One shot {Just can't let you go} Liam Payne y Marta. (TEMA PRIVADO).

Imagina largo de Liam y Marta.

Aviso;

*En esta novela tienes 16 y Liam 19, es que si no iba a ser un poco raro y lo tengo que adaptar xd*.
 
{Just can't let you go}.

Estaba aburrida y daba golpecitos con mi lápiz en la mesa. Suspiré. El profesor hablaba sobre algo que había ocurrido siglos atrás y yo no tenía ni la menor idea sobre lo que decía.
Llevaba cuatro horas sentada en mi pupitre y sentía que iba a estallar.
Miriam me regañó por el ruido molesto que hacía con el lápiz. Giré la cabeza en su dirección y le saqué la lengua. A su lado, María reía. Miriam y María. 
Eran mis mejores amigas desde que tenía conciencia. Habíamos ido juntas a clase desde el primer año, y desde entonces éramos inseparables. Eran las mejores amigas que se podían tener y siempre estaban allí para mí. 
Sonreí emocionada y ellas captaron el mensaje. ¿Qué por qué estaba tan ansiosa por salir de aquí? Bueno, resulta que Miriam, María y yo íbamos a ir juntas este verano a Londres. 
¡Sí, Londres! Era nuestro sueño viajar allí desde que éramos pequeñas y al fin, este año, habíamos convencido a nuestros padres de que nos mandaran este verano a un colegio en Inglaterra para practicar inglés. ¿Lo mejor? Tres mejores amigas, en Londres, en una residencia con ingleses, nuevas amigas, chicos, ¡Y sin padres! 
Era todo lo que podíamos pedir. Hoy era el último día de clase y por la noche partiríamos rumbo a Inglaterra durante tres meses, que, posiblemente, serían los mejores de nuestra vida. 
  Después de una charla de nuestro profesor deseándonos un buen verano sonó el timbre y salimos disparadas.
 

A las nueve en punto estábamos en el areopuerto. Nos despedimos de nuestras familias respectivamente y ansiosas cogimos nuestras maletas para subir al avión. ¡Adiós España, hola Londres! Me senté al lado de la ventanilla y miré a mis mejores amigas.

-¿Chicas, estáis preparadas para el mejor  verano de nuestra vida?.-Dije emocionada.

Ellas chillaron y nos unimos en un abrazo grupal. 
Después, saqué mis cascos dispuesta a escuchar música para hacer más ligero el viaje. En algún momento me quedé dormida ya que la voz de la azafata me despertó indicándome que ya habíamos llegado a nuestro destino.

Después de recoger nuestras maletas nos subimos al autobús que nos llevaría hasta nuestra residencia. Durante el camino conocimos a un montón de gente, y nos hicimos amigas de unas chicas, Anne y Kate. Quedamos en ir con ellas más tarde para que nos enseñaran el campus ya que este era su segundo año yendo.

Cuando llegamos me quedé impresionada, era mucho más grande que en las fotos, y había gente por todas partes, gente rencontrándose  después de un año separados, y otros como nosotras tímidos ya que era su primera vez aquí. Después de un rato sin saber qué hacer un hombre con un megáfono, que parecía ser el director de la Institución nos indicó que nos colocaramos en filas para asignarnos los cuartos y nuestras actividades. 

Después de un buen rato, llegó nuestro turno. Para nuestra suerte compartíamos habitación. 
Nos dirigimos a nuestro cuarto y Miriam abrió la puerta con una de las tres llaves que nos habían dado. La habitación era inmensa, las paredes pintadas de un rosa claro y tres grandes camas adornaban una de ellas. Había un gran ventanal por el cual entraba mucha luz y desde que se podía admirar la parte delantera del campus. Al otro lado de la habitación tres escritorios blancos perfectamente colocados con libros, ordenadores y demás resplandecían brillantes. Por último, en un rincón descansaba un gran armario que tendríamos que compartir, pero que era más grande que nuestros tres armarios de casa juntos. A su lado, una puerta blanca daba a un baño lujoso, con una ducha y una bañera de hidromasaje. Un gran espejo reposaba en la parded. Wow, no reparaban en gastos. Íbamos a estar muy cómodas. Me encantó.  Y eso que acabábamos de llegar. Empezamos a desempacar nuestras cosas y tras un par de horas acomodándonos llamaron a la puerta. Fui a abrir y me encontré con Anne y Kate sonriéndome desde el otro lado.


-¡Hola Marta!

-¡Hola chicas, pasar!

Esperaron a que termináramos y juntas bajamos hacia el campus. Seguía igual de lleno o más que cuando llegamos.

-Chicas, antes de enseñaros el campus queremos presentaros a nuestro grupo de amigos, ¿Vale?

Nosotras asentimos y nos acercamos a ellos.  Me fijé en que eran cinco chicos, y de chicas sólo eran Kate y Anne. Reí, ellas sí que no pierden el tiempo. Kate se dedicó a presentar a mis dos amigas hasta que llegó a mí.

-Marta, este es Louis, Louis, Marta.-Le miré. Era un chico bastante guapo, moreno, alto de ojos azules y risueño. Le tendí la mano amable y el me sorprendió dándome un abrazo amistoso. Reí.

-Mira Marta, este de aquí es Niall.-Al igual que el chico anterior, era guapo y poseía unos bonitos ojos azules. Me sonrío tímido y nos dimos dos besos.

Después me presentó a Harry y Zayn. Dos chicos igual de increíblemente guapos que los otros. Dios mío. ¿Todos los ingleses eran así de guapos? Porque si es así yo me quedo aquí para siempre.
Por último, Kate dijo;

-Y aquí está Liam, Liam, Marta, Marta, Liam.

-Marta es un nombre muy bonito.


Miré al chico. Me quedé paralizada y abrí los ojos de par en par. Si los otros chicos eran guapos, éste lo era más. Era alto, moreno y tenía una bonita sonrisa. Unos ojos color avellana me miraban curioso y sonrió cuando me presenté. No pude evitar fijarme en que unas pequeñas arruguitas se acumulaban alrededor de sus preciosos ojos y mi corazón se aceleró. Eso le hacía parecer adorable. Sonreí contagiada por su sonrisa. Me abrazó en forma de saluda y en el momento en el que nuestros cuerpos se rozaron una pequeña descarga recorrió mi cuerpo. Levanté la cabeza rápidamente para ver si él había sentido lo mismo y el me miraba sonriente. Nos separamos, aunque yo no quise. Se sentía tan bien estar rodeada por sus fuertes brazos. Pasamos el resto de la tarde hablando con ellos y me dí cuenta de que Liam tenía la mirada posada siempre en mí. Le miré un par de veces pero para mi sopresa no apartaba la mirada. Eso me hacía sonrojar y éste, al darse cuenta reía fuertemente haciéndome temblar. Era ya muy tarde y nos fuimos a dormir, me levanté arrastrando a Miriam que no se quería ir, y nos pusimos rumbo a nuestra habitación. Me dí cuenta de que me había olvidado mi móvil en el campus y decidí volver a por él.

-Chicas, ahora vuelvo, me he dejado el móvil. Cuando llegué el resto ya se habían ido. Empecé a buscar desesperada mi móvil por el césped. No lo encontraba y yo ya estaba a punto de llorar. Cómo hubiera perdido el móvil mis padres me matan. Estaba pensando en qué hacer para encontrarlo cuando una voz me sobresaltó.

-¿Buscabas esto?

La dulce voz de Liam hizo que me girara. Me miraba sonriente y tenía una mano alzada con la que sujetaba el móvil. Asentí aliviada y corrí hacia él. Salté y me agarré a él rodeándole con mis piernas en su cintura y puse mis brazos alrededor de su cuello. Empezé a dejarle besos amistosos por toda la cara. Liam reía sin parar. Cuando me dí cuenta de lo efusiva que había sido me bajé de él roja como un tomate y bajé la mirada.

-Ey, no tenías por qué bajarte, yo estaba muy cómodo.-Me dijo Liam riendo.

¿Realmente acaba de decir eso? Le miré y tenía una sonrisa pícara en su rostro. Me sonrojé aún más. ¿Eso iba con doble sentido? Le quité el móvil de las manos y le agradecí por décima vez.

-Tienes que tener más cuidado, Marta.-Me dijo Liam bromeando.

-Lo sé, lo sé.-Reí. Liam se me quedó mirando fijamente.

-Esa es una bonita risa.

¿Pero bueno este chico me quiere matar o qué? Yo no podía estar más roja. Nunca había sido buena aceptando piropos, siempre me ponía muy nerviosa. ¡Oh dios mío! Liam acaba de decir que le gusta mi risa. Chillé interiormente. Este era un buen comienzo.


-Bueno Liam, gracias otra vez. Me voy a dormir, te veré mañana.

Él asintió y estaba girándome cuando su mano atrapó mi muñeca haciéndome girar y casi chocar contra su pecho. Él fijó su mirada en mí y se agachó un poco ya que era más alto que yo.

-Buenas noches, Marta, duerme bien.

Liam me sonrió y me dio un beso fugaz en mi mejilla, muy cerca de mis labios. Después me soltó y se alejó por el campus en dirección a su habitación. Me quedé allí cómo una tonta viéndolo marchar y asimilando todo lo que había que pasar. Creo que me está empezando a gustar Liam.
 
 
Las semanas pasaron, ya había pasado un mes desde que habíamos llegado a Londres y todo iba de maravilla. Habíamos hecho muchos amigos y lo estábamos pasando genial. Miriam y María habían empezado a salir hace poco con Niall y Louis, y yo, bueno, a mí me gustaba Liam. Había salido un par de veces con él pero siempre con amigos. Mis amigas me decían que Liam estaba por mí, que se notaba mucho, pero yo no quería hacerme ilusiones, no quería salir herida. Pero era cierto que Liam se portaba genial conmigo y me mandaba indirectas cada dos por tres, yo, siempre me sonrojaba y no sabía cómo reaccionar. Hasta ese día, el día en el que cambió todo.


Estaba en mi cuarto tumbada en la cama, hablando con mis padres por móvil cuando al colgar, ví que tenía un whatssap de Liam. Ansiosa lo abrí;
‘Hoy a las nueve en el campus, tú y yo, te tengo una sorpresa. PD: Es una cita’.
Releí el mensaje un montón de veces. ¡No me lo puedo creer! Ya habíamos salido antes solos, pero siempre como amigos, y ahora, ¡Esto era una cita! ¡Mi primera cita con Liam! Chillé fuertemente y a los pocos segundos aparecieron mis amigas corriendo.

-¡¿DÓNDE ESTÁ EL VIOLADOR?! ¡LO MATO!.-Chilló Miriam. Yo empecé a reír. Mi amiga tiene una imaginación muy grande.

Al ver que reía sin parar, María y Miriam me miraron confundidas.

-¿Marta? ¿Qué pasa, por qué te ríes?

-Chicas, es que no hay ningún violador.-Me limpié las lágrimas de la risa.

-¿Entonces por qué has chillado así?.-Preguntó María.

Al pensar en la razón la emoción corrió a través de mí. A las chicas les iba a dar algo.

-¡LIAM ME INVITÓ A UNA CITA!.-Confesé saltando de la alegría.

Mis amigas chillaron y saltaron conmigo.

-¡Lo sabía, lo sabía! Te lo dije Marta, a Liam le gustas, ¡Y no me escuchaste!

-Lo sé, lo sé, pero no os adelantéis chicas, no sé lo que va a pasar.

-Pues vamos Marta, vamos a buscar algo sexy para ponerte, ¿Quieres dejar a Liam babeando por ti sí o no?

Reí aún más. Estas chicas están locas. Pero sí, lo admito, quería impresionar a Liam, así que dejé que las chicas me ayudaran con mi vestuario.
 
A las nueve en punto me paré en el campus nerviosa. Tenía los nervios a flor de piel por qué no sabía que esperar de todo esto. ¿Sería una broma? ¿Y si hacía algo mal? Dejé de pensar negativamente y me mordí el interior de mi mejilla mientras contaba hasta diez mentalmente para relajarme. Cuando funcionó, tomé una bocanada de airé y me pasé los dedos por mi pelo para acomodarlo. 
Sacudí mi vestido y esperé pacientemente a Liam. De repente unas manos me taparon los ojos.

-¿Quién soy?.-Dijo Liam intentando poner voz de chica.

-¡Liam!.-Chillé emocionada.

Liam me soltó y se dio la vuelta. Me miró y pude apreciar cómo sus ojos se abrían.

-Vaya, Marta, estás… preciosa hoy.

Decidí bromear un poco.

-¿Osea que hoy estoy preciosa y el resto de los días voy fea no?


Liam me miró preocupado.


-¡No, no! Quiero decir, siempre estás preciosa, lo juro, pero hoy Marta, lo estás aún más.

No pude evitar sonrojarme.

-Calma Liam, estaba bromeando, pero, muchas gracias.

Liam sonrió aliviado y cogió mi mano para guíarme a quién sabe donde. Entrelazó sus dedos con los míos haciéndome sentir un hormigueo en mi tripa. Miré nuestras manos entrelazadas, se veía bien. Parecían encajar a la perfección. Liam me pilló mirando y sonrió.  A él también le gustaba.

 
 
Me lo había pasado genial. Fuimos a ver una película de miedo y en las partes de los sustos yo escondía mi cara en su pecho y Liam me acercaba más a él.

‘Definitivamente, la mejor película que he visto nunca’. – Dijo al salir del cine.

Sonreí porque sabía que lo decía por el hecho de que estuve pegada a él todo el rato.


Ahora estábamos terminando de cenar cuando Liam habló.

-Marta, quiero contarte algo.-Me dijo seriamente.

Me asusté, no sabía que diría pero asentí y le dí a entender que continuara.

-Es algo…. Importante.

-Di Liam, sin problemas.

Liam tomó una bocanada de aire y a continuación dijo unas palabras que quedarían grabadas en mi mente para siempre.

-Escucha Marta, ya llevas aquí un mes y medio. Desde la primera vez que te ví, me gustaste, eras tan adorable y parecías tan simpática. Cuando nos abrazamos, no sé si tú lo notaste, pero sentí una descarga que me hizo sentir bien, llámame cursi si quieres. Conforme pasó el tiempo y te fui conociendo me dí cuenta de que eras diferente, derrumbaste mis muros, Marta, me abrí para ti. Muchas lo han intentado, pero tú llegaste y lo cambiaste todo. Me volví loco, no sabía que decir o hacer, no sabía como reaccionar. Me quedaba embobado cuando hablabas y me gustaba hacerte reír todo el tiempo, porque me gusta escuchar tu risa. Me gusta la forma que te muerdes el labio cuando no sabes qué decir, o cuando bajas la cabeza porque estás nerviosa. Me gusta cuando te sonrojas porque sé que es gracias a mí. Me gusta cómo te acomodas tu pelo y me dan ganas de hacerlo yo por tí. Me pierdo cuando me miras en los ojos porque no sé lo que me haces, y yo, puede sonar muy cursi, pero necesito decirlo porque me estoy volviendo loco, porque te quiero cómo nunca he querido a nadie Marta, te quiero.

Me quedé en shock. No sabía que hacer o decir. Liam me miraba agitado por todo lo que acababa de decir, esperando mi reacción. No podía moverme.
 Simplemente, era lo más bonito que me habían dicho jamás. Y yo me sentía igual que Liam, lo quería, lo quería mucho. Liam me miraba con angustia.

-Marta, dime algo, porfavor..-Dijo en apenas un susurro.

No pensé lo que dije hasta que ya lo había dicho.

-Bésame.

Liam sonrió y sus ojos brillaron. Poco a poco se acercó a mí. Puso una mano en mi cintura acercándome a él y la otra en mi mejilla, brindándome suaves caricias. Su mirada se fijó en mis labios. Se acercó poco a poco, y… me besó. Me besó cómo nunca alguien lo había hecho.  Fuegos artificiales saltaban en mi interior y una descarga recorrió todo mi cuerpo de principio a fin. Mis piernas temblaron y me aferré más a Liam para no carme. Me sentía débil ante él.  Su tacto era como droga para mí. Después de un tiempo, nos separamos por falta de aire y nos miramos a los ojos.

-Te quiero, Liam.

Su sonrisa se hizo más grande.

-Suena tan bien en tus labios, Marta.

Me sonrojé y le besé otra vez.

-Te quiero. ¿Y sabes qué Marta? A partir de ahora, no te dejaré ir, nunca.


Y me besó otra vez.  Era una promesa. Y le creí.

No podía ser más feliz.
 

FIN.