A prueba de balas |Zayn Malik|

·Capítulo 7·

Cuando Zayn llegó las preguntas no tardaron en relucir.
—¿En donde estabas? -preguntó Nina con recelo.
—Fui a tomar aire. -Tyler lo miró con una sonrisa.
—Sabes mejor que nadie que no puedes regodearte por la calle con la policía pisándonos los talones. -anunció Berkley furioso. Malik rodó los ojos.
—Iremos al bar de Berney, ¿te nos unes? -exclamó Niall.
—Claro, nunca vienen mal un par de cervezas. -el grupo se repartió en dos autos.
—Berkley ¿no vienes? -preguntó Dave.
—No, me quedaré a revisar unos planos. -el auto de Tyler se adelantó y salieron del lugar, el aire que entraba por la ventana era húmedo y frío, helandole los huesos. Al llegar se detuvieron para convencer al guardia que eran hombres de Berkley pero el hombre fornido de la entrada no estaba del todo convencido. Al entrar se dirigieron a una mesa desocupada de billar, tomaron los tacos y empezaron a jugar.
—¿Y quién era la chica amordazada? -preguntó el rubio a su lado.
—Era ____, ¿la recuerdas? -dijo sin agregar mucho interés mientras golpeaba la bola número nueve.
—La chica de la que me hablaste hace tantos años. -dijo incrédulo.
—La misma. -añadió sin más.
—Era linda. -dijo Tyler en una picara sonrisa.
—¿Quién era linda? -preguntó Nina llegando tras ellos.
—Nadie. -repitió Malik. Nina pasó suavemente sus dedos por la mejilla de Zayn estrellando los labios del moreno contra los suyos, era un beso salvaje y fiero, pasados los segundos se transformó en un inocente y casto, Malik mantenía su mandíbula tensa mientras la chica se abría paso entre la multitud.
Una mesera pasó por sus lados dejando los tragos que habían pedido mientras seguían
concentrados en su juego.

Una fuerte migraña se negaba a dejar que ____ se levantara de su cama, ésta se froto la parte frontal de su cabeza, tomó una toalla y se adentró al baño. Pasados diez minutos salió con gotas escurriendo de su cuerpo cayendo directamente al piso. Miró el reloj de la encimera y este marcaba las siete de la mañana, se vistió rápidamente con algo de acuerdo al clima. Vio de soslayo el vaso de porcelana que Zayn le había llevado la noche anterior, estaba vacío, lo tomó y lo llevó a la cocina para lavarlo. Pensó en preparar algo para desayunar pero el solo pensamiento la agotó. Salió de casa y donde debería estar su coche, estaba vacío. Recordó que no había vuelto a la central por el, extendió la mano para tomar un taxi.
Estaba frente a la casa, blanca, con su amplio jardín trasero. Recordó que allí había pasado los mejores años de sus vida, se preguntó si su madre estaba despierta. Toco la puerta y esperó a que ésta se abriera. Unos minutos más tarde la puerta se abrió dejando ver a su madre con una gran sonrisa y sus cabellos castaños peinados hacia atrás sostenidos por un pasador. En ese instante pudo ver lo joven que su madre era aún, tenía 42 años y a esa edad ya había pasado las peores tragedias, su padre murió cuando solo tenía 25 años dejando sola a su familia.
—____, estás aquí. -dijo rodeándola suavemente.
—Hola mamá. ¿Qué haces despierta a esta hora? -dijo sintiéndose mareada, no supo si por la bienvenida de su madre o por no haber comido algo saludable en dos días. Pasaron a la casa mientras se acomodaba en el sofá.
—Tu padre se iba a trabajar a las ocho. Tal vez tomé ese habito suyo. -ella sonrió- Me alegro de verte. -dijo mientras registraba cada centímetro de su cuerpo- Estás pálida, ¿no has vuelto a comer? -preguntó con cierto tono de molestia.
—Es que a veces no tengo tiempo. -murmuró.
—Siempre hay tiempo ____, siempre. Ahora ve a la mesa, ya traeré tu desayuno. -____ pensó que no importaba cuántos criminales haya metido a la cárcel, ni que tan hábil era con las armas, ésa mujer en frente suyo era su madre y debía obedecerla. Segundos más tarde un plato de huevos revueltos y tocino estaban frente a ella, su madre se volvió a la cocina para dejar una cesta de pan con mantequilla y un gran vaso de jugo de naranja. En cierta manera ____ moría de hambre. Cuando digirió toda la comida, pidió un recipiente con frutas, no había quedado del todo satisfecha.
—¿Ves que no es tan difícil? -dijo su madre mientras se incorporaba al sofá.
—Gracias. -vaciló un poco- Mamá, ¿recuerdas a Zayn?
—¿Cómo olvidarlo? -dijo girando su cabeza hacia un lado sin entender.
—Lo vi hace poco, hace parte de un grupo criminal. -vio como su madre se llevaba sus manos a la boca  para ocultar su asombro.
—P...Pero ¿cómo? -sonó incrédula- Sus padres querían que el fuera cómo ellos.
—Yo tampoco lo sé, pero debo ir por él y los suyos. -los ojos de su madre se entrecerraron.
—¿Le harías daño? -ella no supo responder a esa pregunta- Desearía verlo, sus padres eran los mejores amigos de tu padre y míos, y ustedes eran muy unidos, ¿podrías hacer que venga? -ella no estaba del todo convencida.
—No te prometo nada, lo intentaré.
—¿Sabes? Mi mayor temor es que vengan dos oficiales y me entreguen una caja con tus restos diciéndome que fuiste un héroe. Justo como lo hicieron con tu padre. -las lagrimas florecieron de los ojos de su madre. ____ corrió para detenerlas.
—Estaré bien, ¿si? -acarició su suave cabellera- Debo irme, voy retrasada. -su madre asintió mientras la abrazaba más fuerte. Se despidió de ella y salió de casa, aclaró su mente mientras caminaba a la carretera para tomar un taxi que la llevará directamente al edificio. Al caminar se sintió ligeramente perseguida, miró hacia atrás pero no había nada que le advirtiera de algún peligro, no aún. Cuando vio la gran montonera de autos extendió la mano para tomar uno.

Cuando llegó a la sala, todas las miradas se posaron en ella.
—¿Qué pasó ayer? ¿Por qué te fuiste sin decir nada? Nos preocupamos por ti. -escupió Liam con rabia.
—Lo siento, al salir de la fábrica fui directamente a casa, me sentía enferma. -mintió, ellos le creyeron.
—Starkweather te necesita. -le informó Harry.
—Alguien está en problemas... -dijo Andrea, Miller le hizo una mueca imitándola, a la que la pelinegra correspondió. Con paso firme caminó hasta el otro lado del edificio y se detuvo en la puerta, tocó dos veces antes de entrar. Un hombre de mediana edad sonrió al verla.
—____, qué gusto me da verte. -dijo mientras se paraba y le extendía su mano.
—Para mi también, General. -repuso mientras estrechaba la huesuda mano. Más allá de su escritorio vio una foto de el hombre frente a ella y su padre. Él notó la mirada de la joven.
—Tu padre y yo eramos muy buenos amigos. Compartíamos el mismo equipo. -sonrió- Eres tan buena como él.
—Gracias. -una gran sonrisa surcó su rostro- Me dijeron que me necesitaba.
—Uh, si. Copeland me dijo que hablara contigo. -sus cejas se elevaron- Me dijo que hiciste seguimiento y no lo reportaste a ningún directivo. ¿Sabes lo que pasaría si a tus compañeros les sucede algo? -ella asintió levemente.
—No lo hice porque me pareció estúpido hacer tanto papeleo solo por espiar.
—Sé que tu equipo está...
—Mi equipo es el mejor de toda esta élite, hemos cumplido con todas nuestras misiones de la manera más correcta e impecable. -dio una mueca de desagrado- Y Copeland está en mi contra. -el General frotó su barbilla.
—Confío en ti, y lo que dices es cierto, el personal es el más apropiado para estos casos, pero necesito que no te tomes esto a la ligera, este criminal tiene muchos antecedentes -dijo pasando las hojas de su historial, era una carpeta llena de hojas que sobresalían- Lo buscan en varios países y se nos dio la custodia del caso. -ella intentó tomar la carpeta pero él la alejó y guardó rápidamente en un estante con llave. Le pareció extraño pero aún así no dijo nada.
—Ayer descubrí que Berkley planea una explosión. Hará volar un edificio. -Starkweather se mostró más interesado.
—¿Cómo lo supiste? ¿Donde?
—Este cuadrante, siendo más específica, aquí. -los ojos del General se desorbitaron.
—Hoy robaron una patrulla, tal parece que durmieron a los policías y cuando despertaron no llevaban su uniforme. Los dejaron atados. -____ entrecerró sus ojos.
—¿Hay rastros de quién lo hizo?
—No, pero me temo que está ligado a lo que me acabas de decir. -el hombre se llevó su mano a la cabeza, como recordando algo- Schwarzenegger escapó. -____ palideció.
—¿Cuando pensabas decírmelo? -se tomó su cabello y lo echó hacia atrás.
—Lo olvidé, hace una semana reportaron que no estaba en la cárcel. Había desaparecido como arte de magia.
—No Phil, no es magia, es mafia. Tendré cuidado. Debo irme, nos vemos. -giró el pomo pero la voz de él la detuvo.
—Y ____... Quiero que te des un respiro de este caso por un par de días. Solo llevas ochenta horas y ya estás muy agobiada por todo esto. -ella trató de enarcar una ceja pero no le salió.
—¿Quién va a descubrir cuando será el ataque? -preguntó incrédula.
—Le diré a los oficiales que se encarguen de eso.
—Sabes que un oficial no tiene la misma experiencia que un agente.
—Por eso les daré la oportunidad de aprender. Además mandaré docenas si es necesario. -Miller aún no se convencía.
—Deberías estudiar los planos del edificio. -el hombre sonrió ampliamente.
—Eres controladora, igual que tu padre. -____ se sintió ofendida.
—Yo le llamaría prevenida. Es mejor sorprender a que te sorprendan. -le dio una divertida mirada antes de salir por la puerta.

·Capítulo 8·

Dos días avanzaron, ____ se dijo a sí misma que Starkweather solo había dicho un par de días, un par significa dos, y ya dos días habían transcurrido después de la conversación. Aún no había ninguna señal de Berkley o sus hombres, y la explosión no se pronunciaba para no alarmar a nadie, todos estaban esperando el momento de actuar, y ____ estaba ansiosa. Tomó el ascensor hasta el estacionamiento, éste descendió hasta el sótano. Se dirigió hasta donde el auto estaba estacionado y entró a el. Hizo un saludo con la mano al guardia de seguridad al salir. Camino a casa, recordó que debía llevar algo para cenar, y su despensa estaba vacía. Su madre le había hecho prometer que debía tomar el desayuno, almuerzo y cena, y tal parecía iba bien. Pasó por el restaurante de comida china favorito de Rose y decidió llevar comida de allí, por alguna razón era su restaurante favorito. Dio una vuelta para poder estacionar pero todo se encontraba lleno, condujo lentamente para buscar un lugar pero no había, dio un soplido y condujo más allá para poder estacionar, tendría que caminar bastante pero ya no había vuelta atrás. Estacionó su auto al lado de unos arbustos, aseguró sus puertas y empezó a caminar. Una brisa helada le revolvió el cabello, lo tomó y enredó un pasador en éste. Un crujido salió de los árboles a su lado, trató de ver que era lo que producía aquel ruido pero le fue imposible con la oscuridad de la noche, aceleró su paso. Otra vez esa sensación volvía a ella, sentía que algo, o alguien probablemente la seguía, miró hacia atrás pero no vio nada. Talló sus ojos, y sacudió su cabeza, los champiñones del almuerzo la estaban haciendo alucinar. Supo que no era un juego mental cuando escuchó pasos tras ella, no se volvió para mirar que era, solo corrió, tanto cómo sus piernas se lo permitían; el ruido seguía en sus oídos, miró alrededor y vio la luz que estaba tras una puerta y personas entrando, sin pensarlo más atravesó la calle y entró en el lugar. El guardia del lugar la miró extrañado.

—Vengo con ellos. -exclamó con su risita nerviosa, el hombre se hizo a un lado y la dejo pasar. Miró a través de la puerta para descubrir que era lo que la seguía pero cómo lo pensó, la calle estaba desierta. Miró a donde se había metido y era un bar, no tenía nada lujoso, solo unas mesas de billar repartidas en todo el sitio, una capa de humo estaba esparcida, nadie había mirado cuando llegó, eso era un punto para ella, pasó desapercibida. Caminó torpemente dando un traspié hasta llegar a la barra, tomó una butaca y se sentó. Apoyó sus codos en la mesa y cubrió su rostro con las manos; ella sabía lo que había escuchado, había sentido la sensación de que iban tras ella, una voz interrumpió sus pensamientos.

—¿Qué vas a tomar, linda? -quitó las manos de su rostro y miró al chico frente a ella. Aparentaba unos cuántos años más que ella, tal vez dos o tres.

—¿Podrías darme un vaso de agua? -su garganta estaba seca, había corrido más de lo que imaginó.

—No servimos agua. -dijo con una la mayor pasividad posible.

—Esta bien, dame una Corona. -él le sonrió y puso una botella frente a ella- Gracias. -detalló la botella, no tenía ganas de tomar nada que no fuera agua, pero tal vez eso ayudaría. Dio dos sorbos seguidos pero la mayor parte del tiempo se la había pasado mirando detalladamente el lugar, había pasado media hora y su cerveza iba por la mitad.

—¿Me estás siguiendo? -escuchó una voz a su lado. Cuando miró supo que éste no era su día.

—¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó con evidente desagrado.

—Yo pregunté primero. -Zayn sonrió hacia su dirección, ella giró su cabeza de nuevo a la botella- ¿Ahora me vas a ignorar? -ella no dijo nada. Él se sentó a su lado- Dame lo que ella está tomando, por favor. -el bartender le tendió una cerveza el dio un sorbo mientras la miraba.

—¿Qué hiciste contigo? -soltó en un gruñido- ¿En qué te convertiste? -Zayn se mostró sorprendido por sus palabras, pero no se mostró abatido. 

—Cómo todas las mañanas cuando yo tenía siete años mis padres salieron al trabajo, mi madre se despidió como siempre lo hacia, llenándome de besos las mejillas y mi padre con un fuerte abrazo, quedé al cuidado de mis abuelos, como era de costumbre, salí al jardín y me encontré contigo para hacer lo de todos los días, pasar el tiempo juntos. Cuando llegó la tarde mis padre aún no llegaban, mi abuela me dijo que tal vez se les había hecho tarde o que debían trabajar toda la noche, con cierto temor me fui a la cama, mis padres nunca trabajaban a ésas horas. Al día siguiente mi abuelo me levantó muy temprano y me dijo que teníamos que ir a algún lugar, le pregunté a donde y me dijo que para encontrarme con mis padres -él sonrió, su sonrisa no era de alegría, resultaba más similar a melancolía- pensé que era un sitio como un parque de diversiones que lo abren muy de mañana o tal vez una clase de juguetería pero en lugar de eso me encontraba frente a un hospital, un doctor salió de una habitación y miró a mi abuela, ella empezó a llorar, yo me pregunté que es lo que sucedía, no entendía nada. Me hicieron entrar y cuando lo hice vi a mi madre tendida en una camilla, con aparatos e inyecciones sujetas a su cuerpo, ella abrió los ojos cuando toqué su mano y me sonrió, habló conmigo unos minutos y luego cerró sus ojos, parecía dormida pero entonces entendí lo que le había sucedido. Aún sin creerlo salí de la habitación y pregunté por mi padre, me llevaron hasta un cuarto exactamente igual, él estaba tendido en aquella cama y su rostro se volvió más triste cuando me vio, me dijo que me amaba y que él siempre iba a estar para mi, habló conmigo de cómo iba a ser mi futuro, me dijo que debía estudiar mucho para poder convertirme en agente como él, me dio consejos sobre el amor, la vida, la escuela, un doctor me dijo que debía salir de la habitación, lo hice y unas horas después dieron la noticia de que mi papá también había muerto. -dio un largo suspiro- Ése fue el peor día de mi vida, y se repite todas las noches cuando duermo. Al llegar a casa había un hombre fuera de ella, dijo que mataría a mis abuelos si no accedía a irme con él, ellos se negaron pero yo accedí ya bastante habían pasado, no permitiría que les ocurriera nada más a ellos, él me dio una hora para hacer mis maletas, yo empaqué todo lo necesario, y cuando iba a irme le pedí que me diera cinco minutos para ir a tu casa, él lo hizo y ahí fue cuando fui y te entregué la cadena que mis padres me habían dado, era lo más valioso que me pertenecía y quería que tú la llevaras. Después de eso subí a un auto con él y nos desplazamos hasta un pueblo, allí crecí hasta convertirme en adolescente, fui a la escuela y viví lo que debía, años después conocí al resto del grupo hasta llegar aquí. -____ había escuchado todo lo que había dicho y había quedado absorta por sus palabras- ¿Me crees, verdad?