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- Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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- Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Nombre: Fix me.
Autor: Estefania, yo.
Adaptación: Nop.
Género: Una mezcla de Romance, hot y alguito de drama n_n.
Advertencias: Habrá capítulos hots, so, quedan advertidas si sus ojitos son sencibles <3.
Otras páginas: Nop.
Autor: Estefania, yo.
Adaptación: Nop.
Género: Una mezcla de Romance, hot y alguito de drama n_n.
Advertencias: Habrá capítulos hots, so, quedan advertidas si sus ojitos son sencibles <3.
Otras páginas: Nop.
Fix me.
"Desde el momento en que lo veo sé que no es como en la revistas, que no es el mismo chico de ojos azules y cabello rubio que se la pasa riendo todo el tiempo, maravillado de la vida. Algo lo ha cambiado, y hasta una completa extraña como yo lo puede notar. Sus ojos parecen haber perdido brillo, y su sonrisa casi no existe. No es el mismo Niall Horan al que mundo está acostumbrado."
~~~~~~~~~~~~~~~~.
~~~~~~~~~~~~~~~~.
Sus padres nunca habían tenido la oportunidad de irse de luna de miel años atrás cuando se casaron. Nunca tuvieron el tiempo ni el dinero para irse de viaje a solas, hasta ese año. A ella no le importaba, cuando sus padres le dijeron que se irían de viaje por dos meses a la Bahamas, lo primero que _________. pensó fue en que tendría la casa para ella sola por dos largos y soleados meses, por fín para ella... Hasta que sus padres le destruyeron la ilusión. _________. sabía de la existencia del hermano de su padre, su tío, pero lo había visto en tan pocas ocasiones y sabia tan poco de él que casi no le creyó a su padre cuando éste le dijo que pasaría todo el verano en Londres, bajo la tutela de su tío. Un tío que ella sabia la odiaba, y del que ella no sabía nada más que su nombre: Simon Cowell.
--------------.
Hello beautiful people<3. Mi nombre es Estefania, tengo 18 años y amo amo a One direction tanto como amo escribir n_n. Bueno, les traigo esta novelita, no será suuuper larga, máximo veinte capítulos o veintidós, y como ya leyeron es con Niall James Horan *-*. Espero que les guste muchoooo y bueno, subiré capitulo lo más seguido que pueda siempre y cuando les guste la novela jshsjsh. Anyways, ya subo el primero, gracias por leer<3.
Hello beautiful people<3. Mi nombre es Estefania, tengo 18 años y amo amo a One direction tanto como amo escribir n_n. Bueno, les traigo esta novelita, no será suuuper larga, máximo veinte capítulos o veintidós, y como ya leyeron es con Niall James Horan *-*. Espero que les guste muchoooo y bueno, subiré capitulo lo más seguido que pueda siempre y cuando les guste la novela jshsjsh. Anyways, ya subo el primero, gracias por leer<3.
Última edición por Letswalkinthesun el Mar 06 Ago 2013, 7:03 pm, editado 1 vez
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Capitulo uno.
"Con él ¿Por qué justamente con él?"
Ese pensamiento cruza mi cabeza a medida que el taxi avanza por la calle. Había intentando mantener optimista todo el viaje, sin decirles absolutamente nada a mis padres, pero ahora que me encontraba sola, no hacía más que preguntarme eso. ¿Por qué justamente tenían que enviarme con él? Le había dado muchas vueltas al asunto, y aún no tenía respuesta. Cuando mis padres anunciaron que por fin tomarían la luna de miel que no pudieron hacer quince años atrás el día de su boda, mi primera reacción fue de felicidad. Se tomarían unas merecidas vacaciones para ellos solos, quedándose por dos largos meses en la Bahamas. No le ví nada de malo, después de todo, era algo que ambos se merecían. No habían tomado ni un solo día de vacaciones desde que tengo memoria, sus trabajos los consumen, siempre están ocupados. Es algo con lo que llegué a lidiar, pues de alguna forma aún encontraban un espacio para mí cuando tenía problemas, así que nunca me molestó que fueran tan dedicados a sus empleos. Por ese motivo, cuando anunciaron que se tomarian dos meses para irse a las Bahamas, me alegré. Se lo merecían más que nadie... Aunque mi alegría duró apenas unos segundos. Llegué a creer que tendría la casa para mi sola durante dos meses, que confiaban en mi lo suficiente para creer que podía mantenerme a flote por dos meses de verano mientras ellos disfrutaban de alguna playa en las Bahamas. Oh, que equivocada estaba.
Mis planes de quedarme completamente sola por dos meses fueron estrellados contra el frío suelo cuando mis padres me compraron el boleto y me subieron a un avión rumbo a Londres tan solo horas atrás. Y me estaban enviando justamente con él. Con nada más y nada menos que con Simon Cowell.
Él es el tío que nunca aparece en tus cumpleaños, que manda postales baratas todas las navidades y que solo una vez por año escuchas su voz. Nunca he tenido gran contacto con él, y puedo decir que a duras penas lo he visto tres veces en mis dieciocho años de vida. No es el tipo de familiar que está contigo, y no lo culpo. Por lo que sé, gracias a lo que cuenta mi padre, su hermano es un magnate en la industria musical, millonario y mujeriego como él mismo. Nunca le di mucha importancia de pequeña a ese hombre, y poco a poco acepté que no era mi tío, sino el hermano de mi papá que solo aparecía en el panorama cuando le convenía. Mi papá asegura que no siempre fue así, que hubo un tiempo en que realmente se interesaba por la familia... Me pregunto cuando fueron esos días. Así que, mientras me encuentro sentada en la parte trasera de un taxi, mi mente vuelve a preguntar: ¿Por qué entre todas las personas, tuvieron que enviarme con Simon? No considero a ese hombre como mi tío, no puedo hacerlo, estoy muy segura de que me odia y de que en realidad solo aceptó tenerme en su casa por unos meses porque mi padre nunca le ha pedido un favor antes.
Me retuerzo en el asiento, retirando la mirada de la ventanilla mientras aparto el pensamiento de mi cabeza e intento retomar mi actitud positiva. Quizás no me odie, quizás de verdad quiera retomar la relación con la familia. "Ni tú misma te lo crees" me digo, soltando un suspiro demasiado largo. ¿Qué puedo hacer? Nada. Estoy atascada, y no saldré de esta situación sino dentro de dos meses. Ladeo la cabeza, jugando con un mechón azul de mi cabello. No lo tengo todo de azul, solo las puntas, algo que me gusta mucho. Me distraigo, tarareando pedazos de canciones que van reproduciéndose en mi Ipod hasta que siento el frenazo repentino, echándome hacia adelante sin querer.
- ¿Ya llegamos? -Me quito con más brusquedad de la necesaria los audífonos de mis oídos y mi inclino hacia adelante, invadiendo el espacio personal del chófer ¿Es aquí? No puede ser.
- Es aquí señorita. -Asegura el hombre, apagando el auto- ¿Quiere que la ayude a bajar su equipaje?
- Si... Si, por favor. -Logro decir, sin quitar mi mirada de la inmensa casa que se cierne sobre nosotros.
Guardo mi Ipod con cuidado dentro de mi bolso de jean oscuro, guindo éste a mi hombro antes de bajar de un saltito hacia la calle. Mis ojos se abren instantáneamente diez veces más al ver la casa que tengo frente a mí. No; no es una casa, es una mansión. Los muros color caoba que se alzan frente son gigantes, acompañados de una reja negra que prohíbe el paso al resto de las personas, dejando prever un hermoso jardín con césped verde y flores por todos lados. Parece salido de una persona. Me quedo contemplado todo en general hasta que el chófer deposita con suavidad las maletas frente a mí. Salgo de mi mente por un momento y hurgo en mi cartera antes de levantar la cabeza y sonreirle con amabilidad.
- ¿Cuanto le debo, señor? -Pregunto, sacando un par de billetes.
- Son solo treinta euros, señorita. -Responde el hombre, sonriendo. Asiento con la cabeza y le entrego tres billetes.
- Muchas gracias. -Logro decir antes de que se suba de regreso al taxi y me deje completamente sola.
Coloco una mano sobre mi maleta, apoyándome en ella mientras sigo observando el exterior de la casa. Mi padre había mencionado lo rico que era su hermano, pero nunca me imaginé que llegara a ser ese tipo de personas millonarias. Frunzo el ceño, por algún motivo el hecho de que tenga tanto dinero me hace enojar. No por el hecho de que no se lo merezca, eso no lo sé, sino porque se alejó de la familia por ese motivo. Se alejó de todos por el dinero, y aquello solo empeora la imagen que tengo de él en mi mente. Me repito a mi misma que debo dejar de juzgar al hombre sin siquiera conocerlo; no es justo para él, ni siquiera lo conozco bien. Suelto un respingo cuando me percato de que he pasado los últimos quince minutos parada frente a la casa de un hombre que apenas conozco, vacilando en mis pensamientos en vez de hacerle saber que he llegado. Doy unos pasos frente a la reja, ya ubiqué el pequeño intercomunicador justo en el muro derecho, pero no tengo idea de que decirle. No quiero sonar engreída pero tampoco quiero pasar el resto del día varada en la calle. Suelto una maldición al vacío por la idea de mis padres de tener que dejarme aquí y presiono el botón del intercomunicador. Tres repiques después, una voz me responde.
- ¿Quién es? -Responde una voz masculina. No tengo ni idea si pertenece a Simon o no. Me acerco más para responder.
- Emm... Es _________., mis papás dijeron que estarías esperándome...
- Ah, eres tú. -Y sin decir más, cuelga.
Me quedo viendo el intercomunicador completamente atónita, como sí ese aparato fuera una persona. Me acababa de colgar, literalmente me había reconocido y dejado en la calle. Estoy a punto de empezar a patear la pared cuando las rejas se estremecen poco a poco, abriéndose ante mi. Alejo la mirada del intercomunicador, jalo mis dos maletas con las manos y, con la poca dignidad que me queda, paso adelante. La casa tiene un pequeño camino de piedras intricadas que pasa por el medio del jardín hasta finalizar en la puerta. Disfruto de mis últimos minutos de tranquila soledad antes de detenerme en el porche, sin saber que una vez que abriera esa puerta, muchas cosas iban a cambiar. No me doy cuenta hasta ese momento de una cosa: ¿Qué pasa si él disfruta de su soledad tanto como yo? Era algo que no había pensado durante todo el viaje. Yo estaba más que emocionada por tener una casa para mi misma por dos hermosos meses, invitando a mis amigos uno que otro día, claro, pero pasando la mayor parte del tiempo sola, decidiendo que hacer sin que nadie me lo impidiera o tratara de cambiar mis planes, y hasta ese momento no me doy cuenta de que quizás Simon también estaba esperando con ansias tener su casa para él solo. Después de todo, viajaba constantemente y casi nunca estaba en su hogar. Y ahora había llegado yo para interrumpir sus planes, cambiarlos y ajustarlos a los míos. Con razón me ha recibido así.
- Así que aquí estás.
Levanto la cabeza, encontrándome por primera vez en años con el hombre que se hace llamar hermano de mi papá. Es mucho más alto de lo que había imaginado, así como también más apuesto. Ya veo porqué tiene fama de mujeriego. Va vestido con pantalones caqui, una camisa blanca cuello en V que deja ver sus vellos del pecho y unos lentes Raybans justo encima de su cabello negro y corto. Cuando me fijo en la manera en que me ve, como sí fuera un estorbo enviado del inframundo, todo mi optimismo por tratar de mantener una relación con él se van por el caño. No necesito que lo diga en voz alta: El ya está predeterminado a odiarme.
- Vamos, pasa, no tengo todo el día, ¿Sabes? -Me apremia, dando media vuelta sin siquiera ayudarme con mi equipaje.
Saco mi dedo grosero a sus espaldas al tiempo que hago una mueca con el rostro. Sí el quiere mantener esa actitud, perfecto, de todas formas tiene que aguantarme durante dos meses y no tiene forma de deshacerse de mí. Cojo mis maletas con más fuerza de la necesaria y entro. El lugar es mil veces más hermoso en el interior, las paredes completamente blancas, los muebles oscuros y los ventanales de piso-techo hacen que todo tenga un toque de libertad, casí mágico. Quizás Simon sea un total idiota, pero tiene muy buen gusto para la decoración. Le sigo los pasos a través de toda la sala, pero él ni siquiera parece notar mi presencia, es como sí me acabara de bloquear nuevamente. Me detengo de súbito, haciendo que las ruedas de las maletas chirreen contra el suelo y llevo una mano a mi cadera antes de carraspear la garganta. Yo había intentando empezar con buen pie y obviamente él no quería, así que me olvido de mi optimismo por completo, aceptando que tendrá que ser por las malas.
- Disculpa, ¿Piensas ignorarme todo el tiempo? Mira, soy una adulta, tengo dieciocho solo necesito que me digas donde voy a dormir, un lugar donde desempacar y te dejaré solo por el resto del día si eso quieres. ¿Bien? -Le digo, clavando mis ojos castaño oscuro en los suyos.
Se queda parado frente a mi sin decir nada por un buen rato. Evalúandome. Obviamente no esperaba aquello de mi parte, es bastante posible que mi padre le halla dicho que soy una adolescente tranquila, callada, que no le daría problemas durante dos meses si la aceptaba en su casa. En parte tiene razón, soy bastante tranquila... Hasta que alguien me trata de la forma en que Simon me está tratando. Soy pacifica, no idiota. Después de lo que parecen siglos, Simon suelta una carcajada. Pero no es una divertida, por el contrario, es extremadamente seca e impersonal, al punto que me da escalofríos.
- Si fueras una adulta tu padre te hubiera dejado sola, ¿No crees? -Contesta con más sarcasmo del necesario. "Ouch" es todo lo que puedo pensar. Se encoge de hombros y señala las escaleras a mi derecha- Tercera habitación a la derecha, primer piso. Es tuya, trata de no destrozarla mientras estés aquí. Ahora, cumple lo que acabas de decir y déjame solo.
Y así, como si nada, da media vuelta y se va, desapareciendo por una puerta doble, dejándome plantada en medio de una casa completamente desconocida. Vaya manera de empezar el verano. Sí esto es el primer día, me quedaban dos largos meses por delante.
"Welcome to my head; it's all a mess"
"Con él ¿Por qué justamente con él?"
Ese pensamiento cruza mi cabeza a medida que el taxi avanza por la calle. Había intentando mantener optimista todo el viaje, sin decirles absolutamente nada a mis padres, pero ahora que me encontraba sola, no hacía más que preguntarme eso. ¿Por qué justamente tenían que enviarme con él? Le había dado muchas vueltas al asunto, y aún no tenía respuesta. Cuando mis padres anunciaron que por fin tomarían la luna de miel que no pudieron hacer quince años atrás el día de su boda, mi primera reacción fue de felicidad. Se tomarían unas merecidas vacaciones para ellos solos, quedándose por dos largos meses en la Bahamas. No le ví nada de malo, después de todo, era algo que ambos se merecían. No habían tomado ni un solo día de vacaciones desde que tengo memoria, sus trabajos los consumen, siempre están ocupados. Es algo con lo que llegué a lidiar, pues de alguna forma aún encontraban un espacio para mí cuando tenía problemas, así que nunca me molestó que fueran tan dedicados a sus empleos. Por ese motivo, cuando anunciaron que se tomarian dos meses para irse a las Bahamas, me alegré. Se lo merecían más que nadie... Aunque mi alegría duró apenas unos segundos. Llegué a creer que tendría la casa para mi sola durante dos meses, que confiaban en mi lo suficiente para creer que podía mantenerme a flote por dos meses de verano mientras ellos disfrutaban de alguna playa en las Bahamas. Oh, que equivocada estaba.
Mis planes de quedarme completamente sola por dos meses fueron estrellados contra el frío suelo cuando mis padres me compraron el boleto y me subieron a un avión rumbo a Londres tan solo horas atrás. Y me estaban enviando justamente con él. Con nada más y nada menos que con Simon Cowell.
Él es el tío que nunca aparece en tus cumpleaños, que manda postales baratas todas las navidades y que solo una vez por año escuchas su voz. Nunca he tenido gran contacto con él, y puedo decir que a duras penas lo he visto tres veces en mis dieciocho años de vida. No es el tipo de familiar que está contigo, y no lo culpo. Por lo que sé, gracias a lo que cuenta mi padre, su hermano es un magnate en la industria musical, millonario y mujeriego como él mismo. Nunca le di mucha importancia de pequeña a ese hombre, y poco a poco acepté que no era mi tío, sino el hermano de mi papá que solo aparecía en el panorama cuando le convenía. Mi papá asegura que no siempre fue así, que hubo un tiempo en que realmente se interesaba por la familia... Me pregunto cuando fueron esos días. Así que, mientras me encuentro sentada en la parte trasera de un taxi, mi mente vuelve a preguntar: ¿Por qué entre todas las personas, tuvieron que enviarme con Simon? No considero a ese hombre como mi tío, no puedo hacerlo, estoy muy segura de que me odia y de que en realidad solo aceptó tenerme en su casa por unos meses porque mi padre nunca le ha pedido un favor antes.
Me retuerzo en el asiento, retirando la mirada de la ventanilla mientras aparto el pensamiento de mi cabeza e intento retomar mi actitud positiva. Quizás no me odie, quizás de verdad quiera retomar la relación con la familia. "Ni tú misma te lo crees" me digo, soltando un suspiro demasiado largo. ¿Qué puedo hacer? Nada. Estoy atascada, y no saldré de esta situación sino dentro de dos meses. Ladeo la cabeza, jugando con un mechón azul de mi cabello. No lo tengo todo de azul, solo las puntas, algo que me gusta mucho. Me distraigo, tarareando pedazos de canciones que van reproduciéndose en mi Ipod hasta que siento el frenazo repentino, echándome hacia adelante sin querer.
- ¿Ya llegamos? -Me quito con más brusquedad de la necesaria los audífonos de mis oídos y mi inclino hacia adelante, invadiendo el espacio personal del chófer ¿Es aquí? No puede ser.
- Es aquí señorita. -Asegura el hombre, apagando el auto- ¿Quiere que la ayude a bajar su equipaje?
- Si... Si, por favor. -Logro decir, sin quitar mi mirada de la inmensa casa que se cierne sobre nosotros.
Guardo mi Ipod con cuidado dentro de mi bolso de jean oscuro, guindo éste a mi hombro antes de bajar de un saltito hacia la calle. Mis ojos se abren instantáneamente diez veces más al ver la casa que tengo frente a mí. No; no es una casa, es una mansión. Los muros color caoba que se alzan frente son gigantes, acompañados de una reja negra que prohíbe el paso al resto de las personas, dejando prever un hermoso jardín con césped verde y flores por todos lados. Parece salido de una persona. Me quedo contemplado todo en general hasta que el chófer deposita con suavidad las maletas frente a mí. Salgo de mi mente por un momento y hurgo en mi cartera antes de levantar la cabeza y sonreirle con amabilidad.
- ¿Cuanto le debo, señor? -Pregunto, sacando un par de billetes.
- Son solo treinta euros, señorita. -Responde el hombre, sonriendo. Asiento con la cabeza y le entrego tres billetes.
- Muchas gracias. -Logro decir antes de que se suba de regreso al taxi y me deje completamente sola.
Coloco una mano sobre mi maleta, apoyándome en ella mientras sigo observando el exterior de la casa. Mi padre había mencionado lo rico que era su hermano, pero nunca me imaginé que llegara a ser ese tipo de personas millonarias. Frunzo el ceño, por algún motivo el hecho de que tenga tanto dinero me hace enojar. No por el hecho de que no se lo merezca, eso no lo sé, sino porque se alejó de la familia por ese motivo. Se alejó de todos por el dinero, y aquello solo empeora la imagen que tengo de él en mi mente. Me repito a mi misma que debo dejar de juzgar al hombre sin siquiera conocerlo; no es justo para él, ni siquiera lo conozco bien. Suelto un respingo cuando me percato de que he pasado los últimos quince minutos parada frente a la casa de un hombre que apenas conozco, vacilando en mis pensamientos en vez de hacerle saber que he llegado. Doy unos pasos frente a la reja, ya ubiqué el pequeño intercomunicador justo en el muro derecho, pero no tengo idea de que decirle. No quiero sonar engreída pero tampoco quiero pasar el resto del día varada en la calle. Suelto una maldición al vacío por la idea de mis padres de tener que dejarme aquí y presiono el botón del intercomunicador. Tres repiques después, una voz me responde.
- ¿Quién es? -Responde una voz masculina. No tengo ni idea si pertenece a Simon o no. Me acerco más para responder.
- Emm... Es _________., mis papás dijeron que estarías esperándome...
- Ah, eres tú. -Y sin decir más, cuelga.
Me quedo viendo el intercomunicador completamente atónita, como sí ese aparato fuera una persona. Me acababa de colgar, literalmente me había reconocido y dejado en la calle. Estoy a punto de empezar a patear la pared cuando las rejas se estremecen poco a poco, abriéndose ante mi. Alejo la mirada del intercomunicador, jalo mis dos maletas con las manos y, con la poca dignidad que me queda, paso adelante. La casa tiene un pequeño camino de piedras intricadas que pasa por el medio del jardín hasta finalizar en la puerta. Disfruto de mis últimos minutos de tranquila soledad antes de detenerme en el porche, sin saber que una vez que abriera esa puerta, muchas cosas iban a cambiar. No me doy cuenta hasta ese momento de una cosa: ¿Qué pasa si él disfruta de su soledad tanto como yo? Era algo que no había pensado durante todo el viaje. Yo estaba más que emocionada por tener una casa para mi misma por dos hermosos meses, invitando a mis amigos uno que otro día, claro, pero pasando la mayor parte del tiempo sola, decidiendo que hacer sin que nadie me lo impidiera o tratara de cambiar mis planes, y hasta ese momento no me doy cuenta de que quizás Simon también estaba esperando con ansias tener su casa para él solo. Después de todo, viajaba constantemente y casi nunca estaba en su hogar. Y ahora había llegado yo para interrumpir sus planes, cambiarlos y ajustarlos a los míos. Con razón me ha recibido así.
- Así que aquí estás.
Levanto la cabeza, encontrándome por primera vez en años con el hombre que se hace llamar hermano de mi papá. Es mucho más alto de lo que había imaginado, así como también más apuesto. Ya veo porqué tiene fama de mujeriego. Va vestido con pantalones caqui, una camisa blanca cuello en V que deja ver sus vellos del pecho y unos lentes Raybans justo encima de su cabello negro y corto. Cuando me fijo en la manera en que me ve, como sí fuera un estorbo enviado del inframundo, todo mi optimismo por tratar de mantener una relación con él se van por el caño. No necesito que lo diga en voz alta: El ya está predeterminado a odiarme.
- Vamos, pasa, no tengo todo el día, ¿Sabes? -Me apremia, dando media vuelta sin siquiera ayudarme con mi equipaje.
Saco mi dedo grosero a sus espaldas al tiempo que hago una mueca con el rostro. Sí el quiere mantener esa actitud, perfecto, de todas formas tiene que aguantarme durante dos meses y no tiene forma de deshacerse de mí. Cojo mis maletas con más fuerza de la necesaria y entro. El lugar es mil veces más hermoso en el interior, las paredes completamente blancas, los muebles oscuros y los ventanales de piso-techo hacen que todo tenga un toque de libertad, casí mágico. Quizás Simon sea un total idiota, pero tiene muy buen gusto para la decoración. Le sigo los pasos a través de toda la sala, pero él ni siquiera parece notar mi presencia, es como sí me acabara de bloquear nuevamente. Me detengo de súbito, haciendo que las ruedas de las maletas chirreen contra el suelo y llevo una mano a mi cadera antes de carraspear la garganta. Yo había intentando empezar con buen pie y obviamente él no quería, así que me olvido de mi optimismo por completo, aceptando que tendrá que ser por las malas.
- Disculpa, ¿Piensas ignorarme todo el tiempo? Mira, soy una adulta, tengo dieciocho solo necesito que me digas donde voy a dormir, un lugar donde desempacar y te dejaré solo por el resto del día si eso quieres. ¿Bien? -Le digo, clavando mis ojos castaño oscuro en los suyos.
Se queda parado frente a mi sin decir nada por un buen rato. Evalúandome. Obviamente no esperaba aquello de mi parte, es bastante posible que mi padre le halla dicho que soy una adolescente tranquila, callada, que no le daría problemas durante dos meses si la aceptaba en su casa. En parte tiene razón, soy bastante tranquila... Hasta que alguien me trata de la forma en que Simon me está tratando. Soy pacifica, no idiota. Después de lo que parecen siglos, Simon suelta una carcajada. Pero no es una divertida, por el contrario, es extremadamente seca e impersonal, al punto que me da escalofríos.
- Si fueras una adulta tu padre te hubiera dejado sola, ¿No crees? -Contesta con más sarcasmo del necesario. "Ouch" es todo lo que puedo pensar. Se encoge de hombros y señala las escaleras a mi derecha- Tercera habitación a la derecha, primer piso. Es tuya, trata de no destrozarla mientras estés aquí. Ahora, cumple lo que acabas de decir y déjame solo.
Y así, como si nada, da media vuelta y se va, desapareciendo por una puerta doble, dejándome plantada en medio de una casa completamente desconocida. Vaya manera de empezar el verano. Sí esto es el primer día, me quedaban dos largos meses por delante.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Lalala, subiré el segundo cap de todas formas, pues realmente quiero subir la novela *-*. Espero que la lean<3.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Capitulo 2.
Ruedo sobre la cama, enterrando mi cabeza en lo más profundo de la almohada. Puedo sentir mi cuerpo despertándose poco a poco, regresando a la realidad, cuando yo todo lo que quiero es seguir en mi mundo de fantasía. Aprieto la almohada contra mi rostro, en un intento desesperado de espantar el sol de mí cara y regresar a dormir, pero es inútil el esfuerzo, ya mi mente se encuentra despierta. Es el maldito cambio de horario. Es mi tercera mañana aquí y sigo levantándome con sueño, sin importar cuanto duerma. Suelto un bostezo aún envuelta entre las sabanas, enterrada en la comodidad de la cama sustituta. Al menos me ha dejado dormir en una cama y no en un pedazo de roca. Cuando llegué, ya oficialmente hace tres días, pensé que Simon me daría la habitación mas fea de la casa -Aunque dudo que halla algo feo en este sitio aparte de él- pero resultó que me dio una bastante bonita. Es el doble de grande que mi habitación de regreso en casa, tiene una cama tamaño king con dosel y cortinas que le caen desde arriba, como las de las películas, tiene su propio balcón que da hacia el área de la piscina y además tengo un baño para mi solita. Puedo vivir aquí sin tener que salir nunca para otra cosa que no sea comer, pero no puedo hacerlo. No vine a Londres a estar encerrada en un cuarto, por más hermoso que éste fuera. De todas formas, no he tenido tiempo de agradecerle a Simon por al menos darme ésta habitación temporalmente. Los dos días que han pasado rara vez lo he visto. Solo lo veo en las mañanas, unos minutos antes de que se valla directo al trabajo, el cual no tengo ni idea de donde queda, y regresa en las noches, con cara de malhumor y murmurando cosas para sí mismo. No nos vemos mucho, él me evita cuando está en casa y yo a él, así de simple. Pero él al menos ha salido de esta casa, yo no; y eso me está volviendo loca. No conozco nada más que la cocina, la sala, la piscina y mi propia habitación, pues, tal como me dejó saber Simon sobre las reglas de su casa, no tengo permitido abrir una puerta que no sea la de mi habitación sin su permiso. Y obviamente no tengo ese preciado permiso, así que los últimos dos días han sido terriblemente aburridos. No he hecho más cosa que caminar en medias de un lado al otro de esos tres lugares, saltar en la cama cuando me aburro al extremo, y comer, pues la comida es la única cosa en esa cama que al parecer no tiene restricción. Gracias a Dios por eso.
Acepto el hecho de que es hora de levantarme a medida que me quito las sábanas de encima. Le doy un vistazo al reloj encima de la pequeña mesa de madera junto a la cama y veo la hora: Dan las ocho y media de la mañana. Me levanto con un largo bostezo de la cama, que me acompaña hasta que alcanzo el baño y cierro la puerta con una patada. Lavo mi cara, los dientes y todo la rutina matutina antes de darme por vencida en mi cabello y atarlo en una coleta que termina siendo una maraña de cabellos negros y azules.
- Trata de no sacarlo de quicio hoy. -Me digo a mi misma al tiempo que salgo del baño.
La vista que recibo al volver a la habitación no es muy alentadora. Tres días allí y no me he dignado a organizar mis cosas. Las maletas están tiradas en el suelo, abiertas sin acomodar, con ropa tirada a su alrededor. La gente pensaría que por no haber tenido nada mejor que hacer durante todo el tiempo que llevo aquí al menos debía haberme puesto cómoda, pero la verdad es que no es así. Hago una nota mental, recordándome a mi misma que debo vaciar las maletas en el closet de la habitación. Asiento con la cabeza, marcando ese pensamiento dentro de mí antes de abandonar la habitación. El pasillo está completamente tranquilo, como cada mañana, iluminado por la luz del sol que se filtra por las ventanas a los costados, voy tatareando una canción en voz baja a medida que bajo las escaleras; probablemente Simon ya se halla ido, pues la casa está más sola de lo común. Cosa que solo significa que pasaré otro día a solas. Sin embargo, mis esperanzas se reaniman cuando entro a la cocina, encontrándome de lleno con la figura de Simon hablando por celular. Levanto la mano en señal de saludo pero él o me ignora a propósito, o de verdad no me ve pues sigue hablando por celular como si yo nunca hubiera entrado a la cocina.
- ¿Cómo es posible? Le dije que no. -Contestó Simon a su interlocutor, sin hacerme el más mínimo caso.
Sigo de largo por la mesa central de la cocina, la rodeo y llego hasta los gabinetes. Sin preocuparme por desearle buenos días, pues es obvio que ya han sido arruinados, foco mi atención en prepararme un desayuno digno. Agarro un bol, un plato pequeño, uno vaso y cierro el gabinete antes de abrir otro y sacar dos cajas de cereales distintos, vierto ambos contenidos en el bol para luego abrir la nevera, sacar la leche, el jugo y lo necesario para hacerme un sándwich. Estoy a punto de colocar el jamón en el pan cuadrado cuando la voz de Simon me interrumpe.
- No hay tiempo para desayunar, vístete. -Me suelta, colgando el celular.- ¿Qué no entiendes? Tenemos que irnos, no hay tiempo para desayunar.
- "Buenos días, ¿Has dormido bien? Oh, me alegro. Yo no, ¿Podrías vestirte? Vamos a salir" -Le respondo, utilizando el sarcasmo de mi parte- ¿A donde vamos? ¿No tienes que trabajar?
- Tengo una reunión de trabajo y no te puedo dejar sola hoy, vamos, vístete ya. -Se levanta de la silla en la que estaba sentado y se acerca a mi, guardando todo lo que yo he sacado, sin dejarme prepararme un desayuno. Pongo mala cara.
- ¿Cual es el problema? Me has dejado sola estos últimos dos días. -Le digo, encogiéndome de hombros- Puedes hacerlo otro día más.
Digo aquello sin la intención de herirlo, sencillamente lo dije porque era la verdad, no para molestarlo más de lo normal, pero obviamente le afecta, pues apoya una mano en la mesa, deteniéndose de repente. Desde donde estoy apenas puedo ver el perfil de su cara, pero al parecer he tocado algún nervio pues se voltea con cautela, con una mirada un tanto más suave.
- Vístete, _________., por favor. Salimos en diez minutos. -Dice como última oferta de amabilidad. Yo asiento con la cabeza, acercándome a la puerta de salida.
- Vas a tener que comprarme el desayuno. -Es todo lo que digo antes de abandonar la cocina y subir corriendo las escaleras de regreso a mi habitación.
Me visto lo más rápido que puedo. Agarro el primer par de jean y la primera camisa que se cruzan en mi camino entre el desastre que es ahora la habitación. Ni siquiera me preocupo en conseguir algún accesorio, me conformo con llevar los pequeños zarcillos que acabo de encontrar en el piso cerca de mi maleta. Me calzo unas zapatillas color verde agua, quito la coleta de mi cabello en un intento de hacerlo lucir levemente mejor y antes de salir corriendo de regreso a la sala agarro una cartera y meto en ella mi celular y mi Ipod. Bajo corriendo justo a tiempo para ver a Simon abrir la puerta principal, corro hacia él, deteniéndome apenas unos centímetros antes de chocar contra él. Lo sigo como una sombra hasta su porche, donde tiene el auto aparcado. No espero que abra la puerta por mi, sé que no lo hará, así que sencillamente espero a que desactive la alarma y me subo en el asiento del copiloto, acomodándome. Mi estomago ruge al mismo tiempo que Simon enciende el motor.
- ¿Por qué estás tan apresurado? -Le pregunto, ladeando la cabeza hacia la ventanilla. No obtengo respuesta- ¿Es tu jefe, acaso?
- Soy mi propio jefe, niña. -Me corta, acelerando al salir de una curva. Vuelvo a intentar.
- ¿Es uno de tus clientes? -Pregunto nuevamente, mirándolo con genuina curiosidad, por fin sabría de que trabaja exactamente. Él asiente con la cabeza.
- El más importante, e hizo algo demasiado estúpido. -Dice, claramente alterado- ¿Tanta hambre tienes? Dios.
Siento como mis mejillas se sonrojan al escuchar los rugidos de mi estomago. ¿Qué pretende que haga? Claro que estoy hambrienta, no he desayunado y la cena que logré hacer la noche anterior daba realmente pena. Dejo de intentar de sacarle conversación, pues es obvio que Simon tiene un límite de palabras con cada persona, y ya ha rebasado el suyo conmigo. Me hundo ligeramente en el asiento, luchando conmigo misma por mantenerme despierta y no dormirme en el camino, pues realmente quería memorizar donde trabajaba, solo por si necesitaba visitarlo en casos de emergencia. Sin embargo, me distraigo con la belleza del paisaje y cuando me doy cuenta, nos encontramos frente a un hotel. Y no cualquier hotel, sino uno cinco estrellas. Mi atención se dispara de inmediato al ver el montón de paparazzis esperando frente a la entrada del mismo.
- Maldición. -Suelta Simón, girando bruscamente el volante para darle la vuelta al Hotel.
Rodeamos el sitio hasta quedar justo frente a la entrada trasera, en la que nadie parecía haberse fijado menos él. Levanto la mirada, intentando ver si hay paparazzis por algún lado, pero no hay, estamos completamente solos a excepción de un vallet que instantáneamente saluda a mi tío como si lo conociera de toda la vida. Me bajo rápidamente del auto, intentando seguirle los pasos a Simon, él cual ya se encuentra atravesando el pasillo del hotel en busca de algo que no sé que es. Suelto un suspiro, dando pequeños corretones para alcanzarlo y quedar a la par.
- ¿Puedes decirme que pasa? ¿Por qué hay tantos fotógrafos? -Le digo, intentando recuperar el ritmo normal de mi respiración al tiempo que alcanzamos el Loby. Simon me ignora hasta que nos subimos al elevador y marca el último piso.
- Están aquí gracias a mis clientes. -Me dice, acomodándose el traje antes de sacar dinero de su cartera y entregármelo- Toma, compra lo que quieras para desayunar, no me importa si lo gastas todo. Busca un sitio dentro del hotel donde comer y no salgas sin mi, tampoco, por nada del mundo, me interrumpas una vez que entre a la reunión. ¿Me explico? No me interrumpas. Saldré lo antes que pueda.
- Si, pero, Sim... -Tartamudeo, pero él se baja del ascensor una vez llega al ultimo piso y se asegura de enviarme de regreso al loby. Lo último que veo de él es un guiño de ojos.- Maldición, me dejó otra vez sola.
Observo todo el dinero que me ha dejado. Me entregó más de sesenta libras, ¿Qué rayos pensaba que iba a comer, toda la pastelería? Me bajo del elevador de regreso al Lobby y me dirijo a la recepción. Una mujer con cara rechoncha me recibe con una sonrisa.
- ¿En qué puedo ayudarla? -Me pregunta. Yo le devuelvo la sonrisa.
- ¿Donde puedo comprar mi desayuno? Digo, aquí dentro del hotel, ¿Donde queda...?
- ¿El restaurant? Oh cariño, sigue ese pequeño pasillo y allí está. -Me indica.
- Gracias.
Sigo las instrucciones de la mujer y pronto me encuentro con un restaurante con un buffet abierto hasta las doce del medio día. Sonrío para mis adentros y cojo un plato, me sirvo dos beaggles, un muffin de chocolate y cojo un café para llevar. Pago todo, quedándome con cincuenta libras de regreso. Pido que metan todo en una bolsa para llevar y me regreso al Loby, agarrando un ascensor antes de que se escapara. Marco el botón del último piso y me recuesto en la pared hasta que llego por fín. Al bajarme, me encuentro con un pasillo largo, adornado con únicamente tres puertas, las tres salones, según indicaba la placa de las mismas. No tengo idea de en cual de las tres está Simon, así que me siento en el piso y me dispongo a comer. Mi estomago agradece la comida, aliviando el hambre en el instante. Como primero los beaggles y luego el muffin, dándole pequeños mordiscos. Estoy disfrutando de mi desayuno cuando mi celular suena. Atiendo al segundo tono.
- ¿Aló?
- ¡_______.! -La voz de mi mejor amiga me contesta del otro lado. Sonrío al instante- ¡No había podido comunicarme contigo! Uhg, ¿Cómo estás? ¿Cómo es todo por allá? ¿Como es tú tío? Oh por dios, cuéntame todo, por favor.
- Hola Katty. -Le digo, guardando el Muffin en la bolsa antes de levantarme de un saltito. Me alegro mucho de oír una voz familiar- Pues estoy bien, acabo de terminar de comer, todo aquí es hermoso, no tienes ni dea, la gente, los lugares, todo... Menos Simon, y no es mi tío Kat, a penas conozco al hombre.
- ¡Oh, vamos! ¿Tan malo es? No puede ser, ¿Es amargado? -Pregunta con su voz chillona. Yo empiezo a caminar por el pasillo, distraída.
- ¡No es un ogro pero tampoco un amor! -Le aseguro, suspirando- Parece tenerme una rabia infinita, no sé porqué. Quizás le arruiné sus planes o algo, no lo sé. Pero el sentimiento es mutuo. Trato de llevármela bien pero siempre me deja sola...
- ¿¡Sola en Londres!? ¿Y por qué no sales a divertirte? -Me critica, emocionada. Yo suspiro, apoyando mi mano en una de las puertas.
- ¡Quiero hacerlo! Quiero salir, divertirme, no estar encerrada todo el día en esa casa, sin nada que hacer, Katty siento que me ahogo necesito...
Y entonces me doy cuenta a que sala he entrado y me quedo completamente muda. Aún escuchó la voz de mi mejor amiga al otro lado de la linea, intentando sacarme una palabra, pero mi lengua parece haberse retorcido en mi interior, negándose a producir sonido. Solo quiero que me trague la tierra cuando veo a donde he llegado. Frente a mí está Simon, viéndome con la ira de mil demonios en sus ojos, pues obviamente he interrumpido algo sumamente importante, pero eso no es todo. Son las otras cinco personas que están frente a él las que hacen que mis rodillas tiemblen. Sentados en un sofá blanco frente a Simon, están nada más y nada menos que los cinco miembros de One Direction. Todos viéndome con la misma expresión de sorpresa. Todos menos uno, un rubio que no parece ni siquiera estar presente. Su cuerpo está ahi, pero hasta yo soy capaz de darme cuenta de que su mente y alma están en otro sitio. Me quedo de piedra, sin saber que hacer, sin saber como escaparme de esa. Simon había sido bastante claro en que no me quería interrumpiéndolo ni en un millón de años. Apenas me muevo para colgar la llamada, cuando él reacciona.
- ¿Que demonios haces aquí adentro? -Me grita, apuntando su dedo hacia mi- Creo haberte dicho con la mejor actitud posible que no quería verte en mi reunión. Que al menos que se acabara el mundo no quería que me interrumpieras, ¿No es así? ¡¿Qué eres tan obstinada que no puedes seguir una maldita orden?! ¡Todo lo que tenías que hacer era quedarte afuera y esperarme, ________.! Eres idéntica a tu padre, no sabes reconocer limites, no sabes dejar un espacio personal a los demás, dios, eres tan tonta. -Se pasa las manos por la sien, casi botando humo por los oídos- Denme cinco minutos, y cuando regrese, no te quiero ver. -Me dice antes de salir hecho furia de la habitación.
Hasta que Simon abandona la habitación no me doy cuenta de que estoy llorando. No me había percatado de que tengo todo el rostro empapado en lágrimas y que sostengo frenéticamente mi celular, como si de un salvavidas se tratara. Me digo a mi misma que debo moverme, que tengo que salir de allí antes de humillarme más frente a ellos, frente a Simon. Que tengo que salir para poder llorar en paz. Sin embargo, no puedo. Es como si alguien me hubiera plantando a la tierra, impidiéndome moverme. Estoy llena de rabia, de pena e impotencia, soy un desastre andante cuando uno de ellos se levanta con cautela, acercándose a mí.
- Hey, hey... No llores, por favor. Esta todo bien, no llores. -Sus ojos marrones buscan los míos, pero yo bajo la mirada. No quiero que nadie me vea así. Me agarra por los hombros, controlando mi temblor- Soy Liam, ¿Tu eres _______., verdad? Mira, _______., todo estará bien... Él nos estaba gritando antes a nosotros, es algo normal. -Me asegura, sonriendo levemente- Él no es siempre así, te lo aseguro, tiene días buenos. ¿Cierto, Louis?
- Es cierto, es solo que hoy lo hemos hecho enfadar. No es tu culpa. -Me asegura el de ojos azules. Yo ladeo una sonrisa y Liam me la devuelve.
- No debió habérsela descobrado contigo. Pero por favor no hagas que te grite otra vez y sal de aquí antes de regrese, ¿Sí? -Me pide antes de estrechar mi mano- Por cierto, ninguno de nosotros aguantamos la risa cuando te vimos hablar por celular. Si que sabes aliviar la tensión.
- Supongo que me merecía que me gritara. Yo también lo he hecho enfadar mucho últimamente. -Le confieso, soltándome de su agarre.
Solo cuando digo esa ultima frase siento la mirada del rubio clavarse en mi por primera vez, como sí lo que dije lo hubiera regresado a la tierra. Apenas logro fijar mis ojos en los suyos un par de segundos antes de tener que salir pues se escuchaban los pasos de Simon por el pasillo. Son apenas unos segundos, pero algo en sus ojos me atrapan por completo. No sé como explicarlo, pero sé que detrás de esa mirada hay mucho más, algo mucho más profundo.
"If you said you want me to stay; i'll change my mind"
Ruedo sobre la cama, enterrando mi cabeza en lo más profundo de la almohada. Puedo sentir mi cuerpo despertándose poco a poco, regresando a la realidad, cuando yo todo lo que quiero es seguir en mi mundo de fantasía. Aprieto la almohada contra mi rostro, en un intento desesperado de espantar el sol de mí cara y regresar a dormir, pero es inútil el esfuerzo, ya mi mente se encuentra despierta. Es el maldito cambio de horario. Es mi tercera mañana aquí y sigo levantándome con sueño, sin importar cuanto duerma. Suelto un bostezo aún envuelta entre las sabanas, enterrada en la comodidad de la cama sustituta. Al menos me ha dejado dormir en una cama y no en un pedazo de roca. Cuando llegué, ya oficialmente hace tres días, pensé que Simon me daría la habitación mas fea de la casa -Aunque dudo que halla algo feo en este sitio aparte de él- pero resultó que me dio una bastante bonita. Es el doble de grande que mi habitación de regreso en casa, tiene una cama tamaño king con dosel y cortinas que le caen desde arriba, como las de las películas, tiene su propio balcón que da hacia el área de la piscina y además tengo un baño para mi solita. Puedo vivir aquí sin tener que salir nunca para otra cosa que no sea comer, pero no puedo hacerlo. No vine a Londres a estar encerrada en un cuarto, por más hermoso que éste fuera. De todas formas, no he tenido tiempo de agradecerle a Simon por al menos darme ésta habitación temporalmente. Los dos días que han pasado rara vez lo he visto. Solo lo veo en las mañanas, unos minutos antes de que se valla directo al trabajo, el cual no tengo ni idea de donde queda, y regresa en las noches, con cara de malhumor y murmurando cosas para sí mismo. No nos vemos mucho, él me evita cuando está en casa y yo a él, así de simple. Pero él al menos ha salido de esta casa, yo no; y eso me está volviendo loca. No conozco nada más que la cocina, la sala, la piscina y mi propia habitación, pues, tal como me dejó saber Simon sobre las reglas de su casa, no tengo permitido abrir una puerta que no sea la de mi habitación sin su permiso. Y obviamente no tengo ese preciado permiso, así que los últimos dos días han sido terriblemente aburridos. No he hecho más cosa que caminar en medias de un lado al otro de esos tres lugares, saltar en la cama cuando me aburro al extremo, y comer, pues la comida es la única cosa en esa cama que al parecer no tiene restricción. Gracias a Dios por eso.
Acepto el hecho de que es hora de levantarme a medida que me quito las sábanas de encima. Le doy un vistazo al reloj encima de la pequeña mesa de madera junto a la cama y veo la hora: Dan las ocho y media de la mañana. Me levanto con un largo bostezo de la cama, que me acompaña hasta que alcanzo el baño y cierro la puerta con una patada. Lavo mi cara, los dientes y todo la rutina matutina antes de darme por vencida en mi cabello y atarlo en una coleta que termina siendo una maraña de cabellos negros y azules.
- Trata de no sacarlo de quicio hoy. -Me digo a mi misma al tiempo que salgo del baño.
La vista que recibo al volver a la habitación no es muy alentadora. Tres días allí y no me he dignado a organizar mis cosas. Las maletas están tiradas en el suelo, abiertas sin acomodar, con ropa tirada a su alrededor. La gente pensaría que por no haber tenido nada mejor que hacer durante todo el tiempo que llevo aquí al menos debía haberme puesto cómoda, pero la verdad es que no es así. Hago una nota mental, recordándome a mi misma que debo vaciar las maletas en el closet de la habitación. Asiento con la cabeza, marcando ese pensamiento dentro de mí antes de abandonar la habitación. El pasillo está completamente tranquilo, como cada mañana, iluminado por la luz del sol que se filtra por las ventanas a los costados, voy tatareando una canción en voz baja a medida que bajo las escaleras; probablemente Simon ya se halla ido, pues la casa está más sola de lo común. Cosa que solo significa que pasaré otro día a solas. Sin embargo, mis esperanzas se reaniman cuando entro a la cocina, encontrándome de lleno con la figura de Simon hablando por celular. Levanto la mano en señal de saludo pero él o me ignora a propósito, o de verdad no me ve pues sigue hablando por celular como si yo nunca hubiera entrado a la cocina.
- ¿Cómo es posible? Le dije que no. -Contestó Simon a su interlocutor, sin hacerme el más mínimo caso.
Sigo de largo por la mesa central de la cocina, la rodeo y llego hasta los gabinetes. Sin preocuparme por desearle buenos días, pues es obvio que ya han sido arruinados, foco mi atención en prepararme un desayuno digno. Agarro un bol, un plato pequeño, uno vaso y cierro el gabinete antes de abrir otro y sacar dos cajas de cereales distintos, vierto ambos contenidos en el bol para luego abrir la nevera, sacar la leche, el jugo y lo necesario para hacerme un sándwich. Estoy a punto de colocar el jamón en el pan cuadrado cuando la voz de Simon me interrumpe.
- No hay tiempo para desayunar, vístete. -Me suelta, colgando el celular.- ¿Qué no entiendes? Tenemos que irnos, no hay tiempo para desayunar.
- "Buenos días, ¿Has dormido bien? Oh, me alegro. Yo no, ¿Podrías vestirte? Vamos a salir" -Le respondo, utilizando el sarcasmo de mi parte- ¿A donde vamos? ¿No tienes que trabajar?
- Tengo una reunión de trabajo y no te puedo dejar sola hoy, vamos, vístete ya. -Se levanta de la silla en la que estaba sentado y se acerca a mi, guardando todo lo que yo he sacado, sin dejarme prepararme un desayuno. Pongo mala cara.
- ¿Cual es el problema? Me has dejado sola estos últimos dos días. -Le digo, encogiéndome de hombros- Puedes hacerlo otro día más.
Digo aquello sin la intención de herirlo, sencillamente lo dije porque era la verdad, no para molestarlo más de lo normal, pero obviamente le afecta, pues apoya una mano en la mesa, deteniéndose de repente. Desde donde estoy apenas puedo ver el perfil de su cara, pero al parecer he tocado algún nervio pues se voltea con cautela, con una mirada un tanto más suave.
- Vístete, _________., por favor. Salimos en diez minutos. -Dice como última oferta de amabilidad. Yo asiento con la cabeza, acercándome a la puerta de salida.
- Vas a tener que comprarme el desayuno. -Es todo lo que digo antes de abandonar la cocina y subir corriendo las escaleras de regreso a mi habitación.
Me visto lo más rápido que puedo. Agarro el primer par de jean y la primera camisa que se cruzan en mi camino entre el desastre que es ahora la habitación. Ni siquiera me preocupo en conseguir algún accesorio, me conformo con llevar los pequeños zarcillos que acabo de encontrar en el piso cerca de mi maleta. Me calzo unas zapatillas color verde agua, quito la coleta de mi cabello en un intento de hacerlo lucir levemente mejor y antes de salir corriendo de regreso a la sala agarro una cartera y meto en ella mi celular y mi Ipod. Bajo corriendo justo a tiempo para ver a Simon abrir la puerta principal, corro hacia él, deteniéndome apenas unos centímetros antes de chocar contra él. Lo sigo como una sombra hasta su porche, donde tiene el auto aparcado. No espero que abra la puerta por mi, sé que no lo hará, así que sencillamente espero a que desactive la alarma y me subo en el asiento del copiloto, acomodándome. Mi estomago ruge al mismo tiempo que Simon enciende el motor.
- ¿Por qué estás tan apresurado? -Le pregunto, ladeando la cabeza hacia la ventanilla. No obtengo respuesta- ¿Es tu jefe, acaso?
- Soy mi propio jefe, niña. -Me corta, acelerando al salir de una curva. Vuelvo a intentar.
- ¿Es uno de tus clientes? -Pregunto nuevamente, mirándolo con genuina curiosidad, por fin sabría de que trabaja exactamente. Él asiente con la cabeza.
- El más importante, e hizo algo demasiado estúpido. -Dice, claramente alterado- ¿Tanta hambre tienes? Dios.
Siento como mis mejillas se sonrojan al escuchar los rugidos de mi estomago. ¿Qué pretende que haga? Claro que estoy hambrienta, no he desayunado y la cena que logré hacer la noche anterior daba realmente pena. Dejo de intentar de sacarle conversación, pues es obvio que Simon tiene un límite de palabras con cada persona, y ya ha rebasado el suyo conmigo. Me hundo ligeramente en el asiento, luchando conmigo misma por mantenerme despierta y no dormirme en el camino, pues realmente quería memorizar donde trabajaba, solo por si necesitaba visitarlo en casos de emergencia. Sin embargo, me distraigo con la belleza del paisaje y cuando me doy cuenta, nos encontramos frente a un hotel. Y no cualquier hotel, sino uno cinco estrellas. Mi atención se dispara de inmediato al ver el montón de paparazzis esperando frente a la entrada del mismo.
- Maldición. -Suelta Simón, girando bruscamente el volante para darle la vuelta al Hotel.
Rodeamos el sitio hasta quedar justo frente a la entrada trasera, en la que nadie parecía haberse fijado menos él. Levanto la mirada, intentando ver si hay paparazzis por algún lado, pero no hay, estamos completamente solos a excepción de un vallet que instantáneamente saluda a mi tío como si lo conociera de toda la vida. Me bajo rápidamente del auto, intentando seguirle los pasos a Simon, él cual ya se encuentra atravesando el pasillo del hotel en busca de algo que no sé que es. Suelto un suspiro, dando pequeños corretones para alcanzarlo y quedar a la par.
- ¿Puedes decirme que pasa? ¿Por qué hay tantos fotógrafos? -Le digo, intentando recuperar el ritmo normal de mi respiración al tiempo que alcanzamos el Loby. Simon me ignora hasta que nos subimos al elevador y marca el último piso.
- Están aquí gracias a mis clientes. -Me dice, acomodándose el traje antes de sacar dinero de su cartera y entregármelo- Toma, compra lo que quieras para desayunar, no me importa si lo gastas todo. Busca un sitio dentro del hotel donde comer y no salgas sin mi, tampoco, por nada del mundo, me interrumpas una vez que entre a la reunión. ¿Me explico? No me interrumpas. Saldré lo antes que pueda.
- Si, pero, Sim... -Tartamudeo, pero él se baja del ascensor una vez llega al ultimo piso y se asegura de enviarme de regreso al loby. Lo último que veo de él es un guiño de ojos.- Maldición, me dejó otra vez sola.
Observo todo el dinero que me ha dejado. Me entregó más de sesenta libras, ¿Qué rayos pensaba que iba a comer, toda la pastelería? Me bajo del elevador de regreso al Lobby y me dirijo a la recepción. Una mujer con cara rechoncha me recibe con una sonrisa.
- ¿En qué puedo ayudarla? -Me pregunta. Yo le devuelvo la sonrisa.
- ¿Donde puedo comprar mi desayuno? Digo, aquí dentro del hotel, ¿Donde queda...?
- ¿El restaurant? Oh cariño, sigue ese pequeño pasillo y allí está. -Me indica.
- Gracias.
Sigo las instrucciones de la mujer y pronto me encuentro con un restaurante con un buffet abierto hasta las doce del medio día. Sonrío para mis adentros y cojo un plato, me sirvo dos beaggles, un muffin de chocolate y cojo un café para llevar. Pago todo, quedándome con cincuenta libras de regreso. Pido que metan todo en una bolsa para llevar y me regreso al Loby, agarrando un ascensor antes de que se escapara. Marco el botón del último piso y me recuesto en la pared hasta que llego por fín. Al bajarme, me encuentro con un pasillo largo, adornado con únicamente tres puertas, las tres salones, según indicaba la placa de las mismas. No tengo idea de en cual de las tres está Simon, así que me siento en el piso y me dispongo a comer. Mi estomago agradece la comida, aliviando el hambre en el instante. Como primero los beaggles y luego el muffin, dándole pequeños mordiscos. Estoy disfrutando de mi desayuno cuando mi celular suena. Atiendo al segundo tono.
- ¿Aló?
- ¡_______.! -La voz de mi mejor amiga me contesta del otro lado. Sonrío al instante- ¡No había podido comunicarme contigo! Uhg, ¿Cómo estás? ¿Cómo es todo por allá? ¿Como es tú tío? Oh por dios, cuéntame todo, por favor.
- Hola Katty. -Le digo, guardando el Muffin en la bolsa antes de levantarme de un saltito. Me alegro mucho de oír una voz familiar- Pues estoy bien, acabo de terminar de comer, todo aquí es hermoso, no tienes ni dea, la gente, los lugares, todo... Menos Simon, y no es mi tío Kat, a penas conozco al hombre.
- ¡Oh, vamos! ¿Tan malo es? No puede ser, ¿Es amargado? -Pregunta con su voz chillona. Yo empiezo a caminar por el pasillo, distraída.
- ¡No es un ogro pero tampoco un amor! -Le aseguro, suspirando- Parece tenerme una rabia infinita, no sé porqué. Quizás le arruiné sus planes o algo, no lo sé. Pero el sentimiento es mutuo. Trato de llevármela bien pero siempre me deja sola...
- ¿¡Sola en Londres!? ¿Y por qué no sales a divertirte? -Me critica, emocionada. Yo suspiro, apoyando mi mano en una de las puertas.
- ¡Quiero hacerlo! Quiero salir, divertirme, no estar encerrada todo el día en esa casa, sin nada que hacer, Katty siento que me ahogo necesito...
Y entonces me doy cuenta a que sala he entrado y me quedo completamente muda. Aún escuchó la voz de mi mejor amiga al otro lado de la linea, intentando sacarme una palabra, pero mi lengua parece haberse retorcido en mi interior, negándose a producir sonido. Solo quiero que me trague la tierra cuando veo a donde he llegado. Frente a mí está Simon, viéndome con la ira de mil demonios en sus ojos, pues obviamente he interrumpido algo sumamente importante, pero eso no es todo. Son las otras cinco personas que están frente a él las que hacen que mis rodillas tiemblen. Sentados en un sofá blanco frente a Simon, están nada más y nada menos que los cinco miembros de One Direction. Todos viéndome con la misma expresión de sorpresa. Todos menos uno, un rubio que no parece ni siquiera estar presente. Su cuerpo está ahi, pero hasta yo soy capaz de darme cuenta de que su mente y alma están en otro sitio. Me quedo de piedra, sin saber que hacer, sin saber como escaparme de esa. Simon había sido bastante claro en que no me quería interrumpiéndolo ni en un millón de años. Apenas me muevo para colgar la llamada, cuando él reacciona.
- ¿Que demonios haces aquí adentro? -Me grita, apuntando su dedo hacia mi- Creo haberte dicho con la mejor actitud posible que no quería verte en mi reunión. Que al menos que se acabara el mundo no quería que me interrumpieras, ¿No es así? ¡¿Qué eres tan obstinada que no puedes seguir una maldita orden?! ¡Todo lo que tenías que hacer era quedarte afuera y esperarme, ________.! Eres idéntica a tu padre, no sabes reconocer limites, no sabes dejar un espacio personal a los demás, dios, eres tan tonta. -Se pasa las manos por la sien, casi botando humo por los oídos- Denme cinco minutos, y cuando regrese, no te quiero ver. -Me dice antes de salir hecho furia de la habitación.
Hasta que Simon abandona la habitación no me doy cuenta de que estoy llorando. No me había percatado de que tengo todo el rostro empapado en lágrimas y que sostengo frenéticamente mi celular, como si de un salvavidas se tratara. Me digo a mi misma que debo moverme, que tengo que salir de allí antes de humillarme más frente a ellos, frente a Simon. Que tengo que salir para poder llorar en paz. Sin embargo, no puedo. Es como si alguien me hubiera plantando a la tierra, impidiéndome moverme. Estoy llena de rabia, de pena e impotencia, soy un desastre andante cuando uno de ellos se levanta con cautela, acercándose a mí.
- Hey, hey... No llores, por favor. Esta todo bien, no llores. -Sus ojos marrones buscan los míos, pero yo bajo la mirada. No quiero que nadie me vea así. Me agarra por los hombros, controlando mi temblor- Soy Liam, ¿Tu eres _______., verdad? Mira, _______., todo estará bien... Él nos estaba gritando antes a nosotros, es algo normal. -Me asegura, sonriendo levemente- Él no es siempre así, te lo aseguro, tiene días buenos. ¿Cierto, Louis?
- Es cierto, es solo que hoy lo hemos hecho enfadar. No es tu culpa. -Me asegura el de ojos azules. Yo ladeo una sonrisa y Liam me la devuelve.
- No debió habérsela descobrado contigo. Pero por favor no hagas que te grite otra vez y sal de aquí antes de regrese, ¿Sí? -Me pide antes de estrechar mi mano- Por cierto, ninguno de nosotros aguantamos la risa cuando te vimos hablar por celular. Si que sabes aliviar la tensión.
- Supongo que me merecía que me gritara. Yo también lo he hecho enfadar mucho últimamente. -Le confieso, soltándome de su agarre.
Solo cuando digo esa ultima frase siento la mirada del rubio clavarse en mi por primera vez, como sí lo que dije lo hubiera regresado a la tierra. Apenas logro fijar mis ojos en los suyos un par de segundos antes de tener que salir pues se escuchaban los pasos de Simon por el pasillo. Son apenas unos segundos, pero algo en sus ojos me atrapan por completo. No sé como explicarlo, pero sé que detrás de esa mirada hay mucho más, algo mucho más profundo.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Soy tu primera lectora. So exited c: Me encanta, me encanta de verdad. Eres una gran escritora. Me volví loca, yo me eh pintado las puntas de mi cabello, color azul Dime Liz, tengo 14 y soy de México, ya se, a quien le importa, pero bueno. Tengo que agregar tu novela a mi galería, así que por ahora termino. Pero Tienes que seguirla. Soy tu fiel lectora. Besos
Invitado
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Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
¡Hola liz! Yeaay, primera lectora:A: jahsjs yo soy Estefania n_n! Aw pues muchas gracias de verdad, eres un amours. Que bueno que te ha gustado la novela<3. & Gracias por leer también :D.
Dentro de unos minutitos subo el siguiente capitulo n_n.
Dentro de unos minutitos subo el siguiente capitulo n_n.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
NUEVA Y FIEL LECTORA. ¡Oye viejo! AMÉ tú novela. Enserio, eres buena escribiendo:). Me llamo Aly, 15 años, Mexicana. Blablablá *Intento fallido de presentación* Pues bueno, debo de decir que con tan solo dos capítulos, tú novela se está convirtiendo en una de mis favoritas. Supongo que por que es el tipo de lectura que más me gusta. *www* bueno, me retiro. Ya eh molestado mucho aquí )o). Un besote.
PD: ¿Necesitas chicas? me gustaría aparecer en tú nove :') Si no, no importa.
Aly, Cambió y fuera.
PD: ¿Necesitas chicas? me gustaría aparecer en tú nove :') Si no, no importa.
Aly, Cambió y fuera.
Invitado
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Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Capitulo 3.
Coloco la última camisa de mi maleta dentro del closet, acomodándola para que se ajustara con el resto. Pateo con suavidad la maleta, alejándola de mi antes de agacharme nuevamente y jalar la otra para vaciarla también. No sé que fuerza hizo que me levantara esta mañana con ganas de ordenar la habitación, pero llevo ya dos horas en esta tarea. Quizás sea porque ya me cansé de ver la ropa tirada en el piso, impidiéndome caminar como persona normal, pero sé, muy en el fondo, que es por un motivo diferente. No quiero salir del cuarto, así de sencillo. No quiero toparme con Simon, pues desde la pelea del día anterior, no nos hemos cruzado ni siquiera una palabra. Ya fue bastante incómodo cuando tuve que regresar con él en su auto, pasando todo el camino de regreso a casa sin siquiera cruzar miradas, no hacia falta que me lo dijera en voz alta: Había logrado molestarlo más de lo normal. Cuando llegamos él entró directo a su habitación sin dedicarme una sola palabra y desde entonces no lo veo. Me desperté hace ya cuatro horas, y esperé a que el reloj diera las nueve de la mañana para salir de la habitación y buscar algo de comida, pues sabía que para esa hora Simon debía de estar en el trabajo, de resto, no he hecho nada más. Solamente bajé un par de minutos a buscar algo para comer y regresé a ordenar esta locura, tarea que aún hago. Llevo apenas treinta minutos vaciando mis maletas, ordenando mi ropa dentro del gigante closet, con la música a todo volumen en las cornetas del Ipod, y ya estoy cansada de hacerlo. No sirvo para organizar, así de sencillo. No soy un desastre tampoco, pero no me divierte tener que encerrarme a mí misma en un cuarto para ordenar prenda de ropa tras prenda de ropa. Empacar todo mi armario parecía una buena idea cuando estaba saliendo de mi casa, pero ahora me arrepiento de haber metido tanta ropa. Me dedico a sacar todas mis pertenencias de la última maleta, tumbándolas sobre la mullida cama para luego clasificarlas. Pongo la ropa interior de un lado, las camisas y los jean de otros, los objetos personales como accesorios encima de mi almohada y los zapatos en el piso, paro un momento para cambiar la canción que está sonando a otra que de verdad me guste y regreso a mi misión. Primero deposito la ropa interior en los cajones para luego continuar con lo demás, colocandolos en diferentes percheros antes de ordenar los zapatos en la parte del fondo del closet. En un principio había pensando que tardaría un poco más arreglando todo aquello, pero lo cierto es que termino antes de lo pensado, vaciando por completo mis maletas. Sin embargo, sí bien ya el closet parece el de una persona decente, el resto de la habitación es un desastre en toda su expresión Me dejo caer abatida sobre la cama, sin ánimos ni esfuerzos de hacer absolutamente nada más. Solo quiero comer y dormir hasta que pasen esos dos meses y pueda regresar a mi hogar. Todo el asunto no me había llegado de lleno hasta ese momento en el que estoy completamente sola. Yo fui la que hice que Simon perdiera el control ayer, yo fui la que lo interrumpió en medio de su reunión tan importante. Y sí, no debió haberme gritado de esa forma, pero nuevamente... Yo fui la que lo interrumpió. Y ni siquiera le he pedido disculpas. Mi mirada se fija en el techo de la cama al tiempo que alargo una mano y cojo la almohada más cerca a mi para ponerla bajo mi nunca. Una parte de mi me dice que levante el celular y llame a Simon, que le pida disculpas antes de que sea muy tarde y solo logre empeorar la situación, pero mi otra parte, mi lado orgulloso y testarudo me dice que no, que es él el que debe disculparse conmigo por haberme humillado de esa forma, no solo ante mi misma, sino ante ellos. Instantáneamente me tapo la cara con la almohada, soltando un grito de frustración. Las preocupaciones normales de una chica de dieciocho años deberían ser otras que tener que preocuparte por como te humilló tu tío frente a One direction. De seguro deben pensar que soy una patética e insegura chica que no sabe seguir las reglas, y que cuando se asusta o la intimidan, llora. Debo haberles causado una de las peores primeras impresiones en todo el mundo. Siento como las lágrimas salen de mis ojos nuevamente, no son de tristeza son de impotencia. De impotencia porque no puedo hacer absolutamente nada para borrar lo que sucedió ayer, ni el hecho de que estoy atascada con alguien que simplemente no me quiere en su casa y solo me aceptó por el cariño que remoto que le tiene a mi padre. Me bajo de la cama y decido salir de la habitación al percatarme de que ya son casi la una de la tarde, aún con el pesimismo en mi cabeza bajo hasta la cocina, rebusco entre toda la nevera para prepararme un delicioso sándwich doble, me sirvo un vaso con jugo y camino de regreso a mi cuarto. Cierro la puerta con el pie y me siento sobre la cama, dispuesta a comer. Como sola, con el sonido de la música llenando la habitación al ritmo de una de mis canciones favoritas. Dejo el plato a un lado una vez termino y regreso a la posición anterior, colocando la almohada sobre mi rostro. Mi celular suena de repente, sacándome de mi hundimiento. Quito la almohada de mi rostro, llevándome la mano al bolsillo del pantalón. Me levanto de un salto para apagar la música y atiendo cuando todo ya está callado.
- ¿Aló?
- ¡Hija! -La voz de mi madre me sorprende al otro lado del celular. Sonrío de inmediato- Cariño, ¿Me escuchas?
- Sí, sí, aquí estoy mamá. -Limpio rápidamente las lágrimas de mi rostro- ¿Cómo estás? ¿Cómo está papá?
- Oh, linda, estamos de maravilla. Justo ahora vamos a salir a recorrer el sitio. -Escucho como le grita a mi padre que la espere antes de dirigirse a mi otra vez- No teníamos recepción cariño, y a tu padre se le olvidó preguntarle a tu tío el numero de su casa. Espero no haberte abandonado mucho, ¿Te encuentras bien? ¿Cómo es todo por allá, te estás divirtiendo?
Suelto un suspiro que mi madre no puede escuchar, haciendo mi mejor esfuerzo para que la voz no se me quiebre. Sí mi madre pudiera verme en este momento, probablemente mataría a Simon. Sola en una habitación completamente desordenada, llorando y humillada. Pero probablemente también me regañaría por no haber hecho nada al respecto. Tomo una bocanada de aire y sonrío más para mi que para ella antes de hablar.
- Si mamá, justo estaba desempacando. Todo aquí es hermoso y Simon... Simon es muy atento conmigo. -Miento, esperando haberla tranquilizado con mi comentario. Ella ríe.
- ¡Qué bien! Toma fotos, ¿Sí? te llamo mañana, cielo. Diviértete mucho.
- Lo haré. -Murmuro antes de que mi madre cuelgue la llamada.
Deslizo el celular de regreso al bolsillo anterior de mi jean, limpiando con mi otra mano las lagrimas que afloraron otra vez en mi mejilla. Tengo que dejar de hacerlo. Tengo que hacer de tripas corazón y dejar de llorar, ésta no soy yo. No puedo quedarme encerrada, no quiero desperdiciar dos meses aquí en Londres. Tengo ese pensamiento en mi mente cuando otro teléfono suena. No es el mío pues no suena igual, así que supongo que es el de la casa. Buscó con la mirada pero no se encuentra en mi cuarto, así que salgo de la habitación, corriendo escaleras abajo desde donde proviene el ruido. Me agarro del barandal antes de pisar el ultimo escalón para no salir resbalada y corro hacia la sala principal de la casa. Veo que el teléfono se encuentra sobre una mesa al lado del sofá de cuero blanco. Estoy a punto de atenderlo cuando me paro en seco: ¿Y si a Simon le molesta? ¿Sí no le gusta que contesten las llamadas en su casa? Esa regla no estaba dentro de las que me había dicho, además, podía tratarse de una emergencia. Aceptando mi destino, levanto el teléfono, llevándomelo al oído.
- ¿Diga? -Pregunto, echando un vistazo alrededor. La voz que me contesta es una ya conocida.
- ¿________.? Bien, pensé que no contestarías Es Simon. -Responde rápidamente yo asiento.
- Lo sé. ¿Pasa algo?
Tarda unos segundos en responder, pienso que ha colgado cuando escucho su respiración al otro lado de la linea. Espero, ya que no quiero presionarlo. Su silencio se extiende unos segundos de más, haciéndome pensar que algo le ha sucedido hasta que por fin escucho un suspiro seguido de su voz.
- Mira, yo... Disculpa por lo de ayer, ¿Vale? -Suelta, hablando tan rápido que casi no llego a entenderlo. Casi- Estaba estresado por otra cosa que no tenía nada que ver contigo y me la descobre injustamente. No debí haberte gritado así, lo siento.
- Pues sí fue injusto. -Murmuro, apoyándome en el respaldo del sofá. Me encojo de hombros aunque él no pueda verme- Está bien Simon, gracias por disculparte, yo tampoco debí haberte interrumpido.
- No te llamo solo para eso. -Su voz recupera su tono normal; nuevamente serio- Tendremos visita esta noche, ¿No has destrozado la casa aún, cierto?
- No. -Respondo, levantándome del sofá- ¿Quién viene?
- Eso no es asunto tuyo. -Ataja antes de agregar:- Solo te pido que estés decente cuando llegue y que no hagas de mi casa un desastre, ¿Si? Vale, te dejo. Nos vemos más tarde.
Dejo el teléfono de regreso en su sitio antes de dejarme caer boca arriba en el sofá. No lo admito, pero su disculpa me hace sentir mucho mejor. Es una leve señal de que él también se ha dado cuenta que no podemos seguir asi, no si vamos a intentar sobrevivir por dos meses. Claro que no pienso decirle lo muy lindo que ha sido en disculparse, después de todo, nadie me asegura que no volveremos a pelear en lo que llegue a casa con esa esperada visita y termine avergonzandolo. Quizás deba hacer algo por él, un gesto que le diga que yo también estoy dispuesta a llevar todo esto de buena forma. Levanto mi cuerpo del sofá antes de subir corriendo de regreso a mi habitación, saco el Ipod de las corneta y lo conecto a los audífonos poniéndome éstos en los oídos Primero me dedico a limpiar frenéticamente el lugar. Guardo las maletas ya vacías bajo la cama, extiendo las sabanas de las mismas y pongo la almohada en su lugar, corro al baño y recojo la ropa sucia que tengo allí, dejándola en la cesta para mañana disponerme a lavarla. Ato mi cabello en una coleta alta al ritmo de una canción antes de darle un vistazo al cuarto. Recojo el plato y el vaso que he dejado de cuando almorcé y salgo de allí. Bajo las escaleras, dirigiéndome esta vez hacia la cocina. Abro las ventanas después de depositar los trastos sucios en el fregadero y me dispongo a ordenar el sitio, pues lo he dejado hecho un desastre cuando estuve allí. Alineo las sillas del comedor, vuelvo a guardar el pan de sándwich en su sitio, así como también la mermelada y los cubiertos que he usado los lavo junto con el vaso y el plato. Una vez que me aseguro que la cocina parece nunca haber sido tocada por mi, me dedico a registrar nuevamente los gabinetes. Yo no sé cocinar mucho que se diga, realmente dependo en comida rápida y lo poco que se preparar, que básicamente consiste en sándwiches pasta y cereales, de resto, puedo morirme del hambre en menos de tres días. Sin embargo, hay una cosa que sí sé como hacer, y son los brownies, solo ruego que Simon tenga lo necesario en su cocina de lujo para poder prepararlos. Cuando termino de registrar todo sonrío para mi misma, pues tengo todo lo que necesito. Acomodo todo sobre la isla de la cocina e intento recordar la receta. No es muy difícil la he hecho múltiples veces para las fiestas de mi madre, pues es realmente el único postre que fuí capaz de memorizar. "Vamos piensa, ¿Cuantos gramos de azúcar eran?" me digo a mi misma, mordisqueando mi labio inferior. Cuando por fin lo recuerdo, agarro un bol y empiezo a verter los ingredientes adentro. Una vez que empiezo el proceso es bastante fácil. A veces me pregunto porqué demonios no soy repostera, ya que hacer postres realmente me calma. Logro distraerme mientras cocino con mis canciones favoritas sonando justo en mi oído. Quizás la razón por la cual no soy repostera es porque no puedo memorizar otra receta que no sean los brownies. Vierto todo en el recipiente y lo meto al horno justo antes de percatarme de la hora. Se me ha ido toda la tarde, pues ya son las seis. Me apresuro a lavar todo lo que utilicé, dejando todo limpio y salgo corriendo escaleras arriba, metiéndome de lleno en la ducha. Dejo el Ipod sobre la repisa del cuarto, mi ropa sucia dentro de la pequeña cesta en el baño y me adentro en el agua tibia. Me permito a mi misma relajarme por unos cinco minutos bajo los efectos del agua, dejando que la misma se llevara todos mis problemas hasta que una alarma mental me recuerda que he dejado los brownies en el horno. Termino mi ducha de forma más rápida de lo habitual, agarro una toalla y me seco rápidamente. Salgo al cuarto y abro el closet, como tenemos visitas, paso de largo la opción de la pijama y en cambio elijo un short de jean a juego con una camisa manga larga color azul oscuro con pequeños botones en el pecho, me calzo unas zapatillas y dejo mi cabello suelto. Doy un vistazo rápido a mi reflejo, voy bien, ni muy formal ni muy desentendida. Bajo nuevamente en un apuro hasta regresar a la cocina, agarro el primer guante que se cruza en mi camino, apago el horno con una rapidez que hasta a mí me sorprende y finalmente saco los brownies. Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando los veo: No se quemaron, quedaron perfectos. Al fin algo está saliendo bien. Sacó los brownies de la bandeja caliente, depositandolos en un plato grande y bonito que encuentro dentro una de las gavetas superiores. Me permito a mi misma sonreír por una fracción de segundo cuando escucho la puerta principal abrirse. Acomodo sutilmente los postres sobre el plato antes de salir a recibir a Simon, esperando que esté de buen humor. Sin embargo, en el segundo en que cruzo la puerta de la cocina, apenas dando tres pasos más allá, me fijo cual es su visita.
Caminando justo detrás de Simon, viene el chico rubio. El mismo rubio de ojos azul intenso que había clavado su mirada en mí el día anterior. Los veo a ambos, dando pequeños pasos sin saber muy bien que hacer. Simon parece estar ocupado quitándose la chaqueta, y el otro chico cargando lo que identifico con pensamientos nerviosos como dos maletas. ¿Por qué razón él tiene maletas? ¿Por qué...?
- Así que te vestiste como la gente. -Me saluda Simon, guindando su chaqueta en el perchero- ¿A que huele?
- A... A brownies, hice brownies. -Digo rápidamente, aún sin entender que pasa. Obviamente Simon capta mis dudas, pues las aclara al instante.
- Si, debes preguntarte porque Niall viene con equipaje. Déjame explicártelo, cariño: Se va a quedar aquí por el tiempo que sea necesario. -Dice eso último viendo al rubio con una mirada que bien puede matar a alguien- Lo que significa que verás paparazzis rodeando la casa de vez en cuando, así como gritos de chicas todo el tiempo...
- Deja de asustarla. -Por primera vez escucho la voz en persona de Niall. Mi mente no puede evitar pensar que suena mil veces más profunda y masculina en persona- Ya debe estar bastante confundida.
- No, yo no... Bueno sí, pero es solo que. ¿Por qué te vas a quedar aquí? -Le pregunto, mirándolo. Pero es Simon quien me responde.
- De nuevo; no es asunto tuyo. A menos que Niall te quiera contar, cosa que dudo. -Se desata la corbata y ladea la cabeza- Enséñale la habitación, _______., es la que está junto a la tuya. Ya sabes las reglas, cierto ¿Horan?
- Claro. -Responde, cargando sus maletas- ¿Bueno? -Dice, mirándome a mi. Yo asiento con la cabeza.
- Sí, sí, ven, sígueme.
Fulmino con la mirada a Simon antes de subir las escaleras, con Niall pisándome los talones. Sí me hubieran dicho una semana atrás que terminaría peleando con un tío lejano por tener que escoltar a un miembro de One Direction hacia su nueva habitación, que casualmente quedaba justo junto a la mía, me hubiera reído increíblemente fuerte, pero ahora estaba pasando. Podía sentir la mirada del rubio perforándome la espalda. Mientras subo, no puedo evitar preguntarme porqué se está quedando con nosotros. No pienso preguntarle directamente, es obvio que algo le pasa. Cuando Simon lo vio, fue como un tipo de advertencia, como retándolo Algo definitivamente tenía que estar pasando para que Simon dejara que Niall Horan se quedara en su casa, cuando todo mundo sabe que el rubio tiene su propia casa. ¿Pero cual era la razón? Me detengo frente a la puerta de su nuevo cuarto y abro la misma, pasando seguida de él. Observo como deja caer sus maletas al suelo antes de echarle un vistazo a la habitación. No puedo describirlo con perfectas palabras, pero hay algo en su mirada, en la forma en que camina por el sitio, en su presencia... Que me dice que no está siento él. Que oculta algo, que sufre. Es raro, pero hasta una extraña como yo se puede dar cuenta. Aprieto mis manos nerviosamente, soltando un suspiro.
- Bueno, te dejaré para que desempaques. Por cierto, no soy la sirvienta de Simon, soy... -Pero entonces él se voltea, sonriéndome por primera vez.
- Eres su sobrina, lo sé. Me lo contó de camino aquí. Al parecer te odia tanto como a mí en estos momentos. -Me dice, encogiéndose de hombros.
- ¿Te odia? Pero eso no es posible... -Murmuro, intentando no fijarme tanto en lo atrapante de su mirada. Él ladea la cabeza.
- No me odia, pero te puedo asegurar que está muy pero muy molesto conmigo. No es que no tenga la culpa, claro.
- Al menos a tí no te odia. -Le digo, curvando una sonrisa.
- A ti tampoco. Si te odiara no me hubiera dicho explicitamente que una de las reglas es que tengo prohibido siquiera tocarte. -Dice como sino fuera nada antes de soltar un bostezo- Gracias por mostrarme la habitación, pero me voy a cambiar ahora, ¿Te importa?
Niego con la cabeza sin decir nada más y salgo de la habitación, cerrando la puerta detrás de mi. No es hasta que entro a mi propio cuarto que me percato de lo acelerado que está mi corazón y de lo rojas que están mis mejillas. Esto es algo que definitivamente le contaré a Katty.
"Rule number one: You gotta have fun"
Coloco la última camisa de mi maleta dentro del closet, acomodándola para que se ajustara con el resto. Pateo con suavidad la maleta, alejándola de mi antes de agacharme nuevamente y jalar la otra para vaciarla también. No sé que fuerza hizo que me levantara esta mañana con ganas de ordenar la habitación, pero llevo ya dos horas en esta tarea. Quizás sea porque ya me cansé de ver la ropa tirada en el piso, impidiéndome caminar como persona normal, pero sé, muy en el fondo, que es por un motivo diferente. No quiero salir del cuarto, así de sencillo. No quiero toparme con Simon, pues desde la pelea del día anterior, no nos hemos cruzado ni siquiera una palabra. Ya fue bastante incómodo cuando tuve que regresar con él en su auto, pasando todo el camino de regreso a casa sin siquiera cruzar miradas, no hacia falta que me lo dijera en voz alta: Había logrado molestarlo más de lo normal. Cuando llegamos él entró directo a su habitación sin dedicarme una sola palabra y desde entonces no lo veo. Me desperté hace ya cuatro horas, y esperé a que el reloj diera las nueve de la mañana para salir de la habitación y buscar algo de comida, pues sabía que para esa hora Simon debía de estar en el trabajo, de resto, no he hecho nada más. Solamente bajé un par de minutos a buscar algo para comer y regresé a ordenar esta locura, tarea que aún hago. Llevo apenas treinta minutos vaciando mis maletas, ordenando mi ropa dentro del gigante closet, con la música a todo volumen en las cornetas del Ipod, y ya estoy cansada de hacerlo. No sirvo para organizar, así de sencillo. No soy un desastre tampoco, pero no me divierte tener que encerrarme a mí misma en un cuarto para ordenar prenda de ropa tras prenda de ropa. Empacar todo mi armario parecía una buena idea cuando estaba saliendo de mi casa, pero ahora me arrepiento de haber metido tanta ropa. Me dedico a sacar todas mis pertenencias de la última maleta, tumbándolas sobre la mullida cama para luego clasificarlas. Pongo la ropa interior de un lado, las camisas y los jean de otros, los objetos personales como accesorios encima de mi almohada y los zapatos en el piso, paro un momento para cambiar la canción que está sonando a otra que de verdad me guste y regreso a mi misión. Primero deposito la ropa interior en los cajones para luego continuar con lo demás, colocandolos en diferentes percheros antes de ordenar los zapatos en la parte del fondo del closet. En un principio había pensando que tardaría un poco más arreglando todo aquello, pero lo cierto es que termino antes de lo pensado, vaciando por completo mis maletas. Sin embargo, sí bien ya el closet parece el de una persona decente, el resto de la habitación es un desastre en toda su expresión Me dejo caer abatida sobre la cama, sin ánimos ni esfuerzos de hacer absolutamente nada más. Solo quiero comer y dormir hasta que pasen esos dos meses y pueda regresar a mi hogar. Todo el asunto no me había llegado de lleno hasta ese momento en el que estoy completamente sola. Yo fui la que hice que Simon perdiera el control ayer, yo fui la que lo interrumpió en medio de su reunión tan importante. Y sí, no debió haberme gritado de esa forma, pero nuevamente... Yo fui la que lo interrumpió. Y ni siquiera le he pedido disculpas. Mi mirada se fija en el techo de la cama al tiempo que alargo una mano y cojo la almohada más cerca a mi para ponerla bajo mi nunca. Una parte de mi me dice que levante el celular y llame a Simon, que le pida disculpas antes de que sea muy tarde y solo logre empeorar la situación, pero mi otra parte, mi lado orgulloso y testarudo me dice que no, que es él el que debe disculparse conmigo por haberme humillado de esa forma, no solo ante mi misma, sino ante ellos. Instantáneamente me tapo la cara con la almohada, soltando un grito de frustración. Las preocupaciones normales de una chica de dieciocho años deberían ser otras que tener que preocuparte por como te humilló tu tío frente a One direction. De seguro deben pensar que soy una patética e insegura chica que no sabe seguir las reglas, y que cuando se asusta o la intimidan, llora. Debo haberles causado una de las peores primeras impresiones en todo el mundo. Siento como las lágrimas salen de mis ojos nuevamente, no son de tristeza son de impotencia. De impotencia porque no puedo hacer absolutamente nada para borrar lo que sucedió ayer, ni el hecho de que estoy atascada con alguien que simplemente no me quiere en su casa y solo me aceptó por el cariño que remoto que le tiene a mi padre. Me bajo de la cama y decido salir de la habitación al percatarme de que ya son casi la una de la tarde, aún con el pesimismo en mi cabeza bajo hasta la cocina, rebusco entre toda la nevera para prepararme un delicioso sándwich doble, me sirvo un vaso con jugo y camino de regreso a mi cuarto. Cierro la puerta con el pie y me siento sobre la cama, dispuesta a comer. Como sola, con el sonido de la música llenando la habitación al ritmo de una de mis canciones favoritas. Dejo el plato a un lado una vez termino y regreso a la posición anterior, colocando la almohada sobre mi rostro. Mi celular suena de repente, sacándome de mi hundimiento. Quito la almohada de mi rostro, llevándome la mano al bolsillo del pantalón. Me levanto de un salto para apagar la música y atiendo cuando todo ya está callado.
- ¿Aló?
- ¡Hija! -La voz de mi madre me sorprende al otro lado del celular. Sonrío de inmediato- Cariño, ¿Me escuchas?
- Sí, sí, aquí estoy mamá. -Limpio rápidamente las lágrimas de mi rostro- ¿Cómo estás? ¿Cómo está papá?
- Oh, linda, estamos de maravilla. Justo ahora vamos a salir a recorrer el sitio. -Escucho como le grita a mi padre que la espere antes de dirigirse a mi otra vez- No teníamos recepción cariño, y a tu padre se le olvidó preguntarle a tu tío el numero de su casa. Espero no haberte abandonado mucho, ¿Te encuentras bien? ¿Cómo es todo por allá, te estás divirtiendo?
Suelto un suspiro que mi madre no puede escuchar, haciendo mi mejor esfuerzo para que la voz no se me quiebre. Sí mi madre pudiera verme en este momento, probablemente mataría a Simon. Sola en una habitación completamente desordenada, llorando y humillada. Pero probablemente también me regañaría por no haber hecho nada al respecto. Tomo una bocanada de aire y sonrío más para mi que para ella antes de hablar.
- Si mamá, justo estaba desempacando. Todo aquí es hermoso y Simon... Simon es muy atento conmigo. -Miento, esperando haberla tranquilizado con mi comentario. Ella ríe.
- ¡Qué bien! Toma fotos, ¿Sí? te llamo mañana, cielo. Diviértete mucho.
- Lo haré. -Murmuro antes de que mi madre cuelgue la llamada.
Deslizo el celular de regreso al bolsillo anterior de mi jean, limpiando con mi otra mano las lagrimas que afloraron otra vez en mi mejilla. Tengo que dejar de hacerlo. Tengo que hacer de tripas corazón y dejar de llorar, ésta no soy yo. No puedo quedarme encerrada, no quiero desperdiciar dos meses aquí en Londres. Tengo ese pensamiento en mi mente cuando otro teléfono suena. No es el mío pues no suena igual, así que supongo que es el de la casa. Buscó con la mirada pero no se encuentra en mi cuarto, así que salgo de la habitación, corriendo escaleras abajo desde donde proviene el ruido. Me agarro del barandal antes de pisar el ultimo escalón para no salir resbalada y corro hacia la sala principal de la casa. Veo que el teléfono se encuentra sobre una mesa al lado del sofá de cuero blanco. Estoy a punto de atenderlo cuando me paro en seco: ¿Y si a Simon le molesta? ¿Sí no le gusta que contesten las llamadas en su casa? Esa regla no estaba dentro de las que me había dicho, además, podía tratarse de una emergencia. Aceptando mi destino, levanto el teléfono, llevándomelo al oído.
- ¿Diga? -Pregunto, echando un vistazo alrededor. La voz que me contesta es una ya conocida.
- ¿________.? Bien, pensé que no contestarías Es Simon. -Responde rápidamente yo asiento.
- Lo sé. ¿Pasa algo?
Tarda unos segundos en responder, pienso que ha colgado cuando escucho su respiración al otro lado de la linea. Espero, ya que no quiero presionarlo. Su silencio se extiende unos segundos de más, haciéndome pensar que algo le ha sucedido hasta que por fin escucho un suspiro seguido de su voz.
- Mira, yo... Disculpa por lo de ayer, ¿Vale? -Suelta, hablando tan rápido que casi no llego a entenderlo. Casi- Estaba estresado por otra cosa que no tenía nada que ver contigo y me la descobre injustamente. No debí haberte gritado así, lo siento.
- Pues sí fue injusto. -Murmuro, apoyándome en el respaldo del sofá. Me encojo de hombros aunque él no pueda verme- Está bien Simon, gracias por disculparte, yo tampoco debí haberte interrumpido.
- No te llamo solo para eso. -Su voz recupera su tono normal; nuevamente serio- Tendremos visita esta noche, ¿No has destrozado la casa aún, cierto?
- No. -Respondo, levantándome del sofá- ¿Quién viene?
- Eso no es asunto tuyo. -Ataja antes de agregar:- Solo te pido que estés decente cuando llegue y que no hagas de mi casa un desastre, ¿Si? Vale, te dejo. Nos vemos más tarde.
Dejo el teléfono de regreso en su sitio antes de dejarme caer boca arriba en el sofá. No lo admito, pero su disculpa me hace sentir mucho mejor. Es una leve señal de que él también se ha dado cuenta que no podemos seguir asi, no si vamos a intentar sobrevivir por dos meses. Claro que no pienso decirle lo muy lindo que ha sido en disculparse, después de todo, nadie me asegura que no volveremos a pelear en lo que llegue a casa con esa esperada visita y termine avergonzandolo. Quizás deba hacer algo por él, un gesto que le diga que yo también estoy dispuesta a llevar todo esto de buena forma. Levanto mi cuerpo del sofá antes de subir corriendo de regreso a mi habitación, saco el Ipod de las corneta y lo conecto a los audífonos poniéndome éstos en los oídos Primero me dedico a limpiar frenéticamente el lugar. Guardo las maletas ya vacías bajo la cama, extiendo las sabanas de las mismas y pongo la almohada en su lugar, corro al baño y recojo la ropa sucia que tengo allí, dejándola en la cesta para mañana disponerme a lavarla. Ato mi cabello en una coleta alta al ritmo de una canción antes de darle un vistazo al cuarto. Recojo el plato y el vaso que he dejado de cuando almorcé y salgo de allí. Bajo las escaleras, dirigiéndome esta vez hacia la cocina. Abro las ventanas después de depositar los trastos sucios en el fregadero y me dispongo a ordenar el sitio, pues lo he dejado hecho un desastre cuando estuve allí. Alineo las sillas del comedor, vuelvo a guardar el pan de sándwich en su sitio, así como también la mermelada y los cubiertos que he usado los lavo junto con el vaso y el plato. Una vez que me aseguro que la cocina parece nunca haber sido tocada por mi, me dedico a registrar nuevamente los gabinetes. Yo no sé cocinar mucho que se diga, realmente dependo en comida rápida y lo poco que se preparar, que básicamente consiste en sándwiches pasta y cereales, de resto, puedo morirme del hambre en menos de tres días. Sin embargo, hay una cosa que sí sé como hacer, y son los brownies, solo ruego que Simon tenga lo necesario en su cocina de lujo para poder prepararlos. Cuando termino de registrar todo sonrío para mi misma, pues tengo todo lo que necesito. Acomodo todo sobre la isla de la cocina e intento recordar la receta. No es muy difícil la he hecho múltiples veces para las fiestas de mi madre, pues es realmente el único postre que fuí capaz de memorizar. "Vamos piensa, ¿Cuantos gramos de azúcar eran?" me digo a mi misma, mordisqueando mi labio inferior. Cuando por fin lo recuerdo, agarro un bol y empiezo a verter los ingredientes adentro. Una vez que empiezo el proceso es bastante fácil. A veces me pregunto porqué demonios no soy repostera, ya que hacer postres realmente me calma. Logro distraerme mientras cocino con mis canciones favoritas sonando justo en mi oído. Quizás la razón por la cual no soy repostera es porque no puedo memorizar otra receta que no sean los brownies. Vierto todo en el recipiente y lo meto al horno justo antes de percatarme de la hora. Se me ha ido toda la tarde, pues ya son las seis. Me apresuro a lavar todo lo que utilicé, dejando todo limpio y salgo corriendo escaleras arriba, metiéndome de lleno en la ducha. Dejo el Ipod sobre la repisa del cuarto, mi ropa sucia dentro de la pequeña cesta en el baño y me adentro en el agua tibia. Me permito a mi misma relajarme por unos cinco minutos bajo los efectos del agua, dejando que la misma se llevara todos mis problemas hasta que una alarma mental me recuerda que he dejado los brownies en el horno. Termino mi ducha de forma más rápida de lo habitual, agarro una toalla y me seco rápidamente. Salgo al cuarto y abro el closet, como tenemos visitas, paso de largo la opción de la pijama y en cambio elijo un short de jean a juego con una camisa manga larga color azul oscuro con pequeños botones en el pecho, me calzo unas zapatillas y dejo mi cabello suelto. Doy un vistazo rápido a mi reflejo, voy bien, ni muy formal ni muy desentendida. Bajo nuevamente en un apuro hasta regresar a la cocina, agarro el primer guante que se cruza en mi camino, apago el horno con una rapidez que hasta a mí me sorprende y finalmente saco los brownies. Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando los veo: No se quemaron, quedaron perfectos. Al fin algo está saliendo bien. Sacó los brownies de la bandeja caliente, depositandolos en un plato grande y bonito que encuentro dentro una de las gavetas superiores. Me permito a mi misma sonreír por una fracción de segundo cuando escucho la puerta principal abrirse. Acomodo sutilmente los postres sobre el plato antes de salir a recibir a Simon, esperando que esté de buen humor. Sin embargo, en el segundo en que cruzo la puerta de la cocina, apenas dando tres pasos más allá, me fijo cual es su visita.
Caminando justo detrás de Simon, viene el chico rubio. El mismo rubio de ojos azul intenso que había clavado su mirada en mí el día anterior. Los veo a ambos, dando pequeños pasos sin saber muy bien que hacer. Simon parece estar ocupado quitándose la chaqueta, y el otro chico cargando lo que identifico con pensamientos nerviosos como dos maletas. ¿Por qué razón él tiene maletas? ¿Por qué...?
- Así que te vestiste como la gente. -Me saluda Simon, guindando su chaqueta en el perchero- ¿A que huele?
- A... A brownies, hice brownies. -Digo rápidamente, aún sin entender que pasa. Obviamente Simon capta mis dudas, pues las aclara al instante.
- Si, debes preguntarte porque Niall viene con equipaje. Déjame explicártelo, cariño: Se va a quedar aquí por el tiempo que sea necesario. -Dice eso último viendo al rubio con una mirada que bien puede matar a alguien- Lo que significa que verás paparazzis rodeando la casa de vez en cuando, así como gritos de chicas todo el tiempo...
- Deja de asustarla. -Por primera vez escucho la voz en persona de Niall. Mi mente no puede evitar pensar que suena mil veces más profunda y masculina en persona- Ya debe estar bastante confundida.
- No, yo no... Bueno sí, pero es solo que. ¿Por qué te vas a quedar aquí? -Le pregunto, mirándolo. Pero es Simon quien me responde.
- De nuevo; no es asunto tuyo. A menos que Niall te quiera contar, cosa que dudo. -Se desata la corbata y ladea la cabeza- Enséñale la habitación, _______., es la que está junto a la tuya. Ya sabes las reglas, cierto ¿Horan?
- Claro. -Responde, cargando sus maletas- ¿Bueno? -Dice, mirándome a mi. Yo asiento con la cabeza.
- Sí, sí, ven, sígueme.
Fulmino con la mirada a Simon antes de subir las escaleras, con Niall pisándome los talones. Sí me hubieran dicho una semana atrás que terminaría peleando con un tío lejano por tener que escoltar a un miembro de One Direction hacia su nueva habitación, que casualmente quedaba justo junto a la mía, me hubiera reído increíblemente fuerte, pero ahora estaba pasando. Podía sentir la mirada del rubio perforándome la espalda. Mientras subo, no puedo evitar preguntarme porqué se está quedando con nosotros. No pienso preguntarle directamente, es obvio que algo le pasa. Cuando Simon lo vio, fue como un tipo de advertencia, como retándolo Algo definitivamente tenía que estar pasando para que Simon dejara que Niall Horan se quedara en su casa, cuando todo mundo sabe que el rubio tiene su propia casa. ¿Pero cual era la razón? Me detengo frente a la puerta de su nuevo cuarto y abro la misma, pasando seguida de él. Observo como deja caer sus maletas al suelo antes de echarle un vistazo a la habitación. No puedo describirlo con perfectas palabras, pero hay algo en su mirada, en la forma en que camina por el sitio, en su presencia... Que me dice que no está siento él. Que oculta algo, que sufre. Es raro, pero hasta una extraña como yo se puede dar cuenta. Aprieto mis manos nerviosamente, soltando un suspiro.
- Bueno, te dejaré para que desempaques. Por cierto, no soy la sirvienta de Simon, soy... -Pero entonces él se voltea, sonriéndome por primera vez.
- Eres su sobrina, lo sé. Me lo contó de camino aquí. Al parecer te odia tanto como a mí en estos momentos. -Me dice, encogiéndose de hombros.
- ¿Te odia? Pero eso no es posible... -Murmuro, intentando no fijarme tanto en lo atrapante de su mirada. Él ladea la cabeza.
- No me odia, pero te puedo asegurar que está muy pero muy molesto conmigo. No es que no tenga la culpa, claro.
- Al menos a tí no te odia. -Le digo, curvando una sonrisa.
- A ti tampoco. Si te odiara no me hubiera dicho explicitamente que una de las reglas es que tengo prohibido siquiera tocarte. -Dice como sino fuera nada antes de soltar un bostezo- Gracias por mostrarme la habitación, pero me voy a cambiar ahora, ¿Te importa?
Niego con la cabeza sin decir nada más y salgo de la habitación, cerrando la puerta detrás de mi. No es hasta que entro a mi propio cuarto que me percato de lo acelerado que está mi corazón y de lo rojas que están mis mejillas. Esto es algo que definitivamente le contaré a Katty.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Aly1D escribió: NUEVA Y FIEL LECTORA. ¡Oye viejo! AMÉ tú novela. Enserio, eres buena escribiendo:). Me llamo Aly, 15 años, Mexicana. Blablablá *Intento fallido de presentación* Pues bueno, debo de decir que con tan solo dos capítulos, tú novela se está convirtiendo en una de mis favoritas. Supongo que por que es el tipo de lectura que más me gusta. *www* bueno, me retiro. Ya eh molestado mucho aquí )o). Un besote.
PD: ¿Necesitas chicas? me gustaría aparecer en tú nove :') Si no, no importa.
Aly, Cambió y fuera.
¡Hola Aly! Bienvenida a la novelita<3. jahsjshk oh my gosh muchas gracias, en serio, que bueno que te gustó la novela :D! Muchas gracias, en serio. Besos para ti también & gracias por leer n_n.
PD: Claaro, ¿Con cual de los chicos te gustaría aparecer? Avísame no más por MP y te pongo en la novela :D.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
¡Oh por dios! lfjlskfjlsfkjslfjslfkjlfk AMÉ el capitulo *wwww* Yo sé que Simon en el fondo quiere a ___, Yo lo sé. Supongo que lo que haya tenido que hacer Niall, fue lo suficientemente malo para que lo encarcelara, teóricamente, en su casa. Aun que, a mi no me molestaría que mi tío hospedara a Niall Horan en una habitación al lado de la mía 7uu7' ¡En fin! tienes que seguirla, amó como se está desarrollando la historia. Amo todo e.e' dkjfnhjfnhldjalkj.
Aly, Cambió y fuera.
Aly, Cambió y fuera.
Invitado
Invitado
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
nuevaa lectora :)
me encantaron los capitulos *-* siguela pronto plss c:
me encantaron los capitulos *-* siguela pronto plss c:
CualquiercosaC:
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
¡Hellow! Espero que hoy estén de maravilla<3. Jahsjsh, muchas gracias por leer, que bueno que les guste la novela :D! Dentro de unos minutitos subo el siguiente cap n_n
Love you all<3.
---------------------.
jahsjsh ¡Graacias Aly! que bueno que te gustó el cap, eres un amours<3. Sí, yo tampoco me molestaría en absoluto si viviera junto a Niall jojo. ¡Graacias otra vez! besos n_n
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¡Hoolis! Bienvenida a la novela<3. Que bueno que te halla gustado ajshsjs *-*, dentro de unos minutitos subo el siguiente cap!
Love you all<3.
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jahsjsh ¡Graacias Aly! que bueno que te gustó el cap, eres un amours<3. Sí, yo tampoco me molestaría en absoluto si viviera junto a Niall jojo. ¡Graacias otra vez! besos n_n
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¡Hoolis! Bienvenida a la novela<3. Que bueno que te halla gustado ajshsjs *-*, dentro de unos minutitos subo el siguiente cap!
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Capitulo 4.
- ¡¿Qué demonios?! -Grito, quitándome un auricular del oído- ¿QUIÉN ES USTED?
- ¿Quién eres tú? -Pregunta el hombre, tomándome otra foto- ¿Está Simon aquí, puedo tener una entrevista con él y con Niall? ¡Hey, no te vallas!
- ¡Deje de tomarme fotos! -Chillo, tapándome el rostro al tiempo que intento regresar sin tropezar.
- ¡Hey, no, espera! -Escucho el ruido de la cámara al tomar otra foto y suelto una maldición.
- ¡DÉJAME EN PAZ! -Grito, corriendo.
Paso de largo sin recoger mis zapatos ni los platos sucios que he dejado sobre el sofá en el que estaba desayunando tranquilamente solo segundos atrás y corro de regreso a la casa. Tardo unos segundos en abrir la maldita puerta cuando mi mente me recuerda que es deslizable. Deslizo la misma hacia la derecha y entro como un torbellino en la casa. Mi corazón esta latiendo a mil por ahora, aún sin entender muy bien que demonios acaba de suceder cuando tropiezo de lleno con alguien. Suelto el grito de mi vida, pues se ha olvidado por completo que ya no estoy sola allí, que si bien Simon está afuera trabajando, Niall ahora está con nosotros. Así que no controlo el grito que sale de mi garganta, probablemente aturdiendolo. Siento como sus manos me atajan por la cintura, evitando que caiga de lleno hacia el suelo. Por inercia pongo mis manos en el primer lugar estable que encuentro para equilibrarme. En una fracción de segundo me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de él para mi gusto y me echo hacia atrás de inmediato, alejándome de su cuerpo sin camiseta como sí su toque fuera eléctrico Me inclino hacia adelante, colocando las manos sobre mis rodillas, intentando recuperar el ritmo normal de mi respiración.
- ¿Se puede saber porqué estás gritando como loca? -Pregunta y me doy cuenta de que se acaba de despertar. Aún tiene la voz pesada y ronca, totalmente soñoliento.
- ¡Hay... HAY ALGUIEN ALLÁ AFUERA, TOMANDO FOTOS, JODER! -Grito, olvidándome por completo de mis modales. De que es temprano en la mañana y le estoy dando el susto de su vida.
- ¿Un paparazzi? -Su ceño se frunce y sigue de largo- Espera.
Asiento con la cabeza sin saber bien que responder, nunca había estado en una situación parecida antes en mi vida. Me coloco derecha otra vez, ya con la respiración normal y no como si acabara de correr un maratón. Observo como Niall se acerca hasta el ventanal que da hacia el jardín y busca algo con la mirada hasta que por fin lo encuentra, un control remoto universal del tamaño de una tableta pequeña. Lo presiona un par de veces hasta que da con el mando correcto y al instante una cortina bastante delgada empieza a bajar, cubriendo todos los ventanales. El interior de la casa queda completamente oscuro, como sí de repente el mundo hubiera oscurecido. Niall lo arregla, presionando nuevamente el control para encender las luces de la sala y la cocina. Vuelve a dejar el remoto en su sitio antes de pasarse las manos por el cabello rubio, despeínandolo. De repente, parece abatido. En un segundo estaba de buen humor y ahora era como sí alguien le hubiera arruinado todo. Me acerco hacia él, ladeando la cabeza.
- ¿Estás bien? -Pregunto, con un toque de preocupación en mi voz. El asiente.
- No esperaba que se enteraran tan rápido que me había mudado aquí. -Responde, paseando sus ojos azules por toda la habitación.
- Oh vamos, eres Niall James Horan, todo el mundo sabe donde vas a estar antes que tú. -Digo, utilizando ese tono de voz de fangirl que únicamente utilizo con Katty. Entonces me doy cuenta de lo que he dicho y me llevo las manos a la boca, queriendo retirar mis palabras. Genial, el chico se siente mal y yo lo empeoro.
Sin embargo, el sonido más extraño y bonito llega a mis oídos La risa de Niall. Ya la había escuchado antes en varias entrevistas y vídeos pero valla que suena diferente en vivo y directo. Su risa es profunda, llena de emoción y contagiosa, invitándote a reír junto a él. Es increíble como el rostro le cambia en unos segundos, como toda su cara se ilumina de repente y no puedo evitar sentir simpatía por él. Es como ver al Niall Horan que todo el mundo conoce, no el chico amargado de veinte años que me ha tocado conocer desde que llegué. Pasa una mano por su nunca, negando levemente con la cabeza antes de verme aún con una sonrisa dibujada en sus labios.
- Es cierto; nuestras fans saben más de nosotros que nosotros mismos. A veces se me olvida que ellas son la razón por la que hago todo esto. -Fija su mirada directamente en mi y alza una ceja- Por cierto, veo que te sabes mi nombre completo.
- Si, es que...
Pero no tengo tiempo de responder. La puerta principal se abre repentinamente y ambos nos giramos al mismo tiempo. No espero ver a Simon llegar a esta hora, deben ser a duras penas las once de la mañana, así que no puede ser él. Estoy en lo correcto, pues no es mi tío el que entra por esa puerta doble. Tengo ganas de correr escaleras arriba cuando me fijo en Liam Payne, Zayn Malik, Louis Tomlinson y Harry Styles entrar a la casa como sí ellos también vivieran allí. Suelto una maldición interna cuando recuerdo que estoy en pijamas, justamente en una pijama de pantalón largo y rosado, con pequeños puntos blancos alrededor. ¿¡Qué nadie avisa que van a venir aquí o que!? Con todo, a ninguno parece importarle dos pepinos mi atuendo matutino, pues me sonríen como si yo los conociera de toda la vida cuando me saludan.
- ¡Hey! Eres la sobrina de Simon, ¿Cierto? -Pregunta Liam, sonriendo.
- Eres la misma a la que le gritó el otro día. -Comenta Zayn, curvando una sonrisa- ¿Sigue molesto contigo?
- No, ya no. -Murmuro, mirando a Niall- ¿Se reúnen así todas las mañanas o...?
- ¿Qué? No, en realidad no esperaba verlos por aquí. -Dice él, saludándolos a todos con un abrazo. Obviamente está feliz de verlos allí.
- Vinimos a desayunar contigo, ¿Ves? Traemos panecillos, muffins, donas... -Harry levanta la bolsa con todo eso adentro- Simon nos dio copias de las llaves a todos. -Aclara, sonriendo. Y mientras sonríe puedo ver perfectamente porque a Katty le gusta tanto, tiene la sonrisa de un niño.
- ¿Quieres desayunar con nosotros? -Pregunta Zayn, acordándose de mi presencia Yo tardo un segundo en responder.
- Ya desayuné, gracias. -Respondo con una sonrisa amable.
- ¿Segura? No seas tímida, tenemos suficiente para todos. -Dice Liam, pero yo les explico que acabo de comer.
- En realidad, no es solo por eso que hemos venido. -Agrega Louis, digiriéndose directamente a la cocina. Todos lo siguen, incluida yo.
- ¿Qué sucede? -Pregunta Niall, sacando un panecillo de la bolsa y llevándoselo a la boca
En ese pequeño pedazo de tiempo antes de que ellos respondan, yo me quedo observándolos desde el banquillo más cercano. Es raro explicar lo que veo, pero mientras paseo la mirada entre ellos cinco, es inevitable no poder darse cuenta de la química que hay entre ellos. Es como sí cada uno supiera lo que el otro va a decir, pueden completar las frases entre ellos o decirse cosas con tan solo mirarse. Hay un aura de confortabilidad y amistad que los rodea a cada uno de ellos cuando están juntos, como sí se conocieran de toda la vida. Como si estuvieran destinados desde siempre a conocerse. Darme cuenta de eso hace que se me encoja el corazón; no muchas personas tienen la oportunidad de desayunar con One Direction todos los días, y mucho menos sentir la química y el cariño que fluye entre esos cinco chicos, algo que es realmente mágico.
- Mañana tenemos una entrevista. -Responde Harry antes de morder un muffin- En tele4.
- ¿Una entrevista? Pensé que Simon las había prohibido hasta después del tour. -Dice Niall, ligeramente preocupado.
- Pues cambió de parecer. -Louis se encoge de hombros- Cree que es buena oportunidad para promocionar el tour, además...
- Piensa que también puedes limpiar un poco tu nombre durante la entrevista. -Dice Liam, palmeandole la espalda.
- No. -Repentinamente, Niall cambia de expresión- No iré.
- Niall, todos nosotros sabemos que sucede, te entendemos, pero nuestras fans están preocupadas y esta solo es una manera de calmar las aguas... -Murmura Zayn, pero el rubio niega con la cabeza otra vez, alejándose de ellos.
- No iré, ¿Vale? Gracias por intentarlo, pero no. Yo me encargo de decirle a Simon que puede olvidarse de todo esto de "Limpiar mi nombre" -Dice, alzando más de cuenta la voz.
- Niall...
- ¡Qué no iré, mierda! -Dice justo antes de abandonar la cocina hecho una furia.
El resto de nosotros solo lo observamos sin saber muy bien que hacer o como continuar. Me doy cuenta por la expresión de todos que ninguno está acostumbrado a esos arranques de ira. Harry empieza a recoger todo lentamente, mientras los chicos se levantan de los banquillos.
- Si... Si sale de la habitación, ¿Puedes decirles que nos llame? Que recuerde que estamos de su lado. -Me pide Louis, ladeando la cabeza- Por favor.
- Claro, sí. No se preocupen. -Respondo, despidiéndome de ellos con una leve sonrisa. Liam me la devuelve.
- Cuídalo, ¿Vale?
Espero a que todos se vallan y cierro la puerta tras ellos. Regreso a la cocina, dejándome caer sobre una de las sillas disponibles mientras los minutos se escapan. Cuando noto que ya he perdido media hora me levanto, agarro uno de los muffins de chocolate que han traído los chicos y subo las escaleras. Voy con la intención de entrar a mi cuarto, pero sigo de largo y toco dos veces la puerta de Niall. Nadie me abre. Vuelto a intentarlo, pero obtengo el mismo resultado.
- Niall, abre, por favor. -Le pido, apoyándome en la puerta- ¿Puedes salir? -Nada, cero respuesta. Intento otra vez- Vale, sino puedes salir al menos háblame Mira, no sé que rayos pasó allá abajo, pero sé que nunca debes dejar a alguien molesto o triste solo. Además, no has comido. Tienes que comer, Niall, o morirás de hambre. Mira, no vengo a criticarte, ¿Sí? -Continúo, hablando sola- Pero no le tengas miedo a una entrevista, creo... Creo que eres más fuerte que eso, que puedes manejarlo. No es que yo sepa que pasó, pero tienes el apoyo de tu banda, y el de tus fans, y hey... También el mio. -Suelto un suspiro, dándome por vencida- Mira, te dejaré aquí el Muffi...
- ¿Qué haces?
Suelto un respingo, colocándome derecha de un tirón cuando veo que Niall sale del baño con cara de confusión. ¡He estado hablando sola todo este tiempo! ¡El estaba en el baño y yo dando el mejor monologo de mi vida a una puerta! Nuevamente suelto una maldición interna antes de negar con la cabeza.
- Vine a ver como seguías... -Empiezo pero el me interrumpe, acercándose para tomar el Muffin de mis manos. Sonríe.
- Lo sé, te escuché. Las paredes son bastante delgadas. -Le da un mordisco y se encoge de hombros- Después de lo que has dicho, no suena tan mal ir y soportar esa entrevista.
- ¡Bien! -Suelto, sonriendo con satisfacción- ¿Entonces, irás?
- Iré, claro. -Dice, acercándose muy rápido y muy cerca a mí. Puedo sentir su aliento otra vez chocar contra mi rostro y sus ojos azules evaluando cada centímetro del rostro- Sí tú vas.
Estoy a punto de contestar cuando empuja la puerta y así como sí más, pasa de largo junto a mi, adentrándose en su habitación antes de girarse y decirme.
- Le diré a Simon que iré si tu vas. -Me dice con una sonrisa divertida- Gracias por el Muffin, por cierto. -Y acto seguido, cierra la puerta.
"You're lost even when you're going in the right way"
Mordisqueo con suavidad la corteza del pan, mirando distraídamente hacia el infinito. Esta mañana, cuando me levanté ya hace unas dos horas aproximadamente, decidí que no volvería a desayunar encerrada en mi habitación. Es realmente deprimente comer sentada en una cama del doble de tu tamaño, sin siquiera tener un televisor que acompañe tu soledad con malos programas matutinos, completamente sola. Así que después de haber hecho mi ritual matutino bajé a la cocina aún con mis pijamas puestas y puse manos a la obra, me preparé un desayuno rápido y fácil antes de sentarme donde ahora estoy. El jardín trasero de Simon es realmente hermoso, digno de aparecer en cualquier revista de esas de Hogares que mi madre compra tan seguido. Tiene un pequeño launge con muebles tan blancos como las nubes y una sombrilla gigante que da sombra tanto a éstos como a las dos mesas de mimbre grueso que los acompañan, más allá tiene una piscina en forma de riñón, rodeada además del césped más verde que he visto jamás. Me sorprende que Simon pase tanto tiempo encerrado en su cuarto, uno al que por cierto tengo el paso completamente prohibido, cuando tiene una vista así todas las mañanas. Sí yo viviera aquí permanentemente probablemente nunca saldría del jardín, pasaría las tardes tiradas en el césped o metida de lleno en la piscina, o sencillamente tirada en los sofás blancos, pero claro, él era Simon, y ya debe estar acostumbrado a todo esto. Después de todo, ¿Cuanto tiempo lleva viviendo aquí? Unos cuatro o cinco años. Le doy un mordisco al sándwich de jalea y mantequilla de maní que preparé para mi misma, balanceándome sin cuidado en el mueble. Sé que si llego a derramar siquiera un poco de mantequilla en el sofá Simon terminara por matarme definitivamente, pero me trae sin cuidado, son apenas las diez de la mañana, estoy teniendo un muy buen desayuno por mi cuenta y no pienso preocuparme por lo su humor de perros. Nuevamente me pierdo en mis pensamientos, divagando entre lo poco que sé sobre mi tío. Sé que es tres años mayor que mi papá, que estudió en la Universidad de California y que en cuanto cumplió los veintidós años se fue del país. También, según recuerdo, nunca ha tenido una vida estable, acorde con las historias de mi padre, los primeros años de su vida independiente se residenció en al menos cuatro países diferentes y demasiadas ciudades para ser nombradas hasta que por fin decidió establecer una vida regularmente normal en Londres. Aparte de eso, ¿Qué otra cosa se de Simon? Nada, al menos nada importante. No cuento con muchos recuerdos de él, aparte de las únicas dos veces que nos visitó, y en aquel entonces yo estaba muy chica para haberle prestado atención. No es que no me halla fijado en que él nunca estuvo presente, más de una vez le pregunté a mi padre porqué motivo su hermano no pasaba tanto tiempo con nosotros, pero de una forma u otra, mi papá siempre lograba evadirme. La respuesta más directa que alguna vez logré obtener fue un seco: "Porque sí" de resto, no tengo nada que me guíe al porqué de su ausencia. No es que esté traumada por no haberlo tenido en mi vida, casi no le prestaba atención y solo me acordaba de él cuando recibíamos su carta en las fechas feriadas o los cumpleaños de alguno de nosotros. Pero ahora que estoy aquí, en su casa, ahora que mi padres me han dejado aquí con él, no puedo evitar darle vueltas al asunto. Nadie se aparta así como así de su familia, además, no es como sí tuviera a alguien más en el mundo; Simon no está casado y no tiene más hermanos aparte de mi padre, así qué: ¿Por qué demonios se alejó del mundo? ¿Por qué de un día para otro sintió la necesidad de dejar el país sin siquiera una despedida decente? No puedo preguntarle directamente, pues sé que no me responderá, y con mi papá no puedo contar, él también es evasivo respecto al tema. Suelto un suspiro, dándome por vencida por los momentos con respecto a todo el pasado de mi tío. Dejo la costra del sándwich que nunca me como por completo sobre el plato y tomo un sorbo de leche achocolatada antes de coger mis audífonos y subirle todo el volumen a la música. Tarareo tranquilamente la letra de la canción, levantándome del pequeño sofá blanco. Dejo que mis pies descalzos toquen el césped, dando tumbos por todo el jardín al ritmo que me transmiten los audífonos Tengo que hacer esto más seguido, desayunar afuera, pues es realmente relajante. Estoy a punto de sentarme al borde de la piscina cuando un flash me ciega por completo. Suelto un grito, dando un paso hacia atrás completamente confundida. Me froto los ojos con el dorso de la mano antes de abrirlos nuevamente. Lo primero que me fijo es que hay un hombre justo encima de la cerca.- ¡¿Qué demonios?! -Grito, quitándome un auricular del oído- ¿QUIÉN ES USTED?
- ¿Quién eres tú? -Pregunta el hombre, tomándome otra foto- ¿Está Simon aquí, puedo tener una entrevista con él y con Niall? ¡Hey, no te vallas!
- ¡Deje de tomarme fotos! -Chillo, tapándome el rostro al tiempo que intento regresar sin tropezar.
- ¡Hey, no, espera! -Escucho el ruido de la cámara al tomar otra foto y suelto una maldición.
- ¡DÉJAME EN PAZ! -Grito, corriendo.
Paso de largo sin recoger mis zapatos ni los platos sucios que he dejado sobre el sofá en el que estaba desayunando tranquilamente solo segundos atrás y corro de regreso a la casa. Tardo unos segundos en abrir la maldita puerta cuando mi mente me recuerda que es deslizable. Deslizo la misma hacia la derecha y entro como un torbellino en la casa. Mi corazón esta latiendo a mil por ahora, aún sin entender muy bien que demonios acaba de suceder cuando tropiezo de lleno con alguien. Suelto el grito de mi vida, pues se ha olvidado por completo que ya no estoy sola allí, que si bien Simon está afuera trabajando, Niall ahora está con nosotros. Así que no controlo el grito que sale de mi garganta, probablemente aturdiendolo. Siento como sus manos me atajan por la cintura, evitando que caiga de lleno hacia el suelo. Por inercia pongo mis manos en el primer lugar estable que encuentro para equilibrarme. En una fracción de segundo me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de él para mi gusto y me echo hacia atrás de inmediato, alejándome de su cuerpo sin camiseta como sí su toque fuera eléctrico Me inclino hacia adelante, colocando las manos sobre mis rodillas, intentando recuperar el ritmo normal de mi respiración.
- ¿Se puede saber porqué estás gritando como loca? -Pregunta y me doy cuenta de que se acaba de despertar. Aún tiene la voz pesada y ronca, totalmente soñoliento.
- ¡Hay... HAY ALGUIEN ALLÁ AFUERA, TOMANDO FOTOS, JODER! -Grito, olvidándome por completo de mis modales. De que es temprano en la mañana y le estoy dando el susto de su vida.
- ¿Un paparazzi? -Su ceño se frunce y sigue de largo- Espera.
Asiento con la cabeza sin saber bien que responder, nunca había estado en una situación parecida antes en mi vida. Me coloco derecha otra vez, ya con la respiración normal y no como si acabara de correr un maratón. Observo como Niall se acerca hasta el ventanal que da hacia el jardín y busca algo con la mirada hasta que por fin lo encuentra, un control remoto universal del tamaño de una tableta pequeña. Lo presiona un par de veces hasta que da con el mando correcto y al instante una cortina bastante delgada empieza a bajar, cubriendo todos los ventanales. El interior de la casa queda completamente oscuro, como sí de repente el mundo hubiera oscurecido. Niall lo arregla, presionando nuevamente el control para encender las luces de la sala y la cocina. Vuelve a dejar el remoto en su sitio antes de pasarse las manos por el cabello rubio, despeínandolo. De repente, parece abatido. En un segundo estaba de buen humor y ahora era como sí alguien le hubiera arruinado todo. Me acerco hacia él, ladeando la cabeza.
- ¿Estás bien? -Pregunto, con un toque de preocupación en mi voz. El asiente.
- No esperaba que se enteraran tan rápido que me había mudado aquí. -Responde, paseando sus ojos azules por toda la habitación.
- Oh vamos, eres Niall James Horan, todo el mundo sabe donde vas a estar antes que tú. -Digo, utilizando ese tono de voz de fangirl que únicamente utilizo con Katty. Entonces me doy cuenta de lo que he dicho y me llevo las manos a la boca, queriendo retirar mis palabras. Genial, el chico se siente mal y yo lo empeoro.
Sin embargo, el sonido más extraño y bonito llega a mis oídos La risa de Niall. Ya la había escuchado antes en varias entrevistas y vídeos pero valla que suena diferente en vivo y directo. Su risa es profunda, llena de emoción y contagiosa, invitándote a reír junto a él. Es increíble como el rostro le cambia en unos segundos, como toda su cara se ilumina de repente y no puedo evitar sentir simpatía por él. Es como ver al Niall Horan que todo el mundo conoce, no el chico amargado de veinte años que me ha tocado conocer desde que llegué. Pasa una mano por su nunca, negando levemente con la cabeza antes de verme aún con una sonrisa dibujada en sus labios.
- Es cierto; nuestras fans saben más de nosotros que nosotros mismos. A veces se me olvida que ellas son la razón por la que hago todo esto. -Fija su mirada directamente en mi y alza una ceja- Por cierto, veo que te sabes mi nombre completo.
- Si, es que...
Pero no tengo tiempo de responder. La puerta principal se abre repentinamente y ambos nos giramos al mismo tiempo. No espero ver a Simon llegar a esta hora, deben ser a duras penas las once de la mañana, así que no puede ser él. Estoy en lo correcto, pues no es mi tío el que entra por esa puerta doble. Tengo ganas de correr escaleras arriba cuando me fijo en Liam Payne, Zayn Malik, Louis Tomlinson y Harry Styles entrar a la casa como sí ellos también vivieran allí. Suelto una maldición interna cuando recuerdo que estoy en pijamas, justamente en una pijama de pantalón largo y rosado, con pequeños puntos blancos alrededor. ¿¡Qué nadie avisa que van a venir aquí o que!? Con todo, a ninguno parece importarle dos pepinos mi atuendo matutino, pues me sonríen como si yo los conociera de toda la vida cuando me saludan.
- ¡Hey! Eres la sobrina de Simon, ¿Cierto? -Pregunta Liam, sonriendo.
- Eres la misma a la que le gritó el otro día. -Comenta Zayn, curvando una sonrisa- ¿Sigue molesto contigo?
- No, ya no. -Murmuro, mirando a Niall- ¿Se reúnen así todas las mañanas o...?
- ¿Qué? No, en realidad no esperaba verlos por aquí. -Dice él, saludándolos a todos con un abrazo. Obviamente está feliz de verlos allí.
- Vinimos a desayunar contigo, ¿Ves? Traemos panecillos, muffins, donas... -Harry levanta la bolsa con todo eso adentro- Simon nos dio copias de las llaves a todos. -Aclara, sonriendo. Y mientras sonríe puedo ver perfectamente porque a Katty le gusta tanto, tiene la sonrisa de un niño.
- ¿Quieres desayunar con nosotros? -Pregunta Zayn, acordándose de mi presencia Yo tardo un segundo en responder.
- Ya desayuné, gracias. -Respondo con una sonrisa amable.
- ¿Segura? No seas tímida, tenemos suficiente para todos. -Dice Liam, pero yo les explico que acabo de comer.
- En realidad, no es solo por eso que hemos venido. -Agrega Louis, digiriéndose directamente a la cocina. Todos lo siguen, incluida yo.
- ¿Qué sucede? -Pregunta Niall, sacando un panecillo de la bolsa y llevándoselo a la boca
En ese pequeño pedazo de tiempo antes de que ellos respondan, yo me quedo observándolos desde el banquillo más cercano. Es raro explicar lo que veo, pero mientras paseo la mirada entre ellos cinco, es inevitable no poder darse cuenta de la química que hay entre ellos. Es como sí cada uno supiera lo que el otro va a decir, pueden completar las frases entre ellos o decirse cosas con tan solo mirarse. Hay un aura de confortabilidad y amistad que los rodea a cada uno de ellos cuando están juntos, como sí se conocieran de toda la vida. Como si estuvieran destinados desde siempre a conocerse. Darme cuenta de eso hace que se me encoja el corazón; no muchas personas tienen la oportunidad de desayunar con One Direction todos los días, y mucho menos sentir la química y el cariño que fluye entre esos cinco chicos, algo que es realmente mágico.
- Mañana tenemos una entrevista. -Responde Harry antes de morder un muffin- En tele4.
- ¿Una entrevista? Pensé que Simon las había prohibido hasta después del tour. -Dice Niall, ligeramente preocupado.
- Pues cambió de parecer. -Louis se encoge de hombros- Cree que es buena oportunidad para promocionar el tour, además...
- Piensa que también puedes limpiar un poco tu nombre durante la entrevista. -Dice Liam, palmeandole la espalda.
- No. -Repentinamente, Niall cambia de expresión- No iré.
- Niall, todos nosotros sabemos que sucede, te entendemos, pero nuestras fans están preocupadas y esta solo es una manera de calmar las aguas... -Murmura Zayn, pero el rubio niega con la cabeza otra vez, alejándose de ellos.
- No iré, ¿Vale? Gracias por intentarlo, pero no. Yo me encargo de decirle a Simon que puede olvidarse de todo esto de "Limpiar mi nombre" -Dice, alzando más de cuenta la voz.
- Niall...
- ¡Qué no iré, mierda! -Dice justo antes de abandonar la cocina hecho una furia.
El resto de nosotros solo lo observamos sin saber muy bien que hacer o como continuar. Me doy cuenta por la expresión de todos que ninguno está acostumbrado a esos arranques de ira. Harry empieza a recoger todo lentamente, mientras los chicos se levantan de los banquillos.
- Si... Si sale de la habitación, ¿Puedes decirles que nos llame? Que recuerde que estamos de su lado. -Me pide Louis, ladeando la cabeza- Por favor.
- Claro, sí. No se preocupen. -Respondo, despidiéndome de ellos con una leve sonrisa. Liam me la devuelve.
- Cuídalo, ¿Vale?
Espero a que todos se vallan y cierro la puerta tras ellos. Regreso a la cocina, dejándome caer sobre una de las sillas disponibles mientras los minutos se escapan. Cuando noto que ya he perdido media hora me levanto, agarro uno de los muffins de chocolate que han traído los chicos y subo las escaleras. Voy con la intención de entrar a mi cuarto, pero sigo de largo y toco dos veces la puerta de Niall. Nadie me abre. Vuelto a intentarlo, pero obtengo el mismo resultado.
- Niall, abre, por favor. -Le pido, apoyándome en la puerta- ¿Puedes salir? -Nada, cero respuesta. Intento otra vez- Vale, sino puedes salir al menos háblame Mira, no sé que rayos pasó allá abajo, pero sé que nunca debes dejar a alguien molesto o triste solo. Además, no has comido. Tienes que comer, Niall, o morirás de hambre. Mira, no vengo a criticarte, ¿Sí? -Continúo, hablando sola- Pero no le tengas miedo a una entrevista, creo... Creo que eres más fuerte que eso, que puedes manejarlo. No es que yo sepa que pasó, pero tienes el apoyo de tu banda, y el de tus fans, y hey... También el mio. -Suelto un suspiro, dándome por vencida- Mira, te dejaré aquí el Muffi...
- ¿Qué haces?
Suelto un respingo, colocándome derecha de un tirón cuando veo que Niall sale del baño con cara de confusión. ¡He estado hablando sola todo este tiempo! ¡El estaba en el baño y yo dando el mejor monologo de mi vida a una puerta! Nuevamente suelto una maldición interna antes de negar con la cabeza.
- Vine a ver como seguías... -Empiezo pero el me interrumpe, acercándose para tomar el Muffin de mis manos. Sonríe.
- Lo sé, te escuché. Las paredes son bastante delgadas. -Le da un mordisco y se encoge de hombros- Después de lo que has dicho, no suena tan mal ir y soportar esa entrevista.
- ¡Bien! -Suelto, sonriendo con satisfacción- ¿Entonces, irás?
- Iré, claro. -Dice, acercándose muy rápido y muy cerca a mí. Puedo sentir su aliento otra vez chocar contra mi rostro y sus ojos azules evaluando cada centímetro del rostro- Sí tú vas.
Estoy a punto de contestar cuando empuja la puerta y así como sí más, pasa de largo junto a mi, adentrándose en su habitación antes de girarse y decirme.
- Le diré a Simon que iré si tu vas. -Me dice con una sonrisa divertida- Gracias por el Muffin, por cierto. -Y acto seguido, cierra la puerta.
Letswalkinthesun
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
¡Santa mierda! dskrhjdakldhaskdhgaskdhakdak ¿Qué habrá hecho Niall? Me lo eh estado preguntando desde que los conoció. Los chicos, son un amor. ¿Quién no querría unos amigos así?. Y cuando le dijo que si ella iba, el también... dios. ¡Juro que casi me da un paro cardiaco! Eso, eso suena bien 7uu7'. ¿Te puedo decir Estefanía? :3 ¿o como te puedo llamar?. En fin, regresando a la novela, amé el capitulo. Pero eso ya lo sabes. ¡Siguela!. O muero :imdead: Un abrazó.
Cambió y fuera.
Cambió y fuera.
Invitado
Invitado
Re: - Fix me. {Niall Horan&Tú} -Hot-
Estef Oh por Dios, osea' ya amo tu novel aweóna es taaaan asdfghjkl; Me encanta, quiero saber que le paso a Nialler. *.* Ese Niall es un picarón, coqueteandole a rayita, amo su actitud, es la onda(?) Pero que va, ahora mismo agrego tu novela a mi galería, había perdido el link por eso no conteste antes, lo siento u.u Pero enserio tienes que seguirla, la amo<3 ¡Besos!
Invitado
Invitado
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