In love with a criminal [Larry Stylinson] Smut

— ¿Ha-Harry? —pregunté atemorizado, no queriendo quitar mi mirada de la plateada pistola

— No, no me conoces, Louis. No sabes de lo que yo soy capaz. Para mí, cargar este tipo de arma es como para otras personas llevar consigo el celular. Ni tampoco sabes de lo que son capaces esas personas.



Tres ruidos sordos se hicieron presentes en aquel momento, y segundos después, escuché las balas golpear con el Audi de Harry. Mi corazón saltó hasta mi garganta y mis manos comenzaron a temblar. Harry, sin dejar de mirar la autopista, sacó su brazo izquierdo por la ventanilla y, cuando apretó el gatillo se llevó una linda sorpresa. La pistola no se encontraba carcagada.



— ¡Puta madre! —golpeó el volante con fuerza y pasó una de sus manos por su cara, frustrado

— ¿Qué ocurre?

— ¿Qué ocurre? Estoy jodido, eso ocurre. No debí traerte, Louis. Sabía que era una estupidez hacer esto —se quedó unos segundos en silencio para luego volver a empezar— Escucha bien lo que vamos a hacer, Louis. Tú vas a tomar el volante ahora mismo y yo voy a tomar tu lugar. En el asienton de atrás llevo más municiones. Voy a cargar mi pistola y voy a tratar de pincharles alguna llanta para que al menos pueda llevarte a casa de nuevo, ¿bien? —mi cuerpo enteró vibró, miré a Harry a los ojos para luego asentir con la cabeza



Harry se las arregló para dejarme a mí en el lugar del piloto y él se pasó a mi asiento luego de sacar una mochila negra de abajo del asiento trasero. Cargó su arma a la velocidad de la luz y entonces comenzó a disparar hacia la camioneta que venía por detrás de nosotros. Pude sentir su mirada en mí por algunos segundos antes de escuchar el sonido de la puerta al sacarle el seguro.



— Conduce hacia tu casa rápidamente, asegúrate de no parar por nada del mundo y deja el auto a al menos, cinco calles de tu casa. Ellos no van a seguirte, solo me buscan a mí, pero por si acaso...



Fue lo último de que dijo antes de abrir la puerta y saltar del auto. Mis ojos se abrieron tan grandes como pudieron y mi corazón se paralizó.



— ¡HARRY! ¡NO!



Desesperado, observé por el espejo retrovisor y las lágrimas amenazaron con salir cuando la imagen de Harry levantándose del suelo todo ensangrentado, y aquella camioneta negra frenando de golpe aparecieron delante de mis ojos.



¿Qué iba a hacer? No tenía nada con que defenderme.



¿Qué si esos tipos querían hacerme daño? ¿Sería capaz de correr el risgo por Harry?



Si, era capaz. Solo por Harry.



Sin pensarlo más, pisé el freno en seco y agradecí que ningún auto estuviera presente por la autopista. Miré hacia atrás y aquella escena se repetía una y mil veces en mi cabeza; Harry siendo sostenido por dos tipos enormes, mientras que otro, media cabeza más alto que Harry y canoso, lo golpeaba ferozmente.



Eso terminó con todo. Mi cuerpo se llenó de coraje, de amargura, de enojo. Tenía tantas ganas de matar a aquel hijo de puta.



En uno de los asientos traseros, había un fierro largo y grueso. Perfecto. Lo tomé en mis manos y lo coloqué sobre mi regazo.



Decidido, arranqué el auto en reversa y traté erróneamente de pasar por encima a aquel tipo, ya que éste se movió antes de que el auto impactara contra su cuerpo. Sin más, tomé el fierro y me bajé del auto.



La primer imagen que mis ojos vieron fue a un Harry destrozado; su cara llena de cortadas, golpes, una gran perforación en su hombro derecho, su camisa sucia y manchada con su propia sangre. Sus dos grandes piscinas verdes se encontraban apagadas, sin vida. Él igualmente se veía sorprendido.



— Vaya, y yo que pensé que era el otro pajero de tu amigo —habló aquel tipo, Simon, si recuerdo bien, con un tono de voz arrogante, notando ya su nivel tan alto de heterosexualidad— Pero ya veo que no, terminó siendo otra de tus sumisas y putas víctimas. ¿Viniste a ver como golpeo a tu irresponsable, desleal y desobediente amo, putita?



"Putita". Solo a Harry podía permitirle que me diga así.



— Putita tu jodida y abierta hermana, hijo de puta —escupí con odio acercándome a él, ignorando las señas de Harry de que me calme. Y al parecer eso le molestó, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y apretó sus puños fuertemente

— No debiste haber dicho eso, nene bonito —dijo



Su siguiente movimiento me sorprendió. Esperaba un golpe hacia mí o algo por el estilo. Pero en vez de esto, su pie derecho golpeó fuertemente los genitales de Harry, causando que un desgarrador grito salga desde el fondo de su garganta. Los otros dos tipos enormes lo soltaron y mi amante calló al suelo, pesado. Eso fue todo lo que necesité para explotar. Corrí hacia aquel hijo de puta y, con todas mis fuerzas, hice el fierro impactar contra su cabeza.



Simon se estrelló contra el pavimento y enseguida, uno de los dos tipos grandes se me vino encima, pero antes de que pueda tocarme, golpeé sus pelotas con aquel fierro y, sabiendo que éste no iba a rendirse tan fácil, continué golpeándolo fuertemente hasta que calló. El sonido de un disparo hizo eco en todo el descampado.



Cerré mis ojos. Los cerré fuertemente esperando que el imacto de la bala llegue hacia mí. Pero aquello nunca sucedió, pero en cambio, una mano se posó suavemente sobre mi hombro derecho, cosa que me hizo sobresaltar. Volteé rápidamente y me encontré con la figura ensangrentada de Harry, parado detrás de mí.



— Tienes que aprender a escuchar, Louis. Pudiste haber salido herido gravemente.

— Lo siento, no podía quedarme parado ahí mirando como de a poco te estaban matando.

— Matarme hubiese sido un bien para la humanidad —murmuró con un suspiro

— No digas eso, Harry. Yo te necesito.

— No. No hables, por favor. Conoces las reglas, Louis. Esto es solo sexo, sin sentimientos ni lazos afectivos.

— ¿Por qué no?

— Simplemente no puedes, no soy quién tú crees, hay muchas cosas que no conoces de mí. Mereces a alguien mejor en tu vida. Yo no soy lo que tú buscas; no puedo darte amor.



Pero yo no iba a escucharlo.



Yo iba a hacer todo lo posible por que Harry saliera de aquel caparazón que era su vida.



Iba a buscar una salida a sus problemas.



Iba a ser los oídos que él necesitaba para desahogarse.



Iba a hacerlo feliz.