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My past between my future (Joe Jonas)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: My past between my future (Joe Jonas)
me encanta esta nove
tienes qe seguirla pronto por fiss
tienes qe seguirla pronto por fiss
ale_princess
Re: My past between my future (Joe Jonas)
CAPITULO 10
Desperté en mi cuarto de infancia, habían algunas muñecas en el suelo y dibujos en mi pequeño escritorio. Escucho unas voces en el living de mi casa que pronto se vuelven fuertes gritos, son mis padres repitiendo la misma pelea. Salgo mi cuarto, descalza, y me encamino al living, dónde veo a mi madre y a mi padre mirándome, mi madre con una expresión triste y mi padre sin expresión alguna. Ellos no dicen nada, no se mueven ni un centímetro, no hacen absolutamente nada, pero de todas formas empiezo a desesperarme y corro a abrazar a mi padre, pero cuando estoy a punto de llegar a él, una delgada pero fuerte lámina de cristal se levanta entre nosotros, privándome de llegar hasta mi progenitor. Puedo verme reflejada en el cristal, y me veo a mí, como estoy ahora, y a la yo de unos 10 años juntas en una . Empiezo a gritarle a mi padre y a golpear el cristal con todas mis fuerzas, pero él no hace nada que no sea mirarme fijamente con ojos vacíos y una expresión seria, una que jamás había visto en él y que me provocaba esa angustia insoportable dentro de mí. Seguí llamando y golpeando, escuché a mi madre detrás de mí decirme: “Vámonos, él se va, nosotras también, vámonos”, pero yo no hacía caso. Vi a mi padre empezar a retroceder y darme la espalda, se estaba alejando cada vez más del cristal y yo cada vez luchaba con más fuerza para llegar hasta él, aun cuando ya había desaparecido por una calle que, hace unos segundos atrás, era la cocina de mi antigua casa. Mi madre me tomó de los hombros con fuerza y me arrastró hacia atrás para abrazarme. Mi respiración se volvió fuerte y superficial, mi corazón latía con tanta fuerza que se sentía como si se fuera a salir de mi pecho, este era el momento en el que me daba cuenta que mi padre había dejado de sentir ese amor incondicional que siempre había dicho que me tenía, él me había borrado para siempre de su vida.
Entonces desperté.
Estaba en mi cama, con el libro en mi pecho y en las mismas condiciones que en mi sueño, mi respiración acelerada, mi corazón vuelto loco y estaba sudando. Nunca más te quedes dormida leyendo un libro. Me senté en la cama y me pase las manos por la cara para despertar completamente, miré el despertador y ¡Dios mío Son las 7:25 y tengo que estar en mi primera clase a las 8:00! Salté de la cama y corrí al baño. Sabía que no llegaría a tiempo, pero tenía que intentarlo.
No sé como pero en 15 minutos ya estaba lista para correr a tomar el bus, salí del edificio y me detuve en seco al ver un conocido Porsche negro estacionado afuera. Caminé hacia él, pero sin mirarlo demasiado, habían muchos autos así circulando por aquí, no era necesario que fuera justamente él, pero todos los pensamientos se esfumaron cuando lo vi apoyado en el respaldo del asiento del conductor, con unos lentes de sol ray-ban, una camiseta azul eléctrico y obviamente se había puesto su sonrisa matadora Que no cunda el pánico, obviamente me quedé dormida en la ducha y ahora estoy teniendo ¡el mejor sueño de mi vida!. Me acerqué hasta él con cautela y cuando estuve lo suficientemente cerca hablé:
-¿Joseph? ¿Qué haces aquí? –pregunté un poco desorientada.
-¿No es obvio? Te voy a llevar, ¡sube! –hizo un gesto con la cabeza indicándome que subiera, pero yo me quedé quieta. Aun no lo creía.
-No... No entiendo... ¿Cómo sabías que… -deje la oración al aire.
-Jeff no llegó a nunca a casa, probablemente se quedaron en la casa de uno de sus tíos que se fue de viaje y le dejo las llaves, bueno pero eso es desviarse del tema –soltó una risa – supuse Maya no podría llevarte a clase así que vine para llevarte yo… -¿cómo sabía que Maya me llevaba a clases? Se lo mencionaste cuando fueron a la playa, genio.
-Te estás quedando sin tiempo, Fairy…
Empecé a rodear el carro y él me abrió la puerta. Cuando ya estaba adentro comencé a hablar.
-Gracias por venir, me salvaste de una aventura en bus –sonreí un poco avergonzada.
-no hay de que… para eso están los amigos… ¿no? – Puso el auto en marcha. ¡Alerta Friend zone! ¡Que alguien le tape la boca al chico!
-Sip – asentí de una manera un poco exagerada que lo hizo reír.
-Oye, quería hacerte una pregunta –dijo aun sonriendo.
-Adelante –lo animé.
-¿en qué deporte estás?
Cierto, deportes. La Universidad en la que estamos, se preocupan sobre el estado físico de los alumnos, es por eso que es obligación estar en al menos una clase de deportes o educación física para salir. A veces siento que estoy en el colegio otra vez y no en la Universidad, el sistema el muy parecido.
-No estoy en algún deporte específico la verdad, elegí una clase que es como una de colegio, no tenía motivación para entrar a algún deporte en específico. ¿y tú?
-No lo sé, me permitieron pensarlo hasta hoy… tal vez tenis o natación. –se encogió de hombros –o tal vez en la que tú estás… ¿qué hacen?
-bueno, algo básico de algunos deportes, a veces hacen hasta salidas al aire libre… es la clase perfecta para los que no saben que deporte elegir. –asintió.
Pasaron algunos segundos antes de que dijera.
-No te vi ayer –dijo con la mirada perdida en el camino
-creo que nuestros horarios no se cruzan los Martes. –solté una pequeña risa que ni yo me creí, el ambiente tenía una pizca de incomodidad, suficiente para volverme loca.
-¿dónde almorzaste? –preguntó con la misma expresión y mismo tono, algo difícil de explicar.
-bueno, ayer no almorcé, estoy atrasada con un libro y ayer leí todo el día. –admití.
Paramos en el último semáforo, uno que estaba justo en la esquina de la Universidad, ya habíamos llegado y yo ni enterada.
-Es malo no almorzar, Fairy –volvió la vista hacia mí y me envolvió un sentimiento de seguridad, luego formo una hermosa sonrisa torcida y la incomodidad del ambiente estaba oficialmente extinguida. Luego agregó:
-Yo me voy a encargar de que no te pierdas ni un solo almuerzo más. –el semáforo cambió de rojo a verde y aceleró hasta llegar a las puertas del estacionamiento.
-No tienes que preocuparte por eso Joseph, ya has sido ultra amable conmigo trayéndome, en serio, no tienes por qué molestarte.
Había un espacio libre casi en la entrada, así que estacionó allí con bastante facilidad.
-No me molesta, me gusta estar contigo ____ -dijo mirándome a los ojos con una expresión seria que me dejo congelada en el asiento.
-A…a mí también me gusta estar contigo, no… no era eso lo que quería decir… yo.. –tenía que pensar un poco lo que iba a decir, otra vez los nervios estaban tomándose el control, y qué decir de mi rubor. –es sólo que nadie había sido tan amable conmigo nunca.
Joseph me seguía mirando como si tratara de descifrar algún puzle o como si buscara alguna respuesta para una pregunta que no había hecho.
-si te sirve de algo, yo tampoco suelo ser tan amable con todo el mundo, sólo con los que me interesan… y tú me interesas, Fairy.
-bueno… -intenté sonreír para aflojar la situación, me estaba costando mucho controlar mis nervios – entonces yo… creo que te veré en el almuerzo, ¿no?
Sonrió levemente –así es.
Salimos del carro y nos dispusimos a caminar cada uno por nuestro lado, pero me di la vuelta y lo llamé, como la primera vez.
-¡Joseph! –se giró
-¿Si?
-Umh… Gracias. – volvió a sonreír ampliamente.
-No hay de qué, Linda. –se dio la vuelta y siguió con su camino, luego yo hice lo mismo. Ahora sólo tenemos que esperar a la hora de almuerzo…
***
Faltaban unos escasos minutos para que el reloj de la pared indicara que la clase había terminado y que la hora destinada para comer comenzaría, la hora en que me encontraría con Joseph ya se acercaba y cada vez más me ponía más nerviosa. ¿Qué era lo que en realidad quería? No tengo idea. Una parte de mi quería salir huyendo de la situación y saltarse el almuerzo, otra parte de mi quería saltar hacía el reloj, adelantar el minutero y salir rápidamente a encontrarme con mi chico. ¡Podrías tomar en cuenta mi opinión alguna vez! Y yo opino que tomes la opción dos. No fue necesario adelantar nada, sin darme cuenta el tiempo había pasado y el profesor ya nos estaba despidiendo del aula para que saliéramos de ahí, decidí que me tomaría mi tiempo en llegar a encontrarme con él, (ahora que recuerdo, no quedamos de acuerdo en donde nos encontraríamos, y si lo hicimos… pues no lo recuerdo) caminaría lentamente hasta el comedor para pensar en qué decir, la última conversación se había puesto un poco incómoda y no quería volver a repetir algo así. Todo se vio estropeado cuando lo vi esperándome a la salida ¿Cómo sabía que me tocaba esta clase?
-Esta es la segunda vez en el día que me sorprendes –le dije pasando por su lado y poniéndome frente a él, que estaba apoyado en la pared.
-creo haberte dicho alguna vez que me gusta el factor sorpresa, Fairy –sonrió. –¿vamos?
-claro… -sonreí y comenzamos a caminar.
-¿Qué tal tu día?
-Ummh, han habido mejores… -la verdad mi día fue igual a cualquiera, pero no podía estar tranquila, no podía poner atención en absolutamente nada! Estar aquí de esta manera era como faltar un día. –¿qué tal el tuyo?
-Aburrido, he visto tantos números que no quiero ni mirar el reloj. –reí. Tal vez fue el chiste más aburrido y tonto del mundo, pero viniendo de él era como la mejor broma.
Seguimos nuestro camino mientras Joseph me contaba algo sobre un profesor que, al parecer, había terminado con su pareja hace poco y cada vez que tenía la oportunidad de desviaba del tema para hacer algún comentario despechado contra su ex. Al final terminó dejándolos retirarse antes.
Llegamos al comedor, compramos nuestro almuerzo y nos fuimos a sentar en unas mesas al aire libre.
-Veo que ya te has acostumbrado al lugar, yo tarde algunas semanas en ubicarme del todo.
-No te creas, me he visto perdido varias veces, pero hago como que sé perfectamente a dónde ir. –Reí.
-¿Aunque camines en círculos todo el tiempo?
-especialmente cuando camino en círculos todo el tiempo. –volví a reír y esta vez el me acompañó.
-Recuerdo que una de las secretarias me obsequió un pequeño mapa –negué mientras recordaba los intentos fallidos por encontrar atajos –nunca funcionó.
-A mí me dio uno, pero en el momento en que lo vi supe que sería una mala idea.
-Háblame sobre Florida… ¿Dónde vivías exactamente?
-Miami
-Genial, me gustaría ir alguna vez.
-Si quieres podríamos ir en las vacaciones, de todas formas ya lo habíamos pensado con Jeff…
-¡esas serían las mejores vacaciones de mi vida! –sonreí, el solo pensar que había una pequeña oportunidad de visitar tal lugar me hacía ponerme feliz, y si lo sumamos con que tengo a Joseph en frente… bueno es una gran suma.
-Sí, pero solo para ir de vacaciones, no para estudiar.
-¿Por qué? –no creo que se deba a una mala educación, la verdad, debe ser esplendida.
-Sólo imagina esto… Eres una chica de primer año, estás sola, sin la supervisión de tus padres prohibiéndote o imponiéndote cosas, y estás en Miami, un lugar que a donde miras es un foco de diversión. –bebió un sobo de agua y luego agregó- con todas esas cosas estudiar es lo último en tu lista… la mayoría desperdicia su primer año.
-Tienes razón, debe de ser difícil estudiar con la cuidad ahí afuera…
-Lo es… por eso vine aquí, este lugar es más –hablé antes de que terminara su frase.
-¿Aburrido?
-Tranquilo. Para nada aburrido. –negó y sonrió.
-nada comparado con Miami.
-esa era la idea.
-¿lo extrañas?
-Nah. –tomo un bocado de su almuerzo. –lo más que podría extrañar a momentos son a algunos amigos, pero ninguno era uno tan real.
-y si te llegaras a ir de Delaware ¿Lo extrañarías? –fue una pregunta que pensé en voz alta, una pregunta que ya me arrepentí de haber formulado. Odio cuando no piensas lo que dices…
-La verdad si lo haría, es demasiado agradable… -me miró fijamente – y si me voy, extrañaría demasiado a una que otra persona.
Su comentario y su mirada que dejaron congelada, pero lista para derretirme. Quería hablar, decir algo, cualquier cosa… pero no podía, su mirada me tenía atrapada y por más que lo intentara no podía dejar de mirar sus hermosos ojos. Al final logré articular, sin dejar de mirarnos.
-Sí… yo… para mi igual sería difícil irme… -balbucee
- ¿Luego de esto te vas a casa?
-No, aun me queda una clase.
-¿Cuál?
-estadística. –porque no les vasta verme sufrir los lunes temprano, también los miércoles.
-¿te parece si te la saltas y vamos a algún lugar? Yo puedo enseñarte estadística cuando quieras. ¡Chico malo, chico malo. Chico malo!
-¿Ese es algún síntoma de Miami? –pregunté con una sonrisa.
-Aun no puedo abandonar por completo el lado malvado he irresponsable que desarrollé allá.
-No creo que sea buena idea.- Me entusiasmaba la idea irme con el chico guapo, y ahora malo, a dar un paseo, pero una parte de mi tenía miedo de que me quedara gustando más de lo que debía. Aunque ya me había saltado clases o simplemente me había ausentado algún día, no me podía dar esos lujos, a diferencia de los otros, tenía que esforzarme para mantener una beca.
-Vamos Fairy, no pasará nada.
Una vocecita en mi cabeza me decía que aceptara, que estadística no era tan importante como los otros ramos. ¡Esa soy yo! Y estaba empezando a creer que esa voz tenía la razón, cuando iba a abrir la boca para aceptar, vi que Madison venía caminando o ,mejor dicho, trotando hacia nosotros. Hacia Joseph.
-Creo que de todas formas no se podrá. –murmuré mirándola, sin poder evitar poner una cara de decepción.
-¿De qué hablas? –su rostro también cambió a una expresión de duda.
-Tenemos compañía. –dije, y antes de que pudiera preguntar Madison y sentó a su lado con una sonrisa radiante y nos saludó a ambos. A Joseph con un beso en la mejilla y a mí, bueno a mí me dijo hola.
-¡Joseph, que bueno que no estás ocupado! -le tomó el brazo – quiero decir, veo que ya terminaste de comer… necesito tu ayuda en algunos cálculos y… había pensado en que como tu eres perfecto en las matemáticas, podrías ayudarme. –sonrió inocentemente.
-Claro, pero ahora no puedo… yo… -me miró- iba ayudar a ___ con estadística. –Madison me dio una mirada acecina.
-Pero, ____, tu eres muy inteligente, estoy segura que puedes apañártelas sola en algo tan sencillo como estadística.
-Madison… -empezó Joseph, pero lo detuve.
-No, Joseph, está bien –joseph me miró entre suplicante y otra vez diciendo “lo siento” –no es tan complicado tampoco, Madison tiene razón, puedo hacerlo yo sola.
-Bueno, ahora que estás libre… -Agregó Madison.
-Yo me voy, suerte con todos esos cálculos –me levanté y salí rápidamente de ahí, por suerte me crucé con Liam.
-¿Estás jugando a atropellar a la gente o qué? –preguntó mi amigo.
-Esa Madison, ¡siempre entrometiéndose en todo! Tenía el crimen perfecto y ella lo arruinó.
-¿Que planeabas?
-Uhh… -tendría que confesar, yo inicié con eso y tenía que seguir, aun así, me sonrojé. – Joseph me ofreció que me fuera con él a dar un paseo, pero apareció Madison con su “necesito ayuda en algunos cálculos y tú eres perfecto” –imité su voz y Liam rió. –y bueno, ya no iré a ninguna parte.
-¿La prefirió a ella? –preguntó sorprendido.
-no le dio opción, y no me iba a poner a pelear por el chico. Le dije que en otro momento podríamos “Estudiar” nosotros y me fui.
-es una perra. –dijo y yo suspiré.
-Lo sé, ¿pero qué se le puede hacer? -Liam apoyó su brazo en mis hombros.
-Planearemos algo para que los deje en paz.
-supongo que dejaré todo a cargo de tu mente diabólica. –reímos.
Después de eso volví a clases, no volví a ver a Joseph en todo el día. Llegué a casa más tarde ya que tuve que tomar el autobús, pero ya a esta hora no estaba tan lleno y me pude dar el lujo de no solo sentarme en un asiento, si no que también ir a la ventana. Cuando llegue a casa tomé mi celular y le marqué a mi mamá, necesitaba escuchar el sonido de su voz, la extrañaba demasiado.
-Perdón por no llamarte antes, de verdad lo siento mucho. –fue lo primero que le dije cuándo contestó.
-No te preocupes ___, entiendo que no hayas tenido tiempo estos primeros días, sólo espero que no dejes de llamarme.
-Jamás! Te extraño demasiado.
-Yo igual, corazón. ¿Cómo te ha ido? ¿Qué has hecho?
-Bien… todo como de costumbre.
-Esa chica… Uhm.. Madison, hace tiempo que no me hablas de ella, ya se fue a molestar a otro?
-Oh, no … ni de cerca –me acerqué al sofá y me tiré en él – siempre está ahí arruinando mis planes.
-¿Qué planes te arruino?
-¿ah? Emm.. Nada, sólo que.. conocí a un chico y nos hicimos amigos y cada que vez que hablamos o cualquier cosa ella llega y lo aleja. – creo que es más un “conocí a un chico en una fiesta, nos besamos y desde ahí no puedo dejar de pensar en él y siempre que estamos juntos Madison se entromete, por eso ahora la odio más”
-Tal vez están saliendo.
-No –dije rápidamente, espero no haber sonado desesperada –digo, no creo… si fuera así ya todos lo sabríamos y el pobre chico ni siquiera se hubiera acercado a mi.
-Entonces él le gusta
-Definitivamente.
-¿y a ti?
-no, a mi no… sólo somos amigos.
-¿y cómo se llama?
-Joseph
-Lindo nombre… -suficiente de mi, hablemos de ella.
-¿Qué hay de ti? ¿Cómo te ha ido? –pregunté.
-¡Oh, Como lo olvide! Recuerdas que te conté sobre un negocio que pondría con la Tía Carol? –estaba emocionada.
-Sí.
-¡Todo salió de maravilla! La próxima semana abriremos con una tienda de pasteles ¿puedes creerlo?
-Eso es genial! –mamá siempre había querido abrir su propia pastelería, ella ama cocinar y siempre había querido trabajar con ello. –cuando esté todo listo podrías mandarme algunas fotografías para ver cómo quedó.
-Claro que sí.
Desperté en mi cuarto de infancia, habían algunas muñecas en el suelo y dibujos en mi pequeño escritorio. Escucho unas voces en el living de mi casa que pronto se vuelven fuertes gritos, son mis padres repitiendo la misma pelea. Salgo mi cuarto, descalza, y me encamino al living, dónde veo a mi madre y a mi padre mirándome, mi madre con una expresión triste y mi padre sin expresión alguna. Ellos no dicen nada, no se mueven ni un centímetro, no hacen absolutamente nada, pero de todas formas empiezo a desesperarme y corro a abrazar a mi padre, pero cuando estoy a punto de llegar a él, una delgada pero fuerte lámina de cristal se levanta entre nosotros, privándome de llegar hasta mi progenitor. Puedo verme reflejada en el cristal, y me veo a mí, como estoy ahora, y a la yo de unos 10 años juntas en una . Empiezo a gritarle a mi padre y a golpear el cristal con todas mis fuerzas, pero él no hace nada que no sea mirarme fijamente con ojos vacíos y una expresión seria, una que jamás había visto en él y que me provocaba esa angustia insoportable dentro de mí. Seguí llamando y golpeando, escuché a mi madre detrás de mí decirme: “Vámonos, él se va, nosotras también, vámonos”, pero yo no hacía caso. Vi a mi padre empezar a retroceder y darme la espalda, se estaba alejando cada vez más del cristal y yo cada vez luchaba con más fuerza para llegar hasta él, aun cuando ya había desaparecido por una calle que, hace unos segundos atrás, era la cocina de mi antigua casa. Mi madre me tomó de los hombros con fuerza y me arrastró hacia atrás para abrazarme. Mi respiración se volvió fuerte y superficial, mi corazón latía con tanta fuerza que se sentía como si se fuera a salir de mi pecho, este era el momento en el que me daba cuenta que mi padre había dejado de sentir ese amor incondicional que siempre había dicho que me tenía, él me había borrado para siempre de su vida.
Entonces desperté.
Estaba en mi cama, con el libro en mi pecho y en las mismas condiciones que en mi sueño, mi respiración acelerada, mi corazón vuelto loco y estaba sudando. Nunca más te quedes dormida leyendo un libro. Me senté en la cama y me pase las manos por la cara para despertar completamente, miré el despertador y ¡Dios mío Son las 7:25 y tengo que estar en mi primera clase a las 8:00! Salté de la cama y corrí al baño. Sabía que no llegaría a tiempo, pero tenía que intentarlo.
No sé como pero en 15 minutos ya estaba lista para correr a tomar el bus, salí del edificio y me detuve en seco al ver un conocido Porsche negro estacionado afuera. Caminé hacia él, pero sin mirarlo demasiado, habían muchos autos así circulando por aquí, no era necesario que fuera justamente él, pero todos los pensamientos se esfumaron cuando lo vi apoyado en el respaldo del asiento del conductor, con unos lentes de sol ray-ban, una camiseta azul eléctrico y obviamente se había puesto su sonrisa matadora Que no cunda el pánico, obviamente me quedé dormida en la ducha y ahora estoy teniendo ¡el mejor sueño de mi vida!. Me acerqué hasta él con cautela y cuando estuve lo suficientemente cerca hablé:
-¿Joseph? ¿Qué haces aquí? –pregunté un poco desorientada.
-¿No es obvio? Te voy a llevar, ¡sube! –hizo un gesto con la cabeza indicándome que subiera, pero yo me quedé quieta. Aun no lo creía.
-No... No entiendo... ¿Cómo sabías que… -deje la oración al aire.
-Jeff no llegó a nunca a casa, probablemente se quedaron en la casa de uno de sus tíos que se fue de viaje y le dejo las llaves, bueno pero eso es desviarse del tema –soltó una risa – supuse Maya no podría llevarte a clase así que vine para llevarte yo… -¿cómo sabía que Maya me llevaba a clases? Se lo mencionaste cuando fueron a la playa, genio.
-Te estás quedando sin tiempo, Fairy…
Empecé a rodear el carro y él me abrió la puerta. Cuando ya estaba adentro comencé a hablar.
-Gracias por venir, me salvaste de una aventura en bus –sonreí un poco avergonzada.
-no hay de que… para eso están los amigos… ¿no? – Puso el auto en marcha. ¡Alerta Friend zone! ¡Que alguien le tape la boca al chico!
-Sip – asentí de una manera un poco exagerada que lo hizo reír.
-Oye, quería hacerte una pregunta –dijo aun sonriendo.
-Adelante –lo animé.
-¿en qué deporte estás?
Cierto, deportes. La Universidad en la que estamos, se preocupan sobre el estado físico de los alumnos, es por eso que es obligación estar en al menos una clase de deportes o educación física para salir. A veces siento que estoy en el colegio otra vez y no en la Universidad, el sistema el muy parecido.
-No estoy en algún deporte específico la verdad, elegí una clase que es como una de colegio, no tenía motivación para entrar a algún deporte en específico. ¿y tú?
-No lo sé, me permitieron pensarlo hasta hoy… tal vez tenis o natación. –se encogió de hombros –o tal vez en la que tú estás… ¿qué hacen?
-bueno, algo básico de algunos deportes, a veces hacen hasta salidas al aire libre… es la clase perfecta para los que no saben que deporte elegir. –asintió.
Pasaron algunos segundos antes de que dijera.
-No te vi ayer –dijo con la mirada perdida en el camino
-creo que nuestros horarios no se cruzan los Martes. –solté una pequeña risa que ni yo me creí, el ambiente tenía una pizca de incomodidad, suficiente para volverme loca.
-¿dónde almorzaste? –preguntó con la misma expresión y mismo tono, algo difícil de explicar.
-bueno, ayer no almorcé, estoy atrasada con un libro y ayer leí todo el día. –admití.
Paramos en el último semáforo, uno que estaba justo en la esquina de la Universidad, ya habíamos llegado y yo ni enterada.
-Es malo no almorzar, Fairy –volvió la vista hacia mí y me envolvió un sentimiento de seguridad, luego formo una hermosa sonrisa torcida y la incomodidad del ambiente estaba oficialmente extinguida. Luego agregó:
-Yo me voy a encargar de que no te pierdas ni un solo almuerzo más. –el semáforo cambió de rojo a verde y aceleró hasta llegar a las puertas del estacionamiento.
-No tienes que preocuparte por eso Joseph, ya has sido ultra amable conmigo trayéndome, en serio, no tienes por qué molestarte.
Había un espacio libre casi en la entrada, así que estacionó allí con bastante facilidad.
-No me molesta, me gusta estar contigo ____ -dijo mirándome a los ojos con una expresión seria que me dejo congelada en el asiento.
-A…a mí también me gusta estar contigo, no… no era eso lo que quería decir… yo.. –tenía que pensar un poco lo que iba a decir, otra vez los nervios estaban tomándose el control, y qué decir de mi rubor. –es sólo que nadie había sido tan amable conmigo nunca.
Joseph me seguía mirando como si tratara de descifrar algún puzle o como si buscara alguna respuesta para una pregunta que no había hecho.
-si te sirve de algo, yo tampoco suelo ser tan amable con todo el mundo, sólo con los que me interesan… y tú me interesas, Fairy.
-bueno… -intenté sonreír para aflojar la situación, me estaba costando mucho controlar mis nervios – entonces yo… creo que te veré en el almuerzo, ¿no?
Sonrió levemente –así es.
Salimos del carro y nos dispusimos a caminar cada uno por nuestro lado, pero me di la vuelta y lo llamé, como la primera vez.
-¡Joseph! –se giró
-¿Si?
-Umh… Gracias. – volvió a sonreír ampliamente.
-No hay de qué, Linda. –se dio la vuelta y siguió con su camino, luego yo hice lo mismo. Ahora sólo tenemos que esperar a la hora de almuerzo…
***
Faltaban unos escasos minutos para que el reloj de la pared indicara que la clase había terminado y que la hora destinada para comer comenzaría, la hora en que me encontraría con Joseph ya se acercaba y cada vez más me ponía más nerviosa. ¿Qué era lo que en realidad quería? No tengo idea. Una parte de mi quería salir huyendo de la situación y saltarse el almuerzo, otra parte de mi quería saltar hacía el reloj, adelantar el minutero y salir rápidamente a encontrarme con mi chico. ¡Podrías tomar en cuenta mi opinión alguna vez! Y yo opino que tomes la opción dos. No fue necesario adelantar nada, sin darme cuenta el tiempo había pasado y el profesor ya nos estaba despidiendo del aula para que saliéramos de ahí, decidí que me tomaría mi tiempo en llegar a encontrarme con él, (ahora que recuerdo, no quedamos de acuerdo en donde nos encontraríamos, y si lo hicimos… pues no lo recuerdo) caminaría lentamente hasta el comedor para pensar en qué decir, la última conversación se había puesto un poco incómoda y no quería volver a repetir algo así. Todo se vio estropeado cuando lo vi esperándome a la salida ¿Cómo sabía que me tocaba esta clase?
-Esta es la segunda vez en el día que me sorprendes –le dije pasando por su lado y poniéndome frente a él, que estaba apoyado en la pared.
-creo haberte dicho alguna vez que me gusta el factor sorpresa, Fairy –sonrió. –¿vamos?
-claro… -sonreí y comenzamos a caminar.
-¿Qué tal tu día?
-Ummh, han habido mejores… -la verdad mi día fue igual a cualquiera, pero no podía estar tranquila, no podía poner atención en absolutamente nada! Estar aquí de esta manera era como faltar un día. –¿qué tal el tuyo?
-Aburrido, he visto tantos números que no quiero ni mirar el reloj. –reí. Tal vez fue el chiste más aburrido y tonto del mundo, pero viniendo de él era como la mejor broma.
Seguimos nuestro camino mientras Joseph me contaba algo sobre un profesor que, al parecer, había terminado con su pareja hace poco y cada vez que tenía la oportunidad de desviaba del tema para hacer algún comentario despechado contra su ex. Al final terminó dejándolos retirarse antes.
Llegamos al comedor, compramos nuestro almuerzo y nos fuimos a sentar en unas mesas al aire libre.
-Veo que ya te has acostumbrado al lugar, yo tarde algunas semanas en ubicarme del todo.
-No te creas, me he visto perdido varias veces, pero hago como que sé perfectamente a dónde ir. –Reí.
-¿Aunque camines en círculos todo el tiempo?
-especialmente cuando camino en círculos todo el tiempo. –volví a reír y esta vez el me acompañó.
-Recuerdo que una de las secretarias me obsequió un pequeño mapa –negué mientras recordaba los intentos fallidos por encontrar atajos –nunca funcionó.
-A mí me dio uno, pero en el momento en que lo vi supe que sería una mala idea.
-Háblame sobre Florida… ¿Dónde vivías exactamente?
-Miami
-Genial, me gustaría ir alguna vez.
-Si quieres podríamos ir en las vacaciones, de todas formas ya lo habíamos pensado con Jeff…
-¡esas serían las mejores vacaciones de mi vida! –sonreí, el solo pensar que había una pequeña oportunidad de visitar tal lugar me hacía ponerme feliz, y si lo sumamos con que tengo a Joseph en frente… bueno es una gran suma.
-Sí, pero solo para ir de vacaciones, no para estudiar.
-¿Por qué? –no creo que se deba a una mala educación, la verdad, debe ser esplendida.
-Sólo imagina esto… Eres una chica de primer año, estás sola, sin la supervisión de tus padres prohibiéndote o imponiéndote cosas, y estás en Miami, un lugar que a donde miras es un foco de diversión. –bebió un sobo de agua y luego agregó- con todas esas cosas estudiar es lo último en tu lista… la mayoría desperdicia su primer año.
-Tienes razón, debe de ser difícil estudiar con la cuidad ahí afuera…
-Lo es… por eso vine aquí, este lugar es más –hablé antes de que terminara su frase.
-¿Aburrido?
-Tranquilo. Para nada aburrido. –negó y sonrió.
-nada comparado con Miami.
-esa era la idea.
-¿lo extrañas?
-Nah. –tomo un bocado de su almuerzo. –lo más que podría extrañar a momentos son a algunos amigos, pero ninguno era uno tan real.
-y si te llegaras a ir de Delaware ¿Lo extrañarías? –fue una pregunta que pensé en voz alta, una pregunta que ya me arrepentí de haber formulado. Odio cuando no piensas lo que dices…
-La verdad si lo haría, es demasiado agradable… -me miró fijamente – y si me voy, extrañaría demasiado a una que otra persona.
Su comentario y su mirada que dejaron congelada, pero lista para derretirme. Quería hablar, decir algo, cualquier cosa… pero no podía, su mirada me tenía atrapada y por más que lo intentara no podía dejar de mirar sus hermosos ojos. Al final logré articular, sin dejar de mirarnos.
-Sí… yo… para mi igual sería difícil irme… -balbucee
- ¿Luego de esto te vas a casa?
-No, aun me queda una clase.
-¿Cuál?
-estadística. –porque no les vasta verme sufrir los lunes temprano, también los miércoles.
-¿te parece si te la saltas y vamos a algún lugar? Yo puedo enseñarte estadística cuando quieras. ¡Chico malo, chico malo. Chico malo!
-¿Ese es algún síntoma de Miami? –pregunté con una sonrisa.
-Aun no puedo abandonar por completo el lado malvado he irresponsable que desarrollé allá.
-No creo que sea buena idea.- Me entusiasmaba la idea irme con el chico guapo, y ahora malo, a dar un paseo, pero una parte de mi tenía miedo de que me quedara gustando más de lo que debía. Aunque ya me había saltado clases o simplemente me había ausentado algún día, no me podía dar esos lujos, a diferencia de los otros, tenía que esforzarme para mantener una beca.
-Vamos Fairy, no pasará nada.
Una vocecita en mi cabeza me decía que aceptara, que estadística no era tan importante como los otros ramos. ¡Esa soy yo! Y estaba empezando a creer que esa voz tenía la razón, cuando iba a abrir la boca para aceptar, vi que Madison venía caminando o ,mejor dicho, trotando hacia nosotros. Hacia Joseph.
-Creo que de todas formas no se podrá. –murmuré mirándola, sin poder evitar poner una cara de decepción.
-¿De qué hablas? –su rostro también cambió a una expresión de duda.
-Tenemos compañía. –dije, y antes de que pudiera preguntar Madison y sentó a su lado con una sonrisa radiante y nos saludó a ambos. A Joseph con un beso en la mejilla y a mí, bueno a mí me dijo hola.
-¡Joseph, que bueno que no estás ocupado! -le tomó el brazo – quiero decir, veo que ya terminaste de comer… necesito tu ayuda en algunos cálculos y… había pensado en que como tu eres perfecto en las matemáticas, podrías ayudarme. –sonrió inocentemente.
-Claro, pero ahora no puedo… yo… -me miró- iba ayudar a ___ con estadística. –Madison me dio una mirada acecina.
-Pero, ____, tu eres muy inteligente, estoy segura que puedes apañártelas sola en algo tan sencillo como estadística.
-Madison… -empezó Joseph, pero lo detuve.
-No, Joseph, está bien –joseph me miró entre suplicante y otra vez diciendo “lo siento” –no es tan complicado tampoco, Madison tiene razón, puedo hacerlo yo sola.
-Bueno, ahora que estás libre… -Agregó Madison.
-Yo me voy, suerte con todos esos cálculos –me levanté y salí rápidamente de ahí, por suerte me crucé con Liam.
-¿Estás jugando a atropellar a la gente o qué? –preguntó mi amigo.
-Esa Madison, ¡siempre entrometiéndose en todo! Tenía el crimen perfecto y ella lo arruinó.
-¿Que planeabas?
-Uhh… -tendría que confesar, yo inicié con eso y tenía que seguir, aun así, me sonrojé. – Joseph me ofreció que me fuera con él a dar un paseo, pero apareció Madison con su “necesito ayuda en algunos cálculos y tú eres perfecto” –imité su voz y Liam rió. –y bueno, ya no iré a ninguna parte.
-¿La prefirió a ella? –preguntó sorprendido.
-no le dio opción, y no me iba a poner a pelear por el chico. Le dije que en otro momento podríamos “Estudiar” nosotros y me fui.
-es una perra. –dijo y yo suspiré.
-Lo sé, ¿pero qué se le puede hacer? -Liam apoyó su brazo en mis hombros.
-Planearemos algo para que los deje en paz.
-supongo que dejaré todo a cargo de tu mente diabólica. –reímos.
Después de eso volví a clases, no volví a ver a Joseph en todo el día. Llegué a casa más tarde ya que tuve que tomar el autobús, pero ya a esta hora no estaba tan lleno y me pude dar el lujo de no solo sentarme en un asiento, si no que también ir a la ventana. Cuando llegue a casa tomé mi celular y le marqué a mi mamá, necesitaba escuchar el sonido de su voz, la extrañaba demasiado.
-Perdón por no llamarte antes, de verdad lo siento mucho. –fue lo primero que le dije cuándo contestó.
-No te preocupes ___, entiendo que no hayas tenido tiempo estos primeros días, sólo espero que no dejes de llamarme.
-Jamás! Te extraño demasiado.
-Yo igual, corazón. ¿Cómo te ha ido? ¿Qué has hecho?
-Bien… todo como de costumbre.
-Esa chica… Uhm.. Madison, hace tiempo que no me hablas de ella, ya se fue a molestar a otro?
-Oh, no … ni de cerca –me acerqué al sofá y me tiré en él – siempre está ahí arruinando mis planes.
-¿Qué planes te arruino?
-¿ah? Emm.. Nada, sólo que.. conocí a un chico y nos hicimos amigos y cada que vez que hablamos o cualquier cosa ella llega y lo aleja. – creo que es más un “conocí a un chico en una fiesta, nos besamos y desde ahí no puedo dejar de pensar en él y siempre que estamos juntos Madison se entromete, por eso ahora la odio más”
-Tal vez están saliendo.
-No –dije rápidamente, espero no haber sonado desesperada –digo, no creo… si fuera así ya todos lo sabríamos y el pobre chico ni siquiera se hubiera acercado a mi.
-Entonces él le gusta
-Definitivamente.
-¿y a ti?
-no, a mi no… sólo somos amigos.
-¿y cómo se llama?
-Joseph
-Lindo nombre… -suficiente de mi, hablemos de ella.
-¿Qué hay de ti? ¿Cómo te ha ido? –pregunté.
-¡Oh, Como lo olvide! Recuerdas que te conté sobre un negocio que pondría con la Tía Carol? –estaba emocionada.
-Sí.
-¡Todo salió de maravilla! La próxima semana abriremos con una tienda de pasteles ¿puedes creerlo?
-Eso es genial! –mamá siempre había querido abrir su propia pastelería, ella ama cocinar y siempre había querido trabajar con ello. –cuando esté todo listo podrías mandarme algunas fotografías para ver cómo quedó.
-Claro que sí.
JaabyJonas
Re: My past between my future (Joe Jonas)
Ugh madison.. hahaha siguela! Me encantaron los capitulos!!
helado00
Re: My past between my future (Joe Jonas)
CAPITULO 11
Nunca fui buena en los deportes en general. Puedo correr, saltar o trepar un árbol, pero no me pidan patear una pelota o encestar en un aro de baloncesto porque simplemente no se me da bien. Es por eso que no entré a ningún deporte y estoy en “educación física”, es donde entras cuando quieres hacer ningún deporte, no puedes decidirte o, como yo, no eres buena en ninguno.
Llegue al gimnasio y vi al grupo de este año, éramos pocos igual que el año anterior. Caminé hacia las gradas y me senté junto a Maya que también había elegido esta clase y, gracias al destino, quedamos juntas.
-Creí que estarías en volleyball como el año anterior con Jeff. –dije.
-Este año no, tuvimos una seria discusión y le dije que por ningún motivo volvería a ese deporte. –se puso una mano en la cabeza- me llegaron más pelotazos ese año que en toda mi vida!
-¿y Jeff estará aquí?
-Sí, y … -miró hacia la puerta que se abrió – y creo que trajo a un inquilino –sonrió.
-No puede ser, dime que no es –le dije aun sin mirar la puerta, dos clases en común era demasiado.
-¿quieres que te mienta?
-Sí
-No es –me miró, tenía una sonrisa de oreja a oreja, luego volvió a girar en la misma dirección y dijo:
-Hola chicos! –se levantó y saludo a Jeff con un beso en los labios y a Joseph con una en la mejilla.
-Hola linda –dijo Jeff –hola ____.
-Hola Jeff –salude sin ponerme de pie, mis piernas se sentían débiles. –Hola Joseph
-Hola Fairy –sonrió ampliamente.
-¿Qué es eso de fairy? –preguntó Jeff confundido mientras pasaba su brazo por sobre los hombros de Maya.
-no qué, quién –dijo Joseph tomándome la mano para que me pusiera de pie al igual que ellos y se puso a mi lado. – ____ es Fairy –se encogió de hombros como si fuera lo más obvio de la vida.
Jeff le dirigió una mirada a Maya como preguntando y esta asintió energéticamente.
-Si tú lo dices… ¿Se puede saber por qué? –preguntó mirándome, pero gracias al cielo Joseph se adelantó.
-Larga historia que te contaré algún día, amigo. – Mi héroe.
El sonido del silbato del entrenador resonó en el gimnasio y luego se escuchó su voz fuerte diciéndonos que nos juntáramos al centro.
El entrenador James, a primera vista, parecía un tipo duro, estricto e intimidante, tenías que tener mucho valor para dirigirle la palabra y para contestar cada vez que te preguntara algo. Pero es solo la primera clase, le gusta asustar a los nuevos y hacerlos dar el máximo de su potencial, al menos, en el primer encuentro. Desde mi punto de vista, y el de muchos aquí, es uno de los profesores más simpáticos y agradables del establecimiento.
-Los quiero a todos en el centro a la cuenta de 5…4…-empezó su cuenta regresiva y todos empezamos a movernos rápidamente en su dirección.
-Muy bien, veo que somos casi la misma cantidad que el año pasado, un buen número de alumnos, debo mencionar. –estaba revisando una tabla con algunas hojas de papel. –quiero pensar que los que están aquí, están porque no podían decidirse por cuál de todos los otros deportes les gustaba más y por eso eligieron algo que les dé de todo, este año planee muchas cosas divertidas que los hará sudar como cerdos. –se escucharon algunas quejas, principalmente de alumnas nuevas que llegaron con la ilusión de hacer nada. Algo así como yo el año pasado.
-espero este año nos vallamos de campamento –dijo Maya de repente – hace mucho tiempo que no conecto mi ser con la naturaleza –dijo extendiendo sus brazos y echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados para dale dramatismo.
-No sabía que te gustaba todo eso. –me miró con fingida indignación.
-me encanta… creo que aún no me conoces del todo bien.
-Así parece… pero tu nunca dijiste nada sobre eso.
Maya abrió la boca para responder pero luego la cerro ya que el entrenador empezó a decir lo que a ella le interesaba.
-Muy bien, este año empezaremos con algo un poco distinto y, a mi parecer, lo más divertido. –hizo una pausa para mirar todas las caras de duda que lo rodeaban, sonrió y luego agregó:
-Empezaremos con supervivencia.
De inmediato todos empezaron a comentarlo, y el chillido de felicidad de Maya hizo que los que nos rodeaban se giraran a mirarla mientras sonreía.
-¡Estupendo! ¡Iremos de campamento! –me miró y luego se volvió a los chicos - ¡Juntos!
-Jamás había visto a una chica tan emocionada por dormir en carpas y hacer un árbol de baño. –dijo Joseph. Dirigí mi mirada hacia él, estaba mirando a Maya pero luego, como si lo hubiera llamado, me miró, con sus ojos profundos, aun sonriendo.
-Bueno, lo del baño es solo un detalle –declaró Maya, y volví la vista hacia ella, no porque de repente el tema de ir al baño en un árbol me interesara, si no porque quedarme mucho tiempo mirando a Joseph hacía que todo lo de alrededor empezara a esfumarse –y , la verdad, dormir en carpas no me incomoda. Amo todo eso.
-¿Amas ir al baño en los árboles? –dijo Jeff.
-No todo es sobre eso, Jeff –Maya lo empujó suavemente y Jeff rio.
En lo que a mi respecta, lo de irme de campamento me es indiferente. Cuando niña acampé unas cuantas veces, en las vacaciones de verano, con mi familia. Tengo muy buenos recuerdos de aquellas salidas. Respirar el aire puro, escuchar el sonido de las hojas moverse con el viento y los pájaros cantar sus melodías, era algo maravilloso y relajante, pero tampoco me volvía loca el tener que ocupar los árboles, sí… eso lo odio.
La clase siguió su curso normal, Maya estaba emocionada y no dejaba de parlotear acerca de su “lista de cosas que hacer con la madre naturaleza”. Fue una clase divertida, el año pasado no conocía a nadie y hacer las parejas o grupos, según la actividad, era un poco incómodo ya que yo tenía que acercarme a alguien o a algún grupo y preguntar si podía unírmeles, no soy alguien deslumbrante en belleza como para que corran a pedirme que esté con ellos. Pero ahora, con amigos aquí, todo era más fácil y entretenido. Los chicos no dejaban de molestarnos en ningún momento y con Maya no paramos de reír, eso hizo que nos cansáramos aún más. Cuando terminó la clase todos nos fuimos a los camarines y cuando Maya y yo salimos, los chicos nos estaban esperando afuera del gimnasio.
-Necesito urgentemente un refresco, jugo, agua o cualquier cosa que pueda beber –dije.
-podríamos ir a tomar algo. –sugirió Joseph.
Mi día había acabado por hoy, a Maya le quedaba aun alguna clase y creo que a Jeff también. De Joseph no sé nada.
-paso esta vez, tengo un examen. –dijo Jeff haciendo una mueca de disgusto.
-Tenemos –agregó Maya.
-Eso nos deja a nosotros dos, o ¿tú también tienes algo que hacer? – Esperaba que dijeras eso.
-yo no, no tengo nada ahora –dije tratando de parecer despreocupada, pero me costaba mucho ignorar la emoción que me producía pensar en estar a solas con Joseph.
-estupendo, yo tampoco –dijo con una sonrisa. Jeff lo miró con cierta complicidad.
Nos separamos. Maya y Jeff fueron a sus clases y Joseph y yo salimos del edificio y empezamos a caminar en dirección a los estacionamientos para ir a beber algo a algún lugar. De pronto escuche una conocida voz que llamó a Joseph.
-Esa fue Ma…
-Shh… -me interrumpió Joseph, dejando su expresión como si nada pasara. Yo lo miraba con duda.
-¿qué pasa? –pregunté.
-finge que no la has escuchado… quiere que estudiemos y no me siento con ánimos de enseñar, menos a alguien que ya lo sabe. ¿Escuchar a quién? Yo no he escuchado a nadie… menos a Madison.
No dije nada. Pude notar como Joseph aceleró el paso hasta que llegamos al lugar de los autos. Estábamos a punto de entrar al auto cuando el celular de Joseph empezó a sonar, pero no le prestó atención.
-Sabes que tu celular está sonando ¿no?
-lo sé, pero fingiremos que está en silencio y que no tenemos ni la menor idea de que está sonado. –dijo y abrió la puerta del copiloto – vamos, sube. –entre al auto y luego él entró también.
Joseph puso el auto en marcha y salimos del estacionamiento, su celular volvió a sonar y esta vez contesto.
-Hola Madison, ¿cómo estás? –preguntó Joseph como si nada.
Escuché a una Madison enojada despotricar por el teléfono. No escuché todo, pero básicamente le estaba diciendo que lo había estado buscando, y que cuando lo encontró él la ignoró. Me mordí el labio inferior para que no saliera la risa, escuchar a Madison así de enojada era chistoso, además de insólito, al menos para mí que siempre la había visto en una posición triunfante. Miré a Joseph y él también tenía cara de querer largarse a reír, pero trataba de mantener la mirada seria en la calle.
-Lo siento de verdad, Madison… te juro que no te escuché, de lo contrario ahora estaría contigo –apuntó Joseph tratando de sonar lo más serio posible.
-¿Dónde estoy? En mi auto. –sonrió. Creo que es el único chico que en vez de seguirla como un perrito perdido le toma el pelo. –yo también hablo en serio, estoy en mi auto… -me miró –estoy llevando a –en cuando dijo “estoy llevando a” mi expresión divertida cambió a pánico. Empecé a mover mis manos de un lado a otro y le susurré muchas veces “No”, pero él no hizo caso - ____ a su casa, me encontré con ella en la salida y me ofrecí para llevarla. –me golpee la frente con la palma de la mano. Querido Joseph, me acabas de condenar a la orca.
-Vamos mad, tu sabes que te irá bien, no necesitas mi ayuda, es más, me atrevo a decir que ni siquiera necesitas estudiar. –madison dejo de hablar fuerte y no pude escuchar nada –nos vemos mañana, adiós. –colgó.
No me di cuenta cuando ya habíamos llegado a un local de helados y jugos naturales. Joseph frenó el auto, nos miramos y empezamos a reír.
-Te advierto que acabas de mandarme a una muerte segura –le dije entre risas.
-¿De qué hablas?
-¡De Madison! ¡Ella me va a ahorcar con uno de sus pañuelos de marca! ¿Cómo le dijiste que estabas conmigo?
-Vamos, es un poco asfixiante, pero no es mala persona…
-Ya, bueno, pero conmigo sí… no sé por qué no le agrado. –me encogí de hombros.
-¿Enserio? El otro día pareció ser amable… bueno tal vez ahora si te odie por quitarle tiempo con el chico más guapo del país.
-¡Cielos, que afortunada soy! –dije sarcásticamente. “entre broma y broma, la verdad se asoma”
-Tengo una idea, podrías esperarme aquí en el auto mientras voy a comprar los jugos y luego podemos ir a tomarlos al parque. ¿Qué te parece? – Los ojos de Joseph estaban llenos de entusiasmo, la cara se le iluminó. Creo que fue un plan que acababa de inventar.
-Me gusta de naranja – él sonrió.
-Vuelvo enseguida. – dijo y salió del auto para entrar a la tienda.
JaabyJonas
Re: My past between my future (Joe Jonas)
Aww ♥asjdksajdkasjda Joseph es un amor
Madison alejatee!
Siguelaaa :3
CandyLove
Re: My past between my future (Joe Jonas)
CAPITULO 12
Me apoyé en el respaldo de su auto y me dediqué a estudiarlo con la mirada, ahora, más detenidamente. Se notaba que era algún auto de último modelo y muy caro, Joseph debía de formar parte de alguna familia con mucho dinero. Me asombra que no sea como Madison, o esté en su grupo, o trate de impresionarla. Entonces empecé a sentirme insegura en toda esta situación. ¿Cómo puedo saber si Joseph no está sólo jugando conmigo? ¿Era alguna broma entre Joseph y Madison? ¿Me estaba tomando en serio? Me asustó pensar eso, porque, aunque no lo quiera aceptar, Joseph poco a poco está calando un lugar más grande de mi corazón, y si llegara a ser sólo un juego o una broma, me sería más difícil recuperarme de eso.
No sé si era el estar sola en su auto con todas esas ideas o que había dejado todas las ventanas cerradas y el calor me estaba afectando, pero de repente sentí una urgencia por salir del auto y correr sin parar hasta llegar a casa, para luego tirarme a la cama y esconderme bajo las sabanas. Estaba mirando fijamente la manilla de la puerta cuando un inconfundible auto blanco se puso al lado del auto de Joseph, el pequeño pero moderno auto blanco estaba esperando a que unas profesoras con un curso prescolar pasaran por el paso de cebra. Era Madison. Hablando del rey de Roma Ella y yo nos miramos la una a la otra en el mismo momento y me dieron unas ganas mortales de ponerme a reír. Su expresión era de asombro extremo, casi shock, pude darme cuenta como se ponía roja de rabia, la cual salía por cada uno de sus poros. O verde, de celos. O verde de celos, dijo una voz en mi cabeza, ya que justo en ese momento Joseph venía saliendo de la tienda con nuestros jugos, cada uno en una mano. No veía a Madison aun, sólo me miraba a mi y yo a él. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, él no estaba jugando conmigo, podía verlo en su cálida y sincera mirada, tal vez de verdad yo le interesaba y de verdad era un chico con buenas intenciones. Se detuvo por un nanosegundo cuando vio a Madison, su sonrisa se volvió un tanto incomoda y me miró, en su mirada sólo había una cosa: diversión, pura diversión que no le costó nada traspasármela. Me volteé otra vez para ver la cara de la chica, pero solo le vi mirando a Joseph y luego volver rápidamente su mirada al frente y acelerar el auto para perderse por la calle.
Joseph entró al auto con nuestros jugos y dijo:
-Tienes la cara de que si no te ríes ahora vas a explotar, y no podrás tomar tu jugo. –dijo también tratando de no estallar en risa.
-Lo siento es que su cara era…
- divertida? , lo sé –empezó a reír y yo le seguí. Me entregó mi jugo.
-Creo que estoy en problemas, por tu culpa. –le acusé en broma.
-Lo siento, este encuentro no estaba planeado –puso el auto en marcha y nos empezó a llevar al parque. –Si quieres podría ponerte un guarda espaldas.
-O no, eso no será suficiente, necesitaré más de uno –bromeé.
-Madison no te dirá nada… ya verás. –su voz ahora sonaba más suave.
-pero no la conoces, ella –me cortó antes de que empezará mi descripción, con las palabras a punto de salir por mi boca que quedó levemente abierta.
-no lo hará, no dejaré que te diga nada, ni ella ni nadie –me dejó sin palabras, ya no estábamos bromeando. La convicción en su voz me hizo sentir como si supiera lo que me pasó cuando era aun más joven, como si hubiera sido un testigo silencioso de todos los sueños que hasta hoy me atormentan y no dejan que olvide esa horrible etapa de mi vida. Sentía que cualquier cosa que dijera podría arruinarlo, pero así también si no decía nada.
-¿supongo que serás tú mi guarda espaldas entonces? –pregunté suavemente, sonriéndole y esperando que él también lo hiciera. Y lo hizo, pero no dijo nada más.
En vez de llegar hasta el parque, que estaba a dos cuadras más de distancia, paramos al lado del lago, cerca del puente. Ahí había un gran pedazo de césped donde la gente suele hacer picnics o cosas por el estilo.
Nos sentamos uno al lado del otro, cada uno con lo que quedaba de su jugo, contemplando la calma del lago y a las aves cazando peces para alimentarse ellas mismas y llevarle a sus crías, que esperaban ansiosas el alimento en los nidos construidos en las ramas de algunos árboles normales y sauces; con hojas tan largas que tocaban el agua con la punta. Nosotros estábamos bajo uno de ellos, y sus hojas formaban una especia de cortina, los rayos de sol se colaban por entremedio, formando una vista única y hermosa. Me encantaría poder fotografiarlo.
de repente Joseph habló.
-Dime algo de ti. – me estaba mirando, no, algo más que mirar… era algo más profundo.
-¿Qué quieres saber?
-No sé, dime algo de ti. –en este momento no podía recordar nada sobre mí.
-No sé qué puedo decirte de mí. Tú pregúntame algo y yo respondo. –le dije.
-¿Tu color favorito? Tal vez –pensé que podría preguntar muchas cosas, menos algo así.
-me gusta el azul –respondí y el asintió.
- a mí me gusta el verde. ¿Tocas algún instrumento?
-sé tocar piano, pero hace tiempo que no me acerco a uno. ¿Tocas algo tú?
-Guitarra, pero nada más allá de lo que aprendes en las clases de música en el colegio. ¿Helado preferido?
Fue una conversación de preguntas y respuestas, al principio eran preguntas de respuestas cortas y concretas, pero luego nos fuimos soltando más y cada respuesta tenía una anécdota o algún pensamiento sujeto a ella. Logramos conocernos más, saber más el uno del otro, pasamos por la música, países, sabores, películas, todo.
El frío se intensificó y empezó a decirnos que ya era tarde y que quedaban unas pocas horas para que se oscureciera ¿era posible que hubiéramos estado tanto rato hablando?
-Se está poniendo frío –dije – podríamos volver al auto... no me mal interpretes, lo estoy pasando de maravilla, pero me siento mal al haberte robado la chaqueta. –sentí que soltó una pequeña risa.
Hace un rato él me había preguntado si quería volver al auto, ya que había notado que tenía frío, pero estaba tan entretenida que le dije que no, entonces el me presto su chaqueta, la cual estaba calientita y llena de su olor. Ahora estábamos recostados en el tronco del árbol, él me tenía rodeada con su brazo y poco a poco yo me había acercado tanto a él que tenía la cabeza en el hueco de su cuello y su hombro. Ahora estaba acariciando mi pelo.
-Como tú digas, Fairy –dijo casi en un susurro.
Nos levantamos y caminamos hacia el auto, que no estaba muy lejos de ahí.
-Tengo otra pregunta, ¿no tienes frío? –le pregunté a Joseph mientras caminábamos hacia el auto y el viento removía mis cabellos.
-No. Creo que tienes las defensas demasiado bajas, no hace tanto frío en realidad. –abrió la puerta del copiloto y yo entré.
-tal vez –dije pero no sé si me habrá escuchado porque justo en ese momento serró la puerta y rodeo el auto para subir y conducir hasta donde vivo.
Cuando llegamos a los edificios, él se bajó conmigo y me acompañó hasta la puerta del departamento.
-¿Quieres pasar? Podríamos ver alguna película o ¿qué hora es? Hoy dan un nuevo capítulo de criminal minds –dije tal vez demasiado rápido.
-Claro, me encantaría –sonreí y me giré para abrir la puerta. Entré yo primero y el me siguió, pero antes de que pudiera serrar la puerta le llegó un mensaje al móvil. El miró la pantalla y su expresión cambió ligeramente.
-Creo que no podré quedarme a ver Criminal Minds, Fairy –me miró y guardo su móvil. –es Madison, no ha dejado de llamar y mandar mensajes. Creo que lo mejor es que termine este asunto con ella rápido. – y ahí estaba Madison pateándome el estómago.
-Sí, yo también creo que es lo mejor. –dije tratando de fingir una sonrisa, pero me era difícil esconder la desilusión.
-Lo siento mucho, de verdad yo…
-Tranquilo, ve –le interrumpí.
-Eres la mejor –se acercó a mí, puso una de sus manos a un lado de mi cara y me plantó un sonoro beso en la mejilla, luego sonrió y se fue. Dejándome ahí parada aun fundida en la sorpresa. Me quedé ahí parada un momento, Joseph ya no estaba y tenía unas ganas locas de salir por la puerta y decirle que olvidara a Madison, que viniera conmigo. Pero eso no iba a pasar, probablemente él ya se había ido.
La risa de Maya me devolvió a la realidad. Probablemente estaban ella y Jeff en su cuarto. Salí raídamente de la sala y entré a mi habitación cerrando la puerta tras de mí, me tiré a mi cama y prendí el estéreo que tenía a un lado. Coldplay empezó a sonar.
Estaba en mi cama, eran las nueve de la noche y yo ya me había puesto mi pijama que consistía en unos shorts de color celeste con snoopies por todos lados, de género, y una camiseta manga corta gris. La parte de arriba del piyama la había perdido, así que tuve que improvisar, no es que no tenga otros piyamas que ponerme, pero este –o lo que queda de este- es el que más me gusta y además el más cómodo.
Ya había apagado la pequeña laptop que tenía y había apagado la luz, estaba lista para dormir, cuando mi celular quebró el tranquilo silencio del lugar.
-¿Hola? –dije sin mirar quien llamaba. Cualquiera que interrumpa mi ritual de sueño no merece el perdón de Dios.
-¿Fairy? ¿Estabas durmiendo? Lo siento, te desperté –dijo una voz grave al otro lado del teléfono. Mi corazón casi se salió de su lugar cuando lo escuché, no pude reprimir la sonrisa de tonta que se me formó.
-No, no estaba durmiendo aún –estiré mi brazo y prendí la luz - aunque si hubieras llamado en diez minutos más, bueno, no hubiera reaccionado tan bien como ahora -le dije bromeando. Los nervios hacen que me den ganas de bromear. Pero mis bromas no son muy buenas. Son malas. Muy malas.
-Que bueno que no esperé a llegar a casa entonces. –no podía verlo, pero sabía que estaba sonriendo. – te llamo porque luego de salir de tu departamento me sentí mal, ya sabes, por dejarte ahí e irme a la casa de Madison… no estás enojada ¿o sí? Porque no fue mi intención dejart… -le interrumpí.
-Joseph, Joseph, no estoy enojada, tranquilo.
-Tenía razón –dijo él de repente.
-¿Tenías razón en qué?
-En que eres la mejor.
-Oh … -no sabía qué decir.
-Así que, ¿tu habitación es la de las cortinas rosadas o blancas?
-Son más como un color crema en realid – comencé a responder con naturalidad hasta que me percaté. ¿Cómo sabía él el color de las cortinas? - ¿Qué? ¿Cómo.. –dejé la pregunta en el aire.
-estoy afuera, por el otro lado… asómate a la ventana si no me crees.
JaabyJonas
Re: My past between my future (Joe Jonas)
Esta afuera de su casa?? :) siguela pronto quiero saber que pasa
claudia12
Re: My past between my future (Joe Jonas)
Afuera.. tipo romero?!
aksdhskdhkaf ay no que hermoso!!! quiero concoer a alguien asi en mi universidad!!
Siguela!!
aksdhskdhkaf ay no que hermoso!!! quiero concoer a alguien asi en mi universidad!!
Siguela!!
helado00
Re: My past between my future (Joe Jonas)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!
Joseph esta afuera, no podría ser más lindo
SIGUELA JAVII!
CandyLove
Re: My past between my future (Joe Jonas)
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CAPITULO 13
Tiré el celular a mi cama y me levanté rápidamente, descorrí las cortinas y ahí estaba, a unos pocos metros de mi ventana, y se venía acercando con el celular aún en su mano. Abrí la ventana.
-No puedo creer que estés aquí. ¿Cómo entraste? –Hablé en susurro por si Maya estaba despierta. Como estábamos en un primer piso, la distancia entre mi ventana y el suelo era de un poco más metro, uno podría entrar y salir por ahí sin ningún problema.
-No estamos exactamente en una cárcel de alta seguridad. –la situación era poco creíble para mí, pensaba que esto solo ocurría en los libros y en las películas. Negué con la cabeza y reí.
-¿vas a entrar? –pregunté moviéndome de la ventana.
-espero que aun podamos ver Criminal Minds. –en un ágil movimiento pasó de estar afuera a estar adentro.
-Creo que aún estamos a tiempo para ver una repetición. –volví a cerrar la ventana cuidadosamente para no hacer ruido. –No puedo creer que acabes de entrar por mi ventana.
-no puedo creer que aun este a tiempo de ver la repetición de Criminal Minds –reímos.
Prendí la pequeña televisión que tenía en un mueble frente a mi cama y luego me tumbé en ella. Vi que Joseph aún estaba de pie. Me moví a un lado de la cama y le dije:
-Sí quieres puedes recostarte aquí, hay bastante espacio para ambos.
-¿No te molesta?
-Claro que no –sonreí.
Joseph no dudo y se recostó a mi lado luego de haberse quitado los zapatos y la chaqueta, después nos cubrió a ambos con el cubre cama. Al principio estábamos tensos los dos, era extraña la situación. Me pierdo por un tiempo y te encuentro en la cama con el Chico. Hada mala, hada mala. Joseph había apagado la luz así que no pudo ver mi rubor cuando me di cuenta de que “estábamos juntos en mi cama”, si bien no estábamos haciendo nada malo, era extraño.
Casi a la mitad del capítulo ya nos habíamos acercado el uno al otro, yo estaba apoyada en el pecho de Joseph mientras él me sostenía entre sus brazos. El tranquilo latido de su corazón y su calmada respiración me habían relajado hasta estar al borde del sueño, pero no me iba a quedar dormida, no en los brazos de Joseph.
-¿Estás despierta Fairy? –susurró.
-Sí –alcé la vista y me encontré con sus hermosos ojos ambarinos mirándome, y con su hermosa sonrisa que me volvía loca. Nuestras caras estaban muy cerca la una de la otra, nuestras narices casi rozándose y nuestras respiraciones mezclándose. ¡Be-so! ¡Be-so! Cerré mis ojos y me acerque sólo un poco a Joseph, quien me alejó suavemente y volvió a depositarme en su pecho y a acariciar mi cabello.
-Lo siento, Fairy –dicho esto besó mi cabello.
no dije nada, sabía que besarnos no estaba bien, recién estábamos conociéndonos y éramos amigos, los amigos no se besan. Me limité a rodearlo con los brazos y dejarme llevar por la cálida sensación de su cuerpo junto al mío, sentimientos de seguridad y bienestar me embargaban y me transportaban a un lugar en donde nada ni nadie podía hacerme daño, donde mis más horribles pesadillas se volvían sólo un vago recuerdo de que alguna vez estuvieron ahí atormentándome, aquí no podían hacerme daño. Después de unos minutos, Joseph dejó de acariciarme el cabello y, por el sonido de su respiración, supe que se había quedado dormido. Luego, yo también lo hice.
Cuando desperté en la mañana estaba sola en la habitación, abrazando una almohada Estas compartiendo la cama con un chico pero tú, de todas maneras, abrazas la almohada. Mi ventana estaba cerrada y el lado en el que él durmió estaba aún tibio, no se había ido hace mucho. Me moví trabajosamente hasta el lugar donde Joseph había estado y aspiré su olor de la almohada. No podía creer lo que había pasado, y lo que aún menos podía creer era que, por primera vez dentro de casi 9 años, había tenido un buen sueño, uno digno de querer recordar.
En mi sueño me encontraba junto con Joseph en su auto, estábamos en una carretera vacía en el desierto que parecía no tener fin, todo se veía muy solo y seco, sin siquiera una planta adornando el lugar. A pesar de todo yo estaba riendo, no sé de qué, pero reía y Joseph también lo hacía, estábamos felices, disfrutando de la compañía del otro. De un momento a otro, llegamos a la civilización, a Francia; donde pasamos por el lado de la torre Eiffel, luego, de un segundo a otro estábamos en Italia; pasando por hermosas calles cercadas de casas antiguas. Después estábamos paseando por el centro de un bosque ,lleno y árboles y arbustos, para luego pasar a alguna calle poco transitada de Brasil. Así pasó todo el sueño, pasando de ciudad en ciudad, de país en país, todo el tiempo riendo y hablando de algún tema que no puedo recordar, pero que supongo, no tenía mayor importancia o coherencia. Estábamos felices, yo estaba feliz, estaba disfrutando de verdad de mi sueño.
Me levanté de mi cama y fui directo al baño, me bañe y me vestí. No sé cómo, pero hice todo en tiempo record. Lo único que sé es que ahora estaba sentada en el sillón cambiando los canales del televisor mientras Maya terminaba de arreglarse en el baño.
-Lo siento, ayer Jeff se quedó hasta tarde
-no te preocupes, aún tenemos tiempo
-¿ayer llamaste a tu madre en la noche? –preguntó Maya tomando las llaves de la mesa de la cocina.
-¿Qué? No ¿por qué? –me levanté y apagué la tele. Luego nos dirigimos a la puerta.
-Porque ayer en la madrugada me desperté y te escuché hablar con alguien, aunque no estoy muy segura de si fue verdad o sólo fue un sueño –dijo maya moviendo la mano como si estuviera ahuyentando algo.
-Definitivamente lo soñaste, dormí como roca hoy. –Disimulé bastante bien el paro cardiaco que me había acabado de dar. Dios mío, maya nos escuchó, creo que no susurré lo bastante bajito o, ahora que lo pienso, Joseph no hizo ningún intento por susurrar, es más, hablaba como si no le importara que hubiera otra persona durmiendo.
-¿Estás segura? Era muy real. –ya habíamos salido y estábamos caminando hacia el auto.
-Segura, ¿con quién podría haber estado hablando? Tal vez escuchaste la televisión, la dejé prendida.
-Sí, creo que eso fue, porque escuché la voz de un chico también, ahora que recuerdo.
-Definitivamente escuchaste mi TV –le dije tratando de reír, pero estaba tensa, era cosa de segundos que mi amiga se diera cuenta que mi cara se estaba poniendo roja.
Llegué a mi primera clase y logré relajarme, me sirvió para bajarme de las nubes, aunque sea un poco. No podía dejar de pensar en su voz, en su calor, en sus manos, en su cuerpo contra el mío, en todo él.
Las horas pasaron y ahora estaba con Liam, sentados en el pasto de uno de los jardines.
-Vamos, Emily es genial… - Emily ha estado enamorada de Liam, no sé desde hace cuánto pero lo está. Claro, no es que ella me lo haya dicho, sabe que somos amigos y tal vez se le puede hacer un poco incómodo hablar de este tema, por eso nunca me lo dijo, pero se le notaba a millas de distancia. Volviendo al tema, hace poco ella se lo había confesado a Liam y este estaba un poco confundido, aun no olvidaba por completo a su antigua novia.
-No lo sé –negó con su cabeza. Tenía sus brazos rodeando sus piernas flexionadas y sus manos enlazadas frente a ellas. -es linda y simpática, pero muchas chicas lo son.
-tiene que tener algo más que “linda y simpática”
-¿Ves? Ni siquiera la conozco como para decir otra cosa de ella.
-Ay, Liam… no te está pidiendo matrimonio o que te mudes a su casa, solo te dijo que le gustas.
-¿y que otro fin además de casarse tendría eso? –reí.
-Muchas otras –lo golpeé suavemente en el hombro con el puño. –podrías hablar con ella, intentarlo.
-Aun no lo sé, tengo que hablarlo más a fondo con mi almohada... Cambiando de tema –sacudió su cabeza en modo de descartar el tema anterior –aun no me dijiste que me extrañaste en deportes, no tienes que ocultarlo, sé que lo hiciste.
-La verdad sí ¿Qué pasó contigo?
-Me di cuenta que lo mío es el tenis.
-Oh, ahora es el tenis, pensé que tu adicción por el futbol duraría un poco más.
-No, esto es distinto… -se inclinó hacia atrás apoyándose en sus codos - jugué tres partidos y los tres los gané, y uno de ellos fue contra el profesor. –dijo con una sonrisa de suficiencia.
-Wow, felicidades -le aplaudí suavemente - veamos cuanto durará tenis ahora, tienes que estar más de dos meses entusiasmado con esto si quieres romper tu record. –mi celular indicó que tenía un mensaje. Un mensaje de Joseph.
CAPITULO 13
Tiré el celular a mi cama y me levanté rápidamente, descorrí las cortinas y ahí estaba, a unos pocos metros de mi ventana, y se venía acercando con el celular aún en su mano. Abrí la ventana.
-No puedo creer que estés aquí. ¿Cómo entraste? –Hablé en susurro por si Maya estaba despierta. Como estábamos en un primer piso, la distancia entre mi ventana y el suelo era de un poco más metro, uno podría entrar y salir por ahí sin ningún problema.
-No estamos exactamente en una cárcel de alta seguridad. –la situación era poco creíble para mí, pensaba que esto solo ocurría en los libros y en las películas. Negué con la cabeza y reí.
-¿vas a entrar? –pregunté moviéndome de la ventana.
-espero que aun podamos ver Criminal Minds. –en un ágil movimiento pasó de estar afuera a estar adentro.
-Creo que aún estamos a tiempo para ver una repetición. –volví a cerrar la ventana cuidadosamente para no hacer ruido. –No puedo creer que acabes de entrar por mi ventana.
-no puedo creer que aun este a tiempo de ver la repetición de Criminal Minds –reímos.
Prendí la pequeña televisión que tenía en un mueble frente a mi cama y luego me tumbé en ella. Vi que Joseph aún estaba de pie. Me moví a un lado de la cama y le dije:
-Sí quieres puedes recostarte aquí, hay bastante espacio para ambos.
-¿No te molesta?
-Claro que no –sonreí.
Joseph no dudo y se recostó a mi lado luego de haberse quitado los zapatos y la chaqueta, después nos cubrió a ambos con el cubre cama. Al principio estábamos tensos los dos, era extraña la situación. Me pierdo por un tiempo y te encuentro en la cama con el Chico. Hada mala, hada mala. Joseph había apagado la luz así que no pudo ver mi rubor cuando me di cuenta de que “estábamos juntos en mi cama”, si bien no estábamos haciendo nada malo, era extraño.
Casi a la mitad del capítulo ya nos habíamos acercado el uno al otro, yo estaba apoyada en el pecho de Joseph mientras él me sostenía entre sus brazos. El tranquilo latido de su corazón y su calmada respiración me habían relajado hasta estar al borde del sueño, pero no me iba a quedar dormida, no en los brazos de Joseph.
-¿Estás despierta Fairy? –susurró.
-Sí –alcé la vista y me encontré con sus hermosos ojos ambarinos mirándome, y con su hermosa sonrisa que me volvía loca. Nuestras caras estaban muy cerca la una de la otra, nuestras narices casi rozándose y nuestras respiraciones mezclándose. ¡Be-so! ¡Be-so! Cerré mis ojos y me acerque sólo un poco a Joseph, quien me alejó suavemente y volvió a depositarme en su pecho y a acariciar mi cabello.
-Lo siento, Fairy –dicho esto besó mi cabello.
no dije nada, sabía que besarnos no estaba bien, recién estábamos conociéndonos y éramos amigos, los amigos no se besan. Me limité a rodearlo con los brazos y dejarme llevar por la cálida sensación de su cuerpo junto al mío, sentimientos de seguridad y bienestar me embargaban y me transportaban a un lugar en donde nada ni nadie podía hacerme daño, donde mis más horribles pesadillas se volvían sólo un vago recuerdo de que alguna vez estuvieron ahí atormentándome, aquí no podían hacerme daño. Después de unos minutos, Joseph dejó de acariciarme el cabello y, por el sonido de su respiración, supe que se había quedado dormido. Luego, yo también lo hice.
Cuando desperté en la mañana estaba sola en la habitación, abrazando una almohada Estas compartiendo la cama con un chico pero tú, de todas maneras, abrazas la almohada. Mi ventana estaba cerrada y el lado en el que él durmió estaba aún tibio, no se había ido hace mucho. Me moví trabajosamente hasta el lugar donde Joseph había estado y aspiré su olor de la almohada. No podía creer lo que había pasado, y lo que aún menos podía creer era que, por primera vez dentro de casi 9 años, había tenido un buen sueño, uno digno de querer recordar.
En mi sueño me encontraba junto con Joseph en su auto, estábamos en una carretera vacía en el desierto que parecía no tener fin, todo se veía muy solo y seco, sin siquiera una planta adornando el lugar. A pesar de todo yo estaba riendo, no sé de qué, pero reía y Joseph también lo hacía, estábamos felices, disfrutando de la compañía del otro. De un momento a otro, llegamos a la civilización, a Francia; donde pasamos por el lado de la torre Eiffel, luego, de un segundo a otro estábamos en Italia; pasando por hermosas calles cercadas de casas antiguas. Después estábamos paseando por el centro de un bosque ,lleno y árboles y arbustos, para luego pasar a alguna calle poco transitada de Brasil. Así pasó todo el sueño, pasando de ciudad en ciudad, de país en país, todo el tiempo riendo y hablando de algún tema que no puedo recordar, pero que supongo, no tenía mayor importancia o coherencia. Estábamos felices, yo estaba feliz, estaba disfrutando de verdad de mi sueño.
Me levanté de mi cama y fui directo al baño, me bañe y me vestí. No sé cómo, pero hice todo en tiempo record. Lo único que sé es que ahora estaba sentada en el sillón cambiando los canales del televisor mientras Maya terminaba de arreglarse en el baño.
-Lo siento, ayer Jeff se quedó hasta tarde
-no te preocupes, aún tenemos tiempo
-¿ayer llamaste a tu madre en la noche? –preguntó Maya tomando las llaves de la mesa de la cocina.
-¿Qué? No ¿por qué? –me levanté y apagué la tele. Luego nos dirigimos a la puerta.
-Porque ayer en la madrugada me desperté y te escuché hablar con alguien, aunque no estoy muy segura de si fue verdad o sólo fue un sueño –dijo maya moviendo la mano como si estuviera ahuyentando algo.
-Definitivamente lo soñaste, dormí como roca hoy. –Disimulé bastante bien el paro cardiaco que me había acabado de dar. Dios mío, maya nos escuchó, creo que no susurré lo bastante bajito o, ahora que lo pienso, Joseph no hizo ningún intento por susurrar, es más, hablaba como si no le importara que hubiera otra persona durmiendo.
-¿Estás segura? Era muy real. –ya habíamos salido y estábamos caminando hacia el auto.
-Segura, ¿con quién podría haber estado hablando? Tal vez escuchaste la televisión, la dejé prendida.
-Sí, creo que eso fue, porque escuché la voz de un chico también, ahora que recuerdo.
-Definitivamente escuchaste mi TV –le dije tratando de reír, pero estaba tensa, era cosa de segundos que mi amiga se diera cuenta que mi cara se estaba poniendo roja.
Llegué a mi primera clase y logré relajarme, me sirvió para bajarme de las nubes, aunque sea un poco. No podía dejar de pensar en su voz, en su calor, en sus manos, en su cuerpo contra el mío, en todo él.
Las horas pasaron y ahora estaba con Liam, sentados en el pasto de uno de los jardines.
-Vamos, Emily es genial… - Emily ha estado enamorada de Liam, no sé desde hace cuánto pero lo está. Claro, no es que ella me lo haya dicho, sabe que somos amigos y tal vez se le puede hacer un poco incómodo hablar de este tema, por eso nunca me lo dijo, pero se le notaba a millas de distancia. Volviendo al tema, hace poco ella se lo había confesado a Liam y este estaba un poco confundido, aun no olvidaba por completo a su antigua novia.
-No lo sé –negó con su cabeza. Tenía sus brazos rodeando sus piernas flexionadas y sus manos enlazadas frente a ellas. -es linda y simpática, pero muchas chicas lo son.
-tiene que tener algo más que “linda y simpática”
-¿Ves? Ni siquiera la conozco como para decir otra cosa de ella.
-Ay, Liam… no te está pidiendo matrimonio o que te mudes a su casa, solo te dijo que le gustas.
-¿y que otro fin además de casarse tendría eso? –reí.
-Muchas otras –lo golpeé suavemente en el hombro con el puño. –podrías hablar con ella, intentarlo.
-Aun no lo sé, tengo que hablarlo más a fondo con mi almohada... Cambiando de tema –sacudió su cabeza en modo de descartar el tema anterior –aun no me dijiste que me extrañaste en deportes, no tienes que ocultarlo, sé que lo hiciste.
-La verdad sí ¿Qué pasó contigo?
-Me di cuenta que lo mío es el tenis.
-Oh, ahora es el tenis, pensé que tu adicción por el futbol duraría un poco más.
-No, esto es distinto… -se inclinó hacia atrás apoyándose en sus codos - jugué tres partidos y los tres los gané, y uno de ellos fue contra el profesor. –dijo con una sonrisa de suficiencia.
-Wow, felicidades -le aplaudí suavemente - veamos cuanto durará tenis ahora, tienes que estar más de dos meses entusiasmado con esto si quieres romper tu record. –mi celular indicó que tenía un mensaje. Un mensaje de Joseph.
JaabyJonas
Re: My past between my future (Joe Jonas)
qu elindos caps, me encanta Joe
siguela pronto por fis
siguela pronto por fis
ale_princess
Re: My past between my future (Joe Jonas)
Nenaaas!! Les quiero pedir un favor :c
Tengo que encuestar a algunas personas para un trabajo que me dieron en el colegio y me gustaría saber si ustedes podrían ayudarme respondiéndola :c
Ya sé que puede ser un poco latoso pero no saben cuánto me ayudarían… Aquí les pongo el enlace de la encuesta y ojalá puedan ayudarme, el tema es sobre “los libros y la lectura” ….
Encuesta!
Y con respecto a la novela… Que bueno que les guste! Y gracias por seguirla y comentarla :’) Son las mejores… Ya sé que me demoro en subir caps, pero voy a tratar de hacerlo más seguido… C:
Bueno.. eso.. juju
!Nos leemos!
JaabyJonas
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