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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 4 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
NUEVA READER ! Genial nove :D
PASATE POR MI NOVE : https://onlywn.activoforo.com/t58368-like-your-smile-niall-horan-y-angie-severino#3005026 Ok Bai
PASATE POR MI NOVE : https://onlywn.activoforo.com/t58368-like-your-smile-niall-horan-y-angie-severino#3005026 Ok Bai
holmes.
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
me alegro mucho que te encante ahora la sigo beshoooos byeNaomi. escribió:WOWOWOWOWOOWOWW!!!! ME ENCANTAAA!!! SIGUELAAA!!! <3 BESOS!!! :**
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
me alegro mucho que te ayan encantado los capitulos jejeje la sigo ahora mi niña buena beshoooooos buemari2900 escribió:
me an encantado los capitulos
estuvieron fenomenales
cada vez estan mas juntitos
y la pilla de la rayis k esta todo el rato picandolo
como lo del cuarto de baño y harry k no decia nada
eso le gusto y mucho arsssssssssssssssss
arsssssssssssssssssssssssss
estoy esperando con muchas ansias
k la sigas
me encanta esta novela esta mas k fenomenal jejejjejeje
siempre encuentras una forma de engancharme a tus novelas eeeeeee
bueno te espero
aki tu niña buena
besosssssssssssssssss mari
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
la sigo ahora beshoooos bye@kathy1D_JB escribió:siguelaaaaaa porfiiiiis c:
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
yo igual jejeje ojala que se suelte pelo y sea una loca jeejejee la sigo ahora beshoooos byePulguita58 escribió:Odio que Harry se autocontrole así!!!! Que se deje llevarsss por la pasión!!!
Jajaja en fin, síguela pronto pf
Ksss
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
bienvenidaJennifer-Lawrence-Love escribió:NUEVA READER ! Genial nove :D
PASATE POR MI NOVE : https://onlywn.activoforo.com/t58368-like-your-smile-niall-horan-y-angie-severino#3005026 Ok Bai
ahora o no se cuando porque esta
semana estoy muy ocupada pero bueno
cuando tenga tiempo me paso beshooos bye
y la sigo ahora
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO 9/PARTE 1
Harry durmió como un tronco durante cuatro horas, hasta que despertó listo para... algo. La parte de su anatomía que lo había traicionado la noche anterior clamaba de nuevo atención exclusiva. Hacía mucho que no se despertaba en ese estado, como un adolescente obsesionado por el sexo.
Se levantó de la cama, agradecido de que el gimnasio estuviera abierto las veinticuatro horas. Mientras se vestía tropezó más de una vez con la mesa plegable. Menos mal que pronto se libraría de aquel trasto.
Casi todos los muebles de la casa se los había elegido un decorador profesional, y por alguna razón había asumido que a Harry le gustarían las antigüedades. En el fondo estaba acostumbrado, ya que había crecido entre ellas, pero aquella mañana le resultaban muy pesadas.
Sí, esa mañana toda su vida le parecía pesada y anticuada en comparación a las horas que había pasado con ______. Ella representaba el aire de la modernidad, y sería bueno tenerla cerca siempre y cuando no perdiera el control.
Pero había sido incapaz de hacerlo y lo había dejado, literalmente, en manos de ______ Soltó un gruñido de remordimiento y de frustración sexual, y agarró una parca de camino a la puerta. Recordó que el único abrigo que ______ poseía era una chaqueta, mientras que él tenía ropa para cada ocasión. Además, disponía de un bar bien provisto, y toda una colección de porcelana china y de cubiertos de plata. Y las sábanas combinaban a la perfección con el color crema elegido por el decorador.
Sí, HarryStyles estaba preparado para todo, salvo para una cosa... Estar encerrado en un lavabo de señoras con ______ Baxter,
Mientras caminaba por el garaje hacia su Mercedes, sabía que nunca podría olvidar lo sucedido. Aún podía sentir el tacto de sus dedos, el calor de sus labios alrededor de...
Había sido la experiencia sexual más increíble de su vida, más incluso que la pérdida de la virginidad, pero no podía olvidar que había eludido su responsabilidad.
Se sentó en el asiento forrado de cuero del coche e intentó recordar el momento en que había perdido el control. Había creído que atraparla en el baño era una buena manera de descubrir qué le pasaba, pero mientras él pensaba en una suave intimidación, ella lo había visto como una oportunidad sexual.
Arrancó el motor. No estaba siendo sincero consigo mismo. No habría pasado nada si no hubiera tenido el deseo oculto en un rincón de su cabeza. Desde el beso en Times Square todo su cuerpo pedía más, y de nada habían servido los gritos de su conciencia.
Había infravalorado la amenaza de ______, pero no volvería a cometer el mismo error. La próxima vez que corriera el peligro de desviarse, sabría rectificar a tiempo.
Se dio cuenta de que estaba detenido con el motor en marcha. Pensar en ______ acaparaba toda su concentración. Salió del garaje y se dirigió hacia el gimnasio. No podía seguir soñando despierto
Pero ______ era alguien especial, y no solo por el deseo que despertaba en él. Al verla con el pelo mojado había tenido ganas de reír, pero al mismo tiempo sentía admiración por ella. Se había presentado en Nueva York sin nada. Hacía falta mucho valor para eso.
Tal vez por eso había sido incapaz de resistirse. Y, Dios, cómo usaba la lengua... Si no hubiera sido ella, habría sido el mejor recuerdo de su vida. ¡Pero se suponía que debía cuidarla, demonios!
Desde ese momento en adelante, lo haría.
______ se despertó muy temprano, antes de que las luces del alba se asomaran entre dos altos edificios. Se levantó a prepararse un poco de café y se lo bebió mientras desempaquetaba sus libros de sexo. Necesitaba instrucciones si quería tener éxito esa noche.
También necesitaba hablar con Mich, pero no quería llamar antes de las nueve y media, para no dar la impresión de ser «impulsiva». Cada vez que recordaba la palabra, apretaba la mandíbula. Su amiga le debía una explicación.
A las ocho buscó en la guía alguna panadería que
repartiera a domicilio rosquillas calientes con crema. A las ocho y media ya se le había pasado el mal humor y estaba dispuesta a perdonar a Mich.
A las nueve y cuarto sonó el teléfono. Se preguntó si sería Harry y el corazón se le aceleró. Si era él, no quería parecer muy animada. Era preferible aparentar que estaba medio dormida y ligeramente irritada.
-¿Estabas durmiendo? -le preguntó Mich.
-¡Oh, eres tú!
-¡Pues claro que soy yo! Harry y Louis se han ido a jugar al tenis y no conoces a nadie más en la ciudad. -¿Tenis? -prefería imaginarse a Harry sentado en un lóbrego café y echándola de menos. Pero no podía estar pensando mucho en ella si se había ido a jugar al tenis.
-Sí, suelen ir a jugar los domingos por la mañana.
-¿Cómo has visto a Harry? -sujetó el auricular entre la barbilla y el hombro y alargó una mano hacia el tarro de mermelada de frambuesa.
-Por eso te llamo -dijo Mich-. Parecía muy distraído, como ausente.
-Estupendo -se lamió el dedo y sonrió.
-¿Por qué estupendo? ¿No os habéis llevado bien?
-Si, teniendo en cuenta que le dijiste que yo era muy impulsiva -se volvió a untar el dedo de mermelada.
-¿Y? Tú eres muy impulsiva.
-Soy espontánea -dejó la mermelada de frambuesa y alcanzó la de arándanos-. Hay una diferencia, Mich -volvió a sentarse en la cama deshecha.
-Si tú lo dices... ¿Y a qué llamas tú «llevarse bien»?
______ se echó a reír, incapaz de mantener por más tiempo los detalles jugosos. Mich era la única persona en el mundo con quien podía compartir su triunfo.
-¿Recuerdas el libro que tengo que habla sobre los encuentros sexuales en lugares poco frecuentes?
-¿Qué me estás diciendo? -exclamó Mich.
______ sonrió al imaginar su expresión.
-¿Recuerdas la escena del cuarto de baño?
-Oh... Dios mío. No lo habrás hecho...
-Lo hice -era maravilloso estar tumbada sobre las sábanas de satén, lamiendo mermelada de arándanos y contándole a su mejor amiga su aventura sexual-. Imagínate, bajé al baño a retocarme el maquillaje. Había bebido más champán de la cuenta, así que al demorarme demasiado, él bajó a buscarme.
-No puedo creerlo -la voz de Mich temblaba por la emoción-. ¿Lo atrajiste hasta allí?
-No. Él estaba convencido de que yo estaba enferma. Entró en los aseos y me dijo que no podría salir hasta que le contara la verdad. Y en vez de eso... - hizo una pausa para intensificar el efecto- lo convencí para que me dejara jugar con su bastón.
-¡No!
-Mich, fue increíble. Deberías probarlo con Louis alguna vez.
-¡Increíble! ¡En un lavabo de señoras con HarryStyles! Seguro que nunca le habían hecho nada parecido.
-Por el modo en que respondió, yo diría que no. Se mostró muy arrepentido.
-Me lo imagino -dijo Mich riendo-. Sus antepasados llegaron a América en el Mayflower, y nunca ha superado del todo esa vena puritana. ______, ¿esto significa lo que creo? ¿Has empezado tu aventura con Harry?
-De un modo extraoficial. Solo es para adquirir un poco de práctica.
-Oh, claro, claro. Me encanta.
-Escucha, he descubierto que tengo un as en la manga. De niño estaba enamorado de su criada, y yo me parezco a ella.
-¿Te hace falta un uniforme de criada? -preguntó Mich inmediatamente.
-Bingo. ¿Puedo conseguir uno hoy?
-Oh, por supuesto.
______ saltó de la cama y caminó nerviosa de un lado para otro. Realmente estaba en Nueva York, el lugar donde cualquier cosa era posible.
-Bien, también necesito un biombo para la salita. ¿Se te ocurre algún lugar donde pueda conseguir uno de segunda mano?
-Sí -respondió Mich-. Conozco un sitio que tiene de todo, hasta abanicos de plumas de avestruz, por si también quieres hacer de Rose Lee. ¿Quieres también algunos juguetes? Tal vez podamos conseguir algunos...
-¡Guau! La empresa no va a pagarme mucho de momento.
-Considéralo como un regalo de cumpleaños.
-Pero si todavía faltan tres meses.
-Nos ocuparemos del regateo cuando vengas. ¿En cuánto tiempo puedes estar aquí?
-Mmm... Espera un momento -______ corrió hacia el baño y se miró al espejo. Tenía el pelo hecho un desastre, pero podía sujetarlo con un pasador. Una ducha rápida y estaría lista-. Son diez minutos en autobús hasta tu casa, ¿verdad?
-Tal vez nueve, si no hay mucho tráfico.
-Estaré ahí en veinte minutos -dijo mientras empezaba a desnudarse.
Tres horas más tarde, agotada pero triunfante, Mich puso a ______ en un autobús cargada con los regalos de cumpleaños y de Navidad de los dos años siguientes. Aquella misma tarde entregarían el biombo.
Pero lo mejor de todo era que Mich empezaba a ver signos de enamoramiento en ______. Los ojos le brillaban cuando hablaba de él y sonreía sin darse cuenta cada vez que pronunciaba su nombre. Le costó mucho esfuerzo no manifestar su regocijo, pero lo consiguió. Ya llegaría el tiempo de regodearse.
Asió fuertemente la bolsa de su propia compra y subió al autobús que la llevaría de vuelta a casa. No podía entrar en un **noallow** shop y salir sin una sorpresa para Louis. Además, si lo mantenía contento conseguiría que no se entrometiera en su misión.
Disfruten el cap
LAS QUIEROO
PERDO POR NO SUBIR ANTES
Harry durmió como un tronco durante cuatro horas, hasta que despertó listo para... algo. La parte de su anatomía que lo había traicionado la noche anterior clamaba de nuevo atención exclusiva. Hacía mucho que no se despertaba en ese estado, como un adolescente obsesionado por el sexo.
Se levantó de la cama, agradecido de que el gimnasio estuviera abierto las veinticuatro horas. Mientras se vestía tropezó más de una vez con la mesa plegable. Menos mal que pronto se libraría de aquel trasto.
Casi todos los muebles de la casa se los había elegido un decorador profesional, y por alguna razón había asumido que a Harry le gustarían las antigüedades. En el fondo estaba acostumbrado, ya que había crecido entre ellas, pero aquella mañana le resultaban muy pesadas.
Sí, esa mañana toda su vida le parecía pesada y anticuada en comparación a las horas que había pasado con ______. Ella representaba el aire de la modernidad, y sería bueno tenerla cerca siempre y cuando no perdiera el control.
Pero había sido incapaz de hacerlo y lo había dejado, literalmente, en manos de ______ Soltó un gruñido de remordimiento y de frustración sexual, y agarró una parca de camino a la puerta. Recordó que el único abrigo que ______ poseía era una chaqueta, mientras que él tenía ropa para cada ocasión. Además, disponía de un bar bien provisto, y toda una colección de porcelana china y de cubiertos de plata. Y las sábanas combinaban a la perfección con el color crema elegido por el decorador.
Sí, HarryStyles estaba preparado para todo, salvo para una cosa... Estar encerrado en un lavabo de señoras con ______ Baxter,
Mientras caminaba por el garaje hacia su Mercedes, sabía que nunca podría olvidar lo sucedido. Aún podía sentir el tacto de sus dedos, el calor de sus labios alrededor de...
Había sido la experiencia sexual más increíble de su vida, más incluso que la pérdida de la virginidad, pero no podía olvidar que había eludido su responsabilidad.
Se sentó en el asiento forrado de cuero del coche e intentó recordar el momento en que había perdido el control. Había creído que atraparla en el baño era una buena manera de descubrir qué le pasaba, pero mientras él pensaba en una suave intimidación, ella lo había visto como una oportunidad sexual.
Arrancó el motor. No estaba siendo sincero consigo mismo. No habría pasado nada si no hubiera tenido el deseo oculto en un rincón de su cabeza. Desde el beso en Times Square todo su cuerpo pedía más, y de nada habían servido los gritos de su conciencia.
Había infravalorado la amenaza de ______, pero no volvería a cometer el mismo error. La próxima vez que corriera el peligro de desviarse, sabría rectificar a tiempo.
Se dio cuenta de que estaba detenido con el motor en marcha. Pensar en ______ acaparaba toda su concentración. Salió del garaje y se dirigió hacia el gimnasio. No podía seguir soñando despierto
Pero ______ era alguien especial, y no solo por el deseo que despertaba en él. Al verla con el pelo mojado había tenido ganas de reír, pero al mismo tiempo sentía admiración por ella. Se había presentado en Nueva York sin nada. Hacía falta mucho valor para eso.
Tal vez por eso había sido incapaz de resistirse. Y, Dios, cómo usaba la lengua... Si no hubiera sido ella, habría sido el mejor recuerdo de su vida. ¡Pero se suponía que debía cuidarla, demonios!
Desde ese momento en adelante, lo haría.
______ se despertó muy temprano, antes de que las luces del alba se asomaran entre dos altos edificios. Se levantó a prepararse un poco de café y se lo bebió mientras desempaquetaba sus libros de sexo. Necesitaba instrucciones si quería tener éxito esa noche.
También necesitaba hablar con Mich, pero no quería llamar antes de las nueve y media, para no dar la impresión de ser «impulsiva». Cada vez que recordaba la palabra, apretaba la mandíbula. Su amiga le debía una explicación.
A las ocho buscó en la guía alguna panadería que
repartiera a domicilio rosquillas calientes con crema. A las ocho y media ya se le había pasado el mal humor y estaba dispuesta a perdonar a Mich.
A las nueve y cuarto sonó el teléfono. Se preguntó si sería Harry y el corazón se le aceleró. Si era él, no quería parecer muy animada. Era preferible aparentar que estaba medio dormida y ligeramente irritada.
-¿Estabas durmiendo? -le preguntó Mich.
-¡Oh, eres tú!
-¡Pues claro que soy yo! Harry y Louis se han ido a jugar al tenis y no conoces a nadie más en la ciudad. -¿Tenis? -prefería imaginarse a Harry sentado en un lóbrego café y echándola de menos. Pero no podía estar pensando mucho en ella si se había ido a jugar al tenis.
-Sí, suelen ir a jugar los domingos por la mañana.
-¿Cómo has visto a Harry? -sujetó el auricular entre la barbilla y el hombro y alargó una mano hacia el tarro de mermelada de frambuesa.
-Por eso te llamo -dijo Mich-. Parecía muy distraído, como ausente.
-Estupendo -se lamió el dedo y sonrió.
-¿Por qué estupendo? ¿No os habéis llevado bien?
-Si, teniendo en cuenta que le dijiste que yo era muy impulsiva -se volvió a untar el dedo de mermelada.
-¿Y? Tú eres muy impulsiva.
-Soy espontánea -dejó la mermelada de frambuesa y alcanzó la de arándanos-. Hay una diferencia, Mich -volvió a sentarse en la cama deshecha.
-Si tú lo dices... ¿Y a qué llamas tú «llevarse bien»?
______ se echó a reír, incapaz de mantener por más tiempo los detalles jugosos. Mich era la única persona en el mundo con quien podía compartir su triunfo.
-¿Recuerdas el libro que tengo que habla sobre los encuentros sexuales en lugares poco frecuentes?
-¿Qué me estás diciendo? -exclamó Mich.
______ sonrió al imaginar su expresión.
-¿Recuerdas la escena del cuarto de baño?
-Oh... Dios mío. No lo habrás hecho...
-Lo hice -era maravilloso estar tumbada sobre las sábanas de satén, lamiendo mermelada de arándanos y contándole a su mejor amiga su aventura sexual-. Imagínate, bajé al baño a retocarme el maquillaje. Había bebido más champán de la cuenta, así que al demorarme demasiado, él bajó a buscarme.
-No puedo creerlo -la voz de Mich temblaba por la emoción-. ¿Lo atrajiste hasta allí?
-No. Él estaba convencido de que yo estaba enferma. Entró en los aseos y me dijo que no podría salir hasta que le contara la verdad. Y en vez de eso... - hizo una pausa para intensificar el efecto- lo convencí para que me dejara jugar con su bastón.
-¡No!
-Mich, fue increíble. Deberías probarlo con Louis alguna vez.
-¡Increíble! ¡En un lavabo de señoras con HarryStyles! Seguro que nunca le habían hecho nada parecido.
-Por el modo en que respondió, yo diría que no. Se mostró muy arrepentido.
-Me lo imagino -dijo Mich riendo-. Sus antepasados llegaron a América en el Mayflower, y nunca ha superado del todo esa vena puritana. ______, ¿esto significa lo que creo? ¿Has empezado tu aventura con Harry?
-De un modo extraoficial. Solo es para adquirir un poco de práctica.
-Oh, claro, claro. Me encanta.
-Escucha, he descubierto que tengo un as en la manga. De niño estaba enamorado de su criada, y yo me parezco a ella.
-¿Te hace falta un uniforme de criada? -preguntó Mich inmediatamente.
-Bingo. ¿Puedo conseguir uno hoy?
-Oh, por supuesto.
______ saltó de la cama y caminó nerviosa de un lado para otro. Realmente estaba en Nueva York, el lugar donde cualquier cosa era posible.
-Bien, también necesito un biombo para la salita. ¿Se te ocurre algún lugar donde pueda conseguir uno de segunda mano?
-Sí -respondió Mich-. Conozco un sitio que tiene de todo, hasta abanicos de plumas de avestruz, por si también quieres hacer de Rose Lee. ¿Quieres también algunos juguetes? Tal vez podamos conseguir algunos...
-¡Guau! La empresa no va a pagarme mucho de momento.
-Considéralo como un regalo de cumpleaños.
-Pero si todavía faltan tres meses.
-Nos ocuparemos del regateo cuando vengas. ¿En cuánto tiempo puedes estar aquí?
-Mmm... Espera un momento -______ corrió hacia el baño y se miró al espejo. Tenía el pelo hecho un desastre, pero podía sujetarlo con un pasador. Una ducha rápida y estaría lista-. Son diez minutos en autobús hasta tu casa, ¿verdad?
-Tal vez nueve, si no hay mucho tráfico.
-Estaré ahí en veinte minutos -dijo mientras empezaba a desnudarse.
Tres horas más tarde, agotada pero triunfante, Mich puso a ______ en un autobús cargada con los regalos de cumpleaños y de Navidad de los dos años siguientes. Aquella misma tarde entregarían el biombo.
Pero lo mejor de todo era que Mich empezaba a ver signos de enamoramiento en ______. Los ojos le brillaban cuando hablaba de él y sonreía sin darse cuenta cada vez que pronunciaba su nombre. Le costó mucho esfuerzo no manifestar su regocijo, pero lo consiguió. Ya llegaría el tiempo de regodearse.
Asió fuertemente la bolsa de su propia compra y subió al autobús que la llevaría de vuelta a casa. No podía entrar en un **noallow** shop y salir sin una sorpresa para Louis. Además, si lo mantenía contento conseguiría que no se entrometiera en su misión.
Disfruten el cap
LAS QUIEROO
PERDO POR NO SUBIR ANTES
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO 9/PARTE 2
Seguramente estaría con Harry bebiendo cerveza mientras veían un partido de baloncesto, como siempre hacían después de jugar al tenis. Pero aquel día a Mich no le importaba si habían puesto el suelo perdido de patatas. Tenía que hablar con Harry.
No tenía ninguna necesidad de hacerlo, pero no quería correr ningún riesgo. ______ era la mujer perfecta para Harry, y Mich lo había sabido desde el principio. Pero ______ se precipitaba muy a menudo, y aunque Mich aprobaba el plan de la criada, existía la posibilidad de que a Harry pudiera asustarlo revivir sus fantasías juveniles.
Mich pensó en darle una razón para que se quedara. Cuando llegó a casa, se los encontró tirados en el sofá, cada uno con su segunda cerveza, y todo el suelo cubierto de patatas fritas.
-Hola, chicos, ¿quién va ganando? -siempre preguntaba lo mismo, aunque no conocía a ningún equipo.
-Hola, cariño -Louis se levantó enseguida y corrió hacia ella.
-Hola, Mich -Harry también se puso en pie-. ¿Quieres que te traiga algo?
-Estábamos pensando en el almuerzo -dijo Louis, y alargó una mano hacia la bolsa-. Deja que lleve esto.
-No, tranquilo -mantuvo la bolsa fuera de su alcance-. Siéntate, Harry. Y tú también, Louis. Voy, a quitarme los zapatos y luego hablaremos de la comida.
-Yo invito -dijo Harry, y volvió al sofá.
-Deja que lleve la bolsa -insistió Louis-. No deberías cargar peso. ¿Qué has comprado? ¿Algo para el bebé?
-Algo para ti, nene -murmuró ella-. Lo veremos más tarde, ¿te parece? -se puso de puntillas y le dio un beso. Le encantaba el sabor de la cerveza en sus labios.
-¿Oh, sí? -bajó la vez-. Has llevado a ______a esa tienda junto al salón de los tatuajes, ¿verdad?
-Tal vez -Mich esbozó una sonrisa enigmática.
-Tenemos que hablar. Algo está pasando -señaló con la cabeza a Harry.
-Sí, yo también lo creo. Deja que me ponga cómoda y que esconda tu sorpresa. Volveré enseguida. Louis quiso decir algo más, pero uno de los equipos consiguió marcar un tanto y corrió al oír los gritos de Harry.
Una vez en el dormitorio, Mich metió la bolsa en el armario y se quitó los zapatos. Durante meses Louis y ella habían bromeado con la posibilidad de comprar unas esposas para las muñecas y los tobillos. Cuando las vio en la tienda, recubiertas de piel de mentira, fue incapaz de resistirse. ______ no había querido comprarlas para ella, pero al menos ya sabía dónde encontrarlas.
Se puso sus zapatillas favoritas y volvió a la salita.
-¿Louis?
-¿Qué, cariño? -preguntó levantándose de un salto.
Era tan adorable verlo tan servicial, dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera. Louis era un buen hombre, y sería igual de dulce aunque no mantuvieran relaciones sexuales. Pero Mich creía que el sexo podía convertir a un buen hombre en un hombre perfecto; en cuanto supieron que el sexo no era peligroso para el bebé, habían seguido experimentando posturas y movimientos, cada vez más difíciles por su abultada barriga.
-¿Sabes lo que me apetece?
-¿El qué?
-Calzoni. Me encanta cómo los preparas -era verdad, pero su intención era mantenerlo ocupado en la cocina durante un largo rato.
-Claro -dijo él-. El descanso es dentro de tres minutos. ¿Puedes esperar?
-Sí, puedo esperar -se sentó en su sillón favorito y se puso a hojear el último ejemplar de Cosmopolitan. Pensó que podría dárselo a ______, ya que estaba lleno de consejos picantes para volver loco a un hombre.
-No puedo creer que hayan empatado -dijo Louis cuando acabó el primer tiempo.
-Yo tampoco -dijo ella sonriéndole.
-Seguro que no tienes ni idea de quién está jugando -dijo él en tono comprensivo.
-Claro que si. Algunos tipos fuertotes con casco y pantalones ajustados.
-No seas sexista -dijo Harry con un suspiro-. Louis, ¿quieres que te ayude a preparar los calzoni? -No, gracias. No me apetece ir a Urgencias un domingo.
-Vaya, ahora me has hecho sentir como un inútil -dijo él con una mueca.
-Eh, tranquilo; ayer estuviste increíble con la llave inglesa.
-Quédate aquí y hazme compañía, Harry -le pidió Mich. Sabía que Louis no le permitiría ayudar en la cocina. La última vez casi se rebanó un dedo con el cuchillo.
-Eso -dijo Louis-. A ver si puedes explicarle la diferencia entre un balón de fútbol y un melón. Estaré en la cocina si me necesitáis.
Cuando Louis salió de la salita, Mich miró a Harry. No tenía mucho tiempo, así que debía ir al grano.
-Tengo que hablar contigo sobre ______.
Harry casi se atragantó con la cerveza.
-Hay algo que tienes que saber antes de ir esta noche a su casa...
-Mich, yo... -dijo tosiendo fuertemente-. Lo siento mucho -volvió a toser-. Me siento como un cretino por cómo actué anoche. Te prometo que no volverá a ocurrir.
Mich estaba encantada de haber decidido hablar con él. La sangre puritana que aún corría por sus venas le impedía vivir en paz. Tal vez ______ pudiera curarlo del todo.
-De hecho, espero que sí vuelva a ocurrir -recalcó ella-. Aunque sea con alguna variación.
-Creía que tu intención era que yo le impidiera tener alocadas aventuras sexuales.
-Con alguien que pudiera hacerle daño. Tú eres el único que debe hacerlo, pero esto no podía decírtelo al principio. Te hubiera sonado muy extraño.
Harry apoyó los brazos en las rodillas y bajó la vista al suelo.
-Aún me suena extraño, Mich -reconoció-. Créeme si te digo que jamás he hablado de esto con nadie.
-Oh, te creo. Sé que es una situación poco común, pero lo que necesitas saber es lo siguiente: ______ está desesperada por llevar a cabo sus fantasías sexuales en la ciudad, y para ello... quiere practicar antes contigo.
-¿Qué?
-Por favor, Harry, tómatelo con humor. Ella pretende ser fuerte, pero en el fondo es muy vulnerable. Si planea una seducción y tú la rechazas, la hundirás por completo. Pero si le sigues el juego será capaz de recuperar su seguridad. Y de ese modo, cuando empiece con sus aventuras será una persona fuerte de la que nadie podrá aprovecharse.
-Vaya... -Harry se pasó las manos por la cara-. No sé, Mich.
-Te lo pido como un favor personal. -Y menudo favor.
-Lo sé.
-¡Ya están aquí los calzoni! -anunció Louis entrando en la salita.
Mich miró a Harry, esperando recibir una sonrisa o alguna otra respuesta afirmativa. Pero su mirada era inescrutable.
Seguramente estaría con Harry bebiendo cerveza mientras veían un partido de baloncesto, como siempre hacían después de jugar al tenis. Pero aquel día a Mich no le importaba si habían puesto el suelo perdido de patatas. Tenía que hablar con Harry.
No tenía ninguna necesidad de hacerlo, pero no quería correr ningún riesgo. ______ era la mujer perfecta para Harry, y Mich lo había sabido desde el principio. Pero ______ se precipitaba muy a menudo, y aunque Mich aprobaba el plan de la criada, existía la posibilidad de que a Harry pudiera asustarlo revivir sus fantasías juveniles.
Mich pensó en darle una razón para que se quedara. Cuando llegó a casa, se los encontró tirados en el sofá, cada uno con su segunda cerveza, y todo el suelo cubierto de patatas fritas.
-Hola, chicos, ¿quién va ganando? -siempre preguntaba lo mismo, aunque no conocía a ningún equipo.
-Hola, cariño -Louis se levantó enseguida y corrió hacia ella.
-Hola, Mich -Harry también se puso en pie-. ¿Quieres que te traiga algo?
-Estábamos pensando en el almuerzo -dijo Louis, y alargó una mano hacia la bolsa-. Deja que lleve esto.
-No, tranquilo -mantuvo la bolsa fuera de su alcance-. Siéntate, Harry. Y tú también, Louis. Voy, a quitarme los zapatos y luego hablaremos de la comida.
-Yo invito -dijo Harry, y volvió al sofá.
-Deja que lleve la bolsa -insistió Louis-. No deberías cargar peso. ¿Qué has comprado? ¿Algo para el bebé?
-Algo para ti, nene -murmuró ella-. Lo veremos más tarde, ¿te parece? -se puso de puntillas y le dio un beso. Le encantaba el sabor de la cerveza en sus labios.
-¿Oh, sí? -bajó la vez-. Has llevado a ______a esa tienda junto al salón de los tatuajes, ¿verdad?
-Tal vez -Mich esbozó una sonrisa enigmática.
-Tenemos que hablar. Algo está pasando -señaló con la cabeza a Harry.
-Sí, yo también lo creo. Deja que me ponga cómoda y que esconda tu sorpresa. Volveré enseguida. Louis quiso decir algo más, pero uno de los equipos consiguió marcar un tanto y corrió al oír los gritos de Harry.
Una vez en el dormitorio, Mich metió la bolsa en el armario y se quitó los zapatos. Durante meses Louis y ella habían bromeado con la posibilidad de comprar unas esposas para las muñecas y los tobillos. Cuando las vio en la tienda, recubiertas de piel de mentira, fue incapaz de resistirse. ______ no había querido comprarlas para ella, pero al menos ya sabía dónde encontrarlas.
Se puso sus zapatillas favoritas y volvió a la salita.
-¿Louis?
-¿Qué, cariño? -preguntó levantándose de un salto.
Era tan adorable verlo tan servicial, dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera. Louis era un buen hombre, y sería igual de dulce aunque no mantuvieran relaciones sexuales. Pero Mich creía que el sexo podía convertir a un buen hombre en un hombre perfecto; en cuanto supieron que el sexo no era peligroso para el bebé, habían seguido experimentando posturas y movimientos, cada vez más difíciles por su abultada barriga.
-¿Sabes lo que me apetece?
-¿El qué?
-Calzoni. Me encanta cómo los preparas -era verdad, pero su intención era mantenerlo ocupado en la cocina durante un largo rato.
-Claro -dijo él-. El descanso es dentro de tres minutos. ¿Puedes esperar?
-Sí, puedo esperar -se sentó en su sillón favorito y se puso a hojear el último ejemplar de Cosmopolitan. Pensó que podría dárselo a ______, ya que estaba lleno de consejos picantes para volver loco a un hombre.
-No puedo creer que hayan empatado -dijo Louis cuando acabó el primer tiempo.
-Yo tampoco -dijo ella sonriéndole.
-Seguro que no tienes ni idea de quién está jugando -dijo él en tono comprensivo.
-Claro que si. Algunos tipos fuertotes con casco y pantalones ajustados.
-No seas sexista -dijo Harry con un suspiro-. Louis, ¿quieres que te ayude a preparar los calzoni? -No, gracias. No me apetece ir a Urgencias un domingo.
-Vaya, ahora me has hecho sentir como un inútil -dijo él con una mueca.
-Eh, tranquilo; ayer estuviste increíble con la llave inglesa.
-Quédate aquí y hazme compañía, Harry -le pidió Mich. Sabía que Louis no le permitiría ayudar en la cocina. La última vez casi se rebanó un dedo con el cuchillo.
-Eso -dijo Louis-. A ver si puedes explicarle la diferencia entre un balón de fútbol y un melón. Estaré en la cocina si me necesitáis.
Cuando Louis salió de la salita, Mich miró a Harry. No tenía mucho tiempo, así que debía ir al grano.
-Tengo que hablar contigo sobre ______.
Harry casi se atragantó con la cerveza.
-Hay algo que tienes que saber antes de ir esta noche a su casa...
-Mich, yo... -dijo tosiendo fuertemente-. Lo siento mucho -volvió a toser-. Me siento como un cretino por cómo actué anoche. Te prometo que no volverá a ocurrir.
Mich estaba encantada de haber decidido hablar con él. La sangre puritana que aún corría por sus venas le impedía vivir en paz. Tal vez ______ pudiera curarlo del todo.
-De hecho, espero que sí vuelva a ocurrir -recalcó ella-. Aunque sea con alguna variación.
-Creía que tu intención era que yo le impidiera tener alocadas aventuras sexuales.
-Con alguien que pudiera hacerle daño. Tú eres el único que debe hacerlo, pero esto no podía decírtelo al principio. Te hubiera sonado muy extraño.
Harry apoyó los brazos en las rodillas y bajó la vista al suelo.
-Aún me suena extraño, Mich -reconoció-. Créeme si te digo que jamás he hablado de esto con nadie.
-Oh, te creo. Sé que es una situación poco común, pero lo que necesitas saber es lo siguiente: ______ está desesperada por llevar a cabo sus fantasías sexuales en la ciudad, y para ello... quiere practicar antes contigo.
-¿Qué?
-Por favor, Harry, tómatelo con humor. Ella pretende ser fuerte, pero en el fondo es muy vulnerable. Si planea una seducción y tú la rechazas, la hundirás por completo. Pero si le sigues el juego será capaz de recuperar su seguridad. Y de ese modo, cuando empiece con sus aventuras será una persona fuerte de la que nadie podrá aprovecharse.
-Vaya... -Harry se pasó las manos por la cara-. No sé, Mich.
-Te lo pido como un favor personal. -Y menudo favor.
-Lo sé.
-¡Ya están aquí los calzoni! -anunció Louis entrando en la salita.
Mich miró a Harry, esperando recibir una sonrisa o alguna otra respuesta afirmativa. Pero su mirada era inescrutable.
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
Capítulo 10/parte 1
Los copos de nieve reflejaban la escasa luz que salía de las ventanas de _______. El único modo de superar los tensos momentos que seguirían a la llegada de Harry era manteniendo el apartamento en penumbra.
No había esperado que el uniforme de criada fuera tan corto ni tan sexy, pero el llevarlo puesto con la intención de seducir a un hombre la excitaba más que cualquier otra prenda. Sus braguitas negras estaban completamente empapadas. El vestido era como un bañador negro y ajustado, con una minifalda, un delantal blanco, una cofia y unos brazaletes de encaje. El plumero había sido idea suya, y el dependiente había sugerido medias de malla. _______ las compró sin dudarlo, y también un liguero. El toque final eran unos zapatos negros de tacón alto, que había comprado cinco años atrás y que aún no había estrenado. Le resultaba muy difícil andar con ellos, pero no era el momento de calzar zapatillas de tenis.
Mich le había aconsejado la música adecuada. El jazz era perfecto para un hombre como Harry, de modo que los saxos y los clarinetes sonaban suavemente de fondo.
No quería recibirlo en la puerta, porque iría cargado con la mesa y las sillas y al verla vestida así podría tirarlo todo al suelo. Así que abrió el cerrojo pero dejó la cadena puesta. Cuando Harry llamase, y tras comprobar por la mirilla que cara él, quitaría la cadena y se retiraría a la salita, detrás del biombo. Desde allí le diría en voz alta que la puerta estaba abierta. Cuando entrase, ella se pondría a hablar mientras fingía vestirse, y al cabo de un rato haría su aparición.
No estaba segura de lo que hacer a continuación. Según Mich, cuando la viera con el uniforme sería él quien se hiciera cargo de la situación, especialmente con la cama al lado.
_______ abrió las sabanas para ofrecer un aspecto más tentador, y colocó una caja de preservativos bajo la almohada. El magnetófono estaba preparado debajo de la cama. Se excitó aún más al imaginarse a Harry y a ella allí tumbados.
El corazón se le aceleró al ver que solo faltaba un minuto para las siete en punto. Se lo imaginó subiendo por el ascensor en esos momentos, y se preguntó qué llevaría puesto esa noche. Tuvo que respirar profundamente para calmarse.
A las siete en punto sonó el timbre. Fue de puntillas hasta la puerta y miró por la mirilla. Su aspecto era impresionante, con vaqueros, jersey de punto y chaqueta negra.
La nieve le había mojado el pelo, que relucía bajo la luz del pasillo. En una mano llevaba la caja de una pizza y en la otra el paquete con la mesa y las sillas plegables. _______ se preguntó si sería capaz de seducir a un hombre tan apuesto, pero era tarde para echarse atrás. Él llamó de nuevo y ella retiró con cuidado la cadena.
Harry aún no había Louisado una decisión. Si Mich no le había mentido, _______ planeaba seducirlo aquella noche. Y se suponía que él debía seguirle el juego. Solo un ****a rechazaría una oportunidad semejante.
El problema era que tal vez fuese él ese ****a. Hasta entonces siempre había elegido la compañía de mujeres frías e insensibles por miedo al compromiso. Pero entonces había aparecido esa ninfa de Virtue, y él se había visto atrapado por su contagiosa sensualidad.
Mich se lo había puesto muy, fácil. Primero tenía que ayudarla a levantar su seguridad sexual y después cada uno podría irse por su lado. Pero por primera vez en su vida dudaba de que él pudiera dejarla escapar. Y si se comprometía emocionalmente con ella estaba condenado al sufrimiento, ya que el deseo de _______ era ir de romance en romance.
Pero tampoco quería ser responsable de destrozar su seguridad. Y para ello tenía que permitir que lo sedujera. Tal vez lo mejor fuera alegar una excusa, haciéndole ver lo que lamentaba perderse su cita. Pero ¿qué excusa? ¿La gripe? ¿Los negocios? ¿Alergia a las sábanas negras de satén?
Quizá se le ocurriera algo cuando viese lo que le había preparado. Llamó otra vez, y al no recibir respuesta se preguntó qué fantasía tan elaborada lo estaría esperando.
-Entra, Harry -oyó que le decía desde el interior-. Todavía no he acabado de vestirme.
Aquello lo puso en alerta. Algo extraño se cocía allí dentro, pero lo único que podía hacer era caer en la trampa. Abrió lentamente la puerta, y justo entonces oyó un grito y un ruido sordo.
Entró corriendo, con la caja de la pizza levantada como si fuese un arma, y entonces la vio. Estaba tendida bocabajo en la cama, con las piernas separadas, ofreciendo una tentadora vista de su minifalda. Seguramente no era la postura que ella había planeado, pero de todas formas le provocó una erección instantánea.
-¡Malditos zapatos! -masculló, y se dio la vuelta hacia el borde de la cama.
Harry estuvo a punto de dejar caer la pizza. -¿Qué demonios llevas puesto?
Ella alzó el mentón y se ajustó la cofia. Tenía las mejillas sonrosadas por la vergüenza, pero le mantuvo la mirada.
-¿A ti qué te parece?
«Un sueño dorado...» pensó. Había personalizado su fantasía de niño, multiplicada por mil. Se fijó en sus pechos, que amenazaban con salirse de su débil confinamiento, en los brazaletes de encaje en las esbeltas muñecas, en el delantal blanco que definía su pelvis, y en las medias de malla que atraían la atención hacia sus espectaculares piernas.
Pudo ver la causa de su caída. Aún calzaba un zapato de tacón alto, pero el otro estaba junto a la cama. Se le hizo la boca agua. La deseaba tanto que empezó a temblar.
-Puedes reírte si quieres -dijo ella-. Se suponía que iba a ser una sorpresa. Pensé que podría recordarte a Belinda y pasar un buen rato.
Los copos de nieve reflejaban la escasa luz que salía de las ventanas de _______. El único modo de superar los tensos momentos que seguirían a la llegada de Harry era manteniendo el apartamento en penumbra.
No había esperado que el uniforme de criada fuera tan corto ni tan sexy, pero el llevarlo puesto con la intención de seducir a un hombre la excitaba más que cualquier otra prenda. Sus braguitas negras estaban completamente empapadas. El vestido era como un bañador negro y ajustado, con una minifalda, un delantal blanco, una cofia y unos brazaletes de encaje. El plumero había sido idea suya, y el dependiente había sugerido medias de malla. _______ las compró sin dudarlo, y también un liguero. El toque final eran unos zapatos negros de tacón alto, que había comprado cinco años atrás y que aún no había estrenado. Le resultaba muy difícil andar con ellos, pero no era el momento de calzar zapatillas de tenis.
Mich le había aconsejado la música adecuada. El jazz era perfecto para un hombre como Harry, de modo que los saxos y los clarinetes sonaban suavemente de fondo.
No quería recibirlo en la puerta, porque iría cargado con la mesa y las sillas y al verla vestida así podría tirarlo todo al suelo. Así que abrió el cerrojo pero dejó la cadena puesta. Cuando Harry llamase, y tras comprobar por la mirilla que cara él, quitaría la cadena y se retiraría a la salita, detrás del biombo. Desde allí le diría en voz alta que la puerta estaba abierta. Cuando entrase, ella se pondría a hablar mientras fingía vestirse, y al cabo de un rato haría su aparición.
No estaba segura de lo que hacer a continuación. Según Mich, cuando la viera con el uniforme sería él quien se hiciera cargo de la situación, especialmente con la cama al lado.
_______ abrió las sabanas para ofrecer un aspecto más tentador, y colocó una caja de preservativos bajo la almohada. El magnetófono estaba preparado debajo de la cama. Se excitó aún más al imaginarse a Harry y a ella allí tumbados.
El corazón se le aceleró al ver que solo faltaba un minuto para las siete en punto. Se lo imaginó subiendo por el ascensor en esos momentos, y se preguntó qué llevaría puesto esa noche. Tuvo que respirar profundamente para calmarse.
A las siete en punto sonó el timbre. Fue de puntillas hasta la puerta y miró por la mirilla. Su aspecto era impresionante, con vaqueros, jersey de punto y chaqueta negra.
La nieve le había mojado el pelo, que relucía bajo la luz del pasillo. En una mano llevaba la caja de una pizza y en la otra el paquete con la mesa y las sillas plegables. _______ se preguntó si sería capaz de seducir a un hombre tan apuesto, pero era tarde para echarse atrás. Él llamó de nuevo y ella retiró con cuidado la cadena.
Harry aún no había Louisado una decisión. Si Mich no le había mentido, _______ planeaba seducirlo aquella noche. Y se suponía que él debía seguirle el juego. Solo un ****a rechazaría una oportunidad semejante.
El problema era que tal vez fuese él ese ****a. Hasta entonces siempre había elegido la compañía de mujeres frías e insensibles por miedo al compromiso. Pero entonces había aparecido esa ninfa de Virtue, y él se había visto atrapado por su contagiosa sensualidad.
Mich se lo había puesto muy, fácil. Primero tenía que ayudarla a levantar su seguridad sexual y después cada uno podría irse por su lado. Pero por primera vez en su vida dudaba de que él pudiera dejarla escapar. Y si se comprometía emocionalmente con ella estaba condenado al sufrimiento, ya que el deseo de _______ era ir de romance en romance.
Pero tampoco quería ser responsable de destrozar su seguridad. Y para ello tenía que permitir que lo sedujera. Tal vez lo mejor fuera alegar una excusa, haciéndole ver lo que lamentaba perderse su cita. Pero ¿qué excusa? ¿La gripe? ¿Los negocios? ¿Alergia a las sábanas negras de satén?
Quizá se le ocurriera algo cuando viese lo que le había preparado. Llamó otra vez, y al no recibir respuesta se preguntó qué fantasía tan elaborada lo estaría esperando.
-Entra, Harry -oyó que le decía desde el interior-. Todavía no he acabado de vestirme.
Aquello lo puso en alerta. Algo extraño se cocía allí dentro, pero lo único que podía hacer era caer en la trampa. Abrió lentamente la puerta, y justo entonces oyó un grito y un ruido sordo.
Entró corriendo, con la caja de la pizza levantada como si fuese un arma, y entonces la vio. Estaba tendida bocabajo en la cama, con las piernas separadas, ofreciendo una tentadora vista de su minifalda. Seguramente no era la postura que ella había planeado, pero de todas formas le provocó una erección instantánea.
-¡Malditos zapatos! -masculló, y se dio la vuelta hacia el borde de la cama.
Harry estuvo a punto de dejar caer la pizza. -¿Qué demonios llevas puesto?
Ella alzó el mentón y se ajustó la cofia. Tenía las mejillas sonrosadas por la vergüenza, pero le mantuvo la mirada.
-¿A ti qué te parece?
«Un sueño dorado...» pensó. Había personalizado su fantasía de niño, multiplicada por mil. Se fijó en sus pechos, que amenazaban con salirse de su débil confinamiento, en los brazaletes de encaje en las esbeltas muñecas, en el delantal blanco que definía su pelvis, y en las medias de malla que atraían la atención hacia sus espectaculares piernas.
Pudo ver la causa de su caída. Aún calzaba un zapato de tacón alto, pero el otro estaba junto a la cama. Se le hizo la boca agua. La deseaba tanto que empezó a temblar.
-Puedes reírte si quieres -dijo ella-. Se suponía que iba a ser una sorpresa. Pensé que podría recordarte a Belinda y pasar un buen rato.
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO 10/PARTE 2
-Oh -se había quedado sin palabras. Estaba rendido a sus pies, pero ella no parecía darse cuenta. -Ya que he arruinado el efecto deseado, podríamos relajarnos y comernos la pizza. Seguro que estoy ridícula.
-No, no lo estás -verla en aquella cama con aquel traje era más de lo que podía soportar. Entre la luz de las velas y la música de jazz, se sentía como si fuera el protagonista de una película para adultos.
-Lo dices por ser amable. Tendría que haber practicado más con estos zapatos asesinos -se agachó y recogió el zapato del suelo-.Y pensar que en Broadway bailan con zapatos así -se apoyó en la cama y se lo puso en el pie-. Puedes dejar la pizza en la cocina. ¿Has traído la mesa y las sillas?
-Sí -estaba tan embelesado por la onírica imagen que se había olvidado de todo lo demás. Cuando volvió de la cocina, la vio arrastrando el paquete de la mesa.
-Será mejor que la montemos y nos Louisemos la pizza, ¿no? Antes de que se enfríe.
-De acuerdo -dijo él aclarándose la garganta.
-No estarás reprimiéndote la risa, ¿verdad?
-No, yo...
-Créeme, si me hubieras visto salir de detrás del biombo con un plumero en la mano te habrías vuelto loco.
-¿Tienes un plumero? -recordaba haber visto a Belinda con uno...
-Sí, está detrás del biombo. Es muy exagerado, ¿verdad? Y seguro que el uniforme también. Puedes decirme lo que piensas. Debería haber escogido un uniforme más clásico.
Realmente no tenía ni idea del efecto que había conseguido. En esos momentos a Harry le importaba un pimiento lo clásico. Solo podía pensar en sexo salvaje
-Pareces...
-Ya lo sé. Parezco una prostituta. Bueno, supongo. Nunca he visto a una. ¿Y tú?
-Sí.
-¡Vaya! ¿Pero tú...? No quiero ser indiscreta, pero nunca he conocido a un hombre que... ¿Alguna vez has pagado por...?
-No, y para que lo sepas, no pareces una prostituta -sorprendentemente, había conseguido decir más de dos palabras seguidas.
-Bueno, pero seguro que tampoco parezco una criada, así que este uniforme es inútil para excitar a un hombre.
-Yo no diría eso.
-¿En serio crees que funciona? -preguntó ella más animada.
-Aja.
-Eres muy amable, Harry. Te diré lo que haremos: compláceme y deja que lleve el traje y que practique con los tacones. Mi tropiezo ha arruinado la sorpresa que tenía para ti, pero en el futuro debo ser capaz de hacerlo con otro hombre -se dirigió hacia la cocina-. Ahora, si montas la mesa y las sillas, traeré los platos y las servilletas. ¿Te apetece la misma cerveza que Louisaste ayer?
-Desde luego -se quitó el abrigo y lo colgó en el pomo de la puerta. La situación era de lo más extraña. Después de tantos preparativos, había abandonado su plan de seducirlo-. ¿Dónde quieres la mesa y las sillas?
-En la esquina, junto a la ventana. ¿Quieres la cerveza en la botella o en un vaso?
-En la botella está bien -dispuso la mesa donde le había dicho. Tendría que Louisarse la pizza y la cerveza y marcharse. Todas sus preocupaciones habían sido innecesarias.
Estaba colocando las sillas cuando ella volvió.
-Aquí tiene su cerveza, señor -le dijo.
La palabra «señor» le produjo un escalofrío de anticipación, pero seguramente solo lo había dicho para bromear. Entonces se volvió y la miró con ojos muy abiertos.
En las manos sostenía un gran plato con porciones de pizza, y entre los pechos se había metido una botella abierta de cerveza. La tela del vestido parecía a punto de reventar.
-La cena está servida, señor -le dijo con la invitación brillando en sus verdes ojos.
-¿Más... práctica? -se había quedado con la boca seca.
-Por favor, señor, sea amable y sígame la corriente. Tal vez aún pueda salvar la velada.
Él empezó a temblar de excitación y agradecimiento. Después de todo, iba a seducirlo.
-¿Qué quieres que haga?
-¿Esta mesa aguantará mi peso, señor?
-¿Para qué? -le importaba un bledo la mesa, pero no quería que se hiciera daño.
-Supongo que encontrará algún placer en que le dé de comer, señor.
Oh, Dios, aquello iba a ser impresionante.
-Sí, creo que aguantará tu peso -dijo con voz ronca.
-Muy bien, señor -dejó el plato en un extremo y se sentó cuidadosamente en la mesa. Separó las piernas y se colocó el plato entre los muslos.
Un plato de pizza rodeado de muslos cremosos enfundados en medias de malla...
-La mesa está preparada, señor. Siéntese, por favor. Él obedeció, deseando haberse puesto algo menos doloroso que unos vaqueros.
-¿Le apetece una cerveza, señor? -preguntó inclinándose hacia delante.
-Gracias -sin apartar la mirada de la suya, deslizó la mano entre sus pechos. Dio un pequeño empujón con la muñeca y la tela se deslizó sobre el pecho izquierdo, revelando un pezón endurecido.
-Oh, cielos, señor...
-¿Hay algún problema? -aunque el deseo lo abrasaba, consiguió mantener un tono frío, como si de verdad fuera el amo y no tolerase ninguna objeción por parte de la criada. Sacó la botella y Louisó un largo trago mientras le acariciaba distraídamente el pezón.
-¿La... la cerveza es de su agrado, señor?
-Sí.... -volvió a colocarla entre sus pechos, asegurándose de que el otro pezón quedara a la vista. La imagen de la botella entre sus senos lo hacía pensar en cosas inimaginables hasta entonces.
-¿Pizza, señor?
Él levantó la vista y vio que le estaba ofreciendo una porción de pizza. El queso fundido goteaba por el borde, pero él quería otra cosa. Se limitó a pasar la lengua, sin probarla.
-No está lo bastante caliente.
-¿No? -ella se humedeció los labios y su respiración se hizo más agitada.
-No, déjala en el plato -volvió a sacar la botella-.Aparta el plato, mejor.
-Como desee, señor -lo coloco detrás de ella.
Él Louisó otro trago de cerveza. Nunca hubiera imaginado que un juego así pudiera ser tan excitante.
-Quiero tomar algo caliente, _______ -le colocó otra vez la botella entre los pechos-. Como señor de la casa, te exijo que me lo des.
-¿Se refiere a lo que estoy pensando, señor? -preguntó tragando saliva.
-Sí -le dijo sin apartar la mirada.
-¿Dónde, señor?
-Aquí -dejo la botella en el suelo, junto a la silla-. Levántate la falda y el delantal.
Ella lo hizo, dejando ver un triangulo negro de encaje
-Quítate eso.
Ella deslizó una mano entre los muslos. La tela alrededor de su muñeca era como un símbolo de su sumisión absoluta. Tenía las uñas pintadas de rojo. El color perfecto...
Él dejó escapar un gemido que se confundió con el lamento de un saxo. Los húmedos rizos marrones temblaban cada vez que ella respiraba. Bajo ellos, parcialmente escondida, estaba la fuente de humedad que él buscaba.
Le sujetó las nalgas con las manos y la guió hacia el borde de la mesa. Luego, retiró un poco la silla, hasta la distancia necesaria.
-Tiene un aspecto delicioso -murmuró, e inclinó la cabeza-. Y muy, muy caliente
-Oh -se había quedado sin palabras. Estaba rendido a sus pies, pero ella no parecía darse cuenta. -Ya que he arruinado el efecto deseado, podríamos relajarnos y comernos la pizza. Seguro que estoy ridícula.
-No, no lo estás -verla en aquella cama con aquel traje era más de lo que podía soportar. Entre la luz de las velas y la música de jazz, se sentía como si fuera el protagonista de una película para adultos.
-Lo dices por ser amable. Tendría que haber practicado más con estos zapatos asesinos -se agachó y recogió el zapato del suelo-.Y pensar que en Broadway bailan con zapatos así -se apoyó en la cama y se lo puso en el pie-. Puedes dejar la pizza en la cocina. ¿Has traído la mesa y las sillas?
-Sí -estaba tan embelesado por la onírica imagen que se había olvidado de todo lo demás. Cuando volvió de la cocina, la vio arrastrando el paquete de la mesa.
-Será mejor que la montemos y nos Louisemos la pizza, ¿no? Antes de que se enfríe.
-De acuerdo -dijo él aclarándose la garganta.
-No estarás reprimiéndote la risa, ¿verdad?
-No, yo...
-Créeme, si me hubieras visto salir de detrás del biombo con un plumero en la mano te habrías vuelto loco.
-¿Tienes un plumero? -recordaba haber visto a Belinda con uno...
-Sí, está detrás del biombo. Es muy exagerado, ¿verdad? Y seguro que el uniforme también. Puedes decirme lo que piensas. Debería haber escogido un uniforme más clásico.
Realmente no tenía ni idea del efecto que había conseguido. En esos momentos a Harry le importaba un pimiento lo clásico. Solo podía pensar en sexo salvaje
-Pareces...
-Ya lo sé. Parezco una prostituta. Bueno, supongo. Nunca he visto a una. ¿Y tú?
-Sí.
-¡Vaya! ¿Pero tú...? No quiero ser indiscreta, pero nunca he conocido a un hombre que... ¿Alguna vez has pagado por...?
-No, y para que lo sepas, no pareces una prostituta -sorprendentemente, había conseguido decir más de dos palabras seguidas.
-Bueno, pero seguro que tampoco parezco una criada, así que este uniforme es inútil para excitar a un hombre.
-Yo no diría eso.
-¿En serio crees que funciona? -preguntó ella más animada.
-Aja.
-Eres muy amable, Harry. Te diré lo que haremos: compláceme y deja que lleve el traje y que practique con los tacones. Mi tropiezo ha arruinado la sorpresa que tenía para ti, pero en el futuro debo ser capaz de hacerlo con otro hombre -se dirigió hacia la cocina-. Ahora, si montas la mesa y las sillas, traeré los platos y las servilletas. ¿Te apetece la misma cerveza que Louisaste ayer?
-Desde luego -se quitó el abrigo y lo colgó en el pomo de la puerta. La situación era de lo más extraña. Después de tantos preparativos, había abandonado su plan de seducirlo-. ¿Dónde quieres la mesa y las sillas?
-En la esquina, junto a la ventana. ¿Quieres la cerveza en la botella o en un vaso?
-En la botella está bien -dispuso la mesa donde le había dicho. Tendría que Louisarse la pizza y la cerveza y marcharse. Todas sus preocupaciones habían sido innecesarias.
Estaba colocando las sillas cuando ella volvió.
-Aquí tiene su cerveza, señor -le dijo.
La palabra «señor» le produjo un escalofrío de anticipación, pero seguramente solo lo había dicho para bromear. Entonces se volvió y la miró con ojos muy abiertos.
En las manos sostenía un gran plato con porciones de pizza, y entre los pechos se había metido una botella abierta de cerveza. La tela del vestido parecía a punto de reventar.
-La cena está servida, señor -le dijo con la invitación brillando en sus verdes ojos.
-¿Más... práctica? -se había quedado con la boca seca.
-Por favor, señor, sea amable y sígame la corriente. Tal vez aún pueda salvar la velada.
Él empezó a temblar de excitación y agradecimiento. Después de todo, iba a seducirlo.
-¿Qué quieres que haga?
-¿Esta mesa aguantará mi peso, señor?
-¿Para qué? -le importaba un bledo la mesa, pero no quería que se hiciera daño.
-Supongo que encontrará algún placer en que le dé de comer, señor.
Oh, Dios, aquello iba a ser impresionante.
-Sí, creo que aguantará tu peso -dijo con voz ronca.
-Muy bien, señor -dejó el plato en un extremo y se sentó cuidadosamente en la mesa. Separó las piernas y se colocó el plato entre los muslos.
Un plato de pizza rodeado de muslos cremosos enfundados en medias de malla...
-La mesa está preparada, señor. Siéntese, por favor. Él obedeció, deseando haberse puesto algo menos doloroso que unos vaqueros.
-¿Le apetece una cerveza, señor? -preguntó inclinándose hacia delante.
-Gracias -sin apartar la mirada de la suya, deslizó la mano entre sus pechos. Dio un pequeño empujón con la muñeca y la tela se deslizó sobre el pecho izquierdo, revelando un pezón endurecido.
-Oh, cielos, señor...
-¿Hay algún problema? -aunque el deseo lo abrasaba, consiguió mantener un tono frío, como si de verdad fuera el amo y no tolerase ninguna objeción por parte de la criada. Sacó la botella y Louisó un largo trago mientras le acariciaba distraídamente el pezón.
-¿La... la cerveza es de su agrado, señor?
-Sí.... -volvió a colocarla entre sus pechos, asegurándose de que el otro pezón quedara a la vista. La imagen de la botella entre sus senos lo hacía pensar en cosas inimaginables hasta entonces.
-¿Pizza, señor?
Él levantó la vista y vio que le estaba ofreciendo una porción de pizza. El queso fundido goteaba por el borde, pero él quería otra cosa. Se limitó a pasar la lengua, sin probarla.
-No está lo bastante caliente.
-¿No? -ella se humedeció los labios y su respiración se hizo más agitada.
-No, déjala en el plato -volvió a sacar la botella-.Aparta el plato, mejor.
-Como desee, señor -lo coloco detrás de ella.
Él Louisó otro trago de cerveza. Nunca hubiera imaginado que un juego así pudiera ser tan excitante.
-Quiero tomar algo caliente, _______ -le colocó otra vez la botella entre los pechos-. Como señor de la casa, te exijo que me lo des.
-¿Se refiere a lo que estoy pensando, señor? -preguntó tragando saliva.
-Sí -le dijo sin apartar la mirada.
-¿Dónde, señor?
-Aquí -dejo la botella en el suelo, junto a la silla-. Levántate la falda y el delantal.
Ella lo hizo, dejando ver un triangulo negro de encaje
-Quítate eso.
Ella deslizó una mano entre los muslos. La tela alrededor de su muñeca era como un símbolo de su sumisión absoluta. Tenía las uñas pintadas de rojo. El color perfecto...
Él dejó escapar un gemido que se confundió con el lamento de un saxo. Los húmedos rizos marrones temblaban cada vez que ella respiraba. Bajo ellos, parcialmente escondida, estaba la fuente de humedad que él buscaba.
Le sujetó las nalgas con las manos y la guió hacia el borde de la mesa. Luego, retiró un poco la silla, hasta la distancia necesaria.
-Tiene un aspecto delicioso -murmuró, e inclinó la cabeza-. Y muy, muy caliente
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO 11/ PARTE 1
_______ estaba tan excitada que apenas podía respirar. Con una mano agarraba el borde de la mesa mientras Harry profundizaba en su objetivo. Nada de lo que había vivido hasta entonces podía haberla preparado para verlo entre sus muslos.
Ahogó un grito cuando sintió el tacto de su lengua. Estaba más húmeda que en toda su vida, y, tenía el presentimiento de que iba a estarlo aún más.
Estuvo a punto de llegar al orgasmo cuando lo oyó gruñir de satisfacción. Aquella lengua le estaba haciendo estragos con sus devastadoras caricias al son del jazz. _______ perdió toda la inhibición, se echó hacia atrás y separó más las piernas, respirando entre agónicos jadeos.
El sabía dónde tocar, pero parecía no tener prisa. La mantuvo al borde durante un tiempo deliciosamente largo, El placer era incomparable... y si no acababa pronto iba a estallar de calor.
-Por favor... haz que llegue -le suplicó.
El levantó la cabeza y la miró con sus ojos azules ardiendo de lujuria.
-Por favor... señor -le dijo con voz profunda.
-Por favor; señor -pidió en un tembloroso susurro-. Por favor, señor, quiero llegar.
-¿Y si aún no he acabado contigo? -su respiración también era agitada-. ¿Y si me gusta jugar contigo y hacerte esperar?
-Yo...
-Tienes que decir: «Haga lo que quiera conmigo, señor».
-Haga... lo que quiera... conmigo, señor -balbuceó entre jadeos. El modo en que la miraba bastaba para llevarla adonde quería.
-Eso está mejor -dijo, y volvió a bajar la cabeza. Pero esa vez la complació hasta el final, y en pocos segundos la llevó hasta el orgasmo más increíble de su vida. Los gritos de éxtasis se mezclaron con el rítmico sonido de la lengua, al explotar en un clímax hasta entonces solo soñado.
Mientras intentaba recuperar la respiración, él deslizó un brazo bajo ella y con el otro la abrazó por la espalda.
-Rodéame con las piernas, _______ -le susurró al oído-. Voy a llevarte a la cama.
Ella obedeció y le echó los brazos al cuello, mientras el mundo seguía dando vueltas a su alrededor. Sus pechos y su centro de humedad se apretaron contra su camisa.
-¿Tienes preservativos? -le preguntó él mientras recorría la corta distancia a la cama.
-Sí, señor.
-¿Dónde?
-Bajo la almohada, señor.
-Eres una insolente, ¿lo sabías? -le dio un mordisquito en el cuello-.Tendría que obligarte a que me desnudaras, pero no creo que lo hicieras lo suficientemente rápido.
A medida que se iba recuperando de la huracanada experiencia, pensó que le encantaría desnudarlo. Era otra de sus fantasías.
-Por favor, señor, permítame desnudarlo.
-Si no lo haces bien, recibirás un castigo.
-Lo entiendo, señor -respondió sumisamente. La anticipación la embriagaba.
-Bien -la sentó en la cama sin dejar que sus pies tocaran el suelo-. Puedes empezar por mi camisa - le dijo, y se quedó a poca distancia de ella.
-Sí, señor -con ambas manos le agarró la suave tela y la sacó de la cintura, pero no estaba lo bastante cerca para hacerlo con facilidad.
-Has sido muy lenta -dijo él acercándose más entre sus piernas.
-Intentaré hacerlo mejor, señor -tiró hacia arriba de la camisa y vio sus formidables abdominales. Se inclinó hacia delante y le tocó un pezón con la lengua.
-No he dicho que pudieras... -ella sintió cómo temblaba- hacer eso.
-No, señor -subió más la camisa y pasó la lengua alrededor de la aureola rosada.
-Estás incurriendo en graves faltas.
-Sí, señor -le aplicó la misma caricia al otro pezón.
Con un gemido, se quitó la camisa y la tiró al suelo.
-En muchas faltas -se quitó los zapatos-. Veamos si lo haces mejor con mis vaqueros.
Los dedos de _______ le temblaron mientras le desabrochaba el botón y le bajaba la cremallera. Al recordar el tamaño de su miembro se le llenó la boca de saliva, preparada para repetir las caricias de la noche anterior.
-Demasiado lento -dio un paso atrás y se quitó los pantalones-. Acabaré yo mismo -añadió disgustado, y se quitó rápidamente los calcetines y los calzoncillos.
Ella se quedó perpleja de admiración. El día antes no había tenido tiempo de contemplar en toda su magnitud lo que él podía ofrecerle.
-Y ahora tienes que pagar el castigo por haber sido tan lenta.
El pulso se le aceleró hasta alcanzar un ritmo frenético. Era como si el deseo más ardiente la acariciase con manos invisibles.
-Tendrás que hacer lo que yo te diga.
-Sí, señor -bajó la mirada en seña de sumisión, pero con la intención de admirar el miembro erecto y los testículos, prometedoramente suspendidos entre los muslos.
-Quítate los zapatos y ponte de rodillas en la cama -alzó la vista hacia el dosel-. Cuélgate de esa reja -ella lo hizo, de modo que los pechos descubiertos quedaron a la altura de su cara-. Perfecto. No te muevas..
_______ estaba tan excitada que apenas podía respirar. Con una mano agarraba el borde de la mesa mientras Harry profundizaba en su objetivo. Nada de lo que había vivido hasta entonces podía haberla preparado para verlo entre sus muslos.
Ahogó un grito cuando sintió el tacto de su lengua. Estaba más húmeda que en toda su vida, y, tenía el presentimiento de que iba a estarlo aún más.
Estuvo a punto de llegar al orgasmo cuando lo oyó gruñir de satisfacción. Aquella lengua le estaba haciendo estragos con sus devastadoras caricias al son del jazz. _______ perdió toda la inhibición, se echó hacia atrás y separó más las piernas, respirando entre agónicos jadeos.
El sabía dónde tocar, pero parecía no tener prisa. La mantuvo al borde durante un tiempo deliciosamente largo, El placer era incomparable... y si no acababa pronto iba a estallar de calor.
-Por favor... haz que llegue -le suplicó.
El levantó la cabeza y la miró con sus ojos azules ardiendo de lujuria.
-Por favor... señor -le dijo con voz profunda.
-Por favor; señor -pidió en un tembloroso susurro-. Por favor, señor, quiero llegar.
-¿Y si aún no he acabado contigo? -su respiración también era agitada-. ¿Y si me gusta jugar contigo y hacerte esperar?
-Yo...
-Tienes que decir: «Haga lo que quiera conmigo, señor».
-Haga... lo que quiera... conmigo, señor -balbuceó entre jadeos. El modo en que la miraba bastaba para llevarla adonde quería.
-Eso está mejor -dijo, y volvió a bajar la cabeza. Pero esa vez la complació hasta el final, y en pocos segundos la llevó hasta el orgasmo más increíble de su vida. Los gritos de éxtasis se mezclaron con el rítmico sonido de la lengua, al explotar en un clímax hasta entonces solo soñado.
Mientras intentaba recuperar la respiración, él deslizó un brazo bajo ella y con el otro la abrazó por la espalda.
-Rodéame con las piernas, _______ -le susurró al oído-. Voy a llevarte a la cama.
Ella obedeció y le echó los brazos al cuello, mientras el mundo seguía dando vueltas a su alrededor. Sus pechos y su centro de humedad se apretaron contra su camisa.
-¿Tienes preservativos? -le preguntó él mientras recorría la corta distancia a la cama.
-Sí, señor.
-¿Dónde?
-Bajo la almohada, señor.
-Eres una insolente, ¿lo sabías? -le dio un mordisquito en el cuello-.Tendría que obligarte a que me desnudaras, pero no creo que lo hicieras lo suficientemente rápido.
A medida que se iba recuperando de la huracanada experiencia, pensó que le encantaría desnudarlo. Era otra de sus fantasías.
-Por favor, señor, permítame desnudarlo.
-Si no lo haces bien, recibirás un castigo.
-Lo entiendo, señor -respondió sumisamente. La anticipación la embriagaba.
-Bien -la sentó en la cama sin dejar que sus pies tocaran el suelo-. Puedes empezar por mi camisa - le dijo, y se quedó a poca distancia de ella.
-Sí, señor -con ambas manos le agarró la suave tela y la sacó de la cintura, pero no estaba lo bastante cerca para hacerlo con facilidad.
-Has sido muy lenta -dijo él acercándose más entre sus piernas.
-Intentaré hacerlo mejor, señor -tiró hacia arriba de la camisa y vio sus formidables abdominales. Se inclinó hacia delante y le tocó un pezón con la lengua.
-No he dicho que pudieras... -ella sintió cómo temblaba- hacer eso.
-No, señor -subió más la camisa y pasó la lengua alrededor de la aureola rosada.
-Estás incurriendo en graves faltas.
-Sí, señor -le aplicó la misma caricia al otro pezón.
Con un gemido, se quitó la camisa y la tiró al suelo.
-En muchas faltas -se quitó los zapatos-. Veamos si lo haces mejor con mis vaqueros.
Los dedos de _______ le temblaron mientras le desabrochaba el botón y le bajaba la cremallera. Al recordar el tamaño de su miembro se le llenó la boca de saliva, preparada para repetir las caricias de la noche anterior.
-Demasiado lento -dio un paso atrás y se quitó los pantalones-. Acabaré yo mismo -añadió disgustado, y se quitó rápidamente los calcetines y los calzoncillos.
Ella se quedó perpleja de admiración. El día antes no había tenido tiempo de contemplar en toda su magnitud lo que él podía ofrecerle.
-Y ahora tienes que pagar el castigo por haber sido tan lenta.
El pulso se le aceleró hasta alcanzar un ritmo frenético. Era como si el deseo más ardiente la acariciase con manos invisibles.
-Tendrás que hacer lo que yo te diga.
-Sí, señor -bajó la mirada en seña de sumisión, pero con la intención de admirar el miembro erecto y los testículos, prometedoramente suspendidos entre los muslos.
-Quítate los zapatos y ponte de rodillas en la cama -alzó la vista hacia el dosel-. Cuélgate de esa reja -ella lo hizo, de modo que los pechos descubiertos quedaron a la altura de su cara-. Perfecto. No te muevas..
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO 11/PARTE 2
Se acercó a la mesa y regresó con la botella de cerveza. Se vertió unas gotas en una mano, y tras dejar la botella en el suelo se frotó las palmas. Entonces empezó a acariciarle los pechos, masajeándolos y amoldándolos hasta que la piel adquirió la humedad y el olor a cebada. _______, nunca se había percatado de lo sexy que podía ser el olor a cerveza.
-Y ahora te limpiaré con la lengua -le pasó la lengua en círculos alrededor de los pezones, evitando tocarlos porque sabía que era lo que ella más deseaba.
_______ se estremeció cuando otro orgasmo empezó a carecer en su interior. Cerró los ojos y concentró todas sus energías en la milagrosa dureza de su cuerpo.
Pero él retiró la boca, y ella gimió de frustración. Entonces pasó al seno derecho y de nuevo empezó la escalada de placer. Estaba cerca, muy cerca, pero necesitaba el pleno contacto para llegar.
Soltó una mano de la reja y se la llevó a la entrepierna, pero él la agarró por la muñeca.
-No te sueltes hasta que me haya saciado con tus pechos -le advirtió con voz severa y ella lo miró con suplica-. Lo haré a mi manera.
-Sí, señor.
-A mi manera -repitió. Se llevó el pecho a la boca al tiempo que con la mano le acariciaba la entrepierna. Ella se apretó contra la presión de los dedos, empapando sus braguitas por completo.
Entonces él le buscó la boca con la suya, mientras la agarraba por las muñecas y se las sujetaba a la espalda.
Ella se apoyó contra su pecho y sujetó el miembro entre sus muslos. Movió un poco las caderas mientras se perdía en el exquisito beso con sabor a cerveza.
-Ponte a gatas -le ordenó él cuando se retiró para Tomar aire-. De espaldas a mí.
Una nueva oleada de pasión la sacudió mientras se giraba Aquel hombre era todo un experto.
-Ahora baja el trasero hasta que yo te diga.
Ella nunca se había sentido tan deliciosamente vulnerable.
-Más... No, para -la punta de su miembro le rozó las nalgas-. Más alto... Ahí. Quédate así -la voz le tembló un poco, pero mantenía el tono arrogante que tanto la excitaba. En la vida mal no le hubiera permitido a ningún hombre que le hablara así, pero en sus fantasías era muy sexy.
Él tiró las almohadas al suelo y descubrió el paquete de preservativos. Rasgó un envoltorio y se enfundó con el látex.
-Y ahora ábrete para mí -le ordenó.
-Sí, señor...
-Estás aquí para servirme -apartó de su camino el fino obstáculo de encaje.
-Sí, señor -ella cerró los ojos extasiada mientras él se disponía a penetrarla.
-Y Tomaré lo que quiera. Soy yo quien controla tu placer -con un suave movimiento se introdujo en su húmedo interior.
-Oh, sí... -el miembro alcanzó su punto G como si fuera un misil teledirigido.
-¿Sí qué? -se retiró y volvió a empujar con más fuerza.
-¡Sí, señor!
-Eso es -le agarró las caderas y soltó un gemido mientras empezaba a seguir un ritmo constante- Mucho mejor. Mucho... mejor.
Ella no podía hablar. Estaba nadando en un mar de indescriptible placer. Su posición era perfecta, y cada embestida era una sensación milagrosa.
Todo lo controlaba él. Ella solo podía permanecer inmóvil, agarrando la sábana, y permitirle que le concediera otro orgasmo.
Él aceleró el ritmo y ella ahogó un grito al sentir la inminencia del clímax. Estaba llegando, los movimientos se hicieron más frenéticos, los sudorosos muslos se presionaron contra su trasero. Ya... ¡Sí! El mundo explotó en un torbellino de luz, color e increíbles sensaciones. Un fuerte gemido de gratitud se le escapó al tiempo que gritaba y llegaba al trémulo fondo de las profundidades.
Harry se enderezó y trató de recuperar el tire mientras se apagaban los efectos del orgasmo. Nunca había practicado así el sexo. Nunca había interpretado un papel ficticio, y estaba claro que se había estado perdiendo algo bueno.
-_______... -susurró mientras la acostaba sobre el colchón-. Ahora... ahora vuelvo.
Atravesó el dormitorio y entró en el baño. Allí se quitó el preservativo y se lavó las manos. Se miró al espejo y pensó que dos noches atrás era impensable que estuviera allí desnudo. Desnudo y sin ganas de marcharse. Quería acostarse con ella y continuar el juego hasta el amanecer.
Pero era peligroso quedarse mucho tiempo en la cama con una mujer. Los compromisos emocionales amenazaban, de modo que lo mejor era vestirse y marcharse cuanto antes, por mucho que deseara compartir más fantasías con ella.
Soltó un suspiro y salió del baño No tenía la disciplina necesaria para marcharse. Cualquier cosa que _______ tuviera planeada, él la aceptaría gustoso.
Esperaba encontrarla en la cama, pero no estaba allí. Ni tampoco en la cocina.
-¿_______?
-Me estoy cambiando -su voz salió de detrás del biombo. En ese momento una media voló por encima de la pantalla y se quedó colgando en el borde, seguida de otra.
Harry tuvo otra erección al ver aquellas medias e imaginársela desnuda tras el biombo.
-¿Qué te vas a poner?
-Eso no importa -su liguero quedó colgado junto a las medias de malla-. Harry...
-¿Sí? -estaba temblando. -Creo que deberías irte ya.
-¿Irme? -nada podría haberlo conmocionado más-. ¿Estás preocupada? ¿He sobreactuado en...?
-Oh, no. Has estado increíble. Me ha encantado.
-Entonces, ¿por qué...?
-Porque quiero mantener un aire de misterio. Harry reprimió el impulso de reírse. _______ estaba hablando en serio. Pero para él no había ningún misterio. El uniforme le había recordado a Belinda, pero la sexualidad de _______ había barrido cualquier recuerdo de la antigua criada.
No, no era misterio lo que le endurecía tanto su miembro. Ni tampoco el disfraz. Pero era mejor no discutir.
-De acuerdo -empezó a recoger sus ropas-. Seré mejor que me vaya a dormir. Mañana me espera un día de mucho trabajo -y a ella también. Al día siguiente comenzaría su nuevo empleo, y no podía presentarse atontada en la oficina.
-¿Pensarás en mí cuando estés trabajando mañana? -le preguntó ella.
-Supongo que sí -dijo, sabiendo que no pensaría en otra cosa-. No todos los días se me presenta la posibilidad de acostarme con una criada.
-Salvo en Francia.
-Siento decepcionarte, pero nunca me he acostado con una criada francesa.
-Es un alivio -el traje cayó junto a las medias v el liguero-. Pensé en imitar el acento francés, pero no se me dan muy bien los idiomas. Me hubiera salido una mezcla entre Pepe le Peu y Bugs Butiny. Me temo que solo he podido ser una criada de Kansas.
-_______, lo he pasado muy bien. Realmente bien - no podía irse sin decírselo.
-Parece que de verdad te has divertido. Me alegro.
-Yo también -qué verdad tan absoluta.
-Entonces... ¿querrías volver a hacerlo alguna vez?
«Oh, Dios mío, gracias... La diversión no se ha acabado».
-Tal vez.
-¿Cuándo?
«Ahora».
-¿Cuándo te viene bien a ti?
-¿Mañana por la noche?
« ¡Sí!».
-Supongo que podré. Te avisaré si me surge algún problema.
-De acuerdo. ¿A la misma hora?
-Perfecto -no podía creer que estuvieran planeando una cita sexual con la misma naturalidad que si quedaran para Tomar café-. Hasta mañana, entonces.
-Hasta mañana... Y, Harry, de verdad aprecio la oportunidad que me has dado hoy para practicar el sexo de la gran ciudad.
-No hay de qué.
-¿Sabes? Temía que no quisieras hacer nada sin cortinas en las ventanas, pero supongo que a un hombre tan sofisticado como tú no le importa, ¿verdad?
Él parpadeó y miró a las ventanas desnudas. ¡Demonios! No se había percatado de la falta de cortinas. ¿habrían visto algo los del edificio de enfrente?
-A la luz de las velas no se habrá visto mucho -siguió ella-, pero pensé que sería más arriesgado y emocionante. ¿No te parece?
Y entonces él se dio cuenta de que, gracias a ella, había descubierto una vena exhibicionista hasta entonces oculta. Tenía que romper aquella relación antes de descubrir más rasgos inquietantes.
-Sí, creo que sí -dijo finalmente-. Te veré mañana a las siete.
-¿Seguro? ¿No tienes que consultar tu agenda?
-Seguro.
Se acercó a la mesa y regresó con la botella de cerveza. Se vertió unas gotas en una mano, y tras dejar la botella en el suelo se frotó las palmas. Entonces empezó a acariciarle los pechos, masajeándolos y amoldándolos hasta que la piel adquirió la humedad y el olor a cebada. _______, nunca se había percatado de lo sexy que podía ser el olor a cerveza.
-Y ahora te limpiaré con la lengua -le pasó la lengua en círculos alrededor de los pezones, evitando tocarlos porque sabía que era lo que ella más deseaba.
_______ se estremeció cuando otro orgasmo empezó a carecer en su interior. Cerró los ojos y concentró todas sus energías en la milagrosa dureza de su cuerpo.
Pero él retiró la boca, y ella gimió de frustración. Entonces pasó al seno derecho y de nuevo empezó la escalada de placer. Estaba cerca, muy cerca, pero necesitaba el pleno contacto para llegar.
Soltó una mano de la reja y se la llevó a la entrepierna, pero él la agarró por la muñeca.
-No te sueltes hasta que me haya saciado con tus pechos -le advirtió con voz severa y ella lo miró con suplica-. Lo haré a mi manera.
-Sí, señor.
-A mi manera -repitió. Se llevó el pecho a la boca al tiempo que con la mano le acariciaba la entrepierna. Ella se apretó contra la presión de los dedos, empapando sus braguitas por completo.
Entonces él le buscó la boca con la suya, mientras la agarraba por las muñecas y se las sujetaba a la espalda.
Ella se apoyó contra su pecho y sujetó el miembro entre sus muslos. Movió un poco las caderas mientras se perdía en el exquisito beso con sabor a cerveza.
-Ponte a gatas -le ordenó él cuando se retiró para Tomar aire-. De espaldas a mí.
Una nueva oleada de pasión la sacudió mientras se giraba Aquel hombre era todo un experto.
-Ahora baja el trasero hasta que yo te diga.
Ella nunca se había sentido tan deliciosamente vulnerable.
-Más... No, para -la punta de su miembro le rozó las nalgas-. Más alto... Ahí. Quédate así -la voz le tembló un poco, pero mantenía el tono arrogante que tanto la excitaba. En la vida mal no le hubiera permitido a ningún hombre que le hablara así, pero en sus fantasías era muy sexy.
Él tiró las almohadas al suelo y descubrió el paquete de preservativos. Rasgó un envoltorio y se enfundó con el látex.
-Y ahora ábrete para mí -le ordenó.
-Sí, señor...
-Estás aquí para servirme -apartó de su camino el fino obstáculo de encaje.
-Sí, señor -ella cerró los ojos extasiada mientras él se disponía a penetrarla.
-Y Tomaré lo que quiera. Soy yo quien controla tu placer -con un suave movimiento se introdujo en su húmedo interior.
-Oh, sí... -el miembro alcanzó su punto G como si fuera un misil teledirigido.
-¿Sí qué? -se retiró y volvió a empujar con más fuerza.
-¡Sí, señor!
-Eso es -le agarró las caderas y soltó un gemido mientras empezaba a seguir un ritmo constante- Mucho mejor. Mucho... mejor.
Ella no podía hablar. Estaba nadando en un mar de indescriptible placer. Su posición era perfecta, y cada embestida era una sensación milagrosa.
Todo lo controlaba él. Ella solo podía permanecer inmóvil, agarrando la sábana, y permitirle que le concediera otro orgasmo.
Él aceleró el ritmo y ella ahogó un grito al sentir la inminencia del clímax. Estaba llegando, los movimientos se hicieron más frenéticos, los sudorosos muslos se presionaron contra su trasero. Ya... ¡Sí! El mundo explotó en un torbellino de luz, color e increíbles sensaciones. Un fuerte gemido de gratitud se le escapó al tiempo que gritaba y llegaba al trémulo fondo de las profundidades.
Harry se enderezó y trató de recuperar el tire mientras se apagaban los efectos del orgasmo. Nunca había practicado así el sexo. Nunca había interpretado un papel ficticio, y estaba claro que se había estado perdiendo algo bueno.
-_______... -susurró mientras la acostaba sobre el colchón-. Ahora... ahora vuelvo.
Atravesó el dormitorio y entró en el baño. Allí se quitó el preservativo y se lavó las manos. Se miró al espejo y pensó que dos noches atrás era impensable que estuviera allí desnudo. Desnudo y sin ganas de marcharse. Quería acostarse con ella y continuar el juego hasta el amanecer.
Pero era peligroso quedarse mucho tiempo en la cama con una mujer. Los compromisos emocionales amenazaban, de modo que lo mejor era vestirse y marcharse cuanto antes, por mucho que deseara compartir más fantasías con ella.
Soltó un suspiro y salió del baño No tenía la disciplina necesaria para marcharse. Cualquier cosa que _______ tuviera planeada, él la aceptaría gustoso.
Esperaba encontrarla en la cama, pero no estaba allí. Ni tampoco en la cocina.
-¿_______?
-Me estoy cambiando -su voz salió de detrás del biombo. En ese momento una media voló por encima de la pantalla y se quedó colgando en el borde, seguida de otra.
Harry tuvo otra erección al ver aquellas medias e imaginársela desnuda tras el biombo.
-¿Qué te vas a poner?
-Eso no importa -su liguero quedó colgado junto a las medias de malla-. Harry...
-¿Sí? -estaba temblando. -Creo que deberías irte ya.
-¿Irme? -nada podría haberlo conmocionado más-. ¿Estás preocupada? ¿He sobreactuado en...?
-Oh, no. Has estado increíble. Me ha encantado.
-Entonces, ¿por qué...?
-Porque quiero mantener un aire de misterio. Harry reprimió el impulso de reírse. _______ estaba hablando en serio. Pero para él no había ningún misterio. El uniforme le había recordado a Belinda, pero la sexualidad de _______ había barrido cualquier recuerdo de la antigua criada.
No, no era misterio lo que le endurecía tanto su miembro. Ni tampoco el disfraz. Pero era mejor no discutir.
-De acuerdo -empezó a recoger sus ropas-. Seré mejor que me vaya a dormir. Mañana me espera un día de mucho trabajo -y a ella también. Al día siguiente comenzaría su nuevo empleo, y no podía presentarse atontada en la oficina.
-¿Pensarás en mí cuando estés trabajando mañana? -le preguntó ella.
-Supongo que sí -dijo, sabiendo que no pensaría en otra cosa-. No todos los días se me presenta la posibilidad de acostarme con una criada.
-Salvo en Francia.
-Siento decepcionarte, pero nunca me he acostado con una criada francesa.
-Es un alivio -el traje cayó junto a las medias v el liguero-. Pensé en imitar el acento francés, pero no se me dan muy bien los idiomas. Me hubiera salido una mezcla entre Pepe le Peu y Bugs Butiny. Me temo que solo he podido ser una criada de Kansas.
-_______, lo he pasado muy bien. Realmente bien - no podía irse sin decírselo.
-Parece que de verdad te has divertido. Me alegro.
-Yo también -qué verdad tan absoluta.
-Entonces... ¿querrías volver a hacerlo alguna vez?
«Oh, Dios mío, gracias... La diversión no se ha acabado».
-Tal vez.
-¿Cuándo?
«Ahora».
-¿Cuándo te viene bien a ti?
-¿Mañana por la noche?
« ¡Sí!».
-Supongo que podré. Te avisaré si me surge algún problema.
-De acuerdo. ¿A la misma hora?
-Perfecto -no podía creer que estuvieran planeando una cita sexual con la misma naturalidad que si quedaran para Tomar café-. Hasta mañana, entonces.
-Hasta mañana... Y, Harry, de verdad aprecio la oportunidad que me has dado hoy para practicar el sexo de la gran ciudad.
-No hay de qué.
-¿Sabes? Temía que no quisieras hacer nada sin cortinas en las ventanas, pero supongo que a un hombre tan sofisticado como tú no le importa, ¿verdad?
Él parpadeó y miró a las ventanas desnudas. ¡Demonios! No se había percatado de la falta de cortinas. ¿habrían visto algo los del edificio de enfrente?
-A la luz de las velas no se habrá visto mucho -siguió ella-, pero pensé que sería más arriesgado y emocionante. ¿No te parece?
Y entonces él se dio cuenta de que, gracias a ella, había descubierto una vena exhibicionista hasta entonces oculta. Tenía que romper aquella relación antes de descubrir más rasgos inquietantes.
-Sí, creo que sí -dijo finalmente-. Te veré mañana a las siete.
-¿Seguro? ¿No tienes que consultar tu agenda?
-Seguro.
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
CAPITULO LARGO
Capítulo 12
Mich pasó toda la mañana preguntándose cómo habría sido la gran noche de _______. Pero su amiga estaba muy ocupada aprendiendo la rutina de Babcock y Trimball en su primer día de trabajo, por lo que no creyó oportuno interrumpirla.
Tuvo que esperar hasta la hora de comer, y entonces la llevó a un pequeño restaurante donde servían unos menús bastante sencillos.
-Sé que este lugar no es gran cosa -le dijo cuando estuvieron sentadas en un rincón-. Pero quiero que me lo cuentes todo, y aquí podemos hablar tranquilas, porque a nadie de la oficina le gusta este sitio.
-¿Por qué no? -preguntó _______-. ¿Es que acaso sirven veneno en la comida?
-No, solo que la comida es demasiado rústica para ellos.
-Vaya, tienes razón -dijo _______ leyendo el menú-. Es como estar de vuelta en Virtue, sentada en Hanson's. Incluso huele igual, a cebolla frita y a café.
-_______, ¿Harry y tú...?
-¿Qué van a Tomar? -preguntó la camarera, acercándose con un bloc.
-Yo quiero el sándwich especial de carne y un café –dijo _______ con una sonrisa.
-¿Y usted, señora?
-Yo Tomaré lo mismo, pero con té en vez de café -no quería perder tiempo en decidir-. ¿Y bien? -le preguntó en voz baja cuando la camarera se fue-. ¿Le gustó a Harry el uniforme?
-Ajá -respondió _______ con los ojos brillantes.
-Magnífico. Cuéntamelo todo.
_______ le relató los prolegómenos y el incidente con los tacones, pero Mich sospechaba que no le estaba contando todo lo sucedido. En cualquier caso, estaba claro que había pasado algo escandaloso en el apartamento. Su plan estaba funcionando.
-¿Se quedó? -la pregunta salió de sus labios y se dio cuenta de que había sonado demasiado ansiosa. Quiero decir... que para esas ocasiones hace falta tener un cepillo de dientes extra y alguna cuchilla de afeitar.
-Oh, no quise que se quedara -dijo _______-. Me alegró que se metiera en el baño, así pude... -se detuvo cuando les trajeron la comida-. Mmm... Huele muy bien.
Mich era lo bastante discreta para no preguntar detalles íntimos, pero la decepcionaba que Harry no se hubiera quedado a pasar la noche.
-¿Qué hiciste cuando salió de la habitación?
-Me escondí tras el biombo.
-¿Cómo? -Mich estuvo a punto de tirar la taza, por el asombro.
-No quería que volviera a la cama y me encontrase allí.
-Por amor de Dios, ¿por qué no? -Harry debía de pensar que era bastante rara.
-Quería mantener el misterio en nuestra relación.
-¿Haciéndole creer que te habías tirado por la ventana?
-Piensa en ello, Mich -hizo un gesto con el tenedor lleno de patata-. Estábamos viviendo una fantasía, pero si hubiera visto que la criada seguía allí, el juego se habría hecho muy pesado.
-Podías haberte quitado el uniforme y haberte metido bajo las sábanas.
-En ese caso hubiera sido yo misma.
-¿Y?
-Que estoy cansada de ser yo misma. Ahora que estoy aquí voy a vivir todas las fantasías que pueda. Quiero ser una persona distinta cada vez, y quiero que el hombre con quien esté, en este caso Harry, no me reconozca. El velo de misterio debe permanecer, o la aventura no será tan emocionante.
-Oh, entiendo -se preguntaba dónde estaría ese velo de misterio cuando _______ cayó de bruces en la cama, pero no iba a contradecir a su amiga.
-Así que la única solución era esconderme tras el biombo... Eh, ¿no vas a comer nada? No has tocado tu comida.
Mich bajó la vista y Tomó un bocado. Se había olvidado por completo de la comida, que, debido al embarazo, empezaba a desbancar al sexo como su actividad favorita.
-De acuerdo, así que te escondiste en el biombo. ¿Qué pasó después?
-Él volvió del baño y me llamó.
-Sí, me lo imagino. Diez segundos más y hubiera llamado a la policía.
-Le contesté y empecé a desnudarme y a colgar la ropa en el borde del biombo.
-¿Y él no te sacó de allí?
-No, porque le dije que debía marcharse.
Mich intentó ocultar su perplejidad. Demasiado misterio podía granjearle a _______ la antipatía de alguien como Harry.
-¿No fue un golpe bajo a su orgullo?
-No lo creo. Le dije que lo había pasado muy bien, y quedamos para vernos esta noche.
Mich se tapó la boca con la servilleta para cubrir su sonrisa de triunfa.
-Eso está muy bien. Supongo que ya estarás planeando otra fantasía.
-Así es -_______ parecía muy satisfecha de sí misma-. Pero antes de contártela, quiero saber lo que pasó con esas esposas forradas de piel. ¿Las probasteis Lou y tú?
-Sí -Mich se dio cuenta de que la pareja que estaba en la mesa de al lado había dejado de hablar-. Hay una pareja de ancianos detrás de ti -le susurró a _______-Y creo que nos están oyendo.
-Oh -_______ sonrió maliciosamente-. ¿Vas a contármelo o no?
-Eres una mala influencia para mí. -Desde luego.
Mich se echó a reír. Era como tener otra vez dieciséis años.
Y tal vez le dieran a esa pareja algunas ideas que llevarse a casa.
-Bueno, supongo que Lou siempre había pensado que sería él quien me las pusiera a mí... Pero le dije que se las pondría yo primero, y se puso muy nervioso.
-Pero conseguiste que aceptara, ¿verdad?
-Por supuesto. Le prometí que se las quitaría cuando él quisiera... Y no me lo pidió.
-¿Tan impresionante fue? -preguntó _______ con los ojos brillantes.
-Dijo que había sido el mejor orgasmo de su vida. Y con razón. Los hombres están acostumbrados a mantener el control, pero en el fondo los vuelve locos ser los esclavos de una mujer -hizo una pausa-.Y si funcionó tan bien con un hombre tan tranquilo como Lou, imagina lo que sería con alguien como Harry.
-Tienes toda la razón -dijo _______ con expresión ansiosa-.Tengo que volver a esa tienda.
La mujer que estaba detrás se dio la vuelta en su silla.
-Disculpa, querida, pero ¿cuál es el nombre de esa tienda?
Después de intercambiar una sonrisa con Mich, _______ se volvió para hablar con la anciana. Por lo visto la pareja no se había asustado, pensó Mich. O al menos la anciana, porque su marido se había ruborizado.
Como era de esperar _______ no solo facilitó el nombre y la dirección de la tienda, sino que además le dio a la anciana una lista con unos cuantos juguetes recomendables. Antes de que Mich se diera cuenta, la hora del almuerzo había pasado.
-No me has contado lo que tienes pensado hacer hoy con Harry -le dijo a _______ mientras las dos volvían a la oficina.
-Creo que he cambiado de idea cuando me has dicho lo de ser esclavo de una mujer. Pero sigo pensando en usar la cinta.
-¿Has comprado una cinta de video erótica?
-No. Anoche coloqué un magnetófono bajo la cama. Se activaba con la voz.
-¡Genial! -exclamó Mich riendo. Estaba segura de que a Harry nunca lo habían grabado en flagrante delito. Y ya era hora de eso también.
Mientras Harry se acercaba por el pasillo a la puerta de _______, su pulso se aceleró y su miembro empezó a endurecerse. No habían hablado de la cena, así que había comprado una botella de vino, queso para untar y galletas saladas. No quería dar la impresión de que solo le interesaba el... Demonios, no importaba que llevase o no comida, _______ sabía que iba a verla solo por el sexo.
Llamó al timbre y respiró profundamente. Era un manojo de nervios y deseo.
La puerta se abrió, pero la cadena estaba puesta. De dentro salía una música exótica y un olor a incienso. Harry miró por la rendija y la vio. Se había aplicado una abundante capa de rimel, y un velo de color lavanda le cubría la boca. Llevaba además un sujetador de lentejuelas y unos vaporosos pantalones de harén. La erección fue instantánea.
-¿Quién es? -preguntó ella a través del velo.
-Tu dueño.
-Yo no tengo dueño -le clavó la mirada de sus intensos ojos verdes-. Pero sí tengo muchos esclavos dispuestos a obedecerme.
Harry sintió una punzada de excitación en el pecho. Se preguntó si podría dejar el control en sus manos.
-¿Estás dispuesto a obedecerme? -preguntó ella en tono orgulloso.
Harry se dio cuenta de que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Lo que fuera.
-Sí.
-Bien -ella bajó la mirada y se fijó en su abultada entrepierna-. Has Tomado la elección correcta, esclavo -volvió a mirarlo a los ojos-. Voy a quitar la cadena, pero tendrás que esperar un. minuto antes de entrar. Después, cierra la puerta. Encontrarás tus instrucciones sobre la mesa.
-Como desees.
-¡Baja la mirada cuando me hables!
La orden intensificó el dolor en su ingle. ¿De verdad deseaba ser su esclavo? Era un pensamiento desconcertante.
Ella esperó, desafiándolo con sus grandes ojos verdes. Y él bajó la mirada lentamente. Vio un pie desnudo a través de la rendija. Se había pintado las uñas de rojo, y tenía una pulsera dorada en el tobillo. Empezó a temblar. ¿Podría soportar que lo atara y que lo atizara con un látigo? No tenía elección. La deseaba de cualquier manera.
La puerta se cerró. En un minuto descubriría qué lo estaba aguardando.
Fue un minuto muy largo, pero al fin se atrevió a abrir. Después de cerrar la puerta a su paso, miró a su alrededor. El corazón le latía desbocado. No vio a _______ por ninguna parte. Podía estar tras el biombo, u oculta bajo las sábanas revueltas de la cama, como la reina Cleopatra tendida en su barcaza. ¿Qué se suponía que debía hacer él?
De repente recordó que las instrucciones lo aguardaban en la mesa. Se quitó la chaqueta, dejó la bolsa con la comida y agarró la nota que había junto a un pequeño magnetófono.
Pon la cinta mientras te desnudas. Cuando estés listo, acércate a la cama y pide permiso para entrar. Aquella noche le tocaba a ella, y no había duda de que quería hacerlo sufrir. Pero la cinta lo desconcertaba. No podía imaginar de qué se trataba. Pulsó el botón y empezó a desabrocharse la camisa.
Se paró a mitad de los botones, totalmente perplejo por lo que estaba oyendo. Parecía una respiración entrecortada y jadeante, un gemido... Se preguntó si sería un chiste basado en El proyecto de la bruja de Blair. Entonces oyó la súplica de _______: «Por favor... haz que llegue»
Santo Dios, había grabado su sesión de sexo oral. Se desvistió todo lo rápido que pudo, impresionado de que _______ se hubiera acordado de sus aventuras infantiles No solo se había acordado de la cinta, sino que la usaba para volverlo loco de deseo. Dejó la camisa sobre la silla, y mientras intentaba desatar los cordones, la acción de la cinta se trasladó a la cama. Si, lo recordaba todo...
El nudo de los zapatos se resistía a soltarse. Harry maldijo por no haber llevado mocasines, y al final se los quito sin desatarlos, mientras oía cómo le había lamido los pechos.
Estuvo a punto de caer al suelo mientras se quitaba los vaqueros, y tuvo que apoyarse en la mesa para guardar el equilibrio. Pensó que tendría suerte si no llegaba al orgasmo antes de meterse en la cama. Se estaba quitando los calzoncillos cuando los gemidos de la cinta cambiaron. De repente una serie de chillidos agudos llenó la habitación. Sonaban como... dos ardillas aparcándose.
Entonces se dio cuenta de que al apoyarse en la mesa había pulsado el botón de avance rápido.
-¡Maldita sea! -exclamó ella desde la cama-. ¡Otra vez se fastidia todo!
Él no pudo evitarlo y se echó a reír Y mientras más avanzaba la cinta más se reía. Lástima que no lo hubiera grabado también en vídeo.
Pero incluso sin vídeo podía visualizarlo. Lo habían hecho como dos demonios enloquecidos.
-Disculpa -dijo ella asomando la cabeza a través de las cortinas de la alcoba.
Con mucho esfuerzo, Harry consiguió controlar la risa.
-Ha sido un accidente. Tropecé y pulsé sin querer el botón de avance. Por cierto, la idea es genial -la cinta llegó al final y se apagó.
Ella soltó un suspiro.
-Y ahora que la idea se ha echado a perder, ¿qué?
-Oh, yo no diría que se haya echado a perder - miró hacia abajo y comprobó que aún seguía listo para la acción-. ¿Quieres que rebobine la cinta?
michu
Re: ♥Soltera en Nueva York♥ ( Harry y Tu ) HOT
la sigo ahoraNaomi. escribió:SIGUELA SIGUELA! <3
michu
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