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Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Holaaaaaa , sii seguiste la nove hajajjhsjabwibwhrgehw mepaso lo mismo q a zayn aki me desperto mi primito mirandome fijamente y tenia una banana en la manoj jaja un poco mas y muero del susto, si vi lalei toda habia sacado conclusiones pero como en la nove aparece cosas nuevas ya se me fue , asi que nose y me mataras si no seguis ya quiero saber , seguila pronto linda
Milu Acosta Malik Bieber
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Holaaaaaa , sii seguiste la nove hajajjhsjabwibwhrgehw mepaso lo mismo q a zayn aki me desperto mi primito mirandome fijamente y tenia una banana en la manoj jaja un poco mas y muero del susto, si vi lalei toda habia sacado conclusiones pero como en la nove aparece cosas nuevas ya se me fue , asi que nose y me mataras si no seguis ya quiero saber , seguila pronto linda
Milu Acosta Malik Bieber
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy
HOLA VOLVI jajajaja
person por estar perdida tanto tiempo es q estoy estudiando y pues no me deja mucho tiempo pues ademas no sabia q la habiias contuniado ya
asi pus veras estaa super no la puedes dejar asi bebeeee
eespero no desaperecer asi otra ves te dejo
siguela pronto quiero saber q pasa
y quien es el q le quiere hacer daño a rayis y quede impresionada en algunas partes es muy especifico en cuanto pues al sexo de me acordaba q fuera haci de concreto por todo lado
bye
cuidate
yeka04
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Hola amores! Más noche, respondo los comentarios, y subo 2 capítulos :D
Las quieroooo.
Sigan comentando!!
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
karencita_mb escribió:Ahsgdhsj que hermosoooo capitulooo
Zayn cargando a Zara agss un amooooor
Todavía no he sacado las conclusiones
Del pasado de Zayn :aa:
Ameee el cap
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
me alegro q te haya gustado n.n
awww sisi esa niña es un amooor *-* akjsajksa
es algo q realmente sería nuevo pero con lógica ;)
ya la sigoooo!!!! :D
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
MechedeJonas escribió:tengo un sobrino de la edad de zara y se como son de chukys!!!!! pobre zayn con las preguntas de zara! xd me encanta!! mee encantaaaaaaaaaaa!!!!
jajaja siii yo tmb xDD son muy curiosos aksjak espera verla en el próximo capi
me alegro q te haya gustado el capi, nena. ya la sigooo :D
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
luu<3 escribió:holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa yeyy subiste cap, que rápido terminaste el libro, muero por saber que va a pasar, jajajja que miedo ser zayn, despertar y ver a Zara, como amo a esa niña, cinco años y te mata con sus preguntas jajjaja, la verdad he intentado sacar conclusiones de lo que le paso a zayn pero con forme pasa la novela me las destruyen todas, asi que no, no tengo ni idea de lo que le paso, pero muero por saber, cuando lo sepa podre morir en paz jajjajaj síguela pronto, besos :D
Hoooola!!! siii siempre termino a lo máximo en una semana los libros q traen saga, o depende de como ande con mis deberes de la escuela xDD
jajaj siii zara es un amooor, y verás lo q viene con esa pequeña nena kasjkaksa
es algo lógico pero algo nuevo en su apsado. espero q pronto saquen las conclusiones como son, al igual q el de la rayis, quien es el q le quiere hacer daño...
ya la sigoooo :DD
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
joselen2 escribió:SIGUELAAAAAAAA
ya la sigoooo
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Milu Acosta Malik Bieber escribió:Holaaaaaa , sii seguiste la nove hajajjhsjabwibwhrgehw mepaso lo mismo q a zayn aki me desperto mi primito mirandome fijamente y tenia una banana en la manoj jaja un poco mas y muero del susto, si vi lalei toda habia sacado conclusiones pero como en la nove aparece cosas nuevas ya se me fue , asi que nose y me mataras si no seguis ya quiero saber , seguila pronto linda
Hooola, siii si la seguí akjskaj debería!
jajajaj suele pasarnos a todos xD es un ataque al corazón despertarse de esa manera jajaja
espero q pronto las saquen, al igual q los de la rayis, a ver quien le queire hacer daño...
ya la sigooo :)
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
yeka04 escribió:eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyHOLA VOLVI jajajajaperson por estar perdida tanto tiempo es q estoy estudiando y pues no me deja mucho tiempo pues ademas no sabia q la habiias contuniado yaasi pus veras estaa super no la puedes dejar asi bebeeeeeespero no desaperecer asi otra ves te dejosiguela pronto quiero saber q pasay quien es el q le quiere hacer daño a rayis y quede impresionada en algunas partes es muy especifico en cuanto pues al sexo de me acordaba q fuera haci de concreto por todo ladobyecuidate
Hooola, bienvenida, me alegro q hayas vuelto! y ntp, yo tmb ando en ese tema akjskajsa tiene poco q empece a subirla, apenas me habia dado cuenta q salio el libro, y entre q lo leí y tood eso, apenas lo subo jejej
pronto y si sacan sus conclusiones verán quien le quiere hacer daño a la rayis!!
el sexo es el mismo, nena. no tiene más especifico las narraciones, lo q pasa es q en este libro, narran los dos protagonistas y antes narraba solamnete la chica. entonces ah de ser q cuando el hombre narra la escena de sexo, se te hace muy especifico xD jajaja
ya la sigooo un besiotoo!!
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
karencita_mb escribió:Siguelaaaaaaaaaaa!!!!
ya la sigoooo
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Capítulo 4 1/2
*
Zayn me guio a lo largo de la costa por un sendero escarpado que dominaba el mar de la bahía de Bristol, con su centelleante agua azul titilando en un millón de fragmentos brillantes a causa del viento. Lo seguimos durante un buen rato hasta que el camino viró hacia el interior.
El sol brillaba y el aire era fresco. Se podría pensar que el esfuerzo físico despejaría mis dispersos pensamientos y los pondría en orden, pero no hubo suerte. No. Mi cabeza simplemente continuaba dando vueltas. ¿Comprometernos? ¿Irnos a vivir juntos? ¿¡Matrimonio!? Necesitaba organizar una cita con la doctora Roswell para cuando regresáramos a Londres. Mientras observaba a Zayn delante de mí, el modo en que se movía, su agilidad natural y su sigilo, sus músculos definidos impulsando su cuerpo hacia delante, al menos apreciaba también esas vistas. Mi chico, mis vistas. Sí, el paisaje y mi hombre estaban muy bien. Lo cierto es que me encantaba estar ahí y estaba contenta de que me hubiera llevado, a pesar del rumbo que había tomado nuestra conversación de la noche anterior. Zayn había bajado esta mañana alegre y cariñoso, como si no hubiéramos discutido algo importante. En realidad me molestaba mucho que él pudiera soltar algo como lo de casarse sin más, ¡ni que fuera tan sencillo como sacarse el carné de conducir!
Sin embargo, me gustaba que saliera a correr conmigo. Si no llovía, salíamos a correr por las mañanas en la ciudad cuando me quedaba a dormir en su casa. Zayn mantenía un ritmo competitivo y yo esperaba que él no me tratara con mano suave solo porque podía hacerlo.
El sendero serpenteaba junto al litoral e iba descendiendo hacia la costa y la playa que se extendía debajo, hasta que al final llegamos a un cabo pedregoso. Zayn se giró y me dirigió una sonrisa de modelo de portada, algo que me afectaba cada vez que lo hacía. Tenía una sonrisa espléndida que hacía que me derritiera. Eso significaba que él era feliz.
—¿Tienes hambre? —me preguntó mientras me detenía.
—Sí que tengo. ¿Adónde vamos?
Señaló un diminuto edificio con forma de mirador situado en lo alto de las rocas.
—El Ave Marina. Dan unos desayunos geniales en ese pequeño lugar.
—Suena muy bien.
Puso mi mano en la suya y la llevó hasta sus labios, besándola con rapidez. Yo le sonreí y observé su precioso rostro. Zayn era un regalo para los ojos, pero me resultaba curioso que él pareciera no pensar mucho en ello. Quería saber más sobre esa mujer de la noche anterior, Priscilla. Sé que se había acostado con ella en algún momento del pasado; se limitó a decir: «Salimos una vez juntos». No había que ser un genio para saber que había aceptado libremente tener sexo con ella. En el bar no paró de ponerle las zarpas encima. No me gustaba nada su mirada. Demasiado depredadora. Paul no obstante parecía interesado. Los vi juntos fuera, en la acera, después de que evacuaran la Nacional.
—¿En qué estás pensando, nena? —preguntó Zayn dándome un golpecito en la punta de la nariz—. Puedo ver moverse el engranaje ahí debajo. —Me besó en la frente.
—En muchas cosas.
—¿Quieres que hablemos de ello?
—Creo que deberíamos —dije asintiendo—. Creo que no tenemos opción, Zayn.
—Sí —respondió, al tiempo que sus ojos perdían el brillo de felicidad que habían tenido hasta ese momento.
La camarera pelirroja le miró de arriba abajo mientras nos sentaba junto a la ventana, algo a lo que me había habituado cuando salía con Zayn. Las chicas no disimulaban demasiado su interés. Yo siempre me quedaba pensando en cómo actuarían otras chicas o qué le dirían si yo no estuviera presente. ¡Ja! «Este es mi número, por si quieres venir a mi casa y tener un poco de sexo rápido y sucio. Haré todo lo que quieras». Argh. Esperó hasta que ella se marchó y entonces fue directo al grano.
—Bueno…, volviendo a nuestra conversación de anoche. ¿Te sientes más receptiva a la idea?
Bebí primero un poco de agua.
—Creo que todavía estoy conmocionada por el hecho de que quieras… —vacilé.
—No tienes por qué tener miedo a pronunciar las palabras, ______ — dijo mordaz, sin parecer ya tan feliz conmigo.
—Bien. No me puedo creer que quieras «casarte» conmigo —contesté marcando el gesto de las comillas y observando cómo se le contraía la mandíbula.
—¿Por qué te sorprende?
—Es demasiado pronto y apenas hemos empezado a salir juntos, Zayn.
¿No podemos seguir tal y como estamos?
Su gesto se endureció.
—Seguimos estando como estábamos. No sé adónde te crees que estamos yendo, pero te puedo asegurar que será a un lugar en el que estaremos juntos —contestó entornando los ojos, que brillaron un poco—. Todo o nada, ______, ¿o es que ya lo has olvidado? Anoche dijiste que querías lo mismo.
Juraría que estaba más que un poco frustrado conmigo.
—No lo he olvidado —susurré, y hojeé la carta que tenía frente a mí.
—Bien.
Él cogió la suya y no dijo nada durante un minuto o dos. La camarera al final regresó y anotó la comanda de nuestros desayunos de una forma bastante desagradable, tonteando con Zayn a lo largo de todo el tortuoso proceso.
Fruncí el ceño en cuanto se giró y se marchó con paso tranquilo. Zayn continuaba mirándome, sin pestañear, mientras hablaba.
—¿Cuándo vas a entender que no me importan las mujeres como esa camarera ni cómo intentaba flirtear conmigo mientras tú estás aquí sentada? Ha sido de muy mal gusto y lo detesto. Cosas así me han pasado durante toda mi vida adulta y puedo asegurarte con sinceridad que es terriblemente molesto —dijo mientras alargaba la mano por encima de la mesa y me cogía la mía—. Yo ahora quiero que solo una mujer flirtee conmigo, y tú sabes quién es esa mujer.
—Pero ¿cómo puedes estar tan seguro de algo tan importante como el matrimonio? —pregunté retomando nuestro tema.
Empezó a rozar su pulgar sobre la palma de mi mano, en un gesto que iba más allá de lo sensual.
—He decidido lo que quiero contigo, nena, y no voy a cambiar de opinión.
—Lo sabes. Sabes que jamás cambiarás de opinión sobre mí o sobre querer estar conmigo —pronuncié esas palabras con un tono ligeramente socarrón, pero eran cuestiones que le planteaba de verdad. Dios, si me lo estaba proponiendo, entonces yo tenía que escuchar el porqué de las cosas —. No tengo ningún buen ejemplo en el que inspirarme. El matrimonio de mis padres era una farsa.
—No cambiaré de opinión, ______ —dijo entornando los ojos, en los que pude atisbar algo de dolor—. Tú eres todo lo que quiero y necesito. Estoy seguro de eso. Solo deseo hacerlo oficial ante el mundo de forma que pueda protegerte de la mejor manera que sé. La gente se casa por mucho menos. —Bajó la mirada a nuestras manos y volvió a alzarla hacia mí—. Te Amo.
Mi corazón se derritió ante la explosión de intensidad que provenía de él y me sentí de nuevo una verdadera bruja. Ahí estaba Zayn, desnudando sus sentimientos, contándome lo mucho que yo significaba para él, y yo se lo estaba haciendo pasar mal.
—Sé que me amas, y yo también te amo. —Asentí y giré la mano para sostener la suya, sintiendo mis palabras con todo mi corazón—. De verdad. Nadie más ha sacado eso de mí antes… excepto tú.
—Bien.
Ahora parecía vulnerable, y yo quería consolarle, hacerle ver que me importaba. Porque era la verdad. Zayn me importaba. Muchísimo. Le acaricié la palma de la mano con un dedo, rozándole de un lado a otro.
Las últimas veinticuatro horas habían sido una locura y yo solamente estaba tratando de mantener la calma. Lo que Zayn me proponía me agobiaba, pero también me hacía sentir amada. Era un buen hombre que deseaba comprometerse conmigo, y que únicamente pedía lo mismo a cambio. ¿Por qué tenía tantos problemas para admitirlo? La verdad era algo que entendía demasiado bien, aunque odiara reconocerlo al haberla enterrado en lo más profundo de mi cabeza. Estar con Zayn me obligaba a enfrentarme a mis demonios.
—Me mudaré contigo. ¿Qué tal eso para empezar?
—Es solo eso, un comienzo —contestó de manera seca—. Te expliqué que en cualquier caso esa parte era innegociable.
—Lo sé. Me dijiste muchas cosas, Zayn —respondí sin poder evitar el sarcasmo en mi voz, pero le sonreí, sentado frente a mí con toda su belleza masculina, tan confiado y seguro.
Me devolvió la sonrisa.
—Y cada palabra que he dicho iba en serio.
La camarera apareció con nuestra comida justo en ese momento, sonriendo e inclinándose sobre la mesa de un modo descarado que hizo que se me revolvieran las tripas. Los huevos y el beicon que colocó frente a mí ya no parecían tan apetecibles. Alargué primero la mano hacia la tostada.
No pude evitar volver a entornar los ojos mientras se marchaba pavoneándose, contoneando las caderas para conseguir el máximo efecto. Zayn rio con suavidad y me tiró un beso.
—Hablemos un poco más de este plan tuyo cuando volvamos a Londres, ¿vale? Quiero disfrutar de nuestro tiempo aquí juntos el fin de semana, y olvidar el mensaje de anoche, y pasarlo bien… —Y no pude evitar añadir con un ligero tono mordaz—: Aunque contemplar cómo se te abalanzan las mujeres no es que sea pasarlo bien que digamos.
Se rio con más fuerza.
—Bienvenida a mi mundo, nena. Dios, si ayuda a mi causa ponerte celosa, quizá debería dar un poco más de alas a mis admiradoras —dijo señalando en dirección a la camarera.
Le miré echando chispas por los ojos.
—Ni se te ocurra, Malik —contesté apuntando hacia su entrepierna —. No ayudará para nada a tu causa ni a conseguir lo que tanto te gusta.
Mordió el último trozo de beicon e ignoró mi amenaza, al tiempo que me abrumaba con ojos sensuales y pausados.
—Me gusta mucho tu yo celoso. Me pone cachondo —dijo en voz baja.
¿Qué no te pone cachondo? Sentí cómo el hormigueo de la excitación se agitaba en mi interior mientras me escudriñaba con la mirada. Zayn podía excitarme con el más mínimo gesto. Noté cómo se le contraían los músculos bajo la camisa, y quería arrancársela y proceder a lamerle su precioso y esculpido torso, para después bajar hacia su abdomen y a esa V que culminaba en su grandiosa…
—¿En qué estás pensando ahora? —me preguntó arqueando la ceja, e interrumpiendo mis perversas fantasías.
—En cómo me gusta salir a correr contigo —contrarresté, orgullosa de mi concisa réplica cuando me cazó comiéndomelo con los ojos sin ningún tipo de vergüenza, peor de lo que había hecho la pelirroja que nos había servido el desayuno.
—Ya —dijo totalmente escéptico—. Yo creo que estabas soñando con desnudarme y echar un polvo.
Estaba horrorizada y me quedé mirando mi comida, mientras me preguntaba por qué estaba tan sexual esos días. Mis hormonas debían de estar alteradas otra vez. Por-su-culpa.
—Hablando de sueños… —Pensé que ese era un buen momento para cambiar de tema y dejé que mi comentario flotara en el aire un instante entre los dos.
Sus ojos se oscurecieron y frunció el ceño.
—Sí, tuve otra pesadilla. Lo siento mucho por molestarte mientras dormías. De verdad. No sé por qué he empezado a tenerlas otra vez después de todo este tiempo.
—Quiero saber de qué tratan esos sueños, Zayn.
Se hizo el distraído y cambió otra vez de conversación.
—Pero tienes razón, nena, no debería haber sacado el tema de vamos-acasarnos de forma tan repentina. No estuvo bien soltarte eso en mitad de la noche, a pesar de que sigo convencido de que es nuestra mejor opción. Podemos hablar más sobre ello cuando volvamos a la ciudad y te hayas mudado a mi piso. Ya te dije que el suceso de la otra noche en la Galería Nacional me hizo enloquecer —continuó moviendo la cabeza lentamente —. Cuando no podía encontrarte…, fue lo peor ______. No puedo pasar por eso otra vez. Mi corazón no puede soportarlo.
Le miré fijamente, frustrada de que estuviera cerrándose en banda una vez más, y endurecí mi postura.
—¿Por qué no quieres hablarme de tus pesadillas? Mi corazón no puede soportar eso.
Bajó la mirada y después la alzó, implorándome con los ojos.
—Cuando volvamos a casa. Te lo prometo —dijo jugando con mi mano, acariciando mis nudillos con mucha delicadeza—. Pasémoslo bien juntos este fin de semana como tú quieres, sin sacar a colación nada desagradable. ¿Por favor?
¿Cómo podía negarme? Su mirada aterrorizada me era suficiente para darle una tregua. Unos pocos días más sin saberlo no importaban. No obstante, sí sabía algo, que cualesquiera que fuesen los hechos que había sufrido Zayn, habían sido terribles de verdad, y me producía pánico siquiera imaginarlos. Dijo que eran de su época en la guerra, y recordé las palabras que Neil me dirigió una vez: «Él es un milagro andante, ______ ».
Sí, es un buen milagro. Mi milagro.
Para regresar a la casa tomó un sendero distinto ya que quería mostrarme los alrededores. Ese camino era mucho menos agotador, y lo agradecí; pero por alguna razón estaba otra vez cansada. Sentí que me sonrojaba al reconocer el porqué: muchísimo sexo la noche anterior. Otro milagro, teniendo en cuenta que había empezado y terminado la noche vomitando. Argh. Aunque Zayn se había portado muy bien conmigo. Era verdaderamente un hombre atento y solícito, y con una gran sensibilidad para no haber crecido con una madre al lado. Tendría que darle las gracias a su padre, Jonathan, cuando le viera de nuevo por haber hecho tan buen trabajo.
La zona se volvió más boscosa a medida que nos alejábamos de la costa. El sol se filtraba entre las hojas verdes y las ramas, trazando dibujos de luces y sombras en el suelo. Todo el lugar resultaba apacible. Un pequeño cementerio oculto bajo unos robles muy antiguos parecía un sitio perfecto para detenerse un rato. El lugar parecía sacado de una novela gótica, con las ramas sobresaliendo y las lápidas profusamente decoradas. Zayn esperó a que le alcanzara en la puerta y extendió la mano. Nada más tocarle, me acercó contra su cuerpo, envolviéndome.
—¿Quieres echar un vistazo por aquí y descansar un poco? Pensé que te apetecería, teniendo en cuenta lo que te gusta la Historia.
—Me encantaría. Esto es precioso —dije mirando a mi alrededor—. Tan tranquilo y sereno.
Caminamos por el terreno, leyendo en las lápidas los nombres de las personas que habían vivido y muerto en la zona. Una cripta de mármol señalaba el lugar donde reposaban los restos de la familia Greymont, los antepasados del marido de Hannah, Freddy. Distinguí los nombres de Jeremy y Georgina y recordé que eran las personas que Hannah había mencionado del bellísimo retrato que había descubierto esta mañana en la escalera. Los del Mallerton. Supe sin la menor duda que el cuadro de sir Jeremy y su preciosa Georgina era el original, y esperaba que la familia me permitiese tomar algunas fotografías solo para catalogarlas. Quizá podría traer a Benny aquí y hacer algunas buenas fotos. Gaby querría verlo y la Mallerton Society estaría muy interesada en cualquier cosa relacionada con el estatus actual de la pintura. Mi mente se agitaba con todas las posibilidades mientras dejábamos el cementerio privado y continuábamos hacia el interior por el camino del bosque.
Llegamos a una imponente puerta de hierro, del tipo que se ven en las películas que ganan Oscars. Sujeto en el hierro había un cartel de una agencia inmobiliaria que anunciaba el lugar como Stonewell Court.
—¿Conocías esta casa? —pregunté.
Negó con la cabeza.
—Nunca había venido por este camino. Parece que está en venta. — Probó con la aldaba de la puerta y, para nuestra sorpresa, esta se abrió con un desagradable chirrido—. Echemos un vistazo. ¿Quieres?
—¿Crees que no pasará nada?
—Claro que no —dijo encogiéndose de hombros y mirando el cartel.
—Entonces sí.
Di un paso adelante para seguirle al interior. La oxidada puerta se cerró tras nosotros con un ruido metálico. Le cogí la mano a Zayn y me acerqué más a él mientras descendíamos por el serpenteante camino de gravilla.
Parecía que volvíamos a dirigirnos hacia la costa.
Se rio con dulzura.
—¿Te da miedo que nos metamos en algún lío?
—Para nada —mentí—. Si alguien viene detrás de nosotros por entrar sin permiso, pienso hacerles saber que todo fue idea tuya y que tú dijiste que no pasaba nada.
Traté con todas mis fuerzas de permanecer seria, esperando poder aguantar la risa unos segundos más. Hizo que nos detuviéramos en el sendero y me miró fingiendo estar enfadado.
—Muy bonito. ¡Vas a abandonarme con tal de salvar tu precioso y pequeño trasero!
—Bueno, me aseguraré de ir a la cárcel a visitar tu precioso y sexi trasero —dije con suavidad, enfatizando la pronunciación británica de «trasero» mientras pensaba que sonaba mucho más elegante cuando la decía él. Era pésima intentando imitar el acento británico.
Bajó el brazo para meterme mano y me hizo cosquillas en el costado con la otra mano.
—Oh, ¿lo harás ahora? —preguntó pronunciando lentamente. Me rompió la compostura con facilidad haciéndome cosquillas sin piedad.
—¡Sí! —grité, zafándome de su sujeción y corriendo entre los árboles.
Él salió detrás de mí, riendo todo el tiempo. Podía sentirle acercarse y me esforcé más para mantenerle a distancia, apurando la extensión del camino de entrada a la casa con cada zancada. Zayn me alcanzó justo cuando girábamos por una curva del camino y se las apañó para tirarnos a ambos con dulzura sobre la suave hierba, rodando sobre mí y haciéndome cosquillas sin parar. Yo me retorcía y me zarandeaba, intentándolo todo para escapar, pero era un ejercicio inútil contra su fuerza.
—No tienes escapatoria, nena —dijo en voz baja al tiempo que me inmovilizaba sin esfuerzo alguno las muñecas con una mano y me sostenía la barbilla con la otra.
—Por supuesto que no —susurré a su vez, sintiendo ya el rubor del calor, excitándome de manera salvaje. Zayn hacía que pasaran todo tipo de cosas en mi cuerpo. Ya me había habituado a ello.
Sus ojos se encendieron con pasión mientras su boca descendía hacia la mía, abriéndola por completo para cubrirme los labios y devorarlos. Yo gemí de placer y le dejé entrar. Zayn sabía besar. No me gustaba imaginar lo mucho que habría practicado, pero valoré su talento mientras su lengua me exploraba a fondo. La presión de su peso sobre mí no hacía sino acentuar mi estado. Atacó mi labio inferior, mordisqueándolo y lamiéndolo, antes de soltarlo con un suave ruido de succión.
—Has huido de mí —me regañó, con su boca sobrevolando justo encima de la mía.
—Me manoseaste el culo —dije con un tono indignado—, lo que hace que salga corriendo, por cierto. No creas que voy a olvidar también esto, Malik.
—No puedo resistirme a tu culo, jamás. Ahí está, lo dije como tú — añadió mientras me lamía el lóbulo de la oreja—. A ti en cambio te gustan mis besos.
—Sinceramente, podría vivir sin tus besos —mentí, poniendo una cara inexpresiva que no podría sostener más de dos segundos.
—Está bien…, ¿de modo que no te importará si no te beso nunca más? —bromeó, inclinando su frente para tocar la mía cuando giré la cabeza. Entonces mis ojos vislumbraron la casa y no pude evitar quedarme mirándola. Zayn siguió mi ejemplo y suspiró—. Santo cielo.
Los dos nos quedamos contemplando la grandiosa fachada de una bellísima casa georgiana de piedra gris que se alzaba justo en el saliente del litoral dominando el mar. Me quitó el aliento, con sus hileras de ventanales, su tejado alto, angosto, puntiagudo. No era una mansión enorme pero estaba situada en un lugar perfecto y tenía un diseño elegante. Apostaba a que la vista desde las ventanas que daban al mar era sobrecogedora.
Zayn se apartó para ponerse de pie en primer lugar y después me ayudó a mí a levantarme.
—Guau. —No tenía más palabras que decir en ese momento.
—Está aquí oculta, tan en secreto… No tenía ni idea de que sería así…, o ni siquiera de que existiera —dijo entrelazando su mano con la mía—. Vayamos a echar un vistazo. Quiero contemplar las vistas desde la parte trasera.
—Me has leído el pensamiento —contesté mientras le daba una juguetona palmada en el culo con la otra mano.
—Y tú estás muy pero que muy traviesa hoy.
Me agarró la mano con la que le había azotado y la llevó hasta sus labios para besarla, como había hecho tantas veces conmigo en el pasado, pero era algo de lo que nunca me cansaba y que jamás dudaba que haría. Zayn poseía un conjunto de dones que combinaba el chico-malo- dios del sexo con un caballero romántico y cortés; algo tan inusual y cautivador que yo era incapaz de resistir la atracción. Le sonreí y no dije nada.
—Tendré que pensar un buen castigo acorde con tus delitos.
—Haz lo que te plazca —le respondí con descaro mientras rodeábamos la casa hacia los jardines. Los jardines de la parte posterior eran increíbles.
Podía imaginar a los antiguos propietarios haciendo fiestas aquí en días soleados, con la vista de la costa de Gales al otro lado de la bahía. Pensé en la de horas que habrían pasado pintando esta escena que yo contemplaba justo ahora. Me apostaría todo a que muchas. Paseé más lejos por el césped, hasta donde este se encontraba con las piedras de la costa. Ahí, incrustada en la base, había una estatua de un ángel. No, esperad. No era solo un ángel, sino más bien una sirena con alas de ángel, con finos detalles y tranquila en medio del viento. En la base de la estatua había un nombre tallado: Jonathan. Zayn se acercó por detrás y se abrazó a mí con fuerza, su barbilla descansando encima de mi cabeza.
—El nombre de tu padre —dije a media voz—. La estatua es cautivadora. Una sirena alada. Es increíble, y nunca había visto nada parecido. Me pregunto quién sería Jonathan.
—Quién sabe. Este sitio tiene como mínimo doscientos cincuenta años de antigüedad y no creo que haya estado ocupado, incluso aunque no haya estado a la venta estos últimos años. Hannah y Freddy deben de saber si hubo gente viviendo aquí.
—¿Quién no querría vivir en una casa tan hermosa? —dije mientras me giraba para mirarle.
—No lo sé, nena. No me malinterpretes, me encanta la ciudad, pero el campo también tiene su encanto —argumentó admirando de nuevo la casa —. Quizá murió alguien, o eran demasiado mayores y no podían mantenerla.
—Puede que tengas razón. No obstante, es triste que algo así se desprenda del legado familiar. Imagina si Hannah y Freddy hubieran perdido Hallborough.
—Habría sido trágico. Ella ama esa casa, y es el lugar perfecto para criar niños.
—Toda esta zona es fascinante. Estoy muy contenta de haber venido hoy por aquí y haber descubierto este camino. Es como encontrar un lugar secreto y escondido. —Me puse de puntillas para besarle—. Gracias otra vez por traerme aquí. Es maravilloso estar fuera contigo.
Zayn me rodeó con sus brazos y me besó justo debajo de la oreja.
—Sí, lo es —susurró.
Comenzamos el regreso a Hallborough, con el brazo de Zayn rodeándome suavemente. Incliné la cabeza hacia él, feliz por confiar y por las fuerzas que me daba. De pronto algo pasó por mi cerebro. Era la imagen de los dos, como estábamos justo aquí en este momento, con el enorme brazo de Zayn sobre mis hombros, cerca de mí. Supe entonces que al final se saldría con la suya. Tendría todo lo que me había pedido.
Mudarme con él, comprometernos y, seguramente, incluso la boda.
Dios mío.
Zayn era un verdadero as jugando sus cartas.
*
Zayn me guio a lo largo de la costa por un sendero escarpado que dominaba el mar de la bahía de Bristol, con su centelleante agua azul titilando en un millón de fragmentos brillantes a causa del viento. Lo seguimos durante un buen rato hasta que el camino viró hacia el interior.
El sol brillaba y el aire era fresco. Se podría pensar que el esfuerzo físico despejaría mis dispersos pensamientos y los pondría en orden, pero no hubo suerte. No. Mi cabeza simplemente continuaba dando vueltas. ¿Comprometernos? ¿Irnos a vivir juntos? ¿¡Matrimonio!? Necesitaba organizar una cita con la doctora Roswell para cuando regresáramos a Londres. Mientras observaba a Zayn delante de mí, el modo en que se movía, su agilidad natural y su sigilo, sus músculos definidos impulsando su cuerpo hacia delante, al menos apreciaba también esas vistas. Mi chico, mis vistas. Sí, el paisaje y mi hombre estaban muy bien. Lo cierto es que me encantaba estar ahí y estaba contenta de que me hubiera llevado, a pesar del rumbo que había tomado nuestra conversación de la noche anterior. Zayn había bajado esta mañana alegre y cariñoso, como si no hubiéramos discutido algo importante. En realidad me molestaba mucho que él pudiera soltar algo como lo de casarse sin más, ¡ni que fuera tan sencillo como sacarse el carné de conducir!
Sin embargo, me gustaba que saliera a correr conmigo. Si no llovía, salíamos a correr por las mañanas en la ciudad cuando me quedaba a dormir en su casa. Zayn mantenía un ritmo competitivo y yo esperaba que él no me tratara con mano suave solo porque podía hacerlo.
El sendero serpenteaba junto al litoral e iba descendiendo hacia la costa y la playa que se extendía debajo, hasta que al final llegamos a un cabo pedregoso. Zayn se giró y me dirigió una sonrisa de modelo de portada, algo que me afectaba cada vez que lo hacía. Tenía una sonrisa espléndida que hacía que me derritiera. Eso significaba que él era feliz.
—¿Tienes hambre? —me preguntó mientras me detenía.
—Sí que tengo. ¿Adónde vamos?
Señaló un diminuto edificio con forma de mirador situado en lo alto de las rocas.
—El Ave Marina. Dan unos desayunos geniales en ese pequeño lugar.
—Suena muy bien.
Puso mi mano en la suya y la llevó hasta sus labios, besándola con rapidez. Yo le sonreí y observé su precioso rostro. Zayn era un regalo para los ojos, pero me resultaba curioso que él pareciera no pensar mucho en ello. Quería saber más sobre esa mujer de la noche anterior, Priscilla. Sé que se había acostado con ella en algún momento del pasado; se limitó a decir: «Salimos una vez juntos». No había que ser un genio para saber que había aceptado libremente tener sexo con ella. En el bar no paró de ponerle las zarpas encima. No me gustaba nada su mirada. Demasiado depredadora. Paul no obstante parecía interesado. Los vi juntos fuera, en la acera, después de que evacuaran la Nacional.
—¿En qué estás pensando, nena? —preguntó Zayn dándome un golpecito en la punta de la nariz—. Puedo ver moverse el engranaje ahí debajo. —Me besó en la frente.
—En muchas cosas.
—¿Quieres que hablemos de ello?
—Creo que deberíamos —dije asintiendo—. Creo que no tenemos opción, Zayn.
—Sí —respondió, al tiempo que sus ojos perdían el brillo de felicidad que habían tenido hasta ese momento.
La camarera pelirroja le miró de arriba abajo mientras nos sentaba junto a la ventana, algo a lo que me había habituado cuando salía con Zayn. Las chicas no disimulaban demasiado su interés. Yo siempre me quedaba pensando en cómo actuarían otras chicas o qué le dirían si yo no estuviera presente. ¡Ja! «Este es mi número, por si quieres venir a mi casa y tener un poco de sexo rápido y sucio. Haré todo lo que quieras». Argh. Esperó hasta que ella se marchó y entonces fue directo al grano.
—Bueno…, volviendo a nuestra conversación de anoche. ¿Te sientes más receptiva a la idea?
Bebí primero un poco de agua.
—Creo que todavía estoy conmocionada por el hecho de que quieras… —vacilé.
—No tienes por qué tener miedo a pronunciar las palabras, ______ — dijo mordaz, sin parecer ya tan feliz conmigo.
—Bien. No me puedo creer que quieras «casarte» conmigo —contesté marcando el gesto de las comillas y observando cómo se le contraía la mandíbula.
—¿Por qué te sorprende?
—Es demasiado pronto y apenas hemos empezado a salir juntos, Zayn.
¿No podemos seguir tal y como estamos?
Su gesto se endureció.
—Seguimos estando como estábamos. No sé adónde te crees que estamos yendo, pero te puedo asegurar que será a un lugar en el que estaremos juntos —contestó entornando los ojos, que brillaron un poco—. Todo o nada, ______, ¿o es que ya lo has olvidado? Anoche dijiste que querías lo mismo.
Juraría que estaba más que un poco frustrado conmigo.
—No lo he olvidado —susurré, y hojeé la carta que tenía frente a mí.
—Bien.
Él cogió la suya y no dijo nada durante un minuto o dos. La camarera al final regresó y anotó la comanda de nuestros desayunos de una forma bastante desagradable, tonteando con Zayn a lo largo de todo el tortuoso proceso.
Fruncí el ceño en cuanto se giró y se marchó con paso tranquilo. Zayn continuaba mirándome, sin pestañear, mientras hablaba.
—¿Cuándo vas a entender que no me importan las mujeres como esa camarera ni cómo intentaba flirtear conmigo mientras tú estás aquí sentada? Ha sido de muy mal gusto y lo detesto. Cosas así me han pasado durante toda mi vida adulta y puedo asegurarte con sinceridad que es terriblemente molesto —dijo mientras alargaba la mano por encima de la mesa y me cogía la mía—. Yo ahora quiero que solo una mujer flirtee conmigo, y tú sabes quién es esa mujer.
—Pero ¿cómo puedes estar tan seguro de algo tan importante como el matrimonio? —pregunté retomando nuestro tema.
Empezó a rozar su pulgar sobre la palma de mi mano, en un gesto que iba más allá de lo sensual.
—He decidido lo que quiero contigo, nena, y no voy a cambiar de opinión.
—Lo sabes. Sabes que jamás cambiarás de opinión sobre mí o sobre querer estar conmigo —pronuncié esas palabras con un tono ligeramente socarrón, pero eran cuestiones que le planteaba de verdad. Dios, si me lo estaba proponiendo, entonces yo tenía que escuchar el porqué de las cosas —. No tengo ningún buen ejemplo en el que inspirarme. El matrimonio de mis padres era una farsa.
—No cambiaré de opinión, ______ —dijo entornando los ojos, en los que pude atisbar algo de dolor—. Tú eres todo lo que quiero y necesito. Estoy seguro de eso. Solo deseo hacerlo oficial ante el mundo de forma que pueda protegerte de la mejor manera que sé. La gente se casa por mucho menos. —Bajó la mirada a nuestras manos y volvió a alzarla hacia mí—. Te Amo.
Mi corazón se derritió ante la explosión de intensidad que provenía de él y me sentí de nuevo una verdadera bruja. Ahí estaba Zayn, desnudando sus sentimientos, contándome lo mucho que yo significaba para él, y yo se lo estaba haciendo pasar mal.
—Sé que me amas, y yo también te amo. —Asentí y giré la mano para sostener la suya, sintiendo mis palabras con todo mi corazón—. De verdad. Nadie más ha sacado eso de mí antes… excepto tú.
—Bien.
Ahora parecía vulnerable, y yo quería consolarle, hacerle ver que me importaba. Porque era la verdad. Zayn me importaba. Muchísimo. Le acaricié la palma de la mano con un dedo, rozándole de un lado a otro.
Las últimas veinticuatro horas habían sido una locura y yo solamente estaba tratando de mantener la calma. Lo que Zayn me proponía me agobiaba, pero también me hacía sentir amada. Era un buen hombre que deseaba comprometerse conmigo, y que únicamente pedía lo mismo a cambio. ¿Por qué tenía tantos problemas para admitirlo? La verdad era algo que entendía demasiado bien, aunque odiara reconocerlo al haberla enterrado en lo más profundo de mi cabeza. Estar con Zayn me obligaba a enfrentarme a mis demonios.
—Me mudaré contigo. ¿Qué tal eso para empezar?
—Es solo eso, un comienzo —contestó de manera seca—. Te expliqué que en cualquier caso esa parte era innegociable.
—Lo sé. Me dijiste muchas cosas, Zayn —respondí sin poder evitar el sarcasmo en mi voz, pero le sonreí, sentado frente a mí con toda su belleza masculina, tan confiado y seguro.
Me devolvió la sonrisa.
—Y cada palabra que he dicho iba en serio.
La camarera apareció con nuestra comida justo en ese momento, sonriendo e inclinándose sobre la mesa de un modo descarado que hizo que se me revolvieran las tripas. Los huevos y el beicon que colocó frente a mí ya no parecían tan apetecibles. Alargué primero la mano hacia la tostada.
No pude evitar volver a entornar los ojos mientras se marchaba pavoneándose, contoneando las caderas para conseguir el máximo efecto. Zayn rio con suavidad y me tiró un beso.
—Hablemos un poco más de este plan tuyo cuando volvamos a Londres, ¿vale? Quiero disfrutar de nuestro tiempo aquí juntos el fin de semana, y olvidar el mensaje de anoche, y pasarlo bien… —Y no pude evitar añadir con un ligero tono mordaz—: Aunque contemplar cómo se te abalanzan las mujeres no es que sea pasarlo bien que digamos.
Se rio con más fuerza.
—Bienvenida a mi mundo, nena. Dios, si ayuda a mi causa ponerte celosa, quizá debería dar un poco más de alas a mis admiradoras —dijo señalando en dirección a la camarera.
Le miré echando chispas por los ojos.
—Ni se te ocurra, Malik —contesté apuntando hacia su entrepierna —. No ayudará para nada a tu causa ni a conseguir lo que tanto te gusta.
Mordió el último trozo de beicon e ignoró mi amenaza, al tiempo que me abrumaba con ojos sensuales y pausados.
—Me gusta mucho tu yo celoso. Me pone cachondo —dijo en voz baja.
¿Qué no te pone cachondo? Sentí cómo el hormigueo de la excitación se agitaba en mi interior mientras me escudriñaba con la mirada. Zayn podía excitarme con el más mínimo gesto. Noté cómo se le contraían los músculos bajo la camisa, y quería arrancársela y proceder a lamerle su precioso y esculpido torso, para después bajar hacia su abdomen y a esa V que culminaba en su grandiosa…
—¿En qué estás pensando ahora? —me preguntó arqueando la ceja, e interrumpiendo mis perversas fantasías.
—En cómo me gusta salir a correr contigo —contrarresté, orgullosa de mi concisa réplica cuando me cazó comiéndomelo con los ojos sin ningún tipo de vergüenza, peor de lo que había hecho la pelirroja que nos había servido el desayuno.
—Ya —dijo totalmente escéptico—. Yo creo que estabas soñando con desnudarme y echar un polvo.
Estaba horrorizada y me quedé mirando mi comida, mientras me preguntaba por qué estaba tan sexual esos días. Mis hormonas debían de estar alteradas otra vez. Por-su-culpa.
—Hablando de sueños… —Pensé que ese era un buen momento para cambiar de tema y dejé que mi comentario flotara en el aire un instante entre los dos.
Sus ojos se oscurecieron y frunció el ceño.
—Sí, tuve otra pesadilla. Lo siento mucho por molestarte mientras dormías. De verdad. No sé por qué he empezado a tenerlas otra vez después de todo este tiempo.
—Quiero saber de qué tratan esos sueños, Zayn.
Se hizo el distraído y cambió otra vez de conversación.
—Pero tienes razón, nena, no debería haber sacado el tema de vamos-acasarnos de forma tan repentina. No estuvo bien soltarte eso en mitad de la noche, a pesar de que sigo convencido de que es nuestra mejor opción. Podemos hablar más sobre ello cuando volvamos a la ciudad y te hayas mudado a mi piso. Ya te dije que el suceso de la otra noche en la Galería Nacional me hizo enloquecer —continuó moviendo la cabeza lentamente —. Cuando no podía encontrarte…, fue lo peor ______. No puedo pasar por eso otra vez. Mi corazón no puede soportarlo.
Le miré fijamente, frustrada de que estuviera cerrándose en banda una vez más, y endurecí mi postura.
—¿Por qué no quieres hablarme de tus pesadillas? Mi corazón no puede soportar eso.
Bajó la mirada y después la alzó, implorándome con los ojos.
—Cuando volvamos a casa. Te lo prometo —dijo jugando con mi mano, acariciando mis nudillos con mucha delicadeza—. Pasémoslo bien juntos este fin de semana como tú quieres, sin sacar a colación nada desagradable. ¿Por favor?
¿Cómo podía negarme? Su mirada aterrorizada me era suficiente para darle una tregua. Unos pocos días más sin saberlo no importaban. No obstante, sí sabía algo, que cualesquiera que fuesen los hechos que había sufrido Zayn, habían sido terribles de verdad, y me producía pánico siquiera imaginarlos. Dijo que eran de su época en la guerra, y recordé las palabras que Neil me dirigió una vez: «Él es un milagro andante, ______ ».
Sí, es un buen milagro. Mi milagro.
Para regresar a la casa tomó un sendero distinto ya que quería mostrarme los alrededores. Ese camino era mucho menos agotador, y lo agradecí; pero por alguna razón estaba otra vez cansada. Sentí que me sonrojaba al reconocer el porqué: muchísimo sexo la noche anterior. Otro milagro, teniendo en cuenta que había empezado y terminado la noche vomitando. Argh. Aunque Zayn se había portado muy bien conmigo. Era verdaderamente un hombre atento y solícito, y con una gran sensibilidad para no haber crecido con una madre al lado. Tendría que darle las gracias a su padre, Jonathan, cuando le viera de nuevo por haber hecho tan buen trabajo.
La zona se volvió más boscosa a medida que nos alejábamos de la costa. El sol se filtraba entre las hojas verdes y las ramas, trazando dibujos de luces y sombras en el suelo. Todo el lugar resultaba apacible. Un pequeño cementerio oculto bajo unos robles muy antiguos parecía un sitio perfecto para detenerse un rato. El lugar parecía sacado de una novela gótica, con las ramas sobresaliendo y las lápidas profusamente decoradas. Zayn esperó a que le alcanzara en la puerta y extendió la mano. Nada más tocarle, me acercó contra su cuerpo, envolviéndome.
—¿Quieres echar un vistazo por aquí y descansar un poco? Pensé que te apetecería, teniendo en cuenta lo que te gusta la Historia.
—Me encantaría. Esto es precioso —dije mirando a mi alrededor—. Tan tranquilo y sereno.
Caminamos por el terreno, leyendo en las lápidas los nombres de las personas que habían vivido y muerto en la zona. Una cripta de mármol señalaba el lugar donde reposaban los restos de la familia Greymont, los antepasados del marido de Hannah, Freddy. Distinguí los nombres de Jeremy y Georgina y recordé que eran las personas que Hannah había mencionado del bellísimo retrato que había descubierto esta mañana en la escalera. Los del Mallerton. Supe sin la menor duda que el cuadro de sir Jeremy y su preciosa Georgina era el original, y esperaba que la familia me permitiese tomar algunas fotografías solo para catalogarlas. Quizá podría traer a Benny aquí y hacer algunas buenas fotos. Gaby querría verlo y la Mallerton Society estaría muy interesada en cualquier cosa relacionada con el estatus actual de la pintura. Mi mente se agitaba con todas las posibilidades mientras dejábamos el cementerio privado y continuábamos hacia el interior por el camino del bosque.
Llegamos a una imponente puerta de hierro, del tipo que se ven en las películas que ganan Oscars. Sujeto en el hierro había un cartel de una agencia inmobiliaria que anunciaba el lugar como Stonewell Court.
—¿Conocías esta casa? —pregunté.
Negó con la cabeza.
—Nunca había venido por este camino. Parece que está en venta. — Probó con la aldaba de la puerta y, para nuestra sorpresa, esta se abrió con un desagradable chirrido—. Echemos un vistazo. ¿Quieres?
—¿Crees que no pasará nada?
—Claro que no —dijo encogiéndose de hombros y mirando el cartel.
—Entonces sí.
Di un paso adelante para seguirle al interior. La oxidada puerta se cerró tras nosotros con un ruido metálico. Le cogí la mano a Zayn y me acerqué más a él mientras descendíamos por el serpenteante camino de gravilla.
Parecía que volvíamos a dirigirnos hacia la costa.
Se rio con dulzura.
—¿Te da miedo que nos metamos en algún lío?
—Para nada —mentí—. Si alguien viene detrás de nosotros por entrar sin permiso, pienso hacerles saber que todo fue idea tuya y que tú dijiste que no pasaba nada.
Traté con todas mis fuerzas de permanecer seria, esperando poder aguantar la risa unos segundos más. Hizo que nos detuviéramos en el sendero y me miró fingiendo estar enfadado.
—Muy bonito. ¡Vas a abandonarme con tal de salvar tu precioso y pequeño trasero!
—Bueno, me aseguraré de ir a la cárcel a visitar tu precioso y sexi trasero —dije con suavidad, enfatizando la pronunciación británica de «trasero» mientras pensaba que sonaba mucho más elegante cuando la decía él. Era pésima intentando imitar el acento británico.
Bajó el brazo para meterme mano y me hizo cosquillas en el costado con la otra mano.
—Oh, ¿lo harás ahora? —preguntó pronunciando lentamente. Me rompió la compostura con facilidad haciéndome cosquillas sin piedad.
—¡Sí! —grité, zafándome de su sujeción y corriendo entre los árboles.
Él salió detrás de mí, riendo todo el tiempo. Podía sentirle acercarse y me esforcé más para mantenerle a distancia, apurando la extensión del camino de entrada a la casa con cada zancada. Zayn me alcanzó justo cuando girábamos por una curva del camino y se las apañó para tirarnos a ambos con dulzura sobre la suave hierba, rodando sobre mí y haciéndome cosquillas sin parar. Yo me retorcía y me zarandeaba, intentándolo todo para escapar, pero era un ejercicio inútil contra su fuerza.
—No tienes escapatoria, nena —dijo en voz baja al tiempo que me inmovilizaba sin esfuerzo alguno las muñecas con una mano y me sostenía la barbilla con la otra.
—Por supuesto que no —susurré a su vez, sintiendo ya el rubor del calor, excitándome de manera salvaje. Zayn hacía que pasaran todo tipo de cosas en mi cuerpo. Ya me había habituado a ello.
Sus ojos se encendieron con pasión mientras su boca descendía hacia la mía, abriéndola por completo para cubrirme los labios y devorarlos. Yo gemí de placer y le dejé entrar. Zayn sabía besar. No me gustaba imaginar lo mucho que habría practicado, pero valoré su talento mientras su lengua me exploraba a fondo. La presión de su peso sobre mí no hacía sino acentuar mi estado. Atacó mi labio inferior, mordisqueándolo y lamiéndolo, antes de soltarlo con un suave ruido de succión.
—Has huido de mí —me regañó, con su boca sobrevolando justo encima de la mía.
—Me manoseaste el culo —dije con un tono indignado—, lo que hace que salga corriendo, por cierto. No creas que voy a olvidar también esto, Malik.
—No puedo resistirme a tu culo, jamás. Ahí está, lo dije como tú — añadió mientras me lamía el lóbulo de la oreja—. A ti en cambio te gustan mis besos.
—Sinceramente, podría vivir sin tus besos —mentí, poniendo una cara inexpresiva que no podría sostener más de dos segundos.
—Está bien…, ¿de modo que no te importará si no te beso nunca más? —bromeó, inclinando su frente para tocar la mía cuando giré la cabeza. Entonces mis ojos vislumbraron la casa y no pude evitar quedarme mirándola. Zayn siguió mi ejemplo y suspiró—. Santo cielo.
Los dos nos quedamos contemplando la grandiosa fachada de una bellísima casa georgiana de piedra gris que se alzaba justo en el saliente del litoral dominando el mar. Me quitó el aliento, con sus hileras de ventanales, su tejado alto, angosto, puntiagudo. No era una mansión enorme pero estaba situada en un lugar perfecto y tenía un diseño elegante. Apostaba a que la vista desde las ventanas que daban al mar era sobrecogedora.
Zayn se apartó para ponerse de pie en primer lugar y después me ayudó a mí a levantarme.
—Guau. —No tenía más palabras que decir en ese momento.
—Está aquí oculta, tan en secreto… No tenía ni idea de que sería así…, o ni siquiera de que existiera —dijo entrelazando su mano con la mía—. Vayamos a echar un vistazo. Quiero contemplar las vistas desde la parte trasera.
—Me has leído el pensamiento —contesté mientras le daba una juguetona palmada en el culo con la otra mano.
—Y tú estás muy pero que muy traviesa hoy.
Me agarró la mano con la que le había azotado y la llevó hasta sus labios para besarla, como había hecho tantas veces conmigo en el pasado, pero era algo de lo que nunca me cansaba y que jamás dudaba que haría. Zayn poseía un conjunto de dones que combinaba el chico-malo- dios del sexo con un caballero romántico y cortés; algo tan inusual y cautivador que yo era incapaz de resistir la atracción. Le sonreí y no dije nada.
—Tendré que pensar un buen castigo acorde con tus delitos.
—Haz lo que te plazca —le respondí con descaro mientras rodeábamos la casa hacia los jardines. Los jardines de la parte posterior eran increíbles.
Podía imaginar a los antiguos propietarios haciendo fiestas aquí en días soleados, con la vista de la costa de Gales al otro lado de la bahía. Pensé en la de horas que habrían pasado pintando esta escena que yo contemplaba justo ahora. Me apostaría todo a que muchas. Paseé más lejos por el césped, hasta donde este se encontraba con las piedras de la costa. Ahí, incrustada en la base, había una estatua de un ángel. No, esperad. No era solo un ángel, sino más bien una sirena con alas de ángel, con finos detalles y tranquila en medio del viento. En la base de la estatua había un nombre tallado: Jonathan. Zayn se acercó por detrás y se abrazó a mí con fuerza, su barbilla descansando encima de mi cabeza.
—El nombre de tu padre —dije a media voz—. La estatua es cautivadora. Una sirena alada. Es increíble, y nunca había visto nada parecido. Me pregunto quién sería Jonathan.
—Quién sabe. Este sitio tiene como mínimo doscientos cincuenta años de antigüedad y no creo que haya estado ocupado, incluso aunque no haya estado a la venta estos últimos años. Hannah y Freddy deben de saber si hubo gente viviendo aquí.
—¿Quién no querría vivir en una casa tan hermosa? —dije mientras me giraba para mirarle.
—No lo sé, nena. No me malinterpretes, me encanta la ciudad, pero el campo también tiene su encanto —argumentó admirando de nuevo la casa —. Quizá murió alguien, o eran demasiado mayores y no podían mantenerla.
—Puede que tengas razón. No obstante, es triste que algo así se desprenda del legado familiar. Imagina si Hannah y Freddy hubieran perdido Hallborough.
—Habría sido trágico. Ella ama esa casa, y es el lugar perfecto para criar niños.
—Toda esta zona es fascinante. Estoy muy contenta de haber venido hoy por aquí y haber descubierto este camino. Es como encontrar un lugar secreto y escondido. —Me puse de puntillas para besarle—. Gracias otra vez por traerme aquí. Es maravilloso estar fuera contigo.
Zayn me rodeó con sus brazos y me besó justo debajo de la oreja.
—Sí, lo es —susurró.
Comenzamos el regreso a Hallborough, con el brazo de Zayn rodeándome suavemente. Incliné la cabeza hacia él, feliz por confiar y por las fuerzas que me daba. De pronto algo pasó por mi cerebro. Era la imagen de los dos, como estábamos justo aquí en este momento, con el enorme brazo de Zayn sobre mis hombros, cerca de mí. Supe entonces que al final se saldría con la suya. Tendría todo lo que me había pedido.
Mudarme con él, comprometernos y, seguramente, incluso la boda.
Dios mío.
Zayn era un verdadero as jugando sus cartas.
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Capítulo 5 2/2
*
—Es la tercera vez que bostezas. ¿Podrás llegar a casa o tengo que cogerte en brazos antes de que te desplomes?
—Sí, claro —se burló ella—. Los dos sabemos por qué estoy tan cansada hoy. —Me dedicó una descarada sonrisa de suficiencia que hizo que me dieran ganas de hacerles cosas sucias a esos bonitos labios suyos.
Sí, bueno, la tuviste despierta la mitad de la noche follando, ¿cómo esperas que esté? El recuerdo me hizo sonreír. Mi chica nunca me rechazaba, ni cuando era un depravado. Soy un hombre con mucha, mucha suerte. Pero eso no es nuevo y ya hace tiempo que lo sé.
—Lo siento, cariño. Te alegrará saber que he disfrutado cada minuto que te he mantenido despierta. —Alargué el brazo y le estrujé su bonito trasero y la observé saltar.
—¡Estás loco! —gritó, y me dio un empujón.
—Loco por ti —contesté yo, rodeándole con el brazo y estrechándola contra mí—. De todas formas, ya casi hemos llegado. Espero que Fred y los chicos estén en casa para que puedas conocerlos.
—Lo estoy deseando —afirmó ella mientras trataba de reprimir otro bostezo.
—¡Hasta aquí hemos llegado! ¡Pienso meterte en la cama para que duermas la siesta en cuanto lleguemos!
Se rio de mí.
—No es mala idea. Me están empezando a encantar las siestas.
Los sonidos de voces masculinas y el olor a pan recién hecho nos dieron la bienvenida en la puerta cuando llegamos. Eso y los gamberros de los hermanos mayores de Zara, que se me echaron encima en una caótica explosión de gritos.
—¡Los chicos! Dios, estás enorme, Jordan. Y, Colin, ¿cuántas citas has tenido esta semana?
Los dos me ignoraron y se quedaron mirando a ______. Creo que fui testigo de un flechazo de Jordan mientras Colin simplemente se ponía colorado.
—Chavales, esta es ______ Bennett, mi… novia. —Le sonreí de oreja a oreja—. ______, estos son los demás engendros de mi hermana, quiero decir, mis sobrinos. Jordan y Colin Greymont.
—Encantada de conocerla, señorita Bennett. —Jordan le ofreció la mano.
Colin me miró como si me hubiera salido una segunda cabeza.
—Es verdad que ahora tienes novia —comentó asombrado.
______ le dio la mano a Jordan y le dedicó una seductora sonrisa.
—Veo que has aprendido de tu tío Zayn o puede que hasta de tu abuelo —le dijo después de que él le plantara un beso en la mano—. Tienes muy buenas maneras, Jordan. —Le guiñó el ojo y luego se dirigió a Colin—: Tú no tienes que besarme la mano, Colin, pero estoy encantada de conocerte.
Este asintió con la cabeza y la cara se le fue poniendo cada vez más roja.
—Un placer —repuso entre dientes con un rápido apretón de manos.
—Y ese tío tan guapo de ahí es el que procreó a los engendros, es decir, a todos estos niños que me acosan. —La pequeña Zara había aparecido y se me había pegado como con pegamento a un lado para no quedar excluida —. Freddy Greymont, mi cuñado, un brillante médico rural, el amor de la vida de mi hermana y el culpable de todo esto. —Levanté las palmas de las manos.
Fred se acercó a saludar a ______ y me echó una mirada que significaba que más tarde querría detalles, de hombre a hombre.
—______, es un gran placer conocerte por fin en persona. He escuchado hablar tanto de ti —Freddy me miró entrecerrando los ojos—. Casi todo a través del padre de Hannah, eso sí; Zayn no me cuenta nada. —Derrochó todo su encanto con ______, algo que se le daba bien, al ser médico y eso.
—Gracias por este fin de semana en tu preciosa casa. Está siendo realmente perfecto —le dijo ______—. Tienes una familia encantadora.
Seguro que el pobre estaba muy alucinado de verme con alguien. Conocía a Freddy desde hacía más de quince años y no recordaba haberle presentado nunca a una novia. Así que supongo que podría contar con algún tipo de interrogatorio por su parte. Este era otro de los que sabía muchos de mis secretos, pero no todos. Quizá debiera hablarle a Fred de los sueños y las pesadillas. Pero no puedo. Bloqueé ese desagradable pensamiento y observé a ______ cautivar a mi familia hasta convertirlos en sus fans.
—Ese pan huele de maravilla, Hannah. —______ se acercó a la encimera de la cocina para ver las barras de pan recién horneadas—. Hacía mucho tiempo que no hacía pan. Ha sido divertido hacerlo esta mañana.
—Para mí también —dijo Hannah—. ¿Quieres un poco? Estaba preparándome para tomar un té con Freddy y los niños. Pan recién hecho y mermelada de fresa casera.
—Suena divino, pero la ducha me llama después de una carrera tan larga y de caminar hasta aquí. —Intentó aguantarse otro bostezo, pero fue imposible. Se tapó la boca con una elegante mano y murmuró—: De verdad que lo siento. No sé por qué estoy tan cansada. Debe de ser el aire fresco, que me da sueño.
Pillé la miradita de complicidad entre mi hermana y Freddy mientras nos íbamos. Simplemente negué con la cabeza y seguí a ______ escaleras arriba. Estoy seguro de que empezaron a reírse de mí en cuanto salimos de la habitación. Qué divertido que ahora mi familia meta las narices en cada detalle de mi vida privada, pensé. Supongo que será mejor que te vayas acostumbrando.
______ se dirigió a la ducha y yo comprobé si tenía mensajes en el móvil. Mi ayudante, Frances, había prometido mandarme cualquier cosa potencialmente apremiante, pero me alegró ver que solo eran cosas sin importancia que podían esperar. Ahora mismo necesitaba lavarme y ______ estaba desnuda en la ducha.
—Eres consciente de que hay escasez de agua en Inglaterra, ¿verdad? — pregunté mientras me metía detrás de ella, toda resbaladiza con gel y agua caliente, y me volvía loco como siempre.
Se dio la vuelta para alcanzar el champú y me miró de arriba abajo.
—Creo que lo he visto en las noticias, sí.
—Así que supongo que tendremos que compartir el agua siempre que sea oportuno.
—Ya veo —dijo ella despacio, mientras sus ojos bajaban hasta mi sexo, que empezaba a despertar—. ¿Y crees que ahora mismo es oportuno?
—Extremadamente oportuno.
—Entonces por supuesto, adelante. —Se apartó del agua para que yo pudiera meterme debajo.
—Oh, voy a necesitarte más cerca si queremos sacar el máximo provecho de compartir el agua, nena.
—¿Así de cerca está bien? —Dio un paso y la visión de su piel enrojecida y mojada provocó que se me hiciera la boca agua al pensar en probarla.
—No. —Negué con la cabeza—. Sigues estando a kilómetros de mí.
—Creí que te gustaba mirarme —dijo con coquetería.
—Oh, sí, nena. Me gusta mucho. —Asentí con la cabeza—. Pero lo que más me gusta es mirarte y tocarte al mismo tiempo.
Dio otro paso, lo que la situó a unos centímetros de distancia, nuestros cuerpos alineados pero aún sin tocarse mientras el agua caliente caía a raudales en el pequeño espacio que nos separaba. Saboreé el momento de calor erótico que se arremolinaba entre nosotros, la expectación de lo que iba a llegar, porque sabía que muy pronto la estaría devorando con todos mis sentidos.
—Pero solo me estás mirando y no me tocas —susurró—, ¿cómo es eso?
—Oh, lo haré, nena. Lo haré. —Puse la boca en su cuello e inhalé el aroma de su piel, el jabón y el agua, todo mezclado en un embriagador elixir que solo me puso más caliente—. ¿Cuántas ganas tienes de que te toque?
—Muchísimas.
Podía escuchar el deseo en su voz, y me elevó aún más alto. No había nada más excitante que saber que ella quería eso conmigo. Presioné los labios en el punto justo debajo de su oreja y sentí un delicioso escalofrío por su parte.
—¿Aquí? —pregunté.
—Sí. —Se arqueó ligeramente hacia atrás, haciendo que la punta de sus duros pezones me rozara la piel justo debajo del pecho.
—¿O tal vez aquí es mejor? —La lamí desde el cuello, arrastré la lengua por su deliciosa piel, y seguí hacia abajo para encontrarme con uno de esos pezones endurecidos que suplicaban que los chupara.
—Ahhh, sí. —Ella se estremeció, se puso de puntillas y dejó esa preciosa, suave y rosada piel al borde de mis labios.
Saqué la lengua y le lamí solo la punta y en respuesta la escuché gemir con un sonido más suave. Empezó a levantar los brazos hacia mí y yo retrocedí rápidamente.
—No. —Negué con la cabeza—. Nada de tocarme, nena. Esto es todo para ti. Saca las manos y apóyalas contra los azulejos, y quédate así para mí.
Podía ver cómo sus pechos se elevaban y bajaban cuando respiraba; sus ojos tenían destellos de un color verde grisáceo que me recordaba al color del mar de nuestra carrera de esa mañana. Se puso en posición y también echó la cabeza hacia atrás, a la espera de que le diera la próxima orden. Verla someterse a mis instrucciones me afectaba. Estos juegos que practicábamos no se parecían a nada de lo que había experimentado antes con otra persona. También me empujaban hasta terrenos emocionales que tampoco había deseado nunca antes con nadie. Solo ella. Solo ______ me llevaba a ese lugar.
—Joder, estás tan sexy ahora mismo.
A ella le dio un escalofrío y tensó las caderas cuando pronuncié esas palabras; a continuación abrió bien los ojos y me miró con algo más que un poco de frustración. Volví a acercarme a ella y la observé temblar un poco más y respirar con más dificultad.
—Por favor…
—¿Por favor qué, nena? —pregunté antes de tocarle rápidamente la punta del pezón con la lengua.
—Necesito que me toques —gimió en voz baja.
Le volví a lamer el pezón, esta vez formando un círculo alrededor de la oscura punta.
—¿Así?
—Más que eso —jadeó, mientras luchaba por mantener las manos apoyadas en los azulejos de la ducha.
Pasé al otro pecho, lo agarré fuerte con la boca y terminé con un pellizquito con los dientes sobre el pezón. Se puso rígida bajo mi tacto y emitió el jadeo sexual más bonito que he escuchado nunca, suave, abandonado y precioso.
—Me gusta escuchar ese sonido salir de tu dulce boca, nena. Quiero escuchártelo una y otra vez. ¿Puedes volver a hacer ese sonido para mí? —
Le capturé el otro pezón de la misma forma con la boca y deslicé la mano que tenía libre justo entre sus piernas—. Oh, joder, estás tan mojada, nena ¡Quiero escucharte! —Me concentré en su resbaladiza hendidura. Deslicé la mano de un lado a otro en su clítoris hasta que se derritió contra la pared de la ducha para mí en una perfecta sumisión sexual.
También hizo ese sonido para mí otra vez.
Dejé la mano en su sexo y la mirada en su cara, observando cada exquisita sacudida y ondulación de su cuerpo mientras la hacía tener un orgasmo. Después de un momento levantó la vista poco a poco hasta mis ojos y la mantuvo ahí.
—Eso ha sido precioso verlo —dije.
—Ahora quiero esto —susurró ella mientras me agarraba la polla y la hacía resbalar contra ese paraíso mojado y caliente que tenía entre sus piernas.
—Dilo con palabras. —Eché hacia atrás las caderas.
—Quiero tu polla dentro de mí.
—Conque sí, ¿eh? —Presioné hacia dentro, deslizando mi miembro de un lado a otro por sus labios vaginales, consiguiendo una buena fricción para mí y una segunda ronda de placer para ella.
—¡Sí! ¡Por favor! —suplicó.
—Pero has sido mala y has quitado las manos de la pared. Te he dicho que las dejaras ahí —espeté, mientras seguía acariciándola dentro y fuera a través de sus resbaladizos pliegues.
—Lo siento…, no podía esperar…
—Eres tan impaciente, nena.
—¡Lo sé!
—¿Qué quieres de mí ahora? —pregunté, con mi boca en su cuello y mipolla aún moviéndose despacio ahí abajo.
—Quiero que me folles y que me hagas correrme otra vez —respondió ella con una voz tan baja, tan suplicante…, como si de verdad le fuese a hacer daño si no la follara. Se me encendió una bombillita cuando lo dijo de esa forma. Me daba permiso para llevarla más lejos de lo que habíamos llegado antes, de conseguir que se entregara más. Fue la mejor sensación del mundo. De todo el puto mundo.
—Ponme los brazos alrededor del cuello y sujétate. —La agarré por debajo de los muslos y la levanté—. ¡Envuelve las piernas a mi alrededor, nena, para que pueda darte lo que quieres!
Ella apretó las piernas en torno a mis caderas y la espalda contra los azulejos. Dijo mi nombre.
—Zayn…
—¿Sí, preciosa? —Ella jadeó—. Estás tan guapa esperando a que te folle contra la pared de la ducha… Te encanta que te follen contra las paredes, ¿verdad?
Sus ojos se abrieron y balanceó sus caderas abiertas contra mí con frustración.
—¡Sí!
—Te voy a contar un pequeño secreto, nena.
—¡¿Qué?! —protestó ella, sin una gota de paciencia.
Coloqué la punta justo a las puertas de su sexo y me sumergí hasta los testículos.
—¡Oh, Dios mío! —gritó ella mientras me tomaba dentro y sus ojos se ponían en blanco por un instante.
—Me encanta follarte contra las paredes. —Empujé fuerte; la apretada presión de su sexo latía alrededor del mío y me hacía tambalearme en una bruma de placer inmediato tan intenso que no sabía cuánto tiempo iba a poder aguantar. Quería que durara para siempre—. ¿Recuerdas la noche que te follé contra la pared en tu piso? —dije con los dientes apretados—. Me gustó tanto entonces como me está gustando ahora.
—Sssssssí —siseó temblando a través de la potente embestida, con las manos agarradas con fuerza para hacer palanca—. Quería que lo hicieras. Me encantó. Odié que te fueses después.
Ahora ella estaba casi llorando mientras llegamos juntos hasta el frenesí, fundidos en cuerpo y mente. ______ estuvo allí mismo conmigo todo el camino. Conectamos tan perfectamente que casi dolía sentirlo. No casi…, ¡dolía de verdad!
El sexo con ______ también dolía del gusto. Siempre lo había hecho y sabía que siempre lo haría.
—¿Y qué te pedí que me dijeras aquella noche, nena? Fue la primera vez que me lo dijiste.
Sus ojos parpadeantes, cubiertos de placer, me apuñalaron con violencia, igual que mi polla estaba apuñalando su coño ahora mismo.
—Que soy tuya —susurró en voz baja.
—Sí. Eres-mía. —Empecé a añadir un pequeño giro circular a mis golpes y sentí sus músculos internos contraerse más—. Y ahora te vas a correr encima de mí. ¡Una-vez-más!
______ se tensó mucho y sentí los espasmos comenzar en sus profundidades, exprimiendo mi sexo todo lo que pudo. ¡Oh, joder, sí! Se estremeció debajo de mí y se puso a hacer esos suaves sonidos que me encanta escucharle, los que me hacen volar. Y en un abrir y cerrar de ojos perdió totalmente el control en mis brazos mientras la atravesaba y el agua caliente caía a chorros sobre nosotros. Me mandó hasta los límites del maldito sistema solar y luego más allá. Y menos mal que se corrió entonces, porque si hubiese tenido que aguantarme un segundo más creo que habría muerto. Vi cómo sus ojos se encharcaban cuando llegó al clímax y disfruté al saber que yo había hecho que eso sucediese, y luego del glorioso ascenso y colisión de mi propia descarga cuando explotó dentro de ella…
Mis dientes estaban mordisqueándole el cuello y mi polla aún daba sacudidas dentro de ella cuando tomé conciencia de nosotros. No sé lo que me mantuvo de pie, sinceramente. Solo una reacción automática, creo, porque la estaba sujetando y no quería soltarla, pero no era consciente de mucho más aparte de eso. Estaba inmerso en la completa y total confusión sensual de ______ y mi amor por ella. De la forma en que siempre me sentía después.
Le rocé el cuello con la lengua y bombeé el último resquicio de placer entre nosotros, busqué su boca y la besé con pasión. Si había una forma de colarse dentro de ella, entonces yo estaba allí. No sé por qué era así con ella y con nadie más. Simplemente lo era.
Abrió los ojos despacio, tan hermosa en su confusión posorgásmica, y me dedicó una soñolienta sonrisa.
—Ahí está —dije.
Ella tragó saliva e hizo que su garganta se moviera, lo que llevó a mis ojos hasta la marca roja que le había dejado en el cuello con los dientes. Eso lo hacía mucho, y siempre me sentía culpable después. Aunque ella nunca se quejaba. Ni una sola vez había protestado por lo que le hacía cuando follábamos. A veces apenas parecía real.
—Voy a dejarte en el suelo, ¿vale?
Ella asintió con la cabeza.
Salí de ______ despacio y disfruté hasta del último segundo a la vez que me invadía una punzada al separarme de ella; se estaba tan bien ahí dentro. Se quedó de pie y me rodeó con los brazos. Nos quedamos allí bajo el agua de la ducha un par de minutos antes de lavarnos todo el sexo. Qué pena. Sé que me convertía en un cavernícola, pero me encantaba tener todo mi semen en ella. Cerré el grifo y salí para acercar unas toallas. Ella me dejó que la secara, algo que me encantaba hacer cuando tenía tiempo, como ahora.
—Tengo que secarme el pelo —dijo con un suspiro.
Me envolví la toalla alrededor de la cintura y alcancé el batín de raso color crema que se había traído. La ayudé a ponérselo y le até el cinturón, mientras hacía pucheros porque ya no estaba desnuda.
—Qué pena que tengamos que taparlas. Una verdadera tragedia. — Rodeé sus dos preciosas tetas con las manos y las estrujé sobre el sedoso tejido.
Ella se encogió de dolor.
—¿Te he hecho daño?
—En realidad no, es solo que están sensibles. —Bostezó y se puso la parte de delante de la muñeca sobre la boca para reprimirlo.
—Ahora de verdad que necesitas una siesta. Te he dejado totalmente hecha polvo. Lo siento, nena, es que no puedo evitarlo. ¿Me perdonas? — Le agarré la barbilla y le acaricié los labios con el pulgar.
—Perdonarte ¿por qué? ¿Por el polvo en la ducha? De eso nada, Malik. —Negó con la cabeza de manera brusca.
—Entonces ¿ahora estás enfadada conmigo? —Me asaltó la duda y odié esa sensación.
—Para nada. Me ha encantado retomar la pared contigo. —Se rio de mí y borró todo mi temor.
—Muy bien, mi preciosa provocadora, siéntate y deja que te peine. —Le di una ligera palmada en el trasero y me reí de su pequeño saltito sobre el banco del tocador.
—Cuidado, Malik —me advirtió.
—¿O qué? —la desafié.
—Te quedarás sin futuros polvos contra la pared. Puedo hacerlo, ¿sabes…?, si quiero. —Me miró en el espejo con los ojos entrecerrados.
Le pasé el peine con cuidado por una parte del pelo y luego seguí con otra zona enredada.
—Ah, sí, podrías, pero ¿por qué diablos harías eso, nena? Te encantan mis polvos contra la pared casi tanto como que te peine. Probablemente más.
Ella suspiró.
—Cómo odio cuando tienes razón, Malik.
Quince minutos más tarde, ______ tenía aún más sueño y el pelo seco, así que la metí en la cama. Ella me miró mientras me vestía, y estaba muy sexi jugando con un mechón de pelo con el dedo.
—¿Qué les vas a decir? —preguntó.
Me acerqué y la besé en la frente.
—Que te he follado hasta que te has quedado dormida.
Sus ojos se abrieron.
—No serías capaz…
Era mi turno de reír.
—No soy tan idiota, nena —dije mientras me señalaba el pecho con el pulgar—. ¿Qué crees que les voy a decir? Que estás durmiendo la siesta.
Negué con la cabeza.
—Van a pensar que soy una vaga por quedarme frita.
—No es verdad. Estás agotada y ayer estuviste enferma, y aún no creo que estés bien del todo. Me he dado cuenta de que no has desayunado mucho esta mañana y te quedabas atrás en la carrera.
Ella farfulló y me miró enfurecida.
—¡No me he quedado atrás en la carrera, idiota!
¿Una cosa sobre ______? Es lo más competitiva que os podáis imaginar.
Juro que podría competir en motivación y determinación con algunos de los tíos que conocí en las Fuerzas especiales. Y nunca insinuéis que es débil físicamente. La pone furiosa.
Joder, pero qué guapa está cuando se enfada.
Me mordí el labio para no reírme de manera descarada y levanté las manos en señal de rendición.
—Vale, solo te has quedado atrás un poquitito. —Traté de calmarla con unos besos—. No hay nada malo en ello, puesto que estuviste enferma la noche pasada, nena. Tu cuerpo necesita recuperarse. Descansa y te sentirás mejor. —Asentí con la cabeza—. Quiero que lo hagas.
Ella bajó la vista hasta la manta y la pellizcó de forma distraída.
—¿Qué vas a hacer mientras estoy durmiendo?
—Tengo una cita con una belleza del pueblo. —Me encogí de hombros —. Es una auténtica rompecorazones. Pelo oscuro, grandes ojos azules, absolutamente despampanante. Aunque es muy bajita. —Hice un gesto con la mano—. Tiene predilección por los helados.
Ella se rio mientras volvía a bostezar.
—Siento perderme tu cita y no tomar helado con la belleza del pueblo. Es adorable. ¿Le harás una foto con el móvil para mí?
—Claro, nena. —Otro beso—. Ahora vete a dormir.
Mi chica ya estaba frita cuando salí de la habitación.
*
—Es la tercera vez que bostezas. ¿Podrás llegar a casa o tengo que cogerte en brazos antes de que te desplomes?
—Sí, claro —se burló ella—. Los dos sabemos por qué estoy tan cansada hoy. —Me dedicó una descarada sonrisa de suficiencia que hizo que me dieran ganas de hacerles cosas sucias a esos bonitos labios suyos.
Sí, bueno, la tuviste despierta la mitad de la noche follando, ¿cómo esperas que esté? El recuerdo me hizo sonreír. Mi chica nunca me rechazaba, ni cuando era un depravado. Soy un hombre con mucha, mucha suerte. Pero eso no es nuevo y ya hace tiempo que lo sé.
—Lo siento, cariño. Te alegrará saber que he disfrutado cada minuto que te he mantenido despierta. —Alargué el brazo y le estrujé su bonito trasero y la observé saltar.
—¡Estás loco! —gritó, y me dio un empujón.
—Loco por ti —contesté yo, rodeándole con el brazo y estrechándola contra mí—. De todas formas, ya casi hemos llegado. Espero que Fred y los chicos estén en casa para que puedas conocerlos.
—Lo estoy deseando —afirmó ella mientras trataba de reprimir otro bostezo.
—¡Hasta aquí hemos llegado! ¡Pienso meterte en la cama para que duermas la siesta en cuanto lleguemos!
Se rio de mí.
—No es mala idea. Me están empezando a encantar las siestas.
Los sonidos de voces masculinas y el olor a pan recién hecho nos dieron la bienvenida en la puerta cuando llegamos. Eso y los gamberros de los hermanos mayores de Zara, que se me echaron encima en una caótica explosión de gritos.
—¡Los chicos! Dios, estás enorme, Jordan. Y, Colin, ¿cuántas citas has tenido esta semana?
Los dos me ignoraron y se quedaron mirando a ______. Creo que fui testigo de un flechazo de Jordan mientras Colin simplemente se ponía colorado.
—Chavales, esta es ______ Bennett, mi… novia. —Le sonreí de oreja a oreja—. ______, estos son los demás engendros de mi hermana, quiero decir, mis sobrinos. Jordan y Colin Greymont.
—Encantada de conocerla, señorita Bennett. —Jordan le ofreció la mano.
Colin me miró como si me hubiera salido una segunda cabeza.
—Es verdad que ahora tienes novia —comentó asombrado.
______ le dio la mano a Jordan y le dedicó una seductora sonrisa.
—Veo que has aprendido de tu tío Zayn o puede que hasta de tu abuelo —le dijo después de que él le plantara un beso en la mano—. Tienes muy buenas maneras, Jordan. —Le guiñó el ojo y luego se dirigió a Colin—: Tú no tienes que besarme la mano, Colin, pero estoy encantada de conocerte.
Este asintió con la cabeza y la cara se le fue poniendo cada vez más roja.
—Un placer —repuso entre dientes con un rápido apretón de manos.
—Y ese tío tan guapo de ahí es el que procreó a los engendros, es decir, a todos estos niños que me acosan. —La pequeña Zara había aparecido y se me había pegado como con pegamento a un lado para no quedar excluida —. Freddy Greymont, mi cuñado, un brillante médico rural, el amor de la vida de mi hermana y el culpable de todo esto. —Levanté las palmas de las manos.
Fred se acercó a saludar a ______ y me echó una mirada que significaba que más tarde querría detalles, de hombre a hombre.
—______, es un gran placer conocerte por fin en persona. He escuchado hablar tanto de ti —Freddy me miró entrecerrando los ojos—. Casi todo a través del padre de Hannah, eso sí; Zayn no me cuenta nada. —Derrochó todo su encanto con ______, algo que se le daba bien, al ser médico y eso.
—Gracias por este fin de semana en tu preciosa casa. Está siendo realmente perfecto —le dijo ______—. Tienes una familia encantadora.
Seguro que el pobre estaba muy alucinado de verme con alguien. Conocía a Freddy desde hacía más de quince años y no recordaba haberle presentado nunca a una novia. Así que supongo que podría contar con algún tipo de interrogatorio por su parte. Este era otro de los que sabía muchos de mis secretos, pero no todos. Quizá debiera hablarle a Fred de los sueños y las pesadillas. Pero no puedo. Bloqueé ese desagradable pensamiento y observé a ______ cautivar a mi familia hasta convertirlos en sus fans.
—Ese pan huele de maravilla, Hannah. —______ se acercó a la encimera de la cocina para ver las barras de pan recién horneadas—. Hacía mucho tiempo que no hacía pan. Ha sido divertido hacerlo esta mañana.
—Para mí también —dijo Hannah—. ¿Quieres un poco? Estaba preparándome para tomar un té con Freddy y los niños. Pan recién hecho y mermelada de fresa casera.
—Suena divino, pero la ducha me llama después de una carrera tan larga y de caminar hasta aquí. —Intentó aguantarse otro bostezo, pero fue imposible. Se tapó la boca con una elegante mano y murmuró—: De verdad que lo siento. No sé por qué estoy tan cansada. Debe de ser el aire fresco, que me da sueño.
Pillé la miradita de complicidad entre mi hermana y Freddy mientras nos íbamos. Simplemente negué con la cabeza y seguí a ______ escaleras arriba. Estoy seguro de que empezaron a reírse de mí en cuanto salimos de la habitación. Qué divertido que ahora mi familia meta las narices en cada detalle de mi vida privada, pensé. Supongo que será mejor que te vayas acostumbrando.
______ se dirigió a la ducha y yo comprobé si tenía mensajes en el móvil. Mi ayudante, Frances, había prometido mandarme cualquier cosa potencialmente apremiante, pero me alegró ver que solo eran cosas sin importancia que podían esperar. Ahora mismo necesitaba lavarme y ______ estaba desnuda en la ducha.
—Eres consciente de que hay escasez de agua en Inglaterra, ¿verdad? — pregunté mientras me metía detrás de ella, toda resbaladiza con gel y agua caliente, y me volvía loco como siempre.
Se dio la vuelta para alcanzar el champú y me miró de arriba abajo.
—Creo que lo he visto en las noticias, sí.
—Así que supongo que tendremos que compartir el agua siempre que sea oportuno.
—Ya veo —dijo ella despacio, mientras sus ojos bajaban hasta mi sexo, que empezaba a despertar—. ¿Y crees que ahora mismo es oportuno?
—Extremadamente oportuno.
—Entonces por supuesto, adelante. —Se apartó del agua para que yo pudiera meterme debajo.
—Oh, voy a necesitarte más cerca si queremos sacar el máximo provecho de compartir el agua, nena.
—¿Así de cerca está bien? —Dio un paso y la visión de su piel enrojecida y mojada provocó que se me hiciera la boca agua al pensar en probarla.
—No. —Negué con la cabeza—. Sigues estando a kilómetros de mí.
—Creí que te gustaba mirarme —dijo con coquetería.
—Oh, sí, nena. Me gusta mucho. —Asentí con la cabeza—. Pero lo que más me gusta es mirarte y tocarte al mismo tiempo.
Dio otro paso, lo que la situó a unos centímetros de distancia, nuestros cuerpos alineados pero aún sin tocarse mientras el agua caliente caía a raudales en el pequeño espacio que nos separaba. Saboreé el momento de calor erótico que se arremolinaba entre nosotros, la expectación de lo que iba a llegar, porque sabía que muy pronto la estaría devorando con todos mis sentidos.
—Pero solo me estás mirando y no me tocas —susurró—, ¿cómo es eso?
—Oh, lo haré, nena. Lo haré. —Puse la boca en su cuello e inhalé el aroma de su piel, el jabón y el agua, todo mezclado en un embriagador elixir que solo me puso más caliente—. ¿Cuántas ganas tienes de que te toque?
—Muchísimas.
Podía escuchar el deseo en su voz, y me elevó aún más alto. No había nada más excitante que saber que ella quería eso conmigo. Presioné los labios en el punto justo debajo de su oreja y sentí un delicioso escalofrío por su parte.
—¿Aquí? —pregunté.
—Sí. —Se arqueó ligeramente hacia atrás, haciendo que la punta de sus duros pezones me rozara la piel justo debajo del pecho.
—¿O tal vez aquí es mejor? —La lamí desde el cuello, arrastré la lengua por su deliciosa piel, y seguí hacia abajo para encontrarme con uno de esos pezones endurecidos que suplicaban que los chupara.
—Ahhh, sí. —Ella se estremeció, se puso de puntillas y dejó esa preciosa, suave y rosada piel al borde de mis labios.
Saqué la lengua y le lamí solo la punta y en respuesta la escuché gemir con un sonido más suave. Empezó a levantar los brazos hacia mí y yo retrocedí rápidamente.
—No. —Negué con la cabeza—. Nada de tocarme, nena. Esto es todo para ti. Saca las manos y apóyalas contra los azulejos, y quédate así para mí.
Podía ver cómo sus pechos se elevaban y bajaban cuando respiraba; sus ojos tenían destellos de un color verde grisáceo que me recordaba al color del mar de nuestra carrera de esa mañana. Se puso en posición y también echó la cabeza hacia atrás, a la espera de que le diera la próxima orden. Verla someterse a mis instrucciones me afectaba. Estos juegos que practicábamos no se parecían a nada de lo que había experimentado antes con otra persona. También me empujaban hasta terrenos emocionales que tampoco había deseado nunca antes con nadie. Solo ella. Solo ______ me llevaba a ese lugar.
—Joder, estás tan sexy ahora mismo.
A ella le dio un escalofrío y tensó las caderas cuando pronuncié esas palabras; a continuación abrió bien los ojos y me miró con algo más que un poco de frustración. Volví a acercarme a ella y la observé temblar un poco más y respirar con más dificultad.
—Por favor…
—¿Por favor qué, nena? —pregunté antes de tocarle rápidamente la punta del pezón con la lengua.
—Necesito que me toques —gimió en voz baja.
Le volví a lamer el pezón, esta vez formando un círculo alrededor de la oscura punta.
—¿Así?
—Más que eso —jadeó, mientras luchaba por mantener las manos apoyadas en los azulejos de la ducha.
Pasé al otro pecho, lo agarré fuerte con la boca y terminé con un pellizquito con los dientes sobre el pezón. Se puso rígida bajo mi tacto y emitió el jadeo sexual más bonito que he escuchado nunca, suave, abandonado y precioso.
—Me gusta escuchar ese sonido salir de tu dulce boca, nena. Quiero escuchártelo una y otra vez. ¿Puedes volver a hacer ese sonido para mí? —
Le capturé el otro pezón de la misma forma con la boca y deslicé la mano que tenía libre justo entre sus piernas—. Oh, joder, estás tan mojada, nena ¡Quiero escucharte! —Me concentré en su resbaladiza hendidura. Deslicé la mano de un lado a otro en su clítoris hasta que se derritió contra la pared de la ducha para mí en una perfecta sumisión sexual.
También hizo ese sonido para mí otra vez.
Dejé la mano en su sexo y la mirada en su cara, observando cada exquisita sacudida y ondulación de su cuerpo mientras la hacía tener un orgasmo. Después de un momento levantó la vista poco a poco hasta mis ojos y la mantuvo ahí.
—Eso ha sido precioso verlo —dije.
—Ahora quiero esto —susurró ella mientras me agarraba la polla y la hacía resbalar contra ese paraíso mojado y caliente que tenía entre sus piernas.
—Dilo con palabras. —Eché hacia atrás las caderas.
—Quiero tu polla dentro de mí.
—Conque sí, ¿eh? —Presioné hacia dentro, deslizando mi miembro de un lado a otro por sus labios vaginales, consiguiendo una buena fricción para mí y una segunda ronda de placer para ella.
—¡Sí! ¡Por favor! —suplicó.
—Pero has sido mala y has quitado las manos de la pared. Te he dicho que las dejaras ahí —espeté, mientras seguía acariciándola dentro y fuera a través de sus resbaladizos pliegues.
—Lo siento…, no podía esperar…
—Eres tan impaciente, nena.
—¡Lo sé!
—¿Qué quieres de mí ahora? —pregunté, con mi boca en su cuello y mipolla aún moviéndose despacio ahí abajo.
—Quiero que me folles y que me hagas correrme otra vez —respondió ella con una voz tan baja, tan suplicante…, como si de verdad le fuese a hacer daño si no la follara. Se me encendió una bombillita cuando lo dijo de esa forma. Me daba permiso para llevarla más lejos de lo que habíamos llegado antes, de conseguir que se entregara más. Fue la mejor sensación del mundo. De todo el puto mundo.
—Ponme los brazos alrededor del cuello y sujétate. —La agarré por debajo de los muslos y la levanté—. ¡Envuelve las piernas a mi alrededor, nena, para que pueda darte lo que quieres!
Ella apretó las piernas en torno a mis caderas y la espalda contra los azulejos. Dijo mi nombre.
—Zayn…
—¿Sí, preciosa? —Ella jadeó—. Estás tan guapa esperando a que te folle contra la pared de la ducha… Te encanta que te follen contra las paredes, ¿verdad?
Sus ojos se abrieron y balanceó sus caderas abiertas contra mí con frustración.
—¡Sí!
—Te voy a contar un pequeño secreto, nena.
—¡¿Qué?! —protestó ella, sin una gota de paciencia.
Coloqué la punta justo a las puertas de su sexo y me sumergí hasta los testículos.
—¡Oh, Dios mío! —gritó ella mientras me tomaba dentro y sus ojos se ponían en blanco por un instante.
—Me encanta follarte contra las paredes. —Empujé fuerte; la apretada presión de su sexo latía alrededor del mío y me hacía tambalearme en una bruma de placer inmediato tan intenso que no sabía cuánto tiempo iba a poder aguantar. Quería que durara para siempre—. ¿Recuerdas la noche que te follé contra la pared en tu piso? —dije con los dientes apretados—. Me gustó tanto entonces como me está gustando ahora.
—Sssssssí —siseó temblando a través de la potente embestida, con las manos agarradas con fuerza para hacer palanca—. Quería que lo hicieras. Me encantó. Odié que te fueses después.
Ahora ella estaba casi llorando mientras llegamos juntos hasta el frenesí, fundidos en cuerpo y mente. ______ estuvo allí mismo conmigo todo el camino. Conectamos tan perfectamente que casi dolía sentirlo. No casi…, ¡dolía de verdad!
El sexo con ______ también dolía del gusto. Siempre lo había hecho y sabía que siempre lo haría.
—¿Y qué te pedí que me dijeras aquella noche, nena? Fue la primera vez que me lo dijiste.
Sus ojos parpadeantes, cubiertos de placer, me apuñalaron con violencia, igual que mi polla estaba apuñalando su coño ahora mismo.
—Que soy tuya —susurró en voz baja.
—Sí. Eres-mía. —Empecé a añadir un pequeño giro circular a mis golpes y sentí sus músculos internos contraerse más—. Y ahora te vas a correr encima de mí. ¡Una-vez-más!
______ se tensó mucho y sentí los espasmos comenzar en sus profundidades, exprimiendo mi sexo todo lo que pudo. ¡Oh, joder, sí! Se estremeció debajo de mí y se puso a hacer esos suaves sonidos que me encanta escucharle, los que me hacen volar. Y en un abrir y cerrar de ojos perdió totalmente el control en mis brazos mientras la atravesaba y el agua caliente caía a chorros sobre nosotros. Me mandó hasta los límites del maldito sistema solar y luego más allá. Y menos mal que se corrió entonces, porque si hubiese tenido que aguantarme un segundo más creo que habría muerto. Vi cómo sus ojos se encharcaban cuando llegó al clímax y disfruté al saber que yo había hecho que eso sucediese, y luego del glorioso ascenso y colisión de mi propia descarga cuando explotó dentro de ella…
Mis dientes estaban mordisqueándole el cuello y mi polla aún daba sacudidas dentro de ella cuando tomé conciencia de nosotros. No sé lo que me mantuvo de pie, sinceramente. Solo una reacción automática, creo, porque la estaba sujetando y no quería soltarla, pero no era consciente de mucho más aparte de eso. Estaba inmerso en la completa y total confusión sensual de ______ y mi amor por ella. De la forma en que siempre me sentía después.
Le rocé el cuello con la lengua y bombeé el último resquicio de placer entre nosotros, busqué su boca y la besé con pasión. Si había una forma de colarse dentro de ella, entonces yo estaba allí. No sé por qué era así con ella y con nadie más. Simplemente lo era.
Abrió los ojos despacio, tan hermosa en su confusión posorgásmica, y me dedicó una soñolienta sonrisa.
—Ahí está —dije.
Ella tragó saliva e hizo que su garganta se moviera, lo que llevó a mis ojos hasta la marca roja que le había dejado en el cuello con los dientes. Eso lo hacía mucho, y siempre me sentía culpable después. Aunque ella nunca se quejaba. Ni una sola vez había protestado por lo que le hacía cuando follábamos. A veces apenas parecía real.
—Voy a dejarte en el suelo, ¿vale?
Ella asintió con la cabeza.
Salí de ______ despacio y disfruté hasta del último segundo a la vez que me invadía una punzada al separarme de ella; se estaba tan bien ahí dentro. Se quedó de pie y me rodeó con los brazos. Nos quedamos allí bajo el agua de la ducha un par de minutos antes de lavarnos todo el sexo. Qué pena. Sé que me convertía en un cavernícola, pero me encantaba tener todo mi semen en ella. Cerré el grifo y salí para acercar unas toallas. Ella me dejó que la secara, algo que me encantaba hacer cuando tenía tiempo, como ahora.
—Tengo que secarme el pelo —dijo con un suspiro.
Me envolví la toalla alrededor de la cintura y alcancé el batín de raso color crema que se había traído. La ayudé a ponérselo y le até el cinturón, mientras hacía pucheros porque ya no estaba desnuda.
—Qué pena que tengamos que taparlas. Una verdadera tragedia. — Rodeé sus dos preciosas tetas con las manos y las estrujé sobre el sedoso tejido.
Ella se encogió de dolor.
—¿Te he hecho daño?
—En realidad no, es solo que están sensibles. —Bostezó y se puso la parte de delante de la muñeca sobre la boca para reprimirlo.
—Ahora de verdad que necesitas una siesta. Te he dejado totalmente hecha polvo. Lo siento, nena, es que no puedo evitarlo. ¿Me perdonas? — Le agarré la barbilla y le acaricié los labios con el pulgar.
—Perdonarte ¿por qué? ¿Por el polvo en la ducha? De eso nada, Malik. —Negó con la cabeza de manera brusca.
—Entonces ¿ahora estás enfadada conmigo? —Me asaltó la duda y odié esa sensación.
—Para nada. Me ha encantado retomar la pared contigo. —Se rio de mí y borró todo mi temor.
—Muy bien, mi preciosa provocadora, siéntate y deja que te peine. —Le di una ligera palmada en el trasero y me reí de su pequeño saltito sobre el banco del tocador.
—Cuidado, Malik —me advirtió.
—¿O qué? —la desafié.
—Te quedarás sin futuros polvos contra la pared. Puedo hacerlo, ¿sabes…?, si quiero. —Me miró en el espejo con los ojos entrecerrados.
Le pasé el peine con cuidado por una parte del pelo y luego seguí con otra zona enredada.
—Ah, sí, podrías, pero ¿por qué diablos harías eso, nena? Te encantan mis polvos contra la pared casi tanto como que te peine. Probablemente más.
Ella suspiró.
—Cómo odio cuando tienes razón, Malik.
Quince minutos más tarde, ______ tenía aún más sueño y el pelo seco, así que la metí en la cama. Ella me miró mientras me vestía, y estaba muy sexi jugando con un mechón de pelo con el dedo.
—¿Qué les vas a decir? —preguntó.
Me acerqué y la besé en la frente.
—Que te he follado hasta que te has quedado dormida.
Sus ojos se abrieron.
—No serías capaz…
Era mi turno de reír.
—No soy tan idiota, nena —dije mientras me señalaba el pecho con el pulgar—. ¿Qué crees que les voy a decir? Que estás durmiendo la siesta.
Negué con la cabeza.
—Van a pensar que soy una vaga por quedarme frita.
—No es verdad. Estás agotada y ayer estuviste enferma, y aún no creo que estés bien del todo. Me he dado cuenta de que no has desayunado mucho esta mañana y te quedabas atrás en la carrera.
Ella farfulló y me miró enfurecida.
—¡No me he quedado atrás en la carrera, idiota!
¿Una cosa sobre ______? Es lo más competitiva que os podáis imaginar.
Juro que podría competir en motivación y determinación con algunos de los tíos que conocí en las Fuerzas especiales. Y nunca insinuéis que es débil físicamente. La pone furiosa.
Joder, pero qué guapa está cuando se enfada.
Me mordí el labio para no reírme de manera descarada y levanté las manos en señal de rendición.
—Vale, solo te has quedado atrás un poquitito. —Traté de calmarla con unos besos—. No hay nada malo en ello, puesto que estuviste enferma la noche pasada, nena. Tu cuerpo necesita recuperarse. Descansa y te sentirás mejor. —Asentí con la cabeza—. Quiero que lo hagas.
Ella bajó la vista hasta la manta y la pellizcó de forma distraída.
—¿Qué vas a hacer mientras estoy durmiendo?
—Tengo una cita con una belleza del pueblo. —Me encogí de hombros —. Es una auténtica rompecorazones. Pelo oscuro, grandes ojos azules, absolutamente despampanante. Aunque es muy bajita. —Hice un gesto con la mano—. Tiene predilección por los helados.
Ella se rio mientras volvía a bostezar.
—Siento perderme tu cita y no tomar helado con la belleza del pueblo. Es adorable. ¿Le harás una foto con el móvil para mí?
—Claro, nena. —Otro beso—. Ahora vete a dormir.
Mi chica ya estaba frita cuando salí de la habitación.
--------------
Espero que les hayan gustado los capítulos, nenas! :D
Espero sus comentarios, y así poder subir.
Ya saben lo q tiene la rayis!? D: OMG!!! yo si sé xD kajska y no les voy a decir muajajaj okno .-.
COMENTEEEENNN!!!!
zαчn-pαчnє
Re: Sorprendida "El Affaire Malik III" [Zayn Malik & Tú] Erótica
Siguelaaaaaaaa es tan dfbjhfvhfv
NaoHoran
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