In love with a criminal [Larry Stylinson] Smut

— Oh-por-Dios —juré cuando caí en cuenta del tremendo papelón que acababa de cometer. Empujé a Harry fuera de mí y busqué desesperadamente algo con que taparme a mí y taparlo a él también, en vano, por lo que tuve que agarrar dos cojines del sillón y pasarle uno a Harry— Mamá, yo...

— Charlotte, Felicite, vayan arriba y terminen de preparar sus cosas, las gemelas ya tienen sus cosas listas —mis hermanas, lanzándome una mirada asustada, asintieron con la cabeza y salieron corriendo escaleras arriba— Nunca te creí capaz de todo esto, Louis —pronunció Jay, mi madre con desepción y asco en su voz— Siempre te crié como un niño ejemplar, correcto, ¿qué hice mal?

— No hiciste nada mal. Soy gay, mamá, siempre lo eh sido ¿tan difícil es aceptar eso?

— Acabo de darme cuenta hoy de lo que eres; una sucia, tirada y sumisa puta —mis ojos comenzaron a aquarse y el coraje en mi interior continuaba creciendo con cada palabra que salía de su boca— Me das vergüenza, Louis. Me das asco.

— ¡Ya basta! No veo porque te quejas, es mi puta vida, no la tuya. Puedo hacer lo que se me canten las jodidas ganas, tengo 23 años, no 15. Además, este departamento es mío, puedo traer a cuantos y quienes quiera, porque yo me rompo el culo y las pelotas trabajando para poder mantener todo lo que ves aquí. Así que si no puedes aceptar que tienes un puto hijo maricón, puedes ir retirándote de aquí —le dije friamente



¿Podía estar pasando eso? Aquella mujer que siempre había jurado amarme para siempre, que alguna vez me dijo que, sin importar lo que pase, ella siempre iba a estar ahí para mí. Aquella mujer, ahora decía tenerme asco. Mi mirada se dirijo hacia un lado mío, donde mi madre miraba, y me encontré con la desnuda figura de Harry, con el cojín que le había pasado a sus pies.



— Ahora si, ¿nos vamos, Harry? —le pregunté tirando la almohada en el sillón, sin importar la presencia de mi "madre", el me miró y sonrió

— Claro que si, nene —se acercó a mí y me tomó de la cintura y estampó sus labios contra los míos ferozmente, metiendo su caliente lengua en mi boca, explorando toda mi cavidad sin pudor



Al separarnos de aquel fogoso beso, Harry y yo comenzamos a levantar nuestra ropa, que por cierto estaba esparcida por toda la sala y la cocina, y alterminar de cambiarnos, tomamos nuestras cosas y salimos de mi departamento sin siquiera dirigirle la palabra ni mirar a Jay. Todavía no podía creer que mi madre sentía vergüenza por lo que su primer y único hijo varón. Solo por su preferencia sexual. Nunca pude pensar eso, ni menos de ella. Admito, me daba pena que dos de mis hermanas menores me hayan visto así; pero de Jay, no, claro que no, no me apeno ni me avergüenzo. Ni mucho menos me arrepiento de lo que soy.



Nos montamos en el Audi de Harry, formándose un silencio un tanto incómodo. Supongo que por lo recientemente pasado en mi departamento. Él encendió el motor del auto y arrancó sin decir una palabra. Cuando agarró la autopista principal, el miró despreocupadamente por el espejo retrovisor y pude notar como se tensó. Su mirada se oscureció y apretó fuertemente el volante con ambas manos. Harry aceleró la velocidad notablemente y nuevamente miró por el espejo retrovisor. Soltó un par de maldiciones en voz baja y yo coloqué mi mano izquierda sobre su hombro derecho.



— ¿Todo está en orden, Harry? —pregunté. Él echó otra rápida mirada por el retrovisor, para luego apretar más fuerte el agarre del volante

— No, Louis. Ahora nada está en orden. ¿Puedes ver aquella camioneta negra que viene detrás de nosotros? —preguntó, un escalofríos recorrió mi espina dorsal y volteé. Evidentemente, una camioneta nueva negra venía por detrás de nosotros a unos treinta metros de distancia con el auto de Harry

— Si —respondí simplemente

— Escucha, Louis. Esa camioneta nos está siguiendo. Bueno, en realidad me está siguiendo a mí. El dueño de esa camioneta se llama Simon Cowell —me dijo y yo lo miré con confusión— Digamos que él es como "mi jefe", y le debo un par, varios millones, además de que me quiere ver pudriéndome en el infierno. Ahora te voy a pedir algunos favores. El primero; no te asustes de nada de lo que yo pueda hacer ni de lo que lleguemos a decir. El segundo; sígueme la corriente, no me contradigas ni digas nada que pueda mandarme al frente. Y el tercero; es que abroches tu cinturón y trates de mantenerte a salvo, no trates de ayudarme si algo sale mal, solo corre, escapa y has lo posible por alejarte de estos tipos, porque Simon nunca sale solo.



Y eso terminó por atemorizarme, una ola de miedo y terror invadió mi cuerpo entero y un estremecimiento me hizo reaccionar. Abroché rápidamente mi cinturón de seguridad y volteé para observar que aquella camioneta se encontraba casi pegada al Audi de Harry. Éste bajó su vidrio polarizado, aceleró aún más la velocidad del vehículo y metió la mano debajo del asiento y de ahí abajo, sacó una Calibre 23 mm. brillante y plateada. ¿Qué?