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LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Hola
Creo que ya las he tenido mucho tiempo descuidadas, pero ya estoy de regreso con ustedes; y les traigo a continuación una novela que en lo personal es de mi agrado.
Espero que les guste y mil disculpas por tanto tiempo sin escribir.
Espero sus comentarios, tanto buenos como malos. :D
Creo que ya las he tenido mucho tiempo descuidadas, pero ya estoy de regreso con ustedes; y les traigo a continuación una novela que en lo personal es de mi agrado.
Espero que les guste y mil disculpas por tanto tiempo sin escribir.
Espero sus comentarios, tanto buenos como malos. :D
Última edición por PEZA el Lun 03 Mar 2014, 4:34 pm, editado 1 vez
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Titulo: LA MUJER ADECUADA. JOE JONAS Y TU, TERMINADA.
Autor: MALORY.
Adaptación: Si.
Género: ROMANCE.
Contenido: CLASIFICACION “B”
Advertencias: ¿Ninguna?
SINOPSIS
No paraba de pasearse por la estancia; Conie estaba empezando a ponerse nervioso. -Vamos muchacho- su voz era divertida- no es para tanto. Recibió una mirada que podría haberlo matado y una carcajada escapó de su desdentada boca. -Sigo sin verle la gracia- Volvió a pasear- Tenías que haberme lo dicho antes de hacer nada. -Sabes tan bien como yo, que si te lo hubiera dicho no me habrías permitido enviar la maldita carta- Intentó contener la risa- Y ya habíamos hablado de ello; necesitas una esposa y una madre para la pequeña Regie. -Sí, pero no de esta manera, a saber cómo será esa mujer. Resopló furioso. -Por lo que pone en la carta no parece tan mal partido. Viuda, sin hijos y su retrato demuestra que no es ningún bicho raro. -En eso tienes razón, pero la veo...un poco vieja. Dijo, enfadado más consigo mismo que con Conie.
Autor: MALORY.
Adaptación: Si.
Género: ROMANCE.
Contenido: CLASIFICACION “B”
Advertencias: ¿Ninguna?
Otras páginas: SI, DONDE ESTA EL LIBRO ORIGINAL.
SIGLAS: (TD) TU DIMINUTIVO, (TN) TU NOMBRE.
SINOPSIS
No paraba de pasearse por la estancia; Conie estaba empezando a ponerse nervioso. -Vamos muchacho- su voz era divertida- no es para tanto. Recibió una mirada que podría haberlo matado y una carcajada escapó de su desdentada boca. -Sigo sin verle la gracia- Volvió a pasear- Tenías que haberme lo dicho antes de hacer nada. -Sabes tan bien como yo, que si te lo hubiera dicho no me habrías permitido enviar la maldita carta- Intentó contener la risa- Y ya habíamos hablado de ello; necesitas una esposa y una madre para la pequeña Regie. -Sí, pero no de esta manera, a saber cómo será esa mujer. Resopló furioso. -Por lo que pone en la carta no parece tan mal partido. Viuda, sin hijos y su retrato demuestra que no es ningún bicho raro. -En eso tienes razón, pero la veo...un poco vieja. Dijo, enfadado más consigo mismo que con Conie.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 1
No paraba de pasearse por la estancia; Conie estaba comenzando a ponerse nervioso.
-Vamos muchacho- su voz sonó divertida- no es para tanto.
Recibió una mirada que podría haberlo matado y una carcajada escapó de su desdentada boca.
-Sigo sin verle la gracia- Volvió a pasear- Tenías que habérmelo dicho antes de hacer nada.
-Sabes tan bien como yo, que si te lo hubiera dicho no me habrías permitido enviar la maldita carta- Intentó contener la risa- Ya habíamos hablado de ello; necesitas una esposa y una madre para la pequeña Regie.
-Sí, pero no de esta manera, a saber cómo será esa mujer.
Resopló furioso.
-Por lo que pone en la carta no parece tan mal partido. Viuda, sin hijos y su retrato demuestra que no es ningún bicho raro.
-En eso tienes razón, pero la veo...un poco vieja.
Dijo enfadado más consigo mismo que con Conie.
En parte todo aquello era culpa suya; él había dicho a Conie, meses atrás, que tenía que buscar una madre para la pequeña. Ya hacía casi un año que la madre de la niña había muerto al nacer esta y la cría crecía muy deprisa, necesitaba una mujer que se ocupara de ella. Y él necesitaba una esposa. Le había dicho que no quería una jovencita tonta y débil, como la madre de Regie.
Aquella niña lo había engatusado una noche que había bebido más de la cuenta y se había quedado embarazada; no tuvo más remedio que casarse con ella. Pero no aguantó el parto y murió al nacer su hija.
No se había alegrado, pero tampoco la lloró, no la quería y de haber sobrevivido, su vida hubiera sido un infierno, para él y su hija.
Pero lo que había hecho Conie no tenía nombre. ¿Cómo se había atrevido a escribir a un periódico, en su nombre, para pedir una esposa?
La respuesta era de una mujer que parecía su hermana mayor. Lo peor era que Conie se había encargado de contestar y la mujer estaba a punto de llegar en la diligencia.
(TD) se retorcía las manos, nerviosa, estaba llegando a su destino. Todavía se preguntaba como se había metido en aquella aventura. No sabía nada de aquel hombre. Sólo que era viudo, de 37 años, con una niña de un año, un pequeño rancho y que buscaba una mujer joven, decidida y trabajadora para compartir su vida.
Cuando había leído el anuncio en la presa, no le había parecido tan mala idea. Sobre todo teniendo en cuenta que su tío, el único familiar que le quedaba, acababa de morir y sólo le había dejado un montón de deudas que no podía pagar.
Sin pensar, contestó a la carta. Ya no tenía esperanzas de recibir respuesta de aquel hombre, cuando le llegó el telegrama que marcaría su destino. Había sido la elegida por JOE JONAS, para ser su esposa y la madre se su hija. Y allí estaba, a pocas horas de llegar, sin saber muy bien con lo que se iba a encontrar.
JOE acababa de irse a la cantina; necesitaba un trago, aquella espera estaba acabando con su paciencia; cuando la diligencia entró en el pueblo.
Conie estaba emocionado, por fin conocería a la joven de la carta. Decía que tenía dieciocho años, que no le daba miedo el trabajo y le encantaban los niños; y por el retrato parecía bonita. Sabía que si le hubiera enseñado aquella carta a JOE, él nunca la hubiera escogido; por eso le había enseñado la de aquella viuda y le había dicho que era esa la elegida.
Los ojos de Conie se abrieron como platos al ver bajarse a la joven de la diligencia; a pesar del largo viaje, se le veía impecable. Con su precioso pelo rojo y aquellos grandes ojos verdes, su cuerpo era menudo, pero parecía fuerte, algo en su forma de mirar se lo decía. Sin duda JOE no pondría ninguna objeción, era una belleza.
(TD) miraba sorprendida a aquel hombre que la observaba embobado, podía ver que le faltaban varios dientes y parecía mayor de treinta y siete años; pero sin duda era él el que la esperaba, allí no había nadie más.
-Dios mio ¿dónde me he metido?- pensó desesperada.
Cuando se dirigía hacia él, vio que se acercaba otro hombre, éste era más joven, alto, fuerte y con unos preciosos ojos azules que la miraron apenas unos instantes antes de dirigirse al otro hombre.
-Parece ser que la vieja arpía a decidido no venir -Soltó una carcajada, se sentía algo decepcionado, pero casi era mejor así- Menos mal, porque no me apetecía cargar con un adefesio como ese.
(TD) no sabía de que hablaba el hombre de ojos azules, pero se dirigió al otro, que todavía la miraba como hipnotizado.
-Disculpe- su voz era suave y aterciopelada- ¿Warren Sinclair? Soy (TN) Emerson, su... futura esposa.
Tendió la mano hacia Conie en señal de saludo. Como lo miraba a él, no pudo ver la expresión de sorpresa en la cara de JOE, que pensó que no había oído bien.
-¿Cómo ha dicho señorita?- Su tono era amenazante.
-Bueno, que soy (TN) Emerson...- Empezó a ponerse nerviosa, el hombre la miraba con el ceño fruncido.
-Eso ya lo he oído- levantó la ceja y continuó mientras la miraba de arriba abajo- me refería a lo otro, eso de que viene a casarse con JOE.
-Sí, tengo aquí el telegrama que me envió para pedirme que me reuniera aquí con él.
(TD) no entendía por qué aquel hombre todavía no había dicho nada y sonreía tontamente mirándolos; estaba empezando a enfadarse.
-No, debe de ser un error, no era usted la que debería haber llegado es esa diligencia.
Conie no aguantó más y soltó una carcajada. Las miradas que se posaron en él lo hubieran fulminado en el acto, si eso fuera posible.
-¿Quiere alguien explicarme que está pasando? -Su tono ya no era dulce, estaba muy enfadada- Lo primero ¿quién es JOE JONAS?
Dijo tajante mientras miraba a Conie esperando una respuesta.
-Yo soy JOE JONAS.
(TD) pensó que el corazón se le saldría del pecho, al darse cuenta de que su futuro marido era aquel apuesto hombre y no el desdentado que no paraba de sonreír.
-Aquí debe de haber un mal entendido, porque yo esperaba a otra mujer, no a usted. O eso pensaba, pero será mi buen amigo Conie el que nos explique que ha sucedido.
La amenaza estaba explícita en el tono de JOE. Conie dejó de sonreír.
-No te enfades muchacho- empezaba a pensar que aquello no había sido buena idea- de las que enviaron retrato, fue la que mejor me pareció. Las demás eran unas brujas.
-Hace un momento intentabas convencerme que la del retrato que me diste no estaba tan mal- su tono era seco.
-Quería divertirme un poco, pero no pensé que te lo tomarías tan mal, pensé que al ver a la joven sentirías alivio por no tener que cargar con aquella vieja. Ahora me doy cuenta, perdona a este viejo tonto, por intentar conseguirte una esposa joven y bonita que caliente tu cama en las frías noches de invierno...
-¡Oh! vasta ya, viejo chiflado- parecía muy enojado y (TD) todavía no sabía muy bien que pasaba, sólo que el hombre parecía muy enfadado, no entendía nada.
-Sabías de sobra que tipo de mujer buscaba, pero no, tuviste que escoger a esta...-volvió a mirarla de arriba abajo, (TD) sintió que el color teñía sus mejilla-... chiquilla, que seguramente no aguantará ni dos semanas trabajando en el rancho. Yo necesito una mujer fuerte, no una niña delicada que se retuerce las manos sin parar.
Eso fue la gota que colmó el vaso.
-Dejaría de retorcerme las manos, si alguien se dignara a explicarme que está pasando- sus ojos verdes echaban chispas de fuego contra los dos hombres, que la miraron atónitos, como si acabaran de darse cuenta de su presencia.
-Verá señorita...Emerson- JOE la miraba a los ojos y (TD) sintió que el color volvía a bañar su rostro- ha habido un mal entendido, no es usted el tipo de mujer que yo esperaba, por lo tanto, puede volver por donde a venido...
-¿Qué?- el grito de (TD) lo dejó paralizado- está usted insinuando que he recorrido medio país para que me diga que no soy lo que usted esperaba, y que pretende que haga ahora, no tengo donde ir, ni dinero, vendí lo poco que poseía para hacer el viaje.
-Maldición mujer, no es mi culpa, le daré dinero para que pueda volver a su casa- volvió a fulminar a Conie con la mirada- toda la culpa es tuya, no se por qué te hago caso cuando abres esa bocaza.
-Me parece muy bien, pero la diligencia ya se ha ido y no hay otra hasta dentro de un mes, ¿qué pretende que haga mientras tanto en este lugar dejado de la mano de dios?
-La niña tiene razón JOE- Conie parecía consternado- no podemos dejarla aquí -Se acercó más a JOE y casi en un susurro dijo- Dale una oportunidad, no parece mala chica, tiene carácter y es muy guapa ¡Eh viejo!- le guiñó un ojo, pero la fría expresión de JOE hizo que se le borrara la sonrisa de nuevo.
-Sólo este mes, si para cuando vuelva a pasar la diligencia no has cambiado de opinión, yo mismo le pagaré el billete de vuelta.
(TD) intentaba escuchar lo que decían, por lo que se sorprendió cuando JOE se dio la vuelta bruscamente y sin mirarla pasó a su lado y dijo con una voz fría, que no dejaba entrever sus emociones.
-Está bien, coja su equipaje y suba a la carreta, y tú y yo ya hablaremos.
Se subió al pescante y esperó a que (TD) colocara su equipaje en la parte de atrás. Se acomodó lo mejor que pudo junto a él y se pusieron en marcha.
El silencio era sepulcral, Conie cabalgaba un poco por detrás; (TD) no se atrevía a hablar, miraba de soslayo a JOE, que iba muy serio. Pudo ver lo fuerte que parecían sus brazos y sus largas piernas también eran robustas y bien formadas. La piel bronceada de sus grandes manos, confirmaba que pasaba mucho tiempo trabajando al aire libre.
No paraba de pasearse por la estancia; Conie estaba comenzando a ponerse nervioso.
-Vamos muchacho- su voz sonó divertida- no es para tanto.
Recibió una mirada que podría haberlo matado y una carcajada escapó de su desdentada boca.
-Sigo sin verle la gracia- Volvió a pasear- Tenías que habérmelo dicho antes de hacer nada.
-Sabes tan bien como yo, que si te lo hubiera dicho no me habrías permitido enviar la maldita carta- Intentó contener la risa- Ya habíamos hablado de ello; necesitas una esposa y una madre para la pequeña Regie.
-Sí, pero no de esta manera, a saber cómo será esa mujer.
Resopló furioso.
-Por lo que pone en la carta no parece tan mal partido. Viuda, sin hijos y su retrato demuestra que no es ningún bicho raro.
-En eso tienes razón, pero la veo...un poco vieja.
Dijo enfadado más consigo mismo que con Conie.
En parte todo aquello era culpa suya; él había dicho a Conie, meses atrás, que tenía que buscar una madre para la pequeña. Ya hacía casi un año que la madre de la niña había muerto al nacer esta y la cría crecía muy deprisa, necesitaba una mujer que se ocupara de ella. Y él necesitaba una esposa. Le había dicho que no quería una jovencita tonta y débil, como la madre de Regie.
Aquella niña lo había engatusado una noche que había bebido más de la cuenta y se había quedado embarazada; no tuvo más remedio que casarse con ella. Pero no aguantó el parto y murió al nacer su hija.
No se había alegrado, pero tampoco la lloró, no la quería y de haber sobrevivido, su vida hubiera sido un infierno, para él y su hija.
Pero lo que había hecho Conie no tenía nombre. ¿Cómo se había atrevido a escribir a un periódico, en su nombre, para pedir una esposa?
La respuesta era de una mujer que parecía su hermana mayor. Lo peor era que Conie se había encargado de contestar y la mujer estaba a punto de llegar en la diligencia.
(TD) se retorcía las manos, nerviosa, estaba llegando a su destino. Todavía se preguntaba como se había metido en aquella aventura. No sabía nada de aquel hombre. Sólo que era viudo, de 37 años, con una niña de un año, un pequeño rancho y que buscaba una mujer joven, decidida y trabajadora para compartir su vida.
Cuando había leído el anuncio en la presa, no le había parecido tan mala idea. Sobre todo teniendo en cuenta que su tío, el único familiar que le quedaba, acababa de morir y sólo le había dejado un montón de deudas que no podía pagar.
Sin pensar, contestó a la carta. Ya no tenía esperanzas de recibir respuesta de aquel hombre, cuando le llegó el telegrama que marcaría su destino. Había sido la elegida por JOE JONAS, para ser su esposa y la madre se su hija. Y allí estaba, a pocas horas de llegar, sin saber muy bien con lo que se iba a encontrar.
JOE acababa de irse a la cantina; necesitaba un trago, aquella espera estaba acabando con su paciencia; cuando la diligencia entró en el pueblo.
Conie estaba emocionado, por fin conocería a la joven de la carta. Decía que tenía dieciocho años, que no le daba miedo el trabajo y le encantaban los niños; y por el retrato parecía bonita. Sabía que si le hubiera enseñado aquella carta a JOE, él nunca la hubiera escogido; por eso le había enseñado la de aquella viuda y le había dicho que era esa la elegida.
Los ojos de Conie se abrieron como platos al ver bajarse a la joven de la diligencia; a pesar del largo viaje, se le veía impecable. Con su precioso pelo rojo y aquellos grandes ojos verdes, su cuerpo era menudo, pero parecía fuerte, algo en su forma de mirar se lo decía. Sin duda JOE no pondría ninguna objeción, era una belleza.
(TD) miraba sorprendida a aquel hombre que la observaba embobado, podía ver que le faltaban varios dientes y parecía mayor de treinta y siete años; pero sin duda era él el que la esperaba, allí no había nadie más.
-Dios mio ¿dónde me he metido?- pensó desesperada.
Cuando se dirigía hacia él, vio que se acercaba otro hombre, éste era más joven, alto, fuerte y con unos preciosos ojos azules que la miraron apenas unos instantes antes de dirigirse al otro hombre.
-Parece ser que la vieja arpía a decidido no venir -Soltó una carcajada, se sentía algo decepcionado, pero casi era mejor así- Menos mal, porque no me apetecía cargar con un adefesio como ese.
(TD) no sabía de que hablaba el hombre de ojos azules, pero se dirigió al otro, que todavía la miraba como hipnotizado.
-Disculpe- su voz era suave y aterciopelada- ¿Warren Sinclair? Soy (TN) Emerson, su... futura esposa.
Tendió la mano hacia Conie en señal de saludo. Como lo miraba a él, no pudo ver la expresión de sorpresa en la cara de JOE, que pensó que no había oído bien.
-¿Cómo ha dicho señorita?- Su tono era amenazante.
-Bueno, que soy (TN) Emerson...- Empezó a ponerse nerviosa, el hombre la miraba con el ceño fruncido.
-Eso ya lo he oído- levantó la ceja y continuó mientras la miraba de arriba abajo- me refería a lo otro, eso de que viene a casarse con JOE.
-Sí, tengo aquí el telegrama que me envió para pedirme que me reuniera aquí con él.
(TD) no entendía por qué aquel hombre todavía no había dicho nada y sonreía tontamente mirándolos; estaba empezando a enfadarse.
-No, debe de ser un error, no era usted la que debería haber llegado es esa diligencia.
Conie no aguantó más y soltó una carcajada. Las miradas que se posaron en él lo hubieran fulminado en el acto, si eso fuera posible.
-¿Quiere alguien explicarme que está pasando? -Su tono ya no era dulce, estaba muy enfadada- Lo primero ¿quién es JOE JONAS?
Dijo tajante mientras miraba a Conie esperando una respuesta.
-Yo soy JOE JONAS.
(TD) pensó que el corazón se le saldría del pecho, al darse cuenta de que su futuro marido era aquel apuesto hombre y no el desdentado que no paraba de sonreír.
-Aquí debe de haber un mal entendido, porque yo esperaba a otra mujer, no a usted. O eso pensaba, pero será mi buen amigo Conie el que nos explique que ha sucedido.
La amenaza estaba explícita en el tono de JOE. Conie dejó de sonreír.
-No te enfades muchacho- empezaba a pensar que aquello no había sido buena idea- de las que enviaron retrato, fue la que mejor me pareció. Las demás eran unas brujas.
-Hace un momento intentabas convencerme que la del retrato que me diste no estaba tan mal- su tono era seco.
-Quería divertirme un poco, pero no pensé que te lo tomarías tan mal, pensé que al ver a la joven sentirías alivio por no tener que cargar con aquella vieja. Ahora me doy cuenta, perdona a este viejo tonto, por intentar conseguirte una esposa joven y bonita que caliente tu cama en las frías noches de invierno...
-¡Oh! vasta ya, viejo chiflado- parecía muy enojado y (TD) todavía no sabía muy bien que pasaba, sólo que el hombre parecía muy enfadado, no entendía nada.
-Sabías de sobra que tipo de mujer buscaba, pero no, tuviste que escoger a esta...-volvió a mirarla de arriba abajo, (TD) sintió que el color teñía sus mejilla-... chiquilla, que seguramente no aguantará ni dos semanas trabajando en el rancho. Yo necesito una mujer fuerte, no una niña delicada que se retuerce las manos sin parar.
Eso fue la gota que colmó el vaso.
-Dejaría de retorcerme las manos, si alguien se dignara a explicarme que está pasando- sus ojos verdes echaban chispas de fuego contra los dos hombres, que la miraron atónitos, como si acabaran de darse cuenta de su presencia.
-Verá señorita...Emerson- JOE la miraba a los ojos y (TD) sintió que el color volvía a bañar su rostro- ha habido un mal entendido, no es usted el tipo de mujer que yo esperaba, por lo tanto, puede volver por donde a venido...
-¿Qué?- el grito de (TD) lo dejó paralizado- está usted insinuando que he recorrido medio país para que me diga que no soy lo que usted esperaba, y que pretende que haga ahora, no tengo donde ir, ni dinero, vendí lo poco que poseía para hacer el viaje.
-Maldición mujer, no es mi culpa, le daré dinero para que pueda volver a su casa- volvió a fulminar a Conie con la mirada- toda la culpa es tuya, no se por qué te hago caso cuando abres esa bocaza.
-Me parece muy bien, pero la diligencia ya se ha ido y no hay otra hasta dentro de un mes, ¿qué pretende que haga mientras tanto en este lugar dejado de la mano de dios?
-La niña tiene razón JOE- Conie parecía consternado- no podemos dejarla aquí -Se acercó más a JOE y casi en un susurro dijo- Dale una oportunidad, no parece mala chica, tiene carácter y es muy guapa ¡Eh viejo!- le guiñó un ojo, pero la fría expresión de JOE hizo que se le borrara la sonrisa de nuevo.
-Sólo este mes, si para cuando vuelva a pasar la diligencia no has cambiado de opinión, yo mismo le pagaré el billete de vuelta.
(TD) intentaba escuchar lo que decían, por lo que se sorprendió cuando JOE se dio la vuelta bruscamente y sin mirarla pasó a su lado y dijo con una voz fría, que no dejaba entrever sus emociones.
-Está bien, coja su equipaje y suba a la carreta, y tú y yo ya hablaremos.
Se subió al pescante y esperó a que (TD) colocara su equipaje en la parte de atrás. Se acomodó lo mejor que pudo junto a él y se pusieron en marcha.
El silencio era sepulcral, Conie cabalgaba un poco por detrás; (TD) no se atrevía a hablar, miraba de soslayo a JOE, que iba muy serio. Pudo ver lo fuerte que parecían sus brazos y sus largas piernas también eran robustas y bien formadas. La piel bronceada de sus grandes manos, confirmaba que pasaba mucho tiempo trabajando al aire libre.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Primera lectoraaaaaaa!!!!.... Pon el que sigueeeee
chelis
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 2
Animada por la indiferencia de JOE, se atrevió a examinar aquel perfil de mandíbula firme y nariz recta.
Su pelo oscuro como la noche estaba revuelto en una masa de rebeldes rizos.
Era un hombre muy apuesto, estaba segura de que no sería nada desagradable calentar su cama en las noches de invierno, como había sugerido su amigo; (TD) sintió que su cara ardía, al darse cuenta de hacia donde la llevaban sus pensamientos.
-¿Cómo se llama tú hija?
Preguntó, intentando sacar de su mente aquellas ideas que la trastornaban demasiado.
-Regie- fue la seca respuesta de él.
Estaba visto que no iba a cooperar en aquello.
-En la carta ponías que tiene un año...
-La carta no era mía, era de Conie -su tono fue demasiado brusco, se dio cuenta e intentó suavizarlo un poco, la muchacha tampoco tenía la culpa de nada- pero sí, tiene un año.
Animada por el cambio de tono continuó preguntando.
-¿Y su madre... murió?
La miró de soslayo y levantó la ceja izquierda; por lo menos parecía tener carácter, su mal gesto y su tono no la desanimaban.
-Sí, al nacer mi hija, ella murió, era muy joven y demasiado débil.
(TD) notó cierto énfasis en aquellas últimas palabras.
-¿Y hasta ahora la has criado tú solo?
-No, Conie y su mujer, Betty, me han ayudado -Soltó un pequeño gruñido y exclamó frunciendo el ceño- Preferiría que no me acribillaras a preguntas.
(TD) pareció encogerse en su sitio y permaneció callada el resto del camino.
Observaba el paisaje con interés, era bastante árido, pero tenía su encanto, no le resultaría desagradable vivir allí, pero estaba claro que ese hombre la mandaría de vuelta a su casa.
Cuando (TD) pensaba que no llegarían nunca, atravesaron el portón de entrada al rancho JONAS.
Al fondo se veía la casa, era de dos plantas, no era muy grande, pero le pareció encantadora.
En el porche había una mujer, seguramente Betty, con una niña en los brazos, Regie.
Cuando se bajaron de la carreta Betty se acercó a ellos.
-Bienvenida muchacha, estarás agotada después de este viaje, yo soy Betty- le tendió la mano sin soltar a la pequeña, que sonreía mirando a (TD).
-Encantada, soy (TD) Emerson ¿y tú debes de ser Regie? - le tocó la punta de la naricilla con un dedo y la niña se rio alegremente.
Era preciosa, no había duda de quien era el padre, tenía sus mismos ojos, pero su pelo era un poco más claro, herencia de la madre, supuso.
La niña intentó cogerle el dedo entre risas, hasta que sus ojos se posaron en su padre y comenzó a dar grititos de alegría y a tender los brazos en su dirección.
(TD) pensó que se le pararía el corazón cuando lo vio ir hacia la pequeña con los ojos brillantes y una impresionante sonrisa en los labios. Si le había parecido atractivo hasta entonces, en aquel momento se convenció de que era el hombre más guapo que había visto nunca.
JOE cogió a la niña en brazos y comenzó a hacerle fiestas.
-Gracias Betty por cuidar de ella, no se como podré pagarte lo que haces por nosotros- su tono era sincero.
-Sabes que lo hago encantada, aunque creo que te agradará más encontrar a la muchacha al llegar a casa- hizo un gesto hacia (TD)- que encontrarme a mi refunfuñando.
La expresión de JOE cambió al darse cuenta de que (TD) seguía allí. Por un momento se había olvidado de ella.
Al volver a mirarla y contemplar aquellos ojos verdes y los preciosos rizos rojos, pensó que Betty tenía razón, sería muy agradable que fuera ella la que lo recibiera después de un duro día de trabajo. Pero desechó la idea de inmediato, aquella niña no sabría ni como cambiarle los pañales a Regie. Sería un mes muy largo, rezaba para que pasara pronto, que ella se fuera y volver a la normalidad.
(TD) notó la mirada de JOE y se sonrojó.
-Bueno parejita, os dejamos solos, para que os vayáis conociendo.
Cogió a su marido del brazo, que se mantenía un poco apartado del grupo, no tenía ganas de que JOE la tomara con él por todo aquel lío.
-Nosotros nos vamos- Conie se esforzó al sonreír a su mujer; no sabía muy bien en que podía acabar aquella historia, cada vez sentía más remordimientos.
-Sí tesoro, será mejor que nos vayamos- levantando el sombrero- Mucho gusto señorita Emerson- miró a JOE, que le devolvió la mirada con el ceño fruncido- JEO, nos vemos mañana.
JOE entró en la casa con la niña en los brazos.
-Te enseñaré tu habitación- se dirigió escaleras arriba, (TD) lo siguió sin decir nada.
Abrió una puerta al fondo del pasillo y se apartó para dejarla entrar. Era un cuarto pequeño, pero estaba limpio y tenía lo necesario, posó la maleta en el suelo.
-Gracias, es un cuarto muy bonito.
JOE se encogió de hombros.
-Es muy pequeño; podría ofrecerte mi cama- un brillo malévolo brilló en sus ojos- pero como no va a haber boda, me imagino que no querrás compartirla conmigo.
(TD) abrió la boca para contestar, pero JOE ya se alejaba por el pasillo con la niña tirándole del pelo y riendo.
Casi le entraron ganas de reír al ver la expresión de la pobre chica, aunque estaba seguro de que sería muy placentero tenerla en su cama, no cometería ese error. Sólo había dicho aquello para martirizarla un poco. Cuando llegó a la altura de la siguiente puerta se volvió, ella seguía de pie donde la había dejado, mirándolo.
-Esta es la habitación de Regie y aquella es la mía -Señaló con la cabeza la puerta que estaba al otro lado- Imagino que querrás refrescarte, hay agua abajo; más tarde, cuando estés lista, cenaremos.
Se giró y comenzó abajar las escaleras.
Estaba claro que no iba a ser fácil, (TD) suspiró y bajó a por el agua.
Cuando terminó de asearse, escogió ropa limpia, no tenía mucho donde escoger, pero sacó una bonita falda verde botella y una camisa blanca con ribetes del mismo verde. Se cepilló el cabello y lo echó hacia atrás con una cinta.
Terminó de sacar sus pocas pertenencias de la maleta, las colocó en el armario, inspiró profundamente y decidió que era el momento de bajar.
Cuando estaba a mitad de la escalera, JOE salía de la cocina con Regie dormida en los brazos.
Se quedó mirándola, era preciosa, su pálida piel parecía porcelana, su larga melena enmarcaba su rostro y aquellos impresionantes ojos... Su ropa era sencilla y estaba un poco ajada por el uso, pero la falda resaltaba su delgada cintura. JOE sentía que el calor cada vez era mayor en la estancia. Carraspeó incómodo y miró a su hija.
-Voy a acostarla ya se ha dormido, en la cocina hay algo para cenar, sírvete lo que quieras- diciendo esto, pasó a su lado por la escalera.
A (TD) le parecía un hombre un poco extraño, quizás la soledad, el vivir solo con su hija... estaba claro que no estaba muy acostumbrado a tener invitados. Se sirvió un trozo de carne y un vaso de leche, no se había dado cuenta del hambre que tenía hasta ese momento. Cuando terminó, recogió los platos, los dejó limpios y en su sitio.
Cuando JOE volvió a bajar, se sorprendió al verlo todo colocado, era ordenada y tenía iniciativa.
-¿Te molesta qué prepare un poco de café?- preguntó tímidamente.
-No, está bien.
La seguía mirando, pero su cara era totalmente inexpresiva.
-¿Te apetece una taza?- sonrió ligeramente.
Dios bendito, aquella sonrisa la hacía parecer un ángel, de donde había salido aquella criatura que venía a torturarlo de aquella manera, definitivamente iba a ser un mes muy largo. Suspiró y dijo casi de mal humor.
-Sí, gracias, estaré en el porche.
Cuando el café estuvo listo, (TD) llenó un par de tazas y salió también al porche, le tendió una a JOE que estaba apoyado en la barandilla y preguntó algo más confiada.
-¿Te molesta si me siento aquí un rato?- casi mantuvo la respiración esperando una respuesta que parecía no llegar nunca.
-No, en absoluto- su voz no denotaba ninguna emoción.
(TD) tomó asiento en una de los sillones y bebió un sorbo de café, por encima del borde de la taza observó a JOE, que le daba la espalda, seguía apoyado en la barandilla. Estudió con detenimiento los anchos hombros y la estrecha cintura. Se sonrojó ligeramente al posar los ojos en su trasero, que se notaba firme bajo el pantalón.
La voz de JOE la sobresaltó sacándola de sus pensamientos; había decidido que no le diría que ese mes era una especie de prueba. Prefería hacerla creer que se iría en la próxima diligencia, eso valdría para que no se sintiera obligada a actuar y fuera ella misma. Aunque le daba la impresión de que la joven no era de las que fingía lo que no era... el tiempo lo diría.
-No hace falta que te esfuerces en complacerme, ya he tomado mi decisión, nada de lo que hagas me hará cambiar- se giró y la miró directamente a los ojos. El sol se estaba escondiendo en el horizonte, pero aquellos ojos tenían luz propia.
-No lo hago- Se encogió de hombros, apartando la vista- estoy acostumbrada a hacer las tareas de la casa y además, si he de quedarme un mes, tampoco quiero ser una carga y ya que no tengo dinero para pagar mi alojamiento, supongo que lo correcto será que lo haga ayudando en la que sea posible.
JOE no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza. Se sentó en el sillón que (TD) había dejado libre.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- se aventuró (TD).
Después de pensárselo un rato.
-Sí- que seco era aquel hombre, pensó ella.
-¿Por qué un hombre como tú recurre a buscar una esposa mediante un anuncio en la prensa?
Lo miró mientras tomaba otro trago de café.
-¿Qué quieres decir con "un hombre como yo"?
Por su tono (TD) se dio cuenta de que no había notado que aquello era un cumplido, casi sonrió.
-Bueno, JONAS- la forma de dirigirse a él hizo que JOE levantara su ceja izquierda.
-Tienes espejo, me imagino que no ignoras que eres un hombre... apuesto.
¿Lo encontraba apuesto?, era algo a tener en cuenta.
-Con lo que no deberías tener problema para elegir mujer.
-No tengo tiempo para cortejos y además en este pueblo las mujeres son viejas o muy jóvenes.
Frunció ligeramente el ceño- Además la tontería de la carta fue cosa de Conie; él fue el culpable de todo este lío.
-Y si no es mucho preguntar ¿por qué dijiste que yo no era lo que esperabas?
Esperó a ver como reaccionaba, ya que le estaba dando la impresión de que ya había terminado su cupo de preguntas.
- Cuando accedí a esta... historia, le dejé claro a Conie, que si lo hacía quería una mujer de mi edad más o menos, con experiencia en la vida y que no le diera miedo el trabajo duro. Y tú eres todo lo contrario.
-¿Y qué tiene que ver la edad para la experiencia y la capacidad de trabajo?
Parecía ofendida, sin duda tenía carácter.
-Puede que nada- su voz sonó calmada e indiferente- pero cuando tomo una decisión, rara vez la cambio -Bebió el último sorbo de café y levantándose dijo- Será mejor que nos acostemos, mañana tengo mucho trabajo. Y estarás cansada.
(TD) asintió.
Una vez en la cama, pensó que al cabo de un mes tendría que volver a la ciudad y no tenía donde ir, ni con quien alojarse. Suspiró profundamente, bueno ya lo pensaría cuando llegara el momento, mientras tanto intentaría disfrutar de aquel encantador sitio; no le hubiera importado pasar allí el resto de su vida.
Animada por la indiferencia de JOE, se atrevió a examinar aquel perfil de mandíbula firme y nariz recta.
Su pelo oscuro como la noche estaba revuelto en una masa de rebeldes rizos.
Era un hombre muy apuesto, estaba segura de que no sería nada desagradable calentar su cama en las noches de invierno, como había sugerido su amigo; (TD) sintió que su cara ardía, al darse cuenta de hacia donde la llevaban sus pensamientos.
-¿Cómo se llama tú hija?
Preguntó, intentando sacar de su mente aquellas ideas que la trastornaban demasiado.
-Regie- fue la seca respuesta de él.
Estaba visto que no iba a cooperar en aquello.
-En la carta ponías que tiene un año...
-La carta no era mía, era de Conie -su tono fue demasiado brusco, se dio cuenta e intentó suavizarlo un poco, la muchacha tampoco tenía la culpa de nada- pero sí, tiene un año.
Animada por el cambio de tono continuó preguntando.
-¿Y su madre... murió?
La miró de soslayo y levantó la ceja izquierda; por lo menos parecía tener carácter, su mal gesto y su tono no la desanimaban.
-Sí, al nacer mi hija, ella murió, era muy joven y demasiado débil.
(TD) notó cierto énfasis en aquellas últimas palabras.
-¿Y hasta ahora la has criado tú solo?
-No, Conie y su mujer, Betty, me han ayudado -Soltó un pequeño gruñido y exclamó frunciendo el ceño- Preferiría que no me acribillaras a preguntas.
(TD) pareció encogerse en su sitio y permaneció callada el resto del camino.
Observaba el paisaje con interés, era bastante árido, pero tenía su encanto, no le resultaría desagradable vivir allí, pero estaba claro que ese hombre la mandaría de vuelta a su casa.
Cuando (TD) pensaba que no llegarían nunca, atravesaron el portón de entrada al rancho JONAS.
Al fondo se veía la casa, era de dos plantas, no era muy grande, pero le pareció encantadora.
En el porche había una mujer, seguramente Betty, con una niña en los brazos, Regie.
Cuando se bajaron de la carreta Betty se acercó a ellos.
-Bienvenida muchacha, estarás agotada después de este viaje, yo soy Betty- le tendió la mano sin soltar a la pequeña, que sonreía mirando a (TD).
-Encantada, soy (TD) Emerson ¿y tú debes de ser Regie? - le tocó la punta de la naricilla con un dedo y la niña se rio alegremente.
Era preciosa, no había duda de quien era el padre, tenía sus mismos ojos, pero su pelo era un poco más claro, herencia de la madre, supuso.
La niña intentó cogerle el dedo entre risas, hasta que sus ojos se posaron en su padre y comenzó a dar grititos de alegría y a tender los brazos en su dirección.
(TD) pensó que se le pararía el corazón cuando lo vio ir hacia la pequeña con los ojos brillantes y una impresionante sonrisa en los labios. Si le había parecido atractivo hasta entonces, en aquel momento se convenció de que era el hombre más guapo que había visto nunca.
JOE cogió a la niña en brazos y comenzó a hacerle fiestas.
-Gracias Betty por cuidar de ella, no se como podré pagarte lo que haces por nosotros- su tono era sincero.
-Sabes que lo hago encantada, aunque creo que te agradará más encontrar a la muchacha al llegar a casa- hizo un gesto hacia (TD)- que encontrarme a mi refunfuñando.
La expresión de JOE cambió al darse cuenta de que (TD) seguía allí. Por un momento se había olvidado de ella.
Al volver a mirarla y contemplar aquellos ojos verdes y los preciosos rizos rojos, pensó que Betty tenía razón, sería muy agradable que fuera ella la que lo recibiera después de un duro día de trabajo. Pero desechó la idea de inmediato, aquella niña no sabría ni como cambiarle los pañales a Regie. Sería un mes muy largo, rezaba para que pasara pronto, que ella se fuera y volver a la normalidad.
(TD) notó la mirada de JOE y se sonrojó.
-Bueno parejita, os dejamos solos, para que os vayáis conociendo.
Cogió a su marido del brazo, que se mantenía un poco apartado del grupo, no tenía ganas de que JOE la tomara con él por todo aquel lío.
-Nosotros nos vamos- Conie se esforzó al sonreír a su mujer; no sabía muy bien en que podía acabar aquella historia, cada vez sentía más remordimientos.
-Sí tesoro, será mejor que nos vayamos- levantando el sombrero- Mucho gusto señorita Emerson- miró a JOE, que le devolvió la mirada con el ceño fruncido- JEO, nos vemos mañana.
JOE entró en la casa con la niña en los brazos.
-Te enseñaré tu habitación- se dirigió escaleras arriba, (TD) lo siguió sin decir nada.
Abrió una puerta al fondo del pasillo y se apartó para dejarla entrar. Era un cuarto pequeño, pero estaba limpio y tenía lo necesario, posó la maleta en el suelo.
-Gracias, es un cuarto muy bonito.
JOE se encogió de hombros.
-Es muy pequeño; podría ofrecerte mi cama- un brillo malévolo brilló en sus ojos- pero como no va a haber boda, me imagino que no querrás compartirla conmigo.
(TD) abrió la boca para contestar, pero JOE ya se alejaba por el pasillo con la niña tirándole del pelo y riendo.
Casi le entraron ganas de reír al ver la expresión de la pobre chica, aunque estaba seguro de que sería muy placentero tenerla en su cama, no cometería ese error. Sólo había dicho aquello para martirizarla un poco. Cuando llegó a la altura de la siguiente puerta se volvió, ella seguía de pie donde la había dejado, mirándolo.
-Esta es la habitación de Regie y aquella es la mía -Señaló con la cabeza la puerta que estaba al otro lado- Imagino que querrás refrescarte, hay agua abajo; más tarde, cuando estés lista, cenaremos.
Se giró y comenzó abajar las escaleras.
Estaba claro que no iba a ser fácil, (TD) suspiró y bajó a por el agua.
Cuando terminó de asearse, escogió ropa limpia, no tenía mucho donde escoger, pero sacó una bonita falda verde botella y una camisa blanca con ribetes del mismo verde. Se cepilló el cabello y lo echó hacia atrás con una cinta.
Terminó de sacar sus pocas pertenencias de la maleta, las colocó en el armario, inspiró profundamente y decidió que era el momento de bajar.
Cuando estaba a mitad de la escalera, JOE salía de la cocina con Regie dormida en los brazos.
Se quedó mirándola, era preciosa, su pálida piel parecía porcelana, su larga melena enmarcaba su rostro y aquellos impresionantes ojos... Su ropa era sencilla y estaba un poco ajada por el uso, pero la falda resaltaba su delgada cintura. JOE sentía que el calor cada vez era mayor en la estancia. Carraspeó incómodo y miró a su hija.
-Voy a acostarla ya se ha dormido, en la cocina hay algo para cenar, sírvete lo que quieras- diciendo esto, pasó a su lado por la escalera.
A (TD) le parecía un hombre un poco extraño, quizás la soledad, el vivir solo con su hija... estaba claro que no estaba muy acostumbrado a tener invitados. Se sirvió un trozo de carne y un vaso de leche, no se había dado cuenta del hambre que tenía hasta ese momento. Cuando terminó, recogió los platos, los dejó limpios y en su sitio.
Cuando JOE volvió a bajar, se sorprendió al verlo todo colocado, era ordenada y tenía iniciativa.
-¿Te molesta qué prepare un poco de café?- preguntó tímidamente.
-No, está bien.
La seguía mirando, pero su cara era totalmente inexpresiva.
-¿Te apetece una taza?- sonrió ligeramente.
Dios bendito, aquella sonrisa la hacía parecer un ángel, de donde había salido aquella criatura que venía a torturarlo de aquella manera, definitivamente iba a ser un mes muy largo. Suspiró y dijo casi de mal humor.
-Sí, gracias, estaré en el porche.
Cuando el café estuvo listo, (TD) llenó un par de tazas y salió también al porche, le tendió una a JOE que estaba apoyado en la barandilla y preguntó algo más confiada.
-¿Te molesta si me siento aquí un rato?- casi mantuvo la respiración esperando una respuesta que parecía no llegar nunca.
-No, en absoluto- su voz no denotaba ninguna emoción.
(TD) tomó asiento en una de los sillones y bebió un sorbo de café, por encima del borde de la taza observó a JOE, que le daba la espalda, seguía apoyado en la barandilla. Estudió con detenimiento los anchos hombros y la estrecha cintura. Se sonrojó ligeramente al posar los ojos en su trasero, que se notaba firme bajo el pantalón.
La voz de JOE la sobresaltó sacándola de sus pensamientos; había decidido que no le diría que ese mes era una especie de prueba. Prefería hacerla creer que se iría en la próxima diligencia, eso valdría para que no se sintiera obligada a actuar y fuera ella misma. Aunque le daba la impresión de que la joven no era de las que fingía lo que no era... el tiempo lo diría.
-No hace falta que te esfuerces en complacerme, ya he tomado mi decisión, nada de lo que hagas me hará cambiar- se giró y la miró directamente a los ojos. El sol se estaba escondiendo en el horizonte, pero aquellos ojos tenían luz propia.
-No lo hago- Se encogió de hombros, apartando la vista- estoy acostumbrada a hacer las tareas de la casa y además, si he de quedarme un mes, tampoco quiero ser una carga y ya que no tengo dinero para pagar mi alojamiento, supongo que lo correcto será que lo haga ayudando en la que sea posible.
JOE no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza. Se sentó en el sillón que (TD) había dejado libre.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- se aventuró (TD).
Después de pensárselo un rato.
-Sí- que seco era aquel hombre, pensó ella.
-¿Por qué un hombre como tú recurre a buscar una esposa mediante un anuncio en la prensa?
Lo miró mientras tomaba otro trago de café.
-¿Qué quieres decir con "un hombre como yo"?
Por su tono (TD) se dio cuenta de que no había notado que aquello era un cumplido, casi sonrió.
-Bueno, JONAS- la forma de dirigirse a él hizo que JOE levantara su ceja izquierda.
-Tienes espejo, me imagino que no ignoras que eres un hombre... apuesto.
¿Lo encontraba apuesto?, era algo a tener en cuenta.
-Con lo que no deberías tener problema para elegir mujer.
-No tengo tiempo para cortejos y además en este pueblo las mujeres son viejas o muy jóvenes.
Frunció ligeramente el ceño- Además la tontería de la carta fue cosa de Conie; él fue el culpable de todo este lío.
-Y si no es mucho preguntar ¿por qué dijiste que yo no era lo que esperabas?
Esperó a ver como reaccionaba, ya que le estaba dando la impresión de que ya había terminado su cupo de preguntas.
- Cuando accedí a esta... historia, le dejé claro a Conie, que si lo hacía quería una mujer de mi edad más o menos, con experiencia en la vida y que no le diera miedo el trabajo duro. Y tú eres todo lo contrario.
-¿Y qué tiene que ver la edad para la experiencia y la capacidad de trabajo?
Parecía ofendida, sin duda tenía carácter.
-Puede que nada- su voz sonó calmada e indiferente- pero cuando tomo una decisión, rara vez la cambio -Bebió el último sorbo de café y levantándose dijo- Será mejor que nos acostemos, mañana tengo mucho trabajo. Y estarás cansada.
(TD) asintió.
Una vez en la cama, pensó que al cabo de un mes tendría que volver a la ciudad y no tenía donde ir, ni con quien alojarse. Suspiró profundamente, bueno ya lo pensaría cuando llegara el momento, mientras tanto intentaría disfrutar de aquel encantador sitio; no le hubiera importado pasar allí el resto de su vida.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Aaaaaaaaaahhhhh!!!!!!... Sigueeeeee con el otroooooo caaaaapiiiiisssss.....
chelis
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 3
JOE había dormido mal, no dejaba de pensar en aquellos ojos. Saber que la muchacha estaba al otro lado del pasillo no le ayudaba mucho. Se removió en la cama, estaba amaneciendo, tenía que levantarse, se estiró y sacó las piernas fuera de la cama. Notó un agradable olor y sus sentidos terminaron de despertar, se vistió apresuradamente y bajó las escaleras sin hacer ruido. Cuando llegó a la cocina se quedó en la puerta, allí estaba ella, con un falda marrón y una camisa azul claro; no le favorecía el color y se veía ajada, llevaba el pelo recogido con una cinta.
(TD) notó su mirada en la espalda y se giró, al verlo en la puerta observándola sonrió.
-Buenos días, espero que no te moleste, tenía hambre y he pensado en preparar el desayuno para los dos. Hay café recién hecho, huevos revueltos y beicon.
Se la veía radiante, JOE no sabía muy bien como reaccionar, era su casa y se sentía un extraño; parecía mentira que (TD) tan sólo llevara allí una noche, daba la sensación de pertenecer a aquel lugar tanto o más que él mismo.
Sin decir nada cogió un plato y se sirvió una buena ración, llenó su taza de café y se sentó a la mesa, donde (TD) ya tomaba su desayuno.
-¿Has dormido bien?- fue la seca pregunta de JOE.
-Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien, este silencio, esta paz... - permaneció callada unos segundos- ... te envidio.
-¿Por qué?- se sorprendió.
-Por tener esta casa, en este lugar, y no me refiero a lo material, de lo que hablo...
-Ya, te entiendo, a mi me pasó lo mismo cuando vine a vivir aquí.
(TD) asintió y dio un bocado a un trozo de beicon.
Ya casi habían terminado cuando oyeron llorar a Regie, JOE se levantó para ir a buscarla y (TD) también- ¿puedo subir contigo?
-Como quieras- inexpresivo totalmente, era un poco desesperante, pensó (TD).
Cuando entraron en el cuarto, la pequeña estaba de pie en la cuna y estiraba los brazos hacia su padre.
-Buenos días tesoro- la cogió y le dio un beso en la frente
Aquel hombre se trasformaba cuando estaba con su hija, no cabía duda de que era un padre estupendo. (TD) observó muy atenta como le cambiaba el pañal.
-¿Lo has hecho alguna vez?
-¿El qué?
-Cuidar de un bebé.
-Sinceramente, no. Aunque me gustan mucho los niños y reconozco que suelo caerles bien.
-Ya -fue la única respuesta de JOE.
Una vez Regie estuvo lista, volvieron a bajar a la cocina.
JOE la sentó en su silla cerca de la mesa y le preparó el desayuno. (TD) jugaba con la niña, que se reía sin parar, mientras observaba los movimientos ágiles y seguros de JOE en la cocina.
Cuando terminó de darle el desayuno a la niña, miró a (TD)
-Voy a llevarla con Betty, tú puedes...
-Si quieres puedo quedarme yo con ella.
-Hace un momento me has dicho que nunca has cuidado a un bebé- dijo mientras la miraba levantando la ceja.
-Ya, pero aprendo rápido y también te dije que los niños me adoran -le puso una radiante sonrisa- anda JONAS, puedes fiarte de mí, en serio.
JOE la observó inexpresivo, después de unos segundos, que a (TD) la parecieron siglos, cogió a Regie y se la puso a (TD) en los brazos.
-Cambiale el pañal cada vez que lo necesite, tendrás que prepararle algo para comer, no la dejes sola...- parecía que no iba a parar nunca.
-¡Eh! JONAS, para. No soy tan inútil como supones, no voy a dejar que le pase nada a esta preciosidad. Y si tengo alguna duda, le preguntaré a Betty.
-Si pensara que eres una inútil no te dejaría a mi hija- En su rostro seguía sin aparecer ninguna emoción; permaneció callado unos instantes- Si tienes algún problema iras a ver a Betty ¿verdad?
-Sí. No te preocupes, puedes fiarte de mí.
Asintió con la cabeza, se acercó para darle un beso a Regie en la frente. Al hacerlo se acercó a (TD), que sostenía a la niña en brazos.
Se puso un poco nerviosa al sentir la proximidad de JOE, percibió su olor, casi sintió deseos de cerrar los ojos y aspirar profundamente para que aquella fragancia le llenara los sentidos.
Sin apenas separarse la miró a los ojos, (TD) pensó que le fallarían las piernas al tenerlo tan cerca mirándola con aquellos ojos tan azules, tan intensos.
JOE había dormido mal, no dejaba de pensar en aquellos ojos. Saber que la muchacha estaba al otro lado del pasillo no le ayudaba mucho. Se removió en la cama, estaba amaneciendo, tenía que levantarse, se estiró y sacó las piernas fuera de la cama. Notó un agradable olor y sus sentidos terminaron de despertar, se vistió apresuradamente y bajó las escaleras sin hacer ruido. Cuando llegó a la cocina se quedó en la puerta, allí estaba ella, con un falda marrón y una camisa azul claro; no le favorecía el color y se veía ajada, llevaba el pelo recogido con una cinta.
(TD) notó su mirada en la espalda y se giró, al verlo en la puerta observándola sonrió.
-Buenos días, espero que no te moleste, tenía hambre y he pensado en preparar el desayuno para los dos. Hay café recién hecho, huevos revueltos y beicon.
Se la veía radiante, JOE no sabía muy bien como reaccionar, era su casa y se sentía un extraño; parecía mentira que (TD) tan sólo llevara allí una noche, daba la sensación de pertenecer a aquel lugar tanto o más que él mismo.
Sin decir nada cogió un plato y se sirvió una buena ración, llenó su taza de café y se sentó a la mesa, donde (TD) ya tomaba su desayuno.
-¿Has dormido bien?- fue la seca pregunta de JOE.
-Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien, este silencio, esta paz... - permaneció callada unos segundos- ... te envidio.
-¿Por qué?- se sorprendió.
-Por tener esta casa, en este lugar, y no me refiero a lo material, de lo que hablo...
-Ya, te entiendo, a mi me pasó lo mismo cuando vine a vivir aquí.
(TD) asintió y dio un bocado a un trozo de beicon.
Ya casi habían terminado cuando oyeron llorar a Regie, JOE se levantó para ir a buscarla y (TD) también- ¿puedo subir contigo?
-Como quieras- inexpresivo totalmente, era un poco desesperante, pensó (TD).
Cuando entraron en el cuarto, la pequeña estaba de pie en la cuna y estiraba los brazos hacia su padre.
-Buenos días tesoro- la cogió y le dio un beso en la frente
Aquel hombre se trasformaba cuando estaba con su hija, no cabía duda de que era un padre estupendo. (TD) observó muy atenta como le cambiaba el pañal.
-¿Lo has hecho alguna vez?
-¿El qué?
-Cuidar de un bebé.
-Sinceramente, no. Aunque me gustan mucho los niños y reconozco que suelo caerles bien.
-Ya -fue la única respuesta de JOE.
Una vez Regie estuvo lista, volvieron a bajar a la cocina.
JOE la sentó en su silla cerca de la mesa y le preparó el desayuno. (TD) jugaba con la niña, que se reía sin parar, mientras observaba los movimientos ágiles y seguros de JOE en la cocina.
Cuando terminó de darle el desayuno a la niña, miró a (TD)
-Voy a llevarla con Betty, tú puedes...
-Si quieres puedo quedarme yo con ella.
-Hace un momento me has dicho que nunca has cuidado a un bebé- dijo mientras la miraba levantando la ceja.
-Ya, pero aprendo rápido y también te dije que los niños me adoran -le puso una radiante sonrisa- anda JONAS, puedes fiarte de mí, en serio.
JOE la observó inexpresivo, después de unos segundos, que a (TD) la parecieron siglos, cogió a Regie y se la puso a (TD) en los brazos.
-Cambiale el pañal cada vez que lo necesite, tendrás que prepararle algo para comer, no la dejes sola...- parecía que no iba a parar nunca.
-¡Eh! JONAS, para. No soy tan inútil como supones, no voy a dejar que le pase nada a esta preciosidad. Y si tengo alguna duda, le preguntaré a Betty.
-Si pensara que eres una inútil no te dejaría a mi hija- En su rostro seguía sin aparecer ninguna emoción; permaneció callado unos instantes- Si tienes algún problema iras a ver a Betty ¿verdad?
-Sí. No te preocupes, puedes fiarte de mí.
Asintió con la cabeza, se acercó para darle un beso a Regie en la frente. Al hacerlo se acercó a (TD), que sostenía a la niña en brazos.
Se puso un poco nerviosa al sentir la proximidad de JOE, percibió su olor, casi sintió deseos de cerrar los ojos y aspirar profundamente para que aquella fragancia le llenara los sentidos.
Sin apenas separarse la miró a los ojos, (TD) pensó que le fallarían las piernas al tenerlo tan cerca mirándola con aquellos ojos tan azules, tan intensos.
-Cuídala, volveré a medio día. Sin decir más, se dio la vuelta y se fue. Comenzó a jugar con Regie y la niña enseguida se olvidó de JOE, y se reía con los juegos de (TD). La mañana pasó volando, pero la había dado tiempo a preparar una papilla para Regie y un estofado para ellos. Arregló las habitaciones y cortó unas flores para adornar el vestíbulo. Cuando le pareció que era la hora, le dio la comida a la niña, al principio le costó un poco, pero enseguida se hizo con la situación, era una niña muy buena. Le cambió el pañal como le había visto hacer a JOE y la metió en la cuna. Cuando JOE llegó, Regie hacía un rato que estaba durmiendo y (TD) había preparado la mesa para comer. Vio, a través de la ventana, que (TD) estaba en la cocina. Parecía atareada. Al entrar en casa no pudo evitar fruncir el ceño al ver las flores. (TD) lo sintió entrar. -Hola JONAS. Hay agua en tu habitación. Pensé que te gustaría asearte un poco antes de comer- siguió trajinando por la cocina. Olía de maravilla. No hizo ningún comentario, simplemente preguntó con voz neutra. -¿Dónde está Regie? (TD) abrió los ojos como platos, se tapó la boca con la mano y dijo- Dios mío, la niña, me había olvidado de ella. -¿Qué?, dónde está mi hija...- La cara de JOE se trasformó en una máscara de pánico. -¡Eh! tranquilo, sólo era una broma -contuvo la risa, sabía que se había excedido- lo siento, de verdad, no pensé que te lo fueras a tomar en serio. -¿Dónde está?- parecía algo más tranquilo, pero todavía se le notaba la duda en los ojos. -Está dormidita, comió un buen plato de comida. Es una niña muy buena. Lo miró arrepentida, había sido cruel. -Ya,... no vuelvas a bromear con mi hija- sonó amenazante. -No lo haré, perdona; al verte la cara me di cuenta de que me había excedido. Estoy arrepentida, de verdad. ¿Me perdonas? Puso cara de pena y parpadeó un par de veces. Después del susto que le había dado, le apetecía ponerla sobre sus rodillas y azotarla con ganas. Era extraña, parecía tan madura, tan segura de sí misma y luego hacía aquellas chiquilladas. (TD) seguía mirándolo con ojitos de perro apaleado. Aquello era ridículo!! -Sí -se sintió un poco estúpido. Pero cuando ella la dedicó su mejor sonrisa, sintió que el calor invadí su cuerpo. -Gracias. Será mejor que subas a lavarte, la comida está lista. JOE subió lentamente las escaleras, sería fácil dejar que aquella criatura se hiciera cargo de su casa, la verdad que parecía saber muy bien como manejar una. Pasó por delante de la habitación de Regie y la vio allí, plácidamente dormida. Pero era demasiado joven, seguramente en un par de días, estaría agotada. Cuando volvió a bajar (TD) había servido la comida. Se sentaron y comieron en silencio. JOE se levantó retiró los platos una vez habían terminado. Mientras tomaban café, JOE la observaba. -Ya que se te ha dado tan bien, he pensado que podrías volver a quedarte con Regie esta tarde, tengo cosas que hacer... -Por supuesto, no hay problema. -Gracias, entonces me voy, volveré en unas horas. Cuando ya salía por la puerta dijo sin volverse -La comida estaba deliciosa. - Y cerró la puerta. (TD) sonrió satisfecha. Le gustaba que le reconocieran el trabajo bien hecho y hasta ahora, pocas veces en su vida lo habían hecho. Cuando esa noche se metió en la cama estaba agotada, pero feliz. Cuando JOE se levantó a la mañana siguiente, pensó que (TD) seguiría en la cama, después del día de trabajo que había tenido estaría agotada. Para su sorpresa, el desayuno ya estaba en la mesa y estaba preparando el de Regie. -Buenos días JONAS. -Buenos días -levantó la ceja- me estás acostumbrando mal, cuando te vayas echaré de menos esto. -Pues ya sabes lo que tienes que hacer- dijo a la vez que de dirigía una de sus radiantes sonrisas- Come o se te enfriará. -Ya te dije, que había tomado una decisión y nunca cambio de parecer. Estaba serio. Era más audaz de lo que había pensado. -Ya me lo has dicho, pero no me refería a mí. Ya sé que no te gusto... -No es eso -no pudo evitar hacer la aclaración, aunque se arrepintió nada más abrir la boca. -¡Ah! bueno... ¡eh!... yo me refería a que tienes que buscar otra mujer, pero yo de tí me encargaría personalmente del tema, para que no haya más confusiones. -De momento esperaré a que tú te marches, ya veré lo que hago después -diciendo esto se centró en el desayuno. (TD) desayunó también en silencio, le había dicho que el problema con ella no era que no le gustara, entonces ¿cuál era? Cuando se quiso dar cuenta JOE se estaba poniendo el sombrero y se iba. -¿Te ocupas de Regie? -Sí, claro. Sin más salió por la puerta. En ese momento la niña comenzó a llorar. El resto de la semana pasó tranquila, JOE ya se había acostumbrado a levantarse y tener el desayuno y a (TD) esperándolo. Se iba tranquilo dejando a Regie con ella. Las comidas eran un poco más amenas, la verdad que (TD) encajaba allí, pero no quería precipitarse al tomar la decisión. Aunque se temía que ya lo había hecho. (TD) por su parte estaba feliz, la niña le había cogido cariño rápidamente y el sitio le encantaba. Sabía que aquello no duraría, que en tres semanas volvería a subirse a la diligencia, pero prefería no pensar en ello. JOE parecía más relajado y sonreía más a menudo; cada vez que lo hacía el corazón de (TD) amenazaba con pararse. A pesar de todo al final se tendría que ir. |
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Creo que joe ya cayo y además ya se gano a la niña!!!!!!... Pon otrooooo
chelis
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 4
Caminaba junto a Conie con Regie en sus brazos, de vuelta a casa, habían ido a ver a Betty.
Desde que (TD) estaba en la casa, la niña no había vuelto a ir a verla y era ella la que se encargaba de la pequeña normalmente. Al acercase a la casa comprobaron que (TD) estaba trabajando.
-Parece que la muchacha es trabajadora -Dijo Conie con intención, ocultando la sonrisa que amenazaba con salir.
-Puede ser fachada- respondió JOE seco.
-¡Oh! vamos JOE, sabes que si no fuera trabajadora no saldría de ella hacer todo lo que está haciendo en tu casa; y a los pocos días estaría tirada en la cama, muerta de agotamiento.
-En eso tienes razón- veía a (TD) moverse de un lado para otro.
En ese momento ella notó su presencia, se giró y los saludó con la mano en alto. La niña comenzó a dar grititos de alegría y a tender los brazos en su dirección. (TD) se limpió las manos, sacudió sus ropas y fue a su encuentro.
-Buenos días Conie, JONAS...- con una sonrisa deslumbrante cogió a la pequeña de brazos de JOE.
-Hola tesoro- le dio un sonoro beso en la mejilla y la niña se abrazó a ella- Hay café recien hecho ¿queréis una taza?
-Sería estupendo- contestó Conie mientras se dirigía hacia el porche.
-Deja, ya entro yo a por él- dijo JOE desapareciendo dentro de la casa.
-Se te ve bien niña, parece que esto te gusta.
La miraba con los ojos entornados.
-Es un sitio perfecto para vivir- encogiéndose de hombros continuó con indiferencia- pero dentro de quince días volveré por donde he venido. Pero ha merecido la pena ¿no crees pequeña?- la niña soltó una risilla divertida, como si entendiera lo que (TD) decía.
JOE salió con el café y dio una taza a cada uno.
Charlaron tranquilamente sobre el tiempo y el ganado y las mejoras que había que hacer en el rancho cara al invierno.
(TD) se levantó y dijo con naturalidad.
-Creo que Regie necesita un cambio de pañal.
JOE la vio entrar en la casa con su hija en brazos. Parecía que llevara toda la vida cuidando de ellos. Conie siguió su mirada y sonrió maliciosamente.
-Parece que los niños también se le dan bien- hizo una pausa pero JOE no contestó- Que pena que no cumpla el tercer requisito.
JOE le lanzó una mirada que hubiera helado la sangre a cualquiera, pero Conie volvió a sonreír.
-Quizás puedas esperar unos años a que se haga vieja y después pedirle que vuelva y se case contigo.
-No digas tonterías viejo- estaba empezando a ponerse de mal humor.
-No le has dicho que te lo ibas a pensar ¿verdad?
JOE miró hacia otro lado.
-La estás dejando pensar que se irá dentro de quince días ¿por qué?
-No quiero que se haga falsas ilusiones, todavía no sé que voy a hacer.
Algo en su interior se removió al decir aquello, sabía demasiado bien que era lo que quería hacer. Estaba siendo una tortura saber que (TD) estaba allí cerca y no poder tocarla, aquella joven menuda, le encendía la sangre. Sería fácil acabar con todo aquello, decirle que se casara con él y sería suya para siempre. Pero no quería precipitarse, estaba en juego la felicidad de los tres.
-Ya veo, espero que cuando tomes una decisión no sea demasiado tarde.
(TD) volvió a aparecer en la puerta con Regie cogida de la mano, estaba comenzando a dar sus primeros pasos, aunque todavía necesitaba apoyo.
-Bueno, tengo que irme o Betty pensará que me he fugado- dio un beso a la niña.
-Mañana nos vemos JOE, (TD)...
-Saluda a tu esposa de mi parte- dijo (TD) con una agradable sonrisa en los labios.
Permanecieron sentados un rato más en el porche viendo como Regie jugaba con su muñeca favorita.
-Voy a terminar de preparar la cena- dijo decididamente mientras se levantaba y entraba de nuevo en la casa.
JOE la sintió mover cacerolas y platos. Parecía mentira, con lo menuda que era y la energía que tenía.
Esa noche, con Regie ya dormida, cenaron tranquilamente.
JOE estaba más callado de lo normal, (TD) lo miraba de soslayo, tenía la mirada ausente, como si estuviera preocupado por algo.
-Estas muy callado esta noche.
JOE soltó un gruñido a modo de respuesta.
(TD) siguió cenando y no volvió a intentar iniciar una conversación.
Se daba cuenta de que había sido brusco, pero cuando más convencido estaba de que (TD) parecía la mujer ideal, más dudas le surgían y no se decidía a tomar una decisión. Tampoco era justo pagarlo con ella.
-La cena estaba deliciosa- su tono estaba carente de toda emoción.
-Gracias, me gusta cocinar ¿quieres café?
-Sí, por favor- permaneció callado unos segundos- (TD), no se como hacer la pregunta sin que suene a promesa... ¿Te hubiera gustado vivir aquí, verdad?
Lo miró con sus preciosos ojos verdes y sonrió.
-Al principio pensé que me había vuelto loca por embarcarme en este viaje. Sin embargo cuando llegué aquí, me di cuenta de que sería un lugar ideal para vivir, me gusta la tranquilidad, la gente es amable. Me dará pena irme- Guardó silencio unos instantes- Estoy pensando en no regresar a mi ciudad, la diligencia hace paradas en otros pueblos a lo largo del recorrido, quizás me quede en uno de ellos.
JOE sintió que le saltaba el corazón en el pecho.
-No seas estúpida niña, no creas que la gente de estas zonas es como la que has conocido aquí.
Se había puesto furioso.
(TD) abrió los ojos y lo miró sorprendida por aquel cambio de humor.
JOE se di cuenta de que estaba descargando su frustración con ella.
-Perdona, no era mi intención gritarte- volvió a su tono seco habitual- pero es que estos parajes no son recomendables para una joven como tú.
-¿Qué quieres decir?- parecía ofendida- Sabes que se trabajar como la que más y puedo defenderme muy bien sola- sus ojos echaban fuego, si no fuera por su culpa ella no estaría allí pensando que haría con su vida al cabo de quince días.
-Sé que puedes valerte por ti misma y que no tienes miedo al trabajo, pero hay demasiados peligros ahí fuera, eres demasiado joven para entenderlo- Ahora su voz ya no sonaba indiferente.
Aquellos cambios en el humor de JOE hacían que (TD) se sintiera confundida.
-Siempre sacas a relucir que soy demasiado joven; no se es demasiado joven cuando una tiene que cuidar, desde muy temprana edad, de un tío que se daba al juego y la bebida, que en ocasiones estaba tan borracho que había que meterlo en la cama porque él solo no podía.
No se es demasiado joven cuando vas viendo que todo aquello que algún día tuviste, va desapareciendo y no te queda nada, estás sola en el mundo y te quedas en la calle porque las deudas que te han dejado por herencia no te permiten ni mantener un techo sobre tu cabeza.
Había tanta pasión en su discurso que JOE estaba impresionado. Se sintió mal por hacerla sentir así, apretó los puños y dijo intentando controlar su tono.
-Lo siento, no sabía que hubieras tenido una vida tan... desdichada...
-No importa- parecía un poco más calmada, pero sus ojos reflejaban tristeza. Aquello hizo que algo en su interior se rompiera.
-No vuelvas a decir que mi edad es impedimento para algo, porque no es verdad.
Diciendo esto dejó la cocina y salió al porche.
Miraba el cielo estrellado y procuraba grabar aquellas imágenes en su mente; esta tan absorta en sus pensamientos que no notó la presencia de JOE.
Este se puso detrás de ella, su agradable olor invadió todos sus sentidos, se acercó más y tomó un mechón de su pelo entre los dedos.
(TD) se giró y se encontró frente a él, demasiado cerca. Su corazón empezó a latir con fuerza, siempre le pasaba cuando se acercaba a ella. JOE la miraba de una forma diferente, no sabía por qué, pero no podía apartar sus ojos de los de él. Comenzaba a faltarle el aire, pero no se movió, JOE le acarició la mejilla con un dedo, aquel contacto le quemó la piel.
(TD) cerró los ojos y un pequeño gemido escapó de sus labios.
JOE estaba hipnotizado con la expresión de su cara. Bajó lentamente la cabeza y la besó en los labios. (TD) abrió los ojos despacio y lo vio allí, mirándola, se humedeció los labios y él no pudo resistirse. Volvió a besarla, pero esta vez con más pasión. Le pasó una mano por la estrecha cintura y la otra la posó en su nuca. Comenzó a explorar con su lengua los rincones de aquella boca que se abría para él. Un sonido gutural escapó de su garganta, era la sensación más dulce que había sentido en toda su vida. Pensó que podría seguir saboreándola eternamente.
(TD) estaba sorprendida, nunca antes la habían besado y no sabía como reaccionar; pero se abandonó a aquella agradable sensación que le hacía sentir cada vez más calor. Parecía que perdía fuerza y se apoyó en el pecho de JOE, al hacerlo notó la fuerza de sus músculos y como se tensaban bajo sus manos. Para él aquel contacto fue como arrimarle una antorcha, aquellas pequeñas manos daban más calor que cien hogueras juntas. Se separó un poco de ella y la miró a los ojos.
Cuando (TD) le devolvió la mirada los ojos de ambos desprendían chipas.
-¡Oh! JOE, nunca antes me... habían besado.
Era la primera vez que ella decía su nombre y pensó que era el sonido más dulce y agradable del mundo.
Caminaba junto a Conie con Regie en sus brazos, de vuelta a casa, habían ido a ver a Betty.
Desde que (TD) estaba en la casa, la niña no había vuelto a ir a verla y era ella la que se encargaba de la pequeña normalmente. Al acercase a la casa comprobaron que (TD) estaba trabajando.
-Parece que la muchacha es trabajadora -Dijo Conie con intención, ocultando la sonrisa que amenazaba con salir.
-Puede ser fachada- respondió JOE seco.
-¡Oh! vamos JOE, sabes que si no fuera trabajadora no saldría de ella hacer todo lo que está haciendo en tu casa; y a los pocos días estaría tirada en la cama, muerta de agotamiento.
-En eso tienes razón- veía a (TD) moverse de un lado para otro.
En ese momento ella notó su presencia, se giró y los saludó con la mano en alto. La niña comenzó a dar grititos de alegría y a tender los brazos en su dirección. (TD) se limpió las manos, sacudió sus ropas y fue a su encuentro.
-Buenos días Conie, JONAS...- con una sonrisa deslumbrante cogió a la pequeña de brazos de JOE.
-Hola tesoro- le dio un sonoro beso en la mejilla y la niña se abrazó a ella- Hay café recien hecho ¿queréis una taza?
-Sería estupendo- contestó Conie mientras se dirigía hacia el porche.
-Deja, ya entro yo a por él- dijo JOE desapareciendo dentro de la casa.
-Se te ve bien niña, parece que esto te gusta.
La miraba con los ojos entornados.
-Es un sitio perfecto para vivir- encogiéndose de hombros continuó con indiferencia- pero dentro de quince días volveré por donde he venido. Pero ha merecido la pena ¿no crees pequeña?- la niña soltó una risilla divertida, como si entendiera lo que (TD) decía.
JOE salió con el café y dio una taza a cada uno.
Charlaron tranquilamente sobre el tiempo y el ganado y las mejoras que había que hacer en el rancho cara al invierno.
(TD) se levantó y dijo con naturalidad.
-Creo que Regie necesita un cambio de pañal.
JOE la vio entrar en la casa con su hija en brazos. Parecía que llevara toda la vida cuidando de ellos. Conie siguió su mirada y sonrió maliciosamente.
-Parece que los niños también se le dan bien- hizo una pausa pero JOE no contestó- Que pena que no cumpla el tercer requisito.
JOE le lanzó una mirada que hubiera helado la sangre a cualquiera, pero Conie volvió a sonreír.
-Quizás puedas esperar unos años a que se haga vieja y después pedirle que vuelva y se case contigo.
-No digas tonterías viejo- estaba empezando a ponerse de mal humor.
-No le has dicho que te lo ibas a pensar ¿verdad?
JOE miró hacia otro lado.
-La estás dejando pensar que se irá dentro de quince días ¿por qué?
-No quiero que se haga falsas ilusiones, todavía no sé que voy a hacer.
Algo en su interior se removió al decir aquello, sabía demasiado bien que era lo que quería hacer. Estaba siendo una tortura saber que (TD) estaba allí cerca y no poder tocarla, aquella joven menuda, le encendía la sangre. Sería fácil acabar con todo aquello, decirle que se casara con él y sería suya para siempre. Pero no quería precipitarse, estaba en juego la felicidad de los tres.
-Ya veo, espero que cuando tomes una decisión no sea demasiado tarde.
(TD) volvió a aparecer en la puerta con Regie cogida de la mano, estaba comenzando a dar sus primeros pasos, aunque todavía necesitaba apoyo.
-Bueno, tengo que irme o Betty pensará que me he fugado- dio un beso a la niña.
-Mañana nos vemos JOE, (TD)...
-Saluda a tu esposa de mi parte- dijo (TD) con una agradable sonrisa en los labios.
Permanecieron sentados un rato más en el porche viendo como Regie jugaba con su muñeca favorita.
-Voy a terminar de preparar la cena- dijo decididamente mientras se levantaba y entraba de nuevo en la casa.
JOE la sintió mover cacerolas y platos. Parecía mentira, con lo menuda que era y la energía que tenía.
Esa noche, con Regie ya dormida, cenaron tranquilamente.
JOE estaba más callado de lo normal, (TD) lo miraba de soslayo, tenía la mirada ausente, como si estuviera preocupado por algo.
-Estas muy callado esta noche.
JOE soltó un gruñido a modo de respuesta.
(TD) siguió cenando y no volvió a intentar iniciar una conversación.
Se daba cuenta de que había sido brusco, pero cuando más convencido estaba de que (TD) parecía la mujer ideal, más dudas le surgían y no se decidía a tomar una decisión. Tampoco era justo pagarlo con ella.
-La cena estaba deliciosa- su tono estaba carente de toda emoción.
-Gracias, me gusta cocinar ¿quieres café?
-Sí, por favor- permaneció callado unos segundos- (TD), no se como hacer la pregunta sin que suene a promesa... ¿Te hubiera gustado vivir aquí, verdad?
Lo miró con sus preciosos ojos verdes y sonrió.
-Al principio pensé que me había vuelto loca por embarcarme en este viaje. Sin embargo cuando llegué aquí, me di cuenta de que sería un lugar ideal para vivir, me gusta la tranquilidad, la gente es amable. Me dará pena irme- Guardó silencio unos instantes- Estoy pensando en no regresar a mi ciudad, la diligencia hace paradas en otros pueblos a lo largo del recorrido, quizás me quede en uno de ellos.
JOE sintió que le saltaba el corazón en el pecho.
-No seas estúpida niña, no creas que la gente de estas zonas es como la que has conocido aquí.
Se había puesto furioso.
(TD) abrió los ojos y lo miró sorprendida por aquel cambio de humor.
JOE se di cuenta de que estaba descargando su frustración con ella.
-Perdona, no era mi intención gritarte- volvió a su tono seco habitual- pero es que estos parajes no son recomendables para una joven como tú.
-¿Qué quieres decir?- parecía ofendida- Sabes que se trabajar como la que más y puedo defenderme muy bien sola- sus ojos echaban fuego, si no fuera por su culpa ella no estaría allí pensando que haría con su vida al cabo de quince días.
-Sé que puedes valerte por ti misma y que no tienes miedo al trabajo, pero hay demasiados peligros ahí fuera, eres demasiado joven para entenderlo- Ahora su voz ya no sonaba indiferente.
Aquellos cambios en el humor de JOE hacían que (TD) se sintiera confundida.
-Siempre sacas a relucir que soy demasiado joven; no se es demasiado joven cuando una tiene que cuidar, desde muy temprana edad, de un tío que se daba al juego y la bebida, que en ocasiones estaba tan borracho que había que meterlo en la cama porque él solo no podía.
No se es demasiado joven cuando vas viendo que todo aquello que algún día tuviste, va desapareciendo y no te queda nada, estás sola en el mundo y te quedas en la calle porque las deudas que te han dejado por herencia no te permiten ni mantener un techo sobre tu cabeza.
Había tanta pasión en su discurso que JOE estaba impresionado. Se sintió mal por hacerla sentir así, apretó los puños y dijo intentando controlar su tono.
-Lo siento, no sabía que hubieras tenido una vida tan... desdichada...
-No importa- parecía un poco más calmada, pero sus ojos reflejaban tristeza. Aquello hizo que algo en su interior se rompiera.
-No vuelvas a decir que mi edad es impedimento para algo, porque no es verdad.
Diciendo esto dejó la cocina y salió al porche.
Miraba el cielo estrellado y procuraba grabar aquellas imágenes en su mente; esta tan absorta en sus pensamientos que no notó la presencia de JOE.
Este se puso detrás de ella, su agradable olor invadió todos sus sentidos, se acercó más y tomó un mechón de su pelo entre los dedos.
(TD) se giró y se encontró frente a él, demasiado cerca. Su corazón empezó a latir con fuerza, siempre le pasaba cuando se acercaba a ella. JOE la miraba de una forma diferente, no sabía por qué, pero no podía apartar sus ojos de los de él. Comenzaba a faltarle el aire, pero no se movió, JOE le acarició la mejilla con un dedo, aquel contacto le quemó la piel.
(TD) cerró los ojos y un pequeño gemido escapó de sus labios.
JOE estaba hipnotizado con la expresión de su cara. Bajó lentamente la cabeza y la besó en los labios. (TD) abrió los ojos despacio y lo vio allí, mirándola, se humedeció los labios y él no pudo resistirse. Volvió a besarla, pero esta vez con más pasión. Le pasó una mano por la estrecha cintura y la otra la posó en su nuca. Comenzó a explorar con su lengua los rincones de aquella boca que se abría para él. Un sonido gutural escapó de su garganta, era la sensación más dulce que había sentido en toda su vida. Pensó que podría seguir saboreándola eternamente.
(TD) estaba sorprendida, nunca antes la habían besado y no sabía como reaccionar; pero se abandonó a aquella agradable sensación que le hacía sentir cada vez más calor. Parecía que perdía fuerza y se apoyó en el pecho de JOE, al hacerlo notó la fuerza de sus músculos y como se tensaban bajo sus manos. Para él aquel contacto fue como arrimarle una antorcha, aquellas pequeñas manos daban más calor que cien hogueras juntas. Se separó un poco de ella y la miró a los ojos.
Cuando (TD) le devolvió la mirada los ojos de ambos desprendían chipas.
-¡Oh! JOE, nunca antes me... habían besado.
Era la primera vez que ella decía su nombre y pensó que era el sonido más dulce y agradable del mundo.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
Que caaaaloorrrr!!!!..... Aaaaaahhhh!!!... Joe que se quede porfiiisss!!!!....
chelis
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 5
-Vuelve a decirlo.
-¿El qué? ¿qué nunca me...?
-No- le dio un ligero beso en los labios- mi nombre.
(TD) se sorprendió-JOE... pero no entiendo...
-Es la primera vez que lo utilizas, siempre me llamas JONAS.
(TD) se dio cuenta de que tenía razón
-Me gusta como suena en tus labios.
-Y a mi me gusta que los tuyos me besen.
Y se acercó más a él ofreciéndole su boca.
No podía creer la audacia de aquella chica, aquella invitación lo volvió loco. Atrapo su boca con un beso urgente y posesivo. Se entregaron mutuamente con ese beso. (TD) acariciaba el pecho de JOE y él a su vez recorría su espalda hasta sus torneadas caderas.
De pronto, como un jarro de agua fría, el llanto de Regie los sacó de aquel torbellino de sensaciones. JOE gruñó y a disgusto se separó de ella.
-No te muevas, bajo enseguida.
(TD) se quedó apoyada en la barandilla, se sentía flotar, los besos de aquel hombre la elevaban hasta casi tocar las estrellas.
JOE tardaba en volver y (TD) decidió subir. Se lo encontró con Regie en los brazos intentando consolarla, la niña tenía los ojos llenos de lágrimas y hacía pucheros.
-¿Qué le pasa, está enferma?- su voz sonó asustada.
Le tocó la frente a la niña, la tenía caliente.
-Dios mío, tiene fiebre, hay que hacer algo- Se giró para salir de la habitación, pero la mano de JOE la detuvo. Parecía divertido.
-No te preocupes, no es nada grave- (TD) se relajó un poco, pero la expresión de JOE la irritó.
-No lo veo la gracia, la niña tiene fiebre y me asusté.
Con la niña todavía en el cuello, JOE la atrajo hacia él y la besó dulcemente, sin prisa.
Cuando se separaron le dijo, intentando controlar el fuego que el beso había vuelto a despertar en él.
-Tiene un poco de fiebre porque le están saliendo más dientes. Es normal, pero te agradezco la preocupación.
(TD) lo miró y después miró a la niña que los miraba a los dos entre suspiro y suspiro.
Volvió a poner puchero y tendió los brazos a (TD), que la cogió tiernamente y la estrechó contra su cuerpo.
-Vamos tesoro, ya está cielo, no llores más- le dio un beso en la frente.
-Me da la sensación de que será una noche muy larga.
JOE salió de su ensoñación al oír las palabras de (TD). Se había quedado contemplándolas y era un cuadro perfecto, era su familia. Sonrió vagamente.
-Sí, creo que tienes razón.
-Oh!, pero no tenemos porqué quedarnos los dos. Puedes irte a la cama, tú mañana tienes un rancho que manejar. Yo me quedaré con ella; si necesito ayuda te llamaré.
-Lo dices en serio ¿verdad?- si le quedaba alguna duda sobre la decisión que iba a tomar, aquel ofrecimiento la borró de un plumazo.
-Por supuesto, además estoy acostumbrada a pasar noches en vela.
-Por tú tío.
(TD) asintió.
-Está bien, pero si necesitas algo me despiertas.
Dio un beso en la frente a su hija, que parecía empezar a quedarse dormida y volvió a besar a (TD) en los labios.
-Buenas noches (TD).
-Buenas noches JOE- Con aquel sonido en su cabeza se metió en la cama y se quedó dormido pensando en ella y en lo dulce que era.
(TD) siguió allí con la niña, que a ratos volvía a despertarse o se movía inquieta en su regazo.
-Te voy a echar de menos tesoro- suspiró- y a él también.
JOE se despertó temprano, pasó por la habitación de Regie, pero la cuna estaba vacía.
Se puso un poco nervioso, se encaminó a grandes pasos al cuarto de (TD).
Entró sin llamar, le escena que se encontró hizo que su corazón le golpeara con fuerza en el pecho.
Allí estaban las dos, dormidas, la pequeña recostada sobre (TD) y ésta con una mano encima del cuerpecito de Regie. Salió despacio y volvió a cerrar la puerta tras él, bajó a la cocina y preparó el desayuno. Ya estaba listo para irse y todavía no se habían despertado. Pobres, debió de ser una noche horrible para las dos.
Cuando (TD) se despertó, se movió con cuidado para no despertar a la niña; cada vez que se quedaba dormida e intentaba meterla en la cuna, volvía a despertarse y llorar. Al final (TD) llegó a la conclusión de que si se metían juntas en la cama seguramente la niña no se despertaría y ella podría dormir un rato también.
En la cocina encontró el desayuno preparado y JOE ya se había ido.
A media mañana las visitó Betty, le había preparado un remedio para el problema de Regie. JOE lo había mencionado esa mañana, al pasar a recoger a Conie para comenzar la jornada.
Estaba anocheciendo cuando entró en casa. (TD), en la cocina, terminaba de preparar la cena.
-¿Qué tal todo?- dijo mientras dejaba el sombrero colgado en el vestíbulo.
-Hola, bien, Regie ya está dormida. Ha sido un día duro, pero al final la infusión que ha traído Betty a surtido efecto. Eso y que está agotada.
-¿Y tú? no tienes buena cara- también parecía cansada.
-He de reconocer que estoy un poco cansada, la noche fue larga, pero el día lo fue más.
-Lo siento no debería haberte dejado...
-No, no, por favor. No digas nada, estoy cansada, pero no me voy a morir y por otro lado me siento bien- se encogió de hombros- no se... de todas formas no tienes por qué sentirte culpable.
-De acuerdo- JOE apartó la mirada de aquellos cautivadores ojos- necesito asearme un poco, bajo enseguida.
Cuando volvió a la cocina refrescado y con ropa limpia, se sentaron a cenar, al principio en silencio.
-Tenía ganas de volver a casa- dijo con la voz algo más ronca de lo habitual.
-Me imagino, saber que la niña estaba pasándolo mal...- JOE tuvo que contener la risa.
-No era precisamente por esa niña por la que tenía ganas de volver.
(TD) lo miró sin comprender, al ver la expresión de sus ojos exclamó- ¡Oh!- y se sonrojó ligeramente.
-No pienses que soy un padre desnaturalizado, pero a quien no me pude sacar de la cabeza en todo el día fue a ti.
(TD) se estaba poniendo nerviosa, no sabía que decir o como actuar, aquello era nuevo para ella. Se levantó a por el café.
-Deja eso y ven aquí- le tendió la mano.
Se cogió a ella y dejó que JOE la acercara hacia él suavemente. La sentó sobre sus rodillas y le acarició el pelo, le pasó un dedo, delicadamente, por el contorno de la cara. (TD) lo miraba sin poder apartar de él sus ojos.
-Bésame- la voz de JOE era apenas un gruñido de deseo contenido.
(TD) obedeció. Enterró sus dedos entre los negros rizos de él y se perdió en las profundidades de aquella boca que la subyugaba y la hacía sentir mucho calor en todo el cuerpo, se quemaba.
La estrechó contra sí y la besó con más fuerza, con la urgencia que provoca la necesidad.
(TD) se sobresaltó al notar la dureza de la entrepierna de JOE, que se apretaba contra sus nalgas. Aquel contacto provocó que algo en su interior despertara.
JOEE comenzó a desabrocharle la camisa, le acarició uno de los pechos, eran perfectos, estaban hechos para sus manos. La dureza de los pezones le indicaba que ella también disfrutaba de la caricia.
(TD) también quería explorar, metió sus pequeñas manos bajo la camisa de JOE. Acarició su pecho, sintiendo cada uno de los músculos bajo sus dedos. El gimió de placer mientras seguía besándola profundamente. Sin previo aviso (TD) se vio llevada escaleras arriba.
-JOE...- la voz entrecortada de Cathy lo hizo detenerse.
-¿Qué sucede preciosa?- su voz era baja y profunda- si quieres que me detenga...
-No, pero...- ¿era miedo lo que veía en sus ojos?
-No te preocupes, mi amor, todo irá bien- le dio un suave beso- te lo prometo.
La depositó sobre la cama y comenzó despojarla de la ropa, poco a poco, besando cada parte de su cuerpo que iba quedando al descubierto.
(TD) cerró los ojos y se abandonó al placer que aquello le producía, suaves gemidos salían de sus labios. Sin saber como lo había hecho, vio que JOE también estaba desnudo y se tumbaba a su lado. Era la primera vez que veía un cuerpo como aquel, era tan fuerte como se había imaginado, comenzó a acariciarlo, a explorarlo, ahora era él el que gemía de placer, al sentir las inexpertas manos de (TD) recorriendo se cuerpo. Cuando comenzó a bajar hacia las caderas, JOE retuvo su mano.
-Poco a poco.
-Lo siento- parecía martirizada por su torpeza.
-No te preocupes, no pasa nada, pero hace mucho que no... que no estoy con una mujer y por dios que tú haces que me hierva la sangre demasiado deprisa.
JOE se tomó su tiempo, acariciando, besando y saboreando cada rincón del delicioso cuerpo de (TD), preparándola para recibirlo dentro de ella, la sola idea hacía que JOE se sintiera enloquecer. Comprobó que era el momento, su sexo era suave y caliente. Estaba húmedo, esperando para recibirlo. (TD) gimió ante la intimidad de la caricia. Siguió acariciándola hasta que se retorció bajo se mano. Era el momento, se colocó encima con cuidado y poco a poco fue avanzando hacia el interior de aquella gruta estrecha y palpitante que se habría para él.
(TD) abrió los ojos ante aquella dulce invasión. Se removió debajo de él.
-¡Sssshh!... tranquila, despacio- le estaba costando un gran esfuerzo ir despacio pero si ella se movía así podría perder el control sobre sí mismo y terminar haciéndole más daño del debido.
Se relajó un poco y JOE volvió a moverse lentamente, entrando y saliendo de su cuerpo con cuidado, profundizando cada vez más la penetración, hasta que notó la barrera virginal, tembló ante la idea de hacerle daño.
La besó tiernamente- Sólo será un momento y luego pasará- Entonces entró con fuerza dentro de ella y notó como se ponía rígida bajo su cuerpo.
Abrió los ojos e intentó quitarse a JOE de encima. Una lágrima corría por su mejilla derecha.
-¡Ssshh!, mi amor, tranquila, ya está. No volverá a dolerte nunca más- su voz intentaba ser serena, pero se le desgarraba el corazón al ver la expresión de angustia de la chica.
-Confía en mi (TD), tesoro- Le tomó la cara entre las manos y la besó tiernamente.
-¿Confías en mí, verdad?
(TD) asintió lentamente, JOE continuó besándola despacio, hasta que notó que su cuerpo iba relajándose de nuevo. No detuvo sus besos mientras comenzaba a moverse dentro de ella muy despacio. (TD) sintió la agradable sensación que le producían los lentos movimientos de JOE y la ausencia de dolor hizo que se relajara por completo disfrutando de aquella nueva sensación que la hizo comenzar a gemir de placer. Poco a poco aquel cuerpo joven e inexperto pedía más y JOE se lo daba. Estaba al límite de su resistencia, no sabía si aguantaría mucho más. (TD) lo acariciaba, lo besaba, atraía su cuerpo más dentro de ella, ya no era la niña asustada de hacía unos instantes.
De pronto (TD) cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación más maravillosa que jamás había sentido; un grito salió de su garganta haciendo que JOE también llegara a las cotas más altas del placer. Exhausto se derrumbó sobre (TD), que parecía encantada con su peso sobre ella.
JOE le besó la punta de la nariz y la miró a los ojos, la luz de la luna entraba por la ventana y les daba un aspecto felino. Rodó sobre un costado y la atrajo hacia sí, ella se acurrucó contra su cuerpo. Sonreía, no sabía muy bien por qué, pero era una sensación maravillosa.
-Me alegro de que la infusión de Betty haya surtido efecto, no sé que hubiera sido de mí si Regie se pone a llorar hace un rato. (TD) se acordó de la niña, se había olvidado de ella por completo.
-Iré a ver como está- intentó levantarse, pero JOE se lo impidió, levantándose él, dijo- No, ya voy yo. Quédate aquí y descansa.
La miró allí tendida, desnuda, con su precioso cuerpo, tan delicado y a la vez tan fuerte, que sintió ganas de volver a la cama con ella.
(TD) lo miró de arriba abajo por primera vez; que cuerpo tan estupendo, era tan fuerte y tan alto que ella se sentía diminuta a su lado.
Cuando volvió, se había tapado con las mantas, se metió bajo ellas y se acercó a ella.
-¿Tienes frío?- preguntó mientras la abrazaba.
-Ahora ya no- y estiró el cuello para besarlo.
-Siento haberte hecho daño, pero era algo que tenía que pasar.
-Por un momento me asusté, pero después fue tan...
JOE la miraba con la ceja levantada esperando lo que ella iba a decir.
-...no se como decirlo... sublime, sí, creo que es la palabra para definir lo que sentí.
-Vuelve a decirlo.
-¿El qué? ¿qué nunca me...?
-No- le dio un ligero beso en los labios- mi nombre.
(TD) se sorprendió-JOE... pero no entiendo...
-Es la primera vez que lo utilizas, siempre me llamas JONAS.
(TD) se dio cuenta de que tenía razón
-Me gusta como suena en tus labios.
-Y a mi me gusta que los tuyos me besen.
Y se acercó más a él ofreciéndole su boca.
No podía creer la audacia de aquella chica, aquella invitación lo volvió loco. Atrapo su boca con un beso urgente y posesivo. Se entregaron mutuamente con ese beso. (TD) acariciaba el pecho de JOE y él a su vez recorría su espalda hasta sus torneadas caderas.
De pronto, como un jarro de agua fría, el llanto de Regie los sacó de aquel torbellino de sensaciones. JOE gruñó y a disgusto se separó de ella.
-No te muevas, bajo enseguida.
(TD) se quedó apoyada en la barandilla, se sentía flotar, los besos de aquel hombre la elevaban hasta casi tocar las estrellas.
JOE tardaba en volver y (TD) decidió subir. Se lo encontró con Regie en los brazos intentando consolarla, la niña tenía los ojos llenos de lágrimas y hacía pucheros.
-¿Qué le pasa, está enferma?- su voz sonó asustada.
Le tocó la frente a la niña, la tenía caliente.
-Dios mío, tiene fiebre, hay que hacer algo- Se giró para salir de la habitación, pero la mano de JOE la detuvo. Parecía divertido.
-No te preocupes, no es nada grave- (TD) se relajó un poco, pero la expresión de JOE la irritó.
-No lo veo la gracia, la niña tiene fiebre y me asusté.
Con la niña todavía en el cuello, JOE la atrajo hacia él y la besó dulcemente, sin prisa.
Cuando se separaron le dijo, intentando controlar el fuego que el beso había vuelto a despertar en él.
-Tiene un poco de fiebre porque le están saliendo más dientes. Es normal, pero te agradezco la preocupación.
(TD) lo miró y después miró a la niña que los miraba a los dos entre suspiro y suspiro.
Volvió a poner puchero y tendió los brazos a (TD), que la cogió tiernamente y la estrechó contra su cuerpo.
-Vamos tesoro, ya está cielo, no llores más- le dio un beso en la frente.
-Me da la sensación de que será una noche muy larga.
JOE salió de su ensoñación al oír las palabras de (TD). Se había quedado contemplándolas y era un cuadro perfecto, era su familia. Sonrió vagamente.
-Sí, creo que tienes razón.
-Oh!, pero no tenemos porqué quedarnos los dos. Puedes irte a la cama, tú mañana tienes un rancho que manejar. Yo me quedaré con ella; si necesito ayuda te llamaré.
-Lo dices en serio ¿verdad?- si le quedaba alguna duda sobre la decisión que iba a tomar, aquel ofrecimiento la borró de un plumazo.
-Por supuesto, además estoy acostumbrada a pasar noches en vela.
-Por tú tío.
(TD) asintió.
-Está bien, pero si necesitas algo me despiertas.
Dio un beso en la frente a su hija, que parecía empezar a quedarse dormida y volvió a besar a (TD) en los labios.
-Buenas noches (TD).
-Buenas noches JOE- Con aquel sonido en su cabeza se metió en la cama y se quedó dormido pensando en ella y en lo dulce que era.
(TD) siguió allí con la niña, que a ratos volvía a despertarse o se movía inquieta en su regazo.
-Te voy a echar de menos tesoro- suspiró- y a él también.
JOE se despertó temprano, pasó por la habitación de Regie, pero la cuna estaba vacía.
Se puso un poco nervioso, se encaminó a grandes pasos al cuarto de (TD).
Entró sin llamar, le escena que se encontró hizo que su corazón le golpeara con fuerza en el pecho.
Allí estaban las dos, dormidas, la pequeña recostada sobre (TD) y ésta con una mano encima del cuerpecito de Regie. Salió despacio y volvió a cerrar la puerta tras él, bajó a la cocina y preparó el desayuno. Ya estaba listo para irse y todavía no se habían despertado. Pobres, debió de ser una noche horrible para las dos.
Cuando (TD) se despertó, se movió con cuidado para no despertar a la niña; cada vez que se quedaba dormida e intentaba meterla en la cuna, volvía a despertarse y llorar. Al final (TD) llegó a la conclusión de que si se metían juntas en la cama seguramente la niña no se despertaría y ella podría dormir un rato también.
En la cocina encontró el desayuno preparado y JOE ya se había ido.
A media mañana las visitó Betty, le había preparado un remedio para el problema de Regie. JOE lo había mencionado esa mañana, al pasar a recoger a Conie para comenzar la jornada.
Estaba anocheciendo cuando entró en casa. (TD), en la cocina, terminaba de preparar la cena.
-¿Qué tal todo?- dijo mientras dejaba el sombrero colgado en el vestíbulo.
-Hola, bien, Regie ya está dormida. Ha sido un día duro, pero al final la infusión que ha traído Betty a surtido efecto. Eso y que está agotada.
-¿Y tú? no tienes buena cara- también parecía cansada.
-He de reconocer que estoy un poco cansada, la noche fue larga, pero el día lo fue más.
-Lo siento no debería haberte dejado...
-No, no, por favor. No digas nada, estoy cansada, pero no me voy a morir y por otro lado me siento bien- se encogió de hombros- no se... de todas formas no tienes por qué sentirte culpable.
-De acuerdo- JOE apartó la mirada de aquellos cautivadores ojos- necesito asearme un poco, bajo enseguida.
Cuando volvió a la cocina refrescado y con ropa limpia, se sentaron a cenar, al principio en silencio.
-Tenía ganas de volver a casa- dijo con la voz algo más ronca de lo habitual.
-Me imagino, saber que la niña estaba pasándolo mal...- JOE tuvo que contener la risa.
-No era precisamente por esa niña por la que tenía ganas de volver.
(TD) lo miró sin comprender, al ver la expresión de sus ojos exclamó- ¡Oh!- y se sonrojó ligeramente.
-No pienses que soy un padre desnaturalizado, pero a quien no me pude sacar de la cabeza en todo el día fue a ti.
(TD) se estaba poniendo nerviosa, no sabía que decir o como actuar, aquello era nuevo para ella. Se levantó a por el café.
-Deja eso y ven aquí- le tendió la mano.
Se cogió a ella y dejó que JOE la acercara hacia él suavemente. La sentó sobre sus rodillas y le acarició el pelo, le pasó un dedo, delicadamente, por el contorno de la cara. (TD) lo miraba sin poder apartar de él sus ojos.
-Bésame- la voz de JOE era apenas un gruñido de deseo contenido.
(TD) obedeció. Enterró sus dedos entre los negros rizos de él y se perdió en las profundidades de aquella boca que la subyugaba y la hacía sentir mucho calor en todo el cuerpo, se quemaba.
La estrechó contra sí y la besó con más fuerza, con la urgencia que provoca la necesidad.
(TD) se sobresaltó al notar la dureza de la entrepierna de JOE, que se apretaba contra sus nalgas. Aquel contacto provocó que algo en su interior despertara.
JOEE comenzó a desabrocharle la camisa, le acarició uno de los pechos, eran perfectos, estaban hechos para sus manos. La dureza de los pezones le indicaba que ella también disfrutaba de la caricia.
(TD) también quería explorar, metió sus pequeñas manos bajo la camisa de JOE. Acarició su pecho, sintiendo cada uno de los músculos bajo sus dedos. El gimió de placer mientras seguía besándola profundamente. Sin previo aviso (TD) se vio llevada escaleras arriba.
-JOE...- la voz entrecortada de Cathy lo hizo detenerse.
-¿Qué sucede preciosa?- su voz era baja y profunda- si quieres que me detenga...
-No, pero...- ¿era miedo lo que veía en sus ojos?
-No te preocupes, mi amor, todo irá bien- le dio un suave beso- te lo prometo.
La depositó sobre la cama y comenzó despojarla de la ropa, poco a poco, besando cada parte de su cuerpo que iba quedando al descubierto.
(TD) cerró los ojos y se abandonó al placer que aquello le producía, suaves gemidos salían de sus labios. Sin saber como lo había hecho, vio que JOE también estaba desnudo y se tumbaba a su lado. Era la primera vez que veía un cuerpo como aquel, era tan fuerte como se había imaginado, comenzó a acariciarlo, a explorarlo, ahora era él el que gemía de placer, al sentir las inexpertas manos de (TD) recorriendo se cuerpo. Cuando comenzó a bajar hacia las caderas, JOE retuvo su mano.
-Poco a poco.
-Lo siento- parecía martirizada por su torpeza.
-No te preocupes, no pasa nada, pero hace mucho que no... que no estoy con una mujer y por dios que tú haces que me hierva la sangre demasiado deprisa.
JOE se tomó su tiempo, acariciando, besando y saboreando cada rincón del delicioso cuerpo de (TD), preparándola para recibirlo dentro de ella, la sola idea hacía que JOE se sintiera enloquecer. Comprobó que era el momento, su sexo era suave y caliente. Estaba húmedo, esperando para recibirlo. (TD) gimió ante la intimidad de la caricia. Siguió acariciándola hasta que se retorció bajo se mano. Era el momento, se colocó encima con cuidado y poco a poco fue avanzando hacia el interior de aquella gruta estrecha y palpitante que se habría para él.
(TD) abrió los ojos ante aquella dulce invasión. Se removió debajo de él.
-¡Sssshh!... tranquila, despacio- le estaba costando un gran esfuerzo ir despacio pero si ella se movía así podría perder el control sobre sí mismo y terminar haciéndole más daño del debido.
Se relajó un poco y JOE volvió a moverse lentamente, entrando y saliendo de su cuerpo con cuidado, profundizando cada vez más la penetración, hasta que notó la barrera virginal, tembló ante la idea de hacerle daño.
La besó tiernamente- Sólo será un momento y luego pasará- Entonces entró con fuerza dentro de ella y notó como se ponía rígida bajo su cuerpo.
Abrió los ojos e intentó quitarse a JOE de encima. Una lágrima corría por su mejilla derecha.
-¡Ssshh!, mi amor, tranquila, ya está. No volverá a dolerte nunca más- su voz intentaba ser serena, pero se le desgarraba el corazón al ver la expresión de angustia de la chica.
-Confía en mi (TD), tesoro- Le tomó la cara entre las manos y la besó tiernamente.
-¿Confías en mí, verdad?
(TD) asintió lentamente, JOE continuó besándola despacio, hasta que notó que su cuerpo iba relajándose de nuevo. No detuvo sus besos mientras comenzaba a moverse dentro de ella muy despacio. (TD) sintió la agradable sensación que le producían los lentos movimientos de JOE y la ausencia de dolor hizo que se relajara por completo disfrutando de aquella nueva sensación que la hizo comenzar a gemir de placer. Poco a poco aquel cuerpo joven e inexperto pedía más y JOE se lo daba. Estaba al límite de su resistencia, no sabía si aguantaría mucho más. (TD) lo acariciaba, lo besaba, atraía su cuerpo más dentro de ella, ya no era la niña asustada de hacía unos instantes.
De pronto (TD) cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación más maravillosa que jamás había sentido; un grito salió de su garganta haciendo que JOE también llegara a las cotas más altas del placer. Exhausto se derrumbó sobre (TD), que parecía encantada con su peso sobre ella.
JOE le besó la punta de la nariz y la miró a los ojos, la luz de la luna entraba por la ventana y les daba un aspecto felino. Rodó sobre un costado y la atrajo hacia sí, ella se acurrucó contra su cuerpo. Sonreía, no sabía muy bien por qué, pero era una sensación maravillosa.
-Me alegro de que la infusión de Betty haya surtido efecto, no sé que hubiera sido de mí si Regie se pone a llorar hace un rato. (TD) se acordó de la niña, se había olvidado de ella por completo.
-Iré a ver como está- intentó levantarse, pero JOE se lo impidió, levantándose él, dijo- No, ya voy yo. Quédate aquí y descansa.
La miró allí tendida, desnuda, con su precioso cuerpo, tan delicado y a la vez tan fuerte, que sintió ganas de volver a la cama con ella.
(TD) lo miró de arriba abajo por primera vez; que cuerpo tan estupendo, era tan fuerte y tan alto que ella se sentía diminuta a su lado.
Cuando volvió, se había tapado con las mantas, se metió bajo ellas y se acercó a ella.
-¿Tienes frío?- preguntó mientras la abrazaba.
-Ahora ya no- y estiró el cuello para besarlo.
-Siento haberte hecho daño, pero era algo que tenía que pasar.
-Por un momento me asusté, pero después fue tan...
JOE la miraba con la ceja levantada esperando lo que ella iba a decir.
-...no se como decirlo... sublime, sí, creo que es la palabra para definir lo que sentí.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 6
-Acabas de inflar mi orgullo de tal manera, que temo que explote.
Se rieron con ganas.
-Para mi también ha sido... sublime.
-No te burles- dijo enfurruñada.
-Es la verdad. Hacía mucho tiempo que no estaba con nadie; el rancho, la niña... no tenía tiempo para nada más.
-¿Siempre va a doler al empezar?
-No mi amor, nunca más.
(TD) se estremeció, le gustaba que la llamara así. Miró a JOE a los ojos y en un instante ambos notaron como la pasión volvía a encender sus cuerpos.
Volvieron a entregarse el uno al otro, gimiendo de placer mientras sus cuerpos se consumían por el deseo que los embargaba, haciéndolos alcanzar el clímax casi al unísono.
Agotados, pero satisfechos, se durmieron abrazados.
Las primeras luces asomaban por el horizonte cuando Regie protestó en la cuna.
Al despertarse JOE le dio un cálido beso de buenos días.
-¿Qué te parece si me ocupo de la niña y tú vas haciendo el desayuno? Bajo en un momento y te ayudo.
-Perfecto- (TD) saltó de la cama, se aseo con el agua que había subido el día anterior para JOE y se puso la ropa que había quedado desperdigada por el suelo esa noche.
Más tarde habría tiempo para darse un baño y cambiarse de ropa.
El resto de la semana pasó volando.
Regie había mejorado mucho de su dolor de necias y JOE y (TD) disfrutaban, cada noche, del placer que se daban mutuamente. (TD) no había vuelto a dormir en la pequeña cama de su cuarto. JOE la quería a su lado. Era lo que siempre había soñado, una familia, un hogar.
Pero sabía que no podía durar; hacían el amor todas las noches y al amanecer si Regie se lo permitía, la llamaba "amor mio" y era dulce y tierno con ella; pero no había dicho nada a cerca de casarse, bueno, que esperaba, él ya la había dicho desde un principio que cuando tomaba una decisión no la cambiaba. ¿Por qué en esta ocasión debería ser diferente?
El invierno se acercaba, JOE y Conie casi habían terminado de juntar el ganado.
Tenía ganas de terminar, seguramente para principios de la semana siguiente lo habrían hecho; entonces podría hacer el viaje que tenía planeado a la ciudad vecina.
Tardaría un par de días, pero la espera merecería la pena. Al final de la semana próxima, (TD) sería su mujer y nunca se separarían. Era más feliz de lo que nunca había sido, le encantaba llegar a casa y que ella y la pequeña estuvieran allí, esperándolo.
El delicioso aroma de los guisos de (TD) llenando la casa, todo limpio y en su sitio, y las noches cada vez eran más placenteras, juntos estaban descubriendo un mundo de sensaciones, que incluso él, no creía que existieran. Aquella chiquilla menuda había resultado ser la mujer más fascinante de la tierra y era suya.
Días después, al llegar una tarde a casa, Regie salió dando sus primeros pasitos inseguros por el porche. (TD) la seguía muy de cerca.
JOE las contempló sonriendo y extendió los brazos para recibir a su hija mientras dedicaba una dulce mirada a (TD).
-Papá- fue lo que balbuceó la niña cuando la alzó en sus brazos.
-Dios mío, ha dicho papá, la has oído? ha dicho papá- estaba emocionado y sonreía mirando embobado a su hija.
(TD) sonreía complacida, era un padre maravilloso, Regie era una niña con suerte.
Cuando se acercó a ella, al besó con ternura.
-La has enseñado tú ¿verdad?- volvió a besarla- eres estupenda ¿lo sabías?
-No es para tanto, además sólo necesitaba un poco de estímulo, es muy lista.
-Se parece mucho a su padre.
Ambos se rieron con el comentario.
Aquella noche, en la cama, después de haber saciado su mutuo apetito, JOE la estrechaba contra su cuerpo.
-¿Qué te pasa (TD)? esta noche, durante la cena parecías ausente y ahora, al hacer el amor...no ha sido como otras veces. Hay algo en esa preciosa cabecita que te preocupa.
Claro que lo había, pero no se lo diría, ella ya sabía cuando se entregó a él que acabaría marchándose. No tenía sentido humillarse, para que él le dijera que ya se lo había dicho, no se casaría con ella.
-No JOE, todo está bien. Quizás un poco cansada.
La besó en la frente.
-No me extraña, trabajas demasiado, no deberías molestarte tanto.
Tenía razón, total ¿para qué?; pero no podía evitarlo, la gustaban las cosas bien hechas.
Esa noche (TD) no pegó ojo, al día siguiente llegaría la diligencia y debería irse.
Había intentado guardar en su memoria cada beso, cada caricia.
Ahora, tumbada a su lado, entre sus brazos, una lágrima resbalaba por su mejilla, sintió moverse a JOE, se estaba despertando.
La besó delicadamente en la frente, pero ella mantuvo los ojos cerrados, en aquel momento no tenía fuerzas para enfrentarse a aquellos estupendos ojos azules sin echarse a llorar.
-No me gustan las despedidas, así que me voy antes de que te despiertes- le susurró dulcemente- mañana no despertaré contigo a mi lado, pero no puede ser de otra forma, te voy a extrañar.
Volvió a besarla en la frente con ternura y (TD) sintió sus movimientos por la habitación.
Pensó que no podría esperar a que abandonara el cuarto, sentía que el aire no le llegaba a los pulmones y que las lágrimas le quemaban los ojos.
Cuando por fin lo sintió bajar a la cocina, dejó que su dolor brotara, enterró su rostro en la almohada y lloró sin consuelo. Como había podido ser tan tonta y enamorarse de aquel hombre, siempre supo que se tendría que ir, pero no había podido controlar sus sentimientos hacia JOE.
Una hora más tarde se vistió, sus ojos estaban hinchados por la falta de sueño y el llanto.
Le dio el desayuno a Regie, que estaba demasiado tranquila, como si notara que (TD) no estaba bien.
No había marcha atrás, dejaría a Regie con Betty y le pediría a Conie que la llevara el pueblo para tomar la diligencia. Tenía que pedirle dinero, le daba un poco de apuro, pero se lo devolvería en cuanto encontrara un trabajo. No había querido pedírselo a JOE y él no le había dicho nada, probablemente no se acordaba de que no tenía ni un centavo.
Cuando Betty y Conie la vieron aparecer se asustaron al verle la cara.
-¿Qué a pasado niña? ¿Estás enferma o Regie?...¿Y JOE?
-No, no pasa nada, estamos bien y JOE se ha ido, no se ha donde. Necesito pediros un favor, Betty, ¿podrías quedarte con la pequeña?
-Por supuesto ¿Pero a dónde vas? ¿Has reñido con JOE?
-No, no hemos discutido. Pero me voy, hoy llega la diligencia.
-¿Qué?- Conie estaba atónito- pero yo pensé que vosotros... bueno- se movía incomodo.
-Ya, Conie; pero JOE en ningún momento me ha dicho que hubiera cambiado de opinión, por lo que ha llegado el momento de irme.
Le costaba hablar con calma, las palabras se le quedaban atascadas en la garganta.
-Además, se ha ido para no despedirse, me lo ha dicho esta mañana, pensando que dormía.
-Maldito borrico, cabezota...- Conie estaba furioso.
-No importa Conie, yo ya sabía que no cambiaría de idea, fue mi elección y asumo las consecuencias. Ha sido una experiencia que no olvidaré mientras viva, he pasado el mejor mes de mi vida.
-Pobre criatura- Betty tenía a Regie en brazos y se limpiaba las lágrimas al delantal.
-Os voy a echar de menos, sois maravillosos.
Los abrazó y luego besó a Regie, que comenzó a hacer pucheros como si entendiera algo de lo que estaba pasando.
-Necesito otro favor, Conie- le explicó lo del dinero.
Cuando se iba a subir a la diligencia, Conie la volvió a abrazar.
-Cuídate pequeña, si necesitas algo, no dudes que puedes contar con nosotros, somos tus amigos.
-Gracias, lo se. Os quiero como si fuerais mi familia.
-¿Quieres que la diga algo a JOE?
-No, no hace falta. Adiós.
Una vez sentada en el interior del vehículo, las lágrimas comenzaron a rodar, sin control, por su rostro.
JOE había cabalgado sin descanso hasta la ciudad, allí era donde se encontraba el juez que debería casarlos, pero éste no podía viajar hasta el día siguiente.
Pasó allí la noche, no podía dormir, echaba de menos el cuerpo de (TD) a su lado; tan sólo hacía un mes que había llegado a su vida y parecía que llevaban juntos toda la vida.
Tan sólo un mes, en ese momento una luz se encendió en su cabeza, aquel había sido el día que la diligencia volvía a pasar.
Un mal presentimiento hizo que el corazón le golpeara con fuerza en el pecho. No, no podía ser, no habían hablado de que ella se fuera... Pero tampoco de que se quedara y tampoco le había explicado que iba en busca del juez, quería que fuera una sorpresa.
Comenzó a dar vueltas por la habitación, se estaba precipitando, ella estaba tan encantada como él con aquella situación; aunque en los últimos días había estado ausente, distraída.
Dios bendito, ¿Qué había hecho?, no podía ser.
Se vistió apresuradamente, dejó un aviso en el hotel para el juez, diciendo que volvería y salió a todo galope en dirección al rancho.
Cuando llegó, el caballo estaba agotado. Saltó al suelo antes de que el animal se detuviera por completo y entró corriendo en la casa.
-¡(TD)!- gritó, buscó por todos lados, no estaba.
Estaría con Betty y Conie, seguro, sí, era eso.
Corrió hacia allí.
-¿Donde está (TD)?
Conie y Betty lo miraron sorprendidos, no entendían su actitud ni la expresión demacrada de su rostro.
-¿Dónde quieres que esté, muchacho...?
-¿Está atrás con Regie?- dijo esperanzado.
En ese momento vio a su hija salir de detrás de Betty.
-Papá- riendo se dirigió hacia él. La alzó en brazos y la besó, sin dejar de mirar a la pareja.
-No, JOE, se ha ido en la diligencia que salió ayer. Pero eso no debería sorprenderte. (TD) dijo que te habías despedido de ella pensando que dormía, porque no querías hacerlo cuando se fuera.
-¿Qué estás diciendo Conie, de dónde has sacado esa tontería?- su voz era apenas un susurro, pero había tanta furia en ella que Conie dudó.
-Bueno..., la chica vino aquí llorando y dijo que se tenía que ir- hizo una pausa para observar el rostro de JOE, que se había vuelto inexpresivo- Que tú nunca le habías dicho que hubieras cambiado de opinión con lo de casaros y esa mañana creyéndola dormida le dijiste que te ibas porque no querías despedirte...o algo así- miró a su esposa buscado ayuda- no es cierto Betty?
-Sí, fue lo que contó.
-Si quería irse por qué no lo dijo- aquella voz hubiera helado el infierno, la pequeña se removió incomoda en los brazos de su padre y tendió los suyos hacia Betty, que corrió a cogerla. JOE la soltó sin apenas darse cuenta.
-¿Con qué pagó el pasaje? no tenía dinero.
-Se lo di yo-Conie parecía haber menguado de tamaño al decir aquello.
-No creo que ella quisiera irse, JOE.- Betty enfrentó la dura mirada de esté.
-Ya, ¿te lo dijo ella?- hizo una mueca que quería ser una sonrisa. Sentía un dolor en el pecho que no le dejaba respirar con normalidad.
Pensó que era el enfado, el sentirse abandonado. No entendía por qué no se había quedado, era cierto que él no le había dicho nada, pero creía que lo que había entre ellos era suficiente y no se necesitaban las palabras.
-No utilices ese tonito conmigo JONAS- ahora era Betty la enfadada- Esa chica se fue porque hay un pedazo de patán en este cuarto, que no le dijo lo que sentía por ella y no le explicó que había cambiado de opinión respecto a la boda.
JOE frunció el ceño ante aquellas palabras. De que sentimientos estaba hablando, él solamente... ¡por todos los santos!... él solamente estaba totalmente enamorado de aquella maravillosa mujer. Volvió a sentir el dolor en el pecho.
Miró a Betty con el dolor reflejado en los ojos.
-No pensé que fuera necesario decirlo, se notaba que había cambiado de parecer ¿o no?.
El dolor manaba de sus entrañas por cada poro de su piel y con cada palabra.
-Para nosotros era evidente muchacho; pero ella todavía no te conoce lo suficiente y fuiste tú el que le dijo que no cambiarías de opinión, luego esa despedida de madrugada... que querías que pensara la pobre muchacha.
JOE no dijo nada, estaba digiriendo las palabras de Conie.
Se acercó a Regie, que seguía en brazos de Betty, le dio un beso en la frente y se encaminó hacia la puerta.
-¿Dónde vas muchacho?- estaba preocupada, nunca había visto así a JOE.
-Acabas de inflar mi orgullo de tal manera, que temo que explote.
Se rieron con ganas.
-Para mi también ha sido... sublime.
-No te burles- dijo enfurruñada.
-Es la verdad. Hacía mucho tiempo que no estaba con nadie; el rancho, la niña... no tenía tiempo para nada más.
-¿Siempre va a doler al empezar?
-No mi amor, nunca más.
(TD) se estremeció, le gustaba que la llamara así. Miró a JOE a los ojos y en un instante ambos notaron como la pasión volvía a encender sus cuerpos.
Volvieron a entregarse el uno al otro, gimiendo de placer mientras sus cuerpos se consumían por el deseo que los embargaba, haciéndolos alcanzar el clímax casi al unísono.
Agotados, pero satisfechos, se durmieron abrazados.
Las primeras luces asomaban por el horizonte cuando Regie protestó en la cuna.
Al despertarse JOE le dio un cálido beso de buenos días.
-¿Qué te parece si me ocupo de la niña y tú vas haciendo el desayuno? Bajo en un momento y te ayudo.
-Perfecto- (TD) saltó de la cama, se aseo con el agua que había subido el día anterior para JOE y se puso la ropa que había quedado desperdigada por el suelo esa noche.
Más tarde habría tiempo para darse un baño y cambiarse de ropa.
El resto de la semana pasó volando.
Regie había mejorado mucho de su dolor de necias y JOE y (TD) disfrutaban, cada noche, del placer que se daban mutuamente. (TD) no había vuelto a dormir en la pequeña cama de su cuarto. JOE la quería a su lado. Era lo que siempre había soñado, una familia, un hogar.
Pero sabía que no podía durar; hacían el amor todas las noches y al amanecer si Regie se lo permitía, la llamaba "amor mio" y era dulce y tierno con ella; pero no había dicho nada a cerca de casarse, bueno, que esperaba, él ya la había dicho desde un principio que cuando tomaba una decisión no la cambiaba. ¿Por qué en esta ocasión debería ser diferente?
El invierno se acercaba, JOE y Conie casi habían terminado de juntar el ganado.
Tenía ganas de terminar, seguramente para principios de la semana siguiente lo habrían hecho; entonces podría hacer el viaje que tenía planeado a la ciudad vecina.
Tardaría un par de días, pero la espera merecería la pena. Al final de la semana próxima, (TD) sería su mujer y nunca se separarían. Era más feliz de lo que nunca había sido, le encantaba llegar a casa y que ella y la pequeña estuvieran allí, esperándolo.
El delicioso aroma de los guisos de (TD) llenando la casa, todo limpio y en su sitio, y las noches cada vez eran más placenteras, juntos estaban descubriendo un mundo de sensaciones, que incluso él, no creía que existieran. Aquella chiquilla menuda había resultado ser la mujer más fascinante de la tierra y era suya.
Días después, al llegar una tarde a casa, Regie salió dando sus primeros pasitos inseguros por el porche. (TD) la seguía muy de cerca.
JOE las contempló sonriendo y extendió los brazos para recibir a su hija mientras dedicaba una dulce mirada a (TD).
-Papá- fue lo que balbuceó la niña cuando la alzó en sus brazos.
-Dios mío, ha dicho papá, la has oído? ha dicho papá- estaba emocionado y sonreía mirando embobado a su hija.
(TD) sonreía complacida, era un padre maravilloso, Regie era una niña con suerte.
Cuando se acercó a ella, al besó con ternura.
-La has enseñado tú ¿verdad?- volvió a besarla- eres estupenda ¿lo sabías?
-No es para tanto, además sólo necesitaba un poco de estímulo, es muy lista.
-Se parece mucho a su padre.
Ambos se rieron con el comentario.
Aquella noche, en la cama, después de haber saciado su mutuo apetito, JOE la estrechaba contra su cuerpo.
-¿Qué te pasa (TD)? esta noche, durante la cena parecías ausente y ahora, al hacer el amor...no ha sido como otras veces. Hay algo en esa preciosa cabecita que te preocupa.
Claro que lo había, pero no se lo diría, ella ya sabía cuando se entregó a él que acabaría marchándose. No tenía sentido humillarse, para que él le dijera que ya se lo había dicho, no se casaría con ella.
-No JOE, todo está bien. Quizás un poco cansada.
La besó en la frente.
-No me extraña, trabajas demasiado, no deberías molestarte tanto.
Tenía razón, total ¿para qué?; pero no podía evitarlo, la gustaban las cosas bien hechas.
Esa noche (TD) no pegó ojo, al día siguiente llegaría la diligencia y debería irse.
Había intentado guardar en su memoria cada beso, cada caricia.
Ahora, tumbada a su lado, entre sus brazos, una lágrima resbalaba por su mejilla, sintió moverse a JOE, se estaba despertando.
La besó delicadamente en la frente, pero ella mantuvo los ojos cerrados, en aquel momento no tenía fuerzas para enfrentarse a aquellos estupendos ojos azules sin echarse a llorar.
-No me gustan las despedidas, así que me voy antes de que te despiertes- le susurró dulcemente- mañana no despertaré contigo a mi lado, pero no puede ser de otra forma, te voy a extrañar.
Volvió a besarla en la frente con ternura y (TD) sintió sus movimientos por la habitación.
Pensó que no podría esperar a que abandonara el cuarto, sentía que el aire no le llegaba a los pulmones y que las lágrimas le quemaban los ojos.
Cuando por fin lo sintió bajar a la cocina, dejó que su dolor brotara, enterró su rostro en la almohada y lloró sin consuelo. Como había podido ser tan tonta y enamorarse de aquel hombre, siempre supo que se tendría que ir, pero no había podido controlar sus sentimientos hacia JOE.
Una hora más tarde se vistió, sus ojos estaban hinchados por la falta de sueño y el llanto.
Le dio el desayuno a Regie, que estaba demasiado tranquila, como si notara que (TD) no estaba bien.
No había marcha atrás, dejaría a Regie con Betty y le pediría a Conie que la llevara el pueblo para tomar la diligencia. Tenía que pedirle dinero, le daba un poco de apuro, pero se lo devolvería en cuanto encontrara un trabajo. No había querido pedírselo a JOE y él no le había dicho nada, probablemente no se acordaba de que no tenía ni un centavo.
Cuando Betty y Conie la vieron aparecer se asustaron al verle la cara.
-¿Qué a pasado niña? ¿Estás enferma o Regie?...¿Y JOE?
-No, no pasa nada, estamos bien y JOE se ha ido, no se ha donde. Necesito pediros un favor, Betty, ¿podrías quedarte con la pequeña?
-Por supuesto ¿Pero a dónde vas? ¿Has reñido con JOE?
-No, no hemos discutido. Pero me voy, hoy llega la diligencia.
-¿Qué?- Conie estaba atónito- pero yo pensé que vosotros... bueno- se movía incomodo.
-Ya, Conie; pero JOE en ningún momento me ha dicho que hubiera cambiado de opinión, por lo que ha llegado el momento de irme.
Le costaba hablar con calma, las palabras se le quedaban atascadas en la garganta.
-Además, se ha ido para no despedirse, me lo ha dicho esta mañana, pensando que dormía.
-Maldito borrico, cabezota...- Conie estaba furioso.
-No importa Conie, yo ya sabía que no cambiaría de idea, fue mi elección y asumo las consecuencias. Ha sido una experiencia que no olvidaré mientras viva, he pasado el mejor mes de mi vida.
-Pobre criatura- Betty tenía a Regie en brazos y se limpiaba las lágrimas al delantal.
-Os voy a echar de menos, sois maravillosos.
Los abrazó y luego besó a Regie, que comenzó a hacer pucheros como si entendiera algo de lo que estaba pasando.
-Necesito otro favor, Conie- le explicó lo del dinero.
Cuando se iba a subir a la diligencia, Conie la volvió a abrazar.
-Cuídate pequeña, si necesitas algo, no dudes que puedes contar con nosotros, somos tus amigos.
-Gracias, lo se. Os quiero como si fuerais mi familia.
-¿Quieres que la diga algo a JOE?
-No, no hace falta. Adiós.
Una vez sentada en el interior del vehículo, las lágrimas comenzaron a rodar, sin control, por su rostro.
JOE había cabalgado sin descanso hasta la ciudad, allí era donde se encontraba el juez que debería casarlos, pero éste no podía viajar hasta el día siguiente.
Pasó allí la noche, no podía dormir, echaba de menos el cuerpo de (TD) a su lado; tan sólo hacía un mes que había llegado a su vida y parecía que llevaban juntos toda la vida.
Tan sólo un mes, en ese momento una luz se encendió en su cabeza, aquel había sido el día que la diligencia volvía a pasar.
Un mal presentimiento hizo que el corazón le golpeara con fuerza en el pecho. No, no podía ser, no habían hablado de que ella se fuera... Pero tampoco de que se quedara y tampoco le había explicado que iba en busca del juez, quería que fuera una sorpresa.
Comenzó a dar vueltas por la habitación, se estaba precipitando, ella estaba tan encantada como él con aquella situación; aunque en los últimos días había estado ausente, distraída.
Dios bendito, ¿Qué había hecho?, no podía ser.
Se vistió apresuradamente, dejó un aviso en el hotel para el juez, diciendo que volvería y salió a todo galope en dirección al rancho.
Cuando llegó, el caballo estaba agotado. Saltó al suelo antes de que el animal se detuviera por completo y entró corriendo en la casa.
-¡(TD)!- gritó, buscó por todos lados, no estaba.
Estaría con Betty y Conie, seguro, sí, era eso.
Corrió hacia allí.
-¿Donde está (TD)?
Conie y Betty lo miraron sorprendidos, no entendían su actitud ni la expresión demacrada de su rostro.
-¿Dónde quieres que esté, muchacho...?
-¿Está atrás con Regie?- dijo esperanzado.
En ese momento vio a su hija salir de detrás de Betty.
-Papá- riendo se dirigió hacia él. La alzó en brazos y la besó, sin dejar de mirar a la pareja.
-No, JOE, se ha ido en la diligencia que salió ayer. Pero eso no debería sorprenderte. (TD) dijo que te habías despedido de ella pensando que dormía, porque no querías hacerlo cuando se fuera.
-¿Qué estás diciendo Conie, de dónde has sacado esa tontería?- su voz era apenas un susurro, pero había tanta furia en ella que Conie dudó.
-Bueno..., la chica vino aquí llorando y dijo que se tenía que ir- hizo una pausa para observar el rostro de JOE, que se había vuelto inexpresivo- Que tú nunca le habías dicho que hubieras cambiado de opinión con lo de casaros y esa mañana creyéndola dormida le dijiste que te ibas porque no querías despedirte...o algo así- miró a su esposa buscado ayuda- no es cierto Betty?
-Sí, fue lo que contó.
-Si quería irse por qué no lo dijo- aquella voz hubiera helado el infierno, la pequeña se removió incomoda en los brazos de su padre y tendió los suyos hacia Betty, que corrió a cogerla. JOE la soltó sin apenas darse cuenta.
-¿Con qué pagó el pasaje? no tenía dinero.
-Se lo di yo-Conie parecía haber menguado de tamaño al decir aquello.
-No creo que ella quisiera irse, JOE.- Betty enfrentó la dura mirada de esté.
-Ya, ¿te lo dijo ella?- hizo una mueca que quería ser una sonrisa. Sentía un dolor en el pecho que no le dejaba respirar con normalidad.
Pensó que era el enfado, el sentirse abandonado. No entendía por qué no se había quedado, era cierto que él no le había dicho nada, pero creía que lo que había entre ellos era suficiente y no se necesitaban las palabras.
-No utilices ese tonito conmigo JONAS- ahora era Betty la enfadada- Esa chica se fue porque hay un pedazo de patán en este cuarto, que no le dijo lo que sentía por ella y no le explicó que había cambiado de opinión respecto a la boda.
JOE frunció el ceño ante aquellas palabras. De que sentimientos estaba hablando, él solamente... ¡por todos los santos!... él solamente estaba totalmente enamorado de aquella maravillosa mujer. Volvió a sentir el dolor en el pecho.
Miró a Betty con el dolor reflejado en los ojos.
-No pensé que fuera necesario decirlo, se notaba que había cambiado de parecer ¿o no?.
El dolor manaba de sus entrañas por cada poro de su piel y con cada palabra.
-Para nosotros era evidente muchacho; pero ella todavía no te conoce lo suficiente y fuiste tú el que le dijo que no cambiarías de opinión, luego esa despedida de madrugada... que querías que pensara la pobre muchacha.
JOE no dijo nada, estaba digiriendo las palabras de Conie.
Se acercó a Regie, que seguía en brazos de Betty, le dio un beso en la frente y se encaminó hacia la puerta.
-¿Dónde vas muchacho?- estaba preocupada, nunca había visto así a JOE.
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
CAPITULO 7
-Cuida de mi hija por favor- no se volvió para decirlo y saliendo ya por la puerta- voy a buscar a mi esposa.
La puerta se cerró tras él, dejando al matrimonio anonadado.
(TD) ya no lloraba, pero sentía que le faltaban fuerzas para vivir, para seguir adelante.
Había perdido la oportunidad de ser feliz, de tener una familia. No le preocupaba lo que le fuera a suceder en adelante, sólo podía recordar los felices momentos pasados junto a JOE.
Hacía casi tres días que se había ido, apenas hablaba, no probaba bocado y tampoco dormía mucho. Su aspecto era terrible, su cara estaba deformada por el dolor que tan claramente se reflejaba en sus ojos. Apenas notó que la diligencia se detenía; sus compañeros de viaje sí, y comenzaron a moverse inquietos ¿serían asaltantes?
La puerta se abrió. (TD) tardó unos segundos en darse cuenta de que el hombre que le tendía la mano era JOE.
-Vamos, baja- fue una orden seca.
(TD) lo miró sin entender, pero obedeció.
Una vez abajo, la diligencia continuó su camino; el equipaje de (TD) ya estaba junto a JOE.
-¿Qué haces aquí?- balbuceó.
JOE no dijo nada, simplemente la miró a los ojos.
-Sube al caballo- su rostro seguía siendo una máscara inexpresiva, sólo sus ojos tenían un brillo especial, pero (TD) no entendía nada.
-JOE, no entiendo...
-Volvemos a la cuidad.
-¿A qué, por qué me llevas allí?
-Voy a hacer algo que debería haber hecho hace tiempo y que me hubiera evitado cabalgar casi tres días detrás de la maldita diligencia.
Se subió al caballo.
-Sigo sin entender...
-Sube- le tendió la mano.
-JONAS, quiero una explicación- estaba empezando a enfadarse, aquella actitud la estaba poniendo de los nervios.
Todavía no había asimilado que había ido a por ella.
-No me subiré a ese caballo hasta que me digas que haces aquí y por qué quieres llevarme de vuelta.
JOE puso los ojos en blanco, suspiró y se bajó del caballo.
Se acercó a ella, que lo miraba con el ceño fruncido y los brazos en jarra. La cogió de la cintura, cuando intentó resistirse, la besó. Un beso intenso y apasionado, (TD) se rindió a él.
Pasó los brazos al rededor del cuello de JOE y se abandonó a aquel beso. Sin soltarla se separó un poco.
-(TD) Emerson ¿quieres casarte conmigo?- La voz le salió un tanto ahogada de la garganta.
-¿Lo estás diciendo en serio?- no salía de su asombro- Creí que tú nunca cambiabas de opinión...
-Y no suelo hacerlo- la miraba con ternura.
-¿Esta fue una excepción?
-No del todo mi amor, creo que casi desde el principio había decidido que quería casarme contigo, aunque yo mismo tardé en darme cuenta- volvió a besarla- Ahora, vas a contestar a mi pregunta- parecía un poco ansioso.
-¿Y por qué la otra noche te despediste de mí...?
-Un mal entendido, cielo, me iba en busca del juez para que nos casara. Sabía que tardaría un par de días y no quería despedirme, ya me costaba suficiente trabajo dejarte allí y saber que no te vería en esos días.
-¿Y por qué no me lo dijiste o me llevaste contigo...?
JOE volvió a poner los ojos en blanco.
-Mujer, quería que fuera una sorpresa; pero por dios, todavía no estamos casados y ya te estás haciendo una refunfuñona.
Bajó la cabeza avergonzada y un poco dolida.
-Todavía no me has respondido- dijo suavemente mientras le alzaba la cara para mirarla a los ojos. Se sorprendió al ver la duda en ellos.
-¿Qué te sucede? Pensé que era lo que querías- ahora era él el dolido.
-Y no te equivocas, pero ¿es lo qué tú deseas de verdad?
-Lo que yo deseo es... a ti. Cuando me di cuenta del error de no habértelo dicho, volví a casa; al no encontrarte mis peores temores se hicieron realidad. El dolor que sentí en aquel momento no es comparable a nada que haya sentido hasta el momento. Fue en ese momento, cuando pensé que te había perdido, cuando me di cuenta de que te quería por esposa no por darle una madre a mi hija, ni por lo trabajadora que eres- hizo una pausa antes de continuar- era porque estaba locamente enamorado de ti, dulzura.
-¡Oh! JOE, ¿lo dices en serio? Yo supe desde la primera semana que me estaba enamorando de ti y por supuesto que me casaré contigo JOE JONAS.
Se fundieron en un beso que los dejó sin respiración.
Cuando por fin se separaron, JOE montó en el caballo y ayudó a (TD) a colocarse delante de él.
Lo primero que hicieron al llegar a la ciudad fue buscar al juez para casarse.
Con ella en brazos, entró en la habitación que había alquilado para pasar la noche.
-No era esta la clase de boda que quería ofrecerte, pero ya eres mía, señora JONAS.
-No me importa, es más de lo que nunca hubiera soñado cuando me embarqué en esta aventura, hace un mes.
-Te quiero, JONAS- la besó con ternura.
-Y yo a ti, JONAS- el beso se volvió más intenso, más apasionado.
Sin apenas darse cuenta estaban desnudos, saboreando sus cuerpos y dándose más placer del que jamás hubieran soñado.
FIN
-Cuida de mi hija por favor- no se volvió para decirlo y saliendo ya por la puerta- voy a buscar a mi esposa.
La puerta se cerró tras él, dejando al matrimonio anonadado.
(TD) ya no lloraba, pero sentía que le faltaban fuerzas para vivir, para seguir adelante.
Había perdido la oportunidad de ser feliz, de tener una familia. No le preocupaba lo que le fuera a suceder en adelante, sólo podía recordar los felices momentos pasados junto a JOE.
Hacía casi tres días que se había ido, apenas hablaba, no probaba bocado y tampoco dormía mucho. Su aspecto era terrible, su cara estaba deformada por el dolor que tan claramente se reflejaba en sus ojos. Apenas notó que la diligencia se detenía; sus compañeros de viaje sí, y comenzaron a moverse inquietos ¿serían asaltantes?
La puerta se abrió. (TD) tardó unos segundos en darse cuenta de que el hombre que le tendía la mano era JOE.
-Vamos, baja- fue una orden seca.
(TD) lo miró sin entender, pero obedeció.
Una vez abajo, la diligencia continuó su camino; el equipaje de (TD) ya estaba junto a JOE.
-¿Qué haces aquí?- balbuceó.
JOE no dijo nada, simplemente la miró a los ojos.
-Sube al caballo- su rostro seguía siendo una máscara inexpresiva, sólo sus ojos tenían un brillo especial, pero (TD) no entendía nada.
-JOE, no entiendo...
-Volvemos a la cuidad.
-¿A qué, por qué me llevas allí?
-Voy a hacer algo que debería haber hecho hace tiempo y que me hubiera evitado cabalgar casi tres días detrás de la maldita diligencia.
Se subió al caballo.
-Sigo sin entender...
-Sube- le tendió la mano.
-JONAS, quiero una explicación- estaba empezando a enfadarse, aquella actitud la estaba poniendo de los nervios.
Todavía no había asimilado que había ido a por ella.
-No me subiré a ese caballo hasta que me digas que haces aquí y por qué quieres llevarme de vuelta.
JOE puso los ojos en blanco, suspiró y se bajó del caballo.
Se acercó a ella, que lo miraba con el ceño fruncido y los brazos en jarra. La cogió de la cintura, cuando intentó resistirse, la besó. Un beso intenso y apasionado, (TD) se rindió a él.
Pasó los brazos al rededor del cuello de JOE y se abandonó a aquel beso. Sin soltarla se separó un poco.
-(TD) Emerson ¿quieres casarte conmigo?- La voz le salió un tanto ahogada de la garganta.
-¿Lo estás diciendo en serio?- no salía de su asombro- Creí que tú nunca cambiabas de opinión...
-Y no suelo hacerlo- la miraba con ternura.
-¿Esta fue una excepción?
-No del todo mi amor, creo que casi desde el principio había decidido que quería casarme contigo, aunque yo mismo tardé en darme cuenta- volvió a besarla- Ahora, vas a contestar a mi pregunta- parecía un poco ansioso.
-¿Y por qué la otra noche te despediste de mí...?
-Un mal entendido, cielo, me iba en busca del juez para que nos casara. Sabía que tardaría un par de días y no quería despedirme, ya me costaba suficiente trabajo dejarte allí y saber que no te vería en esos días.
-¿Y por qué no me lo dijiste o me llevaste contigo...?
JOE volvió a poner los ojos en blanco.
-Mujer, quería que fuera una sorpresa; pero por dios, todavía no estamos casados y ya te estás haciendo una refunfuñona.
Bajó la cabeza avergonzada y un poco dolida.
-Todavía no me has respondido- dijo suavemente mientras le alzaba la cara para mirarla a los ojos. Se sorprendió al ver la duda en ellos.
-¿Qué te sucede? Pensé que era lo que querías- ahora era él el dolido.
-Y no te equivocas, pero ¿es lo qué tú deseas de verdad?
-Lo que yo deseo es... a ti. Cuando me di cuenta del error de no habértelo dicho, volví a casa; al no encontrarte mis peores temores se hicieron realidad. El dolor que sentí en aquel momento no es comparable a nada que haya sentido hasta el momento. Fue en ese momento, cuando pensé que te había perdido, cuando me di cuenta de que te quería por esposa no por darle una madre a mi hija, ni por lo trabajadora que eres- hizo una pausa antes de continuar- era porque estaba locamente enamorado de ti, dulzura.
-¡Oh! JOE, ¿lo dices en serio? Yo supe desde la primera semana que me estaba enamorando de ti y por supuesto que me casaré contigo JOE JONAS.
Se fundieron en un beso que los dejó sin respiración.
Cuando por fin se separaron, JOE montó en el caballo y ayudó a (TD) a colocarse delante de él.
Lo primero que hicieron al llegar a la ciudad fue buscar al juez para casarse.
Con ella en brazos, entró en la habitación que había alquilado para pasar la noche.
-No era esta la clase de boda que quería ofrecerte, pero ya eres mía, señora JONAS.
-No me importa, es más de lo que nunca hubiera soñado cuando me embarqué en esta aventura, hace un mes.
-Te quiero, JONAS- la besó con ternura.
-Y yo a ti, JONAS- el beso se volvió más intenso, más apasionado.
Sin apenas darse cuenta estaban desnudos, saboreando sus cuerpos y dándose más placer del que jamás hubieran soñado.
FIN
PEZA
Re: LA MUJER ADECUADA- JOE JONAS Y TU, ADAPTADA.
ESPERO QUE LA NOVE HAYA SIDO DE SU AGRADO, ESPERO PODER SUBIRLES OTRA NOVE EN POCOS DIAS. :D
PEZA
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