Seventeen. |Zayn y Rony|

Capitulo cinco. Evitando al autor.

Durante el siguiente par de días evite a toda costa la casa de enfrente. Todavía echaba un vistazo ocasional por la ventana para ver un par de segundos como él hacia sus entrenamientos en el garaje, pero mis días de espionaje habían terminado. Pero la noche del viernes, Lila Sykes fue asesinada y fue ahí cuando comencé a preocuparme.
Mi padre y yo estábamos esperando el resumen de los deportes cuando la imagen de Lila Sykes salió en pantalla. Trate de ahogar el grito que salió de mi boca, pero no porque fuera triste ni lamentable, si no, que Lila Sykes podría ser mi gemela. Alta, de cabello dorado, piel tostada y ojos verdes, además de que era delgada y de piernas interminables.
Yo era; delgada, alta, de cabello y piel dorada con ojos verdes al igual que ella. Y extrañamente la otra chica asesinada hace una un par de días era de la misma contextura que yo y Lila. Y sabia que no era la única en notar la coincidencia, porque papa apago el televisor, beso la cima de mi cabeza y me dijo lo mucho que me quería.
Esa misma noche soñé con Zayn. Yo estaba en su garaje y estaba amarrada de la misma forma que el maniquí colgaba de su casa la otra vez. El se acerco a mí con paso cauteloso y susurro contra mis labios mi nombre como una reverencia.
—Rony…
Luego el comenzó a lanzarme cuchillos. Lo único que pude hacer era cerrar los ojos y aguantar el dolor. Pero el dolor nunca vino, los cuchillos habían caído justo al contorno de mi ropa afirmándome a la pared. El se comenzó acercar, admirándome como si fuera su objetivo de homicidio. Tomo su barbilla y me examino.
—Rony—susurro en la curva de mi cuello como una suplica desesperada. —. Relájate.
Entonces, el tiro el cuchillo al suelo y me beso. Con furia, con rabia, con pasión e intensa agonía me besaba. Sus labios se movían fuertemente sobre los míos haciendo que me derritiera entre los cuchillos y su cuerpo, para luego caer al piso en un charco. Pero alguien interrumpió mi fantasía, el golpe de alguien tocando fuertemente la puerta del garaje me interrumpió. Y no fue que desperté hasta que mi mama me sacudía en la cama y abría los ojos con desesperación.
—Tranquila, solo fue un sueño—masculle con la voz atragantada.
Ella asintió y desapareció por la misma puerta que entro.
Aun aturdida por el abrumador sueño, me levante de un golpe de la cama y me rasque la nuca mientras miraba la maldita ventana de enfrente de mi casa.
—Hoy es sábado, así que es hora de jugar un poco—musite para mí misma mientras me alejaba de la ventana y entraba al baño a darme una ducha.
Horas más tarde, a eso de las cuatro de la tarde, cuando el sol ya se estaba yendo y yo caía al suelo como un saco de papas, Holcomb me ayudo a levantarme del suelo. La hemorragia nasal palpitaba con tanta intensidad que sentía que mis ojos se inyectaban de sangre. Nick me había dado un codazo injustamente por haberle encestado más de tres veces consecutivas y porque me debía el golpe de una jugada pasada. Obviamente yo le devolví el golpe y siete veces más fuerte que el garrotazo anterior.
Su rostro destrozado y manchado de sangre era una satisfacción plena del juego sucio de basquetbol callejero, pero cuando entre a casa y cerraba la puerta con tanta fuerza, mi madre grito: — ¡Rony Baker! ¿Dónde rayos estabas?
Oí más voces mientras subía las escaleras y entraba por el pasillo al baño. Eran voces ajenas a nuestra casa, Kaya tenía un tono de voz más agudo que el promedio y la voz grave de mi padre casi nunca la escuchaba a no ser que fuera algo de suma importancia. Había dos voces más, que ignore por el hecho de que me sangraba la nariz.
— ¿Qué te sucedió? —oí la voz de mi mama a mis espaldas. Con la cabeza en el lavamanos del baño y limpiando la nariz, gemí cuando la sangre aun no paraba.
—Solo me di un codazo contra un chico en el juego, nada de qué preocuparse ¿Puede alguien acercarme una maldita toalla?
De repente conseguí lo que había pedido y mucho mas. Una mano se deslizo por mi cintura y la otra me tendía la toalla sobre el rostro mientras el cuerpo me apoyaba contra su hombro y yo quedaba boca arriba sobre este.
—Hay maneras más fáciles de llamar mi atención que hacerte sangrar, Rony—la voz aterciopelada de Zayn choco contra mí oído mientras me tenía aprisionada contra su cuerpo.
— ¿Cuál es el problema contigo? —gemí tratando de zafarme.
El se alejo un poco, pero no tanto como para que mi rostro siguiera en contacto con su cuerpo. Me miro con esa mirada penetrante e intensa que solo él sabia usar con maestría y luego se encogió de hombros. —Solo quería ayudar.
Tome la toalla de sus manos con rabia y di dos pasos atrás seguros.
— ¿Qué haces aquí?
La voz de Kaya interrumpió mi interrogatorio con un grito que hizo que Zayn se estremeciera.
— ¿Qué es esa manera de tratar a los invitados? —chillo en el umbral del baño.
— ¿Qué hace el aquí? —pregunte con mi mejor tono despectivo, aunque Zayn no parecía afectado, pude ver como endurecía sus facciones y se tensaba.
Me alegre cuando Kaya entrelazo el brazo de Zayn con el de ella y se acerco a su oído. — ¿Vamos a la cena?
El asintió sin mirarla directamente y me echo un último vistazo antes de desaparecer por el pasillo.
Entre a la seguridad de mi habitación con un tapón en el orificio de mi nariz. La trompa dejo de palpitar y me limite a colocarme una sudadera y baje las escaleras, no antes de cerrar muy bien mi habitación con llave. El olor a comida inundo mi orificio nasal desocupado y sobe mi panza.
—Algo huele jodidamente bien—comente entrando al salón. Aunque después me arrepentí, la familia de Zayn estaba ahí y el también.
— ¡Rony Baker! ¿Qué clase de modales son esos?
Sin preocuparme de soltar un “lo siento” camine hasta el asiento más cercano. Limitándome a saludar no tan cordialmente agitando la mano y tratando de sonreír, fulmine con la mirada a mi familia.
La cena transcurría lenta y aburrida hasta que sonó el teléfono de la casa. Kaya se levanto de la silla, pero mama la retuvo antes de que saliera disparada a contestar.
—No, estamos cenando y tenemos visitas.
Por un momento recordé que estaba rodeada de los hermanos de Zayn y que su madre estaba justo en frente mío. Gemí interiormente cuando comenzaron las discusiones entre mi hermana y mama.
— ¡Pero mama! —comenzó a chillar. — ¡Rachel me dijo que me iba a llamar para decirme algo de suma importancia!
—Eso no importa, de seguro a Zayn le importaría que te sentaras a comer con ellos.
Todos miramos a Zayn.
—A mi no me molesta—pronuncio sonriendo de lado. Resople cuando mi madre cedió y Kaya salía corriendo a contestar el teléfono.
Aunque antes de darle un bocado a mi filete, la voz estridente de Kaya llamo mi nombre en un grito desde la cocina.
— ¡Rony, es para ti! —ella no pudo ocultar el tono molesto en su voz, aunque había un deje de decepción, no pude contener la carcajada.
— ¡No, Rony! Tenemos visitas, chicas. —demando mama inmediatamente. De seguro eran mis amigos que estaban invitándome a un partido. Mire a Zayn con ojos suplicantes para que dijera a mi madre que podía ir.
En cambio, el miro hacia mí con una sonrisa aun mas burlona. —Si, Rony. Tienes visitas.
Aguante las ganas de lanzarle el filete por la cabeza. El hacia esto para fastidiarme, porque estaba plenamente segura que todo ese papelito del chico enamorado de hace tres días era una mentira.
“Me gustas mucho, Rony Baker”
¡Ja! Claro iba a estar enamorado de mí, porque de seguro se había puesto de acuerdo con todo el  mundo para que yo saliera elegida y ser el hazme reír de todos, tomando en cuenta el hecho de que estaba compitiendo con la reina de las reinas.
Miss Universo no tendría problemas en ganarme. Britney era tonta en cuanto a inteligencia cognitiva se trataba, pero debíamos tomar en cuenta que era tan astuta como una zorra. Una zorra malcriada y rosada.
— ¿Pero como Kaya? ¡La dejaste contestar y a mí no!
Me sentía vulnerable que la familia de Zayn estuviera invadiendo mi espacio personal, mi zona de confort y mi soledad tranquila. Ellos estaban ahí observando mi berrinche, podía escuchar la risa de Zayn bajo su mano. Estaba aguantando las ganas de lanzar una carcajada y mofarse de mí.
Papa miro a mama resignado y suplico con los ojos. —Déjala, a ella nunca la llaman.
Bueno, sí, me llamaban, pero no tan seguido como a Kaya. Pero aun así mi padre pudo haber omitido ese comentario viendo que estábamos rodeados de gente ajena a nuestro hogar.
Zayn, por ejemplo, a quien se le había desvanecido la sonrisa de un momento a otro. Obviando el hecho de que estaba completamente consciente de que él estaba tramando algo en mi contra, me levante de la mesa sin despegar mi mirada desafiante de sus ojos miel. Sí, eso funcionaria. La intimidación era algo que se me daba muy bien, porque suelo ser muy perra con la gente que me fastidia.
Corrí hasta el teléfono y se lo arrebate a Kaya de la mano.
— ¿Aló?
— ¡¿Baker?! ¡¿Qué tal, hermano?!—grito uno de los chicos por el alto parlante. Aleje el teléfono un poco, pero pude escuchar mejor.
— ¡Hola, chicos! Tanto tiempo sin hablarnos.
Baje un poco el volumen de mi voz para que los demás no escucharan la conversación. Asomándome por el umbral de la puerta pude apreciar como Kaya era obligada a comer sus vegetales delante de Zayn.
Los chicos me habían invitado a un juego de basquetbol en la mañana. Seguramente era la revancha que tendríamos contra los de Southpointe. Pero había un pequeño inconveniente, mañana tenía que ir con Kaya a comprar su auto. Mi papa nunca le deja ir sola, quizás porque después de ir a comprar iría a una de esas fiestas. Y por seguridad mi padre no la dejaría.
Últimamente los asesinatos lo tienen paranoico. Aunque no es el único.
Cuando corte la llamada me dirigí a la mesa. Mis padres hablaban con la mama de Zayn. Kaya intentaba coquetear con él, pero parecía sumido en sus pensamientos.
Trate de encontrar el momento adecuado para hacer mi entrada triunfal y pedir permiso.
— ¿Papa?
— ¿Mhm? —la conversación paro y todos me quedaron mirando.
— ¿Puedo ir mañana temprano a jugar con los chicos?
— ¿Qué chicos? —la confusión en su voz me sorprendió, yo siempre le pedía permiso para ir a jugar con mis amigos.
—Los chicos…Mis amigos, con ellos juego basquetbol, papa.
La duda paso por sus ojos, pero luego ablando las facciones. Finalmente asintió y me dejo retirarme de la mesa antes de tiempo.
Aunque, aun dentro de la comodidad de mi habitación, no pude estar tranquilla, ya que Sir me-gusta-molestarte tocaba la puerta con mucha desesperación. Cuando no abrí, el solo entro y me dirigió una mirada extraña.
—Pensé que te habías desmayado o algo—refunfuño Zayn. Lo mire condescendiente desde mi sillón, mientras ponía pausa al juego de play.
—No quería que entraras—le informe en una mueca. Su sonrisa se amplio, pero la felicidad no llego a sus ojos.
— ¿Por qué no, Rony? ¿Qué hay de malo en mí?
¿Qué hay de malo en Zayn? Creo que si obviamos el hecho de que es un psicópata y aprendiz de acosador, sería perfecto.
—Absolutamente nada.
— ¿Nada? —su pregunto retorica quedo de lado cuando poco a poco se fue acercando a mí. Se sentó a mi lado y pasó su brazo por mi cintura atrayéndome hacia él.
—Nada—respondí mirándolo a los ojos.
El sonrió.
— ¿Entonces no tienes ningún problema si hago esto? —pregunto cuándo se fue acercando a mi cuello y lo beso.
Quede congelada, nuevamente. Por tercera vez desde que conocí a Zayn. No reaccione, no hice nada, solo me quede ahí, observando como el invadía mi espacio personal. Sus labios eran suaves mientras besaba la curva de mi cuello. ¿Cómo le podría decir que no quería esto? Me sentía sucia, repugnante, la sensación era horrible. Yo no quería esto, no quería mi primer encuentro con un hombre de esta forma. Zayn no entendía que aun no me llegaba la idea de tener algo más que amigos a los hombres.
El no le importo si yo me quede estática en mi puesto. Siguió besando suave y lento, mientras iba subiendo por la curva, hasta llegar a la barbilla. Abrí los labios para botar un suspiro entrecortado. Observe sus ojos mientras sus pupilas se dilataban. Tomo mis mejillas entre sus manos y me acerco a su cara.
—Si no estás segura, no te besare—me dijo cuando vio mi rostro de terror. Al ver que no respondí, prosiguió. — ¿Qué sucede contigo? Siempre estas evitándome, nunca me diriges la mirada directamente y menos hablas conmigo.
—Para eso tienes a Kaya—respondí rápidamente. Sorprendida por haber encontrado mi voz, me aleje lo más que pude y me apegue a la pared.
—Nah, ella no me sirve. Ella sabe que es bonita. En cambio, tu no.
Quede sorprendida por sus palabras, quizás las más bonitas que me había dicho, pero aun así estaba aterrada.
—Fuera de mi habitación—le ordene en un susurro. Cuando pude estabilizarme y enderezarme. Me erguí bien alto y desde lo alto de mi orgullo le grite: — ¡Fuera de mi habitación!
El no se inmuto ante mi orden. Su rostro solo se volvió serio. Se levanto de su asiento, el era más alto que yo por una cabeza. ¿Cómo podría competir contra el si no era tan fuerte?
— ¿Por qué siempre nuestras conversaciones terminan en que tú me eches de tu habitación?
—Si tú no fueras tan…tú. Yo…yo sería más simpática contigo.
Mentira podrida.
—Espero que así sea, porque no me hare cargo de mis actos si tú te mantienes muy alejada de mi.
Y luego solo cerró la puerta tras de sí. Se había ido dejándome con una respuesta en la punta de la lengua.