Re: Un Amor Inocente (Zayn Malik & Tu)

por **maiira1D** Sáb 10 Ago 2013, 10:15 am

siguelaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
porfa
esta genialosa
besos

por **Yesie** Sáb 10 Ago 2013, 10:15 pm

Bien... Aqui les dejo su cap, chicas. ;)

Capitulo 06

De haber estado de buen humor, *__ habría disfrutado del paseo por el campo de olivos hasta la casa de Zayn, a la mañana siguiente. Durante la noche anterior, Harry había estado encantador, consolándola y animándola a seguir adelante. Eso le había dado confianza y fuerzas, surgiendo de nuevo en ella el optimismo. Pero estaba increíblemente nerviosa. Llevaba un pantalón corto, una camiseta sin mangas azul, y una mochila rosa a la espalda. Se sentía como si estuviera a punto de hacer un examen, solo pensaba en Lexi. Le aterrorizaba desagradar a su hija, molestar a Zayn y suscitar su odio.
En prisión, había pasado horas estudiando griego, pero era muy diferente escuchar la lengua a través de un magnetofón que en boca de una niña pequeña. Además, era probable que Zayn le dijera cosas malas acerca de ella. Quería hacerla sufrir. ¡Y todo por su orgullo herido! ¡Hombres!
— Pero yo lograré sacar lo mejor de él —se prometió *__ en un susurro.
El camino se ensanchó. En lo alto de una colina, a medio kilómetro de distancia, se levantaba una mansión de piedra perfectamente proporcionada. *__ la contempló con ojos muy abiertos. Las dudas la corroían. Aquel paraíso era el sueño de cualquier niña, pero de nada valía sin amor. Decidida, *__ llamó a la puerta. Le abrió una mujer esbelta, con vaqueros y camiseta. ¡Y no era Marina!
— Hola, ¿eres *__?
— Sí.
— Entra.
*__ la siguió por el vestíbulo hasta llegar al extremo opuesto de la casa. La joven le señaló el jardín, diciendo:
—Zayn está allí.
*__ salió sola a la terraza, muerta de miedo. Pálida y temblorosa, contempló el fabuloso jardín y enseguida reconoció a Zayn, sentado a la sombra de un árbol. De pronto se llevó una mano a la boca, conteniendo el aliento. Allí estaba Lexi. Las lágrimas invadieron sus ojos, nublándole la vista. *__ se las enjugó impaciente.
—Oh, cariño —susurró angustiada—. Oh, hija querida, querida mía.
*__ observó voraz a aquella niña, con sus pantaloncitos cortos y su camisetita de flores, arrodillada en el suelo. El amor por ella la embargó. Alguien le había hecho una coleta y se la había sujetado con una goma rosa, pero los rizos, rebeldes, se le salían. *__ sintió que el corazón se le derretía. Su hija era muy guapa. Respiró hondo y se calmó. El amor lograría superar todas las barreras.
*__ se quedó un rato observando a su hija amontonar pétalos de flores contenta, según sus colores: rosas, blancos, rojos, amarillos. Se sentía orgullosa, viéndola tan concentrada en la tarea. Sentía una necesidad imperiosa de correr hacia ella y abrazarla, pero apretó los labios y se escondió detrás de una columna, para observarla sin ser vista. En cuestión de segundos tendría que presentarse, y tendría que hacerlo con naturalidad. ¡Delante de su propia hija!, se dijo, temblando ante tamaña injusticia. Una brisa repentina sopló sobre los montones de pétalos, arruinando el juego de la niña.
—Papá… —gritó Lexi en inglés.
*__ gimió horrorizada, paralizada. Entonces tanto Zayn como Lexi se giraron hacia ella, y *__ ocultó su rostro, aferrándose a la columna.
— ¡Oh, Dios mío! —gimió al ver a Zayn acercarse a ella.
— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó él de mal humor, en voz baja, tratando de evitar que lo oyera Lexi.
— Lo suficiente… ¡te llama papá! ¿Cómo te has atrevido?, ¿de cuántas formas más has planeado quitarme a mi hija? —preguntó *__ con ojos brillantes.
— Siempre la corrijo —contestó él en voz baja, distante y frío—, pero ella insiste. Es cabezota… ya lo descubrirás.
— ¿Qué quieres decir?, ¿le has hablado mal de mí?
—No le he dicho nada. Jamás perdería el tiempo hablando de ti. Bueno, ¿estás preparada? Te sugiero que pongas una cara más amable.
*__ se esforzó por cambiar la expresión de su rostro. Por fin había llegado el momento esperado. El pulso le latía fuertemente en los oídos, tenía un nudo en el estómago.
— Estoy… estoy lista. Pero una cosa antes, Zayn. Tienes que darme realmente una oportunidad. Si sospecho que tratas de influir sobre ella, sobre su opinión de mí, iré directa a ver a Harry, involucraré en esto a los abogados. Lexi debe tener una oportunidad de conocer y amar a su madre. ¿Ha quedado claro?
— Cristalino —contestó él con ojos brillantes—. Supongo que era de eso de lo que hablaste ayer con Harry, ¿no?
— Mmm… sí.
— ¿Y esta mañana? —continuó Zayn sarcástico—. ¿O te estaba prestando un servicio… digamos más personal?
— ¿Y tú?, ¿espías por tu propia cuenta, o se lo encargas a alguien?
—Con esa evasiva, no has logrado sino contestar a mi pregunta. Pero ten en cuenta una cosa, *__. Para una mujer en tu posición, es un error ofrecerse a los hombres así. Primero yo, luego Harry… ¿quién será el siguiente?, me pregunto. Tu vida debe ser la de una santa. De otro modo, vas en contra tuya.
*__ lo miró fríamente, a pesar de saber que tenía razón. Debía tener cuidado. Harry había insistido en quedarse hasta que ella se durmiera. Era un bonito gesto, pero debía saber que ella estaba bajo vigilancia, y que Zayn, con toda seguridad, malinterpretaría la situación.
— Mi conciencia está limpia —contestó *__ alzando el mentón—. Ahora quiero ver a mi hija.
— Recuerdas lo que acordamos, ¿no?
— Sí, sí, le diré que conocía a su padre —contestó *__ comprendiendo que, aún en ese momento, Zayn podía echarse atrás—. Yo cumpliré mi parte del trato, pero no quiero trucos por tu parte —advirtió.
— No me harán falta —sonrió Zayn.
*__ se echó a temblar. Zayn parecía muy seguro de sí mismo. Alzó una mano, llamando la atención de alguien en la casa, y la mujer que le había abierto la puerta salió a la terraza.
— ¿Quieres traernos café, Natasa?
— Claro, ¿y un zumo de naranja recién exprimido para Lexi? Esta mañana he preparado galletas, por si os apetecen… —contestó la joven alzando una ceja, con una sonrisa cómplice dirigida hacia Zayn.
Zayn sonrió dándose palmaditas en el estómago, y *__ deseó con todas sus fuerzas que Natasa desapareciera de la faz de la Tierra. Ni siquiera fue capaz de comprender lo que la joven respondió en griego, y eso la enfureció aún más. Evidentemente, se trataba de algo muy gracioso, porque los dos rieron sofocadamente.
— ¡Qué chica tan amable! —exclamó *__ sarcástica, igual que si hubiera sido una esposa celosa.
— Sí, cocina como un ángel. Es una joya. Un diamante, de entre todas las mujeres.
— Una perla, así es como se dice.
— No, en este caso no. Los diamantes son para siempre.
— ¿Estás tratando de decirme algo? —preguntó *__ con la mayor frialdad de que fue capaz—. ¿Es probable, acaso, que Natasa llegue a ser una figura permanente en la vida de mi hija?
— Anastasia… Natasa será siempre bienvenida en esta casa, y puede permanecer en ella cuanto quiera.
— Pues espero que se porte bien con Lexi.
— De maravilla. Ven a descubrir lo feliz que es tu hija —comentó Zayn—. ¡Lexi, ven! Quiero que conozcas a alguien que conocía a tu verdadero papá.
La niña levantó la vista, miró a *__ y continuó jugando con los pétalos. *__ contuvo el aliento, con una sonrisa petrificada en el rostro.
— Hola —saludó en griego *__.
Zayn la contempló sorprendido. Lexi la miró y siguió jugando. *__ tragó, decepcionada. Pero, ¿qué otra cosa esperaba, que se lanzara a sus brazos y la reconociera? Sí, eso era lo que esperaba. Una estúpida esperanza. Zayn sonreía, acomodándose en la silla. *__ se acercó a Lexi y se arrodilló junto a ella.
—Tengo una cosa para ti —añadió *__ en griego.
Lexi levantó la vista, pero enseguida continuó con los pétalos. *__ se mordió el labio. Lexi no se dejaba comprar fácilmente, tenía mucho carácter. *__ esperó pacientemente, observándola. Los dedos de Lexi eran hábiles, y eso no lo había heredado de Liam. Liam siempre había sido torpe. Pero sí era un rasgo de los Malik, de Zayn. *__ ejercitó todo su autodominio, amargamente aprendido, para evitar estrechar a la niña en sus brazos. Se quitó la mochila y comenzó a desatarla, notando que Lexi la observaba con el rabillo del ojo. Estaba tan nerviosa que los dedos le temblaban. Dirigió la vista hacia Zayn, implorándole ayuda, y este contestó:
—Tú sola.
Entonces sintió una suave manita sobre la suya, y se quedó helada. Lexi iba a ayudarla. *__ sintió la emoción embargarla… no podía soportarlo. Aquello era una tortura. Nada más desatar los cordones, Lexi se echó atrás.
—Gracias —sonrió *__—. ¡Qué lista eres! Mira lo que te he traído.
*__ sacó una mochilita pequeña rosa y la dejó delante de Lexi, que la miró con cierta inseguridad, buscando la aprobación de Zayn con la mirada. Zayn, sin embargo, observaba algo más allá.
—Muchas gracias —dijo Lexi educadamente.
*__ comprobó que el regalo le había gustado. Lexi investigaba el contenido de la mochila. Inmediatamente sacó una muñeca de trapo a la que le quitó el sombrero y el vestido, abrochado con velero, descubriendo embelesada debajo que llevaba un bikini rosa. *__ se inclinó hacia ella, sin atreverse apenas a respirar, y señaló la mochila que llevaba la muñeca a la espalda, comenzando a enumerar su contenido: leche solar, cepillo para el pelo, toalla, gafas de sol y chanclas, todo para la muñeca.
— ¡Oh! —exclamó Lexi excitada.
*__ se había ganado unos cuantos puntos en su estima. Pero Lexi corrió entonces a enseñárselo todo a Zayn, y *__ tuvo que recordar que, al fin y al cabo, ella solo era una extraña. Lexi le ordenó a Zayn que cepillara las trenzas rubias de la muñeca, mientras ella trataba de ponerle las gafas de sol.
— ¿Te gusta? —preguntó *__ contenta.
Lexi ni siquiera la miró. Estaba absorta, investigando la leche solar de juguete y echándole a la muñeca por todo el cuerpo. Zayn levantó la vista y contempló los atormentados ojos de *__.
— Ve a dar las gracias como es debido —ordenó Zayn. Lexi abrazó a Zayn y se acurrucó contra él. Aquello dolió más a *__ de lo que nunca hubiera imaginado. Su hija quería más a otras personas que a ella—. Vamos.
— Gracias —dijo Lexi solemnemente, dirigiéndose a *__.
— De nada.
— *__, ven a tomar café —la llamó Zayn con ojos oscurecidos, de expresión indescifrable.
Era extraño, porque *__ esperaba ver en ellos la satisfacción de la venganza. Descorazonada, *__ tomó asiento mientras Natasa llegaba con la bandeja.
— Gracias, Tasa. ¿No te quedas a tomar café con nosotros? —preguntó Zayn sorprendido, al ver que solo había dos tazas.
— No, hoy no, Zayn. Estoy preparando tiropitta.
Natasa acarició la cabeza de Lexi y esta levantó la vista sonriente. *__ esbozó una mueca. Zayn y Natasa volvieron a hablar en griego en un tono jocoso y familiar. *__ los observó, aislada, molesta al ver que Zayn la seguía con la mirada mientras la joven se marchaba.
— Bien, Lexi, ven a la mesa, por favor —ordenó Zayn.
— ¿No puede quedarse ahí, jugando? —preguntó *__ al ver a su hija reacia.
— No —respondió Zayn con firmeza—. Tiene que sentarse a la mesa, si quiere comer.
— Pero…
— No hay peros que valgan, es la norma de la casa —para sorpresa de *__, Lexi le dio un beso a la muñeca, la dejó y se sentó en la silla que le señalaba Zayn—. Buena chica.
— ¿Por favor, puedo tomar una galleta? —preguntó Lexi.
— Claro… pero solo una —ordenó Zayn.
Lexi alargó la mano y miró a Zayn, buscando su punto débil. *__ sonrió disimuladamente. Pero Zayn no se conmovió. Entonces la niña dejó la galleta en su plato y la partió por la mitad.
— Dos.
— Nunca gano —bromeó Zayn, tratando de no echarse a reír.
— Estoy muy contenta —dijo *__—. Lexi, ¿cómo vas a llamar a tu muñeca?
— Mamá.
*__ se atragantó. Zayn le dio golpecitos en la espalda y explicó:
— Es una obsesión, Lexi quiere ser como Soula.
Lexi comenzó a charlar con Zayn. Hablaba tan deprisa, que *__ apenas entendió nada, pero la vio reír, y comprendió que Zayn y ella se llevaban muy bien y estaban muy a gusto juntos. Zayn no dejaba de observarla, tratando de evitar accidentes y problemas antes de que surgieran. Sin decir nada ni regañar a la niña, apartó el vaso de plástico para evitar que lo derramara. Su hija era impetuosa y entusiasta. Como ella. Segundos después, Zayn colocó a Lexi en el centro de la silla procurando que no se cayera. Incluso le recomendó que comiera despacio. Una vez más, era igual que ella: ninguna de las dos podía hacer nada despacio.
— ¿Te ha gustado la galleta? —preguntó Zayn.
— ¡Sí!, ¿y a ti?
— Creo que podríamos tomar otra, ¿no? —sugirió Zayn.
— ¡Sí, por favor! —contestó Lexi dando palmadas.
Zayn cuidaba mucho la educación y buenas maneras de Lexi: se aseguraba de que no comiera con la boca llena, de que no interrumpiera la conversación de los demás. *__ no era tan estricta, y menos aún con una niña tan pequeña, pero Lexi parecía superar la prueba sin problemas. Quizá fuera porque ellos dos se adoraban, pensó *__. Era evidente, en el lenguaje de sus cuerpos. Y la expresión del rostro de Zayn lo proclamaba.
*__ se sentía excluida. Aquella no era una farsa interpretada para ella. No lo hacían para castigarla. Zayn se había convertido en el padre y la madre de su hija, y de ahí su rechazo a todo el que quisiera arrebatarle el puesto. Harry había cometido un terrible error. *__ se reclinó pesadamente en el asiento. Zayn adoraba a su hija, y por eso no había puesto pegas a la hora de invitarla a su casa: confiaba plenamente en su relación con la niña. *__ no habría podido pronunciar palabra aunque hubiera querido. Sabía que se había quedado pálida, que todo su cuerpo se estremecía. Sus labios parecían pegado el uno al otro.
Lexi comenzó a balancear las piernas debajo de la mesa. Zayn tomó una de ellas y la detuvo. Luego acarició la mejilla de la niña.*__ cerró los ojos para no ver aquel gesto de cariño. Era algo natural, entre padre e hija. Zayn reclamaba a su hija. ¡A su hija!
—*__, ¿te encuentras bien? —preguntó Zayn.
— No —susurró ella.
— ¿Quieres volver a la villa, o prefieres venir a la playa con nosotros?
—Iré… iré con vosotros.
— ¿Seguro?, ¿es que no has tenido suficiente? —Inquirió Zayn—. *__, esto no va a ser fácil para ti… Lexi, si has terminado, puedes marcharte a jugar. Deja que te limpie los labios.
— Beso —exigió Lexi.
— Cariño —murmuró Zayn besándole la mejilla. *__ escuchó la respuesta de Lexi en griego. Decía algo sobre el amor—. Sí, preciosa, te quiero —contestó Zayn. *__ apartó la vista—. Escucha, *__. No debes hacerte esto a ti misma. Ya has visto suficiente, sabes que tu hija está bien, que es feliz…
— Y es amada —susurró *__ amargamente.
— Mucho —contestó Zayn—. ¿Por qué te pones a ti misma en esta situación? Deberías haberte figurado que, después de dos años, la vida de Lexi sería feliz. Yo soy su guardián, he prometido dedicarle mi vida.
—No pensé que sería así. Tú… le diste la impresión a Harry de que ella no significaba nada para ti.
—Eso no es cierto —respondió Zayn bajando la vista hacia Lexi, que lo llamaba dándole palmaditas en la pierna, para que le atara el lazo a su muñeca—. Ese hombre o no sabe juzgar el carácter de la gente, o es que está predispuesto a pensar mal de mí. O… o espera que te desilusiones, al venir aquí.
— ¿Y por qué iba a querer algo así? —preguntó *__ indignada.
— Quizá le guste sentirse necesitado, quizá espere que acudas a él, en busca de consuelo.
— Pero yo no… —la voz de *__ se desvaneció. Eso era justo lo que había hecho la noche anterior. Y Harry se había mostrado encantado—. Lexi debe conocerme.
— ¿Por qué?, ¿no crees que pueda ser feliz sin ti?
— Quizá ahora pueda, pero pronto querrá saber quién es su madre —declaró *__—. De hecho, está hecha un lío, llamándote papá a ti y mamá a la muñeca. No es normal, Zayn. Quiere ser como Soula, que sabe perfectamente quién es ella y quiénes son sus padres.
Zayn hizo una mueca. Soula también estaba confusa, Marina se había asegurado de ello. Pero *__ tenía razón. Lexi había comenzado a preguntar por su madre, y eso era un problema. Y lo último que deseaba Zayn era que Lexi acabara tan confusa emocionalmente como Soula. Apartar a *__ para siempre de su lado era la mejor solución. Así podría enfrentarse al problema solo, con amor, sin interferencias molestas. Zayn se estremeció. No quería a más personas histéricas en su casa. Con una le bastaba, para toda la vida.
—Comprendo lo que dices, pero esto te está resultando muy doloroso, es evidente…
—Ya he sufrido antes. He pasado miedo y soportado humillaciones —declaró *__.
Aquellas palabras le llegaron a Zayn muy hondo, hiriéndolo como si se tratara de una cuchilla. Miró a *__ a los ojos y vio en su expresión las cicatrices de la vida, desnudas ante él en el azul de su mirada. Sus pestañas estaban húmedas por las lágrimas, sus labios entreabiertos temblaban. Reacio a dejarla instalarse de nuevo en su vida, Zayn reprimió su instinto compasivo y contuvo el aliento.
—Entonces, ¿por qué seguir sufriendo? Alégrate de que esté a salvo, y vete a casa.
*__ sollozó. La idea resultaba tentadora. Comenzar una nueva vida. Si se quedaba, el tormento era seguro. Y, a cada minuto que pasaba, la idea del secuestro se le hacía más difícil. Pero nada más considerarlo *__ supo que no se marcharía. No podía. Marcharse era como dejar algo inconcluso en su vida. Al menos, si se quedaba y lo intentaba, sabría siempre cuál era su puesto en el corazón de su hija.
—No puedo marcharme sin ser reconocida como la madre de Lexi. Sé que va a ser duro, pero ella tiene derecho a conocerme. No es demasiado pedir, dejarme visitar a mi hija.
— ¿Y es eso todo lo que quieres?
Zayn la había pillado por sorpresa. Los ojos de *__ no pudieron evitar expresar lo que sentía. El gesto de compasión de Zayn desapareció de inmediato.
—Espero… espero tenerla conmigo por vacaciones, cuando sea mayor… —comenzó a decir *__ con sinceridad, ocultando sus verdaderas intenciones.
—Lexi jamás abandonará Zákinthos sin mí, mientras sea menor de edad —afirmó Zayn.
—Entonces tendré que hacer valer mis derechos ante los Tribunales.
—Pues desperdiciarás tu dinero, y Harry lo sabe. Búscate un abogado griego, y pregunta. Esa es la situación, *__. Ella está bajo mi custodia. Te permitirán visitarla dos veces al año y…
— ¡Pero yo quiero algo más! —gritó *__.
—Entonces tendrás que quedarte a vivir en esta isla. Eso fue lo que le ocurrió a un amigo mío, que tenía problemas similares con su ex mujer, de nacionalidad alemana. Ella tuvo que dejar su casa y su trabajo en Alemania para venir a Zákinthos, o resignarse a no volver a ver a sus hijos.

xx
:happuy: :bye:

por **||Hazzy||** Dom 11 Ago 2013, 2:25 pm

ash zayn como puede ser asi nose vale pobre rayis
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

beijos mua xox

por **Deni rt** Dom 11 Ago 2013, 10:28 pm

ooo vamos siguela

por **tortugitastyles** Lun 12 Ago 2013, 12:17 am

hi nueva lectora pobre rayis zayn es malo siguela

por **Yesie** Lun 12 Ago 2013, 4:32 pm

magic directioner forever escribió:ash zayn como puede ser asi nose vale pobre rayis
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

beijos mua xox

Bueno, bueeno... Zayn es un cabezota, si. Solo ai qe esperar para qe choqe contra la pared y se de cuenta de las cosas...
Enseguiida la siigoo!.. :D

xx
:happuy: :bye:

por **Yesie** Lun 12 Ago 2013, 4:34 pm

Deni rt escribió:ooo vamos siguela

OOOoo... enseguiidaaa laa siigooo, Deni.
Calma, solo calma! :D

xx
:happuy: :bye:

por **Yesie** Lun 12 Ago 2013, 4:37 pm

tortugitastyles escribió:hi nueva lectora pobre rayis zayn es malo siguela

¡¡Hello!! :D
Bienvenida chica Styles!.. Puedo decirte aasi? :).. o prefieres tortugitastyles? ^^
Bien. Es malulo, pero qe,pronto se arrepentira no crees? ...
Enseguida la siigoo... :D

xx
:happuy: :bye:

por **Yesie** Lun 12 Ago 2013, 4:39 pm

aqui ta su caps! disfrútenlo, chicas!.. nos estamos leendo mañana!! :D Beshiitoos! ^^

Capítulo 7

*__ se sentó en silencio, observando a Zayn leerle un cuento a su hija antes de acostarse. Su mente era un completo caos. Aquel podría haber sido un día idílico, de no haber planeado la sombra del futuro de su hija sobre todo cuanto hacía. *___, Lexi y Zayn habían ido de excursión a la playa, recorriendo los gloriosos jardines fragantes de la villa. Saltando por el camino, delante de ellos, Lexi parecía la viva imagen de la felicidad. De vez en cuando, Zayn la llamaba para mostrarle algo, y la niña acudía presurosa. *__ reprimía sus deseos de ser ella quien le enseñara las maravillas del mundo. Por supuesto, Zayn y Lexi hablaban en griego, y *__ tenía que pedirle a él que se lo tradujera. La lengua era otra barrera más. Hasta que, de pronto, Lexi habló en inglés.
—Marina nació y se crió en Inglaterra —explicó Zayn incómodo—. Ella y Soula hablan casi siempre en inglés. Lexi será bilingüe, probablemente. Sabe tantas palabras en inglés como en griego.
Después de eso, todo pareció más fácil. *__ no dijo nada, solo lo miró con dureza. Y, desde ese momento en adelante, se dedicó enteramente a Lexi, construyendo con ella castillos de arena y bañándose y riendo con ella. En una ocasión, incluso, *___ había alzado y abrazado a su hija, al ver venir una enorme ola. Por un glorioso momento había tenido su cuerpo cerca, la había oído reír en su oído. Hasta que la niña le pidió que la soltara.
Zayn terminó de leer el cuento y besó el rostro adormecido de Lexi. Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Dulce que, no obstante, se negaba a llorar. El día había sido feliz y amargo al mismo tiempo, pero el júbilo había sobrepasado con creces la tristeza.
Pero era tarde, muy tarde. Lexi se había empeñado en permanecer despierta y, debido a la visita de *___, Zayn se lo había permitido. *__ sabía que Zayn solo lo hacía para demostrarle lo feliz que era la niña. Y Lexi colaboraba inconscientemente con el plan. Se había negado a echarse la siesta en la playa, pero finalmente había consentido en acurrucarse sobre el pecho de Zayn por un rato. Y *__ no había podido reprimir la envidia. Aquella era la imagen más tierna que hubiera visto jamás. Incluso deseó que Zayn fuera el padre de Lexi, en lugar de Liam.

—Buenas noches, Lex —murmuró Zayn.
—Buenas noches —respondió la niña despidiéndose con la manita.
—Dale las buenas noches a *___ —ordenó él.
—Buenas noches, *__ —contestó Lexi obediente.
—Buenas noches, Lexi —dijo *__ conmovida, observando a su hija tapar a la nueva muñeca.
—Buenas noches, mamá —añadió la niña.
*___ se quedó helada. Por un momento creyó que había ocurrido por fin lo que más anhelaba en el mundo, pero al volver la vista vio a su hija abrazar y besar a la muñeca. Zayn se quedó paralizado. Contemplar el júbilo y la decepción en el rostro de *___ había sido para él más conmovedor de lo que nunca hubiera creído. Además, Lexi demostraba cada día más su necesidad de una madre. Atónito, observó el rostro pálido de *___, la oyó sollozar y la vio salir disparada, como si la persiguiera el mismo diablo. Zayn juró en silencio. Los sucesos se precipitaban ante sus ojos. Tenía que tomar medidas, cuanto antes.

*___ corrió hasta quedar sin aliento. Incapaz de seguir, se derrumbó en medio de la escalera. Zayn se sentó en un escalón, junto a ella. Estaba tan agotada, física y emocionalmente, que era incapaz de seguir luchando. Solo deseaba volver a la villa y meterse en la cama.
—¡Márchate! —gritó ella.
—*__, lo siento —contestó él con voz trémula. *___ volvió la vista hacia él, atónita ante su aparente sinceridad, buscando confirmación en la expresión de su rostro. Zayn parecía realmente apesadumbrado—. Lo siento —volvió a repetir él.
—No me acordaba… —musitó ella confusa, sintiendo que él acariciaba su mejilla—… de la muñeca. Debería haberme dado cuenta, pero…
—Ha sido un momento muy triste para ti —observó él tomándola de la barbilla—. Pobre Lexi, creo que he estado ciego.
—¿Ciego?
—Ciego a sus necesidades.

*___ lo miró abriendo enormemente los ojos, inquisitiva, esperanzada. Por supuesto, Zayn era ciego a sus necesidades, pero no a las de Lexi. Quizá, por fin, hubiera comprendido que la niña necesitaba una madre, la necesitaba a ella. Quizá, por fin, le permitiera entablara una relación seria con Lexi. Era su oportunidad.
—Zayn, tú quieres que me marche, que me aleje de mi hija para siempre, pero no puedes separarnos. Sería un error. Ahora lo comprendes, ¿verdad? Ella necesita a su madre.
—Claro, necesita una madre, pero… ¿crees que te necesita a ti?
—Tú crees que soy una criminal, pero no es cierto. Y, aunque lo fuera, ¿qué puede importar eso? Lexi necesita a su madre, a su madre de verdad. No a Marina ni a Natasa, ni a cualquier otra mujer que tú puedas encontrar. ¡Me necesita a mí! Yo apenas la conozco, pero me he dado cuenta de inmediato de que le falta algo en la vida. Deja que forme parte de su mundo, Zayn. Ella me necesita.
—Pides demasiado.
—No, si quien te preocupa de verdad es ella —se defendió *__ apasionadamente—. Tienes que dejar a un lado tu ira, tu sed de venganza, y hacer lo mejor para ella.
—Necesito tiempo para pensarlo —contestó Zayn tras una pausa, observándola.
—¿Cuánto?
—No lo sé, no sé cuánto tardaré en hallar la mejor solución. En realidad, al principio, ni siquiera quería que te acercarás a ella. En parte deseaba mantenerme firme en mi decisión, pero por otro lado…
—¿Por otro lado? —preguntó *___ con ansiedad, escrutando su rostro.
—Me preocupaba el daño que pudieras hacernos a los dos —confesó Zayn.
—¿Y por qué iba a querer hacer daño a mi propia hija? Zayn, seré prudente, sensible —prometió *___—. Tú decidirás cuándo ha llegado el momento. Seré la amiga de su padre hasta que tú decidas contarle la verdad…
—Eso puede llevar mucho tiempo.
—Tengo toda una vida. ¿Qué otra cosa podría ser más importante, que esto?
—Sé que lo dices en serio, jamás he conocido a nadie tan cabezota como tú —musitó Zayn—. Lo pensaré. Haré lo que crea más conveniente para Lexi. Y no tendré en cuenta tus deseos. Y ahora, por favor, suéltame, deja que fluya de nuevo la sangre por mis venas.

*___ bajó la vista y soltó el brazo de Zayn, que había estado agarrando sin darse cuenta.

—Lo siento, no me daba cuenta. Me he dejado llevar…
—Siempre te dejas llevar.
—Sí, mis sentimientos hacia mi hija son muy fuertes. Y sé que los tuyos también.
—Hoy ha sido un día agotador para ti —repuso Zayn.
—Ha sido maravilloso.
—Maravilloso y terrible, creo.

*__ permaneció en silencio. Por nada del mundo se habría perdido ese día. Se agarró a la balaustrada, se puso en pie y comenzó a bajar el resto de la escalera. A su espalda, oyó a Zayn hablar con Natasa. Luego él pasó por delante de ella y le abrió la puerta.

—Hasta mañana —dijo *__ con voz débil.
—Espera, te acompañaré a casa.
—Puedo ir sola.

Zayn la alcanzó y la tomó de la cintura. *___ sintió el cuerpo excitado de él contra la espalda y el trasero, antes de soltarse.

—¡Qué mujer más cabezota! ¡Estás agotada, y ni siquiera hay luz!
—Cierto, pero no tengo ganas de estar con nadie —respondió *___ impaciente, irritada consigo misma, ante su falta de fuerzas.
—Deja de luchar conmigo —ordenó Zayn volviendo a agarrarla al verla tropezar—. No puedo dejar que te vayas sola, en estas condiciones…
—Otra vez tu reputación —musitó *___.
—Sí, no estaría bien, si te diera un colapso en medio de mis propiedades.
—¡Tranquilo, jamás permitiría que cayera esa vergüenza sobre ti! ¡Antes me arrastraría!
—¡Eres tan obstinada! Igual que Lexi. Cuando se propone una cosa, la hace contra viento y marea.
—¡Bien por Lexi! —exclamó *___ sonriendo, observando el largo camino que la aguardaba.
—Demasiado largo, ¿verdad? —murmuró Zayn leyéndole el pensamiento.
—Está bien, Zayn, tienes razón. Estoy agotada, supongo que será mejor que me acompañes.
—¿Te ha resultado… muy difícil el día de hoy? —preguntó él, una vez que hubieron echado a andar.
—Mucho. Tenías razón. Es muy doloroso.
—Pero estás dispuesta a repetir la tortura.
—Por supuesto —sonrió *__—. También ha sido maravilloso. Lexi es adorable, la quiero con todo mi corazón.
—Sí, pero para ti es agotador estar con ella.
—En cuanto me haya recuperado del todo, será más fácil.
—Los niños siempre resultan agotadores…
—¿Estás sugiriendo que no estoy capacitada para ser madre? —inquirió *___.
—Tranquila, no estoy sugiriendo nada, solo digo que te comprendo. Te sugiero que mañana descanses. Báñate en la piscina, holgazanea…
—Déjate de evasivas, quiero ver a Lexi.
—Lo sé —afirmó Zayn—, pero yo necesito tiempo para pensar.
—¿Y no puedes pensar estando yo delante?
—No, no puedo.
—No interferiré, te lo prometo. Jugaré con…
—*___ no puedo pensar, no puedo concentrarme contigo —lo interrumpió Zayn—. Acéptalo, y hazte a ti misma un favor, de paso. Tómate un día de descanso. Hoy ha sido un día muy duro, ¿verdad? Te he visto, lo sé. ¿Es que quieres acabar con tu salud antes de tiempo?, ¿qué sentido tendría eso?
Zayn tenía razón, por mucho que le pesara. Un silencio sordo se impuso entre ellos. *___ respiraba con dificultad, agotada, sin apenas aliento. Zayn la ayudó. Ella se agarró a la pechera de su camisa.
—Te conozco, *___ —continuó Zayn—. Siempre has sido una persona entusiasta, llena de energía, igual que Lexi. Pero ahora no estás bien, es evidente que necesitas descansar. Tómate el día libre. Duerme, si quieres. ¿Qué puede importar?
La brisa jugó con los cabellos de *___. Zayn le retiró unos cuantos mechones de la cara y rozó su rostro con los dedos. Ella levantó la vista y contempló sus ojos embriagadores, pero enseguida desvió la mirada, asustada ante la posibilidad de cometer una segunda vez el mismo error.

—¿Y no vas a… a utilizarlo contra mí ante los Tribunales?, ¿no alegarás que soy tan vaga que prefiero quedarme en casa a ver a mi hija? —preguntó *___ vacilante.
—No, *___. Si quieres saberlo, la verdad es que no quiero que te derrumbes delante de Lexi. No sería bueno para ella. Y si sigues adelante, acabarás por perder el control. Sé que te ha costado mucho dominarte, y lo sé porque comprendo cómo te sientes, apartada de su vida…
—Sí, sé que tú lo comprendes —afirmó *___ recordando sus problemas con Soula.
—Estás sudando, debería haber sacado el coche —repuso Zayn cerrando los ojos —. Vamos.

Zayn la agarró y juntos caminaron, cadera contra cadera, como dos amantes. Pero *___ sabía que él solo lo hacía por compasión. Ella lo agarró de la cintura repitiéndose que solo buscaba su ayuda, pero sabía que era mentira. Hubiera deseado dejarse abrazar y dormir, despertar a su lado y contemplar su precioso rostro. Pero Zayn era su enemigo, y lucharía con uñas y dientes con él, para conservar a su hija. Por fin llegaron a la villa.
—Gracias, buenas noches —dijo *___.
—Te acompañaré a la puerta.
—¿Para espiarme? —preguntó *]___. Deseaba a Zayn, lo quería todo de él: su simpatía, su cuerpo, su respeto. Pero Zayn estaba fuera de su alcance, por eso se revolvía contra él—. ¿Quieres asegurarte de que no tengo preparada una orgía?
—Aunque la tuvieras, dudo que pudieras disfrutarla —repuso él.
—No, perdona que haya dicho eso —se disculpó *___ avergonzada—. Has sido muy amable conmigo, hasta me has acompañado a casa…
—Ya hemos llegado, déjame a mí. No creo que puedas ni abrir la puerta.
—Lexi es una niña difícil, no concede su amor fácilmente, ¿verdad?
—Le lleva tiempo. Primero tiene que observar a las personas. Las mira echa un basilisco, esperando a ver si salen huyendo.
—Sí, me ha dolido más de lo que puedas imaginar —contestó *___ desanimada—. Una vez dijiste que me harías pasar un infierno. Pues bien, lo has conseguido.
—*___… —la llamó Zayn entrando en la casa tras ella.
—¡Vete!, ¡vete ya! —gritó trémula *___, de pie, en medio de la habitación.
—No… puedo.
—¿Por qué? —preguntó *___ deseándolo y odiándolo al mismo tiempo, incapaz de pensar con coherencia.
—No lo sé. O… quizá lo sé demasiado bien. Me siento… responsable de ti.
—¡Demasiado tarde! —Gritó *___ histérica, marchándose en dirección al dormitorio—. Te necesité, hace años. Necesitaba que creyeras en mí, cuando me acusaron de fraude. Necesitaba que te despidieras de mí, cuando me abandonaste para comprometerte con otra…
*___ sollozó y entró en el dormitorio cerrando la puerta de un golpe. Se desvistió y se acurrucó en la cama. Al apagar la luz de la mesilla oyó que Zayn se marchaba. Entonces volvió a llorar.
Zayn no podía concentrarse. Apenas había dormido aquella noche. No podía olvidar el rostro desesperado de *___, su imagen se imponía indestructiblemente en su mente. Eran ya las diez de la mañana, pero ella seguía ahí, en su cerebro, en su cuerpo…
Y ni siquiera tenía a Lexi para distraerse. Natasa se la había llevado a la ciudad. Además, Lexi se había llevado su muñeca nueva. No la soltaba por nada. Tras intentar inútilmente concentrarse en unos papeles, Zayn se había levantado de la mesa del despacho y se había dirigido a la playa. Él también necesitaba un descanso. Nadaría hasta acabar derrotado.
Veinte minutos después, contemplando el valle arenoso y admirando su belleza, Zayn comprendió que había hecho bien. Pero al ver otra figura voluptuosa allí, la de *___, se le aceleró el pulso. Tenía que marcharse. Jamás podría descansar, con ella. No debían estar juntos. La llama del deseo ardía demasiado fácilmente en él. Pero algo lo ataba allí. *___ estaba sola.

—Me sorprende encontrarte aquí —dijo él.
*___ se sentó en la tumbona, visiblemente ruborizada. El tampoco parecía estar en perfectas condiciones. Ella llevaba un bikini, pero inmediatamente se tapó los pechos con los brazos. Él se fijó en ellos y detuvo allí la mirada durante demasiado tiempo. Luego, tratando de demostrar naturalidad, se sentó junto a ella.

—Lamento interrumpirte, he venido a nadar.
*___ sonrió vacilante, escrutando el rostro de Zayn. Él no pudo evitar sonreír ampliamente, con sinceridad. Entonces ella se confió, y Zayn comprendió que estaba nerviosa, esperando el veredicto.
—Sí, yo también. He dormido mucho, y ahora me siento mejor. Ayer me gustó tanto esto que decidí venir a pasar el día aquí.
—Yo también. ¿Te importa si me quedo?
—¿Cómo oponerme? La playa es tuya. Pero si me gritas, me marcho. Necesito descansar, para variar.
—No te gritaré —prometió Zayn—. Yo también quiero estar en paz, ¿de acuerdo?
—Trato hecho.
—Me alegro de que te encuentres mejor —observó Zayn sin dejar de contemplarla.
—Sí, necesitaba descansar. Llevo mucho tiempo bajo una gran tensión. ¿Dónde está Lexi?
—Ha ido a Zakynthos con Natasa, a comprarse todos los vestidos rosas que encuentre.
—Ella… quiere mucho a Lexi, ¿verdad? ¿La llama… la llama Lexi alguna vez mamá? —preguntó *___.
—Solo lo ha hecho una vez.
—¡Con una es suficiente, Zayn!
—Lo sé. Natasa se sintió confusa, pero enseguida la corrigió. Mi cuñada adora a los niños.
—¿Tu cuñada? —Repitió Dulce—. ¿Es hermana de Marina?
—Sí, su marido murió de cáncer hace seis meses. Está convencida de que jamás volverá a casarse y de que nunca tendrá hijos, lo cual es ridículo, por supuesto. Por eso Lexi le hace tan feliz, y yo quiero que Tasa sea feliz. Cuidó admirablemente de su marido cuando estuvo enfermo, y quiero lo mejor para ella.

—¡Pobre Natasa! Debe ser terrible, perder a un marido tan joven. Todos sus planes, sus sueños de futuro… ¿Cómo ocurrió?
—¿La muerte de su marido? Fue muy rápida, gracias a Dios. Vinieron a quedarse conmigo. Eso significó mucho para ella, la ayudó. Así podía olvidarse de las tareas de la casa y concentrarse en su marido. Sabían que su estado era terminal.
—Debió ser difícil para ti —observó *___.
—Sí, lo peor de todo era oírla llorar por las noches —confesó Zayn, sorprendiéndose a sí mismo ante la confianza con la que hablaba con *___—. Yo la ayudaba cuanto podía, pero había cosas a las que tenía que enfrentarse ella sola. Me costó mucho aceptar eso, hubiera querido borrar su angustia.
—Pero no podías —afirmó *___—. Era algo que tenía que hacer ella sola. Cuando uno se enfrenta a ese tipo de dolor, luego sale más fuerte de la experiencia. Hiciste lo que debías, Zayn.

—¿Lo crees de verdad?
—La respaldaste cuando lo necesitaba. Ella te quiere…
—Y yo a ella.
—Tú la ayudas a ella, la haces sentirse útil, y ella os ayuda a ti y a Lexi.
—Natasa nunca será la madre sustituía de Lexi —afirmó Zayn observando los ojos de *___ fijos en él, comprendiendo que era eso lo que ella temía—. Al morir su marido, ella me pidió que le permitiera quedarse a cuidar de la casa. Necesitaba estar en un ambiente familiar, era una buena excusa para sentirse útil. Mi ama de llaves estaba a punto de jubilarse, así que el arreglo nos convenía a todos.

—¿Y no hubo cotilleos, por el hecho de que los dos vivierais en la misma casa?
—No, porque también estaban Marina y Soula. Natasa quiere mucho a su hermana.
—¡Pobre Natasa! ¡Espero que algún día encuentre la felicidad!
Felicidad, reflexionó Zayn. Lo cierto era que había muchos grados de felicidad. Zayn no era desgraciado, pero había conocido una felicidad mucho mayor, tiempo atrás. Hubo una época en la que se sentía plenamente feliz. ¿Volvería a sentirla alguna vez?

—Voy a nadar —musitó *___.
Zayn la observó. En los viejos tiempos, *___ habría ido dando volteretas por la arena. Pero todo había cambiado. Seguía siendo impetuosa, pero en general estaba triste y desanimada. Zayn hubiera querido disolver toda aquella pena, verla reír. Tras un rato, Zayn se quitó la camiseta y corrió al agua. Nadó hasta agotarse, y por fin se relajó tumbado en la superficie del mar. Entonces volvió la vista hacia la playa y observó a *__ secándose.
Había llegado el momento de tomar una decisión. Zayn se sentó en la orilla y recapacitó. Pensó en la confusión emocional y psicológica de Soula, en lo contraproducente que había resultado su actitud de calma para la niña. Al final, Zayn había tenido que aceptar la situación y dejar que Marina y ella se las arreglaran solas.
Era doloroso admitirlo, pero *___ tenía razón. Lexi sería una persona mucho más equilibrada si conocía a su madre biológica. Zayn observó las olas ir y venir. Ciertas cosas eran imparables, imposibles de evitar. Como las olas del mar, o el amor. ¡Pero era tanto el peligro que corría Lexi si accedía! Por fin había llegado a una decisión. Zayn se puso en pie y corrió hacia *___.

—¡Te has decidido!, ¡vas a dejarme quedarme con Lexi! —sollozó *___, antes incluso de que él llegara a su lado.
—¿Cómo demonios lo sabes?
—Sé interpretar tu actitud.
—¿Interpretar mi actitud?
—Tu forma de sentarte en la orilla, tenso, reflexionando. Además, sabía que harías lo mejor para Lexi.
—Pues no me obligues a lamentarlo, *__ —advirtió él—. Si le haces algún daño…
—¡Jamás se lo haría! —Gritó *___—. El bienestar de Lexi es lo primero, te lo aseguro. Gracias por darme esta oportunidad.

—Es por Lexi, no por ti —repuso Zayn, dudando.
Zayn se sentía como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Podría ver a *__ con regularidad, podría devorarla con la mirada, trabar amistad con ella. Estaba loco de felicidad.

—Sí, lo sé —afirmó *___—. Por eso sabía que accederías.
—Me has tocado en mi punto débil.
—¿En serio? ¡Dios mío! —exclamó *___ feliz.
—No quiero ver a Lexi confusa —continuó Zayn explicando, incapaz de apartar los ojos del rostro feliz de *__, que sentía inmensos deseos de besar—. Lo haremos gradualmente. Déjate aconsejar por mí.

—Sí, Zayn —convino *__ riendo—. ¡Oh, soy tan feliz! —exclamó saltando de la tumbona, dejándose llevar por la emoción y besando a Zayn en ambas mejillas.

Zayn tomó su rostro entre las manos sin ni siquiera darse cuenta, y entonces sus labios se encontraron. Primero torpemente. Después, con ímpetu. *__ era tan feliz que se sentía incapaz de dominarse. Pero enseguida lo empujó de los hombros. Él se apartó reacio y la miró a los ojos.

—¡No puedo creer lo que he hecho! —exclamó *____ tapándose la boca.
Lo había conseguido. Por fin, pensó Zayn. Sonrió con naturalidad y contestó:
—Siempre has sido impulsiva.
—¡Cierto! —confirmó *___ colorada de vergüenza, aferrándose a aquella excusa—. ¡Soy así!

Entonces Zayn la observó, lleno de júbilo, dar una serie de volteretas en la arena.

por **||Hazzy||** Lun 12 Ago 2013, 5:00 pm

ay que bueno que zayn reflexiono yei me encanto superduper siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

beijos mua xox

por **tortugitastyles** Lun 12 Ago 2013, 10:52 pm

oh oh lo usara ese beso para quedars con lexi oh zayn por que eres asi siguela pronto

por **Yesie** Mar 13 Ago 2013, 3:41 pm

magic directioner forever escribió:ay que bueno que zayn reflexiono yei me encanto superduper siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

beijos mua xox

Si... Por fin las nubes negras estan desapareciendo... :ilusion: Que salga el sol ya! :jajajaj:
Es una foma de decir qe todo se arregle, entiendes, verdad? ^^ ... :imdead: Hhhehehehe xD*
Enseguida la sigo...!! :D

xx
:happuy: :bye:

por **Yesie** Mar 13 Ago 2013, 3:43 pm

tortugitastyles escribió:oh oh lo usara ese beso para quedars con lexi oh zayn por que eres asi siguela pronto

Noooo!... no lo creo... :wut: xD*... Que ya va a salir el sol! ^^
Enseguida la siiigooo! :D

xx
:happuy: :bye:

por **Yesie** Mar 13 Ago 2013, 3:50 pm

Os dejo su cap del dia chicas! Bye! :D

Capítulo 8

—Se nos ocurrió venir a dar de comer a los animales —comentó Zayn a la mañana siguiente, nada más llegar con Lexi a la villa.
—¿Qué animales? —preguntó *___ sonriente, al ver a Lexi entusiasta.
—Gadinas —repuso Lexi, con un mendrugo de pan en la mano.
—Gallinas, pavos, cabras, ovejas y gansos —explicó Zayn—. Vamos, te los enseñaré. Lexi ha traído pan del desayuno, ¿verdad, cariño?
—Dame, yo lo haré —repuso *__ tratando de quitarle el pan a la niña.
Lexi se apartó molesta, mirándola con una expresión de furia muy parecida a las que esbozaba Zayn. *___ se sintió desfallecer. Aquello la hirió, pero aún eran los primeros días, se dijo.
—Toma, sujétame esto —pidió Zayn dándole una bolsa con pan para hacerle de nuevo la coleta a Lexi. *___ sonrió agradecida hacia él—. Los animales son del guarda. Me llamó para decirme que los pavos habían tenido crías, así que se me ocurrió traer a Lexi.
La granja estaba tras un viñedo. Zayn guió a *___ hasta allí, con Lexi subida a hombros.
—¡Gadinas! —Gritó Lexi jubilosa, al llegar.
—¡Es igual que yo! —Exclamó *___ observando a Lexi abalanzarse sobre los animales, a los que asustaba con su actitud—. ¡Igual que un toro!
—Sí, es muy entusiasta, pero es maravillosa —la corrigió Zayn sonriente.
—Bueno, siempre que no seas una gallina —rió *___.
Zayn rió y enseguida tomó de la mano a Lexi para enseñarle cómo debía acercarse a los animales. Con paciencia, fue tirando pan cada vez más cerca.
—¡Hola, poditos! —decía la niña, con los animales a sus pies.
—Pollitos.
—Poditos.
—Quédate quieta, cariño —aconsejó Zayn a Lexi, que se puso rígida como una estatua.
Zayn le dio pan a *__. Sonreía. Era maravilloso con ella, y su paciencia con Lexi resultaba admirable. *___ trataba de comprender lo que decía, mientras hablaba en griego con Lexi y daba de comer a los animales. Entonces algo llamó la atención de *___, que se agachó para ver que era.
—¡Mira, he encontrado un huevo! —gritó *___—. Llévaselo a tu padre.
Lexi alargó una mano vacilante. *___ la observó enternecida.
—¡Está caliente! —gritó la niña.
—Despacito —aconsejó Zayn—. Se rompe fácilmente.
—¡Oh! —susurró Lexi.
—Puedes comértelo mañana, para desayunar —sugirió *___.
—Sí, muchas gracias.
—De nada —contestó *___ enternecida, dándose inmediatamente la vuelta.
Por un segundo había deseado algo imposible: que ellos tres dieran de comer a los animales, jugaran y se amaran eternamente, durante el resto de sus vidas. Pero Zayn la despreciaba. La creía capaz de cometer fraude, y la responsabilizaba de la muerte de su hermano. Y, aunque le gustara besarla, jamás habría estado dispuesto a darle la bienvenida en su casa.
—Bueno, ya han comido bastante. Ahora volvamos a casa de Dulce —dijo Zayn.
—¿Nos bañamos? —sugirió *___.
Lexi gritó y echó a correr. Zayn sonrió y corrió tras ella. Lexi tropezó y cayó, pero Zayn la agarró enseguida y la consoló. *__ lo observaba todo. Deseaba a Zayn, y no solo físicamente. Necesitaba a alguien que la ayudara a curar sus heridas, alguien que la apoyara. Un hombro sobre el que llorar, un amigo con el que compartir la felicidad. Pero la vida no perdonaba tan fácilmente, y Zayn, menos aún.

Aquella tarde, tras bañarse en la piscina, Lexi se quedó dormida. Zayn la recostó sobre una tumbona a la sombra de un árbol y se sentó con *__ al borde del agua, mientras ella se remojaba las piernas.
—El huevo le ha gustado muchísimo —comentó Zayn.
—Sí, ha sido como una joya para ella.
—Mejor aún. A Lexi le fascina la naturaleza. Yo me paso noches enteras estudiando, para ponerme al día. Sé reconocer los distintos tipos de escarabajo, pero con otros animales me pierdo.
—¿Y qué me dices de las abejas que vuelan como un zeppelín? —preguntó *___ tratando de apartar una.
—No te muevas, si te quedas quieta no te picará —aconsejó Zayn riendo.
Pero la abeja demostró que Zayn mentía, porque revoloteó entorno a *__ decidida a hacer de ella su objetivo.
—¡Socorro! —gritó *__.
—¿Pero qué…?
Zayn perdió el equilibrio y ambos cayeron al agua, riendo. Él nadó persiguiéndola, pero *__ corrió al otro extremo de la piscina, hacia las escaleras. Por supuesto, Zayn la alcanzó. Entonces *__ oyó a alguien gritando. Aún en brazos de Zayn, volvió la cabeza y descubrió a Marina al borde de la piscina, con las manos en las caderas y actitud de reproche. Para su sorpresa, Zayn no la soltó ni se apartó de ella.
—Hola, Marina, esta es *___… —comenzó a decir Zayn, amablemente.
—¿Y qué te parecería prestar un poco más de atención a tu sobrina, en lugar de andar por ahí, jugando con criminales? —preguntó Marina.
*__ sintió que Zayn se aferraba a ella muy tenso. Todos sus músculos estaban alerta. Esperaba que, de un momento a otro, Zayn le contestara a gritos. Pero en lugar de ello, él solo dijo:
—Lexi está dormida.
Entonces se oyó cómo algo caía al agua. *___ volvió la cabeza. Una niña de cinco o seis años, Soula, evidentemente, arrojaba cosas a la piscina con maliciosa calma. Llevaba un vestido rosa de fiesta, y tiraba todo lo que veía: una silla, las gafas de sol de *__, una toalla… Zayn atravesó la piscina y salió a toda prisa.
—¡Soula, por el amor de Dios!
La niña gritó y huyó de él, empujando hacia la piscina todo lo que encontraba a su paso: tazas, platos, una naranja, los zapatos de Lexi.
—¡Mira lo que has hecho! —gritó Marina.
—Soula, por favor —comenzó a decir Zayn con más calma, dominándose—, no hagas eso…
—¡No te acerques a mí! —Gritó la niña—. ¡Mamá!, ¡mami!
*___ estaba horrorizada ante la vehemencia con que Soula llamaba a su madre. Soula corrió hacia Marina y se agarró a ella. Marina la tranquilizó de inmediato. Zayn y ella se quedaron mirándose el uno al otro: ella, con ojos de fuego, llena de odio. Él, con expresión de frustración, de tortura. *___ se conmovió. Salió de la piscina sin saber qué hacer, temiendo que Lexi despertara y pudiera ver la escena. Se dirigió hacia su hija y oyó a Zayn gritar:
—¡Llévatela de aquí!
*___ levantó el cuerpo de la niña y lo estrechó contra sí. Por fin la tenía en sus brazos. Subió las escaleras, nerviosa, se sentó en un sillón y acurrucó a Lexi sobre sí. Aquella era su hija. *__ se inclinó para besarla. Luego miró por la ventana y vio a Zayn de pie, junto a Soula, con las manos en las caderas.
—¡Soula, no puedes ir por ahí haciendo esas cosas! —decía él tenso.
—Está enfadada contigo porque te has olvidado de llevar a Lexi a la fiesta de cumpleaños de Mana —dijo Marina—. Hemos tenido que venir aquí a buscarla, y se va a perder la actuación de los payasos…
—Te dije que Lexi no iría a la fiesta —contestó Zayn—. A ella no ha parecido importarle, su madre está aquí y…
*___ bajó la vista bruscamente. Lexi había suspirado. Lentamente, tratando de no despertar a la niña, *___ se puso en pie para llevarla a algún lugar desde el que no pudieran oírse los gritos. Pero Lexi abrió los ojos, y *___ se quedó helada. Por suerte, volvió a cerrarlos.
—¡Pero lo prometiste! —Gritó Marina—, no puedes romper una promesa.
—Eso fue hace una semana, antes de que viniera su madre —oyó *___ que contestaba Zayn, aguzando el oído, mientras se alejaba.
Lexi abrió una vez más los ojos, y vio a *____. Inmediatamente comenzó a llorar.
—Tranquila, cariño —murmuró *___—. Soy yo, todo va bien.
Pero Lexi siguió llorando. *___ no sabía cómo consolarla. Lo intentó todo, pero fue inútil. Eso la desesperó hasta el punto de las lágrimas. Entonces llegó Zayn, que le quitó a la niña del regazo y la abrazó.
—No ha oído nada, te lo aseguro —afirmó *__ agitada—. Acaba de abrir los ojos ahora mismo…
—Tranquila, *___, simplemente se ha asustado.
Lexi dejó de llorar al escuchar la voz de Zayn en su oído. Se había asustado al verla a ella, a su madre. Aquello era demasiado. Zayn seguía consolando a la niña, jugando con ella, fingiendo que se iba a comer su nariz. Y Lexi rió, olvidando las lágrimas. Así de fácil, pensó *__ con tristeza. Había perdido a su hija. ¿La recuperaría, algún día?
—La fiesta… —insistió Marina, en el dintel de la puerta.
—Le preguntaré si quiere ir —contestó Zayn dejando a la niña en el suelo, aparentemente calmada, con los puños apretados.
*__ entonces enfureció. No estaba dispuesta a dejar que una loca y una destructiva niña pequeña se llevaran a su hija.
—Zayn…
—Natasa conducirá, ella se hará cargo de Lexi —contestó Zayn alzando la vista, leyéndole el pensamiento.
—Pero…
—Confía en mí. ¿Crees que yo la pondría en peligro?
—No…
—¡Eso no es asunto suyo! —gritó Marina.
—Ella es la m-a-d-r-e de Lexi —declaró Zayn pronunciando aquella palabra letra por letra—. Tiene derecho, es natural que se preocupe por su bienestar.
Zayn mantenía un tono de voz amable por el bien de Lexi, pero sus ojos parecían de acero cada vez que miraba a Marina.
—¿Eso crees? ¡Es la mujer que mató a tu hermano! —Gritó Marina—. ¿Es que lo has olvidado?
*___ gimió. Zayn se acercó a Marina decidido y contestó:
—No digas una sola palabra más, si quieres evitar que te responda con violencia. Deja que vista a Lexi para la fiesta. Espéranos en el coche. No tardará nada, si es que de verdad quiere ir a esa fiesta. Esta vez has ido demasiado lejos, Marina. Ya hablaremos luego.
Horrorizada, *___ se dejó caer sobre una silla y se quedó mirando al vacío. Había estado tan ensimismada en sus propios problemas que ni siquiera se había parado a pensar en el punto de vista de Zayn de todo aquello. ¿Cómo podía simpatizar con una mujer a la que consideraba responsable de la muerte de su hermano? *__ no tenía pruebas para demostrarle su inocencia, de modo que Zayn seguiría culpándola para siempre. Jamás lograría su aprobación y su respeto.
—¡No quiero que se marche! —exclamó *__ una vez que ella y Zayn estuvieron solos, mientras Lexi jugaba ensimismada con su muñeca.
—Pues yo sí, tengo que contarte unas cuantas cosas, y necesito tiempo.
—Pero dijiste que podía estar con Lexi…
—Sí, lo dije, pero eso fue antes de la escena de hace un momento…
—¿Escena? ¡Pero si parecía el día del Juicio Final!
—No exageres, *___.
—No exagero, eso afecta a Lexi.
—Deja que te explique —asintió Zayn—. La fiesta durará poco. Natasa la cuidará. Ella sabe manejar a su hermana y a Soula. Y Marina jamás le grita a Lexi. Solo me grita a mí.
—¿Y Soula? —exigió saber *___, dispuesta a defender a su hija.
—A Soula no le interesa nadie, más que ella misma.
—Zayn… —lloró *___, horrorizada al ver la forma en que Zayn como padre, hablaba de su propia hija.
—Dame tiempo, te lo explicaré.
Zayn se acercó a Lexi y, enseñándole un precioso vestido azul de fiesta, le habló de lo bien que se lo iba a pasar. Pero en cuanto se despidieron, el rostro animado de Zayn se tornó de nuevo sombrío. Respiró hondo y se dejó caer pesadamente sobre el sofá.
—Tranquilízate, Zayn. Lexi no ha oído nada, te lo prometo. Estoy segura. Fui yo quien… quien la asustó y la hizo llorar.
—Pero podía haberlo oído. Hasta hoy, nunca ha oído nada pero… —Zayn respiró hondo una vez más—. Ahora ya no piensas que este lugar es un paraíso para ella —musitó amargamente—. Y tienes razón.
Zayn la miró a los ojos. Los de él estaban llenos de dolor. *__ tomó instintivamente su cabeza entre las manos y lo consoló, apoyándola contra su pecho y acariciándolo. La escena que había presenciado había sido espantosa. Poco adecuada, en presencia de una niña. Por fin tenía algo que alegar ante los Tribunales, pero eso no le causaba ninguna satisfacción.
—No comprendo —comentó *___ acariciando su cabeza—. Si tanto os odiáis Marina y tú, ¿por qué permites que siga viviendo en tu casa? Estáis divorciados, no es necesario que hagáis de vuestra vida un infierno —Zayn suspiró apartándose ligeramente—. Zayn, cuéntame. Me gustaría ayudarte, si pudiera.
—Abrázame —contestó él sencillamente, estrechándola—. Con eso me basta.
*__, preocupada y enternecida por él, obedeció. Cuando notó que su respiración volvía a hacerse regular insistió y preguntó:
—Marina y Soula… —*__ se mordió el labio, reflexionando—. Cuando ibas a visitarme a prisión, ¡era Marina quien cuidaba de Lexi!
—No exactamente, era Natasa quien se quedaba a cargo. No te lo dije para que no te enfadaras. Escucha, lo mejor es sacar las cosas de la piscina, nos vestimos y preparamos un té. Te lo contaré todo.
Zayn buceó por la piscina sacando todas las cosas. Las lavaron en la ducha y las secaron, dejándolas luego al sol. Entonces volvieron a entrar en la casa. Zayn subió a cambiarse de ropa, y *___ tomó una ducha en el baño de abajo, poniéndose después una falda de algodón y una camiseta. Se dirigió a la cocina y puso agua en el hervidor, preparó dos tazas, dos cucharas y dos sobrecitos de té. Para cuando él bajó, el té estaba preparado sobre la mesa, junto al sofá.
—Siéntate, cuéntamelo todo.
Zayn bajó las escaleras lentamente, con aspecto distraído. Se sentó junto a ella y volvió a abrazarla con un gesto que resultó absolutamente natural. Ella apoyó la cabeza sobre su pecho.
—Fue hace mucho tiempo. Me acusaste de abandonarte para comprometerme con otra, pero las cosas no fueron tan sencillas.
—¿No?
Para su sorpresa, Zayn la besó en lo alto de la cabeza y se apartó ligeramente para mirarla a los ojos, sonriendo. Entonces continuó:
—Yo te amaba.
—Y entonces… ¿por qué me rompiste el corazón?
—Por deber.
—Zayn…
Los labios de Zayn buscaron los de ella, besándola hasta hacerla gemir. Pero de pronto él se apartó.
—Fuimos a esa fiesta de estudiantes, ¿te acuerdas? Hicimos el amor y nos citamos para el día siguiente. Tú llevabas una camisa azul y unos vaqueros, y te habías recogido el pelo igual que hoy, en la piscina.
—Sí, y entonces nos despedimos —continuó *___ la historia por él, sorprendida de que recordara tantas cosas.
—Esa misma noche, un poco más tarde, mi padre me llamó por teléfono. Había vuelto de Inglaterra con algunos familiares de Marina. Los Christofides y nosotros llevábamos años siendo socios —explicó Zayn—. Aquella noche mi padre parecía muy preocupado. Quedamos en reunimos para desayunar a las siete de la mañana, en su hotel.

—Fue un matrimonio concertado, ¿verdad? Una cuestión de tradición…
—No exactamente —contestó Zayn—. El asunto era que Marina, la primogénita de la familia, la heredera de Antón Christofides, el mejor amigo de mi padre, tenía problemas.
—¿Estaba embarazada? —adivinó de inmediato *___, alzando la cabeza—. ¿De ti?
—No, no *___ —contestó Zayn apretando el abrazo—. Estaba embarazada de un turista.
—¿Cómo? ¿Quieres decir que… Soula no es hija tuya?
—Exacto —musitó Zayn—, Marina tenía solo diecisiete años, cuando se quedó embarazada, y era muy rebelde. Hacía cuanto se le antojaba, estaba muy consentida. Y su padre estaba furioso. La vergüenza para la familia…
—¿Te… te obligaron a casarte con Marina para ocultar lo ocurrido?, ¿y tú accediste? ¿Cómo pudiste, Zayn? —preguntó *___ irritada, apretando los puños contra su pecho—. ¡Es horrible! ¡Tú me querías a mí, y yo a ti! —exclamó tratando de apartarse de él. Zayn la agarró con fuerza para evitarlo—. ¡Suéltame! ¡No puedo creer que me hicieras una cosa así! ¡Suéltame! —Zayn permaneció en silencio. Furiosa, *___ luchó contra él, consiguiendo que se le retorciera la camiseta, con el consiguiente peligro de que él viera sus pechos, desnudos, debajo—. ¡Eres una rata! ¡Has arruinado mi vida por culpa de una… de una niña mimada que…!
Zayn posó los labios sobre los de ella. Durante unos segundos, *__ continuó luchando mientras comenzaba a sentir el mareo que le producía aquella maravillosa sensación. Se sentía impotente, apenas era capaz de resistirse.
—*___ —dijo él contra sus labios, besándola una y otra vez seductoramente hasta conseguir que ella lo abrazara y estrechara contra sí—. Tienes que dejar que me explique.
—¡Espera un momento! ¡Estás mintiendo! —exclamó ella de pronto, recordando—. Para ti no fue ninguna sorpresa. Yo estaba allí. Vi la fiesta que habíais organizado, el menú…
—Sí, ellos lo prepararon todo. Estaban convencidos de que yo accedería.
*___ observó los ojos de Zayn, aún pletóricos de deseo. Aquello era una locura. Él la había destruido a causa de su sentido del deber. La había lanzado en brazos de Liam, bajo su abominable autoridad. Dos años de cárcel, una hija perdida. ¿En qué había estado pensando? Fríamente, *___ contestó:
—Muy bien, puedes contarme todas las excusas que quieras. Y espero que sean buenas, Zayn, porque estoy a punto de arruinar tu única posibilidad de ser padre.

**
¡Joder! Que mierd... ta pasando aqui, ahora..?? ... Explicaciones, Zayn... Si no, no tendras hijitos... :wut: ! ^^

xx
:happuy: :bye:

por **Deni rt** Mar 13 Ago 2013, 4:36 pm

siguela and acabo de leer siguela!!

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