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Una Escritora Sin Amor- Justin Bieber~ capítulo nuevo!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Una Escritora Sin Amor- Justin Bieber~ capítulo nuevo!
Capitulo O6 – Justin Vs. Italianos...
________________________________________
Ese día en la noche, no hice más que dar vueltas en la cama. Sabía perfectamente que tenía aun 3 meses frente de mí para poder escribir algo digno de sí, pero también sabía que mientras mas rápido escribiera, mas rápido podría mandar el ensayo, aunque eso no me serviría de nada si no encontraba algún modo de describir al amor.
Había visto películas románticas, leído poemas, historias de amor, novelas, Romeo y Julieta lo leí 6 veces en un verano, me lo sabía al derecho y al revés. Tenía mil y una maneras de describir al amor, pero ninguna de esas mil y una eran palabras mías, todas palabras de algún libro o alguna telenovela, lo típico, cosas como las mariposas en el estomago, la felicidad instantánea... Pero yo no tenía como probar si eran verdad.
Encendí mi laptop. Reveló la hora De Boston, era mediodía, mientras que donde yo me encontraba estábamos a media noche. Suspiré. Entré a internet, para mirar mis correos. No había ninguno especial, solamente uno de Ronny y Yanin, deseándome buena suerte en el amor, y que ojalá encontrara algún Italiano que hiciera que mi corazón se desbocara. "Ese día, lloverán pétalos de rosas" pensé con una pequeña carcajada atorada entre los dientes, mientras que lo ponía como contestación.
Entonces, abrí el OneBook, una aplicación que te permite escribir como si fuera un diario personal. Allí yo ponía hacia meses atrás mis trabajos que entregar para finalizar el año, pero después de eso no volví a abrirlo. Curiosa, metí la contraseña de la aplicación, y entro a mi "Diario". Eliminé todas las viejas paginas que tenía llenas de cálculos científicos y fechas de Historia, hasta quedara nuevamente en ceros el numero de hojas ocupadas. Entonces, comencé a escribir.
"Hoy... No pongo fecha, no sé qué día es.
¿Debo de poner lo de querido diario? Me parece... Bah, empezaré.
Sin duda estar en Italia es una experiencia nueva, y fresca, mas al estar sola sin mí atolondrada hermana que me trairía de arriba a abajo por toda Nove. Aquí puedo relajarme, pasar un dulce día en la playa, sin nadie a mi alrededor, yo sola con el mar cantado al ritmo de las Olas y al choque de las rocas. Como sea, mi 'misión' está fallando, lo que me hace sentir una completa idiota que no tiene lo necesario para ser una escritora completa. Quizás Yanin tenía razón, una verdadera escritora debe de escribir poniéndose del lado de los personajes (Claro, si se trata de una novela o un cuento), poniendo lo que ellos sienten, no lo que el ah sentido. Eso me quitaba profesionalismo, por ejemplo, No creo que Stephany Meyer haya visto alguna vez a un vampiro, y aun así escribió sobre eso. Tampoco es posible que Deepak Chopra haya sido intimo amigo de Buda, y por eso haya sabido todo lo que el sintió al dejar su trono para convertirse en un vagabundo de los bosques. Eso eran sentimientos alternos a nuestra realidad... Entonces ¿Porque me cuesta trabajo escribir un ensayo sobre el amor? ¿Por qué no puedo plantearme la vida romántica de otra chica? Simplemente las palabras no me salen, jamás lo han hecho, tengo que saber bien del tema para escribir. Si, nada profesional... Pero algo que me reconforta, es saber que al menos, lo que escribo con conocimiento del tema, me sale excelente. "
Un bostezo salió desde el fondo de mi pecho, advirtiendo suavemente la hora en que mi cuerpo comprendió que eran las dos de la mañana, y necesitaba reposo. Sin más por delante, cerré mi laptop, y la coloqué en el escritorio, tan solo estirándome sobre la cama ya que él estaba junto. Después de asegurarme que estaba en el centro, me dejé caer sobre la almohada, y me rendí en un profundo sueño.
...
El sonido de una clase de maquina molesta me aturdió por la mañana. Abrí los ojos encontrándome con aquel estridente sonido.
- Mataré al que me haya despertado. - dije viendo en el reloj de la mesa de noche, que eran las 7:50 de la mañana. - ¿Quien en su sano juicio se pone a taladrar algo a esta hora? - pregunté esquizofrénica.
Tan solo con mi short y mi blusa de tirantes azul, salí descalza de la habitación. Crucé el largo pasillo, yendo directamente hacia la puerta, la cual estaba cerrada solo superficialmente, sin cerrojo. La abrí de golpe, y me encontré con Justin arreglando quien sabe cosa de su moto, con una maquina molesta que hacia un ruido incesante
- ¡¿Tendrías el mínimo respeto por los que aun dormimos?! - pregunté casi gritando, para luego llamar su atención y que me mirara
- Lamento haberte despertado. - dijo Apenado, cosa que bajó mis humos de enojo en un instante, pero luego volvieron con más fuerza cuando el, ignorando lo que había dicho, siguió con su máquina sobre la moto.
- ¡Ey! ¡¿Acaso no escuchaste?! - el bufó irritado, volviendo a apagar esa cosa. Yo tan solo lo miraba con cara de pocos amigos.
- Ya estás despierta, ahora puedo hacer lo que yo quiera sin necesidad, ya no hay nadie dormido.
- Mis abuelos lo están.
- Te crecerá la nariz como a pinocho. Tu abuela fue al mercado, y tu abuelo fue a la florería. - yo bufé ofendida, y seguí a la defensiva colocando mis brazos bajo mi pecho.
El viejo negocio de la familia, era una florería en la zona costera del pueblo. Allí, después de que mis abuelos decidieran dejarle ese negocio a alguno de sus hijos, ellos iban solamente de vez en cuando, para ver cómo iban las cosas. Aun así, mi abuelo seguía teniendo su pensión del gobierno, y mis tíos le pagaban una que otra cosa a mis abuelos.
- No hagas ruido.
- No prometo nada preciosa. - dijo el riendo en tono de burla. Yo lo mire ofendida, y sin más caminé de vuelta a la casa. Apenas cerré la puerta detrás de mi, aquel sonido apareció otra vez.
...
El resto de ese día, Justin desapareció, lo cual para mí fue más que positivo para poder tener la casa sola y gritar a los 4 vientos sobre mi bloqueo emocional al escribir. "Si no logro escribir algo romántico en Italia, no podre escribir algo romántico en Ningún lugar". Pensé para mi desgracia.
Mi abuela se apareció en la casa junto a mi tía Dinn, y mis primas Isabella y Paulette, a eso de las 2 de la tarde. Venia cargando costales con vegetales y condimentos, así como un pescado que había comprado. Ese día realmente comeríamos delicioso.
- ¡Hola! - dijo torpemente Paulette. Yo reí y la salude.
- Hola Pauly. - dije sentándome en la silla del comedor. Mi abuela y mi tía entraron en la cocina, mientras que nosotras 3 nos quedamos afuera. Isabella sonrió.
- Y... ¿Dónde está el chico que choco el otro día? ¿Justin? - me sorprendí el que la pequeña Isabella preguntara por él. Intercambió una mirada con Paulette, y rieron chuscamente.
- Em... Creo que salió, no sé donde esté.
- ¿Lo has visto en ropa interior? - mis ojos se salieron de las orbitas, mientras que ellas solo se miraban y reían.
- Vamos Eliza, no me diga que no te causa tentación... - me retó Paulette. Yo no sabía del porqué mis primas estaban tan emocionadas con ese chico, habiendo tantos chicos guapos alrededor suyo... ¡Vamos! ¡Es Italia! ¡El hogar de los italianos!
- La verdad, no. No nos llevamos... Bien que digamos.
- Es una lástima. - Isabella alzó la ceja. - Quizás pueda hacer que se lleve 'bien' conmigo. - sonrió pícaramente para después ponerse roja. "¡¿Qué le pasa?! ¡Tiene 16 años!" - ¿Sabes qué edad tiene?
- ¿Veintiuno? - Isa chasqueó la lengua, mientras que Pauly reía victoriosa.
- Todo mío escarabajo... - dijo la rubia con ojo verde a la morocha con ojo azul. - Lo siento, no creo que le gusten las quinceañeras.
- Tengo 16 tarada, no 15.
- Sea como sea, ya es muy hombre para ti. - Pauly entrelazó sus dedos entre sí con su codo en la mesa, y sobre aquel puente de dedos colocó su mentón. - Mañana llega la feria... Le invitaré un helado.
- Le invitaras un faje. - dijo Isabella. Yo seguía en shock: "¡¿Enserio?! ¡¿Prefieren a Justin que a un Italiano?! ¡Son italianos!"
- Eso a ti no te incumbe - declaró la veinteañera roja de las mejillas. Yo solo bufé, mientras que esperaba a que ese día acabara pronto.
…
La comida pasó rápido. Justin no llegó hasta la noche, cosa que a Pauly definitivamente le había decepcionado. Si que estaba emocionada con ese chico, ¿Que le veían? Si, era atractivo, mucho, pero era un completo Idiota. El primer indicio de eso, era que conducía una moto con chaqueta de cuero, sin nada de responsabilidad al querer conocer toda Italia en ella. No era… ¿Absurdo?
Pauly, Isabella y mi tía Dinn se fueron de la casa, dejándonos solas a mi tita Nina y a mi, mientras que yo le ayudaba lavando los platos, aunque claro, como siempre no quería que yo hiciera nada.
- Nina… - comenzé a hablar mientras que yo tallaba unos vasos con la esponja sobre el fregadero. - ¿Y Justin? – pregunté un tanto curiosa. – Que raro que no se haya quedado a comer.
- Oh, Ely… - suspiró mientras sacudía sus manos sobre su mantel de flores – No se siente totalmente en confianza como para quedarse a dormir y aparte a comer. – suspiró, como si le causara tristeza. - ¿Crees que lo presiono mucho?
Miré sobre mi hombro, y vi su cara de consternación. En verdad que a mi abuela le importaba, y no era nada especial, ya que ella siempre había sido así, queriendo ayudar a todos, tratando de hacer lo mejor, y ayudar a alguien que lo necesite dándole amor y cariño. Si, la mejor abuela, madre, amiga y confidente del mundo.
- No tita, No. – sonreí. – Creo que es normal que se sienta así, ¿No? – ella hizo una mueca mirando hacia el suelo. – No te pongas así, que Justin tan solo esta tratando de no aprovecharse de tus bondades. – No Podía creer que estaba defendiendo al chico que interrumpió mi sueño donde Ian Harding tomaba mi mano. ¡Vamos! ¡Es Ian Harding! Debía realmente de amar a mi abuela si lo “defendía” después de eso.
- Bueno… - suspiró vencida – solo espero que al final entienda que para mi es un Fascino tenerlo aquí. - ¿Fascino? ¿Que hay de encantador en tener a un desconocido en tu techo? – Ahora, tu dime. – me miró, y yo la miré confundida. - ¿Tu te sientes… incomoda? – y supe de que tipo de “incomodidad” hablaba. Negué con la cabeza, entre sonrisas. – Solo que, Bueno, no me gusta ser despertada por una incesante maquina en el jardín. – Mi abuela echó una carcajada, mientras iba hacia el comedor para recojer el mantel.
C O N T I N U A R A ~
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Recuerden que la novela no es mía es de Luu su twitter es @LuuMoustache y el mío @AllisonIbez, comenten y la sigo
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Ese día en la noche, no hice más que dar vueltas en la cama. Sabía perfectamente que tenía aun 3 meses frente de mí para poder escribir algo digno de sí, pero también sabía que mientras mas rápido escribiera, mas rápido podría mandar el ensayo, aunque eso no me serviría de nada si no encontraba algún modo de describir al amor.
Había visto películas románticas, leído poemas, historias de amor, novelas, Romeo y Julieta lo leí 6 veces en un verano, me lo sabía al derecho y al revés. Tenía mil y una maneras de describir al amor, pero ninguna de esas mil y una eran palabras mías, todas palabras de algún libro o alguna telenovela, lo típico, cosas como las mariposas en el estomago, la felicidad instantánea... Pero yo no tenía como probar si eran verdad.
Encendí mi laptop. Reveló la hora De Boston, era mediodía, mientras que donde yo me encontraba estábamos a media noche. Suspiré. Entré a internet, para mirar mis correos. No había ninguno especial, solamente uno de Ronny y Yanin, deseándome buena suerte en el amor, y que ojalá encontrara algún Italiano que hiciera que mi corazón se desbocara. "Ese día, lloverán pétalos de rosas" pensé con una pequeña carcajada atorada entre los dientes, mientras que lo ponía como contestación.
Entonces, abrí el OneBook, una aplicación que te permite escribir como si fuera un diario personal. Allí yo ponía hacia meses atrás mis trabajos que entregar para finalizar el año, pero después de eso no volví a abrirlo. Curiosa, metí la contraseña de la aplicación, y entro a mi "Diario". Eliminé todas las viejas paginas que tenía llenas de cálculos científicos y fechas de Historia, hasta quedara nuevamente en ceros el numero de hojas ocupadas. Entonces, comencé a escribir.
"Hoy... No pongo fecha, no sé qué día es.
¿Debo de poner lo de querido diario? Me parece... Bah, empezaré.
Sin duda estar en Italia es una experiencia nueva, y fresca, mas al estar sola sin mí atolondrada hermana que me trairía de arriba a abajo por toda Nove. Aquí puedo relajarme, pasar un dulce día en la playa, sin nadie a mi alrededor, yo sola con el mar cantado al ritmo de las Olas y al choque de las rocas. Como sea, mi 'misión' está fallando, lo que me hace sentir una completa idiota que no tiene lo necesario para ser una escritora completa. Quizás Yanin tenía razón, una verdadera escritora debe de escribir poniéndose del lado de los personajes (Claro, si se trata de una novela o un cuento), poniendo lo que ellos sienten, no lo que el ah sentido. Eso me quitaba profesionalismo, por ejemplo, No creo que Stephany Meyer haya visto alguna vez a un vampiro, y aun así escribió sobre eso. Tampoco es posible que Deepak Chopra haya sido intimo amigo de Buda, y por eso haya sabido todo lo que el sintió al dejar su trono para convertirse en un vagabundo de los bosques. Eso eran sentimientos alternos a nuestra realidad... Entonces ¿Porque me cuesta trabajo escribir un ensayo sobre el amor? ¿Por qué no puedo plantearme la vida romántica de otra chica? Simplemente las palabras no me salen, jamás lo han hecho, tengo que saber bien del tema para escribir. Si, nada profesional... Pero algo que me reconforta, es saber que al menos, lo que escribo con conocimiento del tema, me sale excelente. "
Un bostezo salió desde el fondo de mi pecho, advirtiendo suavemente la hora en que mi cuerpo comprendió que eran las dos de la mañana, y necesitaba reposo. Sin más por delante, cerré mi laptop, y la coloqué en el escritorio, tan solo estirándome sobre la cama ya que él estaba junto. Después de asegurarme que estaba en el centro, me dejé caer sobre la almohada, y me rendí en un profundo sueño.
...
El sonido de una clase de maquina molesta me aturdió por la mañana. Abrí los ojos encontrándome con aquel estridente sonido.
- Mataré al que me haya despertado. - dije viendo en el reloj de la mesa de noche, que eran las 7:50 de la mañana. - ¿Quien en su sano juicio se pone a taladrar algo a esta hora? - pregunté esquizofrénica.
Tan solo con mi short y mi blusa de tirantes azul, salí descalza de la habitación. Crucé el largo pasillo, yendo directamente hacia la puerta, la cual estaba cerrada solo superficialmente, sin cerrojo. La abrí de golpe, y me encontré con Justin arreglando quien sabe cosa de su moto, con una maquina molesta que hacia un ruido incesante
- ¡¿Tendrías el mínimo respeto por los que aun dormimos?! - pregunté casi gritando, para luego llamar su atención y que me mirara
- Lamento haberte despertado. - dijo Apenado, cosa que bajó mis humos de enojo en un instante, pero luego volvieron con más fuerza cuando el, ignorando lo que había dicho, siguió con su máquina sobre la moto.
- ¡Ey! ¡¿Acaso no escuchaste?! - el bufó irritado, volviendo a apagar esa cosa. Yo tan solo lo miraba con cara de pocos amigos.
- Ya estás despierta, ahora puedo hacer lo que yo quiera sin necesidad, ya no hay nadie dormido.
- Mis abuelos lo están.
- Te crecerá la nariz como a pinocho. Tu abuela fue al mercado, y tu abuelo fue a la florería. - yo bufé ofendida, y seguí a la defensiva colocando mis brazos bajo mi pecho.
El viejo negocio de la familia, era una florería en la zona costera del pueblo. Allí, después de que mis abuelos decidieran dejarle ese negocio a alguno de sus hijos, ellos iban solamente de vez en cuando, para ver cómo iban las cosas. Aun así, mi abuelo seguía teniendo su pensión del gobierno, y mis tíos le pagaban una que otra cosa a mis abuelos.
- No hagas ruido.
- No prometo nada preciosa. - dijo el riendo en tono de burla. Yo lo mire ofendida, y sin más caminé de vuelta a la casa. Apenas cerré la puerta detrás de mi, aquel sonido apareció otra vez.
...
El resto de ese día, Justin desapareció, lo cual para mí fue más que positivo para poder tener la casa sola y gritar a los 4 vientos sobre mi bloqueo emocional al escribir. "Si no logro escribir algo romántico en Italia, no podre escribir algo romántico en Ningún lugar". Pensé para mi desgracia.
Mi abuela se apareció en la casa junto a mi tía Dinn, y mis primas Isabella y Paulette, a eso de las 2 de la tarde. Venia cargando costales con vegetales y condimentos, así como un pescado que había comprado. Ese día realmente comeríamos delicioso.
- ¡Hola! - dijo torpemente Paulette. Yo reí y la salude.
- Hola Pauly. - dije sentándome en la silla del comedor. Mi abuela y mi tía entraron en la cocina, mientras que nosotras 3 nos quedamos afuera. Isabella sonrió.
- Y... ¿Dónde está el chico que choco el otro día? ¿Justin? - me sorprendí el que la pequeña Isabella preguntara por él. Intercambió una mirada con Paulette, y rieron chuscamente.
- Em... Creo que salió, no sé donde esté.
- ¿Lo has visto en ropa interior? - mis ojos se salieron de las orbitas, mientras que ellas solo se miraban y reían.
- Vamos Eliza, no me diga que no te causa tentación... - me retó Paulette. Yo no sabía del porqué mis primas estaban tan emocionadas con ese chico, habiendo tantos chicos guapos alrededor suyo... ¡Vamos! ¡Es Italia! ¡El hogar de los italianos!
- La verdad, no. No nos llevamos... Bien que digamos.
- Es una lástima. - Isabella alzó la ceja. - Quizás pueda hacer que se lleve 'bien' conmigo. - sonrió pícaramente para después ponerse roja. "¡¿Qué le pasa?! ¡Tiene 16 años!" - ¿Sabes qué edad tiene?
- ¿Veintiuno? - Isa chasqueó la lengua, mientras que Pauly reía victoriosa.
- Todo mío escarabajo... - dijo la rubia con ojo verde a la morocha con ojo azul. - Lo siento, no creo que le gusten las quinceañeras.
- Tengo 16 tarada, no 15.
- Sea como sea, ya es muy hombre para ti. - Pauly entrelazó sus dedos entre sí con su codo en la mesa, y sobre aquel puente de dedos colocó su mentón. - Mañana llega la feria... Le invitaré un helado.
- Le invitaras un faje. - dijo Isabella. Yo seguía en shock: "¡¿Enserio?! ¡¿Prefieren a Justin que a un Italiano?! ¡Son italianos!"
- Eso a ti no te incumbe - declaró la veinteañera roja de las mejillas. Yo solo bufé, mientras que esperaba a que ese día acabara pronto.
…
La comida pasó rápido. Justin no llegó hasta la noche, cosa que a Pauly definitivamente le había decepcionado. Si que estaba emocionada con ese chico, ¿Que le veían? Si, era atractivo, mucho, pero era un completo Idiota. El primer indicio de eso, era que conducía una moto con chaqueta de cuero, sin nada de responsabilidad al querer conocer toda Italia en ella. No era… ¿Absurdo?
Pauly, Isabella y mi tía Dinn se fueron de la casa, dejándonos solas a mi tita Nina y a mi, mientras que yo le ayudaba lavando los platos, aunque claro, como siempre no quería que yo hiciera nada.
- Nina… - comenzé a hablar mientras que yo tallaba unos vasos con la esponja sobre el fregadero. - ¿Y Justin? – pregunté un tanto curiosa. – Que raro que no se haya quedado a comer.
- Oh, Ely… - suspiró mientras sacudía sus manos sobre su mantel de flores – No se siente totalmente en confianza como para quedarse a dormir y aparte a comer. – suspiró, como si le causara tristeza. - ¿Crees que lo presiono mucho?
Miré sobre mi hombro, y vi su cara de consternación. En verdad que a mi abuela le importaba, y no era nada especial, ya que ella siempre había sido así, queriendo ayudar a todos, tratando de hacer lo mejor, y ayudar a alguien que lo necesite dándole amor y cariño. Si, la mejor abuela, madre, amiga y confidente del mundo.
- No tita, No. – sonreí. – Creo que es normal que se sienta así, ¿No? – ella hizo una mueca mirando hacia el suelo. – No te pongas así, que Justin tan solo esta tratando de no aprovecharse de tus bondades. – No Podía creer que estaba defendiendo al chico que interrumpió mi sueño donde Ian Harding tomaba mi mano. ¡Vamos! ¡Es Ian Harding! Debía realmente de amar a mi abuela si lo “defendía” después de eso.
- Bueno… - suspiró vencida – solo espero que al final entienda que para mi es un Fascino tenerlo aquí. - ¿Fascino? ¿Que hay de encantador en tener a un desconocido en tu techo? – Ahora, tu dime. – me miró, y yo la miré confundida. - ¿Tu te sientes… incomoda? – y supe de que tipo de “incomodidad” hablaba. Negué con la cabeza, entre sonrisas. – Solo que, Bueno, no me gusta ser despertada por una incesante maquina en el jardín. – Mi abuela echó una carcajada, mientras iba hacia el comedor para recojer el mantel.
C O N T I N U A R A ~
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Recuerden que la novela no es mía es de Luu su twitter es @LuuMoustache y el mío @AllisonIbez, comenten y la sigo
SwaggyBiPan14
Re: Una Escritora Sin Amor- Justin Bieber~ capítulo nuevo!
me encantoooooooooooooooooooo siguela prontooooooooo prontooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo me encanttaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Thaliaswagbieber
Re: Una Escritora Sin Amor- Justin Bieber~ capítulo nuevo!
Thaliaswagbieber escribió:me encantoooooooooooooooooooo siguela prontooooooooo prontooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo me encanttaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Se que no he tenido tiempo, pero me alegra que te haya encantando :)
SwaggyBiPan14
Re: Una Escritora Sin Amor- Justin Bieber~ capítulo nuevo!
Capitulo O7 - Referencias de Amor
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Quizás, me sobrepasaba. Quizás, el se sobrepasaba. Lo único de lo que estaba completamente segura, es que no sentíamos necesariamente 'agrado' el uno al otro. Justin era irritante, Burlon y egocéntrico. Yo para él, era una americana Chiflada que se sentía la reina del mundo, y quería que todos estuvieran a su merced cuando lo necesitara, cosa que no era verdad. Todo el día peleábamos, todo el tiempo, a todas horas, aunque claro, a escondidas de mis abuelos, ya que a ellos no les gustaban las riñas, no les importaba si yo era su nieta, para ellos ambos teníamos el mismo derecho de estar en su casa... Bah, italianos.
La gota que derramó el vaso fue, definitivamente, la mañana del día siguiente a la confesión de Pauly con Isabella.
Ese día, mi abuela me pidió de favor que llevara a Justin a conocer Nove… Mala idea desde un principio. En el café donde desayunamos, derramó todo mi Smoothie de Banana sobre mi, y después, cuando el coraje y las ganas de Golpearlo se habían calmado un poco, durante nuestra caminata por la bahía, hizo que callera del muelle… ¡Caí del muelle! ¡Llevandome conmigo toda una sesta llena de pescados del viejo Señor Tribialli. Justin se estaba burlando de mi todo el tiempo, y no paraba de reírse mientras le entregaba uno de sus pescados a aquel viejo pescador. Terminé oliendo a Platano con Pescado de Atún.
Sin Embargo, el karma no tardó en aparecer. Justin calló enfermo de catarro por un día, destruyendo así el malévolo plan de Paulette, la cual había llegado con más lápiz labial de lo acostumbrado a casa de mis abuelos, para invitarnos a la feria. Una vez que vio que Justin estaba tendido en cama casi dormido, y de que yo no estaba de humor ya que no había podido empezar mi trabajo - aunque dudaba que mi situación le fuera a importar -, se fue ella sola con sus amigas a la feria.
Justin seguía teniendo esa herida en la cabeza, la que se había hecho al chocar con la cerca de la casa de mis abuelos. Yo seguía con muchas preguntas, tales como ¿Quién es él? ¿De dónde viene? ¿No tiene familia acaso que lo cuide? O ¿Por qué vino a molestarnos a nosotros?
La noche del Sábado en la madrugada, el sonido de una charola de plata estrellarse contra el suelo me despertó. Asustada, salí de entre las colchas, y me aventuré al pasillo. Allí, al fondo, se encontraba mi abuela levantando la charola.
- ¿Abuelita? - pregunté junto con un bostezo. - ¿Qué haces despierta? - pregunté curiosa mientras que ella sonreía de oreja a oreja. Aun a las 3 de la mañana, estaba feliz. Se veía un poco cansada, y era bastante claro que tenía mucho sueño.
- Justin tiene fiebre. - dijo ella caminando a mi lado, para ir a la habitación de Huéspedes, donde Justin se estaba quedando. - Estoy viendo si puedo bajarle la temperatura.
- Abuela, necesitas descansar. - dije con reproche, mientras que ella comenzaba a subir las escaleras.
La casa constaba de dos pisos. En el primero, estaba la habitación de mis abuelos, ya que no les gustaba mucho subir y bajar escaleras. Así mismo, se encontraba la habitación en donde yo me estaba quedando. Ya en la segunda planta, se encontraban otras 3 habitaciones, un baño, y una gran terraza con vista al hermoso mar. Justin se encontraba en el segundo piso.
- Yo iré. - dije provocando que ella se diera la media vuelta lentamente. - necesitas reposo, anda, yo lo cuido. - sabía que quizás me iba a arrepentir de hacer eso, pero quería que mi abuela Nina descansara, ya que la llegada de los pequeños retoños a la casa, debían de haberla dejado sin nada de energías. Con una gran sonrisa, mi abuela me besó la mejilla, y dejó la charola en mis manos, para después darme unas palmaditas en el hombro.
- Sei un angelo - susurró mi abuela bajando la escalera. Ella había dicho 'Eres un Ángel'. Yo sonreí, y la vi desaparecer por el pasillo.
Tomé un fuerte suspiro antes de subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta de cristal de la terraza, levantando con mis dedos un poco la cortina para poder ver la Luna cuarto menguante sobre el mar, y su reflejo en el, tan pacifico y calmado. Después de admirar un poco la belleza de Nove, caminé por el corredor, hacia la habitación de mi 'nada buen amigo'. Estaba un cuarto de puerta abierta, dejando entrever la luz de la vela que mi abuela había encendido dentro. Según ella, La flama absorbía la energía negativa y se curaba mas rápido.
Me asomé antes de entrar; el descansaba solo en unos pants grises, con las sabanas sobre medio de su cuerpo. Su pecho estaba descubierto, y no tenía ningún tipo de camisa o algo por el estilo, solo así, sin nada enzima. Entré sigilosamente, mientras que me senté en la silla mecedora que estaba junto a la cama de Justin, la cual mi abuela había estado usando las últimas horas para ponerle aquel trapo helado en la cabeza, a ver si se le calmaba. El descansaba, quieto, y sumiso. "Si no hablaras en todo el día justo como ahora lo haces, realmente me agradarías" pensé con cierto humor.
Empapé el trapo en El agua con hielos, para después colocarlo lentamente sobre la frente del chico. El se estremeció, y abrió lentamente los ojos.
- Sh Sh. - susurré, colocando el trapo sobre sus parpados, obligando a no mirar. - tienes que descansar.
- ¿Ely? - preguntó perplejo, y con la voz quebrada gracias a las flemas. Yo sonreí, mientras retiraba el trapo para darle otra pasada de agua. - ¿Eres tú?
- Me encontré con mi abuela en el pasillo. Me ofrecí a venir en su lugar porque la vi muy cansada... Quería que descansara.
- Yo igual. - admitió entre risas. Cerró los ojos acostándose boca arriba, mientras que volvía a pasarle el trapo. - tenía ya varias horas insistiéndole en que se fuera a descansar, y en que yo estaría más que bien, aunque es un poco terca. - yo sonreí, mientras sentía el contraste de piel caliente y agua helada. El echaba de vez en cuando escalofríos cortos al contacto con el liquido frio, pero lo aguantaba.
- Tengo frio. - admitió con un chasquido de Dientes.
- Estamos a 28 grados... No hay posibilidad de que tengas frio. Definitivamente estás enfermo.
- Valla, no quiero ser más molestia de la que ya te soy. - hice una mueca, la cual el no vio gracias a que tenía el trapo frente a sus ojos. - Ely... ¿Me odias?
- ¿Odiarte? - bufé. - Ni que fueras tan importante. - el rió soltando una carcajada, y yo reí un poco más leve. – Digo, el haberme tirado de la bahía y provocar que quedara totalmente empapada no fue un buen comienzo…
- No te olvides de los pescados. – agregó y soltó una fuerte carcajada. Yo reí bajo.
- Y la Banana… - suspiré, provocando en el otra risita. Era demasiado burlón. - No te odio... Simplemente no me gusta que invadan mi espacio personal. Soy rara.
- ¿En qué sentido? - preguntó el curioso, mientras que tomaba la colcha y se envolvía en ella.
- Justin sácate eso de allí. - dije quitándole la colcha. - eso solo hará que te de mas fiebre.
- pero tengo frio. - insistió.
- ¿Quien es la enfermera aquí? - pregunté con chusquedad.
- pensé que eras escritora. - bromeó siguiéndome el juego. - la señorita Elizabeth tiene más de un talento.
- Naturalmente. - agregue mientras el soltaba otra carcajada mas. Después de eso, ambos callamos unos minutos.
Le quité la colcha a Justin tirándola al piso, y después de eso bajé a la cocina para prepararle un Té de manzanilla. A duras penas se lo tomó todo, gracias a que según el también tenía ganas de vomitar, aunque yo no lo veía más que como una excusa para no tomarse el Té. Mientras tanto, yo seguí con el proceso de mojar el trapo, y empapar a Justin de su humedad helada por varios minutos, que después de un rato se volvieron más incesantes, Aunque parecía que había valido la pena, ya que cada vez se sentía mas fría su piel, y el sentía más calor, lo cual era bueno.
- Justin... ¿Puedo preguntarte algo? - escupí de repente. El me miró extrañado.
- Claro Ely.
- ¿Alguna vez te has enamorado? - el sonrió complacido, mientras que yo dejaba el trapo en el traste. El chasqueó la lengua, y miró al techo.
- Si... Si me enamoré una vez hacía varios años. - dijo él con añoranza. - pero supongo que, a veces la vida no siempre te muestra la cara bonita. - admitió entre sonrojo. Yo sonreí.
- Se que quizás suene raro, pero ¿Me ayudarías? - frunció el ceño. - necesito... Referencias. - dije buscando la palabra adecuada.
- Referencias de amor?
- Exacto. - asentí muy segura. - Estoy haciendo una investigación, y... Necesito saber como actúa el amor en personas diferentes. - el asintió pensativo.
- con gusto. - dijo el entre bostezo. - pero hoy no. Bueno... Más al rato. - miró hacia el reloj con los números rojos: 4:35 de la mañana.
Después de eso, no me di cuenta ni cómo ni en qué momento, pero caí en un profundo sueño.
C O N T I N U A R A ~
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Quizás, me sobrepasaba. Quizás, el se sobrepasaba. Lo único de lo que estaba completamente segura, es que no sentíamos necesariamente 'agrado' el uno al otro. Justin era irritante, Burlon y egocéntrico. Yo para él, era una americana Chiflada que se sentía la reina del mundo, y quería que todos estuvieran a su merced cuando lo necesitara, cosa que no era verdad. Todo el día peleábamos, todo el tiempo, a todas horas, aunque claro, a escondidas de mis abuelos, ya que a ellos no les gustaban las riñas, no les importaba si yo era su nieta, para ellos ambos teníamos el mismo derecho de estar en su casa... Bah, italianos.
La gota que derramó el vaso fue, definitivamente, la mañana del día siguiente a la confesión de Pauly con Isabella.
Ese día, mi abuela me pidió de favor que llevara a Justin a conocer Nove… Mala idea desde un principio. En el café donde desayunamos, derramó todo mi Smoothie de Banana sobre mi, y después, cuando el coraje y las ganas de Golpearlo se habían calmado un poco, durante nuestra caminata por la bahía, hizo que callera del muelle… ¡Caí del muelle! ¡Llevandome conmigo toda una sesta llena de pescados del viejo Señor Tribialli. Justin se estaba burlando de mi todo el tiempo, y no paraba de reírse mientras le entregaba uno de sus pescados a aquel viejo pescador. Terminé oliendo a Platano con Pescado de Atún.
Sin Embargo, el karma no tardó en aparecer. Justin calló enfermo de catarro por un día, destruyendo así el malévolo plan de Paulette, la cual había llegado con más lápiz labial de lo acostumbrado a casa de mis abuelos, para invitarnos a la feria. Una vez que vio que Justin estaba tendido en cama casi dormido, y de que yo no estaba de humor ya que no había podido empezar mi trabajo - aunque dudaba que mi situación le fuera a importar -, se fue ella sola con sus amigas a la feria.
Justin seguía teniendo esa herida en la cabeza, la que se había hecho al chocar con la cerca de la casa de mis abuelos. Yo seguía con muchas preguntas, tales como ¿Quién es él? ¿De dónde viene? ¿No tiene familia acaso que lo cuide? O ¿Por qué vino a molestarnos a nosotros?
La noche del Sábado en la madrugada, el sonido de una charola de plata estrellarse contra el suelo me despertó. Asustada, salí de entre las colchas, y me aventuré al pasillo. Allí, al fondo, se encontraba mi abuela levantando la charola.
- ¿Abuelita? - pregunté junto con un bostezo. - ¿Qué haces despierta? - pregunté curiosa mientras que ella sonreía de oreja a oreja. Aun a las 3 de la mañana, estaba feliz. Se veía un poco cansada, y era bastante claro que tenía mucho sueño.
- Justin tiene fiebre. - dijo ella caminando a mi lado, para ir a la habitación de Huéspedes, donde Justin se estaba quedando. - Estoy viendo si puedo bajarle la temperatura.
- Abuela, necesitas descansar. - dije con reproche, mientras que ella comenzaba a subir las escaleras.
La casa constaba de dos pisos. En el primero, estaba la habitación de mis abuelos, ya que no les gustaba mucho subir y bajar escaleras. Así mismo, se encontraba la habitación en donde yo me estaba quedando. Ya en la segunda planta, se encontraban otras 3 habitaciones, un baño, y una gran terraza con vista al hermoso mar. Justin se encontraba en el segundo piso.
- Yo iré. - dije provocando que ella se diera la media vuelta lentamente. - necesitas reposo, anda, yo lo cuido. - sabía que quizás me iba a arrepentir de hacer eso, pero quería que mi abuela Nina descansara, ya que la llegada de los pequeños retoños a la casa, debían de haberla dejado sin nada de energías. Con una gran sonrisa, mi abuela me besó la mejilla, y dejó la charola en mis manos, para después darme unas palmaditas en el hombro.
- Sei un angelo - susurró mi abuela bajando la escalera. Ella había dicho 'Eres un Ángel'. Yo sonreí, y la vi desaparecer por el pasillo.
Tomé un fuerte suspiro antes de subir las escaleras. Me detuve frente a la puerta de cristal de la terraza, levantando con mis dedos un poco la cortina para poder ver la Luna cuarto menguante sobre el mar, y su reflejo en el, tan pacifico y calmado. Después de admirar un poco la belleza de Nove, caminé por el corredor, hacia la habitación de mi 'nada buen amigo'. Estaba un cuarto de puerta abierta, dejando entrever la luz de la vela que mi abuela había encendido dentro. Según ella, La flama absorbía la energía negativa y se curaba mas rápido.
Me asomé antes de entrar; el descansaba solo en unos pants grises, con las sabanas sobre medio de su cuerpo. Su pecho estaba descubierto, y no tenía ningún tipo de camisa o algo por el estilo, solo así, sin nada enzima. Entré sigilosamente, mientras que me senté en la silla mecedora que estaba junto a la cama de Justin, la cual mi abuela había estado usando las últimas horas para ponerle aquel trapo helado en la cabeza, a ver si se le calmaba. El descansaba, quieto, y sumiso. "Si no hablaras en todo el día justo como ahora lo haces, realmente me agradarías" pensé con cierto humor.
Empapé el trapo en El agua con hielos, para después colocarlo lentamente sobre la frente del chico. El se estremeció, y abrió lentamente los ojos.
- Sh Sh. - susurré, colocando el trapo sobre sus parpados, obligando a no mirar. - tienes que descansar.
- ¿Ely? - preguntó perplejo, y con la voz quebrada gracias a las flemas. Yo sonreí, mientras retiraba el trapo para darle otra pasada de agua. - ¿Eres tú?
- Me encontré con mi abuela en el pasillo. Me ofrecí a venir en su lugar porque la vi muy cansada... Quería que descansara.
- Yo igual. - admitió entre risas. Cerró los ojos acostándose boca arriba, mientras que volvía a pasarle el trapo. - tenía ya varias horas insistiéndole en que se fuera a descansar, y en que yo estaría más que bien, aunque es un poco terca. - yo sonreí, mientras sentía el contraste de piel caliente y agua helada. El echaba de vez en cuando escalofríos cortos al contacto con el liquido frio, pero lo aguantaba.
- Tengo frio. - admitió con un chasquido de Dientes.
- Estamos a 28 grados... No hay posibilidad de que tengas frio. Definitivamente estás enfermo.
- Valla, no quiero ser más molestia de la que ya te soy. - hice una mueca, la cual el no vio gracias a que tenía el trapo frente a sus ojos. - Ely... ¿Me odias?
- ¿Odiarte? - bufé. - Ni que fueras tan importante. - el rió soltando una carcajada, y yo reí un poco más leve. – Digo, el haberme tirado de la bahía y provocar que quedara totalmente empapada no fue un buen comienzo…
- No te olvides de los pescados. – agregó y soltó una fuerte carcajada. Yo reí bajo.
- Y la Banana… - suspiré, provocando en el otra risita. Era demasiado burlón. - No te odio... Simplemente no me gusta que invadan mi espacio personal. Soy rara.
- ¿En qué sentido? - preguntó el curioso, mientras que tomaba la colcha y se envolvía en ella.
- Justin sácate eso de allí. - dije quitándole la colcha. - eso solo hará que te de mas fiebre.
- pero tengo frio. - insistió.
- ¿Quien es la enfermera aquí? - pregunté con chusquedad.
- pensé que eras escritora. - bromeó siguiéndome el juego. - la señorita Elizabeth tiene más de un talento.
- Naturalmente. - agregue mientras el soltaba otra carcajada mas. Después de eso, ambos callamos unos minutos.
Le quité la colcha a Justin tirándola al piso, y después de eso bajé a la cocina para prepararle un Té de manzanilla. A duras penas se lo tomó todo, gracias a que según el también tenía ganas de vomitar, aunque yo no lo veía más que como una excusa para no tomarse el Té. Mientras tanto, yo seguí con el proceso de mojar el trapo, y empapar a Justin de su humedad helada por varios minutos, que después de un rato se volvieron más incesantes, Aunque parecía que había valido la pena, ya que cada vez se sentía mas fría su piel, y el sentía más calor, lo cual era bueno.
- Justin... ¿Puedo preguntarte algo? - escupí de repente. El me miró extrañado.
- Claro Ely.
- ¿Alguna vez te has enamorado? - el sonrió complacido, mientras que yo dejaba el trapo en el traste. El chasqueó la lengua, y miró al techo.
- Si... Si me enamoré una vez hacía varios años. - dijo él con añoranza. - pero supongo que, a veces la vida no siempre te muestra la cara bonita. - admitió entre sonrojo. Yo sonreí.
- Se que quizás suene raro, pero ¿Me ayudarías? - frunció el ceño. - necesito... Referencias. - dije buscando la palabra adecuada.
- Referencias de amor?
- Exacto. - asentí muy segura. - Estoy haciendo una investigación, y... Necesito saber como actúa el amor en personas diferentes. - el asintió pensativo.
- con gusto. - dijo el entre bostezo. - pero hoy no. Bueno... Más al rato. - miró hacia el reloj con los números rojos: 4:35 de la mañana.
Después de eso, no me di cuenta ni cómo ni en qué momento, pero caí en un profundo sueño.
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SwaggyBiPan14
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