A Frozen Heart || {Niall Horan y tú} ||

• Titulo: A Frozen Heart
• Autor: Yo, en totalidad.
• Adaptación: Nop
• Género: Romance, Drama, acción.
• Contenido: Tendrá algunas escenas un tanto violentas y de manejo de armas. Lenguaje obsceno, pero un par de ellos.
• Advertencias: Solo léanla y dejenme sus comentarios y dudas *-*
• Otras páginas: Nop

Por primera vez, en todos los años que llevaba viviendo en esa pequeña ciudad, iba sentada sin la molestia de ser súbitamente golpeada por un bolso o un cuerpo que había perdido el equilibrio. Y eso le hacía preguntarse ¿Qué sucedía? Jamás el metro estaba tan vacío como en esos momentos, incluso se podía escuchar sin problemas la música de fondo y todo. >Déjate llevar< murmuró su mente al momento que sentía como el nerviosismo crecía en su interior. Con un suspiro dejó que su cuerpo se calmase y volvió a su habitual actitud aburrida. Hasta que el tren se detuvo y se abrieron las compuertas. No podría haber estado más sorprendida ni aunque alguno de los pasajeros la hubiera golpeado de la nada, es que esa imagen era muy rara allí. Una novia subiendo al Metro. ¿Como eso era posible? La chica tenía todo el maquillaje hecho un desastre y ni hablar el vestido que en sus tiempos de gloria hubiera sido lindo; la chica solo sollozó en silencio y tomó asiento en uno de los puestos libres. Nerviosa por la "inestabilidad emocional" que presentaba la chica, se removió en el asiento y se obligó a no prestarle atención.- ¡Dijo que me amaba! ¡Porqué me hizo esto! -. Gritó de manera repentina la chica que hacía unos momentos se había hallado en un estado de calma. Una de las pasajeras la trató de calmar mientras que los demás se removían nerviosos, a excepción de ella. En cierta manera disfrutaba el dolor de la chica, ya que la muy ingenua había caído en la estúpida trampa del amor. No...{TN} Költh jamás caería en esos juegos de niños pequeños y ¿Porqué no? Porque ella tenía algo que nadie podía traspasar, ni con todas las armas y jugarretas del mundo. Ella tenía el corazón congelado y así se quedaría hasta que muriera. Aunque eso era lo que ella creía.


|¿Es capaz un ser humano de conservar el corazón congelado ante las tretas del amor? {TN}, la cual prefiere que la llamen beth, cree firmemente que sí, aunque el destino tiene un extraño sentido del humor en cuanto a esas cosas, sobre todo cuando un chico llamado Niall Horan se cruza en su camino y rompe todas sus reglas. ¿Será capaz de seguir insensible ante la simple mirada de Niall? ¿O caerá en lo que ella misma llama "juegos para niños"? Sigue los pasos de esta extraña chica y pronto oscuros secretos se irán debelando...|

-Tienes un nuevo paquete.- dijo Andrew con una tranquilidad que delataba como si hablara del clima, beth solo asintió de manera casi imperceptible y se acomodó en el sillón de cuero importado. la habitación no demostraba decoración alguna solo un par de cuadros en las paredes y un escritorio con las sillas correspondientes; la goma de mascar de frutas, que mascaba el hombre, se hizo visible en un leve chasquido y los penetrantes ojos azul cobalto siguieron pegados a ella. Andrew podía pasar como un hombre normal: estatura media-alta, peso perfecto e incluso la cabellera rubia veteada levemente por cabellos plateados por los años, le hacía ver apuesto. Aunque no podía decir eso en voz alta o terminaría siendo molestada el resto de su vida.-¿De quien se trata?.- pregunta tomando la carpeta que antes, él, había deslizado sobre la mesa. En ella había un sinfín de papeles y la fotografía de un chico de cabellos rubios acompañado de otros chicos en una pose casual, casi descuidada en medio de una calle concurrida de Londres.- Niall Horan, un miembro de una banda conocida.- añade luego de unos minutos para luego apuntar al rubio con un dedo y vuelve a su posición.- Es él.- Beth asiente con rigidez y cierra la carpeta para levantarse esperando alguna otra palabra de su "jefe" pero todo quedó en silencio hasta que cerró la puerta tras ella. Ya en el pasillo se toma el tiempo necesario para estudiar bien a su nuevo paquete..y con paquete se refería al chico que debía proteger con su vida. ¿Si es que ese era uno de sus secretos? Pues claro, su familia procedía de "guardaespaldas" que en realidad eran personas creadas para un solo objetivo. Matar y no ser matados, añadiendo que claramente poseían una buena calidad de protección hacia sus paquetes. Ella, por ejemplo, jamás había perdido uno y ya llevaba 3 años en el negocio.- ¿Que haces, {TN}?.- dice una voz suave que le es familiar. Alza la mirada y esboza una sonrisa torcida ante la presencia de Antonia en el edificio. Esa chica había llegado por vías que nadie conocía a ese negocio y se había mantenido firme ante todo, incluso se había hecho amigas al paso del tiempo. Esta vez llevaba una blusa azul amarrada en la cintura y unos jeans (Look Anto n°1) que se ajustaban a la perfección a su cuerpo, siempre había tenido un estilo envidiable.- ¿Quien te tocó a ti? -.pregunta sin andar con ningún rodeo. Anto solo le muestra su carpeta y cae en cuenta que era el chico de cabello castaño oscuro.- Su nombre es Zayn, vamos a estar juntas en esta operativa. Vamos.- Terminó con un empujón divertido. Al momento que se iba a poner en marcha junto a Anto una extraña descarga eléctrica cruza su espalda en una fría y extraña advertencia. Algo andaba mal, lo sentía. Pero haciendo caso omiso de esa extraña sensación se encaminó con la rubia hacia los vehículos que las llevarían hacia los objetivos. Debían estar preparadas.


Bostezó con pesar dejando que sus músculos se libraran de esa pesadez que lo andaba persiguiendo sin tregua, para luego observar como Harry y Louis se mosqueaban sin parar. Zayn, Liam y él iban un poco más atrás esperando que parasen o solamente siguieran en sus eternos juegos; todos habiamos quedado de ir a dar unas vueltas en el centro comercial para matar horas y evitar que el aburrimiento nos tomara de improviso. Nadie andaba con prisa por lo que tenían toda la tarde para ellos, solo él que tenía un hambre que comenzaba a delatarse por un leve rugido.- ¿Vamos por unas hamburguesas?.- dice alzando la voz, esperando que los demás le tomaran un poco de atención.- Estoy de acuerdo.- dijo liam con una sonrisa torcida, Zayn por su lado solo asintió y guiñó un ojo dejando las palabras de lado, en cuando a Harry y Louis era obvio que terminarían exhaustos por todas las bromas que se hacían entre ellos por lo que no había necesidad de preguntar nuevamente. Con toda la gente de acuerdo solo había que ponerse en marcha hacia el local de comida, pero hacía una media hora que dos hombres los venían siguiendo por todo el centro comercial, quizás era solo su imaginación pero no quería dejar ningún cabo suelto aunque lo llamaran loco.- Emm..¿Chicos? Se dieron cuenta de esos dos..-pregunta Niall en un susurro a Zayn y a Liam que eran los más cercanos a él, ellos solo se voltearon a medias y asintieron con el ceño fruncido.- Hace un par de minutos que nos vienen siguiendo..- añade luego de unos minutos. Zayn se alzó en su altura y frunció aún más el ceño ante la presencia incómoda de esos dos hombres siguiéndolos.- Doblemos a la derecha en el otro pasillo y ocultémonos. Veremos que hacen.- dijo luego de meditar largo tiempo.-¡Eh! ¡Harry! ¡Louis! Tenemos planeado algo, solo síganos la corriente.-dijo liam para advertir a los dos chicos. Ellos asintieron un tanto dudosos por sus planes y al momento de llegar al pasillo corrieron a una de las tiendas. Los hombres a los pocos minutos aparecieron en el pasillo mirando a todos lados, tratando de encontrarlos con la mirada. Niall, quien estaba más cerca de la puerta oyó con claridad la conversación de los hombres y no quedó muy feliz con lo que escuchó. "Hay que encontrarlos, el jefe no quiere fallas". Eso no sonaba muy amistoso, por lo que estaban en serio peligro. ¿A qué momento habían pensado que era una buena idea ir a un lugar sin sus guarda-espaldas? Si, y ahora estaban pagando el error. A los minutos después los hombres siguieron por el pasillo y se perdieron entre la multitud.- Salgamos y vayámonos de aquí. Esto no es bueno.- dijo Niall, luego de que era "seguro" salir. Apenas uno de ellos dio pie afuera de la tienda un sonido rompió el silencio que se había formado. Un disparo.- ¡Corran!.-gritó louis, quien se había puesto mortalmente serio al ver en la situación en la que se encontraban. Nadie dijo una palabra, todos se separaron tratando de ocultarse del peligro hasta que de la nada algo lo tomó con fuerza de la polera y lo empujó contra una pared. Asustado y con el corazón a mil trató de dar un empujón a su captor hasta que se dio cuenta que era una chica. Una cascada oscura caía por sus hombros atada en una coleta y unos ojos inteligentes y brillantes estudiaban el pasillo.- Quédate callado.- su voz lo dejó helado. Era tan delicada y suave que casi creyó que era un angel, por así decirlo. Y sin preguntárselo, cerró la boca; la chica inspiró con brusquedad y masculló una grosería entre dientes para luego sacar de su pantalón una pistola. El miedo lo hizo pegar un salto y tratar de escaparse de ella.- Hey, soy de los buenos...ahora quedate tranquilo o te juro que te pego un tiro en el culo.- Si no hubiera estado en esa posición, sus palabras le hubieran parecido graciosas, pero ahora debía obedecerla o terminaría muerto. Algo le decía que podía confiar en ella.-¿Niall Horan, no?.- preguntó un poco más calmada, mirándolo fijamente a los ojos; Niall solo asintió como pudo y tragó saliva.-Cuando te diga que corras, debes correr. ¿Entendido? Esto es en serio, chico, si no lo haces estarás muerto..- Su voz salió despectiva, como si hablara con un idiota. Eso lo cabreó un poco y se soltó de se agarre.- No soy idiota, puedo entender todo esto y correré aunque tu no me lo digas- Sus palabras la hicieron esbozar una pequeña sonrisa, para luego mudar de color. De normal a pálido.- Corre. Ahora.- En el momento que se giró para correr escuchó nuevamente un disparo y un grito ahogado. Mierda.

Un segundo. Un suspiro. Un latido. Eso era lo "lindo" del trabajo, supuestamente. Ambos dispararon, el hombre y {TN}, en el momento exacto, pero a distinto objetivo y que uno de ellos dio en el blanco. Ella. Casi no tuvo el tiempo suficiente como para eliminar al otro, pero otro disparo sonó ahogando los gritos que se escuchaban en todo el centro comercial. Un punto importante de decir es que ella no mataba, solo dejaba imposibilitado a aquellos que eran enemigos para seguirlos. Una herida en la pierna o solo inconscientes, pero no cargaba con la culpa de una muerte en sus hombros. Se giró con una seguridad digna de una profesional y guardó nuevamente el arma en la cinturilla de su pantalón para luego fijar su mirada en el rubio que la miraba buscando una herida. Lo que la sorprendió fue la preocupación que teñía esos ojos de un azul cielo tan claros que parecían levemente grises.- En las afueras hay un auto negro con un hombre que viste una camiseta de Nirvana. Súbete sin chistear. Nos veremos en el Hotel.- dijo luego de aproximarse rápidamente al chico y acercarlo a ella para que pudiera entenderlo mejor. Intuía como bullía la mente de Niall en esos momentos. La adrenalina estaría haciendo estragos en sus nervios, sus sentidos estarían atentos a cualquier sonido y movimiento rápido, sus manos sudarían y su sentido del olfato disminuiría considerablemente para dar prioridad a los otros. Miles de veces había sucedido eso con sus demás paquetes. Él se quedó en su lugar por unos momentos hasta que asintió y corrió hacia las puertas de salida. Beth, en cambio, se giró justo a tiempo para hacer frente al hombre que había tratado de dispararle; sonriendo alzó los brazos en posición de ataque. El hombre solo le devolvió la sonrisa y negó varias veces para luego murmurar.- Lo lamentarás...- Ella solo se encogió de hombros y siguió con esa sonrisa que reflejaba: "Juguemos". Si claro..El hombre se lanzó como una flecha contra de ella sintiéndose ganador por solo ser mayor que ella y tener bastante más centímetros que la chica de cabello oscuro, pero no. En realidad estaba en una gran desventaja. De un certero golpe en la manzana de adán lo dejó doblándose por el dolor y la falta de aire para luego darle una patada descendente en el cuello. Inconsciente en solo dos golpes. Jamás se debía dar por descontado un triunfo, eso lo había aprendido con sangre. Acarició por sobre la ropa el lugar donde debería estar esa horrenda cicatriz que desfiguraba su cuerpo y observó la nada por unos segundos, perdiéndose en los recuerdos hasta que cayó en cuenta que el chico ya debería haber llegado al Hotel. Sin dejar escapar más tiempo se giró hacia la salida, partiendo hacia su destino.


Como había dicho la chica un hombre de unos pocos años más que él estaba apoyado en una camioneta negra con una polera de Nirvana, en las afueras del Centro comercial. Aún aterrado por los disparos y por un lado preocupado por su salvadora, se acercó al él tratando de controlar su respiración. Trató de abrir la puerta del auto pero estaba cerrada con seguro, el chico se dio cuenta de su intento de entrar y se paró junto a él en un latido del corazón.- ¿Que crees que haces?.- exigió claramente dispuesto a repartir golpes si no obtenía una respuesta rápida. Tragó con dificultad ante tanta hostilidad y sacó la voz.- Debes llevarme a un hotel..o algo así. Rápido.- el chico perdió el color del rostro y el auto soltó un leve pitido.- Entra. Ya.- entró sin hacer caso en las palabras del chico y casi se cae del asiento por la repentina velocidad que tomó el vehículo, tuvo que hacer el esfuerzo de aferrarse a los asientos y rogar a que ningún conductor furioso se cruzara en su camino o terminaría muerto...junto con él.- Donde está Beth.- dijo en chico en un intento de pregunta que quedó corto en su propósito.- ¿Se llama Elizabeth?.- pregunta, Niall, quien no tenía la mínima idea de la identidad de la chica que lo había salvado.-Responde lo que te pregunto.- ordenó el chico con el deje de un cabreo que amenazaba en salir.- Se quedó allá, me dijo que me fuera contigo. Y respecto a eso...¡¿Alguien tiene la puta decencia de decirme que pasa?! Unos hombres dispararon a matar a mis amigos y a mí, luego una chica aparece por arte de magia para salvarme del embrollo y ahora estoy siendo sermoneado, otro tanto, por un chico que no tengo ni la más remota idea de quien es. Me traen de allá para acá como un bulto. ¿Puedes entender que esto está dejando a mi cerebro como una papilla? Juro que es un sueño.- exigió Niall presa de la histeria que había tratado de mantener bajo control, pero claramente no había conseguido. El chico soltó una carcajada baja y esquivó violentamente un auto que estaba en frente de ellos.- Te quieren asesinar, a ti y a tus amigos.- Ni siquiera un golpe podría haberlo dejado más sorprendido. ¿Asesinarlos?.- ¿Porqué? ¿Quién?.- el chico solo se encogió de hombros haciéndole saber que él sabía tanto como Niall. En simples palabras: Nada. Bufó exasperado por la poca información que podía recabar y apenas tuvo tiempo de sujetarse, nuevamente, del asiento por el repentino frenazo que lo hizo caer hacia adelante.- Llega a la habitación 34 lo más rápido que puedas y no le abras la puerta a nadie, solo a aquella que diga: "El día está perfecto para rodar". ¿Entendido?.-el chico le tendió una tarjeta y golpeó el asiento apurándolo. Parecía una broma de mal gusto. Sin prestar atención de los pensamientos desconfiados entró como si lo estuviera persiguiendo el mismísimo demonio y subió por las escaleras de emergencias hasta la habitación 34. En el 3° piso, para su suerte. Puso la tarjeta en el seguro y apenas sonó el pitido de aprobación entró de un empujón cerrando la puerta con un certero golpe. Esperaba que la tal "Beth" llegara pronto o terminaría por salir a encontrarla para sacarle información. A la buena o a la mala.

- Alex, sé que no te dije sobre esto pero...- no terminó de decir lo que quería cuando Alexander Santana, el chico que había llevado al rubio al hotel, la interrumpió en un cabreo que sobrepasaba a sus habituales.- ¡¿Lo sabes?! Que bien, realmente me dejas muy tranquilo con eso. No te miento.- dijo con la voz cargada de sarcasmo.- Que lo sabes y un carajo. ¡Pusiste tu vida en peligro, chica! Eso es imperdonable, añadiendo que dejaste solo a tu paquete, que es peor en cierto sentido.- Suspiró ante el sermón que le estaba echando uno de sus pocos amigos y negó evitando que una carcajada saliera de sus labios, porque si llegaba a suceder allí si que se cabrearía. Calló hasta que Alex terminó de soltar todo su sermón y solo allí se atrevió a hablar.- Perdón, ¿ok? Además tenía que hacerlo o los hombres seguirían persiguiéndonos. Ahora estoy segura que tendremos un par de minutos de descanso antes de seguir. Dale un beso a Astrid de mi parte y muchos saludos a tu madre.- Cortó la comunicación antes que comenzara nuevamente con sus sermones y cruzó la calle para llegar al hotel donde supuestamente estaba el rubio. Donde debería estar, mejor dicho. Entró sin más al hotel y saludó a la recepcionista con un leve movimiento de cabeza, para subir por las escaleras de emergencia a la habitación 34 donde debía estar Niall. Golpeó débilmente la puerta de madera y esperó que hubiera alguna señal de vida dentro de la habitación.- Que quiere.- preguntó el chico al otro lado de la puerta.-El día está perfecto para rodar.- dijo apegada a la puerta. Alex y sus códigos. Aún lo bromeaban, entre todos los del grupo, por sus tan extraños códigos. Hubo un breve silencio hasta que un chasquido le dijo que estaba abriendo la puerta, a los pocos segundos después su mirada se enganchó a los ojos azul claro del chico como en un ensueño. Ni siquiera supo que hacía en esos minutos, quizás se miraron de manera interminable por horas o solo fueron segundos hasta que salió de ese trance. Él la dejó entrar observándola de pies a cabeza como si buscara alguna señal de herida o golpe, pero no tomó en cuenta sus atenciones ya que quería unos minutos de descanso antes darse una ducha.- ¿Qué sucedió?.- preguntó Niall sentándose en el sillón opuesto al de ella fijando su mirada en la suya propia. Beth solo suspiró profundamente y se reclinó en el mullido sillón, dejando que sus músculos se relajaran para responder.- Dormiremos aquí por esta noche, mañana a primera hora debemos partir. Y en cuanto a lo que sucedió en ese centro comercial, es mejor que no lo sepas. Mientras menos sepas, más seguro estarás.- Soltó su cabello de la prisión de la coleta y lo desordenó, para luego sacarse las zapatillas de un tirón. Niall pareció poco satisfecho con su respuesta y se acomodó, como ella, en el sillón.- Si vamos a estar juntos por un tiempo debes responderme algunas preguntas. Y te advierto que no aceptaré un no de respuesta.- {TN} asintió no queriendo pelear con su nuevo compañero de cuarto. Él continuó.- ¿Cual es tu nombre? ¿Que sucedió con mis amigos? ¿Porqué los hombres atacaron sin más?.- Beth asintió aceptando las preguntas y se dedicó a responder.- Soy {TN} Költh, pero prefiero que me digan Beth. Tus amigos fueron tomados por otros como yo. Cada uno será protegido hasta que pase el peligro, no te preocupes por ellos. En cuanto a los hombres que estaban en el centro comercial, ellos son "cazadores" hombre adiestrados para asesinar sin errar. Alguien quiere verlos a todos ustedes muertos.-Ella se levantó y se dirigió al baño, al llegar al umbral se giró lo suficiente como para decirle.- Tomaré una ducha, pide algo de comer si tienes hambre. Estaremos a salvo por un par de horas, quizás..- Dicho esto cerró la puerta a sus espalda y dejó al chico de cabellos dorados al otro lado de la habitación con la cabeza bullendo de puros pensamientos.


Beth cerró la puerta tras sí, dejando a Niall con la mirada perdida por lo que le había dicho. ¿Quien quería verlos muerto? y lo más importante ¿Quien? Era las preguntas que se repetían una y otra vez en su cabeza dejándolo sin una respuesta razonable.- {TN} Elizabeth Költh..- susurró luego de que el débil sonido de el agua cayendo le aseguró que ella ya estaba en la ducha. Bonito nombre, pero muy extraño en una chica como ella; que era capaz de manejar un arma con tal familiaridad y soltura. Se levantó del sillón dispuesto a encontrar algo de comer, ya que el hambre había vuelto luego de la ausencia de la adrenalina que había corrido por sus sangre. Llamó a servicio y ordenó algo de comida para ambos, ya que supuso que ella también tendría apetito luego de la situación que había pasado. Aunque la duda quedaba en ¿Que le gustaría? Luego de la llegada de la comida se sentó con los manjares dispuestos en una mesa; tomó unas cuantas papas fritas al tiempo que dejaba caer ketchup en la hamburguesa con queso que había ordenado para él. La puerta del baño se abrió y Beth salió de allí con la mirada fija en él. La sorpresa era obvia y no entendió el porqué.-¿Qué?.- preguntó confundido por su reacción.

Tal como predijo el agua le había hecho muy bien, su mente ya no estaba poblada de pensamientos y su cuerpo se sentía relajado y liviano, añadiendo que el sueño por el día agotador había bajado. El día anterior no había dormido casi nada a causa de la investigación que se llevó a cabo por la localización de su rubio objetivo, con suerte había dormido dos horas y gracias a la insistencia de Anto. Amarró su cabello, aún un poco húmedo, en un desastroso peinado (que su madre le hubiera mandado a deshacer) dejando algunos mechones sueltos que rozaban su cuello. Se arropó con un albornoz dispuesto para los clientes y salió del cuarto de baño con el estómago rugiendo de hambre; abrió los ojos de manera desmesurada al ver el banquete en el que se hallaba el ojiazul. Él articuló una pregunta, pero no entendió mucho por las papas fritas que llenaban su boca, casi rió por la imagen que ofrecía pero desvió la mirada para dejar su ropa en uno de los sillones.- Si que tienes hambre.-bromeó observando la variedad de platos dispuestos en la pequeña mesa de centro, él negó para luego agregar.- También es para tí, pensé que tendrías hambre.- Sus palabras le quitaron el aliento. Jamás alguno de sus protegidos se había preocupado de ella, todos tenían un ego del tamaño de una montaña y solo la tomaban en cuenta para mandarla como un sirviente; por ello había decidido no caer ante ninguna artimaña de agrado de parte de sus protegidos. Pero aún así su gesto la conmovió.- Gracias.- pudo decir a duras penas. Tomó una de las papas para echársela en la boca, pero un plato en especial llamó su completa y total atención.- Chocolate y pistacho, por favor que sea chocolate y pistacho.- Y debía serlo ya que ningún sabor tenía esos colores tan característicos. Escuchó las risitas ahogadas de Niall al ver sus artimañas para llegar a la tan ansiada copa de helado, hasta que la tomó entre sus manos. Casi suelta un suspiro al probar los sabores que tanto le gustaban de una vez por todas.- Veo que te gusta el chocolate con pistacho.- dijo el chico con la voz cargada de un significado que no entendió, pero dejó pasar esa broma ya que estaba en el cielo. En cambio, le respondió con otra broma.- Y por mi parte veo que tienes un apetito bastante...como decirlo...extraño ¿Como es que mezclas una hamburguesa con queso y cheescake de fresas, sin que te quede un mal sabor de boca?.- El solo se encogió de hombros y le dio un bocado a su hamburguesa, dejando una pequeña mancha de ketchup en la comisura de su boca. Beth soltó una carcajada y tomó una servilleta para limpiar ella misma la pequeña mancha roja, se estiró un poco y limpió su boca para luego dejar la servilleta en su mano.- Tenías ketchup en la boca.- él se había quedado quieto sin mover ningún músculo, observándola con cuidado como si temiera que hubiera algo escondido en su acción. Para cambiar de tema volvió a su copa de helado y agregó.- Y...¿Qué me puedes contar de ti, que no esté en la carpeta, para evitar peleas? Digo...ya que ahora estaremos bastante tiempo juntos..- El solo la apuntó ya que tenía la boca llena de pizza. Quería saber lo de ella primero, inteligente de su parte.- Las mentiras, todo lo que sea demasiado cursi y sobre todo las promesas. Jamás las cumplen, pero siempre son utilizadas para ilusionar a quien realmente te quiere..- Tantas veces se había dicho a sí misma que no confiara en nadie, tantas veces había cortado relaciones de largos años por tener miedo de que utilizaran sus debilidades para herirla y ahora rompía todas sus reglas para confesar sus peores demonios con un chico que conocía hacía unas pocas horas. Sabía que se arrepentiría de ello, pero existía la posibilidad de que no. Solo rogaba de que no estaba cometiendo el error de equivocarse.


El rubio escuchaba con atención a la chica sin saber exactamente por qué, sentía en lo profundo de que le estaba confesando algo muy importante para ella y solo por ello no le quitaba la vista de encima. El gesto de limpiar la mancha de ketchup de su boca lo había dejado un tanto confundido y todavía hacía estragos en su mente por lo prefería mantener la boca llena de comida en vez de dejarse tentar por decir algo estúpido; tomó otro trago de la coca-cola que había abierto y se giró dispuesto a responder su turno, hasta que se dio cuenta que Beth había caído en las garras del sueño. Se había quedado dormida de golpe y con la copa de helado en la mano. Sonrió por lo estúpido de su actuar y le quitó la copa lo más suave que pudo para no despertarla; se levantó en puntillas y la tomó en brazos, con el impulso de dejarla en la cama y él dormir en el sofá, para no despertar en la mañana y tener ese incómodo momento de que estaban muy juntos. Pero al momento de dejarla en las sábanas se quedó allí, observándola sin poder moverse. La imagen que daba allí, con el cabello levemente suelto, su rostro relajado por el sueño y los labios entre abiertos, no le permitió alejarse y se encontró a sí mismo arrodillándose ante ella y a solo centímetros de su rostro queriéndole dar un casto beso en la mejilla, pero no se dio ni cuenta cuando sus labios se habían unido a los de ella en un simple beso. Solo un contacto de labios a labios, pero aún así su corazón estalló en un ritmo incontrolable, sintió las mejillas arder y se alejó de ella para ir a la ventana. No había querido hacerlo, pero la tentación había sido demasiada. Soltó el aire que había acumulado en los pulmones y revolvió su cabello tratando de volver a la normalidad, para luego sentarse en la cama matrimonial al lado vacío y observar la imagen que daba la ciudad de noche. ¿Como estarían los demás? ¿Estarían en la misma situación que él o ya estarían muertos? >No pienses eso...< rugió para sí mismo y tomó el celular que había escondido en su bolsillo. Sin perder tiempo seleccionó el numero de louis y apretó el botón de llamar; el tono lo puso más nervioso hasta que una voz en un susurro le contestó.- Niall..-no podría haber estado más feliz, por lo menos uno de ellos estaban bien.- Lou, ¿Estas bien?.- preguntó bajando la voz para no despertar a {TN} y saliendo de la habitación para hablar con mayor comodidad. Ya en las afueras escuchó el mismo sonido apagado de movimiento y luego la voz de louis.- Si, esto fue toda una locura. Ni siquiera he podido saber de los demás, la señal aquí es un asco.- su voz salía en un hilo, como si temiera despertar la atención de alguien.- Yo llamaré a los demás, veré si pasa algo. No sé como saldremos de esta, pero alguien nos quiere muertos ¿Sabías eso?.- el silencio que siguió de esas palabras le dieron la respuesta. Louis no sabía el porqué esos hombres los habían tratado de asesinar y supuso que los demás tampoco sabían.- No importa, sigue todas las instrucciones de con quien estés. Eso nos mantendrá vivos..- Se despidió de Louis y se dedicó a llamar a los demás, supo allí que sus suposiciones había sido acertadas. Ninguno sabía que alguien los quería ver muertos. A los diez minutos después entró en la habitación arrastrando los pies de tan cansado que se sentía y se dejó caer en la cama. Tenía tanto sueño que ni siquiera se acordó que Beth estaba en esa cama y él debía haber dormido en el sillón, pero el sueño no lo dejó pensar en ello y se lo llevó, dejándolo a solo centímetros de la chica.


Stefan se acomodó en el ostentoso sillón de cuero importado y chocó su puño con la mesa de caoba, cabreado de la ineptitud de sus "matones". >Si quieres un trabajo limpio, debes hacerlo tu mismo.< se dijo a sí mismo, mientras veía a los dos hombres que debieron eliminar a esos chicos.- Les confié la simple tarea de matarlos. ¿Como les es eso tan difícil?- dijo en un gruñido clavando sus ojos grises en los inéptos. Los hombres solo se echaron a temblar como cachorritos y solo uno de ellos se atrevió a hablar.- Habían, protectores...Alguien sabía de nuestros movimientos.- Stefan solo dejó escapar una carcajada amarga y sonrió de manera macabra, como si una idea le hubiera gustado. Se levantó con elegancia y se acercó a los hombres para darles una pequeña palmada en el hombro a cada uno.- No importa, pero ¿Saben lo que hago cuando alguien no hace lo que quiero?.- Ambos negaron y él amplió su sonrisa.- Los quito de mi camino.-de un solo movimiento le quebró el cuello a uno, para luego acabar con el otro. Los cuerpos cayeron en un tosco sonido al suelo, mientras que él se acomodaba el traje hecho a la medida y observaba una foto que estaba en la pared. Dos chicas de no más de 17 años se hallaban junto a él con una expresión de infinita alegría, ambas eran idénticas entre si y solo las diferenciaba la ropa que vestían.- Mis niñas...-susurró con las voz quebrada. Sus pequeñas se habían suicidado por culpa de esos malditos, solo por que ellos no habían cedido en visitarlas personalmente, hundiéndolo a él en un infinito dolor. Por ello los quería ver muertos. Ellos le habían quitado lo más hermoso de su vida y él les cobraría con la misma moneda. Solo era cuestión de tiempo.