The sisters. || One Direction {TERMINADA}

Suspiro mientras dejo caer mi cabeza en el teclado. Escoger una universidad es más cansado y fastidioso de lo que pensé.
Levanto la cabeza y observo el reloj del portátil. Cuatro treinta y tres de la mañana. Tomo un sorbo del café que ya está frío y suelto un suspiro.
Pienso en que debería dormirme ya. Tantos días seguidos de insomnio no es bueno para la salud. Escucho esa frase resonar y pegar contra las paredes de mi cráneo un par de veces hasta que desaparece unos segundos después. Inclino la cabeza hacia atrás y doy un resoplido.
Salgo lentamente de la silla, tiro el restante del café en el fregadero y camino de puntillas hasta la habitación. Abro la puerta y me acerco a la cama, quito los cobertores y me desplomo suavemente en mi tibio espacio.
Cierro los ojos y rápidamente los abro pues siento unas palmas rodeando mi cintura. Dejo escapar una exclamación y junto las cejas. Jamás me acostumbraré a que Liam haga eso todas las noches.
— Pensé que nunca vendrías— susurra. Siento su respiración chocando contra mi nuca, después acaricia mi cabello y la deposita de nuevo contra mi cintura. Mi corazón se encoge y me reprimo. Acepto que últimamente he estado distante y apenas si le dirijo la palabra a Liam.
— Perdona— es lo único que de mi boca logra salir. Presiento que Liam empezará a darme una de sus pláticas así que rápidamente digo: —. Estoy muy cansada, de verdad, perdona.
— Está bien, Jesica— dice algo ronco y noto su tono de decepción. Cierro los ojos con fuerza y dejo escapar un suspiro. Unos minutos más tarde, noto que la mano de Liam se movió de lugar, al igual que su posición. Algo me aprieta el pecho y en mi corazón casi puedo escuchar el “crack” que hace. Me giro discretamente y abrazo el tronco de Liam, tocando su pecho desnudo con las mejillas. Inspiro y exhalo aire repetidas veces hasta que el sueño y el cansancio hacen lo suyo.  

Despierto y estiro los dedos. No está Liam. Pero parece que se ha ido hace no mucho, pues el lado está aún tibio. Sonrío para mis adentros y camino hasta la cocina. Preparo un capuchino y lo tomo a sorbos. Sin tener que buscar, sé que Liam no se encuentra en la casa. Genial. Ahora los dos estamos siendo personas sin escrúpulos. En fin. Mientras así sea, mejor para mí será despedirme de él.
Tomo una larga ducha caliente y termino mi desayuno. No espero que Liam aparezca en todo el día así que salgo a recorrer el lugar. Desde que Liam se “mudó” y he estado buscando una universidad perfecta por cielo mar y tierra, no he tenido mucho tiempo para caminar por mi ciudad.
Cojo el paraguas, subo mi gabardina hasta la barbilla y salgo.
Quería tiempo para “renovarme” de alguna manera. Antes de todo este embrollo (si es que se puede llamar así), solía tomar largas caminatas sin compañía alguna porque aveces, tanta gente a mi alrededor me asfixiaba y sofocaba. Haciéndome siempre preguntas, prestándome atención, tratando de que socializara con demás gente. La verdad, nunca me gustó hacer amigos, yo sabía cómo, cuándo y con quién. Eso era todo.
Pero en el verano, una parte de Jesica Nelson se perdió, de alguna manera. Antes era demasiado intolerante y gruñona, supongo. Nunca me gustó estar rodeada de personas, era egoísta y orgullosa, la mitad de Jesica era así. La otra mitad era un poco más consiente y hacía que mi mitad maldita se le bajaran los humos.
Mi egoísmo es casi nulo. Y me molesta demasiado. Deseo más que nada volver a ser la Jesica de antes. Que era indiferente con la mayoría de las personas, que era neutral, que no necesitaba la atención de nadie.
Cierro los ojos y espero en la esquina. Me recargo en el semáforo y cuando éste cambia a verde, salgo disparada para no tener que soportar a gente caminando a mi lado.
En este momento me siento tan nostálgica que las piernas me flaquean. Me obligo a parar un momento en un parque cuyo nombre es irrelevante. Me siento en una banca color verde feo y coloco la publicidad que me dio un hombre vestido de rascacielos para evitar mojar mi trasero.
Una brisa levemente helada golpea el paraguas transparente y la punta de mi nariz y zapatos. Respiro hondo y levanto la cabeza hacia el cielo gris. Volver a mi soledad me hace sentir tan bien. No tener que preocuparse por otras personas se siente tan bien. Ser la única en este mundo se siente tan, tan bien.
Pensar como una persona egoísta y sin escrúpulos es genial.
Mientras no vuelva a pensar en otras personas, todo seguirá.

Vuelvo a casa cuando son cerca de las cuatro treinta. De todos modos regresé a casa una vez por mi portátil. Si es que no me decidía por una universidad tenía que empezar a trabajar, sí o sí. Y para trabajar, necesitaba un estúpido currículum. Consideré varias veces poner como habilidad “Nacer y ser la media hermana de Zayn Malik” o “Malabares”.
Me hago un ovillo en el sofá de hilos salidos. No me sorprendería si mañana amaneciera con un fuerte catarro. Inspiro mis mocos haciendo un desagradable sonido y cierro los ojos; sin darme cuenta me quedo dormida.
Sin embargo, no despierto mucho tiempo después. Exactamente solo media hora. Es el sonido de alguien forcejeando con la puerta. Abro los ojos de par en par y algo me aprieta el pecho haciendo que se me forme un nudo en la garganta.
¿Un ladrón? No, claro que no. Estamos en el departamento de en medio de un edificio de diez pisos. No, no es un ladrón. Me calmo tratando de pensar que es Liam o algún estirado vecino.
— ¿Liam?— digo titubeando. La otra persona no responde y me inquieta — ¿Liam?..., coño. Contesta. Me acerco con paso temeroso a la puerta, giro la llave lentamente y me maldigo por no haber revisado quien era aquel intruso por la pequeña abertura del tamaño de un ojo incrustado en la puerta.
La puerta se abre azotando la pared y dejo escapar un pequeño gritito.
— Diablos— susurro a Liam quien viene un tanto alterado, igual o un poco más que yo — ¿Por qué no contestaste? No hubiera sido tan terrible si dijeras “Si, soy yo, abre la estúpida puerta”.
Callo al instante. Desde hace tiempo no estaba acostumbrada a hablar tanto con Liam. No exagero. Liam me dirige una media sonrisa y sé que lo ha notado. Cielos, le he hablado más de la cuenta.
Retrocedo cuando Liam se acerca misteriosamente a mí con un brillo socarrón en los ojos y una sonrisa pícara en los labios. Mi huida se ve frustrada cuando topo con la pared. Liam me acorrala. ¿Qué hará ahora?, ¿Violarme? Bueno, no sería técnicamente una violación si yo también lo deseo. La cuestión es que ahora no lo deseo.
Pero lo que hace es completamente diferente: me estrecha entre sus brazos y no me queda más de otra que recargar mi frente en su pecho, y, sin embargo, no le correspondo el abrazo. No echaré al caño una decisión que ya está tomada.
Liam me aprieta tanto que siento como me aplasta las costillas.
— Te quiero, Jesica— dice solamente. Pero algo seco, sin… pasión. Me quedo muda. No pienso decirle eso. No, no, no, no, no, no, no, no.
— Liam…— empiezo olisqueando su perfume embriagador —, ¿Qué sucede?, ¿Por qué de pronto vienes y me abrazas y dices eso?, ¿Es que acaso no he sido lo suficientemente ruda?
— Te quiero— repite y pasa un largo rato. Y aún no nos separamos. Y aún no le devuelvo el abrazo —. Y lo siento.
— ¿Sientes quererme? Yo también, Liam— digo en un susurro —. Nadie debería quererme. Ni si quiera una persona tan… buena… como tú.
— Pero lo hago. ¿No aprecias acaso eso?
— No. Tú quisiste quererme. Yo no te obligué. No sé si debería estar agradecida— sé que me estoy pasando más de la cuenta. Pero es necesario.
— P-pero…, Jesica. ¿Qué te pasa? ¿Qué te ha pasado en las últimas semanas? Desde la graduación de Charlotte estás tan… distante y fría. No soy capaz de reconocerte.
— Perdóname. Supongo — digo tratando de separarme lo más suave que puedo —… cambié, eso es todo.
— ¿Tan rápido?
— Es como… cuando una persona tiene un accidente automovilístico y al día siguiente no puede caminar. Sí, así más o menos.
Liam frunce los labios y junta las cejas.
—¿Cuando?— pregunta, pero en hay tanta súplica en su voz.
— Muy lentamente. Te… quiero Liam. Pero nunca de la forma en la que tú me querrás. Lo siento— digo. Aquellas palabras las digo sin remordimiento las escupo, ni si quiera espero su reacción cuando salgo del apartamento.
Me siento miserable. Pero reprimo aquel sentimiento. El orgullo es más fuerte en mi interior. No iré allá adentro ni le pediré disculpas. No le diré que lo quiero, que es mi sol, mi luna ni mis estrellas. No nos besaremos. No dormiremos más juntos. No compartiré con nadie mi cama nunca más. Moriré sola. Así nadie me hará daño ni haré daño.
No merezco el amor de nadie.

Camino sin rumbo hasta que la luz de la luna blanca ilumina alrededor. No he llorado. No me siento mal. Es algo mucho más profundo que eso.
El frío contamina mis pulmones y casi no los siento. Si sigo caminando pronto falleceré en medio de la acera y después, todo el mundo empezará a observarme raro.
Trato de recordar la calle de la casa de mi madre y apresuro el paso antes de que el sonido de mi tripa rugiendo me llegue a los oídos.
En un par de minutos llego y abro la puerta; encuentro a Marilyn con un suéter de lana rojo y el cabello enredado y rebelde. Sonrío de lado y sin preguntarle, le doy un abrazo.
— ¡Jesy!, ¿Qué pasa, hombre?— y entiendo su pregunta. Nunca fui aquel tipo de personas a las que les encantaran los abrazos. Me separo bruscamente de ella y río un poco bajo.
— No importa. ¿Puedo entrar?
— ¿Entrar? Esta es tu casa. Técnicamente hablando— responde y ríe. Después tose sacando una flema la cual escupe en el césped.
— Asquerosa— digo y río negando con la cabeza —. Gracias.
Entro y me deshago de mi empapada gabardina colocándola en el perchero. Dejo escapar un suspiro y saco mi celular de mi bolsillo trasero desplomándome en el sofá.
— ¿Y mamá?— pregunto a Marilyn quien toma de una taza con cosas de navidad, aun faltando tres  meses para ello.
— Erm… creo que salió a comer con James.
— ¿James?, ¿Quién es él?
— James. James Henson… ¿no? Bueno, digamos que el pretendiente de mamá. ¿No te había dicho que se parecía a Christian Grey pero menos horripilante?
— ¡Ah! Ya. Eso sí me habías dicho, el nombre no. Como sea, tengo ganas de conocerlo. Entonces… ¿si se parece a Christian Grey?
— ¡Tienes que verlo!— responde Marilyn y ríe —. Creo que es de América, pero si no, juraría que es de Australia. ¿Quieres comer algo? Mamá ha dejado algo de tofu y galletas en el refrigerador.
— Ewk, odio el tofu. ¿No hay algo más?
— Creo que galletas de jengibre. Pero creo que solo quedan dos. Una y media.
Suelto un bufido y con gran esfuerzo salgo del cómodo sofá.

Son cerca de la una de la mañana. Marilyn y yo ya nos resigamos a que mamá regrese de su dichosa cita con el tal James Henson.
Marilyn me cuenta sobre las últimas cosas que le han sucedido. Aunque la mayoría me son tan irrelevantes como por ejemplo el desastre que fue la fiesta de este individuo o lo mal que se vio aquella individua en la fiesta de este otro individuo o el último romance entre dicha individua e individuo.
No le pongo tanta atención y la suave voz de Marilyn me hace cabecear varias veces.
— ¡Jesy! No te duermas. Es tu turno de contarme algo interesante. Aquí me pudro de aburrimiento. Cuéntame de Liam. ¿De verdad son novios?
Se me forma un nudo en la garganta. No es por lo que haya pasado aquella tarde en mi apartamento, es solo que no estoy muy acostumbrada a tener este tipo de conversaciones con mis hermanas. Tomo una bocanada de aire inflando mis mejillas y alzo las cejas.
— ¿Por dónde empezar?— respondo y suelto una risa insípida. Me incorporo en la cama y empiezo contarle todo de todo.
Desde el primer beso que tuvimos, el par de cosas sin sentido que nunca llegaron a ser peleas. De un triángulo-no-triángulo amoroso con George. Que nunca hemos sido una pareja formal y que si lo había escuchado por aquellas revistas y programas estúpidos, fue solo para no hacer quedar tan mal a Liam. Y finalmente, termino con la pelea que habíamos tenido aquella tarde, no entrando tanto en detalles pero contándole que le dejé en claro que si nunca fuimos ni somos ni seremos nada, no veo el sentido de “seguir” con algo que nunca inició.
— No entiendo, Jesy— dice Marilyn con un hilo de voz —. Pero lo quieres… ¿verdad?
Me lo pienso unos segundos que parecen una eternidad.
— No. Nunca lo quise. Creo que… solo me dejé llevar. Eso es todo.
— ¡¿Dejarse llevar?! ¡Jesy!... aveces tengo la impresión de que tienes la cabeza y el corazón tan duro como para darte cuenta.
— Es simple, Marilyn. Pero el tiempo complicó las cosas e hizo más enredos y los… sentimientos también se enredaron. Estoy segura de que nunca me quiso.
— Ok, está bien, está bien. Déjame decirte una sola cosa. Yo… bueno no lo conozco en persona pero he visto fotografías de ustedes dos y… no sé. A miles de leguas se puede ver que él siente algo muy intenso por ti. Acéptalo.
— Ah, ya. ¿Y qué quieres que le diga ahora? “Lo siento Liam, lo siento tanto, ahora quiero que me beses y olvides todas las cosas feas que te dije. Perdóname.”
— ¡Sí!— exclama Marilyn —. ¿A caso tan difícil es?
— Pues para ti no suena tan difícil pero para mí sí. Es cosa de orgullo. Y si quieres llámame sin escrúpulos, cortante y fatalista. Pero así soy, y aveces me siento mal por ello.
— Entonces no pedirás disculpas.
— No.


[***]

Despierto con el ruido de la televisión.
Trato de hundirme lo más posible en el mullido colchón y cierro con fuerza los ojos. Pero me es imposible pues el olor a pizza me inunda la nariz.
¿Pizza de desayuno? Está bien, eso es una clara señal de que mamá aún no ha llegado. Salgo de mi cama y camino con los pies arrastrando hasta la cocina, donde tomo mi celular que está en la mesa.
Cinco mensajes nuevos.
Hago una mueca con los labios y me siento en la silla. Marilyn me tiende un plato desechable con dos trozos de pizza pero no le presto demasiada atención.
— Está caliente…
Abro mi buzón y de una vez por todas leo los tontos mensajes.
“¡Hola Jesy!
¿Dónde diablos estás?, ¿sigues en Londres o en Bradford?, no he tenido tiempo de preguntarle a Zayn así que mejor te lo pregunto a ti… a menos, claro, que hayas cambiado tu número de teléfono aunque lo veo muy imposible. En fin, solo quería preguntarte una cosa, dentro de dos semanas es un desfile de modas donde yo modelaré, y quería pedirles a Liam y a ti que me acompañaran. Ustedes saben… jajaja. Además, después habrá una pequeña fiesta exclusiva, esperaba también que me acompañaran. Luego te mando más información.
Sonrío de oreja a oreja. Tener noticias de las chicas me hace recordar vagamente graciosos e incómodos momentos.
“Para: La hermana más horrible del mundo.
¡Hola!, ¿Dónde estás?, ¿sigues con Randy en Bradford o regresaste a Londres? La verdad, todo el mundo está desconcertado por tu desaparición. Como sea, solo quería saber dónde estabas. A lo mejor salimos un día de estos. Era broma.
Hmm… si estás en Bradford saluda a mamá y a Randy de mi parte; y si estás en Londres saluda a tu madre y a Marilyn. Por cierto, hace bastante tiempo que no la veo.

Pongo los ojos en blanco y borro el mensaje. El tercero es de un número desconocido y equivocado así que también lo borro.
“Rápido, coño. Mi pony se quema.
Ok, era broma, pero no quería empezar con el típico hola. Imagina que me río. Esteeeee, ¿irás a lo de Jackeline no? Dime que sí para que me ayudes a escoger algo presentable. Bueno es que no sé qué tipo de ropa se lleva a un desfile de modas así que esperaba ayuda de alguna mentora. Y Leighton no contesta su celular y  Sophia tampoco. ¿Raro no? Dime después si te contesta alguna de ellas.
Esbozo una diminuta sonrío y pienso en contestarle luego. Dejo el celular en la mesa y tomo la pizza aunque la dejo al instante sintiendo que los dedos me explotan.
— ¡Te dije que estaba caliente, sorda!— exclama Marilyn.
— ¡Ay, perdona oyente de los benditos oráculos del santo vaticano!
Escucho la carcajada de Marilyn muy lejos y sigo revisando el último mensaje.

“Entiendo todo lo que me dijiste… la mayoría. Bueno, está bien, más o menos.
¿Dónde estás? No regresaste a dormir. Supongo que a casa de tu madre pero no estoy del todo seguro. En fin, sabía que si te llamaba no contestarías así que mando el mensaje porque sí o sí lo tienes que ver. Y no pido que respondas, solo que me… que lo leas.
Te quiero, Jesica. Aunque me golpees con piedras o me metas en un cubo de agua hirviendo, te quiero. Con locura.  Y tienes razón que nunca podrás quererme más de lo que yo a ti, pero eso no quiere decir que me resigne. No pelearé por ti si es lo que quieres, solo quiero decirte que siempre estaré ahí para ti. Como un amigo, consejero… lo que sea. Pero no me apartes de tu vida.
Llegaste a ser una persona muy importante dentro de mi vida y no me perdonaría jamás que desaparecieses sin más.
Te quiero. Sobre todas las cosas. Siempre.
Algo me aprieta el pecho, tanto que casi se me escapa el aire. Es por eso mismo que no quiero volver a verlo. Me orilla a cosas. Me hace sentir culpable cuando en verdad no lo estoy. No lo estoy. No lo estoy. No lo estoy. ¿Verdad?
Me hace sentir como la más canalla de las personas. Una basura. Me hace querer implorarle perdón. Gritarle a los cuatro vientos que lo amo. Me pide cosas que no podría darle. Aunque quisiera.

[***]

— ¿Y qué se siente ser una graduada, eh?— pregunto a Charlotte quien acomoda su cabello rosa y alisa su vestido sin mangas negro.
— Igual. Supongo— responde un tanto aburrida. Después frunce el ceño y de nuevo acomoda su cabello rosa —. ¿Crees que esto convine con el vestido?
— ¿Y si no qué? Vamos, se te ve bien. Y ya deja ese tonto cabello.
Charlotte bufa y se aleja del espejo acomodando su valija.
— ¿Cómo estuvo el viaje?— pregunto riendo —. Llegaste hace dos días y no te había preguntado. Qué curioso, ¿no?
— Normal. Ya me acostumbré a tomar muchos viajes por avión así que sí… normal— responde — ¿Y dónde será esa cosa del desfile?
— Empieza a las tres treinta en el centro de Londres no sé dónde. Pero en el centro. En fin, será raro ir con Zayn.
— Por lo que escuché, independiente de que los haya invitado Charlotte o no, One Direction estaba invitado.
— Que inevitable. Como sea— logro resoplar. Charlotte y yo salimos de mi habitación donde Zayn habla entretenidamente con Marilyn. Mi hermana acomoda sus aretes parecidos a dos topacios y me sonríe —. Dime de nuevo por qué no vendrás con nosotras.
Marilyn ríe y entrecierra los ojos.
— Es una importantísima entrevista de trabajo. Si no fuera por tu culpa, jamás te lo perdonaría.
— ¡Por Dios! Tienes dieciséis. ¿Qué tan importante tiene puede ser?
— Muy importante, pronto sabrás. En fin, mamá dijo que regresará como a las siete de la noche. Procura llegar más temprano que eso, ¿de acuerdo?
— Si… da igual. ´

— ¡Jesy, Jesy!— exclama una mujer con un labial rojo cereza. Trato de no fruncir el ceño y me acerco lentamente. Le sonrío y algunos flashes pegan contra mi rostro y cerca de ocho micrófonos invaden mi espacio personal — ¡Hola!, ¿Cómo estás?
Bien, no sabía que con tan solo pasar por una alfombra ya era parte de una familia exclusiva de personas famosas. No canto bien, no bailo, no camino derecho, no actúo bien…, en fin, tengo la gracia de una babosa a medio morir.
— Bien. Bueno, los zapatos me aprietan un poco… pero bien, supongo— contesto y río un poco. La mujer ríe enseñando sus aperlados dientes y la piensa un poco para hacer otra pregunta.
— ¿Y Liam?, no lo hemos visto todavía.
— Oh, ¿en serio? Me llamó y dijo que vendría un poco tarde. Debe ser por eso— miento. Bueno, acepto que sé mentir pero no se parece tanto a actuar.
— ¿Y qué tal te llevas con Charlotte?, ¿no te molesta que esté con tu hermano?
— Bueno…— empiezo y dirijo la mirada a Charlotte y Zayn quien también están dando una pequeña entrevista —. La verdad, Charlotte es una persona adorable. No perfecta, pero creo que es la indicada para Zayn. ¡Miralos! Me enferman de amor.
La mujer ríe nuevamente y le dedico una media sonrisa.
— Gracias Jesy, ha sido un placer conocerte.
— A ti.
Me alejo lentamente caminando y retomando mi rumbo. Caminar en una alfombra es mucho más difícil de lo que parece. Primero, tienes que estar sonriendo todo el tiempo, aun cuando se te meta algo el zapato o el sostén te quite el aire debes seguir sonriendo. Y se le agrega dar una caminata súper lenta para que todos los fotógrafos puedan sacar al menos una foto.
Saludo a un par de personas que me sonríen y sigo caminando.
Cuando finalmente llego al establecimiento todo es un caoz.
Un ruido que me zumba en los tímpanos, personas corriendo de aquí para allá, personas riendo y un sinfín de cosas más.
Suspiro buscando un lugar junto a Zayn y Charlotte quien habla con Louis, Harry y Sophia. Se me pasa fugazmente a Leighton por la mente.
Camino y corro al mismo tiempo y logro sentarme junto a ellos antes de que una señora de mediana edad me gane el lugar.
— Hola— susurro a Louis —. ¿Y Leighton?
Noto que se pone tenso y ladea un poco la cabeza. Pongo los ojos en blanco y carraspeo.
— Bueno— trato de empezar otro tema de conversación — ¿Y cuándo coño empieza esto?
— Creo que en quince minutos. Pero no me hagas mucho caso— contesta Louis encogiendo los hombros y retomando su postura, con una enorme sonrisa en el rostro.
— ¿Y Liam?, lo vi ayer y estaba muy raro. ¿Ahora que le hiciste?
Suelto una carcajada sarcástica. «Si lo supieras».
— No lo sé. Últimamente es muy sensible. Se le pasará, ya verás.
— Más te vale, Jesica Evanna Nelson.
— ¿Cómo sabes mi nombre completo?, Louis William Tomlinson.
— Tengo mis contactos.
— Shh, calla. Ya va a empezar. ¿Y Niall?
— ¡Mira!, ahí viene. Oh, y viene con Liam— dice y ríe un poco —. Por un momento pensé que no vendría.
El corazón me da un vuelco y abro mucho los ojos. Leí aquel mensaje alrededor de cien veces más. Y cada vez que lo leía le haya tantos significados que no venían al caso. Liam lo había explicado tan claro y yo solo quería hacerme sordo-muda y ciega.
Tomo un profundo suspiro y cierro los ojos. Las luces se hacen más tenues y un vapor sale del escenario. Un par de modelos salen con atuendos sicodélicos. Nunca me han gustado los desfiles de modas porque las modelos o los modelos usan ropas que uno nunca usaría en la vida real. Es decir, ¿blusas en formas de picos?, ¿pantalones transparentes?
Una melodía pegajosa sale de algún rincón del edificio y sin notarlo empiezo a mover mi pie.
¿Y Liam?
Giro la cabeza a todos lados y lo miro a dos asientos a mi derecha, platicando a susurros inaudibles con Niall. Pero tiene una sonrisa.
— ¿Cuándo saldrá Jackeline?— pregunto a Louis.
— Es un misterio misterioso.
— Wow, que inteligente eres Louis.
— Lo sé. En fin.

La siguientes dos horas y media gasto mi tiempo viendo modelos con cabelleras rubias que me recuerdan demasiado a Jackeline. Pero ni rastro de ella. Supongo que es como el “broche de oro” o algo así.
— Ya me aburrí— susurro a Louis.
— Finge que tomas video a las modelos. Y después has caras como si estuvieras muy interesada. Y después juega sudoku o Candy Crush.
Río por lo bajo y saco mi celular. Un mensaje.
Frunzo el ceño y decido leerlo. Y es de Liam.
“Hola”
“Hola”
Ladeo la cabeza hacia Liam quien sonríe observando el celular.
“Tengo hambre”
“Yo igual”
“¿Después quieres ir a comer algo?”
“Liam…”
“Ok… entiendo”
“Además, después de esto habrá algo como una fiesta. Solo espero que haya comida o algo.”
“Entonces hay que rezar”
“Jajaja”
“Jajaja”
“No me imites”
“No me imites”
“Te odio”
“Te quiero”
Mi estómago se encoge y de pronto ya no quiero comida si no un poco de aire fresco. Pero me retengo ya que no quiero llamar la atención. Me recargo en el respaldo de la silla y cierro los ojos.
— ¿Estás bien?—pregunta Louis.
— ¿Cuándo se acaba?
— ¿Estás consiente de que te perdiste a Jackeline?, ¿Tres veces?
— Diablos.
— Creo que ya está por terminar.
— ¿Sí?
— Sip.
— Uff, que bien. Ya quiero ver a Jackeline.
Puedo ver a Jackeline cinco minutos después, usando un vestido gris hasta las rodillas con encajes en el pecho y brazos. Usa una bufanda del mismo color y accesorios aperlados con botines de gamuza negros.
Y después todas las quince modelos y los tres diseñadores entran a escena; me veo obligada a ponerme de pie y a aplaudir como si mi vida dependiese de ello. Y al final, todo el mundo abandona el establecimiento.
— Ok, mi trasero está entumido hasta los cimientos— dice Charlotte a lo cual todos reímos.
Me estiro causando que mi espalda truene y dejo escapar un sonido de alivio.
— ¿Y Jackeline?— pregunta Zayn.
— No debe de tardar— responde Niall sonriendo de oreja a oreja. La verdad, no sé cómo está su situación pero debe ser buena.
Observo hacia el cielo que se está tiñendo de rosa y anaranjado apagado, algunas nubes revolotean moviéndose rápidamente de un lugar a otro y el viento empieza a soplar fuertemente. Lloverá.
Me maldigo por no haber traído un abrigo.
— ¿Les ha gustado?— pregunta Jackeline junto a Leighton.

[***]

Algunos artistas reconocidos tocan en el escenario y cada vez es más cansado aplaudir y quedarse despierto. Coloco mi cabeza en hombro de Leighton quien habla con Charlotte, Sophia y Jackeline.
— Y… no sé. Fue tan genial. Realmente no puedo describir ese sentimiento al pararte ahí y ser el centro de atención— dice Jackeline finalizando su “experiencia”. Doy un enorme bostezo.
— Bueno, Jesy, al menos podrías sonar como interesada— bromea Sophia y ríe.
— Agh… porquería. ¿Cuándo nos podemos ir?
— Si quieres ya… pero vamos. La noche aún es joven— dice Leighton sonriendo.
— Joven mi trasero. Ya me quiero ir. Nos vemos— digo y me levanto de la silla a tambaleos. Froto mi ojo derecho y a trato de caminar hasta la salida.
— ¡Jesica!— grita alguien detrás de mí en el estacionamiento. ¿Zayn? No, él no tiene la voz tan grave. Ninguna otra persona me llama Jesica más que… más que Liam. Paro en seco mientras doy otro bostezo.
— ¿Ya pensabas irte?, ¿Y a pie?— pregunta Liam alzando una ceja —. Déjame llevarte. No creo que tu casa esté tan lejos.
— Liam…— logro vacilar unas vocales más pero el frio me hace titiritar. Liam reacciona rápidamente y se quita su chaqueta y me la pone en los hombros. El calor de Liam cubre mis hombros y su perfume inunda mi nariz. ¿Qué sigue? ¿Echarme el brazo por el hombro “discretamente”?
— Gracias. Y… de acuerdo. Pued-des llevarme a casa.
Acompaño a Liam hasta su auto, prende el motor y el tibio aire acondicionado roza mis mejillas.

—Llegamos.
Asiento y le doy una sonrisa de lado.
— Gracias…
Sé que Liam espera que diga esas dos simples palabras. Me observa con un brillo diferente en sus ojos marrones y de repente, me sonrojo. Me obligo a apartar su mirada. Pasan unos escasos segundos donde no decimos una palabra y empieza a ser fastidioso. Así que lo digo:
— ¿Quieres pasar?
— Sí, claro.
Salimos del auto, caminamos hasta la entrada, coloco la llave en el picaporte y la puerta se abre. Caigo cual roca en el sofá e intento tener los ojos abiertos.
— De verdad tienes sueño, ¿eh?— pregunta la suave voz de Liam. Abro un ojo y sonrío.
— Y más que sueño, hambre. Podría comerme hasta un zapato. Estúpida fiesta. No vi ni un solo bocadillo.
— Tuve que hacer contrabando de comida con Niall.
— ¿Por qué no me dijeron? Tenía tantas ganas de comer pizza o algo con salsa de tomate.
— Comimos alitas de pollo con salsa extra picante.
Río sin ganas y vuelvo a cerrar los ojos. Escucho a Liam caminar por la habitación y después para. Segundos después, Liam acaricia una de mis mejillas.
Su tacto es tan gentil y amable.
— No estás haciendo esto exactamente cómodo—digo y río. Abro los ojos y veo a Liam realmente cerca. Casi puedo sentir su respiración chocando contra mi nariz.
— Ese es el punto— susurra besando mi nariz. Después sigue hasta mi boca y sus labios están fríos.
— Y dime… ¿lo haremos en el sofá? Ni si quiera sé si mi hermana está aquí— digo cuando Liam deja de besarme.
— Si es lo que quieres…
— Te odio— murmuro entre risas.
— Te quiero.
— ¿Por qué lo sigues diciendo?
— Porque es verdad. Y lo seguiré diciendo hasta que me muera o pidas que pare.
— Para.
— No lo dices en serio.
— Tengo hambre.
— Jesica…
— Como sea. Ahorita da igual.
— Entonces cumplamos tu primera fantasía sexual y hagámoslo en el sofá.
— ¿Qué? No tengo fantasías sexuales.
— Está bien, está bien. Como digas.

Liam aprieta sus labios contra los míos. Me entrega todo el calor que le queda y nos separamos cuando nos quedamos sin aire.
Me empuja suavemente hacia la cama y el cae sobre mí. Empieza a desabrochar su camisa botón a botón y después los pantalones.
— ¡Finalmente! En las películas pornográficas la mujer casi siempre se desnuda primero…
— ¡Morbosa!
— ¡Calla!
Liam quita lentamente el vestido negro y lo arroja con exceso de fuerza hacia otra parte de la habitación.
— Aún tengo hambre— digo. Veo a Liam sonreír. Las gotas de lluvia golpetean mi ventana. Siento el miembro de Liam tocar mi entrepierna y reprimo un gemido. Sacudo levemente la cabeza y busco desesperadamente los labios de Liam.
Quita mi sostén y siento sus manos tocarlos con delicadeza. Me muerdo la lengua y después dirige sus manos debajo de los cobertores. Ahora nuestros cuerpos están completamente desnudos.
El casi inexistente espacio entre nosotros se hace inexistente.
— Espera— corto de repente ese momento de profunda intimidad —. ¿Condones?
Liam suelta un bufido y busca sus pantalones.
— Espera otra vez, ¿sabías que haríamos esto?
— No. Eran por si acaso — contesta y ríe un poco —. Nunca pierdo esperanzas.
Entrecierro los ojos y frunzo el ceño.
— Te creo. Por hoy.
Liam vuelve a su antigua posición y después usa las palmas para recorrer todo mi cuerpo y se detienen justo en mi trasero. Le dedico una mirada furiosa pero él simplemente sonríe.
Liam se esconde en mi cuello y empieza a succionar con fuerza pequeños espacios. Suelto un gemido y abro los ojos como un par de platos. Llevo mi mano hacia su cabello y empiezo a acariciarlo sutilmente.
Después se incorpora y me penetra en mis ojos. Sus ojos; una cosa que nunca me gustó hablar con nadie. Porque sentía que solo me pertenecían a mí.
— ¿Lista?
Asiento cerrando los ojos con fuerza. Siento su miembro dentro de mí y esta vez no me reprimo. Grito como si un demonio me poseyera. Y grito sin detenerme.
— Tus gestos son graciosos.
— Los tuyos también— respondo.
Enredo mi pierna izquierda en la suya y me tomo el atrevimiento de besarlo con fuerza. Siento su miembro introducirse de nuevo en mí.
— Cierra los ojos— susurra con voz áspera. Le hago caso y segundos después siento el calor de su rostro desaparecer y bajar hasta mi vientre.
Sus besos en aquella sección de mi cuerpo eran sumamente diferentes. Y no quiero que parara. Después desciende un poco más hasta llegar a mi feminidad.
Sus besos son más apasionados y lentos y poco a poco me hacen perder la cordura.
Liam vuelve a buscar mi boca y bebo de aquel beso como si fuera el último…

[***]

Despierto entre los brazos de Liam. Froto uno de mis ojos para poder ver con claridad. Aún sigue lloviendo y por el tono del cielo debe ser ya muy entrada la mañana.
Observo el adormilado rostro de Liam y sonrío, pero después algo terrible me viene a la mente. Algo que sé que nunca me perdonará. Pero es lo mejor. Sé y aseguro que es lo mejor.
Le doy un beso en la mejilla y después rozo sus labios.
Salgo de la cama, me coloco unos pantalones holgados y una camiseta cualquiera y camino hasta la cocina con el alma pendiendo de un hilo.
Preparo algo de café y enciendo el portátil.
Sí, ahí sigue el correo. No lo he soñado.
— ¡Jesy!— exclama Marilyn entrando por la puerta principal haciendo un gran barullo. Lleva unas bolsas plásticas y una botella de agua en las manos.
— ¿Y mamá?, ¿dónde estabas?— pregunto frunciendo el ceño recordando rápidamente lo de ayer. Y después la duda me acorrala.
— ¿Ayer? No pude regresar a casa; me quedé en un hotel en Walthamstow. ¿No te conté? Mamá se fue sin avisar a un “Fin de semana romántico” con James. ¿Te imaginas?, ¡Qué asco!— dice y ríe un poco —. Oh, y compré un poco de comestibles y mis galletas favoritas de paso. ¿Tienes hambre?
— Eh… algo.
— ¿Jesica?— escucho la ronca voz de Liam salir de mi puerta. Rasco mi nuca y abro los ojos como platos al notar que Liam solo está en ropa interior — ¡Dios mío!— exclama al ver a Marilyn. Suelto una carcajada al ver la expresión de Marilyn y taparse los ojos al instante.
— ¡Jesy!— grita furiosa y se acerca a mí — ¿Ya se fue?
— Si, si— digo y el hago una seña a Liam para que regrese a la habitación.
— ¿Qué hacía aquí?— pregunto —. No me digas que… ¡Jesy!

— Liam…— inicio tomando una enorme bocanada de aire —. Tengo que irme.
— ¿A dónde?, te llevo.
— No. A un lugar lejos de aquí.
— No debe de ser tan lejos. Dime a dónde.
— No puedo decirte.
— No puede ser tan malo.
— Si lo es.
— Me estás asustando.
— Deberías.
— ¡Ya dime!
— ¡No puedo!
— ¿¡Por qué no!?
— Jamás me lo perdonarías. Soy tan mala persona, Liam.
— Dime a dónde. La verdad.
— Alemania.
— ¿¡Alemania!?... ¡Por qué!
— ¿Recuerdas cuando pasaba horas buscando una universidad? Empecé a… extender mis horizontes. Le hablé a mi padre sobre universidades en el extranjero y juntos encontramos ésta. Le rogué un billón de veces que me dejara ir a esa. Finalmente aceptó. Liam, hoy en la mañana recibí mi aceptación. No pensaba decírtelo pero ahora… me es imposible no hacerlo.
— ¿Por qué tienes que mentirme, Jesica? Solo dime que no me quieres volver en la vida. Así es menos horrible.
— Jamás podría mentirte— bueno, si podría… pero no sería justo para ti.
— ¿Te irás?
— Sí. Y si antes era un poco difícil vernos todos los días, ahora será imposible. Tú estarás viajando de un rincón del mundo a otro y no pienso que sea sano. Y yo… yo no podría viajar hasta donde tú te encuentres. No creo que… esto funcione más, Liam.
Era irónico decir aquello.
— Pero…
— No, Liam. Esto está… irremediablemente roto. No tiene solución. Y no trates de buscar una. Mejor… lo mejor es que te vayas.
— ¿Me echarás de tu vida?
— Sabes que no lo estoy haciendo. Solo estaré apartada de ti un tiempo. Eso es todo.
Bajé la mirada observando mis muslos y cerré los ojos con fuerza cuando él abandonó la habitación. Él ya se había ido. Finalmente había cortado aquel grueso cordón que me unía a Liam. Y tal vez para siempre.

[***]

Observo a todos los presentes: Zayn de la mano con Charlotte que tiene una sonrisa triste en el rostro. A mi madre y mi padre biológicos, mi madre con James y mi padre con Tricia y las niñas. A Jackeline, Sophia y Leighton con los ojos hinchados.
Me acerco a ellas y les dedico una mirada llena de ternura. Sin pensarlo dos veces las abrazo con tanta fuerza que siento que los brazos se me rompen en dos.
— Las bautizo de ahora en adelante como mis hermanas, ¿saben?— murmuro a las cuatro y después me alejo. Después abrazo a mi madre, a mi padre y me despido de Tricia y James. Frunzo el ceño al mirar a Zayn quien sonríe socarrón.
— Recuerdo el principio del verano. Para mi eras la persona más repugnante del mundo.
— ¿Y ya o lo soy?— pregunta él alzando una ceja.
— ¿Qué va? Ahora sé que eres peor— digo y abrazo su torso —. Pero después de todo, te extrañaré bastardo.
— Yo igual, hueca.
Me alejo hasta donde están mis valijas.
“Vuelo 5O9 hacia Berlín, Alemania. Hora de salida, once treinta y nueve”.
Observo mi reloj de mano. Once treinta. Nueve minutos me quedan en Londres. Nueve minutos le quedan a mi esperanza de que Liam llegue. Pero está casi inconsciente y está muriendo lentamente.
— En todo este tiempo que te conozco, nunca me has dicho te quiero— dijo la voz de Liam abrazándome por la espalda. ¿Estoy delirando, cierto? Sí, si lo estoy. De hecho, estoy caminando hacia el avión ahora mismo —. Pero me lo has demostrado. Y una acción vale más que mil palabras.
Sus brazos se enrollan en mis hombros y en sus manos puedo ver una rosa blanca con una etiqueta.
— Será imposible librarte de mí, Jesica Evanna Nelson. Y antes de que te vallas, te juro amor eterno— dice, giro sobre mis talones y con los ojos cristalizados me abalanzo sobre él, me coloco de puntas y le doy un beso en los labios —. No leas lo que dice en esa etiqueta hasta que pises suelo Alemán.
¿Qué decía aquella etiqueta?
Te amo, Jesica.

Ay, no me jodan. Son doce paginas. que alguien me supere ah? XD. I cant. :C
No puedo creer que ya terminamos una primero temporada ;__; yo apenas si puedo terminer un fanfic. como sea. XD
lAS QUIRO MUXXXXXOOOOOOOOOO A USTEDES FOUR. bc ustedes la rulean y me encanta escribir en esto y con ustedes. /o/
lov iu al
 
matenme por darle un final muy esperado XD

Como siempre en este fic, me voy por las cursiladas y no se me ocurrió algo mas "romántico" que quedara de esa forma. En fin, no tengo mucho que decir acerca de ustedes... Ohm... A sido los mejores meses de mi vida, los mejores momentos con ustedes. En serio muchas gracias por todo el apoyo, ya saben que aquí cuentan con una amiga más. Gracias a Maggie que sin ella no estuviera aquí... Ohm... Espero la segunda temporada, por supuesto, ansiosa de todo. Louton sera mi primer ship y uno de los mejores, por supuesto. Ellos, a pesar de que nunca me lo imagine, cambiaron mi forma de ver las cosas, y pues, gracias a todo lo que escribe de ello soy como soy. Nuevamente gracias, las quiero mucho y espero a connú  

PD: Sobre la boda lo daré a conocer en la 2da temporada, en algún recuerdo de Leighton.