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CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola , como están? tal y como lo prometi ahora les traigo nuevo capitulo....!! espero que les guste, esta extremadamente largo.... y bueno les quería decir que hubo un cambio con la apariencia de Louis... una persona increíble me lo dio.. asi que espero y les guste y comenten mucho.. nos vemos para el otro sábado o domingo... les amo a todas y todos....
***************************
Louis.....
*********************
Libro abierto
El dia siguiente fue mejor… y peor.
Fue mejor por que no llovio, aunque persistio la nubosidad densa y oscura; y mas fácil, por que sabia que podía esperar del dia. Mike se acerco para sentarse a mi lado durante la clase de lengua y me acompaño hasta la clase siguiente mientras Eric, el que parecía miembro de un club de ajedrez, lo fulminaba con la mirada. Me sentí halagado. Nadie me observaba tanto como el dia anterior.
Durante el almuerzo me sente con un gran grupo que incluia a Mike, Eric, jessica y otros cuantos cuyos nombres y caras ya recordaba. Empece a sentirme como si flotara en el agua en vez de ahogarme.
Fue peor por que estaba agotado. El ulular del viento alrededor de la casa no me había dejado dormir. También fue peor por que el sr. Varner me llamo en la clase de trigonometría, aun cuando no había levantado la mano, y di una respuesta equivocada. Rayo en lo espantoso porque tuve que jugar al voleibol y la única vez que no me aparte de la trayectoria de la pelota y la golpee, esta impacto en la cabeza de un compañero de equipo. Y fue peor porque Harry styles no apareció por la escuela, ni por la mañana ni por la tarde.
Que llegara la hora del almuerzo- y con ella las coléricas miradas de styles- me estuvo aterrorizando durante toda la mañana. Por un lado, deseaba plantarle cara y exigirle una explicación. Mientras permanecia insomne en la cama llegue a imaginar incluso lo que le diría, pero me conocía demasiado bien para creer que de verdad tendría el coraje de hacerlo. En comparación conmigo, el león cobardica de el mago de oz era terminator.
Sin embargo, cuando entre en la cafetería junto a jessica- intente contenerme y no recorrer la sala con la mirada para buscarle, aunque fracase estrepitosamente- vi a sus cuatro hermanos, por llamarlos de alguna manera, sentados en la misma mesa pero el no los acompañaba.
Mike nos intercepto en el camino y nos desvio hacia su mesa. Jesica parecía eufórica por la atención, y sus amigas pronto se reunieron con nosotros. Pero estaba incomodísimo mientras escuchaba su despreocupada conversación, a la espera de que el acudiese. Deseaba que se limitara a ignorarme cuando llegara, y demostrar de ese modo que mis suposiciones eran infundadas.
Pero no llego, y me fui poniendo mas y mas tenso conforme pasaba el tiempo.
Cuando al final del almuerzo no se presento, me dirigi hacia la clase de biología con mas confianza. Mike, que empezaba a asumir todas las características de lo que podría decirse amigo, me siguió fielmente de camino a clase. Contuve el aliento en la puerta, pero Harry styles tampoco estaba en el aula. Suspire y me dirigi a mi siento.
Mike me siguió sin dejar de hablarme de un próximo viaje a la playa y se quedo junto a mi mesa hasta que sono el timbre.
Entonces me sonrio apesadumbrado y se fue a sentar al lado de una chica con un aparato ortopédico en los dientes y una horrenda permanente. Al parecer, iba a tener que hacer algo con ellas, y no iba a ser fácil. Estaba cansado de los coqueteos. La diplomacia resultaba vital en un pueblecito como este, donde todos vivian pegados los unos a los otros. Tener tacto no era lo mio, y carecia de experiencia, y carecia de experiencia a la hora de tratar con chicas o chicos que fueran mas amables de la cuenta.
El tener la mesa para mi solo y la ausencia de Harry supuso un gran alivio. Me lo repeti hasta la saciedad, pero no lograba quitarme de la cabeza la sospecha de que yo era el motivo de su ausencia. Resultaba ridículo y egoísta creer que yo fuera capaz de afectar tanto a alguien. Era imposible. Y aun asi la posibilidad de que fuera cierto no dejaba de inquietarme.
Cuando al fin concluyeron las clases y hubo desaparecido mi sonrojo por el incidente del partido de voleibol, me enfunde mis tontos pantalones rojos y una camisa de rayas azules marino junto con una chamarra verde, y me apresure a salir del vestuario, feliz de esquivar por el momento a mi amigo, el Golden retreiver.
Me dirigi a toda prisa al aparcamiento, ahora atestado de estudiantes que salían a la carrera. Me subi al coche y busque en mi mochila para cerciorarme de que tenia todo lo necesario.
La noche pasada había descubierto que Charlie era incapaz de cocinar otra cosa que huevos fritos y beicon, por lo que le pedi que me dejara encargarme de las comidas mientras durara mi estancia. El se mostro dispuesto a cederme las llaves de la sala de banquetes. También me percate de que no había comida en casa, por lo que prepare la lista de la compra, tome el dinero de un jarrón del aparador que llevaba la etiqueta <> y ahora iba de camino hacia el supermecado thriftway.
Puse en marcha aquel motor ensordecedor, hice caso omiso a los rostro que se volvieron en mi dirección y di marcha atrás con mucho cuidado al ponerme en la cola de coches que aguardaban para salir del aparcamiento.
Mientras esperaba, intente fingir que era otro coche el que producia tan ensordecedor estruendo. Vi que los dos styles y los hermanos payne se subían a su coche. El flamante volvo, por supuesto.
Me habían fascinado tanto sus rostros que no había reparado antes en el atuendo; pero ahora que me fijaba, era obvio que todos iban magníficamente vestidos, de forma sencilla, pero con una ropa que parecía hecha por modistos.
Con aquella hermosura y gracia de movimientos, podrían llevar harapos y parecer guapos. El tener tanto belleza como dinero era pasarse de la raya, pero hasta donde alcanzaba a comprender, la vida, por lo general, solia ser asi. No parecía que la posesión de ambas cosas les hubiera dado cierta aceptación en el pueblo.
No, no creía que fuera de ese modo. En absoluto. Ese aislamento debía de ser voluntario, no lograba imaginar ninguna puerta cerrada ante tanta belleza.
Contemplaron mi ruidoso monovolumen cuando les pase, como el resto, pero continue mirando al frente y experimente un gran alivio cuando estuve fuera del campus.
El thriftway no estaba muy lejos de la escuela, unas pocas calles mas al sur, junto a la carretera. Me sentí muy a gusto dentro del supermercado, me parecio normal. En Phoenix era yo quien hacia las compras, por lo que asumi con gusto el habito de ocuparme de las tareas familiares. El mercado era lo bastante grande como para que no oyera el tamborileo de la lluvia sobre el tejado y me recordara donde me encontraba.
Al llegar a casa, saque los comestibles y los meti allí donde encontré un hueco libre. Esperaba que a Charlie no le importara. Envolví las patatas en papel de aluminio y las puse en el horno para hacer patatas asadas, deje en adobo un filete y lo coloque sobre una caja de huevos en el frigorífico.
Subi a mi habitación con la mochila después de hacer todo eso. Antes de ponerme con los deberes, me puse un chándal seco, ciertamente no importaba el hecho de que fuera de mujer, me subi las mangas de mi sueter rayado y abri el mail por vez primera.
Tenia tres mensajes. Mi madre me había escrito.
Louis:
Escríbeme en cuanto llegues y cuéntame como te ha ido el vuelo. ¿llueve? Ya te hecho de menos. Casi he terminado de hacer las maletas para ir a florida, pero no encuentro mi blusa rosa. ¿sabes donde la puse? Phil te manda saludos.
Mama
Suspire y lei el siguiente mensaje. Lo había enviado ocho horas después del primero. Decía:
¿Por qué no me has contestado? ¿a que esperas?
Mama.
El ultimo era de esa mañana.
william:
Si no me has contestado a las 17:30, voy a llamar a Charlie.
Mire el reloj. Aun quedaba una hora, pero mi madre solia adelantarse a los acontecimientos.
Mama:
Tranquila. Ahora te escribo. No cometas ninguna imprudencia.
louis.
Envie el mail empece a escribir otra vez.
Mama:
Todo va fenomenal. Llueve, por supuesto. He esperado a escribirte cuando tuviera algo que contarte. La escuela no es mala, solo un poco repetitiva. He conocido a unos cuantos compañeros muy amables que se sientan conmigo durante el almuerzo.
Tu blusa esta en la tintorería. Se supone que la ibas a recoger el viernes.
Charlie me ha comprado un monovolumen. ¿te lo puedes creer? Me encanta. Es un poco antiguo, pero muy solido, y eso me conviene, ya me conoces.
Yo también te echo de menos. Pronto volveré a escribir, pero no voy a estar revisando el correo electrónico cada cinco minutos. Respira hondo y relájate. Te quiero.
Louis.
Había decidido volver a leer cumbres borrascosas por placer- era la novela que estábamos estudiando en clase de literatura-, y en ello estaba cuando Charlie llego a casa. Había perdido la nocion del tiempo, por lo que me apresure a bajar las escaleras, sacar el horno las patatas y meter el filete para asarlo.
-¿louis?- grito mi padre al oírme en la escalera.
¿Quién iba a ser si no?, me pregunte.
-hola, papa, bienvenido a casa.
-gracias.
Colgó el cinturón con la pistola y se quito las botas mientras yo trajinaba en la cocina. Que yo supiera, jamas había disparado en acto de servicio. Pero siempre la mantenía preparada. De niño, cuando yo venia, le quitaba las balas al llegar a casa. Imagino que ahora me consideraba lo bastante maduro como para no matarme por accidente, y no lo bastante deprimido como para suicidarme.
-que vamos a comer?- pregunto con recelo.
Mi madre solia practicar la cocina creativa, y sus experimentos culinarios no siempre resultaban comestibles. Me sorprendio, y entristecio, que todavía se acordara.
-filete con patatas- conteste para tranquilizarlo.
Parecía encontrarse fuera de lugar en la cocina, de pie y sin hacer nada, por lo que se marcho con pasos torpes al cuarto de estar para ver la tele mientras yo cocinaba. Prepare una ensalada al mismo tiempo que se hacia el filete y puse la mesa.
Lo llame cuando estuvo lista la cena y olfateo en señal de apreciación al entrar en la cocina.
-huele bien, lou.
-gracias.
Al principio me sorpendio un poco el apodo, pero luego lo tome con cariño.
Comimos en silencio durante varios minutos, lo cual no resultaba nada incomodo. A ninguno de los dos nos disgustaba el silencio. En cierto modo, teníamos caracteres compatibles para vivir juntos.
-y bien, ¿Qué tal el instituto? ¿has hecho algún amigo?- me pregunto mientras se echaba mas.
-tengo unas cuantas clases con una chica que se llama jessica y me siento con sus amigos durante el almuerzo. Y hay un chico, Mike, que es muy amable. Todos parecen buena gente.
Con una notable excepción.
-debe de ser Mike newton. Un buen chico y una buena familia. Su padre es el dueño de una tienda de artículos deportivos a las afueras del pueblo. Se gana bien la vida gracias a los excursionistas que pasan por aquí.
-conoces a la familia styles?-pregunte vacilante.
-¿la familia del doctor styles? Claro. El doctor styles es un gran hombre.
-los hijos… son un poco diferentes. No parece que en el instituto caigan demasiado bien.
El aspecto enojado de Charlie me sorpendio.
-¡como es la gente de este pueblo!- murmuro-. El doctor styles es un eminente cirujano que podría trabajar en cualquier hospital del mundo y ganaría diez veces mas que aquí- continuo en voz mas alta-. Tenemos suerte de que vivan aca, de que su mujer quiera quedarse en un pueblecito. Es muy valioso para la comunidad, y esos chicos se comportan bien y son muy educados.
Albergue ciertas dudas cuando llegaron con tantos hijos adoptivos. Pensé que habría problemas, pero son muy maduros y no me han dado el mas minimo problema. Y no puedo decir lo mismo de los hijos de algunas familias que han vivido en este pueblo desde hace generaciones. Se mantienen unidos, como debe hacer una familia, se van de camping cada tres fines de semana… la gente tiene que hablar solo porque son recién llegados.
Era el discurso mas largo que había oído pronunciar a Charlie. Debía de molestarle mucho lo que decía la gente.
Di marchar atrás.
-me parecen bastante agradables, aunque he notado que son muy reservados. Y todos son muy guapos- añadi para hacerles un cumplido.
-tendrias que ver al doctor- dijo Charlie, y se rio-. Por fortuna, esta felizmente casado. A muchas de las enfermeras del hospital les cuesta concentrarse en su tarea cuando el anda cerca.
Nos quedamos callados y terminamos de cenar. Recogio la mesa mientras me ponía a fregar los platos. Regreso al cuarto de estar para ver la tele. Cuando termine de fregar- no había lavavajillas-, subi con desgana a hacer los deberes de matemáticas. Sentí que lo hacia por habito. Esa noche fue silenciosa, por fin. Agotado, me dormi enseguida.
El resto de la semana transcurrio sin incidentes. Me acostumbre a la rutina de las clases. Aunque no recordaba todas los nombres, el viernes era capaz de reconocer los rostros de la practica totalidad de los estudiantes del instituto.
En la clase de gimnasia los miembros de mi equipo aprendieron a no pasarme el balón y a interponerse delante de mi si el equipo contrario intentaba aprevecharse aprovecharse de mis carencias. Los deje con sumo gusto.
Harry styles no volvió a la escuela.
Todos los días vigilaba la puerta con ansiedad hasta que los styles entraban en la cafetería sin el. Entonces podía relajarme y participar en la conversación que ,por lo general, versaba sobre una excursión a la push ocean park para dentro de dos semanas, un viaje que organizaba Mike. Me invitaron y accedi a ir, mas por ser cortes que por placer. Las playas deben ser calientes y secas.
Cuando llego el viernes, yo ya entraba con total tranquilidad en clase de biología sin preocuparme de si Harry estaría allí.
Hasta donde sabia, había abandonado la escuela. Intentaba no pensar en ello, pero no conseguia reprimir del todo la preocupación de que fuera el culpable de su ausencia, por muy ridículo que pudiera parecer.
Mi primer fin de semana en forks paso sin acontecimientos dignos de mención.
Charlie no estaba acostumbrado a quedarse en una casa habitualmente vacia, y lo pasaba en el trabajo. Limpie la casa, avance en mis deberes y escribi a mi madre varios correos electrónicos de fingida jovialidad. El sabado fui a la biblioteca, pero tenia pocos libros, por lo que no me moleste en hacerme la tarjeta de socio. Pronto tendría que visitar Olympia o Seattle y buscar una buena librería. Me puse a calcular con despreocupación cuanta gasolina consumiría el monovolumen y el resultado me produjo escalofríos.
Durante todo el fin de semana cayo una lluvia fina, silenciosa, por lo que pude dormir bien.
Mucha gente me saludo en el aparcamiento el lunes por la mañana, no recordaba los nombres de todos, pero agite la mano y sonreí a todo el mundo.
En clase de literatura, fiel a su costumbre, Mike se sento a mi lado. El profesor nos puso un examen sorpresa sobre cumbres borrascosas. Era fácil, sin complicaciones.
En general, a aquellas alturas me sentía mucho mas comodo de lo que había creido. Mas satisfecho de lo que hubiera esperado jamas.
Al salir de clase, el aire estaba lleno de remolinos blancos. Oi a los compañeros dar gritos de jubilo. El viento me corto la nariz y las mejillas.
-¡valla!- exclamo Mike.- nieva.
Estudie las pelusas de algodón que se amontonaban al lado de la acera y, arremolinándose erráticamente, pasaban junto a mi cara.
-¡uf!
Nieve. Mi gozo en un pozo. Mike se sorprendio.
-¿no te gusta la nieve?
-no. significa que hace demasiado frio incluso para que llueva- obviamente.- además, pensaba que caia en forma de copos, ya sabes, que cada uno era único y todo eso. Estos se parecen a los extremos de los bastoncillos de algodón.
-¿es que nunca has visto nevar?- me pregunto con incredulidad.
-¡si, por supuesto!- hice una pausa y añadi-: en la tele.
Mike se rio. Entonces una gran bola humeda y blanda impacto en su nuca.
Nos volvimos para ver de donde provenial.
Sospeche de Eric, que andaba en dirección contraria, en la dirección equivocada para ir a la siguiente clase.
Era evidente que Mike pensó lo mismo, ya que se acuclillo y empezó a amontonar aquella papilla blancuzca.
-te veo en el almuerzo, ¿vale?- continue andando sin dejar de hablar-. Me refugio dentro cuando la gente se empieza a lanzar bolas de nieve.
Mike asintió con la cabeza sin apartar los ojos de la figura de Eric, que emprendia la retirada.
Se pasaron toda la mañana charlando alegremente sobre la nieve. Al parecer era la primera nevada del nuevo año. Al parecer era la primera nevada del año.
Mantuve el pico cerrado. Si, era mas seca que la lluvia… hasta que se descongelaba en los calcetines.
Jessica y yo nos dirigimos a la cafetería con mucho cuidado después de la clase de español. Las bolas de nieve volaban por doquier. Por si acaso, llevaba la carpeta en las manos, listo para emplearla como escudo si era menester.
Jessica se rio de mi, pero había algo en la expresión de mi rostro que le desaconsejo lanzarme una bola de nieve.
Mike nos alcanzo cuando entramos en la sala; se reia mientras la nieve que tenia en las puntas de su pelo se fundia. El y jessica conversaban animadamente sobre la pelea de bolas de nieve; hicimos cola para comprar la comida. Por puro habito, eche una ojeada hacia la mesa del rincón. Entonces, me quede petrificado.
La ocupaban cinco personas.
Jessica me tomo por el brazo.
-¡eh! ¿louis? ¿Qué quieres?
Baje la vista, me ardían las orejas. Me recordé a mi mismo que no había motivo alguno para sentirme cohibido. No había hecho nada malo.
-¿Qué le pasa a Louis?- le pregunto Mike a jessica.
-nada- conteste-. Hoy solo quiero un refresco.
Me puse al final de la cola.
-¿es que no tienes hambre?- pregunto jessica.
-la verdad es que estoy un poco mareado- dije, con la vista aun clavada en el suelo.
Aguarde a que tomaran la comida y los segui a una mesa sin apartar los ojos de mis pies.
Bebi el refresco a pequeños sorbos.
Tenia un nudo en el estomago. Mike me pregunto dos veces, con una preocupación innecesaria, como me encontraba. Le respondi que no era nada, pero especule con la posibilidad de fingir un poco y escaparme a la enfermería durante la próxima clase.
Ridículo. No tenia por que huir.
Decido permitirme una única miradita a la mesa de la familia styles. Si me observaba con furia, pasaría de la clase de biología, ya que era un cobarde.
Mantuve el rostro inclinado hacia el suelo y mire de reojo a través de los demás.
Alce levemente la cabeza.
Se reian. Harry, liam y emmett tenían el pelo totalmente empapado por la nieve. Niall estaba riendo a carcajadas. Y rosalie retrocedio cuando emmett se sacudió el pelo chorreante para salpicarla. Disfrutaban del dia nevado como los demás, aunque ellos parecían salidos de la escena de una película, y los demás no.
Pero, aparte de la alegría y los juegos, algo era diferente, y no lograba identificar que. Estudie a Harry con cuidado.
Decidi que su tez estaba menos palida, tal vez un poco colorada por la pelea con bolas de nieve, y que las ojeras eran menos acusadoras, pero había algo mas.
Lo examinaba, intentando aislar ese cambio, sin apartar la vista de el.
-louis, ¿a quien miras?- interrumpio jessica, siguiendo la trayectoria de mi mirada.
En ese preciso momento, los ojos de Harry centellearon al encontrarse con los mios.
Ladee la cabeza y alze el antebrazo para cubrirme el rostro, aunque estuve seguro de que, cuando nuestras miradas se cruzaron, sus ojos no parecían tan duros ni hostiles como la ultima vez que le vi.
Simplemente tenían un punto de curiosidad y, de nuevo, cierta insatisfacción.
-harry styles te esta mirando- me murmuro jessica cerca del oído, y se rio.
-no parece enojado, ¿verdad?- tuve que preguntar.
-no- dijo, confusa por la pregunta-. ¿deberia estarlo?
-creo que no soy de su agrado- le confese. Aun me sentía mareado, por lo que apoye la cabeza sobre mi brazo.
-a los styles no les gusta nadie…
Bueno, tampoco se fijan en nadie bastante para que les guste, pero te sigue mirando.
-no le mires- susurre.
Jessica se rio con disimulo, pero desvio la vista. Alce la cabeza lo suficiente para cerciorarme de que lo había hecho.
Estaba dispuesto a emplear mi sarcasmo y fuerza si era necesario. No importaba fuera mujer.
Mike nos interrumpio en ese momento; estaba planificando una epica batalla de nieve en el aparcamiento y nos pregunto si deseábamos participar. Jessica asintió con entusiasmo. La forma en que miraba a Mike dejaba pocas dudas, asentiría a cualquier cosa que le sugiriera. Me calle. Iba a tener que esconderme en el gimnasio hasta que el aparcamiento estuviera vacio.
Me cuide de no apartar la vista de mi propia mesa durante lo que restaba de la hora del almuerzo. Decidi respetar el pacto que había alcanzado conmigo mismo. asistiría a clase de biología, ya que no parecía enfadado. Tanto me aterraba volver a sentarme a su lado que tuve unos leves retortijones de estomago.
No me apetecia nada que Mike me acompañara a clase como de costumbre, ya que parecía ser el blanco predilecto de los francotiradores de bolas de nieve, pero, al llegar a la puerta, todos, salvo yo, gimieron al unisono. Estaba lloviendo, y el aguacero arrastraba cualquier rastro de nieve, dejando jirones de hielo en los bordes de las aceras. Me cubri la cabeza con la capucha y escondi mi jubilo. Podría ir directamente a casa después de la clase de gimnasia.
Mike no ceso de quejarse mientras íbamos hacia el edificio cuatro.
Ya en clase, comprobé aliviado que mi mesa seguía vacia. El profesor banner estaba repartiendo un microscopio y una cajita de diapositivas por mesa. Aun quedaban unos minutos antes de que empezara la clase y el aula era un hervidero de conversaciones. Dibuje unos garabatos de forma de forma distraída en la tapa de mi cuaderno y mantuve los ojos lejos de la puerta. Oi con claridad como se movia la silla contigua, peor continue mirando mi dibujo.
-hola- dijo una voz tranquila y ronca.
Levante la vista, sorprendido de que me hablara. Se sentaba lo mas lejos de mi lado que le permitia la mesa, pero con la silla vuelta hacia mi. Llevaba el pelo húmedo y los risos despeinados, pero, aun asi, parecía que acababa de rodar un anuncio para para una marca de champu. El deslumbrante rostro era amable y franco. Una leve sonrisa curvaba sus labios perfectos, mostrando un hermoso hoyuelo, pero sus ojos aun mostraban recelo. Mirándome fijamente.
-me llamo Harry styles- continuo-. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tu debes de ser Louis tomlinson.
Estaba confuso y la cabeza me daba vueltas. ¿me lo había imaginado todo?
Ahora se comportaba con gran amabilidad. Tenia que hablar, esperaba mi respuesta, pero no se me ocurria nada convencional que contestar.
-¿Cómo sabes mi nombre?- tartamudee.
Se rio de forma suave y encantadora. Con leves destellos de su voz ronca.
-creo que todo el mundo sabe tu nombre. El pueblo entero te esperaba.
Hice una mueca. Sabia que debía de ser algo asi, pero insisti como un tonto.
-no, no, me referia a que me llamaste Louis.
Parecío confuso.
-¿prefieres William?
-no, me gusta Louis- dije-, pero creo que Charlie, quiero decir, mi padre, debe de llamarme William a mis espaldas, por que todos me llaman William- intente explicar, y me sentí como un completo idiota.
-oh.
No añadió nada. Violento, desvie la mirada.
Gracias a dios, el señor banner empezó la clase en ese momento. Intente prestar atencio cuando explico que íbamos a realizar una practica. Las diapositivas estaban desordenadas. Teníamos que trabajar en parejas para identificar las fases de la mitosis de las células de la punta de la raíz de una cebolla en cada diapositiva y clasificarlas correctamente.
No podíamos consultar los libros. En veinte minutos, el profesor iba a visitar cada mesa para verificar quienes habían aprobado.
-empiecen- ordeno.
-vas primero, compañero?-pregunto Harry.
Alce la vista y le vi esbozar una sonrisa burlona tan arrebatadora que solo pude contemplarle como un tonto.
-puedo empezar yo si lo deseas.- la sonrisa de Harry se desvanecio. Sin duda, se estaba preguntando si yo era mentalmente capaz.
-no- dije, sonrojado-, yo lo hago.
Me luci un poquito. Ya había hecho esta practica y sabia que tenia que buscar.
Deberia resultarme sencillo. Coloque la primera diapositiva bajo el microscopio y ajuste rápidamente el campo de visión del objetivo a 40X. examine la capa durante unos segundos.
-profase- afirme con aplomo.
-¿te importa si lo miro?- me pregunto cuando empezaba a quitar la diapositiva.
Me tomo la mano para detenerme mientras formulaba la pregunta.
Tenia los dedos frios como tempanos, como si los hubiera metido en un ventisquero antes de la clase, pero no retire la mano con brusquedad por ese motivo. Cuando me toco, la mano me ardio igual que si entre nosotros pasara una corriente eléctrica.
-lo siento- musito y retiro la mano de inmediato, pero alcanzo el microscopio.
Lo mire atolondrado mientra examinaba la diapositiva en menos tiempo aun del que yo había necesitado.
-profase- asintió, y lo escribió con esmero en el primer espacio de nuestra hoja de trabajo. Sustituyo con velocidad la primera diapositiva por la segunda y le echo un vistazo por encima.
-anafase- murmuro, y lo anoto mientras hablaba.
Procure que mi voz sonara indiferente.
-¿puedo?
Esbozo una sonrisa burlona que incluia hoyuelo y todo. Empujo el microscopio hacia mi.
Mire por la lente con avidez, pero me lleve un chasco. ¡maldicion! Había acertado.
-¿me pasas la diapositiva numero tres?.- extendi la mano sin mirarle.
Me la entrego, esta vez con cuidado para no rozarme la piel. Le dirigi la mirada mas fugaz mas fugaz posible al decir:
-interfase.
Le pase el microscopio antes de que me lo pudiera pedir. Echo un vistazo y luego lo apunto. Lo hubiera escrito mientras el miraba por el microscopio, pero me acobardo su caligrafia clara y elegante.
No quise estropear la hoja con mis torpes garabatos.
Acabamos antes que todos los demás. Vi como Mike y su compañera comparaban dos diapositivas una y otra vez y como otra pareja abria un libro debajo de la mesa.
Pero eso me dejaba sin otra cosa que hacer, excepto intentar no mirar a Harry… sin éxito. Lo hice de reojo. De nuevo me estaba observando con ese punto de frustración en la mirada. De repente identifique cual era la sutil diferencia de su rostro.
-¿acabas de ponerte lentillas?- le solte sin pensarlo.
Mi inesperada pregunta lo dejo perplejo.
-no.
-vaya- musite-. Te veo los ojos distintos.
Se encogio de hombros y desvio la mirada.
De hecho, estaba seguro de que habían cambiado. Recordaba vívidamente el intenso color verde oscuro de sus ojos la ultima vez que me miro colérico. Ese verde tan oscuro como las ojas de un árbol maduro, que contrastaba sobre la tez palida y el pelo castaño cobrizo. Hoy tenían un color totalmente distinto, eran de ocre extraño, mas oscuro que un caramelo, pero con un matiz dorado. No entendia como podían haber cambiado tanto a no ser que, por algún motivo, me mintiera respecto a las lentillas. O tal vez forks me estaba volviendo loco en el sentido literal de la palabra.
Observe que volvia a apretar los puños al bajar la vista. En aquel momento el profesor banner llego a nuestra mesa para ver por que no estábamos trabajando y echo un vistazo a nuestra hoja, ya rellena. Entonces miro con mas detenimiento las respuestas.
-en fin, Harry, ¿no crees que deberías dejar que William también mirase por el microscopio?
-louis- le corrigio el automáticamente-. En realidad, el identifico tres de las cinco diapositivas.
El señor banner me miro ahora con una expresión escéptica.
-¿has hecho antes esta practica de laboratorio?- pregunto.
Sonreí con timidez.
-con la raíz de una cebolla, no.
-¿con la blástula de pescado blanco?
-si.
El señor banner asintió con la cabeza.
-¿estabas en un curso avanzado en Phoenix?
-si.
-bueno- dijo después de una pausa-. Supongo que es bueno que ambos sean compañeros de laboratorio.
Murmuro algo mas mientras se alejaba.
Una vez que se fue, comencé a garabatear de nuevo en mi cuaderno.
-es una lastima, lo de la nieve, ¿no?- pregunto Harry.
Me parecio que se esforzaba por conversar un poco conmigo. La paranoia volvió a apoderarse de mi. Era como si hubiera escuchado mi conversación con jessica durante el almuerzo e intentara demostrar que me equivocaba.
-en realidad, no- le conteste con sinceridad en lugar de fingir que era tan normal como el resto. Seguía intentando desembarazarme de aquella estúpida sensación de sospecha, y no lograba concentrarme.
-a ti no te gusta el frio.
No era una pregunta.
-tampoco la humedad- le respondi.
-para ti, debe de difícil vivir en forks- concluyo.
-ni te lo imaginas- murmure con desaliento.
Por algún motivo que no pude alcanzar, parecía fascinado con lo que acababa de decir. Su rostro me turbaba de tal modo que intente no mirarle mas de lo que exigia la buena educación.
-en tal caso, ¿Por qué viniste aquí?.
Nadie me había preguntado eso, no de forma tan directa e imperiosa como el.
-es… complicado.
-creo que voy a poder comprender- me insto.
Hice una larga pausa y entonces cometi el error de mirar esos relucientes ojos oscuros que me confundían y le respondi sin pensar.
-mi madre se ha casado.
-no me parece tan complicado- discrepo, pero de repente se mostraba simpático-. ¿Cuándo ha sucedido eso?
-el pasado mes de septiembre- mi voz transmitia tristeza, hasta yo me daba cuenta.
-pero el no te gusta- conjeturo Harry , todavía con tono atento.
-no, phil es un buen tipo. Demasiado joven, quizá, pero amable.
-¿Por qué no te quedaste con ellos?.
No entendia su interés, pero me seguía mirando con ojos penetrantes, como si la insulsa historia de mi vida fuera de capital importancia.
-phil viaja mucho. Es jugador de beisbol profesional- casi sonreí.
-deberia sonarme su nombre?- pregunto, y me devolvió la sonrisa.
-probablemente no. no juega bien. Solo compite en la liga menor. Pasa mucho tiempo fuera.
-y tu madre te envio aquí para poder viajar con el- fue de nuevo una afirmación, no una pregunta. Alce ligeramente la barbilla.
-no, no me envio aquí. Fue cosa mia.
Fruncio el ceño.
-no lo entiendo- confeso, y parecio frustrado.
Suspire. ¿Por qué le explicaba todo aquello? Continuaba contemplándome con una manifiesta curiosidad.
-al principio, mama se quedaba conmigo, pero le echaba mucho de menos. La separación la hacia desdichada, por lo que decidi que había llegado el momento de venir a vivir con Charlie- conclui con voz apagada.
-pero ahora tu eres desgraciado.- señalo.
-¿y?- replique con voz desafiante.
-no parece demasiado justo.
Se encongio de hombros, aunque su mirada todavía era intensa. Me rei sin alegría.
-¿es que no te lo ha dicho nadie? La vida no es justa.
-creo haberlo oído antes- admitió secamente.
-bueno, eso es todo- insisti, preguntándome por que todavía por que todavía me miraba con tanto interés.
Me evaluo con la mirada.
-das el pego- dijo arrastrando las palabras-, pero apostaría a que sufres mas de lo que aparentas.
Le hice una mueca, resisti el impulso de sacarle la lengua como un niño de cinco años, y desvie la vista.
-¿me equivoco?
Trate de ignorarlo.
-creo que no- murmuro con suficiencia.
-¿y a ti que te importa?-pregunte irritado. Desvie la mirada y contemple al profesor deteniéndose en otras mesas.
-muy buena pregunta- musito en voz tan baja que me pregunte si hablaba consigo mismo; pero, después de unos segundos de silencio, comprendi que era la única respuesta que iba a obtener.
Suspire, mirando enfurruñado la pizarra.
-¿te molesto?- pregunto. Parecía divertido.+
Le mire sin pensar y otra vez le dije la verdad.
-no exactamente. Estoy mas molesto conmigo. Es fácil ver lo que pienso. Mi madre me dice que soy un libro abierto.
Frunci el ceño.
-nada de eso, me cuesta leerte el pensamiento.
A pesar de todo lo que yo había dicho y el había intuido, parecía sincero.
-ah, será que eres un buen lector de mentes- conteste.
-por lo general,si- exhibio unos dientes perfectos y blancos al sonreir.
El señor banner llamo al orden a la clase en ese momento, le mire y escuche con alivio. No me podía creer que acabara de contarle mi deprimente vida a aquel chico guapo y estrafalario con risos lindos y que probablmente me desprecia. Durante nuestra conversación había parecido absorto, pero ahora, al mirarlo de soslayo, le vi inclinarse de nuevo para poner la máxima distancia entre nosotros y agarrar el borde de la mesa, con las manos tensas.
Trate de fingir atención mientras el señor banner mostraba con transparencias del retroproyector lo que yo había visto sin dificultad en el microscopio, pero era incapaz de controlar mis pensamientos.
Cuando al fin el timbre sono, Harry se apresuro a salir del aula con la misma rapidez y elegancia del pasado lunes. Y, como el lunes pasado, le mire fijamente.
Mike acudió brincando a mi lado y me recogio los libros. Le imagine meneando el rabo.
-¡que rollo!- gimio-. Todas las diapositivas eran exactamente iguales. ¡que suerte tener a styles como compañero!
-no tuve ninguna dificultad- dije, picado por su suposición, pero me arrepentí inmediatamente y antes de que se molestara añadi-: es que ya he hecho esta practica.
-hoy styles estuvo bastante amable- comento mientras nos poníamos los impermeables. No parecía demasiado complacido.
Intente mostrar indiferencia y dije:
-me pregunto que mosca le picaría el lunes.
No preste ninguna atención a la chachara de Mike mientas nos encaminábamos hacia el gimnasio y tampoco estuve atento en clase de educación física. Mike formaba parte de mi equipo ese dia y muy caballerosamente cubrió tanto mi posición como la suya, por lo que pude pasar el tiempo pensando en las musarañas salvo cuando me tocaba sacar a mi. Mis compañeros de equipo se agachaban rápidamente cada vez que me tocaba servir.
La lluvia se había convertido en niebla cuando anduve hacia el aparcamiento, pero me sentí mejor al entrar en la seca cabina del monovolumen. Encendí la calefacción sin que, por una vez, me importase el ruido del motor, que tanto me atontaba. Abri la cremallera del impermeable, baje la capucha y pase mis dedos por mi pelo mojado, sacudiéndolo para que se secara mientras volvia a casa.
Mire alrededor antes de dar marcha atrás. Fue entonces cuando me percate de una figura blanca e inmóvil, la de Harry styles, que se apoyaba en la puerta delantera del volvo a unos tres coches de distancia y me miraba fijamente. Aparte la vista y meti la march atrás tan deprisa que estuve a punto de chocar contra un Toyota corola oxidado. Fue una suerte para el Toyota que pisara el freno con fuerza. Era la clase de coche que mi monovolumen podía reducir a chatarra.
Respire hondo, aun con la vista al otra lado de mi coche, y volvi a meter la marcha con mas cuidado y éxito. Seguía con la mirada hacia delante cuando pase junto al volvo, pero juraría que lo vi reírse cuando le mire de soslayo.
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Louis.....
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Libro abierto
El dia siguiente fue mejor… y peor.
Fue mejor por que no llovio, aunque persistio la nubosidad densa y oscura; y mas fácil, por que sabia que podía esperar del dia. Mike se acerco para sentarse a mi lado durante la clase de lengua y me acompaño hasta la clase siguiente mientras Eric, el que parecía miembro de un club de ajedrez, lo fulminaba con la mirada. Me sentí halagado. Nadie me observaba tanto como el dia anterior.
Durante el almuerzo me sente con un gran grupo que incluia a Mike, Eric, jessica y otros cuantos cuyos nombres y caras ya recordaba. Empece a sentirme como si flotara en el agua en vez de ahogarme.
Fue peor por que estaba agotado. El ulular del viento alrededor de la casa no me había dejado dormir. También fue peor por que el sr. Varner me llamo en la clase de trigonometría, aun cuando no había levantado la mano, y di una respuesta equivocada. Rayo en lo espantoso porque tuve que jugar al voleibol y la única vez que no me aparte de la trayectoria de la pelota y la golpee, esta impacto en la cabeza de un compañero de equipo. Y fue peor porque Harry styles no apareció por la escuela, ni por la mañana ni por la tarde.
Que llegara la hora del almuerzo- y con ella las coléricas miradas de styles- me estuvo aterrorizando durante toda la mañana. Por un lado, deseaba plantarle cara y exigirle una explicación. Mientras permanecia insomne en la cama llegue a imaginar incluso lo que le diría, pero me conocía demasiado bien para creer que de verdad tendría el coraje de hacerlo. En comparación conmigo, el león cobardica de el mago de oz era terminator.
Sin embargo, cuando entre en la cafetería junto a jessica- intente contenerme y no recorrer la sala con la mirada para buscarle, aunque fracase estrepitosamente- vi a sus cuatro hermanos, por llamarlos de alguna manera, sentados en la misma mesa pero el no los acompañaba.
Mike nos intercepto en el camino y nos desvio hacia su mesa. Jesica parecía eufórica por la atención, y sus amigas pronto se reunieron con nosotros. Pero estaba incomodísimo mientras escuchaba su despreocupada conversación, a la espera de que el acudiese. Deseaba que se limitara a ignorarme cuando llegara, y demostrar de ese modo que mis suposiciones eran infundadas.
Pero no llego, y me fui poniendo mas y mas tenso conforme pasaba el tiempo.
Cuando al final del almuerzo no se presento, me dirigi hacia la clase de biología con mas confianza. Mike, que empezaba a asumir todas las características de lo que podría decirse amigo, me siguió fielmente de camino a clase. Contuve el aliento en la puerta, pero Harry styles tampoco estaba en el aula. Suspire y me dirigi a mi siento.
Mike me siguió sin dejar de hablarme de un próximo viaje a la playa y se quedo junto a mi mesa hasta que sono el timbre.
Entonces me sonrio apesadumbrado y se fue a sentar al lado de una chica con un aparato ortopédico en los dientes y una horrenda permanente. Al parecer, iba a tener que hacer algo con ellas, y no iba a ser fácil. Estaba cansado de los coqueteos. La diplomacia resultaba vital en un pueblecito como este, donde todos vivian pegados los unos a los otros. Tener tacto no era lo mio, y carecia de experiencia, y carecia de experiencia a la hora de tratar con chicas o chicos que fueran mas amables de la cuenta.
El tener la mesa para mi solo y la ausencia de Harry supuso un gran alivio. Me lo repeti hasta la saciedad, pero no lograba quitarme de la cabeza la sospecha de que yo era el motivo de su ausencia. Resultaba ridículo y egoísta creer que yo fuera capaz de afectar tanto a alguien. Era imposible. Y aun asi la posibilidad de que fuera cierto no dejaba de inquietarme.
Cuando al fin concluyeron las clases y hubo desaparecido mi sonrojo por el incidente del partido de voleibol, me enfunde mis tontos pantalones rojos y una camisa de rayas azules marino junto con una chamarra verde, y me apresure a salir del vestuario, feliz de esquivar por el momento a mi amigo, el Golden retreiver.
Me dirigi a toda prisa al aparcamiento, ahora atestado de estudiantes que salían a la carrera. Me subi al coche y busque en mi mochila para cerciorarme de que tenia todo lo necesario.
La noche pasada había descubierto que Charlie era incapaz de cocinar otra cosa que huevos fritos y beicon, por lo que le pedi que me dejara encargarme de las comidas mientras durara mi estancia. El se mostro dispuesto a cederme las llaves de la sala de banquetes. También me percate de que no había comida en casa, por lo que prepare la lista de la compra, tome el dinero de un jarrón del aparador que llevaba la etiqueta <
Puse en marcha aquel motor ensordecedor, hice caso omiso a los rostro que se volvieron en mi dirección y di marcha atrás con mucho cuidado al ponerme en la cola de coches que aguardaban para salir del aparcamiento.
Mientras esperaba, intente fingir que era otro coche el que producia tan ensordecedor estruendo. Vi que los dos styles y los hermanos payne se subían a su coche. El flamante volvo, por supuesto.
Me habían fascinado tanto sus rostros que no había reparado antes en el atuendo; pero ahora que me fijaba, era obvio que todos iban magníficamente vestidos, de forma sencilla, pero con una ropa que parecía hecha por modistos.
Con aquella hermosura y gracia de movimientos, podrían llevar harapos y parecer guapos. El tener tanto belleza como dinero era pasarse de la raya, pero hasta donde alcanzaba a comprender, la vida, por lo general, solia ser asi. No parecía que la posesión de ambas cosas les hubiera dado cierta aceptación en el pueblo.
No, no creía que fuera de ese modo. En absoluto. Ese aislamento debía de ser voluntario, no lograba imaginar ninguna puerta cerrada ante tanta belleza.
Contemplaron mi ruidoso monovolumen cuando les pase, como el resto, pero continue mirando al frente y experimente un gran alivio cuando estuve fuera del campus.
El thriftway no estaba muy lejos de la escuela, unas pocas calles mas al sur, junto a la carretera. Me sentí muy a gusto dentro del supermercado, me parecio normal. En Phoenix era yo quien hacia las compras, por lo que asumi con gusto el habito de ocuparme de las tareas familiares. El mercado era lo bastante grande como para que no oyera el tamborileo de la lluvia sobre el tejado y me recordara donde me encontraba.
Al llegar a casa, saque los comestibles y los meti allí donde encontré un hueco libre. Esperaba que a Charlie no le importara. Envolví las patatas en papel de aluminio y las puse en el horno para hacer patatas asadas, deje en adobo un filete y lo coloque sobre una caja de huevos en el frigorífico.
Subi a mi habitación con la mochila después de hacer todo eso. Antes de ponerme con los deberes, me puse un chándal seco, ciertamente no importaba el hecho de que fuera de mujer, me subi las mangas de mi sueter rayado y abri el mail por vez primera.
Tenia tres mensajes. Mi madre me había escrito.
Louis:
Escríbeme en cuanto llegues y cuéntame como te ha ido el vuelo. ¿llueve? Ya te hecho de menos. Casi he terminado de hacer las maletas para ir a florida, pero no encuentro mi blusa rosa. ¿sabes donde la puse? Phil te manda saludos.
Mama
Suspire y lei el siguiente mensaje. Lo había enviado ocho horas después del primero. Decía:
¿Por qué no me has contestado? ¿a que esperas?
Mama.
El ultimo era de esa mañana.
william:
Si no me has contestado a las 17:30, voy a llamar a Charlie.
Mire el reloj. Aun quedaba una hora, pero mi madre solia adelantarse a los acontecimientos.
Mama:
Tranquila. Ahora te escribo. No cometas ninguna imprudencia.
louis.
Envie el mail empece a escribir otra vez.
Mama:
Todo va fenomenal. Llueve, por supuesto. He esperado a escribirte cuando tuviera algo que contarte. La escuela no es mala, solo un poco repetitiva. He conocido a unos cuantos compañeros muy amables que se sientan conmigo durante el almuerzo.
Tu blusa esta en la tintorería. Se supone que la ibas a recoger el viernes.
Charlie me ha comprado un monovolumen. ¿te lo puedes creer? Me encanta. Es un poco antiguo, pero muy solido, y eso me conviene, ya me conoces.
Yo también te echo de menos. Pronto volveré a escribir, pero no voy a estar revisando el correo electrónico cada cinco minutos. Respira hondo y relájate. Te quiero.
Louis.
Había decidido volver a leer cumbres borrascosas por placer- era la novela que estábamos estudiando en clase de literatura-, y en ello estaba cuando Charlie llego a casa. Había perdido la nocion del tiempo, por lo que me apresure a bajar las escaleras, sacar el horno las patatas y meter el filete para asarlo.
-¿louis?- grito mi padre al oírme en la escalera.
¿Quién iba a ser si no?, me pregunte.
-hola, papa, bienvenido a casa.
-gracias.
Colgó el cinturón con la pistola y se quito las botas mientras yo trajinaba en la cocina. Que yo supiera, jamas había disparado en acto de servicio. Pero siempre la mantenía preparada. De niño, cuando yo venia, le quitaba las balas al llegar a casa. Imagino que ahora me consideraba lo bastante maduro como para no matarme por accidente, y no lo bastante deprimido como para suicidarme.
-que vamos a comer?- pregunto con recelo.
Mi madre solia practicar la cocina creativa, y sus experimentos culinarios no siempre resultaban comestibles. Me sorprendio, y entristecio, que todavía se acordara.
-filete con patatas- conteste para tranquilizarlo.
Parecía encontrarse fuera de lugar en la cocina, de pie y sin hacer nada, por lo que se marcho con pasos torpes al cuarto de estar para ver la tele mientras yo cocinaba. Prepare una ensalada al mismo tiempo que se hacia el filete y puse la mesa.
Lo llame cuando estuvo lista la cena y olfateo en señal de apreciación al entrar en la cocina.
-huele bien, lou.
-gracias.
Al principio me sorpendio un poco el apodo, pero luego lo tome con cariño.
Comimos en silencio durante varios minutos, lo cual no resultaba nada incomodo. A ninguno de los dos nos disgustaba el silencio. En cierto modo, teníamos caracteres compatibles para vivir juntos.
-y bien, ¿Qué tal el instituto? ¿has hecho algún amigo?- me pregunto mientras se echaba mas.
-tengo unas cuantas clases con una chica que se llama jessica y me siento con sus amigos durante el almuerzo. Y hay un chico, Mike, que es muy amable. Todos parecen buena gente.
Con una notable excepción.
-debe de ser Mike newton. Un buen chico y una buena familia. Su padre es el dueño de una tienda de artículos deportivos a las afueras del pueblo. Se gana bien la vida gracias a los excursionistas que pasan por aquí.
-conoces a la familia styles?-pregunte vacilante.
-¿la familia del doctor styles? Claro. El doctor styles es un gran hombre.
-los hijos… son un poco diferentes. No parece que en el instituto caigan demasiado bien.
El aspecto enojado de Charlie me sorpendio.
-¡como es la gente de este pueblo!- murmuro-. El doctor styles es un eminente cirujano que podría trabajar en cualquier hospital del mundo y ganaría diez veces mas que aquí- continuo en voz mas alta-. Tenemos suerte de que vivan aca, de que su mujer quiera quedarse en un pueblecito. Es muy valioso para la comunidad, y esos chicos se comportan bien y son muy educados.
Albergue ciertas dudas cuando llegaron con tantos hijos adoptivos. Pensé que habría problemas, pero son muy maduros y no me han dado el mas minimo problema. Y no puedo decir lo mismo de los hijos de algunas familias que han vivido en este pueblo desde hace generaciones. Se mantienen unidos, como debe hacer una familia, se van de camping cada tres fines de semana… la gente tiene que hablar solo porque son recién llegados.
Era el discurso mas largo que había oído pronunciar a Charlie. Debía de molestarle mucho lo que decía la gente.
Di marchar atrás.
-me parecen bastante agradables, aunque he notado que son muy reservados. Y todos son muy guapos- añadi para hacerles un cumplido.
-tendrias que ver al doctor- dijo Charlie, y se rio-. Por fortuna, esta felizmente casado. A muchas de las enfermeras del hospital les cuesta concentrarse en su tarea cuando el anda cerca.
Nos quedamos callados y terminamos de cenar. Recogio la mesa mientras me ponía a fregar los platos. Regreso al cuarto de estar para ver la tele. Cuando termine de fregar- no había lavavajillas-, subi con desgana a hacer los deberes de matemáticas. Sentí que lo hacia por habito. Esa noche fue silenciosa, por fin. Agotado, me dormi enseguida.
El resto de la semana transcurrio sin incidentes. Me acostumbre a la rutina de las clases. Aunque no recordaba todas los nombres, el viernes era capaz de reconocer los rostros de la practica totalidad de los estudiantes del instituto.
En la clase de gimnasia los miembros de mi equipo aprendieron a no pasarme el balón y a interponerse delante de mi si el equipo contrario intentaba aprevecharse aprovecharse de mis carencias. Los deje con sumo gusto.
Harry styles no volvió a la escuela.
Todos los días vigilaba la puerta con ansiedad hasta que los styles entraban en la cafetería sin el. Entonces podía relajarme y participar en la conversación que ,por lo general, versaba sobre una excursión a la push ocean park para dentro de dos semanas, un viaje que organizaba Mike. Me invitaron y accedi a ir, mas por ser cortes que por placer. Las playas deben ser calientes y secas.
Cuando llego el viernes, yo ya entraba con total tranquilidad en clase de biología sin preocuparme de si Harry estaría allí.
Hasta donde sabia, había abandonado la escuela. Intentaba no pensar en ello, pero no conseguia reprimir del todo la preocupación de que fuera el culpable de su ausencia, por muy ridículo que pudiera parecer.
Mi primer fin de semana en forks paso sin acontecimientos dignos de mención.
Charlie no estaba acostumbrado a quedarse en una casa habitualmente vacia, y lo pasaba en el trabajo. Limpie la casa, avance en mis deberes y escribi a mi madre varios correos electrónicos de fingida jovialidad. El sabado fui a la biblioteca, pero tenia pocos libros, por lo que no me moleste en hacerme la tarjeta de socio. Pronto tendría que visitar Olympia o Seattle y buscar una buena librería. Me puse a calcular con despreocupación cuanta gasolina consumiría el monovolumen y el resultado me produjo escalofríos.
Durante todo el fin de semana cayo una lluvia fina, silenciosa, por lo que pude dormir bien.
Mucha gente me saludo en el aparcamiento el lunes por la mañana, no recordaba los nombres de todos, pero agite la mano y sonreí a todo el mundo.
En clase de literatura, fiel a su costumbre, Mike se sento a mi lado. El profesor nos puso un examen sorpresa sobre cumbres borrascosas. Era fácil, sin complicaciones.
En general, a aquellas alturas me sentía mucho mas comodo de lo que había creido. Mas satisfecho de lo que hubiera esperado jamas.
Al salir de clase, el aire estaba lleno de remolinos blancos. Oi a los compañeros dar gritos de jubilo. El viento me corto la nariz y las mejillas.
-¡valla!- exclamo Mike.- nieva.
Estudie las pelusas de algodón que se amontonaban al lado de la acera y, arremolinándose erráticamente, pasaban junto a mi cara.
-¡uf!
Nieve. Mi gozo en un pozo. Mike se sorprendio.
-¿no te gusta la nieve?
-no. significa que hace demasiado frio incluso para que llueva- obviamente.- además, pensaba que caia en forma de copos, ya sabes, que cada uno era único y todo eso. Estos se parecen a los extremos de los bastoncillos de algodón.
-¿es que nunca has visto nevar?- me pregunto con incredulidad.
-¡si, por supuesto!- hice una pausa y añadi-: en la tele.
Mike se rio. Entonces una gran bola humeda y blanda impacto en su nuca.
Nos volvimos para ver de donde provenial.
Sospeche de Eric, que andaba en dirección contraria, en la dirección equivocada para ir a la siguiente clase.
Era evidente que Mike pensó lo mismo, ya que se acuclillo y empezó a amontonar aquella papilla blancuzca.
-te veo en el almuerzo, ¿vale?- continue andando sin dejar de hablar-. Me refugio dentro cuando la gente se empieza a lanzar bolas de nieve.
Mike asintió con la cabeza sin apartar los ojos de la figura de Eric, que emprendia la retirada.
Se pasaron toda la mañana charlando alegremente sobre la nieve. Al parecer era la primera nevada del nuevo año. Al parecer era la primera nevada del año.
Mantuve el pico cerrado. Si, era mas seca que la lluvia… hasta que se descongelaba en los calcetines.
Jessica y yo nos dirigimos a la cafetería con mucho cuidado después de la clase de español. Las bolas de nieve volaban por doquier. Por si acaso, llevaba la carpeta en las manos, listo para emplearla como escudo si era menester.
Jessica se rio de mi, pero había algo en la expresión de mi rostro que le desaconsejo lanzarme una bola de nieve.
Mike nos alcanzo cuando entramos en la sala; se reia mientras la nieve que tenia en las puntas de su pelo se fundia. El y jessica conversaban animadamente sobre la pelea de bolas de nieve; hicimos cola para comprar la comida. Por puro habito, eche una ojeada hacia la mesa del rincón. Entonces, me quede petrificado.
La ocupaban cinco personas.
Jessica me tomo por el brazo.
-¡eh! ¿louis? ¿Qué quieres?
Baje la vista, me ardían las orejas. Me recordé a mi mismo que no había motivo alguno para sentirme cohibido. No había hecho nada malo.
-¿Qué le pasa a Louis?- le pregunto Mike a jessica.
-nada- conteste-. Hoy solo quiero un refresco.
Me puse al final de la cola.
-¿es que no tienes hambre?- pregunto jessica.
-la verdad es que estoy un poco mareado- dije, con la vista aun clavada en el suelo.
Aguarde a que tomaran la comida y los segui a una mesa sin apartar los ojos de mis pies.
Bebi el refresco a pequeños sorbos.
Tenia un nudo en el estomago. Mike me pregunto dos veces, con una preocupación innecesaria, como me encontraba. Le respondi que no era nada, pero especule con la posibilidad de fingir un poco y escaparme a la enfermería durante la próxima clase.
Ridículo. No tenia por que huir.
Decido permitirme una única miradita a la mesa de la familia styles. Si me observaba con furia, pasaría de la clase de biología, ya que era un cobarde.
Mantuve el rostro inclinado hacia el suelo y mire de reojo a través de los demás.
Alce levemente la cabeza.
Se reian. Harry, liam y emmett tenían el pelo totalmente empapado por la nieve. Niall estaba riendo a carcajadas. Y rosalie retrocedio cuando emmett se sacudió el pelo chorreante para salpicarla. Disfrutaban del dia nevado como los demás, aunque ellos parecían salidos de la escena de una película, y los demás no.
Pero, aparte de la alegría y los juegos, algo era diferente, y no lograba identificar que. Estudie a Harry con cuidado.
Decidi que su tez estaba menos palida, tal vez un poco colorada por la pelea con bolas de nieve, y que las ojeras eran menos acusadoras, pero había algo mas.
Lo examinaba, intentando aislar ese cambio, sin apartar la vista de el.
-louis, ¿a quien miras?- interrumpio jessica, siguiendo la trayectoria de mi mirada.
En ese preciso momento, los ojos de Harry centellearon al encontrarse con los mios.
Ladee la cabeza y alze el antebrazo para cubrirme el rostro, aunque estuve seguro de que, cuando nuestras miradas se cruzaron, sus ojos no parecían tan duros ni hostiles como la ultima vez que le vi.
Simplemente tenían un punto de curiosidad y, de nuevo, cierta insatisfacción.
-harry styles te esta mirando- me murmuro jessica cerca del oído, y se rio.
-no parece enojado, ¿verdad?- tuve que preguntar.
-no- dijo, confusa por la pregunta-. ¿deberia estarlo?
-creo que no soy de su agrado- le confese. Aun me sentía mareado, por lo que apoye la cabeza sobre mi brazo.
-a los styles no les gusta nadie…
Bueno, tampoco se fijan en nadie bastante para que les guste, pero te sigue mirando.
-no le mires- susurre.
Jessica se rio con disimulo, pero desvio la vista. Alce la cabeza lo suficiente para cerciorarme de que lo había hecho.
Estaba dispuesto a emplear mi sarcasmo y fuerza si era necesario. No importaba fuera mujer.
Mike nos interrumpio en ese momento; estaba planificando una epica batalla de nieve en el aparcamiento y nos pregunto si deseábamos participar. Jessica asintió con entusiasmo. La forma en que miraba a Mike dejaba pocas dudas, asentiría a cualquier cosa que le sugiriera. Me calle. Iba a tener que esconderme en el gimnasio hasta que el aparcamiento estuviera vacio.
Me cuide de no apartar la vista de mi propia mesa durante lo que restaba de la hora del almuerzo. Decidi respetar el pacto que había alcanzado conmigo mismo. asistiría a clase de biología, ya que no parecía enfadado. Tanto me aterraba volver a sentarme a su lado que tuve unos leves retortijones de estomago.
No me apetecia nada que Mike me acompañara a clase como de costumbre, ya que parecía ser el blanco predilecto de los francotiradores de bolas de nieve, pero, al llegar a la puerta, todos, salvo yo, gimieron al unisono. Estaba lloviendo, y el aguacero arrastraba cualquier rastro de nieve, dejando jirones de hielo en los bordes de las aceras. Me cubri la cabeza con la capucha y escondi mi jubilo. Podría ir directamente a casa después de la clase de gimnasia.
Mike no ceso de quejarse mientras íbamos hacia el edificio cuatro.
Ya en clase, comprobé aliviado que mi mesa seguía vacia. El profesor banner estaba repartiendo un microscopio y una cajita de diapositivas por mesa. Aun quedaban unos minutos antes de que empezara la clase y el aula era un hervidero de conversaciones. Dibuje unos garabatos de forma de forma distraída en la tapa de mi cuaderno y mantuve los ojos lejos de la puerta. Oi con claridad como se movia la silla contigua, peor continue mirando mi dibujo.
-hola- dijo una voz tranquila y ronca.
Levante la vista, sorprendido de que me hablara. Se sentaba lo mas lejos de mi lado que le permitia la mesa, pero con la silla vuelta hacia mi. Llevaba el pelo húmedo y los risos despeinados, pero, aun asi, parecía que acababa de rodar un anuncio para para una marca de champu. El deslumbrante rostro era amable y franco. Una leve sonrisa curvaba sus labios perfectos, mostrando un hermoso hoyuelo, pero sus ojos aun mostraban recelo. Mirándome fijamente.
-me llamo Harry styles- continuo-. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tu debes de ser Louis tomlinson.
Estaba confuso y la cabeza me daba vueltas. ¿me lo había imaginado todo?
Ahora se comportaba con gran amabilidad. Tenia que hablar, esperaba mi respuesta, pero no se me ocurria nada convencional que contestar.
-¿Cómo sabes mi nombre?- tartamudee.
Se rio de forma suave y encantadora. Con leves destellos de su voz ronca.
-creo que todo el mundo sabe tu nombre. El pueblo entero te esperaba.
Hice una mueca. Sabia que debía de ser algo asi, pero insisti como un tonto.
-no, no, me referia a que me llamaste Louis.
Parecío confuso.
-¿prefieres William?
-no, me gusta Louis- dije-, pero creo que Charlie, quiero decir, mi padre, debe de llamarme William a mis espaldas, por que todos me llaman William- intente explicar, y me sentí como un completo idiota.
-oh.
No añadió nada. Violento, desvie la mirada.
Gracias a dios, el señor banner empezó la clase en ese momento. Intente prestar atencio cuando explico que íbamos a realizar una practica. Las diapositivas estaban desordenadas. Teníamos que trabajar en parejas para identificar las fases de la mitosis de las células de la punta de la raíz de una cebolla en cada diapositiva y clasificarlas correctamente.
No podíamos consultar los libros. En veinte minutos, el profesor iba a visitar cada mesa para verificar quienes habían aprobado.
-empiecen- ordeno.
-vas primero, compañero?-pregunto Harry.
Alce la vista y le vi esbozar una sonrisa burlona tan arrebatadora que solo pude contemplarle como un tonto.
-puedo empezar yo si lo deseas.- la sonrisa de Harry se desvanecio. Sin duda, se estaba preguntando si yo era mentalmente capaz.
-no- dije, sonrojado-, yo lo hago.
Me luci un poquito. Ya había hecho esta practica y sabia que tenia que buscar.
Deberia resultarme sencillo. Coloque la primera diapositiva bajo el microscopio y ajuste rápidamente el campo de visión del objetivo a 40X. examine la capa durante unos segundos.
-profase- afirme con aplomo.
-¿te importa si lo miro?- me pregunto cuando empezaba a quitar la diapositiva.
Me tomo la mano para detenerme mientras formulaba la pregunta.
Tenia los dedos frios como tempanos, como si los hubiera metido en un ventisquero antes de la clase, pero no retire la mano con brusquedad por ese motivo. Cuando me toco, la mano me ardio igual que si entre nosotros pasara una corriente eléctrica.
-lo siento- musito y retiro la mano de inmediato, pero alcanzo el microscopio.
Lo mire atolondrado mientra examinaba la diapositiva en menos tiempo aun del que yo había necesitado.
-profase- asintió, y lo escribió con esmero en el primer espacio de nuestra hoja de trabajo. Sustituyo con velocidad la primera diapositiva por la segunda y le echo un vistazo por encima.
-anafase- murmuro, y lo anoto mientras hablaba.
Procure que mi voz sonara indiferente.
-¿puedo?
Esbozo una sonrisa burlona que incluia hoyuelo y todo. Empujo el microscopio hacia mi.
Mire por la lente con avidez, pero me lleve un chasco. ¡maldicion! Había acertado.
-¿me pasas la diapositiva numero tres?.- extendi la mano sin mirarle.
Me la entrego, esta vez con cuidado para no rozarme la piel. Le dirigi la mirada mas fugaz mas fugaz posible al decir:
-interfase.
Le pase el microscopio antes de que me lo pudiera pedir. Echo un vistazo y luego lo apunto. Lo hubiera escrito mientras el miraba por el microscopio, pero me acobardo su caligrafia clara y elegante.
No quise estropear la hoja con mis torpes garabatos.
Acabamos antes que todos los demás. Vi como Mike y su compañera comparaban dos diapositivas una y otra vez y como otra pareja abria un libro debajo de la mesa.
Pero eso me dejaba sin otra cosa que hacer, excepto intentar no mirar a Harry… sin éxito. Lo hice de reojo. De nuevo me estaba observando con ese punto de frustración en la mirada. De repente identifique cual era la sutil diferencia de su rostro.
-¿acabas de ponerte lentillas?- le solte sin pensarlo.
Mi inesperada pregunta lo dejo perplejo.
-no.
-vaya- musite-. Te veo los ojos distintos.
Se encogio de hombros y desvio la mirada.
De hecho, estaba seguro de que habían cambiado. Recordaba vívidamente el intenso color verde oscuro de sus ojos la ultima vez que me miro colérico. Ese verde tan oscuro como las ojas de un árbol maduro, que contrastaba sobre la tez palida y el pelo castaño cobrizo. Hoy tenían un color totalmente distinto, eran de ocre extraño, mas oscuro que un caramelo, pero con un matiz dorado. No entendia como podían haber cambiado tanto a no ser que, por algún motivo, me mintiera respecto a las lentillas. O tal vez forks me estaba volviendo loco en el sentido literal de la palabra.
Observe que volvia a apretar los puños al bajar la vista. En aquel momento el profesor banner llego a nuestra mesa para ver por que no estábamos trabajando y echo un vistazo a nuestra hoja, ya rellena. Entonces miro con mas detenimiento las respuestas.
-en fin, Harry, ¿no crees que deberías dejar que William también mirase por el microscopio?
-louis- le corrigio el automáticamente-. En realidad, el identifico tres de las cinco diapositivas.
El señor banner me miro ahora con una expresión escéptica.
-¿has hecho antes esta practica de laboratorio?- pregunto.
Sonreí con timidez.
-con la raíz de una cebolla, no.
-¿con la blástula de pescado blanco?
-si.
El señor banner asintió con la cabeza.
-¿estabas en un curso avanzado en Phoenix?
-si.
-bueno- dijo después de una pausa-. Supongo que es bueno que ambos sean compañeros de laboratorio.
Murmuro algo mas mientras se alejaba.
Una vez que se fue, comencé a garabatear de nuevo en mi cuaderno.
-es una lastima, lo de la nieve, ¿no?- pregunto Harry.
Me parecio que se esforzaba por conversar un poco conmigo. La paranoia volvió a apoderarse de mi. Era como si hubiera escuchado mi conversación con jessica durante el almuerzo e intentara demostrar que me equivocaba.
-en realidad, no- le conteste con sinceridad en lugar de fingir que era tan normal como el resto. Seguía intentando desembarazarme de aquella estúpida sensación de sospecha, y no lograba concentrarme.
-a ti no te gusta el frio.
No era una pregunta.
-tampoco la humedad- le respondi.
-para ti, debe de difícil vivir en forks- concluyo.
-ni te lo imaginas- murmure con desaliento.
Por algún motivo que no pude alcanzar, parecía fascinado con lo que acababa de decir. Su rostro me turbaba de tal modo que intente no mirarle mas de lo que exigia la buena educación.
-en tal caso, ¿Por qué viniste aquí?.
Nadie me había preguntado eso, no de forma tan directa e imperiosa como el.
-es… complicado.
-creo que voy a poder comprender- me insto.
Hice una larga pausa y entonces cometi el error de mirar esos relucientes ojos oscuros que me confundían y le respondi sin pensar.
-mi madre se ha casado.
-no me parece tan complicado- discrepo, pero de repente se mostraba simpático-. ¿Cuándo ha sucedido eso?
-el pasado mes de septiembre- mi voz transmitia tristeza, hasta yo me daba cuenta.
-pero el no te gusta- conjeturo Harry , todavía con tono atento.
-no, phil es un buen tipo. Demasiado joven, quizá, pero amable.
-¿Por qué no te quedaste con ellos?.
No entendia su interés, pero me seguía mirando con ojos penetrantes, como si la insulsa historia de mi vida fuera de capital importancia.
-phil viaja mucho. Es jugador de beisbol profesional- casi sonreí.
-deberia sonarme su nombre?- pregunto, y me devolvió la sonrisa.
-probablemente no. no juega bien. Solo compite en la liga menor. Pasa mucho tiempo fuera.
-y tu madre te envio aquí para poder viajar con el- fue de nuevo una afirmación, no una pregunta. Alce ligeramente la barbilla.
-no, no me envio aquí. Fue cosa mia.
Fruncio el ceño.
-no lo entiendo- confeso, y parecio frustrado.
Suspire. ¿Por qué le explicaba todo aquello? Continuaba contemplándome con una manifiesta curiosidad.
-al principio, mama se quedaba conmigo, pero le echaba mucho de menos. La separación la hacia desdichada, por lo que decidi que había llegado el momento de venir a vivir con Charlie- conclui con voz apagada.
-pero ahora tu eres desgraciado.- señalo.
-¿y?- replique con voz desafiante.
-no parece demasiado justo.
Se encongio de hombros, aunque su mirada todavía era intensa. Me rei sin alegría.
-¿es que no te lo ha dicho nadie? La vida no es justa.
-creo haberlo oído antes- admitió secamente.
-bueno, eso es todo- insisti, preguntándome por que todavía por que todavía me miraba con tanto interés.
Me evaluo con la mirada.
-das el pego- dijo arrastrando las palabras-, pero apostaría a que sufres mas de lo que aparentas.
Le hice una mueca, resisti el impulso de sacarle la lengua como un niño de cinco años, y desvie la vista.
-¿me equivoco?
Trate de ignorarlo.
-creo que no- murmuro con suficiencia.
-¿y a ti que te importa?-pregunte irritado. Desvie la mirada y contemple al profesor deteniéndose en otras mesas.
-muy buena pregunta- musito en voz tan baja que me pregunte si hablaba consigo mismo; pero, después de unos segundos de silencio, comprendi que era la única respuesta que iba a obtener.
Suspire, mirando enfurruñado la pizarra.
-¿te molesto?- pregunto. Parecía divertido.+
Le mire sin pensar y otra vez le dije la verdad.
-no exactamente. Estoy mas molesto conmigo. Es fácil ver lo que pienso. Mi madre me dice que soy un libro abierto.
Frunci el ceño.
-nada de eso, me cuesta leerte el pensamiento.
A pesar de todo lo que yo había dicho y el había intuido, parecía sincero.
-ah, será que eres un buen lector de mentes- conteste.
-por lo general,si- exhibio unos dientes perfectos y blancos al sonreir.
El señor banner llamo al orden a la clase en ese momento, le mire y escuche con alivio. No me podía creer que acabara de contarle mi deprimente vida a aquel chico guapo y estrafalario con risos lindos y que probablmente me desprecia. Durante nuestra conversación había parecido absorto, pero ahora, al mirarlo de soslayo, le vi inclinarse de nuevo para poner la máxima distancia entre nosotros y agarrar el borde de la mesa, con las manos tensas.
Trate de fingir atención mientras el señor banner mostraba con transparencias del retroproyector lo que yo había visto sin dificultad en el microscopio, pero era incapaz de controlar mis pensamientos.
Cuando al fin el timbre sono, Harry se apresuro a salir del aula con la misma rapidez y elegancia del pasado lunes. Y, como el lunes pasado, le mire fijamente.
Mike acudió brincando a mi lado y me recogio los libros. Le imagine meneando el rabo.
-¡que rollo!- gimio-. Todas las diapositivas eran exactamente iguales. ¡que suerte tener a styles como compañero!
-no tuve ninguna dificultad- dije, picado por su suposición, pero me arrepentí inmediatamente y antes de que se molestara añadi-: es que ya he hecho esta practica.
-hoy styles estuvo bastante amable- comento mientras nos poníamos los impermeables. No parecía demasiado complacido.
Intente mostrar indiferencia y dije:
-me pregunto que mosca le picaría el lunes.
No preste ninguna atención a la chachara de Mike mientas nos encaminábamos hacia el gimnasio y tampoco estuve atento en clase de educación física. Mike formaba parte de mi equipo ese dia y muy caballerosamente cubrió tanto mi posición como la suya, por lo que pude pasar el tiempo pensando en las musarañas salvo cuando me tocaba sacar a mi. Mis compañeros de equipo se agachaban rápidamente cada vez que me tocaba servir.
La lluvia se había convertido en niebla cuando anduve hacia el aparcamiento, pero me sentí mejor al entrar en la seca cabina del monovolumen. Encendí la calefacción sin que, por una vez, me importase el ruido del motor, que tanto me atontaba. Abri la cremallera del impermeable, baje la capucha y pase mis dedos por mi pelo mojado, sacudiéndolo para que se secara mientras volvia a casa.
Mire alrededor antes de dar marcha atrás. Fue entonces cuando me percate de una figura blanca e inmóvil, la de Harry styles, que se apoyaba en la puerta delantera del volvo a unos tres coches de distancia y me miraba fijamente. Aparte la vista y meti la march atrás tan deprisa que estuve a punto de chocar contra un Toyota corola oxidado. Fue una suerte para el Toyota que pisara el freno con fuerza. Era la clase de coche que mi monovolumen podía reducir a chatarra.
Respire hondo, aun con la vista al otra lado de mi coche, y volvi a meter la marcha con mas cuidado y éxito. Seguía con la mirada hacia delante cuando pase junto al volvo, pero juraría que lo vi reírse cuando le mire de soslayo.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
ahi amo esto tanto tanto ♥
la primera charlaaa!
su primera charla es tan mdvhdsvkfhb
la no lectura de mente awwwwww
cada vez mas cerca de las cosas mas
emocionantes!
amo leer esto!! ♥
repito gracias por adaptarla :)
seguila pronto, cuando puedas!
un beso
TomlinsonLover
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
lo amo!!!!!!!!!! e genial de verdad, increible siguela!!!
FUTURESTYLES
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
LO AME LO AME LO AME LO AME LO AME,okya lmjnhtbdrglsef jajaja sabias que te amo??okya ujlfhdgslf igual si te amo ;)
louis estaba taaan kyjuhltgfrdls y cuando hablaba con hazza louis me imagine a robbert te juro :3
bueno ame el capitulo se me va a hacer largo la semana de espera(aunque el jueves es mi cumple,cumpl 14 y estoy ree emocionada xq mi madre q nuna me deja salir me va a dejar ir a una matine que se llama wake up q es ree famosa en mi pais y todas van,es de 12 a 16 años)y ta bueno te conte mis planes de la semana aunque a la matine vy a ir recine en ocutbre pero bueee estoy ree feliz :3
bss y cuidate,ah y espeor el sabado sin falta la acutalizacion :3 te amo :3
louis estaba taaan kyjuhltgfrdls y cuando hablaba con hazza louis me imagine a robbert te juro :3
bueno ame el capitulo se me va a hacer largo la semana de espera(aunque el jueves es mi cumple,cumpl 14 y estoy ree emocionada xq mi madre q nuna me deja salir me va a dejar ir a una matine que se llama wake up q es ree famosa en mi pais y todas van,es de 12 a 16 años)y ta bueno te conte mis planes de la semana aunque a la matine vy a ir recine en ocutbre pero bueee estoy ree feliz :3
bss y cuidate,ah y espeor el sabado sin falta la acutalizacion :3 te amo :3
narutiana
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
JAJAJAJA gracias, de nada, me agrada y me gusta que te guste, ahora la subo... besos, espero verte y leerte pronto,,, cuídate....
:hug: :hug: :hug:
:hug: :hug: :hug:
TomlinsonLover escribió:
ahi amo esto tanto tanto
la primera charlaaa!
su primera charla es tan mdvhdsvkfhb
la no lectura de mente awwwwww
cada vez mas cerca de las cosas mas
emocionantes!
amo leer esto!!
repito gracias por adaptarla :)
seguila pronto, cuando puedas!
un beso
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola!!!! FELIZ CUMPLEAÑOS.https://www.youtube.com/watch?v=dua0F2ZQM2g CON MUCHO AMOR... ESPERO Y TE GUSTENN!!! JAJAJAJAJA EL CAPITULO VA POR TI,, LINDA,,, YA SE QUE ME AMAS!! :oops: YO IGUAL JAJAJAJAJAJAJJA ESPERO Y TE LA PASES SUPER GENIAL... EN SERIO, DISFRUTA Y DIVIERTETE... JAJAJAJAJA SE FELIZ GRACIAS POR TU HERMOSO COMENTARIO.. UNA ABRAZOTE:hug: :hug:
narutiana escribió:LO AME LO AME LO AME LO AME LO AME,okya lmjnhtbdrglsef jajaja sabias que te amo??okya ujlfhdgslf igual si te amo ;)
louis estaba taaan kyjuhltgfrdls y cuando hablaba con hazza louis me imagine a robbert te juro :3
bueno ame el capitulo se me va a hacer largo la semana de espera(aunque el jueves es mi cumple,cumpl 14 y estoy ree emocionada xq mi madre q nuna me deja salir me va a dejar ir a una matine que se llama wake up q es ree famosa en mi pais y todas van,es de 12 a 16 años)y ta bueno te conte mis planes de la semana aunque a la matine vy a ir recine en ocutbre pero bueee estoy ree feliz :3
bss y cuidate,ah y espeor el sabado sin falta la acutalizacion :3 te amo :3
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
HOLA, como les dije aquí les traigo nuevo capitulo, y este en general, va para alguien muy especial... feliz cumple!!!!! narutina!!! diviértete... las amo a todas y disfrútenlo.
....................................
imagínenselo asi, pero con lou y Harry... jajajaja solo tengan imaginación!!!
*****************
El prodigio
Algo había cambiado cuando abri los ojos por la mañana.
Era la luz, algo mas clara aunque siguiera teniendo el matiz gris verdoso propio de un dia nublado en el bosque. Comprendi que faltaba la niebla que solia envolver mi ventana.
Me levante de la cama de un salto para mirar fuera y gemi de pavor.
Una fina capa de nieve cubria el césped y el techo de mi coche, y blanqueaba el camino, pero eso no era lo peor. Toda la lluvia del dia anterior se había congelado, recubriendo las agujas de los pinos con diseños fantásticos y hermosísimos, pero convirtiendo la calzada en una superficie resbaladiza y mortífera. Ya me costaba mucho no caerme cuando el suelo estaba seco; tal ves fuera fuera mas seguro que volviera a la cama.
Charlie se había marchado al trabajo antes de que yo bajara las escaleras. En muchos sentidos, vivir con el era como tener mi propia casa y me encontraba disfrutando de la soledad en lugar de sentirme solo.
Esgulli un cuenco de cereales y bebi un poco de zumo de naranja a morro. La perspectiva de ir al instituto me emocionaba, y me asustaba saber que la causa no era el estimulante entorno educativo que me aguardaba ni la perspectiva de ver a mis nuevos amigos.
Si no quería engañarme, debía admitir que deseaba acudir al instituto para ver a Harry styles, lo cual era una soberana tontería.
Después de que el dia anterior balbuceara como un idiota y me pusiera en ridículo, debería evitarlo a toda costa.
Ademas, desconfiaba de el por haberme mentido sobre sus ojos. Aun me atemorizaba la hostilidad que emanaba de su persona, todavía se me trababa la lengua cada vez que imaginaba su rostro perfecto. Era plenamente consciente de que jugábamos en ligas diferentes, distantes. Por todo eso, no debería estar tan ansioso por verle.
Necesite de toda mi concentración para caminar sin matarme por la acera cubierta de hielo en dirección a la carretera; aun asi, estuve a punto de perder el equilibrio cuando al fin llegue al coche, pero consegui agarrarme al espejo y me salve.
Estaba claro, el dia iba a ser una pesadilla.
Mientras conducia hacia la escuela, para distraerme de mi temor a sucumbir, a entregarme a especulaciones no deseadas sobre Harry styles, pensé en jessica y sus amigas, y en la evidente diferencia entre como me trataban las adolescentes del pueblo y los de Phoenix. Tenia el mismo aspecto que en Phoenix, estaba seguro. Tal vez solo fuera que esas chicas me habían visto pasar lentamente por las etapas menos agraciadas de la adolescencia y aun pensaban en mi de esa forma. O tal vez se debía a que era nuevo en un lugar donde escaseaban las novedades. Posiblemente, el hecho de que fuera terriblemente patoso aquí se consideraba como algo encantador en lugar de patético, y me encasillaban en el papel de sufrido. Fuera cual fuera la razon, me desconcertaba que las chicas se comportaran como si fuera alguien atractivo y se volvieran rivales entre ellas. Hubiera preferido pasar desapercibido.
El monovolumen no parecía tener ningún problema en avanzar por la carretera cubierta de hielo ennegrecido, pero aun asi conducia muy despacio para no causar una escena de caos en main Street.
Cuando llegue al instituto y Sali del coche, vi el motivo por el que no había tenido percances. Un objeto plateado me llamo la atención y me dirigi a la parte trasera del monovolumen, apoyándome en el todo el tiempo, para examinar las llantas, recubiertas por finas cadenas entrecruzadas. Charlie había madrugado para poner cadenas a los neumáticos del coche. Se me hizo un nudo en la garganta, ya que no estaba acostumbrado a que alguien cuidara de mi, y la silenciosa preocupación de Charlie me agarro desprevenido.
Estaba de pie junto a la parte trasera del vehiculo, intentando controlar aquella repentina oleada de sentimientos que me embargo al ver las cadenas, cuando oi un sonido extraño.
Era un chirrido fuerte que se convertia rápidamente en un estruendo.
Sobresaltado, alce la vista.
Vi varias cosas ala vez. Nada se movia a cámara lenta, como sucede en las películas, si no que el flujo de adrenalina hizo que mi mente obrara con mayor rapidez, y pudiera asimilar al mismo tiempo varias escenas con todo lujo de detalles.
Harry styles se encontraba a cuatro coches de distancia, y me miraba con rostro de espanto. Su semblante destacaba entre un mar de caras, todas con la misma expresión horrorizada. Pero en aquel momento tenia mas importancia una furgoneta azul oscuro que patinaba con las llantas bloqueadas chirriando contra los frenos, y que dio un brutal trompo sobre el hielo del aparcamiento. Iba a chocar contra la parte posterior del monovolumen, y yo estaba en medio de los dos vehículos. Ni siquiera tendría tiempo para cerrar los ojos.
Algo me golpeo con fuerza, aunque no desde la dirección que esperaba, inmediatamente antes de que escuchara el terrible crujido que se produjo cuando la furgoneta golpeo contra la base de mi coche y se plego como un acordeon. Me golpee la cabeza contra el asfalto helado y sentí que algo frio y compacto me sujetaba contra el suelo. Estaba tendido en la calzada, detrás del coche color café que estaba junto al mio, pero no tuve ocasión de advertir nada mas porque la camioneta seguía acercándose. Después de raspar la parte trasera del monovolumen, había dado la vuelta y estaba apunto de aplastarme de nuevo.
Me percate de que había alguien a mi lado al oir una maldición en voz baja, y era imposible no reconocerla. Dos grandes manos blancas se extendieron delante de mi para protegerme y la furgoneta se detuvo vacilante a treinta centímetros de mi cabeza. De forma providencial, ambas manos cabian en la profunda abolladura del lateral de la carrocería de la furgoneta.
Entonces, aquellas manos se movieron con tal rapidez que se volvieron borrosas.
De repente, una sostuvo la carrocería de la furgoneta por debajo mientras algo me arrastraba. Empujo mis piernas hasta que toparon con los neumáticos del coche marron. Con un seco crujido metalico que estuvo a punto de perforarme los tímpanos, la furgoneta cayo pesadamente en el asfalto entre el estrepito de las ventanas al hacerse añicos. Cayo exactamente donde hacia un segundo estaban mis piernas.
Reino un silencio absoluto durante un prolongado segundo antes de que todo el mundo se pusiera a chillar. Oi a mas de una persona que me llamaba en la repentina locura locura que se desato a continuación, pero en medio de todo aquel griterío escuche con mayor claridad la voz suave, ronca y desesperada de Harry, que me hablaba al oído.
-¿louis? ¿Cómo estas?
-estoy bien.
Mi propia voz me resultaba extraña. Intente incorporarme y entonces me percate de que me apretaba contra su costado con una mano de acero.
-ve con cuidado- dijo mientras intentaba soltarme-. Creo que te has dado un buen golpe en la cabeza.
Sentí un dolor palpitante encima del oído izquierdo.
-¡ay!- exclame, sorprendido.
-tal y como pensaba…
Por increíble que pudiera parecer, daba la impresión de que intentaba contener la risa.
-¿Cómo demo…?- me pare para aclarar las ideas y orientarme-. ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?
-estaba a tu lado, Louis- dijo; el tono de su voz volvia a ser serio.
Quise incorporarme , y esta vez me lo permitio, quito la mano de mi cintura y se alejo cuanto le fue posible en aquel estrecho lugar. Contemple la expresión inocente de su rostro, lleno de preocupación. Sus ojos dorados me desorientaron de nuevo. ¿Qué era lo que acaba de preguntarle?
Nos localizaron enseguida. Había un gentío con lagrimas en las mejillas gritándose entre si, y gritándonos a nosotros.
-no te muevas- ordeno alguien.
-¡saquen a Tyler de la furgoneta!- chillo otra persona.
El bullicio nos rodeo. Intente ponerme en pie, pero la mano fría de Harry me detuvo.
-quedate ahí por ahora.
-pero hace frio- me queje. Me sorprendio cuando se rio quedamante, pero con un tono ironico-. Estabas allí, lejos- me acorde de repente, y dejo de reírse-. Te encontrabas al lado de tu coche.
Su rostro se endurecio.
-no, no es cierto.
-te vi.
A nuestro alrededor reinaba el caos. Oi las voces mas rudas de los adultos, que acababan de llegar, pero solo prestaba atención a nuestra discusión. Yo tenia razon y el iba a reconocerlo.
-louis, estaba contigo, a tu lado, y te quite de en medio.
Dio rienda suelta al devastador poder de su mirada, como si intentara decirme algo crucial.
-no- dije con firmeza.
El dorado de sus ojos centelleo.
-por favor, Louis.
-¿Por qué?- inquirí.
-confia en mi- me rogo. Su voz baja me abrumo. Entonces oi las sirenas.
-¿prometes explicármelo todo después?
-muy bien- dijo con brusquedad, repentinamente exasperado.
-muy bien- repeti encolerizado.
Se necesitaron seis EMT y dos profesores, el señor varner y el entrenador clapp, para desplazar la furgoneta de forma que pudieran pasar las camillas. Harry la rechazo con vehemencia. Intente imitarle, pero me traiciono al decirles que había sufrido un golpe en la cabeza y que tenia una contusion. Casi me mori de vergüenza cuando me pusieron un collarin. Parecía que todo el instituto estaba allí, mirando con gesto adusto, mientras me introducían en la parte posterior de la ambulancia. Dejaron que Harry fuera delante. Eso me enfurecio.
Para empeorar las cosas, el jefe de policía tomlinson llego antes de que me pusieran a salvo.
-¡louis!- grito con pánico al reconocerme en la camilla.
-estoy perfectamente, char… papa- dije con un suspiro-. No me pasa nada.
Se giro hacia el EMT mas cercano en busca de una segunda opinión. Lo ignore y me detuve a analizar el revoltijo de imaganes inexplicables que se agolpaban en mi mente. Cuando me alejaron del coche en camilla, había visto una abolladura profunda en el paracoches del coche marron. Encajaba a la perfeccion con el contorno de los hombros de Harry, como si se hubiera apoyado contra el vehiculo con fuerza suficiente para dañar el bastidor metalico.
Y luego estaba la familia de Harry, que nos miraba a lo lejos con una gama de expresiones que iban desde la reprobación hasta la ira, pero no había el menor atisbo de preocupación por la integridad de su hermano.
Intente hallar una solución lógica que explicara lo que acababa de ver, una explicación que excluyera la posibilidad de que hubiera enloquecido.
La policía escolto a la ambulancia hasta el hospital del condado, por descontado. Me sentí ridículo todo el tiempo que tardaron en bajarme, y ver a Harry cruzar majestuosamente las puertas del hospital por su propio pie empeoraba las cosas.
Me rechinaron los dientes.
Me condujeron hasta la sala de urgencias, una gran habitación con una hilera de camas separadas por cortinas de colores claros. Una enfermera me tomo la tensión y puso un termómetro debajo de mi lengua. Dado que nadie se molesto en correr las cortinas para concederme un poco de intimidad, decidi que no estaba obligado a llevar aquel feo collarin por mas tiempo. En cuanto se fue la enfermera, desabroche el velero rápidamente y lo tire debajo de la cama.
Se produjo una nueva conmocion entre el personal del hospital. Trajeron otra camilla hacia la cama contigua a la mia.
Reconoci a Tyler crowley, de mi clase de historia, debajo de los vendajes ensangrentados que le envolvían la cabeza. Tenia un aspecto cien veces peor que el mio, pero me miro con ansiedad.
-¡louis, lo siento mucho!
-estoy bien, Tyler, pero tu tienes un aspecto horrible. ¿Cómo te encuentras?
Las enfermeras empezaron a desenrollarle los vendajes manchados mientras hablábamos, y quedo al descubierto una miríada de cortes por toda la frente y la mejilla izquierda.
Tyler no presto atención a mis palabras.
-¡pense que te iba a matar! Iba a demasiada velocidad y entre mal en el hielo…
Hizo una mueca cuando una enfermera empezó a limpiarle la cara.
-no te preocupes; no me alcanzaste.
-¿Cómo te apartaste tan rápido? Estabas allí y luego desapareciste.
-pues… Harry me empujo para apartarme de la trayectoria de la camioneta.
Parecía confuso.
-¿Quién?
-harry styles. Estaba a mi lado.
Siempre se me ha dado muy malo mentir. No sonaba nada convincente.
-¿styles? No lo vi… ¡vaya, todo ocurrio muy deprisa! ¿esta bien?
-supongo que si. Anda por aquí cerca, pero a el no le obligaron a utilizar una camilla.
Sabia que no estaba loco. En ese caso, ¿Qué había ocurrido? No había forma de encontrar una explicación convincente para lo que había visto.
Luego me llevaron en silla de ruedas para sacar una placa de mi cabeza. Les dije que no tenia heridas, y estaba en lo cierto. Ni una contusion. Pregunte si podía marcharme, pero la enfermera me dijo que primero debía hablar con el doctor, por lo quede atrapado en la sala de urgencias mientras Tyler me acosaba con sus continuas disculpas.
Siguió torturándose por mucho que intente convencerle de que me encontraba perfectamente. Al final, cerre los ojos y le ignore, aunque continuo murmurando palabras de remordimiento.
-¿estara durmiendo?- pregunto una voz ronca. Abri los ojos de inmediato. Harry se hallaba al pie de mi cama sonriendo con suficiencia. Le fulmine con la mirada. No resultaba fácil… hubiera resultado mas natural comérselo con los ojos.
-oye, Harry, lo siento mucho…- empezó Tyler.
El interpelado alzo la mano para hacerle callar.
-no hay culpa sin sangre- le dijo con una sonrisa que dejo entrever sus dientes deslumbrantes, adornados por un hoyuelo. Se sento en el borde de la cama de Tyler, me miro y volvió a sonreir con suficiencia.
-¿bueno, cual es el diagnostico?
-no me pasa nada, pero no me dejan marcharme- me queje-. ¿Por qué no te han atado a una camilla como a nosotros?
-tengo enchufe- respondio-, pero no te preocupes, voy a liberarte.
Entonces entro un doctor y me quede boquiabierto. Era joven, rubio y mas guapo que cualquier estrella de cine, aunque estaba palido y ojeroso; se le notaba cansado. A tenor de lo que me había dicho Charlie, ese debía de ser el padre de Harry.
-bueno, joven tomlinson- dijo el doctor styles con una voz marcadamente seductora-, ¿Cómo se encuentra?
-estoy bien- repeti, ojala fuera por ultima vez.
Se dirigio hacia la mesa de luz vertical de la pared y la encendio.
-las radiografías son buenas- dijo-. ¿le duele la cabez? Harry me ha dicho que se dio un golpe bastante fuerte.
-estoy perfectamente- repeti con un suspiro mientras lanzaba una rápida mirada de enojo a Harry.
El medico me examino la cabeza con sus frios dedos. Se percato cuando esboce un gesto de dolor.
-¿le duele?- pregunto.
-no mucho.
Había tenido jaquecas peores.
Oi una risita, busque a Harry con la mirada y vi su sonrisa condescendiente.
Entrecerré los ojos con rabia.
-de acuerdo, su padre se encuentra en la sala de espera. Se puede ir a casa con el pero debe regresar rápidamente si siente mareos o algún trastarno de visión.
-¿no puedo ir a la escuela?- inquirí al imaginarme los intentos de Charlie por ser atento.
-hoy debería tomarse las cosas con calma.
Fulmine a Harry con la mirada.
-¿puede el ir a la escuela?
-alguien ha de darles la buena nueva que hemos sobrevivido- dijo con suficiencia.
-en realidad- le corrigio el doctor styles- parece que la mayoría de los estudiantes estan en la sala de espera.
-¡oh, no!- gemi, cubriéndome el rostro con las manos.
El doctor styles enarco las cejas.
-¿quiere quedarse aquí?
-¡no, no! –insisti al tiempo que sacaba las piernas por el borde de la camilla y me levantaba con prisa, con demasiada prisa, porque me tambalee y el doctor styles me sostuvo. Parecía preocupado.
-me encuentro bien- volvi a asegurarle.
No merecia la pena de explicarle que mi falta de equilibrio no tenia nada que ver con el golpe en la cabeza.
-tome unas pastillas de tylenol contra el dolor- sugiro mientras me sujetaba.
-no me duele mucho- insisti.
-parece que ha tenido muchísima suerte- dijo con una sonrisa mientras firmaba mi informe con una floritura.
-la suerte fue que Harry estuviera a mi lado- le corregi mirando con dureza al objeto de mi declaración.
-ah, si, bueno- musito el doctor styles, súbitamente ocupado con los papeles que tenia delante. Después, miro a Tyler y se marcho a la cama contigua. Tuve la intuición de que el doctor estaba al tanto de todo.
-lamento decirle que usted se va a tener que quedar con nosotros un poquito mas- le dijo a Tyler, y empezó a examinar sus heridas.
Me acerque a Harry en cuanto el doctor me dio la espalda.
-¿puedo hablar contigo un momento?- murmure muy bajo. Se aparto un paso de mi, con la mandibula tensa.
-tu padre te espera- dijo entre dientes.
Mire al doctor styles y Tyler, e insisti.
-quiero hablar contigo a solas, si no te importa.
Me miro con ira, me dio la espalda y anduvo a trancos por la gran sala. Casi tuve que correr para seguirlo, pero se volvió para hacerme frente tan pronto como nos metimos en un pequeño corredor.
-¿Qué quieres?- pregunto molesto.
Su mirada era glacial y su hostilidad me intimido, hable con mas severidad de la que pretendía.
-me debes una explicación- le recordé.
-te salve la vida. No te debo nada.
Retrocedi ante el resentimiento de su tono.
——Te salvé la vida. No te debo nada.
Retrocedí ante el resentimiento de su tono.
—Me lo prometiste.
—louis, te diste un fuerte golpe en la cabeza, no sabes de qué hablas.
Lo dijo de forma cortante. Me enfadé y le miré con gesto desafiante.
—No me pasaba nada en la cabeza.
Me devolvió la mirada de desafío.
— ¿Qué quieres de mí, louis?
—Quiero saber la verdad —dije—. Quiero saber por qué miento por ti.
— ¿Qué crees que pasó? —preguntó bruscamente.
—Todo lo que sé —le contesté de forma atropellada— es que no estabas cerca de mí, en absoluto, y Tyler tampoco te vio, de modo que no me vengas con eso de que me he dado un golpe muy fuerte en la cabeza. La furgoneta iba a matarnos, pero no lo hizo. Tus manos dejaron abolladuras tanto en la carrocería de la furgoneta como en el coche marrón, pero has salido ileso. Y luego la sujetaste cuando me iba a aplastar las piernas...
Me di cuenta de que parecía una locura y fui incapaz de continuar. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas de pura rabia. Rechiné los dientes para intentar contenerlas.
Harry me miró con incredulidad, pero su rostro estaba tenso y permanecía a la defensiva.
— ¿Crees que aparté a pulso una furgoneta?
Su voz cuestionaba mi cordura, pero sólo sirvió para alimentar más mis sospechas, ya que parecía la típica frase perfecta que pronuncia un actor consumado. Apreté la mandíbula y me limité a asentir con la cabeza.
—Nadie te va a creer, ya lo sabes.
Su voz contenía una nota de burla y desdén.
—No se lo voy a decir a nadie.
Hablé despacio, pronunciando lentamente cada palabra, controlando mi enfado con cuidado. La sorpresa recorrió su rostro.
—Entonces, ¿qué importa?
—Me importa a mí —insistí—. No me gusta mentir, por eso quiero tener un buen motivo para hacerlo.
— ¿Es que no me lo puedes agradecer y punto?
—Gracias.
Esperé, furioso, echando chispas.
—No vas a dejarlo correr, ¿verdad?
—No.
—En tal caso... espero que disfrutes de la decepción.
Enfadados, .nos miramos el uno al otro, hasta que al final rompí el silencio intentando concentrarme. Corría el peligro de que su rostro, hermoso y lívido, me distrajera. Era como intentar apartar la vista de un ángel destructor.
— ¿Por qué te molestaste en salvarme? —pregunté con toda la frialdad que pude.
Se hizo una pausa y durante un breve momento su rostro bellísimo fue inesperadamente vulnerable.
—No lo sé —susurró.
Entonces me dio la espalda y se marchó.
Estaba tan enfadado que necesité unos minutos antes de poder moverme. Cuando pude andar, me dirigí lentamente hacia la salida que había al fondo del corredor.
La sala de espera superaba mis peores temores. Todos aquellos a quienes conocía en Forks parecían hallarse presentes, y todos me miraban fijamente. Charlie se acercó a toda prisa. Levanté las manos.
—Estoy perfectamente —le aseguré, hosco. Seguía exasperado y no estaba de humor para charlar.
— ¿Qué dijo el médico?
—El doctor styles me ha reconocido, asegura que estoy bien y puedo irme a casa.
Suspiré. Mike y Jessica y Eric me esperaban y ahora se estaban acercando.
—Vamonos —le urgí.
Sin llegar a tocarme, Charlie me rodeó la espalda con un brazo y me condujo a las puertas de cristal de la salida. Saludé tímidamente con la mano a mis amigos con la esperanza de que comprendieran que no había de qué preocuparse. Fue un gran alivio subirme al coche patrulla, era la primera vez que experimentaba esa sensación.
Viajábamos en silencio. Estaba tan ensimismado en mis cosas que apenas era consciente de la presencia de Charlie. Estaba seguro de que esa actitud a la defensiva de Harry en el pasillo no era sino la confirmación de unos sucesos tan extraños que difícilmente me hubiera creído de no haberlos visto con mis propios ojos.
Cuando llegamos a casa, Charlie habló al fin:
—Eh... Esto... Tienes que llamar a Renée.
Embargado por la culpa, agachó la cabeza. Me espanté.
— ¡Se lo has dicho a mamá!
—Lo siento.
Al bajarme, cerré la puerta del coche patrulla con un portazo más fuerte de lo necesario.
Mi madre se había puesto histérica, por supuesto. Tuve que asegurarle que estaba bien por lo menos treinta veces antes de que se calmara. Me rogó que volviera a casa, olvidando que en aquel momento estaba vacía, pero resistir a sus súplicas me resultó mucho más fácil de lo que pensaba. El misterio que Harry representaba me consumía; aún más, él me obsesionaba. Tonto. Tonto. Tonto. No tenía tantas ganas de huir de Forks como debiera, como hubiera tenido cualquier persona normal y cuerda.
Decidí que sería mejor acostarme temprano esa noche. Charlie no dejaba de mirarme con preocupación y eso me sacaba de quicio. Me detuve en el cuarto de baño al subir y me tomé tres pastillas de Tylenol. Calmaron el dolor y me fui a dormir cuando éste remitió.
Esa fue la primera noche que soñé con Harry styles.
....................................
imagínenselo asi, pero con lou y Harry... jajajaja solo tengan imaginación!!!
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El prodigio
Algo había cambiado cuando abri los ojos por la mañana.
Era la luz, algo mas clara aunque siguiera teniendo el matiz gris verdoso propio de un dia nublado en el bosque. Comprendi que faltaba la niebla que solia envolver mi ventana.
Me levante de la cama de un salto para mirar fuera y gemi de pavor.
Una fina capa de nieve cubria el césped y el techo de mi coche, y blanqueaba el camino, pero eso no era lo peor. Toda la lluvia del dia anterior se había congelado, recubriendo las agujas de los pinos con diseños fantásticos y hermosísimos, pero convirtiendo la calzada en una superficie resbaladiza y mortífera. Ya me costaba mucho no caerme cuando el suelo estaba seco; tal ves fuera fuera mas seguro que volviera a la cama.
Charlie se había marchado al trabajo antes de que yo bajara las escaleras. En muchos sentidos, vivir con el era como tener mi propia casa y me encontraba disfrutando de la soledad en lugar de sentirme solo.
Esgulli un cuenco de cereales y bebi un poco de zumo de naranja a morro. La perspectiva de ir al instituto me emocionaba, y me asustaba saber que la causa no era el estimulante entorno educativo que me aguardaba ni la perspectiva de ver a mis nuevos amigos.
Si no quería engañarme, debía admitir que deseaba acudir al instituto para ver a Harry styles, lo cual era una soberana tontería.
Después de que el dia anterior balbuceara como un idiota y me pusiera en ridículo, debería evitarlo a toda costa.
Ademas, desconfiaba de el por haberme mentido sobre sus ojos. Aun me atemorizaba la hostilidad que emanaba de su persona, todavía se me trababa la lengua cada vez que imaginaba su rostro perfecto. Era plenamente consciente de que jugábamos en ligas diferentes, distantes. Por todo eso, no debería estar tan ansioso por verle.
Necesite de toda mi concentración para caminar sin matarme por la acera cubierta de hielo en dirección a la carretera; aun asi, estuve a punto de perder el equilibrio cuando al fin llegue al coche, pero consegui agarrarme al espejo y me salve.
Estaba claro, el dia iba a ser una pesadilla.
Mientras conducia hacia la escuela, para distraerme de mi temor a sucumbir, a entregarme a especulaciones no deseadas sobre Harry styles, pensé en jessica y sus amigas, y en la evidente diferencia entre como me trataban las adolescentes del pueblo y los de Phoenix. Tenia el mismo aspecto que en Phoenix, estaba seguro. Tal vez solo fuera que esas chicas me habían visto pasar lentamente por las etapas menos agraciadas de la adolescencia y aun pensaban en mi de esa forma. O tal vez se debía a que era nuevo en un lugar donde escaseaban las novedades. Posiblemente, el hecho de que fuera terriblemente patoso aquí se consideraba como algo encantador en lugar de patético, y me encasillaban en el papel de sufrido. Fuera cual fuera la razon, me desconcertaba que las chicas se comportaran como si fuera alguien atractivo y se volvieran rivales entre ellas. Hubiera preferido pasar desapercibido.
El monovolumen no parecía tener ningún problema en avanzar por la carretera cubierta de hielo ennegrecido, pero aun asi conducia muy despacio para no causar una escena de caos en main Street.
Cuando llegue al instituto y Sali del coche, vi el motivo por el que no había tenido percances. Un objeto plateado me llamo la atención y me dirigi a la parte trasera del monovolumen, apoyándome en el todo el tiempo, para examinar las llantas, recubiertas por finas cadenas entrecruzadas. Charlie había madrugado para poner cadenas a los neumáticos del coche. Se me hizo un nudo en la garganta, ya que no estaba acostumbrado a que alguien cuidara de mi, y la silenciosa preocupación de Charlie me agarro desprevenido.
Estaba de pie junto a la parte trasera del vehiculo, intentando controlar aquella repentina oleada de sentimientos que me embargo al ver las cadenas, cuando oi un sonido extraño.
Era un chirrido fuerte que se convertia rápidamente en un estruendo.
Sobresaltado, alce la vista.
Vi varias cosas ala vez. Nada se movia a cámara lenta, como sucede en las películas, si no que el flujo de adrenalina hizo que mi mente obrara con mayor rapidez, y pudiera asimilar al mismo tiempo varias escenas con todo lujo de detalles.
Harry styles se encontraba a cuatro coches de distancia, y me miraba con rostro de espanto. Su semblante destacaba entre un mar de caras, todas con la misma expresión horrorizada. Pero en aquel momento tenia mas importancia una furgoneta azul oscuro que patinaba con las llantas bloqueadas chirriando contra los frenos, y que dio un brutal trompo sobre el hielo del aparcamiento. Iba a chocar contra la parte posterior del monovolumen, y yo estaba en medio de los dos vehículos. Ni siquiera tendría tiempo para cerrar los ojos.
Algo me golpeo con fuerza, aunque no desde la dirección que esperaba, inmediatamente antes de que escuchara el terrible crujido que se produjo cuando la furgoneta golpeo contra la base de mi coche y se plego como un acordeon. Me golpee la cabeza contra el asfalto helado y sentí que algo frio y compacto me sujetaba contra el suelo. Estaba tendido en la calzada, detrás del coche color café que estaba junto al mio, pero no tuve ocasión de advertir nada mas porque la camioneta seguía acercándose. Después de raspar la parte trasera del monovolumen, había dado la vuelta y estaba apunto de aplastarme de nuevo.
Me percate de que había alguien a mi lado al oir una maldición en voz baja, y era imposible no reconocerla. Dos grandes manos blancas se extendieron delante de mi para protegerme y la furgoneta se detuvo vacilante a treinta centímetros de mi cabeza. De forma providencial, ambas manos cabian en la profunda abolladura del lateral de la carrocería de la furgoneta.
Entonces, aquellas manos se movieron con tal rapidez que se volvieron borrosas.
De repente, una sostuvo la carrocería de la furgoneta por debajo mientras algo me arrastraba. Empujo mis piernas hasta que toparon con los neumáticos del coche marron. Con un seco crujido metalico que estuvo a punto de perforarme los tímpanos, la furgoneta cayo pesadamente en el asfalto entre el estrepito de las ventanas al hacerse añicos. Cayo exactamente donde hacia un segundo estaban mis piernas.
Reino un silencio absoluto durante un prolongado segundo antes de que todo el mundo se pusiera a chillar. Oi a mas de una persona que me llamaba en la repentina locura locura que se desato a continuación, pero en medio de todo aquel griterío escuche con mayor claridad la voz suave, ronca y desesperada de Harry, que me hablaba al oído.
-¿louis? ¿Cómo estas?
-estoy bien.
Mi propia voz me resultaba extraña. Intente incorporarme y entonces me percate de que me apretaba contra su costado con una mano de acero.
-ve con cuidado- dijo mientras intentaba soltarme-. Creo que te has dado un buen golpe en la cabeza.
Sentí un dolor palpitante encima del oído izquierdo.
-¡ay!- exclame, sorprendido.
-tal y como pensaba…
Por increíble que pudiera parecer, daba la impresión de que intentaba contener la risa.
-¿Cómo demo…?- me pare para aclarar las ideas y orientarme-. ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?
-estaba a tu lado, Louis- dijo; el tono de su voz volvia a ser serio.
Quise incorporarme , y esta vez me lo permitio, quito la mano de mi cintura y se alejo cuanto le fue posible en aquel estrecho lugar. Contemple la expresión inocente de su rostro, lleno de preocupación. Sus ojos dorados me desorientaron de nuevo. ¿Qué era lo que acaba de preguntarle?
Nos localizaron enseguida. Había un gentío con lagrimas en las mejillas gritándose entre si, y gritándonos a nosotros.
-no te muevas- ordeno alguien.
-¡saquen a Tyler de la furgoneta!- chillo otra persona.
El bullicio nos rodeo. Intente ponerme en pie, pero la mano fría de Harry me detuvo.
-quedate ahí por ahora.
-pero hace frio- me queje. Me sorprendio cuando se rio quedamante, pero con un tono ironico-. Estabas allí, lejos- me acorde de repente, y dejo de reírse-. Te encontrabas al lado de tu coche.
Su rostro se endurecio.
-no, no es cierto.
-te vi.
A nuestro alrededor reinaba el caos. Oi las voces mas rudas de los adultos, que acababan de llegar, pero solo prestaba atención a nuestra discusión. Yo tenia razon y el iba a reconocerlo.
-louis, estaba contigo, a tu lado, y te quite de en medio.
Dio rienda suelta al devastador poder de su mirada, como si intentara decirme algo crucial.
-no- dije con firmeza.
El dorado de sus ojos centelleo.
-por favor, Louis.
-¿Por qué?- inquirí.
-confia en mi- me rogo. Su voz baja me abrumo. Entonces oi las sirenas.
-¿prometes explicármelo todo después?
-muy bien- dijo con brusquedad, repentinamente exasperado.
-muy bien- repeti encolerizado.
Se necesitaron seis EMT y dos profesores, el señor varner y el entrenador clapp, para desplazar la furgoneta de forma que pudieran pasar las camillas. Harry la rechazo con vehemencia. Intente imitarle, pero me traiciono al decirles que había sufrido un golpe en la cabeza y que tenia una contusion. Casi me mori de vergüenza cuando me pusieron un collarin. Parecía que todo el instituto estaba allí, mirando con gesto adusto, mientras me introducían en la parte posterior de la ambulancia. Dejaron que Harry fuera delante. Eso me enfurecio.
Para empeorar las cosas, el jefe de policía tomlinson llego antes de que me pusieran a salvo.
-¡louis!- grito con pánico al reconocerme en la camilla.
-estoy perfectamente, char… papa- dije con un suspiro-. No me pasa nada.
Se giro hacia el EMT mas cercano en busca de una segunda opinión. Lo ignore y me detuve a analizar el revoltijo de imaganes inexplicables que se agolpaban en mi mente. Cuando me alejaron del coche en camilla, había visto una abolladura profunda en el paracoches del coche marron. Encajaba a la perfeccion con el contorno de los hombros de Harry, como si se hubiera apoyado contra el vehiculo con fuerza suficiente para dañar el bastidor metalico.
Y luego estaba la familia de Harry, que nos miraba a lo lejos con una gama de expresiones que iban desde la reprobación hasta la ira, pero no había el menor atisbo de preocupación por la integridad de su hermano.
Intente hallar una solución lógica que explicara lo que acababa de ver, una explicación que excluyera la posibilidad de que hubiera enloquecido.
La policía escolto a la ambulancia hasta el hospital del condado, por descontado. Me sentí ridículo todo el tiempo que tardaron en bajarme, y ver a Harry cruzar majestuosamente las puertas del hospital por su propio pie empeoraba las cosas.
Me rechinaron los dientes.
Me condujeron hasta la sala de urgencias, una gran habitación con una hilera de camas separadas por cortinas de colores claros. Una enfermera me tomo la tensión y puso un termómetro debajo de mi lengua. Dado que nadie se molesto en correr las cortinas para concederme un poco de intimidad, decidi que no estaba obligado a llevar aquel feo collarin por mas tiempo. En cuanto se fue la enfermera, desabroche el velero rápidamente y lo tire debajo de la cama.
Se produjo una nueva conmocion entre el personal del hospital. Trajeron otra camilla hacia la cama contigua a la mia.
Reconoci a Tyler crowley, de mi clase de historia, debajo de los vendajes ensangrentados que le envolvían la cabeza. Tenia un aspecto cien veces peor que el mio, pero me miro con ansiedad.
-¡louis, lo siento mucho!
-estoy bien, Tyler, pero tu tienes un aspecto horrible. ¿Cómo te encuentras?
Las enfermeras empezaron a desenrollarle los vendajes manchados mientras hablábamos, y quedo al descubierto una miríada de cortes por toda la frente y la mejilla izquierda.
Tyler no presto atención a mis palabras.
-¡pense que te iba a matar! Iba a demasiada velocidad y entre mal en el hielo…
Hizo una mueca cuando una enfermera empezó a limpiarle la cara.
-no te preocupes; no me alcanzaste.
-¿Cómo te apartaste tan rápido? Estabas allí y luego desapareciste.
-pues… Harry me empujo para apartarme de la trayectoria de la camioneta.
Parecía confuso.
-¿Quién?
-harry styles. Estaba a mi lado.
Siempre se me ha dado muy malo mentir. No sonaba nada convincente.
-¿styles? No lo vi… ¡vaya, todo ocurrio muy deprisa! ¿esta bien?
-supongo que si. Anda por aquí cerca, pero a el no le obligaron a utilizar una camilla.
Sabia que no estaba loco. En ese caso, ¿Qué había ocurrido? No había forma de encontrar una explicación convincente para lo que había visto.
Luego me llevaron en silla de ruedas para sacar una placa de mi cabeza. Les dije que no tenia heridas, y estaba en lo cierto. Ni una contusion. Pregunte si podía marcharme, pero la enfermera me dijo que primero debía hablar con el doctor, por lo quede atrapado en la sala de urgencias mientras Tyler me acosaba con sus continuas disculpas.
Siguió torturándose por mucho que intente convencerle de que me encontraba perfectamente. Al final, cerre los ojos y le ignore, aunque continuo murmurando palabras de remordimiento.
-¿estara durmiendo?- pregunto una voz ronca. Abri los ojos de inmediato. Harry se hallaba al pie de mi cama sonriendo con suficiencia. Le fulmine con la mirada. No resultaba fácil… hubiera resultado mas natural comérselo con los ojos.
-oye, Harry, lo siento mucho…- empezó Tyler.
El interpelado alzo la mano para hacerle callar.
-no hay culpa sin sangre- le dijo con una sonrisa que dejo entrever sus dientes deslumbrantes, adornados por un hoyuelo. Se sento en el borde de la cama de Tyler, me miro y volvió a sonreir con suficiencia.
-¿bueno, cual es el diagnostico?
-no me pasa nada, pero no me dejan marcharme- me queje-. ¿Por qué no te han atado a una camilla como a nosotros?
-tengo enchufe- respondio-, pero no te preocupes, voy a liberarte.
Entonces entro un doctor y me quede boquiabierto. Era joven, rubio y mas guapo que cualquier estrella de cine, aunque estaba palido y ojeroso; se le notaba cansado. A tenor de lo que me había dicho Charlie, ese debía de ser el padre de Harry.
-bueno, joven tomlinson- dijo el doctor styles con una voz marcadamente seductora-, ¿Cómo se encuentra?
-estoy bien- repeti, ojala fuera por ultima vez.
Se dirigio hacia la mesa de luz vertical de la pared y la encendio.
-las radiografías son buenas- dijo-. ¿le duele la cabez? Harry me ha dicho que se dio un golpe bastante fuerte.
-estoy perfectamente- repeti con un suspiro mientras lanzaba una rápida mirada de enojo a Harry.
El medico me examino la cabeza con sus frios dedos. Se percato cuando esboce un gesto de dolor.
-¿le duele?- pregunto.
-no mucho.
Había tenido jaquecas peores.
Oi una risita, busque a Harry con la mirada y vi su sonrisa condescendiente.
Entrecerré los ojos con rabia.
-de acuerdo, su padre se encuentra en la sala de espera. Se puede ir a casa con el pero debe regresar rápidamente si siente mareos o algún trastarno de visión.
-¿no puedo ir a la escuela?- inquirí al imaginarme los intentos de Charlie por ser atento.
-hoy debería tomarse las cosas con calma.
Fulmine a Harry con la mirada.
-¿puede el ir a la escuela?
-alguien ha de darles la buena nueva que hemos sobrevivido- dijo con suficiencia.
-en realidad- le corrigio el doctor styles- parece que la mayoría de los estudiantes estan en la sala de espera.
-¡oh, no!- gemi, cubriéndome el rostro con las manos.
El doctor styles enarco las cejas.
-¿quiere quedarse aquí?
-¡no, no! –insisti al tiempo que sacaba las piernas por el borde de la camilla y me levantaba con prisa, con demasiada prisa, porque me tambalee y el doctor styles me sostuvo. Parecía preocupado.
-me encuentro bien- volvi a asegurarle.
No merecia la pena de explicarle que mi falta de equilibrio no tenia nada que ver con el golpe en la cabeza.
-tome unas pastillas de tylenol contra el dolor- sugiro mientras me sujetaba.
-no me duele mucho- insisti.
-parece que ha tenido muchísima suerte- dijo con una sonrisa mientras firmaba mi informe con una floritura.
-la suerte fue que Harry estuviera a mi lado- le corregi mirando con dureza al objeto de mi declaración.
-ah, si, bueno- musito el doctor styles, súbitamente ocupado con los papeles que tenia delante. Después, miro a Tyler y se marcho a la cama contigua. Tuve la intuición de que el doctor estaba al tanto de todo.
-lamento decirle que usted se va a tener que quedar con nosotros un poquito mas- le dijo a Tyler, y empezó a examinar sus heridas.
Me acerque a Harry en cuanto el doctor me dio la espalda.
-¿puedo hablar contigo un momento?- murmure muy bajo. Se aparto un paso de mi, con la mandibula tensa.
-tu padre te espera- dijo entre dientes.
Mire al doctor styles y Tyler, e insisti.
-quiero hablar contigo a solas, si no te importa.
Me miro con ira, me dio la espalda y anduvo a trancos por la gran sala. Casi tuve que correr para seguirlo, pero se volvió para hacerme frente tan pronto como nos metimos en un pequeño corredor.
-¿Qué quieres?- pregunto molesto.
Su mirada era glacial y su hostilidad me intimido, hable con mas severidad de la que pretendía.
-me debes una explicación- le recordé.
-te salve la vida. No te debo nada.
Retrocedi ante el resentimiento de su tono.
——Te salvé la vida. No te debo nada.
Retrocedí ante el resentimiento de su tono.
—Me lo prometiste.
—louis, te diste un fuerte golpe en la cabeza, no sabes de qué hablas.
Lo dijo de forma cortante. Me enfadé y le miré con gesto desafiante.
—No me pasaba nada en la cabeza.
Me devolvió la mirada de desafío.
— ¿Qué quieres de mí, louis?
—Quiero saber la verdad —dije—. Quiero saber por qué miento por ti.
— ¿Qué crees que pasó? —preguntó bruscamente.
—Todo lo que sé —le contesté de forma atropellada— es que no estabas cerca de mí, en absoluto, y Tyler tampoco te vio, de modo que no me vengas con eso de que me he dado un golpe muy fuerte en la cabeza. La furgoneta iba a matarnos, pero no lo hizo. Tus manos dejaron abolladuras tanto en la carrocería de la furgoneta como en el coche marrón, pero has salido ileso. Y luego la sujetaste cuando me iba a aplastar las piernas...
Me di cuenta de que parecía una locura y fui incapaz de continuar. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas de pura rabia. Rechiné los dientes para intentar contenerlas.
Harry me miró con incredulidad, pero su rostro estaba tenso y permanecía a la defensiva.
— ¿Crees que aparté a pulso una furgoneta?
Su voz cuestionaba mi cordura, pero sólo sirvió para alimentar más mis sospechas, ya que parecía la típica frase perfecta que pronuncia un actor consumado. Apreté la mandíbula y me limité a asentir con la cabeza.
—Nadie te va a creer, ya lo sabes.
Su voz contenía una nota de burla y desdén.
—No se lo voy a decir a nadie.
Hablé despacio, pronunciando lentamente cada palabra, controlando mi enfado con cuidado. La sorpresa recorrió su rostro.
—Entonces, ¿qué importa?
—Me importa a mí —insistí—. No me gusta mentir, por eso quiero tener un buen motivo para hacerlo.
— ¿Es que no me lo puedes agradecer y punto?
—Gracias.
Esperé, furioso, echando chispas.
—No vas a dejarlo correr, ¿verdad?
—No.
—En tal caso... espero que disfrutes de la decepción.
Enfadados, .nos miramos el uno al otro, hasta que al final rompí el silencio intentando concentrarme. Corría el peligro de que su rostro, hermoso y lívido, me distrajera. Era como intentar apartar la vista de un ángel destructor.
— ¿Por qué te molestaste en salvarme? —pregunté con toda la frialdad que pude.
Se hizo una pausa y durante un breve momento su rostro bellísimo fue inesperadamente vulnerable.
—No lo sé —susurró.
Entonces me dio la espalda y se marchó.
Estaba tan enfadado que necesité unos minutos antes de poder moverme. Cuando pude andar, me dirigí lentamente hacia la salida que había al fondo del corredor.
La sala de espera superaba mis peores temores. Todos aquellos a quienes conocía en Forks parecían hallarse presentes, y todos me miraban fijamente. Charlie se acercó a toda prisa. Levanté las manos.
—Estoy perfectamente —le aseguré, hosco. Seguía exasperado y no estaba de humor para charlar.
— ¿Qué dijo el médico?
—El doctor styles me ha reconocido, asegura que estoy bien y puedo irme a casa.
Suspiré. Mike y Jessica y Eric me esperaban y ahora se estaban acercando.
—Vamonos —le urgí.
Sin llegar a tocarme, Charlie me rodeó la espalda con un brazo y me condujo a las puertas de cristal de la salida. Saludé tímidamente con la mano a mis amigos con la esperanza de que comprendieran que no había de qué preocuparse. Fue un gran alivio subirme al coche patrulla, era la primera vez que experimentaba esa sensación.
Viajábamos en silencio. Estaba tan ensimismado en mis cosas que apenas era consciente de la presencia de Charlie. Estaba seguro de que esa actitud a la defensiva de Harry en el pasillo no era sino la confirmación de unos sucesos tan extraños que difícilmente me hubiera creído de no haberlos visto con mis propios ojos.
Cuando llegamos a casa, Charlie habló al fin:
—Eh... Esto... Tienes que llamar a Renée.
Embargado por la culpa, agachó la cabeza. Me espanté.
— ¡Se lo has dicho a mamá!
—Lo siento.
Al bajarme, cerré la puerta del coche patrulla con un portazo más fuerte de lo necesario.
Mi madre se había puesto histérica, por supuesto. Tuve que asegurarle que estaba bien por lo menos treinta veces antes de que se calmara. Me rogó que volviera a casa, olvidando que en aquel momento estaba vacía, pero resistir a sus súplicas me resultó mucho más fácil de lo que pensaba. El misterio que Harry representaba me consumía; aún más, él me obsesionaba. Tonto. Tonto. Tonto. No tenía tantas ganas de huir de Forks como debiera, como hubiera tenido cualquier persona normal y cuerda.
Decidí que sería mejor acostarme temprano esa noche. Charlie no dejaba de mirarme con preocupación y eso me sacaba de quicio. Me detuve en el cuarto de baño al subir y me tomé tres pastillas de Tylenol. Calmaron el dolor y me fui a dormir cuando éste remitió.
Esa fue la primera noche que soñé con Harry styles.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
creo, sin miedo a equivocarme que esta escena
es la mejor escena del libro, la pelicula y la saga entera!
cuando para el auto, y lo salva sfklajfjksfkfjksajfkfjskf
aparecio el doctor ! le vas a dejar carlisle de nombre ?
ahi lo amo!! ahi imaginar esta escena a lo larry
es como demasiado chu ♥ me puedeeen!
amo leer esto amo amo amo amo !
Esa fue la primera noche que soñé con Harry styles.
y todas las que te quedan por soñar con el querido ah jaja
seguila pronto!!
un beso
TomlinsonLover
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
si, es mi escena favorita también, esa y donde bailan al ultimo n.n jajajajajjaj, creo que es difícil, no se, me estoy arrepintiendo de adaptar esta novela no se siento que no tiene la pureza de Larry, o tu que crees??
bueno ahora subo capitulo....
y si se va a llamar Carlisle jajajaja igual lo amo... pffff..
que bueno que te guste, te amo adiós.....:oops: :P
bueno ahora subo capitulo....
y si se va a llamar Carlisle jajajaja igual lo amo... pffff..
que bueno que te guste, te amo adiós.....:oops: :P
TomlinsonLover escribió:
creo, sin miedo a equivocarme que esta escena
es la mejor escena del libro, la pelicula y la saga entera!
cuando para el auto, y lo salva sfklajfjksfkfjksajfkfjskf
aparecio el doctor ! le vas a dejar carlisle de nombre ?
ahi lo amo!! ahi imaginar esta escena a lo larry
es como demasiado chu me puedeeen!
amo leer esto amo amo amo amo !
Esa fue la primera noche que soñé con Harry styles.
y todas las que te quedan por soñar con el querido ah jaja
seguila pronto!!
un beso
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
jajajajajaja ahora la sigo...
FUTURESTYLES escribió:ahhhhjjju siguela la amo!!!
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
bueno, como no voy a estar ni sábado , ni domingo, ni lunes, les subiré capitulo hoy.... va de rápido asi que espero y les guste,,,, las amo y que lo disfruten...
***************
Las Invitaciones
En mi sueño reinaba una oscuridad muy densa, y aquella luz mortecina parecía proceder de la piel de Harry. No podía verle el rostro, sólo la espalda, mientras se alejaba de mi lado, dejándome sumido en la negrura. No lograba alcanzarlo por más que corriera; no se volvía por muy fuertemente que le llamara. Apenado, me desperté en medio de la noche y no pude volver a conciliar el sueño durante un tiempo que se me hizo eterno. Después de aquello, estuvo en mis sueños casi todas las noches, pero siempre en la distancia, nunca a mi alcance.
El mes siguiente al accidente fue violento, tenso y, al menos al principio, embarazoso.
Para mi desgracia, me convertí en el centro de atención durante el resto de la semana. Tyler Crowley se puso insoportable, me seguía a todas partes, obsesionado con compensarme de algún modo. Intenté convencerle de que lo único que quería era que olvidara lo ocurrido, sobre todo porque no me había sucedido nada, pero continuó insistiendo. Me seguía entre clase y clase y en el almuerzo se sentaba a nuestra mesa, ahora muy concurrida. Las amigas de Jessica se comportaban con él de forma bastante más hostil que entre ellas mismas, lo cual me llevó a considerar la posibilidad de que hubiera conseguido mas admiradores no deseados.
Nadie pareció preocuparse de Harry, aunque expliqué una y otra vez que el héroe era él, que me había apartado de la trayectoria de la furgoneta y que había estado a punto de resultar aplastado. Intenté ser convincente. Jessica, Mike, Eric y todos los demás comentaban siempre que no le habían visto hasta que apartaron la furgoneta.
Me preguntaba por qué nadie más había visto lo lejos que estaba antes de que me salvara la vida de un modo tan repentino como imposible. Con disgusto, comprendí que la causa más probable era que nadie estaba tan pendiente de Harry como yo. Nadie más le miraba de la forma en que yo lo hacía. ¡Lamentable!
Harry jamás se vio rodeado de espectadores curiosos que desearan oír la historia de primera mano. La gente lo evitaba como de costumbre. Los Styles y los Payne se sentaban en la misma mesa, como siempre, sin comer, hablando sólo entre sí. Ninguno de ellos, y él menos, me miró ni una sola vez.
Cuando se sentaba a mi lado en clase, tan lejos de mí como se lo permitía la mesa, no parecía ser consciente de mi presencia. Sólo de forma ocasional, cuando cerraba los puños de repente, con la piel, tensa sobre los nudillos, aún más blanca, me preguntaba si realmente me ignoraba tanto como aparentaba.
Deseaba no haberme apartado del camino de la furgoneta de Tyler. Esa era la única conclusión a la que podía llegar.
Tenía mucho interés en hablar con él, y lo intenté al día siguiente del accidente. La última vez que le vi, fuera de la sala de urgencias, los dos estábamos demasiado furiosos. Yo seguía enfadado porque no me confiaba la verdad a pesar de que había cumplido al pie de la letra mi parte del trato. Pero lo cierto es que me había salvado la vida, sin importar cómo lo hiciera, y de noche, el calor de mi ira se desvaneció para convertirse en una respetuosa gratitud.
Ya estaba sentado cuando entré en Biología, mirando al frente. Me senté, esperando que se girara hacia mí. No dio señales de haberse percatado de mi presencia.
—Hola, Harry—dije en tono agradable para demostrarle que iba a comportarme.
Ladeó la cabeza levemente hacia mí sin mirarme, asintió una vez y miró en la dirección opuesta.
Y ése fue el último contacto que había tenido con él, aunque todos los días estuviera ahí, a treinta centímetros. A veces, incapaz de contenerme, le miraba a cierta distancia, en la cafetería o en el aparcamiento. Contemplaba cómo sus ojos dorados se oscurecían de forma evidente día a día, pero en clase no daba más muestras de saber de su existencia que las que él me mostraba a mí. Me sentía miserable. Y los sueños continuaron.
A pesar de mis mentiras descaradas, el tono de mis correos electrónicos alertó a Renée de mi tristeza y telefoneó unas cuantas veces, preocupada. Intenté convencerla de que sólo era el clima, que me aplanaba.
Al menos, a Mike le complacía la obvia frialdad existente entre mi compañero de laboratorio y yo. Noté que le preocupaba que me hubiera impresionado el atrevido rescate de Harry. Quedó muy aliviado cuando se dio cuenta de que parecía haber tenido el efecto opuesto. Su confianza aumentó hasta sentarse al borde de mi mesa para conversar antes de que empezara la clase de Biología, ignorando a Harry de forma tan absoluta como él a nosotros.
Por fortuna, la nieve se fundió después de aquel peligroso día. Mike quedó desencantado por no haber podido organizar su pelea de bolas de nieve, pero le complacía que pronto pudiéramos hacer la excursión a la playa. No obstante, continuó lloviendo a cántaros y pasaron las semanas.
Jessica me hizo tomar conciencia de que se fraguaba otro acontecimiento. El primer martes de marzo me telefoneó y me pidió consejos para invitar a Mike en la elección de las chicas para el baile de primavera que tendría lugar en dos semanas.
— ¿Seguro que eso funcionara? ¿crees que otra no se lo haya pedido? —insistió cuando le dije que no, habría problema, que lo invitara y se arriesgara, y que otra chica no lo había invitado ya. Mike y yo eramos muy buenos amigos, y el me contaba la mayoría de las cosas, y entre ellas no había nada acerca de una chica nueva.
—No, Jess, estoy seguro—le aseguré. – no pienso ir, a parte.
Bailar se encontraba claramente fuera del abanico de mis habilidades.
—Va a ser realmente divertido.
Su esfuerzo por convencerme fue poco entusiasta. Sospechaba que Jessica disfrutaba más con mi inexplicable popularidad que con mi compañía.
—Diviértete con Mike —la animé.
Me sorprendió que al día siguiente no mostrara su efusivo ego de costumbre en clase de Trigonometría y español. Permaneció callada mientras caminaba a mi lado entre una clase y otra, y me dio miedo preguntarle la razón. Si Mike la había rechazado yo era la última persona a la que se lo querría contar.
Mis temores se acrecentaron durante el almuerzo, cuando Jessica se sentó lo más lejos que pudo de Mike y charló animadamente con Eric. Mike estuvo inusualmente callado.
Mike continuó en silencio mientras me acompañaba a clase. El aspecto violento de su rostro era una mala señal, pero no abordó el tema hasta que estuve sentado en mi pupitre y él se encaramó sobre la mesa. Como siempre, era consciente de que Harry se sentaba lo bastante cerca para tocarlo, y tan distante como si fuera una mera invención de mi imaginación.
—Bueno —dijo Mike, mirando al suelo—, Jessica me ha pedido que la acompañe al baile de primavera.
—Eso es estupendo —conferí a mi voz un tono de entusiasmo manifiesto—. Te vas a divertir un montón con ella.
—Eh, bueno... —se quedó sin saber qué decir mientras estudiaba mi sonrisa; era obvio que mi respuesta no le satisfacía—. Le dije que tenía que pensármelo.
— ¿Por qué lo hiciste?
Dejé que mi voz reflejara cierta desaprobación, aunque me aliviaba saber que no le había dado a Jessica una negativa definitiva. Se puso colorado como un tomate y bajó la vista. La lástima hizo vacilar mi resolución.
—Me preguntaba si... Bueno..., si tal vez tenías intención de pedírmelo tú.
Me tomé un momento de respiro, soportando a duras penas la oleada de culpabilidad que recorría todo mi ser, pero con el rabillo del ojo vi que Harry inclinaba la cabeza hacia mí con gesto de reflexión.
—Mike, creo que es demasiado obvio, que yo no soy una mujer, y pues creo que solo estas confundido—le dije.
— ¿a que te refieres con confundido?
¿Se había percatado Harry de que Mike posaba los ojos en él?
—bueno…—comenze—.creo que solo estas tratando de probar, tu no eres gay mike. A parte no tengo intención de acudir al baile.
— ¿Por qué? —quiso saber Mike.
No deseaba ponerle al tanto de los riesgos que bailar suponía para mi integridad, por lo que improvisé nuevos planes sobre la marcha. Además yo hace varios días lo tenia pensado. El solo probaba, yo no le interesaba de otra forma mas que física. Y no iva a dejar que se consiguiera una mala fama, por un crapicho hacia mi.
—Ese sábado voy a ir a Seattle —le expliqué. De todos modos, necesitaba salir del pueblo y era el momento perfecto para hacerlo. Trate de ignorar el rostro de Harry al oir mi no negación a mi sexualidad.
— ¿No puedes ir otro fin de semana?
—Lo siento, pero no —respondí—. No deberías hacer esperar a Jessica más tiempo. Es de mala educación.
—Sí, tienes razón —masculló y, abatido, se dio la vuelta para volver a su asiento.
Cerré los ojos y me froté las sienes con los dedos en un intento de desterrar de mi mente los sentimientos de culpa y lástima. El señor Banner comenzó a hablar. Suspiré y abrí los ojos.
Harry me miraba con curiosidad, aquel habitual punto de frustración de sus ojos negros era ahora aún más perceptible.
Le devolví la mirada, esperando que él apartara la suya, pero en lugar de eso, continuó estudiando mis ojos a fondo y con gran intensidad. Me comenzaron a temblar las manos.
— ¿Señor Styles? —le llamó el profesor, que aguardaba la respuesta a una pregunta que yo no había escuchado.
—El ciclo de Krebs —respondió Harry; parecía reticente mientras se volvía para mirar al señor Banner.
Clavé la vista en el libro en cuanto los ojos de Harry me liberaron, intentando centrarme. Tan cobarde como siempre, dejé caer mi brazo sobre el hombro derecho para ocultar el rostro. No era capaz de creer el torrente de emociones que palpitaba en mi interior, y sólo porque había tenido a bien mirarme por primera vez en seis semanas. No podía permitirle tener ese grado de influencia sobre mí. Era patético; más que patético, era enfermizo.
Intenté ignorarle con todas mis fuerzas durante el resto de la hora y, dado que era imposible, que al menos no supiera que estaba pendiente de él. Me volví de espaldas a él cuando al fin sonó la campana, esperando que, como de costumbre, se marchara de inmediato.
— ¿Louis?
Su voz no debería resultarme tan familiar, como si la hubiera conocido toda la vida en vez de tan sólo unas pocas semanas antes.
Sin querer, me volví lentamente. No quería sentir lo que sabía que iba a sentir cuando contemplase aquel rostro tan perfecto. Tenía una expresión cauta cuando al fin me giré hacia él. La suya era inescrutable. No dijo nada.
— ¿Qué? ¿Me vuelves a dirigir la palabra? —le pregunté finalmente con una involuntaria nota de petulancia en la voz. Sus labios se curvaron, escondiendo una sonrisa.
—No, en realidad no —admitió.
Cerré los ojos e inspiré hondo por la nariz, consciente de que me rechinaban los dientes. El aguardó.
—Entonces, ¿qué quieres, Harry? —le pregunté sin abrir los ojos; era más fácil hablarle con coherencia de esa manera.
—Lo siento —parecía sincero—. Estoy siendo muy grosero, lo sé, pero de verdad que es mejor así.
Abrí los ojos. Su rostro estaba muy serio.
—No sé qué quieres decir —le dije con prevención.
—Es mejor que no seamos amigos —me explicó—, confía en mí.
Entrecerré los ojos. Había oído eso antes.
—Es una lástima que no lo descubrieras antes —murmuré entre dientes—. Te podías haber ahorrado todo ese pesar.
— ¿Pesar? —La palabra y el tono de mi voz le pillaron con la guardia baja, sin duda—. ¿Pesar por qué?
—Por no dejar que esa estúpida furgoneta me hiciera puré.
Estaba atónito. Me miró fijamente sin dar crédito a lo que oía. Casi parecía enfadado cuando al fin habló:
— ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado la vida?
—Sé que es así —repliqué con brusquedad.
—No sabes nada.
Definitivamente, se había enfadado. Alejé bruscamente mi rostro del suyo, mordiéndome la lengua para callarme todas las fuertes acusaciones que quería decirle a la cara. Recogí los libros y luego me puse en pie para dirigirme hacia la puerta. Pretendí hacer una salida dramática de la clase, pero, cómo no, se me enganchó una bota con la jamba de la puerta y se me cayeron los libros. Me quedé allí un momento, sopesando la posibilidad de dejarlos en el suelo. Entonces suspiré y me agaché para recogerlos. Pero él ya estaba ahí, los había apilado. Me los entregó con rostro severo.
—Gracias —dije con frialdad.
Entrecerró los ojos.
— ¡No hay de qué! —replicó.
Me enderecé rápidamente, volví a apartarme de él y me alejé caminando a clase de Educación física sin volver la vista atrás.
La hora de gimnasia fue brutal. Cambiamos de deporte, jugamos a baloncesto. Mi equipo jamás me pasaba la pelota, lo cual era estupendo, pero me caí un montón de veces, y en ocasiones arrastraba a gente conmigo. Ese día me movía peor de lo habitual porque Harry ocupaba toda mi mente. Intentaba concentrarme en mis pies, pero él seguía deslizándose en mis pensamientos justo cuando más necesitaba mantener el equilibrio. Pero de cierta manera me sentía agradecido, de que el no haya retomado el tema que tanto me atormentaba. Mi sexualidad. Jessica me lo había dicho era completamente heterosexual, y por alguna extraña razon, que el lo supiera me llenaba de escalofríos. No quería parecer una niñita, cuando debería ser un hombre fuerte y temerario.
Como siempre, salir fue un alivio. Casi corrí hacia el monovolumen, ya que había demasiada gente a la que quería evitar. El vehículo había sufrido unos daños mínimos a raíz del accidente. Había tenido que sustituir las luces traseras y hubiera realizado algún retoque en la chapa de haber dispuesto de un equipo de pintura de verdad. Los padres de Tyler habían tenido que vender la furgoneta por piezas.
Estuvo a punto de darme un patatús cuando, al doblar la esquina, vi una figura alta y oscura reclinada contra un lateral del coche. Luego comprendí que sólo se trataba de Eric. Comencé a andar de nuevo.
—Hola, Eric —le saludé.
—Hola, Louis.
— ¿Qué hay? —pregunté mientras abría la puerta. No presté atención al tono incómodo de su voz, por lo que sus siguientes palabras me pillaron desprevenido.
—Me preguntaba... si sabias algo sobre, el baile, ya sabes si te han invitado ya o has invitado a alguien.
La voz se le quebró al pronunciar la última palabra.
—Creí que era la chica quien elegía —respondí, demasiado sorprendido y confundido por su pregunta, para ser diplomático.
—Bueno, sí —admitió avergonzado.
Recobré la compostura e intenté ofrecerle mi sonrisa más cálida.
—te agradezco te preocupes, pero ese día voy a estar en Seattle.
—Oh. Bueno, quizás la próxima vez.
—Claro —acepté, y entonces me mordí la lengua. No quería que se lo tomara al pie de la letra.
Se marchó de vuelta al instituto arrastrando los pies. Oí una débil risita.
Harry pasó andando delante de mi coche, con la vista al frente y los labios fruncidos. Abrí la puerta con un brusco tirón, entré de un salto y la cerré con un sonoro golpe detrás de mí. Aceleré el motor en punto muerto de forma ensordecedora y salí marcha atrás hacia el pasillo. Harry ya estaba en su automóvil, a dos coches de distancia, deslizándose con suavidad delante de mí, cortándome el paso. Se detuvo ahí para esperar a su familia. Pude ver a los cuatro tomar aquella dirección, aunque todavía estaban cerca de la cafetería. Consideré seriamente la posibilidad de embestir por detrás a su flamante Volvo, pero había demasiados testigos. Miré por el espejo retrovisor. Comenzaba a formarse una cola. Inmediatamente detrás de mí, Tyler Crowley me saludaba con la mano desde su recién adquirido Sentra de segunda mano. Estaba demasiado fuera de mis casillas para saludarlo.
Oí a alguien llamar con los nudillos en el cristal de la ventana del copiloto mientras permanecía allí sentado, mirando a cualquier parte excepto al coche que tenía delante. Al girarme, vi a Tyler. Confuso, volví a mirar por el retrovisor. Su coche seguía en marcha con la puerta izquierda abierta. Me incliné dentro de la cabina para bajar la ventanilla. Estaba helado hasta el tuétano. Abrí el cristal hasta la mitad y me detuve.
—Lo siento, Tyler —seguía sorprendido, ya que resultaba evidente que no era culpa mía——. El coche de los Styles me tiene atrapado.
—Oh, lo sé. Sólo quería preguntarte algo mientras estábamos aquí bloqueados.
Esbozó una amplia sonrisa. No podía ser cierto.
— ¿Me vas a pedir que te acompañe al baile de primavera? —continuó. ¡oh por dios, no soy una maldita mujer!
—No voy a estar en el pueblo, Tyler. Y no soy mujer, tal vez no te hayas dado cuenta.
Mi voz sonó un poquito cortante. Intenté recordar que no era culpa suya que Mike y Eric ya hubieran colmado el vaso de mi paciencia por aquel día.
—Ya, eso me dijo Mike —admitió.
—Entonces, ¿por qué...?
Se encogió de hombros.
—Tenía la esperanza de que fuera una forma de suavizarle las calabazas.
Vale, eso era totalmente culpa suya.
—Lo siento, Tyler —repliqué mientras intentaba esconder mi irritación—, pero me voy de verdad.
—Está bien. Aún nos queda el baile de fin de curso.
Caminó de vuelta a su coche antes de que pudiera responderle. Supe que mi rostro reflejaba la sorpresa. Miré hacia delante y observé a Niall, Rosalie, Emmett y Liam dirigiéndose al Volvo. Harry no me quitaba el ojo de encima por el espejo retrovisor. Resultaba evidente que se estaba partiendo de risa, como si lo hubiera escuchado todo. Estiré el pie hacia el acelerador, un golpecito no heriría a nadie, sólo rayaría el reluciente esmalte de la carrocería. Aceleré el motor en punto muerto.
Pero ya habían entrado los cuatro y Edward se alejaba a toda velocidad. Regresé a casa conduciendo despacio y con precaución, sin dejar de hablar para mí mismo todo el camino.
Al llegar, decidí hacer enchiladas de pollo para cenar. Era un plato laborioso que me mantendría ocupado. El teléfono sonó mientras cocía a fuego lento las cebollas y los chiles. Casi no me atrevía a contestar, pero podían ser mamá o Charlie.
Era Jessica, que estaba exultante. Mike la había alcanzado después de clase para aceptar la invitación. Lo celebré con ella durante unos instantes mientras removía la comida. Jessica debía colgar, ya que quería telefonear a Angela y a Lauren para decírselo. Le sugerí por «casualidad» que quizás Angela, la chica tímida que iba a Biología conmigo, se lo podía pedir a Eric. Y Lauren, una estirada que me ignoraba durante el almuerzo, se lo podía pedir a Tyler; tenía entendido que estaba disponible. Jess pensó que era una gran idea. De hecho, ahora que tenía seguro a Mike, sonó sincera cuando dijo que deseaba que fuera al baile. Le mencioné el pretexto del viaje a Seattle.
Después de colgar, intenté concentrarme en la cocina, sobre todo al cortar el pollo. No me apetecía hacer otro viaje a urgencias. Pero la cabeza me daba vueltas de tanto analizar cada palabra que hoy había pronunciado Harry. ¿A qué se refería con que era mejor que no fuéramos amigos?
Sentí un retortijón en el estómago cuando comprendí el significado. Debía de haber visto cuánto me obsesionaba y no quería darme esperanzas, por lo que no podíamos siquiera ser amigos. ..., porque él no estaba nada interesado en mí.
Naturalmente que no le interesaba, pensé con enfado mientras me lloraban los ojos —reacción provocada por las cebollas—. Yo era gay, el era totalmente heterosexual. Yo no era interesante y él sí.. Interesante... y brillante, misterioso, perfecto..., y guapo, y posiblemente capaz de levantar una furgoneta con una sola mano.
Vale, de acuerdo. Podía dejarle tranquilo. Le dejaría solo. Soportaría la sentencia que me había impuesto a mí mismo aquí, en el purgatorio; luego, si Dios quería, alguna universidad del sudeste, o tal vez Hawai, me ofrecería una beca. Concentré la mente en playas soleadas y palmeras mientras terminaba las enchiladas y las metía en el horno.
Charlie parecía receloso cuando percibió el aroma a pimientos verdes al llegar a casa. No le podía culpar, la comida mexicana comestible más cercana se encontraba probablemente al sur de California. Pero era un poli, aunque fuera en aquel pequeño pueblecito, de modo que tuvo suficientes redaños para tomar el primer bocado. Pareció gustarle. Resultaba divertido comprobar lo despacio que empezaba a confiar en mí en los asuntos culinarios. Cuando estaba a punto de acabar, le pregunté:
— ¿Papá?
— ¿Sí?
—Esto... Quería que supieras que voy a ir a Seattle el sábado de la semana que viene..., si te parece bien.
No le pedí permiso, era sentar un mal precedente, pero me sentí maleducado. Intenté arreglarlo con ese fin de frase.
— ¿Por qué?
Parecía sorprendido, como si fuera incapaz de imaginar algo que Forks no pudiera ofrecer.
—Bueno, quiero conseguir algunos libros porque la librería local es bastante pequeña, y tal vez mire algo de ropa.
Tenía más dinero del habitual, ya que no había tenido que pagar el coche gracias a Charlie, aunque me dejaba un buen pellizco en las gasolineras.
—Lo más probable es que el monovolumen consuma mucha gasolina —apuntó, haciéndose eco de mis pensamientos.
—Lo sé. Pararé en Montessano y Olympia, y en Tacorna si fuera necesario.
— ¿Vas a ir tú solo? —preguntó. No sabía si sospechaba que tenía un novia secreto, creo que el aun no sabia sobre mis intereses por los chicos. o si se preocupaba por el tema del coche.
—Sí.
—Seattle es una ciudad muy grande, te podrías perder —señaló preocupado.
—Papá, Phoenix es cinco veces más grande que Seattle y sé leer un mapa, no te preocupes.
— ¿No quieres que te acompañe?
Intenté ser astuto al tiempo que ocultaba mi pánico.
—No te preocupes, papá. Voy a ir a visitar varias librerías
—Oh, vale.
La sola de idea de sentarse en una librería por horas, rodeado de libros lo atemorizaba.
—Gracias —le sonreí.
— ¿Estarás de vuelta a tiempo para el baile?, ¿alguna chica ya te invito?
Maldición. Sólo en un pueblo tan pequeño, un padre sabe cuándo tienen lugar los bailes del instituto.
—No, yo no bailo, papá.
Él por encima de todos los demás debería entenderlo. No había heredado de mi madre mis problemas de equilibrio. Lo comprendió.
—Ah, vale —había caído en la cuenta.
A la mañana siguiente, cuando me detuve en el aparcamiento, dejé mi coche lo más lejos posible del Volvo plateado. Quise apartarme del camino de la tentación para no acabar debiéndole a Harry un coche nuevo. Al salir del coche jugueteé con las llaves, que cayeron en un charco cercano. Mientras me agachaba para recogerlas, surgió de repente una mano nivea y las tomó antes que yo. Me erguí bruscamente. Harry Styles estaba a mi lado, recostado como por casualidad contra mi automóvil.
— ¿Cómo lo haces? —pregunté, asombrado e irritado.
— ¿Hacer qué?
Me tendió las llaves mientras hablaba y las dejó caer en la palma de mi mano cuando las fui a coger.
—Aparecer del aire.
—Louis, no es culpa mía que seas excepcionalmente despistado.
Como de costumbre, hablaba en calma, con voz roca y a la vez aterciopelada. Fruncí el ceño ante aquel rostro perfecto. Hoy sus ojos volvían a relucir con un tono profundo y dorado como la miel. Entonces tuve que bajar los míos para reordenar mis ideas, ahora confusas.
— ¿A qué vino taponarme el paso ayer noche? —Quise saber, aún rehuyendo su mirada—. Se suponía que fingías que yo no existía ni te dabas cuenta de que echaba chispas.
—Eso fue culpa de Tyler, no mía —se rió con disimulo—. Tenía que darle su oportunidad.
—Tú... —dije entrecortadamente.
No se me ocurría ningún insulto lo bastante malo. Pensé que la fuerza de mi rabia lo achantaría, pero sólo parecía divertirse aún más.
—No finjo que no existas —continuó.
— ¿Quieres matarme a rabietas dado que la furgoneta de Tyler no lo consiguió?
La ira destelló en sus ojos castaños. Frunció los labios y desaparecieron todas las señales de alegría.
—Louis, eres totalmente absurdo —murmuró con frialdad.
Sentí un hormigueo en las palmas de las manos y me entró un ansia de pegar a alguien. Estaba sorprendido. Por lo general, no era una persona violenta. Le di la espalda y comencé a alejarme.
—Espera —gritó. Seguí andando, chapoteando enojado bajo la lluvia, pero se puso a mi altura y mantuvo mi paso con facilidad.
—Lo siento. He sido descortés —dijo mientras caminaba. Le ignoré—. No estoy diciendo que no sea cierto —prosiguió—, pero, de todos modos, no ha sido de buena educación.
— ¿Por qué no me dejas solo? —refunfuñé.
—Quería pedirte algo, pero me desviaste del tema —volvió a reír entre dientes. Parecía haber recuperado el buen humor.
— ¿Tienes un trastorno de personalidad múltiple? —le pregunté con acritud.
—Y lo vuelves a hacer.
Suspiré.
—Vale, entonces, ¿qué me querías pedir?
—Me preguntaba si el sábado de la próxima semana, ya sabes, el día del baile de primavera...
— ¿Intentas ser gracioso? —lo interrumpí, girándome hacia él.
Mi rostro se empapó cuando alcé la cabeza para mirarle. En sus ojos había una perversa diversión.
—Por favor, ¿vas a dejarme terminar?
Me mordí el labio y junté las manos, entrelazando los dedos, para no cometer ninguna imprudencia.
—Te he escuchado decir que vas a ir a Seattle ese día y me preguntaba si querrías dar un paseo.
Aquello fue totalmente inesperado.
— ¿Qué? —no estaba seguro de adonde quería llegar.
— ¿Quieres dar un paseo hasta Seattle?
— ¿Con quién? —pregunté, desconcertado.
—Conmigo, obviamente —articuló cada sílaba como si se estuviera dirigiendo a un discapacitado.
Seguía sin salir de mi asombro.
— ¿Por qué?
—Planeaba ir a Seattle en las próximas semanas y, para ser honesto, no estoy seguro de que tu monovolumen lo pueda conseguir.
—Mi coche va perfectamente, muchísimas gracias por tu preocupación.
Hice ademán de seguir andando, pero estaba demasiado sorprendido para mantener el mismo nivel de ira.
— ¿Puede llegar gastando un solo depósito de gasolina?
Volvió a mantener el ritmo de mis pasos.
—No veo que sea de tu incumbencia.
Estúpido propietario de un flamante Volvo.
—El despilfarro de recursos limitados es asunto de todos.
—De verdad, Harry, no te sigo —me recorrió un escalofrío al pronunciar su nombre; odié la sensación—. Creía que no querías ser amigo mío.
—Dije que sería mejor que no lo fuéramos, no que no lo deseara.
—Vaya, gracias, eso lo aclara todo —le repliqué con feroz sarcasmo.
Me di cuenta de que había dejado de andar otra vez. Ahora estábamos al abrigo del tejado de la cafetería, por lo que podía contemplarle el rostro con mayor comodidad, lo cual, desde luego, no me ayudaba a aclarar las ideas.
—Sería más... prudente para ti que no fueras mi amigo —explicó—, pero me he cansado de alejarme de ti, Louis.
Sus ojos eran de una intensidad deliciosa cuando pronunció con voz seductora aquella última frase. Me olvidé hasta de respirar.
— ¿Me acompañarás a Seattle? —preguntó con voz todavía vehemente.
Aún era incapaz de hablar, por lo que sólo asentí con la cabeza. Sonrió levemente y luego su rostro se volvió serio.
—Deberías alejarte de mí, de veras —me previno—. Te veré en clase.
Se dio la vuelta de forma brusca y desanduvo el camino que habíamos recorrido.
***************
Las Invitaciones
En mi sueño reinaba una oscuridad muy densa, y aquella luz mortecina parecía proceder de la piel de Harry. No podía verle el rostro, sólo la espalda, mientras se alejaba de mi lado, dejándome sumido en la negrura. No lograba alcanzarlo por más que corriera; no se volvía por muy fuertemente que le llamara. Apenado, me desperté en medio de la noche y no pude volver a conciliar el sueño durante un tiempo que se me hizo eterno. Después de aquello, estuvo en mis sueños casi todas las noches, pero siempre en la distancia, nunca a mi alcance.
El mes siguiente al accidente fue violento, tenso y, al menos al principio, embarazoso.
Para mi desgracia, me convertí en el centro de atención durante el resto de la semana. Tyler Crowley se puso insoportable, me seguía a todas partes, obsesionado con compensarme de algún modo. Intenté convencerle de que lo único que quería era que olvidara lo ocurrido, sobre todo porque no me había sucedido nada, pero continuó insistiendo. Me seguía entre clase y clase y en el almuerzo se sentaba a nuestra mesa, ahora muy concurrida. Las amigas de Jessica se comportaban con él de forma bastante más hostil que entre ellas mismas, lo cual me llevó a considerar la posibilidad de que hubiera conseguido mas admiradores no deseados.
Nadie pareció preocuparse de Harry, aunque expliqué una y otra vez que el héroe era él, que me había apartado de la trayectoria de la furgoneta y que había estado a punto de resultar aplastado. Intenté ser convincente. Jessica, Mike, Eric y todos los demás comentaban siempre que no le habían visto hasta que apartaron la furgoneta.
Me preguntaba por qué nadie más había visto lo lejos que estaba antes de que me salvara la vida de un modo tan repentino como imposible. Con disgusto, comprendí que la causa más probable era que nadie estaba tan pendiente de Harry como yo. Nadie más le miraba de la forma en que yo lo hacía. ¡Lamentable!
Harry jamás se vio rodeado de espectadores curiosos que desearan oír la historia de primera mano. La gente lo evitaba como de costumbre. Los Styles y los Payne se sentaban en la misma mesa, como siempre, sin comer, hablando sólo entre sí. Ninguno de ellos, y él menos, me miró ni una sola vez.
Cuando se sentaba a mi lado en clase, tan lejos de mí como se lo permitía la mesa, no parecía ser consciente de mi presencia. Sólo de forma ocasional, cuando cerraba los puños de repente, con la piel, tensa sobre los nudillos, aún más blanca, me preguntaba si realmente me ignoraba tanto como aparentaba.
Deseaba no haberme apartado del camino de la furgoneta de Tyler. Esa era la única conclusión a la que podía llegar.
Tenía mucho interés en hablar con él, y lo intenté al día siguiente del accidente. La última vez que le vi, fuera de la sala de urgencias, los dos estábamos demasiado furiosos. Yo seguía enfadado porque no me confiaba la verdad a pesar de que había cumplido al pie de la letra mi parte del trato. Pero lo cierto es que me había salvado la vida, sin importar cómo lo hiciera, y de noche, el calor de mi ira se desvaneció para convertirse en una respetuosa gratitud.
Ya estaba sentado cuando entré en Biología, mirando al frente. Me senté, esperando que se girara hacia mí. No dio señales de haberse percatado de mi presencia.
—Hola, Harry—dije en tono agradable para demostrarle que iba a comportarme.
Ladeó la cabeza levemente hacia mí sin mirarme, asintió una vez y miró en la dirección opuesta.
Y ése fue el último contacto que había tenido con él, aunque todos los días estuviera ahí, a treinta centímetros. A veces, incapaz de contenerme, le miraba a cierta distancia, en la cafetería o en el aparcamiento. Contemplaba cómo sus ojos dorados se oscurecían de forma evidente día a día, pero en clase no daba más muestras de saber de su existencia que las que él me mostraba a mí. Me sentía miserable. Y los sueños continuaron.
A pesar de mis mentiras descaradas, el tono de mis correos electrónicos alertó a Renée de mi tristeza y telefoneó unas cuantas veces, preocupada. Intenté convencerla de que sólo era el clima, que me aplanaba.
Al menos, a Mike le complacía la obvia frialdad existente entre mi compañero de laboratorio y yo. Noté que le preocupaba que me hubiera impresionado el atrevido rescate de Harry. Quedó muy aliviado cuando se dio cuenta de que parecía haber tenido el efecto opuesto. Su confianza aumentó hasta sentarse al borde de mi mesa para conversar antes de que empezara la clase de Biología, ignorando a Harry de forma tan absoluta como él a nosotros.
Por fortuna, la nieve se fundió después de aquel peligroso día. Mike quedó desencantado por no haber podido organizar su pelea de bolas de nieve, pero le complacía que pronto pudiéramos hacer la excursión a la playa. No obstante, continuó lloviendo a cántaros y pasaron las semanas.
Jessica me hizo tomar conciencia de que se fraguaba otro acontecimiento. El primer martes de marzo me telefoneó y me pidió consejos para invitar a Mike en la elección de las chicas para el baile de primavera que tendría lugar en dos semanas.
— ¿Seguro que eso funcionara? ¿crees que otra no se lo haya pedido? —insistió cuando le dije que no, habría problema, que lo invitara y se arriesgara, y que otra chica no lo había invitado ya. Mike y yo eramos muy buenos amigos, y el me contaba la mayoría de las cosas, y entre ellas no había nada acerca de una chica nueva.
—No, Jess, estoy seguro—le aseguré. – no pienso ir, a parte.
Bailar se encontraba claramente fuera del abanico de mis habilidades.
—Va a ser realmente divertido.
Su esfuerzo por convencerme fue poco entusiasta. Sospechaba que Jessica disfrutaba más con mi inexplicable popularidad que con mi compañía.
—Diviértete con Mike —la animé.
Me sorprendió que al día siguiente no mostrara su efusivo ego de costumbre en clase de Trigonometría y español. Permaneció callada mientras caminaba a mi lado entre una clase y otra, y me dio miedo preguntarle la razón. Si Mike la había rechazado yo era la última persona a la que se lo querría contar.
Mis temores se acrecentaron durante el almuerzo, cuando Jessica se sentó lo más lejos que pudo de Mike y charló animadamente con Eric. Mike estuvo inusualmente callado.
Mike continuó en silencio mientras me acompañaba a clase. El aspecto violento de su rostro era una mala señal, pero no abordó el tema hasta que estuve sentado en mi pupitre y él se encaramó sobre la mesa. Como siempre, era consciente de que Harry se sentaba lo bastante cerca para tocarlo, y tan distante como si fuera una mera invención de mi imaginación.
—Bueno —dijo Mike, mirando al suelo—, Jessica me ha pedido que la acompañe al baile de primavera.
—Eso es estupendo —conferí a mi voz un tono de entusiasmo manifiesto—. Te vas a divertir un montón con ella.
—Eh, bueno... —se quedó sin saber qué decir mientras estudiaba mi sonrisa; era obvio que mi respuesta no le satisfacía—. Le dije que tenía que pensármelo.
— ¿Por qué lo hiciste?
Dejé que mi voz reflejara cierta desaprobación, aunque me aliviaba saber que no le había dado a Jessica una negativa definitiva. Se puso colorado como un tomate y bajó la vista. La lástima hizo vacilar mi resolución.
—Me preguntaba si... Bueno..., si tal vez tenías intención de pedírmelo tú.
Me tomé un momento de respiro, soportando a duras penas la oleada de culpabilidad que recorría todo mi ser, pero con el rabillo del ojo vi que Harry inclinaba la cabeza hacia mí con gesto de reflexión.
—Mike, creo que es demasiado obvio, que yo no soy una mujer, y pues creo que solo estas confundido—le dije.
— ¿a que te refieres con confundido?
¿Se había percatado Harry de que Mike posaba los ojos en él?
—bueno…—comenze—.creo que solo estas tratando de probar, tu no eres gay mike. A parte no tengo intención de acudir al baile.
— ¿Por qué? —quiso saber Mike.
No deseaba ponerle al tanto de los riesgos que bailar suponía para mi integridad, por lo que improvisé nuevos planes sobre la marcha. Además yo hace varios días lo tenia pensado. El solo probaba, yo no le interesaba de otra forma mas que física. Y no iva a dejar que se consiguiera una mala fama, por un crapicho hacia mi.
—Ese sábado voy a ir a Seattle —le expliqué. De todos modos, necesitaba salir del pueblo y era el momento perfecto para hacerlo. Trate de ignorar el rostro de Harry al oir mi no negación a mi sexualidad.
— ¿No puedes ir otro fin de semana?
—Lo siento, pero no —respondí—. No deberías hacer esperar a Jessica más tiempo. Es de mala educación.
—Sí, tienes razón —masculló y, abatido, se dio la vuelta para volver a su asiento.
Cerré los ojos y me froté las sienes con los dedos en un intento de desterrar de mi mente los sentimientos de culpa y lástima. El señor Banner comenzó a hablar. Suspiré y abrí los ojos.
Harry me miraba con curiosidad, aquel habitual punto de frustración de sus ojos negros era ahora aún más perceptible.
Le devolví la mirada, esperando que él apartara la suya, pero en lugar de eso, continuó estudiando mis ojos a fondo y con gran intensidad. Me comenzaron a temblar las manos.
— ¿Señor Styles? —le llamó el profesor, que aguardaba la respuesta a una pregunta que yo no había escuchado.
—El ciclo de Krebs —respondió Harry; parecía reticente mientras se volvía para mirar al señor Banner.
Clavé la vista en el libro en cuanto los ojos de Harry me liberaron, intentando centrarme. Tan cobarde como siempre, dejé caer mi brazo sobre el hombro derecho para ocultar el rostro. No era capaz de creer el torrente de emociones que palpitaba en mi interior, y sólo porque había tenido a bien mirarme por primera vez en seis semanas. No podía permitirle tener ese grado de influencia sobre mí. Era patético; más que patético, era enfermizo.
Intenté ignorarle con todas mis fuerzas durante el resto de la hora y, dado que era imposible, que al menos no supiera que estaba pendiente de él. Me volví de espaldas a él cuando al fin sonó la campana, esperando que, como de costumbre, se marchara de inmediato.
— ¿Louis?
Su voz no debería resultarme tan familiar, como si la hubiera conocido toda la vida en vez de tan sólo unas pocas semanas antes.
Sin querer, me volví lentamente. No quería sentir lo que sabía que iba a sentir cuando contemplase aquel rostro tan perfecto. Tenía una expresión cauta cuando al fin me giré hacia él. La suya era inescrutable. No dijo nada.
— ¿Qué? ¿Me vuelves a dirigir la palabra? —le pregunté finalmente con una involuntaria nota de petulancia en la voz. Sus labios se curvaron, escondiendo una sonrisa.
—No, en realidad no —admitió.
Cerré los ojos e inspiré hondo por la nariz, consciente de que me rechinaban los dientes. El aguardó.
—Entonces, ¿qué quieres, Harry? —le pregunté sin abrir los ojos; era más fácil hablarle con coherencia de esa manera.
—Lo siento —parecía sincero—. Estoy siendo muy grosero, lo sé, pero de verdad que es mejor así.
Abrí los ojos. Su rostro estaba muy serio.
—No sé qué quieres decir —le dije con prevención.
—Es mejor que no seamos amigos —me explicó—, confía en mí.
Entrecerré los ojos. Había oído eso antes.
—Es una lástima que no lo descubrieras antes —murmuré entre dientes—. Te podías haber ahorrado todo ese pesar.
— ¿Pesar? —La palabra y el tono de mi voz le pillaron con la guardia baja, sin duda—. ¿Pesar por qué?
—Por no dejar que esa estúpida furgoneta me hiciera puré.
Estaba atónito. Me miró fijamente sin dar crédito a lo que oía. Casi parecía enfadado cuando al fin habló:
— ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado la vida?
—Sé que es así —repliqué con brusquedad.
—No sabes nada.
Definitivamente, se había enfadado. Alejé bruscamente mi rostro del suyo, mordiéndome la lengua para callarme todas las fuertes acusaciones que quería decirle a la cara. Recogí los libros y luego me puse en pie para dirigirme hacia la puerta. Pretendí hacer una salida dramática de la clase, pero, cómo no, se me enganchó una bota con la jamba de la puerta y se me cayeron los libros. Me quedé allí un momento, sopesando la posibilidad de dejarlos en el suelo. Entonces suspiré y me agaché para recogerlos. Pero él ya estaba ahí, los había apilado. Me los entregó con rostro severo.
—Gracias —dije con frialdad.
Entrecerró los ojos.
— ¡No hay de qué! —replicó.
Me enderecé rápidamente, volví a apartarme de él y me alejé caminando a clase de Educación física sin volver la vista atrás.
La hora de gimnasia fue brutal. Cambiamos de deporte, jugamos a baloncesto. Mi equipo jamás me pasaba la pelota, lo cual era estupendo, pero me caí un montón de veces, y en ocasiones arrastraba a gente conmigo. Ese día me movía peor de lo habitual porque Harry ocupaba toda mi mente. Intentaba concentrarme en mis pies, pero él seguía deslizándose en mis pensamientos justo cuando más necesitaba mantener el equilibrio. Pero de cierta manera me sentía agradecido, de que el no haya retomado el tema que tanto me atormentaba. Mi sexualidad. Jessica me lo había dicho era completamente heterosexual, y por alguna extraña razon, que el lo supiera me llenaba de escalofríos. No quería parecer una niñita, cuando debería ser un hombre fuerte y temerario.
Como siempre, salir fue un alivio. Casi corrí hacia el monovolumen, ya que había demasiada gente a la que quería evitar. El vehículo había sufrido unos daños mínimos a raíz del accidente. Había tenido que sustituir las luces traseras y hubiera realizado algún retoque en la chapa de haber dispuesto de un equipo de pintura de verdad. Los padres de Tyler habían tenido que vender la furgoneta por piezas.
Estuvo a punto de darme un patatús cuando, al doblar la esquina, vi una figura alta y oscura reclinada contra un lateral del coche. Luego comprendí que sólo se trataba de Eric. Comencé a andar de nuevo.
—Hola, Eric —le saludé.
—Hola, Louis.
— ¿Qué hay? —pregunté mientras abría la puerta. No presté atención al tono incómodo de su voz, por lo que sus siguientes palabras me pillaron desprevenido.
—Me preguntaba... si sabias algo sobre, el baile, ya sabes si te han invitado ya o has invitado a alguien.
La voz se le quebró al pronunciar la última palabra.
—Creí que era la chica quien elegía —respondí, demasiado sorprendido y confundido por su pregunta, para ser diplomático.
—Bueno, sí —admitió avergonzado.
Recobré la compostura e intenté ofrecerle mi sonrisa más cálida.
—te agradezco te preocupes, pero ese día voy a estar en Seattle.
—Oh. Bueno, quizás la próxima vez.
—Claro —acepté, y entonces me mordí la lengua. No quería que se lo tomara al pie de la letra.
Se marchó de vuelta al instituto arrastrando los pies. Oí una débil risita.
Harry pasó andando delante de mi coche, con la vista al frente y los labios fruncidos. Abrí la puerta con un brusco tirón, entré de un salto y la cerré con un sonoro golpe detrás de mí. Aceleré el motor en punto muerto de forma ensordecedora y salí marcha atrás hacia el pasillo. Harry ya estaba en su automóvil, a dos coches de distancia, deslizándose con suavidad delante de mí, cortándome el paso. Se detuvo ahí para esperar a su familia. Pude ver a los cuatro tomar aquella dirección, aunque todavía estaban cerca de la cafetería. Consideré seriamente la posibilidad de embestir por detrás a su flamante Volvo, pero había demasiados testigos. Miré por el espejo retrovisor. Comenzaba a formarse una cola. Inmediatamente detrás de mí, Tyler Crowley me saludaba con la mano desde su recién adquirido Sentra de segunda mano. Estaba demasiado fuera de mis casillas para saludarlo.
Oí a alguien llamar con los nudillos en el cristal de la ventana del copiloto mientras permanecía allí sentado, mirando a cualquier parte excepto al coche que tenía delante. Al girarme, vi a Tyler. Confuso, volví a mirar por el retrovisor. Su coche seguía en marcha con la puerta izquierda abierta. Me incliné dentro de la cabina para bajar la ventanilla. Estaba helado hasta el tuétano. Abrí el cristal hasta la mitad y me detuve.
—Lo siento, Tyler —seguía sorprendido, ya que resultaba evidente que no era culpa mía——. El coche de los Styles me tiene atrapado.
—Oh, lo sé. Sólo quería preguntarte algo mientras estábamos aquí bloqueados.
Esbozó una amplia sonrisa. No podía ser cierto.
— ¿Me vas a pedir que te acompañe al baile de primavera? —continuó. ¡oh por dios, no soy una maldita mujer!
—No voy a estar en el pueblo, Tyler. Y no soy mujer, tal vez no te hayas dado cuenta.
Mi voz sonó un poquito cortante. Intenté recordar que no era culpa suya que Mike y Eric ya hubieran colmado el vaso de mi paciencia por aquel día.
—Ya, eso me dijo Mike —admitió.
—Entonces, ¿por qué...?
Se encogió de hombros.
—Tenía la esperanza de que fuera una forma de suavizarle las calabazas.
Vale, eso era totalmente culpa suya.
—Lo siento, Tyler —repliqué mientras intentaba esconder mi irritación—, pero me voy de verdad.
—Está bien. Aún nos queda el baile de fin de curso.
Caminó de vuelta a su coche antes de que pudiera responderle. Supe que mi rostro reflejaba la sorpresa. Miré hacia delante y observé a Niall, Rosalie, Emmett y Liam dirigiéndose al Volvo. Harry no me quitaba el ojo de encima por el espejo retrovisor. Resultaba evidente que se estaba partiendo de risa, como si lo hubiera escuchado todo. Estiré el pie hacia el acelerador, un golpecito no heriría a nadie, sólo rayaría el reluciente esmalte de la carrocería. Aceleré el motor en punto muerto.
Pero ya habían entrado los cuatro y Edward se alejaba a toda velocidad. Regresé a casa conduciendo despacio y con precaución, sin dejar de hablar para mí mismo todo el camino.
Al llegar, decidí hacer enchiladas de pollo para cenar. Era un plato laborioso que me mantendría ocupado. El teléfono sonó mientras cocía a fuego lento las cebollas y los chiles. Casi no me atrevía a contestar, pero podían ser mamá o Charlie.
Era Jessica, que estaba exultante. Mike la había alcanzado después de clase para aceptar la invitación. Lo celebré con ella durante unos instantes mientras removía la comida. Jessica debía colgar, ya que quería telefonear a Angela y a Lauren para decírselo. Le sugerí por «casualidad» que quizás Angela, la chica tímida que iba a Biología conmigo, se lo podía pedir a Eric. Y Lauren, una estirada que me ignoraba durante el almuerzo, se lo podía pedir a Tyler; tenía entendido que estaba disponible. Jess pensó que era una gran idea. De hecho, ahora que tenía seguro a Mike, sonó sincera cuando dijo que deseaba que fuera al baile. Le mencioné el pretexto del viaje a Seattle.
Después de colgar, intenté concentrarme en la cocina, sobre todo al cortar el pollo. No me apetecía hacer otro viaje a urgencias. Pero la cabeza me daba vueltas de tanto analizar cada palabra que hoy había pronunciado Harry. ¿A qué se refería con que era mejor que no fuéramos amigos?
Sentí un retortijón en el estómago cuando comprendí el significado. Debía de haber visto cuánto me obsesionaba y no quería darme esperanzas, por lo que no podíamos siquiera ser amigos. ..., porque él no estaba nada interesado en mí.
Naturalmente que no le interesaba, pensé con enfado mientras me lloraban los ojos —reacción provocada por las cebollas—. Yo era gay, el era totalmente heterosexual. Yo no era interesante y él sí.. Interesante... y brillante, misterioso, perfecto..., y guapo, y posiblemente capaz de levantar una furgoneta con una sola mano.
Vale, de acuerdo. Podía dejarle tranquilo. Le dejaría solo. Soportaría la sentencia que me había impuesto a mí mismo aquí, en el purgatorio; luego, si Dios quería, alguna universidad del sudeste, o tal vez Hawai, me ofrecería una beca. Concentré la mente en playas soleadas y palmeras mientras terminaba las enchiladas y las metía en el horno.
Charlie parecía receloso cuando percibió el aroma a pimientos verdes al llegar a casa. No le podía culpar, la comida mexicana comestible más cercana se encontraba probablemente al sur de California. Pero era un poli, aunque fuera en aquel pequeño pueblecito, de modo que tuvo suficientes redaños para tomar el primer bocado. Pareció gustarle. Resultaba divertido comprobar lo despacio que empezaba a confiar en mí en los asuntos culinarios. Cuando estaba a punto de acabar, le pregunté:
— ¿Papá?
— ¿Sí?
—Esto... Quería que supieras que voy a ir a Seattle el sábado de la semana que viene..., si te parece bien.
No le pedí permiso, era sentar un mal precedente, pero me sentí maleducado. Intenté arreglarlo con ese fin de frase.
— ¿Por qué?
Parecía sorprendido, como si fuera incapaz de imaginar algo que Forks no pudiera ofrecer.
—Bueno, quiero conseguir algunos libros porque la librería local es bastante pequeña, y tal vez mire algo de ropa.
Tenía más dinero del habitual, ya que no había tenido que pagar el coche gracias a Charlie, aunque me dejaba un buen pellizco en las gasolineras.
—Lo más probable es que el monovolumen consuma mucha gasolina —apuntó, haciéndose eco de mis pensamientos.
—Lo sé. Pararé en Montessano y Olympia, y en Tacorna si fuera necesario.
— ¿Vas a ir tú solo? —preguntó. No sabía si sospechaba que tenía un novia secreto, creo que el aun no sabia sobre mis intereses por los chicos. o si se preocupaba por el tema del coche.
—Sí.
—Seattle es una ciudad muy grande, te podrías perder —señaló preocupado.
—Papá, Phoenix es cinco veces más grande que Seattle y sé leer un mapa, no te preocupes.
— ¿No quieres que te acompañe?
Intenté ser astuto al tiempo que ocultaba mi pánico.
—No te preocupes, papá. Voy a ir a visitar varias librerías
—Oh, vale.
La sola de idea de sentarse en una librería por horas, rodeado de libros lo atemorizaba.
—Gracias —le sonreí.
— ¿Estarás de vuelta a tiempo para el baile?, ¿alguna chica ya te invito?
Maldición. Sólo en un pueblo tan pequeño, un padre sabe cuándo tienen lugar los bailes del instituto.
—No, yo no bailo, papá.
Él por encima de todos los demás debería entenderlo. No había heredado de mi madre mis problemas de equilibrio. Lo comprendió.
—Ah, vale —había caído en la cuenta.
A la mañana siguiente, cuando me detuve en el aparcamiento, dejé mi coche lo más lejos posible del Volvo plateado. Quise apartarme del camino de la tentación para no acabar debiéndole a Harry un coche nuevo. Al salir del coche jugueteé con las llaves, que cayeron en un charco cercano. Mientras me agachaba para recogerlas, surgió de repente una mano nivea y las tomó antes que yo. Me erguí bruscamente. Harry Styles estaba a mi lado, recostado como por casualidad contra mi automóvil.
— ¿Cómo lo haces? —pregunté, asombrado e irritado.
— ¿Hacer qué?
Me tendió las llaves mientras hablaba y las dejó caer en la palma de mi mano cuando las fui a coger.
—Aparecer del aire.
—Louis, no es culpa mía que seas excepcionalmente despistado.
Como de costumbre, hablaba en calma, con voz roca y a la vez aterciopelada. Fruncí el ceño ante aquel rostro perfecto. Hoy sus ojos volvían a relucir con un tono profundo y dorado como la miel. Entonces tuve que bajar los míos para reordenar mis ideas, ahora confusas.
— ¿A qué vino taponarme el paso ayer noche? —Quise saber, aún rehuyendo su mirada—. Se suponía que fingías que yo no existía ni te dabas cuenta de que echaba chispas.
—Eso fue culpa de Tyler, no mía —se rió con disimulo—. Tenía que darle su oportunidad.
—Tú... —dije entrecortadamente.
No se me ocurría ningún insulto lo bastante malo. Pensé que la fuerza de mi rabia lo achantaría, pero sólo parecía divertirse aún más.
—No finjo que no existas —continuó.
— ¿Quieres matarme a rabietas dado que la furgoneta de Tyler no lo consiguió?
La ira destelló en sus ojos castaños. Frunció los labios y desaparecieron todas las señales de alegría.
—Louis, eres totalmente absurdo —murmuró con frialdad.
Sentí un hormigueo en las palmas de las manos y me entró un ansia de pegar a alguien. Estaba sorprendido. Por lo general, no era una persona violenta. Le di la espalda y comencé a alejarme.
—Espera —gritó. Seguí andando, chapoteando enojado bajo la lluvia, pero se puso a mi altura y mantuvo mi paso con facilidad.
—Lo siento. He sido descortés —dijo mientras caminaba. Le ignoré—. No estoy diciendo que no sea cierto —prosiguió—, pero, de todos modos, no ha sido de buena educación.
— ¿Por qué no me dejas solo? —refunfuñé.
—Quería pedirte algo, pero me desviaste del tema —volvió a reír entre dientes. Parecía haber recuperado el buen humor.
— ¿Tienes un trastorno de personalidad múltiple? —le pregunté con acritud.
—Y lo vuelves a hacer.
Suspiré.
—Vale, entonces, ¿qué me querías pedir?
—Me preguntaba si el sábado de la próxima semana, ya sabes, el día del baile de primavera...
— ¿Intentas ser gracioso? —lo interrumpí, girándome hacia él.
Mi rostro se empapó cuando alcé la cabeza para mirarle. En sus ojos había una perversa diversión.
—Por favor, ¿vas a dejarme terminar?
Me mordí el labio y junté las manos, entrelazando los dedos, para no cometer ninguna imprudencia.
—Te he escuchado decir que vas a ir a Seattle ese día y me preguntaba si querrías dar un paseo.
Aquello fue totalmente inesperado.
— ¿Qué? —no estaba seguro de adonde quería llegar.
— ¿Quieres dar un paseo hasta Seattle?
— ¿Con quién? —pregunté, desconcertado.
—Conmigo, obviamente —articuló cada sílaba como si se estuviera dirigiendo a un discapacitado.
Seguía sin salir de mi asombro.
— ¿Por qué?
—Planeaba ir a Seattle en las próximas semanas y, para ser honesto, no estoy seguro de que tu monovolumen lo pueda conseguir.
—Mi coche va perfectamente, muchísimas gracias por tu preocupación.
Hice ademán de seguir andando, pero estaba demasiado sorprendido para mantener el mismo nivel de ira.
— ¿Puede llegar gastando un solo depósito de gasolina?
Volvió a mantener el ritmo de mis pasos.
—No veo que sea de tu incumbencia.
Estúpido propietario de un flamante Volvo.
—El despilfarro de recursos limitados es asunto de todos.
—De verdad, Harry, no te sigo —me recorrió un escalofrío al pronunciar su nombre; odié la sensación—. Creía que no querías ser amigo mío.
—Dije que sería mejor que no lo fuéramos, no que no lo deseara.
—Vaya, gracias, eso lo aclara todo —le repliqué con feroz sarcasmo.
Me di cuenta de que había dejado de andar otra vez. Ahora estábamos al abrigo del tejado de la cafetería, por lo que podía contemplarle el rostro con mayor comodidad, lo cual, desde luego, no me ayudaba a aclarar las ideas.
—Sería más... prudente para ti que no fueras mi amigo —explicó—, pero me he cansado de alejarme de ti, Louis.
Sus ojos eran de una intensidad deliciosa cuando pronunció con voz seductora aquella última frase. Me olvidé hasta de respirar.
— ¿Me acompañarás a Seattle? —preguntó con voz todavía vehemente.
Aún era incapaz de hablar, por lo que sólo asentí con la cabeza. Sonrió levemente y luego su rostro se volvió serio.
—Deberías alejarte de mí, de veras —me previno—. Te veré en clase.
Se dio la vuelta de forma brusca y desanduvo el camino que habíamos recorrido.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
:c osea, quiere que se aleje de el pero lo invita a otra ciudad? O.o ese harry ahh... ´¡Me encanto el capitulo! c: amo con todo mi ser los capitulos largos*-* espero la sigas pronto!;D
Susy
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
holaaa!
primero que nada... personalmente yo
lo imagino como larry y me da perfecto.
soy fan de la saga, amo a ed y bella
pero leer louis y harry me hace amarlo mas
te entiendo eso de ser cansador lo de adaptar y todo
mas siendo que le cambias el sexo al protagonista principal
pero bueno es tu decision seguirla o no,
yo seguire hasta el final si decidis seguirla
y si la dejas, sufrire :( pero lo acepto.
me encanta las cosas que le estas agregando para que tenga
sentido eso de que son lou y harry
y lou no es chica, y se que en algun momento
se te dificultara mas pero hasta ahora esta super bien
total todo el puedo puede ser de mente abierta
y no les importen los "gays" q sea algo "normal".
ame el capitulo!
los 3 peleando por el, y harry bipolar jajajaja
ame ame
ya me diras si vas a seguir o no
porque te di mi punto de vista pero
es tu desicion, vos adaptas jaja
un beso :)
TomlinsonLover
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