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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Nombre: Pura Tentación
Autor: Vicky Lewis Thompson
Adaptación: Si
Género: HOT!
Advertencias: Tienes escenas fuertes, y causa vicio :B
Otras Páginas: http://paraisown.foroactivo.com/
Autor: Vicky Lewis Thompson
Adaptación: Si
Género: HOT!
Advertencias: Tienes escenas fuertes, y causa vicio :B
Otras Páginas: http://paraisown.foroactivo.com/
Última edición por Ale-Jonatikaa♥loveJoBros el Miér 10 Ago 2011, 9:16 am, editado 1 vez
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capitulo 1 (1/2)
Proyecto del verano. Perder la virginidad.
_______ Blakely se balanceó con suavidad en la mecedora del porche con un bloc en la rodilla y un vaso de té helado en la mesita a su lado. Contempló lo que había escrito y suspiró. El principio de una búsqueda era la parte más difícil.
Era una lástima que a los veintiséis años, una mujer razonablemente atractiva se encontrara incapaz de resolver el problema de su virginidad, pero así era. Y tenía que cambiar su situación o perdería su credibilidad con las colegialas adolescentes a las que debía asesorar. Además, deseaba la experiencia del sexo. Se moría por experimentarlo.
Dio un sorbo a su té y continuó.
Objetivo primero: encontrar un candidato experto que quiera desflorarme.
Objetivo segundo: hacer jurar al candidato secreto absoluto.
Objetivo tercero: hacerlo.
_______ suspiró de nuevo. Escribir sus objetivos había sido su método de conseguir lo que deseaba desde los ocho años en que se había muerto de ganas por tener un pony. Pero aunque deseaba perder la inocencia mucho más de lo que había deseado aquel pony, su actual proyecto parecía más difícil que hacer un viaje a la luna.
El pequeño pueblo de Copperville, Arizona, no estaba precisamente atestado de “candidatos expertos”, pero incluso los pocos que podrían serlo habían huido tiempo atrás amedrentados por sus cuatro súper protectores hermanos. Y ninguno de sus corpulentos hermanos había bajado la guardia. Todos esperaban que su hermanita llegara virgen al tálamo nupcial. Estaban sumergidos en la edad media, pero ella los quería demasiado como para desafiarlos.
Ésa era la razón del objetivo número dos. Pero aquel punto era escabroso. Incluso aunque encontrara un candidato que no se sintiera intimidado por sus hermanos, ¿cómo guardar un secreto en un pueblo en el que si tenías dolor de garganta te aparecían en la puerta tres tipos de sopa de pollo diferentes a la mañana siguiente?
Sus objetivos eran inalcanzables. Apartó el cuaderno y lo posó sobre los libros que había comprado para el objetivo número tres. Había tenido que ir a buscarlos hasta Phoenix sabiendo que no podían verla en Copperville con un libro como: Cien maneras de volverlo loco.
Y para ser sincera, la lista podría haberla ayudado a conseguir aquel pony años atrás, pero su mejor amigo, Joseph Adam, Joe, había sido la auténtica llave. Su familia vivía en el pueblo y no tenía sitio para albergar un caballo, pero Mac había propuesto a sus padres que lo guardaran en su rancho.
Joe. ¡Él la ayudaría a encontrar al hombre adecuado! Al contrario que sus hermanos, Joe entendía por qué necesitaba aceptar aquel trabajo en Nueva York y ser una mujer independiente y capaz. Sus hermanos podían haberse reído cuando ella había pedido un sable en Navidad, pero Joe había ahorrado su paga y se lo había comprado.
Seguramente Joe entendería que no podía llegar a Nueva York siendo virgen. Ya era bastante desventaja proceder de un pueblo pequeño. Si las chicas a las que tenía que aconsejar descubrieran que era sexualmente inexperta, se reirían de ella. Joe lo entendería en el acto y la ayudaría a resolver su problema.
El sol apenas se había elevado sobre las crestas de las montañas cuando Joe ensilló a los dos caballos. Se había levantado esa mañana de la cama con sensación de anticipación. No había salido a montar con ______ de madrugada desde hacía meses y, cuando ella le había llamado para sugerírselo, se había sentido feliz, aunque últimamente estaba un poco celoso de ella.
De niños se habían pasado horas hablando de los sitios a los que irían de mayores. Y en septiembre, ella realizaría sus sueños mientras que él seguiría atrapado en el rancho. Sus padres esperaban que se quedara y que con el tiempo se hiciera cargo de la tierra que ellos habían conseguido con tanto esfuerzo. Y como hijo único, no podía pasar esa obligación a nadie más.
_______ lo tenía más fácil con sus cuatro hermanos, sus mujeres y los siete nietos que tenían ya sus padres. No tenía por qué sentir culpabilidad por aferrarse a aquella oportunidad de independencia. Joe envidiaba esa libertad.
-Lo mejor de la mañana para ti, Joseph.
Joe apretó la cincha de Peppermint Patty y se volvió para sonreír a _______.
Ella lo había saludado así durante meses después de haber hecho de protagonista en una comedia de la escuela y eso le traía recuerdos.
Habían ensayado juntos su papel en la casa árbol del jardín de _____. Había estado a punto de besarla, sólo por exigencias del guión, pero los dos habían decidido que no era necesario para aprender el papel. El se había sentido aliviado, por supuesto, porque besar a ________ le hubiera parecido raro. Pero en su momento, lo había deseado de todas formas.
-Ah, sí, y hace una bonita mañana, al fin -contestó él interpretando su parte.
Estaba estupenda como siempre, pero tenía algo diferente esa mañana. La estudió intentando averiguarlo.
-¿Te has cortado el pelo?
-Desde la última vez que me has visto no. ¿Por qué? ¿Está mal?
-No. Está bien.
En los veintitrés años que llevaba mirando a _______, la había visto con trenzas, permanentes afro, rapados punkies y hasta mechas rojas. Le gustaba cómo lo llevaba ahora, hasta la barbilla y recto para que le salieran sus ondas naturales.
-¿Es que tengo una mancha en la camisa o algo así?
-No -se ladeó el sombrero con la punta del dedo-. Juraría que hay algo diferente en ti. ¿Llevas algún maquillaje raro?
-¿Para montar a caballo? No soy tan estúpida.
Joe contempló su suave piel donde se le notaban todas las pecas y sus labios, que tenían el mismo color rosado de siempre. No, no llevaba maquillaje.
Pero al mirarla a los ojos grises, intentó descifrar qué era lo que le pasaba. Nunca se habían ocultado nada hasta el momento. Pero esa mañana, fuera por lo que fuera, _______ tenía un secreto. Le cambiaba toda la expresión haciéndola parecer misteriosa, casi sensual. Y eso que él nunca había pensado en _______ como en una mujer sensual.
A pesar de sí mismo, estaba intrigado. Y hasta un poco excitado. Joe no asociaba a ______ con el misterio, eso era un concepto nuevo. Decidió esperar y adivinar el secreto en aquellos grandes ojos grises. Sería divertido..
Le dio un pellizco en la nariz y dio un paso atrás.
-Supongo que me estaré imaginando las cosas. Eres la misma _______ de siempre. ¿Lista para montar?
Para sorpresa suya, ella se sonrojó. Y ______ nunca se había sonrojado delante de él. Se conocían demasiado bien.
-Hum, seguro -murmuró ella dirigiéndose hacia Peppermint sin mirarlo-. Estamos desperdiciando el día.
Mientras Joe intentaba averiguar qué había dicho para hacerla sonrojarse, ella montó con facilidad y él hubiera jurado que se estremecía. Aquél iba a ser el paseo a caballo más interesante que había realizado con _______.
Proyecto del verano. Perder la virginidad.
_______ Blakely se balanceó con suavidad en la mecedora del porche con un bloc en la rodilla y un vaso de té helado en la mesita a su lado. Contempló lo que había escrito y suspiró. El principio de una búsqueda era la parte más difícil.
Era una lástima que a los veintiséis años, una mujer razonablemente atractiva se encontrara incapaz de resolver el problema de su virginidad, pero así era. Y tenía que cambiar su situación o perdería su credibilidad con las colegialas adolescentes a las que debía asesorar. Además, deseaba la experiencia del sexo. Se moría por experimentarlo.
Dio un sorbo a su té y continuó.
Objetivo primero: encontrar un candidato experto que quiera desflorarme.
Objetivo segundo: hacer jurar al candidato secreto absoluto.
Objetivo tercero: hacerlo.
_______ suspiró de nuevo. Escribir sus objetivos había sido su método de conseguir lo que deseaba desde los ocho años en que se había muerto de ganas por tener un pony. Pero aunque deseaba perder la inocencia mucho más de lo que había deseado aquel pony, su actual proyecto parecía más difícil que hacer un viaje a la luna.
El pequeño pueblo de Copperville, Arizona, no estaba precisamente atestado de “candidatos expertos”, pero incluso los pocos que podrían serlo habían huido tiempo atrás amedrentados por sus cuatro súper protectores hermanos. Y ninguno de sus corpulentos hermanos había bajado la guardia. Todos esperaban que su hermanita llegara virgen al tálamo nupcial. Estaban sumergidos en la edad media, pero ella los quería demasiado como para desafiarlos.
Ésa era la razón del objetivo número dos. Pero aquel punto era escabroso. Incluso aunque encontrara un candidato que no se sintiera intimidado por sus hermanos, ¿cómo guardar un secreto en un pueblo en el que si tenías dolor de garganta te aparecían en la puerta tres tipos de sopa de pollo diferentes a la mañana siguiente?
Sus objetivos eran inalcanzables. Apartó el cuaderno y lo posó sobre los libros que había comprado para el objetivo número tres. Había tenido que ir a buscarlos hasta Phoenix sabiendo que no podían verla en Copperville con un libro como: Cien maneras de volverlo loco.
Y para ser sincera, la lista podría haberla ayudado a conseguir aquel pony años atrás, pero su mejor amigo, Joseph Adam, Joe, había sido la auténtica llave. Su familia vivía en el pueblo y no tenía sitio para albergar un caballo, pero Mac había propuesto a sus padres que lo guardaran en su rancho.
Joe. ¡Él la ayudaría a encontrar al hombre adecuado! Al contrario que sus hermanos, Joe entendía por qué necesitaba aceptar aquel trabajo en Nueva York y ser una mujer independiente y capaz. Sus hermanos podían haberse reído cuando ella había pedido un sable en Navidad, pero Joe había ahorrado su paga y se lo había comprado.
Seguramente Joe entendería que no podía llegar a Nueva York siendo virgen. Ya era bastante desventaja proceder de un pueblo pequeño. Si las chicas a las que tenía que aconsejar descubrieran que era sexualmente inexperta, se reirían de ella. Joe lo entendería en el acto y la ayudaría a resolver su problema.
El sol apenas se había elevado sobre las crestas de las montañas cuando Joe ensilló a los dos caballos. Se había levantado esa mañana de la cama con sensación de anticipación. No había salido a montar con ______ de madrugada desde hacía meses y, cuando ella le había llamado para sugerírselo, se había sentido feliz, aunque últimamente estaba un poco celoso de ella.
De niños se habían pasado horas hablando de los sitios a los que irían de mayores. Y en septiembre, ella realizaría sus sueños mientras que él seguiría atrapado en el rancho. Sus padres esperaban que se quedara y que con el tiempo se hiciera cargo de la tierra que ellos habían conseguido con tanto esfuerzo. Y como hijo único, no podía pasar esa obligación a nadie más.
_______ lo tenía más fácil con sus cuatro hermanos, sus mujeres y los siete nietos que tenían ya sus padres. No tenía por qué sentir culpabilidad por aferrarse a aquella oportunidad de independencia. Joe envidiaba esa libertad.
-Lo mejor de la mañana para ti, Joseph.
Joe apretó la cincha de Peppermint Patty y se volvió para sonreír a _______.
Ella lo había saludado así durante meses después de haber hecho de protagonista en una comedia de la escuela y eso le traía recuerdos.
Habían ensayado juntos su papel en la casa árbol del jardín de _____. Había estado a punto de besarla, sólo por exigencias del guión, pero los dos habían decidido que no era necesario para aprender el papel. El se había sentido aliviado, por supuesto, porque besar a ________ le hubiera parecido raro. Pero en su momento, lo había deseado de todas formas.
-Ah, sí, y hace una bonita mañana, al fin -contestó él interpretando su parte.
Estaba estupenda como siempre, pero tenía algo diferente esa mañana. La estudió intentando averiguarlo.
-¿Te has cortado el pelo?
-Desde la última vez que me has visto no. ¿Por qué? ¿Está mal?
-No. Está bien.
En los veintitrés años que llevaba mirando a _______, la había visto con trenzas, permanentes afro, rapados punkies y hasta mechas rojas. Le gustaba cómo lo llevaba ahora, hasta la barbilla y recto para que le salieran sus ondas naturales.
-¿Es que tengo una mancha en la camisa o algo así?
-No -se ladeó el sombrero con la punta del dedo-. Juraría que hay algo diferente en ti. ¿Llevas algún maquillaje raro?
-¿Para montar a caballo? No soy tan estúpida.
Joe contempló su suave piel donde se le notaban todas las pecas y sus labios, que tenían el mismo color rosado de siempre. No, no llevaba maquillaje.
Pero al mirarla a los ojos grises, intentó descifrar qué era lo que le pasaba. Nunca se habían ocultado nada hasta el momento. Pero esa mañana, fuera por lo que fuera, _______ tenía un secreto. Le cambiaba toda la expresión haciéndola parecer misteriosa, casi sensual. Y eso que él nunca había pensado en _______ como en una mujer sensual.
A pesar de sí mismo, estaba intrigado. Y hasta un poco excitado. Joe no asociaba a ______ con el misterio, eso era un concepto nuevo. Decidió esperar y adivinar el secreto en aquellos grandes ojos grises. Sería divertido..
Le dio un pellizco en la nariz y dio un paso atrás.
-Supongo que me estaré imaginando las cosas. Eres la misma _______ de siempre. ¿Lista para montar?
Para sorpresa suya, ella se sonrojó. Y ______ nunca se había sonrojado delante de él. Se conocían demasiado bien.
-Hum, seguro -murmuró ella dirigiéndose hacia Peppermint sin mirarlo-. Estamos desperdiciando el día.
Mientras Joe intentaba averiguar qué había dicho para hacerla sonrojarse, ella montó con facilidad y él hubiera jurado que se estremecía. Aquél iba a ser el paseo a caballo más interesante que había realizado con _______.
Última edición por Ale-Jonatikaa♥loveJoBros el Mar 09 Ago 2011, 10:16 am, editado 1 vez
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capitulo 1 (2/2)
Quizá pedirle ayuda a Joe no fuera a resultar tan sencillo, pensó _____ mientras se dirigía al camino que daba al río. Allí estaba ella sonrojada por un comentario inocuo como montar. Quizá hubiera leído demasiados libros de aquellos y ahora le parecía que todo tenía alguna connotación sexual. Desde luego, no podía ir a Nueva York sin resolver aquel asunto.
Esquivando alguna ocasional rama baja, ______ iba a un cuerpo por delante de él. Joe sabía que algo pasaba. Ella nunca había podido guardarle ningún secreto, así que le contaría su plan en cuanto llegaran al banco arenoso del río que había sido siempre su rincón favorito. De niños lo habían usado para imitar las batallas de la Guerra de las Galaxias y, cuando crecieron, solían ir allí a beber refrescos y hablar de lo que les estuviera pasando en la vida en aquel momento.
_____ nunca había enseñado aquel escondite a nadie más, ni tampoco Joe, por lo que ella sabía. Antes de que ninguno de los dos supiera nada del sexo, ya habían discutido allí si los hombres y las mujeres harían los bebés igual que los caballos, cabras y perros.
Más adelante, Joe había puesto fin a sus conversaciones sobre el asunto y ahora _____ quería abrir de nuevo la discusión, pero no estaba segura de tener valor suficiente.
-Bueno, ¿cuál es tu proyecto para este verano? -preguntó Joe tras ella-. Siempre tienes uno.
Pero _____ no quería hablar mientras estuvieran montados a caballo.
-Todavía me lo estoy pensando.
-¿De verdad? Pues normalmente ya lo tienes planeado hacia abril. Nunca me olvidaré del año que estabas fascinada con Australia y no dejabas de lanzar el aparato ese infernal mientras yo asaba gambas en la barbacoa.
-¿Y cómo iba yo a saber que encabritaría a los caballos?
Joe lanzó una carcajada.
-Eso hubiera encabritado hasta a un muerto. ¿Sigues jugando o ya has tenido compasión de tus vecinos?
-Ya no juego.
______ apenas tenía que guiar a Peppermint después de las veces que había hecho aquel recorrido. Se podía oler el río cerca ya y la yegua aceleró el paso. Como siempre, _____ deseaba ver aquella primera imagen de la playa en miniatura rodeada casi por completo por altos farallones.
La yegua llegó al banco y empezó a bajar hacia la arena. Frente a ellos, el río discurría plácidamente y, aparte de unos cuantos patos flotando, la orilla estaba desierta.
No había peligro de que nadie los oyera y _____ confiaba en que Joe la escuchara sin reírse. No podía confiar en nadie mejor que en él. Y sin embargo, por mucho que se lo repitiera, seguía sintiendo aquel extraño cosquilleo en el estómago.
Joe dio de beber a su caballo y lo ató bajo el sicómoro en que ______ había atado a Peppermint antes de ir a sentarse al lado de ella a la sombra.
Agarró una piedra como siempre y la lanzó al agua.
-¿Sabes algo ya de esa maestra de tu nueva escuela?
-Sí -______ agarró un puñado de hierba seca y lo estrujó entre los dedos-. Me mandó un e-mail y me invita a quedarme con ella hasta que encuentre mi propio apartamento.
Joe miró a ______. Se había preguntado si le habría sugerido aquel paseo por estar preocupada por algo. Quizá aquel traslado la asustara. ____ había alquilado una casita desde que había conseguido su primer trabajo de consejera en el colegio de secundaria de Copperville, pero vivir en un pequeño pueblo minero de Arizona con tus padres a menos de tres kilómetros era muy diferente a vivir sola en una urbe como Nueva York.
-¿Y no te podría alquilar una habitación en su casa?
______ sacudió la cabeza.
-No tiene sitio. Tendré que dormir en el sofá hasta que encuentre un apartamento. Además, quiero tener mi propia casa. Después de crecer en una casa llena de hermanos, he descubierto que me encanta la intimidad de vivir sola.
-Crees que estás viviendo sola. Tu familia se pasa por tu casa cada poco.
-Ya lo sé -suspiró-. Los quiero, pero estoy deseando estar menos cerca para variar.
Joe podía entenderla. Ésa era una de las razones por las que él había sacado su licencia de piloto privado y buscaba cualquier excusa para pilotar su avioneta Cessna sólo por el placer de estar solo.
-Puede que te sientas sola.
-Probablemente, pero después de vivir en una pecera, la soledad no me suena tan mal.
-Ya -Joe arrojó otra piedra al agua-. Te escucho.
Aspiró la mezcla familiar de olores: la humedad del río, la dulzura de la hierba, la ligera colonia floral que hacía años que _____ usaba. Maldita sea, iba a echarla de menos. Había evitado enfrentarse a aquella emoción desagradable, pero le asaltó entonces de repente y no le gustó nada.
______ había formado parte de su mundo desde que tenía memoria. Y también el resto de su familia, dándole los hermanos y hermanas que no había tenido. Pero _____ había sido siempre a la que había estado mas unido y con la que había compartido todo.
Se moriría antes de decirle lo mucho que la echaría de menos. En primer lugar, ellos nunca se habían puesto sentimentales con su relación y no quería estropear aquel excitante capítulo que se abría ante su vida. Estaba celoso a muerte y le costaría adaptarse a estar solo, pero eso no quería decir que no se alegrara de su oportunidad.
-Me alegro de que hayas conseguido ese trabajo.
-Yo también. Pero te he pedido que vinieras porque tengo un problema y... creo que podrías ayudarme.
-Claro. Lo que sea.
-Nueva York es un mundo diferente y no me siento exactamente... preparada para él.
Parecía que le estaba costando encontrar las palabras adecuadas.
-Claro que estás preparada. Has trabajado para esto toda tu vida. Siempre he sabido que saldrías de aquí y harías algo especial - se dio la vuelta hacia ella-. Es tu última meta, ______. Puede que te ponga nerviosa, pero lo harás de maravilla.
-Gracias.
Sonrió, pero parecía muy preocupada y nerviosa.
Joe esperaba que no fuera a romper su código de no ponerse sentimental.
Ella se aclaró la garganta y se dio la vuelta para mirar hacia el río concentrada como si fuera la primera vez que lo veía. Dios, esperaba que no se pusiera a llorar. Ella no era ninguna llorona, cosa que él había agradecido siempre. Sólo la había visto llorar por la muerte de su pony y cuando aquel estúpido de Bobby Hitchcock le había dado plantón en su baile de graduación. Por suerte, él no había tenido ninguna cita y había podido acompañarla.
Lo habían pasado de maravilla y Joe hasta había pensado en pedirle que saliera con él en serio. Estaba tan bonita con aquel traje amarillo, que se le había secado la garganta y para su sorpresa, se había excitado un poco cuando habían bailado. Hasta había estado a punto de besarla en la pista de baile, pero había recuperado la razón pensando en lo que le harían sus hermanos si la tocaba siquiera. Y además, besarla hubiera sido como besar a su hermana.
Ella seguía mirando al río.
-Joe, yo...
-Yo también -la atajó para que no pusiera en palabras lo que él mismo sentía
-Oh, no lo creo. El asunto es, Joe.. que todavía... soy virgen.
La sorpresa fue tal, que Joe se atragantó con la paja que estaba mordisqueando y empezó a toser con violencia. Cuando las palmadas de ______ no consiguieron calmarlo, ella se acercó al río con su sombrero y lo llenó de agua.
-Bebe.
Joe bebió y se quitó el sombrero para echarse el resto del agua por encima de la cabeza. Cuando se sacudió el agua de los párpados e inspiró con fuerza, se sintió algo mejor.
Ella seguía arrodillada frente a él cuando tuvo el valor de mirarla.
-¿Y qué? -preguntó con voz cascada.
-Que tengo veintiséis años.
-¿Y?
Sabía que su respuesta carecía de ingenio, pero tenía bloqueado el cerebro. Lo cierto era que si se hubiera puesto a pensar en el asunto, habría llegado a la conclusión de que _____ debía de ser virgen. Sus hermanos la habían acorazado desde el momento en que había entrado en la pubertad.
-Que no puedo ir a una gran ciudad así. No puedo ser consejera de unas chicas que probablemente ya lo habrán experimentado a los trece años.
-Ya entiendo.
Y de forma demasiado gráfica. Estaba pensando en la horrible posibilidad de que le pidiera a él que se encargara de solucionar el problema.
-Pues yo creo que puedes ir perfectamente a Nueva York sin... experiencia. La castidad está en auge últimamente. Podrías ser un modelo para ellas.
-¡Oh, Joe! ¡Yo no quiero ser ningún modelo de castidad! Yo no elegí ser virgen por algún convencimiento profundo. Sabes tan bien como yo que la culpa de todo esto la tienen mis hermanos.
Sus hermanos. Dios, le arrancarían la piel a tiras si le pusiera un solo dedo encima.
-¡Pero tus hermanos no van a ir a Nueva York!
En cuanto lo dijo, supo que había caído de la sartén al fuego.
-No, y ése es el otro asunto. Estaré sin tener ni idea del sexo y sola en una ciudad abarrotada de hombres sofisticados. Si lo que quieres de mí es que me tire a los pies del primer truhán de ciudad que me tome por una boba por no saber nada...
Aquella era una trampa mortal. Y que lo ahorcaran, si no se sentía tentado.
-Por supuesto que no, pero...
-Necesito a un hombre agradable, Joe. Alguien que me pueda resolver este problema antes de irme.
¡Oh, Dios! Iba a pedírselo a él. El corazón se le desbocó y se preguntó si tendría valor para rechazarla.
-Escucha, _____. No sabes lo que estás diciendo.
-Sé exactamente lo que estoy diciendo y tú eres la única persona en quien puedo confiar para encontrar a ese hombre.
Quizá pedirle ayuda a Joe no fuera a resultar tan sencillo, pensó _____ mientras se dirigía al camino que daba al río. Allí estaba ella sonrojada por un comentario inocuo como montar. Quizá hubiera leído demasiados libros de aquellos y ahora le parecía que todo tenía alguna connotación sexual. Desde luego, no podía ir a Nueva York sin resolver aquel asunto.
Esquivando alguna ocasional rama baja, ______ iba a un cuerpo por delante de él. Joe sabía que algo pasaba. Ella nunca había podido guardarle ningún secreto, así que le contaría su plan en cuanto llegaran al banco arenoso del río que había sido siempre su rincón favorito. De niños lo habían usado para imitar las batallas de la Guerra de las Galaxias y, cuando crecieron, solían ir allí a beber refrescos y hablar de lo que les estuviera pasando en la vida en aquel momento.
_____ nunca había enseñado aquel escondite a nadie más, ni tampoco Joe, por lo que ella sabía. Antes de que ninguno de los dos supiera nada del sexo, ya habían discutido allí si los hombres y las mujeres harían los bebés igual que los caballos, cabras y perros.
Más adelante, Joe había puesto fin a sus conversaciones sobre el asunto y ahora _____ quería abrir de nuevo la discusión, pero no estaba segura de tener valor suficiente.
-Bueno, ¿cuál es tu proyecto para este verano? -preguntó Joe tras ella-. Siempre tienes uno.
Pero _____ no quería hablar mientras estuvieran montados a caballo.
-Todavía me lo estoy pensando.
-¿De verdad? Pues normalmente ya lo tienes planeado hacia abril. Nunca me olvidaré del año que estabas fascinada con Australia y no dejabas de lanzar el aparato ese infernal mientras yo asaba gambas en la barbacoa.
-¿Y cómo iba yo a saber que encabritaría a los caballos?
Joe lanzó una carcajada.
-Eso hubiera encabritado hasta a un muerto. ¿Sigues jugando o ya has tenido compasión de tus vecinos?
-Ya no juego.
______ apenas tenía que guiar a Peppermint después de las veces que había hecho aquel recorrido. Se podía oler el río cerca ya y la yegua aceleró el paso. Como siempre, _____ deseaba ver aquella primera imagen de la playa en miniatura rodeada casi por completo por altos farallones.
La yegua llegó al banco y empezó a bajar hacia la arena. Frente a ellos, el río discurría plácidamente y, aparte de unos cuantos patos flotando, la orilla estaba desierta.
No había peligro de que nadie los oyera y _____ confiaba en que Joe la escuchara sin reírse. No podía confiar en nadie mejor que en él. Y sin embargo, por mucho que se lo repitiera, seguía sintiendo aquel extraño cosquilleo en el estómago.
Joe dio de beber a su caballo y lo ató bajo el sicómoro en que ______ había atado a Peppermint antes de ir a sentarse al lado de ella a la sombra.
Agarró una piedra como siempre y la lanzó al agua.
-¿Sabes algo ya de esa maestra de tu nueva escuela?
-Sí -______ agarró un puñado de hierba seca y lo estrujó entre los dedos-. Me mandó un e-mail y me invita a quedarme con ella hasta que encuentre mi propio apartamento.
Joe miró a ______. Se había preguntado si le habría sugerido aquel paseo por estar preocupada por algo. Quizá aquel traslado la asustara. ____ había alquilado una casita desde que había conseguido su primer trabajo de consejera en el colegio de secundaria de Copperville, pero vivir en un pequeño pueblo minero de Arizona con tus padres a menos de tres kilómetros era muy diferente a vivir sola en una urbe como Nueva York.
-¿Y no te podría alquilar una habitación en su casa?
______ sacudió la cabeza.
-No tiene sitio. Tendré que dormir en el sofá hasta que encuentre un apartamento. Además, quiero tener mi propia casa. Después de crecer en una casa llena de hermanos, he descubierto que me encanta la intimidad de vivir sola.
-Crees que estás viviendo sola. Tu familia se pasa por tu casa cada poco.
-Ya lo sé -suspiró-. Los quiero, pero estoy deseando estar menos cerca para variar.
Joe podía entenderla. Ésa era una de las razones por las que él había sacado su licencia de piloto privado y buscaba cualquier excusa para pilotar su avioneta Cessna sólo por el placer de estar solo.
-Puede que te sientas sola.
-Probablemente, pero después de vivir en una pecera, la soledad no me suena tan mal.
-Ya -Joe arrojó otra piedra al agua-. Te escucho.
Aspiró la mezcla familiar de olores: la humedad del río, la dulzura de la hierba, la ligera colonia floral que hacía años que _____ usaba. Maldita sea, iba a echarla de menos. Había evitado enfrentarse a aquella emoción desagradable, pero le asaltó entonces de repente y no le gustó nada.
______ había formado parte de su mundo desde que tenía memoria. Y también el resto de su familia, dándole los hermanos y hermanas que no había tenido. Pero _____ había sido siempre a la que había estado mas unido y con la que había compartido todo.
Se moriría antes de decirle lo mucho que la echaría de menos. En primer lugar, ellos nunca se habían puesto sentimentales con su relación y no quería estropear aquel excitante capítulo que se abría ante su vida. Estaba celoso a muerte y le costaría adaptarse a estar solo, pero eso no quería decir que no se alegrara de su oportunidad.
-Me alegro de que hayas conseguido ese trabajo.
-Yo también. Pero te he pedido que vinieras porque tengo un problema y... creo que podrías ayudarme.
-Claro. Lo que sea.
-Nueva York es un mundo diferente y no me siento exactamente... preparada para él.
Parecía que le estaba costando encontrar las palabras adecuadas.
-Claro que estás preparada. Has trabajado para esto toda tu vida. Siempre he sabido que saldrías de aquí y harías algo especial - se dio la vuelta hacia ella-. Es tu última meta, ______. Puede que te ponga nerviosa, pero lo harás de maravilla.
-Gracias.
Sonrió, pero parecía muy preocupada y nerviosa.
Joe esperaba que no fuera a romper su código de no ponerse sentimental.
Ella se aclaró la garganta y se dio la vuelta para mirar hacia el río concentrada como si fuera la primera vez que lo veía. Dios, esperaba que no se pusiera a llorar. Ella no era ninguna llorona, cosa que él había agradecido siempre. Sólo la había visto llorar por la muerte de su pony y cuando aquel estúpido de Bobby Hitchcock le había dado plantón en su baile de graduación. Por suerte, él no había tenido ninguna cita y había podido acompañarla.
Lo habían pasado de maravilla y Joe hasta había pensado en pedirle que saliera con él en serio. Estaba tan bonita con aquel traje amarillo, que se le había secado la garganta y para su sorpresa, se había excitado un poco cuando habían bailado. Hasta había estado a punto de besarla en la pista de baile, pero había recuperado la razón pensando en lo que le harían sus hermanos si la tocaba siquiera. Y además, besarla hubiera sido como besar a su hermana.
Ella seguía mirando al río.
-Joe, yo...
-Yo también -la atajó para que no pusiera en palabras lo que él mismo sentía
-Oh, no lo creo. El asunto es, Joe.. que todavía... soy virgen.
La sorpresa fue tal, que Joe se atragantó con la paja que estaba mordisqueando y empezó a toser con violencia. Cuando las palmadas de ______ no consiguieron calmarlo, ella se acercó al río con su sombrero y lo llenó de agua.
-Bebe.
Joe bebió y se quitó el sombrero para echarse el resto del agua por encima de la cabeza. Cuando se sacudió el agua de los párpados e inspiró con fuerza, se sintió algo mejor.
Ella seguía arrodillada frente a él cuando tuvo el valor de mirarla.
-¿Y qué? -preguntó con voz cascada.
-Que tengo veintiséis años.
-¿Y?
Sabía que su respuesta carecía de ingenio, pero tenía bloqueado el cerebro. Lo cierto era que si se hubiera puesto a pensar en el asunto, habría llegado a la conclusión de que _____ debía de ser virgen. Sus hermanos la habían acorazado desde el momento en que había entrado en la pubertad.
-Que no puedo ir a una gran ciudad así. No puedo ser consejera de unas chicas que probablemente ya lo habrán experimentado a los trece años.
-Ya entiendo.
Y de forma demasiado gráfica. Estaba pensando en la horrible posibilidad de que le pidiera a él que se encargara de solucionar el problema.
-Pues yo creo que puedes ir perfectamente a Nueva York sin... experiencia. La castidad está en auge últimamente. Podrías ser un modelo para ellas.
-¡Oh, Joe! ¡Yo no quiero ser ningún modelo de castidad! Yo no elegí ser virgen por algún convencimiento profundo. Sabes tan bien como yo que la culpa de todo esto la tienen mis hermanos.
Sus hermanos. Dios, le arrancarían la piel a tiras si le pusiera un solo dedo encima.
-¡Pero tus hermanos no van a ir a Nueva York!
En cuanto lo dijo, supo que había caído de la sartén al fuego.
-No, y ése es el otro asunto. Estaré sin tener ni idea del sexo y sola en una ciudad abarrotada de hombres sofisticados. Si lo que quieres de mí es que me tire a los pies del primer truhán de ciudad que me tome por una boba por no saber nada...
Aquella era una trampa mortal. Y que lo ahorcaran, si no se sentía tentado.
-Por supuesto que no, pero...
-Necesito a un hombre agradable, Joe. Alguien que me pueda resolver este problema antes de irme.
¡Oh, Dios! Iba a pedírselo a él. El corazón se le desbocó y se preguntó si tendría valor para rechazarla.
-Escucha, _____. No sabes lo que estás diciendo.
-Sé exactamente lo que estoy diciendo y tú eres la única persona en quien puedo confiar para encontrar a ese hombre.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capítulo 2 (1/2)
-¿Estas loca? -Joe se puso de pie con tal brusquedad, que empujó sin querer a _____. Lo único peor que imaginarse a sí mismo involucrado en aquella sucia idea era imaginarse a ______ con otro tipo-. Lo siento.
Se inclinó para darle la mano y ayudarla. En cuanto estuvo de pie, le soltó la mano aprisa y ella se sacudió la parte trasera de los pantalones.
-Joe, por favor. No puedo ser virgen toda la vida.
-¿Por qué no?
Sabía que no estaba siendo razonable, pero no podía evitarlo. Y maldita fuera, ahora se había sorprendido mirándola sacudirse el trasero y pensando en que era muy bonito. Maldición.
Ella suspiró y bajó la cabeza.
-¡Confiaba tanto en tu ayuda!
-Oh, Dios -no sólo estaba teniendo pensamientos inapropiados acerca de ella, sino que ahora sentía que la estaba abandonando-. _____, sabes que haría cualquier cosa del mundo por ti, pero no creo que esto funcione.
Ella alzó la cabeza con la esperanza brillando en sus ojos grises y Joe dio un paso atrás.
-No me mires de esa manera.
-Así es como lo haremos. Nos estrujaremos el cerebro con las posibilidades y sacaremos una lista reducida. Entonces tú podrás enterarte si los chicos están saliendo con alguien porque no quiero romper ningún...
-¡Uau! -el pánico le asaltó-. Nunca he dicho que lo haría.
-Has dicho que harías cualquier cosa por mí.
-¡Cualquier cosa menos buscarte un amante! -sólo pronunciarlo le daba escalofríos. Había hecho tantos esfuerzos por no pensar en ______ nunca de forma sexual... Y ahora habían caído todas las barreras. Por primera vez, se fijó en cómo la camiseta se tensaba contra sus senos y en la incitante curva de sus caderas-. Creo que eso es un poco más de lo que una persona razonable podría esperar, ¿no te parece?
-¡Es perfectamente razonable! ¿Por qué iba a buscar por mi cuenta para acabar con algún torpe lerdo que haga que mi primera experiencia sea una pesadilla cuando puedo confiar en tu consejo y pasar un buen momento?
Joe no podía pensar mientras tenía la imagen de ______ pasando «un buen momento.
-¿Lo ves? -esbozó la sonrisa de superioridad que siempre ponía cuando ganaba algún juego-. Tienes que admitir que tiene sentido.
-No tengo que admitir nada. ¿Por qué no te ayuda una de tus amigas? Pensé que las mujeres hablabais de los chicos todo el tiempo.
-Sí, pero tú eres mejor fuente de información -se metió las manos en los bolsillos-. Tú has salido con más chicos que nadie a quien yo conozca. Sabes lo que las mujeres dicen de un chico y has tenido la oportunidad de conocerlos en persona y saber cómo son. Y además, no confío en nadie tanto como en ti.
Joe tragó saliva. No sabía cómo negarse. Y le gustaría que no siguiera así de pie, con las manos en las caderas y el pecho alzado hacia adelante. No le gustaba. De acuerdo, le gustaba demasiado.
-Joe.
______ se adelantó y posó la mano en su brazo.
Él intentó no dar un respingo. Ella le había tocado un millón de veces y nunca había significado nada. Hasta ese momento.
-Escucha, Joe. Tú me sacaste el primer diente, ¿recuerdas?
-Es un caso diferente.
-Y me enseñaste a conducir. Y me diste mi primer trago de whisky.
-Me lo suplicaste y después vomitaste.
-Y tú me sujetaste la cabeza. Verás en todos esos momentos importantes de mi vida, tú estabas allí para guiarme.
-Esto es diferente.
-No, si dejas de ser tan puritano.
-Yo no soy...
-¿Qué te parece Donny?
-¿Donny Beauford? -lanzó un bufido desdeñoso-. No puedes hablar en serio.
-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo Donny?
Joe no podía explicarlo exactamente, sólo que cuando pensaba en Donny en un abrazo íntimo con ______, la piel se le erizaba. Miró hacia el sicómoro antes de mirarla a ella.
-Él no... te cuidaría.
-¡Oh! -se sonrojó-. ¿Te refieres sexualmente?
-De cualquier manera.
-¿Ves? Eso es exactamente lo que yo necesito saber. ¿Y qué hay de Stu?
-¡Oh, Dios! Ese peor.
-¿Bucle?
-De ninguna manera.
-Ya sé quién. Jerry.
-¡Desde luego que no! Es un buitre. Probablemente te... Bueno, no importa. Jerry para nada.
-De acuerdo. Entonces haz una sugerencia.
Él la miró en el silencio interrumpido sólo por el sonido del agua y el eco de los cascos de los dos caballos, que se estaban inquietando cada vez más con el calor. Sintió sudor en la espalda, pero no, no creía que fuera sólo del calor.
-No se me ocurre nadie.
La verdad era que no quería pensar en nadie.
-Quizá necesites más tiempo. Te he pillado por sorpresa.
-Desde luego.
-Te diré una cosa. Vamos la posponer la discusión. Quizá podamos quedar para cenar esta noche.
-Es la noche de póquer.
-Tienes razón. Yo tampoco puedo. Juego al pinocle en casa de Joan. Bueno, mañana por la noche.
Joe decidió que el retraso era lo mejor que podía esperar. No podía imaginar cómo saldría de aquel embrollo en treinta y seis horas, pero quizá ocurriera un milagro.
-Te veré en el café Nugget.
-Bien. ¿A la seis?
-Me parece bien -alzó la vista hacia el sol-. Es tarde. Será mejor que volvamos. Tengo un montón de cosas que hacer hoy.
--Sí, yo también.
-¿Cómo qué?
-Investigar. He comprado algunos libros en Phoenix.
Joe tenía la sensación de que no debía preguntarlo, pero lo hizo de todas formas.
-¿De qué?
-De técnicas sexuales. Cuando llegue el momento, quiero saber lo más posible.
Joe se sintió como si alguien le hubiera dado un puñetazo en la boca del estómago.
-¿Es ese tu proyecto de verano?
-Pues la verdad es que sí.
-¿Estas loca? -Joe se puso de pie con tal brusquedad, que empujó sin querer a _____. Lo único peor que imaginarse a sí mismo involucrado en aquella sucia idea era imaginarse a ______ con otro tipo-. Lo siento.
Se inclinó para darle la mano y ayudarla. En cuanto estuvo de pie, le soltó la mano aprisa y ella se sacudió la parte trasera de los pantalones.
-Joe, por favor. No puedo ser virgen toda la vida.
-¿Por qué no?
Sabía que no estaba siendo razonable, pero no podía evitarlo. Y maldita fuera, ahora se había sorprendido mirándola sacudirse el trasero y pensando en que era muy bonito. Maldición.
Ella suspiró y bajó la cabeza.
-¡Confiaba tanto en tu ayuda!
-Oh, Dios -no sólo estaba teniendo pensamientos inapropiados acerca de ella, sino que ahora sentía que la estaba abandonando-. _____, sabes que haría cualquier cosa del mundo por ti, pero no creo que esto funcione.
Ella alzó la cabeza con la esperanza brillando en sus ojos grises y Joe dio un paso atrás.
-No me mires de esa manera.
-Así es como lo haremos. Nos estrujaremos el cerebro con las posibilidades y sacaremos una lista reducida. Entonces tú podrás enterarte si los chicos están saliendo con alguien porque no quiero romper ningún...
-¡Uau! -el pánico le asaltó-. Nunca he dicho que lo haría.
-Has dicho que harías cualquier cosa por mí.
-¡Cualquier cosa menos buscarte un amante! -sólo pronunciarlo le daba escalofríos. Había hecho tantos esfuerzos por no pensar en ______ nunca de forma sexual... Y ahora habían caído todas las barreras. Por primera vez, se fijó en cómo la camiseta se tensaba contra sus senos y en la incitante curva de sus caderas-. Creo que eso es un poco más de lo que una persona razonable podría esperar, ¿no te parece?
-¡Es perfectamente razonable! ¿Por qué iba a buscar por mi cuenta para acabar con algún torpe lerdo que haga que mi primera experiencia sea una pesadilla cuando puedo confiar en tu consejo y pasar un buen momento?
Joe no podía pensar mientras tenía la imagen de ______ pasando «un buen momento.
-¿Lo ves? -esbozó la sonrisa de superioridad que siempre ponía cuando ganaba algún juego-. Tienes que admitir que tiene sentido.
-No tengo que admitir nada. ¿Por qué no te ayuda una de tus amigas? Pensé que las mujeres hablabais de los chicos todo el tiempo.
-Sí, pero tú eres mejor fuente de información -se metió las manos en los bolsillos-. Tú has salido con más chicos que nadie a quien yo conozca. Sabes lo que las mujeres dicen de un chico y has tenido la oportunidad de conocerlos en persona y saber cómo son. Y además, no confío en nadie tanto como en ti.
Joe tragó saliva. No sabía cómo negarse. Y le gustaría que no siguiera así de pie, con las manos en las caderas y el pecho alzado hacia adelante. No le gustaba. De acuerdo, le gustaba demasiado.
-Joe.
______ se adelantó y posó la mano en su brazo.
Él intentó no dar un respingo. Ella le había tocado un millón de veces y nunca había significado nada. Hasta ese momento.
-Escucha, Joe. Tú me sacaste el primer diente, ¿recuerdas?
-Es un caso diferente.
-Y me enseñaste a conducir. Y me diste mi primer trago de whisky.
-Me lo suplicaste y después vomitaste.
-Y tú me sujetaste la cabeza. Verás en todos esos momentos importantes de mi vida, tú estabas allí para guiarme.
-Esto es diferente.
-No, si dejas de ser tan puritano.
-Yo no soy...
-¿Qué te parece Donny?
-¿Donny Beauford? -lanzó un bufido desdeñoso-. No puedes hablar en serio.
-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo Donny?
Joe no podía explicarlo exactamente, sólo que cuando pensaba en Donny en un abrazo íntimo con ______, la piel se le erizaba. Miró hacia el sicómoro antes de mirarla a ella.
-Él no... te cuidaría.
-¡Oh! -se sonrojó-. ¿Te refieres sexualmente?
-De cualquier manera.
-¿Ves? Eso es exactamente lo que yo necesito saber. ¿Y qué hay de Stu?
-¡Oh, Dios! Ese peor.
-¿Bucle?
-De ninguna manera.
-Ya sé quién. Jerry.
-¡Desde luego que no! Es un buitre. Probablemente te... Bueno, no importa. Jerry para nada.
-De acuerdo. Entonces haz una sugerencia.
Él la miró en el silencio interrumpido sólo por el sonido del agua y el eco de los cascos de los dos caballos, que se estaban inquietando cada vez más con el calor. Sintió sudor en la espalda, pero no, no creía que fuera sólo del calor.
-No se me ocurre nadie.
La verdad era que no quería pensar en nadie.
-Quizá necesites más tiempo. Te he pillado por sorpresa.
-Desde luego.
-Te diré una cosa. Vamos la posponer la discusión. Quizá podamos quedar para cenar esta noche.
-Es la noche de póquer.
-Tienes razón. Yo tampoco puedo. Juego al pinocle en casa de Joan. Bueno, mañana por la noche.
Joe decidió que el retraso era lo mejor que podía esperar. No podía imaginar cómo saldría de aquel embrollo en treinta y seis horas, pero quizá ocurriera un milagro.
-Te veré en el café Nugget.
-Bien. ¿A la seis?
-Me parece bien -alzó la vista hacia el sol-. Es tarde. Será mejor que volvamos. Tengo un montón de cosas que hacer hoy.
--Sí, yo también.
-¿Cómo qué?
-Investigar. He comprado algunos libros en Phoenix.
Joe tenía la sensación de que no debía preguntarlo, pero lo hizo de todas formas.
-¿De qué?
-De técnicas sexuales. Cuando llegue el momento, quiero saber lo más posible.
Joe se sintió como si alguien le hubiera dado un puñetazo en la boca del estómago.
-¿Es ese tu proyecto de verano?
-Pues la verdad es que sí.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capítulo 2 (2/2)
Joe gimió para sus adentros. Aquello era peor de lo que había imaginado. Cuando ______ se lanzaba a uno de sus proyectos de verano, no la detenía ni un camión cargado de dinamita. Y si la conocía bien, dejaría de ser virgen antes de terminar el verano.
_____ reconoció la suerte que tenía de que le cayeran bien todas las mujeres que sus hermanos habían escogido como esposas y que el sentimiento fuera mutuo. Cuando los chicos se reunían para su partida de póquer los miércoles por la noche, sus mujeres buscaban canguros y se reunían en casa de una de ellas para jugar al pinocle. ______ siempre estaba invitada.
Esa noche se reunían en casa de Joan y Rhino. Rhino era el hermano mayor de ______ y el líder de sus cinco hermanos. Había sido el primero en casarse, en comprar una casa y en tener niños.
Desde el momento en que su, sobrina, Sara, había llegado al mundo, _______ había decidido que ser tía era lo mejor del mundo, aunque estaba un poco cansada de ser una tía soltera. Llegó pronto a casa de Joan para poder ver a Sara, que tenía ahora ocho años y a Mac, de seis años, antes de que los acostaran.
Después de dar a cada niño el juego que les había comprado en Phoenix, siguió a la pelirroja de su cuñada a la cocina a ayudar a preparar las bebidas y canapés para la partida.
-Gracias por los juegos. La verdad es que van a echarte de menos cuando te vayas a Nueva York.
-Yo también a ellos.
_______ vació unas patatas de en un cuenco y abrió el frigorífico para sacar la salsa casera de Joan.
-¡No lo sé! Llevarás una vida tan excitante, que no creo que eches de menos nada de aquí.
-Claro que sí. Adoro este pueblo, a mi familia y mis amigos.
-Yo también, pero daría lo que fuera por estar en tu piel.
-¿De verdad?
______ miró a su cuñada. Con sus antepasados hispanos y su orientación vital hacia la familia y los niños, parecía haber cumplido su sueño.
-Pensaba que eras una madre vocacional.
-No me interpretes mal. Soy muy feliz. Pero el reto ha desaparecido. Cuando me casé, todo era nuevo. El sexo era nuevo, tener niños era nuevo y comprar esta casa y arreglarla era nuevo. Pero ahora todo sigue una cómoda rutina. Y yo deseo... más mundos que conquistar, supongo.
-Lo entiendo muy bien. Ése es el motivo por el que me voy a Nueva York. Es mi monte Everest -vaciló antes de hacer una sugerencia-. ¿Has pensado en volver a estudiar?
-Ya he conseguido los folletos. Estoy pensando... no te rías, en convertirme en consejera matrimonial.
-¿No bromeas? Joan, eso sería maravilloso. Desde luego, tú debes saber los ingredientes para conseguir un buen matrimonio..
Joan la miró de soslayo.
-No me llamaría experta, pero entiendo lo que pasa cuando en una pareja uno pierde el interés por, el otro.
________ se quedó con la boca abierta.
-¿Quieres decir...?
-Quiero decir que las cosas se están haciendo verdaderamente aburridas en la cama. He pensado en ir a Phoenix a comprar algunos libros sobre la materia. No me atrevería a hacerlo en Copperville porque todo el pueblo pensaría que soy una ninfómana.
-Desde luego. ¿Sabes, yo ...? -_______ se detuvo antes de ofrecerle un par de libros-. Creo que es una buena idea.
-Imaginaba que lo entenderías. Escucha, no estoy diciendo nada en contra de tu hermano. Es un tipo estupendo. Es sólo que a los dos nos sentaría bien seguir algunas indicaciones.
-Seguro. La mayoría de la gente lo hace. Ya sabes cómo es. Te acostumbras a cierta forma de hacer las cosas y entonces todo se vuelve mecánico.
-Absolutamente.
_______ se sentía como una impostora por dejar que su cuñada imaginara que tenía alguna experiencia.
Joan le dio un abrazo.
-Gracias por escucharme y animarme. Incluso aunque seas más joven que yo, siempre te he considerado más sofisticada por algún motivo. Quizá sea por el título universitario.
______ le devolvió el abrazo.
-La teoría no lo es todo.
-No. Lo ideal sería tener las dos cosas.
-No podría estar más de acuerdo.
Y si Joe la ayudaba, tendría las dos cosas por fin.
La partida de póquer se celebraba en casa de Tiny Tim, el más joven del clan de los Blakely. Tim estaba recién casado y orgulloso de presumir de las cosas que compartía con Susie en su apartamento en las afueras del pueblo.
Joe llevaba todo el día preocupado por el asunto de la virginidad de ______. Y lo peor era que tenía que darle la razón en sus razonamientos, tanto con respecto a sus alumnas como con algún buitre de ciudad que quisiera aprovecharse de una chica inexperta.
-Eh, gran _____, ¿sigues la apuesta o no?
Joe alzó la cabeza de golpe. Desde luego _____ le había arruinado la partida de póquer de esa noche. Lo que más le gustaba de aquellas sesiones era su simpleza. Pero esa noche no había nada simple.
-No, paso.
-Veamos que tienes tú, Rhino -dijo Dozer.
Los hermanos eran los mejores amigos de Joe aparte de ____. Su madre y la de ellos eran amigas íntimas, así que sus hijos se habían criado juntos. En la secundaria, el clan Blakely le había cubierto las espaldas literalmente en el equipo de los Mineros de Copperville. Pero esa noche los veía con ojos diferentes cuando pensaba cómo reaccionaría cada uno si se enterara de la conversación que había mantenido con ______ esa mañana.
-Míralas y llora, Dozer -dijo Rhino enseñando dos damas y tres sietes.
A la temprana edad de treinta años, Rhino estaba perdiendo ya el pelo, así que llevaba casi siempre una gorra de béisbol incluso dentro de la casa. Esa noche llevaba una negra del café Nugget.
Rhino no perdía detallé, por lo que era un gran jugador de póquer y sería el primero en enterarse de que él había buscado a un tipo para iniciar a _______ y también el que organizaría la represalia contra Joe y contra el pobre individuo.
-¡Maldición! -murmuró Dozer, un pelirrojo con la misma fogosidad que su cabello. Era de los que actuaba antes de pensar.
-Ha sido pura suerte -intervino Tim apartando su silla-. ¿Quién quiere una cerveza?
Tim no tenía ni un pelo de malo en toda su cabeza y ni siquiera podía cazar debido a su tierno corazón. Haría lo que fuera por cualquiera y casi nunca se ofendía. Excepto cuando se trataba de alguien que molestara a su hermana. Entonces toda su ternura se evaporaba. Joe ya lo había visto en una ocasión.
-Yo quiero una. Y no traigas una de esas horribles cervezas light.
-No las he comprado yo. Ha sido Susie. Dice que necesito vigilar mi cintura.
-Sí, Deena ha estado soltándome la misma monserga -dijo Hammer, el tercero y más bajo de los hermanos.
Hammer era de la edad de Joe y habían estado en muchas clases juntos en la escuela. Por lógica, debería ser el mejor amigo entre los cuatro hermanos, pero Hammer no era un pensador y a Joe siempre le había gustado mas hablar con Tess y había sospechado a menudo que se sentía un poco celoso de la relación tan especial que tenía él con su hermana. Hammer miró a Joe.
-No sabes lo que tienes sin una mujer que te dé la lata con tu dieta.
-Eso es verdad -le secundó Dozer-. La cosa se está poniendo tan mal, que Cindy hasta me quita la bolsa de patatas cuando veo el partido del lunes por la noche.
-¿Y se lo consientes? -intervino Rhino-. Eso no pasaría en mi casa. Soy yo el que le pone las normas a Joan.
Joe dejó que el coro de carcajadas se apagara.
-¿Estás de broma? Joan te tiene en un puño.
Rhino sonrió.
-De hecho -continuó Joe-. No he visto tipos tan locos por el matrimonio como vosotros cuatro. Casi no podíais esperar a llegar al altar. No me vengáis ahora con esas monsergas de que os dan la lata vuestras mujeres. Os encanta que lo hagan.
Y él los envidiaba, comprendió. Todos habían encontrado la felicidad.
Rhino aceptó la cerveza que Tim le había llevado y la abrió.
-Entonces, ¿cuando te vas a unir a este feo grupo para hacer cinco?
-Cuando encuentre a la mujer adecuada.
-¡Diablos, si has tenido un ejército de mujeres adecuadas! -Dozer se apartó un mechón rojo de la frente-. Jenny era estupenda. Yo salí con Jenny y no había nada malo en ella.
-Entonces, ¿por que acabaste con Cindy?
-Cindy sabe cómo manejar mi temperamento, pero tú no tienes demasiado carácter, Joe. Jenny estaría bien para ti.
-Sí -asintió Hammer-. Y tiene un bonito cuerpo.
-Y Babs -intervino Rhino-. A mí me gusta Babs.
Joe tragó su cerveza.
-A mí también, pero no tanto como para siempre.
-Eres muy selectivo, Joe -dijo Tiny Tim-. Ése es tu problema. Nadie va a ser perfecto -sonrió-. Aunque Suzie está cerca.
-El novato puede tener razón -dijo Rhino-. Quizás seas demasiado selectivo. ¿Qué tipo de criterios usas si has eliminado a chicas tan estupendas como Jenny y Babs?
Joe se metió un puñado de cacahuetes en la boca.
-¿Sabéis? Estoy realmente conmovido de que os preocupéis tanto por mi matrimonio. Quizá deberíamos agarrarnos de las manos y rezar. Puede que, si nos concentramos de verdad, veré la luz y agarraré a la primera mujer que se cruce en mi camino.
Rhino enarcó las cejas y miró a Tiny Tim.
-¿Dijiste que este edificio de apartamentos tenía piscina?
-Desde luego.
Todos apartaron las sillas. Joe vio el brillo burlón en los ojos de los hermanos.
-¡Eh, no tanta prisa! Sólo estaba bromeando.
-Y nosotros también -dijo Hammer-. ¿Verdad, Dozer?
-Sí -Dozer rió-. Me encantan las bromas.
Y mientras lo arrastraban sin ceremonia a la piscina y lo tiraban vestido, Joe pensó que quizá se merecía aquel chapuzón, aunque no por la razón que creían los chicos.
Joe gimió para sus adentros. Aquello era peor de lo que había imaginado. Cuando ______ se lanzaba a uno de sus proyectos de verano, no la detenía ni un camión cargado de dinamita. Y si la conocía bien, dejaría de ser virgen antes de terminar el verano.
_____ reconoció la suerte que tenía de que le cayeran bien todas las mujeres que sus hermanos habían escogido como esposas y que el sentimiento fuera mutuo. Cuando los chicos se reunían para su partida de póquer los miércoles por la noche, sus mujeres buscaban canguros y se reunían en casa de una de ellas para jugar al pinocle. ______ siempre estaba invitada.
Esa noche se reunían en casa de Joan y Rhino. Rhino era el hermano mayor de ______ y el líder de sus cinco hermanos. Había sido el primero en casarse, en comprar una casa y en tener niños.
Desde el momento en que su, sobrina, Sara, había llegado al mundo, _______ había decidido que ser tía era lo mejor del mundo, aunque estaba un poco cansada de ser una tía soltera. Llegó pronto a casa de Joan para poder ver a Sara, que tenía ahora ocho años y a Mac, de seis años, antes de que los acostaran.
Después de dar a cada niño el juego que les había comprado en Phoenix, siguió a la pelirroja de su cuñada a la cocina a ayudar a preparar las bebidas y canapés para la partida.
-Gracias por los juegos. La verdad es que van a echarte de menos cuando te vayas a Nueva York.
-Yo también a ellos.
_______ vació unas patatas de en un cuenco y abrió el frigorífico para sacar la salsa casera de Joan.
-¡No lo sé! Llevarás una vida tan excitante, que no creo que eches de menos nada de aquí.
-Claro que sí. Adoro este pueblo, a mi familia y mis amigos.
-Yo también, pero daría lo que fuera por estar en tu piel.
-¿De verdad?
______ miró a su cuñada. Con sus antepasados hispanos y su orientación vital hacia la familia y los niños, parecía haber cumplido su sueño.
-Pensaba que eras una madre vocacional.
-No me interpretes mal. Soy muy feliz. Pero el reto ha desaparecido. Cuando me casé, todo era nuevo. El sexo era nuevo, tener niños era nuevo y comprar esta casa y arreglarla era nuevo. Pero ahora todo sigue una cómoda rutina. Y yo deseo... más mundos que conquistar, supongo.
-Lo entiendo muy bien. Ése es el motivo por el que me voy a Nueva York. Es mi monte Everest -vaciló antes de hacer una sugerencia-. ¿Has pensado en volver a estudiar?
-Ya he conseguido los folletos. Estoy pensando... no te rías, en convertirme en consejera matrimonial.
-¿No bromeas? Joan, eso sería maravilloso. Desde luego, tú debes saber los ingredientes para conseguir un buen matrimonio..
Joan la miró de soslayo.
-No me llamaría experta, pero entiendo lo que pasa cuando en una pareja uno pierde el interés por, el otro.
________ se quedó con la boca abierta.
-¿Quieres decir...?
-Quiero decir que las cosas se están haciendo verdaderamente aburridas en la cama. He pensado en ir a Phoenix a comprar algunos libros sobre la materia. No me atrevería a hacerlo en Copperville porque todo el pueblo pensaría que soy una ninfómana.
-Desde luego. ¿Sabes, yo ...? -_______ se detuvo antes de ofrecerle un par de libros-. Creo que es una buena idea.
-Imaginaba que lo entenderías. Escucha, no estoy diciendo nada en contra de tu hermano. Es un tipo estupendo. Es sólo que a los dos nos sentaría bien seguir algunas indicaciones.
-Seguro. La mayoría de la gente lo hace. Ya sabes cómo es. Te acostumbras a cierta forma de hacer las cosas y entonces todo se vuelve mecánico.
-Absolutamente.
_______ se sentía como una impostora por dejar que su cuñada imaginara que tenía alguna experiencia.
Joan le dio un abrazo.
-Gracias por escucharme y animarme. Incluso aunque seas más joven que yo, siempre te he considerado más sofisticada por algún motivo. Quizá sea por el título universitario.
______ le devolvió el abrazo.
-La teoría no lo es todo.
-No. Lo ideal sería tener las dos cosas.
-No podría estar más de acuerdo.
Y si Joe la ayudaba, tendría las dos cosas por fin.
La partida de póquer se celebraba en casa de Tiny Tim, el más joven del clan de los Blakely. Tim estaba recién casado y orgulloso de presumir de las cosas que compartía con Susie en su apartamento en las afueras del pueblo.
Joe llevaba todo el día preocupado por el asunto de la virginidad de ______. Y lo peor era que tenía que darle la razón en sus razonamientos, tanto con respecto a sus alumnas como con algún buitre de ciudad que quisiera aprovecharse de una chica inexperta.
-Eh, gran _____, ¿sigues la apuesta o no?
Joe alzó la cabeza de golpe. Desde luego _____ le había arruinado la partida de póquer de esa noche. Lo que más le gustaba de aquellas sesiones era su simpleza. Pero esa noche no había nada simple.
-No, paso.
-Veamos que tienes tú, Rhino -dijo Dozer.
Los hermanos eran los mejores amigos de Joe aparte de ____. Su madre y la de ellos eran amigas íntimas, así que sus hijos se habían criado juntos. En la secundaria, el clan Blakely le había cubierto las espaldas literalmente en el equipo de los Mineros de Copperville. Pero esa noche los veía con ojos diferentes cuando pensaba cómo reaccionaría cada uno si se enterara de la conversación que había mantenido con ______ esa mañana.
-Míralas y llora, Dozer -dijo Rhino enseñando dos damas y tres sietes.
A la temprana edad de treinta años, Rhino estaba perdiendo ya el pelo, así que llevaba casi siempre una gorra de béisbol incluso dentro de la casa. Esa noche llevaba una negra del café Nugget.
Rhino no perdía detallé, por lo que era un gran jugador de póquer y sería el primero en enterarse de que él había buscado a un tipo para iniciar a _______ y también el que organizaría la represalia contra Joe y contra el pobre individuo.
-¡Maldición! -murmuró Dozer, un pelirrojo con la misma fogosidad que su cabello. Era de los que actuaba antes de pensar.
-Ha sido pura suerte -intervino Tim apartando su silla-. ¿Quién quiere una cerveza?
Tim no tenía ni un pelo de malo en toda su cabeza y ni siquiera podía cazar debido a su tierno corazón. Haría lo que fuera por cualquiera y casi nunca se ofendía. Excepto cuando se trataba de alguien que molestara a su hermana. Entonces toda su ternura se evaporaba. Joe ya lo había visto en una ocasión.
-Yo quiero una. Y no traigas una de esas horribles cervezas light.
-No las he comprado yo. Ha sido Susie. Dice que necesito vigilar mi cintura.
-Sí, Deena ha estado soltándome la misma monserga -dijo Hammer, el tercero y más bajo de los hermanos.
Hammer era de la edad de Joe y habían estado en muchas clases juntos en la escuela. Por lógica, debería ser el mejor amigo entre los cuatro hermanos, pero Hammer no era un pensador y a Joe siempre le había gustado mas hablar con Tess y había sospechado a menudo que se sentía un poco celoso de la relación tan especial que tenía él con su hermana. Hammer miró a Joe.
-No sabes lo que tienes sin una mujer que te dé la lata con tu dieta.
-Eso es verdad -le secundó Dozer-. La cosa se está poniendo tan mal, que Cindy hasta me quita la bolsa de patatas cuando veo el partido del lunes por la noche.
-¿Y se lo consientes? -intervino Rhino-. Eso no pasaría en mi casa. Soy yo el que le pone las normas a Joan.
Joe dejó que el coro de carcajadas se apagara.
-¿Estás de broma? Joan te tiene en un puño.
Rhino sonrió.
-De hecho -continuó Joe-. No he visto tipos tan locos por el matrimonio como vosotros cuatro. Casi no podíais esperar a llegar al altar. No me vengáis ahora con esas monsergas de que os dan la lata vuestras mujeres. Os encanta que lo hagan.
Y él los envidiaba, comprendió. Todos habían encontrado la felicidad.
Rhino aceptó la cerveza que Tim le había llevado y la abrió.
-Entonces, ¿cuando te vas a unir a este feo grupo para hacer cinco?
-Cuando encuentre a la mujer adecuada.
-¡Diablos, si has tenido un ejército de mujeres adecuadas! -Dozer se apartó un mechón rojo de la frente-. Jenny era estupenda. Yo salí con Jenny y no había nada malo en ella.
-Entonces, ¿por que acabaste con Cindy?
-Cindy sabe cómo manejar mi temperamento, pero tú no tienes demasiado carácter, Joe. Jenny estaría bien para ti.
-Sí -asintió Hammer-. Y tiene un bonito cuerpo.
-Y Babs -intervino Rhino-. A mí me gusta Babs.
Joe tragó su cerveza.
-A mí también, pero no tanto como para siempre.
-Eres muy selectivo, Joe -dijo Tiny Tim-. Ése es tu problema. Nadie va a ser perfecto -sonrió-. Aunque Suzie está cerca.
-El novato puede tener razón -dijo Rhino-. Quizás seas demasiado selectivo. ¿Qué tipo de criterios usas si has eliminado a chicas tan estupendas como Jenny y Babs?
Joe se metió un puñado de cacahuetes en la boca.
-¿Sabéis? Estoy realmente conmovido de que os preocupéis tanto por mi matrimonio. Quizá deberíamos agarrarnos de las manos y rezar. Puede que, si nos concentramos de verdad, veré la luz y agarraré a la primera mujer que se cruce en mi camino.
Rhino enarcó las cejas y miró a Tiny Tim.
-¿Dijiste que este edificio de apartamentos tenía piscina?
-Desde luego.
Todos apartaron las sillas. Joe vio el brillo burlón en los ojos de los hermanos.
-¡Eh, no tanta prisa! Sólo estaba bromeando.
-Y nosotros también -dijo Hammer-. ¿Verdad, Dozer?
-Sí -Dozer rió-. Me encantan las bromas.
Y mientras lo arrastraban sin ceremonia a la piscina y lo tiraban vestido, Joe pensó que quizá se merecía aquel chapuzón, aunque no por la razón que creían los chicos.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capítulo 3 (1/2)
_______ apenas se había puesto vestidos en su vida, pero esa noche le pareció apropiado. No quería llevar algo demasiado recargado cuando el calor había subido a casi treinta y cinco grados, así que acabó escogiendo un vestido playero de margaritas porque sabía que a Joe le gustaban esas flores.
Cuando se plantó ante el espejo preguntándose si debía ponerse alguna joya recordó la perla ovalada que le había regalado Joe en su graduación. Sólo se la ponía en ocasiones especiales y esa noche le pareció una de ellas.
En cuanto estuvo lista, sintió otra oleada de aprensión. Si Joe había aceptado su plan, debería estar más calmada a esas alturas, pero aquel plan era demasiado excitante incluso con la ayuda de Joe.
Su bungalow alquilado no estaba muy lejos del pueblo y decidió ir andando para aplacar un poco los nervios. Se puso las gafas de sol, se colgó el bolso y salió. En cuanto hubo recorrido una manzana comprendió que había cometido un error. Llegaría al restaurante más asada que el rollo de carne.
Joe aparcó frente al Nugett cuando ella pasó ante la farmacia a dos manzanas más allá. Mientras caminaba, ________ lo observó saltar de la furgoneta polvorienta. Pero él llevaba una camisa limpia y un sombrero Stetson de color gris que nunca le había visto.
Estaba condenadamente atractivo, con aquellos fuertes muslos encasquetados en los vaqueros y la espalda acentuada por la bonita camisa vaquera gris. Bastante a menudo, en los años que hacía que lo conocía se había encontrado pensando que su amigo era muy guapo, pero últimamente no le había pasado. Lo estaba notando de nuevo en ese momento.
Quizá le estuviera afectando toda aquella lectura. De repente, se encontró pensando qué tipo de amante sería Joe, pero apartó la idea con rapidez. No debería tener aquel tipo de pensamientos acerca de él. Joe se horrorizaría si se enterara.
Como si hubiera sentido sus ojos clavados en él, Joe se dio la vuelta antes de entrar en el Nugget.
-¿Se te ha estropeado el coche?
-He decidido venir andando.
-¡Pero si estamos en junio!
-Ya me he dado cuenta. Tengo que admitir que tengo un poco de calor.
Al acercarse, _____ olió su loción de afeitar y vio que no tenía barba. Por algún motivo, el hecho de que se hubiera afeitado para ella le produjo un cosquilleo en el estómago.
Joe la miró de arriba abajo tras las gafas y sacudió la cabeza.
-Pensé que te había enseñado algo. Ahora, después del paseo, ese aire acondicionado helado te sentará fatal.
-¡Por Dios! Pareces mi madre. ¿No podrías al menos haber dicho que me queda bien este vestido? Me lo he puesto porque sé que te gustan las margaritas.
-El vestido está muy bien. Pero vas a pillar un resfriado.
Cada vez más irritada, comprendió que en secreto había esperado la típica reacción de las películas cuando una chica que es un poco chicazo aparece con un vestido.
Joe abrió la puerta para ella y las campanillas sonaron.
-Mira, si vas a mantener esa actitud, quizá sea mejor que nos olvidemos del asunto.
-¿Y entonces qué?
-¡Eh, vosotros dos! No queremos refrigerar a todo el pueblo -gritó Janice, la camarera que llevaba toda la vida trabajando en el Nugget.
Joe dejó que la puerta se deslizara y se dio la vuelta hacia _____ con expresión impasible.
-¿Qué hacemos?
Ella no quería abandonar su plan. Necesitaba a Joe y, además, él se había arreglado y duchado para la cena.
-Vamos a tomar un poco de rollo de carne.
Joe mantuvo la puerta abierta para ella por segunda vez e intentó no aspirar su aroma al pasar. Cuando la había visto llegar con aquel coqueto vestido de flores, casi se le había secado la garganta. Entonces, ella se había acercado lo suficiente como para poder ver la transpiración en su escote, justo donde descansaba la perla.
Había tenido que hacer un esfuerzo por no agacharse a lamer la humedad que desaparecía en el valle de sus senos. ¡Debía haber perdido la cabeza! Aquellas fantasías no iban con _____, la chica que montaba la bici sin manos por la Colina Suicida o tiraba la bola de béisbol con tal fuerza que te hacía daño en la mano. ¡Pero esa chica era una mujer ahora! Ya no podía ignorar la verdad por más tiempo. Se había fijado alguna vez en ello, como la primera vez que la había visto en bikini y había notado que llenaba las copas del sujetador. Y la vez del baile en que había estado a punto de besarla, pero había recuperado la razón antes de cometer una estupidez.
La siguió al interior del restaurante hasta el fondo, el sitio que siempre ocupaban en el Nugget. Por el camino consiguió devolver los saludos de gente a la que conocía de toda la vida, pero toda su atención estaba clavada en la forma en que las caderas de _____ se contoneaban bajo la tela de margaritas. El vestido se abrochaba en la espalda y se imaginó que no llevaría más que unas braguitas debajo.
¡Maldición! Tenía que, dejar de pensar de aquella manera. A finales de la tarde había decidido que quizá debería intentar que tuviera una aventura. Se le habían ocurrido dos posibilidades y se había dicho a sí mismo que más valía que fueran Mitch o Randy antes que algún buitre de Nueva York.
Pero ahora no quería ni pensar en Mitch o Randy cerca de ella.
Pero si no la ayudaba, lo haría ella sola. Recordaba la vez en que su proyecto de verano había sido aprender a patinar con patines de ruedas en hilera y se había hecho un esguince y raspado las dos rodillas, pero había aprendido.
Joe apartó el taburete frente al de ella e intentó aparentar que todo era igual que las otras veces que habían cenado en el Nugget.
-¿Tienes hambre?
-Puedes apostarlo -mintió él.
Se preguntó si podría tragar un bocado. Nunca podría mirarla de la misma forma que antes, comprendió desesperado. Pasara lo que pasara, su amistad había cambiado para siempre. Había dado el salto mental de considerarla una mujer deseable, más deseable de lo que nunca hubiera imaginado. Apenas podía creer haber conseguido mantener tantos años la barrera ante aquella sexualidad femenina.
-¿Has pensado en... lo que hemos hablado?
-Algo. Bueno, mucho.
-¿Alguna idea?
“Sí, y todas pornográficas.”
Janice se acercó entonces a su mesa con el bloc en la mano.
-¡Eh, vosotros dos!
______ alzó la mirada con una sonrisa.
-Hola, Janice. ¿Cómo está tu nieta?
La camarera se metió la mano en el bolsillo superior del mandil y sacó una fotografía.
-Mírala.
-¡Es preciosa, Janice!
-¿Verdad que sí?
-Muy guapa -dijo Joe aunque estaba más interesado en la expresión de ternura de ______.
Quizá ni ella misma supiera cuánto deseaba tener un bebé. Maldición, aquella era otra cosa que nunca hubiera relacionado con _______, aunque no dudaba que sería una gran madre. Toda la idea le deprimió.
-Bueno, chicos, ¿tomáis el rollo de carne ?
-Sí -contestaron los dos a la vez.
-¿El aliño de siempre para la ensalada?
Los dos asintieron al mismo tiempo.
-¿Y té helado?
Joe pensó en cómo iba a extrañar _______ a los camareros que supieran que tomaba café caliente en invierno y té helado en verano. Y también tendría que comer sola en los restaurantes o lo que era peor, con algún tipo que la miraría con las mismas ideas que él estaba teniendo en ese momento.
-Os traeré las ensaladas y el té en un instante -dijo Janice antes de volver a la cocina.
Joe miró a ______, sin saber qué decir por primera vez en toda su vida.
Ella se inclinó hacia adelante y la perla se ocultó bajo el escote de su vestido.
-¿Recuerdas la vez que pusimos peniques en los raíles del tren?
_______ apenas se había puesto vestidos en su vida, pero esa noche le pareció apropiado. No quería llevar algo demasiado recargado cuando el calor había subido a casi treinta y cinco grados, así que acabó escogiendo un vestido playero de margaritas porque sabía que a Joe le gustaban esas flores.
Cuando se plantó ante el espejo preguntándose si debía ponerse alguna joya recordó la perla ovalada que le había regalado Joe en su graduación. Sólo se la ponía en ocasiones especiales y esa noche le pareció una de ellas.
En cuanto estuvo lista, sintió otra oleada de aprensión. Si Joe había aceptado su plan, debería estar más calmada a esas alturas, pero aquel plan era demasiado excitante incluso con la ayuda de Joe.
Su bungalow alquilado no estaba muy lejos del pueblo y decidió ir andando para aplacar un poco los nervios. Se puso las gafas de sol, se colgó el bolso y salió. En cuanto hubo recorrido una manzana comprendió que había cometido un error. Llegaría al restaurante más asada que el rollo de carne.
Joe aparcó frente al Nugett cuando ella pasó ante la farmacia a dos manzanas más allá. Mientras caminaba, ________ lo observó saltar de la furgoneta polvorienta. Pero él llevaba una camisa limpia y un sombrero Stetson de color gris que nunca le había visto.
Estaba condenadamente atractivo, con aquellos fuertes muslos encasquetados en los vaqueros y la espalda acentuada por la bonita camisa vaquera gris. Bastante a menudo, en los años que hacía que lo conocía se había encontrado pensando que su amigo era muy guapo, pero últimamente no le había pasado. Lo estaba notando de nuevo en ese momento.
Quizá le estuviera afectando toda aquella lectura. De repente, se encontró pensando qué tipo de amante sería Joe, pero apartó la idea con rapidez. No debería tener aquel tipo de pensamientos acerca de él. Joe se horrorizaría si se enterara.
Como si hubiera sentido sus ojos clavados en él, Joe se dio la vuelta antes de entrar en el Nugget.
-¿Se te ha estropeado el coche?
-He decidido venir andando.
-¡Pero si estamos en junio!
-Ya me he dado cuenta. Tengo que admitir que tengo un poco de calor.
Al acercarse, _____ olió su loción de afeitar y vio que no tenía barba. Por algún motivo, el hecho de que se hubiera afeitado para ella le produjo un cosquilleo en el estómago.
Joe la miró de arriba abajo tras las gafas y sacudió la cabeza.
-Pensé que te había enseñado algo. Ahora, después del paseo, ese aire acondicionado helado te sentará fatal.
-¡Por Dios! Pareces mi madre. ¿No podrías al menos haber dicho que me queda bien este vestido? Me lo he puesto porque sé que te gustan las margaritas.
-El vestido está muy bien. Pero vas a pillar un resfriado.
Cada vez más irritada, comprendió que en secreto había esperado la típica reacción de las películas cuando una chica que es un poco chicazo aparece con un vestido.
Joe abrió la puerta para ella y las campanillas sonaron.
-Mira, si vas a mantener esa actitud, quizá sea mejor que nos olvidemos del asunto.
-¿Y entonces qué?
-¡Eh, vosotros dos! No queremos refrigerar a todo el pueblo -gritó Janice, la camarera que llevaba toda la vida trabajando en el Nugget.
Joe dejó que la puerta se deslizara y se dio la vuelta hacia _____ con expresión impasible.
-¿Qué hacemos?
Ella no quería abandonar su plan. Necesitaba a Joe y, además, él se había arreglado y duchado para la cena.
-Vamos a tomar un poco de rollo de carne.
Joe mantuvo la puerta abierta para ella por segunda vez e intentó no aspirar su aroma al pasar. Cuando la había visto llegar con aquel coqueto vestido de flores, casi se le había secado la garganta. Entonces, ella se había acercado lo suficiente como para poder ver la transpiración en su escote, justo donde descansaba la perla.
Había tenido que hacer un esfuerzo por no agacharse a lamer la humedad que desaparecía en el valle de sus senos. ¡Debía haber perdido la cabeza! Aquellas fantasías no iban con _____, la chica que montaba la bici sin manos por la Colina Suicida o tiraba la bola de béisbol con tal fuerza que te hacía daño en la mano. ¡Pero esa chica era una mujer ahora! Ya no podía ignorar la verdad por más tiempo. Se había fijado alguna vez en ello, como la primera vez que la había visto en bikini y había notado que llenaba las copas del sujetador. Y la vez del baile en que había estado a punto de besarla, pero había recuperado la razón antes de cometer una estupidez.
La siguió al interior del restaurante hasta el fondo, el sitio que siempre ocupaban en el Nugget. Por el camino consiguió devolver los saludos de gente a la que conocía de toda la vida, pero toda su atención estaba clavada en la forma en que las caderas de _____ se contoneaban bajo la tela de margaritas. El vestido se abrochaba en la espalda y se imaginó que no llevaría más que unas braguitas debajo.
¡Maldición! Tenía que, dejar de pensar de aquella manera. A finales de la tarde había decidido que quizá debería intentar que tuviera una aventura. Se le habían ocurrido dos posibilidades y se había dicho a sí mismo que más valía que fueran Mitch o Randy antes que algún buitre de Nueva York.
Pero ahora no quería ni pensar en Mitch o Randy cerca de ella.
Pero si no la ayudaba, lo haría ella sola. Recordaba la vez en que su proyecto de verano había sido aprender a patinar con patines de ruedas en hilera y se había hecho un esguince y raspado las dos rodillas, pero había aprendido.
Joe apartó el taburete frente al de ella e intentó aparentar que todo era igual que las otras veces que habían cenado en el Nugget.
-¿Tienes hambre?
-Puedes apostarlo -mintió él.
Se preguntó si podría tragar un bocado. Nunca podría mirarla de la misma forma que antes, comprendió desesperado. Pasara lo que pasara, su amistad había cambiado para siempre. Había dado el salto mental de considerarla una mujer deseable, más deseable de lo que nunca hubiera imaginado. Apenas podía creer haber conseguido mantener tantos años la barrera ante aquella sexualidad femenina.
-¿Has pensado en... lo que hemos hablado?
-Algo. Bueno, mucho.
-¿Alguna idea?
“Sí, y todas pornográficas.”
Janice se acercó entonces a su mesa con el bloc en la mano.
-¡Eh, vosotros dos!
______ alzó la mirada con una sonrisa.
-Hola, Janice. ¿Cómo está tu nieta?
La camarera se metió la mano en el bolsillo superior del mandil y sacó una fotografía.
-Mírala.
-¡Es preciosa, Janice!
-¿Verdad que sí?
-Muy guapa -dijo Joe aunque estaba más interesado en la expresión de ternura de ______.
Quizá ni ella misma supiera cuánto deseaba tener un bebé. Maldición, aquella era otra cosa que nunca hubiera relacionado con _______, aunque no dudaba que sería una gran madre. Toda la idea le deprimió.
-Bueno, chicos, ¿tomáis el rollo de carne ?
-Sí -contestaron los dos a la vez.
-¿El aliño de siempre para la ensalada?
Los dos asintieron al mismo tiempo.
-¿Y té helado?
Joe pensó en cómo iba a extrañar _______ a los camareros que supieran que tomaba café caliente en invierno y té helado en verano. Y también tendría que comer sola en los restaurantes o lo que era peor, con algún tipo que la miraría con las mismas ideas que él estaba teniendo en ese momento.
-Os traeré las ensaladas y el té en un instante -dijo Janice antes de volver a la cocina.
Joe miró a ______, sin saber qué decir por primera vez en toda su vida.
Ella se inclinó hacia adelante y la perla se ocultó bajo el escote de su vestido.
-¿Recuerdas la vez que pusimos peniques en los raíles del tren?
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capitulo 3 (2/2)
Él miró la zona donde la perla había desaparecido antes de desviar la vista sabiendo que no debería mirarla allí en un sitio público.
-Sí, me acuerdo.
-Nunca se lo he dicho a nadie.
-No yo tampoco.
-Eso fue hace veinte años, Joe. Tú y yo hemos mantenido ese tonto secreto durante veinte años porque los dos tenemos el mismo sentido del honor. Por eso es por lo que te he pedido ayuda a ti. Sé que guardarás el secreto.
-Juraría que los dos estáis tramando algo -dijo Janice al posar los dos tés helados, las ensaladas y el cesto del pan-. ¡No sois un poco mayores para planear travesuras?
-Se acerca el aniversario de mis padres - dijo _______-. Treinta y cinco años.
-¡Ajá! Y vais a darles una fiesta sorpresa.
-Podría ser.
Mis labios están sellados -dijo Janice-. Pero asegúrate de invitarme.
-Desde luego.
En cuanto se fue, Joe se inclinó hacia _______. El aroma de su colonia le asaltó dándole ideas que no debería tener cuando se inclinó para que nadie lo escuchara.
-¿Ves lo complicado que se puede poner? Ahora vas a tener que darles una fiesta a tus padres para que no sospechen.
Ella se encogió de hombros y los tirantes del vestido se movieron.
-No importa. Es una buena idea de todas formas.
A Joe le cosquillearon los dedos de ganas de deslizarle los tirantes y bajarle el vestido.
-Supongo que te estarás quedando helada, ¿no?
-La verdad es que no.
_____ alzó las manos para apartarse el pelo mojado y el movimiento le alzó los senos. No había duda de que no llevaba sujetador.
Joe se dijo a sí mismo que no se estaba excitando. Definitivamente no.
-Deja que vaya a buscar una camisa de franela que tengo en la furgoneta.
-No la necesito. Estoy bien.- Pero él necesitaba taparla.
-Podría ir de todas formas. Por si acaso - insistió él empezando a levantarse.
-Joe, no quiero la maldita camisa, ¿de acuerdo? Quiero poner en marcha este proyecto. Siéntate y dime lo que has pensado.
Él la miró con la mente en un remolino. Debería decirle lo de Mitch y Randy. De verdad debería hacerlo.
-¡Aquí está el rollo de carne! -anunció Janice-. ¡Dios santo! ¡Si no habéis probado las ensaladas! Debe de ser una fiesta muy especial la que estáis planeando.
-No te lo puedes ni imaginar -dijo _______, apartando el plato de ensalada-. Déjalo ahí y lo comeremos todo junto.
-Ya podéis dejar los platos limpios o no os traeré postre -los regañó Janice-. Y Sally ha hecho hoy pastel de albaricoque.
En cuanto Janice desapareció, _______ se inclinó hacia adelante de nuevo.
-Eso me recuerda -susurró- que he estado aprendiendo las cosas más sorprendentes en esos libros. Por ejemplo, el uso de aceites aromáticos. ¿Sabías que te dejan la piel como el melocotón?
-No.
A Joe le estaban comprimiendo los pantalones cada vez más.
-¿Has leído algún libro sobre el tema?
-No.
-Pues hay algunas ideas maravillosas en ellos. Deberías echar un vistazo.
Joe perdió el control del tenedor, que chocó en el plato.
-No creo que me haga falta.
-¡Por Dios bendito! Los hombres y su ego. Supongo que podrías aprender algo.
-Gracias, pero prefiero mi propia intuición.
-De acuerdo, pero ésta es la oportunidad perfecta para que veas esos libros sin que nadie lo sepa. Cuando yo me vaya, me los llevaré y te quedarás solo.
-No creo que vaya a olvidarme de tu partida con facilidad.
El brillo de diversión desapareció de los ojos de ella.
-¡Oh, Joe! Lo siento. No quería decir una cosa así. Ya sé que te encantaría hacer lo mismo.
-Yo no diría eso. Y alguien tiene que cuidar del rancho. Ya noté el invierno pasado que mis padres cada vez están más torpes.
-¿Les has insinuado alguna vez que no querías hacerte cargo?
-Es que sí quiero hacerme cargo. Han luchado mucho por levantar ese negocio y mantenerlo. Se morirían si tuvieran que venderlo a unos desconocidos cuando ya no pudieran trabajar -la miró a los ojos-. Si tú fueras hija única, ¿te irías a Nueva York?
______ estaba a punto de decir que sí cuando vaciló.
-Probablemente no. Es una suerte que mis hermanos quieran quedarse aquí para toda la vida -dirigió una mirada de simpatía a Joe-. Puedes venir a verme cuando quieras. Te enseñaré Nueva York a fondo.
-Gracias. Quizá te tome la palabra.
-Podríamos pasarlo de maravilla. Iremos a lo alto del Empire State, a la Estatua de la Libertad, a Central Park y a Times Square. Prométeme que irás a verme, Joe. ¡Sería maravilloso!
-De acuerdo. Te lo prometo.
El corazón se le encogió al pensar lo bien que lo pasarían para después tener que regresar y dejarla allí.
-Me siento mucho mejor sabiendo que vendrás a verme. Supongo que siempre he soñado ver esas cosas contigo. Hasta puede que espere a que vayas para hacer algo de turismo. Así lo veremos juntos por primera vez. Y hasta podríamos ir a un restaurante caro al menos una vez y...
-No pienso llevarte a un restaurante caro a menos que comas algo más que ahora.
_______ miró a su plato y agarró el tenedor.
-Supongo que estoy distraída. No puedo pensar en otra cosa que en mi viaje y en prepararme para él -alzó la vista hacia él-. Joe, sé que crees que estoy loca por querer hacer eso antes de irme.
-No, no estás loca.
Joe posó el tenedor y dejó de intentar comer.
Dios, estaba preciosa. No bonita, atractiva o pasable, sino preciosa. Nunca se lo había admitido a sí mismo antes, pero probablemente siempre lo hubiera sabido a un nivel inconsciente.
-¿Entonces lo entiendes?
-Sí:
_______ lanzó un suspiro de alivio.
-Gracias a Dios. Me preguntaba cómo podría convencerte.
-Ya estoy convencido.
-¿Entonces vas a ayudarme? ¿Buscarás a alguien y me lo presentarás?
Quizá Joe hubiera sabido todo el tiempo lo que tenía que hacer o quizá sólo hubiera necesitado tiempo para asimilar la verdad. Pero ahora no podía verlo de otra forma. Era peligroso, extremadamente peligroso y había muchas cosas en juego. Sin embargo, era la única respuesta y él era lo bastante hombre como para cargar con las consecuencias.
Inspiró con fuerza.
-No tengo que buscar a nadie. Ya sé quién lo hará.
-¿Lo sabes? -los ojos le chispearon y se sonrojó-. ¿Quién?
-Yo.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capitulo 4 (1/2)
_______ dio un respingo y se llevó la mano a los labios. Se sentía como si le hubieran echado un jarro de agua hirviendo por encima. Oh, Dios. Joe. ¿Cómo podía hacerlo? La imaginación se le desbordó con la idea incapaz de asimilarla todavía. El corazón le latía tan aprisa que creyó que él podría oírlo. Joe. ¡Qué delicioso! ¡Qué imposible! ¡Qué atemorizante y adorable a la vez!
-A menos que tú no me quieras.
______ ya tenía problemas para respirar cuanto más para hablar.
-Yo... yo...
-No me parecerá mal si no quieres. Puede que yo no sea lo que... deseas.
-Yo... tengo que pensarlo.
-Claro.
Aunque estaba aturdida, sintió la vulnerabilidad de él.
-Me siento honrada.
-¿Honrada?
-De que siquiera hayas considerado... que estés dispuesto...
-Mejor yo que nadie que se me ocurra.
-¿Es... -se frotó los ojos-. ¿Es tanto sacrificio entonces?
Ante su carcajada, ______ abrió los ojos.
-¿Estás de broma? -la miró asombrado-. Si corro la palabra de que estás dispuesta, la cola de hombres fuera de tu casa llegaría hasta el Nugget.
-¿Eso crees?
Joe nunca le había hecho un cumplido tan extravagante acerca de su atractivo sexual. Ahora que lo pensaba, ni siquiera le había dicho nunca ningún cumplido.
-Puedes escoger tú misma. No tienes por que cargar conmigo. Sólo pensaba...
-Que me sentiría más cómoda contigo. Gracias, Joe. Y probablemente sea verdad. En cuanto me recupere del sobresalto...
-Tómate tu tiempo.
-¿No cambiarás de idea?
Él sacudió la cabeza.
-¿Y qué hay de mis hermanos?
-No voy a decir que no vaya a ser difícil, pero hemos guardado secretos antes. Supongo que podremos hacerlo de nuevo.
______ nunca había estado tan impresionada con nadie en su vida.
-No me merezco un amigo tan bueno.
Joe esbozó una sonrisa de soslayo.
-No me valores tanto. No creas que va a ser el peor trabajo que he hecho en mi vida.
-O sea que... ¿crees que podríamos divertirnos?
-Al menos yo podría conseguirlo.
_______ se reclinó hacia atrás y se abanicó con la mano.
-¡Uau! Eso me ha desequilibrado -lo miró recién afeitado-. ¿Lo habías decidido antes de cambiarte y ducharte?
-No, la verdad es que no tenía ni idea de lo que iba a decir cuando llegué. Fue mientras estábamos hablando cuando pensé que era la única solución posible.
-La razón por la que te lo he preguntado es que, considerando que estás recién duchado, quizá hayas pensado que pudiéramos... eh... -se sentía increíblemente tímida-, encargarnos de ello.
Joe tosió para aclararse la garganta.
-¿Es eso lo que quieres?
______ no podía controlar su pulso desbocado.
-No lo sé. Comprendo que esto es mi plan, pero no me siento dispuesta ahora mismo.
-Tengo una sugerencia.
_______ tragó saliva. Era el hombre más sexy que había visto en toda su vida. ¿Cómo no se habría fijado en todos aquellos años?
-De acuerdo.
Joe bajó la voz y se inclinó hacia adelante mirándola con sus ojos grises nublados ahora.
-Quizá necesitemos practicar. Podríamos dar un paseo en coche, aparcar en algún lado y ver cómo sale. Y para quitarle tensión, podríamos acordar no llegar hasta el final la primera vez.
Estaba tan cerca de ella, que su aliento le acariciaba la cara y, cuando lo miró a los ojos, el corazón se le desbocó de tal manera, que creyó que podría darle un ataque. Aquel era un Joe al que nunca había visto antes.
-Supongo que podríamos hacerlo, pero...
-¿Pero? ¿Cómo te imaginabas tú el proceso?
Ella se puso de color escarlata.
-¿Sinceramente?
-Sí.
-Si me hubieras acordado una cita con alguien, me imaginaba una aventura de una noche para acabar cuanto antes con el asunto.
Joe parpadeó.
-Eso es una idea horrible.
-¿Sí?
-Pensaba que querías pasar un buen rato.
-Y quiero -inspiró temblorosa-. ¿Pero no podría pasarlo bien con una aventura de una noche?
-Tú no. Algunas mujeres sí, pero tú necesitas tiempo.
-Por eso he estado leyendo esos libros. Y soy una aprendiz muy rápida -él guiñó y esbozó una sonrisa-. ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?
-Por que es muy propio de ti ponerte a aprender un tema en serio antes de lanzarte a por él.
La tenía totalmente desequilibrada, y _____ no estaba acostumbrada a sentirse así con Joe.
-¡Puede que yo también pueda enseñarte algunas cosas, señor Sabelotodo! -susurró un poco más alto de lo que había pretendido.
Miró a su alrededor aprisa, pero nadie los estaba mirando, lo que no era de sorprender. Verlos juntos en el Nugget era muy habitual.
Joe se inclinó hacia adelante.
-No dudo que puedas -mientras se siguieron mirando en silencio, la expresión de él se hizo más cautelosa-. La cuestión es: ¿quieres? Todavía no has respondido.
-No lo sé, Joe. Esto es muy... personal.
-Desde luego.
-Me conoces tan bien...
-Tan bien como cualquiera.
-Las cosas no volverían a ser nunca lo mismo entre nosotros.
Joe posó la cuchara.
-Ya son diferentes -la miró con intensidad-. ¿Me equivoco?
Oh, sí. Aquellos ojos azules que siempre había visto con inocencia, ahora estaban cargados de secretos y ya se estaba preguntando cómo serian aquellos ojos cargados de pasión. De pasión por ella. La idea le tensó el cuerpo y sintió una palpitación que no tenía nada que ver con la amistad.
-Tienes razón -dijo.
-Vamos a salir de aquí.
-¿Y qué pasa con tu cena?
-La verdad es que no tenía hambre, pero si quieres, podemos pedirle a Janice que nos lo guarde en un recipiente.
-No te molestes. No durará con este calor.
Joe sacó la cartera del bolsillo trasero al mismo tiempo que ______ abría el bolso.
-Guarda el dinero, ______.
-Pero si siempre hemos pagado a medias.
-Nuevo juego, nuevas reglas. Eres mi cita y la cena corre de mi cuenta.
El gesto le gustó más de lo que se atrevía a admitir.
-¿No te estás tomando esto un poco literalmente?
-Para nada. Esperaría que cualquier hombre en mi posición tuviera la cortesía de invitarte a cenar. Como expresión de gratitud.
_______ se quedó sin aliento ante aquella galantería. No le extrañaba que las mujeres cayeran rendidas a sus pies. Ella nunca lo había entendido, pero también era cierto que nunca había desplegado todo su encanto con ella. Janice se acercó a ellos.
-¿Os vais tan pronto? -entonces miró los platos con sorpresa-. ¿Algo malo con el rollo de carne?
-No -dijo ______-. Nosotros...
-Dios mío, estás toda sofocada -Janice le tocó la mejilla-. Niña, estás febril. Seguro que vas pillar la gripe.
-Eso creo yo -intervino Joe-. Por eso decidimos irnos.
-Mi Steve la pilló la semana pasada. Cualquiera pensaría que un microbio no puede sobrevivir con este calor, pero hay una buena epidemia. Lo mejor será que te meta en la cama.
_______ sintió más ardor en la cara y no se atrevió a mirar a Joe.
-¡Mírala! -exclamó Janice-. ¡Está ardiendo! Será mejor que la lleves a casa. Venga, marchaos ya.
Aunque ______ hubiera querido salir corriendo, se obligó a caminar como una enferma al preceder a Joe hacia la entrada. Salieron entre un coro de buenos deseos de los demás comensales.
Joe la ayudó a subir a la furgoneta.
-Bueno, al menos no han sospechado nada. No podemos seguir con esto. Muy pronto, todo el mundo en el pueblo sabrá que me llevaste a casa desde el Nugget y...
-¿Y qué? -arrancó y conectó el aire acondicionada-. No sospechan lo más mínimo. Es tu conciencia de culpabilidad.
-¿Estás seguro?
-Por completo.
_______ dio un respingo y se llevó la mano a los labios. Se sentía como si le hubieran echado un jarro de agua hirviendo por encima. Oh, Dios. Joe. ¿Cómo podía hacerlo? La imaginación se le desbordó con la idea incapaz de asimilarla todavía. El corazón le latía tan aprisa que creyó que él podría oírlo. Joe. ¡Qué delicioso! ¡Qué imposible! ¡Qué atemorizante y adorable a la vez!
-A menos que tú no me quieras.
______ ya tenía problemas para respirar cuanto más para hablar.
-Yo... yo...
-No me parecerá mal si no quieres. Puede que yo no sea lo que... deseas.
-Yo... tengo que pensarlo.
-Claro.
Aunque estaba aturdida, sintió la vulnerabilidad de él.
-Me siento honrada.
-¿Honrada?
-De que siquiera hayas considerado... que estés dispuesto...
-Mejor yo que nadie que se me ocurra.
-¿Es... -se frotó los ojos-. ¿Es tanto sacrificio entonces?
Ante su carcajada, ______ abrió los ojos.
-¿Estás de broma? -la miró asombrado-. Si corro la palabra de que estás dispuesta, la cola de hombres fuera de tu casa llegaría hasta el Nugget.
-¿Eso crees?
Joe nunca le había hecho un cumplido tan extravagante acerca de su atractivo sexual. Ahora que lo pensaba, ni siquiera le había dicho nunca ningún cumplido.
-Puedes escoger tú misma. No tienes por que cargar conmigo. Sólo pensaba...
-Que me sentiría más cómoda contigo. Gracias, Joe. Y probablemente sea verdad. En cuanto me recupere del sobresalto...
-Tómate tu tiempo.
-¿No cambiarás de idea?
Él sacudió la cabeza.
-¿Y qué hay de mis hermanos?
-No voy a decir que no vaya a ser difícil, pero hemos guardado secretos antes. Supongo que podremos hacerlo de nuevo.
______ nunca había estado tan impresionada con nadie en su vida.
-No me merezco un amigo tan bueno.
Joe esbozó una sonrisa de soslayo.
-No me valores tanto. No creas que va a ser el peor trabajo que he hecho en mi vida.
-O sea que... ¿crees que podríamos divertirnos?
-Al menos yo podría conseguirlo.
_______ se reclinó hacia atrás y se abanicó con la mano.
-¡Uau! Eso me ha desequilibrado -lo miró recién afeitado-. ¿Lo habías decidido antes de cambiarte y ducharte?
-No, la verdad es que no tenía ni idea de lo que iba a decir cuando llegué. Fue mientras estábamos hablando cuando pensé que era la única solución posible.
-La razón por la que te lo he preguntado es que, considerando que estás recién duchado, quizá hayas pensado que pudiéramos... eh... -se sentía increíblemente tímida-, encargarnos de ello.
Joe tosió para aclararse la garganta.
-¿Es eso lo que quieres?
______ no podía controlar su pulso desbocado.
-No lo sé. Comprendo que esto es mi plan, pero no me siento dispuesta ahora mismo.
-Tengo una sugerencia.
_______ tragó saliva. Era el hombre más sexy que había visto en toda su vida. ¿Cómo no se habría fijado en todos aquellos años?
-De acuerdo.
Joe bajó la voz y se inclinó hacia adelante mirándola con sus ojos grises nublados ahora.
-Quizá necesitemos practicar. Podríamos dar un paseo en coche, aparcar en algún lado y ver cómo sale. Y para quitarle tensión, podríamos acordar no llegar hasta el final la primera vez.
Estaba tan cerca de ella, que su aliento le acariciaba la cara y, cuando lo miró a los ojos, el corazón se le desbocó de tal manera, que creyó que podría darle un ataque. Aquel era un Joe al que nunca había visto antes.
-Supongo que podríamos hacerlo, pero...
-¿Pero? ¿Cómo te imaginabas tú el proceso?
Ella se puso de color escarlata.
-¿Sinceramente?
-Sí.
-Si me hubieras acordado una cita con alguien, me imaginaba una aventura de una noche para acabar cuanto antes con el asunto.
Joe parpadeó.
-Eso es una idea horrible.
-¿Sí?
-Pensaba que querías pasar un buen rato.
-Y quiero -inspiró temblorosa-. ¿Pero no podría pasarlo bien con una aventura de una noche?
-Tú no. Algunas mujeres sí, pero tú necesitas tiempo.
-Por eso he estado leyendo esos libros. Y soy una aprendiz muy rápida -él guiñó y esbozó una sonrisa-. ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?
-Por que es muy propio de ti ponerte a aprender un tema en serio antes de lanzarte a por él.
La tenía totalmente desequilibrada, y _____ no estaba acostumbrada a sentirse así con Joe.
-¡Puede que yo también pueda enseñarte algunas cosas, señor Sabelotodo! -susurró un poco más alto de lo que había pretendido.
Miró a su alrededor aprisa, pero nadie los estaba mirando, lo que no era de sorprender. Verlos juntos en el Nugget era muy habitual.
Joe se inclinó hacia adelante.
-No dudo que puedas -mientras se siguieron mirando en silencio, la expresión de él se hizo más cautelosa-. La cuestión es: ¿quieres? Todavía no has respondido.
-No lo sé, Joe. Esto es muy... personal.
-Desde luego.
-Me conoces tan bien...
-Tan bien como cualquiera.
-Las cosas no volverían a ser nunca lo mismo entre nosotros.
Joe posó la cuchara.
-Ya son diferentes -la miró con intensidad-. ¿Me equivoco?
Oh, sí. Aquellos ojos azules que siempre había visto con inocencia, ahora estaban cargados de secretos y ya se estaba preguntando cómo serian aquellos ojos cargados de pasión. De pasión por ella. La idea le tensó el cuerpo y sintió una palpitación que no tenía nada que ver con la amistad.
-Tienes razón -dijo.
-Vamos a salir de aquí.
-¿Y qué pasa con tu cena?
-La verdad es que no tenía hambre, pero si quieres, podemos pedirle a Janice que nos lo guarde en un recipiente.
-No te molestes. No durará con este calor.
Joe sacó la cartera del bolsillo trasero al mismo tiempo que ______ abría el bolso.
-Guarda el dinero, ______.
-Pero si siempre hemos pagado a medias.
-Nuevo juego, nuevas reglas. Eres mi cita y la cena corre de mi cuenta.
El gesto le gustó más de lo que se atrevía a admitir.
-¿No te estás tomando esto un poco literalmente?
-Para nada. Esperaría que cualquier hombre en mi posición tuviera la cortesía de invitarte a cenar. Como expresión de gratitud.
_______ se quedó sin aliento ante aquella galantería. No le extrañaba que las mujeres cayeran rendidas a sus pies. Ella nunca lo había entendido, pero también era cierto que nunca había desplegado todo su encanto con ella. Janice se acercó a ellos.
-¿Os vais tan pronto? -entonces miró los platos con sorpresa-. ¿Algo malo con el rollo de carne?
-No -dijo ______-. Nosotros...
-Dios mío, estás toda sofocada -Janice le tocó la mejilla-. Niña, estás febril. Seguro que vas pillar la gripe.
-Eso creo yo -intervino Joe-. Por eso decidimos irnos.
-Mi Steve la pilló la semana pasada. Cualquiera pensaría que un microbio no puede sobrevivir con este calor, pero hay una buena epidemia. Lo mejor será que te meta en la cama.
_______ sintió más ardor en la cara y no se atrevió a mirar a Joe.
-¡Mírala! -exclamó Janice-. ¡Está ardiendo! Será mejor que la lleves a casa. Venga, marchaos ya.
Aunque ______ hubiera querido salir corriendo, se obligó a caminar como una enferma al preceder a Joe hacia la entrada. Salieron entre un coro de buenos deseos de los demás comensales.
Joe la ayudó a subir a la furgoneta.
-Bueno, al menos no han sospechado nada. No podemos seguir con esto. Muy pronto, todo el mundo en el pueblo sabrá que me llevaste a casa desde el Nugget y...
-¿Y qué? -arrancó y conectó el aire acondicionada-. No sospechan lo más mínimo. Es tu conciencia de culpabilidad.
-¿Estás seguro?
-Por completo.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Capitulo 4 (2/2)
Mantén la frialdad, se dijo Joe a sí mismo. Se suponía que él era el experto. Si apretaba el volante con bastante fuerza, ______ no notaría que le estaban temblando las manos. Y si notaba que estaba sudando le echaría la culpa a la temperatura. ¿Pero en qué se había metido? Todo su mundo esta trastocado. Si ______ aceptaba, se harían amantes ese verano y ya había descubierto que era más posesivo con ella de lo que nunca hubiera soñado. Si el hacía el amor ese verano, aquella posesión podría descontrolarse. Y eso no podía permitirlo, porque ella se iría a Nueva York y conocería a otros hombres. Y eso llevaría a... ni siquiera quería pensar adónde llevaría. Se estaba volviendo loco, eso era lo que le estaba pasando.
Pero no encontraba otra forma de solucionar el problema.
-¿De verdad que me vas a llevar a mi casa? -preguntó ______.
Joe la miró. Ella todavía no se había comprometido a nada.
-¿Quieres que lo haga?
-La verdad es que no.
______ estaba mirando al frente agarrada a su bolso como si le fuera en ello a vida. Las gafas de sol le ocultaban los ojos pero las mejillas la delataban. Eran más rosas que el color de la puesta de sol. Tenía el pecho agitado haciendo que la perla temblara en el valle de sus senos.
El aire de la cabina se volvió dulce y espeso de deseo, hasta que Joe creyó que podría masticarse.
-¿Entonces quieres dar ese paseo?
-Sí, pero he pensado lo que debemos hacer. Vamos a mi casa y nos quedamos un rato allí parados en la puerta. Después, me agacho en el suelo de la cabina y podemos ir donde... bueno, donde tengas pensado.
Él se excitó al instante.
-De acuerdo.
______ siguió sin mirarlo.
-¿Sabes? Puede que no pase nada. Puede que nos dé la risa o algo así.
-La risa está bien. Reírse significa que normalmente estás pasando un buen rato.
-Quiero decir porque nos sintamos ridículos.
A Joe no se le había pasado ni por la imaginación aquella idea.
-¿Crees que nos pasará?
-No lo sé. Quizá sea mejor que imagine que eres otra persona diferente.
-No lo hagas -la idea le ofendió más de lo que debería-. Eso sería insultante.
-Como quieras. Pero algunos hombres se excitan con las fantasías sexuales de su compañera.
-No creo que yo entre en esa categoría.
-Si tú lo dices... Pero si nunca lo intentas, nunca lo sabrás.
______ parecía ir relajándose a juzgar por su sonrisa de superioridad. Era el tipo de sonrisa que le decía que no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Quizá debería echar un vistazo a aquellos libros, después de todo. Desde luego, ella estaba en ventaja porque aunque él había visto su buena ración de revistas pornográficas cuando era adolescente, sólo se había concentrado en las fotografías, no en el texto. Él había supuesto que sería él el maestro y ella la aprendiz igual que habían hecho toda la vida, pero la idea de que ______ pudiera saber más del sexo que él le hacía sentirse muy incómodo.
______ se desabrochó el cinturón de seguridad.
-Supongo que será mejor que me esconda en el suelo de la cabina ahora.
-Espera un minuto. Eso está muy sucio. Te mancharás el vestido -abrió su puerta y salió afuera a sacar una manta que siempre guardaba tras el asiento-. Pon esto primero.
-¡Me acuerdo de esta manta! Era la que usábamos para hacer la tienda en tu jardín!
-Sí, es la misma.
______ la extendió a sus pies.
-Es como encontrar a un viejo amigo. Y sigue tan azul y suave, aunque el borde está un poco desgastado. ¿Para qué la usas ahora?
-Hum... para cosas diferentes.
De repente no quería contarle que había hecho el amor a varias chicas sobre aquella manta. La guardaba siempre en la furgoneta por si el tiempo era bueno y la mujer estaba deseosa. Y ahora, por muy tonto que pareciera, le parecía una traición hacia ______ haberla usado de aquella manera.
Ella lo miró con intensidad.
-No te preocupes, Joe. Ya sé que has estado con muchas mujeres.
Él se agitó en el asiento.
-Yo no diría tanto.
-Pues entonces mis hermanos deben estar mintiendo. Según ellos, te has acostado con más mujeres que...
-¿Importa eso?
A Joe no le estaba gustando el derrotero de aquella conversación.
-Supongo que no. En cierto modo, es una ventaja. Así tendrás mucha experiencia, o sea que supongo que sabrás lo que hay que hacer.
-Y si no lo sé, tú podrás enseñarme.
Ella lo miró con los ojos entrecerrados.
-No te gusta mucho la idea, ¿verdad, Joe?.
Maldición, ______ podía leer en su mente como en un libro abierto. Era la única mujer que había podido hacer aquello en toda su vida.
-¡Eh, siempre estoy abierto a las cosas nuevas!
-Yo te conozco bien. Sé que eres de los que les gusta tener todas las respuestas..
-Eso no es verdad. Puedo aceptar una sugerencia tan bien como cualquiera.
-Todos los expertos aseguran que el sexo es un tema muy sensible, sobre todo para los hombres. Quizá sea mejor que no mencione algunas de las cosas que he aprendido. No querría acomplejarte.
Aquello le tocó la fibra sensible.
-¿Acomplejarme? Maldición, puedes hacer todas las sugerencias que quieras. ¡Mi ego podrá aceptarlo!
-¿Lo ves? Ya estás enfadado.
-No estoy enfadado.
______ siempre parecía saber cuándo dejar de discutir y sólo lo miró en silencio.
Por fin, él esbozó una tímida sonrisa.
-De acuerdo, me siento un poco intimidado.
-¿No te gustaría aprender más si pudieras?
-Sí. Sólo un tonto no querría.
-Bien -______ parecía extremadamente satisfecha de sí misma-. Entonces, yo podré contribuir a algo, después de todo.
Aquello le hizo sonreír.
-¿Crees que la mejor contribución que vas a hacer va a ser la de un libro?
Ella se sonrojó como un tomate.
-Bueno, supongo que no.
-Yo tampoco lo creo.
Ella lo miró un momento antes de desviar la vista turbada.
-Estoy asustada muerte, Joe.
-¿Incluso conmigo?
Ella asintió.
-Especialmente contigo. Sé que tienes un nivel muy alto. ¿Y si te defraudo?
Él se estiró y le agarró la mano. Pero fue diferente que cualquier otra vez que le hubiera tomado la mano. Esperó hasta que ella lo volvió a mirar.
-No te hubiera ofrecido esto si no hubiera querido, ______. No hay posibilidad de que me defraudes.
La inseguridad asomó a los ojos grises de ella.
-Gracias.
Joe le apretó la mano y se la soltó.
-Nos estamos poniendo nerviosos aquí sentados hablando de ello. Será mejor que nos vayamos antes de que empecemos aquí mismo.
-Puede que tengas razón. Allá voy -se dio la vuelta y empezó a agacharse para poder encajar en el suelo-. Echa un vistazo y asegúrate de que no nos ha visto nadie.
Joe miró a su alrededor.
-No veo a nadie. La mayoría de la gente debe de estar cenando.
______ se acomodó en la manta azul.
-Adelante, vaquero.
Y así empezó. Joe inspiró con fuerza y metió la marcha atrás. Había hecho muchas cosas salvajes en su vida, pero esa vez esperaba no haber mordido
Mantén la frialdad, se dijo Joe a sí mismo. Se suponía que él era el experto. Si apretaba el volante con bastante fuerza, ______ no notaría que le estaban temblando las manos. Y si notaba que estaba sudando le echaría la culpa a la temperatura. ¿Pero en qué se había metido? Todo su mundo esta trastocado. Si ______ aceptaba, se harían amantes ese verano y ya había descubierto que era más posesivo con ella de lo que nunca hubiera soñado. Si el hacía el amor ese verano, aquella posesión podría descontrolarse. Y eso no podía permitirlo, porque ella se iría a Nueva York y conocería a otros hombres. Y eso llevaría a... ni siquiera quería pensar adónde llevaría. Se estaba volviendo loco, eso era lo que le estaba pasando.
Pero no encontraba otra forma de solucionar el problema.
-¿De verdad que me vas a llevar a mi casa? -preguntó ______.
Joe la miró. Ella todavía no se había comprometido a nada.
-¿Quieres que lo haga?
-La verdad es que no.
______ estaba mirando al frente agarrada a su bolso como si le fuera en ello a vida. Las gafas de sol le ocultaban los ojos pero las mejillas la delataban. Eran más rosas que el color de la puesta de sol. Tenía el pecho agitado haciendo que la perla temblara en el valle de sus senos.
El aire de la cabina se volvió dulce y espeso de deseo, hasta que Joe creyó que podría masticarse.
-¿Entonces quieres dar ese paseo?
-Sí, pero he pensado lo que debemos hacer. Vamos a mi casa y nos quedamos un rato allí parados en la puerta. Después, me agacho en el suelo de la cabina y podemos ir donde... bueno, donde tengas pensado.
Él se excitó al instante.
-De acuerdo.
______ siguió sin mirarlo.
-¿Sabes? Puede que no pase nada. Puede que nos dé la risa o algo así.
-La risa está bien. Reírse significa que normalmente estás pasando un buen rato.
-Quiero decir porque nos sintamos ridículos.
A Joe no se le había pasado ni por la imaginación aquella idea.
-¿Crees que nos pasará?
-No lo sé. Quizá sea mejor que imagine que eres otra persona diferente.
-No lo hagas -la idea le ofendió más de lo que debería-. Eso sería insultante.
-Como quieras. Pero algunos hombres se excitan con las fantasías sexuales de su compañera.
-No creo que yo entre en esa categoría.
-Si tú lo dices... Pero si nunca lo intentas, nunca lo sabrás.
______ parecía ir relajándose a juzgar por su sonrisa de superioridad. Era el tipo de sonrisa que le decía que no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Quizá debería echar un vistazo a aquellos libros, después de todo. Desde luego, ella estaba en ventaja porque aunque él había visto su buena ración de revistas pornográficas cuando era adolescente, sólo se había concentrado en las fotografías, no en el texto. Él había supuesto que sería él el maestro y ella la aprendiz igual que habían hecho toda la vida, pero la idea de que ______ pudiera saber más del sexo que él le hacía sentirse muy incómodo.
______ se desabrochó el cinturón de seguridad.
-Supongo que será mejor que me esconda en el suelo de la cabina ahora.
-Espera un minuto. Eso está muy sucio. Te mancharás el vestido -abrió su puerta y salió afuera a sacar una manta que siempre guardaba tras el asiento-. Pon esto primero.
-¡Me acuerdo de esta manta! Era la que usábamos para hacer la tienda en tu jardín!
-Sí, es la misma.
______ la extendió a sus pies.
-Es como encontrar a un viejo amigo. Y sigue tan azul y suave, aunque el borde está un poco desgastado. ¿Para qué la usas ahora?
-Hum... para cosas diferentes.
De repente no quería contarle que había hecho el amor a varias chicas sobre aquella manta. La guardaba siempre en la furgoneta por si el tiempo era bueno y la mujer estaba deseosa. Y ahora, por muy tonto que pareciera, le parecía una traición hacia ______ haberla usado de aquella manera.
Ella lo miró con intensidad.
-No te preocupes, Joe. Ya sé que has estado con muchas mujeres.
Él se agitó en el asiento.
-Yo no diría tanto.
-Pues entonces mis hermanos deben estar mintiendo. Según ellos, te has acostado con más mujeres que...
-¿Importa eso?
A Joe no le estaba gustando el derrotero de aquella conversación.
-Supongo que no. En cierto modo, es una ventaja. Así tendrás mucha experiencia, o sea que supongo que sabrás lo que hay que hacer.
-Y si no lo sé, tú podrás enseñarme.
Ella lo miró con los ojos entrecerrados.
-No te gusta mucho la idea, ¿verdad, Joe?.
Maldición, ______ podía leer en su mente como en un libro abierto. Era la única mujer que había podido hacer aquello en toda su vida.
-¡Eh, siempre estoy abierto a las cosas nuevas!
-Yo te conozco bien. Sé que eres de los que les gusta tener todas las respuestas..
-Eso no es verdad. Puedo aceptar una sugerencia tan bien como cualquiera.
-Todos los expertos aseguran que el sexo es un tema muy sensible, sobre todo para los hombres. Quizá sea mejor que no mencione algunas de las cosas que he aprendido. No querría acomplejarte.
Aquello le tocó la fibra sensible.
-¿Acomplejarme? Maldición, puedes hacer todas las sugerencias que quieras. ¡Mi ego podrá aceptarlo!
-¿Lo ves? Ya estás enfadado.
-No estoy enfadado.
______ siempre parecía saber cuándo dejar de discutir y sólo lo miró en silencio.
Por fin, él esbozó una tímida sonrisa.
-De acuerdo, me siento un poco intimidado.
-¿No te gustaría aprender más si pudieras?
-Sí. Sólo un tonto no querría.
-Bien -______ parecía extremadamente satisfecha de sí misma-. Entonces, yo podré contribuir a algo, después de todo.
Aquello le hizo sonreír.
-¿Crees que la mejor contribución que vas a hacer va a ser la de un libro?
Ella se sonrojó como un tomate.
-Bueno, supongo que no.
-Yo tampoco lo creo.
Ella lo miró un momento antes de desviar la vista turbada.
-Estoy asustada muerte, Joe.
-¿Incluso conmigo?
Ella asintió.
-Especialmente contigo. Sé que tienes un nivel muy alto. ¿Y si te defraudo?
Él se estiró y le agarró la mano. Pero fue diferente que cualquier otra vez que le hubiera tomado la mano. Esperó hasta que ella lo volvió a mirar.
-No te hubiera ofrecido esto si no hubiera querido, ______. No hay posibilidad de que me defraudes.
La inseguridad asomó a los ojos grises de ella.
-Gracias.
Joe le apretó la mano y se la soltó.
-Nos estamos poniendo nerviosos aquí sentados hablando de ello. Será mejor que nos vayamos antes de que empecemos aquí mismo.
-Puede que tengas razón. Allá voy -se dio la vuelta y empezó a agacharse para poder encajar en el suelo-. Echa un vistazo y asegúrate de que no nos ha visto nadie.
Joe miró a su alrededor.
-No veo a nadie. La mayoría de la gente debe de estar cenando.
______ se acomodó en la manta azul.
-Adelante, vaquero.
Y así empezó. Joe inspiró con fuerza y metió la marcha atrás. Había hecho muchas cosas salvajes en su vida, pero esa vez esperaba no haber mordido
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
AHHH' FirstReader♥
Me llamo 'Oriana' Pero puedes decirme 'Ori' (:
& ¿Yo puedo decirte Ale, verdad?
Ok, tú nove me mató *o* Te lo juro que ya la AMO♥
Tienes que seguirla ¿Si?
Desde ahorita te digo que no podre comentar SUPER seguido, pero siempre la estaré leyendo desde mi cel [MiLaptopEstáMalaU.U']
Bueno, Cuidate♥
Me llamo 'Oriana' Pero puedes decirme 'Ori' (:
& ¿Yo puedo decirte Ale, verdad?
Ok, tú nove me mató *o* Te lo juro que ya la AMO♥
Tienes que seguirla ¿Si?
Desde ahorita te digo que no podre comentar SUPER seguido, pero siempre la estaré leyendo desde mi cel [MiLaptopEstáMalaU.U']
Bueno, Cuidate♥
#Just_InLove[Ori]
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
hola soy nueva y fiel lectora
siguela porfavor me gusta mucho
tu nove :D
siguela porfavor me gusta mucho
tu nove :D
Nani Jonas
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
soy nueva lectoraa me encantaa siguela prontoo!
6MinutesWithJoe
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Graciias por los comentariios, y Ori claro que me puedes decir Ale :)
y Fer graciias por comentar espero y sigan comentado la cosa realmente se empieza a poner asi de que O.O
pero solo esta comenzando :B
atto: Ale<3
si pasan de pagina, les pondre un pedacito del siguiente capitulo :B
y Fer graciias por comentar espero y sigan comentado la cosa realmente se empieza a poner asi de que O.O
pero solo esta comenzando :B
atto: Ale<3
si pasan de pagina, les pondre un pedacito del siguiente capitulo :B
Capitulo 5 (1/2)
Arrodillada en la manta del suelo, ______ se sentía más salvaje y loca que en muchos años. Había desarrollado el gusto por la aventura a fuerza de jugar con sus hermanos y con Joe y últimamente había echado de menos la adrenalina.
Apoyó los brazos en el asiento y la cabeza en ellos. Tenía dos elecciones, o mirar a la puerta o al muslo de Joe a su derecha. Con la sensación de aventura que la embargaba, miró a la derecha.
La musculosa pierna de Joe se flexionó al apretar el acelerador haciendo que la tela de sus vaqueros se apretara de forma tentadora justo al lado estaba el borde de la cremallera.
Se le aceleró el pulso al contemplar las consecuencias de su decisión. Por supuesto, si descubrían que no estaban hechos el uno para el otro, tendría que interrumpir todo el programa.
Joe conectó la radio y una suave música country inundó la cabina. ______ había ido cientos de veces con él escuchando música e incluso cantándola a todo volumen para despertar a los vecinos cuando eran adolescentes. Ahora comprendía que se encontraba siempre más viva al lado de Joe.
-Vamos a entrar en una carretera de tierra en un momento -advirtió Joe-. Intenta no botar demasiado. En cuanto hayamos salido de ella, probablemente puedas sentarte otra vez.
-¿Adónde vamos?
-A una pequeña carretera que descubrí hace un par de años. Va hasta el borde de una pequeña meseta donde hay una vista maravillosa del pico Anvil. Aquí llega el cruce.
Apretó el freno y la tela del vaquero se tensó de nuevo.
Contemplar a Joe conducir desde aquel punto de vista aventajado era una experiencia bastante erótica, decidió ______.
Joe sujetó el volante con una mano y a ______ por el hombro con la otra mientras miraba hacia atrás. Cuando apartó la mano, ella deseó que no lo hubiera hecho. Quizá su abrazo no fuera a resultarle tan inquietante como había temido.
-De acuerdo. Creo que ya puedes sentarte. Por aquí nunca viene nadie.
-Excepto tú. Pareces conocer muy bien el sitio -dijo ______ mientras se incorporaba y se estiraba el vestido.
-He estado aquí unas cuantas veces.
-¿Ligando?
-No empieces a hacerme preguntas de ese tipo, ______. Vas a estropear el ambiente.
-0 sea que ligando -concluyó ella.
Joe suspiró y encendió los faros.
-Bueno, no soy tan tonta y ¿sabes? Sé por qué los chicos buscan carreteras solitarias -miró a su alrededor. Desde luego, no había ni rastro de la civilización. Al otro lado del valle verde, el pico Anvil se recortaba contra un cielo de color escarlata-. Esto es muy bonito.
-Eso me parece a mí.
-Entonces, ¿a quién has traído aquí?
-¡______! Cuando dos personas están juntas, deben concentrarse la una en la otra.
-A menos que quieran explorar el lado de la fantasía.
-¿Puedes olvidarte de las fantasías por un momento? Por lo que yo sé, estar aquí contigo es mi fantasía.
-¿De verdad?
-No. No sé lo que me ha hecho decir eso. Olvídalo.
Pero ______ no podía olvidarlo. Y recordó un sueño que había tenido hacía cinco años. ¿Has soñado-alguna vez conmigo?
-Por supuesto que he soñado contigo. Nos vemos todo el tiempo y yo sueño con la gente que está en mi vida. Todo el mundo lo hace.
-No, me refiero a sueños eróticos.
Joe vaciló.
-Sí. Una vez.
-Yo también. Contigo.
-Eso debe de ser normal.
-Yo no he dicho que no lo fuera. ¿Qué soñaste?
-Yo... no puedo acordarme...
-No te creo. ¿Me vas a decir qué era?
-No.
¿Quieres saber lo que yo soñé? -como él no respondió, ______ sonrió-. Lo tomaré como un sí. Habíamos ido una noche de verano a comprar un helado a Creamy Cone. El mío se estaba derritiendo por el camino y tú te habías olvidado de la servilletas como siempre.
-No siempre.
-Casi siempre. De todas formas, yo me manché y no quería ir a casa así, así que decidiste que la única solución era que me lamieras el helado. Como por arte de magia aparecimos en la orilla del río y estábamos sentados en la arena de nuestro rincón favorito. Tú empezaste a limpiarme como un gato y entonces... empezaste a besarme en vez de chuparme y... me desnudaste... -se preguntó cuántos detalles más debería incluir, pero se sentía deshonesta si no lo contaba todo-. Me besaste los senos y yo te dije que me sorprendía que quisieras hacer eso. Y entonces, cuando por fin íbamos... bueno, me desperté.
Tenía el corazón desbocado cuando terminó de contar el sueño y recordó exactamente lo que había sentido en aquel sueño, toda ardiente y fundida como el mismo helado. Desde luego, estaba con el estado de ánimo adecuado para un beso. Y para más de un beso. Joe paró la furgoneta y apagó las luces y el motor.
-¡Vaya sueño!
-Ahora cuéntame el tuyo
-Quizá más tarde.
-¿Se parecía en algo al mío?
-No.
El silencio se fue haciendo más intenso. El aire acondicionado estaba apagado, pero el calor exterior no había penetrado en el coche. El calor que ______ sentía venía de dentro de ella y estaba a punto de hacer algo, pero no sabía si debía ser Joe el que diera el primer paso. Por el rabillo del ojo lo vio mirando al vacío. Parecía hipnotizado. Al final decidió decir algo.
-¿Y ahora qué?
-Dame un minuto. Después, pondremos la manta en la parte trasera.
-¿Te sientes mal o algo así?
-No, me siento excitado.
-¿De verdad? -miró a sus pantalones, pero estaba demasiado oscuro-. Bien. ¿Ha sido mí sueño lo que te ha excitado?
-Claro. Pero probablemente ya sabrías lo que pasaría después de lo que has leído sobre las fantasías.
-No, no lo sabía -se sentía encantada consigo misma-. Me preguntaba si te reirías.
Joe lanzó un gemido.
-Supongo que no me conoces tan bien como crees, entonces.
-Entonces... ¿realmente me deseas ahora?
Joe volvió la vista hacia ella.
-Sí. De verdad. Vaya sorpresa, ¿verdad?
-¡Oh, Joe! -se llevó la mano al corazón-. ¡Eso me hace sentirme tan bien!
Él esbozó una lenta sonrisa.
-Supongo que esto no va a ser tan difícil como pensábamos.
Ella le devolvió la sonrisa.
-Supongo que no. ¿Quieres que ponga la manta en la parte trasera y te espere?
Joe inspiró con fuerza.
-Ya estoy bien. Espera aquí.
-Saldré a ayudarte.
-No quiero que pises una serpiente con esas sandalias.
-¡He vivido aquí toda mi vida, Joe! --dijo agarrando la manta-. Desde luego qué sé mirar bien antes de salir de un vehículo por la noche en medio de ninguna parte.
-¡Eh! -Joe se volvió para mirarla-. ¿Es que no puedes actuar de tímida mujercita unos minutos para darle a un chico la oportunidad de ser el Joeho valiente?. Es bueno para su ego.
-¡Oh! -sonrió y cerró la puerta de nuevo.
-De acuerdo, pero creo que es una tontería.
Él sacudió la cabeza.
-Quizá esto vaya a ser tan difícil como creíamos.
______ siguió sentada mientras Joe daba la vuelta a la furgoneta y abría la puerta, aunque esperar a que él se hiciera cargo de las cosas no era su estilo. Pero si eso le hacía sentirse más romántico obedecería.
Joe le tendió la mano.
-Llevaré primero la manta y volveré a por ti.
-Puedo yo llevar la manta.
-______...
-De acuerdo, señor Joeho, pero esto es una tontería. Podríamos hacerlo de un solo viaje.
-Sí, si buscáramos la eficacia, pero yo busco un efecto diferente.
Joe fue hasta la parte trasera, abrió la portezuela y trepó dentro.
______ escuchó cómo colocaba la manta. Un par de años atrás, había instalado una colchoneta allí y ella se había preguntado si tendría que ver con su vida amorosa. Ahora estaba bastante segura de que sí.
Joe saltó y volvió a su lado.
-¿Puedo poner mi delicado pie en el suelo?
-Todavía no. ¿Te han sacado en brazos alguna vez de una furgoneta?
-Desde los seis años no. En cuanto supe hacerlo por mi cuenta, me pareció una completa tontería ya que... ¡Uau! -exclamó cuando él la levantó por la cintura.
De forma instintiva, ______ le rodeó el cuello con los brazos y él la dejó acomodarse con un movimiento sensual y lento. El calor la asaltó al sentir la fricción de su cuerpo contra el de ella como una sensual caricia. Al final, sus pies descansaron en el suelo y lanzó un suspiro.
Joe la mantuvo abrazada y bajó la vista hacia ella.
-¿Te ha parecido tonto?
Completamente absorta por la experiencia de haber estado abrazada a él de forma tan íntima, ______ sacudió la cabeza.
-¿Crees que estás lista para un beso?
-¡Oh! No lo sé.
-Vamos a intentarlo.
Atrayéndola con un brazo por la cintura, le apartó el pelo con suavidad de la cara con la otra mano.
Ella ya había visto aquella parte tierna de él, sobre todo con los animales o cuando ella se había hecho daño. Pero esa caricia sensual no iba destinada a tranquilizarla, sino a excitarla. Y lo estaba consiguiendo de forma admirable. Estaba temblando tanto, que se preguntó si conseguiría mantenerse en pie.
-Estás nerviosa.
-Sí.
-Yo también.
Joe siguió acariciándole el pelo antes de dibujarle los contornos de la cara con la punta del dedo para acabar en su boca, que dibujó con gran cuidado.
______ alzó la vista hacia él para intentar ver su expresión en la luz del crepúsculo.
Joe le abarcó la mejilla.
-La última vez que te toqué así, te estaba poniendo un trozo de hielo en el ojo, donde te había dado la pelota de béisbol.
______ apenas podía distinguir su sonrisa en la penumbra.
-No me tocaste así -murmuró.
-¡Claro que sí!
Joe deslizó la mano hasta su barbilla y la atrajo más hacia sí.
-No, eras más áspero. Estabas enfadado conmigo.
-No, estaba enfadado conmigo mismo. Yo fui el que tiró esa pelota.
-Y yo la que la rebotó.
-Hum. Tu boca está muy sexy cuando dices rebotó.
-Si ni siquiera puedes verme la boca.
-Sí puedo. Queda un poco de luz y por eso te he ladeado la cabeza. Para poder verte la boca. Di la palabra de nuevo.
El deseo la asaltó.
-Estás loco.
-Sí -la atrajo aún más-. Di la palabra para mí, ______.
-Rebotó.
-Otra vez.
-Rebotó.
Sus labios rozaron los de ella y en ese instante, ______ supo que el mundo que había conocido había dejado de existir. Porque ahora estaba besando de verdad a Joe y nada volvería a ser lo mismo.
Última edición por Ale-Jonatikaa♥loveJoBros el Jue 11 Ago 2011, 8:26 am, editado 2 veces
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
Cpitulo 5 (2/2)
______ había sido la fruta prohibida tanto tiempo que cuando Joe posó los labios sobre los de ella, casi esperaba que un relámpago rasgara el cielo. En vez de eso, sus labios aterciopelados lo recibieron de una forma tan completa, que lo echó para atrás con el corazón desbocado. Maldición, aquello iba a estar muy bien. Demasiado bien. Un hombre podría perderse con un beso así.
-¿Joe? -susurró ella-: ¿Pasa algo?
Con un gemido, él volvió a su boca concentrándose en el beso y al diablo con las consecuencias. Pero tenía la inquietante sensación de que aquello le costaría más de lo que nunca hubiera imaginado.
Porque su boca encajó en la de él a la perfección. No tuvo que pensar en que estaba besando a ______, porque fue tan sencillo como respirar. Ella se abrió a él como si lo hubieran estado haciendo durante años. Y él aceptó su invitación sin vacilar, paladeando su sabor, su calor y su deseo.
La alegría lo embargó cuando ella respondió apretándose más contra él y gimiendo con suavidad mientras le hacía el amor a sus labios. Joe pensó en los años que había perdido. Pero allí la tenía ahora, viva y cálida en sus brazos y dispuesta...
Muy dispuesta. Cuando se amoldó contra él, Joe pudo sentir sus pezones, erectos y excitados, contra su pecho. Su propia erección le tensaba los pantalones. Si no paraba enseguida, violaría los términos del acuerdo de esa noche y le haría el amor allí misma en el suelo del desierto.
Con gran esfuerzo, se apartó con la respiración jadeante. El sol ya había caído y apenas podía ver la cara de ______. Le hubiera gustado poder ver el deseo dibujado en su cara, pero quizá fuera mejor así.
-Me ha... gustado eso -susurró ella con la respiración tan jadeante como la de él.
-Sí -le frotó la espalda mientras las chicharras empezaban su canto-. A mí también.
______ enroscó los brazos alrededor de su cuello y se apoyó contra él.
-¡Estás excitado de nuevo! Lo noto en tu voz.
-Cualquier hombre se excitaría si lo besaras así.
-¿He sido demasiado... desinhibida? - Preguntó ella preocupada
-Dios, no. Has estado estupenda.
-Me lo preguntaba porque normalmente no me excito tanto...
A Joe le encantó oír aquello.
-¿De verdad?
-No me suele pasar la primera vez que beso a alguien. Eres... hum... muy bueno en este asunto de besar. Supongo que será la práctica lo que te da la técnica.
-Eso no ha sido técnica -le encantaba deslizar los dedos por su pelo-. Ha sido... no lo sé. Me has inspirado, supongo.
-¡Oh! -exclamó ella con satisfacción.
Joe empezó a desear besarla de nuevo y, aunque sabía que no llegarían hasta el final, su entusiasmo por el siguiente paso no decayó.
-¿Lista para subir a la parte trasera?
-Lo he estado pensando. ¿Estás seguro de que deberías?
Joe lanzó una carcajada.
-Creo que eso ya lo hemos discutido. No, probablemente no debería, pero lo haré de todas formas, porque sigue siendo la mejor solución.
-No, quiero decir por cómo has reaccionado al besarme. Apuesto a que nos estás acostumbrado a ligar con una mujer y no llegar hasta el final. Puede que acabes frustrado.
Él sonrió.
-Y tú también. De eso se trata. De que la excitación aumente hasta que realmente estés lista para ello. ¿O prefieres sacrificarte por mi?
-Sí. No tenemos por qué pararnos si vas a sentirte... demasiado incómodo.
¡Oh, Dios! El paraíso a su alcance y lo había pillado sin preparar. Inspiró con fuerza.
-Bueno, por mucho que desees hacer el gran sacrificio por mí esta noche, no hará falta. No he traído protección.
-¿No?
-¿Qué crees, que siempre la llevo por si hay suerte?
-¿Ni siquiera en la guantera?
-¿Estás de broma? Ya sabes que mi madre suele usar la furgoneta y que le ponen multas de vez en cuando. Imagino lo que disfrutaría encontrando un preservativo cuando metiera la mano en la guantera para buscar la documentación.
______ alzó la vista hacia él.
-¿Sabes? Me alegro de saber que no los llevas encima todo el tiempo.
-¿Es que me tomas por una máquina sexual o algo así?
-No exactamente, pero todo el mundo pensaba que habías instalado esa colchoneta en la parte trasera hace dos años para poder divertirte con tus novias.
Joe lanzó un suspiro de exasperación.
-Puse esa colchoneta en la parte trasera porque mi madre empezó a restaurar muebles antiguos y no quería que se rayaran.
-¿No era para hacer el amor?
-No.
-¿O sea que nunca...?
-Yo no he dicho eso. Y esta discusión está acabada.
-0 sea que no quieres volver a hablar de tu vida amorosa más.
-No.
La alzó entonces en brazos antes de darle tiempo a decir nada más. Por supuesto que había hecho el amor allí, pero no quería hablar en ese momento de ello. De hecho, no quería hablar o pensar en otra mujer con la que hubiera estado saliendo. No habían sido las adecuadas para él, pero no lo había sabido hasta unos momentos antes... cuando había besado a ______.
______ había sido la fruta prohibida tanto tiempo que cuando Joe posó los labios sobre los de ella, casi esperaba que un relámpago rasgara el cielo. En vez de eso, sus labios aterciopelados lo recibieron de una forma tan completa, que lo echó para atrás con el corazón desbocado. Maldición, aquello iba a estar muy bien. Demasiado bien. Un hombre podría perderse con un beso así.
-¿Joe? -susurró ella-: ¿Pasa algo?
Con un gemido, él volvió a su boca concentrándose en el beso y al diablo con las consecuencias. Pero tenía la inquietante sensación de que aquello le costaría más de lo que nunca hubiera imaginado.
Porque su boca encajó en la de él a la perfección. No tuvo que pensar en que estaba besando a ______, porque fue tan sencillo como respirar. Ella se abrió a él como si lo hubieran estado haciendo durante años. Y él aceptó su invitación sin vacilar, paladeando su sabor, su calor y su deseo.
La alegría lo embargó cuando ella respondió apretándose más contra él y gimiendo con suavidad mientras le hacía el amor a sus labios. Joe pensó en los años que había perdido. Pero allí la tenía ahora, viva y cálida en sus brazos y dispuesta...
Muy dispuesta. Cuando se amoldó contra él, Joe pudo sentir sus pezones, erectos y excitados, contra su pecho. Su propia erección le tensaba los pantalones. Si no paraba enseguida, violaría los términos del acuerdo de esa noche y le haría el amor allí misma en el suelo del desierto.
Con gran esfuerzo, se apartó con la respiración jadeante. El sol ya había caído y apenas podía ver la cara de ______. Le hubiera gustado poder ver el deseo dibujado en su cara, pero quizá fuera mejor así.
-Me ha... gustado eso -susurró ella con la respiración tan jadeante como la de él.
-Sí -le frotó la espalda mientras las chicharras empezaban su canto-. A mí también.
______ enroscó los brazos alrededor de su cuello y se apoyó contra él.
-¡Estás excitado de nuevo! Lo noto en tu voz.
-Cualquier hombre se excitaría si lo besaras así.
-¿He sido demasiado... desinhibida? - Preguntó ella preocupada
-Dios, no. Has estado estupenda.
-Me lo preguntaba porque normalmente no me excito tanto...
A Joe le encantó oír aquello.
-¿De verdad?
-No me suele pasar la primera vez que beso a alguien. Eres... hum... muy bueno en este asunto de besar. Supongo que será la práctica lo que te da la técnica.
-Eso no ha sido técnica -le encantaba deslizar los dedos por su pelo-. Ha sido... no lo sé. Me has inspirado, supongo.
-¡Oh! -exclamó ella con satisfacción.
Joe empezó a desear besarla de nuevo y, aunque sabía que no llegarían hasta el final, su entusiasmo por el siguiente paso no decayó.
-¿Lista para subir a la parte trasera?
-Lo he estado pensando. ¿Estás seguro de que deberías?
Joe lanzó una carcajada.
-Creo que eso ya lo hemos discutido. No, probablemente no debería, pero lo haré de todas formas, porque sigue siendo la mejor solución.
-No, quiero decir por cómo has reaccionado al besarme. Apuesto a que nos estás acostumbrado a ligar con una mujer y no llegar hasta el final. Puede que acabes frustrado.
Él sonrió.
-Y tú también. De eso se trata. De que la excitación aumente hasta que realmente estés lista para ello. ¿O prefieres sacrificarte por mi?
-Sí. No tenemos por qué pararnos si vas a sentirte... demasiado incómodo.
¡Oh, Dios! El paraíso a su alcance y lo había pillado sin preparar. Inspiró con fuerza.
-Bueno, por mucho que desees hacer el gran sacrificio por mí esta noche, no hará falta. No he traído protección.
-¿No?
-¿Qué crees, que siempre la llevo por si hay suerte?
-¿Ni siquiera en la guantera?
-¿Estás de broma? Ya sabes que mi madre suele usar la furgoneta y que le ponen multas de vez en cuando. Imagino lo que disfrutaría encontrando un preservativo cuando metiera la mano en la guantera para buscar la documentación.
______ alzó la vista hacia él.
-¿Sabes? Me alegro de saber que no los llevas encima todo el tiempo.
-¿Es que me tomas por una máquina sexual o algo así?
-No exactamente, pero todo el mundo pensaba que habías instalado esa colchoneta en la parte trasera hace dos años para poder divertirte con tus novias.
Joe lanzó un suspiro de exasperación.
-Puse esa colchoneta en la parte trasera porque mi madre empezó a restaurar muebles antiguos y no quería que se rayaran.
-¿No era para hacer el amor?
-No.
-¿O sea que nunca...?
-Yo no he dicho eso. Y esta discusión está acabada.
-0 sea que no quieres volver a hablar de tu vida amorosa más.
-No.
La alzó entonces en brazos antes de darle tiempo a decir nada más. Por supuesto que había hecho el amor allí, pero no quería hablar en ese momento de ello. De hecho, no quería hablar o pensar en otra mujer con la que hubiera estado saliendo. No habían sido las adecuadas para él, pero no lo había sabido hasta unos momentos antes... cuando había besado a ______.
AleMoralesT3
Re: ~~♦Pura Tentación♦~~ (Joe&Tu) [TERMINADA]
pero claro qe paso de pagina
siguela plis me encanta tu nove
siguela plis me encanta tu nove
Nani Jonas
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