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Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
Bien se ganaron su maraton
Ahorita lo edito! (:
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
MARATON (1/4)
Capítulo 8
LA ninfa sexual se había levantado, duchado y puesto unos vaqueros y una camiseta cuando Nicholas entró en su edificio de oficinas para recibir un aluvión de felicitaciones.
La ninfa sexual no podría haber sido más correcta y educada cuando la asistenta se presentó como Rosa, la esposa del chófer; aparentemente, los dos viajaban con Nicholas a todas partes.
Y la ninfa sexual no tenía intención acercarse al dormitorio cuando él regresó a casa. Se le había ocurrido una forma mucho más práctica de pasar el tiempo.
Después del desayuno ligero que le había preparado Rosa, _____ planeó su día con la concentración de un turista decidido a no perderse nada, aunque su recorrido no consistía en visitar los lugares históricos de la ciudad, sino en buscar los restaurantes y supermercados especializados en productos orgánicos.
Su guardaespaldas había llegado convenientemente cuando ella estaba a punto de salir. Se llamaba Tony y disponía de un coche, lo que significaba mucho menos trabajo a pie.
Aun así, cuando la dejaron en el piso, sana y salva unas cuantas horas después, estaba agotada.
Nicholas había salido del salón y estaba avanzando por el pasillo hacia su despacho cuando ella entró. Era un placer verlo sin la chaqueta, con la camisa arremangada, el nudo de la corbata flojo y una copa en la mano, como el hombre de éxito recién llegado del trabajo y listo para relajarse después de un día ajetreado.
_____ se detuvo, paralizada por la energía sexual de Nicholas. Él también se detuvo y la miró fascinado. Los rizos sedosos, la cara aterida por el frío de la calle, el abrigo abierto, la camiseta con escote pronunciado. Se tomó su tiempo para observar cada detalle con la meticulosidad de un experto en mujeres hermosas.
—¿Has tenido un buen día, mi amore?—preguntó con tono sarcástico.
Ella se puso a la defensiva, pero supuso que debía explicar dónde había estado.
—He ido...
—Sé dónde has estado —interrumpió—. Tony trabaja para mí, no para ti.
_____ decidió que los dos podían jugar con el sarcasmo.
—En ese caso, sí, he tenido un día muy agradable, gracias. ¿Y tú?
—He tenido un día interesante —replicó, viéndola acercarse— Me lo he pasado dando respuestas corteses a invitaciones de cortesía para que cenemos con gente cortés que está impaciente por conocer personalmente a mi futura esposa.
_____ recordó las fotografías reveladoras del periódico y se ruborizó.
—Doy por sentado que has sido sensato y has declinado cortésmente esas invitaciones de cortesía.
—No, he aceptado la mayoría.
_____ se quedó paralizada.
—Espero que me estés tomando el pelo.
Él tomó un trago de su bebida y sacudió la cabeza.
—El espectáculo debe continuar.
—¡Pero no quiero conocer a tus amigos!
—¿Tienes miedo de que se den cuenta?
—Sí. ¿No podemos querer estar solos como los que están prometidos de verdad?
—Confundes a los recién prometidos con los recién casados. Las parejas que se acaban de prometer quieren salir a lucirse.
—Pero no quiero lucirme.
Él arqueó una ceja.
—¿Crees que no soy suficientemente bueno para que te luzcas conmigo?
—No digas tonterías. Es sólo que no creo que estemos preparados para que tus amigos nos vean como una pareja. Creía que haríamos cosas seguras como ir a restaurantes tranquilos o algo así.
—Es en un restaurante —le comunicó él, con una sonrisa—. A las ocho. Hemos quedado con mi hermanastra y unos cuantos amigos míos.
_____ sintió náuseas.
—¿Esta noche?
—Sí.
—¿No podías ser menos amigable?
—Siento decepcionarte, cara, pero soy muy amigable.
—Pero justo con tu hermanastra... Ella sabe que lo nuestro es una farsa.
—Deja de hacerte la inocente asustada, porque los dos sabemos que no lo eres. Esto es lo que te comprometiste a hacer para salvar el matrimonio de tu hermana, y no me dirás que nuestras relaciones sexuales también son una farsa.
Ella se pasó las manos por el pelo.
—Ya sabes a que me refiero.
—Y tú sabes a qué me refiero cuando digo que te prepares porque esta noche vamos a aparecer en público y quiero una amante devota a mi lado, no una campesina con un resentimiento del tamaño de una casa.
—¿Que estás insinuando?
—Te comparas con tu hermana la modelo. Me comparas con tu ex amante y odias que sea italiano como él.
—¡No es cierto!
—¿Es atractivo?
—¿Eso qué tiene que ver?
—¿Lo es?
—¡Sí!
—¿Y cuántos años tiene?
—Los mismos que yo.
—¿Y qué tipo de coche conduce?
—Un Ferrari rojo, pero no era...
—Genial. El mío es plateado. ¿Eso me deja mal parado en comparación con él?
—Estás loco.
Tal vez lo estuviera. En aquel momento, Nicholas no sabía por qué estaba tan obsesionado con un hombre al que probablemente no daría ninguna importancia en otras circunstancias. Se volvió y avanzó hacia su despacho.
—Ve a prepararte —dijo—. Y no me gustan los colores llamativos, así que no te vistas de rojo.
Acto seguido, cerró el despacho de un portazo.
_____ fue al dormitorio y se quitó el abrigo. No podía dejar de temblar. No tenía idea de qué había ocurrido en aquella conversación, pero creía que no quería saberlo. Se preguntaba si Nicholas la odiaba, si le molestaba tanto que estuviera allí que necesitaba sonsacarle información para poder vengarse de ella por haberlo metido en aquel lío. Imaginaba que estaría rezando para que no se hubiera quedado embarazada.
Había dicho que no quería ver a una campesina con un vestido hortera rojo cuando saliera. Notó que le temblaban los labios. Evidentemente, Nicholas prefería ver a la doble de Elise, porque al menos podía fingir que era su tipo.
Se quitó la ropa y entró en el baño sin estar segura de si quería romper cosas o llorar. Se habría echado a llorar bajo la ducha si él no hubiera elegido aquel preciso momento para abrir la mampara y meterse en la ducha completamente desnudo.
—No, no te pongas tensa —dijo al ver cómo reaccionaba—. He venido para hacer que te sientas mejor, no peor.
La abrazó por detrás y le susurró al oído:
—He venido a pedirte disculpas por mi mal humor. He tenido un mal día.
Le empezó a mordisquear el lóbulo, y ella movió la cabeza para que parara.
—Aceptando invitaciones que no te apetecía aceptar.
—Mientras pensaba en ti y en la cama de la que me había ido —declaró, volviendo a jugar con su lóbulo—. Así que me he pasado el día malhumorado y he vuelto a casa más que preparado para encontrarte esperándome, pero no estabas aquí, porque habías salido a divertirte.
—A hacer de campesina, porque es lo que me gusta.
—Me gusta la campesina. Tiene un buen tono muscular, y es elegante y muy sensual. Y además estoy celoso del ex amante...
Aquella confesión conmovedora consiguió que por fin dejara de tratar de apartarse de él.
—¿Te he impresionado? —se mofó él.
—Sí.
—Lo suponía.
Nicholas le mordió el cuello. _____ empezó a respirar entrecortadamente y cerró los ojos, rindiéndose al placer, aunque sabía que no debía. Quería que la deseara porque la deseaba a ella y no sólo porque estaba a mano.
Él encontró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo. Ella no tardó en perderse en un mundo perfumado y lleno de vapor donde sólo había sitio para el placer.
Después de hacer el amor, mientras se estaban vistiendo para salir, _____ se sentía relajada, lánguida y demasiado consciente de que Nicholas era un amante irresistible. Se sintió aliviada cuando por fin la dejó sola para que pudiera terminar de arreglarse sin que la distrajera con su presencia arrebatadora.
Cuando se reunieron en el salón, creía que había conseguido tranquilizarse hasta que él levantó la vista del periódico que estaba leyendo en el sofá y le hizo perder una vez más el control de sus emociones. Había elegido un vestido negro de cuello de pico que le había regalado Elise, porque decía que ella no tenía las curvas suficientes para llenarlo.
_____ sí que tenía las curvas, y por la forma en que la miraba, Nicholas no había pasado por alto ninguna. Se había dejado el pelo suelto, pero se lo había alisado. Cuando él se puso en pie le sostuvo la mirada, con una expresión desafiante y ansiosa, por si acaso no tenía el aspecto que cabía esperar.
Nicholas avanzó hacia ella y le acarició la mejilla.
—Estás preciosa —murmuró—. Pero prefiero los rizos.
—Una mujer diferente —contestó, encogiéndose de hombros.
Él entrecerró los ojos y no dijo nada durante un largo momento. _____ se dio cuenta de que acababa de recordarle el verdadero motivo por el que estaban juntos. Mientras la ayudaba a ponerse una chaquetilla de seda, decidió que tal vez fuera mejor así.
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
MARATON (2/4)
Salieron del piso y bajaron en ascensor hasta el aparcamiento. Dino los esperaba junto al coche con las portezuelas traseras abiertas. Mientras el vehículo recorría las concurridas calles de Londres, _____ se aferró con fuerza a su bolso. Fuera del coche, todo parecía brillar y relucir en la oscuridad; dentro, todo era penumbra y silencio.
A Nicholas le habría gustado saber qué sentía en aquel momento, pero no tenía ni idea. Era una locura que se hubiera sorprendido tanto de que _____ le recordara que aquello era una farsa, porque desde que se habían conocido no habían hecho más que discutir.
Pero se había sorprendido. Se había quedado perplejo por el desagradable recordatorio de que nada era real, ni siquiera ella. Al menos aquella noche. Aquella noche era la doble de Elise Castle Savakis, que se hacía pasar por una versión de _____ Carmichael que no existía. Hasta el vestido era de Elise, clásico y elegante. Le quedaba muy sexy, pero se atrevía a aventurar que no era de su gusto ni de su elección. Prefería a la otra _____, la de los rizos y el brillo de rebeldía en la mirada.
—¿Te están entrando dudas sobre el riesgo de presentarme a tus amigos? —preguntó ella de repente.
Nicholas parpadeó y se dio cuenta de que habían parado en la entrada del restaurante. Por el ambiente que había en el coche, debían de llevar un rato allí.
El restaurante era uno de los mejores locales italianos de Londres, un lugar donde comían los ricos. Era la clase de sitio y de vida de Nicholas, pero no de _____.
Él giró la cabeza para mirarla. Apenas una hora antes la había tenido entre sus brazos, compartiendo la cadencia increíble de una intimidad que aún le circulaba por la sangre. Le miró el pelo, liso y sedoso, el precioso cutis perlado, los ojos azules, acentuados por las pestañas negras, y la boca arrebatadora pintada de rosa. Podía sentir el sabor y el calor de aquellos labios, tanto de aquella _____ como de la otra.
—No te haré pasar vergüenza —dijo ella—, si es lo que te preocupa.
_____ se estaba llenando de rencor porque creía que, como la estaba mirando de manera analítica, se había quedado pensando seriamente sobre la pregunta sarcástica que había lanzado.
—Pareces muy segura, campesina.
—Pues no lo estoy. Tal vez debería haber dicho que intentaré no hacerte pasar vergüenza.
—¿De verdad crees que me preocupa que decidas avergonzarme? —preguntó con curiosidad. Ella se encogió de hombros.
—No te conozco suficientemente bien para saberlo.
—No, no me conoces.
A _____ no le gustó la manera en que lo había dicho y tampoco le gustaba la manera en que la estaba mirando.
—¿Vamos a entrar o no?
—En un momento. Esta conversación se está poniendo interesante...
—De eso nada.
Él hizo caso omiso de la interrupción y siguió hablando.
—... porque no tiene nada que ver con que me vayas a hacer pasar vergüenza o no. Tienes miedo de que sea yo el que te avergüence.
—¿Por qué ibas a hacer algo así?
—Eso mismo digo yo. Pero tienes miedo de que te abandone a tu suerte.
—Estaba pensando más bien en que me sirvan de segundo plato —confesó ella.
Él se echó a reír. No fue muy amable por su parte, pero fue una risa grave y sensual, y _____ también rió, con una risita tensa y gutural. En aquel momento, la tensión del ambiente se transformó en un hilo fino que recorría la distancia que los separaba. Él se movió tan deprisa que ella no lo vio llegar, y cuando se apoderó de su boca, ya era demasiado tarde para resistirse.
—Me has quitado todo el pintalabios —protestó.
—Lo sé.
Nicholas se recostó en el respaldo y la observó mientras ella buscaba un pañuelo y el pintalabios en el bolso.
—No dejes de ponértelo, cara —le aconsejó—. Porque he descubierto que me gusta quitártelo. De hecho, creo que me estoy convirtiendo en adicto a su sabor.
Ella le dio el pañuelo.
—A ti no te queda tan bien como a mí.
Él sonrió y se limpió los labios mientras se miraban a los ojos. No tenía sentido fingir que no estaban haciendo nada más allí, porque lo estaban haciendo. De repente se puso serio.
—Escúchame bien, ______. No quiero que esta noche seas nadie excepto tú misma, ¿de acuerdo? Si quieres pasarte toda la cena hablando de las ventajas de los productos orgánicos, no me importa. Si decides despeinarte para que se te hagan rizos o te vas a la cocina para ofrecerle los productos de tu huerto al cocinero, tampoco me importa...
—¡No soy tan burda!
—No me estás entendiendo —la reprendió—. Lo que digo es que me parece bien que seas tú misma y te comportes como tal. Lo único que me importa es que te ciñas a la historia de cómo nos conocimos y que tengas presente que cuando salgamos de aquí nos iremos a casa juntos como una pareja, y después nos iremos a la cama y haremos esto.
Otro beso estaba en camino.
—No te atrevas —dijo ella, echando la cabeza hacia atrás.
Pero él se atrevió y le asaltó la boca rápidamente. El beso no bastó para quitarle el pintalabios por segunda vez, pero sí para distraerla de lo que estaba a punto de hacer. Sintió que la tomaba de la mano izquierda. Cuando bajó la vista, le había quitado el anillo de zafiros y le había puesto otro que parecía exactamente igual.
—¿Por qué has hecho eso? —preguntó.
—Puede que el de bisutería fuera una buena imitación, cara, pero no habría engañado a los expertos con los que estamos a punto de cenar
—A ti te engañó cuando lo viste.
—Estaba demasiado enfadado para fijarme.
—Es tan chillón...
_____ suspiró mientras observaba que el anillo brillaba y relucía mucho más que el anterior.
—¿No te gusta?
—No le gustaría a nadie. Sólo pretendía llamar la atención de Leo. ¿Cómo has hecho para conseguir éste tan pronto?
—Soy de esos hombres que consiguen lo que quieren cuando lo quieren.
Nicholas se iba a guardar el anillo viejo en el bolsillo, pero ella se apresuró a quitárselo de la mano y guardárselo en el bolso.
—Sólo usaré el verdadero cuando salgamos juntos —le comunicó, ofendida—. El resto del tiempo llevaré el falso.
—Si te preocupa perderlo, está asegurado...
_____ sacudió la cabeza. Su preocupación no tenía que ver con perder el anillo de zafiros auténticos, sino con perder el contacto con la realidad, si no se quedaba con el de las piedras falsas.
—Sólo lo usaré cuando salgamos —repitió.
—¿Y en nuestra cama?
_____ lo pensó un momento.
—No usaré ningún anillo —decidió.
—¿Eso significa que nuestra relación sexual no tiene nada que ver con el resto?
Ella asintió, porque el sexo era lo único verdadero en medio de tanta farsa.
Él no dijo nada; suspiró e iba a abrir la portezuela cuando de repente cambió de idea. Se volvió hacia ella, la tomó de la barbilla y bajó la cabeza para quitarle el pintalabios con la urgencia de su beso de amante posesivo.
—La parte sexual de esta relación no se ha quedado en el dormitorio, _____ —dijo con severidad—. Recuérdalo mientras te retocas el pintalabios.
Se apeó del coche y la dejó sentada allí, temblando, impresionada por lo rabioso que se había puesto. No entendía qué le pasaba ni por qué le importaba tanto qué anillo usara.
Cuando se arregló el maquillaje sentía los labios sensibles y magullados. Nicholas había rodeado el coche para abrirle la puerta y la estaba esperando en la acera.
Fuera hacía frío, y la chaquetilla de seda no estaba destinada a abrigar. _____ estaba tiritando, y él se acercó para arroparla con el brazo.
«Vaya, somos el vivo retrato del romance», pensó ella con sequedad mientras avanzaban hacia el restaurante.
—Sonríe —le ordenó Nicholas cuando abrió la puerta del local.
_____ levantó la vista y se encontró con que la estaba mirando. De repente se quedaron paralizados, sumidos en su mundo privado.
—Por todos los dioses, Nicholas —los importunó una voz—. Llevabais tanto tiempo ahí fuera que estábamos a punto de organizar una ronda de apuestas para ver si entrabais u os volvíais a casa.
—Como ves, Daniella, mi prometida no tiene tan malos modales como yo.
Mientras lo decía, Nicholas le sostuvo la mirada a _____ y vio que se ruborizaba al comprender lo que había insinuado Daniella. Le tomó una mano y se la acercó a la boca para besársela. El temblor de los labios de _____ fue como una inyección de calor entre sus piernas.
Oyó que alguien más hablaba, pero no supo quién. Cuando se volvió sólo vio una mancha borrosa de caras sonrientes. No entendía qué le pasaba y pensó que tal vez estuviera enfermo, porque veía doble. Volvió a mirar a _____ y frunció el ceño. Su cara estaba perfectamente definida. No era un descubrimiento agradable. Enderezó lo hombros, recobró la compostura y se giró para volver a mirar a los demás con una sonrisa relajada.
—Buena sera —saludó—. Siento haberos hecho esperar. Sé que os morís de ganas de conocer a mi preciosa _____....
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
MARATON (3/4)
Capítulo 9
«MI preciosa _____...». Aquél fue el comienzo de la peor noche de la vida de su preciosa _____.
La hermanastra de Nicholas no se creía ni una sola palabra de lo que le decían. Los otros estaban encantados de acogerla en su círculo, pero también estaban sorprendidos y sentían curiosidad por aquella desconocida que había surgido de la nada y había entrado en la vida de Nicholas.
Al parecer, Daniella tuvo que guardarse sus sospechas. Tal vez tuviera demasiado miedo de Alfonso para atreverse a decir abiertamente lo que pensaba en realidad, pero sometió a _____ a un interrogatorio despiadado sobre Elise.
—¿Cómo está tu hermana?
—Estupendamente, de vacaciones en Florida con su marido y su hijo.
—¿Os conocisteis por ella?
—No, nos conocimos en una cena, en la casa de unos amigos de Leo y Elise.
—Habéis sido muy reservados sobre esta relación.
—_____ lo prefería así —contestó su hermano—. Los dos lo preferíamos. Mira lo que ha pasado desde que se ha hecho pública. Se ha convertido en una caza de brujas.
—Es lo que suele pasar cuando una mujer se te echa encima delante de un periodista. O cuando apareces desnudo en la ventana de un dormitorio.
_____ se sonrojó, pero Nicholas no se inmutó en absoluto.
—Esa actitud de niña malcriada que se enfada porque no le habían contado un secreto no te queda nada bien.
Dejarla al nivel de una niña malcriada sirvió para que Daniella se callara, pero no para que dejara de sospechar que _____ no era quien decía ser, y se encargó de dejarlo muy claro cuando se la encontró en el cuarto de baño.
—Sé que mi hermano estaba saliendo con Elise, porque fui yo quien le dijo que estaba casada y tenía un hijo, así que no trates de engañarme, _____. Ese anillo es tan falso como toda tu historia.
Anahi miró el anillo de diamantes y zafiros que le adornaba el dedo y se estremeció.
—No quiero discutir contigo, Daniella.
—Pues yo sí quiero discutir contigo. Te vi echarte encima de _____ la otra noche, y vi cuánto se enfadó. Creo que Elise y tú estáis tratando de chantajearlo.
Al margen de que daba miedo que se acercara tanto la verdad, _____ temía a Daniella porque parecía muy protectora y sinceramente preocupada por Nicholas.
—¡Y no estás tomando alcohol! —dijo Daniella de repente—. Estás embarazada, ¿verdad? ¿Tuviste una aventura con él, como tu hermana, y le estás exigiendo que se case contigo?
_____ se quedó mirándola como si le hubiera salido otra cabeza.
—Nunca tomo alcohol —mintió—. Y repite tus acusaciones delante de Nicholas, si te atreves.
Acto seguido, dio media vuelta y salió del baño.
Al verle la cara de disgusto, Nicholas se puso en pie antes de que se sentara y la rodeó con los brazos.
—¿Algún problema?
_____ sacudió la cabeza, porque sabía que los otros estaban escuchando.
—Sólo un poco de jaqueca.
—En ese caso, nos vamos.
No era una proposición, y _____ no se opuso. Cuando se estaban despidiendo, Daniella volvió a la mesa y le lanzó una mirada cortante a su hermano.
Para empeorar aún más la situación, una cámara los retrató mientras Nicholas la ayudaba a ponerse la chaqueta. Había bajado la cabeza para besarle el cuello, en una de las tantas demostraciones de afecto de la velada.
—¿Qué ha pasado con Daniella? —le preguntó en cuanto volvieron al coche.
—Lo sabe.
—¿Qué es lo que sabe?
—Todo. Cree que te estoy chantajeando con tu aventura con Elise.
—Me estabas chantajeando —puntualizó él con sequedad.
—También me ha acusado de estar embarazada, porque no tomaba alcohol, y de haber tenido una aventura contigo cuando estabas con Elise. Menuda reputación tienes, cuando hasta tu familia te cree capaz de salir con dos mujeres a la vez.
—Sólo estaba tratando de sonsacarte. Y se preocupa por mí.
—Tienes suerte.
—¿Lo dices porque tu familia no parece muy preocupada por ti?
—Se preocupa por mí.
—Tu tío, tal vez, pero hasta él se fue en cuanto se convenció de que yo no era tu rompecorazones napolitano. Podría haberle mentido, pero no se quedó el tiempo suficiente para ponerme a prueba.
—Está muy ocupado.
—¿Como tus medios hermanos, que están tan ocupados que ni siquiera han tenido tiempo para averiguar si te había descuartizado y arrojado al Támesis?
—Cállate.
Se quedaron en silencio durante el resto del viaje.
Mientras subían en el ascensor, _____ se miró fijamente los pies; no sabía qué estaba mirando Nicholas, pero tenía la desagradable sensación de que podía ser a ella.
Cuando entraron al piso se fue a una habitación de invitados, porque no estaba dispuesta a dormir con él aquella noche. Que Nicholas no hiciera nada para detenerla la puso más tensa aún.
Durmió poco y mal, vestida sólo con el sujetador y las braguitas, y tapada con un edredón azul. A la mañana siguiente se levantó temprano, hizo la cama y entró sigilosamente en el dormitorio para buscar algo que ponerse antes de que llegara Rosa.
La cama estaba vacía y, por el aspecto que tenía, él tampoco había descansado bien. Se acercó a la puerta del baño para ver si oía la ducha, con la esperanza de que Nicholas ya se hubiera ido a trabajar.
—¿Buscas algo, amore?
Cuando se giró lo vio en la entrada del vestidor, con las caderas envueltas en una toalla y el torso desnudo. Fue como recibir una descarga eléctrica.
—Creía que a estas horas ya te habrías ido —contestó sin pensar.
Él sonrió y empezó a avanzar, y _____, a retroceder.
—¿Has dormido bien?
—Sí, gracias.
—¿Necesitas ayuda con el albornoz?
Ella bajó la vista y soltó un grito ahogado al ver que se le había desatado el cinturón y lo llevaba abierto. Lo había encontrado en el otro baño, y era tan grande que le arrastraba por el suelo y las mangas le quedaban largas. Creía que se había atado bien el cinturón, pero evidentemente no era así.
Negó con la cabeza y luchó con las mangas para poder agarrar los dos extremos del cinturón.
—Vete —dijo.
Pero Nicholas Jonas no estaba dispuesto a irse a ninguna parte. Siguió avanzando hasta situarse justo delante de ella y le ató el cinturón con calma, rozándole el estómago con los dedos. Ella contuvo la respiración. Él hizo caso omiso de la reacción, terminó su tarea, dio media vuelta, dejó caer la toalla al suelo, volvió al vestidor y cerró la puerta.
Aquello fue como una bofetada. Ella se había negado a dormir con él, y Nicholas le estaba demostrando que no le había importado demasiado.
_____ corrió al cuarto de baño y se quiso morir, porque era tal la frustración que sentía que, si le hubiera quitado el albornoz y la hubiera arrastrado a la cama, no se habría resistido.
Tuvo un día largo, y cuando volvió al piso estaba muy cansada. Rosa se había ido hacía horas, y Nicholas aún no había vuelto, lo que le permitía tener un rato de soledad y darse un baño largo y relajante. Se quedó en la bañera más tiempo del que había pensado. Cuando volvió al dormitorio notó que Nicholas había vuelto, aunque afortunadamente no estaba en la habitación, y se apresuró a ponerse los vaqueros y la camiseta antes de salir a buscarlo.
Estaba en la cocina preparándose un sándwich, y se había quitado la chaqueta y arremangado la camisa. Al oír sus pasos se giró para mirarla.
—Ciao. Estás... rosa...
—Me he dado un baño demasiado largo.
Él volvió a lo que estaba haciendo.
—¿Quieres un sándwich?
—¿De qué?
—De lo que quieras. Hay queso, jamón y un poco de pollo.
_____ eligió el jamón, porque fue lo primero que vio, se lo tendió y se quedó mirándolo trabajar.
—¿No te vas a ofrecer a prepararlo tú? —preguntó Nicholas, sorprendido.
—No. Soy una negada en la cocina. Ni siquiera sé hacer un sándwich sin que se me desarme.
—¿Y sabes hacer café?
—Sólo si es instantáneo.
—Eso es trágico. Ven, que te enseño a preparar un buen expreso. Es tan fácil como hacer café instantáneo, pero sabe mucho mejor.
_____ se acercó a la cafetera y se sirvió una taza, como había hecho dos días antes. Dos días que parecían años.
—Tony dice que otra vez has estado dando muchos paseos.
Ella se volvió a mirarlo con curiosidad.
—¿Con que frecuencia te informa?
Él se encogió de hombros.
—Cada vez que paráis en alguna parte.
—¿Te parece necesario? La verdad es que en los dos días que he estado dando vueltas por ahí no he visto a un solo periodista.
—Lo que demuestra que serías una detective pésima...
Nicholas se volvió y le señaló el periódico que estaba sobre la mesa.
_____ lo abrió y vio una foto en la que salía sentada a la mesa en un restaurante de moda de Knightsbridge, tomando un café con el chef y dueño del local. Se sonrojó, no sólo porque no se había dado cuenta de que la prensa la hubiera seguido, sino porque en aquel momento comprendió que el único motivo por el que había estado sentada allí era que el hombre la había reconocido y había sentido curiosidad.
—¿Y dónde estaba Tony cuando me sacaron esta foto? —preguntó.
—Se deshizo del fotógrafo, pero no antes de que se las ingeniara para sacar esta foto. Después, el tipo esperó a que te fueras del restaurante y volvió para hacer preguntas.
El chef había conseguido hacer propaganda de su restaurante contándole alegremente al periodista cómo se ganaba la vida _____ Carmichael. En otro periódico había una foto de Nicholas besándola en la mejilla mientras la ayudaba a ponerse la chaquetilla.
—Ahora soy famosa —murmuró.
—Bueno, tu otra vida ya no es secreta. Lo que significa que puedes dejar de esconderte detrás de la máscara de Elise cuando salgamos.
—A Daniella le va a encantar.
Él se volvió con dos platos cargados en las manos.
—He hablado con ella. Te pide disculpas y se compromete a comportarse la próxima vez que la veas.
—No tiene que pedirme disculpas por nada. En realidad, hasta me cae bien a pesar de...
—¿De que no le caes bien a ella?
—Sí.
Nicholas se sentó en una silla.
—Puedes decirle que te cae bien cuando nos reunamos con ella más tarde, en el teatro.
—¡No quiero ir al teatro! —protestó.
—Siéntate y come. Si tienes que comer por dos necesitas una dieta equilibrada.
_____ lo miró boquiabierta. Él se encogió de hombros y dijo:
—Soy pragmático, ¿recuerdas? Prefiero atajar los problemas antes de que se conviertan en tales. Eso es lo que me ayuda a mantenerme en la cima.
—Además de pragmático, arrogante. Daniella y tú deberíais ser hermanos de sangre.
Él sonrió.
—¿Por qué no quieres ir al teatro?
—No he tenido la oportunidad de ir suficientes veces para que me guste.
—Pues eso está a punto de cambiar.
—¿Y se puede saber qué tipo de teatro es? —preguntó mientras se sentaba.
—Ópera. Y espero que te acostumbres, porque es mi gran pasión. Come.
_____ tomó el sándwich y se lo acercó a la boca sin dejar de mirar a Nicholas con los ojos llenos de incredulidad.
—No me puedo creer que quieras obligarme a soportar una ópera.
—Podemos ir al teatro o quedarnos aquí y hacer el amor.
El momento de aparente normalidad desapareció sin dejar rastro. _____ dejó el sándwich en el plato. Él le dio un mordisco al suyo y la miró con ojos brillantes.
—¡No voy a permitir que me chantajees para llevarme a la cama! —exclamó ella.
—Entonces prepárate para una función de Puccini. Ponte algo largo y sexy.
Cuando ____ se levantó para salir indignada de la habitación, Nicholas añadió:
—Llévate el sándwich, mi amore. La ópera empieza temprano y cenaremos tarde.
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
MARATON (4/4)
Ella se puso un vestido azul que le realzaba todas las curvas. Nicholas la miró con detenimiento y la tomó por la cintura.
—Eres mía —declaró con voz ronca—. Asegúrate de recordarlo mientras estemos fuera.
Después de pasar varias horas sentada junto a un hombre que parecía disfrutar de su papel de prometido enamorado, _____ sintió un profundo alivio cuando salió del teatro al frío de la noche.
Cenaron con un grupo de gente en el que se encontraba Daniella, que estaba mucho más callada y amable que la noche anterior, aunque por la forma en que le brillaban los ojos, _____ estaba segura de que la amabilidad era superficial. Seguía sospechando y queriendo averiguar la verdad de lo que ocurría.
_____ no le dio la oportunidad de meterse con ella: no se movió de su silla y mantuvo la atención fija en los demás. Al menos, los otros parecían aceptarla como lo que declaraba ser, y no era de extrañar, teniendo en cuenta que el hombre que estaba a su lado casi no le quitaba los ojos de encima. La tensión que había entre ellos era electrizante. _____ se negaba incluso a mirarlo de reojo, sonreía cuando creía que tocaba y trataba de hacer caso omiso de la tortura a la que la estaba sometiendo.
Le preguntaron a qué se dedicaba y le pareció un buen momento para hablar de las ventajas de la agricultura orgánica. Y puso tanto entusiasmo que se generó un animado debate y casi consiguió olvidarse de que Nicholas estaba allí.
Entonces, él se estiró para tomarla de la barbilla y obligarla a girarse, para que no tuviera más alternativa que mirarlo. Tenía una expresión difícil de interpretar, burlona y mortalmente seria a la vez.
—Estás aquí conmigo —dijo con voz ronca.
—Sé con quién estoy.
—Entonces no hagas como si no estuviera.
—No estaba haciendo nada de eso. Sólo estaba...
—Sonriendo a todos los hombres de la mesa menos a mí.
La idea de que pudiera sentirse abandonado y celoso le hizo sentir un hormigueo en todo el cuerpo. Se le debió de reflejar en la mirada, porque Nicholas le pasó el pulgar por el labio inferior en un gesto íntimo y muy sexual que le causó un rubor revelador en las mejillas.
Pero no podía apartarse ni dejar de mirarlo a los ojos. Era como estar enchufada a una corriente eléctrica que le encendía la piel. Él lo sabía y siguió estimulándola hasta que empezó a respirar entrecortadamente y el deseo le oscureció los ojos. ____ se daba cuenta de que Daniella los estaba mirando. Oyó que otra persona comentaba:
—Creo que es hora de marcharse.
—Buena idea —dijo él.
Nicholas se echó hacia delante para besarla antes de ponerse en pie.
Volvieron al piso en absoluto silencio y subieron en el ascensor de la misma manera. _____ volvió a mantener la mirada fija en los pies, pero negarse a mirarlo no bastó para aliviar la tensión sexual. Avanzaron por el pasillo hacia sus dormitorios acompañados por el sonido del silencio.
Se detuvieron cuando llegaron a la puerta del dormitorio de Nicholas.
—Bueno... —murmuró él.
A _____ le costaba respirar. Sus sentidos estaban recitando un acta de rendición, y al final cedió y se estiró para girar el pomo de la puerta. Él la siguió adentro sin decir una palabra y cerró. _____ se volvió a mirarlo con los ojos encendidos de pasión y empezó a desvestirse delante de él. Nicholas la contempló con una expresión muy seria durante un momento antes de empezar a desnudarse.
La ropa aterrizó en el suelo, a su alrededor. Formaba parte de la batalla que libraban por no romper el contacto visual.
_____ avanzó hacia la cama. A sus piernas ya no les apetecía sujetarla; preferían estremecerse como el resto del cuerpo y asegurarse de no darle ni un momento para que cambiara de opinión.
Pero era imposible que se arrepintiera de haber entrado en el dormitorio. Lo deseaba tan desesperadamente que no podía pensar en nada más.
Él se situó al otro lado de la cama, y a ella se le hizo la boca agua. Era grande, delgado y fuerte, y estaba excitado. Se le endurecieron los pezones, y tensó los músculos del vientre mientras trataba de contenerse. Levantó el edredón, y él hizo lo mismo. Se metieron juntos en la cama y llegaron al centro del colchón con los cuerpos entrelazados.
Entonces, Nicholas la besó con un desenfreno que sabía a castigo por las veinticuatro horas de rechazo.
Aquella noche, _____ aprendió qué se sentía al entregarse completamente a un hombre con manos de mago. Nicholas tejió sus hechizos sensuales en torno a cada punto de placer. La volvió loca hasta arrancarle un alarido. Después se introdujo en ella y se empujó con fuerza implacable, reivindicando su derecho de propiedad con aquel acto final que la dejó temblando y gimiendo su nombre mientras alcanzaba el éxtasis.
Aquélla fue la primera noche de cuatro semanas infernales que pasaron atrapados en el paraíso. Cuando Nicholas había dicho que tenían que estar pegados como con cola, hablaba en serio. _____ lo acompañó en todos los viajes de negocios, desde Londres hasta Milán, pasando por París y Mónaco para volver a Londres y a Milán otra vez. En sólo un mes aprendió en qué consistía convertirse en un miembro destacado de la alta sociedad y qué se sentía cuando la reconocían como la mujer que había conseguido pescar a un partido tan completo como Nicholas Jonas.
Allí donde iban, él la llevaba a los locales más selectos para que pudieran exhibirse como pareja. Todo era deslumbrante y glamuroso. En su círculo de amigos más cercanos había gente que le caía muy bien, pero pugnando por entrar había gente que habría vendido a su abuela por codearse con un famoso.
También había una interminable sucesión de ex amantes de todas partes del mundo, que no tenían ningún problema en contarle lo que solían hacer con él y a las que les parecía apropiado hablar de los pros y los contras de tener un amante como él.
—¿No han oído hablar de la discreción? —le dijo a Nicholas después de un desagradable encuentro con una de ellas—. ¿O es que oír que alguien habla de ti como si fueses un semental es una caricia para tu amor propio?
—No me gusta.
—Entonces, no pongas esa sonrisa de autocomplacencia mientras recitan tus virtudes.
—No es una sonrisa de autocomplacencia, es una sonrisa tolerante. Y pareces una esposa celosa.
—No, sólo una amante que no cree que seas tan bueno en la cama para merecer tanta atención.
—¿No?
—No.
—¿El italiano rompecorazones e instructor sexual de inocentes te parece mejor amante?
Ella lo miró con frialdad.
—Si estás tratando de conseguir información, olvídalo. A diferencia de tus ex amantes, no soy de las que van contando detalles.
Nicholas tuvo que reconocer que había intentado sonsacarle datos. _____ podía ser la mejor amante que había tenido, pero no tenía idea de dónde lo situaba a él en su lista, por corta que fuera.
Y la había acusado de estar celosa cuando sabía que era él quien lo estaba. Estaba celoso, curioso y receloso de la manera en que lo miraba en ocasiones, como si fuera de otro planeta. Le molestaba la diferencia de edad. La juventud, la belleza y la ternura de _____ hacían que algunas de sus amantes anteriores parecieran frías e insensibles sexualmente. Se preguntaba si lo veía como alguien frío e insensible.
Sus amigos se sentían atraídos por ella. A él no le gustaba verlo, porque sabía exactamente qué los atraía. Querían experimentar lo que estaba experimentando él; querían saber qué se sentía al tocar a una mujer como _____ y hacer que se derritiera de placer.
Y _____ se derretía. Era la única fuente de satisfacción masculina de Nicholas. Acompañados o a solas, cada vez que la tocaba, ella se derretía. La miraba y ella se derretía.
—Pues recuerda que soy el amante que te lleva al paraíso todas las noches —dijo.
Y _____ sabía que algún día le rompería el corazón, como Alonso. Estaba obsesionada con él en cuerpo y alma. En ocasiones lo odiaba, pero el deseo que sentía era más fuerte que el odio. Él lo sabía, y le excitaban aquellas batallas interiores. Ella lo veía, lo veía tensarse hasta que llegaban al ascensor que los llevaba a la intimidad y se libraba de su máscara social para revelar al hombre fuerte, profundo e intenso sexualmente.
El ascensor se había convertido en su cámara de tortura. Los latigazos de su promesa sexual la desollaban. Cuando entraban en el piso estaba convertida en un campo minado de impulsos eléctricos. A veces, él se estrellaba contra una mina en el vestíbulo; otras, prolongaba el martirio y la hacía esperar antes de desatar su tormenta sexual. Había aprendido a vivir con una sensación de expectativa constante.
Nicholas le conocía todas las partes sensibles. A veces la obligaba a tumbarse en la cama con los brazos sobre la cabeza y las piernas juntas, y empezaba una tortura lenta que ella disfrutaba y detestaba con idéntica pasión, porque conseguía arrastrarla al orgasmo con el más leve roce de los dedos y la lengua.
Era un acto de dominación masculina que le dejaba una sensación extraña, porque en aquellas ocasiones nunca cedía a su propia necesidad ni terminaba la tortura con una unión física íntima y profunda.
Se preguntaba por qué lo hacía. Incluso después de cuatro semanas con él seguía sin poder contestar la pregunta.
Y después estaban las otras ocasiones. Las veces en las que le permitía torturarlo de la misma manera. Se tumbaba con los ojos cerrados y el cuerpo tenso mientras ella se permitía todos sus caprichos.
Él lo consideraba un reparto equitativo; ella, un juego peligroso, porque había llegado a un nivel en que no podía mirarlo sin considerarlo un esclavo del placer que le proporcionaba.
Y empezaban a atormentarla otras cosas mucho más inquietantes que el calor abrumador del deseo constante.
Sabía que se había enamorado de él. Podía sentirlo en los músculos que le rodeaban el corazón. Si la acariciaba, se tensaban y estremecían. Si la miraba, se hundían en un pozo de cosquillas.
Pero Nicholas no estaba en aquello por amor, sino por deseo. La deseaba tan desesperadamente que había que ser beep para no saber que se sentía feliz de seguir con las cosas tal como estaban.
Si hubiera tenido algo de sentido común, _____ se habría ido lejos de allí. Elise y Leo habían vuelto a Chicago. Elise estaba feliz; Leo estaba feliz y no se separaba de su esposa y su hijo. La crisis matrimonial había pasado.
Ya no era necesario seguir con aquella farsa. Y de no haber sido por la preocupación que le provocaba que se le retrasara la menstruación, no habría tenido excusa para quedarse.
Después, todo dio un giro de ciento ochenta grados. Fue en Milán. Nicholas estaba tenso, distante y preocupado. Decía que estaba ocupado con un trato importante, pero _____ se preguntaba si la tensión de esperar para saber si estaba embarazada no le estaría desesperando también a él.
Sabía que tenía que comprarse una prueba de embarazo. No tenía sentido que esperase más tiempo cuando ya llevaba casi una semana de retraso. Había quedado para ir de compras con Carlotta, una prima de Nicholas, pero la había llamado para decir que no podía ir.
Sin pensarlo dos veces, tomó el bolso y salió del piso. Tendría que haber llamado a Tony para que la acompañara, pero no quería que nadie fuera testigo de lo que iba a hacer.
Tomó un taxi y fue a una calle de tiendas donde había una farmacia. Mientras caminaba estaba absorta con sus pensamientos, pero lo último que habría esperado era que la devolviera a la realidad el chirrido de los frenos de un Ferrari rojo descapotable que había aparcado bruscamente a su lado.
El hombre que conducía el coche no se molestó en abrir la portezuela y se apeó con un salto ágil y elegante.
—¡_____, amore! —gritó.
La impresión la dejó completamente paralizada, pero clavó los ojos en aquella cara atractiva y familiar.
—¿Alonso...?—gimió, sorprendida. Él se echó a reír, todos los dientes blancos, pelo negro y piel dorada.
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
Ay Dios como sera la reacción de Nicholas cuando sepa que en Milan esta Alonso, sera que rayis esta embarazada?
Siguela pronto
Y Gracias por el maraton
Puchy_ve
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
De verdad siguela pronto, no nos tortures asi tan feo.
Puchy_ve
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
Pronto lo averiguaras! (:Puchy_ve escribió:Ay Dios como sera la reacción de Nicholas cuando sepa que en Milan esta Alonso, sera que rayis esta embarazada?Siguela prontoY Gracias por el maraton
La sigo mañana
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
Mañana la sigochelis escribió::wut:
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
:wut: MÑN?????...... ....
ESTA BIEN!!!! LLEGA MÑN!!!.... PRONTOOO!!!!!...
ESTA BIEN!!!! LLEGA MÑN!!!.... PRONTOOO!!!!!...
chelis
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
ME ENCANTOOOOO EL MARATON :enamorado: GRACIAS POR PONERNOSLO!!!!!!
HAYY QUIERO SABER COMO SIGUE ESTA SUPER INTERESANTEE ALONSO APERECIÓ HAY QUIERO SABER QUE DIRAA NICK CUANDO SE ENTERA SEGURO QUE SE PONE CELOSO O SE ENFADA HAYY SIGUELA PRONTOOO PLISS!!!!!!!
SIGUELAA PLISS!!!!!!
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:lloro: :wut:
HAYY QUIERO SABER COMO SIGUE ESTA SUPER INTERESANTEE ALONSO APERECIÓ HAY QUIERO SABER QUE DIRAA NICK CUANDO SE ENTERA SEGURO QUE SE PONE CELOSO O SE ENFADA HAYY SIGUELA PRONTOOO PLISS!!!!!!!
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:lloro: :wut:
sara_any87
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
ya quiero mas caaaaaaapiiisssss!!!!!.....
chelis
Re: Una novia para el italiano (Nick & Tu) -Adaptación- [Terminada]
Lamento la demora!chelis escribió::wut: MÑN?????...... ....
ESTA BIEN!!!! LLEGA MÑN!!!.... PRONTOOO!!!!!...
Ya la sigo
Vanee LovatoD'Jonas
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