Perfect boys only exist in books CANCELADA

A la noche siguiente de conocer a Ian, hubo una fiesta, y sí, le creo. No porque esté enferma de la cabeza o algo, si no porque al abrir el libro La Huésped estaba en blanco, y no creo que le haya caído corrector encima.
Fuimos, en realidad. Quería ver si sucedía algo interesante y, por dios que sí.
En realidad cuando llegamos todo era un caos, yo solo había ido para confirmar algo.
El rumor de que Madeleine iría a la fiesta con el chico más guapo se extendió por toda la escuela, y mi sospecha era debido a eso.
Algunas veces había hablado con ella, sobre Percy Jackson ya que también me había leído la saga. Pero ella amaba un personaje en específico, Jason Grace.
Y si a mí me había pasado esto con Ian, luego salía el rumor de Madeleine, ¿sería coincidencia o no? Yo no era tan tonta, pero debía averiguarlo.
Recuerdo que me costó un montón pasar entre tanta cantidad de gente, además de que Gabrielle estaba allí y me miró como si quisiera matarme. Luego vió a Ian a mi lado y en sus ojos pude ver una cosa; envidia. Me parecía realmente gracioso, y como a mí no me importa si hiero sus sentimientos o no, le tomé la mano a Ian, la elevé en el aire y la observé con burla. Definitivamente jamás olvidaré la cara que puso.
Cuando por fin salí de esa horrible batahola, pude ver a Madeleine, junto con un chico. Que sí, era guapísimo.
Me acerqué a Made y solo unas palabras salieron de mi boca.
—Así que, ¿Jason Grace? —
Fue un poco directa, creo. Pero me vale, Made me conoce y sabe que soy así.
—¿Ian O’Shea? —observó al chico a mi lado, lo había reconocido.
Luego de eso, sentí que por lo menos en este momento extraño, alguien me acompañaba. Quedamos de acuerdo en comunicarnos y luego me fui de allí.
Me levanté y lo primero que hice fue llamar a papá para preguntarle cómo le estaba yendo en su viaje. Hablamos bastante rato y luego le dije que me hacía tarde, por lo que colgué y me dirigí a desayunar.
Me quedé en el marco de la cocina y observé como Ian preparaba el desayuno. Él me miró.
—En mi realidad todos ayudamos para alimentarnos. —me senté frente a él, mientras O’Shea servía un plato frente a mí. —Tú no sobrevirías, eres una floja.
—Sí, lo soy. Pero te aseguro que lo haría. No lo hago porque no quiero, pero puedo hacerlo. —sonreí con autosuficiencia mientras el negó con una sonrisa.
Luego de eso nos dirigimos a la escuela, pero más temprano de lo normal.
—Sígueme.
Lo guié a la oficina del director, que es un viejo amigo de mamá, y muy cercano a mi familia.
—¡Susie! —exclamó alegremente al verme.
—Hola, tío Joe. —lo llamé por su nombre, ya que me dejaba hacerlo fuera del horario de clases.
—¿Necesitas algo, pequeña?
Lo hizo a propósito, sabía cuanto odiaba que me llamaran pequeña.
—Necesito que me haga un favor, es importante. —él levantó una ceja, para luego notar la presencia de Ian y confundirse más. —Él es Ian O’Donnell, un primo lejano mío, y me pegunto si podemos acogerlo en esta escuela.
Él sabía que si se lo pedía no era por capricho, si no porque era completamente necesario, por lo que accedió.
—Está bien. Bienvenido, Ian O’Donnell. Y tu, Connors, ve a darle un recorrido por la escuela.
—Bueno, bueno.
Salí de allí e hice lo que el director me dijo.
—¿Te cuento algo? —pregunté dando tema de conversación, Ian me dedicó una mirada que indicaba que siguiera. —Gracias a ti, ya no tengo mi libro de La Huésped. ¡Muchísimas gracias! —exclamé con sarcasmo y el comenzó a reír a carcajadas que se escucharon por todo el pasillo.
—Pero, ¿no querías a un Ian O’Shea real? ¡pues aquí estoy! —su voz no era de burla, era simplemente una realmente tranquila, que hipnotizaba a la roca más dura.
—Sí, pero no pensé que perdería mi libro por ti. Mejor vete. —le di la espalda y él simplemente rió. Una chica del equipo de porristas llegó y miró a Ian de arriba abajo.
—Wow. —fue lo único que salió de su boca.
En realidad ella, si no me equivoco, no es tan como sus amigas, es más tranquila. O al menos un poco.
—Ehm… ¿hola? —interrumpí sus suspiros y ella me miró apenada al darse cuenta que no había notado mi presencia.
—Oh, lo siento mucho. —exclamó. —Se ven muy lindos juntos, tú y tu novio.
Y luego de eso, desapareció dando saltos nerviosos por el pasillo.
—Cierra la boca. —me dijo sonriendo con suavidad.
Me avergoncé y lo hice, pero sin salir de mi sorpresa.
—Genial, ahora veremos si por lo menos puedes pasar disimulado en alguna clase.
Luego de que yo murmurara eso, nos dirigimos a nuestro salón.
En realidad, varias chicas lo miraban, y no miradas muy...inocentes, por decirle así. Niñas de 6 años lo miraban como si fuera el príncipe azul sacado de un cuento de hadas y muchos de los hombres lo miraban con odio. Sentí como si todo fuera una película ficticia que se estaba grabando, y yo era la protagonista.
—¿No me gusta llamar la atención, sabes? Estás logrando lo contrario. —comencé a caminar rápido.
Bien, puedo amar mucho al personaje de Ian, o por lo menos, al del libro, pero eso no significa que va a venir a cambiar mis valores, mi vida y todo lo que tengo formado. Si pensó que lo haría, ¡muy equivocado estaba!
Entonces paré en seco.
Si esto nos había pasado a mi, y a Made, ¿podrían haber otras?