Castaway

- Pronto anochecerá- habla Kenneth con un tono de irritación-. ¿Dónde rayos se metieron Sarah y Logan?- se quejaba una y otra vez recorriendo la sala con una notable irritación
- Ya llegarán- habla Marie cansada de los quejidos de Kenneth
- Aparte, yo daría lo que fuera por estar con ellos, es divertido salir y hacer lo que quieras por las calles y sentirte libre y…
- Ya entendimos tu punto- Beth logro interrumpir a Scarlet dejando la hiperactividad en su sistema
- Debieron de haber llegado hace media hora.- Kenn se mueve de un lado a otro
- Hey, dijeron que irían al mercado y a buscar cosas para hacer los trueques, debes de tenerles un poco de fe- habla Eli, intentando calmar a Kenn
- Pero pronto bajaran los soldados de la ORS- Marie voltea a la ventana rezando por que sus amigos pronto volvieran
- Si es que no llegaron ya a la ciudad...- Kenn se mostraba sumamente nerviosa

Las chicas después de dos horas más de espera se sentaron cada quien en su refugio por si ocurre la emergencia de que entren los soldados por la puerta, las cuatro saben perfectamente que los cobardes siempre se reúnen en grupos de cinco o seis. Las pisadas por los escombros se comenzaron a escuchar, el tener dieciséis años no era de mucho agrado en estos tiempo, todos preferían que fueran los tiempos como en los doce años, donde por ser niños huérfanos se les daba todo con cariño, sin necesidad de rogar porque les dieran unas cuantas raíces.
El miedo por sus amigos se convirtió cada vez mas latente, no sabía si iban a regresar, Kenn estaba acostada en el suelo con las lagrimas en el borde de sus ojos, Marie miraba nerviosa la puerta, para que aparecieran Logan y Sarah con su típica sonrisa pacifica de “todo estará bien”. Elizabeth lloraba silenciosamente de tan solo pensar que no volverían a verlos, mientras que Scarlet paseaba de un lugar a otro, intentando ver cómo podía salir de la barbería para ir en busca de sus dos amigos, a pesar de que los soldados ya habían infestado las calles de la ciudad ella quería salir a buscarlos.
La puerta de la barbería sonó con un golpe sordo, haciendo fácilmente que las cuatro se pusieran alerta, intentando escuchar las pisadas o cualquier signo, las chicas cambiaron de posición al ver asomarse la cabellera pelirroja de Sarah y los ojos azules zafiro de Logan por la puerta.
Cerraron la puerta justo en el momento que las chicas se abalanzaban contras sus amigos.

- ¿Dónde mierda estuvieron?- habló Kenn sacando varias lagrimas de frustración
- ¿Saben lo asustadas que estábamos?- chilló Cary mientras abrazaba mas fuerte a sus amigos
- No es fácil venir aquí cuando la calle está infestada de esos cobardes- murmuró Logan devolviéndoles el abrazo a esas chicas que ahora eran sus hermanas
- ¿Por qué tardaron tanto?- ahora preguntó Eli
- En el mercado- respondió con naturalidad Sarah mientras desasía el abrazo-. Nos vendieron algunas raíces por un par de botones- respondió orgullosa de ella misma
- Lo que nos interesa es que no se pongan en peligro Sar, no que traigan alimento- contestó Marie dura mientras se cruzaba de brazos
- Oh, vamos, no es tan malo, solo es algo que tenía que pasar, y a fin de cuentas estamos aquí, con comida y esta sonrisa que nunca se nos quita- respondió la chica mientras dejaban en una tabla las seis escazas raíces que habían conseguido en el día
- Una para cada una- respondió Logan sonriendo con nostalgia.
- Se arriesgaron solo por seis…
- Ya Kenn, todo pasó, ahora mejor las guardamos y mañana nos hacemos un rico estofado- intervino Eli, mientras tranquilizaba a su amiga
- Bien, bien, ahora todos a dormir- se despegó Marie caminando a su armario
- Si alguien viene solo griten- responde Cary, sacando las risas de todos sus amigos
- Duerman bien mis amores- habló Sarah mientras largaba un bostezo cansada por el día de hoy, intentando por lo menos no tener pesadillas ese día.
- Mañana será un nuevo día- respondió Logan caminando a su armario para poder dormir

Y fue así como terminó el día para ellos.

Puros.

Los seis hermanos estaban acostados en sus camas, cada quien pensando en lo que se le daba la gana, mientras que el rubio de ellos volteaba sin cesar un pedazo de periódico.

- Dios Nialler, ¿puedes dejar de hacer eso?- bufó molesta Destiny
- Déjalo, ha estado así desde que comenzaron los rumores de los miserables- habló Louis mientras se volteaba a ver a sus hermanos menores.
- ¿Alguno de ustedes se ha preguntado cómo están las cosas haya afuera?- preguntó Zayn de pronto.
- No, ¿Por qué nos debería de importar los suficientes?- se quejó Harry mientras se quitaba el audífono de su oreja derecha.
- Pero aun así hay personas como tú, como yo, sufriendo- habló Destiny enfocando mas la última palabra.
- Alguien que piensa como yo...- celebró el rubio levantando la cabeza.
- Recuerden que si salimos será distinto, no tendremos las comodidades que pasamos aquí, nuestro padre…
- Yo ¿Qué?- habló el señor Tomlinson, parado en la puerta de la habitación.

Los seis hermanos se quedaron atentos para ver como Ellery se pasaba por su habitación, Niall cubrió el periódico debajo de él, sabía perfectamente que su padre no le agradaba que estuviera viendo las noticias de los Miserables, Harry se mostraba al natural, con un poco de recelo por el odio que aun le tenía al señor, Liam simplemente se sentó en el filo de la cama, era el único que le seguía guardando una pizca de respeto aunque sería más bien por miedo. Zayn se mostró desafiante quedándose acostado en su cama tranquilamente viendo su celular como si la presencia de su padre no significara nada, Louis veía como Niall se ponía nervioso con el periódico en su estomago, no saldría nada bien de esto, mientras que Destiny se había puesto de pie, vigilando a sus hermanos y en especial a Ellery.

- ¿De qué estaban hablando niños?- habló Ellery viendo a cada uno de los chicos deteniéndose en la extraña posición de Niall-. ¿Niall qué haces…?
- Estábamos hablando…-habló Louis antes de que regañara a su hermano-. De los miserables.
- Esas personas son... no se tienen que preocupar por ellas, tienen su futuro planeado- se mostró aun mas superior que nunca-. Ellos no sirven entre nosotros, no son como nosotros.
- Pero son personas, como usted y como yo- trató de compensarlo Liam.
- Claro que no lo son- respondió con una mueca de asco-. Con todas sus quemaduras, sin piernas...- sacudió la cabeza con asco.
- Todo por culpa de tus malditas Detonaciones- murmuró Harry por lo bajo viendo al señor que antes era su padre.
- Aparte ¿Y si nos salimos de la cúpula? ¿Qué hay de mal en eso?- Zayn mostraba una mirada de reto mientras su padre lo veía con confusión y furia
- ¿Qué qué hay de malo? ¡No pueden salir de la cúpula! ¡Se hizo específicamente para que estuvieran a salvo!
- ¿Y porque los miserables no se ponen a salvo junto a nosotros?- retó Destiny viendo a la persona que un día llego a ser su padre.
- ¡Ya dije lo que tenía que decir! ¡No entra nadie de…ellos a este lugar y ustedes no se salen!

Ellery salió de la habitación de los chicos echando chispas –literalmente- mientras que los chicos solo veían como se alejaban, mientras que Niall se retiraba de la incómoda posición.

- Gracias- dijo el rubio viendo a Louis que lo había salvado de su castigo.
- ¿Para que son los hermanos?- le devolvió la sonrisa.

Liam miraba al techo pensando en lo que les había dicho su padre, imaginando lo que pudiera pasar afuera, vislumbrando de pronto a todas las personas quemadas, sin brazos o piernas, que por un momento creyó que estar en la cúpula era un milagro. Todos estaban imaginando lo mismo, a fin de cuentas su padre les había formulado una visión de cómo era el afuera, según lo que ellos habían dicho la vida entre los Miserables era cruel y desdichada, muchos se sienten privilegiados y sanos al estar en la cúpula, pero un pensamiento recorrió por sus mentes.
Esa noche, todos durmieron con una sola palabra en sus mentes, grabada para tener pesadillas o sueños. Miserable, esa era la palabra.

-¿Qué quieres Amy?- dijo Jessie cuando todas estaban en casa de Ashley- Ayer bebí demasiado y tengo una resaca tremenda.

-Se te quitará la resaca cuando te contemos algo- Amy miró a Ashley y está asintió.

-Esta mañana, mi madre me ha contado que se ha incendiado la casa de la profesora Parker- dijo la rubia nerviosa.

-Pues claro, la incendiamos anoche ¿recuerdas?- dijo Denise con un tono notablemente sarcástico.

-Dejala terminar- dijo Natalie, pues también sabía a que se referían sus dos amigas. Denise levantó las manos y Ashley continuó hablando.

-Me ha contado que se ha incendiado la casa de la profesora Parker y que aún no está confirmado pero, se cree que ha sido intencionado- la chica respiró profundo intentando calmarse.

-¿Cuál es e problema?- preguntó AMber intentando descubrir hacia donde iba esa conversación.

-Dentro estaban la profesora, su marido y sus dos hijos- dijo Natalie o más rápido que pudo.

-Dime que están bien- suplicó Camille. Amy negó y las chicas se llevaron las manos a la boca intentando no llorar.

-Han muerto todos, menos la hija mayor, Angie pero está en estado crítico- dijo Ashley respondiendo a la duda que rondaba por la mente de las 4 chicas.

-Pero, ¿qué hemos hecho?- sollozó Denise.

-Somos unas asesinas- dijo Camille impactada.

-Olvídalo, nosotras nunca estuvimos allí. No van a encontrar nada que nos relacione con ello. Tranquilas- dijo seria Ashley.

-Exacto- dijo de la misma forma Amy. Todas asintieron y se calmaron. Tocaba prepararse para el entierro.


[...]


-Buenos días chicos- dijo ella serio con los ojos ligeramente rojos- Les he traído aquí porque se que son los mejores en su trabajo- ellos asintieron esperando a que la mujer prosiguiera- tengo un presentimiento y, se que la policía no hará caso a lo que digas- volvieron a asentir- quiero que enamoren a estas 7 chicas- le pasó una foto a cada uno- Cada uno irá a por una y averigüen si ellas tuvieron algo que ver en el incendio- a mujer de unos 37 años soltó unas lágrimas pero rápidamente se las quitó con el pulgar.

-Eso está hecho pero...

-El dinero no es problema, les pagaré bien- interrumpió la mujer al castaño.

-¿Para qué son todos estos papeles?- preguntó el rubio.

-Ahí tienen todo lo que se sobre cada chica. Mucha suerte y, por favor, no me fallen- dijo para que luego los chicos salieran de la oficina.

Desde el principio de los tiempos, semidioses romanos y griegos se han llevado horrible.

Guerras, peleas y tragedias se han desarrollado siempre. Todo esto, fue desarrollado por el robo de la estatua más importante para los griegos, exactamente para los hijos de Atenea, es decir, la "Atenea Partenos". Una gran estructura formada de oro y bronce.

Pero Gea está cumpliendo su deber, está destruyendo al planeta, con su hijo -nuevamente vivo- Cronos. Semidioses deben hacer un plan para destruir a ambos, pero la fuerza de un solo campamento no ayuda mucho. Por esto, la única opción de que toda la Tierra sobreviva, es juntar a ambos campamentos. Pero ningún miembro de estos quiere juntarse con los del "Otro bando".



-Ni pienses que iré con ellos. -dijo la chica indignada.

-Pues lo harás, o todos moriremos. -dijo el entrenador, furioso.



-Te amo. -dijo el chico.

-Lo siento, pero no puedo estar contigo. -dijo la romana, yéndose hacia otro lado.

Clara y Zayn están

a punto de celebrar el día más importante de sus vidas: su boda.

Todo parece marchar de mil maravillas; la novia, el novio y sus familiares están

disfrutando un maravilloso día; esto es, hasta que uno de los invitados comienza a

mostrar signos de una extraña infección. Antes de saber lo que está ocurriendo, la

novia y el novio se encuentran en el medio de un calvario infernal, mientras un

incontraolable torrente de violencia se destata en la boda.  Entre el caos, Clara y

Zayn se separan, y comienzan a buscarse desesperadamente el uno al otro. Lo que

comenzó como un idílico día rápidamente se transformará  en un descenso hacia una

pesadilla de la peor clase…

En la escuela, son chicas

totalmente diferentes. Rebeldes, populares, e incluso

nerds. Pero cuando llegan a casa, se convierten en

otras chicas.

Pistolas, cuchillos, binoculares, llaves de motos y

vehículos, falsificaciones falsas, encendedores,

incluso gasolina.

¿Qué son? Muy fácil…. Asesinas.

Parecieran que no fueran amigas, pero es lo

contrario. Son hermanas, seis chicas que parecen

diferentes, pero son iguales.

Pero… ¿Qué es lo que pasa cuando alguien arruina

todo? ¿Qué pasa cuando seis idiotas chicos

descubren tu secreto? Bueno… Ya no sería un

secreto. Pero ellas no son unas santas, ellas no son

inocentes, ellas son…

Pequeñas asesinas.

— ¡Uno, dos y tres! — exclamo Emily. Francesca y Emily tiraron tanto como pudieron de la pierna de Des, quien se negaba rotundamente a dar un paso más hacia la academia. Esta se sujetaba fuertemente del asiento copiloto del auto de Ems.

— ¡Ya suéltenme! — chillo Des.
— ¡Suéltate de ahí ya, joder! — la regañó Francesca. Esta vez las chicas tiraron más fuerte de Des y en un golpe seco, las tres cayeron al césped. Se miraron las caras y estallaron en risas.
— Hay que bajar el equipaje — dijo Emily parándose y tendiéndole la mano a Francesca. Esta le sonrió por el gesto y se dispusieron a sacar las pesadas maletas de la parte de atrás del auto.
— Oh, por mi no se preocupen, puedo levantarme sola — les reprochó irónica Des, que seguía tirada en el suelo.

Emily rió y le tendió la mano a Des, mientras Francesa levantaba las pesadas maletas. Las tres se pararon frente a la gran entrada de la Academia, esperando que alguna de el primer paso.

Como de todas, Des era la más valiente, Francesca y Emily la miraron. Ella dio vuelta los ojos y les dijo irritada.

— Entremos a nuestra prisión — acto seguido avanzó a grandes zancadas hacia la Academia, que estaba abarrotada de gente.
Apenas entraron, Destiny las paró a todas.
— Esperen.
— ¿Que sucede? — preguntaron Fran y Ems.
— Hay chicos, compórtense — dijo Des, como si fuera algo muy importante.
— ¿Y que tiene eso? — preguntó Ems.
— Son chicos, Ems, debemos causar buena impresión.

Luego de eso se irguió completamente y se acercó a la Administración moviendo la cadera y atrayendo varias miradas. Ems y Fran se miraron divertidas, y si no rieron fue porque Destiny se enojaría.

Se presentaron rápidamente y les asignaron una habitación, la 254. Era preciosa, consistía en tres camas individuales y un baño conectado, solo para la habitación.

— Wow — dijo Fran.
— Es una Academia de ricos, ¿que esperabas? — le hizo notar Des.
Emily entró rápidamente y se recostó en la cama que estaba cerca de la ventana que tenía una hermosa vista, ya que estabamos en el 4to piso.
— Bueno, señoritas, ¿que hacemos ahora? — preguntó Emily.
— Creo que lo mejor sería conocer el lugar para integrarnos y esas cosas — sugirió Fran.
— Chicas, chicas, chicas... Tienen mucho que aprender todavía — dijo Des, tirando la idea de Fran por la borda. — ¿Cual es el mejor lugar donde podemos conocer gente, y sobre todo chicos? — cuestionó.
— ¿El comedor? — preguntó Emily, y Fran se hechó a reír.
Des rodó los ojos.
— ¡Una fiesta! — exclamó Des, como si fuera lo más obvio del mundo —. Ahí conoceremos chicos y gente sociable, como nosotras— dijo remarcando la palabra nosotras, lo cual da entender que no irá sola a la fiesta.

Des se veía encantada, como si fuera la mejor idea del mundo entero, pero Ems y Fran se miraron entre sí, con un poco de miedo, ya que sabían a la perfección las fiestas a las que iba Des.

Hace doscientos
años existía Barnabas Collins, un hombre de gran poder y además, mujeriego.

Compartió cama con una hermosa bruja sólo una noche, y luego la olvidó. El problema es que ella a él no.

Lo condenó con una maldición terrible, para él y para los parientes que vendrían.

Transformó a Barnabas en un cruel vampiro que solo se alimenta de sangre, y que no muere hasta que la misma bruja rompa la maldición, aunque ella nunca lo haría.

La familia Collins fue maldita desde entonces. A la edad de los dieciocho años cualquier familiar, aunque sea muy lejano, dejará de envejecer y deberá ser alimentado únicamente con sangre.

La familia empezó a culparse entre sí, a tal punto que quedó divida, entre hombres y mujeres. Los hombres culpaban a las mujeres por ser tan vengativas, y las mujeres a los hombres por ser mujeriegos.

Los hombres se trasladaron a Madrid y las mujeres se quedaron en Londres.
Pero ahora, la familia Collins debe volver a unirse o esta no tendrá más descendientes.

Además, podrán pasar otras cosas en el transcurso de esta aventura...