium, un club de BDSM en Londres. Pero es imposible que un hombre pueda dominar a alguien con el carácter de Harry... hasta que un peligroso y tenso Dominante asume el control y deja a Harry con el corazón desbocado con sólo una mirada. Y lo peor de todo, es que ese mismo Dominante fue el que le robó la inocencia a Harry años atrás y él único al que nunca se someterá.

Él lo tenía todo bajo control... hasta que volvió a enamorarse de él.

El Navy Seal Louis Tomlinson tuvo que renunciar a la hombre que amaba para salvarle la vida. Sabe que Harry nunca le perdonará, pero también sabe que posee los conocimientos y el control necesarios para someter los miedos del joven y guiarlo por un desconocido mundo lleno de placer y dolor. Además, también puede protegerlo en la peligrosa misión en la que él está inmerso. Y, aunque él no para de decirle que, una vez que la misión termine, cada uno seguirá su camino, Louis está decidido a que sea suyo de nuevo.... y esta vez no lo dejará marchar.

por **Ma_asu** Jue 12 Sep 2013, 8:32 am

Holaa nueva lectora me ha encantado el epìlogo, es genial espero que la sigas pronto :ilusion:

por **Emmelie** Jue 12 Sep 2013, 7:37 pm

Ma_asu escribió:Holaa nueva lectora me ha encantado el epìlogo, es genial espero que la sigas pronto :ilusion:

HOLA! ahora la sigo :P
besos bye

por **Emmelie** Jue 12 Sep 2013, 8:59 pm

CAPÍTULO 01

Club Dominium, Londres, jueves por la tarde.

«¡Zas!»

Louis Tomlinson azotó las enrojecidas nalgas del sumiso siguiendo el ritmo de la vieja canción de Depeche Mode*(https://www.youtube.com/watch?v=Fy7FzXLin7o) que resonaba en la mazmorra del Club Dominium. Con los dientes apretados, alzó la mano y la dejó caer.

El sumiso jadeó, pero le ofreció su trasero. ¡Oh, sí! A Collin le gustaban el dolor y el castigo, por eso frecuentaba aquel club de BDSM. Pero a lo largo de las últimas dos horas había demostrado que su actitud no era tan sumisa como su cuerpo. Aunque si le daba un poco más de tiempo, él conseguiría cambiar por completo aquella disposición.

El joven tenía la espalda cubierta de sudor y se le habían soltado algunos mechones negros que se le pegaban al cuello húmedo. Tenía la cabeza caída entre los brazos extendidos. Louis dio un paso atrás y la observó contorsionarse todo lo que le permitían las ataduras. Su sexo chorreaba, húmedo y erecto.

—¡Más! —exigió él.

Él se inclinó para susurrarle al oído.

—No aprendes, sumiso. ¿Quién manda aquí?

—Pero lo necesito —lloriqueó.

—Lo que necesitas es disciplina, por eso estás aquí conmigo. Dices que quieres aprender a complacer al que será tu amo algún día, pero no te esfuerzas por conseguirlo. Creo que sólo quieres obtener esa pizca de dolor que hace más intensos tus orgasmos y que todo lo demás te importa una mierda.

—Eso no es cierto. ¡No seas idiota!

«¡Zas!»

—Eres demasiado irrespetuoso, sumiso. ¿Cómo debes dirigirte a mí?

—Señor —Él contuvo el aliento—. Lo siento, Señor. Estoy muy excitado. Me ha llevado una y otra vez hasta el límite...

—Han sido sólo treinta minutos —la interrumpió él—. Y tu obligación es llegar al límite tantas veces como yo desee, acatar mis órdenes con honradez, dignidad... y absoluto silencio.

Collin inclinó la cabeza. Louis movió los hombros, estirando el cuello; dejó pasar el tiempo mientras tomaba un sorbo de agua. Él sumiso iba a tener que decidir qué era más importante, si alcanzar la meta a largo plazo o su necesidad de alcanzar el orgasmo de inmediato.

Le oyó sollozar, luego respiró hondo y se contuvo.

—Sí, Señor. Tiene razón, Señor. Lo siento.

¡Joder! Por fin progresaban un poco esa tarde.

—Pero... —continuó él con un gemido—, me resultaría más fácil someterme si antes me diera lo que necesito.

«Vuelta a empezar.»

Detrás de él, Louis meneó la cabeza con desagrado y rodeó lentamente al sumiso. Se dobló por la cintura para que él pudiera verle la cara. Collin reclamaba su orgasmo como un niño un caramelo. Iba a costarle mucho entrenarlo para que llegara a ser una sumiso decente. Se preguntó por un instante si sería divertido dedicar a ello las dos semanas que duraría su permiso. Desde luego tiempo iba a sobrarle; lo único que tenía que hacer hasta reincorporarse a su unidad era asistir a la renovación de votos matrimoniales de su hermano mayor.

Le agarró el húmedo cabello y tiró hasta que él alzó la cabeza. Tenía los ojos azules y vidriosos.

—Esto no funciona así. Te lo he explicado antes de empezar. Y sé que también te lo han dicho los otros hombres. Conseguirás antes lo que quieres si muestras respeto y sumisión.

—Sí, Señor. Es sólo que... Estoy tan excitado que no puedo pensar. Hablo antes de que mi cerebro decida qué es lo que debo, o no, decir.

Además, el propia Collin admitía que no era capaz de dominarse. Desde que llegó al Dominium había pasado de Amo en Amo; pocos querían enfrentarse a un reto semejante. A Louis no le importaba; de hecho, apreciaba el desafío.

—Vas a tener que aprender a contenerte.

Él se mordió los labios.

—Lo intento, Señor.

—No lo suficiente. Sabes que tengo que castigarte.

Pareció como si su cuerpo se recuperara.

—¡Sí, Señor!

Louis la rodeó con rapidez y volvió a zurrarle el trasero. —No te correrás a menos que yo te lo diga. ÉL dejó caer la cabeza al ver disolverse sus esperanzas, pero guardó un bendito silencio.

Él se dio la vuelta y rebuscó en un cajón cercano hasta dar con lo que necesitaba. Un par de pinzas para pezones y un vibrador en forma de tapón. Sacó ambos objetos del envase; limpió el vibrador y colocó las pilas al control remoto. Tras pellizcarle con fuerza cada pezón, le puso las pinzas. El sumiso no necesitaba demasiada preparación para aquello; sus pezones ya estaban tiesos y rojos.

El joven gimió e intentó clavar las uñas en la esterilla que tenía debajo. Estaba claro que a ese chico le gustaba el dolor y a Louis no le importaba proporcionárselo.

Al final, se inclinó detrás de él y le introdujo el tapón en el anegado ano, que se contrajo con fuerza en torno a él. Sin duda, lo que tenía pensado iba a resultar duro para él.

Puso en marcha el vibrador.

Collin contuvo el aliento. Apretó los puños y contoneó el trasero, pero no obtuvo la fricción necesaria para alcanzar el orgasmo puesto que él le había atado las piernas a una barra separadora, asegurándose así de que no podría menearse demasiado. Collin gimió cuando fue consciente de ello.

—Silencio. Acepta tu castigo. No te mereces el orgasmo. Ni te lo merecerás en un buen rato.

Él aguantó. Aunque no se mantuvo en silencio absoluto; no era su estilo. Le escuchó maldecir por lo bajo o morderse los labios. Louis observó que su piel estaba cada vez más roja, que su respiración era más jadeante, que su deseo era más intenso. Le pasó la mano por la espalda y notó cómo se estremecía, cómo se rendía.

Y, por fin, él sintió algo.

Louis cerró los ojos y respiró hondo, haciendo crecer la incertidumbre del joven y, con ello, su nerviosismo, su temblorosa necesidad. Él se recreó en el aliento entrecortado, los tensos gemidos y el intenso olor a deseo. Cuando conseguía que un hombre se sometiera, que se abriera a él hasta el alma, cuando lograba que expusiera su yo más elemental, entonces por fin sentía algo más que el deber, la cólera y el impotente vacío.

Su excitación creció. La sangre inundó su erección, endureciéndola hasta que la sensación resultó casi dolorosa. Perfecto.

Bueno, tan perfecto como podía ser.

—¡Señor! —El grito del sumiso traspasó la neblina que le envolvía, haciendo crecer todavía más su excitación.

Él abrió los ojos y se desplazó hasta colocarse frente a él para que sus miradas se fusionaran. ¡Joder! El salvaje ritmo de la respiración del joven, las dilatadas pupilas y las rojas mejillas le dijeron que él estaba cerca no sólo de alcanzar el orgasmo, sino de su punto límite.

—Collin... —le advirtió, presionando el botón del control remoto del tapón para reducir la vibración—. No te corras.

En esta ocasión, él dio un respingo, pero no protestó.

—Lo siento, Señor. —Jadeaba y tenía inclinada la cabeza en un gesto de absoluta sumisión—. ¿Cómo puedo complacerle?

Él sonrió.

«Por fin... una señal de rendición.»

—¿Puedo ofrecerle mi boca? —Le temblaba la voz—. ¿Mi culo?

Técnicamente era lo que debía decir, pero el ofrecimiento le dejó frío.

—No.

—Quiero complacerle.

Una mirada al ruborizado rostro del joven indicó a Louis que, por una vez, él decía la verdad. Se tranquilizó.

—Observarte, verte tan masculino y sumiso a pesar de lo cerca que estás de alcanzar el orgasmo, ya me da placer. Pero voy a pedirte que me complazcas todavía un poco más.

—Sí —contuvo el aliento—, S-Señor.

Louis se dejó caer de rodillas al lado del joven y le rodeó la cintura con un brazo al tiempo que presionaba la mejilla contra su espalda. Luego le puso la mano sobre el sexo.

—Me gusta llevarte al límite. Verte estremecer por las punzadas de dolor que te he proporcionado, embargada por un deseo cada vez más intenso. Dame más. Así es cómo me complacerás.

Cada centímetro de la piel masculina estaba brillante de rubor. Louis sabía que le había tenido al borde del orgasmo durante mucho más tiempo del que debía. Una parte de él susurraba que tenía que correr ese riesgo innecesario y disfrutar aquel delicioso revuelo aunque fueran sólo unos minutos más. Bien sabía Dios que él se había ganado a pulso un poco de tortura sexual al haberle desafiado.

Pero la obligación de un sumiso era ofrecerse a quien le sometía. Y, mientras se deleitaba con aquellas profundas emociones, Louis no podía negar que estaba satisfecho. Él había reprimido su descaro... al menos de momento.

Por otro lado, la obligación de un Amo era darle a su sumiso lo que él necesitaba y Collin necesitaba correrse.

Se puso en pie, se dirigió a la puerta y marcó el código de seguridad. Al instante, la puerta se abrió con un «clic» y entró su amigo Zayn, al que consideraba su «equipo de apoyo».

—¿Está preparado?

Logan lanzó una mirada a el sumiso.

—Casi. Dame treinta segundos más.

Se acercó a Collin y se arrodilló a su lado.

—¿Estás preparado para que te follen? —le susurró al oído—. Piensa muy bien tu respuesta.

Cuando él le hizo la misma pregunta sólo unas horas antes, él otro había respondido de manera impertinente, como si mereciera el placer. Entonces, él lo desató y lo dejó solo en la mazmorra mientras almorzaba; permitiendo que su cuerpo se enfriara por completo antes de comenzar a excitarlo otra vez.

Ahora, Collin apartó la mirada con respeto.

—Si le complace, Señor. Me ofrezco para proporcionarle placer.

Zayn soltó un bufido. Louis le lanzó una mirada reprobadora. Quizá debería follar al sumiso. Quizá disfrutaría. Aunque lo más probable es que resultara como siempre. Después, se sentiría abrumadoramente vacío y consciente de todos los putos errores que le habían llevado a esa despreciable y vacía vida sexual.

—Gracias, pequeño. —Le acarició el hombro mientras la música retumbaba a su alrededor. Entonces deslizó la mano bajo el cuerpo masculino y pasó el dedo por el glande —. Me daría placer que te corrieras para mí. Ahora.

Él emitió un gritito de sorpresa y contuvo la respiración.

—Sí, Señor.

Trazó otro ligero círculo sobre el duro brote y el cuerpo de Collin comenzó a temblar y a convulsionarse. El nudo de nervios comenzó a latir bajo sus dedos mientras los gritos del joven resonaban en sus oídos. Él se regocijó en aquella encantadora tormenta de emociones e intentó dejarse llevar por ella. ¡Santo Dios! Necesitaba desesperadamente sentir algo.

En cuanto el orgasmo se apaciguó, retiró el vibrador y la besó en el hombro.

—Ha sido hermoso. Me gustaría ver cómo te follan.

Él chico se quedó paralizado.

—¿Ver, Señor? Esperaba... Sí, Señor.

Louis notó la decepción en su voz. Así que quería tenerle en su lista, como la mayoría de sumisos que frecuentaban el club, Collin quería que fuera con él con el que finalmente follara. Su celibato se había convertido en un reto que esas hombres querían vencer. Sus razones para ser célibe eran sólo suyas. No le debía explicaciones a nadie, ni siquiera a su rígida polla.

—Sabías lo que ocurriría cuando entraste en la mazmorra. Te lo expliqué con precisión y tú estuviste de acuerdo. Si has cambiado de idea, usa tu palabra segura y lo dejamos ahora mismo.

El sumiso alzó la cabeza de golpe.

—¡No, Señor! Si le complace mirar, entonces me sentiré satisfecho follando con otro. Por favor, me duele...

No, no estaba exactamente complacido pero, a la larga, follarlo él mismo le desagradaría. Y después, sin poder evitarlo, acabaría haciendo daño a ese joven, lo que sólo haría que se sintiera peor. Siempre era igual.

—Muy bien —murmuró—. ¿Zayn?

Cuando Louis se dio la vuelta, su amigo ya se había deshecho de la ropa y cubierto con un condón el enorme miembro que tan buenos ratos proporcionaba a los chicos. Zayn rodeó a Collin con pasos silenciosos hasta que se inclinó ante su rostro.

—Voy a encargarme de ti. ¿Has entendido?

El sumiso asintió con la cabeza manteniendo la mirada baja en todo momento, pero su cuerpo vibraba de excitación.

—Sí, Señor.

—Complacerás al Amo Louis sometiéndote ahora a mí.

—He entendido.

—Buen chico. —Zayn le acarició la espalda, las nalgas. Luego la ayudó a ponerse en pie y la condujo a un banco de azotes, donde le inmovilizó las muñecas con unas esposas fijas y los tobillos con unas anillas, retirando después la barra separadora. Sumergió dos dedos en su ano mientras con la otra mano le azotaba el trasero ya rosado. Él chico contuvo la respiración.

Collin volvió a excitarse con rapidez y Zayn no vaciló. La aferró por las caderas, situó la erección, y la penetró de golpe. Él clavó las uñas en el banco y gritó al sentirse colmado. Mientras Zayn embestía una y otra vez, volvió a correrse.

El trabajo de Louis había terminado.El sumiso estaba en las mejores manos posibles. Zayn le proporcionaría lo que necesitaba durante y después del sexo.

Tras acariciar con suavidad el pelo de Collin, se dio la vuelta y se marchó. Ya en el pasillo respiró hondo antes de encaminarse al vestíbulo, en dirección a los vestuarios del club. Cuando giró el grifo para que saliera el agua caliente, le temblaba la mano.

¡Maldita sea! La falta de contención de Collin no sólo se reflejaba en el mismo. Las emociones del joven le habían afectado también a él, se habían acumulado en su interior hasta sobrepasarle. Su miedo, sus sensaciones, su deseo, su temblorosa avaricia le habían envuelto y él había absorbido cada gota. Un sumiso como Collin era la razón de ser de un Amo.

Se desnudó para introducirse en el envolvente y cálido vapor de la ducha. No era estúpido; sabía de sobra que los psicólogos se lo pasarían pipa con él si alguna vez se confesaba. ¡Joder! No pensaba ir a ninguno. Así le iba bien, desconectaba las emociones cuando trabajaba. Los SEALs tenían que ser fríos y lógicos en sus misiones. Cuando las emociones se entrometían, la gente moría.

En su vida personal, sin embargo, estaba jodido. Vivía a costa de lo que sustraía a hombres como Collin. Recordaba la época del instituto, cuando todo lo que había robado era una mirada, un beso; entonces le desbordaban de tal manera los pensamientos y sentimientos que casi no podía manejarlos. Pero eso había sido antes de... «No, no pienses en él».

Y aún así, una vez que él se abrió paso por un instante en su mente, fue incapaz de detenerse. Deslizó los dedos por el interior del muslo izquierdo y acarició el pequeño tatuaje con la inicial H, «su Hazza». Como siempre, el deseo le atravesó. Y, de repente, necesitó desesperadamente correrse.

Con la misma desesperación con la que sabía que jamás volvería a sentir nada parecido a aquello.

Contuvo esos pensamientos y arrancó la mano del tatuaje para enjabonarse las palmas. Sería mejor que se diera prisa antes de que sus pensamientos se adueñaran de su voluntad.

Respiró hondo, cerró los ojos y se abstrajo de todo salvo de la manera en que Collin se había sometido a él hacía unos minutos. Metió la cabeza bajo el chorro de agua y se ocupó de su miembro.

Al primer roce, notó rápidos escalofríos en la ingle que le subieron por la espalda. Evocó recuerdos del sumiso y de sus gemidos. El olor de su excitación seguía impreso en sus fosas nasales. Sus temblorosas súplicas le habían excitado. El deseo ardía lentamente en su vientre y las caricias en el pene hacían crecer más las llamas.

La salvaje necesidad en los ojos de Collin le había hecho sentir una pesada euforia. Empapándose de ello, movió la mano rítmicamente, pasando de manera esporádica el pulgar por el sensible glande. El fuego le hacía arder los testículos y estaba cada vez más duro. Notaba un cosquilleo en la base de la columna.

La parte que deseaba recordar era cuando él se ofrecía y le decía que lo follara. Habían pasado más de cinco años desde que se sintió rodeado por la sedosa opresión del agujero de un hombre, pero nada había cambiado desde entonces. No tenía razón para pensar que estar con Collin supondría alguna diferencia; el aplastante vacío y la decepción le inundarían en el momento en el que se disolviera el orgasmo. Él hombre en cuestión siempre se daba cuenta y acababa sin riéndose inadecuado o enfadado. El sexo había sido siempre así cada vez que había estado con alguien después de...

¡No! ¡Maldición! No podía pensar en él. Tenía que concentrarse en Collin, en sus labios hinchados suplicando aquel orgasmo que anhelaba con cada fibra de su ser; en sus ruegos, repletos de ansiosa tensión; en la excitación; en la necesidad que él tenía de correrse.

Louis movió la mano con más rapidez. Resultó hermoso una vez que hubo reprimido su descaro y estuvo dispuesto a mantener bajo control su rugiente deseo sólo por complacerle. Y, cuando él le ordenó dejarse llevar por el orgasmo, la pura alegría de la experiencia fue completamente intoxicante. Él absorbió la hormigueante adrenalina. Intentó recordar el cataclismo que le inundó.

Pero... ¡no podía!

Movió la mano más rápido hasta que el brazo comenzó a dolerle. El orgasmo estaba allí, lo rozaba con la yema de los dedos, pero no pasaba lo que debería. Y no simuló no saber por qué.

¡Joder! ¿Por qué no podía olvidarse de él tras doce putos años? Todavía le inundaban los recuerdos. Sus dulces y exuberantes labios cuando le miraba esbozando una tímida sonrisa. La evidente vulnerabilidad en su temblorosa barbilla, los enormes y brillantes ojos claros cuando le confesó que era la primera vez. Saber que había sido el primer hombre en besar la suave curva de su cuello, sentido el rosado pezón contra la lengua, aceptado con embeleso el dulce sabor de su miel, escuchado el gemido sorprendido de su primer orgasmo...

La tensión le retorcía las entrañas mientras el agua seguía cayendo sobre su espalda. Deslizó la palma de arriba abajo por su hambrienta polla al tiempo que esos recuerdos le inundaban por completo. La confianza que mostraban sus ojos cuando le separó los muslos vírgenes, la manera en que le había susurrado que le amaba, la inocencia con que le miró cuando se introdujo en su cuerpo por primera vez.

Por única vez.

«Mi Hazza.»

Siguió acariciándose como un hombre poseído y, a la vez, se frotó de nuevo el tatuaje. No podía verlo ni sentirlo, pero lo llevaba allí para recordarlo. Le imaginó tal y como había estado aquella tarde de primavera, recostado bajo él, con los ojos muy abiertos, con sorprendido deseo, clavándole las uñas en los hombros. Los testículos le ardían ahora de necesidad, duros como piedras. El orgasmo recorrió sus venas hasta que explotó, haciéndole soltar un espeso chorro de semen sobre los azulejos negros del suelo de la ducha.

A los pocos segundos, la sensación se disolvió. Louis jadeó y mantuvo el equilibro apoyando una palma contra la pared a la vez que soltaba la menguante erección. El palpitar de su corazón se sosegó.

Y una vez más se sintió igual de patético que siempre, porque sólo podía correrse pensando en un chico que, seguramente, se había olvidado de él hacía mucho tiempo. Un muchacho —ahora ya hombre— al que jamás podría volver a tocar.

La sensación de aversión hacia sí mismo había comenzado a succionar el placer del orgasmo cuando escuchó un golpe. ¡Maldición! Era Zayn. Louis quería ignorarle, pero había dejado a Collin en sus manos; debía asegurarse de que estaba bien.

Cerró el grifo, cogió bruscamente la toalla y se la envolvió alrededor de la cintura.

—¿Qué quieres?

—¿Todavía tienes que tocarte el tatuaje para correrte?

¡Maldito fuera! Odiaba que Zayn le conociera tan bien.

—Bésame el culo.

—Ni hablar, jamás va a interesarme hacer eso con tu culo —gritó Zayn a través de la puerta—. ¿Estás visible? No quiero ver tus atributos.

Como si nunca le hubiera visto desnudo en el transcurso de una escena... Lo que, por cierto, explicaba por qué Zayn sabía lo de su tatuaje.

Louis puso los ojos en blanco.

—Si no te gusta, no mires.

Zayn abrió la puerta con la bronceada piel de las mejillas enrojecida y el cabello despeinado. Pareció aliviado al ver que estaba cubierto con la toalla.

—Collin está bien. Saciado, mimado y acomodado.

Louis se dio la vuelta satisfecho, esperando que su amigo se diera por aludido.

No lo hizo. Zayn cruzó los brazos y esbozó una amplia y arrogante sonrisa mientras le miraba impaciente. ¡Mierda! Louis suspiró. —Gracias por ocuparte de él.

—Tras haber currado en un club de BDSM donde mi trabajo consistía en satisfacer a hombres como él, es fácil. Y, a diferencia de esos otros hombres, no actuó como si le importara lo que ocurriera luego, lo que no deja de ser agradable. —Zayn se encogió de hombros—. No tiene importancia. De hecho, debería darte las gracias por haberlo entrenado tan bien. Tuve que detenerme en dos ocasiones para retardar su orgasmo. Él chico todavía no tiene demasiado autocontrol.

Un problema que solucionaría otro día. Puede que si dejaba caer la toalla, Zayn se fuera.

Louis la soltó y ésta cayó al suelo mientras él se estiraba para coger los pantalones.

—¡Eh, tío! —Louis pudo ver en el espejo que Zayn se daba la vuelta—. La próxima vez, avísame, ¿vale?

Se puso los pantalones bruscamente y cerró la cremallera. Se encogió de hombros.

—Has sido tú el que ha insistido en colarse en mi vestuario. Te lo merecías.

—Yo sólo soy el mensajero. Me ha enviado Thorpe a decirte que quiere verte.

Mitchell Thorpe. Logan contuvo una maldición, esperando que el dueño del Dominium no fuera a darle la murga para que presionara a Collin con más dureza; Thorpe estaba obsesionado con él. Le importaba demasiado para su gusto. Quizá alguna otro sumiso, tan difícil de domar como éste, le había abandonado hacía tiempo.

—¿Para qué?

—No lo sé. Ha llamado a todos los Amos. Supongo que tiene que ver con que el FBI esté aquí. —Zayn le dio una palmada en la espalda—. Bienvenido

por **@Daniela1D** Dom 15 Sep 2013, 7:17 am

Oh Me Encanta Nueva Lectora Por Favor Síguela

por **Vero-Nika** Lun 16 Sep 2013, 7:29 pm

It´s so good..... a xq se hacia la gringa jajajjaja esta muy buena!! seguilaaa.

Chicas!! Por favor, se pasan por mi nueva novela larry y me dicen q opinan?? Gracias

por **FUTURESTYLES** Mar 17 Sep 2013, 2:36 pm

nueva lectora!!! siguela la ame es tan ywueyrwueetyw grrrrr.... bueno ya me entiendes jaja siguela!!!

por **LuciaHoranAvoletta** Mar 17 Sep 2013, 7:34 pm

HOLA! :eaea:

VENGO DE "AMOR DEL MAESTRO"

GRACIAS POR PASARME EL LINK!!

DE VERDAD ESTA MUY BUENA ME ENCANTA!

YA ME TIENES ENGANCHADA ASI QUE ALA SIGUELA GUAPA

BESITOS VIRTUALES PA TI!

:bye:

por **LuciaHoranAvoletta** Jue 19 Sep 2013, 1:30 pm

POR FAVOR DIME QUE LA VAS A SEGUIR!!

SIGUELA POR FAVOR!!

SIGUELA!

BESITOS VIRTUALES

:bye: :eaea:

por **Emmelie** Sáb 21 Sep 2013, 9:06 pm

@Daniela1D escribió:Oh Me Encanta Nueva Lectora Por Favor Síguela

Graciias y ahora la sigo :P

por **Emmelie** Sáb 21 Sep 2013, 9:17 pm

Vero-Nika escribió:It´s so good..... a xq se hacia la gringa jajajjaja esta muy buena!! seguilaaa.

Chicas!! Por favor, se pasan por mi nueva novela larry y me dicen q opinan?? Gracias

A mi tambien se me sale lo gringa hhahaaa:sir:
ahora la sigo y muchas gracias
besos :P

por **Emmelie** Sáb 21 Sep 2013, 9:20 pm

FUTURESTYLES escribió:nueva lectora!!! siguela la ame es tan ywueyrwueetyw grrrrr.... bueno ya me entiendes jaja siguela!!!

HOLAA! new reader :enamorado:
yep es demasiado hot hasta me sonrojo con solo escribirla :amor:
ahora la sigoo
besitoss!

por **Emmelie** Sáb 21 Sep 2013, 9:26 pm

LuciaHoranAvoletta escribió:
POR FAVOR DIME QUE LA VAS A SEGUIR!!
SIGUELA POR FAVOR!!
SIGUELA!
SIGUELA!
SIGUELA!
BESITOS VIRTUALES
:bye: :eaea:

HOLAAAAAA! que buenooo que aun sigas leyendo mis noves :corre:
perdon la ausencia pero me quede sin Internet por UNA SEMANA hahaha:lloro:
y obviamente no pude subir
y no te preocupes que ahora subo doble capi
me alegra que te guste :enamorado: :omg: :ilusion:
muuuuchos besos y abrazos virtuales!

por **Emmelie** Sáb 21 Sep 2013, 9:36 pm

Capitulo 2

—¡Espero que me hayas sacado de la ducha por una buena...! —Louis se interrumpió cuando Mitchell Thorpe le miró fríamente con sus ojos grises antes de descorrer de golpe la cortina negra que cubría el espejo de doble cara. Se quedó boquiabierto—. ¡Oh, Santo Dios!

A su alrededor, otra media docena de Amos parecían tan sorprendidos como él.

—Sí, he pensado que él captaría vuestra atención —dijo Thorpe arrastrando las palabras.

Completamente. Louis clavó la mirada con avidez en la elegante línea de la espalda de aquel joven, interrumpida por una camiseta deportiva de color gris. Aunque el ajustado boxer negro apenas cubría las exuberantes curvas de su trasero, aquella beldad llevaba demasiada ropa para el papel que interpretaba, estaba arrodillado en el suelo, con las piernas separadas, en una pose sumisa.

«¡Santo Dios!»

Se frotó la mandíbula. No notó la barba incipiente que le raspó los dedos; sus sensaciones se habían concentrado mucho más abajo, justo detrás de la cremallera de los pantalones a pesar del orgasmo que había disfrutado hacía tan sólo quince minutos. El deseo le atravesó provocándole un estremecimiento. Por primera vez en años no sólo deseaba a un hombre, se moría por él. Intentó tranquilizarse de alguna manera; cogió una botella de agua de una nevera cercana y vació la mitad de un solo trago.

Thorpe se aclaró la voz; era evidente que esperaba algún comentario por su parte. Louis se obligó a mirar al dueño del club a pesar de que las palabras giraban sin control en su mente. Finalmente se decidió por algo objetivo.

—Con ese culo y ese pelo rebelde, desde luego tiene toda mi atención.

Puede que se sintiera atraído por los rulosos desde siempre, pero no era sólo eso lo que provocaba que el hombre allí arrodillado estuviera a punto de hacer estallar la bragueta. Era también esa piel marfileña, que apostaría lo que fuera a que sería suave y se enrojecería a conciencia tras una buena zurra. Era la innegable masculinidad que rezumaba desde el delgado cuello que quedaba al descubierto, hasta la sensual forma de su torso. Sí, lo deseaba de una manera que no había deseado a nadie en años; voraz, depravado e insaciable. Lo anhelaba por completo. Quería penetrarlo, poseerlo, subyugarlo. Cada instante que lo miraba, crecía el deseo. Tragó saliva.

Un desconocido en vaqueros, al que calculó algo más de treinta años, era quien le daba órdenes. No podía escuchar sus palabras a través del cristal. Sin duda no era muy hábil leyendo los labios, pero creyó entender que el tipo le decía que inclinara la cabeza. El físico del hombre era lo suficientemente poderoso como para poderlo someter a voluntad, sin embargo parecía faltarle un poco de carácter.

—¿Su Amo lo tiene sometido? —Louis se terminó el resto de la botella de agua, preguntándose quién sería el tipo del otro lado del cristal sobre el que acababa de hacer un chiste.

Thorpe suspiró.

—Todavía no. Y tiene que hacerlo. Los dos son agentes del FBI entrenándose para una misión secreta con la que pretenden descubrir una red sexual y rescatar a otro agente. Llevan en una mazmorra con Liam casi una semana, pero no hemos conseguido nada.

—No me queda más remedio que ser honesto: es desesperante —suspiró Liam, otro Amo socio del club.

Fue en ese instante cuando supo por qué Thorpe había convocado a todos los Amos del club: tenía la esperanza de que alguno de ellos pudiera entrenar al delicioso ruloso de la estancia de al lado. Sí, él seguía arrodillado a los pies del otro hombre, pero tenía los brazos frente a su pecho. El movimiento de su cuerpo y las sacudidas de su cabeza indicaban que estaba echando un buen rapapolvo a su Amo. Sonrió.

De repente se sintió muy feliz de haber recalado en Londres en vez de en Tyler durante el permiso. Le encantaba trabajar en la Marina, pero las constantes misiones en el Tercer Mundo no le dejaban demasiado tiempo libre. Sin embargo, después de lo que vio el día anterior, había necesitado desfogarse de alguna manera. Mientras desayunaba con su padre, leyó el anuncio de determinado compromiso en el Tyler Morning Telegraph. Aquello le había dejado destrozado. Él se iba a casar con Brad Thompson. Cada músculo de su cuerpo se tensaba al pensar que aquel gilipollas lo tocaría y sería el padre de sus hijos.

—¿Te atreves a intentarlo? —susurró Zayn, arqueando una ceja.

Thorpe, Liam y los demás Amos lo miraron.

Louis bajó la mirada y se dio cuenta de que acababa de aplastar la botella con la mano. Masculló una maldición y la tiró a la papelera, luego se centró en la escena del otro lado del cristal.

—No se somete a él y nunca lo hará.

—Ahí es donde entra uno de vosotros. Liam está de acuerdo en entrenar al agente York, pero eso deja fuera al otro chico y él necesita mano firme. Y no tenemos demasiado tiempo.

Antes de que ninguno pudiera agregar una palabra, Louis se presentó como voluntario.

—Yo lo haré.

Thorpe le miró fijamente, como si estuviera evaluándole, pero él se negó siquiera a parpadear.

—Sé que te gustan los desafíos y éste será todo un reto —indicó Thorpe—. Pero, ¿no serás demasiado para nuestro pequeño agente del FBI? Es su primera misión de campo.

—Le daré lo que necesita —prometió Louis. Era hermoso y parecía valiente. Las misiones del FBI no eran juegos de niños.

—Salvo sexo —dijo Jason, el niño malo de las finanzas, de manera lenta y burlona.

—Que te den —masculló Louis.

—No es necesario que mantenga relaciones sexuales con él —intervino Thorpe, lanzando una mirada airada a Jason—. Ese joven sólo necesita aprender protocolos y obediencia.

Eric, que normalmente no decía nada, se encogió de hombros.

—Sabes que me gustan los que se derriten en mis manos. Los distingo a la legua, y ése no es uno de ellos.

Él volvió a mirarlo. Sólo observarlo le excitaba. ¡Maldición!, todo lo que veía de él le endurecía. El tiempo que pudiera pasar con el hermoso hombre de la habitación de al lado estaría bien invertido. Quizá incluso fuera su cura. No podía recordar la última vez que se había empalmado de esa manera después de un orgasmo, pero sólo con una ojeada al exuberante trasero del ruloso tenía la polla a punto de estallar.

Zeb, el último de los Amos presentes, intervino también.

—Voy a tomarme unos días de vacaciones, iré a Cabo —gruñó—. Bueno, no me importaría...

—Pero tú no estarás aquí y yo sí... —le interrumpió Louis con una sonrisa.

—Eres un cabrón afortunado —murmuró Zeb. Thorpe se interpuso entre ellos.

—Estos agentes no tienen mucho tiempo antes de que se ponga en marcha la misión. Ya van contrarreloj. El hombre es un sumiso, aunque no lo parezca.

—Él no confía en ese tipo —dijo Louis, adivinando el problema.

De hecho, el hombre dejó caer los hombros y suspiró; era evidente que intentaba razonar con él chico... mostrándole su frustración. Ninguna de las dos cosas era lo más indicado para obtener obediencia.

Liam negó con la cabeza.

—No, la dominación no es una de las virtudes del agente York.

—Obviamente —se burló Louis, clavando los ojos en el cristal—. ¿Por qué no han buscado a otra persona?

—Hace seis días, uno de sus agentes que actuaba de incógnito fue secuestrado por la red sexual que intentan desenmascarar. Lo introdujeron como sumiso. El único entrenamiento que recibió fue una charla de una hora.

—¡Santo Dios! —se atragantó Eric—. ¿En qué coño estaban pensando?

Louis negó con la cabeza. Enviar a un agente que no estuviera preparado era una estupidez; una auténtica irresponsabilidad. La sumisión no era algo que se pudiera aprender leyendo un papel. Cualquier Amo que se preciara podía distinguir a una aficionada a kilómetros. Lo que hicieron fue mandar a un cordero al matadero.

—Es todavía peor de lo que estás pensando. El agente York me permitió leer alguna información sobre esa red sexual para que pudiera saber cómo preparar a los agentes —dijo Liam—. El propietario de la red es un sádico hijo de puta. Se sospecha que vive en Londres pero, por lo que ha podido averiguar el FBI, posee burdeles por todo el mundo. Ha hecho una fortuna traficando con chicas tailandesas durante los últimos diez años; también se dedica a distribuir vídeos de orgías o de violaciones en grupo. Al parecer, este cabrón expandió su negocio hace seis meses e incluyó subastas de esclavos y esclavas. Secuestra mujeres y/o hombres jóvenes, chicos de clubs, y los saca a escondidas del país. Las pujas pueden llegar a alcanzar la cifra de tres millones de dólares.

—Maldición, el asunto tiene mala pinta. —Zeb frunció el ceño—. ¿Quién está dispuesto a soltar tanta pasta por un agujerito?

—Jeques, magnates de Internet, oscuros aristócratas europeos... —Thorpe se encogió de hombros—. Hay muchos pirados.

Zeb negó con la cabeza sin dejar de mirar al joven.

—Eso casi me hace querer cambiar mis planes. Estoy seguro de que estará asustado por que le haya tocado una misión como ésta.

—Se presentó voluntario —informó Thorpe con evidente admiración en la voz—. Siempre ha trabajado tras un escritorio, pero está dispuesto a arriesgar su vida por esto. Merece el mejor entrenamiento que podamos darle. La idea es que estos dos agentes entren de incógnito y liberen al agente secuestrado. Tengo la sospecha de que el agente York siente algo más que aprecio por el compañero al que apresaron.

Todo lo que Louis escuchaba sobre ese chico le intrigaba y le impulsaba hacia él.

—Entonces, ¿el ruloso y él no son pareja?

—No. De hecho su mutua incomodidad durante el entrenamiento es bien conocida.

«Genial.»

—¿Y tú no has conseguido someterlo? —preguntó Louis a Liam.

—Lo cierto es que me he centrado en York. He pensado que si lograba meterle alguna idea en la cabeza, el ruloso lo captaría. No he sido capaz de conseguirlo. —El claro cabello de Liam se sacudió cuando meneó la cabeza—. Tendremos que dividir para vencer. Así que si tú estás dispuesto a colaborar en el proyecto, yo estoy más que dispuesto a dejarlo en tus manos. Y no parece que te importe, la verdad.

Ya con la mano en el pomo de la puerta, Louis sonrió, ansioso por comenzar.

—No me importa nada.

—Ve con calma —advirtió Liam—. Es un retador, pero creo que tiene madera de sumiso. Sin embargo, todo esto es nuevo para él, así que no puedes irrumpir ahí dentro y ponerte en plan Amo gilipollas. Déjame presentártelo y todo eso. Luego puedes llevártelo a tu mazmorra.

—Yo también voy. —Zayn se unió a ellos con una amplia sonrisa—. Thorpe ha dicho que no es necesario el sexo, pero nunca se sabe...

Dondequiera que hubiera un apretado agujero, Zayn no rondaba muy lejos. Pero pensar en que su amigo pusiera un solo dedo sobre el de rulos le hacía hervir de furia. Le lanzó una mirada mordaz.

—¿Qué? Tiene un culo de infarto —se defendió Zayn—. Denúnciame.

Era imposible negarlo. Y, aunque no quería imaginar a Zayn cerca del chico, Louis sabía que tenía todas las papeletas para que su repentina excitación por aquel hombre desapareciera antes de que él necesitara follar.

Finalmente señaló la puerta con un gesto, indicándoles que le precedieran. Luego siguió a Liam y a Zayn por el pasillo hasta la siguiente puerta. York levantó la mirada y se tensó al verles entrar, sin entender de qué iba aquello. El ruloso encogió los hombros y les ignoró. Eso cambiaría pronto. Por ahora, permitiría que Liam llevara la voz cantante.

Este explicó la situación con rapidez. El hombre lanzó una mirada a su compañero mientras se ponía en pie. Aquel pobre desgraciado parecía realmente aliviado. Él sonrió para sus adentros, conteniendo el deseo de frotarse las manos.

—¿Queréis que os presente? —Liam se refería a Louis y al ruloso.

Louis negó con la cabeza.

—No es necesario. Mírame a la cara —le dijo al joven.

El chico contuvo el aliento y se puso rígido. De repente corrió hacia la otra habitación.

¿Así que quería jugar? Eso no era un problema para él.

Louis se lanzó tras el joven y la cogió desde atrás, haciendo un puñado de aquel pelo marrón de chocolate. ¡Joder! Era suave. Contuvo la respiración, cada vez estaba más duro.

—De rodillas. Quédate así mientras no te diga lo contrario. Ahora te vas a entrenar conmigo y yo no soy tan descuidado como Liam. Me hubiera gustado completar la presentación antes de zurrarte, pero ha sido tu elección.

—Suél-ta-me. —El chico se retorció—. Lo-uis.

¿Conocía su nombre? La voz resonó en su cabeza, ronca pero atrevida. Tan jodidamente familiar. Imposible. No podía ser...

Le soltó el pelo y lo agarró por los hombros, intentando conseguir que dejara de luchar. Con el corazón en un puño, lo obligó a girar hacia él. Aquella cara familiar, los enfadados ojos claros y el gesto testarudo de la insolente barbilla le hicieron trastabillar. «¡Joder!»

Se lo quedó mirando sin poder respirar.

—¿Hazza?

por **JoselynFuckyeah** Sáb 21 Sep 2013, 9:40 pm

Emmelie escribió:
Nombre: Me perteneces
Adaptación: Del libro original Me Perteneces de La autora Shayla Black
Género: Hot, Romántica, Drama y Acción
Advertencias: Escenas de sexo homosexual explícitas, erotismo, violencia y accion (al estilo del FBI y todo eso...)

Otras paginas: Tumblr

Epilogo

El estaba de incógnito en una investigación que le venía muy grande...
Cuando el agente compañero del analista del FBI Harry Styles y su mejor amigo desaparecen en medio de una investigación sobre temas sexuales, Harry se infiltra de incógnito como sumiso en el Dominium, un club de BDSM en Londres. Pero es imposible que un hombre pueda dominar a alguien con el carácter de Harry... hasta que un peligroso y tenso Dominante asume el control y deja a Harry con el corazón desbocado con sólo una mirada. Y lo peor de todo, es que ese mismo Dominante fue el que le robó la inocencia a Harry años atrás y él único al que nunca se someterá.
Él lo tenía todo bajo control... hasta que volvió a enamorarse de él.
El Navy Seal Louis Tomlinson tuvo que renunciar a la hombre que amaba para salvarle la vida. Sabe que Harry nunca le perdonará, pero también sabe que posee los conocimientos y el control necesarios para someter los miedos del joven y guiarlo por un desconocido mundo lleno de placer y dolor. Además, también puede protegerlo en la peligrosa misión en la que él está inmerso. Y, aunque él no para de decirle que, una vez que la misión termine, cada uno seguirá su camino, Louis está decidido a que sea suyo de nuevo.... y esta vez no lo dejará marchar.

SUENA GENIALLLL!!!!!!!! NUEVA LECTORAAAA

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