The sisters. || One Direction {TERMINADA}

¿Hace exactamente me fui de la casa de los chicos?, ¿Una semana, dos? La verdad no recuerdo muy bien. Y no es exactamente por los motivos que debería; sencillamente es que no me trabaja bien la memoria.
Es elemental que jamás miraré a Liam de la misma manera en la que se supone que debería. Al igual que la primera vez que me besó, jamás miré sus labios de la misma manera que antes. Aunque tampoco me refiero es que vuelva a mirar su entrepierna de la misma manera (eso es algo insano y morboso).
Suspiro pestañeando y cepillándome el cabello lentamente quitándole todos los nudos posibles que se me pudieron haber hecho durante la noche.
Actualmente me encuentro en Bradford, en la casa de mi padre y Tricia. Mi padre me ha acompañado todos los días de universidad en universidad. Todas son buenas pero no para mí. En primera, la mayoría “buenas” están a más de treinta millas de casa. En segunda las que están cerca de casa son mediocres y la que en verdad tengo ganas de entrar está en las afueras de Bradford, y la otra está en Londres.
Realmente estoy resignada y se me acaban las opciones. Las universidades aquí en Bradford están muy limitadas y casi acaba el verano.
El gato de mis pequeñas hermanastras aruña mi puerta. Se llama Polaroid, tiene el pelaje negro y unos hipnotizantes ojos verdes.
Pongo los ojos en blanco y abro cuidadosamente la puerta dejando que Polaroid entre. Ese nombre es muy tonto, así que yo le llamo Polly porque me recuerda a una canción de Nirvana. Lo genial de todo es que si me hace caso cuando la llamo. Lo cual es de verdad sorprendente porque lo único que Polly hace es comer, dormir, jugar con su pescado de juguete, comer otra vez y finalmente dormir.
— ¡No Polly!— exclamo abriendo los ojos mientras la gata se acurruca entre mis cobertores — Agh, te odio.
Pero no es cierto. La verdad es que amo a esta gata, no sé por qué. Tal vez es porque desde que llegué se mostró muy cariñosa aunque siempre que se me acercaba le pateaba la caja torácica para que se alejara.  Aunque no muy fuerte, tampoco es que sea una sádica maltrata animales.
Hoy es domingo; hace un par de días Jackeline llamó para contarme todas las cosas que estaban sucediendo en la casa. La verdad es que se mostró a la luz que mi “huida” los dejó totalmente desconcertados y ahora la casa está patas arriba por mi ausencia.
Está bien, no.
Pero la cabeza si estaba patas arriba porque Charlie y Sophia se habían ido de improvisto, aunque yo creo que hicieron lo mejor. Aun no entiendo como Leighton y Jackeline siguen aguantando todos los problemas de los chicos. Aunque sospecho que es porque ahí están sus parejas. O la verdad, yo qué sé.
Entro en la ducha y después de darme una larga ducha de más de treinta minutos salgo dando pequeños saltos secando mis pies y tratando de no resbalar.
Me pongo unos Dungaree Shorts con una camiseta manga larga de líneas blancas y negras y bajo por las escaleras gritando a todo pulmón preguntando a Tricia dónde diablos se encuentran mis converse negros.
—No sé. Polaroid estaba jugando con ellos el otro día— dice y hace un pausa para reír —. Debiste verla, estaba metiéndose y saliéndose del zapato una y otra vez.
Reprimo uno risa y aprieto los dientes.
— Vamos, Jesica. Las visitas son de ocho a diez. Y tenemos que revisar unas cinco más hasta el viernes— dice papá entrando a la cocina donde besa mi frente y me da una sonrisa cálida.
— No podré ir. No encuentro mis zapatos.
— Jesica— dice papá en tono amenazante —. Si no encuentras esos ponte otros. Es como si no tuvieras otros zapatos.
— ¡No tengo!— digo sarcásticamente. Esbozo una sonrisa socarrona y niego con la cabeza subiendo las escaleras toda velocidad.
— Jesy, ¿has visto a Polaroid? Se supone que estaba durmiendo conmigo— dice una de mis hermanas haciendo una cara entre puchero y fastidio.
— Erm… está en mi cuarto. Sácala de ahí. No quiero que me deje regalos color marrón como la otra vez. ¡No dejes que entre mientras no estoy!
— ¡De acuerdo!
Paso de largo al estudio de mi padre y busco por todos los lados posibles mis converse. ¿Cómo es posible que se puedan perder en esta casa? Es decir, tampoco es como que esté tan grande y tenga tantos cuartos.
Muerdo mi labio inferior y me desplomo en la silla giratoria de mi padre delante del ordenador.
— Estúpidos zapatos— murmuro un poco alto.
— ¡JESICA YA ES HORA!— exclama mi padre con todas sus fuerzas. Abro los ojos de par en par y suelto un bufido de frustración genuina.
— ¡YA VOY, TODAVÍA NO ENCUENTRO MIS ZAPATOS!— respondo.
— ¡Jesy! Aquí están tus zapatos. Polaroid los tenía escondidos detrás de la lavadora— dice mi hermana. Algo de alma me regresa al cuerpo y le doy las gracias mientras salto y me pongo los zapatos.
***
Papá suelta un bufido entrando al auto y poniéndose el cinturón de seguridad. Lo imito pero con la única diferencia que yo doy sorbo de café de Starbucks.
— Esta universidad no me gustó— empieza a decir papá cuando ya llevamos algo de tramo y para en un semáforo —. Las fraternidades son… exageradas.
— Yo las llamaría… excitantes.
Papá alza una ceja y me dedica una mirada inquisidora.
— Era broma— aclaro. En eso coincidíamos. Pero además de las fraternidades era casi perfecta (el otro inconveniente era que estaba lejos de casa y no tenía buena comida) —. ¿Quedan cinco más?
Papá asiente y suspira.
— ¿Quieres comida rápida? Tricia no está en casa y se llevó a las niñas. Tenemos la casa prácticamente para nosotros.
Sonrío de lado y asiento.
— Quiero hamburguesas. ¿O sushi? O también tacos.
— ¿Y los tres?
— Tricia nos mataría por comprar tanta comida.
Suelto una risa sin ganas y asiento. El resto del trayecto está silencioso. Optamos por Taco Bell.
— Hey…— empiezo a decir cuando papá apaga el motor.
— ¿Qué?— dice tomando un poco de su refresco con el logo de Taco Bell por un lado.
— Erm. ¿Has pensado en todas las universidades? Es decir…, también hay universidades en Londres. No estaría tan cerca de ti… pero si de mamá y Marilyn. Además, en Londres hay más carreras. Y… puede que mamá no sea la madre más perfecta pero es sensata y sabrá decir no si una cosa no me conviene.
Papá no da una respuesta por largo rato y por un momento pienso que me dejará con las palabras en la boca y saldrá del auto comiendo bastante enojado un gran mordisco de su taco.
— ¿Estás segura? Pronto será tu cumpleaños… tendrás dieciocho y… ya sabes comportarte como una adulta joven. Y aunque no estoy diciendo que estoy dando mi brazo a torcer… hablaré con tu madre.
Ni si quiera sabía que lo tomaría tan bien. Una pequeña fiesta crece en mi interior y sonrío como nunca antes lo había hecho.
— ¡Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias!— digo con exceso de alegría abrazando a mi padre.
— ¡Cuidado! El auto es de Tricia y me mataría si derramara una gota de refresco.
— Si, si perdona… y si quieres puedo empezar llamando a mamá.
— Gracias al cielo…
***
— ¿Marilyn?— digo. La voz de Marilyn suena al otro lado.
— ¡Mamá, es Jesica!— dice Marilyn —. Hey. ¿Qué onda?, ¿Y tu vida de súper estrella junto a “One Direction”?
Suelto una risa sarcástica y alzo las cejas.
— Creo que mis cinco minutos de fama terminaron antes de lo pensado. ¿Y tú? Ya no hablas como si quisieras conocerlos y casarte con ellos y tener hijos y todo ese rollo.
— Neh. Me resigné de ser novia de Harry cuando escuché que salía con una de tus amigas…— responde con una risa medio triste.
— Tranquis. Hay más peces en el agua — digo en un tono algo socarrón.
— Bueno, ya, dime que quieres— dice —. Hey, tienes que venir a ver a mamá pronto. Ha empezado a hacer ejercicio y me ha arrastrado con ella. ¡VAMOS MAMÁ, NECESITAS VERTE SEXY! Ahorita está corriendo alrededor de una fuente en el parque— después se escucha una sonora carcajada —. ¡Oh Dios! Ahorita casi se cae por estar viendo una paloma que estaba mordisqueando el bolso de una señora.
Río con ganas. ¿Mamá haciendo ejercicio? Eso solo significa dos cosas. O tiene un desfile de modas pronto y necesita entrar en un ajustado vestido negro o tiene una cita con un millonario.
— ¿De veras está haciendo ejercicio?
— ¡Sí! Y dice que yo también debo empezar a ponerme en forma. Últimamente ha estado saliendo con un hombre guapísimo. Hasta a mí se me hace guapo. Es como Christian Grey pero un poco más viejo y menos erótico. De hecho, es gracioso. La verdad, si me gustaría tenerlo como padre. Espero que mamá no lo arruine…
— ¿En serio? Ya quiero conocerlo. A lo mejor así se le ablanda el corazón a mamá.
— Si… ¿y para qué querías hablar con ella?
— ¡Cierto! Esto… es probable que me mude con ustedes y vaya a la universidad en Londres. ¿No es genial?
— Más que genial… es iper duper genial.
— En fin. Quería preparar un poco a mamá para que papá no tenga que hablar mucho. Diablos. No puedo esperar a verlas— digo y río.
— Mamá ni yo tampoco.
— Bueno, llamaré más tarde. Hasta pronto.
— ¡Adiós fea!
***
Suspiro y quito los audífonos de mis orejas. Froto mis ojos aún adormilados y salgo del avión lentamente. La azafata sonríe y le devuelvo la sonrisa.
Esto fue demasiado rápido. Me alegro tanto que mis papás sean mis papás. Aveces demasiada libertad no es buena, pero en este momento es lo mejor de tener padres divorciados luchando por atención de parte de sus tres hijas.
Papá me dio suficiente dinero para quedarme en un hotel por un par de días y para rentar un auto. Este dinero solo me duraría una semana así que él realmente contaba con que me convirtiera en una adulta de la noche a la mañana y consiguiera un trabajo. Aunque sé que no me dejará sola, pues me aseguró que mandará dinero todas las semanas. Y así podré comprar un auto, casa etcétera, etcétera.
Pero antes que nada, quería visitar a Leighton, Jackeline y los chicos, solo para supervisarlos y ese tipo de cosas.

En un abrir y cerrar de ojos me encuentro frente a la casa. Pago al hombre del taxi un par de euros y salgo rápidamente cargando todo el equipaje (que no son más de dos maletas medianas y una pequeña de mano).
Solo espero que alguien esté en casa pues no tengo llave y colarse por la ventana no sería algo lindo o decente. Suspiro y muevo las dos maletas hasta la entrada donde toco un par de veces.
— Que no abra Liam, que no abra Liam, que no abra Liam— murmuro entrecerrando los ojos. Se escucha algo de cosas golpeando el suelo y un poco de alboroto antes de que Jackeline abra la puerta con un delantal manchado de comida de dudosa procedencia.
— ¡JESY!— chilla con la voz aguda, lo cual me hace también querer saltar y abrazarla con fuerza —. ¡Leighton!, ¡Es Jesy! ¿Volverás a aquí? ¡TIENES QUE DECIR QUE SÍ!
Suelto una risa algo culpable y niego con la cabeza, separándonos.
— Oh… bueno.
— ¡Pero será casi lo mismo! Estudiaré en una universidad cerca de aquí así que podré verlas casi todos los días.
— ¡JESY!— exclama Leighton entrando a la escena con una coleta alta e igualmente usando un delantal sucio —. ¡Tú cabello!, ¡Está más corto!
— ¡Sí!— digo riendo y tentando mi corto cabello hasta los hombros —. Está en capas. Pensé que ya era tempo de cortarlo. Y… ¿los demás?
— Están en una entrevista porque pronto se estrenará su película. Tu sabes, cosas “Hollywoodenses”— responde Leighton añadiendo comillas a la última palabra —. Estábamos haciendo comida porque somos demasiado pobres como para ordenar algo de comer.
— La verdad es que no queríamos ordenar algo de comer porque no queríamos darles el gusto a los chicos de tener algo que comer— corrige Jackeline alzando la ceja.
— Al parecer ustedes dos se llevan mejor ¿eh?— digo alzando las cejas y bajándolas rápidamente. Jackeline y Leighton se miran entre ellas y ríen.
— Es como una tregua permanente— dice Leighton y encoge los hombros.
— Genial— alargo —. ¿No me dejarán pasar?
— ¡Que olvidadiza! A lo mejor Jesy se moría de insolación y nosotras sacando plática y yéndonos por las ramas— dice Jackeline sonriendo y apartándose de la entrada.
— ¿Cuánto tiempo estarás aquí?— pregunta Leighton.
— ¿Acaso ya quieres que me vaya?
— ¡No, no! Solo quería saber. Tu sabes— dice ella guiñando el ojo.
— ¿Estás diciendo aquí en la casa o aquí en Londres?
— Aquí en la casa.
— Erm… no sé. Muy poco. Al menos que quieran que me quede. La verdad no me gustan mucho los hoteles. Son muy poco higiénicos y están llenos de gente.
— Oh, sí, quédate. Así no estaremos tan solas. No es muy cómodo caminar por una casa y encontrarte a cada cinco minutos a chicos gritando como niñas locas— interviene Jackeline.
Suelto una carcajada.
— ¿Liam igual grita?
— Por suerte mi hermanito no es como Niall o Louis. Zayn es el segundo más calmado. Sería el primero si no fuera porque Liam tiene nervios de acero y Charlotte, su amor imposible, está en… ¿Irlanda?
— ¿Y sus… novios? No sé es rara esa palabra.
Leighton y Jackeline se observan de nuevo y las dos sueltan un prolongado suspiro.
— Aún no se arreglan las cosas. Los dos están muy alterados. Ojalá no se preocuparan tanto y dejaran que pasaran las cosas. Tampoco es como que Charlotte o Sophia sean unas niñas de cinco años. Son “adultas”. Supongo— dice Leighton haciendo una mueca con los labios. Jackeline suspira y se sienta en una de las sillas de la barra.
— Me traen sin cuidado— agrega Jackeline encogiendo los hombros.
— ¿Y que preparan?— pregunto alzando las cejas.
— ¿Nos creerías si te dijéramos caviar?
***
Trato de hacerme una coleta pero mi cabello es algo corto y siempre se me salen cabellos que me molestan en el rostro.
— Estúpido cabello— murmuro poniendo los ojos en blanco.
— Jesy— primero se escucha la voz, acompañada de una respiración fuerte y furiosa y después unos pasos pesados que se acercan peligrosamente hasta donde yo estoy —. ¿Qué diablos haces aquí? Se supone que deberías estar en Bradford.
— Hay, tampoco te alegres, Zayn. No vengo a visitarte ni mucho menos. Es solo que ahorro dinero quedándome aquí en vez de un hotel. En cuanto reúna el suficiente dinero me largo a comprar un departamento o yo que sé. Además, iré a la universidad aquí. ¿No te alegra acaso?
— Supongo— acepta sentándose lentamente en la orilla de la cama —. Cortaste tu cabello.
— No me digas…
— ¡No!— dice riendo —. En fin. ¿Quieres que te lleve pasado mañana a ver las universidades que quieres?
— ¿Pasado?, ¿Por qué no mañana?
— Mañana es el estreno de nuestra película, descerebrada.
— Uy, perdóname la vida. Eh…, si, supongo. ¿Gracias?— digo riendo y alzando las cejas. Froto mi ojo derecho y me desplomo en la cama y cierro los ojos.
— En fin. Buenas noches— dice Zayn y se va cerrando suavemente la puerta.
Cierro los ojos aún recostada en la cama pero mi sueño se ve frustrado cuando alguien entra en la habitación. Sospecho que es Zayn que se le olvidó algo, o al menos eso creo.
— Hey— dice el mismísimo Liam Payne con una sonrisa de oreja a oreja. Trato de que las mejillas no se me pongan calientes pero eso es imposible con mis orejas. Suspiro y abro mucho los ojos sentándome en mi cama —. Las chicas me dijeron que llegaste hoy en la tarde.
— Si… pero no será por mucho tiempo. Pronto entraré a la universidad y ya sabes…
— Oh… hay que aprovechar— dice y reímos los dos, aunque yo solo lo hago por compromiso pues no le encontré el chiste a su comentario.
— ¿Cómo estás?— pregunto.
— Bien… algo atareado y con un poco de migraña. Niall y Louis no han dejado de estar preocupados y con todo lo que les pasa me están contagiando estar nervioso. Aunque por los motivos que debería. Ya sabes de… la película y esas cosas.
— Si, la película. Se deben sentir… orgullosos.
— Creo que esa es la palabra… y que estamos hablando de esto, te quería preguntar algo.
Trato de no abrir mucho los ojos y no hacer notar el sudor frio que empieza a correr por mi espalda.
— ¿Sí?
— ¿Quisieras acompañarme a mí… al estreno?
— Pero. Hey, quiero aclarar que… tú no eres absolutamente nada mío. Que… lo… hayamos… hecho… no significa nada. Al menos para mí, no.  
— No, no. Como… amigos. Jackeline y Leighton también irán. Será genial.
Y que Liam también haya dicho amigos, me rompió el corazón un poco.