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TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

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Mensaje por thyarescarleth Lun 19 Ago 2013, 1:45 pm

Titulo: TRAVESURAS NOCTURNAS.
Adaptación:si.
Advertencias: tiene mucho contenido erotico.
Recomendaciones:Ninguna.
Adaptadora:Thyare.
thyarescarleth
thyarescarleth


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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por thyarescarleth Lun 19 Ago 2013, 2:07 pm

SINOPSIS



Harry “Dawg” Styles ha deseado a la dulce ________(T.N) durante años. Tantos como los que ella ha estado escapando de él... y de esa peligrosa atracción que se dispara como una chispa a través de todo su cuerpo. Pero ahora para_______ (T.N), escapar ya no es una opción porque Harry tiene un plan. Es en cierto modo infame. Y en cierto modo caliente. Chantaje es una palabra desagradable, pero Harry la usará si con eso consigue llevar a ______(T.N) dónde él quiere. Sus ansias son demasiado fuertes e intensas. No se da cuenta que ______(T.N) también tiene anhelos. Ella sabe lo Harry que puede hacer, de lo que él es capaz. Tiene ese apodo por alguna razón. Y antes de que pase la noche, ________(T.N)  lo hará sudar....
thyarescarleth
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por thyarescarleth Sáb 24 Ago 2013, 10:47 pm

prologo
 
 
Somerset, Kentucky Lago Cumberland
 
 
Ocho años atrás.
 


_______(tn) Payne miró fijamente y con horror a la cama y al hombre tumbado desgarbadamente en ella, mientras tropezaba al alejarse, el conocimiento del error que había cometido la noche anterior le retumbaba en la cabeza como el sonido de una pandereta. Una y otra vez. Se cubrió la boca con la mano, los ojos completamente abiertos, el estómago revuelto con la asqueada comprensión de la enormidad del error. La equivocación y el hombre. Ocupaba casi cada pulgada del espacio del colchón, sus poderosas piernas extendidas, los fuertes brazos moviéndose inquietamente como buscando... a ella. Y la buscaría. El hombre era inagotable. Una verdadera máquina de sexo sin botón de apagado una vez había empezado. Y ella debería saberlo ahora... ella y toda mujer que hubiera estado alguna vez en su cama. Podía sentir el recuerdo de la noche anterior en cada centímetro de su cuerpo: los pechos, hinchados y sensibles por sus labios amamantando los tiernos picos, los labios despellejados y sensibles por sus besos y entre los muslos... Ese recuerdo casi la hizo caer de rodillas al deslizar la mirada hacia sus muslos, hacia la carne semi-erecta que se veía amenazadora y excesivamente grande, incluso sin estar completamente erecta. Sin embargo había entrado. Estirándola ampliamente, con un placer a menudo rayando el dolor. Se las había arreglado para meter cada centímetro de esa dura y férrea carne en su interior, eso la había destrozado. Machacando dentro de ella con una fuerza que sacudió la cama y sus sentidos, arrojándola de un orgasmo a otro, dándole tal placer que había sido incapaz de negarse. Incapaz de negarle nada, hasta el final.
Se cubrió la boca con la mano cuando las lágrimas llenaron sus ojos. ¡Dios mío!, no tenía que haberle dejado hacer esas cosas, ¿no? Levantar el trasero para él y rogar por más mientras su lengua acariciaba la carne prohibida, luego gritó de placer y de dolor mientras la cabeza de su polla empezaba a entrar en el pequeño agujero lubricado en exceso. La había marcado. Había tomado su virginidad y había tomado su cordura. Cuando hubo terminado de marcar las húmedas profundidades de su coño, le dio la vuelta sobre el estómago marcándole también el trasero. Con acaloradas cachetadas, con los endemoniados y talentosos dedos, y por último, con los profundos y controlados embates de su polla. La había tomado analmente y se lo había permitido. Y cuando estuvo tumbada bajo él, luchando por respirar, le había dicho de qué modo podría ser mucho mejor. De qué modo tres pollas la tomarían, moviéndose contra ella, complaciéndola. Y con esas palabras había destruido una parte de su alma. Había soñado con palabras dulces y tiernas. Palabras cariñosas. Besos tiernos y quizás por lo menos la promesa de verla otra vez. No había esperado que ya le dijera, tan pronto, que también tendría a sus primos. Ellos compartían a sus mujeres; lo sabía. No era sólo un rumor, no era una insinuación. Liam, su hermano, la había advertido repetidamente que las historias ni se acercaban a la realidad del estilo de vida sexual que Harry y sus primos llevaban y ella no había hecho caso del aviso. Temblando de miedo, rápidamente se puso los pantalones cortos y la camiseta, sin molestarse en buscar las bragas y el sujetador. Sólo Dios sabía dónde estaban. Tenía que salir de allí antes de que él despertara, antes de que se diera cuenta de lo increíblemente estúpida que había sido. Había estado borracho. Quizás no recordaría. Dios, él había estado borracho; sólo llevarlo de regreso a la casa flotante le había tomado cada onza de fuerza que poseía. Pero había entendido su embriaguez. Sus padres acababan de morir en un horrible naufragio; los había enterrado, había permanecido sobre sus sepulturas y sabía que se habían ido para siempre. Se merecía unas pocas horas para liberar el dolor. Si sólo no hubiera sido tan estúpida de buscarlo cuando se enteró de que no estaba con Louis y Zayn. Si sólo no se hubiera preocupado por él, tomando prestado el coche de su hermano, saliendo en su búsqueda. Pero lo fue y lo sabía. Debería haber enviado a Liam tras él. Debería haber enviado a cualquiera tras él excepto ella. Porque sabía cómo acabaría y sabía dónde él querría llevarla.
 
 
En vez de aceptarlo, se había engañado a sí misma, pensando que al tomarla, al darse cuenta de su inocencia, de sus sentimientos, mostraría una chispa de posesividad. Simplemente un momento de duda en compartirla con otros hombres, de verla con otros hombres tocándola, tomándola. Estaba llorando cuando cerró con cuidado la puerta acristalada que conducía a la cubierta inferior de la casa flotante. Todavía era temprano. La niebla era espesa en el lago, rodeando las casas flotantes y creando un luminiscente aire de otro mundo que le atravesaba el alma. Tocarlo había sido como tocar el poder mismo. Era enorme, tan alto y ancho, el cuerpo esbeltamente musculado y grácil. El pecho levemente velludo, los encrespados rizos habían restregado sus pezones mientras empujaba dentro de ella. Cuando los labios no los habían estado chupando. Pero era algo más que físico. Ese poder se había filtrado en su interior, llenándola con emociones que había tratado de contener, tratado de protegerse de ellas. Ella lo amaba. Él le oprimía el corazón y le hacía doler el alma. Tenía el poder de ponerla de rodillas o hacerla volar de éxtasis con sólo una mirada de esos extraños ojos verdes suyos. Y cuando la tocó... Cuando la tocó, tuvo el poder de hacerla olvidar todo lo que sabía sobre quién y qué era Harry Styles. Mientras bajaba a los muelles, mantuvo la cabeza baja, mantuvo los ojos sobre la pasarela flotante y rezó por qué nadie la viera. Ahora el alba apenas asomaba sobre las montañas; la mayoría de los habitantes de las casas flotantes no se moverían durante horas. Tendría suerte. Podría escapar y nadie nunca sabría que había pasado la noche con uno de los más notorios dioses del sexo en cinco condados. Uno de los tres. Se limpió las lágrimas. Odiaba llorar. Había aprendido años atrás que no traía nada bueno. Sólo conseguía hacerla sentir peor que nunca. Pero no podía detener las lágrimas así como no podía detener el dolor. Harry la había estado persiguiendo todo el verano. Esos claros y pálidos ojos verdes celedón enmarcados en espesas y oscuras pestañas castañas, tan pálidos que la cautivaban y penetraban en su alma. Su sonrisa siempre fue tranquila y sexy, de complicidad. Como si fuera consciente del dolor que se concentraba entre sus muslos y la atormentaba toda la noche. Como si él supiera lo a menudo que soñaba con sentirlo contra ella, tocándolo, siendo tocada. El sueño se había transformado en más de lo que ella había esperado. Parte pesadilla, parte tentación. Obligarse a salir de esa cama había sido casi imposible. Lo había querido moviéndose sobre ella; deseaba tomar de nuevo la polla en la boca y practicar lo que le había enseñado.  Quería oírlo gemir su nombre otra vez, observar como se oscurecían sus ojos. Quería huir, esconderse y estar segura que nunca sería tan vulnerable a él otra vez. Y eso le partió el corazón. Alejarse, dar la espalda al único hombre que había acelerado su joven corazón la estaba matando. Dolía físicamente. Le revolvía el estómago. Le hizo sentir el corazón como una herida abierta y dolorosa. Quería esconderse. Quería esconderse, cuidarse del dolor y del miedo. Estaba aterrorizada. Aterrorizada de las cosas que sabía que Harry podía hacerle sentir y aterrorizada al saber que ella haría cualquier cosa, perpetrando cada acto que él le pidiera, por sólo otra oportunidad de obtener un caliente y aturdidor beso de sus perfectos labios. Se convertiría en nada más que otra en una larga lista de juguetes de los Traviesos y eso la destrozaría. Nunca podría compartirlo con otra mujer y de la misma manera, ella no sobreviviría, emocionalmente, siendo compartida. Mientras se movía con celeridad a lo largo de la pasarela flotante y sobre el puente que se extendía hacia la orilla, el sonido de una motocicleta entrando en el aparcamiento más lejano, aceleró su corazón con pavor. No sólo había desbaratado sus sueños si no quizás también una amistad. Harry y su hermano eran muy amigos. Cuando los primos Styles no estaban ocupados compartiendo sus mujeres, Liam siempre estaba en su compañía hasta que se unió al ejército. E incluso ahora, cuando volvía a casa de permiso, pasaba mucho tiempo con Harry y los otros primos Styles. Esto podría destruir esa amistad y Liam no tenía muchos amigos. Las repercusiones de la noche anterior corrían aceleradamente a través de su alma con un poder que le arrancaban sollozos del pecho. Llegó al coche que había tomado prestado al mismo tiempo que su hermano alcanzaba el vehículo con su motocicleta. Cesó la poderosa vibración del motor, luego se hizo el silencio mientras Liam extendía una larga pierna, poniendo un pie en el pavimento mientras el otro se apoyaba en el estribo del otro lado. Se pasó la mano por la cara lentamente antes de mirar fijamente a las casas flotantes durante un largo y silencioso momento. Era su hermano mayor; casi había tenido que criarla. Sus padres raramente tenían tiempo para nadie excepto la tienda, ellos mismos y cualquier plan que su padre tuviera para hacer más dinero. Dejando a Liam con la responsabilidad de criar a la hija con la que nunca parecieron saber qué hacer.
 
Y ahora tenía que afrontar el hecho de que su hermana obviamente acababa de acostarse no sólo con su mejor amigo si no con la leyenda sexual del condado. Y Harry todavía no había cumplido los veinticinco. Ella permanecía callada, incapaz de parar de llorar mientras él volvió la mirada hacia ella en silencio. Los grises ojos estaban llenos de tristeza, en su majestuosa y apuesta cara se dibujaba una expresión de cansancio. —¿Le dijiste no? —por fin, le preguntó amablemente. Ella negó con la cabeza. Ni siquiera había pensado en decirle que no. Giró la cabeza, mirando fijamente hacia la casa flotante de Harry con resignación. Ella pudo ver su enfado en la tensa y controlada línea de los labios, en el destello de la siniestra emoción en sus ojos. Apretó la mandíbula mientras los esbeltos músculos de sus hombros y brazos se flexionaban amenazadoramente. —¿Querías decirle que no? Negó con la cabeza otra vez, agitada bajo el conocimiento de sus ojos. No podría haberle dicho a Harry que no aunque su vida dependiera de ello. Cada toque, cada beso había sido una fantasía hecha realidad. Él asintió lentamente. —Entonces vete a casa. Hablaremos de eso allí. No tiene sentido en hacer las cosas peores prolongando el estar aquí lo bastante para que alguien pueda verte. Si quieres mantener esto en secreto, tendrás que fingir que no ha ocurrido. —Entonces su mirada se intensificó—. ¿______ (T.N), quieres mantener esto en secreto? —Sí. —Se mordió los labios temblorosos mientras se limpiaba las lágrimas—. Dios mío, Liam. Sólo quiero salir de aquí. —¿Tienes las llaves? Las sacó del bolsillo de sus pantalones cortos y rápidamente abrió la puerta antes de tirar de ella. —_____(T.N). —Su voz, a pesar de la amabilidad, resonaba con una oscura y oculta furia—. ¿Estaba solo? Aferró el marco de la puerta con la mano cuando se cruzó con la mirada de él. —Sólo estábamos Harry y yo, Liam. Lo juro. —Esta vez. Ella sabía que si ocurría otra vez, si se atrevía a repetirlo, entonces no estaría sólo Harry. Y cuando eso ocurriera, Harry tendría en su hermano un enemigo de por vida.

—Vamos a casa, _______(T.N). —Inspiró bruscamente—. Te seguiré. Mientras salían del camino de entrada, no pudo contener el sollozo que le desgarraba el pecho otra vez ni el miedo que la invadía. La noche anterior había llorado cuando la tocó por primera vez. Porque había soñado con eso durante mucho tiempo. Porque había acariciado más que su cuerpo, besado más que sus labios. Había tocado ese núcleo íntimo de su ser que ella no sabía que podía ser poseído. Cuando los dedos apartaron los pliegues entre sus muslos y su expresión se endureció de lujuria, había humedecido los dedos en sus jugos, entonces se los llevó a los labios, descendiendo las pestañas sensualmente ante el sabor de ella. Un segundo después había bajado los dedos entre sus muslos otra vez y los llevó a los labios de ella. Y no había sido capaz de negarse. No había sido capaz de negarle ni una sola cosa en las horas que pasaron tocándose y saboreándose el uno al otro. Cada cosa que le había pedido, se lo había dado. Que Dios la ayudara si él tenía esa debilidad otra vez. Nunca sería capaz de negarse. Nunca sería capaz de conservar el orgullo ni el alma. Porque si la compartía, le rompería el corazón para siempre. Pero si se lo pedía, ella sabía que nunca sería lo bastante fuerte para decirle que no. —¡Dios! Joder que caliente estás. Tan apretada. Tan apretada, _______(T.N). Tan apretada que cuando Zayn y Louis tengan sus pollas dentro de ti, vas a acabar con nosotros... —No había oído el resto de la frase; su mente se había apagado. Se le había marchitado el alma en el pecho. Tenía que alejarse de Harry, porque si no lo hacía, se apoderaría de su alma. Y eso la aterrorizaba más que el pensar en abandonar el hogar que siempre había tenido. Nunca sería capaz de defenderse por sí sola. Conocía su toque, conocía su beso y sabía sin ninguna sombra de duda que nunca amaría a nadie como amaba a Harry Styles.
thyarescarleth
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por alex_lover98 Dom 25 Ago 2013, 6:52 pm

Hola Nueva Lectora!!! :aah: 
Me llamo Alexandra pero dime Alexa!!!!  :-w-: 
Me encanto tu novela esta increíble!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  961472736 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  961472736 
Me encantan las novelas HOT!!! 🍌 🍌 🍌 🍌 
Síguela rápido!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  2372005390 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  2372005390 
Besos,Alexa :cherry: 
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Mensaje por thyarescarleth Lun 26 Ago 2013, 7:09 pm

Capitulo 1
 
Somerset, Kentucky
 
Ocho años después




Era una pesadilla. No, no era una pesadilla, porque estaba malditamente segura de que estaba despierta. Y en las pesadillas, las balas no eran de verdad. No eran reales y no explotaban alrededor del almacén como luciérnagas infernales destrozando todo lo que albergaba el interior. Las pesadillas se originaban con un cierto conocimiento de que era un sueño, no era real. Esto era absolutamente real y si un milagro no ocurría muy pronto, entonces iba a tener agujeros en el cuerpo que se suponía no tenían que estar allí. Luchó por contener los gritos mientras las balas zumbaban sobre su cabeza otra vez, explosionando en las cajas de madera circundantes, enviando una lluvia de astillas y cristales hechos añicos desde el interior, alrededor de su cabeza. Esto estaba mal. Muy mal. Miró alrededor, con los ojos abiertos de par en par y estupefacta, mientras gateaba entre más cajas, más cajones, buscando tanta protección entre ella y las balas como podía encontrar. ________(T.N) Payne estaba segura que su horóscopo de hoy no había dicho nada sobre balas. Algo sobre oscuros caballeros y viajes imprudentes, pero no había nada sobre balas. Lo recordaría. Habría cambiado sus planes. Y tanto, habría cambiado sus planes. Corriendo rápidamente detrás de lo que esperaba fuera una gruesa caja embalada, se cubrió la cabeza con los brazos mientras los cristales llovían a su alrededor.
Estas no eran balas normales. Estas eran balas rápidas. ¿Una automática? ¿Una Uzi? Algo. Del tipo que escupía fuego mientras disparaba docenas de perdigones a la vez. Y lo sabía porque los destellos rojos de luz, en el por otra parte oscuro almacén, eran una muy buena pista. Un aterrorizado chillido, entre un chirrido y un graznido, salió de sus labios cuando astillas de madera explotaron de los laterales de la caja dónde se encontraba escondida. Iban en serio. Gente matando gente, y ella estaba atrapada en el fuego cruzado y preguntándose cómo demonios iba a salir de esta. Sabía que esto era una mala idea. Lo sabía. Había sentido ese mal presentimiento en sus tripas al instante en que había entrado en el cavernoso almacén y se dio cuenta que las luces no funcionaban. ¿Pero había, la estúpida idiota que era, retrocedido para marcharse? Oh, demonios no, había sacado del bolso su linterna de bolsillo, recorriendo penosa y tranquilamente su camino, buscando esa estúpida caja. Le había dicho a la compañía de reparto que lo entregaran en su casa, no aquí. Así que cuando volvió a casa del trabajo, ¿qué se había encontrado? Un aviso oficial de que su paquete había sido dejado en el almacén de distribución local y mira por dónde, hasta había habido dentro la llave mágica para abrir el maldito casillero. ¿Bien, adivina qué? Allí no había ningún casillero, se dijo a sí misma sarcásticamente. Casillero no, pero sí un montón de balas cantando una melodía macabra a través de la oscuridad. Y ahora, más que recoger sus pertenencias, estaba tratando de permanecer viva. ¿Cuándo decidió el destino patearle el culo a ________(T.N) Payne? ¡Por el amor de Dios!, ¿no había tenido suficiente mala suerte en los últimos ocho años? Todo era culpa de Harry, decidió. Todo. Él vivía y respiraba y por eso el destino la odiaba. El destino era hembra, ¿no? Probablemente estaba celosa. No podía haber otra explicación. Esto estaba muy mal. —¿Dónde ha ido la jodida chica...? —una voz áspera y marcada masculló bruscamente. Muy bien, ella era la única chica que conocía en este estúpido lugar. Sólo había oído órdenes masculinas, instrucciones y gritos desde que el infierno había estallado a su alrededor.
________(T.N) se dio la vuelta, gateando sobre sus manos y las desnudas rodillas —debería haberse puesto tejanos en vez de una de sus pocas faldas buenas—, haciendo todo lo posible para alejarse del caos y de la masacre. Sabía que no debía entrar, se recordó. ¿Recuerdas ese mal presentimiento? ¿Esa sensación de pánico? ¿No había aprendido años atrás que eso significaba algo malo? ¿Salvándola de eludir el infierno de esa clase de cosas? Últimamente lo había estado sintiendo más a menudo. Y sólo era otro acontecimiento de una larga ristra de extraños sucesos. Las ropas que desaparecían y luego volvían al armario, recién lavadas. El presentimiento de ser observada y extraños que pensaban que la conocían. ¿No le había dicho a su hermano, la semana pasada, que algo iba mal? Y hablando de hermanos chiflados, ¿dónde demonios estaba el suyo? ¡Maldita sea!, Liam tenía que desaparecer cuando más lo necesitaba. Maldita misión del ejército. No lo necesitaba en la otra parte del mundo, inalcanzable; lo necesitaba aquí y ahora, sacándole el culo del problema. Y no se había despedido cuando habló con él. Extraño que recordara eso cuando estaba metida en una oscura y mohosa esquina rodeada de cajas y respaldada por una columna de cemento. No se había despedido de Liam cuando habló con él la semana pasada. Simplemente le había colgado porque había dicho algo completamente estúpido. Algo así como: —Llama a Harry. Seguro que sí. Iba a hacer esto.
Debería habérselo pensado mejor antes de hacer esa alocada sugerencia. ¿Dónde demonios se le había ido la cabeza en los últimos ocho años? ¿Había olvidado lo duro que había sido para ella permanecer en Somerset ese verano? Harry la había perseguido con firme determinación durante meses antes de que el resto de su mundo se le cayera encima. Aunque era más que obvio que no recordaba la única noche robada que ella había pasado en su cama, aún así la perseguía con una tenacidad que le recordaba por qué lo llamaban Dawg.
Porque él nunca abandonaba, nunca cedía. 
 
(Juego de palabras ya que fonéticamente Dawg se pronuncia como “dog” que en inglés significa “perro”.)

Se sobresaltó cuando un proyectil atravesó el lateral de la caja que había esperado fuera lo suficientemente gruesa para protegerla. Miró fijamente el agujero de salida que hizo a pocos centímetros de sus rodillas levantadas y jadeó. Era casi del tamaño de su puño. —¡Abajo! Oyó la voz masculina gritando desde la distancia mientras otra bala rebotaba contra la viga de cemento, a centímetros sobre su cabeza. Se agachó. Completamente. Y forcejeó para pasar por el pequeño resquicio entre la columna y la pesada caja, preguntándose cómo demonios había podido penetrar la bala cuando ella ni siquiera podía moverla. Agarrando desesperadamente el lateral de la caja, presionó, empujó, encajándose en el reducido espacio y casi... casi se las ingenia para escapar. Gritó, el terror recorriéndola, congelándole la sangre cuando unos fuertes dedos la agarraron por el pelo y la tiraron hacia atrás, sujetándola por los espesos, oscuros mechones y provocándole un dolor atroz en el cuello. Echó las manos hacia atrás, clavando las uñas en la muñeca detrás de ella, forcejeando, luchando mientras era arrastrada del único medio de escape a la vista.
—¡Estúpida puta! ¿Dónde está mi jodido dinero? ¡Ya te enseñaré yo a traicionarme, puta Fue sacudida con fuerza, mirando hacia atrás con horror a los oscuros ojos y la cara llena de marcas de lo que estaba segura tenía que ser un demonio. El grasiento y negro cabello le caía sobre la frente estrecha, los pómulos flácidos estaban colorados de rabia, los oscuros ojos marrones casi rojos de furia. Y tenía una pistola. ________(T.N) observaba en cámara lenta. Había oído esa expresión, los acontecimientos pasaban en cámara lenta y no se lo había creído hasta ahora. Ahora estaba observándolo. Insensible. Sin aliento. Observando a cámara lenta como alzaba el brazo. Una mano la empujó contra la columna de cemento, la otra se elevaba. Se elevaba. Pero el disparo llegó demasiado pronto.
Un minuto ella estaba observando esa arma negra elevándose hacia ella y al siguiente una lluvia roja explotó a su alrededor mientras se llevaba las manos a la cara y liberaba un grito cuando el cuerpo fue hacia ella, luego cayó. Directamente a sus pies. —¡Maldita seas, ______(T.N)! Reconoció esa voz. Levantó la cabeza de la visión del sangriento desaguisado que era ahora la cara de su agresor, volvió la mirada hacia la oscura figura, POLICIA dibujado en la chaqueta antibalas que se estaba sacando del amplio pecho. —¡Póntelo, maldita sea! —Su voz era áspera, gutural y animal, mientras la agarraba y le abrochaba el chaleco hasta que las cintas de velcro estaban sujetas cómodamente en su pecho y espalda. —¡Vamos! —Unos fuertes dedos enguantados envolvieron su brazo, mientras, con un empellón, la caja con la que se había estado peleando para moverla fue empujada hacia atrás como si no fuera más que una pesada caja—. ¡Muévete! La empujó a través de la abertura antes de agarrar su brazo otra vez y arrastrarla a través de la oscuridad. —¿Qué pasa? —Respiraba con dificultad. Ella no podía gritar, no podía llorar. Todo lo que podía hacer era seguir a Harry. Y ella sabía que era Harry. Esos brillantes ojos verde pálido, esa oscura, masculina y melosa voz. Ningún otro hombre sonaba como Harry. Ningún otro hombre se movía ni olía como él. Y además, era solo su estúpida suerte. Él estaba allí. Ella estaba allí. El infierno había explotado a su alrededor. El destino se estaba riendo de ella y era culpa de Harry. —¡Cállate! —le dijo bruscamente, sin molestarse demasiado en explicarse mientras la empujaba por la oscuridad—. Mantén la boca cerrada, mantén la cabeza baja y si hoy Dios está de buen humor, quizás pueda salvarte el culo. ¿Salvarle el culo? —Pero yo solo estaba aquí...
—Coño, cállate. —La empujó contra algo de cemento, la tenue luz que se derramaba desde la ventana sobre sus cabezas acentuaba las enfurecidas llamas en sus ojos—. Acabo de matar a un hombre por ti, princesa. Un hombre que vale muchísimo más vivo que muerto. Ahora cierra esa maldita boca y haz exactamente lo que te digo.
Exactamente. O te esposaré y te arrastraré dentro tan rápido, que no tendrás tiempo de retorcer ese precioso culo tuyo. Antes de que pudiera procesar el hecho que estaban corriendo desde la parte trasera del almacén, Harry la alzó al asiento de atrás de su negra camioneta cuatro por cuatro de doble cabina. Le sacó el chaleco antibalas y se lo puso de nuevo, los ojos brillantes de cólera mientras le pasaba los dedos por el pelo. La miró fijamente, sin remordimiento, antes de agarrar el dobladillo de su camiseta y frotarla sobre la parte inferior de la cara de ella. Sangre. Se encogió de hombros ante el pensamiento. Ahora estaba manchada con la sangre de otro. Entonces Harry le echó para atrás la cabeza un segundo antes de cubrir sus labios con los suyos. El tiroteo amainó. La realidad se eclipsó. El mundo se redujo a sus labios inclinados sobre los suyos, la lengua presionando entre ellos mientras los suyos se abrían. La electricidad chispeó, explotó y crepitó en su cabeza con un deslumbrante despliegue de colores mientras el placer saqueaba su cuerpo. Ocho años sin él. Sin esto. Sin el hambre por la que se moría y consumía la herida abierta en su alma que abandonarlo ocho años atrás le dejó en su interior. Retorció las manos en el chaleco antibalas, y un gemido que la conmocionó, vibró desde su garganta mientras separaba los labios de los suyos tan rápido como los había tomado. Ella lo miró fijamente, los ojos abiertos de par en par, conmocionada, mientras él la miraba furioso. —¿Dónde has aparcado? —le soltó. Los labios de ella temblaban mientras luchaba por conseguir aire suficiente para contestarle. —En el parking de atrás —susurró mientras él le abría el bolso y antes de que ella pudiera detenerlo, sacó las llaves del interior. —Tienes muchísima suerte de que tu coche no estuviera aquí cuando esto empezó, _____(T.N) —le espetó—. Más suerte de la que te imaginas. Ahora, agáchate. No te muevas. No hables. No te estremezcas. Que Dios me ayude, si te delatas, voy a arrojarte en una celda tan profunda y tan oscura que no distinguirás arriba de abajo. ¿Está claro? Trató de asentir, así como estaba tratando de respirar. Un segundo después la empujó al asiento, presionándole la mejilla en la negra piel de primera calidad con una áspera orden de:
—Quieta —antes de que la puerta se cerrara y él desapareciera. Y se quedó sola. Todavía podía oír el tiroteo, pero estaba distante y tranquilizadoramente lejano. Fue remplazado con órdenes a gritos, vehículos en movimiento y estridentes llamadas. Dentro de la camioneta se estremeció, arrastró las rodillas hasta el pecho, y trató de calmar los temblores de su cuerpo. Conmoción. Sabía que tenía que tener alguna clase de reacción de shock, porque era pleno verano. No debería estar congelada aunque estaba temblando; le costaba respirar. Y que Dios la ayudara si vomitaba en la camioneta de Harry. Probablemente le dispararía. Se obligó a respirar lentamente, con regularidad, aspirar la esencia de Harry que impregnaba la camioneta y llenar sus sentidos con los recuerdos. Recuerdos que había luchado por olvidar durante ocho largos años. La sensación de sus muslos contra los suyos cuando los separaba y descendía hacia ella. Observando como una gran mano agarraba la vara de su polla, golpeándola suavemente contra los rizos húmedos y calientes entre sus muslos. —Depílate el coño —le había gruñido—, así podré ver tu suave carne agarrando mi polla. Se le oprimió la matriz ante el recuerdo, tan claro ahora como había sido la mañana después. Y él ni tan solo lo recordaba. Todavía tenía que reprimir la rabia y el dolor por eso. Bastardo. La había visto dos días después y la había mirado a la cara mientras estaba en el pequeño almacén de sus padres, tenía el corazón en la garganta, segura de que había ido a por ella. Pero no había ido a por ella. Había sonreído y flirteado, y colgada de sus brazos una estúpida e imbécil Barbie rubia que se arrullaba en sus músculos mientras pagaba los helados y los tentempiés. Le había hecho algún comentario alegre a _____(T.N) sobre el pelo y ella lo fulminó con la mirada. Había fruncido el ceño, lo probó de nuevo y ella le dio la espalda y dejó que Liam lo atendiera. Porque no podía mirarlo; no podía soportar el recordar y saber que no mucho más que una luz trémula de esa noche permanecía en su recuerdo. Sabiendo, que si la tenía otra vez, no estarían solos. Y entonces, semanas más tarde, supo que no se había escapado de esa noche sin repercusiones. Llevaba a su hijo.
 
 
La primera reacción había sido de furia, de resentimiento. Él estaba de fiesta, disfrutando de la vida, de sus mujeres y los lascivos jueguitos sexuales que él y sus primos practicaban y ella estaba embarazada. Pero en unos días esa furia se había calmado. El saber que ella siempre tendría una parte de él había consumido su joven mente y su corazón. El corazón que le había entregado a Harry en una seductora noche de verano. Y la felicidad había aumentado, llenándola, brillando en su interior. Hasta tres meses desde el día después que la había tomado. El día en que había perdido el niño al que amaba tanto. Había abandonado la clínica a la que le había traído Liam, empaquetado sus cosas y abandonado Virginia con unos amigos que habían estado de visita esa semana. Y aquí estaba, ocho años después, con los dedos clavados en la piel del sillón de su camioneta, temblando, aterrorizada mientras el sonido del tiroteo por fin se calmó y en su lugar los gritos de órdenes llenaron la noche. De repente, las implicaciones de su muy precaria posición le golpearon en la mente. Obviamente estaba en la escena de algún tipo de redada. ¿No era así como lo había llamado? ¿Una redada? ¿Una emboscada? Y ella había estado justo en el centro de eso. Lo cual significaba que estaba en el mismísimo centro de toda sospecha. JODIDA Y SIN REMEDIO. Eso es en lo que se había convertido toda esa jodida noche. Jodida y sin remedio, y era todo culpa de él. Él miraba fijamente la extensión en sombras del parking del almacén, las cejas bajadas, tratando de encontrarle sentido a lo que había hecho y por qué. El por qué de eso más que ninguna otra cosa. ¿Qué había irrumpido a través de los resistentes entrenamientos y creencias en lo que estaba haciendo, lo suficiente para sacar a ________(T.N) del almacén y esconderla? ¿Qué le había hecho poner en peligro de esta forma su propia alma por una mujer? Sin embargo no cualquier mujer: _____(T.N). La mujer que había invadido sus sueños durante más tiempo de lo que quería admitir. La mujer que había, en cierta forma, logrado colarse en su alma antes de que abandonara Somerset ocho años atrás. Y el por qué de eso no tenía explicación. Así como los sueños con ella que lo habían atormentado durante años tampoco tenían sentido.
—Saqué de aquí su Rodeo(AUTO)—dijo Zayn, acercándose sigilosamente a Harry mientras permanecía protegiendo la entrada del almacén—. Aparcó fuera del ámbito de las cámaras, y tenía la cabeza gacha cuando pasó por la entrada. Con algo de suerte, podremos cubrir su identidad. Harry miró a su primo y mejor amigo por el rabillo del ojo. Estaba medio tentado de culpar a su primo por cada segundo de esta locura. Después de la ambigua advertencia que le había dado, Harry se había desplazado para encontrar a quien asumían era la vendedora que había entrado en el almacén. Ella era lo único inexplicable por ahora. Harry se había movido para interceptarla antes que el resto del equipo y había reaccionado antes de pensar. Si se hubiera parado a pensar, ella ahora estaría echada en el suelo del almacén con el resto de los bastardos que habían arrestado en la emboscada. Tenían a los compradores, a los vendedores, cuatro misiles experimentales perdidos y sus chips de orientación. Era un magnífico botín para la investigación. Excepto por el hecho que la mujer que había planeado y organizado el trato no se presentó. Eso, o ella estaba escondida en el asiento trasero de la camioneta de Harry.
—Recuérdame por qué cubrimos su identidad —preguntó Harry en voz baja, recorriendo con la mirada al resto del equipo combinado de ATF y Seguridad Nacional. Mierda, él sabía por qué, pero maldita sea si quería admitirlo. Esto no era algo que ______(T.N) haría. Sabía que no. Al menos, no era algo que haría la ______(T.N)  que él había conocido. —¿Por qué no está involucrada? —Zayn aventuró una respuesta burlona. —Estaba allí —señaló Harry, así como ignoró el fuerte destello mental negando que _____(T.N) podría estar de alguna forma involucrada en esto. —Ajá. —Asintió Zayn—. De lo cual te advertí yo. Tú fuiste el que la sacaste como un lobo protegiendo a su compañera, no yo, primo. Sólo te cubrí las espaldas. Este es mi trabajo. ¿Lo recuerdas?
Como un lobo protegiendo a su compañera. O un perro protegiendo un hueso, pensó sarcásticamente.
Le había echado un vistazo, y algo dentro de él había estallado en la conciencia. Sabía condenadamente bien qué habría ocurrido si no la sacaba de allí. Sí la hubieran atrapado con los otros, con la descripción que tenían de la mujer sospechosa, no habría escapado del arresto y el consiguiente encarcelamiento, estuviera involucrada o no. Y por qué eso debería importarle, no podía entenderlo. —Ella no está involucrada. —Zayn acunó el rifle en sus brazos como un amante mientras contemplaba a Harry —. Esa no es _______(T.N), Harry. Quizás no. Pero de todas formas, quizás sí y simplemente no lo veía por la lujuria. Harry apretó los labios y contempló el caos organizado dentro del ahora bien iluminado almacén. Era un hijo de puta paranoico. No confiaba en nadie excepto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y la última vez que lo comprobó, ______(T.N) no estaba incluida en la Trinidad. Ahora estaba arriesgando su propia reputación para protegerla. No sólo por la advertencia de Zayn sino que sus propias emociones habían interferido en el trabajo por primera vez en ocho años. Y mientras estaba allí de pie, observando los arrestos, la recuperación de los misiles y los chips, y sintiendo la sensación de triunfo que irradiaba el equipo, él se sentía desvinculado. Estaba impaciente. Ansioso por solucionarlo, porque su mente estaba hirviendo, filtrando todas las posibilidades. Era posible que _______(T.N) no estuviera implicada. Y si no lo estaba, entonces era posible que por primera vez desde su regreso un año antes, tuviera algo contra ella. No podía darse la vuelta y huir, como solía hacerlo cada vez que él se acercaba. Oh no. Ya no. Entrecerró los ojos, y sus labios se curvaron con una sonrisa de anticipación. Había vivido bajo los instintos durante demasiado tiempo para descartarlo, y el instinto le otorgaba el beneficio de la duda. Pero todavía formaba parte de la ATF y ella estaba en la escena de una compra de armas. También encajaba en la breve descripción de la única mujer del grupo de ladrones que habían robado las armas e intentado venderlas. Iba a tener que vigilarla. Muy de cerca. —Oh mierda, odio esa sonrisa —gruñó de repente Zayn a su lado—. ¿Harry, que demonios estás tramando? Harry miró por encima de él, alzando las cejas con inocencia fingida.
 
—Sólo estoy considerando como es mejor decidir quién es culpable y quién inocente —dijo arrastrando las palabras—. No hay nada por lo que preocuparse, Zayn. Nada en absoluto.
Era bastante preocupación para Harry y todavía más para ______(T.N).
Para Harry, porque ______(T.N) le hizo romper sus reglas y era algo que nunca había hecho, bajo ninguna circunstancia. Y para ella, porque él iba a cobrarse el pago de esas reglas rotas de su dulce cuerpecito.
Los hombros de Zayn se desplomaron. —Mierda. ¿Por qué ahora tengo el presentimiento que debería haber actuado como el caballero de la brillante armadura yo mismo en vez de darte la oportunidad de sacarte la cabeza del culo? Harry bufó ante eso.
—Deja de preocuparte. Lo tengo controlado.
—Te aseguro que me preocupo cada vez que me dices que no me preocupe. Es una regla cósmica. Harry alzó las cejas y rió divertido.
—Confía en mí. Zayn lo contempló con preocupada incredulidad.
—Tío, no vayas a arrastrarme a esa mierda kamikaze otra vez, ¿vale? Cuatro años de eso en los Marines fue suficiente. Prometiste calmarte una vez que llegamos a casa. ¿Te acuerdas? —Zayn le hizo memoria—. Piensa en tu rodilla, tío. Estás a un paso de ser un lisiado. No te pases, ¿vale? La sonrisa de Harry se hizo más amplia.
—¿Tomármelo con calma? Calma no es lo que tengo en mente, pero tomarlo, desde luego. Zayn clavó los ojos en él suspicazmente.
—No hagas algo que vayas a lamentar, Harry. No tengo tiempo de ir salvándote el culo. Harry le palmeó el hombro antes de ir hacia el hombre que había sido levantado del suelo de cemento y preparado para una bonita excursión a la celda de la cárcel más cercana.

—No te preocupes, Zayn. —Le sonrió sobre el hombro—. No te preocupes por nada. Agarra su coche. Dile al comandante que vinimos por separado; no necesitan saber más. Simplemente le pediste prestado el coche a un amigo. Te alcanzaré más tarde. Tenía que hacer planes. Planes que incluían a una sexy y pequeña camarera, su cama y toda clase de húmedos, calientes y lascivos actos sexuales. La próxima vez que le volviera la espalda, al menos recordaría como se sentía, lo que significaba ser poseída por él. Y por Dios, que antes de acabar, sería suya. Con toda el alma. Por las buenas o por las malas. Harry había dejado de jugar.
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Mensaje por thyarescarleth Lun 26 Ago 2013, 7:10 pm

alex_lover98 escribió:Hola Nueva Lectora!!! :aah: 
Me llamo Alexandra pero dime Alexa!!!!  :-w-: 
Me encanto tu novela esta increíble!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  961472736 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  961472736 
Me encantan las novelas HOT!!! 🍌 🍌 🍌 🍌 
Síguela rápido!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  2372005390 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  2372005390 
Besos,Alexa :cherry: 

ya la segui (:
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Mensaje por alex_lover98 Lun 26 Ago 2013, 7:39 pm

Hola aquí Alexa!!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  3275125450 

Ame el capitulo!!!!  TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  4242539333 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  4242539333 
Esta increíble!!! :pedobear: :pedobear: 
Me encanta tu novela!!!! :enamorado: :enamorado: :enamorado: 
Tienes que seguirla pronto!!!! TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  1244184562 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  1244184562 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  1244184562 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  1244184562 TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  1244184562 
Besos,Alexa :cherry: 
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Mensaje por thyarescarleth Mar 27 Ago 2013, 7:56 am

Capitulo 2
 


Ella todavía estaba dónde la dejó. No es que no hubiera esperado que estuviera, pero siempre era reconfortante saber que uno estaba en lo cierto en estos asuntos.
 
—Quieta —le dijo mientras se sentaba en el asiento del conductor y ponía la llave en el contacto—. No quieres que nadie te vea mientras nos marchamos, ¿no?
 
Encendió la música. AC/DC se estremeció en la cabina de la camioneta mientras pulsaba el botón de las ventanas, abriéndolas del todo, y salía rápidamente del parking como un hombre en una misión. Levantó la mano hacia los oficiales de la policía estatal del frente del estacionamiento, y no por primera vez estuvo agradecido de haber aparcado su camioneta al lado de uno de los edificios abandonados en vez de entrar con el resto del equipo más tarde.
 
Él y Zayn se habían apostado para observar el área durante el día y dar luz verde cuando el equipo pudiera entrar. Era lo que le había salvado el culo a ______(T.N). Nadie se daría cuenta cuando Zayn explicara que habían venido por separado y se marchara en el Rodeo de _____(T.N). Podrían hacerse preguntas, hasta que llegara el cotilleo que una tal ________(T.N) Payne actualmente residía con un tal Harry Styles en su infame casa flotante, el Nauti Harry. Mientras ponía distancia entre la camioneta y la escena del arresto, dejó que se relajaran los músculos del cuello y de los hombros antes de bajar la música y echar un vistazo entre las plazas del largo asiento de la parte trasera. Algo se encogió en su interior ante la visión de la pálida cara y los grandes ojos marrón oscuro. Ojos chocolate. Tenía unos grandes y oscuros ojos color chocolate, y él era un hombre que sabía cómo saborear ese dulce en particular.
—Ya puedes levantarte —le dijo, devolviendo su atención a la conducción mientras giraba hacia uno de los caminos vecinales que serpenteaban a través del condado.
Ella se movió lentamente, desenroscándose del asiento trasero y trasladándose al vacío asiento del pasajero al lado de él, antes de ponerse cómoda y mirar con rigidez al exterior por el parabrisas.
—Ponte el cinturón de seguridad. —Harry apoyó el brazo en el marco de la ventana abierta y se rascó la mandíbula pensativamente mientras conducía. A su lado, _____(T.N) se abrochó el cinturón de seguridad, moviéndose casi con vacilación, echándole un vistazo cada pocos segundos con silenciosa cautela. Sabía que estaba jodida. No podía saber lo jodida que iba a estar, pero definitivamente jodida.
—Vamos a jugar —dijo él por fin, arrastrando las palabras con diversión mientras la recorría con la mirada.
—Hemos estado jugando durante un año —le replicó ella—. Simplemente no te acordaste de remitirme las reglas. Él sonrió ante eso. Esta era _________(T.N). Nunca sin una cortante réplica.
—Este juego es fácil —le prometió—. Un juego de adivinanzas. Dime, si puedes, exactamente qué demonios estabas haciendo en el maldito almacén. Tuvo que apretar los dientes mientras la cólera ardía con cada palabra, invalidando la diversión que había sentido anteriormente. Otra vez, la vio, con la mirada clavada en el maldito terrorista, los ojos abiertos de par en par, la cara pálida, esa pistola alzándose sin cesar hacia su cara. Ella se estremeció.
—Cosas mías —luego le respondió, con voz angustiada—. Max envió el resto de mis cosas desde Virginia. Tengo un aviso. La compañía de reparto dijo que estaban en el almacén en una de las casillas. Tengo aquí la llave.
—Hurgó en su bolso, la voz temblorosa—. Mira. Tengo la llave. Ella le tendió la llave. Harry la tomó lentamente, echándole una ojeada, luego se la devolvió. Era en efecto una llave del casillero con las siglas AUM, de Almacénelo Usted Mismo, grabada en ella. —¿Dónde está el aviso? No hurgó en su bolso. En lugar de eso se mordió nerviosamente el labio inferior con los dientes.
—¿Dónde está el aviso, _______(T.N) ______(T.S.N)? —le preguntó otra vez. _________(T.N) se estremeció.
—La dejé en el Rodeo, mi coche. Detrás del almacén.
Harry sacudió la cabeza. —¿No lo metiste en el bolso, eh? —La miró con suspicacia.
—Está allí. En el asiento del pasajero. —Juntó las manos en el regazo y se retorció los dedos. Ella solía hacerlo cada maldita vez que andaba a su alrededor. Desde que tenía dieciséis años hasta unos meses antes de que abandonara el pueblo, un poco más de ocho años atrás.
—Ya veremos —gruñó él.
—¿Ya se ha acabado el juego? —le preguntó enfadada—. Me gustaría regresar a casa. En ese momento, Harry sonrió abiertamente.
—Harry, estás llevándome a casa, ¿no? Lo oyó en su voz. Lo estaba pillando.
—Todavía no. —Le echó una rápida sonrisa, la anticipación empezaba a aumentar junto con la acalorada lujuria ante el entendimiento que vio en sus ojos.
—¿Entonces adónde me llevas? —A tu nueva casa.
—¿Y eso está? —Soltó la pregunta a través de sus apretados dientes. Harry casi se rió ahogadamente. Oh sí, las tornas estaban cambiando.
 —El juego de pregunta y respuesta más tarde —le replicó, rehusando a contestar por el momento—. Por ahora, déjame preguntarte esto: ¿Tienes algún indicio de qué demonios estaba ocurriendo en el almacén? Ella espiró con cansancio, apoyó la cabeza contra el asiento, y dijo:
—¿Drogas? —Fue dicho con tal aire de resignación que él se inclinó a creer que quizás no estaba involucrada con los terroristas. Con sus antecedentes, era condenadamente difícil creer que lo estuviera. Su hermano, Liam, era uno de los mejores soldados de las Fuerzas Especiales que Harry había conocido, su reputación era sólida, y de hecho Harry sabía que había sido Liam quien había criado a _______(T.N).

—¿Sabes en el problema que estás metida? Le echó un vistazo a tiempo de ver como sus pestañas se cerraban, aleteando sobre las mejillas como sombras oscuras.
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Mensaje por thyarescarleth Mar 27 Ago 2013, 9:19 pm

Capitulo  2 parte 2
 


—¿Me llevas a la cárcel?
 ¿La llevaba? Demonios no, no lo hacía. Si fuera a entregarla a las autoridades, lo habría hecho en el almacén. Era un maldito estúpido, eso es lo que era. Un idiota cachondo.
—Todavía no. —Apretó los labios antes de mover la mano hacia su mejilla y dejar el dedo índice acariciando sus labios, recordando el beso de ella mientras observaba atentamente la carretera, con el codo todavía apoyado en el marco de la ventana. Maldita sea si no se estaba metiendo en un lío esta vez.
—¿Qué vas a hacer, Harry? —le preguntó quedamente. El sonido de su voz lo ponía más duro. No sólo duro, caramba, su polla había estado dura desde el día que alcanzó a verla caminando por la calle Mayor hacía un año y supo que había vuelto, incluso antes de poder verle la cara. No, estaba más duro. Dolorosamente duro. De repente una visión de su cabeza descendiendo hacia la polla hizo que todo su cuerpo se encogiera de dolor. Grandes e inocentes ojos color chocolate alzando la mirada hacia él mientras la cabeza de su polla desaparecía en su boca casi hizo que se le escapara un gemido del pecho. Esa visión lo acosaba; esta y varias más. La visión de su coño, oscuros rizos saturados con sus jugos mientras separaba los tiernos pliegues con la gruesa erección. El sonido de sus gritos mientras le metía la hambrienta cresta en el trasero y la tomaba por allí, oyendo su sobresalto, su placer. Los sueños que lo habían acosado durante años. Sueños que tenía la intención de hacer realidad ahora que estaba en su poder.
—Al barco. —Su casa flotante. El Nauti Harry. Su casa. Oyó la fuerte inspiración que tomó.
—No. Él le echó un vistazo, viendo el asco en su cara, y una llama de cólera le traspasó la mente otra vez. No había sido lo bastante buena para poner los pies en su casa ocho años atrás, y todavía pensaba que era demasiado buena para eso.
—¿Prefieres la cárcel? —Aflojó un poco el gas, mirando los alrededores como si buscara un lugar para dar la vuelta.
—No estaba haciendo nada —argumentó entonces con desesperación—. Sabes que no, Harry. Fue una coincidencia... —No creo en las coincidencias, _______(T.N).
—Entonces un error —gritó ella cuando empezó a detenerse en el amplio arcén más adelante—. Dios, Harry, sabes que no ando con drogas. Se acercó al arcén y se detuvo. Cubriendo el volante con los brazos, la contemplo en silencio.
—No puedes llevarme a la cárcel, Harry. Liam regresará pronto a casa, y te lo dirá. Todo esto es un error.
—Liam no puede solucionar esto, ________(T.N) —le dijo en voz baja, intencionadamente—. Permaneces conmigo. —Le dio un minuto para procesarlo—. O la cárcel. Tú eliges. Ella respiraba con dificultad, irregularmente. Si fuera sólo miedo lo que vislumbró en sus ojos, la habría liberado en ese mismo momento. Dios sabía que Liam podía sin lugar a dudas tratar con esto cuando regresara a casa. Pero no fue sólo miedo; allí vio pasión y algo más. Algo evasivo, un conocimiento, una certeza que algo estaba a punto de sacudir su pequeño mundo. Ella se lamió los labios. Un pequeño y rápido movimiento de lengua que le oprimió el estómago de hambre. Deseaba esa lengua, y lo deseaba tanto como para hacer algo tan despreciable, tan sucio que casi, sólo casi, lo hizo avergonzarse. En lugar de eso sonrió, porque iba a estar bien. Condenadamente bien.
—¿Giro o continuamos hacia el puerto deportivo? —le preguntó entonces—. Tú eliges, cariño. Y si escogía dar la vuelta, ¿entonces qué demonios iba a hacer? Esperó, contemplándola, inexpresivo, su mirada, lo sabía, ardiente y hambrienta. Ella sabía lo que él quería. Ella sabía el precio que él le exigía por sacarla de esta. Sus labios temblaron antes de lamerlos de nuevo. Su mirada parpadeaba con indecisión. Y él no iba a ayudarla. Maldita sea si volvía a perseguirla como un perro tras una perra en celo, siendo rechazado cada vez. Esta vez no. Esta vez, era su turno. A su manera o a la cárcel. O al menos, esa era la impresión que intentaba darle.
—No des la vuelta —suspiró por último, la mirada gacha, la cabeza volviendo estoicamente a mirar otra vez a través del parabrisas.
—¿Entonces vamos al Nauti Harry? —le preguntó él.
—Si es mi única opción. —Su voz era tensa, enfadada. Muy bien, dejemos que se enfade. Él había estado muy furioso ocho años atrás, y todavía podía recordar la cólera al saber que ella había abandonado el pueblo con otro hombre. Sabido, ni hablar, la había visto en el coche con el bastardo cuando salían del pueblo.
Todavía lo recordaba. Caramba, había tenido pesadillas sobre eso cuando menos se lo esperaba.
—No es tu única opción, _______(T.N) _______(T.S.N) —le dijo en voz baja—. Puedes explicarles a las autoridades lo que estabas haciendo allí. Es muy fácil. Por supuesto, él tendría que explicar por qué no fue arrestada con el resto de la banda, pero esperaba que ella no se diera cuenta de eso.
—Sí. Podría hacerlo —le replicó burlona—. Y por supuesto, tú podrías negar rotundamente que me sacaste de allí. ¿No es verdad? Él sonrió abiertamente. Que Dios la guardara, tenía que reconocérselo. Harry se encogió de hombros.
—¿Qué puedo hacer? No comprobé el asiento trasero hasta que oí a alguien moviéndose. Puedo ser un poco distraído cuando tengo prisa.
—¿Y el motivo de que Zayn este conduciendo mi Rodeo en vez de ir en el coche contigo? Harry abrió los ojos.
—Tú y Zayn sois amigos, _______(T.N). Le prestaste el Rodeo. Está bien, en realidad no era tan pervertido. Mierda, si escogiera la cárcel, la llevaría a casa y le explicaría alguna otra cosa. Pero ella debería saberlo. Si no lo sabía, bien, era error de ella, no suyo.
—Esto es pervertido, Harry —le replicó, el disgusto marcaba su voz.
—Claro que sí. —Asintió estando de acuerdo—. Pero tengo la reputación de ser pervertido. ¿No? —Su sonrisa era pura inocencia. Una de la clase que normalmente hacía a Zayn buscar la ruta de escape más próxima. Ella se frotó las manos sobre la cara antes de pasarse los dedos por el pelo que había atado bien apretado en una larga cola de caballo. El pelo que él se moría por aflojar, por esparcir hacia atrás mientras la ponía de espaldas en su cama. El pelo que deseaba agarrar mientras la montaba fuerte y profundo. Ella negó con la cabeza antes de mirar hacia delante otra vez. —Así que, nos dirigimos al puerto deportivo, ¿no? Ella asintió lentamente. —De acuerdo.
Harry soltó el freno y se reincorporó a la carretera antes de acelerar y dirigirse hacia la oscura carretera.
—Actúas como si fueras a Pena de muerte. —Sonrió él. Ella no contestó. Harry la contempló otra vez, observando mientras se frotaba los brazos desnudos y miraba por la ventana, la expresión de ella sombría, descorazonada. ¡Maldita fuera! No era como si tuviera la intención de violarla. Chantajearla un poco, sí. Pero sólo habría sexo bajo ciertas condiciones. Primero estaría malditamente seguro que ella lo deseaba tanto como él. No era un completo bastardo. Pero era un bastardo cachondo. Y un bastardo furioso. Ella había vivido en sus sueños ocho jodidos años, y no podía entender por qué. Lo había cambiado en una época en que él necesitaba retener ese filo de descuidada indiferencia. Había agudizado sus emociones, llenado su cabeza y no podía encontrarle sentido. Lo había atormentado. Era así de simple, y era hora que el tormento cesara.
—No te preocupes cariño. No será tan malo —le aseguró, alcanzando a palmearle la rodilla en un gesto de consuelo totalmente falso—. Hubo un tiempo en que solíamos llevarnos bien, ¿lo recuerdas? Un tiempo. ______(T.N) giró la cabeza lentamente y miró fijamente su perfil. Un tiempo en que ella lo había amado con toda la pasión y la inocencia de una joven que adoraba al chico más malo del pueblo. Pero ya no era una niña; era una mujer adulta. Era bien consciente de cuan fácilmente él podría destrozar su vida otra vez.
—Recuerdo lo estúpida que era —respondió al fin con una medida de auto-repugnancia ante el recuerdo—. Y recuerdo haber aprendido la lección. En verdad no recuerdo mucho más que eso, Harry. Quizás tú puedas hacerme memoria de la época en que realmente nos llevábamos bien. Él no recordaba esa noche. ______(T.N) sabía que no. Y sabía que Liam nunca le habría contado lo sucedido. Se lo había prometido. Harry tamborileó los dedos sobre el volante.

—Huías de mí en cada ocasión que tenías —le gruñó en respuesta. No en cada ocasión. No una oscura noche cuando lo encontró demasiado borracho para conducir y lo llevó a casa. Y luego lo ayudó a romperle el corazón.
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por thyarescarleth Miér 28 Ago 2013, 9:44 pm

Capitulo 2 parte 3




—Huías de mí en cada ocasión que tenías —le gruñó en respuesta. No en cada ocasión. No una oscura noche cuando lo encontró demasiado borracho para conducir y lo llevó a casa. Y luego lo ayudó a romperle el corazón.
 
—Entonces fui lista —le dijo, sintiendo el pesar que colmaba en su interior. Si sólo hubiera sido más lista. Si entonces sólo hubiera afrontado la realidad, y lo que había ocurrido. Quizás los últimos ocho años habrían sido diferentes. Por lo menos, no habría estado atormentada con tantos “ y-si” y el hecho de que había sido una cobarde. Harry gruñó ante eso.
 
—Qué lástima que no fueras lo suficientemente lista para mantenerte apartada de oscuros almacenes por la noche. Si lo hubieras sido, ahora no estarías aquí. Qué lástima que para empezar no hubiera sido lo suficientemente lista para permanecer en Virginia. Pero no, había tenido que regresar a casa. Añoraba estar en casa. Añoraba las montañas, el lago, y el hogar. Y supo que ya era hora de enterrar a los viejos fantasmas. Había tenido que regresar para hacer las paces con sus recuerdos y consigo misma. Y con Harry. Sólo que no había esperado hacer las paces con él de esta manera. En vez de eso, se encontró con más demonios. Se encontró en la insostenible posición de depender de Harry en algo tan fundamental como su libertad. Y no tenía ninguna duda de cómo exactamente tenía él intención de manejar la situación. Había ido tras ella desde que había vuelto a Somerset hacía un año. No la había acosado. Simplemente siempre estaba por los alrededores. Siempre sonriendo con esa descarada sonrisa suya, echándole esa ojeada burlona, esa invitación a jugar. O si no, la miraba enfurecido. Y él llenaba sus sueños. Acalorados sueños, recuerdos de una noche inolvidable y sus consecuencias.
 
Contempló las millas pasar, sintiendo la mano en su rodilla cuando no estaba cambiando las marchas de la potente camioneta, y sintiendo la calidez de su toque quemando a través de la falda. Al menos no le estaba metiendo mano. Su cuerpo estaba tan excitado ahora que se preguntaba si podría soportarlo. Si su corazón podría soportarlo. Pensaba que había aprendido la lección antes de abandonar Somerset. Después de todo, sabía qué era Harry, conocía sus intenciones, y sabía que ella nunca podría vivir con eso. Los Chicos Traviesos eran legendarios en Somerset y los condados colindantes. Sus proezas, su dedicación al placer de una mujer, y la insistencia en compartir esas mujeres habían sido bien conocidas. Su hermano, Liam, la había advertido sobre Harry repetidamente.
 
Su cabeza le había advertido sobre Harry, pero su corazón no había querido escuchar. Podía domesticar al chico malo, se había convencido a sí misma.
 El amor lo podía transformar en posesivo. Todo lo que tenía que hacer era tocarlo, amarlo y él se daría cuenta que la amaba. Ella resopló silenciosamente mientras echaba un discreto vistazo a su severo perfil. Qué tonta había sido. Ingenua, inconcebiblemente inocente, increíblemente insensata. Y todavía no había aprendido la lección, no hasta el alma. Porque una parte de ella nunca había olvidado esa noche. Esa seductora noche de verano cuando la había tomado con su particular determinación y fogosa lujuria. Cuando le enseñó las verdaderas profundidades del placer carnal y la suprema desesperación. —Esto no va a funcionar.
 —Las palabras salieron de sus labios mientras él entraba en el pequeño puerto deportivo propiedad de su tío Paul Styles. Ahora podía sentir el pánico creciendo en su pecho, la seguridad de que el Nauti Harry le iba a traer más recuerdos y más dolor del que podía soportar.
—No puedo hacerlo.
—Estaba temblando cuando Harry aparcó la camioneta en el estacionamiento privado delante del puerto. Apagó el motor. Sacando la llave del contacto, se volvió y clavó los ojos en ella silenciosamente. Él o la cárcel. Podía verlo en su expresión. ________(T.N) negó con la cabeza lentamente antes de tragar con dificultad.
—No soy una de las putas de los Chicos Traviesos —susurró severamente—. No puedo hacerlo para permanecer libre de la cárcel, Harry. Antes me pudriría en una prisión que comprar mi libertad a expensas de mi alma. Él la contempló, los claros ojos verdes gélidos, desapasionados, mientras la observaba. Su expresión era tan oscura como las sombras circundantes, y tan silenciosa como la muerte. Este no era el hombre que había conocido ocho años atrás. Encantador, aunque melancólico, Harry “Dawg” Styles había tenido una voluntad de hierro, pero no había sido frío. Había sido duro pero con sentimientos. No como ahora. Se había unido a los Marines justo después de que ella dejara el pueblo; sabía eso. Tras una misión, lo habían enviado a casa a causa de una herida que le había destrozado la rótula. No es que ella hubiera visto algún signo de lesión en la forma en que se movía. Pero ahora mismo, se estaba frotando la rodilla distraídamente mientras la observaba.
—Vamos a hablar de esto en el barco —dijo por último amonestándola—. Aquí no.
—Harry, no. —Ella extendió la mano, agarrándole el brazo cuando iba a abrir la puerta—. En el barco no. No iré a ese barco, y no me abriré de piernas para los Chicos Traviesos. No quise hacerlo cuando era demasiado estúpida para entenderlo, y sin duda alguna no quiero hacerlo ahora. Te engañas a ti mismo si crees que puedes convencerme de actuar de otra manera.

—¿Y si ir al barco significase abrirte de piernas sólo para mí, _______(T.N)? —le preguntó—. ¿Irías entonces?
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Mensaje por thyarescarleth Vie 30 Ago 2013, 4:56 pm

Capitulo 3
 


Ocho años atrás, se había escabullido del dormitorio de Harry en la cubierta superior y había escapado del Nauti Harry como un ladrón en las tempranas nieblas matutinas. Pero esa mañana había dejado atrás algo, una parte de sí misma que nunca había recobrado. Ahora ______(T.N) dio un paso atrás a través de la puerta francesa reforzada que daba a la sala de estar y detuvo los recuerdos que amenazaban con abrumarla. Él todavía dejaba una lámpara de baja intensidad iluminando la mesa pequeña colocada al lado del sofá. Ahora había un lujoso sofá color castaño, dónde antes había uno de cuero negro. Un sillón reclinable haciendo juego estaba al lado de la misma mesa. La televisión ahora estaba colgada en la pared, al lado de la entrada y en el otro extremo de la habitación, había una pequeña mesa de comedor y cuatro sillas. Una barra de teca separaba el área del comedor de la cocina, dos taburetes estaban bajo ella. La alfombra era de un espeso y rico verde oscuro. Ocho años atrás había sido de un tostado oscuro. La sala de estar y la cocina ahora eran más refinadas, declarando un gusto más adulto en el mobiliario pero todavía con una gran influencia masculina. Maderas oscuras y pocos adornos. Una foto de su unidad del Cuerpo de Marines estaba sobre la mesa al lado del sofá junto con una fotografía de los primos Traviesos vestidos de camuflaje y una foto de Louis y su prometida, Elly Salyers. No había cuadros o grabados en la pared. No había nada para decorar las estancias. Más allá de la cocina estaban otro dormitorio grande y un baño pequeño, junto con otro baño extra. Desde donde estaba parada _____(T.N), también podía ver la escalera curva que iba hacia la cubierta superior y al cuarto principal y baño, así como también a la cabina de mandos.
 
Se sobresaltó cuando la puerta se cerró y se trancó detrás.
—Necesito una cerveza —anunció Harry—. ¿Quieres una? _______(T.N) negó con la cabeza mientras agarraba su bolso y miraba moverse a Harry a través de la sala de estar, luego hacia la cocina. Retiró una cerveza de la nevera antes desenroscarle el tapón con un giro rápido y lanzarlo bajo la barra, dónde debía estar escondido el cubo de basura. Fue hasta el fregadero primero, sacó un paño para secar platos de una pila pequeña en la encimera, lo humedeció, luego se lo lanzó a ella.
—Límpiate la cara. Ella sintió náuseas ante el pensamiento de la sangre que la había rociado. Estaba en su cara, en su ropa. Frotó su piel rápidamente, severamente, esperando que pudiese lograr limpiarla mientras él la miraba. Él llevó la botella de cerveza a sus labios y bebió un largo trago, sin apartar la mirada de ella. Se había quitado el chaleco a antibalas, pero todavía llevaba puesta la pistolera y el arma. La camiseta negra se pegaba a su pecho ancho y a sus bíceps abultados. Vaqueros negros de cintura baja en las caderas que esbozaban piernas largas, musculosas y un bulto más que impresionante.
—Estás limpia —le anunció mientras estiraba la mano—. Dame el paño. Su mirada fija se apartó bruscamente de esa zona. Era más que obvio que estaba excitado, listo para ella. Y ella odiaba admitir que su cuerpo había estado listo desde el momento en que le preguntó si estaba dispuesta a abrirse de piernas sólo para él. Le lanzó el paño de regreso, ignorando su sonrisa burlona cuando lo agarró y lo echó al fregadero. Estaba loca. Debería de haberse alejado mientras tuvo oportunidad.
—Una noche —murmuró ella—. Eso es todo. La botella fue apoyada tan bruscamente sobre la barra que la cerveza se derramó por encima, y _______(T.N) se sobresaltó con el sonido.
 —No estás negociando —le informó, su expresión endureciéndose—. No me atrapaste a mí posiblemente quebrantando la ley y asociándome con criminales, _______(T.N). Te atrapé a ti. ¿Recuerdas? Sus uñas se clavaron en el cuero de su bolso.
—Y sé lo que quieres a cambio de mi libertad —le espetó ella—. Está bien, quieres follar. Quieres algo que no has podido sacarme en este año: mi cuerpo. Lo puedes tener. Por una noche.
 
—¿Y si quiero más que una noche? El tono oscuro y aterciopelado de su voz envió un temblor a través de su matriz, apretando los músculos de su estómago mientras ella le devolvía la mirada en estado de shock.
 
—¿Por qué querrías más de una noche? —negó con la cabeza confundida—. ¿Cuántas mujeres has mantenido más de una noche, Harry? Ella todavía tenía amistades en Somerset a las que les gustaba chismear. Harry era tan jugoso ahora como lo había sido hacía ocho años.
 
—_______(T.N), no eres las otras mujeres —le dijo con acento sureño—. Nunca antes he tenido que perseguir a una durante ocho años. Ha forjado un hambre. Una que dudo que una noche vaya a saciar. Lo miró parpadeando en shock. Había esperado lo que él quería, pero no esto. Una noche la podía manejar. ¿Más de una noche?
 
 —¿Cuántas noches más? —le preguntó, a duras penas sin que su voz temblara. La expresión de Harry se endureció más aún.
 
—No lo he decidido.
 
—¿No lo has decidido? ¿Entonces se supone que tengo que estar lista y disponible cada vez que tengas una erección? Entonces mientras lo consideraba, una sonrisa burlona llenó su cara. Asintió lentamente.
 
—Eso me serviría. _______(T.N) apretó los dientes e hizo cálculos de cuánto tiempo todavía tendría que esperar antes de que Liam regresara. Él se había ido tres meses. En su última conversación, le había señalado que podría regresar dentro de pocas semanas. ¿Podría manejar ser la amante de Harry por ese tiempo? ¿Podría irse con su alma intacta si lo hiciera?
 
—No pienses tanto en ello —espetó irritado—. Podría cambiar de idea.
 
_____(T.N) cruzó los brazos sobre sus pechos y aquietó la cólera que empezaba a crecer dentro de ella. No podía darse el lujo de estar enojada en este momento; tenía que pensar. Harry siempre se las arregló para hacerle un lío mental. No podía dejarle hacerlo esta vez.
—Estás siendo un bastardo —le dijo con contundencia—. Sabes que no estaba involucrada en lo que fuere que estabas haciendo allí. No trafico con drogas, nunca lo hice. Él se encogió de hombros tranquilamente mientras se apoyaba contra la barra.
—No te he visto en ocho años, _______(T.N). Las personas cambian en ese tiempo. —No me digas, y las personas traficando drogas trabajan como camareras en pequeñas cafeterías miserables donde ni siquiera pagan el salario mínimo —le espetó—. No juegues conmigo; no me agrada. Al menos admite que estás usando esto para forzarme a algo que no estaba dispuesta a darte. Un ceño fruncido apareció repentinamente entre sus cejas, causando que su estómago se apretara nerviosamente.
—No te forzaría. —¿Entonces cómo lo llamarías? ¿Te follo o voy a la cárcel? Que mierda de opciones, Harry —se burló ella. _______(T.N) observó como se le tensaban los músculos de la mandíbula, un marcado tic pulsando a través de ella mientras la miraba.
—Pensé que estaba siendo bastante caritativo —gruñó—. Niega que te interesa estar en mi cama.
—Lo hago. Cada vez que he ignorado tus pequeños esfuerzos mezquinos de flirtear. ¿O no lo notaste?
—También me di cuenta del beso de antes —le dijo él con tono de seducción como terciopelo negro. Su voz rastrilló en sus terminaciones nerviosas y le recordó justamente qué tan bueno había sido—. Ese no fue forzado, _______(T.N). Para de engañarte. Te encantó. Bien, en eso tenía razón. Su estómago se apretó con el recuerdo y el conocimiento de que ella no tenía defensas contra él.
—Estoy de acuerdo con una noche...
—Y dije que una noche no es suficiente. Quiero el verano. Todo el verano. _______(T.N) se congeló. ¿Tres meses? El verano recién había comenzado y él quería el resto.

—¿Por qué? —le preguntó forzando las palabras a pasar por sus labios entumecidos mientras se le quedaba mirando fijamente.
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Mensaje por thyarescarleth Dom 01 Sep 2013, 9:49 am

Capitulo 3 parte 2






—Lleva tiempo para determinar la culpa o la inocencia, _______(T.N) _______(T.S.N). Te quiero cerca mientras resuelvo cuál de ellos te pega. Si eres realmente inocente, entonces al final del verano eres libre de irte. Si averiguo que eres culpable, meto tu culo en la cárcel. Considéralo tu período de juicio. Excepto que en lugar de sentarte en una celda, disfrutarás de todas las comodidades que puedo proveerte. Su sonrisa fue peligrosa, sensual. Se curvó como una sonrisita de suficiencia depredadora que puso a su corazón corriendo a toda velocidad en su pecho. Y él se metía de nuevo con su mente. Su mente llena de recuerdos, el toque y el sabor de él. Cómo el roce más leve de sus dedos podía minar sus defensas y dejarla temblando en sus brazos. Su beso. Drogaba, fogoso. Y lo que él podía hacerle a su corazón, sus emociones, debería ser ilegal. Él la podría atar con tantos nudos en su interior que se preguntó si alguna vez serían desenredados. _____(T.N) tragó apretadamente contra la avalancha de sensaciones y placeres recordados.
—Continúa pensando en eso —se encogió de hombros tranquilamente—. Puedes ducharte, descansar un rato antes de que te decidas. Te prestaré una camisa limpia —sonrió otra vez—. No la necesitarás por mucho tiempo.
—Harry, has cambiado —murmuró ella entonces—. No solías ser un bastardo de sangre fría.
—Seguro que lo era —le dijo arrastrando la voz—. Fuiste sólo uno de los pocos que no lo reconocieron. ¿No escuchaste todo sobre la pequeña y sucia batalla legal después de que mis padres muriesen? Caramba, dulce, aún mis padres sabían que yo era un caso perdido. Ella había escuchado de la batalla legal. Cómo su tía había tratado de tomar la herencia entera que sus padres le habían dejado, basada en unas pocas cartas que su padre le había escrito a su tía. Cartas que estaban llenas de disgusto sobre el estilo de vida de su hijo y su creencia de que Harry no merecía compartir su nombre. Había durado años. Aún después de que él estuviese en los Marines, había estado plagado de conflictos legales y la pelea para quedarse con su herencia. Finalmente había acabado después de su regreso a casa hace cuatro años atrás, pero él había perdido decenas de miles de dólares en la lucha.
—No —negó con la cabeza—. Antes no eras así. En ese entonces nunca te me habrías impuesto de esta manera.
—Pero así soy ahora. Puedes escoger mientras te aseas. Pero cuando vuelvas a esta habitación, más te vale haber aclarado tu mente. Eres mía durante el verano, o puedes pertenecer al gobierno federal, depende de ti. Harry no dejó escapar un suspiro de alivio hasta que ______(T.N) desapareció en el cuarto de baño inferior muchos minutos después, una de sus camisas aferrada apretadamente entre sus dedos, sus grandes ojos café mirándolo precavidamente mientras cerraba la puerta detrás de ella. Minutos más tarde escuchó el agua correr y se pasó los dedos por el cabello mientras soltaba otro fuerte suspiro. Por un momento, honestamente pensó que ella iba a escoger la alternativa. Cuando finalmente se había dirigido hacia la ducha, se tuvo que forzar a contenerse, a abstenerse de asegurarle que nada en el infierno lo podría convencer de entregarla a las autoridades. Para sólo dejarla ir. Se frotó la nuca mientras hacia una mueca ante la idea. Ocho años había soñado con ella, cuando menos lo esperaba o estaba débil o cansado. Sueños tan devastadoramente calientes que lo hacían despertar bombeando su propia polla como un adolescente, gimiendo su nombre. El año pasado había sido peor. Parecía un puñetero muchachito hambriento de amor que se salía de su camino tan sólo para verla. A la espera de captar su sonrisa, ansiando el sonido de su voz. Mierda, la había echado de menos después de que dejara el pueblo. No es que él se hubiera quedado mucho tiempo por la zona. Se alistó en los Marines antes de la muerte de sus padres, y se embarcó sólo unos meses después. Las arduas batallas en los tribunales y el infierno de intentar conservar la herencia de sus padres lo habían consumido, y aún así, había pensado en ________(T.N). Ella se había marchado tan de repente, antes de que él tuviera la posibilidad de controlar sus nervios y hacer más que flirtear un poco con ella. Cuando ella regresó a Somerset el año anterior, pensó que quizás, esta vez, podría hacer que funcionara. Hasta que ella lo contempló como una babosa que se arrastra lentamente bajo una roca. ¿Por qué diablos se preocupaba? No es como si ella fuera el único partido en el pueblo. Podía elegir entre docenas de mujeres. Ya sea por una noche, una semana, un mes, todo un año de mierda si hubiera deseado quedarse con una en todo ese tiempo.
Y allí estaba ella. Su camisa apenas le cubría los muslos mientras se sentaba nerviosamente en el sofá, su largo cabello aún estaba un poco húmedo. Obviamente había usado el secador de pelo que él guardaba en el cuarto de baño de invitados. Su hermosa, larga y gruesa cabellera chocolate oscuro caía hasta la mitad de su espalda y le daba un aspecto desamparado. Maldición, era pequeña. Apenas un metro sesenta y siete centímetros de alto descalza, con huesos delicados y una adorable figura redondeada. No era un palo flaco, y le gustaba eso, aunque era muy consciente de la delicadeza de su cuerpo en comparación con el suyo. Su rostro aún estaba pálido, sus ojos demasiado oscuros, pero parecía tranquila. Demonios, parecía como si se estuviera dirigiendo a la horca, en lugar de a su cama.
—No eres el mejor bálsamo para mi ego, carita-linda —le dijo cuando atravesó la habitación, mirándola con una pizca de diversión. Ella se puso de pie lentamente.
—Desearía que no me llamaras así. Nunca le había gustado que la llamaran carita-linda, pero así era como él la veía. Su rostro era un poco irregular, sus labios hacían encantadores pucheros, su coqueta nariz ligeramente ladeada, y poseía pómulos altos, gloriosos. Era diferente en una forma que destacaba. No era hermosa en el estricto sentido de la palabra, en otras palabras era llamativa, misteriosa. Única.
—¿Por qué? Él echó un vistazo al reloj y casi se estremeció. Mierda, casi eran las dos de la mañana; no le extrañaba que se viera como si hubiera sido atropellada por un camión. Estaba agotada. Y él también. Ahora, sólo si pudiera convencer a su polla de lo cansado que estaba.
—Porque odio los apodos —replicó ella. Harry cabeceó. —Mira, es condenadamente tarde. He tenido un día horrible, y mirándolo bien, el tuyo no ha sido mejor. Vamos a dormir, luego veremos cómo se ven las cosas por la mañana. Ella lamió sus labios cautelosamente.
— ¿En camas separadas?
—En tus sueños —gruñó en respuesta—. Maldición, _______(T.N), para de decir tonterías como una maldita hermanita. Ya sea que me folles o no. Vamos a terminar con esto ahora, así ambos podremos dormir algo.
 
—No me he decidido aún. —________(T.N) estrechó sus ojos en Harry, considerando la irritación en su expresión y el destello de lujuria en su mirada. Ella intentaba apartar sus ojos de la erección claramente notoria bajo sus pantalones de deporte. Bien, ella ya había tomado su decisión. Por supuesto. Estaba furiosa por eso. No era suficiente que hubiera intentado permanecer fuera de su camino, que hubiera rechazado cada uno de sus avances. Ahora él tenía que quitarle capacidad de decidir, obligándola a arriesgar su corazón con él otra vez, siendo consciente del resultado. Al pasar los minutos, su enojo sólo había aumentado mientras se duchaba. Le había tomado bastantes años olvidarlo, incluso para citarse con otro hombre. Y todavía, cuando las noches eran más oscuras, sentía el mismo desgarrador dolor y pérdida que había sentido ese verano, tan claramente como lo había sentido en ese entonces. Él cruzó los brazos sobre su pecho.
—No lo has hecho, ¿eh? ¿A qué esperas? _______(T.N) apretó los dientes con cólera.
 
—Dormiré contigo. Él arqueó una ceja. —Pero no me abriré de piernas para ti, Harry. No puedo follarte así.
 
—¿Abrirte de piernas? —preguntó él suavemente, su voz oscura mientras su mirada se estrechaba en ella—. ¿Así cómo, _______(T.N)? —Como una de tus amiguitas de juego —ladró ella. Mientras más la contemplaba de esa forma, más enojada se volvía. Los nervios, el agotamiento, y las consecuencias del terror colapsaban en su sistema. Encima de eso, tenía que lidiar con el chantaje hecho por un hombre del que jamás lo hubiera esperado.
 

—Ahora eres mi amiguita de juego —Él le sonrió abiertamente, su expresión mostraba una intensa satisfacción—. Y realmente me gusta jugar, ________(T.N). Deberías ya ser consciente de eso. 
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por thyarescarleth Dom 01 Sep 2013, 4:50 pm

HOLA CHICAS ! ME GUSTARIA QUE DEJARAN COMENTARIOS.... QUIERO SABER SI LES GUSTA LA NOVELA O SI MEJOR LA DEJO DE SUBIR (:


Capitulo 3 parte 3






—Ahora eres mi amiguita de juego —Él le sonrió abiertamente, su expresión mostraba una intensa satisfacción—. Y realmente me gusta jugar, ________(T.N). Deberías ya ser consciente de eso.
 


—¡Consciente de eso! —La cólera la embargó—. Harry, era consciente de eso hace ocho malditos años cuando decidiste que estabas lo suficiente bebido y caliente para follarme sin que tus primos estuvieran aquí para participar. No fui yo la que olvidó esa noche de mierda; tú lo hiciste.
El horror la golpeó. Se cubrió la boca con la mano, y el aliento se le atoró en la garganta mientras la expresión de él lentamente pasaba de la diversión, a la conmoción, y a la ira absoluta. Ella nunca había visto a Harry fuera de sí. Pocas personas habían visto alguna vez a Harry realmente fuera de control. _______(T.N) sólo había oído hablar de ello, y había decidido hace mucho que nunca querría verlo.
—Mientes —La certeza fría, brutal llenó su voz. Ella estaba demasiado cabreada para quedarse callada. Su mano descendió de sus labios mientras su mirada fija recorría su cuerpo con recuerdos acalorados y rabia encendida.
—Lo sabes muy bien —se mofó ella—. Te caías de borracho a las afueras del pueblo la noche que enterraste a tus padres, Harry. ¿Cómo crees que llegaste a casa? Yo te traje a casa, y te pasaste la noche follándome. Toda la noche —ella lanzó un grito—. Antes de que me dijeras exactamente como esos bastardos y neandertales primos tuyos iban a follarme. Dónde y cómo, y por cuánto tiempo. Ella odiaba el miedo, el dolor y el nudo del tamaño de un puño que se desgarraba en su pecho cada vez que recordaba. Por Dios, si él iba a chantajearla para entrar en su cama y mofarse de sus intentos de proteger su corazón de él, entonces podría oír la verdad.
—No te preocupes, Harry —dijo ella en desiguales estallidos ahora, sólo intentando recuperar el aliento perdido por la rabia—. No tienes que preocuparte por la que se escapó. Porque ella nunca se escapó de nada más salvo del grupo de cuatro personas a la que parecías decidido a forzarla. Ella retrocedió, miedo y furioso pánico embargaban su cuerpo con la misma fuerza, ocho años de cólera reprimida finalmente fluían libres. Escapar. Tenía que alejarse de él. Tenía que huir, como lo hizo antes, tan lejos de él como pudiera conseguir.
—Toca esa puñetera puerta y haré que te detengan en menos de una hora. —Su mirada ahora ardía con cólera. Ah, este no era el Harry que ella conocía. El Harry que conocía era despreocupado, pícaro, cínico. Él no se enfurecía, tan seguro como que el infierno era tormentoso. Lo cual era exactamente como se veía ahora.
Él paseo de un lado a otro en la cocina, sacando otra cerveza de la nevera antes de destaparla y llevarla hasta los labios. En dos largos tragos, la vació. Un segundo después la destrozó de un golpe en la pared. _______(T.N) se estremeció violentamente, contemplando el revestimiento de madera oscuro a través de la cocina, los trozos del cristal pegoteados con humedad que una pequeña cantidad del líquido había dejado. Harry frotó toscamente las manos sobre su cara antes de pasárselos por el cabello.
—¿Te violé? —Su voz era impasible, pero sus ojos no lo eran. Bullían, oscureciéndose en puntos, que clareaban en otras mientras la contemplaba desde el otro extremo de la habitación.
—No me violaste. —Ella apretó los dientes, había veces que deseaba no tener esa aversión por la mentira.
—¿Qué pasó? —Sus labios eran una línea delgada, furiosa, su expresión era tensa. ________(T.N) sacudió la cabeza con cansancio.
—Harry...
—Qué. Pasó —siseó él otra vez, su voz más áspera, más helada.
—Estabas bebido. Te traje a casa. Tuvimos sexo. Fin de la historia.
—¿Cómo?
—¿Qué? —Ella lo miró cautelosamente ahora, su estómago era un nudo en tensión ante el tono de su voz. Era ronca, brutal.
—¿Cómo tuvimos sexo? —repitió él, su pecho se alzaba severamente, las fosas nasales llameaban según su expresión se volvía más fría.
—¿De la forma habitual? —Ella retrocedió un paso. Su mirada se agudizó ante el movimiento de ella mientras sus labios se curvaban con desprecio.
—No te violé entonces; no lo haré ahora —bramó él—. Ahora respóndeme. ¿Cómo?
—Te respondí —Sus dedos tiraban nerviosamente del botón de la camisa mientras el aire se llenaba de peligrosa tensión.
—Eras virgen. —Eso no sonaba a pregunta. ______(T.N) asintió lentamente.
—Te tomé. —Él tragó fuertemente a ese punto—. ¿Te tomé duro?
¿Recordaba él? No lo parecía, aunque tuviera razón. Él la había tomado duramente, y ella lo había amado. _______(T.N) asintió otra vez. Ella comenzó a temblar.
—¡Te follé el culo! —Sus labios se curvaron en un gruñido enfurecido mientras sus manos se curvaron en puños y los músculos bajo su camiseta se elevaban y abultaban de tensión. Ella no movió la cabeza, no contestó. Contempló el fenómeno del cual estaba segura que nadie más había visto alguna vez. Harry enfurecido. Ella sólo había oído de él que en raras ocasiones se enojaba sinceramente, sin mencionar enfurecerse. Incluso bebido, él había sido pícaro, burlón, un poco tonto, pero nunca enojado.
     ¡Respóndeme! —gritó él, haciéndola temblar violentamente.
 

     ¿Por qué debería responder? — gruñó ella en respuesta—. Es obvio que acabas de recordar. ¿Por qué persigues un trozo de culo que ya has tenido? ¿Y por qué demonios serías lo bastante estúpido en chantajearme para darte más? No te importó mucho la primera vez, o no habrías querido compartirlo. Ella lo miró con cautela, mejor dicho como mirando a un bulldog rabioso que tiraba de una cadena. Harry vio la cautela en sus ojos oscuros. Él soñaba con esos ojos. Soñaba siendo hipnotizado por su color chocolate, ahogándose en ellos, quemándose en ellos. Y su rostro, un rubor de excitación ardiendo a través de sus pómulos, sus labios hinchados por su beso, y su voz susurrando a través de su mente. Mendigando por más. No había sido un sueño. Las palabras se estrellaron en su cráneo. Los sueños que lo habían torturado durante ocho largos años habían sido recuerdos insidiosos que habían logrado sobrevivir a los efectos de la bebida que obnubilaron su mente. Él la había tenido y el recuerdo de ello, tan tenue y borroso, lo había perseguido desde entonces.
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

Mensaje por thyarescarleth Mar 03 Sep 2013, 9:20 pm

Capitulo 4
 


Harry encerró la rabia y el miedo de haberle hecho daño de alguna manera aunque ella no lo admitiera. Sin duda, eso cambiaba las cosas. Hijo de puta, no podía culparla por haberse alejado por todos los medios de él esos últimos años. Pero eso no significaba que le permitiría marcharse. Estaba dispuesto a dudar que él pudiera olvidar una noche con ella, pero existían demasiados sueños, demasiados indicios de que ella tenía razón. Había tomado su virginidad. La había tomado sin consideración a su inocencia y juventud. Había tomado en su cama a una virgen de dieciocho años y había hecho cosas que incluso mujeres maduras se lo pensarían dos veces. Recogió con cuidado los vidrios de la botella rota, consciente de que ella lo miraba con quieta preocupación. Joder, no necesitaba su preocupación. La deseaba. La deseaba caliente y salvaje, con toda esa hambre y pasión que había vislumbrado en su ardor por él. Ella lo había amado, pensó él, al haberlo seguido a su cama hace todos esos años. Esto le hizo encogerse, preguntándose qué le habría hecho, cómo le habría herido para hacer que huyera antes de que él siquiera despertara. Era menos merecedor de esto ahora que hace ocho años.
—Este trato. Esto nos implica a ambos —le dijo a ella cuando tiró los vidrios a la basura y se mantuvo de espaldas a ella—. A nadie más. Cuando ella no habló, se giró y la miró. ¿Qué demonios había estado mal con él la noche en que la había tomado? Sabía que ______(T.N) no era de la clase que compartía. Era una mujer de un solo hombre, igual que Elly.
—¿Por qué simplemente no puedes dejarme ir? Me debes eso, Harry. Sí, se lo debía. Si sus sueños se acercaban en algo a lo que realmente había sucedido, entonces le debía muchísimo más de lo que jamás podría compensar.
—Tú también estás en deuda conmigo —le dijo serenamente—. Todo lo que tengo son sueños fragmentados que me vuelven jodidamente loco. Lo que fuera que empezamos hace ocho años, lo terminaremos este verano. De una u otra forma. Nada en la tierra podría convencerlo de alejarla de su vista en ese instante. La posesividad, el deseo, y emociones que no había sentido en tantos años, que apenas las recordaba, se elevaron a la superficie de su conciencia. Emociones que sintió en aquellos sueños. Algo más suave, más tierno, y aún mil veces más ardiente que sólo lujuria. No lo llamaría amor; se había convencido hacía algunos años que el amor no existía. Además, esto era más profundo que algo que hubiera oído describir como amor.
—Así sin más. —La amargura curvó sus labios—. Como si el hecho de que no quiero terminar nada no importara.
 —No sería chantaje si importara. —Él se encogió de hombros, reprimiendo la culpa qué podía sentir formándose en sus entrañas—.Si quisieras pagar el precio, entonces no sería una palabra tan sucia, ¿verdad? Ella lo contempló con esos grandes ojos oscuros llenos de dolor, haciéndolo lamentar no ser alguien más que quién era.
—Dime algo —le preguntó él entonces—.Esa noche que compartimos, ¿al menos disfrutaste de ella? Ella parpadeó y apartó la mirada mientras un repentino calor llenó su rostro.
 —Esa no es la cuestión.
—Si mis sueños tienen algo de cierto, estabas tan caliente como yo. Dime que estoy equivocado, _______(T.N). Dime que lo aborreciste. Caminó hacia ella, observando cómo su cabeza se echaba atrás bruscamente y sus ojos siguieron su progreso a través de la habitación. Ella no se retiró; no podía estar asustada de él. Ella le devolvió la mirada de modo desafiante, sus manos permanecían apretadas a los costados, su expresión era insurgente. Quería decir que lo aborreció, pero no podía. No había sido capaz de mentir ni siquiera una pizca cuando era más joven, y no podía hacerlo ahora.
—¿Estabas caliente, no es así, _______(T.N)? —Él se detuvo a unos centímetros, su mano se posó en el brazo de ella, le acarició la muñeca antes de hacerla levantar la mano hacia su hombro y agarrarla por la cintura—. Tan caliente que incendiamos la noche. Eso es lo que sueño. Que estabas mojada y salvaje, que me follabas con la misma desenfrenada lujuria con la que yo te follaba.
Su rostro llameó todavía más.
—Y te escapaste de mí esa mañana, ¿verdad? Sencillamente te escapaste, como la niña asustada que eras. Sus ojos centellaron con rabia.
—No soy un juguete para los Chicos Traviesos. Ni en ese entonces ni ahora.
—Y también estabas demasiado asustada para quedarte y luchar por la plaza, no es así ______(T.N). ¿Qué pasó, nena? ¿Se hizo demasiado caliente?
—¿Luchar por Harry? —Ella ensanchó sus ojos como si se burlara de él. Intentó burlarse, pero él vio el placer contra el cual ella luchaba por esconder cuando la acercó mucho más, acunando su polla contra su bajo vientre y sintiendo la tensión en sus músculos—. ¿Por qué luchar por algo que cada mujer en el condado ya ha tenido? Harry sonrió.
—Estabas asustada.
—No me interesaba.
—No podía mentir. Él captó el temblor en su voz, vio la mueca cuando ella lo reconoció. Sacudió la cabeza mientras permitía que los dedos de su mano libre se entrelazaran en aquellos hilos largos, sedosos, de su cabello. Suave y fragante cabello. En sus sueños éste había caído alrededor de él, atrapándolo en un lazo, ligándolo a ella. Y esa sensación jamás lo había abandonado.
—¿Estás más interesada ahora? —La mano en su cintura recogió la tela de su camisa. Iba a tenerla. Iba a tocarla, a probarla, a sentirla deshaciéndose en sus brazos.
—Harry por favor... —Su voz tembló en ese momento. Los ojos oscuros lo miraron fijamente casi en un tono suplicante mientras la camisa dejaba al descubierto sus muslos y subía más y más.

—¿Por favor qué, ______(T.N) _______(T.S.N)? —Bajó su cabeza hasta que pudo inhalar el olor de ella. Dulce vainilla y rosas salvajes. Ella siempre olía a vainilla y rosas salvajes para él. Ese pequeño olor evasivo no era suficiente. Tenía que saborearla. Sus labios tocaron la piel de seda de su cuello, su lengua probó su piel, y juraría que vio estrellas mientras el sabor de ella explotaba contra su lengua. Su brazo envolvió su espalda, alzándola hacia él mientras un hambre primitiva sustituía la cuidadosa seducción que había pretendido. Hizo que ella echara hacia atrás la cabeza, cubrió sus labios con los suyos, y encontró el fiero calor que había estado buscando durante ocho malditos años.
thyarescarleth
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TRAVESURAS NOCTURNAS  HARRY Y TU  HOT  Empty Re: TRAVESURAS NOCTURNAS HARRY Y TU HOT

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