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El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
CAPÍTULO 39.
Llamé a la puerta y contuve la respiración, esperando a que abriera. La puerta se abrió casi de inmediato. Allí estaba, el hombre que me hizo perder a mi bebé, el hombre que está haciendo que mi novio enfrente cargos por lesiones corporales graves. Su cara era un desastre. Él tenía razón; sin duda James hizo un buen trabajo. Su nariz estaba vendada e hinchada, casi cada centímetro de su cara estaba rojo y con aspecto inflamado, y tenía dos horribles ojos morados. No podía dejar de estar un poco orgullosa de James, sabía que no debería estarlo, pero mi chico era un tipo duro.
Él sonrió.
—(tn), vamos adentro. ¿Cómo estás? —preguntó cortésmente.
¿Está bromeando? ¿Cómo estoy?
Pasé junto a él e ignoré su pregunta.
—Vamos a prescindir de las cortesías. ¿Qué es lo que quieres para que retires los cargos contra James? —pregunté, deseando que mi voz no delatara lo aterrada que estaba.
Sonrió, dio media vuelta y entró en la sala de estar, obviamente esperando que lo siguiera. Tan pronto como estuvo fuera de la vista, le quité el seguro a la puerta para que todo lo que Carlos tuviera que hacer fuera abrirla. Luego lo seguí hasta la sala.
Por favor, deja que esto funcione, por favor.
—Toma asiento —instruyó, sentado en el sofá y acariciando el espacio junto a él. Sabía que tenía que darle por su lado, también sabía que necesitaba mantenerme tan cerca de él como pudiera, así que hice mi camino hacia allí y me senté, girándome en el asiento para estar frente a él y estar lista para correr si lo necesitaba.
—Entonces, ¿de quién es el bebé? ¿O no lo sabes? —preguntó, burlándose de mí.
Podía sentir mi ira y dolor amenazando con desbordarse debido a que estaba hablando de mi bebé.
—Lo perdí gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste? —pregunté, tratando de no llorar.
Se rió, sacudiendo la cabeza como si yo hubiera dicho algo *beep*. —Te lo tenías malditamente merecido —dijo con ira.
—Me golpeaste y me hiciste caer y perder a mi bebé. Es por eso que James te golpeó —contesté con toda naturalidad.
—Ese pequeño *beep*, siempre fue un problema —gruñó, apretando las manos en puños.
Tragué saliva. ¡Oh, Dios mío, esto no estaba funcionando!
—Fue tu culpa. Fuiste a nuestra casa buscando pelea, querías que esto pasara —incité.
Él asintió con la cabeza; una sonrisa maliciosa se deslizó en su cara.
—Sí, estaba esperando meter a tu maldito hermano en problemas, pero ese mocoso de al lado se lo impidió. Carlos siempre fue un problema, incluso cuando eran niños solía ponerse en mi camino —gritó, sacudiendo la cabeza molesto.
—Carlos solía impedir que me golpearas. Te detuvo cuando trataste de violarme. ¿Es eso de lo que estás hablando? —pregunté. ¡Oh Dios, por favor responde a la pregunta!
Me miró furiosamente.
—¿Violación? A la **** con eso, no es violación. Eres mi hija; me lo debías por toda la **** que tenía que aguantar. Estabas jodidamente madura para la cosecha —afirmó, mirándome lentamente, poniéndome la piel de gallina.
Mi mano se cerró alrededor de mi celular en el bolsillo.
—¿Crees que puedes darles palizas a tu esposa y a tus dos hijos durante años, abusar sexualmente de tu propia hija y tratar de violarme, y eso está bien? —pregunté con la voz quebrada.
—¡Hiciste mi **** vida una miseria! Necesitabas una buena bofetada para mantenerte a raya. Te estaba disciplinando, eso es todo —espetó, levantándose del sofá y agarrándose el cabello.
—¿Disciplina? Una vez golpeaste a Carlos tan fuerte en el estómago que no pudo comer durante días. Le rompiste el brazo y las costillas. ¡Nos tenías completamente asustados de hacer cualquier cosa por si te hacíamos enojar! —grité, tratando de provocarlo.
Se volvió hacia mí y me puse de pie rápidamente, necesitando estar de pie en caso de que necesitara correr.
—¡Carlos se merecía todo eso! ¡Debería haber ahogado a ese chico al nacer! —gritó, golpeando su mano en la mesa de café, haciéndome gritar.
—¿Qué hay de Logan, Seba y Ruby? ¿También necesitan disciplina? —pregunté.
Asintió con la cabeza.
—Sí, todos necesitan aprender un poco de respeto. ¿Dónde está Ruby de todos modos? —preguntó, con sus ojos tratando de perforar los míos.
—Ha vuelto a Mersey —mentí.
Hizo un gruñido furioso y agarró la mesa de café, volcándola de manera violenta. Me eché hacia atrás cuando casi se estrelló en mis pies.
¡Vamos, (tn), puedes hacer esto!
—Quiero que retires los cargos contra James, y te vayas de la ciudad —declaré de manera casual.
Se rió y puso los ojos en blanco.
—Bien, eso no va a suceder. Te diré algo, retiraré los cargos contra ese mocoso, si vienes a vivir conmigo —ofreció, volviéndome a mirar lentamente. Me sobresalté, sintiéndome enferma y un poco mareada, luego me di cuenta que era porque no estaba respirando así que aspiré una respiración entrecortada.
—No. Vas a retirar los cargos, irte de la ciudad y nunca molestarme a mí o a mi familia de nuevo. Y cuando digo a mi familia, me refiero a Ruby, Logan y Seba también —dije con severidad.
¡Oh Dios, esto iba a funcionar! No podía dejar de sonreír; saqué mi teléfono de mi bolsillo y presioné enviar. Me reí en silencio antes de volver a poner mi cara de póquer.
Él me miraba como si hubiera perdido la cabeza, haciéndolo parecer aún más divertido para mí.
—¿Y por qué iba a hacer eso? —preguntó, con algo de diversión en la voz.
—Porque si no lo haces, iré a la policía y les contaré todo lo que ocurrió cuando éramos niños. Confía en mí; el tiempo que pasarás en la cárcel será mucho más largo que el que James recibirá. Y estarás en una parte mucho peor de la cárcel también, donde ponen a los violadores y pedófilos. —Me encogí de hombros.
Se rió.
—¿Y quién va a creerle a una **** sucia como tú? Embarazada a los dieciséis años. Soy un profesional respetado. Puedo permitirme los mejores abogados para hacer pedazos tu caso, y además, no tienes pruebas. Esto sucedió hace mucho tiempo, es tu palabra contra la mía —gruñó, dando un paso más cerca de mí.
Sentí la bilis aumentando en mi garganta y rogué que Carlos estuviera cerca. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que envié ese mensaje de texto?
—En realidad, ahí es donde te equivocas. También tengo tu palabra —corregí, sonriéndole mientras sacaba mi teléfono celular. Otra vez me miró como si fuera *beep*—. Los teléfonos inteligentes de hoy en día tienen todo tipo de artilugios; cámaras, reproductores de música, calculadoras... grabadoras de voz —dije alegremente, alzando las cejas ante el último.
Examiné el menú y reproduje la conversación que acababa de grabar en mi teléfono. Miré su cara con una sonrisa de satisfacción.
—Entonces, ¿de quién es el bebé? ¿O no lo sabes?
—Lo perdí gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste?
—Te lo tenías malditamente merecido.
—Me golpeaste y me hiciste caer y perder a mi bebé. Es por eso que James te golpeó.
—Ese pequeño *beep*, siempre fue un problema.
Detuve la grabación.
—¿Escuchaste lo suficiente, o quieres escuchar qué más hay aquí? ¿Te acuerdas de lo que dijiste? ¿Lo que admitiste? Abuso, intento de violación —dije, sonriendo como una ****a. Agarró el teléfono y lo lanzó contra el suelo, aplastándolo con su
pie, fuerte. Luché contra el impulso de reír—. Oh, papi, ese teléfono me costó mucho dinero. ¿Sabes cuánto cuesta un iPhone nuevo en la actualidad? —pregunté con sarcasmo.
Sonrió, obviamente pensando que había ganado.
—No tienes nada ahora. —Agarró mi muñeca y me atrajo más cerca de él.
Me reí y asentí confirmándolo.
—Tienes razón. No lo tengo, pero mi familia lo hace. Se las envié hace un momento. Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias y pervertidas manos de mí en este momento, irán a la policía —declaré con aire de suficiencia.
Me abofeteó fuertemente en la cara, haciéndome gritar cuando su mano se estrelló en mi piel ya inflamada. Me agarré la cara y lo miré fijamente; lo odiaba más de lo que alguna vez había odiado algo en mi vida.
—¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y lo dejaré estar. Sólo quiero a James libre —ordené.
No me importaba nada más. Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y despacharlo para siempre. Pero no podía hacer eso ahora, James todavía estaba enfrentándose a la cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarado culpable y enviado a la cárcel por defenderme.
Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y un par de reportes de agresión entonces tenía que estar de acuerdo con lo que yo estaba diciendo.
—Eres igual que tu maldito hermano —gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo.
Sonreí.
—Me tomaré eso como un cumplido. Carlos es el mejor hermano del mundo.
—Pequeña perra —dijo entre dientes.
Saqué mi brazo de su agarre.
—Llámalos ahora, retira los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho —ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar.
Oí a un auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Carlos irrumpió por la puerta. Parecía criminalmente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños cerrados.
—Carlos, todo está bien. Sólo estábamos hablando. Ha decidido retirar los cargos e irse de la ciudad. ¿Verdad, Stephen? —expliqué, burlándome de su nombre. Carlos me miró, con evidente sorpresa en su cara. Me agarró del brazo y me puso detrás de él, mientras fulminaba con la mirada a mi padre. ¡Vaya, si las miradas mataran! Agarré su brazo, apretando suavemente para llamar su atención—. Todo está bien Carlos, cálmate. He arreglado todo —declaré, luchando contra la tentación de dejar que lo matara, pero no podía dejar que también Carlos se metiera en problemas.
—¿Arreglado todo? —preguntó, sin apartar los ojos de la cara de mi padre que en realidad parecía asustado de Carlos en este momento. Para ser honesta, no me sorprendió que estuviera asustado. Carlos podría ser malditamente aterrador cuando quería serlo.
—Llámalos y retira los cargos —ordené. Mi padre nos miró con desprecio y se volvió para agarrar su teléfono.
Mientras estaba de espaldas, Carlos me miró.
—¿Qué pasó? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —preguntó rápidamente.
Sonreí.
—Revisa tu teléfono.
Frunció el ceño, y sacó su celular.
—Un mensaje de voz —dijo, lo abrió y lo reprodujo. Vi su cara mientras lo escuchaba; pasó de ira, a sorpresa, a felicidad. Me miró con orgullo y metió su teléfono de nuevo en el bolsillo, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros, sosteniéndome firmemente a su lado.
Empecé a sentirme un poco débil sobre mis pies, necesitaba sentarme y descansar. Todo lo que quería hacer era volver a dormir.
—Carlos, mantén la calma y termina esto, ¿de acuerdo? Él va a irse de la ciudad. También le envié el mensaje a mamá, James, Logan y Ruby, así que sólo tienes que asegurarte de que hace lo que dice. Sólo necesito a James libre —dije, cuando me senté en el sillón detrás de él.
—¿Estás bien? —preguntó, con algo de preocupación en su voz.
Asentí con la cabeza, sonriendo.
—Estoy totalmente bien. Sólo tengo que sentarme. Tú puedes encargarte desde aquí, sólo mantén la calma —respondí, sintiendo que mi cuerpo se relajaba al saber que no tenía que hablar con él de nuevo. Carlos solucionaría todo, siempre lo hacía.
Vi como mi padre llamó a la policía y retiro los cargos. Carlos los llamó desde su teléfono y le confirmaron que los cargos habían sido retirados y que ninguna otra acción sería tomada contra James. Él se cernió protectoramente frente a mí todo el tiempo, permaneciendo entre mi padre y yo. Realmente era el mejor hermano que alguien alguna vez haya tenido.
Después de unos diez minutos, Carlos se volvió hacia mí.
Llamé a la puerta y contuve la respiración, esperando a que abriera. La puerta se abrió casi de inmediato. Allí estaba, el hombre que me hizo perder a mi bebé, el hombre que está haciendo que mi novio enfrente cargos por lesiones corporales graves. Su cara era un desastre. Él tenía razón; sin duda James hizo un buen trabajo. Su nariz estaba vendada e hinchada, casi cada centímetro de su cara estaba rojo y con aspecto inflamado, y tenía dos horribles ojos morados. No podía dejar de estar un poco orgullosa de James, sabía que no debería estarlo, pero mi chico era un tipo duro.
Él sonrió.
—(tn), vamos adentro. ¿Cómo estás? —preguntó cortésmente.
¿Está bromeando? ¿Cómo estoy?
Pasé junto a él e ignoré su pregunta.
—Vamos a prescindir de las cortesías. ¿Qué es lo que quieres para que retires los cargos contra James? —pregunté, deseando que mi voz no delatara lo aterrada que estaba.
Sonrió, dio media vuelta y entró en la sala de estar, obviamente esperando que lo siguiera. Tan pronto como estuvo fuera de la vista, le quité el seguro a la puerta para que todo lo que Carlos tuviera que hacer fuera abrirla. Luego lo seguí hasta la sala.
Por favor, deja que esto funcione, por favor.
—Toma asiento —instruyó, sentado en el sofá y acariciando el espacio junto a él. Sabía que tenía que darle por su lado, también sabía que necesitaba mantenerme tan cerca de él como pudiera, así que hice mi camino hacia allí y me senté, girándome en el asiento para estar frente a él y estar lista para correr si lo necesitaba.
—Entonces, ¿de quién es el bebé? ¿O no lo sabes? —preguntó, burlándose de mí.
Podía sentir mi ira y dolor amenazando con desbordarse debido a que estaba hablando de mi bebé.
—Lo perdí gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste? —pregunté, tratando de no llorar.
Se rió, sacudiendo la cabeza como si yo hubiera dicho algo *beep*. —Te lo tenías malditamente merecido —dijo con ira.
—Me golpeaste y me hiciste caer y perder a mi bebé. Es por eso que James te golpeó —contesté con toda naturalidad.
—Ese pequeño *beep*, siempre fue un problema —gruñó, apretando las manos en puños.
Tragué saliva. ¡Oh, Dios mío, esto no estaba funcionando!
—Fue tu culpa. Fuiste a nuestra casa buscando pelea, querías que esto pasara —incité.
Él asintió con la cabeza; una sonrisa maliciosa se deslizó en su cara.
—Sí, estaba esperando meter a tu maldito hermano en problemas, pero ese mocoso de al lado se lo impidió. Carlos siempre fue un problema, incluso cuando eran niños solía ponerse en mi camino —gritó, sacudiendo la cabeza molesto.
—Carlos solía impedir que me golpearas. Te detuvo cuando trataste de violarme. ¿Es eso de lo que estás hablando? —pregunté. ¡Oh Dios, por favor responde a la pregunta!
Me miró furiosamente.
—¿Violación? A la **** con eso, no es violación. Eres mi hija; me lo debías por toda la **** que tenía que aguantar. Estabas jodidamente madura para la cosecha —afirmó, mirándome lentamente, poniéndome la piel de gallina.
Mi mano se cerró alrededor de mi celular en el bolsillo.
—¿Crees que puedes darles palizas a tu esposa y a tus dos hijos durante años, abusar sexualmente de tu propia hija y tratar de violarme, y eso está bien? —pregunté con la voz quebrada.
—¡Hiciste mi **** vida una miseria! Necesitabas una buena bofetada para mantenerte a raya. Te estaba disciplinando, eso es todo —espetó, levantándose del sofá y agarrándose el cabello.
—¿Disciplina? Una vez golpeaste a Carlos tan fuerte en el estómago que no pudo comer durante días. Le rompiste el brazo y las costillas. ¡Nos tenías completamente asustados de hacer cualquier cosa por si te hacíamos enojar! —grité, tratando de provocarlo.
Se volvió hacia mí y me puse de pie rápidamente, necesitando estar de pie en caso de que necesitara correr.
—¡Carlos se merecía todo eso! ¡Debería haber ahogado a ese chico al nacer! —gritó, golpeando su mano en la mesa de café, haciéndome gritar.
—¿Qué hay de Logan, Seba y Ruby? ¿También necesitan disciplina? —pregunté.
Asintió con la cabeza.
—Sí, todos necesitan aprender un poco de respeto. ¿Dónde está Ruby de todos modos? —preguntó, con sus ojos tratando de perforar los míos.
—Ha vuelto a Mersey —mentí.
Hizo un gruñido furioso y agarró la mesa de café, volcándola de manera violenta. Me eché hacia atrás cuando casi se estrelló en mis pies.
¡Vamos, (tn), puedes hacer esto!
—Quiero que retires los cargos contra James, y te vayas de la ciudad —declaré de manera casual.
Se rió y puso los ojos en blanco.
—Bien, eso no va a suceder. Te diré algo, retiraré los cargos contra ese mocoso, si vienes a vivir conmigo —ofreció, volviéndome a mirar lentamente. Me sobresalté, sintiéndome enferma y un poco mareada, luego me di cuenta que era porque no estaba respirando así que aspiré una respiración entrecortada.
—No. Vas a retirar los cargos, irte de la ciudad y nunca molestarme a mí o a mi familia de nuevo. Y cuando digo a mi familia, me refiero a Ruby, Logan y Seba también —dije con severidad.
¡Oh Dios, esto iba a funcionar! No podía dejar de sonreír; saqué mi teléfono de mi bolsillo y presioné enviar. Me reí en silencio antes de volver a poner mi cara de póquer.
Él me miraba como si hubiera perdido la cabeza, haciéndolo parecer aún más divertido para mí.
—¿Y por qué iba a hacer eso? —preguntó, con algo de diversión en la voz.
—Porque si no lo haces, iré a la policía y les contaré todo lo que ocurrió cuando éramos niños. Confía en mí; el tiempo que pasarás en la cárcel será mucho más largo que el que James recibirá. Y estarás en una parte mucho peor de la cárcel también, donde ponen a los violadores y pedófilos. —Me encogí de hombros.
Se rió.
—¿Y quién va a creerle a una **** sucia como tú? Embarazada a los dieciséis años. Soy un profesional respetado. Puedo permitirme los mejores abogados para hacer pedazos tu caso, y además, no tienes pruebas. Esto sucedió hace mucho tiempo, es tu palabra contra la mía —gruñó, dando un paso más cerca de mí.
Sentí la bilis aumentando en mi garganta y rogué que Carlos estuviera cerca. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que envié ese mensaje de texto?
—En realidad, ahí es donde te equivocas. También tengo tu palabra —corregí, sonriéndole mientras sacaba mi teléfono celular. Otra vez me miró como si fuera *beep*—. Los teléfonos inteligentes de hoy en día tienen todo tipo de artilugios; cámaras, reproductores de música, calculadoras... grabadoras de voz —dije alegremente, alzando las cejas ante el último.
Examiné el menú y reproduje la conversación que acababa de grabar en mi teléfono. Miré su cara con una sonrisa de satisfacción.
—Entonces, ¿de quién es el bebé? ¿O no lo sabes?
—Lo perdí gracias a ti. ¿Por qué me golpeaste?
—Te lo tenías malditamente merecido.
—Me golpeaste y me hiciste caer y perder a mi bebé. Es por eso que James te golpeó.
—Ese pequeño *beep*, siempre fue un problema.
Detuve la grabación.
—¿Escuchaste lo suficiente, o quieres escuchar qué más hay aquí? ¿Te acuerdas de lo que dijiste? ¿Lo que admitiste? Abuso, intento de violación —dije, sonriendo como una ****a. Agarró el teléfono y lo lanzó contra el suelo, aplastándolo con su
pie, fuerte. Luché contra el impulso de reír—. Oh, papi, ese teléfono me costó mucho dinero. ¿Sabes cuánto cuesta un iPhone nuevo en la actualidad? —pregunté con sarcasmo.
Sonrió, obviamente pensando que había ganado.
—No tienes nada ahora. —Agarró mi muñeca y me atrajo más cerca de él.
Me reí y asentí confirmándolo.
—Tienes razón. No lo tengo, pero mi familia lo hace. Se las envié hace un momento. Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias y pervertidas manos de mí en este momento, irán a la policía —declaré con aire de suficiencia.
Me abofeteó fuertemente en la cara, haciéndome gritar cuando su mano se estrelló en mi piel ya inflamada. Me agarré la cara y lo miré fijamente; lo odiaba más de lo que alguna vez había odiado algo en mi vida.
—¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y lo dejaré estar. Sólo quiero a James libre —ordené.
No me importaba nada más. Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y despacharlo para siempre. Pero no podía hacer eso ahora, James todavía estaba enfrentándose a la cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarado culpable y enviado a la cárcel por defenderme.
Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y un par de reportes de agresión entonces tenía que estar de acuerdo con lo que yo estaba diciendo.
—Eres igual que tu maldito hermano —gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo.
Sonreí.
—Me tomaré eso como un cumplido. Carlos es el mejor hermano del mundo.
—Pequeña perra —dijo entre dientes.
Saqué mi brazo de su agarre.
—Llámalos ahora, retira los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho —ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar.
Oí a un auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Carlos irrumpió por la puerta. Parecía criminalmente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños cerrados.
—Carlos, todo está bien. Sólo estábamos hablando. Ha decidido retirar los cargos e irse de la ciudad. ¿Verdad, Stephen? —expliqué, burlándome de su nombre. Carlos me miró, con evidente sorpresa en su cara. Me agarró del brazo y me puso detrás de él, mientras fulminaba con la mirada a mi padre. ¡Vaya, si las miradas mataran! Agarré su brazo, apretando suavemente para llamar su atención—. Todo está bien Carlos, cálmate. He arreglado todo —declaré, luchando contra la tentación de dejar que lo matara, pero no podía dejar que también Carlos se metiera en problemas.
—¿Arreglado todo? —preguntó, sin apartar los ojos de la cara de mi padre que en realidad parecía asustado de Carlos en este momento. Para ser honesta, no me sorprendió que estuviera asustado. Carlos podría ser malditamente aterrador cuando quería serlo.
—Llámalos y retira los cargos —ordené. Mi padre nos miró con desprecio y se volvió para agarrar su teléfono.
Mientras estaba de espaldas, Carlos me miró.
—¿Qué pasó? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —preguntó rápidamente.
Sonreí.
—Revisa tu teléfono.
Frunció el ceño, y sacó su celular.
—Un mensaje de voz —dijo, lo abrió y lo reprodujo. Vi su cara mientras lo escuchaba; pasó de ira, a sorpresa, a felicidad. Me miró con orgullo y metió su teléfono de nuevo en el bolsillo, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros, sosteniéndome firmemente a su lado.
Empecé a sentirme un poco débil sobre mis pies, necesitaba sentarme y descansar. Todo lo que quería hacer era volver a dormir.
—Carlos, mantén la calma y termina esto, ¿de acuerdo? Él va a irse de la ciudad. También le envié el mensaje a mamá, James, Logan y Ruby, así que sólo tienes que asegurarte de que hace lo que dice. Sólo necesito a James libre —dije, cuando me senté en el sillón detrás de él.
—¿Estás bien? —preguntó, con algo de preocupación en su voz.
Asentí con la cabeza, sonriendo.
—Estoy totalmente bien. Sólo tengo que sentarme. Tú puedes encargarte desde aquí, sólo mantén la calma —respondí, sintiendo que mi cuerpo se relajaba al saber que no tenía que hablar con él de nuevo. Carlos solucionaría todo, siempre lo hacía.
Vi como mi padre llamó a la policía y retiro los cargos. Carlos los llamó desde su teléfono y le confirmaron que los cargos habían sido retirados y que ninguna otra acción sería tomada contra James. Él se cernió protectoramente frente a mí todo el tiempo, permaneciendo entre mi padre y yo. Realmente era el mejor hermano que alguien alguna vez haya tenido.
Después de unos diez minutos, Carlos se volvió hacia mí.
valeerusher
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
CAPITULO 40.
—Estamos listos para irnos, (ta).—Tomó mi mano y me levantó del sofá. Me empujó hacia la puerta frente a él, sus ojos no dejando a mi padre en ningún momento—. Será mejor que no vuelvas, viejo. La próxima vez que te vea, te mataré o iremos a la comisaría a presentar cargos, todos nosotros. No estoy seguro de qué opción prefiero, personalmente, me encantaría estar allí y verte quemar —afirmó, con una pequeña sonrisa, como si estuviera imaginándolo. Él no estaba bromeando, no había ninguna duda en mi mente de que Carlos lo mataría, y si no lo hacía Carlos, estaba bastante segura de que James lo haría—. ¡Vete de la ciudad hoy! —gruñó Carlos cuando cerró de golpe la puerta, empujándome hacia su auto. Se aseguró de que estuviera dentro antes de dirigirse a su lado y conducir velozmente por la calle sin decir una palabra.
Después de dos minutos de conducción se detuvo y apagó el motor. Sus manos agarraron el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mandíbula estaba apretada con tanta fuerza que me sorprendió que sus dientes no se rompieran bajo la presión. ¡Bueno, sabía que estaría enojado conmigo! Tomó unas cuantas respiraciones profundas, obviamente tratando de calmarse.
—¿Qué demonios fue eso? —gruñó.
Respingué y lo miré disculpándome. —Carlos, funcionó.
—¿Tienes alguna idea de cuán malditamente *beep* fue eso, (tn)? Piensa en ello, ¿y si no funcionaba? ¿Y si no recibía tu mensaje? ¿Y si él había decidido lastimarte? ¡O peor! —gritó, golpeando furiosamente su mano contra el volante.
Me sobresalté. Había gritado muy fuerte y se hizo eco en el auto haciéndolo aún más fuerte.
—Carlos, lo siento. Tenía que hacerlo; fue la única manera en la que pude pensar para liberar a James. Ahora siempre tendremos esa grabación para que no se acerque a nosotros de nuevo —expliqué, rogándole que entendiera mis razones. No dijo nada, todavía estaba muy enojado—. Debes estar orgulloso de mí —susurré, poniéndole mi cara de cachorro.
Suspiró.
—Me siento orgulloso de tu idea, (ta), pero eso fue malditamente *beep*. Simplemente porque funcionó, no quiere decir que lo que hiciste estuvo bien. Se supone que debes estar en el hospital por amor de Dios. ¿Cómo diablos saliste? Oh, ****, por favor, dime que no te escapaste o algo así y que están buscándote —dijo, haciendo una mueca.
Me reí y meneé la cabeza.
—Pedí el alta voluntaria. Estoy bien, sólo necesito reposo en cama, del cual tendré un montón una vez que mi novio esté fuera de custodia —dije, sonriendo ante la idea.
Carlos se rió malvadamente.
—¿Sabes qué? Ya no voy a gritarte. James también va a estar seriamente enojado contigo por hacer esto. Lo dejaré ocuparse de ello —dijo, riendo mientras arrancaba el auto de nuevo. Oh, ******, estaba en lo cierto; James iba a estar muy enojado de que me pusiera en un peligro como ese. Carlos me miró y se rió de nuevo—. Bueno, me alegra ya no tener que ser el único en refrenarte todo el tiempo. James puede encargarse. —Se burló de mí y no pude evitar reír, él en realidad parecía un poco aliviado—. ¿Necesitas volver al hospital? —preguntó.
Negué con la cabeza. Me sentía bien, sólo estaba cansada y necesitaba sentarme, mi cuerpo se sentía como si hubiera corrido un maratón pero no sentía dolor ni nada.
—Estoy bien, de verdad. Podemos ir a recoger a James y luego ir a casa —sugerí, apoyando mi cabeza en el reposacabezas. Sólo necesitaba que James me abrazara.
—Me dijeron por teléfono que estará allí otra hora por lo menos. Necesitan tramitar su salida o algo así. Te llevaré a casa y puedes esperarlo allí. —Me sonrió tranquilizadoramente y se dirigió en la dirección de nuestra casa.
Cuando nos detuvimos en nuestro camino de entrada, Ruby y logan salieron corriendo de la casa, mirándome preocupados.
—Oh, (tn), ¿estás bien, cariño? —preguntó Ruby, preocupándose por mí mientras caminábamos hacia la casa.
—Estoy bien. Sólo estoy cansada. —Asentí con la cabeza.
—¿Qué era ese mensaje? ¿Fuiste a ver a Stephen? —preguntó Ruby, frunciendo el ceño.
Asentí y miré a Carlos de manera suplicante; sólo quería ir a la cama.
—Te contaré en un rato, Ruby. Ambs necesita descansar —intervino Carlos, dirigiéndome hacia el pasillo de atrás. Le sonreí agradecida. Ya no podía tratar con ello; estaba asimilando la realidad de lo que acababa de hacer. Realmente había sido *beep*. Traté de no imaginar todas las cosas que él podría haberme hecho. Me estremecí ligeramente y aparté los pensamientos, ya había terminado, no pasó nada. Tuve suerte. Carlos me siguió hasta mi habitación poniendo mi bolsa en el suelo por mí; me quité los zapatos y me metí en la cama con la ropa puesta. Él se sentó en el borde de mi cama, mirándome con tristeza.
—(ta), lamento mucho que perdieras a tu bebé, lo sabes, ¿verdad? —preguntó en voz baja.
Asentí con la cabeza.
—Sí, lo sé. Habrías sido un tío estupendo —bromeé, sonriendo débilmente.
Se rió.
—Sí, habría malcriado mucho a ese niño, sólo para fastidiarte a ti y a James.
Sonreí. —Apuesto a que lo hubieras hecho.
Se agachó y me abrazó, besándome en la mejilla.
—Fuiste muy valiente, y estoy orgulloso de ti, pero nunca vuelvas a hacer algo como eso —dijo con fiereza.
Asentí con la cabeza y bostecé.
—No lo haré. ¿Irás a recoger a James?
Negó con la cabeza.
—No, le pediré a Logan que vaya a recogerlo. No quiero dejarte aquí hasta que sepa que ese *beep* está fuera de la ciudad —respondió. Asentí con la cabeza y cerré los ojos, necesitando dormir; estaba física y emocionalmente agotada.
Me desperté cuando sentí a alguien subiéndose a la cama. Abrí los ojos atontada y eché un vistazo para ver a James metiéndose en la cama conmigo. Rompí en llanto y arrojé mis brazos alrededor de él. Nunca había estado tan feliz de ver a nadie en mi vida. Él me abrazó con fuerza, acariciándome el cabello, meciéndome suavemente mientras presionaba
sus labios contra mi cuello, de la manera que siempre hacía cuando yo estaba alterada. Metí mis manos en su cabello y no quise soltarlo nunca. Jamás lo quería lejos de mí otra vez.
—Todo está bien ahora, Ángel. Todo está bien. ¿Cómo te sientes? —preguntó en voz baja mientras se echaba hacia atrás para mirarme. Sus hermosos ojos azules me miraban preocupados. Sonreí y lo besé, presionándome apretadamente contra él. Sonrió contra mis labios y retrocedí.
—Estoy bien. Contenta de verte —prometí, recorriendo su hermosa cara con mis manos. Se pasó la mano por el cabello, sólo mirándome tiernamente durante un par de minutos.
—Carlos me dijo lo que hiciste —dijo, su cara volviéndose dura.
Tragué saliva e hice una mueca.
—Lo siento, tenía que hacerlo —murmuré en tono de disculpa.
Hundió la cara en el costado de mi cuello.
—No voy a gritarte, si eso es lo que estás pensando —respondió, riéndose entre dientes contra mi piel. Dejé escapar el aliento que no me di cuenta que estaba conteniendo y me relajé. Se alejó para mirarme—. Aunque estoy seriamente enojado contigo. No me gusta que hayas hecho eso, pero no necesitas que se te añada más presión de la que ya tienes. Ya has pasado por mucho —dijo con tristeza, su mano deslizándose hacia abajo para descansar sobre mi estómago ahora vacío—. Sólo voy a decir esto; nunca te pongas en una situación así de nuevo. Jamás te pongas en peligro otra vez. No me importa cuál sea la razón; no es una razón lo suficientemente buena para que salgas herida. ¿Me entiendes? —gruñó.
Asentí, pude ver que hablaba en serio; estaba dementemente enojado, también quería decir mucho más de lo que dijo, pero no lo estaba debido al bebé.
—Entiendo. —Asentí, sonriendo con aire de culpabilidad—. Te amo, James, mucho. —Él era lo más importante para mí. Toda esta situación me demostró cuanto lo amaba, haría cualquier cosa por él, incluso enfrentarme a mi peor pesadilla.
—Te amo también, Ángel —susurró, inclinando la cabeza y besándome suavemente. Para el momento en que se apartó los dos estábamos un poco sin aliento.
—James, ¿puedo preguntarte algo? —murmuré mientras él se acomodaba en la cama junto a mí. Asintió, tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos—. ¿Todavía quieres estar conmigo? Contéstame con sinceridad. Después de que perdí el bebé y todo, ¿todavía me quieres? —pregunté, mordiéndome el labio, aterrada de que dijera que no.
Me miró como si estuviera loca.
—Ángel, siempre te he querido. Siempre te querré. Siempre —dijo con fiereza.
Sonreí, con la felicidad burbujeando dentro de mí. Muy bien, pregúntale, vamos (tn) puedes hacerlo.
—Cuando nos enteramos que estaba embarazada dijiste que estabas pensando en pedirme que me mudara a Boston contigo —empecé nerviosa.
Asintió con la cabeza.
—Sí. —Se veía un poco confundido respecto a dónde iba esta conversación.
—Boston es una maravillosa oportunidad para ti, ¿no? Y si pudieras harías cualquier cosa para ir allí, ¿verdad? —pregunté, necesitando confirmación antes de preguntarle.
Parecía aún más confuso.
—Sí, pero está bien, quiero quedarme aquí contigo. Eres lo más importante en el mundo para mí —respondió, besando mi sien suavemente.
Sacudí la cabeza, esa no era la respuesta que quería.
—James, responde a esto honestamente, no pienses en mí. Lo mejor para tu carrera es Boston, ¿no es así?
Asintió con la cabeza.
—Sí, pero… —comenzó. Puse mi mano sobre su boca para detener su respuesta.
—Quiero ir contigo, si todavía quieres que lo haga. Antes dijiste que querías pedirme que fuera contigo. ¿Todavía quieres eso? —pregunté, mirando su cara sorprendida, él no esperaba eso en absoluto. No respondió; seguía mirándome, con la boca abierta—. James, ¿quieres que vaya contigo? —repetí, apretándole suavemente la mano.
—¿Harías eso por mí? —preguntó, mirándome con tanto amor que hizo que mi corazón se derritiera.
Asentí.
—Sí, te seguiría a cualquier lugar si me lo pidieras.
—Pero estarías dejando mucho atrás, Ángel. Tu escuela. Tus amigos. Carlos. Tu casa —susurró, ahuecando suavemente mi mejilla inflamada.
Asentí con la cabeza.
—Sí, pero lo haría para estar contigo, de modo que hace que todo valga la pena. —Me encogí de hombros.
—¿Cómo demonios conseguí una chica como tú? —preguntó, acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar.
—Tal vez fuiste un asesino en una vida anterior —bromeé, haciéndolo reír.
Asintió.
—Asesino serial —bromeó, haciéndonos reír a los dos de nuevo. Se inclinó y me besó con tanta suavidad y ternura que me hizo sentir la chica más especial y más afortunada del mundo.
Se apartó del beso demasiado pronto para mi gusto.
—¿Te mudarías a Boston conmigo, Ángel? —preguntó.
Sonreí y lo abracé fuerte.
—Me encantaría, James.
Necesitaba un nuevo comienzo. Habían pasado tantas cosas aquí que necesitaba irme y comenzar de nuevo. Necesitaba olvidar todo y mirar hacia el futuro, mi futuro con James.
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ATENCIÓN
Solo falta el epílogo para que esta hermosa novela finalice :c a qui viene
—Estamos listos para irnos, (ta).—Tomó mi mano y me levantó del sofá. Me empujó hacia la puerta frente a él, sus ojos no dejando a mi padre en ningún momento—. Será mejor que no vuelvas, viejo. La próxima vez que te vea, te mataré o iremos a la comisaría a presentar cargos, todos nosotros. No estoy seguro de qué opción prefiero, personalmente, me encantaría estar allí y verte quemar —afirmó, con una pequeña sonrisa, como si estuviera imaginándolo. Él no estaba bromeando, no había ninguna duda en mi mente de que Carlos lo mataría, y si no lo hacía Carlos, estaba bastante segura de que James lo haría—. ¡Vete de la ciudad hoy! —gruñó Carlos cuando cerró de golpe la puerta, empujándome hacia su auto. Se aseguró de que estuviera dentro antes de dirigirse a su lado y conducir velozmente por la calle sin decir una palabra.
Después de dos minutos de conducción se detuvo y apagó el motor. Sus manos agarraron el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mandíbula estaba apretada con tanta fuerza que me sorprendió que sus dientes no se rompieran bajo la presión. ¡Bueno, sabía que estaría enojado conmigo! Tomó unas cuantas respiraciones profundas, obviamente tratando de calmarse.
—¿Qué demonios fue eso? —gruñó.
Respingué y lo miré disculpándome. —Carlos, funcionó.
—¿Tienes alguna idea de cuán malditamente *beep* fue eso, (tn)? Piensa en ello, ¿y si no funcionaba? ¿Y si no recibía tu mensaje? ¿Y si él había decidido lastimarte? ¡O peor! —gritó, golpeando furiosamente su mano contra el volante.
Me sobresalté. Había gritado muy fuerte y se hizo eco en el auto haciéndolo aún más fuerte.
—Carlos, lo siento. Tenía que hacerlo; fue la única manera en la que pude pensar para liberar a James. Ahora siempre tendremos esa grabación para que no se acerque a nosotros de nuevo —expliqué, rogándole que entendiera mis razones. No dijo nada, todavía estaba muy enojado—. Debes estar orgulloso de mí —susurré, poniéndole mi cara de cachorro.
Suspiró.
—Me siento orgulloso de tu idea, (ta), pero eso fue malditamente *beep*. Simplemente porque funcionó, no quiere decir que lo que hiciste estuvo bien. Se supone que debes estar en el hospital por amor de Dios. ¿Cómo diablos saliste? Oh, ****, por favor, dime que no te escapaste o algo así y que están buscándote —dijo, haciendo una mueca.
Me reí y meneé la cabeza.
—Pedí el alta voluntaria. Estoy bien, sólo necesito reposo en cama, del cual tendré un montón una vez que mi novio esté fuera de custodia —dije, sonriendo ante la idea.
Carlos se rió malvadamente.
—¿Sabes qué? Ya no voy a gritarte. James también va a estar seriamente enojado contigo por hacer esto. Lo dejaré ocuparse de ello —dijo, riendo mientras arrancaba el auto de nuevo. Oh, ******, estaba en lo cierto; James iba a estar muy enojado de que me pusiera en un peligro como ese. Carlos me miró y se rió de nuevo—. Bueno, me alegra ya no tener que ser el único en refrenarte todo el tiempo. James puede encargarse. —Se burló de mí y no pude evitar reír, él en realidad parecía un poco aliviado—. ¿Necesitas volver al hospital? —preguntó.
Negué con la cabeza. Me sentía bien, sólo estaba cansada y necesitaba sentarme, mi cuerpo se sentía como si hubiera corrido un maratón pero no sentía dolor ni nada.
—Estoy bien, de verdad. Podemos ir a recoger a James y luego ir a casa —sugerí, apoyando mi cabeza en el reposacabezas. Sólo necesitaba que James me abrazara.
—Me dijeron por teléfono que estará allí otra hora por lo menos. Necesitan tramitar su salida o algo así. Te llevaré a casa y puedes esperarlo allí. —Me sonrió tranquilizadoramente y se dirigió en la dirección de nuestra casa.
Cuando nos detuvimos en nuestro camino de entrada, Ruby y logan salieron corriendo de la casa, mirándome preocupados.
—Oh, (tn), ¿estás bien, cariño? —preguntó Ruby, preocupándose por mí mientras caminábamos hacia la casa.
—Estoy bien. Sólo estoy cansada. —Asentí con la cabeza.
—¿Qué era ese mensaje? ¿Fuiste a ver a Stephen? —preguntó Ruby, frunciendo el ceño.
Asentí y miré a Carlos de manera suplicante; sólo quería ir a la cama.
—Te contaré en un rato, Ruby. Ambs necesita descansar —intervino Carlos, dirigiéndome hacia el pasillo de atrás. Le sonreí agradecida. Ya no podía tratar con ello; estaba asimilando la realidad de lo que acababa de hacer. Realmente había sido *beep*. Traté de no imaginar todas las cosas que él podría haberme hecho. Me estremecí ligeramente y aparté los pensamientos, ya había terminado, no pasó nada. Tuve suerte. Carlos me siguió hasta mi habitación poniendo mi bolsa en el suelo por mí; me quité los zapatos y me metí en la cama con la ropa puesta. Él se sentó en el borde de mi cama, mirándome con tristeza.
—(ta), lamento mucho que perdieras a tu bebé, lo sabes, ¿verdad? —preguntó en voz baja.
Asentí con la cabeza.
—Sí, lo sé. Habrías sido un tío estupendo —bromeé, sonriendo débilmente.
Se rió.
—Sí, habría malcriado mucho a ese niño, sólo para fastidiarte a ti y a James.
Sonreí. —Apuesto a que lo hubieras hecho.
Se agachó y me abrazó, besándome en la mejilla.
—Fuiste muy valiente, y estoy orgulloso de ti, pero nunca vuelvas a hacer algo como eso —dijo con fiereza.
Asentí con la cabeza y bostecé.
—No lo haré. ¿Irás a recoger a James?
Negó con la cabeza.
—No, le pediré a Logan que vaya a recogerlo. No quiero dejarte aquí hasta que sepa que ese *beep* está fuera de la ciudad —respondió. Asentí con la cabeza y cerré los ojos, necesitando dormir; estaba física y emocionalmente agotada.
Me desperté cuando sentí a alguien subiéndose a la cama. Abrí los ojos atontada y eché un vistazo para ver a James metiéndose en la cama conmigo. Rompí en llanto y arrojé mis brazos alrededor de él. Nunca había estado tan feliz de ver a nadie en mi vida. Él me abrazó con fuerza, acariciándome el cabello, meciéndome suavemente mientras presionaba
sus labios contra mi cuello, de la manera que siempre hacía cuando yo estaba alterada. Metí mis manos en su cabello y no quise soltarlo nunca. Jamás lo quería lejos de mí otra vez.
—Todo está bien ahora, Ángel. Todo está bien. ¿Cómo te sientes? —preguntó en voz baja mientras se echaba hacia atrás para mirarme. Sus hermosos ojos azules me miraban preocupados. Sonreí y lo besé, presionándome apretadamente contra él. Sonrió contra mis labios y retrocedí.
—Estoy bien. Contenta de verte —prometí, recorriendo su hermosa cara con mis manos. Se pasó la mano por el cabello, sólo mirándome tiernamente durante un par de minutos.
—Carlos me dijo lo que hiciste —dijo, su cara volviéndose dura.
Tragué saliva e hice una mueca.
—Lo siento, tenía que hacerlo —murmuré en tono de disculpa.
Hundió la cara en el costado de mi cuello.
—No voy a gritarte, si eso es lo que estás pensando —respondió, riéndose entre dientes contra mi piel. Dejé escapar el aliento que no me di cuenta que estaba conteniendo y me relajé. Se alejó para mirarme—. Aunque estoy seriamente enojado contigo. No me gusta que hayas hecho eso, pero no necesitas que se te añada más presión de la que ya tienes. Ya has pasado por mucho —dijo con tristeza, su mano deslizándose hacia abajo para descansar sobre mi estómago ahora vacío—. Sólo voy a decir esto; nunca te pongas en una situación así de nuevo. Jamás te pongas en peligro otra vez. No me importa cuál sea la razón; no es una razón lo suficientemente buena para que salgas herida. ¿Me entiendes? —gruñó.
Asentí, pude ver que hablaba en serio; estaba dementemente enojado, también quería decir mucho más de lo que dijo, pero no lo estaba debido al bebé.
—Entiendo. —Asentí, sonriendo con aire de culpabilidad—. Te amo, James, mucho. —Él era lo más importante para mí. Toda esta situación me demostró cuanto lo amaba, haría cualquier cosa por él, incluso enfrentarme a mi peor pesadilla.
—Te amo también, Ángel —susurró, inclinando la cabeza y besándome suavemente. Para el momento en que se apartó los dos estábamos un poco sin aliento.
—James, ¿puedo preguntarte algo? —murmuré mientras él se acomodaba en la cama junto a mí. Asintió, tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos—. ¿Todavía quieres estar conmigo? Contéstame con sinceridad. Después de que perdí el bebé y todo, ¿todavía me quieres? —pregunté, mordiéndome el labio, aterrada de que dijera que no.
Me miró como si estuviera loca.
—Ángel, siempre te he querido. Siempre te querré. Siempre —dijo con fiereza.
Sonreí, con la felicidad burbujeando dentro de mí. Muy bien, pregúntale, vamos (tn) puedes hacerlo.
—Cuando nos enteramos que estaba embarazada dijiste que estabas pensando en pedirme que me mudara a Boston contigo —empecé nerviosa.
Asintió con la cabeza.
—Sí. —Se veía un poco confundido respecto a dónde iba esta conversación.
—Boston es una maravillosa oportunidad para ti, ¿no? Y si pudieras harías cualquier cosa para ir allí, ¿verdad? —pregunté, necesitando confirmación antes de preguntarle.
Parecía aún más confuso.
—Sí, pero está bien, quiero quedarme aquí contigo. Eres lo más importante en el mundo para mí —respondió, besando mi sien suavemente.
Sacudí la cabeza, esa no era la respuesta que quería.
—James, responde a esto honestamente, no pienses en mí. Lo mejor para tu carrera es Boston, ¿no es así?
Asintió con la cabeza.
—Sí, pero… —comenzó. Puse mi mano sobre su boca para detener su respuesta.
—Quiero ir contigo, si todavía quieres que lo haga. Antes dijiste que querías pedirme que fuera contigo. ¿Todavía quieres eso? —pregunté, mirando su cara sorprendida, él no esperaba eso en absoluto. No respondió; seguía mirándome, con la boca abierta—. James, ¿quieres que vaya contigo? —repetí, apretándole suavemente la mano.
—¿Harías eso por mí? —preguntó, mirándome con tanto amor que hizo que mi corazón se derritiera.
Asentí.
—Sí, te seguiría a cualquier lugar si me lo pidieras.
—Pero estarías dejando mucho atrás, Ángel. Tu escuela. Tus amigos. Carlos. Tu casa —susurró, ahuecando suavemente mi mejilla inflamada.
Asentí con la cabeza.
—Sí, pero lo haría para estar contigo, de modo que hace que todo valga la pena. —Me encogí de hombros.
—¿Cómo demonios conseguí una chica como tú? —preguntó, acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar.
—Tal vez fuiste un asesino en una vida anterior —bromeé, haciéndolo reír.
Asintió.
—Asesino serial —bromeó, haciéndonos reír a los dos de nuevo. Se inclinó y me besó con tanta suavidad y ternura que me hizo sentir la chica más especial y más afortunada del mundo.
Se apartó del beso demasiado pronto para mi gusto.
—¿Te mudarías a Boston conmigo, Ángel? —preguntó.
Sonreí y lo abracé fuerte.
—Me encantaría, James.
Necesitaba un nuevo comienzo. Habían pasado tantas cosas aquí que necesitaba irme y comenzar de nuevo. Necesitaba olvidar todo y mirar hacia el futuro, mi futuro con James.
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Aw, van a irse a Boston juntos alskdfmalsdfmasldkfasldfjalsdf.
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Solo falta el epílogo para que esta hermosa novela finalice :c a qui viene
valeerusher
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
Bueno, este es el final de la novela Y es un tanto emocionante, les recomiendo que escuchen esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=eHjTquV1kKo
Disfruten el final:3
EPÍLOGO.
5 años mas tarde.
James.
Eché un vistazo a mi reloj y me quedé boquiabierto. Mierda, eran casi las dos y media.
—Peter, ¡tengo que irme! ¿Esto va a estar terminado o no? —grité a través de la otra habitación.
—Sí, jefe. Vete. Va a estar hecho, no te preocupes. Llámame cuando salgas y le daré los últimos retoques, ¿vale? ¡Y buena suerte! —gritó de vuelta.
—De acuerdo. Adiós, y gracias por hacer esto —dije mientras corría fuera del edificio y me metía en el coche.
Oh, ****, ¡por favor no me dejes llegar tarde!
Me apresuré a la Universidad, presa del pánico, y corrí tan rápido como pude alrededor de la parte trasera hasta el campo. Faltaban diez para las tres ahora y estaba previsto que comenzara en diez minutos. Me deslicé entre la gente, buscándolos. Vi a Seba de inmediato, estaba de pie en su silla, explorando la multitud. Señaló como un ****a cuando me vio y no pude evitar sonreír.
Comencé a caminar hacia ellos, cuando un tipo se puso delante de mí.
—¡Guau, eres James Maslow! ¿Puedo obtener tu autógrafo? En serio, guau, soy como tu mayor fan —dijo entusiasmado, mientras la mujer con la que estaba buscaba en su bolso papel y un bolígrafo.
Me eché a reír. Todos ellos eran mis mayores fans; en serio, escuchaba eso como cincuenta veces al día.
—Claro. —Sonreí cortésmente, extendiendo la mano para el bolígrafo.
Escribí mi nombre y le di una palmada en el hombro. —Tengo que encontrar mi asiento.
—Sí, por supuesto. ¡Gracias! —cantó, sonriendo violentamente y mirando con cariño a mi nombre en el trozo de papel.
Sabía que nunca me acostumbraría a esto, gente emocionándose sólo porque había firmado un trozo de papel. Quiero decir, sí, sé que juego para uno de los mejores equipos de América, pero sigo siendo una persona al final del día. No soy nadie especial. Soy sólo James, y tengo la suerte de que me paguen grandes cantidades de dinero por hacer algo que me gusta, no mucha gente puede decir eso.
Me abrí paso entre la multitud y me senté al final de la fila. Seba se zambulló inmediatamente en mi regazo.
—Ey, chico. ¿Siendo bueno? —pregunté, haciéndole cosquillas, consiguiendo que se riera y retorciese.
—¿Tienes todo listo? —preguntó Carlos, sonriendo.
Hice una mueca y asentí. —Sí. Dios, tío, estoy tan nervioso. —Mis manos no habían parado de sudar en todo el día.
Se echó a reír y sacudió la cabeza. Su novia, Charlotte, se aproximó.
—Vas a estar bien. Cálmate —dijo, rodando los ojos. Charlotte era increíble, Carlos y ella habían estado juntos durante unos seis meses y él estaba totalmente pillado. Era su primera novia real, y podía realmente verlo durar.
Saludé a mis padres, quienes estaban sonriendo con orgullo, como siempre charlando con un extraño cualquiera junto a ellos. Sonreí, mi madre podría seriamente iniciar una conversación con un mudo.
—Hola, James —saludó Margaret mientras se apretujaba por el pasillo para abrazarme.
—Hola, Margaret. ¿Qué tal? —pregunté, abrazándola de vuelta fuertemente. No la había visto desde hace casi cuatro meses, porque había estado viajando con su nuevo marido, Greg.
—Estoy bien. Greg no podía venir, está atrapado en Tailandia por algo de promoción. Está tan molesto por perdérselo —contestó, frunciendo el ceño.
Sonreí.
—Bueno, asegúrate entonces de hacer un montón de fotos para él.
Matt saltó de mi regazo y corrió de vuelta hacia su madre. Le sonreí a Ruby. Ella, Logan y Seba seguían viviendo en Timberfield, pero llegábamos a verlos bastante, se quedaban con nosotros en vacaciones y esas cosas. Teníamos habitaciones más que de sobra, y también volvíamos allí cada vez que podíamos.
Logan y Joss no duraron mucho. Consiguieron quedar durante un año antes de acabar separándose, aunque seguían siendo amigos. Joss no se había asentado ni lo más mínimo. Sigue siendo coqueta y está “probando el terreno”, como a ella le gusta decir, pero siempre fue una gran amiga de (tn) por lo que también se quedaba con nosotros. Sólo tengo que mantenerla lejos de mis compañeros de equipo; podría seriamente comérselos vivos.
Muchas cosas habían sucedido en los últimos cinco años. Stephen pena, el padre de Carlos y (tn), fue arrestado un año después de que nos marcháramos a Boston porque aparentemente había estafado dinero a sus clientes. Actualmente estaba cumpliendo seis años en la cárcel por fraude y malversación de fondos. Nunca entró en contacto con ninguno de ellos, y todos seguían teniendo la grabación que (tn) le hizo admitiendo el abuso, así que si alguna vez volvía, todos habían acordado presentar cargos contra él.
De repente, todo el mundo empezó a aplaudir y mi corazón se disparó a toda marcha mientras escrutaba la multitud por ella. La divisé de pie a la izquierda del escenario, charlando con Samantha, una de sus amigas. Se veía jodidamente caliente en su traje de ceremonia de colores azul y gris. No la había visto durante todo el día. La había dejado justo después del desayuno. Pensó que hoy estaba en la práctica, no lo estaba, estaba preparándole una sorpresa como regalo de graduación.
Hoy, (tn) estaba graduándose de la Universidad con un grado completo en danza coreográfica. Estaba muy orgulloso de ella, había trabajado tan condenadamente duro en los últimos años en la Universidad y se estaba graduando con honores. Traté de escuchar cómo el pequeño hombre daba su discurso sobre la clase graduada, mientras ellos seguían caminando y estrechándole la mano, obteniendo su certificado. No podía concentrarme; estaba tan malditamente nervioso que de hecho me sentía enfermo. No podía quitarle los ojos de encima, estaba tan hermosa. Honestamente seguía quitándome el aliento cada vez que la veía.
Los paparazzi también la querían. Siempre estaban siguiéndonos, queriendo fotos y entrevistas. Adoraban nuestra historia de estar juntos durante cinco años. Simplemente amaban a (tn), punto. Siempre estaba en revistas y periódicos, pequeñas fotografías comprando con sus amigas o algo así. Siempre pensaron que era adorable y la gente venía y pedía su autógrafo tanto como me lo pedían a mí. (tn) encontraba toda la cosa esta divertida y se burlaba hasta la **** de mí cuando nos detenían en la calle o algo.
La gente a menudo me preguntaba cómo es que me quedé estancado, con la fama y el dinero, y siempre decía lo mismo. Nada de eso era importante para mí; la única cosa importante era mi Ángel. Era la única cosa que necesitaba. Si todo lo demás desapareciese mañana, la gran casa, todos los coches, el dinero, no me importaría. Mientras todavía pudiese sostenerla por las noches, seguiría siendo el hombre más afortunado del mundo.
Escuché al Decano gritar su nombre y sonreí, aplaudiendo como un loco. Estaba radiante mientras buscaba entre la multitud; me vio y agitó su pequeño certificado hacia mí, con orgullo. La guiñé un ojo y la vi saltar fuera del escenario felizmente. Estaba removiéndome en mi asiento nerviosamente porque casi había acabado, era casi la hora. Me froté las manos en los vaqueros, tratando de secarlas. Honestamente nunca había estado tan nervioso en toda mi vida.
Después de otros pocos minutos, el último certificado fue entregado, y la vi escabulléndose entre la multitud hacia nosotros. Mientras llegaba a mí, pasó sus brazos alrededor de mi cuello y me besó. La levanté de sus pies haciéndola girar en un pequeño círculo mientras disfrutaba la sensación de sus labios contra los míos. Se apartó y rió, estaba tan feliz que hacía que mi corazón latiese más rápido.
—Enhorabuena —susurré, sonriendo. Me besó de nuevo y la abracé con más fuerza. Maldita sea, cinco años y todavía no podía tener suficiente de ella. Me aparté del beso, muy consciente de que su hermanito estaba sentando haciendo ruidos fuertes de besos y cantando “Amber y James sentados en un árbol”.
—Gracias. Estaba preocupada cuando no te vi, pensé que no podrías llegar. —Sonrió mientras la ponía de regreso en sus pies.
Sonreí y le aparté el pelo tras la oreja.
—No me lo habría perdido por nada en el mundo —contesté.
Fue abrazada por toda su familia. Seba, como de costumbre, se aferraba a sus piernas para que no pudiera moverse. Adoraba a su hermana mayor, no que lo culpara, quiero decir, ¿quién no adoraría a mi Ángel? Habría que estar loco. Me agaché y lo aparté de ella, inclinándolo boca abajo en sus piernas, haciéndole reír.
—Así que, ¿qué van a hacer ahora chicos? ¿Vamos a ir a tomar una copa o algo? —sugirió (tn)
¡Oh, ******!
Todo el mundo me miró. Bien, genial, añadan más presión, ¡ya estoy malditamente aterrorizado!
—Um…en realidad, Ángel, me preguntaba si podría llevarte a un lugar después. Tengo algo que mostrarte —respondí, procurando no revelar nada.
Me miró con curiosidad, odiaba las sorpresas.
—¿Sí? ¿Qué? —preguntó, envolviendo sus brazos a mi alrededor.
Me incliné y le besé la nariz.
—Vas a tener que esperar y ver —contesté, sonriéndola, sabiendo que esto probablemente la estaba matando. Frunció el ceño y entornó los ojos hacía mí, haciéndome reír; agarré sus manos desenredándolas de mi cintura—. ¿Estás lista para irnos ahora? —pregunté, esperanzado.
Asintió y volvió a mirar a su familia quienes estaban sonriendo como locos; mi mamá estaba llorando lágrimas de felicidad. Bien chicos, ¡bajen el tono! Los miró a
todos un poco confundida, obviamente preguntándose por qué estaban actuando así.
—Los veré más tarde entonces. Uno de ustedes tiene llaves, ¿verdad? —preguntó.
Carlos le sacudió sus llaves.
—Váyanse. Los veremos más tarde —indicó, asintiendo hacia la salida.
Envolví mi brazo alrededor de su cintura y caminamos hacia el frente.
—Así que, ¿cómo fue la práctica? —preguntó.
—Um, sí bien —mentí mientras abría la puerta del coche para ella.
Me besó de nuevo mientras entraba. Estaba sonriendo, obviamente orgullosa de sí misma por graduarse. Llamé a Peter mientras me dirigía al asiento del conductor para decirle que estábamos marchándonos.
(tn).
Definitivamente algo estaba pasando. Le eché un vistazo de nuevo, parecía nervioso por algo; estaba sentando muy erguido en su asiento. Este no era el normal y relajado James que amaba hasta la muerte. Después de unos veinte minutos conduciendo y hablando brevemente sobre el tiempo y mi ceremonia de graduación, nos detuvimos. Sonrió y salió.
Bien, ¿dónde demonios estábamos? Pensé que me llevaría a cenar o algo así. Bajé y sostuve su mano mientras me conducía hacia adelante, deteniéndose frente a un edificio con puertas de cristal. Creo que solía ser un gimnasio o algo así, pero parecía como si hubiese sido hecho recientemente, el exterior había sido pintado de un bonito color crema y las ventanas habían sido reemplazadas.
—¿Qué piensas? —preguntó, envolviendo sus brazos a mi alrededor desde detrás.
¿Pensar sobre qué? ¿Qué me estoy perdiendo?
—Um, ¿es genial? —Me encogí de hombros, confundida.
Se echó a reír.
—Bien, no tienes ni idea de qué te estoy hablando, ¿verdad? —bromeó.
—No. Lo siento, chico amante, ¿debería? —pregunté, sonriendo disculpadamente.
—Bueno, ¿ves ese edificio enfrente tuyo, con las puertas de cristal? —preguntó. Asentí, todavía un poco desconcertada con respecto a lo qué se trataba todo esto—. Es tuyo.
¿Mío? ¿Qué demonios es esto?
Me giré para mirarlo de frente.
—James, no entiendo, cariño. Lo siento —dije disculpándome. Maldita sea, estaba arruinándole sus sorpresa.
Sonrió y pasó los dedos por mi mejilla suavemente.
—Lo compré para ti. Está todo hecho en el interior… es un estudio de baile —explicó.
Oh, condenado Dios, ¡no lo hizo! Jadeé, mirándole para ver si estaba bromeando. Me sonrió. No, realmente no estaba bromeando, hablaba totalmente en serio.
—¡Oh, Dios, James, me estás tomando el pelo! —chillé mientras me lanzaba hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Habíamos hablado sobre construir mi propio estudio pero me convenció para esperar un año después de mi graduación, ¡apuesto que era porque estaba planeando esto! Caray, ¡tengo el novio perfecto!— ¡Gracias, gracias, gracias! —grité entusiasmadamente.
Me besó suavemente.
—No hay de qué. Vamos, echemos un vistazo. —Me giró hacia la puerta, sonriendo felizmente.
Apenas podía contener mi emoción mientras me entregaba las llaves. Mis manos temblaban tanto que ni siquiera podía conseguir introducir la llave en la cerradura, por lo que tuvo que hacerlo por mí. Mientras caminábamos por las puertas, ya estaba llorando. Había un área de recepción que conducía a dos estudios de danza, los cuales tenían enormes espejos por toda una pared y magníficos pisos de madera, ideales para bailar en ellos.
—¡Oh, James, esto es perfecto! —grité.
Sonrió.
—Hice que alguien viniese y lo diseñara todo. Pero si hay algo que no te guste, podemos cambiarlo, ¿de acuerdo? —afirmó, tomando mi mano y empujándome hacia la puerta—. Vamos a mirar arriba —sugirió, señalando hacia la parte trasera.
Asentí con la cabeza y salté entusiasmadamente a su lado. Siempre era tan malditamente considerado y dulce. Había sido el mejor novio que nadie podría pedir durante los últimos cinco años, mejor de lo que jamás hubiese soñado.
Arriba, había una pequeña sala de recreo con una mesa de billar y una mesa de hockey de aire, un bar de zumos y snacks con mesas. Había incluso vestuarios con duchas y todo. Me tomó la mano y tiró de mí hacia la última puerta. Se veía muy nervioso de nuevo. No estaba sonriendo ahora.
—¿Estás bien? —pregunté, apretando mi brazo alrededor de su cintura más estrechamente. No podía quitar la sonrisa de mi cara. Lo amaba tanto que era casi doloroso.
Tragó saliva y asintió, empujando la puerta. Miré para ver la habitación en penumbras. Había cientos de pequeñas velas esparcidas por toda la sala, haciéndola parpadeante y hermosa, las velas se reflejaban en la pared de espejos.
Había globos rojos y rosas flotando a lo largo de cada centímetro del techo y algunos atados a los respaldos de las sillas. Había ramos de rosas rojas por todas partes, pétalos rojos y rosas esparcidos por todo el suelo de madera. Era hermoso.
Lo miré, sorprendida; él sonrió y me introdujo en la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Mientras me llevaba hasta el centro de la habitación podía sentir a mi corazón tratando de estallar fuera de mi pecho. Toda esta situación era tan romántica que hizo que mi estómago aleteara y se me pusiera la piel de gallina.
Me besó suavemente antes de arrodillarse en una pierna frente a mí. Sentí mis ojos llenándose de lágrimas y resistí el impulso de gritar sí antes de que me lo pidiera.
Sacó una pequeña caja negra de anillos, levantando la tapa para revelar un precioso anillo de diamantes que debía haberle costado una fortuna.
—Ángel, te he amado desde la primera vez que puse mis ojos en ti. Sólo has sido tú. Siempre serás tú. ¿Quieres casarte conmigo? —preguntó, luciendo realmente nervioso. ¿De verdad creía que diría que no?
Tragué saliva ruidosamente. Dios, ¿podía incluso hablar?
—Sí —susurré. Esbozó una sonrisa de infarto y sacó el anillo de la caja, tomando mi mano y deslizándolo en mi dedo, dónde encajaba perfectamente.
Se levantó y me agarró, besándome ferozmente. Sonreí feliz contra sus labios y se apartó para poner su frente en la mía.
—Te amo tanto —susurró.
—Yo también te amo. —Esas palabras nunca me habían parecido tanto. Tres pequeñas palabras, ¿cómo podrían posiblemente cubrir todo lo que sentía por este increíble chico?
—¿Puedo tener el primer baile de su estudio, futura Sra. Maslow? —preguntó, con los ojos bailando de emoción.
Sonreí, ¡oh, Dios, amaba el sonido de ese nombre!
—Por supuesto, futuro marido —contesté. Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido. James aún tenía el poder de encender mi cuerpo en fuego con una de sus sonrisas, incluso después de todo este tiempo.
Sacó un pequeño mando de su bolsillo y pulsó algunos botones, haciendo sonar la música. Jadeé mientras la canción empezaba. Era nuestra canción. Amazed, por Boyz II Men, comenzó y me atrajo más cerca, envolviendo sus brazos a mí alrededor con fuerza.
¿Podría este chico ser más perfecto? No podía quitar mis ojos de él mientras bailábamos. Me abrazó fuertemente, una mano subiendo hasta mi cuello, sus dedos enredándose en mi pelo. Mi respiración salía en pequeños jadeos mientras absorbía cada centímetro de su hermoso rostro, la cara de mi prometido. Me apreté a mí misma más cerca, sintiendo su increíble cuerpo presionado fuertemente contra el mío.
Todo en este momento era hermoso y no quería que terminara nunca.
—James, ¿podrías conseguir ser más romántico? —Respiré, frotando mi mano sobre su pecho suavemente mientras nos balanceábamos lentamente con la canción.
Sonrió.
—Trataré. Pregúntame de nuevo en cincuenta años —susurró e inclinó su cabeza y me besó suavemente, robándome el aliento y haciendo que mi corazón chocara contra mi pecho.
Sin duda, nadie había sido nunca más feliz que yo en este momento. Tenía una familia perfecta, un nuevo estudio de danza que había sido mi sueño desde pequeña, y el hombre de mis sueños me había pedido ser su esposa. La vida no podría ser mejor que esto; sinceramente me sentía como la chica más afortunada del mundo.
Fin...
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Espero que les haya gustado la novela, yo la amé, no paro de leerla nunca :'D.
Una de las mejores novelas que leí Las quiero .
Compartan la novela si la aman en otras paginas xd
Disfruten el final:3
EPÍLOGO.
5 años mas tarde.
James.
Eché un vistazo a mi reloj y me quedé boquiabierto. Mierda, eran casi las dos y media.
—Peter, ¡tengo que irme! ¿Esto va a estar terminado o no? —grité a través de la otra habitación.
—Sí, jefe. Vete. Va a estar hecho, no te preocupes. Llámame cuando salgas y le daré los últimos retoques, ¿vale? ¡Y buena suerte! —gritó de vuelta.
—De acuerdo. Adiós, y gracias por hacer esto —dije mientras corría fuera del edificio y me metía en el coche.
Oh, ****, ¡por favor no me dejes llegar tarde!
Me apresuré a la Universidad, presa del pánico, y corrí tan rápido como pude alrededor de la parte trasera hasta el campo. Faltaban diez para las tres ahora y estaba previsto que comenzara en diez minutos. Me deslicé entre la gente, buscándolos. Vi a Seba de inmediato, estaba de pie en su silla, explorando la multitud. Señaló como un ****a cuando me vio y no pude evitar sonreír.
Comencé a caminar hacia ellos, cuando un tipo se puso delante de mí.
—¡Guau, eres James Maslow! ¿Puedo obtener tu autógrafo? En serio, guau, soy como tu mayor fan —dijo entusiasmado, mientras la mujer con la que estaba buscaba en su bolso papel y un bolígrafo.
Me eché a reír. Todos ellos eran mis mayores fans; en serio, escuchaba eso como cincuenta veces al día.
—Claro. —Sonreí cortésmente, extendiendo la mano para el bolígrafo.
Escribí mi nombre y le di una palmada en el hombro. —Tengo que encontrar mi asiento.
—Sí, por supuesto. ¡Gracias! —cantó, sonriendo violentamente y mirando con cariño a mi nombre en el trozo de papel.
Sabía que nunca me acostumbraría a esto, gente emocionándose sólo porque había firmado un trozo de papel. Quiero decir, sí, sé que juego para uno de los mejores equipos de América, pero sigo siendo una persona al final del día. No soy nadie especial. Soy sólo James, y tengo la suerte de que me paguen grandes cantidades de dinero por hacer algo que me gusta, no mucha gente puede decir eso.
Me abrí paso entre la multitud y me senté al final de la fila. Seba se zambulló inmediatamente en mi regazo.
—Ey, chico. ¿Siendo bueno? —pregunté, haciéndole cosquillas, consiguiendo que se riera y retorciese.
—¿Tienes todo listo? —preguntó Carlos, sonriendo.
Hice una mueca y asentí. —Sí. Dios, tío, estoy tan nervioso. —Mis manos no habían parado de sudar en todo el día.
Se echó a reír y sacudió la cabeza. Su novia, Charlotte, se aproximó.
—Vas a estar bien. Cálmate —dijo, rodando los ojos. Charlotte era increíble, Carlos y ella habían estado juntos durante unos seis meses y él estaba totalmente pillado. Era su primera novia real, y podía realmente verlo durar.
Saludé a mis padres, quienes estaban sonriendo con orgullo, como siempre charlando con un extraño cualquiera junto a ellos. Sonreí, mi madre podría seriamente iniciar una conversación con un mudo.
—Hola, James —saludó Margaret mientras se apretujaba por el pasillo para abrazarme.
—Hola, Margaret. ¿Qué tal? —pregunté, abrazándola de vuelta fuertemente. No la había visto desde hace casi cuatro meses, porque había estado viajando con su nuevo marido, Greg.
—Estoy bien. Greg no podía venir, está atrapado en Tailandia por algo de promoción. Está tan molesto por perdérselo —contestó, frunciendo el ceño.
Sonreí.
—Bueno, asegúrate entonces de hacer un montón de fotos para él.
Matt saltó de mi regazo y corrió de vuelta hacia su madre. Le sonreí a Ruby. Ella, Logan y Seba seguían viviendo en Timberfield, pero llegábamos a verlos bastante, se quedaban con nosotros en vacaciones y esas cosas. Teníamos habitaciones más que de sobra, y también volvíamos allí cada vez que podíamos.
Logan y Joss no duraron mucho. Consiguieron quedar durante un año antes de acabar separándose, aunque seguían siendo amigos. Joss no se había asentado ni lo más mínimo. Sigue siendo coqueta y está “probando el terreno”, como a ella le gusta decir, pero siempre fue una gran amiga de (tn) por lo que también se quedaba con nosotros. Sólo tengo que mantenerla lejos de mis compañeros de equipo; podría seriamente comérselos vivos.
Muchas cosas habían sucedido en los últimos cinco años. Stephen pena, el padre de Carlos y (tn), fue arrestado un año después de que nos marcháramos a Boston porque aparentemente había estafado dinero a sus clientes. Actualmente estaba cumpliendo seis años en la cárcel por fraude y malversación de fondos. Nunca entró en contacto con ninguno de ellos, y todos seguían teniendo la grabación que (tn) le hizo admitiendo el abuso, así que si alguna vez volvía, todos habían acordado presentar cargos contra él.
De repente, todo el mundo empezó a aplaudir y mi corazón se disparó a toda marcha mientras escrutaba la multitud por ella. La divisé de pie a la izquierda del escenario, charlando con Samantha, una de sus amigas. Se veía jodidamente caliente en su traje de ceremonia de colores azul y gris. No la había visto durante todo el día. La había dejado justo después del desayuno. Pensó que hoy estaba en la práctica, no lo estaba, estaba preparándole una sorpresa como regalo de graduación.
Hoy, (tn) estaba graduándose de la Universidad con un grado completo en danza coreográfica. Estaba muy orgulloso de ella, había trabajado tan condenadamente duro en los últimos años en la Universidad y se estaba graduando con honores. Traté de escuchar cómo el pequeño hombre daba su discurso sobre la clase graduada, mientras ellos seguían caminando y estrechándole la mano, obteniendo su certificado. No podía concentrarme; estaba tan malditamente nervioso que de hecho me sentía enfermo. No podía quitarle los ojos de encima, estaba tan hermosa. Honestamente seguía quitándome el aliento cada vez que la veía.
Los paparazzi también la querían. Siempre estaban siguiéndonos, queriendo fotos y entrevistas. Adoraban nuestra historia de estar juntos durante cinco años. Simplemente amaban a (tn), punto. Siempre estaba en revistas y periódicos, pequeñas fotografías comprando con sus amigas o algo así. Siempre pensaron que era adorable y la gente venía y pedía su autógrafo tanto como me lo pedían a mí. (tn) encontraba toda la cosa esta divertida y se burlaba hasta la **** de mí cuando nos detenían en la calle o algo.
La gente a menudo me preguntaba cómo es que me quedé estancado, con la fama y el dinero, y siempre decía lo mismo. Nada de eso era importante para mí; la única cosa importante era mi Ángel. Era la única cosa que necesitaba. Si todo lo demás desapareciese mañana, la gran casa, todos los coches, el dinero, no me importaría. Mientras todavía pudiese sostenerla por las noches, seguiría siendo el hombre más afortunado del mundo.
Escuché al Decano gritar su nombre y sonreí, aplaudiendo como un loco. Estaba radiante mientras buscaba entre la multitud; me vio y agitó su pequeño certificado hacia mí, con orgullo. La guiñé un ojo y la vi saltar fuera del escenario felizmente. Estaba removiéndome en mi asiento nerviosamente porque casi había acabado, era casi la hora. Me froté las manos en los vaqueros, tratando de secarlas. Honestamente nunca había estado tan nervioso en toda mi vida.
Después de otros pocos minutos, el último certificado fue entregado, y la vi escabulléndose entre la multitud hacia nosotros. Mientras llegaba a mí, pasó sus brazos alrededor de mi cuello y me besó. La levanté de sus pies haciéndola girar en un pequeño círculo mientras disfrutaba la sensación de sus labios contra los míos. Se apartó y rió, estaba tan feliz que hacía que mi corazón latiese más rápido.
—Enhorabuena —susurré, sonriendo. Me besó de nuevo y la abracé con más fuerza. Maldita sea, cinco años y todavía no podía tener suficiente de ella. Me aparté del beso, muy consciente de que su hermanito estaba sentando haciendo ruidos fuertes de besos y cantando “Amber y James sentados en un árbol”.
—Gracias. Estaba preocupada cuando no te vi, pensé que no podrías llegar. —Sonrió mientras la ponía de regreso en sus pies.
Sonreí y le aparté el pelo tras la oreja.
—No me lo habría perdido por nada en el mundo —contesté.
Fue abrazada por toda su familia. Seba, como de costumbre, se aferraba a sus piernas para que no pudiera moverse. Adoraba a su hermana mayor, no que lo culpara, quiero decir, ¿quién no adoraría a mi Ángel? Habría que estar loco. Me agaché y lo aparté de ella, inclinándolo boca abajo en sus piernas, haciéndole reír.
—Así que, ¿qué van a hacer ahora chicos? ¿Vamos a ir a tomar una copa o algo? —sugirió (tn)
¡Oh, ******!
Todo el mundo me miró. Bien, genial, añadan más presión, ¡ya estoy malditamente aterrorizado!
—Um…en realidad, Ángel, me preguntaba si podría llevarte a un lugar después. Tengo algo que mostrarte —respondí, procurando no revelar nada.
Me miró con curiosidad, odiaba las sorpresas.
—¿Sí? ¿Qué? —preguntó, envolviendo sus brazos a mi alrededor.
Me incliné y le besé la nariz.
—Vas a tener que esperar y ver —contesté, sonriéndola, sabiendo que esto probablemente la estaba matando. Frunció el ceño y entornó los ojos hacía mí, haciéndome reír; agarré sus manos desenredándolas de mi cintura—. ¿Estás lista para irnos ahora? —pregunté, esperanzado.
Asintió y volvió a mirar a su familia quienes estaban sonriendo como locos; mi mamá estaba llorando lágrimas de felicidad. Bien chicos, ¡bajen el tono! Los miró a
todos un poco confundida, obviamente preguntándose por qué estaban actuando así.
—Los veré más tarde entonces. Uno de ustedes tiene llaves, ¿verdad? —preguntó.
Carlos le sacudió sus llaves.
—Váyanse. Los veremos más tarde —indicó, asintiendo hacia la salida.
Envolví mi brazo alrededor de su cintura y caminamos hacia el frente.
—Así que, ¿cómo fue la práctica? —preguntó.
—Um, sí bien —mentí mientras abría la puerta del coche para ella.
Me besó de nuevo mientras entraba. Estaba sonriendo, obviamente orgullosa de sí misma por graduarse. Llamé a Peter mientras me dirigía al asiento del conductor para decirle que estábamos marchándonos.
(tn).
Definitivamente algo estaba pasando. Le eché un vistazo de nuevo, parecía nervioso por algo; estaba sentando muy erguido en su asiento. Este no era el normal y relajado James que amaba hasta la muerte. Después de unos veinte minutos conduciendo y hablando brevemente sobre el tiempo y mi ceremonia de graduación, nos detuvimos. Sonrió y salió.
Bien, ¿dónde demonios estábamos? Pensé que me llevaría a cenar o algo así. Bajé y sostuve su mano mientras me conducía hacia adelante, deteniéndose frente a un edificio con puertas de cristal. Creo que solía ser un gimnasio o algo así, pero parecía como si hubiese sido hecho recientemente, el exterior había sido pintado de un bonito color crema y las ventanas habían sido reemplazadas.
—¿Qué piensas? —preguntó, envolviendo sus brazos a mi alrededor desde detrás.
¿Pensar sobre qué? ¿Qué me estoy perdiendo?
—Um, ¿es genial? —Me encogí de hombros, confundida.
Se echó a reír.
—Bien, no tienes ni idea de qué te estoy hablando, ¿verdad? —bromeó.
—No. Lo siento, chico amante, ¿debería? —pregunté, sonriendo disculpadamente.
—Bueno, ¿ves ese edificio enfrente tuyo, con las puertas de cristal? —preguntó. Asentí, todavía un poco desconcertada con respecto a lo qué se trataba todo esto—. Es tuyo.
¿Mío? ¿Qué demonios es esto?
Me giré para mirarlo de frente.
—James, no entiendo, cariño. Lo siento —dije disculpándome. Maldita sea, estaba arruinándole sus sorpresa.
Sonrió y pasó los dedos por mi mejilla suavemente.
—Lo compré para ti. Está todo hecho en el interior… es un estudio de baile —explicó.
Oh, condenado Dios, ¡no lo hizo! Jadeé, mirándole para ver si estaba bromeando. Me sonrió. No, realmente no estaba bromeando, hablaba totalmente en serio.
—¡Oh, Dios, James, me estás tomando el pelo! —chillé mientras me lanzaba hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Habíamos hablado sobre construir mi propio estudio pero me convenció para esperar un año después de mi graduación, ¡apuesto que era porque estaba planeando esto! Caray, ¡tengo el novio perfecto!— ¡Gracias, gracias, gracias! —grité entusiasmadamente.
Me besó suavemente.
—No hay de qué. Vamos, echemos un vistazo. —Me giró hacia la puerta, sonriendo felizmente.
Apenas podía contener mi emoción mientras me entregaba las llaves. Mis manos temblaban tanto que ni siquiera podía conseguir introducir la llave en la cerradura, por lo que tuvo que hacerlo por mí. Mientras caminábamos por las puertas, ya estaba llorando. Había un área de recepción que conducía a dos estudios de danza, los cuales tenían enormes espejos por toda una pared y magníficos pisos de madera, ideales para bailar en ellos.
—¡Oh, James, esto es perfecto! —grité.
Sonrió.
—Hice que alguien viniese y lo diseñara todo. Pero si hay algo que no te guste, podemos cambiarlo, ¿de acuerdo? —afirmó, tomando mi mano y empujándome hacia la puerta—. Vamos a mirar arriba —sugirió, señalando hacia la parte trasera.
Asentí con la cabeza y salté entusiasmadamente a su lado. Siempre era tan malditamente considerado y dulce. Había sido el mejor novio que nadie podría pedir durante los últimos cinco años, mejor de lo que jamás hubiese soñado.
Arriba, había una pequeña sala de recreo con una mesa de billar y una mesa de hockey de aire, un bar de zumos y snacks con mesas. Había incluso vestuarios con duchas y todo. Me tomó la mano y tiró de mí hacia la última puerta. Se veía muy nervioso de nuevo. No estaba sonriendo ahora.
—¿Estás bien? —pregunté, apretando mi brazo alrededor de su cintura más estrechamente. No podía quitar la sonrisa de mi cara. Lo amaba tanto que era casi doloroso.
Tragó saliva y asintió, empujando la puerta. Miré para ver la habitación en penumbras. Había cientos de pequeñas velas esparcidas por toda la sala, haciéndola parpadeante y hermosa, las velas se reflejaban en la pared de espejos.
Había globos rojos y rosas flotando a lo largo de cada centímetro del techo y algunos atados a los respaldos de las sillas. Había ramos de rosas rojas por todas partes, pétalos rojos y rosas esparcidos por todo el suelo de madera. Era hermoso.
Lo miré, sorprendida; él sonrió y me introdujo en la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Mientras me llevaba hasta el centro de la habitación podía sentir a mi corazón tratando de estallar fuera de mi pecho. Toda esta situación era tan romántica que hizo que mi estómago aleteara y se me pusiera la piel de gallina.
Me besó suavemente antes de arrodillarse en una pierna frente a mí. Sentí mis ojos llenándose de lágrimas y resistí el impulso de gritar sí antes de que me lo pidiera.
Sacó una pequeña caja negra de anillos, levantando la tapa para revelar un precioso anillo de diamantes que debía haberle costado una fortuna.
—Ángel, te he amado desde la primera vez que puse mis ojos en ti. Sólo has sido tú. Siempre serás tú. ¿Quieres casarte conmigo? —preguntó, luciendo realmente nervioso. ¿De verdad creía que diría que no?
Tragué saliva ruidosamente. Dios, ¿podía incluso hablar?
—Sí —susurré. Esbozó una sonrisa de infarto y sacó el anillo de la caja, tomando mi mano y deslizándolo en mi dedo, dónde encajaba perfectamente.
Se levantó y me agarró, besándome ferozmente. Sonreí feliz contra sus labios y se apartó para poner su frente en la mía.
—Te amo tanto —susurró.
—Yo también te amo. —Esas palabras nunca me habían parecido tanto. Tres pequeñas palabras, ¿cómo podrían posiblemente cubrir todo lo que sentía por este increíble chico?
—¿Puedo tener el primer baile de su estudio, futura Sra. Maslow? —preguntó, con los ojos bailando de emoción.
Sonreí, ¡oh, Dios, amaba el sonido de ese nombre!
—Por supuesto, futuro marido —contesté. Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido. James aún tenía el poder de encender mi cuerpo en fuego con una de sus sonrisas, incluso después de todo este tiempo.
Sacó un pequeño mando de su bolsillo y pulsó algunos botones, haciendo sonar la música. Jadeé mientras la canción empezaba. Era nuestra canción. Amazed, por Boyz II Men, comenzó y me atrajo más cerca, envolviendo sus brazos a mí alrededor con fuerza.
¿Podría este chico ser más perfecto? No podía quitar mis ojos de él mientras bailábamos. Me abrazó fuertemente, una mano subiendo hasta mi cuello, sus dedos enredándose en mi pelo. Mi respiración salía en pequeños jadeos mientras absorbía cada centímetro de su hermoso rostro, la cara de mi prometido. Me apreté a mí misma más cerca, sintiendo su increíble cuerpo presionado fuertemente contra el mío.
Todo en este momento era hermoso y no quería que terminara nunca.
—James, ¿podrías conseguir ser más romántico? —Respiré, frotando mi mano sobre su pecho suavemente mientras nos balanceábamos lentamente con la canción.
Sonrió.
—Trataré. Pregúntame de nuevo en cincuenta años —susurró e inclinó su cabeza y me besó suavemente, robándome el aliento y haciendo que mi corazón chocara contra mi pecho.
Sin duda, nadie había sido nunca más feliz que yo en este momento. Tenía una familia perfecta, un nuevo estudio de danza que había sido mi sueño desde pequeña, y el hombre de mis sueños me había pedido ser su esposa. La vida no podría ser mejor que esto; sinceramente me sentía como la chica más afortunada del mundo.
Fin...
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Espero que les haya gustado la novela, yo la amé, no paro de leerla nunca :'D.
Una de las mejores novelas que leí Las quiero .
Compartan la novela si la aman en otras paginas xd
valeerusher
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
simplemente... he muerto
es una historia preciosa, y agradezco que la hayas compartido, y me alegra haberla encontrado :)
he llorado y todo
gracias por subir esta novela, en serio, aunque ya no podre pedirte que la sigas, jeje
besos <3
es una historia preciosa, y agradezco que la hayas compartido, y me alegra haberla encontrado :)
he llorado y todo
gracias por subir esta novela, en serio, aunque ya no podre pedirte que la sigas, jeje
besos <3
laura_33426
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
denada u.u hemos llorado juntas que mal que no haya 2 temporada :C buano les agradesco por leer :3 y.... pasense por mi nove no tengo a nadie :C aquiu les dejo el link : https://onlywn.activoforo.com/t60371-besar-a-un-angel-james-tu# porfaa me harian un gran favorr!
valeerusher
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
Awwww que hermosa novela <3 la ame *-*
¡¡¡FIN!!!
"."
¡¡¡FIN!!!
"."
MaJoRojas_
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
Hermoso final
ame tu nove
BESOS
ame tu nove
BESOS
clau sanchez
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
Hola:hemozo:
Ame la nove 100 por ciento y ahora que se acabo estoy muerta :lloro:
Como te amo por compartir esta hermosa novela te amoooooo:enamorado: por hacer esto posible
limbo.
Re: El chico que se metia por mi ventana (james maslow y tn pena)
HAY Q HERMOSO :lloro: :wut: POR Q TERMINO LEPIDIO Q SE CASARA CON LE :aah: POR Q X Q
XQXQQXQQQQXXXXX PERO ESTUBO SUPER BUENA
XQXQQXQQQQXXXXX PERO ESTUBO SUPER BUENA
sofy200080
Página 11 de 11. • 1, 2, 3 ... 9, 10, 11
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