popular ruining.

Mily askjdasd yo amar todo lo que escribes, mujer. Sabes que lo digo enserio ;-; no sé aksjdjklasdjlkas además el personaje de Bunny me encanta y más porque sabe tratar a Kyle, a pesar de que sea una tonta a la hora de ver lo que siente por Sam (?) akjdslaskd esperemos que recapacite y que le dé una oportunidad al muchacho... me estoy desviando del tema XD adsjalskd me dio mucha risa cuando llegó Louis a la casa y estaba tan apestoso como un zorrillo y lo mandaron a bañarse XD Ay, Dios klasjdkjldsa Y DESPUÉS LLEGÓ ZAYN! ¡Y SE QUEDARON DORMIDOS JUNTOS! lasdjlkasd creo que me leí esa parte como un trillón de veces e,é kadhkjas es que lo amé akjsdklas fue perfecto y más el final porque el periódico saldrá y ellos sufrirán MUAJAJAJAJA (?) que malotah (??) XD kajdshaks ay, enserio lo amé, siamesa <3 kajsdklas de veritas <33 ahora haré presión para que Gene suba (?)
cuídense<3

Pocas veces me paraba a pensar en la razón de mis espontáneas acciones. Nunca me había gustado ver los pros y los contras de los planes que hacía, sólo realizarlos y observar con alegría cómo cada uno de ellos afectaba a mi tan irritante hermanastro, Zayn Malik. Eran pocas las veces en las que mi afecto hacia él salía a flote, al contrario de las veces en las que le demostraba mi odio puro… Pero se lo merecía, y prefería no comentar todo el daño que él había provocado en mí, porque no quería que la gente me tuviera lástima, o al menos no tanta como la que ya me tenían. Mi manera de ser, de vestir, mis acciones, mi cuerpo, mi forma de vivir, mis creencias; todo se había visto arruinado y desechado cuando él apareció en mi vida, gracias a que mi madre no quería una hija, sino un hijo, y ya estaba lo bastante mayorcita como para poder reivindicarse y tener a su tan ansiado varón. ¡Qué lástima!, porque yo no consideraba desaparecer del lugar que me pertenecía sólo para que el niñito llegara y estropeara todo lo que me costó tanto construir, y no pensaba disipar la batalla sin antes haber peleado, para así demostrar que los juicios equívocos hacia mi persona merecían ser eliminados de las cabeza de todos. Quise morirme más de una vez, sufrí en soledad por su culpa, hasta que supe que no era la única afectada por la inepta actitud de su hermanastro, porque había un cuarteto de chicas con la misma sed de venganza, y eso me animó, y eso logró que en ese instante tuviera amigas.  Y eso ayudó a que en ese momento siguiera viva, y estuviera sentada en mi escritorio, con la computadora lista para escribir la tan famosa columna que arruinaría la popularidad de ellos.


—Eso es lo que estoy intentando mencionarte hace media hora; Kyle ha comenzado a redactar la primera columna que estará en el diario, por lo cual, tendrán que venir a mi casa para que comencemos a desenterrar secretos de esos renacuajos a los que llamamos hermanastros— reclamé a la ojiverde, a través del teléfono, al darme cuenta de que no había escuchado ni siquiera una de las palabras que había mencionado anteriormente.

—No podemos ir a tu casa, Georgia, ¿qué pasa si el grupito de imbéciles nos escuchan?

Bufé, esta chica era lo bastante testaruda como para ver cada detalle mínimo de un plan y corregirlo, razón por la cual era mi mano derecha, todo lo que yo pasaba por alto ella lo revisaba. Tan simple como decir que nos complementábamos; todas lo hacíamos.

—No pasará, Brian me llamó, diciéndome que los animales se juntarán en casa del rubio. Razón por la cual Sophia escapó antes de que ellos llegaran y está a mi lado, ven rápido— murmuré antes de cortar la comunicación mientras la mirada de Sophia me seguía, expectante. Le sonreí, y ella me devolvió la sonrisa.

Dejé el teléfono retro encima del escritorio de mi habitación apenas corté y me giré con la misma rapidez para seguir hablando amenamente con Sophia, quien había llegado unos diez minutos antes de que Bunny llamara.

—Tranquila. Todo está bien— le dije

—Lo sé— respondió.

—Las chicas ya vienen— le comenté sonriéndole ampliamente.

Me senté a un lado de ella, en el borde de la cama,  mientras esperábamos la llegada del trío de chicas que faltaba. Comenzaríamos con la columna apenas todas estuvieran presentes; no había ya tiempo para que los chicos que nos hicieron la vida imposible se arrepintiesen; tuvieron muchos años para hacerlo y no quisieron… allá ellos, les toca beber de su propia medicina.

No duramos cinco minutos sentadas en la comodidad de la cama cuando las chicas llegaron a mi casa, y la verdad es que ver la alegría maníaca en las sonrisas que nos dedicábamos me dio una extraña paz. Una paz que hizo que me dieran ganas de vomitar.

Kyle tomó su puesto en mi escritorio, encendió su laptop y comenzó con su labor. Esto no nos demoraría más de una hora. Como la creación de una bomba… una que estallaría y no dejaría en pie a ninguno de nuestros hermanastros.


—¡Eh, Georgia! ¿algo vergonzoso, pero no tan grave, que recuerdes de Zayn?— indagó la rubia con la sombra de una sonrisa pasando fugaz por su rostro

—¿No tan grave? ¿Por qué no peleamos con todo lo que tenemos?— preguntó Brian, confundida.

—Porque si nos vamos muy rápido la columna no llegaría ni siquiera a la semana, además, queremos captar la atención del “público” primero. Queremos que el dolor sea duradero en ellos, bunny— respondí—. Creo recordar una vez que lo vi llorar, cuando tenía trece años.

—Tenía una cita— comencé—. Había estado meses rogándole a una chica para que saliera con él, hasta que la muchacha se aburrió de las súplicas y aceptó. Luego, cuando fue el día de la cita, terminando de cenar ya, a Zayn se le apareció un moco en el espacio que divide la nariz de la boca. La chica le hizo señas una cantidad vasta de tiempo y él no se daba cuenta, cuando se lamió el sector (pensando que tenía restos de comida) se llevó también la mucosidad a la boca, y la chica salió arrancando mientras gritaba «¡Qué asco!»— conté esmerándome en no cortar el relato con mis ganas de reír.


Estallamos en carcajadas, y yo más aún cuando me imaginé la vergüenza que sería para él leer algo como eso en un diario escolar, donde lo sabrían desde el director hasta el señor que hacía el aseo cada día. Y aunque era algo bastante leve, causaría una gran conmoción entre los lectores; y los cotillas que no tardarían en enterarse. Esto sería fantástico, poco a poco, comenzaríamos a desenterrar los secretos, desde el más leve hasta el más profundo, de su tan “inspiradora” vida y su popularidad no tardaría en caer en picado.

—Yo recuerdo haber visto fotos de Niall bailando ballet, con un tutú rosa y más esponjoso que los cojines de su habitación. Me reí por horas— habló Kyle, con su voz parcialmente ahogada entre las risas. Ésto era épico, y nadie podría negarlo, porque al fin nos estábamos vengando. No podíamos parar de reír, y cuando no podíamos siquiera respirar, en el momento exacto en que casi morimos ahogadas con nuestros propios jolgorios grotescos, escuchamos un ruido en el piso de abajo, el cual se encontraba desocupado debido a que mi madre tuvo que ir a trabajar.

De un momento a otro escuchamos una serie de ruidos, y Bunny nos hizo callar, así que le hicimos caso, comenzamos a oír sus estruendosos pasos y nos dimos cuenta de que eran ellos, quienes se suponía que no vendrían a casa. Ellos estaban ahí. Ya no estábamos solas.


—¿Alcanzaste a escribir todo?— cuestioné a Kyle cuando llegamos a su casa.

—Sí. Aunque aún siguen faltando cosas sobre Louis, Niall y Harry.

Me sonrojé cuando mencionó el nombre de Louis, y me amonesté mentalmente por lo ridículo que había sonado eso. Me dije a mi misma que era sólo un efecto colateral de querer asesinarlo.

—Una pregunta, ¿por qué no los matamos y ya?— curioseó Sophia con aire inocente.

Me la quedé mirando unos buenos instantes con la boca abierta, y luego, con toda la calma del mundo respondí:

—Para una persona que no es capaz de perdonar, vivir es peor castigo que la muerte.

Esa no era una frase mía, porque la mayoría de las cosas que decía eran estupideces, mas bien, esa era una frase de una película muy linda llamada “Karate kid III” y citarla me hizo sentir más culta.

— A veces me pregunto qué cereales comes para desayunar, Georgia.

—Yo también, luego veo la caja y me doy cuenta de cuáles son, querida.

—Sólo cállense, intento conectar las estupideces que dicen— reclamó Sophia, irritada.

Nos reímos más. La pantalla de mi teléfono color blanco se encendió y deslicé mi dedo en ella, viendo que mi madre llamaba. Contesté y tuve que dar una explicación de mi ausencia en casa; mi madre me dijo que me necesitaba. Me despedí de las chicas con un beso en la mejilla y me fui, a pie, cosa que no importaba demasiado ya que llevaba mis audifonos puestos y eso acortaría el viaje.

Cuatro calles más allá de la casa de Sophia vi pasar un automóvil azul que estaba bastante descuidado. Lo observé descender la velocidad y confiada en eso, mientras pensaba en llegar pronto a casa, crucé la calle sin darme cuenta de que el conductor del vehículo hizo caso omiso de mi presencia y siguió adelante.

Esa tarde no llegué a casa, y lo único que recuerdo fue el impacto del vehículo contra mi cuerpo, mientras dejaba escapar un grito ahogado que se apagaba a medida que mis ojos dejaban de pestañear.