A prueba de balas |Zayn Malik|

Su madre se encontraba junto a ella consolándola, brindándole un poco de fuerza. Ella aún seguía llorando, sintiéndose culpable por lo sucedido.
—Mamá, ¿qué hice mal? -le preguntó.
—Nada cariño, él se va a recuperar, ya verás, y todo mejorará. Como siempre lo quisieron. -ella la miró.
—Vengué la muerte de mi padre. -le dijo recordando a Berkley.
—¿Cómo? -preguntó exaltada, mirándola cuidadosamente.
—Berkley, él mató a mi padre y a los de Zayn.
—¿Quién te lo dijo? -preguntó exaltada.
—Lo vi en su historial, y él me lo explicó, fue tan hostil al hacerlo. -recordó las palabras del hombre y la frialdad al referirse a personas inocentes que habían muerto por su culpa.
—¿Lo mataste? -preguntó con temor en sus ojos.
—No. Solo le di lo que merecía. -un médico salió de una de las habitaciones, ella se levantó rápidamente para preguntar por Malik.
—¿Cómo está? -preguntó.
—Logramos extraer la bala de su cuerpo, debemos esperar que su cuerpo reaccione para dar un diagnostico. -su mirada era fría, solo recitaba las palabras.
—¿Puedo verlo?
—No, necesita reposo. La haré pasar en unas horas. -ella asintió desganada. Volvió al asiento. Starweather hizo presencia en la sala, con su mirada buscando a la castaña. Se acercó a ella y la miró sin expresión.
—Allie, ¿cómo estás? -saludó a la mujer, ella le sonrió.
—Preocupada. -dijo sin más, mirando a ____.
—Ya lo creo. ____ necesito hablar contigo. -ella le hizo una seña a su madre mientras seguía al general.
—¿Qué sucede? -le preguntó.
—Primero que nada en nombre mío y de la institución te agradezco por lo que hiciste. Berkley está bajo nuestra custodia y si tiene planeado escapar se le hará muy difícil.
—¿Por qué nunca me dijiste que él había matado a mi padre? -el hombre se mostró sorprendido.
—Si te lo decía lo tomarías muy personal, y tal vez fallarías. Perdona que te hayamos subestimado -titubeó- pero no venía a eso, ¿desde cuando te estabas viendo con Malik?
—Hace unas semanas. -repuso sin más.
—¿Por qué lo hiciste? -preguntó- Te aliaste con el enemigo.
—No, Zayn no es como ellos, él tiene... no lo entenderías. -dijo limpiando las lagrimas que amenazaban con salir.
—Si no fuera por lo que acabas de hacer, estarías despedida. Y eso, si no levantan cargos contra ti. -en ése momento a ____ no le importó lo que el hombre decía, solo le importaba el chico que se encontraba en una de ésas habitaciones.
—Hagan lo que deban hacer. -dijo sin más. Volvió hasta su asiento, su madre se acercó a Phil.
—No sé que le sucede a tu hija. -dijo frotándose la frente.
—Entiéndela, está muy preocupada por lo que acaba de suceder. Aquél chico es hijo de...
—Si, me di cuenta hoy, tú lo conocías. -afirmó.
—____ lo ama, y yo vi cómo creció. Por eso te quería pedir un favor.
—Te escucho. -agregó con expresión cansada.
—Cuando Joe, mi esposo, murió... tú personalmente fuiste a mi casa a lamentar la muerte de un integrante de tu equipo y me dijiste que si necesitaba algo, no importara qué, te lo pidiera... creo que llegó el momento -él le prestó más atención- Necesito que exoneres a Zayn de los cargos. Por favor. Hazlo por ____, por Joe y por mi. -le ofreció su mirada más convincente, el hombre parecía que hubiese escuchado una suplica incoherente.
—Haré lo que pueda. -dijo reconfortándola.
—Te lo agradecería toda la vida.
—No te prometo nada. -le dijo. Ella asintió volviendo a su lugar junto a su hija. Para ____ los minutos se convirtieron en horas, y aquellas horas a las que el doctor se había referido se convirtieron en una eternidad para ella. El hombre de la bata blanca salió y le hizo una seña para que entrara, con el corazón amenazando con salir de su pecho, entró a la habitación. Vio su cuerpo recostado, y varios aparatos conectados a él. Las líneas en aquella pantalla que revelaban sus signos vitales eran débiles. Caminó lentamente hasta quedar a su lado, y cuando vio su rostro, quiso estallar en lagrimas.

Estaba pálido, sus labios secos. Tomó su mano y ella pudo sentir lo helada que estaba. Acarició su cabello, una lagrima cayó en su mejilla, ella la limpió rápidamente.
—¿Qué he hecho? -se culpó en voz alta. Acercó la mano de Zayn a sus labios y le dio un delicado beso, volvió a dejar su mano donde la encontró- Perdóname. -le dijo mientras su rostro se llenaba de lagrimas. Recostó su cabeza junto a él y esperó que el tiempo pasara de nuevo. El reloj se estaba convirtiendo en su enemigo más letal. Cuando el doctor volvió a la habitación para pedirle que se retirara, ella solo asintió y siguió sus ordenes. Se sentía una muerta en vida. Caminaba de un pasillo a otro como un alma en pena, y la diferencia no era mucha. Su madre le ofreció su regazo y ella prefirió refugiarse en sus brazos. ____ disfrutaba las veces que el médico a cargo de la salud de Zayn la dejaba pasar a verlo, ella disfrutaba de la media hora que él le permitía. Le había dicho que le hablara, ya que así el respondería a los estímulos, ____ le hablaba de todo un poco, le contaba acerca de la misión, como había salido todo, que se mejoraría, le había contado acerca de un viaje que juntos harían. Dos días habían avanzado, y por esos dos días, ésa había sido su rutina.
—Mamá, creo que es hora de que vayas a casa y descanses un poco. -le dijo en una pequeña sonrisa- Ya haz hecho bastante por mi. -su madre que en aquellos momentos había sido su único apoyo, no había desfallecido, y seguía junto a ella- Debes descansar, han sido dos largos días.
—Tú también debes hacerlo, mira esas ojeras que tienes por no dormir -le señaló las bolsas negras bajo sus ojos- Tómate solo esta noche, y mañana en la mañana, vuelves. -ella lo pensó por unos minutos y se convenció, además no se había sentido muy bien, tal vez sea debido a que no dormía bien, tampoco comía.
—Si eso te hace sentir mejor, lo haré.
—Si lo prefieres puedes ir a casa conmigo. -ella sonrió.
—Me encantaría. Iré a verlo y ya regreso contigo. ¿De acuerdo? -caminó hasta la amplia habitación y se acercó a Zayn. Contuvo las lagrimas que salían cada vez que lo miraba, le dolía verlo así, tan vulnerable e indefenso. Tomó su mano y la besó, como siempre hacía.
—Estoy perdiendo la fe cada día porque simplemente no abres los ojos, si murieras yo… yo… Eres mi fuerza, te necesito, ¡maldita sea! -lloró con más fuerza- Iré a casa de mi madre a descansar un poco, volveré mañana en la mañana. -le dijo, pero no recibió respuesta. Una lagrima se deslizó por su mejilla- Te amo Zayn, fui una idiota por no habértelo dicho cuando podías escucharme, pero cuando te recuperes te lo haré saber todos los días de tu vida. Te lo prometo. -sonrió con amargura- Te amo. Nos vemos mañana. -dijo acercándose a su rostro plantando un beso en su mejilla. Caminó hasta la puerta, se dio media vuelta y le dio una última mirada. Limpió las lagrimas de su rostro y fue a su encuentro con su madre.
____ condujo hasta la casa donde había crecido, esta vez su madre fue con ella hasta su antigua habitación y la obligó  a dormir. Ella a pesar de sus negativas, apenas posó su cabeza en la almohada quedó profundamente dormida.
Cuando despertó se levantó abruptamente de la cama, miró el reloj y éste marcaba las 9:33 a.m. Corrió al baño y se dio una ducha, ya que el tiempo en la cama se había extendido, y como no, si no dormía bien hace días. Buscó la ropa que su madre le había traído de su casa y se la puso. Unos vaqueros y una camisa de seda fue una buena elección. Bajó los escalones y su madre la esperaba con el desayuno hecho.
—No tengo hambre. -le informó.
—Come algo. -le pidió extendiendo el plato. Ella tomo dos tostadas con jalea y se acercó a la puerta.
—Adiós mamá, te quiero. -ella le sonrió y entró al auto. Condujo rápido, pero con cuidado, cuando aparcó el auto en el estacionamiento, se metió a la boca el último bocado de pan. Subió en el ascensor y se dirigió a la habitación. Cuando entró vio a una enfermera, organizando la cama vacía. Ella no entendió.
—¿Lo han trasladado de habitación? -preguntó señalando la cama. No recibió respuesta por parte de la la mujer vestida de blanco. Se hizo espacio a un lado de ella y salió de la habitación. «¿Qué ha pasado?» se preguntó. Caminó hasta el pasillo en busca del médico, su mundo daba vueltas, y estaba a punto de vomitar. Cuando vio al doctor Sellie caminó a grandes zancadas hasta él.
—¿Donde está Zayn? Fui a su habitación pero no estaba allí. -explicó. Pero lo único que se ganó fue una mirada de tristeza- ¿Donde está? -volvió a preguntar amenazante.
—____... él no resistió.  
—¡No! -gritó- Eso no es cierto, él está bien. -caminó por el pasillo y empezó a abrir las puertas de todas las habitaciones buscando a Zayn. El médico junto con dos enfermeras trataron de tranquilizarla. Tomándola fuerte de los brazos la sentaron en una silla y le brindaron un vaso de agua, ella lo ingirió casi ahogándose. Las lagrimas no tardaron en llegar, inundandole el rostro y cayendo en sus jeans.
—Él no resistió la operación, sus tejidos no sanaron, fue casi instantáneo. -esas palabras le rompían algo en su pecho. Miró todo a su alrededor y se cubrió el rostro con sus manos. Se levantó rápidamente de la silla y corrió hasta la salida del lugar. Con la mano temblorosa, logró insertar las llaves en la cerradura del auto y conducir hasta su casa. Hecha un manojo de nervios y de tristeza condujo con la vista cristalizada. Estacionó el auto en frente y caminó con dificultad hasta el interior de su casa.
—¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido. -su sonrisa se borró cuando ____ se lanzó a sus brazos llorando desconsoladamente. Allie entendió todo y no pudo evitar llorar al igual que su hija. Ninguna decía nada, solo sufrían en silencio. ____ le había dicho a su madre que estaría en su habitación. Ése fue su refugio durante un par de horas, donde su llanto no cesaba. Esa tarde tampoco probó bocado y no salió de aquel cuarto. En su mano derecha tenía su teléfono, observando las fotos que tenía junto a Malik y en su mano izquierda el álbum con fotografías cuando eran niños. Se seguía lamentando y culpando, todo era tan doloroso para ella. La primera persona a la que amó en todos los sentidos y la perdía. Quedó profundamente dormida cuando tomó varias pastillas tranquilizantes.
Cuando despertó se fijó en la ventana vio el sol despampanante, presumiendo todo su esplendor. Ella miró a su alrededor, y vio la cama con las sabanas recogidas y fotos desordenadas. Tomó una a una y la guardó de nuevo en su lugar. Caminó hasta la sala y vio a su mamá leyendo lo que parecía una carta. Ella se acercó.
—Hija, lamento mucho lo que te está sucediendo. -la castaña contuvo el llanto. Miró a tientas lo que su madre llevaba en las manos, Allie al notarlo le tendió la carta- Es una de las cartas que tu padre me escribía cuando estaba lejos, cada mañana las leo para recordarlo, pero hay una parte que leo y repito mil veces en mi cabeza. -le señaló el final. Ella lo leyó «Sigo esperando el momento en el que todo esto terminé para poder encontrarme contigo y mi hija, no imaginas cuánto te extraño. Espero verte pronto. Con amor, Joe.» A ____ unas lagrimas se le formaron el los ojos, corrieron con libertad sobre su rostro mojando el papel que sostenía en sus manos. Ella le devolvió la carta a su madre- Y aún así -continuó Allie- Lo sigo esperando -sonrió con melancolía.
—¿Por qué él y no yo? Desearía... -su madre la interrumpió.
—Cuidado con lo que deseas. No siempre puedes conseguir lo que quieres. -citó un pequeño verso de la canción de los Rolling Stones. Ella sonrió débilmente.
—Iré a casa por un poco de ropa y luego iré a la central. Me he dado muchos días libre. agregó recordando las últimas maravillosas semanas.
—De acuerdo, te espero para la cena. -le dijo sosteniendo su mano- Pero antes que nada, desayuna un poco. -la castaña asintió sabiendo que su madre no aceptaría un «no» por respuesta. Comió todo lo que había en el plato, su estómago le agradeció, al terminar agradeció la comida y condujo hasta su casa. Buscó la llave indicada y abrió la puerta. Al hacerlo una oleada de tristeza la invadió, allí, en ése mismo lugar, habían pasado los mejores momentos. Sonrió amargamente mientras rompía en llanto. Debía salir de ahí, antes de que la soledad la abrazara, impidiendo irse de nuevo. Caminó hasta su habitación y tomó una maleta, empacó varias prendas, lo necesario para su estadía en la casa de su madre. Entró a la ducha y estuvo bajo la lluvia artificial por aproximadamente media hora. Quería que el agua se llevara sus penas, renovandola de nuevo. Pero no, lo que ella estaba viviendo un baño de lodo que se quitaría simplemente con agua. Exhausta, se envolvió en una toalla y salió del baño, se puso unos jeans y cuando abrió su guardarropa para buscar alguna camisa, vio la chaqueta negra que él le había obsequiado, la sacó y aspiró el olor que aún se guardaba en ella, olía a él. Olía a Zayn. Buscó una blusa esqueleto,  encima de ella se puso la chaqueta. Era notorio que le quedaba grande pero a ella no le importó, solo quería sentirlo de nuevo junto a ella. Regresó al baño para cepillar sus dientes, el espejo del baño estaba empañado por el vapor del agua caliente, tomó una toalla y removió la capa y observó su rostro. Su rostro estaba pálido y demacrado, sus labios secos, sus ojos hundidos y los adornaban unas ojeras tan negras como el betún. Ella dio un golpe en el espejo provocando que se rompiera, un trozo de vidrio se le incrustó en el interior de su mano, la sangre corrió por su brazo. Maldijo por lo bajo y abrió la llave para limpiar su herida. Buscó una venda dentro de sus cajones y la entrelazó alrededor. Agradeció que haya sido su mano izquierda. Terminó de hacer lo que había planeado, cepilló sus dientes, y peinó su cabello. Tomó la maleta y la llevó cuidadosamente hasta su auto. Con su mano en perfecto estado abrió la puerta trasera y la guardó. Dentro del auto, mirándose en el espejo retrovisor, maquilló su aspecto, había corregido aquellas ojeras y le había dado un poco más de color a sus mejillas y labios. Fue leve, casi desapercibido. Condujo a la central y al entrar al estacionamiento el guardia la saludó como hacía siempre. Entonces ____ comprendió que a partir de ahora su vida iba a ser la de antes. Ya no iba a haber nadie quién irrumpiera en su cosa con flores y chocolates, ni con una linda cena, y tampoco nadie que la besara como si no hubiera un mañana. Removió con tristeza los pensamientos de su mente. Cuando recobró el sentido se encontraba en los pasillos buscando a alguien, pero es sitio estaba desierto hasta que escuchó unas voces en el salón de conferencias. Todos se encontraban reunidos, escuchando las palabras de Starkweather, el comandante Copeland y Thompson estaban a un lado. Cuando se iba a girar para irse Phil la llamó, los aplausos retumbaron en sus oídos, ella no sabía que era lo que sucedía. Ya se encontraba al lado de Phil que le colgaba en su chaqueta una medalla. Era un ceremonia de reconocimiento. Y se preguntó a sí misma de que le serviría una medalla y felicitaciones de sus mayores si no tenía a lo que más amaba. Cuando ella se imaginó enamorándose de nuevo, besando a alguien más, casándose o quizá teniendo hijos, vio un túnel completamente negro, no se veía con otra persona que no fuera Zayn. Phil le tendió el micrófono para que dijera algunas palabras.
—Ehh... -titubeó un poco- En realidad, nada de esto hubiese sido posible sin mi equipo, el reconocimiento es para ellos. -se quitó la medalla y se la tendió a Liam que estaba frente a ella junto a sus amigos. Cuando le hizo entrega, él la abrazó al igual que todo su equipo. Los aplausos se escucharon de nuevo. Cuando la ceremonia finalizó, ella se encontraba hablando con los chicos, explicándole todo lo sucedido el último tiempo, ellos no la juzgaron y la apoyaron. Una mano en su hombro la hizo sobresaltar.
—Agente Miller. -musitó el comandante Copeland. Ella lo miró con más interés- Espero acepte mis disculpas, no debí subestimarla de ésa manera, y mucho menos compararla con su padre. La felicito por el extraordinario trabajo que hizo en ésta misión. Una vez más, buena suerte. -ella no le dijo nada, solo asintió con la cabeza, aceptando sus disculpas. Otra persona que se hizo presente en la escena fue Starkweather.
—Todos te alaban. -le dijo sonriendo.
—Ya lo creo. -musitó.
—La señorita Rosewood está en la cárcel femenina -dijo refiriéndose a Nina- Dave y Berkley quedaron en prisiones separadas para que no se les ocurra hacer planes juntos. Tyler murió a causa de un disparo en el pecho. -le informó. Ella se llevó la mano a la boca, no lo sabía.
—Imagino que ya lo supiste. -afirmó mirándola- Lo siento mucho. Sé lo que significaba para ti.
—No lo creo, pero de igual manera gracias. -él continuó.
—Cuando sucedió fui el primero en saberlo, ya me encargué de todos los actos fúnebres.
—¿Qué? -preguntó enojada- Yo quería verlo. -dijo, a punto de estallar en lagrimas.
—Me pareció lo más conveniente. -repuso poniendo una mano en su hombro. Un par de lagrimas cayeron.
—¿Donde está?

El hombre le había dado las indicaciones para que llegara al sitio en donde lo habían sepultado. Sin necesidad de buscar demasiado encontró la lapida que marcaba su nombre en letra cursiva negra. Imaginó que lo acababan de hacer ya que se veía impecable. Miró todo con extrema tristeza, empuñó las mangas de la chaqueta y se cubrió los ojos, las lagrimas que había detenido hace unas horas antes salían sin permiso, mojando su rostro. Se había quedado junto a él hasta que llegó la noche, obligandola a irse.