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"Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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"Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
HolAAAAAAAAAAAAAA! :D Bueno aqui les traigo una nueva adaptación, algunas ya me conocen (? si no mi nombre es Lupita & esta es mi 4 adaptación aquí en el foro! ;)
Esta es una Adaptación de Margaret Way & se llama "Una Oferta Irresistible", es con Nick&Tu Of Course! ;) Espero que les gustee! les dejo el argumento y el primer capitulo :cheers:
Nos estamos leyendo!
Love girls!
Nombre: Una Oferta Irresistible
Autor: Margaret Way
Adaptación: Si, del Libro de Margaret Way
Género: Drama y Romance y un tanto Hot.
Advertencias: Son capítulos largos, y Hots en determinados capítulos, pero no en todos!
Otras Páginas: La busque en en el foro & NO esta, no se en algún lugar más! pero si se me paso y esta aquí me dicen ;)
Les dejo el primer capitulo también espero sus opiniones!
XOXO
Lu!
Esta es una Adaptación de Margaret Way & se llama "Una Oferta Irresistible", es con Nick&Tu Of Course! ;) Espero que les gustee! les dejo el argumento y el primer capitulo :cheers:
Nos estamos leyendo!
Love girls!
Nombre: Una Oferta Irresistible
Autor: Margaret Way
Adaptación: Si, del Libro de Margaret Way
Género: Drama y Romance y un tanto Hot.
Advertencias: Son capítulos largos, y Hots en determinados capítulos, pero no en todos!
Otras Páginas: La busque en en el foro & NO esta, no se en algún lugar más! pero si se me paso y esta aquí me dicen ;)
A R G U M E N T O
Después de haber puesto su rancho en marcha, Nicholas Jonas estaba preparado para formar una familia. Como tenía poco tiempo para cortejar a una mujer, puso un anuncio en el periódico y una de las respuestas le llamó la atención. ¿Por qué precisamente la bella e inteligente ___(tn) Stirling había solicitado ser su esposa?
Aunque él le creía cuando ella le decía que deseaba casarse y tener hijos tanto como él, no se imaginaba a la rica heredera adaptándose a la vida de aquel aislado rancho entre las montañas.
Aunque él le creía cuando ella le decía que deseaba casarse y tener hijos tanto como él, no se imaginaba a la rica heredera adaptándose a la vida de aquel aislado rancho entre las montañas.
Les dejo el primer capitulo también espero sus opiniones!
XOXO
Lu!
Última edición por HeyItsLupitaNJ el Vie 06 Ene 2012, 3:02 pm, editado 1 vez
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Capitulo 1
Cuando llegó a lo alto de Cresta Warinna frenó su yegua zaina al borde del precipicio. Ése era para él el mejor mirador que había en todo Jabiru. Desde esa cima se veía todo el rebaño diseminado por el valle de un verde esmeralda, brillante y maravilloso. Para que el valle se volviera así de exuberante sólo hacían falta unas gotas de lluvia. Sólo que esa vez el ciclón Amy había dejado cientos de litros a su paso; menos mal que el peligro ya había pasado.
Los Brahmans de rico pelaje, con sus características orejas caídas, sus papadas y sus jorobas no tenían que desplazarse a ningún sitio para pastar; la tierra a su alrededor estaba en perfectas condiciones gracias a que las crecidas habían cesado. Los pastos de aquel valle eran el alimento verde más nutritivo para criar y engordar a las reses.
Había que amar la tierra, pensaba Nicholas, y la inquietud que lo embargaba cedió ligeramente mientras contemplaba las vistas cautivadoras. Aún hacía demasiado calor y había mucha humedad, pero una brisa ligeramente perfumada le refrescaba la curtida tez. Aunque tenía miles de cosas que hacer le costaba moverse de allí. Se quedó mirando un buen rato, empapándose de la fuerza de la tierra. Se sentía tremendamente orgulloso de Jabiru y muy satisfecho por lo que había logrado. No estaba mal para ser un hijo ilegítimo; aun así siempre le quedaría un gusto amargo en la boca.
Las distantes colinas, espolones de la Gran Cordillera Divisoria que separaba el interior de la franja costera de exuberante vegetación, eran de un color morado oscuro. Le producía un placer infinito contemplar la belleza de aquella tierra; al menos le compensaba por la soledad y el aislamiento. A veces por la noche, cuando cabalgaba largo rato bajo las estrellas, sentía una paz absoluta. Pero eso no le resultaba fácil a un hombre como él. Jabiru no era una propiedad elegante; se trataba de una operación comercial orquestada para obtener resultados.
La gente empezaba a interesarse por el ganado de Jabiru, pero le había costado años de trabajo. Pero en ese momento, cuando empezaba a saborear los frutos de su trabajo, no tenía a nadie con quien compartirlo. Siempre habían estado él y su madre solos, yendo de una ciudad a otra. Pero nunca se quedaban el tiempo suficiente para que llegaran a aceptarlos, hasta que habían llegado a la zona tropical del norte de Queensland, a más de mil quinientos kilómetros de donde habían partido, y donde nadie pasaba frío ni hambre.
Abundantes frutos tropicales caían de los árboles, una estupenda carne de vacuno se vendía por cuatro perras, tanto los ríos como el glorioso mar azul estaban repletos de pescado. Solamente el clima pasaba de ser paradisíaco a tórrido.
Cuando llegaron allí tenía doce años, una edad difícil para un niño. Bueno, al menos para él, que siempre protegía a su madre, lo había sido. Su madre, tan guapa pero tan tierna y vulnerable al mismo tiempo, había encontrado trabajo fijo en un pub. Marcy Graham, la mujer del dueño del bar, se había hecho cargo de los dos. Marcy era una mujer estupenda, con un corazón de oro. Durante un tiempo estuvieron viviendo en el pub hasta que Marcy les buscó un bungalow que pudieran permitirse a las afueras de la ciudad. Estaba algo aislado, pero era un lugar precioso, situado al borde del frondoso y misterioso bosque ecuatorial.
Le había costado mucho tiempo hacer amistades en el colegio de la zona. Tenía algo que hacía que los demás chicos mantuvieran las distancias. Para empezar un carácter de todos los diablos, sobre todo porque no aceptaba que nadie se burlara de su madre o de él. Y desde luego lo habían hecho constantemente al principio. Era alto y fuerte para su edad, con lo que sólo le había costado un par de peleas con algunos bravucones para que entendieran el mensaje.
Cuando cumplió catorce años y los esfuerzos del director del colegio empezaron a dar sus frutos, se dio cuenta que tenía fama de ser inteligente. No sabía cómo había ocurrido. Con tanto ir de un sitio a otro, había perdido muchas clases, pero cuando decidió concentrarse en ello lo hizo de maravilla. Se graduó con las mejores notas de todo el colegio, dándole así la oportunidad de escoger la universidad que deseara aunque las plazas estuvieran muy solicitadas. Maldita sea, podría haberse hecho médico, científico o abogado, sólo que no había dinero para eso.
Sólo que Nicholas era un ganadero. Y, caramba, disfrutaba mucho en su profesión. Incluso cuando había trabajado como un esclavo se había sentido contento. No había podido hacer realidad los sueños de ir a la universidad, pero había unido su inteligencia al espíritu del luchador que llevaba dentro para soportar todas aquellas calamidades.
Fue Marcy la que le encontró un empleo de bracero en Luna Downs. El dueño estaba podrido de dinero y nunca estaba allí y el capataz era un cerdo completo. Les había hecho la vida imposible a todos los jóvenes, pero él les ajustó las cuentas a todos antes de marcharse.
Cuando fue lo suficientemente mayor compró un trozo de maleza con lo que en ese momento le pareció un crédito a un interés demasiado alto, que le concedió el banco de la ciudad. A pesar de su juventud, consiguió convencer al director del banco de que podría convertir aquellas tierras inexploradas en un productivo imperio ganadero.
Finalmente lo había vendido hacía tres años por una atractiva suma de dinero, y se había metido en Jabiru para luchar todo lo que hiciera falta.
Jabiru era propiedad de la familia Gordon. En sus buenos tiempos los Gordon habían poseído numerosas tierras de pastoreo, pero los tiempos habían cambiado. Jabiru estaba muy abandonada y cualquiera que conociera el negocio sabía que costaría un tremendo esfuerzo levantarlo y conseguir que volviera a funcionar. Pero todo el mundo sabía que a él no le asustaba el trabajo duro. Además, tenía a su favor que el viejo Gordon le hubiera tomado tanto aprecio.
Claro que, Gordon conocía la historia. Todo el mundo lo sabía. No había secretos en El Interior. Él era el vergonzoso secreto que intentaban ocultar. Era hijo de Jock Macalister; pero hijo ilegítimo. Algo difícil de esconder cuando incluso él sabía que era la viva imagen de su padre cuando era joven. Sir Jock Macalister, conocido como el padre de la industria ganadera, tenía tres bellas hijas pero jamás había concebido un varón. ¿No era una lástima? Ni siquiera tenía un nieto que heredara sus propiedades. Eran todas niñas. Quizá el de allí arriba le estaba ajustando las cuentas a Jock por su pasado deshonroso.
Su madre siempre le había jurado que Macalister jamás la había forzado. Podría haberlo hecho, puesto que recorría su imperio disfrutando del tradicional derecho del señor. Su madre, que entonces trabajaba en una de las haciendas de Macalister, aseguraba que lo había deseado tanto como él a ella. Sólo cuando se sospechó su relación, la señora, que era su superiora inmediata, la puso de patitas en la calle, dándole el dinero suficiente para marcharse bien lejos. Macalister era el jefe, un hombre cuya reputación debía ser salvada incluso por sus empleados. Ya estaba casado con la heredera de la familia Mondale y tenía dos niñas pequeñas en quien pensar. La madre de Nicholas era joven y bonita, pero finalmente fue relegada al olvido.
Con él habría pasado tres cuartos de lo mismo de no ser por sus cabellos del color de un setter irlandés, las cejas negras como el carbón y esos ojos azules tan poco comunes. ¡Por Dios, incluso tenía el mismo hoyuelo en la barbilla! A esa ciudad del norte de Queensland no le llevó una semana desvelar su secreto.
Era hijo de Jock Macalister. Solamente los Macalister, ricos y poderosos, no querían aceptarlo. Jamás había visto a su supuesto padre en toda su vida, aunque lo hubiera visto a menudo en los periódicos o la televisión. En realidad no quería enfrentarse al viejo. Tan solo la edad de sir Jock le impedía darle una paliza.
Lo único que atormentaba a Nicholas era una pena demasiado grande para describir con palabras. Su madre había muerto hacía dos años. Una noche salió a divertirse a la ciudad; una noche que terminó en tragedia. Su madre y su novio, que en realidad no era un mal tipo, tomaron una desviación equivocada. Conocían bien la zona pero inexplicablemente terminaron en un canal, crecido tras la lluvia. Ésos eran los peligros del alcohol. El coche con ellos dos dentro fue remolcado del fondo del agua al día siguiente, y Nicholas tuvo que ir en el helicóptero de la policía para identificar los cadáveres.
—Debes entender a tu madre, Nicholas —Marcy le había dicho, intentando consolarlo—. Siempre se sentía tan sola.
¿Sola? ¿Entonces él no era nadie? Había trabajado como un esclavo para poder ofrecerle una vida más cómoda a su madre. Llevársela al monte hubiera sido demasiado. Claro que, tampoco habría ido. Su madre amaba a la gente. Pero él siempre le había dado dinero para vivir. Cada semana hacía el trayecto hasta la ciudad con esa pinta de salvaje, el pelo y la barba largos, para ver cómo le iba.
Su madre había nacido en Inglaterra pero se fue con sus padres a Australia cuando era pequeña. Todo fue sobre ruedas durante unos años hasta que sus padres se separaron. Ella se quedó con su madre, que pasado un tiempo se volvió a casar.
Él adoptó el apellido de su madre, es decir, Jonas y el nombre de pila era el del abuelo que tenía en Inglaterra. Pero nadie lo llamaba nunca por su nombre; todo el mundo lo llamaba Red. Solamente su madre lo llamaba Nicky, incluso cuando medía casi un metro ochenta y tenía el cuerpo musculoso. Bueno, quizá un par de personas más como su antiguo director de escuela y la señorita Westwood, que le había enseñado a amar los libros. Los libros eran una gran distracción para un hombre que llevaba una vida tan solitaria como él. Aunque no era un monje. A veces salía con mujeres. Siempre había suficientes, pero elegía a las que estaban al tanto de la situación. No le tendía trampas a las vulnerables jovencitas, y siempre tenía cuidado de no dejar a ninguna embarazada. Eso habría sido seguir los pasos de su padre.
Nicholas se pasó la mano por los espesos cabellos.
El sol se reflejaba en la brillante superficie del arroyo y las charcas, lanzando destellos cegadores. En ese momento tenía cinco hombres trabajando para él, dos de ellos medio aborígenes. Eran excepcionales ganaderos y rastreadores que no cambiaría por los mejores peones de ninguna de las otras explotaciones. Y, además, tenían muy buen carácter, siempre dispuestos a bromear un rato, incluso después de un largo día de trabajo.
Lo que necesitaba era una mujer; una apropiada para él. ¿Pero cómo diablos iba a encontrarla? No tenía tiempo de salir a cortejar a ninguna. Trabajaba desde antes de salir el sol hasta que se ponía y llegado ese momento estaba demasiado cansado para meterse en el Jeep y conducir los casi doscientos kilómetros que lo separaban de la ciudad. Tenía ya treinta y cuatro años y su negocio prosperaba a ojos vista. Por esa razón había decidido fundar una pequeña dinastía propia. Empezaría de cero. No tenía un pasado que quisiera admitir. Su querida y llorada madre estaba muerta. Deseaba formar una familia y tener hijos; deseaba que su vida tuviera sentido. Lo único que no iba a hacer era forzar jamás a ninguna mujer o abandonar a ninguno de sus hijos.
Esa tarde, con una cerveza helada en la mano, se sentó en el porche de la modesta casa que él mismo había levantado en el rancho; mientras respiraba el aire perfumado se puso a pensar en su futuro.
El bungalow de una sola planta construido sobre la rica y fértil tierra tropical, estaba rodeado por una galería y cubierto por un tejado grande y umbroso. A él, que jamás había tenido un hogar de verdad, le parecía un milagro. Mientras se columpiaba en la mecedora se le ocurrió una maravillosa idea.
¿Por qué no poner un anuncio en el periódico? Los hombres de la frontera lo habían hecho en el pasado. De algún modo Jabiru era aún zona fronteriza. Si se ceñía a lo que de verdad deseaba en una esposa quizá ahuyentara a la aventurera de cabeza hueca o a la mujer que tan solo estuviera buscando un hogar.
La idea lo mantuvo ocupado mientras se preparaba una cena en absoluto desdeñosa. De vaca, por supuesto. Comía mucha carne y aunque los vegetarianos no la quisieran, la última vez que había visto al doctor Sweeney le había dicho que estaba totalmente en forma. Por ello iba a cenar un filete a la parrilla acompañado de una ensalada de verduras frescas.
No quería tomar la costumbre de comer comida basura o esos platos precocinados como hacían muchos hombres que vivían solos. Se sentó a una mesa bien puesta y surtida, vestida con un mantel a cuadros que Marcy le había comprado y con platos limpios y bonitos.
—Maldita sea, soy un tipo civilizado —se dijo.
Su madre, una mujer de modales refinados, lo había educado muy bien. No era capaz de ofender a ninguna mujer hablándole o tratándola mal. La buena cuna había triunfado. Algún día, cuando pudiera, buscaría a la familia de su madre en Inglaterra.
En ese momento un inmenso océano lo separaba de sus raíces. Sus abuelos maternos estaban muertos, eso lo sabía. Cuando pensaba en su madre, lo cual hacía a diario, se le partía el corazón. Sacudió la cabeza.
—Tengo que formar una familia, y eso significa una mujer. Una esposa.
Los Brahmans de rico pelaje, con sus características orejas caídas, sus papadas y sus jorobas no tenían que desplazarse a ningún sitio para pastar; la tierra a su alrededor estaba en perfectas condiciones gracias a que las crecidas habían cesado. Los pastos de aquel valle eran el alimento verde más nutritivo para criar y engordar a las reses.
Había que amar la tierra, pensaba Nicholas, y la inquietud que lo embargaba cedió ligeramente mientras contemplaba las vistas cautivadoras. Aún hacía demasiado calor y había mucha humedad, pero una brisa ligeramente perfumada le refrescaba la curtida tez. Aunque tenía miles de cosas que hacer le costaba moverse de allí. Se quedó mirando un buen rato, empapándose de la fuerza de la tierra. Se sentía tremendamente orgulloso de Jabiru y muy satisfecho por lo que había logrado. No estaba mal para ser un hijo ilegítimo; aun así siempre le quedaría un gusto amargo en la boca.
Las distantes colinas, espolones de la Gran Cordillera Divisoria que separaba el interior de la franja costera de exuberante vegetación, eran de un color morado oscuro. Le producía un placer infinito contemplar la belleza de aquella tierra; al menos le compensaba por la soledad y el aislamiento. A veces por la noche, cuando cabalgaba largo rato bajo las estrellas, sentía una paz absoluta. Pero eso no le resultaba fácil a un hombre como él. Jabiru no era una propiedad elegante; se trataba de una operación comercial orquestada para obtener resultados.
La gente empezaba a interesarse por el ganado de Jabiru, pero le había costado años de trabajo. Pero en ese momento, cuando empezaba a saborear los frutos de su trabajo, no tenía a nadie con quien compartirlo. Siempre habían estado él y su madre solos, yendo de una ciudad a otra. Pero nunca se quedaban el tiempo suficiente para que llegaran a aceptarlos, hasta que habían llegado a la zona tropical del norte de Queensland, a más de mil quinientos kilómetros de donde habían partido, y donde nadie pasaba frío ni hambre.
Abundantes frutos tropicales caían de los árboles, una estupenda carne de vacuno se vendía por cuatro perras, tanto los ríos como el glorioso mar azul estaban repletos de pescado. Solamente el clima pasaba de ser paradisíaco a tórrido.
Cuando llegaron allí tenía doce años, una edad difícil para un niño. Bueno, al menos para él, que siempre protegía a su madre, lo había sido. Su madre, tan guapa pero tan tierna y vulnerable al mismo tiempo, había encontrado trabajo fijo en un pub. Marcy Graham, la mujer del dueño del bar, se había hecho cargo de los dos. Marcy era una mujer estupenda, con un corazón de oro. Durante un tiempo estuvieron viviendo en el pub hasta que Marcy les buscó un bungalow que pudieran permitirse a las afueras de la ciudad. Estaba algo aislado, pero era un lugar precioso, situado al borde del frondoso y misterioso bosque ecuatorial.
Le había costado mucho tiempo hacer amistades en el colegio de la zona. Tenía algo que hacía que los demás chicos mantuvieran las distancias. Para empezar un carácter de todos los diablos, sobre todo porque no aceptaba que nadie se burlara de su madre o de él. Y desde luego lo habían hecho constantemente al principio. Era alto y fuerte para su edad, con lo que sólo le había costado un par de peleas con algunos bravucones para que entendieran el mensaje.
Cuando cumplió catorce años y los esfuerzos del director del colegio empezaron a dar sus frutos, se dio cuenta que tenía fama de ser inteligente. No sabía cómo había ocurrido. Con tanto ir de un sitio a otro, había perdido muchas clases, pero cuando decidió concentrarse en ello lo hizo de maravilla. Se graduó con las mejores notas de todo el colegio, dándole así la oportunidad de escoger la universidad que deseara aunque las plazas estuvieran muy solicitadas. Maldita sea, podría haberse hecho médico, científico o abogado, sólo que no había dinero para eso.
Sólo que Nicholas era un ganadero. Y, caramba, disfrutaba mucho en su profesión. Incluso cuando había trabajado como un esclavo se había sentido contento. No había podido hacer realidad los sueños de ir a la universidad, pero había unido su inteligencia al espíritu del luchador que llevaba dentro para soportar todas aquellas calamidades.
Fue Marcy la que le encontró un empleo de bracero en Luna Downs. El dueño estaba podrido de dinero y nunca estaba allí y el capataz era un cerdo completo. Les había hecho la vida imposible a todos los jóvenes, pero él les ajustó las cuentas a todos antes de marcharse.
Cuando fue lo suficientemente mayor compró un trozo de maleza con lo que en ese momento le pareció un crédito a un interés demasiado alto, que le concedió el banco de la ciudad. A pesar de su juventud, consiguió convencer al director del banco de que podría convertir aquellas tierras inexploradas en un productivo imperio ganadero.
Finalmente lo había vendido hacía tres años por una atractiva suma de dinero, y se había metido en Jabiru para luchar todo lo que hiciera falta.
Jabiru era propiedad de la familia Gordon. En sus buenos tiempos los Gordon habían poseído numerosas tierras de pastoreo, pero los tiempos habían cambiado. Jabiru estaba muy abandonada y cualquiera que conociera el negocio sabía que costaría un tremendo esfuerzo levantarlo y conseguir que volviera a funcionar. Pero todo el mundo sabía que a él no le asustaba el trabajo duro. Además, tenía a su favor que el viejo Gordon le hubiera tomado tanto aprecio.
Claro que, Gordon conocía la historia. Todo el mundo lo sabía. No había secretos en El Interior. Él era el vergonzoso secreto que intentaban ocultar. Era hijo de Jock Macalister; pero hijo ilegítimo. Algo difícil de esconder cuando incluso él sabía que era la viva imagen de su padre cuando era joven. Sir Jock Macalister, conocido como el padre de la industria ganadera, tenía tres bellas hijas pero jamás había concebido un varón. ¿No era una lástima? Ni siquiera tenía un nieto que heredara sus propiedades. Eran todas niñas. Quizá el de allí arriba le estaba ajustando las cuentas a Jock por su pasado deshonroso.
Su madre siempre le había jurado que Macalister jamás la había forzado. Podría haberlo hecho, puesto que recorría su imperio disfrutando del tradicional derecho del señor. Su madre, que entonces trabajaba en una de las haciendas de Macalister, aseguraba que lo había deseado tanto como él a ella. Sólo cuando se sospechó su relación, la señora, que era su superiora inmediata, la puso de patitas en la calle, dándole el dinero suficiente para marcharse bien lejos. Macalister era el jefe, un hombre cuya reputación debía ser salvada incluso por sus empleados. Ya estaba casado con la heredera de la familia Mondale y tenía dos niñas pequeñas en quien pensar. La madre de Nicholas era joven y bonita, pero finalmente fue relegada al olvido.
Con él habría pasado tres cuartos de lo mismo de no ser por sus cabellos del color de un setter irlandés, las cejas negras como el carbón y esos ojos azules tan poco comunes. ¡Por Dios, incluso tenía el mismo hoyuelo en la barbilla! A esa ciudad del norte de Queensland no le llevó una semana desvelar su secreto.
Era hijo de Jock Macalister. Solamente los Macalister, ricos y poderosos, no querían aceptarlo. Jamás había visto a su supuesto padre en toda su vida, aunque lo hubiera visto a menudo en los periódicos o la televisión. En realidad no quería enfrentarse al viejo. Tan solo la edad de sir Jock le impedía darle una paliza.
Lo único que atormentaba a Nicholas era una pena demasiado grande para describir con palabras. Su madre había muerto hacía dos años. Una noche salió a divertirse a la ciudad; una noche que terminó en tragedia. Su madre y su novio, que en realidad no era un mal tipo, tomaron una desviación equivocada. Conocían bien la zona pero inexplicablemente terminaron en un canal, crecido tras la lluvia. Ésos eran los peligros del alcohol. El coche con ellos dos dentro fue remolcado del fondo del agua al día siguiente, y Nicholas tuvo que ir en el helicóptero de la policía para identificar los cadáveres.
—Debes entender a tu madre, Nicholas —Marcy le había dicho, intentando consolarlo—. Siempre se sentía tan sola.
¿Sola? ¿Entonces él no era nadie? Había trabajado como un esclavo para poder ofrecerle una vida más cómoda a su madre. Llevársela al monte hubiera sido demasiado. Claro que, tampoco habría ido. Su madre amaba a la gente. Pero él siempre le había dado dinero para vivir. Cada semana hacía el trayecto hasta la ciudad con esa pinta de salvaje, el pelo y la barba largos, para ver cómo le iba.
Su madre había nacido en Inglaterra pero se fue con sus padres a Australia cuando era pequeña. Todo fue sobre ruedas durante unos años hasta que sus padres se separaron. Ella se quedó con su madre, que pasado un tiempo se volvió a casar.
Él adoptó el apellido de su madre, es decir, Jonas y el nombre de pila era el del abuelo que tenía en Inglaterra. Pero nadie lo llamaba nunca por su nombre; todo el mundo lo llamaba Red. Solamente su madre lo llamaba Nicky, incluso cuando medía casi un metro ochenta y tenía el cuerpo musculoso. Bueno, quizá un par de personas más como su antiguo director de escuela y la señorita Westwood, que le había enseñado a amar los libros. Los libros eran una gran distracción para un hombre que llevaba una vida tan solitaria como él. Aunque no era un monje. A veces salía con mujeres. Siempre había suficientes, pero elegía a las que estaban al tanto de la situación. No le tendía trampas a las vulnerables jovencitas, y siempre tenía cuidado de no dejar a ninguna embarazada. Eso habría sido seguir los pasos de su padre.
Nicholas se pasó la mano por los espesos cabellos.
El sol se reflejaba en la brillante superficie del arroyo y las charcas, lanzando destellos cegadores. En ese momento tenía cinco hombres trabajando para él, dos de ellos medio aborígenes. Eran excepcionales ganaderos y rastreadores que no cambiaría por los mejores peones de ninguna de las otras explotaciones. Y, además, tenían muy buen carácter, siempre dispuestos a bromear un rato, incluso después de un largo día de trabajo.
Lo que necesitaba era una mujer; una apropiada para él. ¿Pero cómo diablos iba a encontrarla? No tenía tiempo de salir a cortejar a ninguna. Trabajaba desde antes de salir el sol hasta que se ponía y llegado ese momento estaba demasiado cansado para meterse en el Jeep y conducir los casi doscientos kilómetros que lo separaban de la ciudad. Tenía ya treinta y cuatro años y su negocio prosperaba a ojos vista. Por esa razón había decidido fundar una pequeña dinastía propia. Empezaría de cero. No tenía un pasado que quisiera admitir. Su querida y llorada madre estaba muerta. Deseaba formar una familia y tener hijos; deseaba que su vida tuviera sentido. Lo único que no iba a hacer era forzar jamás a ninguna mujer o abandonar a ninguno de sus hijos.
Esa tarde, con una cerveza helada en la mano, se sentó en el porche de la modesta casa que él mismo había levantado en el rancho; mientras respiraba el aire perfumado se puso a pensar en su futuro.
El bungalow de una sola planta construido sobre la rica y fértil tierra tropical, estaba rodeado por una galería y cubierto por un tejado grande y umbroso. A él, que jamás había tenido un hogar de verdad, le parecía un milagro. Mientras se columpiaba en la mecedora se le ocurrió una maravillosa idea.
¿Por qué no poner un anuncio en el periódico? Los hombres de la frontera lo habían hecho en el pasado. De algún modo Jabiru era aún zona fronteriza. Si se ceñía a lo que de verdad deseaba en una esposa quizá ahuyentara a la aventurera de cabeza hueca o a la mujer que tan solo estuviera buscando un hogar.
La idea lo mantuvo ocupado mientras se preparaba una cena en absoluto desdeñosa. De vaca, por supuesto. Comía mucha carne y aunque los vegetarianos no la quisieran, la última vez que había visto al doctor Sweeney le había dicho que estaba totalmente en forma. Por ello iba a cenar un filete a la parrilla acompañado de una ensalada de verduras frescas.
No quería tomar la costumbre de comer comida basura o esos platos precocinados como hacían muchos hombres que vivían solos. Se sentó a una mesa bien puesta y surtida, vestida con un mantel a cuadros que Marcy le había comprado y con platos limpios y bonitos.
—Maldita sea, soy un tipo civilizado —se dijo.
Su madre, una mujer de modales refinados, lo había educado muy bien. No era capaz de ofender a ninguna mujer hablándole o tratándola mal. La buena cuna había triunfado. Algún día, cuando pudiera, buscaría a la familia de su madre en Inglaterra.
En ese momento un inmenso océano lo separaba de sus raíces. Sus abuelos maternos estaban muertos, eso lo sabía. Cuando pensaba en su madre, lo cual hacía a diario, se le partía el corazón. Sacudió la cabeza.
—Tengo que formar una familia, y eso significa una mujer. Una esposa.
& bien que opinan! (? más tarde regreso y les traigo más! ;)
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii siiiiiiii novee nuevaaaaa!!! :D aaaaa que lindo qeu te veamos devueltaa!! _D me pone tan feliz :D y veo que esta nove va hacer sensacional!! :cheers: Primera Lectoraaa!! :Dsuubee prontoo!! ;)
Florjudith96
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
AAAAAAAAAAAAAAH SEGUNDA LECTORA FGDHSJAKDJFGVHDSJVHCJ
NO SE NO EH LEIDO NADA PERO EL TITULO YA ME SECUESTRÓ. ASI QUE PREPARATE PARA SEGUIR LEYENDOME *----------* X'D DEJAME LEER EL CAP Y TE DIGO QUE ME PARECE LA NOVE :)
NO SE NO EH LEIDO NADA PERO EL TITULO YA ME SECUESTRÓ. ASI QUE PREPARATE PARA SEGUIR LEYENDOME *----------* X'D DEJAME LEER EL CAP Y TE DIGO QUE ME PARECE LA NOVE :)
WhoIam13
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
eheehhehhehe
soy la tercera creo??
asi que feliz por ser la tercera a bordo!!
mis saludos
soy la tercera creo??
asi que feliz por ser la tercera a bordo!!
mis saludos
Belencita
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Meeeeeeeeeeee encaaaaaaaaaaaaaaaaaantaaaaaaaaaaaa :3
Por el momento mi vaquero me cae bien :3
Quiero que aparezca la Rayiiiiiiiiiiiiis siguela (:
Por el momento mi vaquero me cae bien :3
Quiero que aparezca la Rayiiiiiiiiiiiiis siguela (:
WhoIam13
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Creo que soy la cuarta (?
Seguila que me encanto! :D
Seguila que me encanto! :D
Daai.Jonas.Lovato
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Girl!! aqui me tienes dando lataa!!! xD
Se lee super interesantee!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Se lee super interesantee!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
.Lu' Anne Lovegood.
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
flor_judith96 escribió:wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii siiiiiiii novee nuevaaaaa!!! :D aaaaa que lindo qeu te veamos devueltaa!! _D me pone tan feliz :D y veo que esta nove va hacer sensacional!! :cheers: Primera Lectoraaa!! :Dsuubee prontoo!! ;)
:D B I E N V E N I D A! me da gusto que estes en esta nove también! ;) nos estamos leyendo!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
WhoIam13 escribió:AAAAAAAAAAAAAAH SEGUNDA LECTORA FGDHSJAKDJFGVHDSJVHCJ
NO SE NO EH LEIDO NADA PERO EL TITULO YA ME SECUESTRÓ. ASI QUE PREPARATE PARA SEGUIR LEYENDOME *----------* X'D DEJAME LEER EL CAP Y TE DIGO QUE ME PARECE LA NOVE :)
Mi flor! buneo verte por aqui tambbién! ;) nos estamos leyendoooo!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Belencita escribió:eheehhehhehe
soy la tercera creo??
asi que feliz por ser la tercera a bordo!!
mis saludos
;) que bien verte por aqui también! gracias por el apoyo!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
Daai.Jonas.McGinty ~ escribió:Creo que soy la cuarta (?
Seguila que me encanto! :D
Sip eres la 4 xD B I E N V E N I D A! que bueno es leerte por aquí tmb!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
ϟLalalandJonas† escribió:Girl!! aqui me tienes dando lataa!!! xD
Se lee super interesantee!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
;) qq buenooooo!! gracias por tu apoyo! nos estamos leyendo & B I E N V E N I D A!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
:D aaww muchas gracias por el apoyo chicas! significa mucho! bueno espero qq esten super bien! aquí les traigo un nuevo capitulo! :D
las leeo más tarde!
Love Girls!
Nos leemos más tarde!
XOXO
Lu!
las leeo más tarde!
Love Girls!
Capitulo 2 (Parte 1)
Deberían haber sido unas vacaciones perfectas bajo el azul y el oro de los trópicos, pero le faltaba algo. ____(tn) se daba cuenta que hacía mucho tiempo que no se sentía bien. Claro que, a nadie parecía importarle. Desde luego su madre, una mujer muy prominente en sociedad que se pasaba la vida de fiesta en fiesta, nunca la había querido. ____(tn) había tenido niñera casi desde el día en que nació; una niñera que llegó a querer hasta que Rase, que así se llamaba, se marchó cuando ella tenía siete años.
Recordaba perfectamente el día en que corrió al dormitorio de su madre con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Dónde está? ¿Por qué se ha ido?
—No seas pesada, ____(tn) —le había dicho su madre, sentada en el tocador—. Por la razón más lógica; eres demasiado mayor para tener niñera.
—¿Pero por qué no hemos podido despedirnos?
Después de tantos años aún se le encogía el corazón al pensar en ello.
—¿Por qué? Pues porque no tenía ganas de presenciar uno de tus histéricos berrinches —dijo su madre con firmeza, dándole la espalda al espejo que triplicaba su elegante imagen—. ____(tn), te estás haciendo mayor y tienes que pasar a otra etapa. Vas a ir a un colegio interno. El St. Catherine es el mejor de todos. Espero que te vayas acostumbrando a la idea. Papá y yo vamos a hacer muchos viajes de negocios este año.
Pero aquello no era en absoluto cierto. Su padre era un rico hombre de negocios que se sentía vagamente incómodo con una niña pequeña. Aquel hombre alto y guapo a rabiar, pocas veces estaba en casa. Cuando veía a ____(tn) le acariciaba la cabeza con amabilidad y luego desaparecía de nuevo.
Ir a un colegio interno significó mucho para ella.
Aprendía con rapidez y al final acabó pasándoselo bien allí. Hizo buenas amistades y se convirtió en una persona muy popular entre sus compañeras y sus profesores. El último año fue la mejor estudiante de su curso y a sus padres se les caía la baba. Gracias a sus pequeños éxitos se acercaron más a ella, expresándole el placer que sentían por sus logros.
En cuanto pudo, ____(tn) buscó a su querida Rase que vivía tranquilamente en un lóbrego apartamento. Al verse se abrazaron durante un buen rato reviviendo en ese gesto la pena de la separación. Le buscó un bonito piso a Rase; nadie podía impedírselo. Tenía dieciocho años y había heredado una sustanciosa suma de dinero de su abuela materna, que siempre la había defendido y que se sintió escandalizada cuando se la quitaron de en medio enviándola al internado. La abuela había muerto demasiado pronto. Ésta siempre había tenido diferencias con su hija, la madre de ____(tn); pero fueron sobre todo por la niña.
—Quizá se parezca a mí, pero de verdad que no sé de dónde ha venido tu madre —solía decide a menudo su abuela—. De algún otro planeta; un planeta muy frío.
La abuela la había convertido en una muchacha rica y eso era algo que a su madre no le gustó en absoluto. Le parecía un pecado terrible que su madre la hubiera excluido de la herencia, dejándole simplemente una colección de jade muy valiosa que codiciaba desde hacía tiempo.
Aunque en la universidad fue una magnífica estudiante, sus padres decían que eso era sólo para pasar el rato. Debía casarse y casarse bien. Su madre le presentó a unos cuantos hombres y encontró el ideal para ella. Dios mío, era horroroso. Fue en esa época cuando sacó fuerzas para enfrentarse a su madre. En vez de callarse, le dijo todo lo que tenía que decirle con una facilidad de palabra tremenda.
—¿Qué quieres hacer conmigo, ____(tn)? —le había gritado su madre, asombrada—. Me estás matando.
La única elección era marcharse de casa. De todos modos nunca la consideró su casa. Su madre y ella eran muy distintas. Su padre se mantenía al margen.
Los hombres con los que había salido eran en su mayoría mayores, más sabios, bien establecidos, pero muy a pesar suyo la llama de la pasión y del amor no había prendido con ninguno de ellos.
Ojalá pudiera tener un par de brazos fuertes que la consolaran, que pudiera mirar a un hombre con amor y respeto. ¡Pero no eran más que sueños! Rezaba para que si alguna vez era madre pudiera saber amar.
____(tn) se dio cuenta que hacía demasiado calor. Se levantó lánguidamente del asiento abatible. Un baño más en la piscina natural y ella y Julie podían ir pensando en comer. Quizá fueran a ese precioso restaurante italiano situado en lo alto de una colina con vistas al océano. El marisco en aquella zona era de primera calidad, desde las aguas del arrecife directo a la mesa. Además, le encantaba la pasta.
De las dos amigas ella era la cocinera; su amiga Julie nunca había sido demasiado casera.
El padre de Julie, director de una consultoría, era un hombre encantador. Su madre, que participaba en muchas actividades con fines caritativos a parte de las fiestas, también era encantadora. ¡Qué suerte la de Julie!
En ese momento, ella y Julie estaban de vacaciones en un rincón tropical, en un lugar paradisíaco. Debían de haber llegado días antes, pero el ciclón Amy se lo había impedido. Tuvieron que esperar un mes antes de que las cosas volvieran a la normalidad y el tiempo fuera de nuevo glorioso.
—¿Por qué no probamos el pub? —le sugirió Julie mientras iba conduciendo por la carretera de la costa—. Hay una terraza muy bonita en la parte de atrás y se supone que la comida es muy buena. Caramba… volvió la cabeza para admirar los espléndidos productos que una de las granjas locales exponía al borde de la carretera —¿Has visto el tamaño y la variedad de la fruta tropical? La mitad de las cosas no las he visto en mi vida.
____(tn) se irguió en el asiento, pálida.
—¡Dios mío, Julie, ten cuidado!
Un vehículo familiar se acercaba a ellas con rapidez y Julie, que conducía un BMW de alquiler iba por el medio de la carretera.
—Lo siento —le contestó Julie colocándose bien en el carril.
—Creo que conduciré yo —dijo ____(tn) firmemente.
Julie había tomado la costumbre de volver la cabeza para mirar el paisaje en vez de fijarse en la carretera y lo hacía mucho más allí, donde el paisaje era asombrosamente bello y la carretera de la costa tenía a un lado exuberantes arbustos de buganvilla blanca, como la espuma de la cresta de las olas, y del otro el azul cristalino del paisaje marino.
—Deténgase, señorita —dijo, imitando la voz de un policía de tráfico—. Inmediatamente —quizá la vida no fuera siempre maravillosa, pero no tenía ganas de acabar cayendo por uno de esos precipicios.
Estaban ambas al borde de la carretera, listas para cambiarse de sitio, cuando un todo terreno polvoriento se detuvo junto a ellas.
—¿Todo bien? —el conductor, un hombre, agachó la cabeza para mirarlas.
____(tn), que inexplicablemente se puso nerviosa, se quedó clavada en el sitio; Julie, sin embargo, dejó escapar una exclamación de sorpresa.
—¡Vaya!
—¿Disculpe?
El hombre arqueó una ceja con gesto burlón y divertido al mismo tiempo.
____(tn) fue la primera en reaccionar.
—Estamos bien, gracias —dijo soltando el aire mientras intentaba sobreponerse a la asombrosa turbación. Sólo iba a ponerme yo al volante.
—Bueno, tengan cuidado entonces —unos ojos de color azul brillante buscaron su mirada— La próxima vez no se detengan tan cerca del borde. Ha llovido mucho y podrían resbalarse.
—Muchas gracias —dijo ____(tn), que sacudió la cabeza con rapidez, preguntándose por qué se sentía así.
—De nada.
El motor del todo terreno se puso en marcha haciendo un ruido tremendo; el hombre se despidió agitando la mano y se marchó.
Ambas amigas se quedaron en silencio unos segundos más y luego Julie explotó extasiada.
—¿Te has fijado ____(tn)? Estoy segura de que es el tipo más guapo que he visto en mi vida. Con ese pelo rojo oscuro, la piel cobriza, las cejas negras y los ojos azules más bonitos de todo el planeta. ¿Dónde demonios ha estado metido hasta ahora?
—En el monte —a ____(tn) le sorprendió que la voz le saliera con normalidad—. Estoy segura que es un ganadero que va camino de una de sus periódicas incursiones a la ciudad. El pelo largo y la ropa lo dicen todo.
—¡Dios mío! —rugió Julie—. Llevo diez años buscando a mi héroe y lo he encontrado —le dio a ____(tn) un ligero codazo—. ¿Estás segura de que no ha sido una aparición?
—Espero que no —dijo ____(tn) echándose a reír.
—Venga, démonos prisa —le urgió Julie acomodándose en el asiento del pasajero—. Tardaremos aún veinte minutos en llegar a la ciudad.
Al llegar al pub, vieron el viejo todo terreno aparcado a la puerta del establecimiento.
—¿Qué te dije? Aquí come la gente que sabe a adónde ir —añadió Julie muy contenta.
—No —a ____(tn) le sorprendió su mala gana. Normalmente se lo habría tomado como un episodio divertido. Pero ese hombre, por muy apuesto que fuera, no era alguien con quien se pudiera jugar.
Julie miró a su amiga asombrada.
—Si dices que no te ha impresionado, sabré que estás mintiendo.
—De acuerdo, es muy guapo.
Julie sacudió su rubia cabeza.
—Guapo no es suficiente. He estado a punto de perder el conocimiento al verlo.
—Vale, es maravilloso —concedió ____(tn)—. Pero algo peligroso, ¿no te parece?
—¿A qué te refieres? —sabía que ____(tn) era muy inteligente; incluso su padre lo reconocía—. Me ha parecido muy galante por su parte pararse así.
—Bueno, no somos dos adefesios, ¿no crees? —le respondió ____(tn)—. Sé que no ha intentado ligar con nosotras, todo lo contrario, pero me ha dado la impresión de ser un hombre complejo.
—Vaya, te fijas en todo —dijo Julie, como siempre impresionada—. Yo sólo he reparado en esos impresionantes ojos azules.
—Lo sé —dijo ____(tn) sonriendo—. Lo he visto, pero no hagas caso Julie. Los tipos así deberían llevar un cartel colgado que dijera: peligro.
—____(tn) no te preocupes, confía en mí —Julie le sacudió el brazo a su amiga—. Todo resultará agradable. Sólo quiero verlo otra vez; comprobar que es tan despampanante como me ha parecido. Lo más probable es que en cuanto abra la boca resulte ser uno de estos paletos reaccionarios.
Marcy alzó la cabeza al tiempo que las dos jóvenes entraron en el bar. Sabía quiénes eran, o al menos la guapa rubita, que miraba a su alrededor con sus curiosos ojos azules. Era la hija de la pareja rica, los Maitland, los dueños del chalé de lujo en Bahía Aurora. A la amiga de la rubia la había visto un par de veces en la ciudad. Claro que, era difícil no fijarse en ella. Aunque la rubia era bonita, su amiga la eclipsaba totalmente. Tenía una espesa melena color castaño oscuro, casi negro, que le enmarcaba el rostro como si fuera una capucha. Los ojos eran claros y luminosos, como un arroyo bajo la lluvia y tenía la tez brillante. Era alta y muy esbelta, pero de aspecto saludable, llena de energía. Las dos iban vestidas casi igual: pantalones cortos de algodón blanco y unos minúsculos tops que les realzaban los pechos, jóvenes y turgentes, y los delicados hombros. Nada más entrar unos cuantos se volvieron a mirarlas.
—Hola, chicas. ¿Puedo ayudaros en algo? —las saludó con su amplia y contagiosa sonrisa.
—Sí, por favor — ____(tn) se aproximó.
Aunque tuviera clase no tenía pinta de tonta. Era agradable y educada.
—Me llamo ____(tn) Stirling y ésta es mi amiga Julie Maitland. Estamos hospedadas en la casa de los padres de Julie.
«Como si no supiera yo todo lo que se cuece en esta ciudad», pensó Marcy.
—Sí, lo sé cielo —asintió con la cabeza—. En Bahía Aurora. La enorme construcción de terracota que hay en el cabo.
—¡Eso es! —exclamó Julie, acercándose a la barra, donde estaba ____(tn)—. Se nos ocurrió venir a comer a la ciudad —tenía una forma de hablar muy graciosa, pero había en su tono un toque paternalista ausente en el de su amiga.
—Me alegro de que hayáis venido —dijo Marcy. —No estaréis buscando a alguien en particular, ¿verdad?
Menos ponerse de puntillas para mirar a su alrededor, la rubia había hecho de todo.
—Tiene que comprender que esto es algo confidencial —la chica le susurró a Marcy al oído—. Estamos tras las huellas de un hombre tremendamente atractivo con el pelo como una llama oscura y ardientes ojos azules. Tenemos idea de que ha podido entrar aquí.
—Bueno, pues no estáis equivocadas.
____(tn) se puso colorada, deseando que Julie se callase.
—Creo que os estáis refiriendo a Nicholas; Nicholas Jonas. —Marcy les dijo con total naturalidad, mientras limpiaba la barra con una bayeta.
—¿Lo conoce? —Julie preguntó con esperanza.
—Hace más de veinte años.
—No está casado, ¿verdad? —le preguntó Julie.
—Vaya, qué gracia que me lo preguntes —Marcy les sonrió—. Porque ayer mismo puso un anuncio en el periódico buscando esposa.
—Entonces no es él —dijo ____(tn).
—Sólo hay un Nicholas —dijo Marcy—. Además, el anuncio está en el periódico local.
—Nos está tomando el pelo, ¿verdad? —dijo Julie, haciendo una mueca.
____(tn) sonrió también, pero de un modo especial, con ternura. Por alguna razón Marcy relacionaba ese tipo de sonrisas con personas que llevaban en su interior una gran pena. Nicholas tenía una sonrisa como ésa. Deslumbrante y que le iluminaba toda la cara pero con un toque melancólico que daba que pensar. Al menos eso le había parecido siempre a Marcy.
—¿Qué les pasa a las mujeres de esta ciudad? ____(tn) preguntó, arqueando las cejas con humor.
—¡Un hombre así, suelto! —dijo Julie, alzando la mirada con elocuencia.
—Su problema es que trabaja demasiado —les dijo Marcy—. ¿Cómo va a encontrar una mujer si se pasa todo el tiempo en Jabiru?
—¿Y se puede saber qué es Jabiru? —Julie le dio a sus palabras un tono burlón que no le hacía justicia—. ¿Te suena de algo, ____(tn)? —se volvió divertida.
—Estoy casi segura de que es una propiedad de algún tipo; probablemente una explotación ganadera —dijo ____(tn).
—Exactamente —Marcy anunció alegremente. —Nicholas cría Brahmans, una raza muy fuerte. Se adaptan perfectamente a toda la zona norte donde las razas británicas no pueden sobrevivir.
—Qué interesante —dijo Julie—. ¿Y este sitio, Jabiru, es grande?
—Aquí en el norte, chica, estamos acostumbrados a que todo sea grande —dijo Marcy en tono seco.
La rubita estaba empezando a cansarla.
—¿Tiene una mesa para dos libre? —intervino ____(tn).
Tenía ganas de salir corriendo de aquel pub, pero no quería ofender a esa mujer tan simpática de brillantes ojos verdes.
—Claro, cielo.
Marcy alcanzó bajo el mostrador y sacó el periódico que estaba doblado justo por la página donde salía publicado el sorprendente anuncio de Nicholas. Aún no se había acostumbrado a la idea. Todo lo que tenía que hacer ese hombre era ir al pub un sábado por la noche y dar un silbido; lo más probable sería que todas las mujeres se abalanzaran sobre él.
—Es el que está marcado con bolígrafo —señaló el periódico para darle más énfasis a sus palabras—. Podéis echarle un vistazo mientras os llevo la comida.
El patio se extendía mágica y maravillosamente.
Era un lugar fresco y sombreado, repleto de grandes macetas de flores y helechos colgando de las vigas, y con las paredes de entramado cubierto de buganvilla rosada. Había mesas redondas cubiertas de manteles a cuadros blancos y verdes y sillas de jardín. Todos los hombres las miraron con admiración. Uno de ellos, más o menos de su edad, alzó la mano para indicarles que había sitio de sobra en su mesa pero Marcy lo ignoró y las condujo hasta la parte de atrás.
—Es un lugar encantador —dijo ____(tn), mirando a su alrededor con placer.
—Eso pensamos nosotros, cielo —dijo Marcy complacida.
Ella y Bill se habían esforzado mucho para decorarlo bien. Se detuvo junto a una mesa que, como las otras, tenía en el centro un jarrón con un ramillete de orquídeas, la flor más emblemática de esa zona.
—¿Queréis que os traiga mientras tanto algo de beber?
Ambas pidieron agua mineral con lima.
—Las sugerencias del chef están ahí escritas —Marcy agitó el regordete brazo en dirección a la pizarra—. Estoy segura de que veréis algo que os guste. Trucha de Coral o Emperador Rojo, recién sacados de la barca pesquera; ambas del Golfo que son grandes como plátanos. Podríamos prepararas una deliciosa bandeja de mariscos para las dos; el cangrejo está riquísimo.
—¡Dios mío, lo sé! —dijo ____(tn), a quien ya se le hacía la boca agua.
—Pensároslo. Vengo dentro de un momento a tomar nota —Marcy se dio la vuelta pero entonces se detuvo—. Por cierto, Nicholas llegará dentro de un momento; tiene un asunto que arreglar aquí al lado.
Recordaba perfectamente el día en que corrió al dormitorio de su madre con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Dónde está? ¿Por qué se ha ido?
—No seas pesada, ____(tn) —le había dicho su madre, sentada en el tocador—. Por la razón más lógica; eres demasiado mayor para tener niñera.
—¿Pero por qué no hemos podido despedirnos?
Después de tantos años aún se le encogía el corazón al pensar en ello.
—¿Por qué? Pues porque no tenía ganas de presenciar uno de tus histéricos berrinches —dijo su madre con firmeza, dándole la espalda al espejo que triplicaba su elegante imagen—. ____(tn), te estás haciendo mayor y tienes que pasar a otra etapa. Vas a ir a un colegio interno. El St. Catherine es el mejor de todos. Espero que te vayas acostumbrando a la idea. Papá y yo vamos a hacer muchos viajes de negocios este año.
Pero aquello no era en absoluto cierto. Su padre era un rico hombre de negocios que se sentía vagamente incómodo con una niña pequeña. Aquel hombre alto y guapo a rabiar, pocas veces estaba en casa. Cuando veía a ____(tn) le acariciaba la cabeza con amabilidad y luego desaparecía de nuevo.
Ir a un colegio interno significó mucho para ella.
Aprendía con rapidez y al final acabó pasándoselo bien allí. Hizo buenas amistades y se convirtió en una persona muy popular entre sus compañeras y sus profesores. El último año fue la mejor estudiante de su curso y a sus padres se les caía la baba. Gracias a sus pequeños éxitos se acercaron más a ella, expresándole el placer que sentían por sus logros.
En cuanto pudo, ____(tn) buscó a su querida Rase que vivía tranquilamente en un lóbrego apartamento. Al verse se abrazaron durante un buen rato reviviendo en ese gesto la pena de la separación. Le buscó un bonito piso a Rase; nadie podía impedírselo. Tenía dieciocho años y había heredado una sustanciosa suma de dinero de su abuela materna, que siempre la había defendido y que se sintió escandalizada cuando se la quitaron de en medio enviándola al internado. La abuela había muerto demasiado pronto. Ésta siempre había tenido diferencias con su hija, la madre de ____(tn); pero fueron sobre todo por la niña.
—Quizá se parezca a mí, pero de verdad que no sé de dónde ha venido tu madre —solía decide a menudo su abuela—. De algún otro planeta; un planeta muy frío.
La abuela la había convertido en una muchacha rica y eso era algo que a su madre no le gustó en absoluto. Le parecía un pecado terrible que su madre la hubiera excluido de la herencia, dejándole simplemente una colección de jade muy valiosa que codiciaba desde hacía tiempo.
Aunque en la universidad fue una magnífica estudiante, sus padres decían que eso era sólo para pasar el rato. Debía casarse y casarse bien. Su madre le presentó a unos cuantos hombres y encontró el ideal para ella. Dios mío, era horroroso. Fue en esa época cuando sacó fuerzas para enfrentarse a su madre. En vez de callarse, le dijo todo lo que tenía que decirle con una facilidad de palabra tremenda.
—¿Qué quieres hacer conmigo, ____(tn)? —le había gritado su madre, asombrada—. Me estás matando.
La única elección era marcharse de casa. De todos modos nunca la consideró su casa. Su madre y ella eran muy distintas. Su padre se mantenía al margen.
Los hombres con los que había salido eran en su mayoría mayores, más sabios, bien establecidos, pero muy a pesar suyo la llama de la pasión y del amor no había prendido con ninguno de ellos.
Ojalá pudiera tener un par de brazos fuertes que la consolaran, que pudiera mirar a un hombre con amor y respeto. ¡Pero no eran más que sueños! Rezaba para que si alguna vez era madre pudiera saber amar.
____(tn) se dio cuenta que hacía demasiado calor. Se levantó lánguidamente del asiento abatible. Un baño más en la piscina natural y ella y Julie podían ir pensando en comer. Quizá fueran a ese precioso restaurante italiano situado en lo alto de una colina con vistas al océano. El marisco en aquella zona era de primera calidad, desde las aguas del arrecife directo a la mesa. Además, le encantaba la pasta.
De las dos amigas ella era la cocinera; su amiga Julie nunca había sido demasiado casera.
El padre de Julie, director de una consultoría, era un hombre encantador. Su madre, que participaba en muchas actividades con fines caritativos a parte de las fiestas, también era encantadora. ¡Qué suerte la de Julie!
En ese momento, ella y Julie estaban de vacaciones en un rincón tropical, en un lugar paradisíaco. Debían de haber llegado días antes, pero el ciclón Amy se lo había impedido. Tuvieron que esperar un mes antes de que las cosas volvieran a la normalidad y el tiempo fuera de nuevo glorioso.
—¿Por qué no probamos el pub? —le sugirió Julie mientras iba conduciendo por la carretera de la costa—. Hay una terraza muy bonita en la parte de atrás y se supone que la comida es muy buena. Caramba… volvió la cabeza para admirar los espléndidos productos que una de las granjas locales exponía al borde de la carretera —¿Has visto el tamaño y la variedad de la fruta tropical? La mitad de las cosas no las he visto en mi vida.
____(tn) se irguió en el asiento, pálida.
—¡Dios mío, Julie, ten cuidado!
Un vehículo familiar se acercaba a ellas con rapidez y Julie, que conducía un BMW de alquiler iba por el medio de la carretera.
—Lo siento —le contestó Julie colocándose bien en el carril.
—Creo que conduciré yo —dijo ____(tn) firmemente.
Julie había tomado la costumbre de volver la cabeza para mirar el paisaje en vez de fijarse en la carretera y lo hacía mucho más allí, donde el paisaje era asombrosamente bello y la carretera de la costa tenía a un lado exuberantes arbustos de buganvilla blanca, como la espuma de la cresta de las olas, y del otro el azul cristalino del paisaje marino.
—Deténgase, señorita —dijo, imitando la voz de un policía de tráfico—. Inmediatamente —quizá la vida no fuera siempre maravillosa, pero no tenía ganas de acabar cayendo por uno de esos precipicios.
Estaban ambas al borde de la carretera, listas para cambiarse de sitio, cuando un todo terreno polvoriento se detuvo junto a ellas.
—¿Todo bien? —el conductor, un hombre, agachó la cabeza para mirarlas.
____(tn), que inexplicablemente se puso nerviosa, se quedó clavada en el sitio; Julie, sin embargo, dejó escapar una exclamación de sorpresa.
—¡Vaya!
—¿Disculpe?
El hombre arqueó una ceja con gesto burlón y divertido al mismo tiempo.
____(tn) fue la primera en reaccionar.
—Estamos bien, gracias —dijo soltando el aire mientras intentaba sobreponerse a la asombrosa turbación. Sólo iba a ponerme yo al volante.
—Bueno, tengan cuidado entonces —unos ojos de color azul brillante buscaron su mirada— La próxima vez no se detengan tan cerca del borde. Ha llovido mucho y podrían resbalarse.
—Muchas gracias —dijo ____(tn), que sacudió la cabeza con rapidez, preguntándose por qué se sentía así.
—De nada.
El motor del todo terreno se puso en marcha haciendo un ruido tremendo; el hombre se despidió agitando la mano y se marchó.
Ambas amigas se quedaron en silencio unos segundos más y luego Julie explotó extasiada.
—¿Te has fijado ____(tn)? Estoy segura de que es el tipo más guapo que he visto en mi vida. Con ese pelo rojo oscuro, la piel cobriza, las cejas negras y los ojos azules más bonitos de todo el planeta. ¿Dónde demonios ha estado metido hasta ahora?
—En el monte —a ____(tn) le sorprendió que la voz le saliera con normalidad—. Estoy segura que es un ganadero que va camino de una de sus periódicas incursiones a la ciudad. El pelo largo y la ropa lo dicen todo.
—¡Dios mío! —rugió Julie—. Llevo diez años buscando a mi héroe y lo he encontrado —le dio a ____(tn) un ligero codazo—. ¿Estás segura de que no ha sido una aparición?
—Espero que no —dijo ____(tn) echándose a reír.
—Venga, démonos prisa —le urgió Julie acomodándose en el asiento del pasajero—. Tardaremos aún veinte minutos en llegar a la ciudad.
Al llegar al pub, vieron el viejo todo terreno aparcado a la puerta del establecimiento.
—¿Qué te dije? Aquí come la gente que sabe a adónde ir —añadió Julie muy contenta.
—No —a ____(tn) le sorprendió su mala gana. Normalmente se lo habría tomado como un episodio divertido. Pero ese hombre, por muy apuesto que fuera, no era alguien con quien se pudiera jugar.
Julie miró a su amiga asombrada.
—Si dices que no te ha impresionado, sabré que estás mintiendo.
—De acuerdo, es muy guapo.
Julie sacudió su rubia cabeza.
—Guapo no es suficiente. He estado a punto de perder el conocimiento al verlo.
—Vale, es maravilloso —concedió ____(tn)—. Pero algo peligroso, ¿no te parece?
—¿A qué te refieres? —sabía que ____(tn) era muy inteligente; incluso su padre lo reconocía—. Me ha parecido muy galante por su parte pararse así.
—Bueno, no somos dos adefesios, ¿no crees? —le respondió ____(tn)—. Sé que no ha intentado ligar con nosotras, todo lo contrario, pero me ha dado la impresión de ser un hombre complejo.
—Vaya, te fijas en todo —dijo Julie, como siempre impresionada—. Yo sólo he reparado en esos impresionantes ojos azules.
—Lo sé —dijo ____(tn) sonriendo—. Lo he visto, pero no hagas caso Julie. Los tipos así deberían llevar un cartel colgado que dijera: peligro.
—____(tn) no te preocupes, confía en mí —Julie le sacudió el brazo a su amiga—. Todo resultará agradable. Sólo quiero verlo otra vez; comprobar que es tan despampanante como me ha parecido. Lo más probable es que en cuanto abra la boca resulte ser uno de estos paletos reaccionarios.
Marcy alzó la cabeza al tiempo que las dos jóvenes entraron en el bar. Sabía quiénes eran, o al menos la guapa rubita, que miraba a su alrededor con sus curiosos ojos azules. Era la hija de la pareja rica, los Maitland, los dueños del chalé de lujo en Bahía Aurora. A la amiga de la rubia la había visto un par de veces en la ciudad. Claro que, era difícil no fijarse en ella. Aunque la rubia era bonita, su amiga la eclipsaba totalmente. Tenía una espesa melena color castaño oscuro, casi negro, que le enmarcaba el rostro como si fuera una capucha. Los ojos eran claros y luminosos, como un arroyo bajo la lluvia y tenía la tez brillante. Era alta y muy esbelta, pero de aspecto saludable, llena de energía. Las dos iban vestidas casi igual: pantalones cortos de algodón blanco y unos minúsculos tops que les realzaban los pechos, jóvenes y turgentes, y los delicados hombros. Nada más entrar unos cuantos se volvieron a mirarlas.
—Hola, chicas. ¿Puedo ayudaros en algo? —las saludó con su amplia y contagiosa sonrisa.
—Sí, por favor — ____(tn) se aproximó.
Aunque tuviera clase no tenía pinta de tonta. Era agradable y educada.
—Me llamo ____(tn) Stirling y ésta es mi amiga Julie Maitland. Estamos hospedadas en la casa de los padres de Julie.
«Como si no supiera yo todo lo que se cuece en esta ciudad», pensó Marcy.
—Sí, lo sé cielo —asintió con la cabeza—. En Bahía Aurora. La enorme construcción de terracota que hay en el cabo.
—¡Eso es! —exclamó Julie, acercándose a la barra, donde estaba ____(tn)—. Se nos ocurrió venir a comer a la ciudad —tenía una forma de hablar muy graciosa, pero había en su tono un toque paternalista ausente en el de su amiga.
—Me alegro de que hayáis venido —dijo Marcy. —No estaréis buscando a alguien en particular, ¿verdad?
Menos ponerse de puntillas para mirar a su alrededor, la rubia había hecho de todo.
—Tiene que comprender que esto es algo confidencial —la chica le susurró a Marcy al oído—. Estamos tras las huellas de un hombre tremendamente atractivo con el pelo como una llama oscura y ardientes ojos azules. Tenemos idea de que ha podido entrar aquí.
—Bueno, pues no estáis equivocadas.
____(tn) se puso colorada, deseando que Julie se callase.
—Creo que os estáis refiriendo a Nicholas; Nicholas Jonas. —Marcy les dijo con total naturalidad, mientras limpiaba la barra con una bayeta.
—¿Lo conoce? —Julie preguntó con esperanza.
—Hace más de veinte años.
—No está casado, ¿verdad? —le preguntó Julie.
—Vaya, qué gracia que me lo preguntes —Marcy les sonrió—. Porque ayer mismo puso un anuncio en el periódico buscando esposa.
—Entonces no es él —dijo ____(tn).
—Sólo hay un Nicholas —dijo Marcy—. Además, el anuncio está en el periódico local.
—Nos está tomando el pelo, ¿verdad? —dijo Julie, haciendo una mueca.
____(tn) sonrió también, pero de un modo especial, con ternura. Por alguna razón Marcy relacionaba ese tipo de sonrisas con personas que llevaban en su interior una gran pena. Nicholas tenía una sonrisa como ésa. Deslumbrante y que le iluminaba toda la cara pero con un toque melancólico que daba que pensar. Al menos eso le había parecido siempre a Marcy.
—¿Qué les pasa a las mujeres de esta ciudad? ____(tn) preguntó, arqueando las cejas con humor.
—¡Un hombre así, suelto! —dijo Julie, alzando la mirada con elocuencia.
—Su problema es que trabaja demasiado —les dijo Marcy—. ¿Cómo va a encontrar una mujer si se pasa todo el tiempo en Jabiru?
—¿Y se puede saber qué es Jabiru? —Julie le dio a sus palabras un tono burlón que no le hacía justicia—. ¿Te suena de algo, ____(tn)? —se volvió divertida.
—Estoy casi segura de que es una propiedad de algún tipo; probablemente una explotación ganadera —dijo ____(tn).
—Exactamente —Marcy anunció alegremente. —Nicholas cría Brahmans, una raza muy fuerte. Se adaptan perfectamente a toda la zona norte donde las razas británicas no pueden sobrevivir.
—Qué interesante —dijo Julie—. ¿Y este sitio, Jabiru, es grande?
—Aquí en el norte, chica, estamos acostumbrados a que todo sea grande —dijo Marcy en tono seco.
La rubita estaba empezando a cansarla.
—¿Tiene una mesa para dos libre? —intervino ____(tn).
Tenía ganas de salir corriendo de aquel pub, pero no quería ofender a esa mujer tan simpática de brillantes ojos verdes.
—Claro, cielo.
Marcy alcanzó bajo el mostrador y sacó el periódico que estaba doblado justo por la página donde salía publicado el sorprendente anuncio de Nicholas. Aún no se había acostumbrado a la idea. Todo lo que tenía que hacer ese hombre era ir al pub un sábado por la noche y dar un silbido; lo más probable sería que todas las mujeres se abalanzaran sobre él.
—Es el que está marcado con bolígrafo —señaló el periódico para darle más énfasis a sus palabras—. Podéis echarle un vistazo mientras os llevo la comida.
El patio se extendía mágica y maravillosamente.
Era un lugar fresco y sombreado, repleto de grandes macetas de flores y helechos colgando de las vigas, y con las paredes de entramado cubierto de buganvilla rosada. Había mesas redondas cubiertas de manteles a cuadros blancos y verdes y sillas de jardín. Todos los hombres las miraron con admiración. Uno de ellos, más o menos de su edad, alzó la mano para indicarles que había sitio de sobra en su mesa pero Marcy lo ignoró y las condujo hasta la parte de atrás.
—Es un lugar encantador —dijo ____(tn), mirando a su alrededor con placer.
—Eso pensamos nosotros, cielo —dijo Marcy complacida.
Ella y Bill se habían esforzado mucho para decorarlo bien. Se detuvo junto a una mesa que, como las otras, tenía en el centro un jarrón con un ramillete de orquídeas, la flor más emblemática de esa zona.
—¿Queréis que os traiga mientras tanto algo de beber?
Ambas pidieron agua mineral con lima.
—Las sugerencias del chef están ahí escritas —Marcy agitó el regordete brazo en dirección a la pizarra—. Estoy segura de que veréis algo que os guste. Trucha de Coral o Emperador Rojo, recién sacados de la barca pesquera; ambas del Golfo que son grandes como plátanos. Podríamos prepararas una deliciosa bandeja de mariscos para las dos; el cangrejo está riquísimo.
—¡Dios mío, lo sé! —dijo ____(tn), a quien ya se le hacía la boca agua.
—Pensároslo. Vengo dentro de un momento a tomar nota —Marcy se dio la vuelta pero entonces se detuvo—. Por cierto, Nicholas llegará dentro de un momento; tiene un asunto que arreglar aquí al lado.
Nos leemos más tarde!
XOXO
Lu!
HeyItsLupitaNJ
Re: "Una Oferta Irresistible" - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA!
!hey, nueva lectora!
Esta super buenisima esta nove,
me encantaron los dos caps :*
siguela prontisimo
cuidate, y feliz 2012 :3
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Rebecca Alvz
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